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ARTÍCULOS

Arteterapia. Papeles de arteterapia y educación para inclusión social


ISSN-e 1988-8309

https://dx.doi.org/10.5209/arte.59751

Estudio de caso: atención arteterapéutica a cuidadora primaria, madre de un


hijo con leucemia para favorecer su expresión emocional y afrontamiento1
Mónica Reyna-Martínez2, Rocío Angélica González-Romo3, José Alfredo López4

Recibido: 1 de abril de 2018/ aceptado: 10 de julio de 2018

Resumen. Se realizó una intervención psicológica con una cuidadora primaria madre de un hijo con
leucemia empleando un modelo arteterapéutico. El objetivo general fue favorecer la expresión y el
manejo emocional así como el desarrollo de estrategias de afrontamiento adaptativas ante el padecimiento
al que se enfrenta. Se aplicó un programa de intervención mediante arteterapia comprendido en cuatro
dimensiones: Diagnóstica, sensibilización-psicoeducación, recorrido simbólico y cierre. Los resultados
muestran que durante el proceso arteterapéutico se favoreció un proceso creativo que condujo a la
reestructuración de vivencias emocionales derivadas del cáncer infantil y al desarrollo de estrategias de
afrontamiento funcionales.
Palabras clave: Arteterapia; cáncer infantil; cuidadora primaria; afrontamiento; emociones.

[en] Case study: art therapy care to primary caregiver, mother of a child with
leukemia to promote emotional expression and functional coping
Abstract. An art therapy intervention was conducted with a mother who was the primary caregiver
a child suffering from Leukemia.  The general aim was to promote emotional expression and the
development of adaptive coping strategies during the child’s illness. An art therapy intervention
program was applied along four dimensions: diagnosis, sensitization and psycho education, symbolic
progress, and closure. Results show that, during art therapy, a creative process was used that led to the
resolution of emotional conflicts and the restructuring of emotional conflicts and the development of
coping strategies.
Keywords: Art therapy; childhood cancer; primary caregiver; coping; emotions.

Sumario. 1. Introducción 2. Método 3. Análisis. 4. Conclusiones.

Cómo citar: Reyna-Martínez, M., González-Romo, R. A., López, J. A. Estudio de caso: atención artete-
rapéutica a cuidadora primaria, madre de un hijo con leucemia para favorecer su expresión emocional y
afrontamiento en Arteterapia. Papeles de arteterapia y educación para inclusión social 14, 2019, 131-146.

1
El presente trabajo formó parte del cuerpo académico Psicología de la salud y Psicoterapia (UASLP-CA-247) y
la línea de investigación sobre arte terapia y salud, que derivó en distintos productos de investigación en inter-
vención.
2
Mónica Reyna Martínez: Docente de la Universidad Autónoma de Coahuila.
E-mail: [email protected]
3
Angélica González Romo: Docente investigadora de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí,
E-mail: [email protected]
4
Docente investigador Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Facultad de Psicología
E-mail: [email protected]

Arteterapia, 14, 2019: 131-146 131


132 Reyna-Martínez, M.; González-Romo, R. A.; López, J. A. Arteterapia, 14, 2019: 131-146

1. Introducción

A nivel mundial, la incidencia anual de cáncer es de 12.45 casos por cada 100 000
personas, en el grupo de edad de 0 a 14 años (Instituto Nacional de Estadística y
Geografía, 2017). En México, el cáncer en la infancia es la principal causa de muerte
por enfermedad entre los niños y niñas de 5 y 14 años, siendo diagnosticados de
5,000 a 6,000 casos nuevos al año, y de los cuales el 65% se detectan en etapas avan-
zadas (Organización Panamericana de la Salud, 2017).
Se estima que en países desarrollados, 3 de cada 4 infantes lleguen a una fase de
supervivencia 5 años después de iniciar su tratamiento médico (Secretaría de Salud
[SS], 2014; SS, 2011). Dicha supervivencia se ha logrado a lo largo de los años,
gracias a los adelantos médicos en relación al diagnóstico y tratamiento médico tem-
prano, oportuno y eficaz, llevando al organismo a la remisión de células canceríge-
nas y logrando con ello una supervivencia prolongada que permite a los pacientes
pediátricos gozar de mayores posibilidades de un mejor pronóstico y evolución favo-
rable (Sierrasesúmaga, Antillón, Bernalao, Patiño & San Julián, 2006). Sin embargo,
durante el proceso de la enfermedad tanto el infante con cáncer como su cuidador
primario viven experiencias en cada una de las fases propias del padecimiento (diag-
nóstico, tratamiento médico y convalecencia) que pueden resultar traumáticas por
las diversas secuelas físicas y psicosociales, y si no se afrontan de manera funcional.
El comportamiento y estado emocional del cuidador primario a lo largo del proceso
de enfermedad tiene una influencia y reflejo en el infante que la padece (Martínez, Mar-
tínez & Corbalán, 2003; Vázquez, 1995), en el contexto del cáncer infantil el objetivo
del cuidador es proporcionar recursos para satisfacer las necesidades de subsistencia y
adaptación al padecimiento lo que conlleva gasto de tiempo y energía (Robles, 2007).
Por otra parte, se ha identificado que el rol de cuidador primario se asigna principalmente
a la madre, quien brinda tanto en casa como en el hospital asistencia física y psicosocial,
mientras que el padre provee el sustento económico (Velasco & Sinibaldi, 2000).

Proceso emocional del cuidador primario ante el cáncer infantil

Los principales efectos emocionales en el cuidador primario durante el proceso de


diagnóstico, son la presencia de emociones de ira y de tristeza así como de senti-
mientos de culpa al sentir que a pesar de sus esfuerzos no realizan los cuidados de
manera oportuna y eficaz (Brannon & Feist, 2001; Martínez et al., 2003; Méndez,
Orgilés, López-Roig & Espada, 2004). Su estado emocional puede traducirse en
comportamientos poco adaptativos o saludables, tales como el abandono de ruti-
nas habituales y descuido en su salud (Fornés, 2005). En general estas experiencias
son producto de la sobrecarga física y emocional derivada del cuidado del paciente.
Durante la fase de convalecencia, hay una preocupación constante por el temor de
una recaída, de tal forma que, ante cualquier sintomatología, despierta un estado de
angustia y ansiedad, sin embargo, según Grau (2002) simultáneamente mantienen la
esperanza de lograr la curación del niño.

Afrontamiento del cáncer infantil

El afrontamiento, forma parte de un proceso que enfatiza los esfuerzos cognitivos y


conductuales para manejar el estrés, y se relaciona con la forma en que los individuos
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resuelven o se sobreponen a las amenazas implicadas en las situaciones vitales estre-


santes (Folkman, Lazarus, Gruen, & DeLongis,1986; Lazarus, 2000; Lazarus, 1993).
El cáncer en un hijo, es una situación que se ajusta a la categoría de condición
vital estresante para el paciente y el cuidador primario, generando una serie de res-
puestas ante el diagnóstico, control y pronóstico de la enfermedad, centrado en la
emoción, dirigido a la regulación emocional lo que requiere el uso de recursos cogni-
tivos y conductuales para lograr la adaptación y hacer frente al padecimiento (Pérez,
1999). El afrontamiento tiene dos focos de atención a) centrado en el problema, el
cual va encaminado a enfrentar y modificar la situación problemática; y b) centrado
en la emoción, dirigido la regulación de emociones para obtener un ajuste psicológi-
co, por lo que el individuo no modifica la situación estresante por considerar que no
es posible hacerlo en ese momento (Folkman et al., 1986; Lazarus 1993).

Arteterapia para el afrontamiento del cáncer

El arte como terapia permite la representación de conflictos, sentimientos y emociones


a través de la exteriorización o materialización de la vivencia y subjetividad del
paciente por medio de vías creativas y simbólicas utilizando el arte como medio (Loth
& Malchiodi, 2002). El papel del arteterapeuta, es la de propiciar un espacio y un
medio de configuración del campo experiencial y su análisis correspondiente,
estableciendo un dialogo entre paciente y terapeuta con el objeto creado, que permita
comprender su vivencia, su proceso y lo pueda analizar desde distintas perspectivas
reevaluando y resignificando experiencias, otorgando un sentido de aprendizaje a lo
vivido y por ende un afrontamiento más funcional o adaptativo (Loth, et al., 2002;
Rubin, 1998). A su vez el uso de materiales que propicien espacios y encuadres
artísticos en los que la persona pueda simbolizar y representar su vida resulta
enriquecedor en distintos aspectos, puede mencionarse en primer lugar la oportunidad
de representar un momento que ha tenido impacto en el sujeto y que por ende le
permite ser una vía no solo de expresión emocional sino de reconfiguración de su
realidad, algo que le permite analizar, comprender y reestructurar una experiencia
vivida y procesar no solo emociones sino pensamientos, acciones y lo lleve a desarrollar
niveles de comprensión más amplios del significado de dicha experiencia para sí
mismo y para las personas cercanas a su realidad. En este sentido, las funciones
cerebrales desencadenan un proceso creativo, ya que el cerebro es un órgano creador
y combinador capaz de reelaborar y crear con elementos de experiencias pasadas
nuevas normas y planteamientos. Es así, que mediante la actividad creadora el hombre
“hace de él un ser proyectado hacia el futuro, un ser que contribuye a crear y que
modifica su presente” (Vigotsky, 2006, p. 13).

2. Método

Diseño de la investigación

Se utilizó la metodología cualitativa de estudio de caso, donde el investigador explora


un fenómeno particular para comprender a profundidad las experiencias (Creswell,
2014; Swaborn, 2010), de tal forma que la colecta de información es detallada a tra-
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vés de diversas técnicas en un período sostenido de tiempo (Estaca, 1995; Yin, 2009,
2012; citados en Creswell, 2014). El objetivo es comprender el fenómeno de estudio
al centrarse en la indagación de hechos para entender las complejas interrelaciones
que se dan en la realidad y generar la construcción del conocimiento. Se eligió el
estudio instrumental de caso (Stake, 1995) ya que se reporta una situación única de
una cuidadora primaria de forma anecdótica y cualitativa. Los paradigmas interpre-
tativos para el desarrollo fueron el constructivismo y la fenomenología, con el fin
de reconstruir experiencias que surgieron a lo largo de la enfermedad mediante una
atención de Arteterapia, además de desarrollar aprendizajes y estrategias de afronta-
miento para el manejo del cáncer infantil.

Desarrollo del caso

El criterio de selección del caso refiere a un cuidador primario, sujeto al hecho de tener
un hijo con cáncer o en fase de convalecencia (Reyna, González & López, 2011), dicho
cuidador se seleccionó a partir de su participación en un taller de Arteterapia llevado a
cabo en una asociación de ayuda a infantes con cáncer en la ciudad de San Luis Potosí,
México. Se hizo la selección del caso con base en los criterios de inclusión y la accesi-
bilidad para el trabajo arteterapéutico (González, Reyna & Cano, 2009).

Criterios de inclusión

1. Que el paciente tuviera una edad entre los 7 y 10 años. 2. Idioma español en for-
ma escrita y hablada. 3. Diagnóstico de Leucemia Linfoblástica Aguda (L.L.A) 4.
Aprobación y firma del consentimiento informado por parte del cuidador primario.

Procedimiento

Se diseñó un programa de atención para cuidadores primarios, en este caso la madre,


tomando en consideración aquellas situaciones críticas acontecidas durante el proceso
del cáncer infantil, las cuales son: Diagnóstico, tratamiento médico, hospitalización y
efectos colaterales. De esta manera se desarrollaron cuatro etapas 1. Diagnóstica, 2.
Sensibilización-Psicoeducación, 3. Recorrido simbólico y 4. Cierre (ver Cuadro 1).
El objetivo al plantear estas etapas fueron: a) reconstruir eventos pasados para identi-
ficar emociones, así como sus estilos de afrontamiento frente a situaciones críticas de la
enfermedad, b) favorecer la expresión y manejo emocional, c) favorecer la identificación
de comportamientos y pensamientos negativos para aprender estrategias de afrontamien-
to favorables ante el proceso del cáncer y d) integrar el proceso arteterapéutico. Se utili-
zaron técnicas cognitivas principalmente la imaginación guiada, solución de problemas,
imágenes emotivas y la reestructuración cognitiva; mientras que las actividades artísticas
estuvieron centradas en el collage, la pintura, el dibujo y modelado.

Procedimiento de las sesiones

Se trabajó con la cuidadora primaria una vez por semana y cada sesión se distribuyó en
las 2 fases planteadas por Dalley (1987) 1. Creación artística: inicio, consigna, crea-
ción y expresión artística; y 2. Verbalización: discusión de la obra y cierre de la sesión.
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Cuadro 1. Etapas de la intervención

Etapas Objetivos Actividades


• Recopilar información sobre • Entrevista
las estrategias de afrontamiento semiestructurada,
utilizadas por la cuidadora primaria adaptada del
ante el cáncer. Recabar información Cuestionario de
Diagnóstica
acerca de la historia de vida del Afrontamiento de
niño, en las áreas afectiva, social y Lazarus y Folkman.
cognitiva.
• Historia clínica
• Sensibilizarse hacia el proceso • Encuadre
arteterapéutico, conocer sus
principios, establecer el vínculo • Psicoeducación
arteterapéutico y relación de ayuda.
• Actividades de
• Analizar algunos elementos del arteterapia
padecimiento de cáncer en función
de las necesidades del cuidador • Técnicas de relajación
revisando algunos elementos básicos
Sensibilización-
del cáncer, la leucemia, tratamientos • T  écnicas sobre
Psicoeducación identificación de
y efectos colaterales.
emociones
• Aplicar algunas técnicas de
respiración y relajación y valorar sus
beneficios.

• Identificar los diferentes tipos de


emociones y sensibilizarse hacia su
expresión y función.
• Explorar, identificar y expresar las • Actividades de
emociones evocadas ante: El cáncer Arteterapia
y sus fases, la sensación de saber
que su hijo padece cáncer y su papel • Técnicas de
de madre y cuidadora primaria. visualización,
relajación, manejo
• Identificar, analizar y comprender de emociones
formas de afrontar el cáncer, y situaciones
Recorrido simbólico el proceso de la enfermedad y estresantes.
situaciones asociadas.

• Conocer y comprender sus


necesidades emocionales como
madre y cuidadora

• Conocer nuevas formas de afrontar


sucesos difíciles y el cáncer.
• Narrativa y cierre del proceso • Actividades de
arteterapéutico Arteterapia
Cierre
• Psicodrama
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Proceso arteterapéutico

En este trabajo se presenta a la cuidadora primaria como Elena y al paciente como


Carlos (nombres ficticios), mostrando a continuación sus datos sociodemográficos
y una descripción de su situación familiar, con el posterior analisis del proceso arte-
terapéutico.

Cuadro 2. Datos generales.


Parentesco del cuidador primario con el paciente Madre
Diagnóstico del infante L.L.A.
Edad en que fue diagnosticado 3 años
Tratamiento médico Quimioterapia
Fase de la enfermedad al momento de la investigación Seguimiento
Datos generales de Elena
Número de sesiones arteterapéuticas 36
Edad al inicio del proceso arteterapéutico 28 años
Lugar de nacimiento San Luis Potosí, México
Escolaridad Secundaria
Nivel socioeconómico Bajo
Situación laboral Activa-empleada

Situación familiar: Elena refiere que desde la aparición de los primeros sínto-
mas de la enfermedad, se presentaron dificultades en la relación de pareja, por lo
cual tanto ella como su hijo cambiaron su lugar de residencia a casa de los abuelos,
quienes fungieron como red de apoyo a lo largo del proceso del cáncer. Elena es
laboralmente activa y en ocasiones trabaja tiempo extra, por lo que deja a Carlos
al cuidado de sus abuelos, lo cual provoca que los límites de autoridad sean difusos
respecto a su educación. Elena es proveedora del sustento económico para su hijo,
sin embargo, la mayor parte de los cuidados primarios los brindó ella tanto en casa
como durante la hospitalización a lo largo del tratamiento médico, las ocasiones en
que Elena trabajaba horas extra.
Los resultados obtenidos se categorizaron en las siguientes dimensiones: a) iden-
tificación de emociones y formas de afrontamiento utilizadas desde los primeros
síntomas hasta la etapa de convalecencia; b) la valoración de su papel de cuidadora
primaria y madre; y c) aprendizaje de nuevas formas de afrontamiento frente a la
enfermedad y la reevaluación cognitiva del papel de cuidadora primaria.

Identificación de emociones y formas de afrontamiento utilizadas desde los primeros


síntomas hasta la etapa de convalecencia

Elena tuvo la posibilidad de materializar y narrar sus emociones. En la obra “Depre-


dador” (Figura 1) ofreció una panorámica general de la percepción que tenía de la
enfermedad, en la que imagina que la leucemia era como un depredador, un animal
malo que caminaba y se diseminaba lentamente para hacerle daño al cuerpo de Car-
los. El color verde, le recordaba la coloración verdosa que tenía su hijo al inicio de
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los primeros síntomas y la forma de su dibujo denotaba las “células malas que van
caminando por el cuerpo”. Reconoció que el cáncer, irrumpió de manera brusca en
sus vidas e indicó que “un día inesperado mi hijo enfermó y todo cambió, yo todo
lo veía gris sin color, nada me parecía y de todo renegaba, (…) descubrí el dolor, la
tristeza (…)”. Por medio de un mapa de las emociones expuso los sentimientos que
experimentó ante el cáncer, principalmente coraje y tristeza, en ese momento ella
se preguntaba “¿por qué a mi hijo?”, “¿para qué traje a este niño nomás a sufrir?”.
Posteriormente en la misma obra verbalizó que otras emociones provocadas por la
enfermedad fueron el temor, la desesperación, la impotencia y la angustia ante el
sufrimiento del niño durante la hospitalización y el tratamiento médico.

Afrontamiento ante el diagnóstico del cáncer

Ante los primeros síntomas de su hijo, utilizó estrategias centradas en el problema,


buscó centros de salud en los cuales pudieran darle atención médica, posteriormente
al realizarle las pruebas de laboratorio, se confirmó el diagnóstico de L.L.A; reac-
cionando con negación, mostrándose incrédula ante él y pensando que no era real
lo que estaba sucediendo. Posteriormente, tuvo síntomas de depresión y se aisló
socialmente, mostrando su visión catastrófica de la enfermedad al relatar lo siguien-
te: “renegué, no me sentía con ánimos de nada, me sentía como que yo andaba sola
en el mundo, a lo mejor yo misma me encerraba en mi mundo, no quería creerlo,
me negaba”. La afectación emocional que experimentó se pudo apreciar en su obra
“Desconsolada” (Fig. 2), dibujo realizado a lápiz que dejó ver los síntomas depre-
sivos que fueron intensificándose durante el proceso de la enfermedad, así mismo,
con dicha obra verbalizó que se “(…) sentía como una manzana seca, como un árbol
sin frutos y sin vida”.

Afrontamiento durante la hospitalización y tratamiento médico

En su obra “Volver a empezar” la descripción de lo que representó para ella el cáncer


y su proceso es “empezar una nueva vida”, debido a que el estilo de vida se modifi-
có. Comentó que “se descontrola uno y todo cambia totalmente”, porque existe una
demanda constante de cuidados especiales que alteran la rutina del cuidador prima-
rio. Por otro lado, resume su manejo ante el tratamiento y la hospitalización men-
cionando que: “el tratamiento me dio miedo, cooperé (…), estuve constantemente
preocupada, y con miedo por la enfermedad”, sin embargo, a pesar de los temores
“me comprometí para que mi hijo saliera adelante, busqué información, me refugié
en la religión, tuve confianza y mucho optimismo”.
Ella a su vez experimentó una crisis ante la enfermedad originando una desor-
ganización emocional, a partir de lo cual modificó su esquema de vida utilizando
la planificación y resolución del problema como estrategias de afrontamiento ante
la nueva situación. Esta fase fue especialmente demandante por factores diversos,
como los cuidados primarios, su actividad laboral y los cambios emocionales de
su hijo durante el tratamiento y las hospitalizaciones. Elena, se sintió en ocasiones
incompetente para brindar de forma adecuada los cuidados que requería su hijo,
incluso se percibía incapaz de brindar soporte emocional al observar una conducta
hostil hacia ella, expresando “(…) ¡no sé hacer nada!, me sentía como una inútil en
ese rato!”.
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Afrontamiento en la etapa de convalecencia.

A través de “Aurora” (Fig. 3) manifestó que se sentía tranquila y alegre al recordar


la última quimioterapia de su hijo, al respecto dijo que era como “una mujer que se
siente a gusto, libre, como si le quitaran la presión”. Sin embargo, a pesar del alivio
aludido, prevalecieron en ella el temor y la preocupación de una recaída. Dichas
emociones la llevaban a preguntarse constantemente “¿y si volviera a pasar?”, por lo
que mediante su dibujo “Antes y después” indicó que si Carlos llegara morir por el
cáncer “lo recordaría como un niño muy feliz que nunca estuvo enfermo”. Lo cual
denota, una manera de negar el dolor emocional que representaba todo el proceso de
enfermedad, ya que su hijo había padecido leucemia desde los 3 años.

Valoración de su papel de cuidadora primaria y madre

La carga emocional como Cuidadora primaria

La oportunidad de expresar emociones ante diversas experiencias relacionadas con


la enfermedad a través del arte permite comprender su proceso y formas de afronta-
miento que se va transformando permitiendo una adaptación al padecimiento.
En un principio, el estado de ánimo la llevaba a ver “todo nublado”, experimen-
tando principalmente “coraje [al] ver a otra gente feliz” y negándose a darse el per-
miso para sentir y expresar alegría en muchas ocasiones. Como cuidadora, el cen-
trarse en la culpa y el remordimiento, en parte, ocasionados por su empleo que no
le permitía cubrir todas las demandas que exigía su hijo como paciente, dejándolo
algunas veces al cuidado de su abuelo durante la hospitalización.
De esta manera, Elena cayó en el servilismo al hacer todo lo que el niño le solici-
taba, así mismo, desarrolló una autopercepción de inutilidad al considerar que no era
capaz de cumplir con esas demandas, tal como su hijo deseaba. De este modo el vín-
culo madre-hijo se tornó dependiente por la experimentación de ansiedad en ambos,
llevando a Elena a la sobreprotección y en el caso de Carlos a una victimización.
Por otro lado, la ardua tarea de cuidar y de ser sustento económico, la condujo al
aislamiento por falta de búsqueda de redes de apoyo, propiciando con ello una esca-
sa comunicación y ventilación de las emociones, además poca percepción de ayuda
tangible y emocional por parte de los demás. Si bien es cierto que sus únicos apoyos
fueron sus padres, no les pudo expresar su sentir ya que debía mostrarse con forta-
leza debido a que el abuelo insistía en que Carlos “no debía verlos tristes”. De ahí,
que Elena se inclinara a suprimir las actividades personales de recreación o sociales,
centrándose en el cuidado del niño solamente, al parecer como una forma de reducir
la culpabilidad por no cuidarlo cuando se encontraba trabajando.
En su obra “Desprotegida” (Fig. 4) dibujó manzanas “frescas y bonitas”, que
representaban a otras madres de infantes hospitalizados, a los familiares de esos
pacientes y al padre de Carlos. Además, había creado otra manzana “triste, mar-
chita, sin color, más débil que las otras”, que se encontraba apartada del grupo y
que la representaba como una manzana diferente al no sentirse parte del grupo. Esa
sensación, la experimentó por creer que no actuaba como las demás madres, ya que
debía trabajar y ausentarse del hospital por ese lapso de tiempo. Cuando tenía la
oportunidad de asistir a las revisiones de rutina del niño, imaginaba que esas madres
pensaban que era una madre desobligada, creyendo que comentaban “¡ay, que madre
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tan desconsiderada, ella allá [trabajando] y su hijo acá en consulta!”. Con ello, su
aflicción se incrementaba y la visión de sí misma era la de una madre diferente, sola
y sin el apoyo emocional e instrumental del padre de Carlos, manifestando que de
haber contado con su soporte la carga emocional habría sido menos intensa.

Vínculo madre-hijo

“Aurora” (Fig. 3) puso al descubierto el vínculo estrecho y dependencia que existía


entre Elena y Carlos, ya que mostraba dos peces unidos en el extremo inferior re-
presentando de esta forma la sobreprotección y la ansiedad de separación suscitados
por el cáncer y su proceso. Por esa razón, se observó que el estado anímico de su
hijo iba acorde con el de ella, es decir, si el niño percibía tristeza en su madre él se
encontraba de esa forma. Como se mencionó anteriormente, a lo largo del proceso
arteterapéutico, Elena manifestó el sentimiento de incapacidad en su rol de cuidado-
ra y de madre. En relación al papel de madre, consideraba no tener “derecho sobre
el niño”, por lo que prefirió dejar en manos de sus padres la educación y toma de
decisiones respecto a Carlos. Aunado a lo anterior, se presentó un comportamiento
de manipulación, pues cuando Carlos no obtenía lo que deseaba utilizaba frases tales
como “mejor me voy al hospital, no me dejan hacer nada, allá no me dicen nada” o
“¡ay, ya me voy a morir!; ante lo cual Elena optaba por cubrir los caprichos porque
prefería “verlo dando lata, que en una cama de hospital”.
La dinámica familiar y las demandas de los cuidados propios de la enfermedad,
condujeron a Elena a formarse la idea de ser “una mala madre”, por lo que en el pro-
ceso arteterapéutico se trabajó en el empoderamiento de su rol de madre, llegando
a elaborar e integrar una autoimagen de mujer responsable proveedora de cuidados,
cariño y sustento socioeconómico. Lo anterior, dio pie a la toma de control sobre el
comportamiento de su hijo, logrando que éste se adaptara a la nueva dinámica fami-
liar y que al mismo tiempo, obtuviera mayor salud emocional.
En la parte final del proceso arteterapéutico surgió de nueva cuenta la sensación
de ser “mala madre”, esto, por la independencia emocional que se estaba generando
y al dejar de percibir al niño como una extensión de ella, visto en “Aurora” (Fig
3). Por lo que en su obra “Sin voluntad” (Fig. 5) introdujo 2 elementos: 1) la mala
madre, figura elaborada con gises de colores, y 2) la representación de su hijo, ela-
borado con papel de china color café. Con tal representación, expresó que la madre
y su hijo estaban unidos anteriormente, porque “un hijo es parte de uno”, pero el
hijo se estaba separando de la madre y solamente los unía un vínculo, en este caso
la extensión realizada con color café, que mantenía unidos a los dos elementos de
la obra. La preocupación de tal separación llevaba a la madre a sentirse una “mala
madre”, al considerar que al estar de acuerdo con la separación, significaba que ésta
“no quería apoyar a su hijo”, que no lo amaba y que le hacía falta voluntad para
mantenerlo junto a ella.

Aprendizaje de nuevas formas de afrontamiento frente al proceso de enfermedad:


Resignificación del papel de cuidadora primaria

Durante el proceso arteterapéutico, la cuidadora primaria logró expresar todas aque-


llas emociones que emergieron durante la enfermedad de su hijo, consiguiendo darle
otro sentido al cáncer en cada una de sus fases. En primera instancia, la psicoeduca-
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ción le permitió asimilar y comprender que ella no era culpable, ni la causante del
desarrollo de la leucemia de su hijo. Aunado a esto se observó que, al reevaluar sus
experiencias, con la guía de un acompañamiento terapéutico le permitió resolucionar
visiones fatalistas de manera simbólica ante el análisis de sus producciones, dando
paso a comentarios más adaptativos, por ejemplo: “yo era como un árbol seco, y
ahora estoy dando frutos y Carlos va creciendo”.
Con la construcción de “El árbol” (Fig. 6) mencionó que tuvo diversos aprendi-
zajes que se presentan en el cuadro 3.

Cuadro 3. Aprendizajes percibidos por Elena a lo largo del proceso arteterapéutico


– Enfrenté mis miedos, a la enfermedad o a una recaída.
– Aprendí a ejercer mi autoridad, le pongo límites al niño, noto que ya
me obedece, me respeta.
– Expreso mis sentimientos al niño, además de poder expresar mis
emociones y experiencias en terapia.
– Resolví culpas, me siento más tranquila y calmada.
Logros – Comprendí los miedos de Carlos, he pensado más en la manera de
solucionar las cosas.
– Aclaré mis emociones, antes estaba frustrada por la enfermedad, me
sentía triste y encerrada ya que no había superado la situación difícil.
– Ahora percibo la enfermedad como una etapa pasada.
– Aprendí a decir lo que pienso y a darme cuenta de que el hecho de que
trabajara no significaba que no cuidara a Carlos.
– Valentía, para platicar con mis papás y hacerme responsable del niño.
– Confianza en mí misma, descubrí que soy capaz tomar el control de
mí misma.
Fortalezas – Superar la leucemia.
– Valor para actuar como la madre de Carlos.
– Darme cuenta de la importancia de los cuidados.
– Ya no siento miedo por el cáncer, el dolor ha quedado atrás.

También se utilizaron ejercicios de reestructuración cognitiva, con el fin de que


pusiera a prueba las creencias negativas que desencadenaron su autoimagen de mala
cuidadora y mala madre, como se muestra en el ejemplo de la tabla 1.
De esta forma, pudo terminar su proceso arteterapéutico con una autoimagen
de una madre ejemplar para su hijo, capaz de cuidarlo y conducirlo en la vida,
que si bien actuó erróneamente en algunas ocasiones, se dio cuenta de que su es-
píritu de lucha frente a la enfermedad la hacían una mujer valiosa. Su desarrollo
personal se manifestó en el cambio de creencias acerca de sí misma y de su rol
como cuidadora; en la reevaluación positiva de la enfermedad; en la búsqueda
de lazos sociales para expresar sus sentimientos y compartir experiencias que no
solo implicaban a la enfermedad, y finalmente en la expresión del amor hacia su
hijo.
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Tabla 1. Ejercicio de reestructuración cognitiva


Situación conflictiva
No lo podía llevar a las consultas, debido a que yo estaba trabajando por las mañanas
Emociones que Coraje (3): porque no había quien me supliera para poder ir con él. Lo
emergieron e manifestaba desquitándome con todos, mi mamá me decía que me comportaba
Intensidad como si los demás tuvieran la culpa. Me sentía irritable.
(0 al 10) Angustia (5): por temor a que pasara algo grave, que la Doctora dijera algo
importante y que mi papá no supiera explicarme. Esta angustia la manifestaba
llamando por teléfono constantemente a mi mamá para tener noticias.
Tristeza (8): porque no lo podía acompañar. Me distraía, como si no estuviera
en el trabajo.
Pensamiento – Mentir en el trabajo para no ir y acompañar a Carlos a las consultas.
automáticos – Cuando lo acompañaba pensaba que las otras mamás decían ¿será la
mamá o qué?
– No estaba cumpliendo al 100 y no sabía cuidarlo.
– Soy torpe cuando lo cuido. [Al respecto recordó que en una ocasión la Dra. le
pidió que sostuviera a Carlos para aplicar la punción lumbar, al momento de
ver la aguja se asustó y movió al niño de su posición, por lo que ésta le pidió
que abandonara la sala].
– No tenía la fortaleza necesaria para darle un apoyo, ¿por qué soy tan
cobarde que no puedo?
Evidencias a – Si cumplía pero no al 100, le daba las medicinas, seguía las indicaciones,
favor: validación pero me hubiera gustado estar presente en todas las consultas médicas
de pensamientos para preguntar todas las dudas.
automáticos – Cuando la Dra. me sacó de la sala al asustarme por la punción lumbar
– Soy torpe
– No sabía cuidarlo porque no hacía las cosas como yo pensaba que
deberían ser.
Evidencias en – Iba al Hospital a buscar a la Dra. en otros horarios para preguntar y
contra aclarar dudas.
– Cuando vi el tamaño de la aguja me asusté, pero si me hubiera explicado
antes me hubiera hecho la fuerte para no entorpecer el trabajo de la Dra.
– No hubiera cambiado nada si hubiera asistido a consulta, porque la Dra.
nos decía palabras que no comprendía, además que eran revisiones de
rutina.
– Lo acompañé en las tardes durante la hospitalización, lo cuidé en las
noches, le daba de comer en la madrugada, lo atendí cuando tenía
calentura, bañarlo, darle los medicamentos.
– Sí cumplí al 100, porque siempre estuve al pendiente de su evolución,
busqué información en internet y libros sobre el cáncer.
– Si sabía cuidarlo, solo que no lo hacía como él exigía, ni como la Dra.
esperaba que lo hiciera cuando sucedió lo de la punción.
– Trabajé porque era necesario que Carlos tuviera un seguro médico, para
brindarle mayor calidad de vida.
Reevaluación de Tristeza (2): me dio gusto saber que si cumplí con mi papel de madre y
emociones cuidadora, ya que anteriormente no me daba cuenta.
Angustia (1) ya no me siento torpe ni poco capaz
Coraje (0): me di cuenta que desempeñé un buen papel y que sí fue capaz de
cuidarlo
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3. Análisis

Se realizó una intervención utilizando el Arteterapia en una cuidadora primaria,


identificándose las cuatro fases del proceso creativo, que se explican a continuación
tomando como referencia a los autores González (2004) & Boden (1994).
Preparación: En esta etapa la persona se encuentra altamente motivada y posee
una actitud abierta, flexible y fluida hacia la búsqueda de alternativas de solución a
un problema planteado de forma consciente, usando y adaptando métodos conocidos
y explorando alternativas aún no conocidas; de igual forma se va procesando la in-
formación en la mente de manera abstracta. Específicamente en este estudio, la fase
de preparación corresponde a las etapas diagnóstica y psicoeducativa, representando
una herramienta cognitiva que permitió a la cuidadora identificar las emociones y
aprender nuevos conceptos relacionados con el cáncer, contribuyendo al procesa-
miento de información y acomodamiento de los conocimientos adquiridos.
Incubación: En esta etapa se desencadenan procesos propios del pensamiento que
pueden durar minutos o meses, lapso en el que por debajo del nivel de consciencia
se gesta una idea creativa o soluciones de problemas. Esta etapa en nuestro sujeto de
estudio corresponde a la mayor parte del Recorrido Simbólico, manifestando a través
de las obras creadas las emociones y los sentimientos más dolorosos que emergieron
durante la enfermedad de su hijo. La cuidadora fue capaz de identificar sus formas de
afrontamiento gracias a la preparación que tuvo previamente. Su discurso fue reitera-
tivo y la mayor parte de las creaciones artísticas se tornaron estereotipadas, al respecto
se observó que dibujó puentes en diversas ocasiones.
Por otra parte, además de manifestar resistencias emocionales a través de la nega-
ción de la existencia de conflictos, se observaron inasistencias y cancelación de se-
siones, por lo que parecía que abandonaría su proceso arteterapéutico. Lo anterior se
puede explicar porque en la etapa de incubación del proceso creativo, es común que
las personas se enfrenten a la ambigüedad y a la frustración, manifestados a través de
bloqueos mentales o resistencias perceptuales, cognitivas y/o afectivas, que llevan mu-
chas veces a la claudicación. Se tratan de defensas ante la amenaza de un nuevo cami-
no, que pondrían en peligro pensamientos y sentimientos que les resultan familiares a
las personas. Sin embargo, cuando se toleran, se obtienen nuevas estructuras mentales.
Iluminación: En esta etapa ocurre la experimentación de una gran claridad en la idea
a desarrollar, derivado de un trabajo previo, permite tomar conciencia de la idea de una
forma más clara, flexible y fluida, implicando la corazonada que tiene la persona al dar
con la respuesta perfecta y justa a lo que está trabajando. En la cuidadora, la etapa de
incubación permitió el procesamiento de la información, por lo que, de utilizar un dis-
curso repetitivo relacionado con la reconfiguración de la vivencia emocional derivada
del cáncer, pasó a darse cuenta que se sentía profundamente culpable, por creer que el
cuidado brindado al niño no había sido suficiente. Asimismo, pudo expresar mediante
su obra “El árbol”, que se sentía “mal y triste” porque creía haber superado el dolor y
el rencor que emergieron por la falta de apoyo emocional y económico de las personas
más cercanas. Lo anterior, abrió paso a una iluminación que puso en evidencia la pro-
blemática y los caminos para resolverla, por lo cual en la siguiente etapa se trabajaron
aquellas concepciones negativas acerca de su papel de cuidadora y madre.
Verificación de problemas: En esta etapa, se da la resolución deliberada del pro-
blema, elaborando la idea de tal forma que sea comprensible para él mismo o los
demás para comunicarla. Es común que la persona vuelva a experimentar las etapas
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anteriores en distintos momentos, debido a que se prueban maneras para resolver un


problema previamente procesado, después se revisa, corrige y se vuelve a intentar,
hasta verificar que la idea o solución para el problema es la más efectiva y adecuada.
Para la cuidadora primaria, lo anterior tuvo lugar aproximadamente en un lapso de
un mes y medio, iniciando con la obra “Desprotegida” con la que materializó su
soledad y sentimientos de desprotección. Dicha obra, la condujo de nueva cuenta a la
etapa de incubación para dar solución a la falta de apoyo que percibía de su entorno.
Posteriormente, con la creación “Sin voluntad” se llevó a cabo la iluminación que
proyectaba una imagen devaluada de cuidadora y madre, por lo que finalmente llegó
a la reevaluación positiva de sí misma, a través de ejercicios de reestructuración
cognitiva. Al obtener recursos cognitivos y emocionales desde la etapa de prepara-
ción, a la cuidadora le fue posible resignificarse, por lo que el vínculo madre-hijo se
modificó pasando de un apego ansioso a uno seguro. Conjuntamente se observó un
empoderamiento de sus roles frente al proceso del cáncer infantil, provocando que el
menor adquiriera a su vez aprendizajes acerca de los límites proporcionados por ella
y la aceptación de la reorganización familiar dejando a un lado la ansiedad y el papel
de víctima por la enfermedad. La cuidadora, al aprender formas de afrontamiento
adaptativas frente a los problemas asociados con el cáncer pudo elaborar sus senti-
mientos de culpabilidad y dar paso a la expresión de sus emociones contribuyendo
de esta manera al alivio de la sobrecarga emocional que está implicada en esta ardua
tarea.

4. Conclusiones

En resumen, podemos observar que en este proceso arteterapéutico, se desarrolló


un proceso creativo que hizo posible el aprendizaje de nuevas estrategias de afron-
tamiento frente al cáncer, tales como el desarrollo personal, la búsqueda de apoyo
social, la ventilación de experiencias traumáticas y emociones dolorosas, así como
la reevaluación positiva tanto del padecimiento como del autoconcepto de madre y
cuidadora. Es importante señalar que la metodología del Arteterapia, ofrece posibili-
dades para la producción de obras que contengan fragmentos de experiencias vividas
frente a la enfermedad y con ello se pueda construir posibilidades para restaurar
dichos eventos, que finalmente llevan a la generación de nuevos planteamientos para
el cambio o manejo de situaciones difíciles. En este proceso creativo, se promovió
el dinamismo y la flexibilidad mental, por medio de un arduo trabajo que llevó al
descubrimiento de posibilidades para lograr un ajuste y bienestar psicológico a pesar
de las resistencias, así como la ansiedad por abandonar formas de actuación o estruc-
turas mentales ya conocidas. Al ser la creatividad un proceso no lineal, la cuidadora
primaria pudo retornar a etapas de preparación e incubación para no claudicar, para
seguir reelaborando y transformándose; por esta razón aprendió a tolerar la ambigüe-
dad mientras que seguía reacomodando en su interior tanto imágenes, percepciones,
afectos y sentimientos, hasta llegar a la construcción de nuevos significados.

Aportaciones del estudio

El Arteterapia, es un recurso valioso para el tratamiento psicológico de las personas que


se encuentran inmersas en una dinámica de enfermedad como el cáncer infantil. La me-
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todología de esta terapia provee de herramientas cognitivas como la creatividad, contri-


buyendo de forma favorable al manejo de emociones y al aprendizaje de estrategias de
afrontamiento frente al padecimiento y eventos asociados. Por esa razón, a nivel teórico
el presente trabajo puede ayudar a la integración de los conceptos del proceso creativo
para explicar de qué manera se generan los cambios psicológicos en las personas tratadas
bajo el Arteterapia. Por otro lado, este estudio nos ofrece una panorámica general de las
situaciones estresantes que vive una cuidadora primaria ante las fases del cáncer infantil,
por lo que al observar resultados favorables se valora el Arteterapia para el tratamiento
emocional dentro del contexto de la Psicología de la Salud y la Psicooncología.
Lo anterior, se recomienda debido a que los cuidadores desde el inicio del cáncer
se enfrentan al estrés y formas de actuación disfuncionales, que se generan por la de-
manda de cuidado, que como consecuencia conlleva un desgaste físico y emocional
que repercute de manera negativa en su calidad de vida (Caqueo-Urízar, Segovia-
Lagos, Urrutia-Urrutia, Miranda & Navarro, 2013). Además, se ha encontrado que
por la complejidad del proceso del cáncer, los cuidadores se ven afectados de forma
negativa a nivel personal y familiar conforme el paciente experimenta el curso de
la enfermedad, igualmente, se ha identificado que pueden presentar sintomatología
de estrés postraumático en mayor medida que sus propios hijos enfermos (López-
Huerta, Álvarez-Bermúdez & González-Romo, 2012; Islas, Ramos, Aguilar & Gar-
cía, 2006). Por esa razón, esta atención debe enfocarse en la expresión emocional y
la psicoeducación del padecimiento, facilitando la exploración de creencias, dudas y
temores respecto al cáncer, de tal forma que tanto ellos, el niño y su familia, apren-
dan a reorganizar roles perdidos, afrontar activamente el padecimiento, manejar la
ansiedad y a aceptar circunstancias difíciles ocurridas como consecuencia de la evo-
lución y el tratamiento médico (González, López & Estrada, 2014).
De esta manera, se concluye que a nivel práctico la presente investigación puede ser
un aliciente para que los profesionales dedicados al campo de la salud se interesen más
en la implementación de intervenciones psicológicas y arteterpéuticas para paliar el su-
frimiento y la carga emocional, con lo cual se pueda observar una mejoría no solo a nivel
personal en el cuidador, sino también a nivel externo, favoreciendo en gran medida la
salud psicológica del niño y de la familia, viéndose manifestada en un mejoramiento de
la comunicación, del vínculo afectivo, la adherencia al tratamiento, entre otros.

Referencias

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