Trabajo Final de Derecho Comercial I

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Tema

Ley No. 141-15 de Reestructuración y Liquidación de Empresas y Personas


Físicas Comerciantes.

Sustentado

Darolinaidy Alejo Paredes 2015-3987

Berlin Quezada Bautista 2014-0534

Asignatura

Derecho Comercial I

Facilitador

Yhonni H. Gomez

Fecha de entrega

28 agosto 2018
Introducción

A continuación se presenta el tema relativo a la Ley No. 141-15 de


Reestructuración y Liquidación de Empresas y Personas Físicas Comerciantes,
la misma se realizó a los fines de derogar los artículos del 437 al 614 del
Código de Comercio y la Ley No. 4582 del año 1956, sobre Declaración de
Estado de Quiebra. G. O. No. 10809 del 12 de agosto de 2015.

Los temas por desarrollar a continuación son, sobre el conocimiento de dicha


ley y en que consiste la misma, saber de qué trata el proceso de
reestructuración y el proceso de liquidación, analizaremos a grandes rasgos su
contenido esencial para conocimiento de la comunidad jurídica y el público en
general.
Ley No. 141-15 de Reestructuración y Liquidación de Empresas y
Personas Físicas Comerciantes.

El 7 de agosto de 2015 el Poder Ejecutivo promulgó la Ley No. 141-15 de


Reestructuración y Liquidación de Empresas y Personas Físicas Comerciantes
de la República Dominicana, estableciéndose como fecha de entrada en vigor
de esta, el día 7 de febrero de 2017. Con el fin de regular la puesta en
aplicación de la Ley, y a partir del día 13 de febrero del pasado año 2017 el
Presidente de la República dictó, mediante el Decreto núm. 20-17, el
reglamento para la aplicación de la Ley.

Antes de la promulgación de esta ley el ordenamiento jurídico dominicano, no


contemplaba la figura de reestructuración de empresas y personas físicas
comerciantes, sino que se recurría a figuras como la quiebra y la liquidación;
pero esta ley no está en operaciones debido a que se desconoce a plenitud de
la existencia de esta, debido a que los casos de reestructuración y liquidación
de empresas y personas físicas comerciantes, no son muy comunes en nuestro
país, además las empresas acreedoras utilizan una serie de herramientas y
recursos (documentos notariales y demás) que le permiten a las empresas y/o
comerciantes proteger sus recursos, ya que en dichos documentos el deudor
se compromete a hacerse responsable de devolver dichos recursos con sus
respectivos intereses o se arriesga a asumir las consecuencias previstas en el
documento firmado.

La Ley No. 141-15 de Reestructuración y Liquidación de Empresas y Personas


Físicas Comerciantes, consiste en un mandato amparado por la Constitución
dominicana, la cual tiene como objeto establecer los mecanismos y
procedimientos destinados a proteger a los acreedores ante la dificultad
financiera de sus deudores, que puedan impedir el cumplimiento de las
obligaciones asumidas, y lograr la continuidad operativa de las empresas y
personas físicas comerciantes, mediante los procedimientos de
reestructuración o liquidación judicial, como lo indica el artículo 1 de esta ley.
Alcance de la Ley

El Artículo 2 establece el alcance de la Ley y sobre ello indica que aplica para
las siguientes categorías:

a) Personas físicas comerciantes nacionales o extranjeras.

Esta categoría específica que no todas las personas físicas pueden ampararse
por esta Ley, sino aquellas que poseen la calidad de comerciantes, por tanto,
debe entenderse como comerciantes quienes realizan actos de comercio y
hacen de ello su profesión habitual, tal como indica el Art. 1 del Código de
Comercio de la República Dominicana.

En el caso de las personas físicas comerciantes extranjeros consideramos que


aunque la Ley no lo indica debe considerarse el criterio de constancia o
habitualidad en los actos de comercio que realiza, es decir, que aquel
extranjero que circunscribe sus acciones comerciales a actos únicos,
temporales o aislados no debería caer bajo el amparo de esta Ley.

b) Empresas nacionales y las domiciliadas o con presencia permanente


en el país.

Esta categoría no requiere de mayores explicaciones pero no podemos dejar


de comentar que se ha tomado un criterio amplio que abarca a la mayoría de
las empresas que operan en el país. La distinción entre domiciliadas y con
presencia permanente no es una necedad gramatical del legislador, en tanto la
primera es aquella que se encuentra debidamente registrada como empresa
extranjera ante el registro mercantil de su domicilio principal en el país mientras
que la segunda corresponde a las que operan habitualmente aun sin tener el
referido registro mercantil como empresa extranjera.

La Ley indica que se excluye de su alcance: i) Las empresas y sociedades


comerciales cuya participación mayoritaria o control es ejercido por el Estado;
ii) Las entidades de intermediación financiera y; iii) Los intermediarios de
valores, sociedades administradoras de fondos de inversión, depósitos
centralizados de valores, bolsas de valores, sociedades titularizadoras y
cualquiera considerada participante del mercado, con excepción de las
sociedades de suscripción pública, y regidas por la Ley de Mercado de Valores
No. 19-00.

Además, en esta se establece el marco jurídico aplicable en cuanto a la


cooperación y coordinación de los procesos de reestructuración e insolvencia
transfronterizos. Esta ley tiene un carácter supletorio para aquellos casos
donde la legislación especial establece regímenes de reestructuración,
disolución y liquidación especiales.

Principios de la Ley

La Ley contempla 10 principios rectores que se constituyen como las directrices


de las disposiciones y actuaciones que contempla. Estos principios son:
celeridad, conducta ética, eficiencia, gobernabilidad económica y corporativa,
igualdad, maximización de activos, negociabilidad, reciprocidad, transparencia
e información y universalidad.

De estos principios resaltamos los de celeridad y eficiencia, en virtud de que el


estado de insolvencia genera incertidumbre en todas las partes involucradas y
requiere ser resuelto con urgencia, también los de gobernabilidad económica y
corporativa, maximización de activos y negociabilidad, ya que juntos
garantizan que el proceso se realice con equidad y con las debidas garantías
de los intereses de las partes intervinientes.

El proceso de reestructuración según esta ley

Para realizar el proceso, las etapas para la reestructuración y liquidación


judicial previstas son conducidas por el tribunal, el cual debe contar con la
asistencia e intervención, dentro de los límites previstos, según aplique, de los
funcionarios siguientes: Verificador, conciliador, liquidador, auxiliares expertos,
asesor de los acreedores, y asesor de los trabajadores.

Sólo las personas físicas pueden fungir como conciliador, verificador o


liquidador, y deben estar previamente registradas ante la Cámara de Comercio
y Producción del domicilio del deudor, de acuerdo con el procedimiento de
registro que establezca el reglamento de aplicación. También, debe de existir
un registro para cada tipo de funcionario, independientemente de que una
misma persona pueda registrarse dentro de varias categorías y jurisdicciones.
El reglamento de aplicación debe establecer un sistema que permita organizar
los registros en atención o función de las competencias territoriales de los
tribunales y prever el tratamiento de los casos donde no hayan funcionarios
registrados en una Cámara de Comercio y Producción. Los datos que
componen este registro tienen carácter de información pública y de libre
acceso.

Quienes se encuentren registrados como verificadores, conciliadores o


liquidadores no pueden fungir como tales en procesos en los que confluya una
o más de las siguientes condiciones o situaciones: Ser cónyuge, pariente o afín
dentro del cuarto grado de consanguinidad del deudor persona física, de
alguno de los acreedores, de cualquiera de los jueces, auxiliares de la justicia y
empleados que integren el tribunal u otros miembros; ser abogado, apoderado
o persona autorizada del deudor o de cualquiera de sus acreedores; Mantener
o haber mantenido durante los seis (6) meses previos a su designación,
relación laboral alguna con el deudor o alguno de sus acreedores; Ser socio,
arrendador o inquilino del deudor o de alguno de sus acreedores; sostener o
haber asumido algún otro cargo o función dentro del mismo proceso de
reestructuración o liquidación judicial o Tener interés económico directo o
indirecto en el procedimiento de reestructuración o liquidación judicial.

En los casos de renuncia, el conciliador, verificador o liquidador deberá


exponer por escrito las razones que la fundamentan, y quedará sujeto al
régimen de infracciones y sanciones previstas en esta ley, en caso de que
aplique.

Las decisiones de los acreedores se toman mediante acuerdos que obtengan


al menos el sesenta por ciento (60%) de los votos de los acreedores
registrados o reconocidos, según corresponda, que se encuentren presentes o
debidamente representados. Cada acreedor tendrá derecho a un (1) voto por
cada punto porcentual (1%) o fracción mayor a cero punto cinco por ciento
(0.5%) que ostente del total de las acreencias registradas o reconocidas, según
corresponda. De este cálculo se excluyen los acreedores vinculados al deudor,
los cuales sólo tendrán derecho a voz exceptuando aquellos casos donde éstos
sean los únicos acreedores en el proceso.

Corresponde al verificador o al conciliador, según sea el caso, poner en


conocimiento de los trabajadores el inicio del proceso de verificación, de
conciliación y negociación o la aprobación de un plan de reestructuración, y de
la obligación de éstos de elegir su representante y formalizar su designación
ante el tribunal.

La jurisdicción de reestructuración y liquidación es la competente para conocer


de los procesos de reestructuración y liquidación de empresas y personas
físicas comerciantes y de las acciones judiciales vinculadas a éstas en la forma
en que se indica en esta ley. Esta jurisdicción está integrada por los Tribunales
de Reestructuración y Liquidación de Primera Instancia y las Cortes de
Apelación de Reestructuración y Liquidación. Las decisiones de estas últimas
podrán ser recurridas en casación por ante la Sala Civil y Comercial de la
Suprema Corte de Justicia.

Para la aplicación e interpretación de la presente ley, es necesario tener


conciencia de que las impugnaciones y recursos elevados no tienen efectos
suspensivos, que el inicio, impulsión y finalización del proceso de
reestructuración y liquidación judicial y de los asuntos sometidos al mismo no
dependen ni están condicionados o supeditados a la decisión que haya de
adoptarse en otro proceso, cualquiera que sea su naturaleza.

Por otra parte, se indica que el proceso debe ser notificado, mediante
comunicación escrita entregada por mensajería de secretaria o mediante
medios electrónicos previstos en el reglamento de aplicación, los plazos
previstos tienen carácter perentorio y son computados en días hábiles,
además, las partes que formen parte de los procesos previstos en esta ley
pueden utilizar cualquier medio de prueba aceptado en Derecho para la
constatación de sus pretensiones o argumentos, y que la jurisdicción de
reestructuración y liquidación es la única competente para conocer de todo
incidente, acción, recurso o actuación derivada de o vinculada a los procesos
de reestructuración y liquidación judicial.
Asimismo, para que las empresas y/o personas físicas puedan solicitar la
reestructuración, es necesario que el deudor y cualquiera de los acreedores
indicados en el Artículo 33 de esta ley, directamente o a través de
representantes debidamente apoderados. En caso de que el deudor solicitante
sea persona jurídica, la solicitud debe ser aprobada por el órgano de gobierno
competente de acuerdo con la legislación de sociedades vigente, a sus
estatutos sociales o al acto constitutivo. La solicitud deberá de manera escrita,
debidamente motivada, y en cumplimiento de los requisitos previstos en esta
ley y su reglamento de aplicación.

Por otra parte, la ley indica que el tribunal podrá, mediante decisión motivada,
ordenar el inicio del proceso aún falte uno o algunos de los documentos e
informaciones requeridas en el presente artículo, siempre y cuando el o los
mismos no sean esenciales para el logro de los objetivos del proceso o pueda
ser subsanado por otro medio.

En cuanto al informe del Verificador, este deberá presentarse en el domicilio


del deudor dentro de los tres (3) días hábiles siguientes a su designación, a
efectos de realizar los trabajos de verificación, acreditando formalmente su
designación y la de los auxiliares expertos, en caso de que hayan sido
nombrados. Para rendir el informe, después de haber verificado debe rendir su
informe al tribunal dentro de los quince (15) días hábiles siguientes a su
designación.

Una vez recibido el informe del verificador, el tribunal apoderado tiene un plazo
de cinco (5) días hábiles para, con base al contenido de este, acoger o
desestimar la solicitud. En caso de que la solicitud sea acogida, la decisión
emanada del tribunal debe contener su pronunciamiento respecto de la
aplicación o no del procedimiento abreviado de reestructuración previsto en
esta ley.

Una vez la decisión del tribunal sobre la aceptación de la solicitud se convierta


en irrevocable, el tribunal deberá ordenar la publicación de un extracto de esta
en un periódico de circulación nacional y en la página Web del Poder Judicial.
Mediante ésta se invitará a los acreedores del deudor para que participen en el
correspondiente proceso de reconocimiento de acreencias.
En la decisión que acoge la solicitud el tribunal debe designar al conciliador en
la forma prevista en esta ley y su reglamento de aplicación, y debe proceder a
notificarlo al deudor y los acreedores en el plazo de un (1) día hábil. El
reglamento de aplicación debe indicar los demás requerimientos de esta
notificación, así como las condiciones para la fijación de honorarios y costos del
proceso de conciliación y negociación. En caso de que se pronuncie la
desestimación de la solicitud, el tribunal debe dar por terminado el proceso.

El proceso de conciliación y negociación queda formalmente abierto cuando la


solicitud de reestructuración es aceptada por parte del tribunal y ésta adquiere
el carácter irrevocable. Hasta tanto se apruebe el plan de reestructuración,
termine el procedimiento de conciliación y negociación o se convierta en
liquidación judicial, la solicitud de reestructuración produce, con las
excepciones previstas en esta ley, la suspensión de las actuaciones siguientes:
Actuaciones judiciales, administrativas o arbitrales de contenido patrimonial
ejercidas contra el deudo, vía de ejecución, desalojo o embargo de parte de los
acreedores sobre los bienes muebles e inmuebles del deudor, actos de
disposición de bienes de la empresa, disposición de bienes de la empresa, así
como otros procedimientos de ejecución de créditos fiscales por parte del
deudor.

Se entiende que durante el proceso de conciliación y negociación, es necesario


que el deudor tenga la obligación de cooperación con el conciliador y sus
auxiliares expertos. Debe proporcionar la información y soporte necesario para
el desempeño de sus funciones. Una vez que el conciliador elabore una
propuesta del plan de reestructuración o la reciba alguna de las partes
legitimadas, éste debe someterla a la aprobación de los acreedores.

El conciliador debe obtener la conformidad de las mayorías establecidas en el


Artículo 18 de esta ley y presentarla en el tribunal, donde quedarán a
disposición de los interesados. Con la aprobación del plan de reestructuración
por parte del tribunal, se da por terminado el procedimiento de conciliación y
negociación.

A solicitud de los acreedores debidamente fundamentada, el Conciliador puede


accionar en nulidad contra de actos realizados por el Deudor dentro de los 2
años anteriores a la fecha de la solicitud de reestructuración, cuando esos
actos hayan constituido una distracción injustificada de los bienes de la masa.

El proceso de liquidación según esta ley

Para liquidar, le corresponde al tribunal declarar el inicio del proceso en los


términos previstos en esta ley. Sin perjuicio de las funciones expresamente
puestas a cargo del tribunal y el liquidador, éstos asumirán la vigilancia y el
desarrollo del procedimiento, observando los principios establecidos en esta
ley.

El procedimiento puede ser iniciado ante el tribunal por cualquiera de las


siguientes partes legitimadas y ante la ocurrencia de una o alguna de las
situaciones siguientes: La solicitud, en cualquier momento, del deudor.

La solicitud, en cada caso, debe acompañarse de la documentación necesaria


para que el tribunal constate la existencia de las razones que fundamentan
ordenar el inicio del proceso de liquidación judicial. El tribunal debe decidir
sobre la solicitud de apertura de la liquidación judicial después de haber
recibido los argumentos de todas las partes involucradas y cualquier persona
cuya participación sea útil al proceso. En caso de que se decida el inicio de la
liquidación, el tribunal debe designar un liquidador dentro de los tres (3) días
hábiles siguientes, mediante el mecanismo aleatorio establecido en el
reglamento de aplicación.

Dentro del plazo de tres (3) días hábiles contados a partir de la designación del
liquidador, éste debe publicar en un periódico de amplia circulación nacional
por tres (3) días consecutivos y en la página Web del Poder Judicial, un
extracto de la sentencia, así como notificarla al deudor y a los acreedores a
través del asesor de los acreedores.

La sentencia que pronuncia la liquidación judicial dejará sin efecto las


suspensiones establecidas por el Artículo 54 de esta ley, reanudándose los
procesos en el punto procesal en el que se encontraren.
Cabe mencionar que en el Capítulo V de la Ley quedan detalladamente
definido los recursos por medio de los cuales pueden ser recurridas en
apelación las decisiones de los tribunales de Jurisdicción de Liquidación y
Reestructuración Judicial, así como aquellas decisiones o acciones que no son
susceptibles de recurso.

Infracciones, Sanciones y Delito de Bancarrota

No podemos finalizar este estudio general de la Ley 141-15 sin mencionar que
la misma contempla en su Título V un compendio detallado de disposiciones
penales por la comisión de infracciones y el delito de bancarrota. Las sanciones
contempladas llegan hasta los 3 años de reclusión y multas de hasta 1,250
salarios mínimos.

Las referidas disposiciones abarcan a todas las partes involucradas en los


procesos contenidos en la Ley, deudores, acreedores, verificadores,
conciliadores y liquidadores.
Conclusión

Mediante la Ley No. 141-15 de Reestructuración y Liquidación de Empresas y


Personas Físicas Comerciantes de la República Dominicana, el legislador ha
creado un régimen legal que brinda ayuda tanto a las empresas y comerciantes
personas físicas como a los acreedores, permitiendo en primer orden que las
empresas y comerciantes personas físicas puedan normalizar sus relaciones
comerciales y crediticias, mediante la reestructuración operacional,
administrativa, de activos o pasivos, quedando la liquidación judicial como una
última y excepcional fase.

La ley considera la realidad del mundo globalizado al contemplar la


cooperación internacional, la cual está llamada a facilitar los procesos judiciales
o administrativos internos con elementos extranjeros o viceversa.

Muy importante ha sido el establecimiento de un régimen sancionador que


promueve la transparencia en todos los actores involucrados en cada una de
las fases dispuestas por la Ley.
Bibliografía

Ley No. 141-15 de Reestructuración y Liquidación de Empresas y Personas


Físicas Comerciantes.

Código de Comercio de la República Dominicana.

Enciclopedia Jurídica.

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