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Fallo : 1666-2015.-
veintiséis de abril de dos mil dieciséis.
Primera Sala
MATERIAS:
RECURSOS:
TEXTOS LEGALES:
JURISPRUDENCIA:
"Que, regulando la transacción, el artículo 2461 del Código Civil dispone que: "La transacción no
surte efecto sino entre los contratantes.
"Si son muchos los principales interesados en el negocio sobre el cual se transige, la transacción
consentida por el uno de ellos no perjudica ni aprovecha a los otros; salvos, empero, los efectos de la
novación en el caso de solidaridad".
Se ha entendido que la regla se explica por tratarse de un contrato, el cual tiene efectos relativos y,
más aún, es de los llamados intuito personae (así, con más explicaciones Gutiérrez Olivos, Sergio: "El
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Contrato de Transacción ante la doctrina y la Jurisprudencia." Imprenta Stanley. Santiago, 1945, p. 19;
Vodanovic, Antonio: "Contrato de Transacción." Editorial Jurídica ConoSur Ltda. 3ª edición. Santiago,
1993, ps. 134 y 135; Galaz Ulloa, Sergio: "El Contrato de Transacción." Concepción, 1944, p. 50) como
aparece del artículo 2456 inciso 1° del Código Civil, que expresa: "La transacción se presume haberse
aceptado por consideración a la persona con quien se transige".
En este mismo sentido se ha resuelto que las transacciones celebradas no afectan ni obligan sino a los
que las otorgan y no a las personas que sólo han figurado en las causas transigidas (Gaceta de los
Tribunales de 1915, sent. 454, p. 1175)." (Corte Suprema, considerando 7º).
"Que lo más importante para el presente conflicto es que, en deudas solidarias, para los efectos de la
transacción la regla consignada es restrictiva y prevalece, por cuanto limita el efecto al solo deudor que
celebra la transacción y prima al ser norma especial que de conformidad al principio contenido en los
artículos 4 y 13 del Código Civil se impone sobre aquellas reglas que invoca el recurrente." (Corte
Suprema, considerando 8º).
"Que, por otra parte, cabe tener presente que el artículo 2446 del Código Civil define la transacción
como un contrato en que las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio
eventual, siendo la primera de las hipótesis la que ha ocurrido en la especie entre los demandantes y
Transportes Verschae S.A.
En ese contexto, el pago de la suma única y total de $100.000.000 que efectuó la empresa de
transportes no aparece aislado, sino en el contexto de un pleito indemnizatorio en el que a la época de la
suscripción del contrato aún no había responsabilidad, ni legal ni de otra fuente, que estuviere establecida,
de tal manera que dicha suma no obedece sino a una avaluación que las propias partes contratantes
efectuaron de los perjuicios en el contexto de las concesiones recíprocas que ellas realizan para poner
término al juicio, pero no significa que dicho monto cubra efectivamente todo el daño establecido en el
proceso. Y si bien en el contrato de transacción los actores han declarado que la suma acordada
comprende todo daño que hubiere ocasionado Transportes Verschae S.A. con ocasión del accidente, dicha
estipulación sólo dice relación con tal empresa, pues tal como se dijo en la motivación anterior los efectos
de la transacción sólo alcanzan a quienes comparecieron a ella." (Corte Suprema, considerando 9º).
"Que, de esta forma, no se vislumbra la transgresión al artículo 2314 del Código Civil ya que con la
transacción tantas veces citada no se ha reparado todo el daño que ocasionó a los demandantes el
accidente ocurrido en octubre de 2006. Lo anterior se ve reforzado por haberse acreditado en estos autos
la existencia de un perjuicio -moral y por lucro cesante-, hecho asentado que no ha sido cuestionado por el
recurrente y que, de conformidad a la ley, debe ser indemnizado." (Corte Suprema, considerando 10º).
"Que tampoco se han desconocido las normas relativas a la transacción, a la extinción de las
obligaciones, a la interpretación de los contratos ni a la solidaridad, pues en su conjunto la vulneración o
correcta aplicación de esas reglas queda decidida por los pronunciamientos que ya fueron consignados en
los raciocinios precedentes, sin que se advierta una alteración en la calificación contractual ni en los
términos en que fue suscrita la transacción que justifique entender que ella no sólo afecta a quienes
concurrieron y que importe una extinción de la obligación de indemnizar que ha surgido para el banco
demandado." (Corte Suprema, considerando 11º).
MINISTROS:
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sr. Héctor Carreño S., Sr.
Guillermo Silva G., Sra. Rosa Maggi D., Sr. Juan Eduardo Fuentes B. y el Abogado Integrante Sr. Rafael
Gómez B.
TEXTOS COMPLETOS:
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Visto:
Primero: Que el demandado Banco Santander Chile dedujo recurso de casación en la forma en contra
de la sentencia definitiva de 30 de enero de 2014, dictada por el señor juez titular del Primer Juzgado
Civil de Viña del Mar don Miguel Montenegro Rossi, fundándose, en síntesis, en que dicha sentencia se
habría pronunciado con infracción de lo establecido en el artículo 768 N° 5 en relación con el artículo 170
N° 4 del Código de Procedimiento Civil, esto es, sin contener las consideraciones de hecho o de derecho
que sirven de fundamento al fallo, puesto que acoge una demanda por indemnización de perjuicios en
sede de responsabilidad civil extracontractual sin manifestar, expresar ni mencionar sus consideraciones
de hecho, su razonamiento interno o las razones que sirven de fundamento para arribar a la decisión
adoptada.
Expone que respecto de los actores Adolfo Alejandro Rojas Guerrero y Damaris Astete Marchant el
fallo señala que sufrieron dolor y aflicción a consecuencia de las lesiones que se han acreditado, sin
embargo, en parte alguna se indica cuales son los daños determinados y tampoco existe alguna referencia
acerca de la supuesta aflicción que habrían sufrido los actores u otra razón que determine y haga calificar
como prudente regular, sólo por lesiones respecto de las cuales no hay certeza alguna de su gravedad o
exigencia en el fallo, una indemnización de $100.000.000 y $40.000.000, respectivamente. En cuanto a
las demandantes Nicole Estefania Rojas Gaete y Francesca Alejandra Rojas Gaete, acoge la demanda por
una indemnización de perjuicios de $20.000.000 para cada una, sin que se haya determinado cuáles son
las lesiones sufridas por su padre don Adolfo Alejandro Rojas Guerrero que provoquen que se les otorgue
una indemnización por daño moral por esa suma a cada una de sus hijas; sin que exista fundamento y
exposición de razones fácticas por las cuales estima prudente fijar una indemnización de perjuicios por
daño moral a personas no involucradas directamente con el accidente de tránsito objeto de la demanda, lo
que hace a la decisión injustificada y arbitraria.
Continuando con la exposición de las infracciones que se le atribuyen al fallo, señala que para
condenar por daño moral a favor de Elizabeth Montenegro Molina, Alejandra Ibarra Giglli, Daniel Rey
Aguilera, Edgardo Ramírez Romero, Francisco Guajardo González, Miguel Ángel Aerosa Carvajal,
Carolina Kikwood Ugalde, Magda Rivera Burgoa y María del Pilar Bernabé Alday, el tribunal únicamente
se basó en el considerando décimo quinto, donde expone que también resulta de toda evidencia que han
sufrido dolor y aflicción a consecuencia de las lesiones que se han acreditado, no obstante que -agrega- en
ninguna parte del fallo se menciona o individualiza detalladamente cuales son ellas y la gravedad que
acarrean, y lo único distinto que hace es individualizar a los testigos que declararon a su favor
manifestando que se encuentran contestes en el hecho y sus circunstancias esenciales en cuanto a que los
actores habrían sufrido dolor y aflicción, reflejándose que no existió un estudio acabado de cada una de
las declaraciones, lo que se desprende de las escuetas declaraciones de dichos testigos.
Segundo: Que al manifestar la forma en que ese vicio influyó en lo dispositivo de la resolución
recurrida, indica que la sentencia decide indemnizar a los actores sin desarrollar, justificar ni razonar la
regulación de las cuantías de la indemnización, lo que se traduce en una decisión injustificada y arbitraria,
que le produce un perjuicio reparable sólo con la invalidación de la sentencia porque no existe garantía
que asegure a su parte una decisión justificada.
Tercero: Que, si bien tiene razón el recurrente en que en el fallo impugnado no existe un acabado
detalle de cada uno de los elementos que tuvo en consideración el juez a quo al momento de determinar la
existencia y el quantum del daño moral acogido, no es veraz la afirmación que el fallo carezca
absolutamente de fundamentación, porque ya en el motivo sexto, con la copia autorizada de la sentencia
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dictada por el Tribunal Oral en lo Penal de Quillota en la causa RIT N° 85-2008, se estableció que los
demandantes sufrieron lesiones físicas, tipificándose los hechos como lesiones graves y menos graves, lo
que no puede ser objetado de acuerdo al artículo 178 del Código de Procedimiento Civil, como se expresa
en el considerando séptimo. Asimismo, en el considerando décimo se hace mención a la Copia del
Informe Técnico de Investigación acompañado por la demandante a fojas 472 y siguientes, evacuado por
el SIAT de Carabineros, donde se detallan las lesiones sufridas por Damaris Astete Marchant, Miguel
Ángel Areosa Carvajal, Daniel Antonio Rey Aguilera y Carolina Andrea Kirkwood Ugalde, y a la copia
de adición al parte policial N° 278 de la Tenencia La Cruz de Carabineros, donde se consigna que
resultaron lesionados en el accidente Damaris Astete Marchant, Miguel Ángel Areosa Carvajal, Edgardo
Ernesto Ramírez Romero, Daniel Antonio Rey Aguilera y Carolina Andrea Kirkwood Ugalde.
En igual sentido en el motivo décimo sexto se hace referencia -a mayor abundamiento- a la prueba
testimonial rendida respecto de cada uno de los actores.
Cuarto: Que no obstante ser escuetas las fundamentaciones del fallo, en lo esencial ellas están
presentes.
Que por lo demás, para la procedencia del recurso se requiere que se cause al recurrente un perjuicio
reparable sólo con la invalidación del fallo, lo que en la especie no ocurre porque el mismo fundamento de
la nulidad formal forma parte del recurso de apelación deducido en la misma presentación, en que incluso
se pide como petición subsidiaria que se rebaje el monto de las indemnizaciones fijadas, por este motivo
se desestimará el recurso de casación en la forma.
Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de sus motivos décimo tercero y décimo séptimo
que se eliminan y se sustituye en la letra "b" del motivo décimo el término "Adicción" por la voz
"Adición".
Primero: Que el demandado Banco Santander Chile S.A. ha recurrido en apelación en contra de la
sentencia de primera instancia a la que adhirió la parte demandante. En cada uno de sus respectivos
escritos se expresan los agravios que afirman el fallo les ha causado.
Segundo: Que el apelante Banco Santander Chile S. A. plantea que la sentencia de primer grado
cometió un error al rechazar las excepciones anómalas de transacción y de pago opuestas por su parte,
porque los actores dedujeron demandas para que se condenara solidariamente a los co-demandados
Transportes Verschae S.A. y Banco Santander Chile a pagar supuestos daños acaecidos a consecuencia de
un accidente de tránsito ocurrido el 13 de octubre de 2006, invocando para ello su responsabilidad
conforme a lo preceptuado en el artículo 2317 del Código Civil y en la Ley N° 18.290 basándose
expresamente en su artículo 174 (hoy artículo 169 que establece que el conductor, el propietario del
vehículo y el tenedor del mismo a cualquier título, a menos que estos últimos acrediten que el vehículo
fue usado contra su voluntad son solidariamente responsables de los daños o perjuicios que se ocasionen
con su uso. Y, que después de vencido el término probatorio, los demandantes de común acuerdo con la
codemandada Transportes Verschae S.A. presentaron un escrito a fojas 710 por el cual se desistían de la
demanda respecto de ese demandado el que lo aceptaba, motivado por una escritura pública celebrada en
la Notaría Fisher de Valparaíso el 16 de abril de 2010, en la que constaba expresamente que se había
efectuado el pago de la suma de $100.000.000, por concepto de resarcimiento de todo daño, lo que llevó a
que su parte a oponer las excepciones de transacción y pago, debido a que en dicha escritura se señalaba
que la suma indicada se pagaba para resarcir todos los daños patrimoniales, directos e indirectos,
presentes, pasados y futuros, así como los daños o perjuicios de carácter moral o material que se pudieron
ocasionar directa o indirectamente a consecuencia de los hechos descritos en la cláusula primera de ese
instrumento, que hacía referencia al accidente de tránsito acaecido el 13 de octubre de 2006. Considera
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Además señala que faltan requisitos para configurar la responsabilidad civil extracontractual que
pretenden los actores porque en lo que corresponde al daño, éste exige que no haya sido ya indemnizado,
lo que ocurrió en la especie, según se desprende en la escritura de transacción antes aludida.
Finalmente impugna la determinación del quantum de las indemnizaciones, que considera, que no se
ajustan a la realidad ni a las probanzas vertidas en el juicio para acreditar tanto el daño moral, como el
lucro cesante, sin que se haya demostrado de forma alguna que el eventual e hipotético daño moral sufrido
por Adolfo Rojas Guerrero sea de la magnitud que pueda considerarse prudente, no existe peritaje
traumatológico, siquiátrico y psicológico que establezca en forma fehaciente el supuesto daño moral que
hayan sufrido; en el caso de las hijas de aquel, doña Nicole y doña Francisca Rojas Gaete, la sentencia se
basa únicamente en el vínculo filial, sin tomar en cuenta que el padre reconoció en la absolución de
posiciones que sus hijas lo demandaron de pensión de alimentos, lo que significa que la relación parental
es inexistente o está muy desgastada. Al respecto hace un análisis de cada uno de los actores y señala que
se rechace la indemnización por daño moral o en el evento que se acoja la demanda en esa parte se regule
prudencialmente y no antojadizamente, y se imputen los montos ya pagados por el codemandado
solidario. En lo que respecta al lucro cesante, otorgado a Adolfo Alejandro Rojas Guerrero, señala que
debe rechazarse porque -según su propia confesión- todo el tiempo que estuvo con licencia percibió dicho
subsidio.
Tercero: Que en la adhesión a la apelación la parte demandante solicitó, que de acuerdo al análisis de
la situación que afectó a cada uno de los demandantes, se aumentaran las indemnizaciones fijadas, hasta
las sumas pedidas en la demanda o lo que estime el tribunal.
Cuarto: Que respecto de las excepciones anómalas interpuestas por la demandada, cabe señalar que
ellas se basan en la existencia de la solidaridad pasiva, olvidando este recurrente que en su demanda
sostuvo, con firmeza, que no concurría dicha responsabilidad respecto del Banco Santander Chile S.A.,
por tratarse únicamente de una empresa de leasing, criterio que abandonó al oponer dichas alegaciones,
contradiciendo de paso la teoría de los actos propios, que ahora pretende hacer valer en contra de los
actores, a propósito de lo que -en su concepto- emanaría del contrato de transacción.
Quinto: Que respecto de la excepción de transacción cabe tener presente, que como se estableció por
sentencia de esta misma Corte, de 4 de junio de 2013, en los autos Rol N° 2363-2012, para que la
transacción aproveche a otros interesados en el negocio -en caso de solidaridad- debe tratarse de la
novación, única institución que se reglamenta por la misma ley en el artículo 2461 del Código Civil, en
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otros casos, no perjudica ni aprovecha a otros interesados, lo que refirma lo expuesto en el fallo de primer
grado en cuanto al efecto relativo del pacto.
Sexto: Que la obligación solidaria pasivamente ha sido considerada como aquella en que el acreedor
puede exigir a cada uno de los deudores u obligados el total de una prestación que por su naturaleza es
divisible y que por la fuente de la obligación respectiva u otra, se impuso y aceptó esta forma de
cumplimiento. Nos enfrentamos a una pluralidad de sujetos, en este caso deudores y que existe una fuente
que establece una forma de cumplimiento, pues la regla general es que sea satisfecha de manera
simplemente conjunta.
En cuanto a la contribución a la deuda el profesor Barros Bourie señala que en los accidentes del
tránsito el propietario y el tenedor del vehículo son garantes ante la víctima de la obligación
indemnizatoria que tiene por antecedente el accidente atribuible a la culpa del conductor y que por tratarse
de una obligación de garantía, el propietario y el tenedor tienen acción de reembolso contra el conductor
responsable, a menos que se les pueda imputar a ellos mismos negligencia y, la solidaridad, se agota en la
obligación al pago de la deuda, pero no alcanza a la obligación de contribuir a la deuda que cada uno de
los responsables tiene respecto de quien indemnizó a la víctima. (Op. citada, página 736 y 737).
Octavo: Que tratándose de una garantía establecida a favor de la víctima la ley ha establecido la
posibilidad que ésta renuncie expresa o tácitamente a la solidaridad respecto de uno de los deudores
solidarios o respecto de todos, y así lo prescribe el artículo 1516 del Código Civil al señalar que se
entiende que "se renuncia tácitamente en favor de uno de ellos, cuando le ha exigido o reconocido el pago
de su parte o cuota de la deuda, expresándolo así en la demanda o en la carta de pago, sin le reserva
especial de la solidaridad, o sin la reserva general de sus derechos". "Pero esta renuncia expresa o tácita
no extingue la acción solidaria del acreedor contra los otros deudores, por toda la parte del crédito que no
haya sido cubierta por el deudor a cuyo beneficio se renunció la solidaridad".
Noveno: Que con la transacción las partes ponen término a un litigio pendiente, siendo en esencia un
contrato oneroso para ambas partes, y sin que ninguna de ellas reconozca responsabilidad a los hechos que
motivan el pleito, se avienen y ponen término al juicio, extinguiendo las obligaciones que motivaron la
demanda, en todo o parte acorde a lo previsto en el n° 3 del artículo 1567 del Código Civil, sin esperar los
eventuales resultados de la sentencia del Tribunal ante el que se litiga, lo que desde luego considera la
renuncia de parte de las pretensiones que cada uno estima favorecerles; y esto es lo que ocurrió
precisamente en el caso en estudio, porque no a otra conclusión puede arribarse del análisis de la escritura
pública que contiene el contrato referido, en el cual consta, casi majaderamente, esa intención de los
contratantes. Lo que se aprecia en la cláusula cuarta donde se estipula: "Que las parte comparecientes, sin
que ello signifique admisión o reconocimiento de responsabilidad de ninguna especie y con el objeto de
poner fin sólo entre ellos, a las acciones civiles pendientes y a posibles acciones penales que pudieren
ejercerse o estar pendientes, y de precaver y evitar eventuales futuras demandas civiles o penales,
laborales, previsionales, o de cualquier especie, entre los comparecientes o de terceros que se indican en
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las cláusulas siguientes, vienen en celebrar por este acto un contrato de transacción de conformidad a lo
establecido en el artículo 2446 del Código Civil, efectuándose las contraprestaciones reciprocas que se
pasan a detallar en las cláusulas siguientes". La estipulación séptima consagra esa directriz señalando: "La
renuncia total de acciones jurídicas los demandantes la formulan exclusivamente y especialmente a favor
de la demandada Transportes Verschae S.A.", lo mismo ocurre en la cláusula octava en que acuerdan "...
poner término sólo en contra de la Sociedad, en forma inmediata, completa, total e irrevocable, por medio
de la presente transacción a las demandas y juicios civiles de indemnización de perjuicios que se han
individualizado anteriormente..." y luego se agrega "... A mayor abundamiento y con el objeto de asegurar
la más pronta terminación de las causas civiles antes señaladas, en forma total y completa y sólo en contra
de la Sociedad, los demandantes declaran que viene en desistirse en forma total, completa e irrevocable y
sólo respecto de la Sociedad Transportes Verschae S.A., de las demandas antes singularizadas".
De este modo, se advierte de lo pactado que el actor reconoció al demandado Transportes Verschae
S.A. el pago de su parte o cuota de la deuda y con ello renunció tácitamente a su derecho a cobrar
solidariamente la indemnización que pretendía al interponer su demanda, que iba a resultar determinada
en la eventualidad de acogerse la acción en la sentencia, la que estaba basada en la responsabilidad del
tenedor del vehículo que protagonizó el accidente de tránsito que lesionó a los demandantes de acuerdo a
lo dispuesto por el artículo 169 (antes 174) de la Ley de Tránsito, que le otorga el derecho a demandar a
uno o todos los responsables solidarios por ley, de los perjuicios causados con un cuasidelito, derecho que
puede renunciarse en la forma antedicha, que a no dudarlo, es la voluntad de las partes que intervinieron
en la transacción, sin perjudicar ni favorecer las relaciones jurídicas de los demás demandados, lo que
lleva a concluir, necesariamente, el rechazo de la excepción anómala de transacción opuesta por el
demandado.
Décimo: Que por su parte, la excepción de pago en que insiste en su recurso el apelante, tiene su
asiento en la excepción de transacción y sus efectos en la solidaridad pasiva que se ha desestimado, en la
que si bien se estipula un pago, lo es para extinguir la parte de la obligación que correspondía al
demandado Transportes Verschae S.A. y no tuvo el mérito de cumplir con una obligación común de
ambos demandados. Ese pago se hizo para enervar la acción que, en ese estadio, constituía únicamente
una pretensión de los demandantes sujeta a la contingencia o eventualidad de la sentencia, la que como se
dijo, importa necesariamente una renuncia a la obtención de parte de lo impetrado con la demanda, si
hubiese correspondido al total de lo que se aspiraba con el juicio, debió especificarse en dicho contrato y,
de partida, contemplarse el desistimiento de la acción respecto de ambos demandados y no sólo de la
empresa de transportes, como se hizo, y obviamente, debió contemplarse un pago por una suma mucho
mayor, atento a que la demanda por el daño moral exclusivamente, asciende a más de mil millones de
pesos, de este modo, se rechazará igualmente el pago o solución invocado.
Undécimo: Que, también es motivo de apelación el monto de las indemnizaciones que por daño moral
ordena pagar la sentencia a cada uno de los actores que se estimó haber sufrido daño, y al efecto, el
apelante estima que los montos fijados son excesivos y solicita que se rebajen tomando en cuenta lo
pagado por el codemandado, Transportes Verschae S.A., en la transacción y asimismo, se rebajen
prudencialmente por este Tribunal de Alzada.
Décimo Tercero: Que, este Tribunal comparte el criterio de que el daño moral que sufrieron las
víctimas directas y el daño moral por repercusión que sufren las víctimas indirectas, no es fácil reducirlo a
una apreciación de carácter pecuniario; al efecto cabe tener presente que la Excma. Corte Suprema en
fallo de 6 de enero del año en curso en causa Rol N° 3413-2013 señala que "cuanta pregunta se haga el
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Décimo Cuarto: Que en primer lugar, en lo que atañe a don Adolfo Alejandro Rojas Guerrero, se
incorporó un Informe Técnico de Investigación del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito
de Carabineros de Chile que da cuenta que resultó con "fractura de ambas piernas, tec, policontuso, de
carácter grave; además del informe médico legal N° 1037-07, de 21 de julio de 2007 emitido por el
médico legista Dr. Raúl Valenzuela Tapia, que constató al examen físico que el auscultado se desplazaba
en silla de ruedas y bastones por incapacidad de realizar marcha normal, que presentaba dos cicatrices en
la región fronto parietal de dos y tres centímetros, y en la región frontal, otras dos cicatrices de 4 y 3
centímetros, una cicatriz en el párpado superior derecho de 1 cm. de longitud, una cicatriz de 12 cm. en el
muslo derecho, una cicatriz de 10 cm. en rodilla derecha y de 10 cm. y de 8 cm. en rodilla izquierda; se
adjuntaron asimismo, treinta y tres órdenes de reposo laboral, por diferentes períodos; siete epicrisis
emitidas por la Mutual de Seguridad C.Ch.C, de diversas fechas, la última de ellas registra fecha de
ingreso entre el 21 de abril de 2008 al 2 de mayo de 2008, y el tratamiento efectuado fue artrosospi de
rodilla por artrofibrosis y drenaje de hematoma, el diagnóstico de alta es artritis piogena, fractura fémur,
diáfisis, tec cerrado complicado, vértigo postural, pérdida dentaria traumática, fractura de cadera; en el
informe de 13 de febrero de 2007, donde se registra ingreso el 7 de febrero de 2007, se diagnostica
fractura de rotula y fractura de rotula expuesta; también se acompañaron treinta citaciones a médicos de
diversas especialidades, donde se destacan varias citaciones a médicos psiquiatras y psicólogos, la última
de ellas para el 24 de abril de 2008. También se acompañó la ficha de la Clínica Reñaca donde
permaneció hospitalizado entre el 13 de octubre de 2006 y el 20 de octubre del mismo año, en que consta
que se le practicaron varias operaciones, por lesiones craneales y faciales, por equipo neurocirujano; al
fémur derecho y ambas rodillas, donde se deja constancia en la rodilla izquierda presenta múltiples
heridas y fractura expuesta; también se registran en tomografía computada de macizo cráneo facial
septum nasal con múltiples trazos de fracturas que comprometen principalmente lámina perpendicular:
Finalmente se acompañaron fotografías que reflejan varias cicatrices en la frente y en las rodillas de
ambas piernas; hematomas en la zona lumbar, junto a un carné deportivo y una fotografía en que constan
que en los años 1982 y 1989 practicaba deporte (fútbol). Todos esos antecedentes acreditan que por más
de dos años Adolfo Rojas Guerreo debió ser sometido a varias cirugías, en su cabeza, nariz, cadera, fémur
y rodillas, fue afectado en su dentadura y quedó con cicatrices en su rostro y rodillas, debiendo
desplazarse por varios meses en silla de ruedas, y después asistido por bastones, todo lo cual debe ser
indemnizado en sede de daño extra patrimonial, por el pretium doloris, el perjuicio de agrado y el daño
estético que se le ha producido, todo lo cual permite estimar una indemnización prudencial de
$50.000.000 (cincuenta millones de pesos).
Décimo Quinto: Que respecto a doña Damaris Astete Marchant, consta del Informe Técnico de
Investigación del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros de Chile que según
el informe del médico de turno del Hospital San Martín de Quillota, resultó con una contusión en la pierna
izquierda de carácter leve, y según la hoja de atención médica de la unidad de emergencia de la Clínica
Reñaca se diagnosticó policontusa, indicándosele reposo relativo y medicamentos, se expresa que sufrió
golpes en ambas piernas y presentaba dolor en la rodilla derecha e índice de mano derecha, sin lesiones
óseas; esos antecedentes permiten establecer que esta lesionada, de 23 años de edad a esa fecha, era
alumna de sociología de la Universidad Arturo Prat de la ciudad de Iquique (lo que consta el el certificado
respectivo de esa universidad) y que sufrió lesiones leves, en consecuencia, el pretium doloris a
indemnizar se fijará en la suma de $2.000.000 (dos millones de pesos).
Décimo Sexto: Que en cuanto a Nicole Estefanía y Francesca Alejandra Rojas Gaete, son hijas de
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Adolfo Rojas Guerrero, se adjuntaron dos fotografías, en una de las cuales, según lectura puesta al pie de
la gráfica, se muestra a Nicole Rojas Gaete al lado de su padre; además de tres certificados de estudios; no
existe discusión acerca del parentesco con el lesionado Rojas Guerrero y si bien éste confesó que lo
habían demandado por alimentos, ello habría ocurrido más de un año después del accidente.
En el perjuicio de afección que persiguen ambas actoras, se ha reconocido por la jurisprudencia que se
restringe al círculo más cercano de la víctima, entre los que se encuentran los hijos respecto de sus padres;
y procede en aquellos casos en que la víctima directa resulta gravemente lesionada y existe razón para
pensar que el sufrimiento será soportado por el tercero con quien aquélla está íntimamente relacionada
(Barros Bourie, Enrique, obra citada, página 353).
Que en la especie, el hecho de haber sido demandado por derecho de alimentos no implica
necesariamente que exista animadversión entre la víctima directa y sus hijas, y los padecimientos sufridos
por Rojas Guerrero debieron afectar emocionalmente a sus hijas, situación que a lo menos sobre
Francesca Alejandra Rojas Gaete, influyó en su rendimiento escolar, según se refiere en el certificado
emitido por la subdirectora del Colegio Paidos doña Angélica Lagos N.; de este modo, para resarcir el
perjuicio de afección se fijará una indemnización por daño moral ascendente a $3.000.000 (tres millones
de pesos) para cada una.
Décimo Séptimo: Que, en lo tocante a doña Elizabeth Andrea Montenegro Molina del Informe
Técnico de Investigación del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros de
Chile, consta que resultó con contusión torácico izquierda y contusión nasal, de carácter leve según el
médico de turno del Hospital de La Calera; además, en el informe radiológico evacuado por el Instituto de
Seguridad del Trabajo se indica que se alcanzan a distinguir rasgos de fracturas en relación a costillas
derechas que comprometen 6°,9°, 10° y 11°, arco costal. En el informe ecotomográfico efectuado por la
Clínica Valparaíso se determina un derrame pleural bilateral y el informe médico legal, N° 1.458-07
evacuado por el doctor Raúl Valenzuela Tapia, concluye que las lesiones sufridas por esta víctima son de
pronóstico grave, que tardan en sanar entre 45 y 60 días con similar tiempo de incapacidad de no presentar
complicaciones, de los antecedentes que tuvo a la vista este médico pudo constatar que la examinada
sufrió fracturas costales derechas, contusión nasal severa sin fractura, contusión hemotorax derecho y
flanco derecho con mínimo derrame secundario y síndrome de estrés postraumático agudo. Los testigos
Ingrid Paola Bernal Veliz refirió que la víctima después del accidente quedó insegura, le cuesta volver a
tomar un bus, está asustadiza y le dificulta andar en las calles, tuvo problemas de sueños; el testigo
Alejandro Adolfo Ortiz Fernández, expuso que padeció daño psicológico, lo que le consta porque trabajan
en la misma empresa desde hace tres años, sabe también que en varios meses no se pudo subir a un bus,
indicó también que ella volvió a trabajar entre cuatro y cinco meses después del accidente. De acuerdo a
esos antecedentes se puede determinar que el accidente de tránsito le ocasionó serias molestias a la actora
Elizabeth Montenegro, pretium doloris, respecto de lo cual se determinará una indemnización por el daño
moral en la suma de $10.000.000. (diez millones de pesos).
Décimo Octavo: Que en lo que atañe a la demandante Alejandra Eliana Ibarra Gilli, el Informe
Técnico de Investigación del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros de
Chile indica que resultó "policontusa observación, fractura columna", de carácter grave, según el médico
de turno del Hospital San Martín de Quillota; el informe médico legal N° 1036-07 de 31 de agosto de
2007, evacuado por el Dr. Valenzuela Tapia, señala que con el accidente la examinada sufrió traumatismo
encéfalo craneano no complicado, esguince cervical, fractura por flexión compresión de la III vértebra
lumbar y contusiones múltiples, siendo intervenida quirúrgicamente por su lesión lumbar en el Hospital
del Trabajador en Santiago y se envía al Servicio de Rehabilitación y terapia ocupacional, siendo dada de
alta a su trabajo el 07 de enero de 2007, por lo que concluye que las lesiones son graves, que tardan en
sanar entre ciento diez y ciento veinte días, con similar tiempo de incapacidad. Lo mismo se detalla en el
informe médico evacuado por el Médico Jefe de la V Región de la ACHS, doctor Paul Duclos Hertzer en
informe de 12 de julio de 2007; también se adjuntaron las radiografías de la columna intervenida
quirúrgicamente y otros antecedentes médico emanados de la misma institución. Depusieron por esta
víctima los testigos Cristian Osvaldo Carrasco Rivera, y Allan Patricio Torres Fuentes, el primero expuso
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que la vio con moretones y decaída y el segundo refirió que ella no quería hablar con nadie, se apartó de
sus compañeros de trabajo, lloraba mucho, no puede trotar ni correr. Estos antecedentes permiten
dimensionar la entidad del daño sufrido por la actora Alejandra Ibarra, siendo lo más complicado la
fractura de su columna vertebral, que le produjo varios meses de incapacidad, lo que equivale al pretium
doloris que será indemnizado con la suma de $20.000.000 (veinte millones de pesos).
Décimo Noveno: Que Daniel Antonio Rey Aguilera, de acuerdo al Informe Técnico de Investigación
del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros de Chile, resultó policontuso,
constusión cuero cabelludo, contusión nasal, de carácter leve; el informe médico de la Asociación Chilena
de Seguridad de 8 de agosto de 2007, indica que este paciente fue atendido desde el 13 de octubre de 2006
al 27 de diciembre de ese año por cuadro de fractura costal izquierda, estudiado con Rx tórax AP-LAT
mostrando pulmones expandidos, senos costo diafragmáticos libres y en Rx parrilla costal izquierda
presenta una fractura en la 7ma. costilla izquierda distal, fue tratado con reposo y medicamentos, además
de kinesioterapia en rehabilitación física, asimismo, fue evaluado por un equipo de salud mental con
diagnóstico de estrés post traumático y tratado con clonazepam y paroxetina orales, y sicoterapia. Los
testigos Ingrid Paola Bernal Veliz y Alejandro Adolfo Ortiz Fernández, expusieron la primera que Daniel
Rey no se atrevía a manejar, ni a tomar un bus, tenía trastorno del sueño y mucha inseguridad; el segundo
testigo señaló que por ser compañeros de trabajo pudo advertir el miedo, pánico. Los antecedentes
colacionados permiten establecer que el actor sufrió daño moral que será indemnizado con una suma de
dinero fijada prudencialmente en $10.000.000 (diez millones de pesos).
Vigésimo: Que Edgardo Ernesto Ramírez Romero, según la adición del parte denuncia de la Tenencia
de Carabineros de La Cruz de 19 de octubre de 2006, resultó con esguince inguinal de la pierna izquierda,
contusión bucal y fractura dental, según el médico que lo atendió en el Hospital Mario Sánchez de La
Calera, desde donde fue trasladado a la clínica Los Leones y después a la ACHS; el informe de la ACHS,
señala que sufrió una contusión bucodentaria con periodontosis crónica y contusiones múltiples, fue dado
de alta el 28 de octubre de 2006, El testigo Carlos Alfonso Correa Blanco expuso que Edgardo Ramírez
perdió parte de las piezas dentales y sufrió una inflamación en la parte lumbar, lo que le consta porque lo
vio llegar un mes y medio después del accidente a la tienda, le faltaba parte de la dentadura y tenía dolores
en su espalda, añadió que trabajó hasta agosto de 2008 con él y se veía ido, no concentrado; por su parte el
deponente Sebastián Antonio Ortiz Ibacache, señaló que Edgardo Ramírez tuvo varias secuelas
emocionales y sicológicas. Los medios probatorios que se han colacionado llevan a determinar
prudencialmente como indemnización por los perjuicios sufridos por este demandante en la suma de
$5.000.000 (cinco millones de pesos).
Vigésimo Primero: Que don Francisco Segundo Guajardo González de conformidad con el Informe
Técnico de Investigación del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros de
Chile, sufrió una contusión nasal y una contusión lumbar, de carácter menos grave, según el médico de
turno del Hospital de La Calera y del Informe médico Legal N° 1038-07 de 31 de agosto de 2007, emitido
por el Dr. Valenzuela Tapia, se determinó que resultó con fracturas apófisis transversas lumbares a los
niveles L1-L2-L3, fractura nasal y contusiones múltiples, concluyendo que las lesiones son de pronóstico
grave, que tardan en sanar entre doscientos diez y doscientos veinte días con similar tiempo de
incapacidad de no presentar complicaciones; lo mismo consta del certificado emitido por la ACHS el 12
de julio de 2007 y se aprecia su estado en las cuatro fotografías de su hospitalización. El testigo Sebastián
Antonio Ortiz Ibacache expuso que Francisco Guajardo sufrió daño moral, porque el accidente le causó
una gran pena sobre su futuro laboral y el testigo Carlos Alfonso Correa Blanco refirió que cuando
Francisco Guajardo volvió a trabajar, se exaltaba como si nada, y que actualmente tiene deformado el
tabique nasal e incluso cuando se suena vota un poco de sangre. Estos medios probatorios permiten
determinar prudencialmente la indemnización por daño moral, relativo al pretium doloris y al daño
estético producto de la desviación del tabique nasal del actor, en la suma de $25.000.000 (veinticinco
millones de pesos).
Vigésimo Segundo: Que respecto de don Miguel Ángel Areosa Carvajal, del Informe Técnico de
Investigación del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros de Chile, consta
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que resultó policontuso, de carácter leve, según el médico de turno del Hospital La Calera; del informe
médico de la ACHS evacuado el 1 de agosto de 2007, se advierte que se le diagnosticaron contusiones
múltiples otorgándosele el alta definitiva el 25 de octubre de 2006; los testigos Sebastián Antonio Ortiz
Ibacache y Carlos Alfonso Correa Blanco, exponen que tuvo daños físicos y daño psicológico, que
incluso ahora cojea un poco de su pierna derecha. En lo que toca a la cojera, el informe de la ACHS
indicó que se trataba de una enfermedad ajena al accidente y de tipo degenerativa, por lo que no se tomará
en cuenta para determinar la indemnización por el daño moral y considerando que se trata de contusiones
múltiples, que causaron dolor físico, se determinará la indemnización por el daño moral en la suma de
$3.000.000 (tres millones de pesos).
Vigésimo Tercero: Que, en lo que atañe a doña Carolina Andrea Kirwood Ugalde, de acuerdo al
Informe Técnico de Investigación del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros
de Chile, resultó con fracturas en ambas piernas, de carácter grave según el médico de turno del Hospital
San Martín de Quillota, y del informe médico legal N° 1035-07, emana que sufrió fractura de ambas
piernas, además de fractura nasal, traumatismo ocular derecho, heridas faciales múltiples y contusiones
múltiples, siendo intervenida quirúrgicamente el 15 de octubre de 2006, realizándose reducción cruenta y
osteosíntesis en ambas piernas, posteriormente se realizó un tratamiento kinésico prolongado y controles
ambulatorios hasta comprobar consolidación y rehabilitación completa y a la fecha del examen presentaba
dos cicatrices en región frontal derecha y en región palpebral superior derecha de dos centímetros de
longitud y cicatrices operatorias en rodilla derecha de 5 cm. y cicatriz operatoria en pierna izquierda de 10
cm. de longitud, estableciéndose que las lesiones son de pronóstico grave, que tardan en sanar entre
cincuenta y cinco a sesenta días con similar tiempo de incapacidad de no presentar complicaciones; el
resto de la documentación médica acompañada por esta parte da cuenta en forma similar al diagnóstico
del Servicio Médico Legal, y en ella consta que estuvo hospitalizada en el IST, en más de una
oportunidad, donde debió ser intervenida quirúrgicamente y sometida a tratamientos kinésicos. en más de
treinta sesiones, en que debía desplazarse con un andador primero y con bastón después. Depusieron por
ella los testigos Cristian Osvaldo Carrasco Rivera y Allan Patricio Torres Fuentes, el primero manifestó
que la vio a fines del año 2007 y aun se desplazaba con bastones y pudo verle las cicatrices en sus piernas
y percibir su estado depresivo, o de incomodidad por esa circunstancia, en tanto el segundo testigo
expresó que vio las cicatrices en sus piernas. También se acompañaron fotografías en que se aprecian las
cicatrices en ambas piernas de la afectada, quien en algunas tomas se desplazaba en silla de ruedas y
después con un andador; también se aprecia en algunas imágenes el estado anterior al accidente.
Atendidos esos antecedentes en que consta que se trata de una mujer de 26 años de edad que resultó con
cicatrices en su rostro y en sus piernas, lo que influye en su apariencia física y redunda en su estado
anímico, la indemnización debe considerar también el perjuicios estético y el pretium doloris, de este
modo se establece la indemnización por el daño moral en la suma de $35.000.000 (treinta y cinco
millones de pesos).
Vigésimo Cuarto: Que respecto de Magda Cecilia Rivera Burgoa el Informe Técnico de Investigación
del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros de Chile señala que resultó con
una herida contusa facial, contusión torácica abdominal, de carácter reservado; el informe de lesiones N°
158-07 de 18 de julio de 2007, del Médico Legista de Copiapó Dr. Roberto Figueroa Sánchez, da cuenta
de una cicatriz antigua supraciliar izquierda de una intervención efectuada en la Clínica Reñaca en enero
de 2007, concluye que las lesiones sufridas por la afectada habrían sido compatibles con accidente de
tránsito clínicamente de mediana gravedad que debieron sanar salvo complicación médica entre 16 a 28
días, sin dejar secuela ni requerir rehabilitación por ello; se acompañaron también los antecedentes
médicos de la Clínica Reñaca que se refieren a la intervención quirúrgica artroscópica por una disfunción
femoro patelar de la rodilla derecha. Los antecedentes antes colacionados, son útiles para determinar
prudencialmente la indemnización por el daño moral de esta demandante en la suma de $8.000.000 (ocho
millones de pesos).
Vigésimo Quinto: Que en lo tocante a doña María del Pilar Enriqueta Bernabé Alday, según el
Informe Técnico de Investigación del Servicio de Investigación de Accidentes del Tránsito de Carabineros
de Chile resultó con fractura de codo, de carácter grave, según el médico de turno del Hospital San Martín
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de Quillota; el informe de lesiones N° 821-07 de 28 de junio de 2007 emitido por el Dr. Valenzuela,
médico legista de Valparaíso, estableció que al examen físico actual presentaba una luxofractura
monteggia codo izquierdo, TEC, esguince cervical y contusiones múltiples, y evolucionada y controlada
por neurocirujano y salud mental, se realizaron exámenes y se controló evaluación, presenta en la región
posterior del codo izquierdo una cicatriz de veinticinco centímetros de longitud, producto de la cirugía del
17 de octubre de 2006 y en el protocolo de operación del IST el Dr. Simonetti, consigna como diagnóstico
luxofractura de monteggia codo izquierdo con reducción cruenta y osteosíntesis olecraneana, por lo que
concluye que las lesiones son de carácter grave que tardan en sanar entre cincuenta y cinco y sesenta días,
con igual tiempo de incapacidad de no presentar complicaciones; se acompañó también la ficha de
hospitalización del IST, centro del Trauma, en que se reitera igual diagnóstico, pero se consigna además
una amnesia anterógrada, ya que no recuerda estadía en el hospital; estos padecimientos deben ser
resarcidos con una indemnización por el daño moral que se fija prudencialmente en la suma de
$20.000.000 (veinte millones de pesos).
Vigésimo Sexto: Que la prueba documental acompañada en esta instancia consistente en copias de
sentencias e informes emanados de terceros que no han concurrido a ratificarlos, no alteran lo que se ha
decidido.
Por estos fundamentos, disposiciones legales y lo dispuesto en los artículos 186 y siguientes y 208 y
siguientes, 765, 768 y 798 del Código de Procedimiento Civil, se declara:
1° Que se rechaza el recurso de casación en la forma deducido en lo principal de fojas 987, en contra
de la sentencia definitiva de treinta de enero de dos mil catorce, escrita de fojas 975 a 983, la que en
consecuencia, no es nula.
2° Se confirma la sentencia definitiva apelada, de treinta de enero de dos mil catorce, escrita de fojas
975 a 983, con declaración, que se reducen los montos fijados como indemnización de perjuicios a los
siguientes:
La demandada pagará al actor don Adolfo Alejandro Rojas Guerrero, $50.000.000 (cincuenta millones
de pesos), a doña Damaris Astete Marchant la suma de $2.000.000 (dos millones de pesos). A doña
Nicole Estefanía y a doña Francesca Alejandra Rojas Gaete, 3.000.000 (tres millones de pesos) para cada
una. A doña Elizabeth Andrea Montenegro Molina $10.000.000. (diez millones de pesos); a doña
Alejandra Eliana Ibarra Gilli, $20.000.000 (veinte millones de pesos); a don Daniel Antonio Rey Aguilera
$10.000.000 (diez millones de pesos); a don Edgardo Ernesto Ramírez Romero $5.000.000 (cinco
millones de pesos). A don Francisco Segundo Guajardo González $25.000.000 (veinticinco millones de
pesos); a don Miguel Ángel Areosa Car $3.000.000 (tres millones de pesos); a doña Carolina Andrea
Kirwood Ugalde, $35.000.000 (treinta y cinco millones de pesos); a doña Magda Cecilia Rivera
Burgoa$8.000.000 (ocho millones de pesos) y a doña María del Pilar Enriqueta Bernabé Alday la suma de
$20.000.000 (veinte millones de pesos).
Dichas sumas se pagarán con los reajustes e intereses fijados en la sentencia recurrida.
Rol N° 962-2014.-
Pronunciada por la Cuarta Sala de la I. Corte de Apelaciones de Valparaíso, integrada por el Ministro
titular Sr. Patricio Martínez Sandoval, y por los Ministros suplentes Sra. María del Pilar Labarca Rocco y
Sr. Vicente Hormazábal Abarzúa.
VISTO:
En estos autos rol Nro. 4993-2006, juicio ordinario sobre indemnización de perjuicios, seguidos ante
el 1° Juzgado Civil de Viña del Mar, caratulados "Rojas Guerrero, Adolfo y otros con Banco Santander
Chile y otra", el juez titular de dicho tribunal, por sentencia de treinta de enero de dos mil catorce, escrita
a fojas 975 y siguientes, rechazó las excepciones de pago y transacción y acogió la demanda en cuanto
condenó al demandado Banco Santander Chile a pagar por concepto de daño moral las siguientes sumas:
m) $40.000.000 en favor de María Del Pilar Enriqueta Bernabé Alday; y además deberá pagar por
concepto de lucro cesante la suma de $15.360.000,00 para Adolfo Rojas Guerrero.
La demandada impugnó dicho fallo mediante recursos de casación en la forma y apelación, a la cual
se adhirió la parte demandante, y una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por
resolución de veintidós de diciembre de dos mil catorce que se lee a fojas 1201 y siguientes, rechazó el
arbitrio de nulidad formal y confirmó la mencionada sentencia con declaración de que se reducen los
montos fijados como indemnización de perjuicios según sigue:
c) Nicole Estefanía y Francesca Alejandra Rojas Gaete, 3.000.000 para cada una;
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l) María del Pilar Enriqueta Bernabé Alday la suma de $20.000.000 (veinte millones de pesos).
En contra de esta última decisión, el demandado Banco Santander Chile deduce recurso de casación
en el fondo.
Y CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que la parte recurrente estima que el fallo ha sido dictado con infracción al artículo 2314
del Código Civil ya que se le está condenando a indemnizar un perjuicio que ya fue reparado, pues el
daño que se intenta resarcir deriva de un mismo hecho generador que, a la luz de la declaración efectuada
por los propios actores en la escritura de transacción suscrita con la codemandada, se encuentra en su
totalidad indemnizado.
En segundo lugar, se denuncia la vulneración de las normas sobre solidaridad, específicamente, de los
artículos 1511 inciso 2°, 1515 y 1522 del Código Civil y el artículo 169 de la Ley N° 18.290, ya que al
haberse resarcido todo el daño sufrido por los actores con ocasión del accidente mediante la transacción
suscrita con la codemandada, debe entenderse que también se extinguió toda obligación del banco de
indemnizar. Explica que en el ámbito de la responsabilidad extracontractual, el daño está determinado por
la avaluación que hacen las partes en una transacción o por el tribunal al dictar sentencia. En la especie,
los demandantes avaluaron sus daños en la suma de $100.000.000 por lo que, pagado dicho monto, se
extinguió toda deuda ya que el daño generado a consecuencia del accidente de tránsito es uno solo,
independiente que se haya demandado a varias personas por eso. Lo anterior es sin perjuicio de las
acciones de reembolso que después tiene la empresa de transportes en contra del Banco, en virtud del
contrato de leasing que los liga.
En tercer término, el banco demandado alega que se han transgredido las normas relativas a la
transacción, a la extinción de las obligaciones y a la interpretación de los contratos, contenidas en los
artículos 2446, 2460, 2461, 2462; 1567, 1568 en relación con 1522, y 1560, 1561, 1563 y 1564 todos del
Código Civil. Argumenta que si bien la transacción no produce sus efectos sino entre los contratantes, los
sentenciadores debieron hacer interpretación armónica de dicho contrato junto a las normas que gobiernan
la solidaridad pues de haberlo hecho así habrían concluido que no es posible acceder a la demanda. El
fallo impugnado rechazó la excepción de transacción opuesta solo en virtud del efecto relativo del
contrato de conformidad al artículo 2461 Código Civil, pero también debió tener en cuenta lo dispuesto en
los artículos 2317 del Código Civil y 169 de la Ley de Tránsito que regulan expresamente la solidaridad
pasiva, de manera que en este caso la transacción no es una defensa de carácter personal. Además se han
aplicado las normas de la solidaridad para condenar al pago de la indemnización, pero no para resolver las
excepciones de transacción y pago.
consideraron los efectos jurídicos que emanan de la transacción y que alcanzan al desistimiento
efectuado en autos por los demandantes, el que por más restringido que se pretendiera, no puede vulnerar
lo dispuesto en el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil.
Finalmente, el recurrente sostiene que se han transgredido los artículos 1700 del Código Civil y 342
del Código de Procedimiento Civil, ya que no se han tomado en cuenta las declaraciones formuladas por
los demandantes en cuanto a que el monto pagado en aquella es por todo el daño sufrido, lo que
constituye plena prueba respecto a la reparación íntegra del daño, al estar consignada en la escritura
pública. De haber ponderado correctamente el documento, necesariamente se habría rechazado la
demanda pues el daño ocasionado a los actores, según sus propios dichos, ya había sido reparado.
SEGUNDO: Que para la adecuada resolución del presente arbitrio, resulta útil tener presente los
siguientes antecedentes que constan de autos:
a) a fojas 1, 241, 288 y 293 el abogado Juan Vasseur Aguirre en representación de Adolfo Alejandro
Rojas Guerrero, de su hija Nicole Estefanía Rojas Gaete, de Damaris Astete Marchant, Francesca
Alejandra Rojas Gaete, Francisco Segundo Guajardo González, Miguel Ángel Areosa Carvajal, Elizabeth
Andrea Montenegro Molina, Alejandra Ibarra Giglli, Edgardo Ernesto Ramírez Romero, Daniel Antonio
Rey Aguilera, Carolina Andrea Kirkwood Ugalde, Magda Cecilia Rivera Burgoa, y María Del Pilar
Enriqueta Bernabé Alday interpone demanda en contra de la empresa Transportes Verschae S.A. y el
Banco Santander Chile a fin de que éstos sean condenados solidariamente al pago de las sumas que en su
libelo indica por los daños sufridos a raíz del accidente ocurrido el 13 de octubre de 2006 a las 9:50 horas,
cuando el tracto camión de la empresa Transportes Verschae S.A. inscrito a nombre del Banco iba
conducido por Nelson Javier Zamora Escobar y en instantes en que se trasladaba de oriente a poniente por
la ruta 60 CH a la altura del kilómetro 10, comuna La Cruz, Quinta Región, se salió de su pista, sobrepasó
el eje central de la calzada y quedó cruzado en la pista contraria donde venía un bus en que viajaban los
actores. Alegan que el accidente se debió a poca experiencia del conductor del camión y a su negligencia
al conducir en exceso de velocidad y sin estar atento a las condiciones del tránsito, falleciendo 4 personas
en tanto otras 20 resultaron con lesiones de distinta gravedad.
c) a fojas 136 y 385, el Banco Santander Chile contesta la demanda, solicitando su rechazo, con
costas. En primer término controvierte los hechos de la demanda, negando toda responsabilidad en ellos,
por lo que será cargo del actor probar cada uno de los elementos de la acción intentada.
Indica que si bien es dueño del vehículo, no lo detenta ni lo explota comercialmente, ya que lo entregó
en leasing a Transportes Verschae S.A. mediante contrato suscrito el 22 de octubre de 2004, por lo que es
esta última en su calidad de arrendataria, quien en definitiva actúa como verdadero dueño y explotador del
vehículo sin tener por lo demás ninguna relación jurídica con el conductor. Sostiene que el arrendatario
debía usar el bien de acuerdo a las aptitudes de éste, acatando la normativa del tránsito y haciéndose
responsable de cualquier daño que se pueda causar a terceros con el uso del bien arrendado. Por lo
anterior, a su juicio, resulta inaplicable en la especie el artículo 174 de la Ley N° 18.290.
Subsidiariamente solicita que el monto sea rebajado prudencialmente y se le exima de las costas del
juicio.
d) mediante presentación de 16 de abril de 2010, que rola a fojas 710, los actores se desisten en todas
sus partes de la demanda pero sólo respecto de Transportes Verschae S.A.
e) a fojas 751, el Banco Santander Chile opone, de conformidad al artículo 310 del Código de
Procedimiento Civil, las excepciones de transacción y pago acompañando para tal efecto la escritura de
16 de abril de 2010 en la cual consta que Transporte Vesrchae S.A. pagó a los actores una suma única y
total de $100.000.000.
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TERCERO: Que de acuerdo a los términos en que se planteó la controversia y la prueba rendida por
las partes, los sentenciadores tuvieron asentados los siguientes hechos:
a) el día 13 de octubre de 2006 Nelson Javier Zamora Escobar conducía el tracto camión P.P.U. YK-
5316 y a la altura del sector Pocochay de la Comuna de La Cruz perdió el control de dicho vehículo
sobrepasando el eje de la calzada demarcada con línea continua, obstruyéndole la normal pista de
circulación al bus P.P.U. WG-6192, marca Mercedes Benz.
b) a raíz de dicha colisión resultaron con lesiones los actores Adolfo Alejandro Rojas Guerrero,
Francisco Segundo Guajardo González, Elizabeth Andrea Montenegro Molina, Alejandra Eliana Ibarra
Giglli, Magda Cecilia Rivera Burgoa y María Del Pilar Enriqueta Bernabé Alday, Damaris Astete
Marchant, Miguel Ángel Areosa Carvajal, Edgardo Ernesto Ramírez Romero, Daniel Antonio Rey
Aguilera, y Carolina Andrea Kirkwood Ugalde.
c) el Banco Santander Chile es dueño del vehículo consistente en un tracto camión, marca Scania, año
2005, patente YK.5316-9.
CUARTO: Que el fallo objeto del recurso estima que el actuar del conductor del tracto camión
constituye un cuasidelito civil al causar daños a los actores e infringir los artículos 114 (actual 108) y 123
(actual 119) de la Ley N° 18.290 y habiéndose consignado que el Banco Santander era dueño del vehículo
causante del accidente, determina que este último debe responder solidariamente por los daños que se han
ocasionado con su uso a los demandantes de conformidad al artículo 174 de la mencionada ley, sin que se
haya acreditado por la institución demandada, para eximirse, que el tracto camión haya sido usado contra
su voluntad.
QUINTO: Que en relación a las excepciones de transacción y pago opuestas por el Banco, el tribunal
de primer grado las desestimó atendido los términos de la escritura pública de Transacción, Renuncia,
Aceptación y Finiquito que sólo hace referencia a Transportes Verschae S.A con quien los actores
acordaron el pago de una suma alzada, dejando especial constancia de que el desistimiento de la demanda
es exclusivamente respecto de dicha empresa.
La Corte de Apelaciones, al confirmar el fallo, agrega que las excepciones se basan en la existencia de
la solidaridad pasiva, no obstante en su defensa se sostuvo que no concurría dicha responsabilidad
respecto del Banco Santander Chile S.A., por tratarse únicamente de una empresa de leasing, criterio que
abandonó al oponer dichas alegaciones, contradiciendo por lo demás la teoría de los actos propios, que
ahora pretende hacer valer en contra de los actores, a propósito de lo que -en su concepto- emanaría del
contrato de transacción.
Estima que la solidaridad establecida en la ley es una garantía establecida a favor de la víctima por lo
que existe la posibilidad que ésta renuncie expresa o tácitamente a ella respecto de uno de los deudores
solidarios o respecto de todos, y así lo prescribe el artículo 1516 del Código Civil al señalar que se
entiende que "se renuncia tácitamente en favor de uno de ellos, cuando le ha exigido o reconocido el pago
de su parte o cuota de la deuda, expresándolo así en la demanda o en la carta de pago, sin la reserva
especial de la solidaridad, o sin la reserva general de sus derechos". "Pero esta renuncia expresa o tácita
no extingue la acción solidaria del acreedor contra los otros deudores, por toda la parte del crédito que no
haya sido cubierta por el deudor a cuyo beneficio se renunció la solidaridad".
Sostiene por otra parte que con la transacción las partes ponen término a un litigio pendiente, siendo
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en esencia un contrato oneroso para ambas partes, y sin que ninguna de ellas reconozca responsabilidad en
los hechos que motivan el pleito, se avienen y ponen término al juicio extinguiendo las obligaciones que
motivaron la demanda en todo o parte acorde a lo previsto en el N° 3 del artículo 1567 del Código Civil,
sin esperar los eventuales resultados de la sentencia del Tribunal ante el que se litiga, lo que desde luego
considera la renuncia de parte de las pretensiones que cada uno estima favorecerles, concluyendo que es
precisamente lo que ha ocurrido en el presente caso como se desprende de la escritura pública suscrita
donde consta que la intención de los contratantes fue poner término al litigio únicamente respecto de
Transportes Verschae S.A.
Concluye el fallo que de lo pactado se advierte que los demandantes reconocieron al demandado
Transportes Verschae S.A. el pago de su parte o cuota de la deuda y con ello renunciaron tácitamente a su
derecho a cobrarle la indemnización que pretendían al interponer su demanda, en la que ejercieron el
derecho a demandar a todos los responsables solidarios por ley de los perjuicios causados con un
cuasidelito, derecho que puede renunciarse en la forma antedicha, pero sin perjudicar ni favorecer las
relaciones jurídicas de los demás demandados.
SEXTO: Que los reproches formulados en el arbitrio de nulidad dicen relación, en definitiva, con el
efecto que produce el contrato de transacción suscrito entre los actores y la codemandada Transportes
Verschae S.A., pues sostiene el recurrente que dicho pacto también extingue su obligación respecto de los
demandantes de manera que resulta improcedente que sea condenado al pago de indemnizaciones en su
favor.
SÉPTIMO: Que, regulando la transacción, el artículo 2461 del Código Civil dispone que: "La
transacción no surte efecto sino entre los contratantes.
"Si son muchos los principales interesados en el negocio sobre el cual se transige, la transacción
consentida por el uno de ellos no perjudica ni aprovecha a los otros; salvos, empero, los efectos de la
novación en el caso de solidaridad".
Se ha entendido que la regla se explica por tratarse de un contrato, el cual tiene efectos relativos y,
más aún, es de los llamados intuito personae (así, con más explicaciones Gutiérrez Olivos, Sergio: "El
Contrato de Transacción ante la doctrina y la Jurisprudencia." Imprenta Stanley. Santiago, 1945, p. 19;
Vodanovic, Antonio: "Contrato de Transacción." Editorial Jurídica ConoSur Ltda. 3ª edición. Santiago,
1993, ps. 134 y 135; Galaz Ulloa, Sergio: "El Contrato de Transacción." Concepción, 1944, p. 50) como
aparece del artículo 2456 inciso 1° del Código Civil, que expresa: "La transacción se presume haberse
aceptado por consideración a la persona con quien se transige".
En este mismo sentido se ha resuelto que las transacciones celebradas no afectan ni obligan sino a los
que las otorgan y no a las personas que sólo han figurado en las causas transigidas (Gaceta de los
Tribunales de 1915, sent. 454, p. 1175).
OCTAVO: Que lo más importante para el presente conflicto es que, en deudas solidarias, para los
efectos de la transacción la regla consignada es restrictiva y prevalece, por cuanto limita el efecto al solo
deudor que celebra la transacción y prima al ser norma especial que de conformidad al principio
contenido en los artículos 4 y 13 del Código Civil se impone sobre aquellas reglas que invoca el
recurrente.
NOVENO: Que, por otra parte, cabe tener presente que el artículo 2446 del Código Civil define la
transacción como un contrato en que las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o
precaven un litigio eventual, siendo la primera de las hipótesis la que ha ocurrido en la especie entre los
demandantes y Transportes Verschae S.A.
En ese contexto, el pago de la suma única y total de $100.000.000 que efectuó la empresa de
transportes no aparece aislado, sino en el contexto de un pleito indemnizatorio en el que a la época de la
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suscripción del contrato aún no había responsabilidad, ni legal ni de otra fuente, que estuviere establecida,
de tal manera que dicha suma no obedece sino a una avaluación que las propias partes contratantes
efectuaron de los perjuicios en el contexto de las concesiones recíprocas que ellas realizan para poner
término al juicio, pero no significa que dicho monto cubra efectivamente todo el daño establecido en el
proceso. Y si bien en el contrato de transacción los actores han declarado que la suma acordada
comprende todo daño que hubiere ocasionado Transportes Verschae S.A. con ocasión del accidente, dicha
estipulación sólo dice relación con tal empresa, pues tal como se dijo en la motivación anterior los efectos
de la transacción sólo alcanzan a quienes comparecieron a ella.
DÉCIMO: Que, de esta forma, no se vislumbra la transgresión al artículo 2314 del Código Civil ya
que con la transacción tantas veces citada no se ha reparado todo el daño que ocasionó a los demandantes
el accidente ocurrido en octubre de 2006. Lo anterior se ve reforzado por haberse acreditado en estos
autos la existencia de un perjuicio -moral y por lucro cesante-, hecho asentado que no ha sido cuestionado
por el recurrente y que, de conformidad a la ley, debe ser indemnizado.
UNDÉCIMO: Que tampoco se han desconocido las normas relativas a la transacción, a la extinción
de las obligaciones, a la interpretación de los contratos ni a la solidaridad, pues en su conjunto la
vulneración o correcta aplicación de esas reglas queda decidida por los pronunciamientos que ya fueron
consignados en los raciocinios precedentes, sin que se advierta una alteración en la calificación
contractual ni en los términos en que fue suscrita la transacción que justifique entender que ella no sólo
afecta a quienes concurrieron y que importe una extinción de la obligación de indemnizar que ha surgido
para el banco demandado.
DUODÉCIMO: Que por último no se observa infracción a los artículos 1700 del Código Civil y 342
del Código de Procedimiento Civil en relación al valor probatorio otorgado a la escritura de transacción
ya que, como instrumento público que es y no existiendo prueba suficiente en contrario, no se duda de su
existencia y contenido, por lo que esa norma probatoria ha sido claramente respetada. Por otra parte, el
artículo 342 del ordenamiento procesal constituye un precepto que se limita a enunciar cierto tipo de
documentos a los cuales corresponde asignarles el carácter de públicos, sin alcanzar la entidad de norma
que rige la prueba pertinente al remedio procesal extraordinario que se ha ejercido en esta sede, puesto
que en dicha disposición no se establecen medios de prueba, no impone la carga de la misma a alguno de
los litigantes, ni determina imperativamente el valor que se debe asignar a los elementos de convicción
agregados al proceso.
DÉCIMO TERCERO: Que, por consiguiente, los errores de derecho en que se ha fundado el presente
recurso de casación en el fondo no se han cometido del modo postulado por el recurrente, razón por la que
su arbitrio de nulidad habrá de ser desestimado.
Y visto, además, lo dispuesto en el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza, sin
costas, el recurso de casación en el fondo interpuesto por el abogado Eduardo Weinstein Serebrenik, en
representación del Banco Santander Chile, en lo principal de la presentación de fojas 1216, en contra de la
sentencia veintidós de diciembre de dos mil catorce, que se lee a fojas 1201 y siguientes.
Rol N° 1666-2015.-
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sr. Héctor Carreño S., Sr.
Guillermo Silva G., Sra. Rosa Maggi D., Sr. Juan Eduardo Fuentes B. y el Abogado Integrante Sr. Rafael
Gómez B.
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