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La atención de la locura en la

Beneficencia de Cundinamarca,
durante el periodo 1950-1970. Una
lectura desde las historias clínicas.

MARIA DEL CARMEN CASTRILLÓN V.

No. 174

1
CIDSE

Documento de trabajo No. 174

Abril de 2018
ISSN 0122-5944

Universidad de valle

Facultad de Ciencias

Sociales y Económicas

Apartado Aéreo 25360

Teléfonos: 331 5200 y 321 2346


FAX: 331 5200

Email: [email protected]

Cali, Colombia

2
La atención de la locura en la Beneficencia de Cundinamarca, durante el periodo 1950-1970.
Una lectura desde las historias clínicas.

María del Carmen Castrillón V.

La atención de la locura en la Beneficencia de Cundinamarca, durante el


periodo 1950-1970. Una lectura desde las historias clínicas. 1

María del Carmen Castrillón V.


Profesora del Departamento de Ciencias Sociales
Grupo de Investigación “Sociedad, Historia y Cultura”
Introducción
Este documento busca aproximarse a las dinámicas institucionales que
caracterizaron la atención de los enfermos mentales, en los establecimientos de la
Beneficencia de Cundinamarca, en un periodo de transformaciones institucionales
en la atención de la locura en el país, en el cual que confluyeron nuevas maneras
de concebir y diagnosticar la “locura”, por la vía de la psiquiatría, principalmente. Se
trató de un periodo que visibilizó la fuerza del discurso médico frente a otros,
asociados a la religión y a lo sobrenatural, siendo parte de un largo proceso de
“secularización” de la locura en Occidente.
Desde la exploración de las historias clínicas, surge el interés por focalizar las
prácticas psiquiátricas predominantes, teniendo en cuenta que este tipo de
documento puede ser revelador de continuidades y cambios de las instituciones de
asistencia social para registrar, clasificar y contener a los “otros”, en este caso, los
llamados locos y locas. Se asume entonces un enfoque historiográfico para leer las
historias clínicas, tal como lo propone Huertas (2012: 151), quien afirma que
documentos como estos, no sólo evidencian una “praxis clínica” y unos paradigmas
médico-psiquiátricos predominantes (aunque no siempre coincidentes con dichas
praxis), sino que también permiten otro tipo de análisis de historia social, al facilitar
información demográfica, epidemiológica y del funcionamiento institucional de los
establecimientos destinados a esta población. En este sentido, es posible conocer
diagnósticos, tratamientos, perfiles sociales de la población atendida, fechas de
ingreso y reingresos, permitiendo construir datos sobre

1 La escritura de este documento contó con el apoyo financiero del Centro de Investigaciones y
Documentación Socioeconómica – CIDSE, de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas, de la
Universidad del Valle. En el procesamiento de información participaron el sociólogo Mateo Montes y
la estudiante de Sociología Diana Morales.
3
“cronificación y custodialismo”. Estos últimos datos puestos en perspectiva,
constituirían un contrasentido, justamente cuando el periodo que aquí se abarca,
estuvo atravesado por los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), que dio lineamientos para reconceptualizar la enfermedad mental y con ello,
introducir una fuerte línea preventiva de la atención psiquiátrica que redujera las
prácticas manicomiales y fortaleciera otros mecanismos terapéuticos ambulatorios,
de la mano de otros saberes interdisciplinarios (como la psicología y el trabajo
social, por ejemplo)2.
En el ámbito estatal nacional, estas agendas estaban discursivamente conectadas,
pues ya desde los años 30 del Siglo XX, bajo el régimen del Partido Liberal, se
avizora un proceso de institucionalización de las políticas sanitarias en el país, que
buscaba introducir la idea de la salud como deber de Estado y como principio de
progreso. Estos procesos de reorganización e implementación de nuevos sectores
de salud, que se extienden hasta finales de los años 50, tienen como eje central la
separación entre higiene y asistencia pública, además de la sectorización de los
servicios públicos-asistenciales y privados. Procesos que estuvieron marcados por
los apoyos técnicos y económicos internacionales, tales como los de la Oficina
Sanitaria Internacional, la Fundación Rockefeller, la Fundación Kellogg, el Instituto
Cooperativo Interamericano de Salud Pública (SCISP), la Oficina Sanitaria
Panamericana, que a partir de los años 40 construyen nuevos escenarios de
cooperación con los Estados Unidos, en el marco de la “Política del Buen Vecino”
(F. Roosevelt) y del Plan Marshall. Quevedo et. al. (2000: 396) destacan que la
Fundación Rockefeller, con fuerte impacto en las políticas sanitarias en América
Latina, influyó determinantemente en la institucionalización del modelo médico y
salubrista norteamericano, apoyando la creación del Instituto Nacional de
Epidemiología y la Escuela Nacional de Enfermeras (1942), del Ministerio de
Higiene (1946) y el Ministerio de Salud (1953). En tal orientación, se dieron cambios
determinantes en el campo de la educación médica y en la atención hospitalaria,
con la intervención de la Misión Humphreys (1948) y la Misión Lapham (1953),
creándose varias facultades de medicina, bajo el modelo flexneriano 3.

2 Por ejemplo, en los informes del Comité de Expertos en Higiene Mental de la OMS de 1950 y 1953,
se van configurando estos lineamientos de prevención. En el informe técnico de 1957, titulado “El
hospital psiquiátrico, centro de acción preventiva de la salud mental”, se cristaliza un modelo
institucional de establecimiento que realice su labor terapéutica bajo una estructura “abierta” –no
asilar-, articulada a las dinámicas socioculturales de la población atendida y con un equipo
interdisciplinario e integrado, con una estandarización administrativa de los registros clínicos.
3 Este modelo (impulsado por el pedagogo estadounidense Abraham Flexner) sentó sus bases
cognitivas en la medicina experimental y positivista, dando prioridad a una formación especializada
por ciclos de aprendizaje y en espacios estrictamente universitarios. Asimismo, se propugnó por la
práctica clínica en hospitales y el desarrollo de la investigación y la enseñanza dentro de las
facultades de medicina, con un énfasis preventivo (Pagliosa; Da Ros, 2008: 496). Dentro de las
facultades creadas están la de Popayán (1950); Cali (1950) y Manizales (1952).
4
Estos procesos de intervención extranjera apuntaron hacia la modernización del
campo de la salud pública en el país, claro está dentro de reglas e intereses
geopolíticos alrededor de las relaciones de mercado con países como Colombia,
con escasa industrialización, pero al mismo tiempo productor importante para los
Estados Unidos. Se trató de un proceso que apuntó a cambios en las concepciones
y prácticas salubristas, pero que no trajo resultados inmediatos, pues el arraigo de
nuevos enfoques se vio mediado por las dinámicas nacionales de un Estado apenas
configurándose y con un ámbito sanitario en construcción (Eslava, 2004: 26).
En el campo de la psiquiatría colombiana esta influencia fue central tanto en la
recomposición administrativa como en la reconceptualización de los enfoques
teóricos y terapéuticos, que venían de la mano de sistemas de clasificación de las
enfermedades mentales. Investigaciones como las de Arboleda (2013), Montes
(2016) y Escobar (2009), muestran, por ejemplo, el trabajo de revisión y promoción
del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales-DSM I y II por parte
de la OMS en la década del 50. Ambos, con sus variantes, estuvieron orientados
por la psiquiatría psicodinámica y psicoanalítica, además de enfatizar servicios
alternativos en los hospitales psiquiátricos, como camino para el desarrollo de una
medicina preventiva. Asimismo, la Fundación Rockefeller otorgó becas a algunos
psiquiatras para su formación especializada, también auspiciados por el Plan
Tulane-Colombia, que consistía en la formación de profesores nacionales en Nueva
Orleans (Universidad de Tulane), aunque también de visitas de profesores de dicha
universidad al país.
El tratamiento de las historias clínicas tiene un carácter exploratorio, toda vez que
los expedientes de los establecimientos psiquiátricos disponibles en el Archivo
Central de la Beneficencia de Cundinamarca no tenían hasta el periodo de revisión,
un repositorio organizado ni tampoco una localización precisa, tal como se puede
evidenciar en otros establecimientos psiquiátricos, estudiados durante periodo
similares o próximos 4. Para estos casos, se valida los planteamientos
metodológicos de Huertas (2001: 28), quien afirma que, cuando el número de
historias sea mayor, es posible identificar una amplia variedad de clasificaciones
diagnósticas y terapéuticas. En este estudio, no se conoce el número global de
historias clínicas para indicar cierta representatividad, aunque tampoco se pretendía
este alcance estadístico. Estudios de caracterización como los de Sánchez Salcedo
(2016) y Gutiérrez Avendaño (2015) sobre el Hospital Psiquiátrico San Isidro de
Cali, también se construyen sobre un horizonte exploratorio para el periodo 1950-

4 Por ejemplo, el estudio de Escobar (2009), sobre el Instituto Psiquiátrico San Camilo de
Bucaramanga, durante el periodo 1953-1967, arroja datos precisos sobre un total de 1891 historias
clínicas. También se puede mencionar para México, el estudio de Ríos et. al. (2016) sobre el
Manicomio La Castañeda durante 1910-1968, que albergó a 61.480 pacientes, de los cuales tomaron
una muestra del 20% para construir datos estadísticos de tipo sociodemográfico y clínico, en clave
historiográfica.
5
1970, ya que tampoco hay registros precisos de la cantidad de historias clínicas, al
confirmarse –con los responsables del Archivo de Estadística- la desaparición de
las fichas que reposaba esta información. Por otro lado, el estudio Gutiérrez
Avendaño y Marín Monsalve (2012) sobre el Manicomio Departamental de Antioquia
para el periodo 1920-1959, establece una selección de 77 historias clínicas de un
estimado de 3500 historias, para establecer una caracterización de los pacientes,
de sus tratamientos, los cambios en las representaciones predominantes de los
“locos”. Igualmente, se encuentra el trabajo comparativo de Gutiérrez Avendaño
(2015) para Medellín, Bogotá y Cali, en el que muestra datos agregados sobre
ingresos, tiempo de permanencia en el asilo, motivos de salida, responsable o
acudiente, diagnósticos, y tratamientos, durante el periodo 1900-1968. Para el caso
de Bogotá, el autor se enfoca en el periodo 1907-1922, describiendo datos de 800
casos registrados en los libros de entradas y salidas de los Asilos de Indigentes y
Locos de San Diego (1907-1922) y 400 casos del Asilo de Locas de Bogotá (1918-
1922), disponibles en el Archivo Central de la Beneficencia de Cundinamarca 5.

Lo central entonces de la exploración, es poder construir indicios cualitativos


relevantes, no generalizables, de las prácticas médicas y de los propios pacientes
que circularon por los establecimientos de la Beneficencia de Cundinamarca,
buscando articulaciones historiográficas con el campo psiquiátrico nacional y con
los contextos sociales e institucionales que los dinamizaron. Del conjunto de
carpetas disponibles en el Archivo Central de la Beneficencia, se pudo hacer una
sistematización de 283 historias clínicas entre 1950 y 1970, a partir de la cual se
elaboró una base de datos 6, conservando la estructura básica de las historias
compuesta en orden sucesivo por información sociodemográfica y de ingreso del
paciente; contexto y antecedentes familiares; examen somático y psiquiátrico
(anamnesis); diagnóstico y tratamientos. Hay que anotar que algunas variables no
tienen información o tienen errores en el diligenciamiento. Los formatos de las
historias clínicas se fueron modificando, a partir de la inclusión de nuevas variables
de tipo social y clínica, estas últimas, ofreciendo mayores datos sobre la evolución
y/o cronificación del paciente. Asimismo, las historias vienen acompañadas por
diversos anexos de tipo clínico (exámenes de laboratorio, por ejemplo),
administrativo (traslados, solicitudes judiciales, etc.) o asistencial (valoraciones de
trabajadores sociales).

5 Dice el autor (p. 123), que en estos libros de entrada no se registraban los responsables de llevar
a cada enfermo a los asilos, pues en el Archivo Central de la Beneficencia solo se encuentran
historias clínicas desde 1960. Aunque en este estudio pudo hallarse algunas historias clínicas de
1950.
6 El registro de la estructura básica de las historias trató de mantenerse ingresando la información

en Access, permitiendo posteriormente, construir los datos agregados en Excel.


6
De todas formas, para efectos de esta exploración, los datos trabajados se
construyen sobre esos componentes básicos, ya que un análisis detallado de los
propios formatos –como expresión de cambios históricos en la construcción y
clasificación de enfermedades-, requiere un enfoque más minucioso en términos de
análisis discursivo. Puede indicarse que los cambios en los formatos de las historias
clínicas vienen de la mano de los procesos de profesionalización de la psiquiatría,
que como se mencionó arriba, estaban promovidos de forma determinante por los
enfoques extranjeros sobre la salud mental (en especial los enfoques
norteamericanos)7. De otra parte, se transcribieron 17 historias clínicas del mismo
periodo, con el fin de complementar y focalizar cualitativamente algunos datos
generados de la base de datos. La selección de estas historias clínicas trató de
establecer cierta correspondencia con el volumen de historias por década
registradas en la base datos. Así las cosas, y por la disponibilidad de carpetas en el
Archivo Central de la Beneficencia de Cundinamarca, se encuentra un peso mayor
de la década del 60 (80%), pero desde este horizonte cualitativo y exploratorio, no
desdeña la información aportada por la década del 50 (20%)8.

La Beneficencia de Cundinamarca y sus establecimientos

Como todas las instituciones del Estado que se conformaron en el periodo, los
establecimientos destinados a la locura (conocidos como asilos o manicomios)
desarrollaron una forma específica de trabajo sobre los otros. Desde sus inicios que
inicialmente, tuvo una función de ayuda a los “más necesitados” antes que una
función estrictamente clínica, racionalizada y centralizada por el Estado. Desde las
propias historiografías nacionales, sobre la psiquiatría y sus instituciones, lo que se
demuestra es que hubo una combinación de discursos filantrópicos, caritativos y
religiosos, con el influjo y negociación de diversos actores sociales e institucionales.
Vale la pena citar a Porter (2003: 101-102), quien resume de manera clara y en
contraste con perspectivas que esencializan el enfoque del control social, este
contexto de surgimiento de la psiquiatría y de los asilos:

7 Los estudios de Escobar (2009: 48-49) y de Montes (2016: 70-74), ofrecen elementos históricos
interesantes acerca de los cambios en los formatos de las historias clínicas en Bucaramanga y Cali
respectivamente.
8 Recientemente, se tuvo noticia del proceso de traslado al Archivo General de la Nación de 36000

historias clínicas y documentos administrativos del Hospital Neuropsoquiátrico Julio Manrique de


Sibaté (fundado en 1937) para su salvaguarda y clasificación.
http://www.mincultura.gov.co/prensa/noticias/Paginas/AGN-rescata-patrimonio-documental-
relacionado-con-la-historia-de-la-neuropsiquiatr%C3%ADa-en-Colombia.aspx Consultada el día 13
de octubre de 2017. Esta decisión constituye un paso fundamental en la preservación de parte del
Archivo de la Beneficencia de Cundinamarca, el cual, con casi 150 años de existencia, se encuentra
en condiciones riesgosas, al estar en una gran bodega, sin tratamiento alguno, es decir, sin una
organización basada en los criterios oficiales de clasificación, ordenación y descripción de archivos
de las entidades públicas y privadas (Acuerdo 5 de 2013 Archivo General de la Nación)
7
“Resulta simplista, pues, interpretar el surgimiento de la psiquiatría institucional desde
una perspectiva funcional o de conspiración, como si se tratara de una nueva cacería
de brujas o de una herramienta de control social diseñada para allanar el camino de la
emergente sociedad industrial. Es necesario entender la solución del asilo menos
como una política central y más como el punto de encuentro de una multitud de
negociaciones relacionadas con las necesidades, los derechos y las responsabilidades
de diversos segmentos de una economía de consumo mixta que contaba con un sector
de servicios en plena efervescencia. El confinamiento (y la subsiguiente libración) de
un enfermo normalmente no tenía que ver con mandatos oficiales; era, más bien, el
producto de una compleja cadena de pactos entre familiares, comunidades,
funcionarios de la localidad, magistrados e inspectores.”

Desde las dinámicas institucionales, la historia de los establecimientos psiquiátricos


de Cundinamarca, se encuentra estrechamente ligada a la creación de la Junta
General de Beneficencia de Cundinamarca en 1869, la cual cristaliza el esfuerzo de
los liberales para dimensionar los problemas sociales dentro de las
responsabilidades del Estado. La asistencia social en salud y protección se
centralizarían en políticas de estado, mientras que la educación quedaría a cargo
de la Junta de Instrucción Pública. Como afirma Castro (2014: 31, 35), la Junta
General de Beneficencia de Cundinamarca, surgida en un contexto de pobreza y
miseria, fue la primera en fundarse; luego se fueron creando otras (Antioquia-1882;
Santander -1902; Valle-1931), pero no con el alcance de la de Cundinamarca. Dos
décadas después, en 1886, se crea la Junta General de Higiene, luego convertida
en dirección General de Higiene en 1918, preámbulo para la creación, en 1924, del
Ministerio de Salubridad, sectorizado en dos divisiones, higiene y asistencia pública.
En esta última, se articulaban las juntas generales de beneficencia regionales,
apoyando administrativamente, hospitales, asilos y orfanatos9. Sin embargo, como
lo demuestra la autora, hasta la década de 1960, fue central la relación contractual
con las instituciones religiosas (órdenes y congregaciones), pues en un contexto de
dificultades económicas estatales y de precariedades técnicas del personal
encargado de los establecimientos, estas comunidades entraron con fuerza por sus
conocimientos administrativos y experticia en el cuidado de enfermos y desvalidos.

Los establecimientos de la Beneficencia de Cundinamarca pasaron por cambios


edilicios y administrativos significativos. El Asilo de Bogotá o Asilo de Locos,
fundado en 1870, posteriormente pasó a llamarse Asilo de San Diego, Manicomio
de Varones, Sanatorio Frenopático Sección Sibaté y finalmente, Hospital
Neuropsiquiátrico Sección Sibaté, cerrado en el año 2009. El año 1874 sería el
momento de abrir la primera Casa de Locas, que luego se llamó Asilo de Locas,

9El Informe del Presidente de la Junta de 1919 indica que la Beneficencia de Cundinamarca tenía a
su cargo el Hospital de San Juan de Dios, el Hospicio, el Asilo de Locos, el Asilo de Locas, el Asilo
de San José de Niños Desamparados, el Asilo de Preservación para Niñas, el Asilo de Indigentes
de Mujeres y la Colonia de Mendigos de Sibaté.
8
Frenocomio de Mujeres, Hospital Neuropsiquiátrico Sección Bogotá (Rosselli, 1968,
I: 155-166; II: 433-501).

El proceso de institucionalización y modernización de los establecimientos


destinados a los “locos” y “locas” se expresa en buena medida con la búsqueda de
instalaciones más adecuadas para albergar a los enfermos mentales, teniendo eco
en los discursos modernizadores de las instituciones sociales10. Búsqueda que
también se reforzaba por las condiciones exacerbadas de hacinamiento y por lo
tanto de insalubridad, y que fueron registradas en los informes de los propios
médicos directores de dichos establecimientos. Además, los diagnósticos, los
tratamientos y la forma de denominar a los enfermos va cambiando conforme los
asilos se van organizando administrativamente y se va posicionando nuevo
personal médico especializado. En la siguiente tabla, se toman algunos registros de
los informes de la Junta General de la Beneficencia de Cundinamarca, mostrando
un poco estas dinámicas institucionales entre 1911 y 1970:

Tabla 1. Registros preliminares de cambios administrativos y locativos de


los establecimientos
Selección de Informes disponibles de la Junta de
la Beneficencia de Cundinamarca entre 1900 y 1970 11
1911 A partir de febrero de 1908 los asilos de locos/as y de indigentes se trasladaron del
antiguo edificio del convento San Diego a cuatro edificios distintos, en su lugar quedó el
Colegio del Sagrado Corazón de Jesús. El informe separa los asilos de locos y locas de
los asilos de indigentes.
1912 Se anuncia la venta del edificio San Diego para construir el manicomio y el asilo de locos
e indigentes en terreno del Molino de la Hortúa.
1914 El asilo de locos y locas está en proceso de construcción en el Molino de la Hortúa y se
llamará Manicomio de Cundinamarca.
1917 Sigue en venta el edificio San Diego, cuyo dinero será para continuar la construcción del
Manicomio, suspendida en 1916 por falta de fondos.
1918 Se logra la venta del edificio San Diego, pero la Beneficencia aún no recibe el dinero por
parte del gobierno. Sigue detenida la construcción
1920 La Asamblea de Cundinamarca y la Junta de la Beneficencia admiten usar el Molino de
la Hortúa para el Hospital San Juan de Dios en vez del manicomio. El manicomio de
varones está ubicado en un edificio llamado "Ningunaparte" y el de mujeres en "El

10 Se puede citar la opinión del vicepresidente de la Junta, en 1911, Lino de Pombo para mostrar el
malestar sobre las condiciones edilicias de los establecimientos, rezagados de los cánones
científicos esperados en la época: “Ninguno de los Establecimientos de Beneficencia do Bogotá, que
administra la Junta, está instalado de acuerdo con las prescripciones de la ciencia moderna, ni
corresponde las necesidades de la ya populosa capital de Colombia” (p. 7). Por ello, de los asilos de
locos informa que “no son edificios construidos, como debieran serlo, para el objeto á que se les
destina. Se han adaptado lo mejor que se ha podido y hasta donde han alcanzado los fondos” (sic)
(p. 8).
11 Los informes de 1937 a 1939 se refieren a la fecha de los datos reportados, no al año de la

publicación; los informes anteriores a esos años corresponden al año de publicación y, por ende, sus
datos son de un año anterior. Los informes posteriores a 1939 presentarán datos de mitad del año
anterior y mitad del año en el que se presenta el informe.
9
Aserrío", propiedades del gobierno nacional. Allí llegan pacientes de diferentes partes del
país.
1921 Ajuste del negocio en Sibaté para comprar “282 fanegadas” en la que se emprenderá la
construcción del manicomio y aliviar la situación de mujeres internadas. El lote elegido
para la compra es El Tablón, cerca de la Estación de ferrocarril de Sibaté. En el nuevo
manicomio se prevé que estarán enfermos de ambos sexos.
1923 Alude a la construcción como el "manicomio moderno", tomando como base el concepto
de la Academia Nacional de Medicina para definir idoneidad del terreno adquirido para
construir un manicomio.
1924 Disputa discursiva entorno a cómo nombrar a la institución, ¿manicomio, asilo u hospital?
El síndico del asilo de locos, Julio Escobar Sáenz dice: “la obra del manicomio merecerá
el mismo entusiasmo que otra cualquiera, y en que se rechazará toda pretensión que
tienda a aplazar el pago de las edificaciones de la Hortúa, sin olvidar que este que se
llama asilo es también un hospital”. Hasta los informes de 1943, continúan usando
paralelamente la noción de asilo y de manicomio. Serán los médicos-directores, quienes
harán mayor uso del término manicomio.
1931 Recuerda que, en octubre de 1929, se inició la construcción del “gran manicomio” en
Sibaté. Se menciona la creación de un laboratorio de bacteriología en el Asilo de Locos;
situación de hacinamiento del Asilo de Locas, lo cual impela a la Beneficencia para que
resuelva la necesidad de crear un nuevo manicomio para mujeres
1937 Traslado del manicomio de la calle 5 al Asilo de Locos en Sibaté 12. Se considera
distribuir pacientes del asilo de locas (El Aserrío) entre este edificio y el de la calle 5ta
(donde estaba el Asilo de Locos).
1938 Acuerdo número 17 del 18 de mayo de 1939 acuerda la construcción del manicomio de
mujeres. Después del traslado, en informes posteriores (1938 a 1942) se usará
primordialmente el término manicomio, pero en muchas ocasiones se usará
paralelamente con el término asilo.
1942 El síndico general, Gustavo Santos hace referencia a la creación del consultorio externo
para el Asilo de Locas, “en busca de tratamientos, y no, como antes, en busca de un
aislamiento costoso para la beneficencia y perjudicial para los servicios asistenciales y
científicos” (pág. 29)
1943 Se establecen algunos acuerdos: Número 16 del 07 de abril de 1943 de la Junta General
refiere la creación de una Casa Hogar para ex -asiladas de la Beneficencia en las
instalaciones del Asilo de Locas, las enfermas allí ubicadas serán trasladadas al
“Frenocomio o Clínica psiquiátrica”. También ordena la construcción de un pabellón para
mujeres en el Manicomio de Varones en Sibaté. Acuerdo número 18 del 13 de abril de
1943 ordena la construcción de una clínica psiquiátrica o frenocomio dentro de Bogotá
con dos bloques: uno para la clínica psiquiátrica dirigida a hombres y mujeres y otro para
niños y niñas retrasados mental o físicamente.
1949 Aparece en el organigrama, el sector “Neuropsiquiátricos”, junto al sector “protección
infantil”, dependiente del Departamento de Asistencia Social.
1958 Dice el informe “Desde 1950 el cuerpo médico (…) se dio cuenta de la necesidad de
separar los servicios de agudos de los casos crónicos, por lo tanto de acuerdo con la
Sección de Ingeniería de la Beneficencia y el personal médico del Hospital Neuro-
Psiquiátrico se establecieron especificaciones detalladas para la construcción de una
Clínica Neuro- Psiquiátrica” (p. 6), dedicado a enfermas agudas. Se sugiere su

12 Puede revisarse el estudio de Simpson Beltrán (2015) para una aproximación histórica a la
construcción del Asilo de Sibaté.
10
construcción en inmediaciones del Hospital San Juan de Dios, para establecer vínculos
médicos, según los criterios de integración del tratamiento de las enfermedades mentales
con otras ramas de la medicina; el Hospital de Crónicas ha sido planeado para
construirse en el municipio Arbeláez para descongestionar el Hospital de Bogotá y la
creación del servicio de neuro-psiquiatría infantil.
1962 Se menciona que en 1960, se inició la construcción del nuevo hospital neuropsiquiátrico
de mujeres (Bogotá) para reemplazar al Asilo de Locas (que también llaman hospital
mental).
1966 Se establece Acuerdo número 21 de 1966 para crear la División de Salud Mental. Los
pacientes agudos de ambos sexos estarán en el hospital de mujeres, mientras que
pacientes crónicos de ambos sexos estarán en Sibaté; habrá un centro de salud mental
en el Hospital San Juan de Dios para pacientes agudos de ambos sexos. Siguen siendo
llamados hospitales mentales.
1971 En este informe se referencian el Hospital neuropsiquiátrico para mujeres (Bogotá), el
Hospital neuropsiquiátrico Julio Manrique (Sibaté) de varones y el Hospital
neuropsiquiátrico José Joaquín Vargas (Sibaté), el cual corresponde al nuevo hospital
construido para mujeres, y puesto en funcionamiento 14 meses atrás, es decir
aproximadamente en septiembre de 1970.
Fuente: Informes de la Junta de la Beneficencia de Cundinamarca entre 1911 y 1970-
Archivo Central de la Beneficencia de Cundinamarca.

La institucionalización de la asistencia pública de la Beneficencia de Cundinamarca,


será un proceso lento, que irá despejando sus alcances administrativos y financieros
a partir de la década del 30 en el país. Si bien este camino hacia una administración
pública se vio impulsado por los debates y agendas políticas, siendo decisiva la
capacidad financiera y técnica del Estado, la realidad generaba otras decisiones
institucionales, no necesariamente concentradas o lideradas exclusivamente por un
Estado central. En el análisis de Castro sobre la relación entre las reformas liberales
y la asistencia social (2007: 35), se evidencia dicha realidad, al constatar que lo que
se dio fue una serie de acuerdos entre las instituciones del Estado y las privadas
(entre ellas las religiosas), para realizar las acciones de forma conjunta. Es
particularmente visible en las fuentes de financiación de la asistencia social, pues
las instituciones del Estado recibían donaciones y legados, mientras que las
privadas, auxilios del Estado y exenciones. De forma particular para la atención de
la locura, se coincide con los planteamientos de Porter (2003), sobre el “encuentro
de una multitud de negociaciones” entre diversos actores.

Los pacientes que llegan a los establecimientos entre 1950 y 1970

Como se afirmó antes, este documento tiene un carácter exploratorio y busca


indicios cualitativos, tanto de los pacientes como de las prácticas médicas en los
establecimientos que, durante el periodo de 1950-1970, estuvieron administrados
por la Beneficencia de Cundinamarca, institución con impacto nacional, que
materializó, mediante sus decisiones y acuerdos institucionales, las transiciones
11
entre una lógica asistencialista a otra fundamentada en una psiquiatría
psicodinámica y psicoanalítica, como correlato de los cambios modernizadores en
el funcionamiento de la protección social por parte del Estado.

Las gráficas y tablas que se presentarán en este acápite, se derivan entonces, de


la base de datos antes mencionada, condensando información de 283 historias
clínicas de los establecimientos, los cuales, como se indicó, tuvieron cambios
relevantes en sus denominaciones a lo largo del Siglo XX, que daban cuenta
principalmente de las tensiones en la lógica asilar y la lógica hospitalaria que fue
consolidándose en otras partes del mundo, bajo presupuestos de una ciencia
“moderna” 13. En esta dirección, durante el periodo abordado, es posible identificar
en las historias clínicas, diversos nombres de los establecimientos, mostrando de
modo general, un camino de ida hacia la implementación de la lógica hospitalaria.
Se identifican en los diversos membretes los nombres de Manicomio de Varones de
Sibaté y Hospital Neuropsiquiátrico, Sección Sibaté; para el caso de las mujeres, el
Frenocomio de Mujeres de Bogotá y hospital Neuropsiquiátrico, Sección Bogotá,
aunque todavía se encuentran incluidos documentos con el membrete de Asilo de
Locos y Asilo de Locas. El nombre de Hospital Neuropsiquiátrico se registra en la a
finales de la década del 50. En los informes de la Junta de Beneficencia de la década
del 60, también son denominados Hospital Mental de Varones de Sibaté y Hospital
Mental de Mujeres-Bogotá y en el informe de 1970, se denominarán Hospital
Neuropsiquiátrico Julio Manrique-Sibaté y Hospital Neuropsiquiátrico José Joaquín
Vargas Escobar-Bogotá. Este proceso se ve reflejado en el caso de pacientes que
han tenido una larga trayectoria de atención psiquiátrica, tal como se aprecia en el
anexo 1, que expone algunos registros de una historia clínica de un hombre con
diagnóstico de “alcoholismo” y posteriormente con “personalidad psicótica”. Su
primer ingreso es del año 1951 y los últimos registros son de 1967.

Características sociodemográficas

Como lo destacan algunos de los estudios ya mencionados en este documento, los


establecimientos para pacientes con enfermedades mentales fueron aumentando

13 En el Informe de la Junta General de Beneficencia de 1922 (p. II-III), en la sección dedicada a la


construcción del “Manicomio Moderno” (Sibaté) se hacen referencias a las implicaciones técnicas y
científicas de una “obra completamente nueva” en el contexto nacional, pero con amplios ejemplos
internacionales. La Junta decide impulsar –a pesar de la adversidad fiscal presente en el momento-
un “estudio científico” para “obtener el parecer de la corporación médica más autorizada del país
(Academia Nacional de Medicina). Dicha corporación debía dar su concepto, entre otras cosas sobre
el tipo de edificación apropiada, es decir, “Manicomio cerrado para ambos sexos, o “manicomio
abierto (open door) para un solo sexo”; la conveniencia de ordenar la realización de los planos en
“Europa, Estados Unidos o la República Argentina”. Asimismo, describe el trabajo de una comisión
designada por la Academia para la inspección del terreno, tomando documentos de “manicomios
argentinos, peruanos, norteamericanos e ingleses, entre ellos el Informe que rindió el Inspector del
Asilo-Colonia de Magdalena (Perú) sobre su visita a veinte manicomios europeos y suramericanos,
reglamento del Board of Control, de Londres, sobre construcción de manicomios, etc., etc.”
12
su población atendida, a partir de las primeras décadas del Siglo XX, en particular,
aquellos establecimientos con mayor capacidad administrativa y locativa. Situación
que viene de la mano de lentas transformaciones sociales, urbanas y migratorias en
el país, las cuales estuvieron dinamizadas por las condiciones históricas de pobreza
y de inestabilidad económica. Como afirma Bejarano (1994: 201), en el periodo de
1925-1930, la población urbana se incrementó en casi 400.000 personas (24%);
para las cuatro principales ciudades, este crecimiento fue de un 31,7%, o sea,
127.000 personas, lo que es significativo en un país primordialmente rural.

Los estudios de Escobar (2009: 35-60) sobre el Instituto Psiquiátrico San Camilo de
Bucaramanga entre 1953-1965 y de Gutiérrez (2015: 116; 2016:14) sobre el
Manicomio Departamental de Antioquia entre 1921-1960, ofrecen datos que
confirman este aumento en cobertura de pacientes ingresados, en la década del 50,
que luego va decreciendo a partir de la década del 60. El estudio de Escobar
muestra datos interesantes, asociados a procesos de tecnificación y
profesionalización psiquiátrica (entrenamiento del cuerpo médico para dar mayor
cobertura, la ampliación de instalaciones para servicios especializados como la
insulinoterapia, rayos x, consulta externa o ambulatoria, que al mismo tiempo
reducía los tiempos prolongados de internamiento). La cobertura de pacientes
atendidos en este establecimiento también dio cuenta de la circulación de población
de otras localidades aledañas a Bucaramanga, pero también pacientes
provenientes de Sibaté. Situación que también se dio en otros establecimientos de
la época (Cundinamarca, Valle del Cauca y Nariño), que, a al tiempo que recibían
población circunvecina, remitían pacientes. Por ejemplo, El Hospital Psiquiátrico
San Isidro de Cali, remitía pacientes al Hospital Mental San Rafael (hombres) y a
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (mujeres) de pasto hasta la década de los 80,
pero también atendía pacientes del Valle del Cauca y de otros departamentos
aledaños, tal como lo registra Sánchez (2016: 346) para el periodo 1956-1970, en
los datos sobre procedencia de los pacientes (de las 308 historias sistematizadas,
80 pacientes son de otros municipios dentro del Valle del Cauca, 97 de municipios
de otros departamentos, mientras que para Cali fueron 58; 72 historias no registran
información).

Sobre las diferencias de los pacientes por sexo, lo que se puede afirmar del registro
disponible de las historias, es que hay cierta proporcionalidad entre mujeres (135) y
hombres (147). Situación similar se presenta en Cali, de acuerdo a los datos de
Sánchez (2016: 345) y Gutiérrez Avendaño (2016: 16). Por ejemplo, Sánchez
registra 169 mujeres, 134 hombres y 5 historias sin información 14 Desagregando los

14 En el caso de estudios con sistematización más exacta de historia clínicas, como el de Escobar
(2009: 44), arroja datos similares. De los 1981 pacientes que atendió el Hospital Psiquiátrico San
Camilo de Bucaramanga, en el periodo de 1953-1967, el 53.85% eran mujeres y un 46.14% hombres.
Al contrario, estudios con periodos más extensos, evidencian cambios en el peso de la población por
13
datos por grupos etarios, se observa en la gráfica 1 que las edades predominantes
de los pacientes en su primer ingreso, se concentraban en los rangos de 10-19 años
(89 pacientes) y 20-29 años (76), seguido del rango de 30-39 años (43 pacientes),
es decir, se trata de pacientes jóvenes los que circulan por los establecimientos
psiquiátricos de la Beneficencia. Peso que puede relacionarse con los datos de
estado civil: 130 solteros (46%), 74 casados (26%), 44 “menores” (15%), 3
separados, 1 en unión libre, 26 pacientes sin dato.

Gráfica 1. Distribución de pacientes por rangos de edad

50 47
42 43
40
33
30 24
19
20 16 15
9 11
8 6 4
10 5

0
0a9 10 a 19 20 a 29 30 a 39 40 a 49 50 a 59 60 en
Hombre Mujer adelante

Fuente: Elaboración propia

En estos rangos, se hace necesario desagregar un poco más la población de


pacientes entre 0 y 19 años, teniendo en cuenta la presencia de niños en los
establecimientos de la Beneficencia. Por ejemplo, si se toman los pacientes entre 0
y 15 años, se tiene un 17% del total de casos distribuidos así: de 0-5 años, 4
pacientes; de 6-10 años, 15 pacientes; y de 11-15 años, 30 (49 pacientes). No
representa un porcentaje insignificante si se tiene en cuenta que, a partir de las
primeras décadas del Siglo XX, la infancia se posiciona como un problema público,
es decir, los niños pobres y abandonados, frágilmente insertados en los espacios
de regulación social –escuela y familia- se convierten en sujetos de intervenciones
de protección, progresivamente institucionalizadas por instancias públicas y
privadas. Para estas décadas, la Beneficencia de Cundinamarca realiza un trabajo
de contención y asistencia, a través de establecimientos especiales para los niños,

género. Por ejemplo, Ríos et. al. (2016: 6), constata que para el periodo el Manicomio La Castañeda
de México, tuvo más hombres que mujeres durante el tiempo en que funcionó (1910-1968).
Diferencia que puede obedecer, según el autor a dos aspectos: Las prácticas de encierro por parte
de las instituciones de control y seguridad social, que recayeron principalmente en los hombres, al
relacionar transgresión del orden público y enfermedad mental. Con las mujeres, jugaría un papel
fundamental las redes de parentesco en el control sobre ellas. Así, era “muy probable que las familias
se encargaran del cuidado de una enferma mental al mantenerla en el espacio propio para la mujer
según los criterios culturales de la época: el doméstico”.
14
como el Hospicio, el Asilo de San José y la Casa de Preservación para Niñas
Desamparadas (Sánchez; Castrillón, 2014). En la década del 60, las acciones de
protección de la Beneficencia, se habían ampliado a 13 establecimientos15. No
obstante, en lo que atañe a los establecimientos para la atención de niños y niñas
con supuestos trastornos psiquiátricos, las condiciones no estaban claramente
resueltas, aunque el panorama era diferente de las primeras décadas del Siglo XX,
cuando se confinaba a los menores “delincuentes”, “díscolos” en establecimientos
carcelarios destinados a población adulta (Sánchez; Castrillón, 2014: 89-90) o en
Manicomios (Gutiérrez Avendaño; Marín Monsalve, 2012: 218-219), sin una
atención claramente especializada.

En los informes posteriores a las primeras décadas del 30, emergen estas
preocupaciones sobre las inconveniencias de tener en un mismo establecimientos
niños y adultos 16. En el informe de la Junta de Beneficencia de 1943 (ver tabla 1),
se establecen disposiciones normativas para una atención diferenciada de los niños
y niñas internados en los establecimientos psiquiátricos (pg. 154-156). Por ejemplo,
el acuerdo 18 de 1943, establece construir dentro del frenocomio, un bloque
independiente para un instituto de niños y niñas “retrasados mental o físicamente”.
Para finales de la década del 50, el Síndico Gerente en su informe general (1958:
9), hace un balance de los casi 10 años del trabajo de la Beneficencia, destacando
entre otras cosas, las implicaciones negativas de tener niñas internadas en el
Servicio del Sagrado Corazón, de Hospital Neuropsiquiátrico de Bogotá, dedicado
a la atención de “enfermas epilépticas y oligofrénicas”:

“Graves problema presentan las niñas asiladas en este servicio. A este respecto
podemos decir que fuera de las niñas atendidas en la Consulta Externa, no existe un
local adecuado para recibir niñas con trastornos mentales. En la actualidad hay
aproximadamente 30 niñas hospitalizadas y la creación de un Servicio
Neuropsiquiátrico para niñas se hace de urgente necesidad.”

Para 1970, se registra en el Informe de la Junta (pg. 10), la construcción de un


pabellón de niñas en el Hospital Neuropsiquiátrico José Joaquín Vargas Escobar,
compuesto de 3 unidades de viviendas y un bloque central para servicios médicos

15 El Informe de la Junta de 1962 (pg. 104), señala que estos establecimientos atendieron 2.391
niños. Algunos de ellos son los Hogares Sustitutos, el Hospicio Campestre de Bogotá, la Escuela de
Orientación Femenina, el Internado Infantil Femenino, las Granjas Infantiles del Padre Luna.
16 Pero, tampoco era un tema indiferente para la Beneficencia en estas décadas. Vale la pena

destacar del informe de la Junta General de la Beneficencia de 1923 (pg. 103), la preocupación por
crear dentro del Asilo de Locos, “una sección especial para los enajenados menores de edad”. Un
proyecto difícil de realizar en su momento, tanto por el tamaño del terreno y las edificaciones, también
insuficientes para el creciente número de enfermos adultos, como por la “crisis del Tesoro Público,
que impide realizar cualquier reforma del establecimiento. La opción que se plantea entonces, es
ubicarlos en la Colonia de Sibaté (para los mendigos), que, si bien no tiene condiciones adecuadas,
por lo menos no representa para estos menores los peligros de vivir con otros enajenados del
manicomio.
15
instalados de Rayos X, Banco de Sangre, Sección de Aisladas y Excitadas, Sección
de Electro-terapia generales, etc.

La gráfica 2, muestra a hombres y mujeres según lugar de nacimiento, indicando un


peso significativo de quienes nacieron en municipios fuera de Cundinamarca (130
pacientes), seguido de quienes son oriundos de localidades cundinamarquesas (71
pacientes), frente a pacientes nacidos en la capital (70 pacientes).

Gráfica 2. Distribución según lugar de nacimiento por sexo

80
68
70 62
60
50
39 37
40 32 33
30 Hombre
20 10 Mujer
10 1
0
Otro municipio Otro municipio Bogotá Sin dato
fuera de dentro de
Cundinamarca Cundinamarca

Fuente: Elaboración propia.

Si bien, no se puede establecer una equivalencia exhaustiva entre lugar de


nacimiento y procedencia de los pacientes, por la revisión realizada de todas las
historias clínicas para la construcción de la base de datos, es posible afirmar que
en la mayoría de pacientes coincide su lugar de nacimiento con su lugar de
residencia. Se puede focalizar esta información en las historias clínicas transcritas
(Anexo 2), para reforzar esta relación.

Haciendo la salvedad de las historias clínicas que no registran información, en la


gráfica 3, pueden observarse diferencias de las ocupaciones de los pacientes por
sexo. Se destaca el predominio de las mujeres en la categoría que aquí se
denomina “labores domésticas” (80 pacientes); allí se agrupan básicamente los
términos “hogar”, “oficios domésticos”. Para el caso de los hombres, la ocupación
de agricultor (40 pacientes), es la que tiene mayor peso, seguida de la de obrero
(19 pacientes). Otras ocupaciones como las agrupadas en los oficios técnicos (11
pacientes) son del resorte de los hombres.

16
Gráfica 3. Ocupaciones por sexo

90 80
80
70
60 55
50 40
40
30 25
16 19
20 9 11 7
2 6 4 0
10 1 0 1 1 1 0 2
0

Hombre Mujer

Fuente: Elaboración propia.

Se aprecia en general, que la composición ocupacional se alinea a los patrones


tradicionales de división social y de género del trabajo. Las mujeres permanecen
primordialmente en el espacio doméstico y las ocupaciones de los hombres son más
diversificadas, pues, a la par con la ocupación de mayor peso (agricultor), se
encuentran en otras de tipo más urbano (obreros, oficios técnicos, comerciantes),
alineadas en sus propios límites, a los procesos de modernización social y
económica que demandaban las ciudades de residencia de los pacientes. En
general, se trata de una población no calificada, provenientes de municipios con
dinámicas socioeconómicas rurales.

Respecto de los niveles educativos, y también haciendo la salvedad del alto número
de historias sin esta información, es posible ver en la gráfica 3, bajos niveles de
escolaridad de los pacientes, sin diferencias sustantivas entre hombres y mujeres,
especialmente en educación secundaria. Los pacientes se ubican principalmente en
la educación primaria incompleta (93 pacientes).

Gráfica 4. Nivel educativo por sexo

17
80 75

70

60 54
50
39
40 Hombre
30 25 26 Mujer
20 13 14
10 10
10 6 6
3 1
0
0
Analfabeta Primaria Primaria Secundaria Secundaria Sin dato Otros
completa incompleta completa incompleta

Fuente: Elaboración propia.

Tal vez esta situación se deba a que para finales de la década del 60 las escuelas
rurales de Colombia, sólo ofrecían dos o tres grados educativos de primaria sin que
la población pudiese concluir el ciclo (Ramírez y Téllez, 2006: 60, citando a Albán,
1982). También debe considerarse la relación entre escolaridad y ocupaciones no
calificadas, que ubica la expectativa del nivel de formación en escalas bajas o
meramente funcionales. Otro aspecto a tener en cuenta son las propias condiciones
de salud mental de los pacientes, las cuales obstaculizan o impiden asumir
actividades de socialización de forma regular, sobre todo cuando los síntomas
aparecen tempranamente en la vida de los pacientes.

Ingresos, diagnósticos y tratamientos registrados

Antes de mostrar algunas características relativas al tratamiento psiquiátrico de los


pacientes, es importante mostrar los tipos de ingreso o admisión. Como puede
observarse en la gráfica 4, se tiene un número muy elevado de pacientes sin esta
información (128), dificultando la posibilidad de tener un panorama más preciso
sobre los tipos de ingreso. No obstante, de la información disponible, se observa
que los ingresos de los pacientes estuvieron conducidos por la familia y amigos (69),
siendo los vínculos más cercanos de apoyo y protección, seguido de policías y
extraños, en este caso, vinculados con episodios públicos de agitación, agresión a
terceros, desorientación, etc. Luego vienen remisiones de otros establecimientos
médicos y judiciales (36); solo hay 5 pacientes que ingresan de forma voluntaria 17.

17 Sánchez (2016: 346) y Gutiérrez Avendaño (2016: 17) muestran el alto número de pacientes del
Hospital Psiquiátrico San Isidro de Cali que son remitidos fundamentalmente, por familiares y amigos,
lo cual difiere con periodos anteriores, en que las autoridades públicas fueron decisivas en el envío
de enfermos mentales a los asilos. El estudio de Ríos et. al. (2016: 7, 8), que toma una muestra
representativa de historias del periodo en que funcionó el Manicomio La Castañeda (1910-1968),
señala aspectos importantes sobre los enlaces de la familia en la remisión de sus enfermos mentales.
18
Gráfica 4. Tipo de admisión

140 128
120
100
80 69
60
34
40 25
20 11 11 5
0

Remitido por hospital,

Voluntaria

Sin dato
Policìa-Extraños

Orden judicial
Familiares-Amigos

Otras formas de
clìnica o mèdico

admisiòn
Fuente: Elaboración propia.

Si se contrasta la remisión por parte de familia y amigos con las que hacen otras
instancias como las médicas y judiciales durante los ingresos de los pacientes,
puede verse de qué manera la admisión y continuidad de un enfermo mental en los
establecimientos psiquiátricos, están forjadas por un entramado de personas e
instancias, que contribuyen en gran medida a lo que Goffman (1972: 123-172),
define como “carrera moral del paciente mental”. Los eventos y comportamientos
disruptivos de los pacientes, informados por las diversas personas e instancias y
consignados en las historias clínicas por los psiquiatras y demás profesionales
médicos, permitirán la clasificación y la contención, es decir, el diagnóstico y la
atención, pero de forma permanente. El anexo 3 revela un poco este circuito de
personas e instancias decisivas en el curso de vida institucional de los pacientes,
ofreciendo pistas para una indagación más fina sobre los entramados entre
pacientes, familias e instancias públicas.

Las modalidades de atención se distribuyeron entre la hospitalización (166


pacientes) y la consulta externa (114 pacientes); 3 historias no contienen este dato.
Se aprecia entonces cierta proporcionalidad en ambas modalidades, aunque no
puede desconocerse el contrapeso que le hace la consulta externa a la

Los datos revelan que fueron las instituciones de asistencia –como la Beneficencia Pública y la
Secretaría de Salubridad y Asistencia-, las que más pacientes condujeron al hospital (37%); luego
vienen las instancias de seguridad –juzgados para menores infractores, cárceles, policía, etc.-. Sin
embargo, los autores advierten que el peso de las instituciones de asistencia radica en que estaba
reglamentado que toda persona que llegara a las puertas del Manicomio debía portar certificados
médicos que dieran cuenta de la necesidad del ingreso. Así, cuando las familias no tenían recursos
económicos para pagar un médico particular, acudían a estas instituciones para conseguir el
certificado gratuitamente, probablemente aumentando el porcentaje de participación de las familias.
19
hospitalización, la cual tiene una relación histórica muy fuerte con las prácticas
asilares. La institucionalización de la consulta externa, así como de otros
mecanismos terapéuticos ambulatorios (como el hospital día), viene de la mano de
la línea preventiva posicionada por la OMS en la década del 50, que buscaba
garantizar una modernización de los enfoques y prácticas de salud mental, así como
una racionalización del presupuesto, siempre inestable y escaso (tal como consta
en los diversos informes de la Junta de la Beneficencia), pues estas modalidades
resultaban menos costosas que la hospitalización. Sin embargo, al observar los
datos de reingresos en la gráfica 5, es persistente la hospitalización con respecto
de la consulta externa, destacándose en especial, aquellos pacientes con 6 o más
hospitalizaciones.

Gráfica 5. Ingresos y modalidades de atención


30

25

20

15

10

0
1 2 3 4 5 6 o más
Consulta externa 5 1 0 0 0 1
Hospitalización 28 21 22 10 2 24

Fuente: Elaboración propia.

Estos contrastes tan fuertes entre hospitalización y consulta externa contradirían lo


expuesto arriba sobre los proyectos modernización de la atención psiquiátrica y su
racionalización presupuestal. Habría que tener en cuenta, por un lado, las dinámicas
internas de los establecimientos alrededor de la atención de los pacientes, es decir,
las condiciones reales –técnicas y administrativas- para la admisión, diagnóstico y
tratamiento de los pacientes; y por otro, sus procesos de cronificación, que los
hacen dependientes de la atención psiquiátrica. Ciertamente, en estas cuestiones
confluyen marcos culturales de representación sobre la locura que alimentan el
carácter incierto de la enfermedad mental y con ello, las dificultades que tiene el
entorno social de los pacientes (familia, allegados, etc.) para contenerlos, sin la
completa dependencia de los establecimientos psiquiátricos.

Los diagnósticos registrados para el periodo abordado, coinciden en general con


otros estudios nacionales y latinoamericanos. Aparece una variedad de
enfermedades de forma global, pero también de forma individual, al constatarse que
los pacientes tenían dos o más diagnósticos durante su paso por los
20
establecimientos psiquiátricos, tal como puede observarse en el anexo 3. Pero,
dentro de este amplio conjunto de diagnósticos 18, es la esquizofrenia, la enfermedad
de mayor recurrencia (Sánchez, 2016; Gutiérrez Avendaño, 2016), seguido de la
epilepsia (Escobar, 2009; Ríos et. al., 2016), catalogada por los DSM I y II como
una enfermedad orgánica del sistema nervioso central, pero con implicaciones
psiquiátricas evidentes. La gráfica 6 distribuye los principales diagnósticos por sexo,
registrados durante el periodo 1950-1970. Mientras que el diagnóstico de
esquizofrenia tiene igual peso (37 mujeres y 38 hombres), la epilepsia se concentra
en los hombres (32 pacientes frente a 12 pacientes mujeres).

Gráfica 6. Principales diagnósticos por sexo


38 37
40
32
30
19
20
12 12
10

0
Esquizofrenia Epilepsia Reacción depresiva o
Hombre Mujer angustiosa

Fuente: Elaboración propia.

La visibilización de la epilepsia y el mejoramiento de su diagnóstico en el periodo de


estudio, se vio favorecida por la implementación del electroencefalógrafo en 1955,
“Con el objeto de atender de una manera adecuada las disritmias cerebrales (…) y
particularmente los diferentes tipos de epilepsia y lesiones cerebrales de los
pacientes hospitalizados en el Servicio del Sagrado Corazón [Hospital
Neuropsiquiátrico de mujeres], lo mismo que los niños y adultos que concurren a la
Consulta Externa (…)” (balance de las labores desarrolladas en la década de 1950,
consignado en el Informe de 1958, del Síndico Gerente de la Beneficencia de
Cundinamarca, pg. 6) 19. Este servicio de electroencefalografía también es
constatado por Escobar (2009:73) en el Hospital Psiquiátrico San Camilo de
Bucaramanga desde de 1957 y por Orejuela (2014: 70) en el Hospital Psiquiátrico
San Isidro de Cali en 1956.

Respecto de la esquizofrenia, la historiografía ha demostrado su centralidad en la


psiquiatría como ciencia moderna, a partir del legado nosológico de Emil Kraepelin

18 Aparte de todas las variaciones de la esquizofrenia- simple, catatónica, hebefrénica, paranoide,


aguda, indiferenciada-, las historias registran la reacción depresiva o angustiosa, la oligofrenia,
reacción maniaco-depresiva, toxicomanía y alcoholismo, demencia senil, etc.
19 Vale la pena mencionar la coincidencia entre el número de pacientes diagnosticados con epilepsia

(44) y el número de electroencefalografías realizadas (40).


21
(Alemania, 1856 -1926), quien incluye dentro de su clasificación la demencia precoz,
con 3 subtipos –hebefrénica, catatónica, paranoica-. En 1910, el psiquiatra suizo
Eugen Bleuler (1857-1939), la renombra como esquizofrenia, al no considerar que
existiera una relación directa entre demencia y jóvenes (Scull, 2013:103-104).
Posteriormente, el psiquiatra alemán Kurt Schneider (1887-1967), vendría a
sofisticar los síntomas esquizofrénicos, a través de la identificación de experiencias
psicóticas de “primer rango” 20. Durante el periodo abordado, este legado circuló a
través de diversos mecanismos de incorporación, entre ellos la formación
académica de los psiquiatras que impulsaron los programas universitarios en el país
y la socialización de los conocimientos, por medio de las prácticas médicas y en los
espacios de legitimación científica, como los congresos nacionales de psiquiatría,
las asociaciones y publicaciones -como la Asociación de Estudios Psiquiátricos de
Bogotá (1958), la Liga Colombiana de Higiene Mental (1960), la Sociedad
Colombiana de Psiquiatría (1961), La Revista Colombiana de Psiquiatría (1964)
(Rosselli, 1968, Tomo II).

La identificación de los diagnósticos en las historias clínicas confluye con la


formulación de tratamientos, y como podrá apreciarse en las siguientes gráficas,
serán los medicamentos psiquiátricos los que predominan en la práctica médica.

Gráfica 7. Principales medicamentos formulados

80 73
65
70
60
50 37
40
25 25
30 20 17 16
20 14 13 13 13
10
0
Gardenal
Largactil

Sinogan

Fenobarbital

Fenergan

Librium
Mayeptil

Epamin
Stelazine

Surmontil

Difenil
Trilafon

Fuente: Elaboración propia.

Si bien, la gráfica muestra una variedad de nombres para los medicamentos en


virtud del mercado farmacológico, lo que puede resaltarse, según el estudio de
López, Álamo y Cuenca (2002) es que gran parte de ellos son neurolépticos y
antipsicóticos. En concordancia con el periodo de estudio, el fármaco que sobresale
como panacea psiquiátrica para el tratamiento de la esquizofrenia es la
clorpromazina (cuyo nombre comercial es Largactil), que tiene su periodo de

20 Para una lectura historiográfica más extensa sobre la esquizofrenia y sus implicaciones
ideológicas, puede consultarse, por ejemplo, Álvarez y Colina (2011) y Novella y Huertas (2010)
22
consolidación terapéutica entre 1955 y 1964, cuando se aplaude su capacidad de
síntesis de otros fármacos, en diversos actos científicos. El “I Colloque International
sur la Chlorpromazine et les Médicaments Neuroleptiques en Thérapeutique
Psychiatrique”, realizado en parís (20-22 de octubre de 1955), parece ser el más
importante de esta consolidación, pues asistieron más de 400 psiquiatras de 22
países de casi todos los continentes, con la presentación de 150 ponencias. Dentro
de las conclusiones, se confirmaba la eficacia de este fármaco, pero, asimismo, se
insistía en que debía complementarse con otras terapias psicológicas y sociales (pg.
97).

Sobre la formulación de otros tratamientos paralelos a los fármacos, se puede


observar en la gráfica 8, una coexistencia entre terapias de “choque” –TEC e
insulinoterapia (coma insulínico), con otras directamente asociadas a la línea
preventiva que se promovía en aquel periodo, como alternativas para el cuidado de
la salud mental: psicoterapia (22 pacientes) y laborterapia (14 pacientes) 21. De todas
formas, persistía el uso de electrochoques en el periodo de estudio (44 pacientes).

Gráfica 8. Otros tratamientos

50 44
40
30 22
20 14 12
10 2
0
Insulinoterapia
TEC

Psicoterapia

hiperproteica
Laborterapia

Dieta

Fuente: Elaboración propia

A manera de cierre
Este documento, de carácter exploratorio, delineó algunos elementos constitutivos
de la atención psiquiátrica de los pacientes que circularon por los establecimientos
de la Beneficencia de Cundinamarca, durante el periodo 1950-1970, época que,
como constatan los estudios aquí referenciados, muestra una serie de transiciones
sociales e institucionales, posicionando las prácticas médicas en otros discursos

21 No se evidencia en este estudio una orientación mercantil o productiva de la laborterapia, tal como

se proyectó en otros establecimientos. Por ejemplo, en 1965, la administración del Hospital


Psiquiátrico San Camilo de Bucaramanga, buscó aliviar parte de sus dificultades económicas con la
elaboración de colchones y almohadas para las camas de los pacientes (Escobar, 2009: 110). La
Casa de Orates de Santiago de Chile, durante el periodo de 1870-1940, parece ser un caso ejemplar
de maximización de la “ergoterapia”, al trascender sus propósitos terapéuticos para insertarse en el
proceso de industrialización, con la producción, por parte de los internos, de una diversidad de bienes
de consumo para la venta externa (Leyton, 2008).
23
sobre la locura y la enfermedad mental. Fue un periodo que buscó secularizar la
atención psiquiátrica hacia la consolidación de una lógica hospitalaria, pero que
permanentemente estaba interpelada por las huellas de una lógica asilar,
especialmente las que quedaron desde la segunda mitad del Siglo XIX.

Así las cosas, se percibe, en la revisión de las historias clínicas y en su conexión


con algunos documentos centrales de la Beneficencia (los Informes de la Junta
General), elementos institucionales que tensan el camino hacia la implementación
efectiva de una psiquiatría psicodinámica, inscrita en el modelo norteamericano de
salud mental. Un modelo que, a su vez, estaba instalado desde finales de 1940 en
las agendas internacionales sobre la salud pública en América Latina.

Uno de estos elementos lo constituye sin lugar a dudas, la capacidad financiera de


la Beneficencia de Cundinamarca, para dar soporte a estos cambios estructurales.
Como se pudo leer en varios de los informes de la Junta, se elogiaba el saber
psiquiátrico de la época, por estar actualizado en los enfoques y prácticas
“modernas”, que ya se desarrollaban en algunos países del sur, como Argentina o
Chile. No obstante, quedaba en evidencia el rezago técnico y presupuestal de los
establecimientos de la Beneficencia para responder a las exigencias de dicho
modelo. Intermitentemente, se fueron implementando cambios para llevar a cabo la
atención psiquiátrica de los pacientes, de forma especializada y sectorizada:
nuevos servicios ambulatorios y externos, nuevas construcciones, remodelaciones,
dotación de recursos tecnológicos, mayor profesionalización del personal médico,
perfeccionamiento de las clases de pacientes según su grado de demencia –
crónicos y agudos-, edad, género y dependencia económica –pensionados y
subsidiados-, etc.

En este orden de elementos institucionales, las historias clínicas permiten indagar


en las clasificaciones de las enfermedades mentales, así como en sus formas de
diagnóstico y tratamiento. Así, se pudo evidenciar una coexistencia de terapias
agresivas (TEC, insulinoterapia) con terapias orientadas a la contención psicológica
y prevención de la cronificación (psicoterapia, laborterapia, manejo de dieta
hiperproteica). En esta coexistencia, la “revolución farmacológica” accionada por la
clorpromazina, a partir de 1950 (López, Álamo y Cuenca, 2002), juega un papel
determinante en la reducción de las hospitalizaciones prolongadas de los pacientes,
al contener de forma rápida la enfermedad mental con medios químicos. A pesar de
ello, los datos muestran la persistencia de los reingresos. A propósito del boom de
la lobotomía, y referenciando a Scull (2011:102), se puede plantear la siguiente
pregunta: ¿Hasta dónde esta revolución farmacológica se desliza por una “mitología
del cerebro?

Finalmente, esta exploración realizada, invita a descubrir más indicios con marcos
conceptuales que posibiliten entender las lógicas institucionales subyacentes en los
24
enfoques del saber psiquiátrico y en las prácticas diagnósticas y terapéuticas. Una
posibilidad puede estar en el enfoque de Powell y Di Maggio (1999), quienes
proponen el concepto de “cambio institucional”, para abarcar dimensiones
materiales e inmateriales (simbólicas) de dicho cambio. Dentro de este escenario,
se pueden perfilar “campos organizacionales” –la Beneficencia de Cundinamarca,
la psiquiatría, etc.-, que dan cuenta de: 1) las interacciones inter e
intraorganizacionales, 2) la circulación de información y 3) el reconocimiento mutuo
por parte de los agentes del campo, que pertenecen a este entramado institucional.

Referencias

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28
Anexo 1. Registros de una historia clínica (primer ingreso en 1951)

29
30
31
32
Anexo 2. Descripción general- de 18 pacientes- 1950-1970
Nombre Fecha Sexo Edad Raza Estado Ocupación/ Procedencia
establecimiento 1er. de 1er. civil oficio
Ingreso ingreso
Manicomio de 1951 M 20 No Soltero Electricista Nace en
Varones de especifica Guacamayas
Sibaté (Boyacá)
Reside en Bogotá
Frenocomio de 1955 F 28 No Soltera Oficios Nace en Carmen
mujeres de especifica domésticos de Carupa
Bogotá Reside en
Lenguazaque
(Cundinamarca)
Manicomio de 1957 M 32 “Moreno” Casado Agricultura / Fusagasugá
Varones de ayudante de (Cundinamarca.)
Sibaté cocina en
Hospital
Hospital 1959 F 24 No Casada Oficios Nace en Sativasur
Neuropsiquiátrico especifica domésticos (Boyacá)
de Bogotá Reside en Bogotá
Manicomio de 1960 M 23 No se Soltero Obrero Reside en Bogotá
Varones de especifica
Sibaté
Hospital 1961 F 45 No Casada Oficios Nace en La Peña
Neuropsiquiátrico especifica domésticos Reside en Utica
de Bogotá (Cundinamarca)
Frenocomio de 1961 F 82 No Casada Oficios Nace en Bogotá
Mujeres especifica domésticos Reside en Bogotá
Hospital 1962 M 16 No Soltero Vendedor de Nace en Junín
Neuropsiquiátrico especifica frutas (Tolima)
Sección Sibaté Reside en Bogotá
Frenocomio de 1963 F 14 No Soltera Hogar Nace en Ibagué
Mujeres de especifica Reside en Bogotá
Bogotá
Hospital 1965 F 26 No Soltera Oficios Nace en Madrid
Neuropsiquiátrico especifica domésticos (Cundinamarca)
de Bogotá Reside en Soacha
Hospital 1966 F 19 No Casada Oficios Nace en Capilla de
Neuropsiquiátrico especifica domésticos Tenza (Boyacá)
de Bogotá Reside en Sopó
(Cundinamarca.)
Hospital 1966 F 17 No se Soltera Oficios Nace en Nariño
Neuropsiquiátrico especifica domésticos (Cundinamarca)
de Bogotá Reside en Nariño
(Cundinamarca)
Hospital 1966 M 3 No -------- ------ Nace en
Neuropsiquiátrico especifica Chiquinquirá
de Bogotá Reside en Salen
Hospital 1966 F 24 No se Soltera Bailarina – Nace en Salán
Neuropsiquiátrico especifica Oficios (Bolívar.)
de Bogotá domésticos Reside en Bogotá
Hospital 1966 F 26 Negra Soltera Oficios Nace en Yuto
Neuropsiquiátrico domésticos (Chocó)
de Bogotá Reside en Bogotá

33
Hospital 1968 M 18 No Soltero Agricultor y Nace en Chía
Neuropsiquiátrico especifica cotero Reside en Chía
de Bogotá
Hospital 1968 M 28 No Soltero Albañil Nace en Bogotá
Neuropsiquiátrico especifica Reside en Bogotá
de Bogotá
Hospital 1968 M 15 No se “Menor” Jornalero Nace en
Neuropsiquiátrico especifica Subachoque
de Sibaté Reside en
Subachoque
Fuente: Elaboración propia con base en las historias clínicas transcritas.

Anexo 3. Algunos enlaces de ingresos y remisiones 1950-1970

Nombre Sexo Edad de Diagnóstico inicial y Algunos enlaces en ingresos, reingresos


establecimiento 1er. final y consultas
ingreso
Frenocomio de F 28 1955 - Síndrome 1955-1972-llevada al hospital por un agente
mujeres de Bogotá maniaco infusional; de policía (Sec. De Justicia de
1955 esquizofrenia Cundinamarca), encontrada en la calle.
1967-Reacción 1971- Solicitud de Inspección Municipal de
esquizofrénica Policía y Tránsito-Cajicá para valoración y
paranoide hospitalización- agresiva con los pobladores
1970- Esquizofrenia y hace “escándalo con expresiones
crónica desagradables”. Aparece una vez
1973 – Esquizofrenia acompañada por “un familiar”.
Manicomio de M 32 1957-Reacción 1957 – Conducido al Manicomio por
Varones de Sibaté paranoide funcionario de la Alcaldía de Fusagasugá y
1957 1970-Estado paranoide “asilado por cuenta de la Beneficencia de
o Cundinamarca”.
Parafrenia 1959- 1962-Conducido por policía y remitido
1971-Esquizofrenia por Alcaldía de Fusagasugá.
paranoide crónica 1964 – Remitido al Manicomio por el Instituto
1982 - Síndrome de Medicina Legal, “pues golpea a su
Postrauma C.E anciana madre y amenaza a los vecinos”.
(“intervención cerebral 1982- Traslado al Hospital San Rafael
por accidente”) (Servicio Médico-quirúrgico), por diagnóstico
“dificultad para la marcha”.
1982 - Hospital José Joaquín Vargas; retoma
contactos con la esposa, hijo (se encargan
del cuidado).
Hospital F 24 1959 Reacción 1959-conducida por el hermano.
Neuropsiquiátrico maniaco depresiva 1960-1963-Conducida por el esposo, remitida
de Bogotá 1963-Reacción por el Juzgado Permanente del Norte o por
1959 esquizofrénica tipo funcionarios de la Alcaldía.
paranoide 1971 –Solicitudes de valoración de estado
1971 Síndrome mental del Instituto de Medicina Legal;
maniaco depresiva Comisaría de Policía Judicial de Turno
(Bogotá).
Hospital F 45 1961 – 1964 Psicosis 1961 –Conducida por el esposo, remitida por
Neuropsiquiátrico periódicas la Alcaldía de Utica.
de Bogotá 1971-Reacción 1963-1971-Conducida por un agente de
1961 esquizofrénica policía desde Utica.
1972– Solicitud de valoración de estado
mental por parte de la Policía Judicial,
34
1978-Demencia senil Unidad Central – Bogotá, para enviarla a un
con componente centro de rehabilitación.
esquizoide 1972 – Solicitud de asilamiento por parte del
1982 -Psicosis Maniaco Instituto de Medicina Legal.
depresiva, Demencia 1973 – Remitida por la Alcaldía Municipal de
senil Utica, pues “desde hace tiempos está
PMD bipolar padeciendo esta enfermedad, causando
graves problemas a la sociedad y la familia”.
1985-Conducida por las hijas.
Hospital M 16 1962- Reacción 1962- Conducido por la madre, remitido por
Neuropsiquiátrico esquizofrénica Juzgado Permanente del Sur, “asilado por
Sección Sibaté 1968-Esquizofrenia cuenta de la Beneficencia de Cundinamarca”.
1962 indiferenciada, 1965 – Conducido por un funcionario de la
Esquizofrenia Comisaría Permanente Central; Solicitud del
paranoide Juzgado Sexto Penal Municipal para que
1976-Esquizofrenia rinda indagatoria por ser acusado de hurto.
crónica 1968 – Notificación del Instituto De Medicina
1995 Esquizofrenia Legal, informando que “Presenta signos
paranoide deperturbación [Sic] mental y debe ser
hospitliazado [Sic] para observación, estudio,
diagnóstico y tratamiento”.
1983- Solicitud de la Comisaría de Policía de
Restrepo de un examen médico legal al
Instituto de Medicina Legal, porque es “una
persona de alta peligrosidad”.
Hospital F 17 1966- Deficiencia 1966 –Conducida por una vecina-amiga al
Neuropsiquiátrico mental – brote psicótico Hospital
de Bogotá 1967- Deficiencia 1966 – Solicitud de la Alcaldía Municipal de
1966 mental Nariño (Cundinamarca) al Instituto de
Medicina Legal para valoración médica e
internado “por tratarse de una pobre de
solemnidad”.
Hospital M 18 1968 –Reacción 1968 – Solicitud de la Dirección Municipal de
Neuropsiquiátrico delirante Policía y Tránsito al Instituto de Medicina
de Bogotá aguda/debilidad mental; Legal para realizar examen psiquiátrico “si lo
1968 Reacción maniaca estima conducente su reclusión en un
1988 –Deficiencia sanatorio mental.” Es una petición de su
mental madre quien considera un peligro para su
vida si no se recluye.”; De la misma
dirección, se solicita al Instituto que esta
persona sea tratada “en medio hospitalario
por Neurología y Psiquiatría. - Para descartar
posible epilepsia.”
-1969- Conducido por un agente de policía
de la cárcel, pues “se la pasa gritando de
noche dentro de los cultivos de maíz”.

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CIDSE

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