Acoso Callejero A Las Mujeres

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Acoso callejero a las mujeres

El acoso callejero es una forma de acoso sexual que consiste en comentarios indeseados, molestias, silbidos y otras
acciones similares hacia mujeres desde extraños y en espacios públicos. Esta forma de acoso es diferente de otros tipos
de violencia como el acoso laboral u homófobo.

El acoso callejero se produce normalmente cuando uno o varias personas desconocidas abordan a una o varias mujeres
u hombres en un espacio público. Cualquier acción o comentario irrespetuoso o vulgar dirigido a su persona por parte
de extraños a mujeres.

¿Qué es el acoso sexual callejero (ASC)?

El acoso callejero Son prácticas de connotación sexual ejercidas por una persona que no pertenece a tu círculo íntimo,
en espacios públicos como la calle, el transporte o espacios semi públicos (colegios, universidad, plazas, etc.); que suelen
generar malestar en la víctima. Estas acciones son unidireccionales, es decir, no son consentidas por la víctima y quien
acosa no tiene interés en entablar una comunicación real con la persona agredida.

Las prácticas de acoso sexual callejero son sufridas de manera sistemática, en especial por las mujeres, ocurriendo varias
veces al día desde aproximadamente los 12 años, lo que genera traumatización no sólo por hechos de acoso
especialmente graves, sino por su recurrencia.

¿Por qué el ASC es violencia?

Porque es una práctica no deseada, que genera un impacto psicológico negativo y que las personas, especialmente
mujeres, pueden vivir varias veces al día desde los 12 años, en promedio.

 Los efectos del acoso se demuestran en acciones cotidianas de la víctima como:


 Cambiar los recorridos habituales por temor a reencontrarse con él o los agresores.
 Modificar los horarios en que transita por el espacio público.
 Preferir caminar en compañía de otra persona.
 Modificar su modo de vestir buscando desincentivar el acoso.

¿Qué prácticas son consideradas ASC?

 Silbidos, besos, bocinazos, jadeos, gemidos y otros ruidos


 Gestos obscenos
 Comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo
 Fotografías y grabaciones del cuerpo, no consentidas y con connotación sexual
 Tocaciones (“agarrones”, “manoseos”, “punteos”)
 Persecución y arrinconamiento
 Masturbación con o sin eyaculación y exhibicionismo

¿Por qué no es culpa de las víctimas?


Todas las personas tienen derecho a transitar libremente y con la confianza de no ser violentados,
independiente del contexto, la edad, la hora del día o el vestuario que ocupa la persona agredida, los derechos
humanos no dependen ni se suspenden por detalles del entorno. No hay excusas ni justificaciones para el acoso
sexual callejero. Es violencia de género, pues refleja en el espacio público la desigualdad de poder entre
hombres y mujeres, a través del abuso sexual. En la actualidad, la violencia sexual es penada y no tolerada en
otras situaciones y contextos (acoso laboral, estupro, violación), pero está pendiente sancionarla cuando ocurre
en los espacios públicos.
Algunas manifestaciones de acoso sexual callejero son aceptadas como “folclóricas” o “tradicionales”, lo que
tampoco debe ser argumento para tolerar esta vulneración. La violencia no puede ser patrocinada con orgullo
por ningún pueblo o nación.

A la vez, el acoso callejero se vincula a la “coquetería” y sexualidad. Cada cual tiene derecho a experimentar su
sexualidad como estime conveniente, siempre que no atropelle las libertades del resto. Quienes manifiestan su
incomodidad y rechazo tienen derecho a mostrar su incomodidad. Asimismo, quienes acostumbran a acosar,
deben comprender que han confundido la coquetería y galantería con violencia sexual.

Por todo lo anterior, las víctimas no deben sentir culpa o vergüenza por sufrir acoso sexual callejero. Lo
importante es reflexionar de manera crítica y consciente, teniendo en cuenta que esta problemática afecta a
personas particulares, pero responde a un fenómeno social complejo.

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