Los Invisibles
Los Invisibles
Los Invisibles
Los invisibles
El documental “Los invisibles” (2011), da cuenta de algunas de las experiencias que día
a día han experimentado migrantes centroamericanos en su paso por México cuyo destino final
pretende ser Estados Unidos. Entre los testimonios, se pueden listar algunas estadísticas
escalofriantes como el abuso sexual de 6 de cada 10 mujeres migrantes, así como algunos
métodos de tortura lo mismo por parte de autoridades mexicanas como por grupos del crimen
organizado. La película “La Jaula de Oro” (2013), de Diego Quemada Diez presenta una cruda
dramatización de algunas de estas situaciones, rayando por momentos en los límites de la
ficción documental.
Por una parte, retomando una de las ideas de García Bernal en el documental “Los
invisibles” cuando en referencia a “los que se quedan”, aquellos familiares en los que vive la
esperanza de volver a ver quien se fue en búsqueda de mejorar las condiciones de vida
personales tanto como de su núcleo cercano, apunta la necesidad de nombrar a los que se
van, como un acto de reconocimiento en el contexto de las miles de desapariciones forzadas
durante su paso por México. El acto de nombrar corresponde a una forma de entender el
fenómeno humano allende a técnicas y gráficas que reducen la vida y experiencias personales
a un número o cifra, así como una forma de atender el grave problema del tráfico y explotación
de personas por parte del crimen organizado bajo la complicidad de autoridades mexicanas.
Por otra parte, el incremento exponencial del registro de la movilidad humana en los
últimos 2 años puede ser en parte al refinamiento de los métodos empleados para cuantificar la
migración ilegal, esto ligado a su vez a una exposición más abierta del tema en espacios no
sólo académicos y culturales, tanto como su inclusión en las agendas políticas de México y
Estados Unidos bajo las presidencias de Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump
respectivamente. Esto no sugiere en definitiva que tales políticas sean algo positivo o
constructivo. Uno de los puntos prioritarios en la campaña presidencial de Trump (y que en
gran medida le ayudó a conseguir la victoria), bajo el repetido discurso de la migración de
centroamericanos y mexicanos como una amenaza y motivo de incremento de la violencia y
crimen generalizado en Estados Unidos, fue la creación de un muro cuya función sería detener
el paso de estos migrantes, muro que, dicho sea de paso, existía ya en las principales ciudades
fronterizas desde la administración de George Bush. Es importante decir, que se trata de una
política racista considerando que la entrada a migrantes ilegales ha sido criminalizada en
función del país de su procedencia, como sucedió en su momento con la implementación de
protocolos más rígidos en los aeropuertos tras el atentado contra el WTC en 2001, donde los
viajeros con mayores impedimentos para acceder provenían de la región de Medio Oriente,
como sucede hoy en día en los centros de detención migratoria a lo ancho de la frontera, donde
una mayoría de personas de origen latino permanecen detenidas previa su deportación, en
muchos casos en condiciones que violentan los derechos humanos más básicos. Ya lo habían
anticipado el EZLN (5) ó León Krauze (6), que el muro de Trump, no sería un muro físico en la
frontera norte, y que cuando mencionaba que lo pagarían los mexicanos, era una alusión al
costo político de convertirse en un filtro migratorio para Estados Unidos. Esta conjetura no
resulta tan descabellada si atendemos a la ambigüedad del mensaje de López Obrador, quien
públicamente extiende la invitación a las caravanas de migrantes centroamericanos
proporcionando asilo y la posibilidad de trabajo, mientras su llegada a la presidencia coincide
con un mayor despliegue del ejército y la guardia nacional así como construcción de nuevos
puntos de control migratorio en la frontera sur, triplicando en apenas unos meses el número de
deportaciones(6). Será interesante contrastar los datos resultantes del censo actual con los de
2010, en el que 89.4% de la población migrante en México tenía como origen Estados Unidos.
(7)
2 Laboratorio Distintas Latitudes, 2018. Por qué protestan los jóvenes en Centroamérica
3 OMI, 2014. Migrantes centroamericanos en México. Un estudio de opinión sobre el respeto de sus derechos humanos. :
http://omi.gob.mx/work/models/OMI/Resource/1303/1/images/Newsletter_Javier_Gonzalez1.pdf
5 Enlace Zapatista, 2018. 300, Un continente como patio trasero, un país como cementerio, un pensamiento único como
programa de gobierno, y una pequeña, muy pequeña, pequeñísima rebeldía. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2018/08/21/300-
segunda-parte-un-continente-como-patio-trasero-un-pais-como-cementerio-un-pensamiento-unico-como-programa-de-gobierno-
y-una-pequena-muy-pequena-pequenisima-rebeldia-subcomandante-insurgent/