El Caso de Miguel

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El Caso de Miguel

Ejercicio de Autoconocimiento y Autoestima y Comunicación

Objetivo El Caso de Miguel:


– Analizar las interpretaciones que hacemos de los hechos
– Reflexionar acerca de los juicios que emitimos
– Identificar los efectos que generan los prejuicios
– Identificar posibilidades para evitar los prejuicios

Cada uno tendrá una descripción del comportamiento de Miguel de un día, desde
diferentes perspectivas: la madre, la señora de limpieza, el encargado del edificio, un
taxista y un amigo de Miguel con el que suelen ir a un bar.

Una vez que todos hayan realizado su lectura, deberán leer el relato desde la perspectiva
de Miguel.

RELATO N° 1 – DE SU MADRE:
«Miguel se levantó corriendo, no quiso tomar café y ni miró la torta que yo había hecho
especialmente para él. Sólo tomó la caja de cigarrillos y la caja de fósforos. No quiso
ponerse la chaqueta que le alcancé. Dijo que estaba con prisa y reaccionó con impaciencia
ante mis pedidos de que se alimentará y se abrigará. Él continua siendo un niño que
precisa atención, pues no reconoce lo que es bueno para sí mismo».
Después de este relato, ¿cómo usted percibe a Miguel?

RELATO N° 2 – DEL AMIGO DE MIGUEL CON QUIEN SUELE IR A UN BAR:


«Ayer de noche él llegó aquí acompañado de una chica morena, bien linda, a la cual no le
dio el mínimo corte. Cuando entró una rubia, de vestido ajustado, él me llamó y quiso
saber quién era ella. Como yo no la conocía, él no dudó; se levantó y fue a la mesa a hablar
con ella. Yo disimulé, pero igual pude oír que él marcaba un encuentro, a las nueve de la
mañana, delante de la cara del acompañante de la chica. Sujeto con valentía!»
Después de este relato, ¿cómo lo perciben a Miguel?

RELATO N° 3 – DEL TAXI:


«Hoy a la mañana, apareció un sujeto y no me gustó su cara. Preocupado, serio, no quería
saber de conversar. Intenté hablar sobre fútbol, política, sobre el tránsito, pero él siempre
me mandaba callar la boca, diciendo que precisaba concentrarse. Desconfié que él
estuviera en cosas raras, de esas que la policía anda buscando o de esos que asaltan a los
conductores de taxis. Apuesto que anda armado. Quedé loco hasta que me libré de él».
Después de este relato, ¿cómo lo perciben a Miguel?
RELATO N° 4 – DEL ENCARGADO DEL EDIFICIO:
«Este Miguel es una persona rara. A veces saluda, a veces finge que no ve a nadie. Sus
conversaciones las personas no las entendemos. Es parecido a un pariente mío que
enloqueció. Hoy a la mañana, él llegó hablando solo. Le di el buen día y él me miró con un
mirar extraño y dijo que todo en el mundo era relativo, que las palabras no eran iguales
para todos, ni las personas. Dijo también que cuando pintaba un cuadro, aquello era la
realidad. Daba risotadas, y más risotadas. Ese muchacho es un lunático».
Después de este relato, ¿cómo lo perciben a Miguel?

RELATO N° 5 – DE LA SEÑORA DE LA LIMPIEZA:


«Él siempre anda con un aire misterioso. Los cuadros que pinta no los entiendo. Cuando él
llegó la mañana de ayer, me miró medio sesgado. Tuve un mal presentimiento, como si
fuera a acontecer alguna cosa mala. Poco después llegó la chica rubia. Ella me preguntó
dónde él estaba y yo le dije. Al poco rato la oí gritar y acudí corriendo. Abrí la puerta de
sorpresa y él estaba con una cara furiosa, mirando a la chica lleno de odio. Ella estaba
tirada en el diván y en el suelo tenía un cuchillo. Yo salí gritando asesino, asesino!».
Después de este relato, ¿cómo lo perciben a Miguel?
RELATO DEL PROPIO MIGUEL SOBRE LO OCURRIDO ESE DÍA:

«Yo me dedico a la pintura de cuerpo y alma. El resto no tiene importancia. Hace meses
que quiero pintar una Madonna del siglo XX, más no encuentro una modelo adecuada,
que encarne la belleza, la pureza y el sufrimiento que yo quiero retratar.

En la víspera de aquel día, una amiga me llamó por teléfono diciendo que había
encontrado la modelo que yo procuraba y me propuso que nos encontráramos en el bar.
Yo estaba ansioso por verla. Cuando ella llegó quedé fascinado; era exactamente lo que yo
quería. No tuve dudas. Ya que mi amigo del pub no la conocía, fui hasta la mesa de ella,
me presenté y le pedí para que ella posara para mí. Ella aceptó y marcamos un encuentro
en mi atelier a las 9 horas del otro día. Yo no dormí tranquilo aquella noche. Me levanté
ansioso, loco por comenzar el cuadro, ni pude tomar café de tan emocionado.
En el taxi, comencé a realizar un esbozo, pensando en los ángulos de la figura, en el juego
de luz y sombras, en la textura, en los matices…Ni noté que el taxista hablaba conmigo.

Cuando entré en el edificio, yo hablaba bajito. El conserje intentó hablar conmigo, pero no
le presté atención. Ahí pregunté: ¿qué pasa? Él dice: buen día. ¡Nada más que buen día! Él
no sabía lo que aquel día significaba para mí. Sueños, fantasías y aspiraciones…Todo se iba
a volver real, con la ejecución de aquel cuadro. Intenté explicar para él que la verdad era
relativa, que cada persona ve a la otra a su manera. Él me llamó lunático. Di una risotada y
dije: ahí está la prueba de lo que dije. El lunático que usted ve, no existe. Cuando pude
entrar, me di de cara con la señora de la limpieza.
Entré al taller y comencé a preparar la tela y las tintas.

Fue cuando ella llegó. Estaba con el mismo vestido de la víspera y explicó que pasó la
noche en una fiesta. En ese momento yo le pedí que se sentara en el lugar indicado y que
mirase para lo alto, que imaginase inocencia, sufrimiento…que…

Ahí ella enlazó mi cuello con sus brazos y dijo que yo era simpático. Yo me alejé y le
pregunté si había bebido. Ella dijo que sí, que la fiesta estaba óptima, que fue una pena
que yo no estuviera allá y que había sentido mi falta. Cuando ella me enlazó de nuevo, yo
la empujé y ella cayó sobre el diván y gritó. En ese instante la señora de la limpieza entró y
salió gritando: ¡asesino! ¡Asesino!

La rubia se levantó y se fue. Antes, me dijo idiota. Entonces yo suspiré y dije: ah, mi
Madonna».
RESPONDER:
Ahora que conoce el relato con más detalle y desde Miguel:

1. ¿cómo se siente con los juicios que realizo?


2. Independientemente de que en está ocasión la actividad consistía en hacer juicios con
algo de información, ¿solemos juzgar a las personas con pocos datos?
3. ¿Juzgamos con información que nos dan otros y no las personas involucradas en
los hechos?
4. ¿Cree que esto puede influir en nuestra manera de relacionarnos?
5. ¿Cómo podemos trabajar para no caer en simples afirmaciones que luego comprobamos
que no son correctas?
6. ¿Siempre buscamos más argumentos o nos quedamos con los pocos que tenemos? ¿Cómo
podemos buscar más argumentos? ¿Es necesario buscar más?

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