Jesús y La Mujer Samaritana
Jesús y La Mujer Samaritana
Jesús y La Mujer Samaritana
beber.
¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este
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mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás;
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sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que
salte para vida eterna.
La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed,
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con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué
hablas con ella?
hombres:
El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
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Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien
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de comer?
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió,
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¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la
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Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para
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es el que siega.
Este relato del encuentro del Señor con una mujer samaritana, es un
maravilloso ejemplo de la amorosa acogida que él da a las personas
que sufren. Jesús nos está buscando siempre con amor, incluso
cuando no reconocemos su mano extendida.
Aunque esta reunión pudo haber parecido accidental, fue realmente
una cita providencial con el Mesías. Cuando la mujer llegó al pozo,
Jesús inició la conversación pidiéndole un vaso de agua. Su abordaje
directo la sorprendió y abrió la puerta a un diálogo que cambiaría su
vida para siempre.
En todo el intercambio, el objetivo de Jesús fue ayudar a la mujer a
reconocer su mayor necesidad, para poder darle el único regalo capaz
de satisfacer esa necesidad: la salvación y el perdón de sus pecados.
La mujer había pasado su vida tratando de encontrar amor y la
aceptación donde no podría conseguirlos. Cristo le ofreció el agua viva
del espíritu Santo, lo único que saciaría su sed espiritual y emocional.
Al igual que la mujer samaritana, nosotros podemos a veces estar tan
concentrados buscando satisfacer nuestras necesidades inmediatas,
que no vemos la mano de dios extendida a nosotros en amor,
ofreciendo lo que satisface realmente. Solo Cristo puede llenar
nuestras almas vacías por la eternidad, y proveer ahora mismo para
nuestras necesidades emocionales fundamentales.
Este mundo está lleno de pozos que prometen dar amor, aceptación y
autoestima, pero que nunca satisfacen plenamente. Si su alma está
vacía y el pozo se ha secado, busque a Jesús. él tiene una cita divina
programada con usted, y saciará su sed con su espíritu, si se lo
permite. Este mundo está lleno de pozos que prometen dar amor,
aceptación y autoestima, pero que nunca satisfacen plenamente.