Filosofia Paises y Ricos y Pobres

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 10

Diferencias entre países ricos y países pobres

No todos los Estados tienen el mismo grado de organización social, ni


similares estructuras productivas, ni parecidos recursos financieros, ni modos
de vida equiparables. En la actualidad, dos realidades contrastan
bruscamente: la de los países desarrollados y la de los países
subdesarrollados o en desarrollo. El 80 % de la población mundial vive en
este segundo grupo.

País desarrollado

Los países desarrollados tienen una alta renta per cápita, es decir, unos
elevados ingresos medios por persona por encima de los 10.000 dólares
anuales; una industria potente y tecnológicamente avanzada; un alto nivel
de vida, que se refleja en el desarrollo de las infraestructuras y en la
cantidad y calidad de servicios sanitarios, educativos, culturales, etc.;
además, una buena parte de la población mantiene un elevado nivel de
consumo.

País subdesarrollado

Los países subdesarrollados tienen una baja renta por habitante, que
normalmente no alcanza los 2.000 dólares anuales; un desarrollo industrial
escaso o incipiente, pero que, con frecuencia, depende de la inversión
exterior y está basado en la mano de obra barata y en el alto consumo
energético; recursos naturales destinados fundamentalmente a la
exportación; una fuerte dependencia del exterior en tecnología, comercio y
créditos; un reducido nivel de vida, con servicios de baja calidad e
inaccesibles a una gran parte de la población; deficientes infraestructuras;
un elevado índice de analfabetismo; un crecimiento demográfico muy
elevado; y un bajo nivel de consumo. Además, la inestabilidad política, la
corrupción y la desigualdad social son corrientes en estos Estados.

Los conceptos Norte y Sur no describen exactamente los dos hemisferios


geográficos, pues algunos países del hemisferio sur presentan un altísimo
desarrollo, mientras otros del hemisferio norte tienen un desarrollo escaso.
• Los países más desarrollados son principalmente gran parte de los
Estados europeos, Canadá, Estados Unidos, Japón, Australia y Nueva
Zelanda.
• Un desarrollo intermedio es el que presentan Rusia y algunas
repúblicas soviéticas; Brasil y ciertos países de Iberoamérica sumidos
en una prolongada crisis tras décadas de prosperidad; y algunos
asiáticos que empiezan a crecer, como Malaysia y Singapur.
• En el extremo opuesto se encuentran los países más pobres del
planeta, que se localizan en Asia meridional y oriental (Afganistán y
Pakistán), en Centroamérica (Haití) y, sobre todo, en el África
subsahariana.
2.- El IDH, Índice de Desarrollo Humano

En las décadas pasadas se utilizaba la renta por habitante de un país para


medir su grado de riqueza y desarrollo. Esta variable, sin embargo, no
reflejaba la desigualdad en el reparto de la riqueza. Así, por ejemplo, lugares
como Brunei o los Estados del golfo Pérsico, ricos en petróleo y poco
poblados, aparecían siempre con rentas per cápita muy altas cuando, en
realidad, la riqueza se acumulaba en unas poquísimas manos y la gran
mayoría de la población permanecía en la pobreza.
De lo anterior se puede concluir que para evaluar el desarrollo de un país no
basta con considerar solo variables económicas. Un país puede tener una
producción y unos ingresos elevados, pero los beneficios pueden no
repartirse equitativamente entre la población.
Desde hace una veintena de años, aproximadamente, la ONU viene
elaborando cada año el denominado Índice de Desarrollo Humano (IDH),
que, además de los ingresos medios por habitante, contempla varios
aspectos sociales para evaluar el nivel de desarrollo de un país, tales como la
alfabetización de la población, el acceso a la sanidad, la esperanza de vida al
nacer o la igualdad entre hombres y mujeres, entre otros.
Desde los años ochenta han aumentado su desarrollo bastantes países, sobre
todo los situados en valores medios del IDH. Por ejemplo, ha habido mejoras
significativas en China e India; en los Estados musulmanes mediterráneos,
como Túnez, Siria, Egipto y Marruecos; y en países de moderna
industrialización, como Singapur, Corea, Malaysia e Indonesia.

3.- El aumento de las desigualdades

Durante la década de 1980 y comienzos de la siguiente, se creía que las


ayudas a los países más pobres, ofrecidas por diversos organismos e
instituciones internacionales, así como por los países desarrollados, servirían
para impulsar su crecimiento económico y de esta manera ir mejorando su
nivel de vida.
Sin embargo, en 54 países, situados mayoritariamente en el África
subsahariana, pero también en Iberoamérica, Asia central y meridional y en
la Europa del este, se ha registrado un descenso de sus ingresos medios y
han aumentado las desigualdades internas al aparecer auténticas bolsas de
miseria.
Lejos de acortar sus distancias con los países más ricos, en muchos de estas
naciones se ha abierto una brecha creciente difícil de cerrar.

4.- Algunos datos de las desigualdades

• Más de 1.200 millones de personas viven con menos de un dólar al día


y 2.800 millones con menos de dos dólares.
• Un 1% de la población mundial, es decir, unos 60 millones de
personas, acumulan una riqueza comparable a la de los 2.800 millones
más pobres.
• Casi 800 millones de personas sufren hambre crónica. Cada 4
segundos muere una persona de hambre en el mundo.
• 1.160 millones de personas no tienen acceso al agua potable, ni
2.300 millones a saneamientos adecuados.
• 12 millones de niños menores de cinco años mueren anualmente por
causas que se pueden evitar o curar.
• Más de 40 millones de personas padecen la enfermedad del SIDA. Más
de 14 millones de niños han perdido a uno o a ambos padres por la
enfermedad.

Factores que condicionan el subdesarrollo

Al valorar las desigualdades existentes entre los países, hay que tener en
cuenta muchos factores y no solamente los indicadores económicos. Hay
condicionantes históricos, aquellos que se refieren a la evolución política, los
que dependen de las características físicas y los recursos naturales, etc.
Ninguno de ellos actúa por separado como una causa única, sino que se
conjugan e interactúan entre sí. Los principales factores que condicionan el
subdesarrollo son los siguientes:

La colonización histórica
La colonización de territorios por parte de las potencias más poderosas es un
fenómeno que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia. Sin embargo,
este proceso alcanzó su máximo desarrollo a partir de la conquista de
América en el siglo XVI, y culminó en el siglo XIX coincidiendo con la
revolución industrial. Se consolidó así el dominio político y económico de las
potencias europeas sobre la mayoría del mundo: América, Asia, África y
Oceanía. Las metrópolis importaban de sus colonias las materias primas que
necesitaban para alimentar sus industrias, a la vez que exportaban los
productos fabricados. Se creó así un sistema económico desigual. Cuando las
colonias alcanzaron su independencia, muchas de ellas siguieron
manteniendo la dependencia económica, financiera, industrial y tecnológica
de sus antiguas metrópolis y de otros países ricos.

La deuda externa
Algunos países recibieron ayudas para mejorar sus estructuras productivas
en forma de préstamos por parte de instituciones financieras internacionales
y de los países más ricos. Los intereses de esos préstamos han resultado
muy elevados, por lo que hay Estados que han contraído una deuda altísima
a lo largo de los años. Como tienen que destinar una parte muy importante
de sus recursos económicos a la devolución de la misma, se encuentran con
un fuerte obstáculo a sus posibilidades de desarrollo. En caso de incumplir
sus obligaciones de pago serían excluidos de futuros préstamos.
En 1996, el Banco Mundial y el FMI pusieron en marcha una iniciativa
llamada Países Pobres Muy Endeudados (PPME) con el fin de liberar de una
parte de esta carga a los países más pobres y con una deuda mayor.

La dependencia tecnológica
La falta de tecnología propia y de capacidad para asimilar la de los países
desarrollados coloca a los más pobres en una posición muy desfavorable en
el mercado mundial, ya que no pueden producir de forma competitiva.
Además, los avances tecnológicos han dejado obsoleta una parte importante
de la producción de estos países, lo que ha supuesto una reducción de sus
exportaciones y, por tanto, de sus ingresos. Por ejemplo, el caucho natural
ha sido sustituido por productos sintéticos, y el cobre, utilizado para las
comunicaciones, está siendo reemplazado por la fibra óptica.
A todo eso se une que las personas altamente cualificadas apenas pueden
desarrollar su labor en sus países de origen y son absorbidos por grandes
corporaciones para trabajar en el mundo desarrollado.

El elevado crecimiento demográfico


La natalidad se mantiene elevada en la mayoría de los países más pobres,
mientras la mortalidad se ha reducido, provocando un fuerte crecimiento
demográfico. Pero los alimentos disponibles no han crecido en la misma
proporción. Por ello, los países pobres no pueden satisfacer las necesidades
de toda la población, comprometiendo su futuro desarrollo.

Una salud y una educación deficientes


Las enfermedades y las hambrunas conllevan importantes gastos sanitarios
para un país a corto plazo, y tienen un fuerte impacto a largo plazo.
Los adultos enfermos y que presentan malnutrición abandonan sus trabajos
y las familias dejan de tener ingresos. Muchos niños se ven obligados a
trabajar en sustitución de sus padres enfermos y a abandonar la escuela. La
salud de estos niños se resentirá y su falta de formación les impedirá optar a
un trabajo mejor en el futuro. En consecuencia, los habitantes de los países
pobres presentan un bajo nivel de formación.

Los desiguales intercambios comerciales


Los países subdesarrollados sufren el bloqueo de sus exportaciones agrícolas
por parte de los países ricos, que protegen su producción mediante
subvenciones a sus agricultores, lo que les permite rebajar los precios de
estos productos en el mercado mundial. Igualmente, los países pobres
encuentran barreras a sus exportaciones de textiles, alimentos procesados,
bebidas y otros productos que, de no ser así, podrían ser competitivos.
Además, los países desarrollados presionan para que los países pobres
supriman los impuestos sobre las importaciones occidentales, normalmente
productos manufacturados. La entrada de estas manufacturas de calidad
dificulta el desarrollo de una industria propia.

La guerra
Los conflictos armados, a menudo sostenidos por los propios gobiernos,
suponen en muchas ocasiones la devastación de los países. Además de las
pérdidas de vidas humanas y económicas, las naciones que sufren estos
conflictos se quedan sin una mano de obra joven necesaria para su
recuperación y desarrollo.
La corrupción política y la inestabilidad
La falta de estabilidad política y de un marco legal claro, así como la
corrupción de los gobiernos, condicionan a los inversores, que a menudo no
se ven motivados para invertir en determinados lugares.

Contrastes entre países ricos y pobres

Abundancia y escasez de recursos naturales

Los países ricos no son necesariamente aquellos que poseen grandes


cantidades de recursos naturales. Un ejemplo es Japón, que, sin apenas
recursos naturales, es la segunda potencia económica del mundo. El caso
contrario son Estados como Nigeria y la República Democrática del Congo,
que, con una gran riqueza de recursos naturales, están entre los más pobres
del planeta. En la mayoría de estos casos los sistemas de explotación de
recursos están organizados por pequeñas elites locales o empresas foráneas,
por lo que la riqueza revierte hacia el exterior en lugar de hacia el propio
país. Otras veces son las dificultades para obtener rentabilidad las que
impiden la explotación de un recurso. Eso ocurre, por ejemplo, cuando hace
falta una gran inversión previa en infraestructuras que son casi inexistentes.
A esto hay que añadir que hay países que poseen recursos, pero carecen de
importancia en la moderna economía. En cambio, hay otros que tienen
apenas un recurso, pero de gran importancia estratégica, como el petróleo,
lo que les permite desarrollarse con mayor celeridad. Es el caso de algunos
emiratos del golfo Pérsico.

Capacidad de producción

Los países de ingresos medios y bajos producen alrededor del 20 % de los


bienes y servicios del mundo. Sin embargo, se da la paradoja de que en ellos
vive más del 80 % de la población mundial.
En cambio, Estados Unidos, Japón y Alemania, que no suman siquiera el 10
% de los habitantes del planeta, concentran prácticamente la mitad de la
producción mundial y la tercera parte del comercio de mercancías.
Los últimos años, además, han visto la caída de precios en muchos
productos de exportación tanto minerales como agrícolas que eran la base
de la economía en los países pobres. Este hecho ha disminuido
proporcionalmente la capacidad productiva en muchos de estos países,
principalmente del África subsahariana.
La globalización económica facilita la rápida difusión del capital por todos los
lugares de la Tierra. En la práctica, la mayor parte de la inversión de
capitales se realiza en los países desarrollados, y solo una pequeña parte
alcanza a los países más pobres. Los países subdesarrollados han recibido y
reciben capital procedente del mundo desarrollado por dos vías:
• A través de la inversión directa. Este es el caso de las empresas
multinacionales que implantan filiales en estos países,
fundamentalmente del sudeste asiático e Iberoamérica.
• Mediante la concesión de préstamos a través de bancos y de
organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional
(FMI) o el Banco Mundial.
Debido a los préstamos, muchos países subdesarrollados han contraído una
elevada deuda externa, es decir, deben gran cantidad de dinero a gobiernos
y bancos extranjeros. En la actualidad, el pago de los intereses y la
devolución de los préstamos limitan muy seriamente la capacidad de
desarrollo de los países más pobres y las posibilidades de actuación de sus
gobiernos. Por eso, en determinados foros se pide la condonación de esa
deuda por considerarla uno de los principales obstáculos para el desarrollo
económico.

Consumismo/subsistencia

Mientras en las sociedades más ricas se da un consumismo desmedido, las


más pobres viven una situación de auténtica subsistencia. Por ejemplo,
mientras en Estados Unidos la ingesta media de calorías diarias supera las
3.600, lo que permite hablar de sobre nutrición; en numerosos países del
África subsahariana y algunos de Asia e Iberoamérica, un elevado porcentaje
de sus poblaciones padece desnutrición crónica con menos de 2.300 calorías
diarias.
Estas diferencias son aún mayores en los bienes y servicios más caros, como
televisores, electrodomésticos, ordenadores o el acceso a la información. Así,
los países más pobres se ven privados de los avances tecnológicos y aislados
de la actual revolución de la información.
Sin embargo, es el consumo de energía por habitante el que más datos nos
da sobre el grado de desarrollo de un país. El 80 % del consumo total de
energía en el mundo se concentra en América del Norte, Europa occidental,
Japón, Rusia, Australia y Nueva Zelanda, precisamente las regiones con
mayor desarrollo.

El crecimiento de la población en el Tercer Mundo

En el siglo XX la población mundial experimentó un crecimiento espectacular,


de casi 4.500 millones de personas. Los países desarrollados vivieron esa
explosión demográfica hace décadas, mientras que en los países más
atrasados todavía se está produciendo en la actualidad. En consecuencia, la
inmensa mayoría de las próximas 3.000 millones de personas que nazcan
verán la luz en los países subdesarrollados.
Hasta mediados del siglo XXI, se prevé una desaceleración en el aumento
demográfico mundial. Serán principalmente los países del África
subsahariana los que mantendrán su crecimiento y duplicarán sus
poblaciones, a pesar de la alta mortalidad causada por las guerras, el
hambre y las enfermedades.
El paso de varias décadas desde que se produjo la explosión demográfica en
los países desarrollados ha ocasionado un envejecimiento progresivo de su
población. A medio plazo, se prevé que la proporción de ancianos también
aumente en los países más pobres que van reduciendo su natalidad y
mortalidad.
En general, los países en desarrollo o menos desarrollados son todavía
naciones jóvenes. Se considera que un país es joven cuando hay tres
personas que no llegan a los 20 años por cada dos que pasan de los 60. Así,
por ejemplo, en África el 44 % de la población tiene menos de 15 años, el 53
% son adultos y solo el 3% tiene más de 65 años.
Entre las causas que explican la existencia de esta población joven destacan:
• Los matrimonios tempranos. Según las Naciones Unidas, cuanto más
pobres son las mujeres, más jóvenes contraen matrimonio y
comienzan a procrear, a menudo entre los 15 y los 19 años de edad.
• La falta de instrucción. Al no acceder a la educación, no conocen los
métodos de planificación familiar y las mujeres mantienen unas tasas
de fecundidad altas.
• La necesidad de mano de obra para trabajar en el campo hace que
muchas familias necesiten hijos para ayudar a los padres en la
agricultura.

El problema de la alimentación

En el tema de la alimentación se producen los contrastes más dramáticos


entre el mundo desarrollado y subdesarrollado. Mientras numerosas
personas de los países más ricos están sobrealimentadas y hacen regímenes
de adelgazamiento porque la obesidad comienza a ser un problema, más de
800 millones de personas padecen hambre en el mundo a comienzos del
siglo XXI, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura (FAO).
La mayoría de las personas que sufren desnutrición habitan en las áreas
rurales de los países subdesarrollados: el 60 % en el continente asiático y el
30 % en el africano. Se trata de una población que no posee tierras para
cultivar, ni el dinero para comprar los alimentos suficientes. A menudo, estas
personas viven en países ricos en recursos, pero los alimentos que producen
se dedican a la exportación en lugar de a satisfacer las necesidades de sus
poblaciones. Como la mayoría de los campesinos tampoco poseen tierras,
apenas pueden cultivar productos de autoconsumo que les permitan
alimentarse suficientemente.

Problemas sanitarios y enfermedades epidémicas

Las enfermedades epidémicas y las pandemias son otro de los graves


problemas que afectan especialmente a los países más pobres. Millones de
personas mueren cada año por enfermedades que se pueden prevenir,
reducir o curar, como diarreas, paludismo o tuberculosis. Los afectados se
encuentran fundamentalmente en los países subdesarrollados: no han
recibido una educación básica en materia de salud e higiene y no tienen
recursos económicos, por lo que sufren una deficiente alimentación y
carecen de agua potable, atención médica y acceso a los medicamentos. Los
más sensibles a las enfermedades suelen ser los niños.
La falta de servicios sanitarios también repercute negativamente en la salud
de la población. En India, más del 80 % de la población carece de ellos, y en
Indonesia son inaccesibles para el 50 % de sus habitantes.
La ausencia de asistencia médica a las parturientas en los países más pobres
tiene como resultado que una mujer de cada 16 muera por complicaciones
en el embarazo o el parto, mientras que en los países desarrollados la media
es de una por cada 4.100 mujeres.

Difícil acceso al agua potable

El agua dulce disponible no se encuentra equitativamente distribuida en el


mundo. Por ejemplo, Asia alberga más de la mitad de la población mundial,
pero cuenta solo con el 36% de los recursos hídricos. A esto hay que añadir
que, mientras en el mundo desarrollado el acceso al agua potable está
garantizado a la práctica totalidad de la población, en los países más
atrasados hay grandes deficiencias en el suministro. Así, en Afganistán
apenas el 13% de la población tiene acceso al agua potable y en Etiopía el
24%, mientras en Dinamarca la cifra alcanza el 100%.Mientras algunos
hogares de los países desarrollados consumen más de 2.000 litros diarios de
agua potable, se calcula que unos 1.200 millones de personas en los países
más pobres ni siquiera tienen acceso a agua apta para el consumo humano.
En 2025, más de 2.800 millones de personas vivirán en países con
problemas de escasez de agua, sobre todo en Oriente Medio y África. El
número aumentará a unos 4.000 millones en 2050.
La contaminación es uno de los grandes problemas para acceder al agua
potable, ya que pocos países (tanto industrializados como en desarrollo) se
han ocupado de proteger la calidad del agua. Los más afectados por esta
situación siguen siendo los pobres, ya que el 50% de la población de los
países en desarrollo está expuesta al peligro que representan las fuentes de
agua contaminadas.
Estas carencias repercuten negativamente en la salud de la población. Se
estima que el 80% de las enfermedades y más del 30% de las muertes en
los países subdesarrollados están relacionadas con la contaminación del
agua. El consumo de agua no tratada adecuadamente ha causado en la
última década la muerte de más niños que la suma de todas las víctimas de
los conflictos armados que han tenido lugar desde 1945.
Las desigualdades de género, es decir, entre hombres y mujeres, existen
tanto en el mundo desarrollado como en el subdesarrollado. Sin embargo, no
se manifiestan de la misma forma. Es en este último donde llega a tener
unas consecuencias más dramáticas.
En los países desarrollados las mujeres han alcanzado la igualdad legal,
aunque perviva una clara discriminación. En la vida laboral, debido a las
diferentes oportunidades de empleo y de promoción profesional, el peor
acceso a puestos directivos y la remuneración salarial desigual en puestos de
trabajo equivalentes; y en la vida cotidiana, porque las mujeres continúan
realizando la mayoría de las tareas domésticas, aunque trabajen fuera del
hogar el mismo número de horas que su pareja, y encargándose del cuidado
de los hijos.
En los países subdesarrollados, y en particular en Asia y África, la
discriminación de la mujer es clara en todos los campos: en la atención
médica, en la educación, en la alimentación, etc. En los casos extremos, la
mujer se ve privada de derechos jurídicos y no se respetan sus derechos
básicos como persona. En muchos casos, no puede acceder al control de las
tierras o de otros recursos, es excluida de toda actividad social y política, no
puede expresar sus ideas y ni siquiera es dueña de su cuerpo. Las mujeres
desempeñan los peores trabajos, en condiciones precarias y normalmente
relacionados con la economía sumergida.
A menudo, las mujeres están sometidas a la voluntad del padre hasta que
pasan a depender de la del marido, normalmente impuesto por la familia.
Cada año se compran y venden 4 millones de niñas y mujeres en todo el
mundo, que son obligadas a convertirse en esclavas, prostitutas o esposas.

Deficiencias en la alfabetización

Uno de los indicadores sociales más importantes para medir el desarrollo de


un país es el grado de alfabetización de su población, es decir, el porcentaje
de habitantes que sabe leer y escribir.
Aunque se supone que en el mundo desarrollado la tasa de alfabetización se
sitúa cerca del 100%, la realidad es que entre un 8% y un 20% de la
población de estos países tiene problemas para comprender textos
cotidianos, como artículos periodísticos o las instrucciones de funcionamiento
de un electrodoméstico. Este porcentaje se ve superado en países como
Estados Unidos y Reino Unido.
En los países subdesarrollados, los índices de alfabetización de adultos han
mejorado notablemente durante los últimos 25 años, aunque en el África
subsahariana, Asia meridional y los Estados árabes, a pesar de su progreso,
siguen manteniendo unas tasas en torno al 60%. En estos países también
persiste una gran diferencia entre el nivel de alfabetización de los hombres y
las mujeres, que es menor.

Causas de la pobreza en los países ricos

Una de las razones que explican el crecimiento de la pobreza en los países


desarrollados es la importancia creciente de los movimientos de inmigración,
en una buena parte de los casos, ilegal.
Efectivamente, muchos de estos nuevos pobladores, mayoritariamente en
destinos urbanos, se ven rechazados por una sociedad racial y culturalmente
diferente, que les asigna casi siempre los trabajos despreciados por su
propia población, cuando no les cierra totalmente las puertas del trabajo
legal, lo que les obliga a actividades ilegales o de economía sumergida:
venta ambulante, mendicidad, prostitución, tráfico de drogas, etc.
El rechazo social y la falta de expectativas marcan a estos colectivos
compuestos no solo por población extranjera inmigrante, sino también por
grupos diferentes desde el punto de vista étnico, como los gitanos en Europa
o los negros en América, o social, como las personas mayores con pocos
recursos.
A esa marginación étnica y social hay que añadir, además, la
correspondiente al género, pues se calcula que aproximadamente dos tercios
de los pobres del mundo son mujeres.
A finales del siglo XX en la Unión Europea había más de cincuenta y dos
millones de pobres. El problema alcanza especial intensidad en los países del
sur (Italia, Portugal, España y Grecia) e Irlanda. Los colectivos más
afectados son los jóvenes, las mujeres y los ancianos.

También podría gustarte