Predica de Jonas
Predica de Jonas
Predica de Jonas
LA CIUDAD SE ARREPIENTE
A. El ministerio de Jonás en Nínive.
1. (Jonás 3:1-2) El segundo llamado de Jonás.
Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate y ve a
Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.
ii. “¿Cuántos de nosotros que hemos sido llamados para entregar la palabra de
Jehová, lo estaríamos aún haciendo si no fuera por la paciencia y la perfecta
gracia de Dios? ¡Seguramente no fueran muchos! Como le hemos fallado, y nos
hemos echado a perder nuestro ministerio; y muy a menudo no hemos fallado de
la misma manera que Jonás.” (Morgan)
iii. Dios estaba determinado en hacer la obra por medio de Jonás, así que Él no se
dio por vencido en este profeta renuente. Dios a menudo esta así de
comprometido de hacer Su obra por medio del hombre. “Suponga que el problema
se nos hubiera dado a nosotros para que lo resolviéramos – ¿Cómo sería esta
ciudad conmovida al arrepentimiento? ¿Cómo sería su vicio olvidado, y cómo
sería el Dios de Israel adorado por todos sus habitantes, desde el más grande
hasta el más pequeño? Si no nos hubiéramos paralizado con desesperación, lo
cual es lo más probable, deberíamos, sin embargo, haber sentado para considerar
cuidadosamente nuestros planes. Lo hubiéramos dividido en territorios de distritos
misioneros; hubiéramos necesitado por lo menos unos cuantos cientos, si no que
miles, de ministros capaces; y al mismo tiempo, se habría que pensar en los
gastos, y debiéramos de considerar que tendríamos el compromiso de levantar un
sin número de estructuras en la cual la Palabra de Dios pueda ser predicada.
Nuestra sistema necesariamente tendría que dificultarse; debiéramos de darnos
cuanta que nosotros, a menos que tengamos los recursos de un imperio, ni
siquiera podríamos comenzar con la obra. ¿Pero qué dijo el Señor en cuanto a
esto? Poniendo de lado los juicios de la razón, y todos los planes y esquemas por
la cual la carne y la sangre siguen de manera natural, él levanta a un hombre. Por
medio de una providencia singular él califica a ese hombre para esta misión.”
(Spurgeon)