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BAÑO MARÍA
María la Judía
Otros la identifican con cierta María alquimista que
inició a Zósimo de Panópolis, quien precisamente constitu-
ye la principal fuente de información de la descubridora del
baño María. Tampoco parece clara esta asignación toda vez
que cuando se ocupa de ella el propio Zósimo, nacido en la
ciudad de su sobrenombre en el alto Egipto hacia el final
del siglo III de nuestra era, la cita siempre en pasado, vene-
rándola entre los que llama “sabios antiguos”, un exclusivo
grupo en el que figuran Demócrito, Moisés, Ostanes, Her-
mes, Isis, Chymes, Agathodaemon, Pibechios, Iambli-
chus..., nombres míticos con más o menos de existencia
real, que buscaban dar una mayor relevancia al contenido
Sin duda nos encontramos ante una de las operaciones de los textos que encabezaban.
de laboratorio más antiguas de la humanidad, el baño Ma-
ría, que asimismo se usa hoy de forma asidua en la indus- El historiador de la alquimia F. Sherwood Taylor,
tria o en la cocina. Si hacemos caso a los diccionarios al comenta que “uno de ellos, María la Judía, parece corres-
uso, con esta expresión puede entenderse lo mismo el pro- ponder, en efecto, a una persona de carne y hueso y una
cedimiento mediante el cual se consigue calentar de forma gran descubridora de la ciencia práctica”. Esta idea de
suave y uniforme una sustancia, que al recipiente que se María como persona física real es la que actualmente está
expone a la fuente de calor conteniendo el agua del baño y más extendida entre los estudiosos del tema. Tiene gran
el otro recipiente de menor tamaño con la materia que se fama de diestra operativa que le viene del propio Zósimo,
desea calentar indirecta y uniformemente. quien al parecer tuvo en sus manos cierta obra suya en la
que se hacía una pormenorizada descripción del instrumen-
Operación o aparato, la expresión baño María parece tal en los laboratorios de la época. El propio Panopolita
proceder del latín bajomedieval balneum Mariae, a donde extractó ciertas partes ese texto, siendo la más conocida
tal vez se llegaría a través del francés bain-marie. De lo aquella que se refiere a cierto aparato destilatorio denomi-
que no parece haber duda es en atribuir a cierta María, nado Dibikos o Tribikos (según tuviese dos o tres caños
conocida desde la antigüedad con el apelativo de Judía o para la destilación):
Hebrea, del invento de este sistema de calentamiento uni-
forme de productos. Vamos pues a tratar de dar a conocer a “He de describiros el tribikos. Porque así se llama el
esta María que se halla rodeada del lógico halo de misterio aparato hecho de cobre y descrito por María, la transmisora
y de mito asociado siempre a los orígenes de la alquimia. del Arte. Dice lo que sigue:
alambique sobre la olla de barro que contiene el azufre y Susan Ross ha tratado de indagar sobre la posible
tapando las juntas con tapa de harina, colóquense frascos existencia real de esta María la Judía, indicando que en
de cristal al final de los tubos, anchos y fuertes para que no función de los datos que aportan los llamados “alquimistas
se rompan con el calor que viene del agua del medio. He griegos” parece aventurado confirmar que se trata de un
aquí la figura”: personaje de carne y hueso. En principio no se advierten
desvaríos extraños ni virtudes míticas, claro que Zósimo y
Sherwood Taylor reconstruye en el grabado adjunto compañía hablaban también con toda naturalidad de Her-
el alambique de María la Judía, sobre un modelo más ru- mes y de otros personajes míticos. Además no tenemos
dimentario dibujado sobre 700 años después de que Zósi- referencias directas de nadie que haya sido contemporáneo
mo escribiera el texto anterior. Además del baño María, se suyo.
atribuye también a esta alquimista del pasado el aparato
conocido entre los griegos como kerotakis o aparato de Atendiendo sin embargo a los textos que han llegado
reflujo. a nuestros días con la firma de María la Judía, presume esta
autora, con todas las reservas sobre estas obras, que esta-
Georges de Syncelles, cronista bizantino del siglo mos ante un personaje no real. El más importante de todos
VIII, presenta a María como iniciadora de Demócrito a la “Discursión entre María, hermana de Moisés, y Arón”,
quien conoció en Menfis en la época de Pericles. En la también conocido como “Práctica de María” que es el más
“Conversación entre el rey Calid y el Filósofo Morieno”, interesante y el que más datos aporta.
cuando este filósofo responde al rey sobre la principal
sustancia y Materia de Magisterio alega la autoridad de los En conjunto, pensamos María la Judía, además de un
antiguos citando en primer término a Hércules que sería personaje real de la más antigua alquimia, podría haber
contemporáneo de María: “El mismo africano dijo a María: sido también la firma empleada por uno o varios alquimis-
nuestra Agua domina sobre nuestra Tierra, y es grande y tas hebreos anteriores a Zósimo.
luminosa y pura; pues la Tierra ha sido creada de partes, y
con las partes más groseras del Agua”.
Baño María
El enciclopedista árabe Al-Nadim la cita en su catálo-
go del año 897 entre los cincuenta y dos alquimistas famo- Cuando se quiere destacar lo elemental de una cosa,
sos por conocer la preparación de la cabeza o caput mor- se dice coloquialmente que “es más sencillo que el meca-
tum. Parece pues clara la importancia de María la Judía nismo de un sonajero”. Bien algo parecido puede decirse
desde el punto de vista de la práctica operativa, en que es cuando se pretende explicar en que consiste el baño María,
maestra, y va más allá que lo que se conoce de los alqui- pues raro será encontrar una persona que no lo haya practi-
mistas griegos. cado alguna vez. Pero como creemos conveniente concre-
tarlo siempre al explicar los epónimos científicos, diremos
En los textos de los grandes maestros alquímicos que se utiliza cuando se quiere calentar una materia de
María es consideraba como un Adepto, todavía Fulcanelli forma indirecta y uniforme. A tal fin se coloca esta materia
precisa más, un gran Adepto: “Se disputan los manuscritos en un recipiente cualquiera, que a su vez se sumerge en el
de los grandes adeptos ... Los libros de Morieno, de María seno de una masa de agua contenida en otro recipiente
la profetisa”. Estimando que parece fuera de duda que mayor. Al calentar este último el agua aumenta su tempera-
realizó la Obra: “Cuando los filósofos se reunieron ante tura suave y homogéneamente e, indirectamente, también
María, algunos de ellos le dijeron: bienaventurada seáis lo hace la sustancia en cuestión.
María, porque el Divino secreto escondido, sea por siempre
honrado, os ha sido revelado”.
Bibliografía
BERTHELOT, M.; RUELLE, CH. (1888): Collection des ROSS, S.: Mujeres y alquimia, y en particular sobre Maria
Anciens Alchimistes Grecs. Georges Steinheil Editor la Judía
www.levity.com/alchemy/miriam.html
BLAS, L. (1947): Biografías y descubrimientos químicos. Fecha del enlace: 3 de noviembre de 2003
Resumen biográfico de los autores y figuras más destaca-
das de la Química desde el siglo I al XIX, agrupadas por SHERWOOD TAYLOR, F. (1954): La Alquimia y los
orden cronológico, con un apéndice sobre la Historia del Alquimistas. Editorial A.H.R.
descubrimiento de los elementos químicos. Ed. Aguilar,
Madrid, 476 p. STIOLCIUS, D. (1986): Viridianum Chymicum. Ed. Bar-
Entretien du Roi Calid et du Philosophe Morien sur le celona, Muñoz Moya
Magistère d’Hermes, rapporté par Galip, esclave de cet
Roy (1740). París, Bibliotheque des Philosophes Chimi-
ques Moncada, 12 de Noviembre de 2003