PUNTUALIDAD
PUNTUALIDAD
PUNTUALIDAD
Esta es una pregunta fácil de responder. La RAE, con la concisión a la que nos tiene
acostumbrados, nos dice que es la «cualidad de puntual». Ser puntual es, lisa y
llanamente, llegar a las citas a la hora fijada o antes. Es decir, no llegar tarde.
Lo más curioso de la puntualidad es que hoy día se considera casi como una habilidad o
un talento inherentes a la persona, más que algo que se puede llegar a desarrollar. Todos
estamos acostumbrados a oír frases como «es que yo no soy puntual», como si
fuese algo innato (como ser rubio o no ser alérgico a los frutos secos).
En realidad, este tipo de actitudes no son más que excusas. La puntualidad se puede
controlar fácilmente, salvo en ciertos casos en los que no podemos hacer nada frente
a las circunstancias (un atasco, problemas en el transporte público…). Y la puntualidad en
el trabajo aún más, ya que de ella puede depender nuestro medio de vida
IMPORTANCIA
Suponte que tienes un jefe que tiene que estar todo el tiempo controlando la hora que
llegas a la oficina porque nunca lo haces a tiempo… mala forma de buscar que
confíen en ti, ¿no? Ser puntual te librará de esto ya que hará que el resto tenga
confianza en ti porque habrás demostrado que eres digno de merecerla.
SEGÚN LA CULTURA
FACTORES
La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o
nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por
supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?
Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una
actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que
llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y
retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la
pérdida de formalidad en nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar
tarde.
En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un
evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un
negocio o la cita con el director del centro de estudios, hacemos hasta lo imposible
para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, la reunión donde estarán
personas que no frecuentamos y conocemos poco, o la persona –según nosotros-
representa poca importancia, hacemos lo posible por no estar a tiempo, ¿qué mas
da...?
Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento,
reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra
debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento
preciso y necesario.
Lo más grave de todo esto, es encontrar a personas que sienten “distinguirse” por su
impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, ¿falta de seguridad y
de carácter? Por otra parte algunos lo han dicho: “si quieren, que me esperen”, “para
qué llegar a tiempo, si...”, “no pasa nada...”, “es lo mismo siempre”. Estas y otras
actitudes son el reflejo del poco respeto, ya no digamos aprecio, que sentimos por las
personas, su tiempo y sus actividades
Para la persona impuntual los pretextos y justificaciones están agotados, nadie cree en
ellos, ¿no es tiempo de hacer algo para cambiar esta actitud? Por el contrario, cada vez
que alguien se retrasa de forma extraordinaria, llama la atención y es sujeto de toda
credibilidad por su responsabilidad, constancia y sinceridad, pues seguramente algún
contratiempo importante ocurrió.
PUNTUALIDAD EN EL TRABAJO
La puntualidad en el trabajo es una de las cualidades más apreciadas por parte
de las empresas, y existen empresas en donde si llegas tarde constantemente provoca tu
despido, es algo lógico, ya que el trabajador que siempre llega bien de tiempo a su
puesto de trabajo demuestra una serie de virtudes:
Es una persona organizada. Si llegas a tiempo es porque te has puesto las
pilas y has calculado bien cuánto tardas.
Es previsor o previsora. El trabajador ha calculado cuánto tarda en llegar a su
puesto de trabajo y ha añadido un tiempo extra para cubrir cualquier eventualidad.
Es una persona con empatía. Llegar tarde a los sitios demuestra una escasa
preocupación por los demás, y es también una falta de respeto. Además, la falta de
puntualidad en el trabajo puede acabar generando un agravio comparativo: ¿por qué
él/ella siempre llega tarde y no pasa nada?
Respeta su trabajo y desea hacerlo bien. Si prácticamente nunca llegas
tarde al trabajo, es una señal de que valoras tu puesto y quieres cumplir tus tareas.
Un trabajador puntual y comprometido es siempre valorado y respetado en las
empresas. Y no solo por sus jefes: lo normal es que estas actitudes generen adhesión por
parte de las plantillas. Otra cosa es el trabajador o trabajadora que llega tarde de forma
sistemática.