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Docencia y Creatividad

Sergio A. Hojman
Departamento de Física, Facultad de Ciencias, Universidad de Chile
Las Palmeras 3465, Ñuñoa, Santiago
Facultad de Educación, Universidad Nacional Andrés Bello
Fernández Cocha 700, Las Condes, Santiago
[email protected]

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Resumen

Se presentan ideas de carácter general para modificar algunos aspectos de la


docencia universitaria. Las proposiciones están basadas en la experiencia personal
del autor como profesor de Física y Matemáticas, en carreras tales como Licenciatura
y Doctorado en Física, Ingeniería, Periodismo y Educación General Básica, en
distintas universidades chilenas y extranjeras.
Summary

Ideas to modify some aspects of the current approach to teaching in Chilean


universities are presented. The proposal is based on the author∋s personal
experience teaching Physics and Mathematics in both undergraduate and graduate
courses to Physics, Engineering, Journalism, and Elementary Education students, in
different universities both in Chile and abroad.

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Creatividad en la docencia universitaria

La presente nota se refiere fundamentalmente a la docencia universitaria


formal de pregrado, realizada por algunos profesores a sus estudiantes, sin aludir a
la docencia informal o a la enseñanza entre pares (como puede darse en coloquios,
seminarios o discusiones académicas entre profesores y estudiantes), ni la docencia
y dirección de tesis de postgrado. Desafortunadamente, en este artículo, dada su
extensión, no podremos abordar distintas definiciones de creatividad. El propósito
principal apunta más bien a mostrar diferentes facetas de ella en el contexto de los
distintos tipos de docencia de nivel superior. A pesar de que pueda parecer ocioso
aclararlo, en esta nota se parte de la base de que los profesores universitarios a que
nos referimos conocen a cabalidad el contenido de los cursos que enseñan, los que
les permite transmitir los contenidos sin cometer errores. En caso de que esta
premisa no se cumpla, es necesario agregarla a las proposiciones que se examinan
más adelante.
La enseñanza superior es una labor destinada a formar recursos humanos que
jugarán un papel decisivo en los destinos de cualquier país. En consecuencia, la
calidad adquiere una importancia fundamental para mejorar las condiciones de vida
de todos los ciudadanos, incluidas las de aquéllos que no acuden a las aulas
universitarias. Por este motivo, a ella se destinan enormes cantidades de recursos de
todo tipo.
Los resultados del uso de estos recursos podrían mejorar en varios aspectos
si el enfoque de la docencia universitaria pudiera ser modificado. Al ejercer este
nuevo tipo de docencia, debe entendérsela como una herramienta fundamental para
lograr este propósito.
En esta nota, se presentan ideas respecto a la estructuración de cursos
universitarios en cuanto a contenidos, metodología, uso de las evaluaciones, y
nuevas tecnologías. Esta proposiciones serán abordadas en forma más detallada en
adelante.
Se espera que la implementación de estas proposiciones haga que los
estudiantes que egresan exitosamente de sus carreras estén en mejores condiciones
para contribuir con su esfuerzo al desarrollo armonioso del país, y para mantenerse
al día en sus respectivas disciplinas. Además, la sociedad se beneficiaría también de
la inversión hecha en aquellos estudiantes que, por cualquier motivo, no lograron
culminar sus estudios de la manera prevista. Con estos cambios de enfoque, ellos
podrían -- a pesar de no haberse graduado -- prestar un aporte mayor a la sociedad
que el actual, con los conocimientos y habilidades adquiridos durante sus estudios
universitarios. Para hacer efectiva esta potencialidad, es necesario que la educación
universitaria se realice de modo que permita concretarla. No hacerlo significa un
derroche enorme de recursos de toda índole.
La docencia escolar en países como Chile, donde existe un Programa Nacional
que comprende extensos “Contenidos Mínimos Obligatorios” que, en principio, debe
ser conocidos por todos los estudiantes del país, deja poco espacio para la
creatividad en materia de elección de los temas que pueden ser abordados en las
clases.
Sin embargo, la libertad de cátedra en la docencia universitaria, si bien es
entendida, permite, en principio, la creatividad en términos de la selección de
algunos temas que cubran una porción (o la totalidad) del curso, y que por su
interés, relevancia y/o novedad, pueden ser incluidos con el propósito de motivar,
incentivar y/o mantener al día a los estudiantes. La elección adecuada del material
expuesto a los alumnos es de la mayor importancia. Por este motivo, este tipo de
aportes a la docencia requiere contar con profesores universitarios cuyos
conocimientos especializados estén al día, ya sea por su propio interés en enterarse

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acerca de los avances en su campo o, porque ellos mismos los producen, es decir,
son profesionales activos, generadores de propuestas novedosas en sus respectivas
áreas de especialidad. Esta actitud docente, que requiere constante actualización de
los contenidos de los cursos, es de fundamental importancia en la docencia de
postgrado y en los cursos de actualización, y debe dictarse, en tanto sea posible, en
los cursos de pregrado.
Otro punto fundamental que ha de considerarse en la elección de qué
enseñar consiste en aquilatar los contenidos. tanto por su mérito intrínseco, como
también por la utilidad y la amplitud de los principios e ideas en que se sustentan.
Debido a la precoz obsolescencia de muchos tipos de conocimientos (que ha llevado
a algunas universidades a entregar títulos con fecha de caducidad), causada por el
vertiginoso avance actual de la ciencia, la tecnología y las comunicaciones, parece
importante enfatizar el manejo de aquellos principios e ideas fundamentales que han
probado su estabilidad ante los cambios, más que el conocimiento de hechos cuya
validez o utilidad son, o pueden ser, afectados por el progreso.
Consideremos ahora la creatividad en la metodología. El punto fundamental
aquí se refiere a cómo enseñar. Sin embargo, para planificar la mejor modalidad
para enseñar, en principio, debe considerarse a quién se enseña o, más bien, debe
conocerse el entramado intelectual y cognitivo de los estudiantes a quienes se dirige
la enseñanza a fin de diseñar una estrategia que logre un aprendizaje adecuado. Los
estudiantes universitarios forman parte de la élite intelectual de un país. La actitud
habitual de muchos de los profesores de las universidades tradicionales del país ha
sido, y sigue siendo, que los estudiantes universitarios deben demostrar que son
efectivamente acreedores a este privilegio, por lo que consecuentemente, deben
aceptar ser sometidos a los “designios” de profesores que adoptan una cómoda
actitud de pontificar a aquellos que son capaces de seguirlos en exposiciones que, en
algunas oportunidades, sólo pueden ser razonablemente digeridas por expertos en el
tema. Esta posición del profesorado universitario no experimenta variaciones cuando
se trata de charlas de divulgación o cursos de capacitación para profesores de la
enseñanza básica y media. En general, los contenidos optativos de las clases
universitarias están determinados casi únicamente por los intereses de quienes las
dictan, sin una genuina preocupación por las necesidades de aquéllos que las
padecen.
Es importante destacar en estas líneas que para que el proceso de
aprendizaje sea exitoso, es necesario que el profesor se esfuerce por conocer las
experiencias y los conocimientos previos de los estudiantes, ya sea que éstos estén
formalizados o sean meramente intuitivos, porque, de lo contrario, es prácticamente
imposible que los alumnos puedan incorporar los nuevos conocimientos y
ensamblarlos, de manera adecuada, con su bagaje anterior.
Una analogía simple que permite entender más fácilmente esta necesidad es
la siguiente. Al disertar o enseñar, estamos, obviamente, tratando de comunicar
mensajes de diversa índole. Esta comunicación la podemos asimilar a la acción de
tejer. Los tejedores, comunicadores o profesores, tejen, en general, con diversos
estilos. Por otro lado, todos los estudiantes traen a clase su propio tejido (sus
experiencias y conocimientos previos). Incluso el más hábil tejedor no logrará que la
pieza tejida durante su clase o conferencia se incorpore al entramado propio de los
estudiantes, si no hace un genuino esfuerzo por vincular al menos unos cuantos
puntos de su tejido al que ya existe en ellos. De no ser así, terminada la charla,
cuando los palillos en que los estudiantes enhebran su tejido se inclinen, se perderá
el tejido que su profesor elaboró durante la charla, al no contar éste con un firme
asidero que lo mantenga unido al bagaje de conocimientos previo de sus discípulos.
Otro faceta que es importante no descuidar en este aspecto, se refiere a la
motivación e inserción adecuada a la realidad profesional de los ejemplos y/o

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aplicaciones que se presentan en los cursos, aunque es importante admitir que, en
esta área, parece existir algún progreso.
La situación en algunas de las universidades privadas del país es similar a la
ya descrita, porque algunos de los profesores son los mismos que dictan clases en
las universidades tradicionales o, en caso de no serlo, cuentan en general, con
menos experiencia.
La creatividad en la metodología tiene distintas facetas. Para referirnos a
algunas de ellas consideraremos otra analogía en la que asimilamos el desarrollo de
un curso a la realización de un viaje en un territorio ignoto y sin caminos trazados.
Los alumnos son los viajeros que, guiados por el profesor, intentarán cumplir los
objetivos del curso. Los objetivos son similares a la meta o punto de llegada. En
primer lugar, es necesario conocer -- como ya se dijo -- la situación del estudiante
que ingresa al curso, la que debería ser equivalente al punto de partida. Y aunque
parezca inútil enfatizarlo, es conveniente comenzar en el punto de partida, es decir,
desde donde los estudiantes efectivamente están, y no desde donde deberían estar.
El profesor o guía en este viaje enfrenta el desafío de diseñar una ruta depurada que
lleve desde el punto de partida hasta la meta a la mayor cantidad posible de los
viajeros. Con el propósito de beneficiar a los viajeros que, por cualquier motivo,
deban abandonar la ruta antes de alcanzar su destino final, es deseable establecer
numerosas estaciones intermedias (metas parciales) que representen un efectivo
avance para ellos. La ruta depurada debe ser óptima en el sentido de que debe
conducir, sin desvíos innecesarios, a la (o las) meta(s) trazada(s). Desvíos
ocasionales en torno a las estaciones intermedias pueden ser necesarios,
recomendables y/o ilustrativos para enriquecer con ejemplos o aplicaciones los
objetivos finales.
Dicho de otra manera, para lograr incorporar a la mayoría de los estudiantes
al curso, es necesario conocer su situación para establecer el punto de partida.
Además, parece recomendable tratar los problemas complejos como una sucesión de
problemas significativos de menor complejidad, de modo que cada uno de los
problemas menores sea interesante en sí mismo y contribuya a la formación de los
alumnos.
Para lograr las objetivos propuestos en esta nota, es posible contar con el
apoyo de una serie de recursos metodológicos tanto tradicionales como
contemporáneos. Entre los contemporáneos, el apoyo de los computadores para la
adquisición y el manejo de datos, el uso de programas computacionales para la
educación y para la administración de la docencia, el aprovechamiento de los
recursos educativos de Internet y las facilidades actuales en las telecomunicaciones,
son algunas de las herramientas que pueden ser utilizadas al servicio de las
estrategias propuestas. Éstas pueden utilizarse con otras herramientas que han
acompañado la docencia universitaria por siglos.
La evaluación, que tradicionalmente ha sido utilizada para medir el
rendimiento estudiantil, puede también ser usada para ayudar a corregir algunos de
los problemas mencionados anteriormente. Bien aplicada, puede ser un instrumento
auxiliar para detectar, y posteriormente subsanar, debilidades de los estudiantes que
pongan en peligro la travesía descrita. Adicionalmente, permite constatar el avance
del curso que se está dictando y realizar las correcciones que se estimen pertinentes
en caso de ser necesarias.
Muchas de las opiniones aquí expresadas son muy conocidas en el ámbito de
la teoría pedagógica. Sin embargo, no parecen ser ampliamente utilizadas en
nuestros establecimientos actuales de educación superior.
La verdadera creatividad consiste en la capacidad de aplicar adecuadamente
algunas de estas ideas en distintos cursos universitarios. Desgraciadamente, no
existe una fórmula general para hacerlo.

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El desafío consiste en mejorar la docencia universitaria, utilizando éstas u
otras ideas que permitan potenciar las capacidades, conocimientos y posibilidades de
los estudiantes y profesionales universitarios chilenos de actualizarse por sí mismos.

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