Momento de Oración Al Espíritu Santo

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ORACIONES AL ESPÍRITU SANTO

Pidamos por una poderosa efusión del Espíritu Santo. Cristo murió en la Cruz para que
nosotros seamos transformados por el Espíritu en hijos de Dios, participando de su
santidad. Pero debemos desearlo, pedirlo y disponernos a recibirlo.
HIMNO: VEN, CREADOR, ESPÍRITU AMOROSO
Ven, Creador, Espíritu amoroso, Ilustra con tu luz nuestros sentidos,
ven y visita el alma que a ti clama del corazó n ahuyenta la tibieza,
y con tu soberana gracia inflama haznos vencer la corporal flaqueza,
los pechos que criaste poderoso. con tu eterna virtud fortalecidos.
Tú que abogado fiel eres llamado, Por ti, nuestro enemigo desterrado,
del Altísimo don, perenne fuente gocemos de paz santa duradera,
de vida eterna, caridad ferviente, y, siendo nuestro guía en la carrera,
espiritual unció n, fuego sagrado. todo dañ o evitemos y pecado.
Tú te infundes al alma en siete dones, Por ti al eterno Padre conozcamos,
fiel promesa del Padre soberano; y al Hijo, soberano omnipotente,
tú eres el dedo de su diestra mano, y a ti, Espíritu, de ambos procedente,
tú nos dictas palabras y razones. con viva fe y amor siempre creamos.
Amén.
ACTO DE CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO DIARIO:
Recibe ¡oh Espíritu Santo!, la consagració n absoluta de todo mi ser, que te hago
en este día para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida,
en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza, y todo el amor de
mi Corazó n. Me abandono sin reservas a tus divinas operaciones, y quiero ser siempre
dó cil a tus santas inspiraciones. ¡Oh Santo Espíritu! Dígnate formarme con María y en
María en Cristo Jesú s. Amén.
DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 8, 5-27
Cuantos se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de dios
Hermanos: Los que llevan una vida puramente natural, segú n la carne, ponen su
corazó n en las cosas de la carne; los que viven la vida segú n el espíritu lo ponen en las
cosas del espíritu. Las tendencias de la carne llevan hacia la muerte, en cambio, las del
espíritu llevan a la vida y a la paz. Porque las tendencias de la vida segú n la carne son
enemigas de Dios y no se someten ni pueden someterse a la ley de Dios. Y los que
llevan una vida puramente natural, segú n la carne no pueden agradar a Dios.
Pero ustedes ya no está is en la vida segú n la carne, sino en la vida segú n el
espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de
Cristo no es de Dios. Pero si Cristo está en ustedes, aunque su cuerpo haya muerto por
causa del pecado, el espíritu tiene vida por la justificació n.
Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesú s de entre los muertos habita en
ustedes, el mismo que resucitó a Cristo Jesú s de entre los muertos vivificará también
sus cuerpos mortales por obra de su Espíritu que habita en ustedes.
Así, pues, hermanos, no tenemos deuda alguna con la vida segú n la carne, para
que vivamos segú n sus principios. Si viven segú n ellos, morirá n; pero, si hacen morir
por el espíritu las malas pasiones del cuerpo, vivirá n.
Porque todos cuantos se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Que no han recibido espíritu de esclavitud, para recaer otra vez en el temor, sino que
han recibido espíritu de adopció n filial, por el que clamamos: «¡padre!» Este mismo
Espíritu se une a nosotros para testificar que somos hijos de Dios; y, si somos hijos,
también somos herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, si es que
padecemos juntamente con Cristo, para ser glorificados juntamente con él.
RESPONSORIO GA 4, 6; 3, 26; 2TM 1, 7
R. La prueba de que son hijos por la fe en Jesucristo es que * Dios ha enviado a sus
corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Padre!» Aleluya.
V. No nos ha dado Dios un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de amor y de señ orío
de nosotros mismos.
R. Dios ha enviado a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Padre!»
ORACIÓN POR LOS 7 DONES DEL ESPÍRITU SANTO
Oh, Señ or Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo
para completar tu obra en las almas de tus Apó stoles y discípulos, dígnate concederme
el mismo Espíritu Santo para que É l perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu
amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas
perecederas de este mundo, aspirar só lo a las cosas que son eternas y muéstrame los
medios para alcanzarlos; el Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la
luz de tu divina verdad, para que podamos comprenderla y abrazarla con fervor; el
Espíritu de Consejo para que pueda obrar de manera recta y justa para beneficio de
propio y de mis semejantes y pueda siempre elegir el camino má s seguro para agradar
a Dios y ganar el Cielo; el Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo
y sobrellevar con coraje todos los obstá culos que se opongan a mi salvació n y así
obtener la corona de la victoria; el Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer
a Dios y conocerme a mí mismo y crecer en la perfecció n de la ciencia de los santos, de
manera que aun viviendo entre las cosas terrenas no pierda las eternas; el Espíritu de
Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable y viviendo de
manera justa, sobria y piadosa pueda alcanzar el cielo; y el Espíritu de Temor de Dios
para que pueda ser lleno de reverencia amorosa hacia Dios, que tema en cualquier
modo disgustarlo y así trabajar por la salvació n de mi alma. Má rcame, amado Señ or,
con la señ al de tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu.
Amén.
ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN AL ESPÍRITU SANTO
Sopla sobre mí, Espíritu Santo, para que ame solamente a aquello que
para que todos mis pensamientos sean es santo.
santos. Fortaléceme, Espíritu Santo,
Actú a en mí, Espíritu Santo, para defender todo lo que es santo.
para que también mi trabajo sea santo. Guá rdame, Espíritu Santo,
Induce mi corazó n, Espíritu Santo, para que yo siempre sea santo.

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