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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA

FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FISICAS Y NATURALES

DEPARTAMENTO DE ESTRUCTURAS

ESTATICA Y
RESISTENCIA DE MATERIALES

2008

Este apunte se imprimió con la colaboración de


la Asociación Cooperadora del Departamento de Estructuras.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FISICAS Y NATURALES

DEPARTAMENTO DE ESTRUCTURAS

ESTATICA Y
RESISTENCIA DE MATERIALES

PARTE 1: ESTATICA

2008

Este apunte se imprimió con la colaboración de


la Asociación Cooperadora del Departamento de Estructuras.
FUERZAS EN EL PLANO

1.- Introducción

1.1. Breve reseña histórica


1.2. Cuerpo rígido
1.3. Fuerza
1.4. Principios de la estática
1.5. Diagrama de cuerpo libre o Esquema libre

2.- Fuerzas concurrentes en el plano

2.1. Composición de varias fuerzas concurrentes


2.2. Descomposición de una fuerza en componentes
2.3. Equilibrio de fuerzas concurrentes en el plano
2.4. Equilibrio de tres fuerzas en un plano
2.5. Descomposición de una fuerza según tres direcciones dadas en el plano y no concurrentes. Recta
auxiliar de Culmann
2.6. Método de las proyecciones
2.7. Los momentos
2.8. Rozamiento

3.- Fuerzas paralelas en el plano

3.1. Dos fuerzas paralelas


3.2. Sistemas equivalentes
3.3. Caso general de fuerzas paralelas en el plano
3.4. Centro de fuerzas paralelas
3.5. Centro de gravedad
3.6. Teorema de Pappus y Guldin
3.7. Determinación experimental de los centros de gravedad
3.8. Fuerzas distribuidas en el plano

4.- Caso general de fuerzas en el plano

4.1. Composición de Fuerzas en un plano


4.2. Método de proyecciones y momentos.
4.3. Las ecuaciones de equilibrio y su importancia.
4.4. Los vínculos estáticamente determinables de un cuerpo indeformable en el plano.
4.5. Los apoyos usuales.
4.6 El esquema del cuerpo liberado o esquema libre.
4.7. Algunos ejemplos de esquemas libres.

Estática Pag. 1
5.- Los enrejados articulados

5.1. Introducción.
5.2. Enrejados indeformables y enrejados isostáticos.
5.3. Método basado en el equilibrio de los nudos.
5.4. Los cortes de Ritter

6.- Estudio de las vigas sometidas a flexión.

6.1. Las fuerzas interiores.


6.2. Elementos de reducción de la sección recta de una viga.
6.3. Relación entre los elementos de reducción de la sección recta de una viga.
6.4. Ejercicios.
6.5. Adelanto del futuro.

Estática Pag. 2
1.- INTRODUCCION

Estática es una de las ramas de la Mecánica que trata las condiciones de equilibrio de cuerpos rí-
gidos en reposo bajo la acción de fuerzas.

La mecánica es parte de la física.

Veamos entonces la ubicación de la Estática dentro de la Mecánica.

MECANICA
Mecánica de los Sólidos Rígidos (los sóli- Estática (sólidos en reposo)
Es la ciencia que describe y predice las dos no son perfectamente rígidos, es una
condiciones de reposo o movimiento de idealización). Dinámica (sólidos en movimiento)
los cuerpos bajo la acción de fuerzas.
Resistencia de Materiales
El propósito de la Mecánica es explicar y Mecánica de los Sólidos Deformables. Elasticidad
predecir fenómenos físicos. Plasticidad

Mecánica de los fluidos. Fluidos Incompresibles (hidráulica)


Fluidos Compresibles (Gases)

1.1. Breve Reseña Histórica.

Algunos de los principios fundamentales de la Estática fueron conocidos por los Egipcios y Ba-
bilonios (35 siglos a de J.C.), quienes los usaron en la solución de problemas encontrados durante la
construcción de las famosas pirámides y viejos templos. No obstante si bien vemos sus realizaciones,
no sabemos nada de sus conocimientos.

Los escritos más antiguos sobre el tema fueron dejados por Arquímedes de Siracusa (287-212 a.
de J.C.). En uno de sus libros, "De Aequiponderantibus", formula las leyes de equilibrio de fuerzas ac-
tuando sobre una palanca: pesos conmensurables están entre sí en relación inversa a sus distancias al
apoyo. Dejó también algunos principios de hidrostática.

La evolución es lenta. Leonardo Da Vinci (1452-1519) introduce la noción de momento estático


haciendo una diferencia entre la longitud de una barra y su "longitud potencial" (brazo de palanca).

Sin embargo, los principios de base de la estática de hoy no son los de Arquímedes sino los de
Simón Stevin o Stevinus (Brujas 1548) quién fue el primero en introducir el paralelogramo para la
combinación de fuerzas, estudiando equilibrio sobre planos inclinados. Después, independientemente
uno del otro, Newton (1642-1727) en Inglaterra y Varignon (1654-1722) en Francia, tomaron el para-
lelogramo como axioma fundamental de base de la estática.

Del punto de vista de la estática pura y de su evolución hacia el principio de los Trabajos Virtua-
les, Simón Stevin, a fines del Siglo XVI, con el equilibrio de la polea anuncia implícitamente la anula-
ción del trabajo. Galileo (1564-1642), trabajando con planos inclinados, reconoce la validez de los tra-
bajos virtuales y los generaliza. La significación general de los trabajos virtuales se debe a Jean Ber-
noulli (1667-1748), quien la comunicó por carta a Varignon.

La composición de fuerzas por el paralelogramo invita a utilizar métodos gráficos. De hecho, di-

Estática Pag. 3
chos métodos han prevalecido durante varios siglos, llegando a su culminación, a mediado de este si-
glo, con la solución gráfica completa de la descomposición de una fuerza en el espacio en seis direc-
ciones cualesquiera. La preponderancia de los métodos gráficos sobre los analíticos fue evidente hasta
mediado de este siglo. Actualmente, las posibilidades abiertas por las herramientas de cálculo que son
las P.C., obligan a dar más énfasis a los métodos analíticos en la enseñanza.

En realidad siempre se enseñaron, si bien se utilizaban menos en la faz práctica. Hoy en día, los
poderosos métodos de cálculos existentes en los programas de P.C., tornan "perezoso" al hombre fren-
te a los métodos gráficos. Solucionar un gran número de ecuaciones ya no es un problema matemático
como antes; no obstante para que la solución tenga validez, el sistema debe ser correctamente escrito.
El alumno se encuentra, frente a los métodos analíticos, con una serie de ecuaciones y sus resultados, y
debe saber estimar si la solución es correcta. No es fácil si no tiene conocimientos físicos firmes de lo
que busca y calcula. Desde este punto de vista, los métodos gráficos suelen permitir verificaciones más
evidentes a "simple vista". Podríamos decir que los métodos gráficos siguen siendo más didácticos pa-
ra la enseñanza de las grandes líneas de fuerzas en una estructura.

Pero entonces el docente se ve enfrentado al dilema de enseñar un método, que si bien permite
formar en estática, no es el que utilizará el alumno en el futuro. A decir verdad, tampoco usará mucho
en el futuro el método analítico si utiliza programas "todo hecho"; salvo que se dedique a escribir los
programas. Por lo tanto es necesario enseñar los dos métodos, uno por su faz didáctica y formativa, y
el otro por su faz teórica y práctica. Se deberá probablemente insistir cada vez más en las grandes no-
ciones de la estática, como el equilibrio general, el corte, aislamiento y equilibrio de partes de estructu-
ras, para poder verificar con criterios de estática los resultados dados por programas; y para ello pe-
queños gráficos aún a "mano alzada", serán primordiales para la verificación y entendimiento de lo que
se hace. Pero para ello se debe dominar el método gráfico en sus conceptos. Se necesitará también es-
cribir una u otra ecuación de equilibrio para verificar algunos resultados o realizar algún predimensio-
namiento de la estructura; para ello es necesario saber manejar correctamente los conceptos analíticos
de la estática.

Al fin, conviene no oponer los dos métodos como si fueran adversarios "irreconciliables", como
muchas veces podría parecerlo según la persona con la cual se habla del tema. Ambos métodos persi-
guen el mismo fin y se ayudan mutuamente. En la formación del estudiante deben convivir necesaria-
mente.

No hay duda que la responsabilidad del profesional frente a uno de sus cálculos, lo obligará a ve-
rificar los resultados obtenidos por un método, utilizando las herramientas del otro método.

Volviendo a nuestra definición de la estática, dijimos que es la ciencia que trata el equilibrio de
cuerpos rígidos en reposo bajo la acción de fuerzas. Veamos entonces que son los cuerpos rígidos y
las fuerzas, para definir luego el concepto de equilibrio.

1.2. Cuerpo Rígido.

A lo largo del curso, analizaremos problemas de equilibrio de cuerpos rígidos.


Un cuerpo rígido es aquel que no se deforma bajo la acción de las cargas.

Los cuerpos o elementos físicos que el ingeniero utiliza en las estructuras, los mecanismos y
las máquinas, nunca son absolutamente rígidos ya que sufren pequeñas deformaciones bajo la ac-
ción de las cargas que soportan.

Consideremos por ejemplo la barra mostrada en la Fig.1.1.(a).

Estática Pag. 4
Bajo la acción de los dos pesos iguales, la barra se dobla un poco sobre el apoyo, y la distancia
"ℓ" decrece en una pequeña cantidad.
Al discutir el equilibrio de la barra sometida a dos pesos iguales ubicados a distancias iguales del
apoyo central, podemos con seguridad ignorar esta defor-
mación y suponer que la barra es un cuerpo rígido que per-
manece recto. Fig.1.1.(b)

Este ejemplo ilustra el significado de suponer que los


cuerpos son rígidos cuando se analiza el equilibrio estático.
(La teoría así elaborada se llama una "teoría de primer or-
den". Cuando las deformaciones son importantes y por lo
tanto no pueden despreciarse, las cargas deben colocarse
sobre la estructura deformada y se debe utilizar una "teoría
de segundo orden".)
Fig. 1.1
Si estamos interesados en la resistencia de la barra o
en la curvatura que tiene bajo la carga, la deformación debe ser tenida en cuenta. Estos problemas se-
rán estudiados en los cursos de Resistencia de Materiales, Mecánica de las Estructuras y/o Elasticidad.

Problemas que tratan las condiciones de equilibrio de cuerpos no rígidos, tales como gases y lí-
quidos, son estudiados en los cursos de Mecánica de los Fluidos.

1.3. Fuerza.

Para estudiar los problemas de Estática, debemos introducir el concepto de Fuerza.

Del punto de vista de la estática: Fuerza es cualquier acción que tiende a cambiar el estado
de reposo de un cuerpo sobre el cual está aplicada. De manera general, en mecánica, la fuerza es la
causa de la modificación del movimiento. Este concepto de fuerza debido a Galileo y Huygens, reem-
plaza el concepto de Aristóteles que consideraba que la fuerza era la causa del movimiento mismo, o
sea que debía actuar siempre para mantener el movimiento. La ley de inercia de Galileo hizo abando-
nar dicho concepto. Como en estática no tenemos movimiento, se considera que la fuerza cambia las
condiciones de reposo. La noción de fuerza ha llevado entonces muchos años para llegar a su defini-
ción actual. Damos, por interés histórico, la definición de L. Da Vinci: "La fuerza es algo espiritual,
invisible; espiritual porque hay en ella una vida corpórea; invisible, puesto que el cuerpo de donde na-
ce la fuerza no cambia ni de peso ni de aspecto."

- Contacto físico directo

de contacto real - Presión de un fluido.

- Fricción
Existen distintos
Tipos de Fuerzas
- Gravitatorias
a distancia
- Magnéticas

- Eléctricas

Estática Pag. 5
La fuerza Gravitatoria es una de las que emplearemos
más a menudo.

Si tenemos una esfera que cuelga de un hilo,


Fig.1.2.(a), decimos que la esfera tira del hilo con una fuerza
W igual a su peso.

Esta fuerza es aplicada al hilo en el punto B y actúa


verticalmente hacia abajo. Fig.1.2.(b).

Fig. 1.2

- Punto de aplicación Es decir, la fuerza es un vector


Vemos que una fuerza (Fig. 1.3) y se representa como tal
queda especificada por - Módulo (Magnitud)
su: Línea de acción
- Dirección
Sentido

Fig. 1 3

Características de un vector:
_______________________

Punto de Aplicación:
_________________
Es el punto donde se supone está concentrada la fuerza. Físicamente es imposible concentrar la
fuerza en un único punto. En el ejemplo de la esfera, la fuerza actúa sobre toda la sección del hilo.
También la fuerza de la gravedad es una fuerza distribuida en todo el volumen del cuerpo, pero la
imaginamos concentrada en un punto: el Centro de Gravedad del cuerpo. (Lo veremos más adelante.)
En general, esta idealización puede ser hecha sin un cambio sensible en el efecto de la fuerza sobre
las condiciones de equilibrio del sistema.

Módulo:
_______
Es la magnitud de la fuerza, obtenida cuando se la compara con un cierto estándar, arbitraria-
mente tomado como Fuerza Unitaria.
Nosotros usaremos como unidad de fuerza el kilogramo (Kg.), que es el peso de un estándar de
platino guardado en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas en Sèvres.1

1
El S. I. (Sistema Internacional) utiliza el Newton (N).como unidad de fuerza:
1 kg. = 9,81 N ≈ 10 N

Estática Pag. 6
Dirección:
________
La dirección de una fuerza se define por su línea de acción y su sentido. La línea de acción es una
línea recta a lo largo de la cual actúa la fuerza, es decir, pasa por el punto de aplicación. Se caracteriza
por el ángulo que forma con cierto eje fijo.
El sentido indica hacia qué extremo de la línea de acción trata la fuerza de mover el cuerpo sobre
el cual actúa. Se representa por una flecha. La Fuerza Peso tiene dirección vertical y sentido hacia abajo.
Dos fuerzas con igual módulo y dirección, pero distinto sentido, tendrán efectos directamente opuestos.

Los vectores que poseen las cuatro propiedades que acabamos de ver (Punto de aplicación, mó-
dulo, línea de acción y sentido) suelen llamarse vectores ligados. Algunas veces el punto de aplica-
ción de un vector no esta definido sobre su línea de acción, o sea puede desplazarse sobre dicha línea,
y en este caso se llama vector deslizante. Tiene solamente tres de las propiedades (línea de acción,
sentido y módulo). Otras veces, el punto de aplicación puede desplazarse libremente, o sea no sola-
mente sobre su línea; estos vectores se llaman vectores libres y dependen de solo dos propiedades:
sentido y módulo. Son como vectores deslizantes cuya línea de acción puede desplazarse paralela-
mente a sí misma. Dos vectores aplicados en puntos diferentes pero de misma magnitud y sentido se
llaman equipolentes; sus direcciones son paralelas.

NOTA 1:
________
El hecho que las fuerzas que se utilizan en estática son vectores, abre la puerta a la utilización
no solo del simbolismo vectorial, sino también del "cálculo vectorial" (Gibbs). O sea que cuando se
trabaja analíticamente, siempre se puede elegir un método analítico basado
en las reglas de la geometría analítica o en las del cálculo vectorial. En Es-
tática plana se recomienda el primero de los dos, mientras que en el espa-
cio el segundo. Por lo tanto el alumno debe aprender a manejar los dos
métodos de cálculo. Se considera que el primer método (geométrico) per-
mite un mejor contacto con la estática del problema en sí y es por lo tanto
más formativo, mientras que el segundo (vectorial), es más apto eventual-
mente para consideraciones teóricas por su sistematización; además la ma-
yor complejidad de "ver" los problemas en el espacio lo hacen más ade-
cuado en esos casos. Esta obligación para el alumno de saber utilizar los
dos métodos, crea problemas evidentes. Para evitarlos, es fundamental en-
tender lo siguiente, que es una de las mayores causas de errores, tanto en
los alumnos como en los apuntes o libros referidos al tema:

Cuando consideramos dos fuerzas P iguales y opuestas, desde un pun-


to de vista analítico geométrico, debemos representarlas como indicado en Fig. 1.4
la Fig. 1.4(a) mientras que si trabajamos de manera analítica vectorial, las
dos fuerzas P iguales y opuestas serán representadas como en la Fig. 1.4(b) o (c). Si bien la diferencia
es mínima, ella es fundamental. Quien pone -P en el método analítico se equivoca, es un error grave,
aún si dibuja la fuerza P en el otro sentido; quien no lo pone en el método vectorial se equivoca. El Es-
quema (c) suele preferirse en método vectorial para evitar la presencia del signo (-) frente a un vector.

NOTA 2:
________
Como inevitablemente debemos utilizar procedimientos gráficos para solucionar problemas de es-
tática, es necesario insistir sobre los procedimientos elementales de representación que se utilizan.
Como ya lo hemos dicho, la noción de fuerza esta ligada a la del cuerpo sobre el cual actúa. Para
realizar estudios gráficos, se debe representar sobre el dibujo, por una parte el cuerpo estudiado y por

Estática Pag. 7
otra parte las fuerzas que le son aplicadas. Para representar el cuerpo, se lo dibuja con una escala habi-
tualmente reducida, sobre la hoja de dibujo. Es elemental pero importante señalar que, sobre cada uno
de estos dibujos, debe indicarse la escala de longitudes. Los principiantes la olvidan casi siempre. Ade-
más, hay que recordar que una escala correctamente elegida simplifica mucho el trabajo. Una escala re-
produciendo las longitudes en 1/37 de sus valores es inutilisable pues el relevamiento de una longitud
cualquiera del dibujo y el cálculo de la magnitud real correspondiente necesitaría la multiplicación por
37, lo que es poco adecuado. Las escalas normales, usualmente utilizadas son las siguientes: 2/1, 1/1,
1/2,5, 1/5, 1/10, 1/25, 1/50, 1/100, etc... Pueden adoptarse otras escalas pero la elección, que depende
evidentemente del tamaño del papel y del objeto a representar, debe siempre realizarse de manera que
los cálculos sean simples. En el momento de la decisión de una escala, se indica la misma sobre la hoja
de dibujo. Para la escala de longitud llamaremos “n” la cantidad de cm. de la realidad que corresponden
a 1 cm. del dibujo, y se escribirá el valor de n arriba de cualquier plano de situación, por ejemplo n = 10
sobre un plano reducido un décimo.

Cuando el dibujo del cuerpo esta realizado, pueden colocarse las fuerzas que actúan. Para ello de-
bemos elegir una escala de fuerzas que definiremos por “k”, siendo k la cantidad de kilos de la realidad
representados por una longitud de 1 cm. Las consideraciones realizadas para la escala de longitudes va-
len para la escala de fuerzas cuya elección simple debe permitir el cálculo rápido de la magnitud de una
fuerza a partir de su medición sobre el dibujo. Tendremos para k valores usuales de 1, 10, 100, 1000 y el
valor k = 10, por ejemplo, debe figurar sobre el dibujo a pena adoptada.

Las fuerzas pueden ahora representarse. Se trazan primero sus líneas de acción. Como el punto de
aplicación no tiene importancia, así que lo veremos más adelante, se superpone a su línea de acción, en
cualquier lugar, un vector cuya longitud medida con la escala k represente la magnitud de la fuerza y
cuya flecha indica el sentido de acción. Si el punto de aplicación de la fuerza debe ser explícito, se tra-
zará el vector fuerza saliendo o llegando a este punto, según la mayor claridad del dibujo.

NOTA 3:
________
La práctica enseña que es más adecuado separar los dibujos en dos planos diferentes y no super-
puestos; uno con las características geométricas y otro con las características mecánicas.

La primera figura, es el plano de situación que contiene el dibujo del cuerpo y su emplazamiento
geométrico con las líneas de acciones de las fuerzas. Este dibujo se realiza con la escala n y debe incluir
la indicación n = ....

La segunda figura, vecina de la primera, es el plano de fuerzas que será habitualmente un polí-
gono de fuerzas como lo veremos.

En esta figura, una fuerza se representa en magnitud y dirección, independientemente de su línea


de acción, o sea por un vector libre, trazado con la escala k de fuerzas. Es en el plano de fuerza, que de-
be incluir la indicación k = ..., donde se realizan las construcciones mecánicas de composición y des-
composición de fuerzas.

Esta separación de los dibujos en plano de situación y plano de fuerzas es interesante para la
claridad del trabajo. Es evidente que para tener una representación más sugestiva, las fuerzas pueden
también indicarse en el plano de situación, pero ello se hace sin escala. Lo más práctico es colocar una
simple flecha indicadora del sentido sobre la línea de acción. Todo lo relativo a la magnitud de las fuer-
zas debe obtenerse del plano de fuerzas, lo que concierne a su posición relativa en el cuerpo se obtiene
del plano de situación.

Estática Pag. 8
Cualquier longitud medida en cm. del dibujo, debe multiplicarse por n si ella proviene del plano
de situación y da como resultado cm. de la realidad; y por k si proviene del plano de fuerzas y da como
resultado kg. de la realidad.

1.4. Principios de la estática.

Cuando varias fuerzas de distintas magnitudes


y direcciones, actúan sobre un cuerpo, se dice que
ellas constituyen un Sistema de Fuerzas. Fig. 1.5.

El problema general de la Estática, consiste


en encontrar las condiciones que deben satisfacer
dichos sistemas, para lograr el equilibrio del
cuerpo.
Fig.1.5
Los distintos métodos de solución de este pro-
blema, están basados en varios axiomas, llamados Principios de la Estática.

A continuación los enunciaremos.

a) Primer Principio de estática: Ley del Paralelogramo.


_______________________________________________
Presentación analítica geométrica:

Si dos fuerzas P y Q actuando con un ángulo α entre ellas, Fig.1.6.(a), están aplicadas a un cuerpo
en un punto A, su acción es equivalente a la de una única fuerza R, obtenida como diagonal del parale-

Fig. 1. 6

logramo construido con las fuerzas P y Q, y dirigida como se muestra en dicha figura.
La fuerza R se llama Resultante de las dos fuerzas P y Q. Las fuerzas P y Q se denominan com-
ponentes de la fuerza R. Una fuerza es equivalente a sus componentes y viceversa.

En vez de construir el paralelogramo de fuerzas, la resultante puede también ser obtenida, cons-
truyendo el triángulo mostrado en la Fig.1.6.(b).

Estática Pag. 9
La fuerza R, cuando se obtiene de esta manera, se designa como suma geométrica de los segmen-
tos representativos de P y Q. Su punto de aplicación es A evidentemente.

El triángulo ABC se denomina Triángulo de Fuerzas. Notamos que el triángulo construido con las
fuerzas P y Q no depende del orden en que se tomen dichas fuerzas.

Presentación analítica vectorial:

Si dos fuerzas, representadas por los vectores P y Q , actuando con un ángulo α entre ellas,
Fig.1.7.(a), están aplicadas a un cuerpo en un punto A, su acción es equivalente a la de una única fuerza
R , obtenida como suma vectorial de los vectores P y Q .
R= P+Q
La fuerza R , se llama resultante de las dos fuerzas P y Q Las fuerzas P y Q se denominan
componentes de la fuerza R . Una fuerza es equivalente a sus componentes y viceversa.

Fig. 1. 7

En vez de construir el paralelogramo de fuerzas, la resultante puede también ser obtenida, cons-
truyendo cualquiera de los triángulos mostrados en la Fig.1.7.(b).
El punto de aplicación, por supuesto, es también el punto A.

El triángulo ABC se denomina Triángulo de Fuerzas. La suma vectorial no depende del orden en
que se tomen dichos vectores, ya que la suma de vectores cumple con la propiedad conmutativa:
R= P+Q=Q+ P

En el resto del apunte trabajaremos de una u otra forma, es decir de manera analítica o de manera
vectorial. La diferencia se indicará con la barra sobre las letras si trabajamos vectorialmente. En el plano
utilizamos habitualmente la forma analítica. En el espacio se trabaja normalmente con la forma vecto-
rial.

Algunos casos particulares de aplicación del primer Principio:

Si las dos fuerzas P y Q forman un ángulo muy pequeño entre ellas, Fig.1.8.(a), el triángulo de
fuerzas es alargado, Fig.1.8.(b).
Podemos concluir que, en el caso límite, cuando dos fuerzas actúan a lo largo de la misma línea
y en el mismo sentido, su resultante es igual a la suma de las fuerzas y actúa en la misma dirección.

Estática Pag. 10
Fig. 1. 8

De igual manera, puede mostrarse que, si dos fuerzas actúan a lo largo de la misma línea y con
sentidos opuestos, su resultante es igual a la diferencia entre las fuerzas y actúa en el sentido de la mayor
de ellas.(Fig.1.9.)

Fig. 1. 9

Tomando un sentido como positivo y el otro como negativo a lo largo de la línea de acción, po-
demos decir que la resultante de dos fuerzas colineales, es igual a su suma algebraica. En este caso, si
la suma algebraica da como resultado cero, ello indica que la resultante es nula. Si la resultante, que
reemplaza la acción de las dos fuerzas, es nula, las fuerzas están en equilibrio, según el segundo prin-
cipio de la estática que vemos ahora.

b) Segundo Principio de estática: Ley del Equilibrio.


____________________________________________
Presentación analítica geométrica:
Dos fuerzas concurrentes están en equilibrio si y solamente si son iguales en magnitud, colineales en
acción y opuestas en sentido. En consecuencia con el primer principio, su resultante es nula. Fig.
1.10.a.

Fig. 1. 10

Presentación analítica vectorial:

Dos fuerzas concurrentes están en equilibrio si y solamente si son representadas por vectores igua-
les y opuestos. En consecuencia con el primer principio, su resultante es el vector 0 .
De la Fig.1.10.b obtenemos: R = P + P ' = P + (− P ) = P − P = 0

Ejemplo de aplicación del segundo Principio:

Consideremos un sólido rígido sobre el cual actúan dos fuerzas P y Q en un punto A y con un án-
gulo α. Su resultante es R. (Fig.1.11.)

Estática Pag. 11
Del principio de equilibrio, concluimos que para equilibrar estas dos fuerzas, debemos aplicar en
el punto A, una fuerza R' igual y opuesta a la resul-
tante R. Esta fuerza es llamada la equilibrante de
las dos fuerzas. R y R' no tienen resultante, ya que
forman un sistema de dos fuerzas en equilibrio.
En forma vectorial, como P y Q concurren-
tes en A tienen por resultante R , para que el cuer-
po esté en equilibrio, debemos agregar una fuerza
R ' tal que R + R' = 0 y entonces R' = − R
Fig. 1. 11 En conclusión, un sistema de dos fuerzas en
equilibrio no tiene resultante, no produce nada so-
bre el cuerpo donde actúan.

c) Tercer Principio de estática: Ley de Superposición


______________________________________________
La acción de un sistema dado de
fuerzas que actúa sobre un cuerpo rígido,
no cambiará si agregamos o sustraemos
de dicho sistema, otro sistema de fuerzas
en equilibrio. Ver Fig.1.12, donde el sis-
tema de fuerzas esta simbolizado por P
solo y el sistema en equilibrio por dos
fuerzas Q opuestas.
Fig. 1. 12
O sea:
Sistema de fuerza ± Equilibrio = mismo Sistema de fuerza.

o bien: Equilibrio ± Equilibrio = Equilibrio.

Teorema de la transmisibilidad de una fuerza.

Consideremos un cuerpo rígido sometido a la acción de una fuerza P aplicada en A y actuando se-
gún BA, como se muestra en la Fig.1.13(a). El
principio de superposición nos permite aplicar en
el punto B, dos fuerzas P directamente opuestas,
iguales y colineales con P, que no alteran la acción
de esta última fuerza. Fig. 1.13 (b).
Entonces, la acción sobre el cuerpo de las
tres fuerzas mostradas en Fig.1.13.(b), es idéntica a
la acción de la fuerza única P de la Fig.1.13.(a)
Repitiendo el mismo razonamiento una vez
Fig. 1. 13
más, removemos del sistema de la Fig.1.13.(b), las
fuerzas iguales, opuestas y colineales P en A y P
en B, como un sistema en equilibrio. El resultado obtenido se muestra en la Fig.1.13.(c), donde en vez
de la fuerza original P aplicada en A, tenemos una fuerza igual P, aplicada en B.
Esto demuestra que el punto de aplicación de una fuerza puede ser deslizado a lo largo de su línea
de acción, sin cambiar el efecto que ejerce la fuerza sobre el cuerpo rígido donde está aplicada. Esta

Estática Pag. 12
afirmación se conoce como el teorema de la transmisibilidad de una fuerza. 2
Para estudiar las limitaciones de este teorema en sus aplicaciones, consideremos la barra prismá-
tica AB, Fig.1.14(a), sobre la que actúan dos fuerzas
P, iguales, opuestas y colineales con su eje axial. La
barra está en equilibrio y sometida a compresión.
Por el Teorema de transmisibilidad, podemos
transmitir P de la izquierda a lo largo de AB hasta
aplicarla en B, y de manera similar, transmitir P de
la derecha a lo largo de AB hasta el punto A. La
condición de la barra, mostrada en Fig.1.14.(b), está
todavía de equilibrio, pero ahora está sometida a
tracción.
Fig. 1. 14 Nuevamente transmitimos el punto de aplica-
ción de ambas fuerzas, llevándolas a un único punto
C en el centro de la barra. Las fuerzas están en equilibrio, pero la barra no soporta fuerzas internas. Fig.
1.14 (c).

Fig.1.15 Fig.1.16
Este ejemplo demuestra que, si bien el deslizamiento del punto de aplicación de una fuerza ac-
tuando sobre un cuerpo no cambia su condición de equilibrio, ello puede producir un cambio decisivo
en las fuerzas internas a que está sometido el cuerpo. Por lo tanto, la aplicación del teorema de la trans-
misibilidad de una fuerza está limitado a aquellos problemas de estática en los cuales estamos interesa-
dos únicamente en las condiciones de equilibrio de un cuerpo rígido y no en las fuerzas internas a que
está sometido. En las Fig. 1.15 y 1.16 se muestran otros ejemplos de la limitación de la transmisibilidad.
En la Fig. 1.15, se puede transmitir la fuerza, ello no cambia las condiciones de equilibrio del cuerpo,
pero si cambian fundamentalmente los esfuerzos internos en la viga. En el ejemplo Fig. 1.16 no se pue-
de realizar la transmisibilidad indicada pues la fuerza se aplicaría sobre otro cuerpo, lo que cambia las
condiciones de equilibrio.

Por el teorema de transmisibilidad, si dos fuerzas P y Q aplicadas en un sólido rígido en los pun-
tos A y B, Fig.1.17.(a), actúan a lo largo de líneas que se intersectan en un punto C, podemos transmitir
los puntos de aplicación de las fuerzas a dicho punto y luego reemplazarlas por su resultante,
Fig.1.17.(b).

2
La demostración que acabamos de dar no es del todo convincente si bien su conclusión no deja lugar
a duda. Por ello algunos autores consideran este enunciado como un principio anexo al principio de su-
perposición, y no como un teorema.

Estática Pag. 13
Si el punto de intersección C está afuera de los límites del cuerpo, Fig.1.17. (c), suponemos que el
punto está rígidamente unido al cuerpo por una ex-
tensión imaginaria del mismo, y procedemos como
antes para encontrar la resultanteR .
En conclusión de lo anterior, para las condi-
ciones de equilibrio estático de los cuerpos, las
fuerzas pueden considerarse como vectores desli-
zantes.

Como otro ejemplo de utilización de los


Fig. 1. 17
principios anteriores, analizamos una barra some-
tida exclusivamente a esfuerzos en sus extremos, Fig. 1.18 a. Para que el cuerpo esté en equilibrio las
dos fuerzas deben ser iguales y opuestas, como en la Fig. 1.18 a o 1.18 b. Se llaman muchas veces "bie-
las" a dichas barras. La situación de cada una es fí-
sicamente muy diferente, si bien ambas están en
equilibrio, en una la biela esta traccionada y en la
otra será comprimida.
De manera general, cuando un cuerpo esta
sometido solamente a dos fuerzas en dos puntos A
y B, su equilibrio solo es posible si dichas fuerzas
Fig.1.18 son iguales y opuestas, o sea tienen la línea AB
como recta de acción.

d) Cuarto Principio de estática: Acción y Reacción


___________________________________________

A menudo tenemos que analizar las condiciones de equili-


brio de cuerpos que no son completamente libres de moverse.
La restricción al libre movimiento de un cuerpo en alguna
dirección se denomina vínculo. Por ejemplo, en la Fig.1.19(a),
tenemos una esfera descansando sobre un plano horizontal, de tal
manera que es libre de moverse sobre dicho plano, pero no puede
moverse hacia abajo. Fig.1.19

De manera similar, la esfera de la Fig. 1.2(a), puede oscilar como un péndulo, pero está restringi-
da para moverse hacia abajo por la cuerda AB.

En la Fig.1.20(a) tenemos una esfera de peso W soportada por


un hilo BC y apoyada sobre una pared vertical lisa en el punto A.

Con estos vínculos y bajo la acción de su propio peso, la esfe-


ra no puede moverse en el plano de la figura.
Existen muchos tipos de vínculos, pero los mostrados son los
más comunes.

Un cuerpo sobre el cual actúan fuerzas y no es capaz de mo-


Fig.1.20
verse libremente, ejercerá en general, acciones sobre los vínculos
o soportes.

En el caso de la esfera de la Fig.1.2(a), existe una fuerza de tracción aplicada en el extremo del
hilo AB.

Estática Pag. 14
De manera similar, la esfera de la Fig.1.19(a) ejerce una acción sobre el plano que la soporta en el
punto de contacto A. En el caso de la Fig.1.20(a), la esfera no solo tracciona el hilo BC, sino también
empuja hacia la izquierda contra la pared en A.

En todos los casos, estas acciones del cuerpo vinculado inducen reacciones de los soportes contra
el cuerpo.

Enunciamos entonces el cuarto principio de la estática: La Ley de Acción y Reacción:

Cualquier acción sobre un soporte causa una reacción del soporte, tal que acción y re-
acción son dos fuerzas iguales en magnitud, colineales en acción y opuestas en sentido.

Este último principio de la estática también se conoce como la tercera ley de Newton.

1.5. Diagrama de cuerpo libre o Esquema libre.

Al investigar el equilibrio de cuerpos vinculados o soportados, siempre procedemos a eliminar di-


chos vínculos o soportes y los reemplazamos por las reacciones que ellos ejercen sobre el cuerpo. Tal es
el caso de la Fig.1.19(a), donde eliminamos la superficie que soporta la esfera y la reemplazamos por la
reacción RA que dicha superficie ejerce sobre la esfera. Sabemos que el punto de aplicación de esta re-
acción es el punto de contacto A; y por la ley de equilibrio de dos fuerzas, concluimos que la reacción
RA debe ser vertical e igual al peso W; (RA = W).

El esquema de la Fig.1.19(b), en el cual la esfera está completamente aislada de sus soportes y


donde se muestran todas las fuerzas que actúan sobre el cuerpo aislado, se denomina Diagrama de
cuerpo libre o esquema libre.

Así hemos procedido con la esfera de la Fig.1.20(a). Las fuerzas que actúan sobre este cuerpo son
el peso W en C y las dos fuerzas reactivas: S que reemplaza el vínculo del hilo BC y actúa en dicha di-
rección y está aplicada en C, y RA que reemplaza la acción de la pared vertical y está aplicada en el pun-
to de contacto A, siendo su línea de acción horizontal y pasante por C al ser la pared lisa.

Las magnitudes de S y RA no se conocen, pero sabemos que su resultante debe equilibrar el peso
W, o también que las tres fuerzas W, RA y S forman un sistema en equilibrio.

Siempre se procede como se ha indicado anteriormente, obteniendo dos clases de fuerzas que ac-
túan sobre el cuerpo:

Fuerzas activas que son normalmente las fuerzas dadas, como la fuerza de gravedad W, o
fuerzas exteriores aplicadas al cuerpo, y las

Fuerzas Reactivas que son las que reemplazan las acciones que ejercían los soportes sobre
el cuerpo, es decir, son las fuerzas de los vínculos eliminados (S, RA)

Para obtener el equilibrio del cuerpo, es necesario que las fuerzas activas y las fuerzas reactivas,
representen en conjunto un sistema de fuerzas en equilibrio.

Entonces, la construcción del esquema libre, debe ser el primer paso en el análisis de cada pro-
blema de estática, y es evidente que cualquier error u omisión aquí, se reflejará en el trabajo posterior.

Estática Pag. 15
Resumiendo, podemos decir que el problema esencial en estática, es el siguiente:

Tenemos un cuerpo, ya sea parcial o completamente ligado, el cual permanece


en reposo bajo la acción de las fuerzas aplicadas. Aislamos el cuerpo de sus soportes
(eliminamos los vínculos) y exteriorizamos todas las fuerzas que actúan sobre él, acti-
vas y reactivas. Luego analizamos cuales son las condiciones que debe cumplir este sis-
tema de fuerzas para lograr el equilibrio del cuerpo.

Más adelante introduciremos la noción del es-


quema libre "parcial" y del esquema libre "inteligen-
te".

Como ejemplo, hagamos los esquemas libres,


Fig. 1.22, de los tres cilindros de pesos W y Q, mos-
trados en la Fig.1.21, conectados por una barra AB.

Veremos más adelante como simplificar estos


esquemas libres para poder disminuir la cantidad de
fuerzas desconocidas. Será lo que ya hemos llamado
Fig.1.21
recién el esquema libre inteligente.

Fig. 1. 22

Estática Pag. 16
2.- FUERZAS CONCURRENTES EN EL PLANO.

Vamos a estudiar sistemas de fuerzas que actúan en un plano y cuyas líneas de acción concurren
en un punto del sólido rígido sobre el cual están aplicadas.

2.1. Composición de varias fuerzas concurrentes.

Consideremos varias fuerzas coplanares F1, F2, F3,... aplicadas a un cuerpo en un punto A, como
se muestra en la Fig.2.1(a).

Fig. 2. 1
Tenemos un sistema de fuerzas concurrentes en el plano. Este sistema puede reducirse a una
única fuerza resultante R cuyo efecto sobre el cuerpo, será equivalente al que producen las fuerzas
aplicadas.

Esta fuerza resultante R puede ser obtenida por la aplicación sucesiva del Principio del paralelo-
gramo, como se muestra en la Fig.2.1(b). La resultante de las dos primera será R1,2; la de esta con la ter-
cera será R1,2,3 y así sucesivamente.

Fig. 2. 2

Estática Pag. 17
Es conveniente para obtener dicha resultante, separar los planos de situación y de fuerzas como en
la fig. 2.2 donde en (a) vemos el plano de situación y en (b) el plano de fuerzas donde utilizamos sola-
mente la mitad de los paralelogramos y obtenemos así la línea poligonal ABCDE de la Fig. 2.2(b). Esta
línea poligonal se llama el POLIGONO DE FUERZAS y su lado de cierre (AB) que une el origen con el
extremo es llamado la resultante R, la cual, por supuesto, debe aplicarse en el punto A del cuerpo.

La construcción del polígono de fuerzas, para determinar la resultante, es mucho más directa, para
el caso de varias fuerzas actuantes, que la sucesiva aplicación del Principio del paralelogramo, y es pre-
ferible en la solución de los problemas.

Es evidente que la resultante R no depende del orden en que se sumen geométricamente las
fuerzas dadas. Tal es el caso mostrado en la Fig.2.2.(c), donde las fuerzas son sumadas en otro orden,
dando el lado de cierre AE del polígono de fuerzas, la misma resultante R del sistema.

Si estudiamos la composición de fuerzas concurrentes desde un punto de vista vectorial, tene-


mos:
R = ∑Fi
i
Por lo tanto, podemos decir que la resultante de cualquier sistema de fuerzas concurrentes en el
plano, se obtiene como la suma vectorial de las fuerzas dadas; dicho en otras palabras, ello corres-
ponde a la definición de la suma vectorial.

Las propiedades de conmutatividad y de asociatividad de la suma vectorial se verifican fácilmen-


te.
Conmutatividad (Fig. 2.2 b y c):
R = F1+ F 2 + F3 + F4 = F1+ F 4 + F 2 + F3

Asociatividad (Fig. 2.1 b):


F 1 + F 2 = R12
R12 + F 3 = R123 ∴ F 1 + F 2 + F 3 = R123
R123 + F 4 = R ∴ F 1 + F 2 + F 3 + F 4 = R
y también:
[( F 1 + F 2 ) + F 3 ]+ F 4 = R
[ R12 + F 3 ]+ F 4 = R
R123 + F 4 = R

En el caso particular en que todas las fuerzas dadas actúan a lo largo de una línea, los lados del
polígono de fuerzas estarán alineados y la suma geométrica será reemplazada por una suma algebraica.

2.2. Descomposición de una fuerza en componentes.

Vimos que dos o más fuerzas concurrentes que actúan sobre un cuerpo, pueden reemplazarse
por una fuerza única R que produce el mismo efecto sobre el cuerpo. Recíprocamente, una fuerza F
que actúa sobre un cuerpo en un punto A, puede reemplazarse por dos o más fuerzas que en conjunto
produzcan el mismo efecto sobre el cuerpo. Estas fuerzas se llaman componentes de la fuerza origi-
nal.
Es evidente que para cada fuerza F dada, existe un número infinito de conjuntos posibles de com-
ponentes, Fig.2.3.

Estática Pag. 18
Fig. 2. 3

Los conjuntos más importantes y prácticos son aquellos de dos componentes P y Q. Aún así, el
número de formas en que una fuerza F puede descomponerse en dos componentes, es ilimitado, como
se ve en la Fig. 2.4.

Fig. 2. 4
Hay dos casos particulares de interés:

a) Se conoce P (una de las componentes) en magnitud y dirección.

La segunda componente, Q, se obtiene aplicando la regla


del triángulo (medio paralelogramo) al unir el extremo de P con
el extremo de F (Fig.2.5.). La magnitud y dirección de Q se de-
termina gráficamente o por trigonometría.
Una vez determinada Q, ambas componentes, P y Q, de-
ben aplicarse en el punto de aplicación de F.

Fig. 2. 5

b) Se conocen las líneas de acción de las com-


ponentes.

La magnitud y dirección de las componen-


tes, se obtiene aplicando la Ley del paralelogra-
mo, o mejor del medio paralelogramo, trazando Fig. 2. 6
por el extremo de F, líneas paralelas a las líneas
de acción dadas (Fig.2.6.). P y Q se determinan gráficamente o por trigonometría.

Estática Pag. 19
Ejemplos:

Ej.1. Si dos fuerzas dadas P y Q, actuando con un ángulo α, están aplicadas en un punto A de un cuer-
po, determine analíticamente su resultante R y los ángulos ß y γ que esta forma con las fuerzas
dadas.

Solución: La figura 2.7(a) muestra el plano de situación, mientras que la Fig.2.7(b) muestra el plano de
fuerzas. Si trabajamos gráficamente, se mide la fuerza resultante y los ángulos en la figura. Si trabaja-
mos analíticamente obtenemos: (en este último caso la figura puede realizarse a mano alzada)

R = P 2 + Q + 2 P Q cos α
2

Conociendo R, podemos determinar los ángulos


Q P
sen β = sen α ; sen γ = sen α
R R

Fig. 2. 7

Ej.2. Dos fuerzas, P y Q, casi paralelas, se aplican en los puntos A y B de un sólido rígido. Encuentre su
resultante gráficamente, Fig. 2.8.

Solución: Como el punto de intersección de las fuerzas P y Q no ocurre dentro de los límites del dibujo,
agregamos un sistema de dos fuerzas iguales, opuestas y colineales S de magnitud conveniente, en los
puntos A y B. Por la ley de superposición, el sistema agregado está en equilibrio y no cambia la acción
de las fuerzas P y Q. Se obtienen luego las resultantes R1 y R2 que son concurrentes en C. Se puede aho-
ra obtener la resultante R del sistema, en el punto C; se puede después deslizar dicha resultante sobre su
línea de acción.

Fig. 2. 8

Estática Pag. 20
2.3. Equilibrio de Fuerzas Concurrentes en el Plano.

Vimos que la resultante de un número cualquiera de fuerzas concurrentes en un plano se obtiene


por el lado de cierre del polígono de fuerzas, obtenido a su vez por la suma de los vectores libres que
representan las fuerzas dadas.
En el caso particular en que el extremo del último vector coincide con el comienzo del primero,
no existe resultante y el sistema está en equilibrio.
El razonamiento inverso es de suma importancia:
Si un cuerpo sobre el cual actúan varias fuerzas coplanares y concurrentes está en equili-
brio, entonces el polígono de fuerzas obtenido como la suma de los vectores fuerzas, es un polígo-
no cerrado.
Es esta la condición de equilibrio de un sistema de fuerzas concurrentes en el plano.

Fig. 2. 9
En la Fig.2.9(a), consideremos nuevamente la esfera soportada en un plano vertical por un hilo
BC y una pared lisa AB. El diagrama de cuerpo libre de la esfera, se muestra en la Fig.2.9(b).
Las tres fuerzas concurrentes W, S y RA forman un sistema en equilibrio y por lo tanto, su polígo-
no de fuerza será cerrado, en este caso, es un triángulo.
Para construir este triángulo de fuerzas, colocamos primero el vector W cuya magnitud y direc-
ción son conocidos, eligiendo una escala k conveniente.
Nuestras incógnitas son las magnitudes y sentidos de las fuerzas reactivas S y RA de las cuales so-
lo conocemos sus respectivas líneas de acción. Por lo tanto, por los extremos de W trazamos paralelas a
dichas rectas de acción, conformando el triángulo de fuerzas, Fig.2.9.(c).
Se hace notar que en cualquier polígono de fuerzas cerrado, el origen de una fuerza coincide con
el extremo de la anterior. De esta manera, se recorre el polígono siguiendo el sentido conocido de una
fuerza dada y se pueden determinar los sentidos de las otras fuerzas incógnitas. Las magnitudes de estas
fuerzas, se obtienen también directamente del polígono de fuerzas, trazado en escala, y el problema
queda resuelto.
El procedimiento descrito, se conoce como la solución gráfica del problema.
Existe también una solución analítica del problema, llamada solución trigonométrica, y que con-
siste en determinar las magnitudes de las incógnitas por trigonometría, utilizando para ello el triángulo
de fuerzas, sin necesidad de que esté trazado a escala (un esquema es suficiente)
W AC
R A = W tan α ; S = ; α = sen -1
cos α BC

Como ya lo dijimos antes, este tipo de solución se emplea frecuentemente para comprobar los re-
sultados obtenidos gráficamente.
Debemos resaltar que el problema pudo ser resuelto pues solo existían dos incógnitas en este ca-
so: las magnitudes de las reacciones.
Un problema de equilibrio de fuerzas concurrentes en el plano, solo puede ser resuelto si el núme-
ro de incógnitas no es mayor de dos.

Estática Pag. 21
Consideremos el caso de la esfera mostrada en la Fig.2.10(a).

El diagrama de cuerpo libre se muestra en la


Fig.2.10(b). Tenemos tres fuerzas reactivas RA, RD y S
cuyas direcciones se conocen pero no así sus magnitu-
des. La resultante de estas tres fuerzas debe equilibrar el
peso W, pero no podemos determinar sus magnitudes.
El problema es estáticamente indeterminado. Existen
vínculos en exceso.

Fig. 2. 10

Nota: Es importante aclarar la diferencia funda-


mental entre equilibrar una fuerza y descomponer Fig. 2. 11
una fuerza. Cuando equilibramos una fuerza F con
dos fuerzas P y Q, el triángulo de fuerza (F, P, Q) es cerrado; cuando descomponemos F en sus compo-
nentes P y Q, estas tienen el mismo origen y fin que la fuerza. Las direcciones pueden ser iguales en
ambos casos y entonces las fuerzas son iguales pero de sentido diferentes. (Ver Fig. 2.11)

Ejemplos:

Ej.3. Una lámpara de 15 Kg. está suspendida como lo muestra la figura. Los cables AB y BC miden
10m c/u y los consideramos inextensibles y de peso despreciable. La distancia DB es de 4 m. Cal-
cule el esfuerzo en los cables. (Fig. 2.12a)

Fig. 2. 12

Solución: Tenemos un sistema de 3 fuerzas coplanares concurrentes en el punto B. Ellas son: el peso de
la lámpara y las tensiones en cada uno de los cables.
Como el sistema está en equilibrio y solamente desconocemos las magnitudes de las fuerzas, ya
que sus direcciones son conocidas, podemos resolver el problema.
Hagamos el diagrama de cuerpo libre del punto B (Fig. 2.12b) donde concurren las fuerzas y tra-
cemos luego el polígono de fuerzas (Fig. 2.12c).
Conociendo W en magnitud y dirección, trazamos por sus extremos paralelas a las direcciones de
los cables, obteniendo así un polígono cerrado, que por medio de la escala k adoptada para su trazado,
nos da las magnitudes de S1 y S2.
El problema puede ser resuelto trigonométricamente también:

Estática Pag. 22
DB 4
α = sen-1 = sen-1 = 23,58° ∴ β = 90 - α = 66,42°
BC 10
W
γ = 180 - 2 β = 47,16° ∴ S 1 = S 2 = ∴ S 1 = S 2 = 18,75Kg
senβ senβ senγ

Ej.4. Dos caños iguales, de radio r y peso W, están colocados en un canal horizontal de ancho b, como
muestra la Fig.2.13a. Encuentre las reacciones en los puntos de contacto A, B y D.
Datos: r = 10 cm; b = 36 cm; W = 100 Kg.

Fig. 2. 13

b
Solución: De los datos: b = 2 r + 2 r cos α ; cos α = - 1 ; α = 36,87°
2r
Como las superficies en contacto son lisas, las reacciones en los puntos de contacto, serán norma-
les a las superficies.
Si sacamos las paredes laterales y el piso, debemos reemplazarlas por las reacciones RA, RB y RD
Obtenemos el diagrama de cuerpo libre de ambas esferas. Fig. 2.13b
En el punto de contacto entre ambas esferas, tenemos dos fuerzas iguales y opuestas R actuando a
lo largo de la línea de los centros OC.
Si consideramos el diagrama de cuerpo libre de cada esfera, podemos resolver el problema co-
menzando por la esfera superior, ya que allí tenemos tres fuerzas coplanares y concurrentes W, RA y R,
de las cuales conocemos W en magnitud y dirección, y las direcciones de RA y R. Las magnitudes de es-
tas fuerzas se obtienen del polígono de fuerzas. Fig. 2.13c
W
RA= = 133,33 Kg
tan α
Podemos encontrar las magnitudes de RB y RD haciendo el polígono de fuerzas correspondiente a
la esfera inferior.
RB = R A = 133,33 Kg
R D = 2 W = 200 Kg

Notaremos que en los polígonos de fuerzas, Fig. 2.13c, la fuerza R de contacto aparece dos veces,
una en el triángulo superior con un sentido y la otra en el polígono inferior con el otro sentido (acción y
reacción). Muchas veces en las soluciones gráficas se unen dichos polígonos en uno solo como indicado
en la Fig. 2.13d donde vemos claramente que RD vale dos veces W, que RA = RB. En este caso el seg-
mento representativo de R debería tener flecha en ambos sentidos, lo que es lo mismo que no colocar
ninguna. Cada uno debe entonces saber interpretar el polígono según estudia el equilibrio de la esfera
superior, triángulo cerrado, o el inferior.

Estática Pag. 23
2.4 Equilibrio de tres fuerzas en un plano.

Si tres fuerzas no paralelas que actúan en un cuerpo plano están en equilibrio, sus líneas de acción
deben concurrir en un punto.

Fig. 2. 14
Para probar esta afirmación, supongamos que tres fuerzas P, Q y S, actuando sobre un cuerpo en
los puntos A, B y C, están contenidas en un plano y en equilibrio, Fig.2.14(a).
Componemos dos fuerzas, por ejemplo P y Q. Para ello prolongamos sus líneas de acción hasta
que se corten en el punto D. A continuación trasladamos las fuerzas a lo largo de sus líneas de acción
para que tengan el mismo punto de aplicación D y obtenemos su resultante por la ley del paralelo-
gramo.
Como las tres fuerzas están en equilibrio la fuerza S debe ser igual y opuesta a la resultante obte-
nida; por lo tanto S debe pasar por el punto D. Además, el polígono de fuerza debe cerrarse; P, Q y S
deben formar un triángulo cerrado.

Resumiendo:
Tres fuerzas no paralelas pueden estar en equilibrio
solamente cuando:
a) están contenidas en un plano,
b) se intersectan en un punto, y
c) su polígono de fuerzas forma un triángulo cerrado.

Esta afirmación se conoce como el teorema de las 3 fuer-


zas.

Existen numerosos problemas en ingeniería que pue-


den ser resueltos rápidamente, con la aplicación de este teo-
rema. Veremos algunos ejemplos.

Ejemplos: Fig. 2. 15

Ej.5. Consideremos una barra AB sin peso, soportada en el punto C, por un pasador que no ofrece ro-
zamiento. Las fuerzas P y Q, aplicadas en los extremos, son tales que la barra está en equilibrio.
Se pide calcular la reacción que ejerce el perno sobre la barra en C, y la magnitud de P, conocien-
do la de Q. (Fig. 2.15)

Estática Pag. 24
Solución: La reacción Rc debe pasar por el punto D donde se interceptan P y Q, para que el sistema esté
en equilibrio.

Para conocer las magnitudes de Rc y P, trazamos el triángulo de fuerzas.

Ej.6. Consideremos la viga AB soportada hori-


zontalmente por un pasador en A y un rodi-
llo en B. Bajo la acción de P actuando en el
plano de la figura, existen reacciones en A y
B que se piden calcular.(Fig. 2.16)

Solución: Como no hay rozamiento, RB es normal


a las superficies en contacto. Las fuerzas deben
concurrir en D.
Fig. 2. 16

2.5. Descomposición de una fuerza según tres direcciones dadas en el plano y no concurrentes.
Recta auxiliar de Culmann.

Culmann ha dado una solución gráfica muy simple a este problema que, desde el punto de vista
analítico, necesita la solución de un sistema de tres ecuaciones con tres incógnitas. No se trata de fuer-
zas concurrentes, pero el procedimiento de Culmann consiste en transformar este problema de cuatro
fuerzas, al anterior de tres fuerzas concurrentes, lo que justifica su presentación aquí.
Supongamos que la fuerza P de la Fig. 2.17 debe descomponerse en 3 fuerzas cuyas líneas de ac-
ción están dadas en el plano en 1, 2 y 3. Se debe entonces obtener según estos tres soportes respectivos,
fuerzas F1, F2 y F3 equivalentes a la fuerza dada P. Si
invertimos el sentido de dichas fuerzas, se obtienen en-
tonces las fuerzas F1, F2, F3 equilibrantes de la fuerza P.
Analizamos el conjunto de estas cuatro fuerzas en
equilibrio: P, F1, F2 y F3. La resultante de P y de F1 es
una fuerza pasando por el punto de concurrencia A de
sus líneas de acción. La resultante de F2 y F3 es una
fuerza pasando por el punto I de intersección de sus lí-
neas de acción. Estas dos resultantes parciales deben
equilibrarse. Su línea de acción común debe ser la re-
cta AI llamada recta de Culmann. Podemos también
considerar que si reemplazamos P y F1 por su resultan-
te en A, solamente quedan tres fuerzas que, para estar
en equilibrio, deben ser concurrentes, lo que impone Fig. 2. 17
la línea de acción AI para la resultante de P y F1.
Ahora es muy fácil trazar el plano de fuerzas; se descompone P según las direcciones 1 y AI, lo que da
un triángulo cerrado con tres fuerzas en equilibrio P, F1 y R2,3, resultante de F2 y F3. El problema se ter-
mina descomponiendo R2,3 en sus dos componentes F2 y F3. Las fuerzas F1, F2 y F3 obtenidas equilibran
P; si se trata de obtener las componentes de P bastaría invertir sus sentidos.

Claro esta que podemos operar de manera idéntica permutando los números de orden y podríamos
utilizar las tres rectas AI, BII o CIII como recta de Culmann indiferentemente y obtener el mismo resul-
tado.

Podemos adelantar que la descomposición de una fuerza según más de tres direcciones cuales-

Estática Pag. 25
quiera en el plano es un problema estáticamente indeterminado. Si tenemos cuatro direcciones por
ejemplo, podemos adoptar arbitrariamente una de las componentes y buscar las otras tres por descom-
posición.

La conclusión de lo que acabamos de ver es:

Si un cuerpo esta en equilibrio bajo la acción de cuatro fuerzas coplanarias cuyas líneas de
acción están dadas, el conocimiento de la magnitud de una de las fuerzas permite encontrar las
magnitudes de las otras tres.

Esta conclusión se utiliza frecuentemente en estática; damos unos ejemplos prácticos.

Ejemplos:

Ej.7. Una viga AB esta soportada por tres barras articu-


ladas 1, 2 y 3, Fig. 2.18. Se solicitan los esfuerzos
en estas tres barras bajo la acción de una fuerza P
que actúa directamente sobre la barra. En este pro-
blema, el peso de la barra se considera desprecia-
ble al lado de P o incluido en esta fuerza. Por otro
lado, las barras articuladas se suponen sin peso y
las reacciones que producen sobre la viga serán di-
rigidas según los ejes respectivos.

Solución: Llamando S1, S2 y S3 estos esfuerzos, podre-


mos realizar el equilibrio de P según la dirección de la
barra 3 y la dirección de Culmann IIIE por ejemplo, y
terminar luego el polígono de fuerzas indicado. Notare-
mos que, y es importante, las barras 1 y 3 están compri- Fig. 2. 18
midas y la barra 2 traccionada.

A modo de otro ejemplo de aplicación de los proce-


dimientos que acabamos de ver, vemos el ejemplo siguien-
te:

Ej. 8. Consideramos el arco con tres articulaciones repre-


sentado en la Fig. 2.19. Las articulaciones se suponen
sin rozamiento y se piden las reacciones del suelo en
A y en B así como el esfuerzo a través de la articula-
ción C, bajo la acción de una sola fuerza P actuando
sobre el cuerpo de la izquierda.

Solución: En este tipo de construcciones, si aislamos


mentalmente la parte CB del arco cuyo peso se desprecia,
se ve que dicha parte esta sometida a dos fuerzas, una
aplicada en C que proviene de la acción de la parte iz-
quierda, la otra aplicada en B que es la reacción RB del
suelo. En virtud del segundo principio de la estática, estas Fig. 2. 19
dos fuerzas que se equilibran deben tener la misma línea
de acción, necesariamente CB.
Si consideramos ahora el conjunto del arco ACB, se ve que esta sometido a tres fuerzas, RA, P

Estática Pag. 26
y RB. Estas últimas cortándose en O, la línea de acción de RA debe pasar por dicho punto y el triángu-
lo de fuerza se traza sin dificultades.
Si la parte CB del arco superaría también una fuerza, Q por ejemplo, se aplicaría dos veces el pro-
cedimiento precedente, una vez con P solo lo que daría las reacciones R’A y R’B, y después con Q solo
lo que daría las reacciones R’’A y R’’B. Las resultantes de las reacciones parciales en cada apoyo son las
reacciones buscadas debidas a la acción conjunta de P y Q.

2.6. Método de las Proyecciones.

Hasta ahora hemos resuelto todos los problemas de composición, descomposición y equilibrio de
fuerzas concurrentes en un plano, utilizando el método gráfico (polígono de fuerzas).
Estos mismos problemas también pueden ser solucionados por un método analítico de suma alge-
braica de las proyecciones de las fuerzas dadas, sobre un sistema de ejes coordenados rectangulares x y,
tomados en el plano de acción de las fuerzas.

a) Componentes rectangulares de una fuerza - Vectores unitarios.

Consideremos una fuerza F aplicada en un punto


O, y tracemos un sistema de ejes ortogonales x y, cuyo
origen coincida con dicho punto O (Fig.2.20) y cuyo eje
x forma un ángulo θ cualquiera, con la fuerza dada.
A continuación, descomponemos la fuerza F según
las direcciones de los ejes x e y, obteniendo Fx y Fy.
El paralelogramo que se dibuja para obtener las dos
componentes, es en este caso un rectángulo, y Fx y Fy se
Fig. 2. 20 denominan COMPONENTES RECTANGULARES de
la fuerza F dada.
Generalmente, los ejes x, y se toman en las direccio-
nes horizontal y vertical, pero pueden tomarse en dos direc-
ciones perpendiculares cualesquiera.(Fig.2.21)
Una fuerza F con sus componentes rectangulares Fx y
Fy puede escribirse F(Fx, Fy).

Presentación vectorial:
Fig. 2. 21
Introducimos ahora
dos vectores de módulo unitario, orientados según las direcciones posi-
tivas x, y, (Fig.2.22)
Estos vectores se denominan VECTORES UNITARIOS y se re-
presentan respectivamente por i .e j ( Según la dirección z, tendríamos
k .)
Fig. 2. 22 Las componentes de F son ahora consideradas como vectores y se obtienen como
sigue:
F x = F x . i ( F x = escalar)
F y = F y . j ( F y = escalar)

La fuerza F se expresa entonces vectorialmente como:


F = Fx + Fy = F x . i + F y . j

Estática Pag. 27
Fx y Fy pueden ser positivos o negativos, según el sentido de Fx y Fy , y se denominan
COMPONENTES ESCALARES de la fuerza F , mientras que Fx y Fy se denominan
COMPONENTES VECTORIALES de la fuerza F .
El ángulo θ se mide a partir del eje x, en sentido antihorario. Por lo tanto:

F x = F. cos θ Fy
θ = tan -1
Fx
o bien
F = F 2x + F 2y
F y = F. sen θ

b) Composición de Fuerzas Concurrentes en el plano por el Método de las Proyecciones.

Para obtener la resultante de tres o más fuerzas coplanares y concurrentes, puede utilizarse una so-
lución analítica, descomponiendo cada fuerza en sus dos componentes rectangulares.

Si trabajamos en forma analítica, las componentes rectangulares de la resultante son las sumas
algebraicas de las componentes rectangulares de las fuerzas.

Fig. 2. 23

Consideremos por ejemplo tres fuerzas coplanares P, Q y S, que actúan en un punto O de un sóli-
do rígido, Fig.2.23(a). La resultante R de este sistema de fuerzas, tendrá como componentes rectangula-
res:
Rx = Px + Qx + S x = ∑ F x

Ry = Py + Qy + S y = ∑ F y

y por lo tanto la magnitud y orientación serán:


Ry
R = R 2x + R 2y ; φ = tan -1
Rx
Si trabajamos en forma vectorial, la resultante R es la suma vectorial de las fuerzas concurren-
tes:

R= P+Q+ S

Estática Pag. 28
Expresando cada una de estas fuerzas, mediante sus dos componentes rectangulares, según un sis-
tema de ejes x y, tenemos:

R x .i + R y . j = ( P x .i + P y . j ) + ( Q x .i + Q y . j ) + ( S x .i + S y . j )

Agrupando las componentes vectoriales:

Rx i + R y . j = ( Px + Qx + S x ) i + ( P y + Q y + S y ) j

De donde se deducen las componentes escalares:

Rx = Px + Qx + S x = ∑ F x

Ry = Py + Qy + S y = ∑ F y

Hemos utilizado aquí simplemente las reglas del cálculo vectorial. (Suma e igualdad de vectores)

La magnitud de la resultante y su dirección se obtienen como más arriba.

c) Equilibrio de Fuerzas Concurrentes en el Plano.

Ya vimos como determinar la resultante de un sistema de fuerzas coplanares y concurrentes. Pue-


de ocurrir que dicha resultante sea cero. Entonces decimos que el sistema está en equilibrio, ya que el
efecto de todas las fuerzas dadas, es nulo.

Fig. 2. 24

Cuando la resultante de un sistema de fuerzas coplanares y concurrentes es cero, el sistema está en


equilibrio.
También hemos visto al estudiar el 2° principio, que un sistema compuesto por dos fuerzas estará
en equilibrio, si las dos fuerzas tienen la misma magnitud, la misma línea de acción y sentidos opuestos.
Consideremos ahora un sistema de cuatro fuerzas en equilibrio, Fig.2.24(a).
Construimos el polígono de fuerzas, Fig.2.24(b), para determinar la resultante, que en este caso

Estática Pag. 29
será nula porque el sistema está en equilibrio. Por lo tanto, el polígono de fuerzas es cerrado.
Algebraicamente, si la resultante es nula, sus componentes escalares son nulas y la condición de
equilibrio del sistema, se expresa como:
∑ Fx = 0
∑F y =0

Vectorialmente tenemos:
R= ∑ F = 0
R x i + R y j = ∑( F x i + F y j ) = ( ∑ F x ) i + ( ∑ F y ) j = 0
Es evidente que esta ecuación se puede satisfacer solamente si
∑ Fx=0

∑ Fy=0

Reencontramos las mismas ecuaciones evidentemente que en el método analítico.


Estas dos ecuaciones son las condiciones necesarias y suficientes para que un sistema de fuerzas
coplanares y concurrentes, esté en equilibrio.
Ellas son equivalentes a la condición geométrica de equilibrio de que el polígono de fuerzas debe
ser cerrado.

Ejemplos:

Ej.9. Una carga P = 1000 Kg., está sostenida por dos barras articuladas en A y unidas a una pared verti-
cal por pasadores en B y C, co-
mo muestra la figura. Utilizando
el método de las proyecciones,
calcule las fuerzas axiales S1 y
S2 inducidas en las barras. Fig.
2.25

Solución: Hacemos un diagrama


de cuerpo libre del pasador en
A, reemplazando las barras AB
y AC por las reacciones S1 y S2,
Fig. 2. 25 como se muestra en la figura.
Luego, elegimos un sistema de
ejes X Y conveniente. Tenemos:
∑ F x = 0 ∴ P cos 60° - S 1 = 0 ∴ S 1 = P cos 60° = 500 Kg
∑ F y = 0 ∴ - P cos 60° + S 2 = 0 ∴ S 2 = P sen 60° = 886 Kg

Ej.10. De un pequeño anillo B cuelga un peso P y está soportado por dos cables AB y BC, el último de
los cuales, en su extremo libre, lleva un peso Q de 10 Kg. Calcule magnitud del peso P y de la
tensión en el cable AB. Fig. 2.26. (Despreciando la fricción en la polea en C, el esfuerzo en el ca-
ble, en ambos lados de la polea, es el mismo.)
Solución: En el anillo B tenemos tres fuerzas coplanares y concurrentes, en equilibrio. Luego, tomando
un sistema de ejes xy con centro en B, tenemos:

Estática Pag. 30
∑ F x = 0 ∴ Q cos 30° - S cos 45° = 0

∑ F y = 0 ∴ Q cos 60° + S cos 45° - P = 0

De donde S = 12,25Kg. ;P = 13,66 Kg.


Fig. 2. 26

2.7. Los Momentos.

a) Momento de una fuerza con respecto a un punto.

Presentación analítica:

Consideremos la llave mostrada en la


Fig.2.27. Una fuerza P aplicada en el punto
A, tiende a producir la rotación de la llave
alrededor del punto 0. Esta rotación puede
ser en sentido horario o antihorario; pero
para dos posiciones de P (P1 y P5), la posibi-
lidad de rotación, es nula.

Es evidente que la acción de P es más


efectiva cuando actúa con un ángulo recto
respecto a la llave (posición P3 en la Fig. Fig. 2. 27
2.27).

La capacidad de una fuerza para producir la rotación de un cuerpo alrededor de un punto fijo, se
denomina Momento de la fuerza con respecto a ese punto; y este momento se mide de la siguiente ma-
nera:

MOMENTO DE UNA FUERZA MAGNITUD DE LA FUERZA POR LA


CON RESPECTO A UN PUNTO = DISTANCIA DEL PUNTO A LA LINEA
DE ACCION DE LA FUERZA.


Para la posición dada por P7 :

MO = P7 . OD

El punto O se denomina Centro de Momento y la distancia


OD, Brazo de la fuerza.
De la definición anterior, vemos que el momento de la
fuerza P7 con respecto al punto O, es igual a:

M o = P7 .O D = 2 x Area Triángulo AOB

El triángulo se forma con la fuerza como su base y el centro Fig. 2. 28


de momentos O, como su vértice. Su altura es el brazo de momen-
to, Fig.2.28. Si trabajamos gráficamente, el brazo deberá multiplicarse por la escala “n” del plano de si-

Estática Pag. 31
tuación y la fuerza por la escala “k” del plano de fuerza. (Se supone aquí que los dos planos están su-
perpuestos.)

Unidades:
M o = P (Kg) . OD (cm) = P.d .n.k ( Kg - cm)

(La raya arriba de P y de d significa que dichas magnitudes están expresadas en cm. del dibujo.)

Signo del momento:

De la fig.2.27, vemos que algunas posiciones de la fuerza P tien-


den a producir una rotación en sentido horario y otras, en sentido antiho-
rario, adoptamos uno de los sentidos, cualquiera, como positivo y el otro
como negativo.

De la Fig.2.27 y de la definición de momento vemos que la


MAGNITUD del momento no cambia:

a)Si el punto de aplicación de la fuerza se traslada a lo largo de su línea


de acción.
(de A hasta A’ en la Fig. 2.29)
Fig. 2. 29
b) Si el centro de momento se mueve a lo largo de una línea paralela a la
línea de acción de la fuerza. (de O hasta O’ , O’’ etc...)

Presentación vectorial:

El momento de una fuerza con respecto a un punto O es un vector igual al producto vectorial del
vector posición de la fuerza con respecto al punto y el vector representativo de la fuerza.
(Llamamos el vector posición con respecto al punto el vector desde el punto O hasta el punto de aplica-
ción de la fuerza.)

O sea el momento de F con respecto a O (Fig. 2.30) será:


Mo =r∧F

donde utilizamos el símbolo ∧ para representar el producto vectorial.


Recordemos que el producto de dos vectores no es conmutativo y por
lo tanto el vector posición es el primero y la fuerza el segundo; además
el vector representativo del momento es perpendicular al plano forma-
do por los vectores posición y fuerza y su modulo es el producto de los
módulos de los vectores por el seno del ángulo comprendido:
Fig. 2. 30 M o = r.F . sen θ
lo que corresponde a la definición analítica. Como el término r. sen θ
corresponde a la distancia d desde el punto O perpendicularmente sobre la dirección de la fuerza,
comprobamos que el momento no cambia si deslizamos la fuerza sobre su recta de acción, lo que
significa de un punto de vista práctico no solamente que el vector fuerza puede considerarse como un
vector deslizante, sino además que el vector posición puede considerarse desde el centro de momento
hasta cualquier punto de la recta de acción de la fuerza.
La representación vectorial del momento como un vector perpendicular al plano de los otros dos

Estática Pag. 32
vectores es complicada en el plano ya que dicho vector sería perpendicular a la
hoja de trabajo. Muchas veces se introduce una representación del momento por
medio de un vector curvo, Fig. 2.31, que suele colocarse en torno al centro de
momento.

Fig. 2. 31
b) Teorema de Varignon

Presentación analítica:

Enunciado para dos fuerzas:

El momento de la resultante de dos fuerzas concurrentes con respecto a un centro con-


tenido en su plano, es igual a la suma algebraica de los momentos de las componentes, con
respecto al mismo centro.

Para demostrar este teorema, tomemos el caso donde los momentos de dos fuerzas concurrentes
en A, P y Q, respecto a un punto 0, tienen el mismo signo.

En el plano de acción de las fuerzas, trazamos una línea cualquiera mn, perpendicular a OA, y
proyectamos sobre dicha línea, los puntos A, B, C y D respectivamente en a, b , c y d. (Fig.2.32.)

Debemos demostrar que:


MO(P) + MO(Q) = MO(R)

Si utilizamos la representación del momento por


el doble de la superficie del triángulo indicado ante-
riormente, tenemos que demostrar que:

2.Sup(OAB) + 2.Sup(OAC) = 2.Sup(OAD)


o sea:
OA.ab OA.ac OA.ad
2. + 2. = 2.
2 2 2
y simplificando:
ab + ac = ad

Fig. 2. 32 Como ac = bd por ser proyecciones de segmentos


iguales y paralelos, reemplazando:
ab + bd = ad
Lo que es evidente y termina la demostración.

Si tenemos varias fuerzas concurrentes F1, F2, F3 .... Fn, actuan-


do en un plano (Fig.2.33), podemos aplicar el teorema en forma suce-
siva.
Enunciamos el teorema de Varignon:

Dadas varias fuerzas concurrentes que actúan en un plano,


el momento de su resultante R con respecto a un centro dado en el Fig. 2. 33
plano de las fuerzas, es igual a la suma algebraica de los momen-
tos de las fuerzas con respecto al mismo centro.

Estática Pag. 33
Presentación vectorial:

En vectorial no tenemos demostración en sí, es simplemente la propiedad de distributividad del


producto vectorial que se utiliza.

∑r ∧ F i =r ∧ ∑ F i = r ∧ R

Trabajando en forma analítica con las componentes:

Cuando se calcula el momento Mo de una fuerza F respecto a un


centro 0, es a veces conveniente reemplazar la fuerza por sus dos com-
ponentes rectangulares Fx, Fy, según un sistema de ejes xy, cuyo origen
coincida con 0 (Fig.2.34)

Aplicando el teorema de Varignon, tenemos:


M o= F .d = x .F y - y .F x

Fig. 2. 34 Si son varias las fuerzas concurrentes:


M o = ∑ ( M o ) i = ∑ F i . d i = ∑ (x . F y - y . F x )i

En la presentación vectorial, para una sola fuerza, tenemos:


M o = r ∧ F = (r x + r y ) ∧ ( F x + F y ) = ( x.i + y. j ) ∧ ( Fx .i + Fy . j )
= x.Fx .(i ∧ i ) + x.Fy .(i ∧ j ) + y.Fx .( j ∧ i ) + y.Fy .( j ∧ j )
= ( x.Fy − y.Fx ).k

Donde hemos utilizado las definiciones del cálculo vectorial:

i∧ j =k ; j ∧k = i ; k ∧i = j
j ∧ i = − k ; k ∧ j = −i ; i ∧ k = − j
i∧i = 0 ; j∧ j =0 ; k ∧k =0

Reencontramos como vector momento un vector perpendicular al plano y de modulo igual al an-
terior.
En caso de sumatoria de varias fuerzas reencontramos lo anterior también por la distributividad
del producto vectorial.

c) Ecuaciones de Equilibrio de fuerzas concurrentes con momentos

Hemos visto que el equilibrio de fuerzas concurrentes en el plano se obtiene con dos ecuaciones
de equilibrio de proyecciones sobre dos ejes del plano. No hay nunca más de dos ecuaciones posibles,
pero es interesante analizar si con ecuaciones de momento podríamos también establecer el equilibrio
de fuerzas concurrentes en el plano.

Por la definición del momento de una fuerza, sabemos que el momento es nulo si el centro de
momento se sitúa sobre la línea de acción de la fuerza o si la fuerza es nula. Gracias al Teorema de Va-

Estática Pag. 34
rignon, deducimos, para un sistema de fuerzas concurrentes en un plano, que si:

1) El centro de momento está sobre la línea de acción de la re-


sultante R

M o = ∑ ( M 0 )i = 0 o bien,

2) La resultante es nula (R = 0), por lo tanto el sistema de


fuerzas está en equilibrio (Polígono cerrado).

Estas dos conclusiones son útiles para analizar el equilibrio de un sistema de fuerzas concurrentes
en un plano.

Consideremos el sistema mostrado en la Fig.2.35, cuya resultante queremos determinar, sabiendo


que pasa por el punto A ya que las fuerza concurren en A. Tomemos en el plano, dos puntos B y C

1)R tiene la dirección AB (pasa por B)


Si ∑ ( M B )i = 0 o bien
2)R = 0

1)R tiene la dirección AC (pasa por C)


Si ∑ ( M C )i = 0 o bien
2)R = 0

Si ambas ecuaciones son ciertas queda como solución conjunta R =


0 siempre y cuando ABC no sean colineales. O sea un SISTEMA EN
EQUILIBRIO.

El sistema de ecuaciones ∑ ( M B )i = 0 ; ∑ ( M C )i = 0 donde BC


Fig. 2. 35
son dos puntos cualesquiera en el plano de acción de las fuerzas y no ali-
neados con el punto A donde concurren las fuerzas, es equivalente al re-
sultado de las ecuaciones:
∑ Fx=0

∑ Fy=0

Es sumamente importante darse cuenta que si bien para un sistema de fuerzas concurrentes en el
plano tenemos dos y nada más que dos ecuaciones de equilibrio totalmente independientes, tenemos una
infinidad de posibilidad de escribir dichas ecuaciones. Deberemos tener cuidado que siempre la validez
del sistema de ecuaciones escritas depende del cumplimiento de condiciones. Por ejemplo para el
sistema de dos ecuaciones de proyección, los ejes de proyección pueden ser totalmente arbitrarios y no
necesitan ser ortogonales; pero no pueden ser paralelos. Para el sistema con dos ecuaciones de
momentos, los dos puntos de momentos no pueden estar alineados con el punto de concurrencia de las
fuerzas. Queda también la posibilidad de un sistema híbrido consistente en una ecuación de proyección
y una de momento. La ecuación de proyección igual a cero deja la posibilidad de una resultante nula
(equilibrio) o de una resultante perpendicular al eje de proyección y pasando por el punto A de
concurrencia de las fuerzas. Por lo tanto la ecuación de momento debe hacerse respecto de un punto
cualquiera, pero no situado sobre la recta que pasa por A y es perpendicular al eje.

Estática Pag. 35
Ejemplos:

Ej.11.Para la barra de la Fig. 2.36, despreciando el roza-


miento, determine la reacción en el apoyo B produ-
cida por el peso W de la barra. Datos: ℓ=20 m ;
W=15 Kg ; α=30°. (La ausencia de rozamiento sig-
nifica que la reacción en B es perpendicular a la su-
perficie de apoyo.)

Solución: La barra se encuentra sometida a tres fuerzas:


W, RB y RA, por lo tanto las fuerzas deben concurrir en un
punto, en este caso el punto 0, lo que permite determinar
la dirección de RA, para una solución gráfica indicada en
la figura. Se obtiene:
R A = 9,92 Kg. ; θ = 70,88° y R B = 6 ,50 Kg
Fig. 2. 36
Ej.12. Determine las reacciones en los apoyos A y B, para
el tren de aterrizaje mostrado en la Fig. 2.37

Solución: Gráficamente, el problema es resuelto de


una manera rápida y simple. Se construyen los dia-
gramas de cuerpo libre de los distintos elementos
que componen el sistema. Tanto la rueda como la
biela BC, son cuerpos de dos fuerzas, por lo tanto,
dichas fuerzas son iguales, opuestas y colineales. El
cuerpo ACD, es un cuerpo de 3 fuerzas, luego, ellas
concurren en un punto, lo que permite determinar la
dirección de RA y forman un triángulo cerrado, lo
que determina las magnitudes de RA y RB. a partir
de P.

Nota: Los problemas 11 y 12 fueron resueltos en


forma gráfica. Su solución en forma analítica sola- Fig. 2. 37
mente puede hacerse con dos ecuaciones si conside-
ramos que forman un sistema de fuerzas concurrentes cuyas direcciones son conocidas en el plano de si-
tuación. Caso contrario deberán tratarse como sistema general de fuerzas en el plano con tres ecuaciones
como veremos más adelante.

2.8. Rozamiento.

En todos los problemas analizados hasta ahora, cuando tuvimos que calcular la fuerza de reacción
que se ejerce entre dos cuerpos en contacto directo, hicimos una idealización al considerar que ambos
cuerpos tenían superficies completamente lisas, de manera tal que la reacción era una fuerza normal a
dichas superficies en el punto de contacto.
Aunque esta suposición es completamente justificable en algunos casos, no siempre puede ser
hecha, ya que existen problemas en los cuales la resistencia al deslizamiento entre dos superficies en
contacto directo, será el factor dominante en la determinación del equilibrio.
Consideramos por ejemplo, dos placas mantenidas en contacto por fuerzas normales N (Fig.2.38)

Estática Pag. 36
Sabemos, por experiencia pro-
pia, que si intentamos mover una de
las placas con respecto a la otra, de-
bemos aplicar una fuerza F de un
cierto valor. Ello se debe a que entre
ambas superficies aparecen siempre
fuerzas tangenciales, llamadas
FUERZAS DE ROZAMIENTO, por
Fig. 2. 38 que realmente no existe ninguna su-
perficie completamente lisa. Estas
fuerzas de rozamiento son limitadas y no evitarán el movimiento si F es suficientemente grande.

a) Leyes del Rozamiento Seco - Coeficientes de Rozamiento.

El problema del rozamiento entre superficies limpias y secas, fue investigado por primera vez, de
una manera completa, por Coulomb en 1781. Los resultados de tales investigaciones, pueden resumirse
como sigue:

Para dos superficies secas dadas, que están en contacto directo, se cumplen las siguientes leyes
experimentales:

1) El rozamiento total que puede desarrollarse, es independiente de la magnitud del área de contacto.
2) El rozamiento total que puede desarrollarse, es proporcional a la fuerza normal.
3) La fuerza necesaria para iniciar el deslizamiento, es mayor que la necesaria para mantenerlo.
4) Para velocidades de deslizamiento pequeñas, el rozamiento total que puede desarrollarse, es prácti-
camente independiente de la velocidad.

Para poder comprender y analizar mejor los problemas en los cuales aparece el rozamiento entre
superficies limpias y secas, consideremos un bloque de peso W sobre una superficie plana, Fig.2.39(a).

Las fuerzas que actúan sobre el bloque son su propio W y la reacción N de la superficie. Como el
bloque está en equilibrio, ambas fuerzas son iguales en magnitud, colineales en acción y opuestas en
sentido.

Supongamos ahora que se aplica al bloque una fuerza horizontal Q, Fig.2.39(b). Si Q es pequeña,
el bloque no se moverá, debiendo existir una fuerza horizontal que equilibre a Q. Esta fuerza horizontal,
es la FUERZA DE ROZAMIENTO ESTATICO F, que en realidad es la resultante de un gran número
de fuerzas que actúan sobre toda la superficie de contacto; no se conoce con exactitud la naturaleza de
estas fuerzas, pero se supone que son debidas a las irregularidades de las superficies en contacto y tam-
bién, en cierta medida, a la atracción molecular.

Nótese que a la resultante P de las fuerzas activas W y Q, se opone la acción de R, que es la resul-
tante de las fuerzas reactivas N y F. Como existe equilibrio, ambas resultantes son iguales en magnitud,
colineales en acción y opuestas en sentido. (Notaremos que, debido a la aparición de Q, la fuerza de re-
acción N tuvo que desplazarse hacia la derecha para que R esté opuesta a P.)

Si la magnitud de Q aumenta, la fuerza de rozamiento F también aumenta, continuando su oposi-


ción a Q y manteniendo el equilibrio, hasta que su módulo alcance un cierto valor máximo Fm para el
cual el movimiento del bloque es inminente, Fig.2.39(c) y (e).

Si la magnitud de Q aumenta aún más, la fuerza de rozamiento ya no puede equilibrarla, y el blo-

Estática Pag. 37
que comienza a moverse. (El problema se transforma en un problema dinámico.)

Fig. 2. 39

Cuando el bloque está en movimiento, el módulo de F desciende de Fm hasta un valor menor Fk,
Fig.2.39(d). Esto se debe a que hay menos interpenetración entre las irregularidades de las superficies en
contacto cuando están en movimiento la una con respecto a la otra.

A partir de ese momento, el bloque continúa deslizándose con aumento de su velocidad, mientras
Fk, llamada FUERZA DE ROZAMIENTO CINETICO, permanece aproximadamente constante.

Volviendo a la Fig.2.39(b), si reemplazamos la reacción R por sus dos componentes F y N, según


la tangente y la normal respectivamente a las superficies en contacto, la condición de equilibrio requiere
que la relación entre dichas componentes sea:
F
= tan φ
N
Cuando Q aumenta y la resultante P de las fuerzas activas forma un ángulo φs con la vertical,
cuando el movimiento del bloque es inminente, Fig.2.39(c), tal que tenemos como antes, para la condi-
ción de equilibrio;
Fm
= tan φ s
N
De acuerdo a la segunda de las leyes anunciada anteriormente, la fuerza de rozamiento Fm es pro-
porcional a la reacción normal N;
Fm ÷ N ⇒ Fm= µs N
siendo µs el factor de proporcionalidad y se denomina COEFICIENTE DE ROZAMIENTO
ESTATICO.

De las ecuaciones anteriores, obtenemos una importante relación:

Estática Pag. 38
tan φ s = µ s ∴ φ s = arc tan µ s = tan −1 µ s

Este ángulo límite, igual al arcotangente del coeficiente de rozamiento estático, es llamado
ANGULO DE ROZAMIENTO ESTATICO.

En la discusión anterior, la resultante de las fuerzas activas fue tomada en el plano de la figura.
Sin embargo podemos hacer más general esta discusión, llegando a la siguiente conclusión: mientras la
resultante P de las fuerzas activas se encuentre adentro de un cierto cono, generado por una línea que
tenga el ángulo de rozamiento estático φs con la normal a la superficie de contacto y teniendo su vértice
en esta superficie, el bloque permanecerá en equilibrio, independientemente de la magnitud de la fuerza
aplicada. Este cono se denomina CONO DE ROZAMIENTO ESTATICO.

Resumiendo:
Siempre que el movimiento sea inminente, la reacción total R producida por la superficie portan-
te, está inclinada con respecto a la normal, el ángulo de rozamiento estático φs, y actúa de manera tal que
se opone al movimiento, Fig.2.39(c).
Cuando el movimiento no es inminente, la reacción total R está inclinada respecto a la normal, lo
necesario para mantener equilibrio, Fig.2.39(b).
Si suponemos que tenemos una superficie ideal lisa, para la cual el coeficiente de rozamiento es
cero, el ángulo de rozamiento es cero y la reacción total R es normal a la superficie.
En la solución de los problemas en los que interviene el rozamiento, podemos trabajar, ya sea
con la reacción R, o con sus componentes rectangulares F y N. Usualmente es más cómodo trabajar con
las componentes F y N cuando se emplean métodos analíticos como el de las proyecciones, pero resulta
sin duda más ventajoso trabajar con R cuando el problema se plantea gráficamente.
La tabla 2.1 da valores aproximados de coeficientes de rozamiento estático para superficies secas.
Los valores correspondientes a los coeficientes de rozamiento cinético, podrían ser un 25% meno-
res.
µ k ≅ 0,75 µ s
Fk
tan φ k = µ k =
N
Cuando no se especifica especialmente, siempre se considera el coeficiente de rozamiento estáti-
co.
TABLA 2.1
SUPERFICIES µS
METAL SOBRE METAL 0.15 - 0.60
METAL SOBRE MADERA 0.20 - 0.60
METAL SOBRE PIEDRA 0.30 - 0.60
METAL SOBRE CUERO 0.30 - 0.60
MADERA SOBRE MADERA 0.25 - 0.50
MADERA SOBRE CUERO 0.25 - 0.50
PIEDRA SOBRE PIEDRA 0.40 - 0.70
TIERRA SOBRE TIERRA 0.20 - 1.00
CAUCHO SOBRE CONCRETO 0.60 - 0.90

Estática Pag. 39
Ejemplos:

Ej.13. Un bloque de 150 Kg. está colocado sobre una superficie


horizontal. Calcule la magnitud de la fuerza Q y la máxima al-
tura h donde puede aplicarse, para mover el bloque, sin que és-
te vuelque. Fig. 2.40.

Solución: Hacemos el diagrama de cuerpo libre, Fig. 2.41.


La resultante de W y de Q debe equilibrarse de manera igual y
opuesta por la reacción R cuyas componentes son la fuerza de reac-
ción vertical N y la fuerza de rozamiento F. La condición de la posi-
Fig. 2. 40
ción límite de Q (h máximo) requiere que la fuerza de rozamiento F
sea la máxima posible y además que la reacción R esté ubicada en el extremo izquierdo del bloque, pun-
to A, como se muestra, pues es la posición límite en la cual puede actuar.

El equilibrio impone:

F = Q y N =W

Por la ley de Coulomb:

F = µ s N = µ s .W = 0.20 x 150 = 30 Kg ∴ Q = 30 Kg

El bloque está a punto de volcarse, cuando la reacción R esta


Fig. 2. 41 en su posición límite, y por semejanza de triángulos:

W ℓ 150
h= . = .1= 5 m luego h max .= 5 m
Q 2 30

Ej.14. Un bloque de peso W descansa sobre un plano


inclinado y está unido a otro bloque de peso Q, por
una cadena que pasa por una polea, como se mues-
tra Fig. 2.42. Para un coeficiente de rozamiento µ
entre bloque y plano, encuentre los valores límites
de la relación (Q/W) consistentes con el equilibrio.
Desprecie el rozamiento de la polea y suponga que Fig. 2. 42
α ≻ φ = tan -1 µ

Solución: Si (Q/W) es muy pequeño, el bloque W se desliza hacia abajo y levanta a Q. Si (Q/W) es muy
grande, el peso Q baja y arrastra a W hacia arriba. Por lo tanto existirá una relación:

(Q/W)min tal que el deslizamiento de W hacia abajo no ocurre.

(Q/W)max tal que el movimiento de W hacia arriba, no ocurre.

Los diagramas de cuerpo libre para ambos casos se representan respectivamente, Fig. 2.43, donde
notamos en el caso (a), en que el cuerpo tiende a bajar, la fuerza de rozamiento se dirige hacia arriba y

Estática Pag. 40
en el caso (b) en que el cuerpo tiende a subir, la fuerza de rozamiento se dirige hacia abajo. En resumen
la fuerza de rozamiento siempre debe dirigirse en dirección opuesta al movimiento inminente.

Fig. 2. 43

Ecuaciones de equilibrio:

Caso (a):
∑ F x = 0 ∴ Q + µ N - W.sen α = 0
Q
( ) = sen α - µ cos α
W min
∑ F y = 0 ∴ N - W. cos α = 0

Caso (b):
∑ F x = 0 ∴ Q - µ N - W sen α = 0
Q
( ) = sen α + µ cos α
W max
∑ F y = 0 ∴ N - W .cos α = 0

Nota: Una análisis detallado de los esquemas libres y de los resultados muestran que el caso (b) puede
deducirse del caso (a) simplemente invirtiendo la fuerza de rozamiento, lo que vuelve a modificar el
signo del coeficiente µ. Dejamos al lector además investigar el porqué en el enunciado tuvimos que
agregar: α ≻ φ = tan -1 µ

b) Cuñas.

La cuña es un elemento mecánico simple, utilizado para elevar grandes cargas, mediante la apli-
cación, a la cuña, de una fuerza considerablemente menor que la carga (o peso del objeto) a elevar.
Además, debido al rozamiento existente entre las superficies en contacto, una cuña permanecerá en su
lugar después de haber sido obligada a introducirse bajo la carga, si tiene la forma apropiada. Esta carac-
terística permite utilizar las cuñas para realizar pequeños ajustes en la posición de pesadas piezas de
máquina.

Estática Pag. 41
Consideremos como ejemplo, el bloque A de peso W, Fig.2.44(a), el cual está junto a un muro
vertical B y ha de elevarse unos centímetros mediante la introducción de una cuña C entre el bloque A y
una segunda cuña D.

Fig. 2. 44

Se desea calcular el valor mínimo de la fuerza P que debe aplicarse a la cuña C para mover el blo-
que, si el coeficiente de rozamiento estático para todas las superficies en contacto es µ.

Para iniciar el análisis del problema, se dibujan los diagramas de cuerpo libre del bloque A y de la
cuña C, Fig.2.44(b) y (c), respectivamente.

Como debe iniciarse el movimiento del bloque, escribimos las fuerzas de rozamiento como:
F1= µ N1 y F 2 = µ N 2

El sentido de estas fuerzas de rozamiento es el que se opone al movimiento relativo del cuerpo
analizado.

Para que el bloque A esté en equilibrio, las 3 fuerzas que sobre él actúan, deben ser concurrentes
en un punto y formar un triángulo cerrado, Fig.2.44(d).

Sobre una cuña C, actúan la fuerza aplicada P y las reacciones R2 y R3. Despreciemos el peso pro-
pio de la cuña, ya que es pequeño comparado con las otras fuerzas. De nuevo, el sentido de las fuerzas
de rozamiento, es el opuesto al del movimiento relativo; y las 3 fuerzas son concurrentes y forman un
triángulo cerrado, Fig.2.44(e). El número total de incógnitas para estos dos diagramas de cuerpo libre, es
cuatro: R1, R2, R3 y P.

El problema puede ser resuelto de las siguientes maneras:

Estática Pag. 42
- Gráficamente
Con el trazado, a escala, de los polígonos de fuerzas.

- Trigonométricamente
Aplicando la ley de los senos en los triángulos de fuerzas.

- Analíticamente
Por el método de las proyecciones (2 ecuaciones para cada cuerpo, para obtener las 4 incógnitas: R1, R2,
R3 y P.

Se deja como un ejercicio para el alumno, estos procedimientos de solución.

Estática Pag. 43
3.- FUERZAS PARALELAS EN EL PLANO.

3.1. Dos fuerzas paralelas.

La resultante de dos fuerzas paralelas no se puede obtener por la aplicación de la ley del parale-
logramo ya que sus líneas de acción no se intersectan. Por lo tanto es necesario encontrar nuevas reglas
para esta situación. Se presentan tres casos:

Caso 1: Las fuerzas actúan en el mismo sentido y por lo general


son de distinta magnitud, sin que sea una necesidad.

CASO DE DOS Caso 2: Las fuerzas actúan en sentido contrario y son de distinta
FUERZAS magnitud.
PARALELAS EN
EL PLANO Caso 3: Las fuerzas actúan en sentido contrario y son de igual
magnitud. (Cupla)

Cada caso requiere de un análisis particular.

Caso 1: Dos fuerzas paralelas actuando en el mismo sentido.

Consideremos dos fuerzas paralelas P y Q aplicadas en los puntos A y B de un cuerpo como se


muestra en la Fig. 3.1.

Por el principio de superposición, sabemos que la


acción de estas fuerzas no cambia si agregamos dos
fuerzas iguales y opuestas S, actuando a lo largo de la
línea AB. (Ver Ejemplo 2, Pag. 20)

Combinando las fuerzas P y S aplicadas en A,


obtenemos su resultante P1. De manera similar, las
fuerzas Q y S aplicadas en B son reemplazadas por su
resultante Q1.

Por lo tanto, en vez de las dos fuerzas paralelas


originales P y Q, tenemos ahora dos fuerzas concurren-
tes P1 y Q1, cuya resultante es la misma que la resultante
de las fuerzas dadas P y Q
Fig. 3. 1
Para obtener la resultante del nuevo sistema, des-
lizamos ambas fuerzas a lo largo de sus líneas de acción hasta aplicarlas en el punto D de concurrencia
de dichas líneas, y descomponemos las fuerzas en sus componentes S, P y S, Q respectivamente, como
se muestra en la Fig. 3.1.

Las dos fuerzas S se anulan entre sí y nos quedan solamente P y Q actuando a lo largo de la línea
DC. La resultante R de estas dos fuerzas colineales es la resultante de las fuerzas dadas P y Q actuando
en A y B.
R = P+Q (a)

Estática Pag. 44
La resultante R actúa a lo largo de la línea DC, paralela a las líneas de acción de las fuerzas da-
das P y Q, y divide la distancia AB en una relación inversamente proporcional a la relación de las
magnitudes de las fuerzas dadas, como demostraremos a continuación.

Consideremos los triángulos semejantes ACD y FED, obteniendo:


AC S
= (b)
CD P

y de los triángulos semejantes BCD y HGD , obtenemos:


BC S
= (c)
CD Q

De las ecuaciones (b) y (c), obtenemos:


AC Q
= (d)
BC P
Entonces, las ecuaciones (a) y (d) en conjunto, determinan completamente la magnitud y la posi-
ción de la línea de acción de la resultante R.

Generalización del Teorema de Varignon:

El Teorema de Varignon fue demostrado para fuerzas concurrentes y no puede aplicarse así para
fuerzas paralelas. No obstante la demostración que sigue amplia su alcance para dichas fuerzas.

Refiriéndonos a la Fig. 3.1, hacemos el mismo procedimiento de agregar las fuerzas S y obtener
las fuerzas P1 y Q1 que se interceptan en D. Para estas dos fuerzas concurrentes P1 y Q1, aplicamos el
teorema de Varignon: La suma de los momentos de las fuerzas componentes P1 y Q1 es igual al
momento de su resultante R.
Observemos ahora que para cualquier centro de momentos, la suma de los momentos de las
fuerzas agregadas S, es siempre cero; por lo tanto la suma de los momentos de las fuerzas paralelas
dadas P y Q, es igual a la suma de los momentos de las fuerzas concurrentes P1 y Q1, el cual es a su
vez igual al momento de la resultante R. Luego, el teorema de Varignon es también válido para fuerzas
paralelas. Enunciemos este teorema: "La suma algebraica de los momentos de dos fuerzas paralelas
con respecto a cualquier centro de momentos en su plano de acción, es igual al momento de su
resultante con respecto al mismo centro."

Utilizando este Teorema que acabamos de


ampliar, debemos reencontrar los resultados
obtenidos anteriormente.

Determinemos entonces la posición de la re-


sultante R de las fuerzas dadas P y Q, aplicando
directamente este teorema: dadas las fuerzas,
Fig. 3. 2 trazamos una normal a sus rectas de acción,
determinando los puntos A y B. (Fig. 3.2)

Sobre esta normal tomamos un punto cualquiera O como centro de momentos.

Por otro lado, ya sabemos que la resultante R = P + Q tiene que tener la misma dirección y senti-
do que P y Q, estando su línea de acción ubicada entre ambas fuerzas, digamos que pasa por el punto
Estática Pag. 45
C.

Aplicando Varignon, tenemos:

P . AO + Q . BO = R . CO = ( P + Q ) . CO = P . CO + Q . CO

P . ( AO − CO ) = Q . (CO − BO )

P . ( AC ) = Q . ( BC )

Q AC
=
P BC

que es igual a la relación (d) anterior

Sintetizando los resultados anteriores notamos primero que el valor de la resultante de dos fuer-
zas paralelas de un mismo sentido vale la suma de ellas. Esto puede considerarse también como el
resultado de una ecuación de proyección sobre la dirección común de las fuerzas: La proyección de la
resultante es igual a la suma de las proyecciones de las fuerzas. (En este caso las proyecciones son
iguales a las fuerzas.) Para la posición de dicha resultante, tenemos la ecuación (d) de más arriba o, lo
que es equivalente como lo acabamos de ver, una ecuación de momento respecto de cualquier punto.
En total tenemos a nuestra disposición dos ecuaciones para dos incógnitas: valor y posición de la
resultante. Las dos ecuaciones son una de proyección y una de momento.

Se puede mostrar muy fácilmente que dos ecuaciones de momentos respecto a dos puntos no
alineados sobre una paralela a la dirección común de las dos fuerzas P y Q, también permiten obtener
el valor y posición de la resultante de dos fuerzas paralelas de igual sentido. (Dejamos la demostración
como ejercicio para el lector.) En este caso de dos ecuaciones de momentos, es conveniente a menudo
elegir el centro de momento sobre la línea de acción de una de las fuerzas para simplificar la ecuación.
Por lo tanto, para obtener la resultante de dos fuerzas paralelas de un mismo sentido, tenemos
dos ecuaciones a nuestra disposición, una de proyección y
una de momento, o bien dos de momento. (Dejamos al
lector la demostración que no pueden ser dos de proyec-
ción.)

Conocido ya el método para encontrar la resultante de


dos fuerzas paralelas, podemos ahora resolver el problema
Fig. 3. 3 inverso, esto es, dada una fuerza R, descomponerla en dos
fuerzas componentes P y Q que actúan en la misma
dirección. (Ver Fig. 3.3). Notaremos que el problema tiene 4 incógnitas, el valor de las fuerzas P y Q, y
el valor de las distancias AC y BC. Tenemos a nuestra disposición solamente 2 ecuaciones (a) y (d)
por ejemplo. La primera es de proyección, la segunda es de momento. Necesariamente debemos
conocer dos de las cuatro incógnitas para poder solucionar el problema.
El caso que se presenta con más frecuencia es aquel en el que las dos líneas de acción de las
componentes P y Q, a ambos lados de R, son conocidas y hay que determinar sus magnitudes. (AC y
CB conocidos)

Procedemos de la siguiente manera:

- Dibujamos una perpendicular a las líneas de acción de las fuerzas determinando los puntos A, B y C.
Estática Pag. 46
- Primera ecuación: Aplicamos Varignon, tomando B como centro de momentos:

BC
P . BA = R . BC ∴ P = R
BA

- Segunda ecuación: De manera similar, tomamos momentos con respecto a A:

AC
Q . AB = R . AC ∴ Q = R
AB

- Verificación con una ecuación de proyección: Sumando las ecuaciones anteriores, verificamos:

BC + AC
P+Q = R ∴ P+Q = R
AB

La descomposición de una fuerza dada en más de dos componentes paralelas en un plano, es un


problema indeterminado.

Caso 2: Dos fuerzas paralelas no iguales actuando en sentido opuesto.

Sean P aplicada en B y Q aplicada en A, (P > Q) las fuerzas dadas. (Fig. 3.4) Para encontrar su
resultante R, podemos proceder como en el caso anterior agregando fuerzas S iguales y opuestas;
dejamos este camino de demostración al lector. Usamos aquí otra demostración:

Según lo que acabamos de ver, podemos reemplazar


una fuerza por dos fuerzas componentes paralelas y de
mismo sentido. Reemplazamos así la mayor, P, por dos
fuerzas Q en A y R en C. Como imponemos el valor de Q
y su posición (A), quedan por determinar R y su posición.
Una ecuación de proyección impone el valor de R=P-Q.
Fig. 3. 4 Una ecuación de momento permite obtener su posición C.
Por ejemplo el momento en A dará: R . AC = P . AB

o sea: ( P − Q ) . AC = P . AB
P . ( AC − AB ) = Q . AC
P . BC = Q . AC
Q BC
=
P AC

Como P fue reemplazada, nos queda la fuerza R y dos fuerzas Q iguales y opuestas en A que
pueden removerse, dejando como resultante del sistema solamente la fuerza R igual a la diferencia de
las fuerzas iniciales P y Q, actuando paralela a ellas, en el sentido de la mayor, en una distancia de la
mayor dada por la ecuación anterior, y afuera del espacio comprendido entre las líneas de acción
iniciales.

Notaremos que en este caso también podemos obtener el valor y posición de la resultante con
dos ecuaciones: una de proyección permite obtener el valor R=P-Q y si tomemos como segunda

Estática Pag. 47
ecuación el momento de las fuerzas P y Q respecto de cualquier punto reencontramos la relación
anterior que permite posicionar la resultante, verificando así la ampliación de la validez del Teorema
de Varignon para este caso de dos fuerzas paralelas de sentido opuesto y valor diferente.

Comprobamos así que en este caso, también necesitamos dos relaciones para obtener el valor y
la posición de la resultante, y que dichas relaciones pueden obtenerse por una ecuación de proyección
y una de momento. Dejamos al lector la verificación que con dos ecuaciones de momentos respecto a
dos puntos no sobre una paralela a las fuerzas dadas, también puede solucionarse el problema.
(También dejamos al lector la demostración que no pueden ser dos de proyección.)

Resolvamos ahora el problema inverso, esto es, descomponer una fuerza dada R en dos fuerzas
componentes P y Q, que actúan en la misma dirección pero que son de sentido opuesto entre sí.

Como en el Caso 1 anterior, suponemos conocidas las líneas de acción de P y Q, quedando por
determinar sus magnitudes, teniendo dos ecuaciones y dos incógnitas.

Procedemos como sigue:

- Dibujamos una perpendicular a las líneas de acción


de las fuerzas, determinando los puntos A, B y C.
(Fig. 3.5)

- Primera ecuación: Aplicamos Varignon tomando A


como centro de momentos:
Fig. 3. 5
CA
Q . AB = R . CA ∴ Q = R.
AB

- Segunda ecuación: De manera similar, tomamos momentos con respecto a B:


CB
P . AB = R . CB ∴ P = R.
AB
- Verificación con una ecuación de proyección: Restando las ecuaciones anteriores, comprobamos:
CB − CA
P − Q = R. ∴ P−Q = R
AB

Caso 3: Dos fuerzas iguales y paralelas actuando en sentido contrario. (Cupla).

Es fácil comprobar que en este caso el trabajo que hemos realizado en el caso 2 anterior no pue-
de realizarse. El sistema de dos fuerzas iguales en magnitud, paralelas en acción y opuestas en sentido,
no puede reducirse a una fuerza resultante y, no
obstante, no esta en equilibrio ya que las dos
fuerzas no están directamente opuestas. (Fig.
3.6)

Estamos frente a un nuevo “concepto” que


debemos analizar y que recibe el nombre de Par
o Cupla.
Fig. 3. 6

El plano en el cual actúan las fuerzas, se denomina PLANO DE LA CUPLA.

Estática Pag. 48
La distancia entre las fuerzas, medida perpendicularmente a ellas, se denomina BRAZO DE LA
CUPLA.

La cupla en el plano goza de cuatro propiedades que vemos ahora:

1) El sistema es irreductible a una fuerza resultante. (Ya lo explicamos anteriormente.)

2) La suma algebraica de los momentos de las dos fuerzas de la cupla, es independiente de la posición
que tenga el centro O de momentos en el plano de la cupla, y es siempre igual al producto de la
magnitud de una de las fuerzas multiplicada por el brazo de la cupla.

Esto es:
∑M O = M = P . OD − P . OC = P . (OD − OC ) = P . a

Se obtiene el mismo resultado si el punto O está ubicado entre las líneas de acción de las fuer-
zas. Notamos que la posición del punto O no aparece en el resultado.

El momento M = P.a se denomina MOMENTO DE LA CUPLA y se considera positivo cuando


la cupla tiende a producir una rotación en un sentido y negativo en el otro sentido. Este momento M va
a ser la característica fundamental que identifica o define la cupla.

3) La acción de una cupla sobre un cuerpo rígido no cambiará, si su brazo es girado en el plano de la
cupla un ángulo α alrededor de uno de sus extremos.

Para demostrar esto, consideremos la


cupla P P, con brazo AB = a, como se ve en
la Figura 3.7.

Tomamos un segmento AC = a, de
igual longitud que AB, y que forme un
ángulo cualquiera α con éste. En cada
extremo de AC, aplicamos dos fuerzas
iguales y opuestas Q y Q’, perpendiculares a
AC y de mismo valor que P. Por el
principio de superposición, sabemos que la
acción de la cupla no se ve alterada por el
agregado de estos sistemas en equilibrio.
Las fuerzas P y Q concurrentes en A y
D se componen para obtener las resultantes
R. Estas resultantes R dividen los ángulos en Fig. 3. 7
A y D en mitades, por lo tanto ellas actúan a
lo largo de la misma línea AD, y como además son iguales y opuestas, pueden ser sacadas del sistema,
quedando únicamente las fuerzas Q’, iguales en magnitud a P. Estas fuerzas forman una cupla de
brazo AC igual a AB y que forma un ángulo α con este último. Esto demuestra que el brazo de una
cupla puede ser girado alrededor de uno de sus extremos sin cambiar la acción de la cupla sobre el
cuerpo en el que actúa.
Por sucesivas rotaciones del brazo de una cupla en su plano, primero alrededor de un extremo y
luego alrededor del otro, la cupla puede ser ubicada en cualquier posición deseada en su plano. Por lo
tanto podemos mover la cupla en su plano sin que cambie su acción sobre el cuerpo que actúa.

Estática Pag. 49
4) La acción de una cupla sobre un
cuerpo no cambia si cambiamos,
tanto la magnitud de la fuerza como
el brazo de la cupla, de tal manera
que el momento de la cupla
permanezca invariable.

Para probar esto, transforma-


remos la cupla dada P P, con brazo
AB = a en la cupla Q Q, con brazo
AC = b. (Ver Fig. 3.8)

Para ello, la fuerza P aplicada


en B, la descomponemos en una
fuerza S aplicada en A y en una
Fig. 3. 8 fuerza Q aplicada en C.

Entonces, como ya vimos, se


cumple que:
a
Q = P
b
y que
S = P−Q

Si restamos ahora la fuerza S de la fuerza P aplicada en A, se obtiene en A una fuerza Q hacia arriba
como indicado.

Hemos así, sin cambiar el efecto sobre el cuerpo, reemplazado la cupla dada por otra con fuerzas
y brazos diferentes, pero de mismo momento: Q .b = P . a

Resumiendo las propiedades anteriores, podemos decir que una cupla en un plano dado esta to-
talmente definida con su momento, (magnitud y signo). Dos cuplas que actúan en el mismo plano son
equivalentes si ellas tienen igual momento.

El desplazamiento de una cupla en su plano es análogo al deslizamiento de una fuerza a lo largo


de su línea de acción y, cuando decimos que dicho desplazamiento no modifica el efecto de la cupla
sobre el cuerpo, debemos entender bien que dicho efecto se refiere solamente a las condiciones de
equilibrio. Si consideramos las solicitaciones internas en el cuerpo, como se estudia en materias
ulteriores, el transporte de la cupla ya no esta permitido, como tampoco el deslizamiento de las fuerzas
en sus rectas de acción.

Para sumar dos cuplas, simplemente hacemos la suma algebraica de sus momentos y obtenemos
el momento de la cupla resultante que no necesita definirse con más precisión.

Para demostrar lo anterior, consideremos las cuplas P.a y Q.b, como se muestra en la Fig. 3.9a.
Para sumar ambas cuplas, podemos desplazar la cupla P.a para que el punto A coincida con el
punto C y que la dirección de su brazo AB coincida con la de CD, Fig. 3.9b. La cupla P.a puede
a
ahora transformarse en una cupla de brazo b y de fuerza P , Fig. 3.9c. La suma de las fuerzas en C
b

Estática Pag. 50
a
y D da la cupla de fuerzas P. + Q cuyo momento es:
b
P.a
( + Q).b = Pa + Qb
b
Vemos que el momento de la cupla resultante es igual a la suma algebraica de los momentos de

Fig. 3. 9

las dos cuplas dadas. Se llega a la misma conclusión cuando los momentos de las cuplas dadas tienen
sentidos opuestos o sea cuando restamos cuplas.

Aplicando en forma sucesiva este procedimiento, podemos reemplazar varias cuplas dadas en un
plano, por una única cupla actuando en el mismo plano, cuyo momento es igual a la suma algebraica
de los momentos de las cuplas dadas.

Conclusiones:

- Dos cuplas que actúan en un mismo plano estarán en equilibrio, si ellas tienen momentos de igual
magnitud y signo contrario.

- Una cupla puede ser equilibrada solamente por otra cupla, de igual momento, pero opuesto y
coplanar.

- Por sucesivas aplicaciones del método de sumar dos cuplas se puede probar que un sistema de cuplas
actuando en un plano está en equilibrio, si la suma algebraica de sus momentos es igual a cero.

- Es posible descomponer una cupla dada en varias cuplas componentes eligiendo dichas cuplas de tal
manera que la suma algebraica de sus momentos sea igual al momento de la cupla dada.

- La representación de la cupla por dos fuerzas separadas una cierta distancia es convencional. Hemos
visto que no importa ni el valor de las fuerzas, ni la del brazo, sino que es el producto de ambos que
importa y que este producto es lo que hemos llamado el momento. Muchas veces una cupla se
representa por una flecha curva con indicación del valor o del nombre de la cupla. Esta flecha indica el

Estática Pag. 51
sentido. (Fig. 3.10, con M = P.a)

3.2 Sistemas equivalentes.

Se llaman sistemas de fuerzas equivalentes dos sistemas


que producen el mismo efecto sobre un cuerpo, desde el punto de
vista de sus condiciones de equilibrio. Ya hemos visto algunos de
ellos: Fig. 3. 10

- Una fuerza puede deslizarse sobre su línea de acción, produciendo el mismo efecto sobre el
cuerpo.

- Fuerzas concurrentes en un punto de un cuerpo pueden reemplazarse por su resultante.

Es interesante ver ahora el traslado paralelo de una fuerza.

Una fuerza P actuando sobre un cuerpo en un punto A, puede siempre ser reemplazada por una
fuerza igual (magnitud, dirección y sentido) aplicada en un punto B más una cupla. Ambos sistemas
serán estáticamente equivalentes, como lo demostramos:

Fig. 3.11a: Tenemos la fuerza dada P aplicada en el punto A.

Fig. 3.11b: En el punto B, aplicamos dos fuerzas P iguales en magnitud, colineales en acción y
opuestas en sentido, y que son paralelas a la línea de acción de la fuerza aplicada en A. Por la Ley de
superposición, los sistemas de las figuras a) y b) son estáticamente equivalentes. Sin embargo, la
fuerza original P aplicada en A y la fuerza opuesta P aplicada en B, forman una cupla cuyo momento
es M = P.a.

Fig. 3.11c: Podemos representar


el sistema final equivalente
como una fuerza P en B y una
cupla M = P.a. Notemos que el
momento de la cupla agregada
es siempre igual al producto de
la fuerza original P por la
Fig. 3. 11
distancia arbitraria "a" que
decidimos trasladar su línea de
acción.

Resumiendo: La fuerza P aplicada en A, puede trasladarse paralela a si misma hasta un punto elegido
B si se agrega una cupla M = P.a, momento de la fuerza en su primera posición, con res-
pecto a su nuevo punto de aplicación.

Estática Pag. 52
3.3 Caso General de fuerzas paralelas en el plano.

Consideremos ahora el caso general de varias fuerzas paralelas que actúan en un plano, como se
representa en la Fig. 3.12.

Podemos encontrar la resultante R1, de las fuerzas F1, F2, F3,... que actúan en un mismo sentido,
y la resultante R2 de las fuerzas F4, F5,... que actúan en sentido opuesto.

El sistema queda reducido a dos fuerzas paralelas R1 y R2 que tienen sentidos opuestos.

Se presentan 3 casos diferentes:

1°) R1 ≠ R2 Dos fuerzas no iguales,


paralelas o colineales y de sentidos
opuestos: Su resultante es la resultante R
del sistema.

2°) R1 = R2 y línea de acción diferentes.


Tenemos una cupla llamada “Cupla
Resultante”.

3°) R1 = R2 y misma línea de acción.


En este caso el sistema está evidentemente
en equilibrio.

Estos tres casos pueden analizarse


analíticamente como sigue:

Fig. 3. 12 Si la suma algebraica de las magnitu-


des de las fuerzas dadas es diferente de
cero, el sistema se reduce a una fuerza
resultante. En esta suma se dará arbitrariamente el signo más a las magnitudes de las fuerzas dirigidas
en un sentido y el signo menos a las otras.

La línea de acción de esta fuerza resultante se define por la condición que su momento con res-
pecto a un punto cualquiera del plano es igual a la suma algebraica de los momentos de cada una de las
fuerzas individuales con respecto a este punto.

Si la suma algebraica de las fuerzas es nula, la posibilidad de una fuerza resultante desaparece;
quedan dos casos posibles:

el sistema se reduce a una cupla,


el sistema esta en equilibrio.

Para diferenciar estos dos casos, se debe calcular la suma algebraica de los momentos de las
fuerzas con respecto a un centro O cualquiera del plano. Si dicha suma es diferente de cero, el sistema
se reduce a una cupla resultante; el momento de dicha cupla es el que se acaba de calcular.

Si dicha suma se anula, la posibilidad de una cupla desaparece también, el sistema esta en equi-
librio.

Estática Pag. 53
Los criterios analíticos, para n fuerzas paralelas en el plano F1, F2, ... Fn, se elaboran entonces de
la manera siguiente: Se elige un centro de momento O en el plano de las fuerzas, llamando di el brazo
de la fuerza Fi y d el brazo de la resultante.

Esta resultante, si existe, se define por:

n
R = ∑F i
1
(a)
n

∑F d i i
d = 1
n

∑F 1
i

la primera de estas ecuaciones da su magnitud y la segunda la posición.

Si el sistema se reduce a una cupla resultante, llamando M su momento característico, tenemos:


n

∑F i = 0
1
(b)
n
M = ∑F d i i ≠ 0
1

En fin las condiciones de equilibrio son:

∑F i = 0
1
(c)
n

∑F d i i = 0
1
Si elegimos, como es frecuente, un sistema de
ejes ortogonales x y, con el eje y paralelo a la
dirección de las fuerzas dadas, (Fig. 3.13), y si
elegimos el origen como centro de momento, los tres
casos precedentes se presentan analíticamente como
sigue:

- El sistema se reduce a una resultante Y en la


distancia x:
n
Y = ∑Y i
1
(d)
Fig. 3. 13 n

∑Y i xi
x = 1
n

∑Y 1
i

Estática Pag. 54
en la primera ecuación las Y se consideran por ejemplo positivas en la dirección positiva del eje y
negativas al revés. En la segunda, con la misma convención sobre las Y, y con las x positivas como el
eje x, los productos Yixi son positivos cuando el momento con respecto a O tiene el sentido contrario a
las agujas del reloj. Ello no tiene mayor importancia; es una convención que depende además de la
convención arbitraria del sentido positivo de los ejes.

- Tenemos una cupla resultante:

∑Y i = 0
1
n
M = ∑Y i xi
1

M es el momento de la cupla resultante.

- Tenemos equilibrio:
n

∑Y i = 0
1

∑Y i xi = 0
1

Estas últimas dos ecuaciones son las ecuaciones de equilibrio de un sistema de fuerzas paralelas
del plano. Si la primera de estas se satisface, la posibilidad de una fuerza resultante desaparece. Si la
segunda se satisface, la posibilidad de una cupla resultante desaparece también. El sistema esta
entonces en equilibrio si se cumplen ambas ecuaciones.

Estas mismas condiciones de equilibrio pueden también expresarse con dos condiciones de mo-
mento.

De hecho, si la condición de anulación del momento se cumple, la única resultante posible sería
una resultante que pasa por el punto O.

Si la suma algebraica de los momentos se anula con respecto a un segundo punto O1, tal que
OO1 no esta paralelo a la dirección de las fuerzas, la posibilidad de una resultante desaparece también
y el sistema esta en equilibrio.

Analíticamente, podemos escribir:


n

∑Y i xi = 0
1

∑Y i x'i = 0
1
donde las x’i son los brazos con respecto a O1.

Tenemos entonces dos condiciones de equilibrio para un sistema de fuerzas paralelas en el


plano, sea una proyección y una de momento, sea dos de momentos. Permiten encontrar dos
incógnitas, y nada más; por ejemplo la magnitud de dos fuerzas cuyas líneas de acción son
Estática Pag. 55
conocidas; sean la magnitud y posición de una fuerza, sean las posiciones de dos fuerzas conocidas,
etc...

3.4 Centro de Fuerzas Paralelas.

Sean P y Q dos fuerzas paralelas aplicadas a


un cuerpo rígido en los puntos A y B, como se
muestra en la Fig. 3.14.

La resultante R es paralela a las fuerzas dadas,


igual a su suma algebraica, y su línea de acción
intersecta a la línea AB en el punto C, tal que:
BC P
=
AC Q
Fig. 3. 14 Si las fuerzas dadas P y Q son giradas simul-
táneamente alrededor de sus puntos de aplicación un
cierto ángulo α en su plano de acción, como se indica por líneas de puntos en la Fig.3.14, la resultante
R obviamente girará el mismo ángulo α y su línea de acción seguirá pasando por el punto C.

Vemos entonces que el punto C es el único punto a través del


cual pasa la resultante de las fuerzas P y Q aplicadas en los puntos
A y B, independiente de la dirección de las fuerzas.

Este punto se denomina CENTRO DE FUERZAS


PARALELAS para el caso de dos fuerzas paralelas.

Podemos, de dos en dos, determinar un centro de fuerzas


paralelas para un sistema de n fuerzas dadas, paralelas, coplanares,
aplicadas en puntos dados, Fig. 3.15.

Existe siempre un único punto del cuerpo a través del cual Fig. 3. 15
pasa la resultante de un sistema dado de fuerzas paralelas aplicadas
en un sistema dado de puntos de un sólido rígido, cualquiera sea la dirección que tienen las fuerzas y
se denomina CENTRO DE FUERZAS PARALELAS, para el sistema dado de fuerzas y sus
respectivos puntos de aplicación.

Analíticamente, la determinación de este centro, es simple. Consideremos un sistema cualquiera


de puntos A1, A2, ...An contenidos en un plano de un sólido rígido, siendo x1, x2, ... xn e y1, y2, ...yn
las respectivas coordenadas de dichos puntos. Fig. 3.16. Utilizaremos las ecuaciones (d) anteriores.

Para determinar el centro C de las fuerzas paralelas determinadas F1, F2, ... Fn, aplicadas en
dichos puntos, suponemos primero que dichas fuerzas actúan paralelamente al eje de las y. Podemos
utilizar las ecuaciones (d), que dan el brazo de la resultante:
n

∑ F .x i i
xc = 1
n

∑F 1
i

Si, ahora, giramos todas las fuerzas en el plano de la figura, hasta que actúen en la dirección del eje x,
tendremos de igual manera:
Estática Pag. 56
n

∑ F .y i i
yc = 1
n

∑F 1
i

Como el centro de un sistema dado de fuerzas paralelas, aplicadas en un sistema dado de puntos,
es independiente de la dirección en la cual
actúan las fuerzas, concluimos que las dos
ecuaciones anteriores, definen las coordenadas
de dicho punto. (En las Σ anteriores, tener en
cuenta el signo de las Fi)

El centro C de un sistema dado de fuer-


zas paralelas aplicadas en un sistema dado de
puntos A1, A2 ...An contenidos en un plano, no
cambiará, si las magnitudes de las fuerzas son
multiplicadas por una constante. Esto se puede
ver de las dos ecuaciones anteriores, donde la
constante aparecerá tanto en el numerador
como en el denominador y se simplifica.

Fig. 3. 16 En conclusión:

El centro de un sistema dado de fuerzas paralelas, actuando en un sistema dado de puntos con-
tenidos en un plano, depende únicamente de las posiciones de los puntos y de las magnitudes relativas
de las fuerzas.

3.5 Centro de Gravedad.

El centro de gravedad (C.G.) de un cuerpo, es aquel punto donde está aplicada la resultante de
las fuerzas distribuidas de gravedad, independientemente de la orientación del cuerpo en el espacio.

De la definición, vemos que el C.G. de un cuerpo rígido es el CENTRO DE LAS FUERZAS


PARALELAS DE GRAVEDAD que actúan en las distintas partículas del sólido rígido.

Como estas fuerzas siempre actúan verticalmente hacia abajo, es evidente que cualquier rotación
del cuerpo de un ángulo α, es equivalente a una rotación del mismo ángulo α, de todas las fuerzas de
gravedad alrededor de sus respectivos puntos de aplicación.

Esto nos lleva al parágrafo 3.4 precedente.

Si un cuerpo sometido exclusivamente a fuerzas de gravedad repartidas en su volumen esta sos-


tenido en su centro de gravedad, estará en equilibrio para cualquier posición posible del cuerpo ya que
la resultante de las fuerzas de gravedad pasa siempre por el apoyo.

Todos los cuerpos son tridimensionales, entonces, las fuerzas de gravedad que actúan en las dis-
tintas partículas, representan un sistema de fuerzas paralelas en el espacio.

Sin embargo, hay casos que podemos ignorar una o dos dimensiones, asumiendo que las partícu-
Estática Pag. 57
las que conforman el sólido, están confinadas en un plano o en una línea plana. Limitaremos la
discusión actual a estos casos particulares.

Consideremos primero
una placa homogénea de
espesor uniforme. Fig. 3.17a.
La imaginamos subdivi-
dida en pequeños elementos
prismáticos y consideramos
que la placa está colocada
verticalmente. Las fuerzas de
gravedad de estos elementos
Fig. 3. 17 representan un sistema de
fuerzas verticales paralelas,
actuando en el plano medio de la placa.

El CENTRO de estas fuerzas paralelas de gravedad, estará en este mismo plano y es el C.G. de
la placa.

En el caso de un alambre homogéneo de sección transversal uniforme y cuyo eje esté contenido
en un plano, procedemos de igual manera; lo dividimos en pequeños elementos y suponemos que el
plano del eje es vertical. (Fig. 3.17b) Las fuerzas de gravedad que actúan en los distintos elementos
representan un sistema de fuerzas paralelas actuando en un plano. El centro de este sistema, estará en
dicho plano y es el C.G. del alambre.

Debido a que la placa tiene un espesor uniforme y es homogénea, la magnitud de la fuerza de


gravedad de uno cualquiera de los elementos prismáticos que la componen es proporcional a la sección
transversal del elemento. De la misma manera, en el caso del alambre homogéneo de sección
constante, la fuerza de gravedad de un elemento es proporcional a su longitud.

La importancia de esta observación reside en la nota que termina el parágrafo anterior donde se
indica que el centro de fuerzas paralelas no se mueve si las fuerzas se multiplican por un mismo factor.

Se concluye que el centro de gravedad de la placa solamente depende de la forma de su superfi-


cie y que el del alambre depende de la forma curva que hace su eje.
Expresando esto en forma analítica tenemos:

a) Placa plana homogénea de espesor constante.

∆Fi = fuerza de gravedad de un elemento prismático de superficie ∆Ai

∆Fi = γ.∆Vi = (γ.t).∆Ai

donde
γ = peso específico del material [ Kg/cm3 ]

∆Vi = volumen del elemento prismático [ cm3 ]

t = espesor de la placa [ cm ]

∆Ai = área del elemento prismático [ cm2 ]


Estática Pag. 58
El centro de estas fuerzas paralelas de gravedad, será el C.G. de la placa. Sus coordenadas serán:

xc =
∑ ∆F .x
i i
=
∑ (γ .t )∆A .xi i
=
∑ ∆A .x
i i

∑ ∆F i ∑ (γ .t ).∆A i ∑ ∆A i

(e)

yc =
∑ ∆F . y
i i
=
∑ (γ .t )∆A . y
i i
=
∑ ∆A . y
i i

∑ ∆F i ∑ (γ .t ).∆A i ∑ ∆A i

Fig. 3. 18

Por lo tanto, para determinar el centro de gravedad de una placa homogénea de espesor unifor-
me, basta dividir la superficie de su plano medio en pequeños elementos ∆Ai y suponer que fuerzas
paralelas proporcionales a dichos ∆Ai están aplicadas en el centro de dichos elementos. Las ecuaciones
anteriores definen el C.G. de la placa independientemente de su espesor y de su material. (Fig. 3.18a)

Esta discusión nos lleva a la noción de centro de gravedad del área de una figura plana. Al
lado de la identidad que existe con el centro de gravedad de la placa correspondiente, esta noción
tiene significación en sí misma en algunos problemas de mecánica. Dado que las figuras planas no
tienen propiedades gravitatorias, la denominación “centro de gravedad” no es adecuada. La
utilizaremos no obstante. (Centro geométrico sería probablemente más adecuado.)

El método empleado es aproximado, ya que los elementos de área ∆Ai son finitos; sin embargo,
a medida que disminuye el tamaño de los mismos, la aproximación será mejor. En el límite cuando
∆Ai se vuelve infinitesimal en tamaño dA (e infinito en cantidad), las expresiones anteriores se
vuelven exactas, transformándose las sumatorias en integrales:

xc = =
∫ x.dA yc = =
∫ y.dA
∫ dA ∫ dA
Estas ecuaciones implican el conocimiento analítico de la forma de la figura.

Estática Pag. 59
b) Alambre homogéneo de sección transversal uniforme "a" contenido en un plano.

∆Fi = γ. ∆Vi = γ. a.∆Li = Fuerza de gravedad de un elemento.

El centro de las fuerzas paralelas de gravedad:

xc =
∑ ∆F .x
i i
=
∑ (γ .a)∆L .xi i
=
∑ ∆L .x
i i

∑ ∆F i ∑ (γ .a).∆L i ∑ ∆L i

(f)

yc =
∑ ∆F . y
i i
=
∑ (γ .a)∆L . y
i i
=
∑ ∆L . y
i i

∑ ∆F i ∑ (γ .a).∆L i ∑ ∆L i

Definen el C.G. del alambre, dependen solamente de la forma del mismo.(Fig. 3.18b)

Es el C.G. de una curva plana y si bien de nuevo la terminología no es adecuada, la usaremos.

Disminuyendo la longitud ∆Li de los elementos hasta ser dL, infinitesimal:

∫ x.dL ∫ y.dL
xc = yc = (g)
∫ dL ∫ dL

Estas ecuaciones implican el conocimiento de la forma de la


curva plana de manera analítica.

A veces, la ubicación del C.G. de una figura plana o de una


curva plana, puede determinarse por inspección:

- Se dice que un área A es simétrica respecto a un eje BB', cuando a


cada punto P del área, le corresponde otro punto P' en la misma área,
tal que el segmento PP' sea perpendicular al eje BB' y esté dividido en
Fig. 3. 19 a dos partes iguales por dicho eje; fig.3.19(a).

- Se dice que una línea L es simétrica respecto a un eje BB', si satisface las mismas condiciones.

Fig. 3. 19

Estática Pag. 60
- Cuando un área A o una línea L posee un eje de simetría BB', el C.G. debe estar situado sobre dicho
eje.

Si se elige al eje "y" como eje de simetría, la coordenada xc del C.G. es cero, ya que los produc-
tos x.dA ó x.dL, se anulan por simetría.

- Si un área o línea posee dos ejes de simetría, el C.G. está situado en la intersección de ambos ejes.
(En este caso los ejes son perpendiculares entre sí, caso contrario existe por lo menos un tercer eje de
simetría. Fig. 19b))
Esta propiedad nos permite determinar directamente el C.G. de áreas o líneas que tienen for-
mas simétricas: Fig. 3.19(b), (c) y (d). círculo, rectángulo, elipse, polígono regular...

- Se dice que una figura


es simétrica respecto a
un centro O, si a cada
punto P de la figura, le
corresponde un punto
P' en la misma figura,
Fig. 3. 20
tal que el segmento PP'
esté dividido en dos partes iguales por O: Fig.3.20 a, b, c, d.

- Cuando un área A o línea L posee un centro de simetría O, el punto O debe ser el C.G.

NOTAS:

a)Figuras con centro de simetría, no poseen habitualmente un eje de simetría. (Fig. 3.20)

b)Figuras con dos ejes de simetría, no poseen necesariamente un centro de simetría: Fig.19b.

c)Sin embargo, figuras con dos ejes de simetría ortogonales, tienen un centro de simetría que es la
intersección de ambos: Fig. 19c y 19d

d)El C.G. del área de un triángulo, está en la intersección de sus


medianas:

Dividimos el área en franjas paralelas a AD. El C.G. de


cada franja estará en el punto medio. Estos puntos medios
definen la mediana Bb. El C.G. de toda el área estará sobre Bb.
Repitiendo el proceso para franjas paralelas a AB y BD,
concluimos que el C.G. estará en la intersección de las
medianas.

Note que el punto C es el C.G. del área pero no el C.G.


del perímetro ABDA! Fig. 3. 21

c) C.G. de Areas o Curvas Planas Compuestas.

La posición del C.G. de las figuras y curvas planas más comunes como ser triángulos, sectores
circulares o elípticos, curvas parabólicas, etc., se encuentra dado en tablas, como las mostradas en la
Tabla siguiente.
Estática Pag. 61
El problema más común es ubicar el C.G.
de áreas y curvas compuestas, que son aquellas
que se pueden dividir en partes o componentes de
forma geométrica conocida para las cuales el C.G.
es conocido. (Fig. 3.22).

Para determinar el C.G. de estas figuras, se


Fig. 3. 22
imaginan fuerzas paralelas proporcionales a las
áreas individuales de cada parte y ubicadas en sus
respectivos C. de G. Las ecuaciones (e) de más arriba dan entonces la solución, utilizando áreas finitas
Si.
Ejemplo: Fig.3.23 a y b

S1 x1 + S 2 x2
Caso a: xc =
S1 + S 2

S1 y1 + S 2 y 2
yc =
S1 + S 2

Se puede también trabajar por diferencia de superficies


conocidas:

S '1 x'1 − S ' 2 x' 2


Caso b: xc =
S '1 − S ' 2

S '1 y '1 − S ' 2 y ' 2


yc =
S '1 − S ' 2

Fig. 3. 23

Se procede de la misma manera en el caso de rectas o curvas, Fig. 3.24:

L1 x1 + L2 x 2 + L3 x3
xc =
L1 + L2 + L3

L1 y1 + L2 y 2 + L3 y3
yc =
L1 + L2 + L3

Fig. 3. 24

Estática Pag. 62
Area o
Forma Figuras x y
Longitud

h bh
Area triangular
3 2

4r 4r π r2
Cuadrante de área circular
3π 3π 4
4r π r2
Area semicircular 0
3π 2
4a 4b π ab
Cuadrante de área elíptica
3π 3π 4
4b π ab
Area semielíptíca 0
3π 2
Area 3a 3h 2ah
semiparabólica 8 5 3
3h 4ah
Area parabólica 0
5 3

3a 3h ah
Acartelamiento parabólico
4 10 3

n +1 n +1 ah
Acartelamiento general a h
n+2 4n + 2 n +1

2r sen α
Sector circular 0 α r2

2r 2r πr
Cuarto de arco circular
π π 2
2r
Arco semicircular 0 πr
π

r sen α
Arco de círculo 0 2α r
α

Tabla de centros de gravedad

Estática Pag. 63
Ejemplos.

1)Determine el C.G. del cuadrante AB de una circunferencia de radio


r. Fig. 3.25

Solución:
∫ y dL
Yc= (1)
∫ dL

2
 dy  2 2
Fig. 3. 25 Sabemos que dL = (dx ) + (dy ) = 1 +   dx (2)
 dx 

dy
Para encontrar debemos conocer y = f(x)
dx

Para la circunferencia: x2 + y2 = r 2 (3)

dy x
Diferenciando (3): 2.x.dx + 2. y.dy = 0 ⇒ =−
dx y

2
x 2
y + x2 r
2
r
Reemplazando en (2) dL = 1 +   dx = 2
dx = 2
dx = dx
 y y y y

Reemplazando dL en (1)
r r
r

0
y.
y
dx r ∫ dx
0 2 r2 2 r
Yc= = = =
r
2πr πr π

0
dL
4
Xc = Yc por simetría.
(Corresponde al resultado de la Tabla anterior.)

2)Determine Xc e Yc del área bajo la parábola Fig. 3.26

∫ xel dA
X c= dA = y dx
∫ dA

∫ y el dA y
Yc= x el = x ; y el =
∫ dA 2

Fig. 3. 26 la parábola es y = k .x 2 y con las condiciones y = 0 para x = 0 e


b
y = b para x = a , obtenemos k = 2 y luego :
a
b
y = 2 x 2 ecuación de la parábola
a
Estática Pag. 64
a a a
a4 b 2
∫ x. ydx ∫0 x.( a 2 x )dx ∫ x dx
3

3
X c = 0a = a = a0 = 43 = a
b 2 a 4
∫0 y.dx ∫0 a 2 x dx ∫0 x dx 3
2

a a 2
y 1 b 4 2 5


0
2
.ydx
2 ∫0 a4 x dx 2ba4 a5 3
Yc= a
= = = b
b a3 ba 10
∫ y.dx
0
2
a 3
.
3
(Resultados que también corresponden a los de la tabla anterior.)

3) Determine el C.G. del área del sector circular OBD de radio "r" y ángulo "α". (Fig. 3.27)

∫ xel .dA 2r
X c= xel = cos θ
∫ dA 3

2
Yc=0 Por simetría dA = r dθ
2

Fig. 3. 27

α α
2 2 3 2
2r
cos θ . r dθ 2. r cos θ .dθ α
2 ∫
0
3 2 3 ∫
o r
sen
2
X c= = =2
α
2
α
2
3 α
2 2
r dθ 2r dθ
2 ∫
0
2 2 ∫
0
2

El factor 2, en denominador y numerador proviene de que integramos sobre la mitad del sector
(de 0 a α/2).

4 r α
X c= sen
3α 2

Para un semicírculo α = π

4 r
X c=

Estática Pag. 65
3.6 Teoremas de Pappus o de Guldin1.

Estos teoremas se refieren a superficies y sólidos de revolución.

Una superficie de revolución es una superficie que puede engendrarse por la rotación de una
curva plana alrededor de un eje fijo no intersectante en su plano. Por ejemplo, Fig. 3.28:

Superficie esférica: rotación de una semi circunferencia ABC alrededor del diámetro AC

" cónica : " " " recta AB " de un eje AC

" tórica : " " " circunferencia alrededor de un eje que no la corte

Fig. 3. 28

Se puede obtener un cuerpo (o volumen) de revolución haciendo girar un área plana alrededor de un
eje fijo no intersectante en su plano. Por ejemplo:

Esfera : rotación de un semicírculo

Cono : " " " triángulo

Toro : " " " círculo completo

Fig. 3. 29

66
1
Regla indicada por Pappus, matemático de Alejandría, fin del siglo IV D.C. y reencontrada por
GULDIN al principio del Siglo XIV.
Estática Pag. 66
TEOREMA I. El área de la superficie engendrada por la rotación de una curva plana cualquiera que
gira alrededor de un eje situado en su plano, y que no la corta, es igual al producto de la
longitud L de la curva generatriz por la distancia recorrida por el C.G.

TEOREMA II. El volumen del sólido engendrado por la rotación de una superficie plana cualquiera
que gira alrededor de un eje situado en su plano, y que no la corta, es igual al producto
del área S de la superficie generatriz por la distancia recorrida por el centro de grave-
dad.

Demostración del primero: Sea AB, una curva plana cualquiera, de longitud L, que se encuentra en el
plano xy y que no corta el eje x. Fig. 3.30. Dividimos esta curva en partes infinitesimales dL.
Llamamos y la ordenada del medio de un elemento dL, y sea yc la ordenada del centro de gravedad C
de la curva entera. Imaginamos ahora que el plano de la curva gira alrededor del eje x un ángulo
infinitesimal dα medido en radianes. Es evidente que la distancia recorrida por el medio del elemento
dL es (dα.y), y el área de la superficie elemental rectangular curva (pero casi plana) engendrada por
este elemento es dL.dα.y. El área engendrada por la curva entera AB es entonces la integral de dicha
expresión para el ángulo α y para la longitud AB de la curva:

d 2 S = y.dL.dα
α
dS = ∫ y.dL.dα = α . ydL
0
B
S =α ∫ y dL = α . y c . L
A

Esto demuestra el primer teore-


ma, ya que α.yc es la distancia
recorrida por el centro de gravedad de
la curva entera.
En la mayoría de los casos, este
teorema se utiliza con α = 2π o sea
para una revolución completa.

Fig. 3. 30
Debe observarse que la curva
generatriz no debe cortar al eje
alrededor del cual gira; si lo hiciera, las
dos secciones a cada lado del eje engendrarían áreas de signos opuestos y no puede aplicarse el
teorema.

En las aplicaciones prácticas, se determina habitualmente el centro de gravedad como indicado


en la Fig. 3.24, y entonces tenemos:
∑i yi Li
yc =
L
y reemplazando en la anterior obtenemos la fórmula de mayor uso práctico:
S = α . ∑ y i Li y si α = 2π S = 2π . ∑ y i Li
i i

Demostración del segundo: Dividimos el área total A de la figura plana, Fig. 3.31, en superficies
infinitesimales dA. Llamamos y la ordenada del medio de un elemento dA y yc la ordenada del
Estática Pag. 67
centro de gravedad de la superficie. Si la superficie plana realiza una rotación alrededor del eje x un
ángulo dα medido en radianes, es evidente que la distancia recorrida por el medio del elemento dA es
dα.y, y el volumen del prisma elemental (casi recto) engendrado por el elemento dA durante la
rotación será (dA.dα.y). El volumen engendrado por la superficie entera A es entonces la integral de
dicha expresión para el ángulo α y para el área A de la curva:

d 2 V = y.dA.dα
α
dV = ∫ y.dA.dα = α . y.dA
0

V =α ∫ y dA = α . y c . A
A

lo que prueba el segundo teorema ya


que α.yc es la distancia recorrida por el
centro de gravedad de la superficie entera.
En la mayoría de los casos, este teo-
rema se utiliza con α = 2π o sea para una
revolución completa.

De nuevo observamos que el teorema


no puede aplicarse si el eje de giro corta el
Fig. 3. 31 área generatriz.

En las aplicaciones prácticas, se determina habitualmente el centro de gravedad como indicado


en la Fig. 3.23, y entonces tenemos:
∑i yi Ai
yc =
A
y reemplazando en la anterior obtenemos la fórmula de mayor uso práctico:
V = α . ∑ y i Ai y si α = 2π V = 2π . ∑ y i Ai
i i

Estos teoremas se emplean habitualmente para:

1. Calcular áreas y volúmenes de superficies de revolución.


2. Determinar el C.G. de una curva plana, cuando se conoce el área de la superficie engendrada por la
curva.
3. Determinar el C.G. de un área plana cuando se conoce el volumen del sólido engendrado por el área

Ejemplo: Media circunferencia y medio


circulo que realizan rotaciones completas
alrededor de un diámetro, Fig. 3.32 a y b.
engendran una superficie esférica o un
volumen esférico.

Utilizando de manera invertida los teo-


remas de Pappus, podemos obtener los centros
Fig. 3. 32 de gravedad de la media circunferencia y del
medio círculo y verificar así los resultados de la
tabla.
Estática Pag. 68
3.7 Determinación experimental de los centros de gravedad.

En el caso de figuras planas irregulares, recordemos


el método experimental, ilustrado Fig. 3.33, que permite
determinar con gran precisión y simplicidad el centro de
gravedad por medio de un modelo en cartulina u hoja de
dibujo, homogéneo, suspendido dos veces de manera libre.
Una tercera suspensión puede servir de control. El
triángulo de error es muy pequeño. La explicación reside
en el hecho que dos fuerzas que se equilibran deben ser
colineales. Podría utilizarse eventualmente para una curva.
Fig. 3. 33
Existen métodos gráficos para la determinación de los C.
de G. y recomendamos su lectura en la Bibliografía sobre
el tema si bien actualmente se utilizan más métodos numéricos.

3.8 Fuerzas distribuidas en el plano.

En los puntos anteriores, hemos estudiado el equilibrio de cuerpos bajo la acción de fuerzas con-
centradas. Sabemos que no existen dichas fuerzas ya que necesariamente las fuerzas deben distribuirse
sobre una superficie, por pequeña que sea o dentro
de un volumen. Es cómoda la simplificación que
consiste en concentrar una fuerza en un punto. A
veces sin embargo esta simplificación no es
permitida y tenemos que trabajar con fuerzas
distribuidas tales como la presión del agua sobre la
pared de un dique.

Siempre podemos representar tales fuerzas


distribuidas por lo que llamaremos un diagrama de
Fig. 3. 34 carga. Consideremos, por ejemplo, la viga AB sobre
la cual se coloca arena con una profundidad
uniforme, como se muestra en la Fig. 3.34(a).

Esta carga, en conjunto con el peso de la viga, representa una distribución uniforme de la fuerza
de gravedad que puede ser representada por el diagrama de carga rectangular AabB de la Fig. 3.34(b).

La carga por unidad de longitud de la


línea de aplicación AB, se lama "intensidad" de
la fuerza distribuida y es representada en la
figura por la altura uniforme "q" de las
ordenadas del diagrama de carga.

Si la arena se coloca sobre la viga con


profundidades variables como se muestra en la
Fig. 3.35(a), tenemos una distribución no
uniforme de la fuerza de gravedad como se
representa en el diagrama de carga AabB de la
Fig. 3. 35 figura (b). En este caso, cualquier ordenada q
del diagrama, representa la intensidad de la
Estática Pag. 69
carga en el punto correspondiente de la línea de aplicación AB.

Consideremos ahora un caso cualquiera de carga distribuida en un plano, como se representa por
el diagrama de carga de la Fig. 3.36

Imaginamos que la línea de aplicación AB está dividida en un número infinito de elementos de


longitud dx en cuyos centros actúan las respectivas fuerzas dQ. De esta manera, tenemos ahora un
sistema de fuerzas paralelas de distintas intensidades infinitesimales, cuya resultante en magnitud y
línea de acción, ya sabemos determinar.
Llamando q la intensidad de la fuerza
en un punto, tenemos:

dQ = q dx

Es evidente que esta expresión repre-


senta el área de una pequeña franja de ancho
dx y altura q, del diagrama de carga. En
síntesis, un elemento dQ de fuerza
distribuida, es representado gráficamente, en
Fig. 3. 36
el diagrama de carga, por el elemento de
área correspondiente q.dx.

Sumando todos estos elementos de fuerza y los correspondientes elementos de área del diagrama
de carga, concluimos que la fuerza resultante Q es representada gráficamente por el área AabB del
diagrama de carga.

Tenemos que determinar ahora, la línea de acción de esta resultante.

Refiriéndonos a la Fig. 3.36, el momento de la resultante Q con respecto al punto A, va a ser


igual a la suma de los momentos de los elementos de fuerza dQ con respecto al mismo punto A, esto
es:

B B
Q. X c = ∫
A
x.dQ = ∫ q.x.dx
A

B B

∫ A
q.x.dx ∫ q.x.dx
A
de donde X c= = B
Q
∫ q.dx
A

Por lo tanto, podemos concluir diciendo que la fuerza resultante actúa a través del centro de gra-
vedad del área del diagrama de carga.

Resumiendo: el diagrama de carga determina tanto la magnitud como la línea de acción de la fuerza
resultante.

Si la distribución de fuerzas en el plano es tal que la curva envolvente del diagrama de carga es
discontinua, cada porción del diagrama puede ser tratada por separado y las resultantes Q1 y Q2
Estática Pag. 70
trabajadas como fuerzas individuales.

El mismo procedimiento puede ser empleado


también en caso de que los signos de las fuerzas
distribuidas sean diferentes en dos tramos de la línea
AB de aplicación. En tales casos, puede ocurrir que
las resultantes Q1 y Q2 sean iguales en magnitud, en
cuyo caso las fuerzas distribuidas son equivalentes a
una cupla.

Resumiendo: cuando trabajemos con cuerpos


sometidos a una carga distribuida, antes de analizar el
equilibrio de dichos cuerpos, podemos reemplazar
dicha carga por su resultante, ya sea esta una carga
única concentrada o una cupla.

Fig. 3. 37

Estática Pag. 71
4.- CASO GENERAL DE FUERZAS EN EL PLANO.

4.1 Composición de Fuerzas en un Plano.

Si varias fuerzas aplicadas a un mismo cuerpo se encuentran todas situadas en un mismo plano
pero no son ni todas paralelas ni todas concurrentes, nos enfrentamos al caso general de fuerzas en el
plano.

Cuando queremos componer varias fuerzas del plano cuyas líneas de acción no se cortan en un
punto, podemos proceder por aplicaciones sucesivas del principio del paralelogramo de fuerzas. No
obstante, no alcanza ahora si realizamos construcciones en el plano de fuerzas, debemos realizar trazos
en el plano de situación como lo vamos a ver.
Consideremos por ejemplo el sistema de cuatro fuerzas coplanares F1... F4 aplicadas en los puntos
A. . . D de un cuerpo, Fig. 4.1

Para encontrar la resultante de


estas fuerzas empezamos por dos de
ellas, sean F1 y F2 y buscamos su
resultante R12 por medio del triángulo
de fuerzas. Componiendo esta
resultante de la misma manera con F3
encontramos R123 y finalmente la
resultante total R. La magnitud y
dirección de esta resultante pueden
obtenerse en el plano de fuerzas, es la
suma geométrica de los vectores libres
representando dichas fuerzas.

El trabajo en el plano de situa-


ción solo se necesita para situar la
línea de acción de dicha resultante. Se
ha trazado un polígono cuyos lados
sucesivos dan la línea de acción de la
resultante de las fuerzas ya encontra-
Fig. 4. 1
das, y el último lado la línea de acción
de la resultante final. Este polígono se
llama polígono de presiones y juega un papel importante en el diseño de las estructuras.

Cuando se considera el polígono de fuerzas, notamos que su construcción es totalmente indepen-


diente de la posición de las líneas de acción de las fuerzas en el plano de situación. Este polígono seria
idéntico si las fuerzas F1,... F4 fueran concurrentes. Se deduce entonces que:

Cuando varias fuerzas coplanares actúan sobre un cuerpo, su resultante tiene la misma magnitud y
dirección que si todas tuvieran el mismo punto de aplicación. El hecho que no fueran concurrentes
influye únicamente sobre la posición de la línea de acción de la resultante que debe buscarse realizando
un trazado correspondiente en el plano de situación.

Claro esta también que el orden en el cual incorporamos las fuerzas F1, ... F4 en el trazado influye
sobre la forma de las figuras pero de ninguna manera sobre el resultado final.
Estática Pag. 72
Podemos constatar directamente que en el caso general de n fuerzas coplanares F1, ... Fn, el traza-
do precedente puede conducir a tres casos distintos:

1) El sistema de las n fuerzas se reduce a una fuerza resultante. Es el caso de la Fig. 4.1.

2) El sistema de n fuerzas se reduce a una cupla resultante. En ese caso, la resultante de las n-1
primeras fuerzas es igual, paralela y de sentido contrario a la nma fuerza; su composición ya no
es posible.

3) El sistema de n fuerzas esta en equilibrio. La resultante de las n-1 primeras fuerzas es igual y
directamente opuesta a la nma.

Para distinguir gráficamente los tres casos, se considera primero el polígono de fuerzas.

Si este polígono de fuerza es abierto (origen y extremo que no coinciden), el sistema se reduce a
una resultante que se encuentra como lo hemos visto. (Valor, dirección y sentido en el polígono de
fuerzas, línea de acción como último lado del polígono de presiones.)

Si el polígono de n fuerzas esta cerrado (extremo y origen confundidos), no tenemos resultante


fuerza; el sistema se reduce a una cupla o al equilibrio. Para discernir cual de estos casos tenemos,
debemos considerar el polígono de presiones. Si el anteúltimo lado es paralelo a la última fuerza, se dice
que el polígono de presiones esta abierto y queda una cupla resultante. Si al contrario, el anteúltimo
lado es colineal con la última fuerza, polígono de presiones cerrado, tenemos equilibrio.

Siempre queda la posibilidad de dividir las fuerzas en dos grupos arbitrarios con resultante R1 y
R2 cada cual. Si el polígono de fuerza esta cerrado, estas son iguales y opuestas. Si son paralelas,
forman una cupla resultante, si son colineales, proporcionan el equilibrio.

El procedimiento gráfico que hemos visto para composición de fuerzas coplanares será completa-
do y perfeccionado en el capítulo sobre polígono funicular. Vamos a ver ahora la composición
analíticamente.

4.2 Método de proyecciones y momentos.

La traducción analítica del método gráfico que acabamos de ver proporciona ecuaciones parecidas
a las que vimos para fuerzas concurrentes y muy adecuadas para resolver estos problemas.

Acabamos de ver que la magnitud y dirección de la resultante (cuando existe) en el caso general
de n fuerzas del plano, se obtienen de la misma manera que para fuerzas concurrentes del plano.

Por lo tanto, si llamamos X1, X2, ...Xn y Y1, Y2, ...Yn las proyecciones respectivas sobre los ejes x
e y de las fuerzas dadas F1, F2, ...Fn, y si llamamos X e Y las proyecciones correspondientes de su
resultante R, podemos escribir de nuevo como para las fuerzas concurrentes:

n
X = ∑ Xi
1
(a)
n
Y = ∑ Yi
1

Estática Pag. 73
Estas ecuaciones (a) traducen simplemente la situación presentada por el polígono de fuerzas.

La magnitud y dirección (cosenos angulares) de la resultante pueden entonces obtenerse por las
ecuaciones siguientes como antes:

R= X2 +Y2

X
cos α =
X 2 +Y 2
(b)
Y
cos β =
X 2 +Y2

La posición de la línea de acción introduce aquí una incógnita suplementaria que puede obtenerse
con una ecuación de momento ya que el momento de la resultante con respecto a un punto es igual a la
suma de los momentos de las fuerzas Fi con respecto al mismo punto. Este teorema presentado con el
nombre de Varignon en el caso de fuerzas concurrentes y después paralelas, se generaliza directamente
para el caso de las fuerzas cualesquiera del plano. Este caso se trata por aplicaciones sucesivas del
principio del paralelogramo de fuerzas y basta con aplicar a cada etapa el teorema de Varignon en el
caso de dos fuerzas, conservando el mismo centro de momentos.

Llamando entonces (Mo)1, (Mo)2, (Mo)n los momentos de las fuerzas dadas respecto al origen O
y Mo el de la resultante R, podemos escribir:

n
R.d o = M o = (M o )1 + (M o ) 2 + ...(M o ) n = ∑ (M o ) i (c)
1

n
como (M o ) i = (x.Y - y.X) i ∴ Mo = ∑ (x.Y - y.X)
1
i

La línea de acción de R se obtiene de:

Mo
do= (d)
R

Este brazo do se lleva a partir de O, perpendicular a la dirección conocida de la resultante R y en el


sentido que da al momento de R el signo correcto. Las ecuaciones de (a) a (d) determinan completamen-
te la resultante de un sistema cualquiera cuando existe.

Cuando las sumas de las proyecciones dadas por las ecuaciones (a) son ambas nulas, no existen
evidentemente ninguna fuerza resultante y el sistema se reduce a una cupla o esta equilibrado. Dicha
situación traduce evidentemente el caso del polígono de fuerzas cerrado.

Para distinguir entonces analíticamente entre los dos casos posibles se considera la ecuación (c).
Si la suma de momentos es diferente de cero, el sistema se reduce a una cupla cuyo momento es igual a
Mo.

Estática Pag. 74
Si la suma de momentos es nula, el sistema esta en equilibrio.

Resulta de ello que las condiciones analíticas de reducción de un sistema plano a una cupla son:

n n n

∑X
1
i =0 ∑Y 1
i =0 ∑ (M
1
) = Mo
o i (e)

y que las ecuaciones de equilibrio de un sistema plano son:

∑ X =0
1
i

∑Y =0
1
i (f)
n

∑(M ) =0
1
o i

Dichas ecuaciones (f) que son las ecuaciones de equilibrio en el caso general de fuerzas cuales-
quiera en el plano, son, por ese mismo hecho, aplicables para los dos casos particulares anteriores, o sea
el caso de fuerzas concurrentes en el plano y el de fuerzas paralelas.

En el caso de fuerzas concurrentes, la tercera de las ecuaciones (f) es una identidad si las dos pri-
meras se cumplen. Reencontramos así las dos ecuaciones del parágrafo 2.6.

En el caso de fuerzas paralelas, si tomamos por ejemplo el eje y paralelo a sus líneas de acción, no
existe ninguna proyección sobre el eje de las x, y la primera de las ecuaciones (f) es una identidad.
Tenemos así un sistema de dos ecuaciones que son las del parágrafo 3.3.

Algunas veces es ventajoso reemplazar las ecuaciones (f) por ecuaciones de momentos como lo
hicimos en los casos particulares anteriores.

En el caso general de fuerzas en el plano, se puede probar que si la suma de los momentos de to-
das las fuerzas respecto a tres centros de momentos A, B, C situados en el plano y no colineal son las
tres nulas, el sistema de fuerzas esta en equilibrio.

En hecho, si la suma algebraica de los momentos de todas las fuerzas con respecto al punto A es
nula, el sistema no puede evidentemente reducirse a una cupla; puede solamente reducirse a una
resultante pasante por el punto A o al equilibrio.

Si las sumas de los momentos con respecto a A y a otro punto B son ambas nulas, la fuerza resul-
tante – si existe – debe pasar por A y por B.

En fin si la suma de los momentos es también nula con respecto a C, la resultante debería pasar
por A, B y C lo que es imposible ya que los tres puntos no están colineales. Tenemos equilibrio.

Las condiciones analíticas de equilibrio pueden entonces escribirse en la forma siguiente:

Estática Pag. 75
n

∑(M ) =0
1
Ai

∑(M ) =0
1
Bi (g)
n

∑(M ) =0
1
C i

Estas ecuaciones (g) son equivalentes a las anteriores (f).

4.3 Las ecuaciones de equilibrio y su importancia.

Según lo que hemos visto, las ecuaciones de equilibrio de un sistema de fuerzas cualesquiera en el
plano son:

n n n

∑ X =0
1
i ∑Y =0
1
i ∑(M ) =0
1
o i (f)

Estas tres ecuaciones permiten determinar tres incógnitas. Son dos de proyección sobre ejes orto-
gonales y una de momento respecto a un punto cualquiera del plano.

Si el sistema esta en equilibrio, la resultante es nula y, cualquiera sea el eje adoptado, la suma
algebraica de las proyecciones debe ser nula. Se podrá entonces elegir libremente una recta cualquiera
del plano como eje de proyección. Una elección juiciosa de ejes, no necesariamente ortogonales, puede
así contribuir a simplificar el trabajo proporcionando ecuaciones que no contengan todas las incógnitas.

El centro de momento también debe elegirse juiciosamente por la misma razón. El artificio más
usual consiste en colocarlo sobre la línea de acción de una incógnita para que la misma no aparezca en
la ecuación; o mejor aún en la intersección de las líneas de acción de dos incógnitas para obtener así una
ecuación con una sola incógnita que se explícita directamente.

El interés de dicho procedimiento es tal que se lo generaliza a menudo; ello conduce reemplazar
las ecuaciones (f) por las (g):

n n n

∑(MA)i =0
1
∑(MB)i =0
1
∑(M ) =0
1
Ci (g)

Claro debe ser que si se utilizaron las (f), las (g) no nos enseñaran nada nuevo. No tratemos de
sacar cuatro incógnitas allá donde solamente existen tres.

En todos los casos particulares – fuerzas concurrentes o paralelas – como una de las ecuaciones
degenera, solamente se puede encontrar dos incógnitas.

En toda la Mecánica, en su sentido más amplio, las ecuaciones de equilibrio juegan un papel pre-
ponderante y es importante reconocerlo.

En Estática, ellas constituyen de por sí sola la clave de la solución. Las estructuras que así pueden

Estática Pag. 76
solucionarse, se llaman “Isostáticas”. Si el problema es “Hiperestático”, ellas no bastan para solucionar
el problema, no obstante siguen en la base de la solución.

Una regla o principio en todos los casos es:

ECUACIONES DE EQUILIBRIO, PRIMERAS ESCRITAS.

Los ejercicios prácticos son para ello fundamentales. La práctica reclama soluciones cifradas y
controladas por el sentido común. Ello esta en la base de la formación del juicio sano. No se debe
tampoco ligar estrechamente las ecuaciones de equilibrio al clásico sistema de ejes x e y con direcciones
positivas. Las ecuaciones pueden escribirse de manera muy independiente y poseen una adecuación muy
grande a los problemas a resolver.

Consideramos necesario ahondar en el tema a fin de asegurar su escritura correcta.

Notamos primero que si realizamos una ecuación de proyección de todas las fuerzas sobre un eje
cualquiera, el segundo miembro de tal ecuación es siempre nulo lo que implica que el sentido positivo
eventual del eje no tiene importancia. Por otro lado como sabemos que la suma de las proyecciones vale
la proyección de la resultante, cuando dicha suma es cero, ello implica que la resultante o es perpendicu-
lar al eje, o es nula, o que el sistema de fuerzas se reduce a una cupla que no tiene proyección.

En cuanto al resultado de una ecuación de equilibrio momento de todas las fuerzas respecto de un
punto cualquiera, como el segundo miembro de la ecuación también es nulo, no importa el sentido
positivo adoptado para escribir la ecuación. Por otro lado, si dicha suma da cero, es que la resultante
pasa por el punto donde se tomó el momento, o que la resultante es nula. La existencia de una cupla se
descarta en ese caso ya que el momento de dicha cupla, si existiera, no depende del punto respecto al
cual se toma.

Analíticamente expresamos las tres condiciones de la siguiente manera, en el caso de dos pro-
yecciones y un momento:

R ⊥ al eje X
1) si ΣXi = 0 óR=0
puede haber cupla R=0
puede haber cupla
R ⊥ al eje Y (si los ejes x e y
2) si ΣYi = 0 óR=0 no son paralelos)
puede haber cupla
R=0
R pasa por o Cupla = 0
3) si ΣMoi = 0 óR=0 EQUILIBRIO
cupla nula

Esta manera de interpretar las ecuaciones de equilibrio es fundamental y es una de las base de la
Estática.

Veamos la interpretación en el caso de utilizar una proyección y dos momentos:

Estática Pag. 77
R ⊥ al eje X
1) si ΣXi = 0 óR=0
puede haber cupla R ⊥ X por A
óR=0
R pasa por A Cupla nula
2) si ΣMAi = 0 óR=0
cupla nula
R=0
R pasa por B Cupla = 0
3) si ΣMBi = 0 óR=0 EQUILIBRIO
cupla nula (si AB no ⊥ X)

Por fin si usamos tres ecuaciones de momento:

R pasa por A
1) si ΣMAi = 0 óR=0
cupla nula R por AB
R=0
R pasa por B Cupla nula
2) si ΣMBi = 0 óR=0
cupla nula
R=0
R pasa por C Cupla = 0
3) si ΣMCi = 0 óR=0 EQUILIBRIO
cupla nula (si ABC no
colineales)

Notamos que en todos los casos existen condiciones, algunas veces tan elementales que uno se
olvida de comentarlas, como en el primer caso de no tomar los ejes X e Y paralelos; es evidente, pero
lo importante es destacar que no necesitan ser perpendiculares, si bien a menudo se usan así.

La escritura correcta de las ecuaciones es evidentemente fundamental y se evitan muchísimos


errores si se realiza de manara clara el “Esquema libre” que veremos más adelante, y que sintetiza
claramente la respuesta a la pregunta: ¿Equilibrio de que? ¿Bajo las acciones de que cargas?

Antes de abordar este tema, parece útil precisar las ideas con relación a las condiciones de apo-
yo de los cuerpos. Ya hemos encontrado varios casos sin problemas. Es aconsejable no obstante
aclarar los diferentes vínculos de las estructuras con la fundación o entre ellos.

4.4 Los vínculos estáticamente determinables de un cuerpo indeformable en el plano.

En los ejemplos y ejercicios vistos anteriormente, encontramos varias veces el caso de cuerpos
indeformables soportados por barras articuladas en ambos extremos (bielas) o dispositivos equivalen-
tes.

En todos los casos vistos, el cuerpo no podía desplazarse de ningún modo.

Estática Pag. 78
Solo consideramos evidentemente cuerpos sometidos a fuerzas situadas todas en un mismo
plano; cuerpos simétricos con respecto a ese plano de manera que la figura determinada por su
intersección con el plano no tenga ninguna tendencia a salir de él. Cuando hablaremos de un punto
del cuerpo, siempre será un punto de esa figura plana. También podemos considerar que se trata de
un cuerpo plano llamado disco.

Nos proponemos aquí analizar de manera más detallada los diferentes tipos de apoyos utilizados
en la práctica. Refiriéndonos a la Fig. 4.2a nos damos cuenta fácilmente que si el cuerpo esta ligado a
la fundación por la sola articulación A, puede aún girar alrededor de dicho punto. Durante dicha
rotación otro punto tal como B gira alrededor de A y, para una pequeña rotación, se desplaza sobre
una perpendicular a AB. En consecuencia, si se coloca en el punto B un apoyo a rodillo que solo
permite al punto B desplazarse paralelamente al plano de apoyo de los rodillos, no compatible con el
desplazamiento permitido por la articulación A, se elimina cualquier posibilidad de desplazamiento
del cuerpo en el plano. El cuerpo esta completamente vinculado. La vinculación completa de un
cuerpo a la fundación puede entonces realizarse por medio de una articulación y de un apoyo a rodillo
llamado apoyo simple; para que esta atadura sea correcta necesitamos que el plano de los rodillos en
B no pase por el centro A de la articulación. Evidentemente la articulación representada en A sobre la
Fig. 4.2a, puede reemplazarse idénticamente por dos barras articuladas como indicado Fig. 4.2b, en
AD y AE. Estas dos barras juegan el mismo papel que la articulación. Por su lado el apoyo a rodillo
en B puede reemplazarse por la barra articulada BF que, como él, se opone al desplazamiento según
su eje y deja libre el desplazamiento perpendicular. Llegamos así a vincular completamente el cuerpo
en el plano mediante tres barras articuladas, la condición de vinculación correcta siendo que las tres
barras no sean ni concurrentes, ni paralelas. Así es que la disposición representada Fig. 4.2c es aún

Fig. 4. 2

correcta; las dos barras en A y B si estuvieran solas, permitieran aún una leve rotación alrededor del
punto de concurrencia de sus ejes; en dicha rotación en efecto, los puntos A y B tienen desplazamien-
tos perpendiculares a los ejes de las barras y estas no pueden impedirlos. Si el eje de la tercera barra
CF no pasa por O, es esta barra que se va oponer a la rotación mencionada y que completará la
Estática Pag. 79
vinculación del cuerpo. En el caso particular en el cual el cuerpo esta soportado por tres barras
paralelas, Fig. 4.2d, evidentemente este puede desplazarse lateralmente (perpendicularmente a las
barras) y la vinculación no es correcta. De la misma manera, el cuerpo de la Fig. 4.2e, atado por tres
barras cuyos ejes se cortan en el mismo punto O es libre de girar un poco alrededor de este punto O y
no esta completamente fijado.
La conclusión general de las consideraciones precedentes, es que, para fijar completamente un
disco rígido en el plano, son necesarias y suficientes tres barras articuladas cuyos ejes no sean ni
concurrentes ni paralelos.

Cualquier barra agregada además de estas tres estrictamente necesarias para realizar la vincula-
ción completa es llamada sobreabundante; en el caso de la Fig. 4.2f por ejemplo el cuerpo es sin duda
bien fijado en el plano pero podríamos sacar cualquiera de estas barras sin comprometer su estabili-
dad. En el caso de la Fig. 4.2g una cualquiera de las barras paralelas puede considerarse como sobre
abundante; pero es evidente que la barra horizontal es necesaria ya que sin ella el cuerpo podría
desplazarse horizontalmente.

Cuando un cuerpo indeformable completamente ligado en el plano es sometido a la acción de


un sistema de fuerzas situadas elles también en este plano, tales como P y Q en las tres primeras Fig.
4.2, reacciones nacen en los puntos de apoyo y el conjunto de las fuerzas exteriores directamente (P y
Q) e indirectamente (reacciones) aplicadas constituyen un sistema de fuerzas coplanares en equilibrio.
Para tal sistema de fuerzas tenemos tres ecuaciones de equilibrio (f) o (g) y en consecuencia solo
podemos determinar tres elementos desconocidos perteneciendo al sistema de reacciones. No
obstante notamos que es precisamente el número de vínculos necesarios para fijar completamente el
cuerpo en el plano. La conclusión de esta equivalencia es que el cuerpo estrictamente vinculado en el
plano, es decir atado de manera necesaria y suficiente, es precisamente él para el cual las reacciones
producidas en los apoyos por cargas cualesquiera pueden determinarse completamente por las
ecuaciones de la Estática. Por dicha razón, un sistema tal se llama estáticamente determinado o
isostático.

Si el sistema de apoyo comporta una o varias barras sobreabundantes, Fig. 4.2f o g, las tres
ecuaciones de la estática son insuficientes para determinar las incógnitas y el sistema se llama
estáticamente indeterminado o hiperestático. En este caso, la manera como las cargas se reparten
entre las barras de apoyo depende de las propiedades elásticas de las barras y del cuerpo y las
reacciones solo pueden determinarse considerando dichas propiedades.

Los casos particulares tales como los de las Fig. 4.2 d o e, son también casos hiperestáticos aún
si solo tienen tres barras. Se trata de hecho de disposiciones anormales, el equilibrio siendo imposible
para las posiciones que ocupan las barras, se establecerá durante la carga una nueva posición, por
deformación (alargamiento o acortamiento) de las barras, para la cual el equilibrio debe ser posible,
los ejes de las barras no siendo ya concurrentes. En este caso la configuración de equilibrio final del
sistema de fuerzas con las reacciones desarrolladas en las barras de apoyo, depende de las propieda-
des elásticas del sistema y tenemos aún un sistema hiperestático.

4.5 Los apoyos usuales.

El análisis de los vínculos estáticos de los cuerpos planos hecho en el parágrafo precedente nos
permite clasificar fácilmente los apoyos esenciales que se utilizan en la práctica para atar las
estructuras tales como vigas, puentes, enrejados etc... a su fundación. Fundamentalmente se dividen
en tres grupos.
Estática Pag. 80
1.- Apoyo simple o apoyo a rodillo:

También llamado apoyo de primera especie o de dilatación. La Fig. 4.3a representa este tipo de
apoyo. Tal vínculo permite el desplazamiento del punto de apoyo según el plano de los rodillos pero
se opone a cualquier desplazamiento perpendicularmente a dicho plano1. El apoyo simple se
representa muy a menudo convencionalmente como indicado Fig. 4.3b y c. La Fig. 4.3d representa el
vínculo con una barra articulada (biela) que equivale a un apoyo simple ya que solo permite el
desplazamiento del punto de apoyo según la perpendicular a la barra. La barra articulada constituye
así en realidad un apoyo simple y sirve a menudo para representarlo en los esquemas. En las Fig. 4.3
el desplazamiento permitido es horizontal; claro esta que podemos imaginar apoyos simple permi-
tiendo el desplazamiento según cualquier dirección. La razón de ser fundamental de este tipo de
apoyo es de permitir la libre dilatación de las estructuras.
La reacción de la
fundación sobre la
estructura tiene siempre en
ese tipo de apoyo, una
línea de acción conocida;
se trata de la perpendicular
Fig. 4. 3
al plano de los rodillos o al
eje de la barra articulada. Solamente la magnitud de la reacción es desconocida y del punto de vista
de la Estática, el apoyo simple introduce entonces una sola
incógnita.

2.- Articulación:

También llamado apoyo de segunda especie o rotula.


La Fig. 4.4 representa la articulación, vínculo que se opone a
cualquier traslación del punto de apoyo pero que deja libre la
rotación alrededor de ese punto; lo más a menudo se
representa simbólicamente la articulación como indicado
Fig. 4.4b o c. Fig. 4. 4
En ese tipo de apoyo, la reacción de la fundación sobre
la estructura es una fuerza cuya línea de acción pasa por el centro de la articulación pero se desconoce
su magnitud y dirección; lo más a menudo se la descompone en sus dos componentes según ejes
rectangulares introduciendo así dos incógnitas en las ecuaciones de equilibrio.

3.- Empotramiento:

También llamado apoyo de tercera


especie o fijo. En ese caso, representado Fig.
4.5a, no solamente un punto del cuerpo es
fijo pero además el cuerpo est incrustado en
Fig. 4. 5 la fundación de manera a impedir su
rotación alrededor del punto. La Fig. 4.5a
muestra este tipo de empotramiento esquematizado a menudo como en la Fig. 4.5b. En este caso, la
reacción de la fundación es totalmente desconocida; además de sus dos componentes, interviene el
“momento de empotramiento” y tenemos al total tres incógnitas en las ecuaciones de equilibrio.

1
Cada vez sea necesario, el apoyo simple deberá realizarse de manera bilateral, es decir debe ser capaz de impedir el
desplazamiento tanto hacia arriba como hacia abajo. Las Fig. 4.3, salvo el caso d, son de este punto de vista convenciona-
les.
Estática Pag. 81
Hemos analizado así y clasificado los apoyos que en realidad ya se habían utilizado en los capí-
tulos anteriores y ya hemos visto anteriormente como determinar analítica o gráficamente algunas
reacciones. Damos a continuación una tabla resumen de los apoyos en el plano. Haremos ahora
algunas consideraciones fundamentales para la escritura correcta de las ecuaciones de equilibrio.
Tabla de apoyos en el plano.

Estática Pag. 82
4.6 El esquema del cuerpo liberado o esquema libre.

Si las ecuaciones de equilibrio deben ser primeramente escritas, importa evidentemente que
sean correctamente escritas. En su simplicidad elemental presentan no obstante dificultades que
hacen tropezar a menudo los debutantes.

Los errores pueden evitarse no obstante si se considera que no se escriben condiciones de equi-
librio de un sistema de fuerzas “en el aire”. Se expresa el equilibrio de un cuerpo, o de una parte de
un cuerpo, bajo la acción de todas las solicitaciones que actúan sobre él.

Importa entonces, de manera esencial, para escribir las ecuaciones de equilibrio, definir de que
cuerpo se expresa el equilibrio y cuales son las solicitaciones que actúan efectivamente sobre el. La
escritura correcta de las ecuaciones y la interpretación sana de los resultados obtenidos necesitan de
manera categórica una respuesta neta a esos dos interrogantes: ¿equilibrio de que y bajo la acción de
que?

Estas preguntas se resuelven con la máxima claridad si tenemos cuidado de ejecutar siempre,
antes de escribir las ecuaciones, un “esquema del cuerpo liberado” que representa, aislado de todo,
el cuerpo del cual queremos establecer el equilibrio, o la parte del cuerpo estudiado. Se hace
abstracción de todo lo que le es exterior pero se figura con precisión todas las solicitaciones que
debemos considerar.

Estas solicitaciones pueden ser de dos especies: un cuerpo puede estar sometido a cargas exte-
riores directamente aplicadas como el peso propio por ejemplo o fuerzas dadas que actúan sobre él, y
a cargas también exteriores pero llamadas indirectamente aplicadas pues nacen solamente por razón
de la existencia de las primeras; son las reacciones de los cuerpos vecinos o de los apoyos sobre el
cuerpo que estudiamos.

Si el cuerpo esta en equilibrio, es bajo la acción de todas estas fuerzas exteriores, directamente
o indirectamente aplicadas. El esquema del cuerpo libre representará el cuerpo cuyo equilibrio se
quiere expresar (o parte del cuerpo), habiéndose sacados todos sus apoyos y cuerpos vecinos. Se
representará con flechas las solicitaciones directas e indirectas dándole un nombre. Para las
solicitaciones indirectas, ello significa exteriorizar la acción sobre el cuerpo de los apoyos sacados.
Como dichas acciones son habitualmente desconocidas tanto en magnitud como en sentido, se deberá
en el esquema suponerle un sentido.

El cálculo realizado a partir de ese sentido supuesto dará el resultado: si una incógnita se en-
cuentra positiva es que tiene efectivamente el sentido supuesto sobre el esquema; si se encuentra
negativa es que tiene el sentido contrario. En regla general, la cuestión de signos se resume al
procedimiento simple: Suponer un sentido, encontrar un signo, deducir si el sentido real es el que
fue supuesto o el contrario.

Es el esquema libre que da a las incógnitas la “personalidad” que necesitan representándolas


con un nombre y un sentido. Si uno se niega a dibujarlo, hace convenciones mentales implícitas a las
cuales difícilmente se mantiene fiel, lo que introduce confusiones y errores. Además ya no será
posible interpretar los resultados.

Para fijar las ideas sobre el esquema libre y su importancia, razonaremos sobre un caso particu-
lar fácil y corriente. Consideremos la viga sobre dos apoyos simples representada Fig. 4.6a. De hecho,
Estática Pag. 83
dicha viga no esta completamente ligada en el plano y solamente esta en equilibrio porque las cargas
que le son aplicadas son todas verticales. Existen entonces dos incógnitas de reacción de apoyo, y las
ecuaciones de equilibrio se reducen a dos, la ecuación de proyección sobre la horizontal siendo aquí
una identidad. El sentido efectivo de la reacción de apoyo en A sobre la viga puede intuirse
fácilmente si la carga P1 actuará sola y también si la carga P2 actuará sola. En el caso en que actúan
ambas este sentido ya no es evidente y debe determinarse por el cálculo. Sería lo mismo si hubiera un
tren de cargas, es decir varias cargas. En muchos sistemas más complejos, la resolución de las
ecuaciones de equilibrio es el único medio para saber el sentido de una reacción, saber si una barra
esta traccionada o comprimida, si una viga esta flexionada en un sentido o en otro, etc... Pero la
escritura misma de las ecuaciones sólo puede hacerse si hemos supuesto un sentido a las incógnitas
que intervienen; este sentido puede elegirse arbitrariamente pero una vez adoptado debe conservarse
igual en todas las ecuaciones, caso contrario estas no serian concordantes y darían errores. Una vez
solucionadas las ecuaciones, para interpretar los resultados deberemos basarnos sobre el sentido que
hemos atribuido a las incógnitas para la escritura de las ecuaciones. Como lo hemos dicho, si una
incógnita se encuentra con valor negativo, ello significa que esta dirigida en sentido inverso del
supuesto. En otras palabras es como si de las dos últimas características de un vector que son sentido
y magnitud, consideramos una sola, la magnitud a la cual atribuimos un signo que indicará el sentido.
En la practica, aceptamos vector con modulo negativo, ello significa simplemente que el vector actúa
en sentido opuesto al elegido como positivo.
Estas aclaraciones muestran claramente la importancia
del trazado del esquema libre que permite no solo de definir
correctamente el cuerpo del cual expresamos el equilibrio, sino
también de precisar el conjunto de solicitaciones que debemos
considerar, de dar una “personalidad” a las incógnitas y de
interpretar los resultados.

La Fig. 4.6b muestra el esquema libre de la viga de la


Fig. 4.6a. Las dos ecuaciones deberán respetar las convencio-
Fig. 4. 6 nes utilizadas en el dibujo; en cuanto al sentido que se adopta
como positivo para las proyecciones y los momentos, es
pura convención que solo se respeta ecuación por
ecuación. A partir de la Fig. 4.6b, se escribirá por
ejemplo:
R A + RB − P1 − P2 = 0

R A ℓ − P1 a + P2 b = 0

la primera de dichas dos ecuaciones pudiendo reemplazar-


se ventajosamente por una ecuación de momento respecto
del punto A, o sea:

RB ℓ − P1 (ℓ − a) − P2 (ℓ + b) = 0

que escribimos aquí con los momentos positivos en el


sentido trigonométricos, a la inversa de lo que se hizo
para la ecuación de momento con respecto al punto B, lo
que no tiene ninguna importancia. No obstante, se tratará
de poner todos los términos en el primer miembro, Fig. 4. 7
dejando solamente el cero en el segundo miembro.

Estática Pag. 84
Notamos que procediendo de esa forma, nos liberamos de hecho de cualquier vinculación a un
sistema de ejes coordenados.

La Fig. 4.7 muestra otro ejemplo de esquema libre. Se trata de una escalera apoyada sobre un
piso sin rozamiento. La Fig. corresponde al esquema que debemos realizar cuando buscamos las
reacciones sobre del suelo sobre la escalera. Notamos que en este esquema los esfuerzos internos no
figuran, tampoco en las ecuaciones de equilibrio.

Si deseamos conocer un esfuerzo interno tal como la


tracción en la cuerda por ejemplo o el esfuerzo transmitido por
la articulación E, debemos exteriorizar este esfuerzo
realizando una cortadura que pone de manifiesto el principio
de acción y reacción y ejecutar los esquemas libres de las dos
partes del cuerpo así separadas.

Las Fig. 4.8 a y b muestran así los esquemas libres de


ambas partes de la escalera lo que permite poner en evidencia
los esfuerzos interiores deseados y calcularlos escribiendo las
ecuaciones de equilibrio de ambas partes.

Tales esquemas tienen en cuenta el principio de acción y


Fig. 4. 8
reacción; atribuyen de oficio un sentido a las incógnitas
exteriorizadas, el sentido adoptado en el primer esquema
condiciona al que debemos poner en el segundo. El que agrega un signo menos en el esquema 4.8b
por ejemplo comete un error ya que trabajamos analíticamente, aún si inversa el sentido de la flecha.
El examen del sentido de la fuerza S en la Fig. 4.8a, impone al de la Fig. 4.8b; estos sentidos
corresponden a una misma hipótesis sobre la naturaleza del esfuerzo desconocido en la cuerda, a
saber una cuerda traccionada. Así es como las debemos representar, independientemente de cualquier
eje coordenado.
Recordamos también que cualquier
esfuerzo interno, para aparecer en un esquema
debe ser exteriorizado y que ello necesita una
cortadura. Un dibujo como indicado en la Fig.
4.9a no tiene ninguna significación y debe ser
proscrito categóricamente. La no-aplicación
de esta precaución, no obstante elemental,
tanto en la enseñanza como en la literatura, es
la causa de lamentables errores y confusión
sistemática de los debutantes. Solamente la
Fig. 4.9b define claramente la situación y
Fig. 4. 9 constituye un esquema correcto.

NOTA: Si realizamos convenciones generales sobre el signo de algunas incógnitas, es evidente que
el esquema libre debe respetar dichas convenciones y representar todas las incógnitas con su sentido
positivo. Así es que si suponemos que en las barras articuladas (bielas) las tracciones son positivas y
las compresiones negativas, se deberá suponer todas las barras traccionadas en los esquemas y figurar
su acción como tirando en sus puntos de vínculo, en ambos extremos. Tales convenciones no
dispensan de trazar el esquema; solamente además tienen ventajas en el caso de varias incógnitas de
misma naturalezas como las barras articuladas precisamente.

Estática Pag. 85
4.7 Algunos ejemplos de esquemas libres.

Damos a continuación seis ejemplos de cuerpo vinculado, sometido a fuerzas y los correspon-
dientes esquemas de cuerpo liberado o más simplemente esquemas libres. Para simplificar conside-
ramos que el cuerpo es un rectángulo rígido plano sometido a fuerzas cualesquiera T, Q, S y a su peso
propio P. Vamos a corroborar y aplicar aquí lo que vimos en los parágrafos anteriores.

Ejemplo 1.

Tenemos el cuerpo de la Fig.4.10a unido a la fundación


con una articulación en A (2 incógnitas) y un apoyo móvil en B
(1 incógnita). En la fig. 4.10b se indica el esquema libre. Para
calcular las reacciones en A y en B, incógnitas del problema,
podemos plantear las siguientes ecuaciones:

∑M A = 0 → Obtenemos By

∑F x =0 → Obtenemos Ax

∑F y = 0 → Obtenemos Ay ya que By es conocida

Con ventaja reemplazamos la ecuación de proyección ver-


tical (sobre y) que tiene dos incógnitas, por una ecuación de
momentos respecto del punto B siendo entonces las tres
ecuaciones:

Fig. 4. 10
∑M A =0 → Obtenemos By

∑M B =0 → Obtenemos Ay

∑F x =0 → Obtenemos Ax

donde cada ecuación tiene una sola incógnita, lo que resulta ventajoso y es por lo tanto el sistema
recomendado. Se puede evidentemente reemplazar la ecuación de proyección horizontal (sobre x) por
una ecuación de momento en C por ejemplo pero de nuevo, si bien es correcto y permite determinar
las incógnitas reencontramos una ecuación con dos incógnitas, lo que no es aconsejable cuando se
puede evitar.

Como las tres ecuaciones de la estática permiten determinar las tres incógnitas del problema
decimos que el problema es “estáticamente determinado” o “estáticamente vinculado” o
“isostático”.

Estática Pag. 86
Ejemplo 2.

Consideramos ahora el cuerpo de la Fig.4.11a unido a la


fundación con tres apoyos simples, y el correspondiente esquema
libre Fig. 4.11b. Para encontrar las reacciones podemos plantear
las tres ecuaciones siguientes:

∑F x =0 → Obtenemos Dx

∑M C =0 → Obtenemos By

∑M D =0 → Obtenemos Ay

Como en el caso anterior, el sólido esta correctamente li-


gado y es isostático. Además cada ecuación contiene una sola
incógnita.
Fig. 4. 11

Ejemplo 3.

Soportamos ahora el rectángulo por dos apoyos dobles o sea dos articulaciones, y el esquema
libre correspondiente, Fig. 4.12a y b. Notamos que tenemos 4
incógnitas y sabemos que la estática solo nos proporciona 3
ecuaciones de equilibrio, por ejemplo:

∑M A =0 → Obtenemos By

∑M B =0 → Obtenemos Ay

∑F x =0 → Obtenemos Ax + Bx

imposible a conocer separadamente.

No podemos evidentemente determinar 4 incógnitas


donde solo tenemos 3 ecuaciones. La estática no puede
resolver dicha situación la cual es estáticamente indetermi-
nada, el sólido tiene vínculos redundantes del punto de vista
de la estática, se dice que la situación es hiperestática.
Notamos que el cuerpo es bien unido a la fundación, pero con
Fig. 4. 12 una condición de apoyo menos, sería también correctamente
fijado y sería suficiente.

Estática Pag. 87
Ejemplo 4.

Vemos ahora que ocurre si colocamos en A y en B


apoyos móviles, Fig. 4.13a y b. En las reacciones intervie-
nen 2 incógnitas donde tenemos 3 ecuaciones de equilibrio.
Hay menos incógnitas que ecuaciones y la solución solo
será aceptable si las cargas cumplen una condición.

∑M A =0 → Obtenemos By

∑M B =0 → Obtenemos Ay

∑F x=0 → Obtenemos Tx + Qx + Sx = 0 condición


sobre las cargas exteriores que puede cumplirse o no según el
caso.
El sólido esta parcialmente ligado, es “hipostático”, es
decir tiene un movimiento posible. No obstante si la tercera
ecuación se cumple, (condición sobre las cargas exteriores),
el equilibrio puede ser posible. Este equilibrio es parecido al
de una persona parada sobre patines, mientras nadie la
empuja horizontalmente, no se mueve y se encuentra en
equilibrio. Notamos así que existen situaciones que si bien
Fig. 4. 13 son teóricamente hipostáticas, en la práctica pueden
considerarse como isostáticas bajo ciertas condiciones sobre
las cargas.

Del análisis de los 4 casos anteriores, podemos verificar la siguiente conclusión:

Para que un sólido rígido este completamente ligado y


las reacciones de vínculo sean estáticamente determinadas,
debe haber tantas incógnitas como ecuaciones de equilibrio.

Confirmaremos a continuación que es esta una condición


necesaria pero no suficiente.

Ejemplo 5.

Soportamos ahora la estructura con tres apoyos simples.


Fig. 4.14a y b Tenemos 3 reacciones desconocidas. Escribimos
las 3 ecuaciones de equilibrio:

∑F x =0 → Tx + Qx + Sx = 0

∑M A =0 → Ecuación con By e Ey

∑M B =0 → Ecuación con Ay e Ey
Fig. 4. 14

Estática Pag. 88
Notamos que con la primera ecuación no existe equilibrio sin condición sobre las cargas exte-
riores, las otras dos dan un sistema de dos ecuaciones con tres incógnitas. Comprobamos así que las
reacciones son estáticamente indeterminadas y que reacciones paralelas producen un sólido
impropiamente ligado.

Ejemplo 6.

Por último, la estructura se soporta como indicado en la


Fig. 4.15a. El esquema Fig. 4.15b indica que tenemos 4
incógnitas. Si escribimos las 3 ecuaciones de equilibrio:

∑M = 0 → Obtenemos una condición sobre las cargas


A

exteriores.
∑ Fx = 0 → Obtenemos Ax + Bx
∑F y =0 → Obtenemos Ay + By

La primera ecuación nos indica que no existe equilibrio


bajo condiciones generales de carga ya que tenemos que
cumplir una condición sobre las cargas exteriores. Quedan
entonces 2 ecuaciones para 4 incógnitas. Confirmamos lo ya
visto anteriormente, las reacciones son estáticamente
indeterminadas, reacciones concurrentes producen un sólido
impropiamente ligado.

Fig. 4. 15

EN CONCLUSIÖN FINAL, CONFIRMAMOS QUE:

PARA QUE UN SÓLIDO RÍGIDO ESTE COMPLETAMENTE LIGADO Y LAS


REACCIONES SEAN ESTÁTICAMENTE DETERMINADAS, (CUERPO ISÓSTÁTICO),
DEBE HABER TANTAS INCOGNITAS COMO ECUACIONES DE EQUILIBRIO, PERO LAS
INCOGNITAS (NORMALMENTE LAS REACCIONES DE VÍNCULOS), NO DEBEN SER NI
PARALELAS NI CONCURRENTES.

Estática Pag. 89
5.- LOS ENREJADOS ARTICULADOS

5.1. Introducción.

Los enrejados articulados (también llamadas estructuras reticuladas) se utilizan mucho en


construcciones metálicas. Este modo de realizar obras se debe esencialmente a la necesidad
de alivianar las estructuras manteniendo su estabilidad. La Figura 5.1 da varios ejemplos
esquemáticos.

a) Cabriada Polonceau con una biela.


b) Cabriada Polonceau con tres bielas y cordón
inferior poligonal.
c) y d) Otras cabriadas (o cerchas)
e) Cubiertas en dientes de sierra o Raikem
f) Larguero o viga reticulada en V
g) Larguero o viga reticulada en N
h) Larguero o viga reticulada en K
i) Larguero Bow String (altura variable)
j) Grúa.

Fig. 5. 1 Ejemplos de enrejados

Podemos notar que estas estructuras están formadas con barras articuladas (bielas) las unas
sobre las otras, todas situadas en un mismo plano llamado "plano del enrejado". Estos
sistemas rígidos pueden soportar cargas situadas en su plano, tales como el peso propio,
viento, nieve, cargas móviles...

Se supone que las cargas sobre un enrejado actúan exclusivamente sobre los extremos
articulados o nudos de la estructura. El peso de las barras, así como cualquier carga que
actuaría entre dos nudos, debe reemplazarse por dos fuerzas paralelas equivalentes que se
consideran aplicadas en los nudos extremos de la barra. Las barras se suponen idealmente
articuladas entre si y resulta de estas hipótesis que serán sometidas a esfuerzos axiales de
tracción o de compresión exclusivamente. Estos esfuerzos producidos así en las barras se
llamarán esfuerzos principales en oposición con los esfuerzos secundarios o adicionales que
se introducirán en el futuro debido a las discordancias entre las hipótesis enunciadas y las
realizaciones efectivas. El problema esencial de los enrejados es la determinación de los
esfuerzos en las barras; este problema se soluciona de manera muy simple por la estática si se
adopta las hipótesis señaladas: solicitación en el plano de la estructura; cargas exclusivamente
en los nudos; nudos idealmente articulados.

Estas hipótesis necesitan una justificación. Es cierto que en las realizaciones habituales se
adoptan dispositivos que transmiten efectivamente las cargas fundamentales a los nudos. La
Figura 5.2, que muestra la perspectiva esquemática de un puente de ferrocarril y la
nomenclatura de los órganos principales, indica cómo el peso del convoy se transmite
finalmente a los nudos de los largueros por intermedio de los elementos del tablero. La Figura

Estática Pag. 90
5.3 indica por su lado la perspectiva esquematizada de una nave industrial. Se constata que
por el intermediario de la cubierta, tirantes y correas, la cabriada está cargada en sus nudos. El
transporte de las cargas principales a los nudos es una condición de buena ejecución de una
armadura en enrejado.

1. Larguero o viga principal


2. Tablero
3. Viga secundaria o tirante
4. Viguetas o vigas transversales
5. Riel
6. Durmiente
7. Montante
8. Diagonal
9. Nudo
10. Cordón superior
11. Articulación de apoyo fijo
12. Apoyo con rodillo
13. Cartela de ensamble
14. Barra de contraviento
Fig. 5. 2 Perspectiva esquemática de un puente de
ferrocarril

En el caso en el cual no se puede evitar la aplicación de una carga importante sobre una barra,
se deberá descomponerla en dos cargas paralelas en los nudos extremos para calcular los
esfuerzos principales y después se realizarán las correcciones debidas a la flexión entre nudos.

1. Columna
2. Cabriada
3. Cordón inferior
4. Cordón superior
5. Correas
6. Tirantes
7. Cubierta

Fig. 5. 3 Perspectiva esquemática de una nave industrial

En los nudos, las barras están a menudo remachadas sobre placas metálicas llamadas cartelas
como está mostrado en Figura 5.4. Un nudo así no es evidentemente una articulación sin
rozamiento, y su rigidez, que produce un cierto grado de empotramiento de las barras entre si,
es una fuente de solicitaciones secundarias. Estas últimas debidas a la rigidez del conjunto
fueron estudiadas y se constató que si las barras están cuidadosamente unidas, de tal manera que
sus ejes se cortan en un solo punto en cada nudo. Estas solicitaciones no modifican
prácticamente en nada la magnitud de los esfuerzos principales de tracción o de compresión.

Estática Pag. 91
Fig. 5. 4

La teoría que supone las barras articuladas tiene entonces la gran ventaja de simplificar
considerablemente el problema y de dar resultados perfectamente suficientes. Solamente si las
barras son muy cortas y anchas en el plano de la armadura se hará sentir el efecto de la rigidez
de los nudos.

Al contrario, esfuerzos secundarios importantes pueden nacer en armaduras mal ejecutadas y,


por ejemplo, cuando las barras soportan esfuerzos excéntricos (ejes no concurrentes) y sobre
todo cuando hay desviación fuera de su plano los largueros en enrejado. Para entender dicha
fuente de error, basta considerar la Figura 5.2 y darse cuenta que si las cargas son transmitidas
a las vigas principales por las viguetas, el empotramiento de estas produce también una
torsión que tiende en hacer salir los largueros de su plano. Esta desviación se produce cada
vez que las dos vigas principales no son suficientemente mantenidas transversalmente. De
ello se encargan el tablero y las barras de contravientos en el caso de los puentes; las correas y
contravientos en el caso de cabriadas. Una deficiencia desde este punto de vista es una fuente
de solicitaciones secundarias mucho más graves que la rigidez del conjunto.

Las cargas que actúan sobre el enrejado serán datos de los problemas. No obstante, en un
puente por ejemplo, si la carga útil máxima para la cual se construye el puente se conoce, no
ocurre lo mismo con el peso propio que aumenta con la importancia de la carga útil pues a
mayor carga, mayor peso propio. Se tiene no obstante una experiencia suficiente en puentes y
techos para estimar los pesos propios de antemano. El peso muerto se distribuye en los
distintos nudos lo que permite realizar los cálculos de los esfuerzos en las barras según los
métodos expuestos a continuación. Se puede después controlar la estimación del peso propio
y es raro que se deba corregir el error pues las solicitaciones debidas al peso propio suelen ser
una fracción muy reducida de la carga útil.

5.2. Enrejados indeformables y enrejados isostáticos.

Las consideraciones anteriores muestran que en las armaduras en enrejados como se ha


indicado sobre la Figura 5.1, las barras se consideran efectivamente articuladas; por otro lado
la importancia del estudio de estos enrejados es evidente visto que las estructuras
habitualmente remachadas pueden asimilarse a estos enrejados articulados ideales.

Estática Pag. 92
Un enrejado así debe, evidentemente, constituir un conjunto
indeformable. Si consideramos el cuadro rectangular de la
Figura 5.5a, formado por cuatro barras articuladas entre sí
en sus extremos, se reconoce enseguida que tenemos un
sistema sin rigidez que puede transformarse en
paralelogramo. Pasará lo mismo con cualquier polígono
articulado constituido con cuatro barras o más.

Fig. 5. 5

Al contrario, en el caso de tres barras, se obtiene como en la Figura 5.5b, un marco


indeformable, si despreciamos por supuesto las pequeñas variaciones de largo de las barras
debidas a la carga. El triángulo constituye entonces la célula elemental indeformable con la
cual se formarán los enrejados articulados.

Los enrejados simples se construyen entonces saliendo de un triángulo elemental y uniéndole


rígidamente un cuarto nudo por medio de dos barras suplementarias, después un quinto nudo
y así sigue, cada nudo nuevo necesitando dos barras.

Si hemos procedido así, claro está que se obtendrá un sistema indeformable. Si llamamos "b"
el número de barras de un enrejado y "n" el número de nudos, tenemos en el caso de la célula
triangular b = 3 y n = 3. Si agregamos "p" nudos, tendremos que agregar "2p" barras y
obtendremos:

b = 3 + 2p n=3+p

la eliminación de p entre estas dos expresiones da:

b=2n-3 (1)

relación que debe verificar cualquier enrejado estrictamente indeformable. La Figura 5.1 da
ejemplos de tales enrejados simples y se podrá controlar que para cada uno la relación (1) se
verifica. No obstante esta relación no es suficiente para asegurar la rigidez del conjunto.
Mirando la Figura 5.6 lo vemos claramente; el número de nudos es 8 y el de barras es 13, la
relación b = 2 n - 3 se verifica.

Claro está que el enrejado no es indeformable. Una de sus barras no está correctamente
colocada, el panel de la izquierda tiene una barra demás y al de la derecha le falta una pues es
deformable. En algunos casos el error de disposición es menos aparente y siempre se deberá
verificar cuidadosamente que el enrejado proyectado es realmente indeformable. En los
enrejados simples, esta verificación es habitualmente superflua; su elaboración por adición
sucesiva de nudos a un triángulo de base por medio de dos barras para cada nudo constituye
una garantía de indeformabilidad.

Fig. 5. 6

Estática Pag. 93
Cuando buscamos el número "b" de barras que puede contener un enrejado de "n" nudos para
poder calcularse por la estática sola, se llega también a la relación (1). En hecho, debemos
expresar que el número de ecuaciones de equilibrio es igual al número de incógnitas. Cada
nudo del enrejado está en equilibrio bajo la acción de fuerzas concurrentes y para expresar el
equilibrio de un nudo disponemos de dos ecuaciones de proyección. Para los "n" nudos del
enrejado tenemos:
2n ecuaciones

Las incógnitas, por su lado, son los esfuerzos en las "b" barras y las reacciones de apoyo, por
ejemplo R, o sea

b+R incógnitas
Si igualamos:
b+R=2n (2)

deducimos la relación (1) si R = 3 y ello es precisamente el número de incógnitas


presentadas por los apoyos isostáticos.

El hecho que reencontramos así la misma relación muestra simplemente que el enrejado
estrictamente indeformable es también el que puede calcularse exactamente por la estática.

El criterio de indeformabilidad es también el de isostaticidad.

Notaremos que podemos también constituir un enrejado


isostático agregando un vínculo de apoyo y sacando una
barra; la relación a verificar será entonces la relación (2)
con R = 4. La Figura 5.7 da un ejemplo así.
Fig. 5. 7

En el caso donde hay barras o apoyos en exceso, es decir cuando b + R > 2 n, tenemos más
incógnitas que ecuaciones de equilibrio y no podemos solucionar el sistema si no se agregan
otras ecuaciones que consideran las deformaciones elásticas de las barras. Estos problemas
son hiperestáticos y no nos interesan aquí. Si al contrario b + R < 2 n, el enrejado no tiene
rigidez, no constituye un sistema portante sino un mecanismo cinemáticamente desplazable.
(Hipostático)

5.3. Método basado en el equilibrio de los nudos.

GRAFICAMENTE:

Abordamos en este parágrafo la resolución del problema de los enrejados, es decir la


búsqueda de los esfuerzos en las barras, por el método de los nudos que explicaremos con un
caso práctico.

Sea la cabriada de la Figura 5.8a. constituida por un enrejado simple articulado sobre un
apoyo en A y un apoyo con rodillo en C. Los nudos D, B y E soportan cargas verticales
exteriores Q, 2Q y Q como se ha indicado.

Estática Pag. 94
Q Q
k= A
D 5 E
n= F3 RA= 2Q
α
3 4 6 7
α β (b) F1
A 1 2 C
B
D Q
2Q
RA= 2Q RC= 2Q F3
F4
α β

F5
(a) (c)
Fig. 5. 8

Por simetría las reacciones que son también verticales valen 2Q y el enrejado en su conjunto
está en equilibrio bajo la acción de las cinco fuerzas verticales dibujadas sobre la figura.
Sabemos que las barras están sometidas a esfuerzos según sus ejes y que reaccionan sobre
sus nudos de extremos ejerciendo sobre estos nudos esfuerzos iguales y opuestos que tienen
el eje de la barra como línea de acción. Pondremos número a las barras y llamaremos Fi el
esfuerzo en la barra i.

Queremos explicar claramente que si una barra está comprimida, por reacción ella empuja
sobre sus nudos extremos. Veremos que es el caso de la barra 3 de la Figura 5.8a. Ella actúa
entonces sobre sus nudos extremos A y D como se ha indicado cerca de estos nudos sobre la
figura. Estos dos esfuerzos tienen por valor común el esfuerzo F3 en la barra. Al contrario,
una barra traccionada tira por reacción sobre sus nudos de extremos. Es el caso de la barra 1
como lo indicará el estudio siguiente; la barra 1 actúa entonces sobre sus nudos extremos
como se ha indicado en A y B. Sabremos entonces inmediatamente que una barra que
empuja sobre un nudo está comprimida y que una barra que tira sobre un nudo está
traccionada.

Para realizar el estudio del enrejado se considerará que, como está en equilibrio, cada nudo
también está en equilibrio. Si hacemos el esquema libre de un nudo cualquiera está sometido
a un sistema de fuerzas concurrentes que deben entonces constituir un polígono de fuerzas
cerrado. La aplicación de estos principios se hará empezando por el nudo A.

Realizaremos aquí el esquema libre de la articulación A de una manera simbólica sobre el


plano de situación encerrándola en un círculo. Sobre la articulación A actúan la reacción
exterior 2Q y los esfuerzos F1 y F3 ejercidos por las barras 1 y 3 respectivamente. No
sabemos aun si estas dos últimas deben orientarse hacia la articulación o a partir de ella, sino
solamente que sus líneas de acción están representadas por los ejes de las barras. A partir de
esto podemos construir un triángulo de fuerzas cerradas, Figura 5.8b y la magnitud de las
fuerzas F1 y F3 puede evaluarse con la escala k o calculada trigonométricamente a partir del
triángulo. Según la dirección de las flechas, que deben seguirse sobre el triángulo de fuerzas

Estática Pag. 95
en un sentido continuo para cerrarlo, se ve que la barra 1 tira sobre el nudo y está traccionada
entonces, mientras que la barra 3 empuja sobre el nudo y está comprimida. Las flechas
indicando esta situación pueden entonces dibujarse sobre el plano de situación del nudo A.

Podemos ahora considerar el equilibrio del nudo D donde encontramos las dos nuevas
incógnitas F4 y F5. El polígono de fuerzas concurrentes en equilibrio en el nudo D se
empieza (Figura 5.8c) por la fuerza exterior Q que actúa en D y después F3, igual y opuesto
al F3 de la Figura 5.8b. Conociendo las líneas de acción de F4 y F5 se completa fácilmente el
polígono de fuerza que, cerrado, da las incógnitas en magnitud y sentido. La barra 4 está aquí
traccionada y la 5 comprimida, lo que permite colocar las flechas en el nudo D del plano de
situación.

Se pasaría después al nudo B o al nudo E pero en el caso particular que estudiamos, es


evidente que en virtud de la simetría cada barra de la derecha soportará el mismo esfuerzo
que la barra homóloga de la izquierda y el estudio del enrejado está terminado.

ANALITICAMENTE:

La realización del equilibrio de los sucesivos nudos, que acabamos de hacer a partir de
polígonos de fuerzas construidos uno después del otro, y cada uno a partir del precedente, puede
también hacerse a partir de las dos ecuaciones de equilibrio de fuerzas concurrentes en un punto
en el plano. Este procedimiento es sobre todo útil si los ángulos son tales que las proyecciones
de las fuerzas se calculan fácilmente.

Como ejemplo de este


procedimiento consideramos el
enrejado simple de la Figura 5.9.
En este ejemplo todas las barras
inclinadas hacen un ángulo de
45° con la horizontal y, debido a
la simetría de la carga, se ve
directamente que las reacciones
de apoyo son iguales y valen P.

Fig. 5. 9

Para aplicar las ecuaciones de equilibrio a los distintos nudos necesitamos realizar esquemas
libres de estos nudos. Para simplificar realizamos aquí estos esquemas de manera convencional
sobre la Figura 5.9, se trazaron círculos alrededor de los nudos simbolizando el aislamiento del
nudo. Las flechas dibujadas dentro de los círculos representan los esfuerzos de las barras sobre
el nudo. En un caso como este es cómodo suponer, al principio, que todas las barras están
traccionadas en los esquemas. Entonces, automáticamente, los resultados con el signo más (+)
indicarán una tracción, mientras que las con el signo menos (-) corresponderán a una
compresión. Ello permite una uniformidad de lenguaje con la convención:

Las tracciones SON POSITIVAS.

Estática Pag. 96
Pero una convención así presupone realizar todos los esquemas libre de acuerdo con este
sentido positivo para todas las incógnitas.

Colocamos un número a cada barra de la Figura 5.9 y el esfuerzo que una barra "i" ejerce
sobre uno de sus nudos extremos será designado por Fi.

Empezando por el nudo A supuesto libre, vemos que está sometido a la acción de tres fuerzas,
P; F1 y F2 y presenta entonces DOS INCOGNITAS. Igualando a cero la suma algebraica de
las proyecciones de dichas fuerzas sobre los ejes rectangulares "x” “y" obtenemos:

2
F1 + F2 =0
F1 + F2 cos 45° = 0 2 F2 = − P 2
en A: ⇒ de donde:
P + F2 sin 45° = 0 2 F1 = P
P + F2 =0
2

La barra 1 está entonces traccionada con el esfuerzo P y la barra 2 está comprimida por el
esfuerzo 1,41P. Estos resultados deberán utilizarse en los cálculos siguientes y el signo
deberá considerarse como parte integrante del resultado.

Pasamos después al nudo B que presenta DOS NUEVAS INCOGNITAS, y las ecuaciones de
proyección proporcionan:

2
− F2 + F6 = 0
− F2 cos 45° + F6 = 0 2
en B: ⇒
− F2 sin 45° − F3 = 0 2
− F2 − F3 = 0
2

Reemplazando F2 por su valor − P 2 determinada en el nudo precedente se encuentra


F6 = − P y F3 = P , entonces una compresión y una tracción.

Para el nudo C, al cual debemos pasar ahora porque es el nudo que sólo presenta dos
incógnitas nuevas F4 y F5 se tendrá:

2
− F1 + F4 + F5 =0
− F1 + F4 + F5 cos 45° = 0 2
en C: ⇒
F3 + F5 sin 45° − P = 0 2
F3 + F5 −P=0
2

y reemplazando F3 y F1 por sus valores obtenemos F5 = 0 y F4 = P.

Podemos seguir así de nudo en nudo; en nuestro caso podemos pasar al nudo D o al nudo E.
Claro está que en el último nudo las ecuaciones de equilibrio deberán satisfacerse

Estática Pag. 97
automáticamente y ello podrá servir de control del trabajo.

El procedimiento que acabamos de exponer puede siempre aplicarse, sea gráficamente, sea
analíticamente para el estudio de un enrejado simple, es decir cuyas barras están colocadas,
como lo hemos dicho, a partir de una célula triangular de base y colocando cada nuevo nudo
por medio de dos nuevas barras. Ello se debe al hecho que en estos enrejados debe existir por
lo menos un nudo (el último agregado) donde sólo dos barras se encuentran. Los esfuerzos en
estas pueden determinarse a partir de las dos condiciones de equilibrio del nudo y por ello
debe existir otro nudo (por ejemplo el anteúltimo colocado según la regla) donde se
encontrará solamente dos barras con esfuerzos desconocidos, y estas fuerzas pueden
determinarse.

Así, considerando los nudos del enrejado uno por uno, en el orden inverso en el cual fueron
construidos, se encuentra en cada nudo solamente dos barras cuyos esfuerzos son
desconocidos y el estudio avanza sin dificultades.

Claro está, como lo vimos en el ejemplo de la Figura 5.9 que se necesita, habitualmente,
escribir primero las ecuaciones de equilibrio del conjunto y determinar así las reacciones de
apoyos antes de poder empezar el estudio del enrejado en sí:

NOTAS IMPORTANTES:

- Cuando tres barras concurren en un nudo no cargado, de


tal manera que dos de ellas sean en la prolongación una de
la otra, Figura 5.10a, el esfuerzo en la tercera es nulo y los
esfuerzos en las otras dos son iguales. Ello resulta
directamente de la ecuación de equilibrio proyección sobre
la perpendicular a las dos primeras.

- En el caso en el cual el nudo está cargado, la misma


ecuación da directamente el esfuerzo en la barra fuera de la
alineación; por ejemplo, en el caso de la barra 7 en el nudo E Fig. 5. 10
de la Figura 5.9, es evidente a priori que F7 es una tracción P.

- Si tenemos dos barras concurrentes a un nudo no cargado, Figura 5.10b; los esfuerzos en
estas dos barras son nulos, de manera evidente.
- Suponemos, por último, que, en la Figura 5.10a, se agrega en el plano una cuarta barra en el
nudo central. Los esfuerzos en las dos barras no alineadas están unidos por la ecuación de
equilibrio ante dicha. El conocimiento de uno de estos esfuerzos permitirá conocer el otro
pero los esfuerzos en las barras alineadas ya no serán iguales. Claro está también que si las
dos barras fuera de la alineación están del mismo lado del eje de las otras, una será
comprimida y la otra traccionada: es como si existiera un "rebote" del esfuerzo con cambio de
signo. Los esfuerzos tienen el mismo valor absoluto en la hipótesis de misma oblicuidad
sobre el eje. Si las barras están situadas por ambos lados del eje serían las dos traccionadas o
las dos comprimidas.

Estas notas elementales son muy importantes en la práctica pues permiten evitar de antemano
mucho trabajo inútil.

Estática Pag. 98
Ejercicios:

1) Encontrar sin calcular cuales barras del enrejado representado en la Figura 5.11 están sin
esfuerzo para la carga P indicada. Dar la razón.
Sol. Todas las barras interiores.

Fig. 5. 11 Fig. 5. 12

2) En el enrejado de la Figura 5.12 varias barras están a priori sin esfuerzos. ¿Cuáles son?
¿Cuáles son al contrarío las barras cuyo esfuerzo se conoce directamente?
Sol. Sin esfuerzo: 1, 4, 9, 13, 17, 21, 25, 26
Además F5 = P en tracción; F29 = RB en compresión.

3) En el enrejado de la Figura 5.13 determinar gráficamente los esfuerzos en las barras 1, 2, 3


utilizando la recta auxiliar de Culmann. Se aplicará después gráficamente el método de los
nudos para hallar los esfuerzos en todas las barras.
Sol. F1= 3,86 P; F2 = 2,45 P; F3 = - 4,46 P.

Fig. 5. 13 5.14 5.15

4) Hallar los esfuerzos en las barras del enrejado de la Figura 5.11 por medio analítico si
además de la carga P indicada actúan otras fuerzas P verticales en los dos nudos vecinos
sobre la horizontal.

5) Justificar la relación (2) para el enrejado de la Figura 5.14 y realizar su estudio completo
por el método de los nudos si las barras están inclinadas a 45° respecto a la horizontal.

Estática Pag. 99
6) Realizar el estudio completo del enrejado de la Figura 5.15. Las barras oblicuas están
inclinadas a 45°. Controlar b + R = 2 n.

7) En el enrejado de la Figura 5.16, hallar las reacciones de apoyo por funicular. Hallar
después los esfuerzos en las barras usando el método de los nudos gráficamente.

8) Realizar el estudio del enrejado de la Figura 5.17.

Fig. 5. 16 Fig. 5. 17

Estática Pag. 100


5.4. Los cortes de Ritter

Como método de resolución de los enrejados articulados, hemos visto hasta ahora el método
de los nudos que expresa el equilibrio de estos con siderando sucesivamente cada articulación.
Este método puede realizarse analíticamente o gráficamente. El método que vamos a exponer
permite la determinación directa del esfuerzo en una barra determinada, entonces con
exclusión, si queremos, de los esfuerzos en todas las otras barras.

El Corte de Ritter consiste en realizar una cortadura de la estructura de tal manera que esta se
encuentre realmente dividida en dos partes y que dicho corte no corte efectivamente más de
tres barras.

Se realiza entonces el equilibrio de una de las partes así obtenida, cualquiera de las dos, sea
gráficamente (Culmann) sea analíticamente (Ritter).

GRAFICAMENTE (Culmann): Mostraremos sobre el enrejado en V de la Figura 5.18 como


el procedimiento de la recta de Culmann puede utilizarse en este enrejado.

Suponemos que se pide determinar


directamente el esfuerzo en las barras
numeradas 1, 2, 3 con las cargas P1... P4
indicadas. En vez de considerar
sucesivamente el equilibrio de las
articulaciones A, C, D y E, como sería
necesario con el método de los nudos, se
imagina una sección "mn" que separa el
enrejado en dos partes y se estudian las
condiciones de equilibrio de una de las
partes así aisladas.

Fig. 5.18

Consideremos aquí la parte situada a la izquierda de la sección mn. El esquema libre de esta
parte está dibujado en la Figura 5.18b. Esta parte está sometida a la fuerza P1, a la reacción
RA y después a tres fuerzas incógnitas, S1 S2 y S3 que representan los esfuerzos en las barras
cortadas por la sección “mn”. La dirección de estas fuerzas debe evidentemente coincidir con
el eje de las barras; solamente su magnitud es desconocida. El esquema libre de la Figura
5.18b debe, como siempre, suponer un sentido a las incógnitas; el sentido aquí supuesto es,
por razón de uniformidad, de tracción en las tres barras.

Normalmente las fuerzas exteriores actuantes y conocidas (P1 aquí) junto con la o las
reacciones que se pueden calcular (RA aquí) tienen una resultante que puede calcularse tanto
en valor como en posición. El cuerpo esta entonces sometido a una fuerza conocida que
acabamos de mencionar, y a tres otras fuerzas desconocidas (S1, S2, S3) pero de líneas de
acción conocidas, típico problema de la recta auxiliar de Culmann.

ANALITICAMENTE (Ritter): Volvemos ahora al esquema libre de la parte del enrejado


situada a la izquierda de la sección mn, Figura 5.18b.

Estática Pag. 101


Esta parte está en equilibrio bajo la acción de un sistema de fuerzas coplanares y podemos
escribir tres ecuaciones de equilibrio; dos de proyección y una de momento o bien tres de
momentos. La primera manera de escribir las ecuaciones llevaría de manera general a tres
ecuaciones con tres incógnitas habitualmente. La segunda manera permite simplificar
considerablemente el trabajo si elegimos como centro de momentos para las distintas
ecuaciones los puntos de intersección de las barras cortadas, de dos en dos. Se obtiene así, en
principio, tres ecuaciones con una sola incógnita cada una. Es este método que propuso
August Ritter en 1862. Notaremos no obstante que este método de los cortes siempre
atribuido a Ritter se encuentra ya en un libro de Rankine en 1858.

Para expresar el equilibrio de la parte del enrejado aislada la Figura 5.18b, se considera
primero el punto E, dónde se cortan las barras 2 y 3, como centro de momento y se escribe
Σ(ME) = 0, y esta ecuación que contiene S1 como sola incógnita darla así el esfuerzo en la
barra 1 directamente. Como en el caso que estudiamos se tratan de triángulos de base "a" y
altura "d", obtenemos:

3a a
RA . − P1. − S1.d = 0
2 2

de donde:
S1 =
a
(3R A − P1 ) (tracción)
2d

La reacción se supone conocida. Como S1 es positiva, la barra es efectivamente traccionada


como se supuso en el esquema libre.

El punto G, donde se cortan las barras 1 y 2 se toma ahora como centro de momento y
tenemos:

RA .2a − P1.a + S3 .d = 0
o sea:
S3 = −
a
(2 R A − P1 )
d

y la barra 3 está comprimida.

El procedimiento parece no funcionar cuando se quiere encontrar la incógnita S2, por lo


menos en nuestro caso pues las barras 1 y 3 son paralelas. Se escribe en este caso la ecuación
de equilibrio de proyección sobre la dirección perpendicular a las barras paralelas, 1 y 3, lo
que permite que estos esfuerzos no aparezcan en la ecuación. Si suponemos las diagonales
inclinadas a 60° sobre la horizontal tendremos:
3
R A − P1 − S 2 . =0
2
o sea:

S2 =
2. 3
(R A − P1 )
3

Estática Pag. 102


y vemos que la barra 2 está traccionada.

Muy a menudo, para el cálculo del esfuerzo en una diagonal o un montante, la ecuación de
momento se reemplaza por una ecuación de proyección sobre un eje vertical. En hecho, aún si
los cordones inferior y superior no son paralelos su punto de intersección se encuentra
habitualmente muy lejos lo que dificulta la escritura de la ecuación de momento. En cuanto a
las fuerzas exteriores, reacciones incluidas, la suma de las componentes verticales puede
obtenerse directamente del polígono de fuerzas realizado para poder trazar el funicular que
proporciona las reacciones.

Este método que acabamos de ver se llama frecuentemente método de las secciones o de los
cortes de Ritter. Si se desea conocer el esfuerzo en una sola barra sin que importe el esfuerzo
en las otras, entonces, el método de Ritter es el más conveniente.

El éxito o fracaso del método depende totalmente de la elección de la sección. El "corte de


Ritter" debe en principio separar el enrejado en dos partes y encontrar tres barras solamente y
no concurrentes pues sólo se pueden determinar tres incógnitas con las ecuaciones de
equilibrio. En algunos casos particulares, será necesario realizar más de un corte, cortar una
cuarta barra, o utilizar en conjunto el método de corte y el método de los nudos.

Ejercicios:

9) Determinar los esfuerzos en las barras del


enrejado de la Figura 5.19 por el método de los
cortes de Ritter. Mostrar por ejemplo de manera
directa la igualdad de los esfuerzos en los grupos
de diagonales y en los grupos de montantes.
Fig. 5.19

10) Determinar por el método de los cortes los esfuerzos en las barras del larguero de la
Figura 5.20.

Fig. 5. 20
Solución:

Cordón superior -32 -64 -84 -84 -80 -52


Cordón inferior 0 32 64 80 52 0
Montantes -26.27 -26.27 -16.67 0 -3.33 -23.23 -43.33
Diagonales 41.66 41.66 26.04 5.20 36.44 67.88

Estática Pag. 103


11) Calcular directamente con ayuda de un corte de Ritter el esfuerzo máximo en el cordón
inferior de la Figura 5.21

Fig. 5.21

Sol. Controlar que el esfuerzo Máx. esté en la primera barra


del cordón inferior (a la izquierda) y vale FMáx. = 3,27 P.

12) Calcular los esfuerzos en las barras del


enrejado de la Figura 5.22 y mostrar que se
puede obtener los esfuerzos en cada
categoría de barras por una fórmula
recurrente.

Fig. 5.22

13) Calcular los esfuerzos en las barras del voladizo de la Figura 5.23 y destacar el interés de
los cortes de Ritter en estos enrejados.

Fig. 5.23

Estática Pag. 104


6.- ESTUDIO DE LAS VIGAS SOMETIDAS A FLEXION

6.1. Las fuerzas interiores.

Ya hemos encontrado a menudo cuerpos sólidos mantenidos y cargados en un plano y


hemos buscado las reacciones exteriores producidas en los apoyos. Ahora, consideraremos las
fuerzas interiores que nacen en un cuerpo bajo la acción de las cargas exteriores; estas fuerzas
interiores permitirán, en el futuro, el estudio de las tensiones.

Sea, Fig. 6.1a un cuerpo sólido apoyado y cargado en su plano. Debido a las cargas P
directamente aplicadas se
producen reacciones RA y RB que
son fuerzas exteriores
indirectamente aplicadas y que se
evalúan por métodos que ya
hemos visto y que expresan el
equilibrio del cuerpo entero. Se
conoce entonces en su conjunto
el sistema de fuerzas exteriores
aplicadas al cuerpo.

Imaginamos ahora que una


sección plana arbitraria mn
divida el cuerpo en dos partes I y
II. Existen, evidentemente,
fuerzas de vínculos interiores
entre las dos partes que actúan y
reaccionan la una sobre la otra.
Dichas fuerzas interiores
aparecen siempre por pares
Fig. 6. 1 iguales y opuestas, en cada punto
del cuerpo, y no intervienen
cuando se expresa el equilibrio de todo el cuerpo. Para exteriorizarlas hay que aislar una parte
del cuerpo como lo hicimos para la parte II (Fig. 6.1b). Hemos representado sobre esta figura,
simbólicamente, la acción de la parte I sacada sobre la parte II restante. Ello es una manera de
hacer aparecer las fuerzas interiores. Su distribución real puede ser incógnita y muy
complicada pero es evidente que la acción de la parte I sobre la parte II debe ser estáticamente
equivalente al sistema de fuerzas exteriores actuando sobre la parte I y que puede, por lo
tanto, reducirse a una fuerza resultante R aplicada en el centro de gravedad de la sección mn;
con una cupla asociada de momento M. La fuerza R puede al fin descomponerse en dos
componentes rectangulares N y T respectivamente normal y tangente a la sección, Fig. 6.1c.
Las tres cantidades M, N y T se llaman respectivamente momento flector, esfuerzo normal y
esfuerzo de corte en la sección mn. Dichos elementos dependen evidentemente de la posición
y de la orientación de la sección elegida pero de todas maneras es posible determinarlas por
las ecuaciones de equilibrio de la parte II de la cual la Fig. 6.1c es el esquema libre.

Estática Pag. 105


6.2. Elementos de reducción de la sección recta de una viga.

Las nociones que preceden se utilizan sobre todo en los sólidos muy alargados,
llamados vigas, sometidas a cargas transversales.
Una viga es el sólido engendrado por un área plana cuyo centro de gravedad recorre una
línea llamada fibra media, de tal manera que el área sea siempre normal a dicha línea.
Frecuentemente el área es constante y la viga es prismática. La fibra media puede ser
curvilínea pero con radio de curvatura suficientemente grande con respecto a la sección
transversal y sin presentar singularidades.
Las vigas son mantenidas y cargadas en un plano de simetría. Los elementos de
reducción M, N y T se definen en las vigas relativamente a las secciones rectas, es decir las
secciones transversales perpendiculares a la fibra media. Estos elementos de reducción
definen, de manera completa el flujo de fuerza que atraviesa la sección analizada cualquiera
sean las cargas que actúan sobre la viga. Se podría también definirlos como las solicitaciones
M, N y T que tendríamos que colocar sobre los labios de una cortadura transversal de la viga,
(como se indica en la Fig. 6.2) para mantener dichos labios en contacto después de la
cortadura, y asegurar el equilibrio del conjunto.

Fig. 6. 2

Parece necesario insistir aquí sobre esta noción de elementos de reducción M, N y T de


la sección recta de una viga; es importante que los alumnos tengan un conocimiento físico
concreto así como una sana comprensión mecánica del problema. Agregaremos entonces
algunas consideraciones sobre las Figs. 6.2 y 6.3.
Sobre la Fig. 6.2, la viga se supone cortada en una sección normal a la fibra media; los
dos labios están estrictamente juntos; si están separados sobre la Fig. es para la claridad del
dibujo. Es evidente que la cortadura de la viga compromete el equilibrio de las dos partes que
se soportan la una con la otra en la viga no cortada. Claro está, igualmente, que la acción de la
parte izquierda sobre la parte derecha es igual y opuesta a la reacción de la parte derecha
sobre la izquierda. En el caso general, la acción de una parte sobre la otra debe reducirse,
visto que todas las solicitaciones están en un plano llamado plano medio, de la viga, a una
fuerza cualquiera en este plano. Dicha fuerza puede definirse por sus componentes N y T y su
momento M con respecto al centro de gravedad de la sección. Así es como llegamos a dibujar
las solicitaciones mecánicas que hay que colocar sobre los labios de una cortadura hecha en la
viga como se indica en la Fig. 6.2.
Dicha figura exterioriza entonces la situación de la sección cortada. Los sentidos que
hemos atribuido a los elementos en el esquema son los que se adoptan habitualmente como
positivos; constatamos por ejemplo que el esfuerzo normal se considera positivo cuando se
trata de una tracción. Volveremos más abajo sobre los sentidos positivos de M y T.
Cuando se escriben las ecuaciones de equilibrio de la viga entera no cortada, dichas
solicitaciones interiores no aparecen. Por el contrario, ellas intervienen si se escriben las
Estática Pag. 106
ecuaciones de equilibrio de una de las partes, la izquierda o la derecha como en la Fig. 6.2.

Un primer método para obtener los elementos de reducción M, N y T de


la sección recta de una viga es entonces el de escribir las ecuaciones de
equilibrio de la parte de la viga situada de un lado de esta sección.

Para escribir estas ecuaciones hay que hacer el esquema libre de la parte elegida; la Fig.
6.2 muestra precisamente los esquemas libres de las dos partes y se obtienen los mismos
valores de M, N y T escribiendo las ecuaciones de equilibrio de una u otra. Si se representa la
acción de la parte izquierda sobre la parte derecha, tenemos que dar a los M, N y T los
sentidos representados a la derecha sobre la Fig. 6.2 e inversamente para la parte izquierda.
Por lo tanto si hacemos el esquema libre de un elemento “ds” no cargado de la viga,
tendremos que realizar el dibujo como representado en la Fig. 6.3.

Fig. 6. 3

Se tratará de concebir bien claramente que un elemento “ds” de viga está sometido a
elementos de reducción positivos cuando tienen el sentido indicado Fig. 6.3 y que, en
consecuencia, el esfuerzo normal es considerado positivo en tracción; el esfuerzo cortante es
positivo cuando tiende a hacer girar el elemento en el sentido de las agujas del reloj, y el
momento flector es positivo cuando arquea la viga provocando una concavidad hacia arriba
como se ha indicado. (Símbolo ψ)

Volvemos otra vez a la Fig. 6.2; como los elementos dibujados sobre la parte izquierda
equilibran todas las otras solicitaciones exteriores de esta parte hay necesariamente
“equivalencia mecánica” entre dichas solicitaciones exteriores aplicadas a la izquierda de la
sección y los elementos M, N y T actuando sobre la parte derecha.

Un segundo método para obtener los elementos de reducción M, N y T


de la sección recta de una viga es entonces buscar las componentes de la
resultante de las fuerzas situadas a la izquierda de la sección y tomar el
momento de esta resultante con respecto al centro de gravedad de la sección.

Se podría, evidentemente, operar en idéntica forma a partir de las fuerzas a la derecha.


Llegamos así a decir que el esfuerzo normal en la sección de una viga es la proyección
sobre la normal a dicha sección de todas las fuerzas exteriores situadas de un lado de esta
sección. Que el esfuerzo cortante es la proyección sobre la sección, de las mismas fuerzas.
Por último, el momento flector en una sección es, la suma algebraica de los momentos, con
respecto al centro de gravedad de esta sección, de todas las fuerzas situadas de uno de sus
lados.
Estática Pag. 107
Cuando una viga está sometida a cargas determinadas, los elementos de reducción
varían de una sección a otra y se puede representar gráficamente las variaciones de estos
elementos a lo largo de la viga con diagramas llamados respectivamente “diagrama del
esfuerzo normal”, “diagrama del esfuerzo de corte” y “diagrama del momento flector”.

CASO DE LA VIGA EN VOLADIZO. Como primer ejemplo consideremos la viga


empotrada AB de la Fig. 6.4a. El
empotramiento está en B y en el
extremo libre A hay una carga vertical
P. Sea mn una sección normal
cualquiera definida por su distancia x
al extremo libre. La Fig. 6.4b. indica el
esquema libre de la parte de la viga
situada a la izquierda de la sección mn;
los elementos de reducción en la
sección mn de abscisa x se llamarán
Mx, Nx y Tx. Utilizando las tres
ecuaciones de equilibrio para expresar
el equilibrio de esta parte de viga
encontraremos:
Nx = 0
Tx = − P
M x = − Px

Fig. 6. 4 Estas expresiones podrían


también escribirse directamente
traduciendo la resultante de las fuerzas a la
izquierda de la sección mn y tomando el
momento de dichas fuerzas con respecto al
centro de esta sección; hay que respetar la
convención de signo de la Fig. 6.3.
Las expresiones de arriba muestran
que no hay esfuerzo normal en el caso
particular considerado; que el esfuerzo
cortante es una constante a lo largo de la
viga, visto que no depende de x, y que el
momento flector es proporcional a la
distancia x y varía entonces linealmente a lo
largo de la viga.
Los diagramas del esfuerzo de corte y
del momento flector se trazan fácilmente y
están indicados respectivamente en la Fig.
6.4c y d donde además pueden apreciarse
los símbolos utilizados para indicar el
sentido de dichos elementos.

Como segundo ejemplo, consideramos Fig. 6.5


otro tipo de carga sobre la misma viga en
Estática Pag. 108
voladizo. Sobre la Fig. 6.5, vemos una carga uniforme de q kg/m sobre toda la longitud de la
viga. En este caso las expresiones de los elementos de reducción en una sección mn de
abscisa “x”, serán:
Nx = 0
Tx = − qx
x2
M x = −q
2

Los diagramas del esfuerzo cortante y del momento flector están dados sobre la Fig.
6.5; el primero es lineal y el segundo parabólico. El máximo del esfuerzo de corte es − qℓ y
qℓ 2
el máximo del momento flector es −
2

CASO DE LAS VIGAS SOBRE DOS APOYOS. Vamos a estudiar, Fig. 8.6, el caso de la
viga sobre dos apoyos del mismo nivel,
sometida a una carga vertical centrada. En los
ejemplos precedentes, hemos utilizado, para
expresar los valores de los elementos de
reducción en una sección, las ecuaciones de
equilibrio de la parte de la viga situada a la
izquierda de esta sección. Insistimos otra vez
sobre el hecho que podemos también obtener
estas expresiones si escribimos que el
esfuerzo normal y el esfuerzo de corte en una
sección son respectivamente las sumas
algebraicas de las proyecciones sobre la fibra
media y sobre su perpendicular, de todas las
fuerzas situadas de un lado de esta sección, a Fig. 6. 6
su izquierda por ejemplo. En cuanto al momento flector, es evidentemente la suma algebraica
de los momentos de dichas fuerzas con respecto al centro de gravedad de la sección
estudiada.

Se podría igualmente utilizar las fuerzas a la derecha de la sección; según se utilicen las
fuerzas a la izquierda o a la derecha, habrá que adoptar como positivos los sentidos indicados
a la izquierda o a la derecha de la Fig. 6.3.

Vamos a razonar aquí a partir de las fuerzas a la izquierda. En el esquema de la Fig. 6.6
las reacciones RA y RB actúan hacia arriba y valen P/2. Habrá que distinguir dos zonas 1 y 2 y
tendremos:
P P ℓ
T1 = M1 = x 0≤x≤
2 2 2
P P P ℓ P ℓ
T2 = − P = − M 2 = x − P ( x − ) = (ℓ − x ) ≤x≤ℓ
2 2 2 2 2 2

lo que nos da los diagramas de la Fig. 6.6. Vemos por ejemplo que el momento flector
máximo se produce abajo de la carga, en el medio de la viga y que vale: Pℓ / 4

Estática Pag. 109


La Fig. 6.7 corresponde al caso de la viga uniformemente cargada. Tenemos en este
caso:
q ( x) = q o = Cte.
qo ℓ
RA =
2
q ℓ
Tx = o − q o x
2
q ℓ q
M x = o x − o x2
2 2

El diagrama de los esfuerzos de corte es


lineal y nulo en el medio de la viga. El
diagrama de los momentos flectores es
parabólico, el Mmáx se produce en el medio
Fig. 6.7 qℓ 2
y vale:
8

La Fig. 6.8 corresponde al caso de


algunas cargas concentradas. Si la carga P1
existe sola, tendríamos reacciones,
supuestas hacia arriba en el esquema:

P1 (ℓ − α 1 ) P1α 1
RA = RB =
ℓ ℓ

Para todas las cargas tendremos:

Pi (ℓ − α i ) Piα i
RA = ∑ RB = ∑
ℓ ℓ

Tenemos aquí cuatro zonas numeradas


1 a 4 donde las expresiones analíticas de los
Fig. 6. 8
T y M serán distintas.
Llamando “x” a la abscisa de una
sección computada a partir de A como se ha indicado sobre la figura, tendremos
respectivamente en las zonas numeradas:
T1 = R A
T2 = R A − P1
T3 = R A − P1 − P2
T4 = R A − P1 − P2 − P3

Estática Pag. 110


M 1 = R A .x
M 2 = R A .x − P1 ( x − α 1 )
M 3 = R A .x − P1 ( x − α 1 ) − P2 ( x − α 2 )
M 4 = R A .x − P1 ( x − α 1 ) − P2 ( x − α 2 ) − P3 ( x − α 3 )

claro está que dichas expresiones se alargan a medida que avanzamos sobre la viga y, a partir
de una zona mediana, hay ventaja en utilizar las fuerzas a la derecha en lugar de las fuerzas a
la izquierda para expresar los elementos de reducción de la sección. Así es como en el caso
estudiado, si ubicamos la abscisa de la sección con “x” a partir de B, como se indica y la
posición de las cargas también a partir de B (p. ej. α’3 para P3), tendremos:

T3 = − RB + P3
T4 = − RB
M 3' = RB .x'− P3 ( x'−α 3' )
M 4' = RB .x'

Fig. 6. 9
Estas expresiones son idénticas a las
precedentes pero es mucho más rápido
escribirlas en un caso concreto. Las
ecuaciones de equilibrio del conjunto de la
viga demuestran las identidades de las
expresiones aquí arriba. (Nota: ponemos un ‘
al momento M’ para recordarnos que se
utilizó una abscisa x’ desde la derecha, pero
es exactamente el mismo momento.)
Los diagramas representativos de estos
resultados tienen la forma indicada sobre la
Fig. 6.8. El esfuerzo cortante baja en escalera
y el momento flector tiene una forma
poligonal.
Lo que acabamos de ver para tres
cargas en una viga sobre dos apoyos en sus
extremos se generaliza fácilmente para
cualquier número de cargas.

Si la viga está sometida a una carga


continua, el diagrama de carga conocido da la
intensidad q en función de x, Fig. 6.9, se
podrá escribir para una abscisa x1:
x1
T = R A − ∫ q( x)dx
o
x1
M = R A x1 − ∫ q( x).( x1 − x) dx
o Fig. 6. 10

Estática Pag. 111


Estas dos expresiones valen para cualquier valor de x1, y reemplazando x1 por x,
tendremos las expresiones corrientes, analíticas, del esfuerzo de corte y del momento flector.

Como último ejemplo de viga recta, consideremos la viga con voladizo de la Fig. 6.10a.
Debido a la carga uniformemente repartida de intensidad qo, sobre el voladizo solo, el
momento flector en la zona 1 sería directamente:
1
M 1 = − qo x 2
2
1
En A valdría − q o a 2 y después sigue lineal anulándose en B, para la parte 2. Este
2
diagrama se indica en Fig.6.10a. Si la misma viga soporta una carga concentrada P en el
medio de la luz como se ha indicado en la Fig. 6.10b, el voladizo está sin flexión (se
desprecia el peso propio de la viga). El diagrama de momento se compone de dos rectas
indicadas en la Fig. 6.10b con ordenada común, máxima Pℓ
4
Al fin, si la viga soporta la carga repartida y la concentrada, se puede obtener su
diagrama de momentos flectores superponiendo simplemente los diagramas de las Fig. 6.10a
y b como se ha indicado en la Fig. 6.10c que da el resultado y la manera de obtenerlo de dos
maneras diferentes pero equivalentes.
Se puede trabajar de la misma manera para el esfuerzo cortante cuyo trazado se deja
como ejercicio.

FIBRA MEDIA NO LINEAL. En el caso de vigas rectas que hemos visto hasta ahora,
no teníamos esfuerzos normales. Claro está que cuando las cargas tienen componentes según
el eje de la viga, existe un esfuerzo
normal cuyo diagrama se trazaría
fácilmente. En regla general, los tres
elementos de reducción son distintos
de cero en una sección cualquiera
cuando la fibra media es curvilínea.
Si consideramos una ménsula
con fibra media circular de radio R y
cargada como lo indica la Fig. 6.11,
una sección cualquiera mn será
fácilmente definida por el ángulo ϕ
medido a partir de un origen OA. Fig. 6. 11
Las expresiones de los elementos de
reducción en esta sección pueden escribirse fácilmente. El esfuerzo normal es la proyección
sobre la perpendicular a mn de la fuerza P, el esfuerzo cortante es la proyección de P sobre
mn y el momento flector es el momento de P con respecto al centro C de la sección, tenemos.
N ϕ = − P sen ϕ Tϕ = − P cos ϕ M ϕ = − PR sen ϕ

Notaremos también, con mucho cuidado, que estas expresiones se encuentran también
expresando el equilibrio de la parte AC de la viga cuyo esquema libre está indicado sobre la
figura.
Estas expresiones permiten por supuesto trazar los diagramas de los elementos de
reducción a la largo de la fibra media; vemos por ejemplo que el esfuerzo normal pasa de cero
Estática Pag. 112
a -P de A a B y que el esfuerzo de corte inversamente de P a cero. El momento flector
máximo se produce en B y vale (Mf)máx = -PR. Este momento flector en un empotramiento se
llama frecuentemente momento de empotramiento. La Fig. 6.12 da estos diagramas en
representación polar. Notaremos que el diagrama de momento puede también representarse
linealmente teniendo en cuenta que el momento puede escribirse: M = -px (con x = R senϕ)

Fig. 6. 12
La Fig. 6.13 da un último ejemplo de diagrama de
momento flector. La barra ABC soporta una carga P en
A. El diagrama del momento crece linealmente de A a B
desde cero a -P.d En la parte vertical BC el momento
flector permanece constante e igual a -Pd En ejemplos
como este, el sentido de la flexión se representa mejor
por el pequeño símbolo indicando la curvatura que por
el signo más o menos.

En cuanto al esfuerzo normal se controlará que es


nulo en la parte horizontal y es una compresión -P en la
columna BC. Al contrario, el esfuerzo de corte que vale
P en AB, es nulo en BC. Fig. 6. 13

6.3. Relación entre los elementos de reducción de la sección recta de una viga.

Los valores de los elementos M, N y T, momento flector, esfuerzo normal y el esfuerzo


cortante en la sección recta de una viga son totalmente independientes los unos de los otros;
no obstante, sus variaciones, cuando se pasa de una sección a una sección vecina, están
ligadas por algunas relaciones esenciales que se deducen de las condiciones de equilibrio.
Supongamos primero un elemento AB = dx de una fibra media rectilínea. La Fig. 6.14 da el
esquema libre del elemento de viga. AB es la fibra media. Sobre este elemento actúan un
momento flector M, un esfuerzo normal N y un esfuerzo de corte T; no obstante los aumentos
Estática Pag. 113
diferenciales de estas solicitaciones, correspondientes al dx se ponen en evidencia. La
intensidad de la carga exterior sobre AB es q positiva como se ha indicado sobre el esquema y
le corresponde una fuerza “q dx” que suponemos normal a AB. No es necesario aquí tener en
cuenta la variación de “q” con dx, lo que daría infinitesimales de orden superior.
El equilibrio de traslación horizontal da:
dN =0
lo que significa que en las vigas rectas
cargadas perpendicularmente a la fibra media, el
esfuerzo normal debe ser constante, muy a menudo
nulo.

La ecuación de equilibrio de translación


vertical da:
dT + qdx = 0
o sea:
dT
q=− (1)
dx

Por último, la ecuación de equilibrio


momento, escrita con respecto al punto B por
Fig. 6. 14 ejemplo da:
(dx) 2
Tdx − q − dM = 0
2
o, despreciando el segundo orden:
dM
T= (2)
dx

Esta relación permite poner el valor de q de la (1) en la forma:


dT d 2M
q=− =− (3)
dx dx 2

Las expresiones (1) y (3) muestran que si tenemos la curva de carga q(x) de una viga
rectilínea, el esfuerzo de corte T(x) en la viga es una integral primera de la función q(x) y el
momento flector M(x) es una integral segunda. Así es también cuando existen cargas
concentradas que introducen en el diagrama de carga singularidades correspondientes a un
salto doble. Todo lo que se puede decir con respecto a las integraciones numéricas o gráficas
puede aplicarse por lo tanto.

La relación (2) indica también que el momento flector es máximo o mínimo en la


sección donde T pasa por cero, y que la expresión del esfuerzo cortante puede deducirse por
simple derivación de la del momento flector. Ello puede controlarse sobre las relaciones
obtenidas en los ejemplos anteriores y en los distintos casos propuestos en los ejercicios.

En el caso de una fibra media curvilínea, el análisis del esquema libre mostraría que la
expresión (2) es aún valedera y tenemos entonces de manera totalmente general que el
esfuerzo de corte da la tasa de variación del momento. Para las fibras curvilíneas
escribiremos:
Estática Pag. 114
dM
T= (2’)
ds

ds es un elemento de longitud de la fibra curva. Las otras expresiones no se mantienen


y tendrían que hacer intervenir el radio de la curvatura.

6.4. Ejercicios.

1) Se pide escribir las expresiones analíticas del momento flector y del esfuerzo de corte en
las diferentes zonas de las vigas en voladizo representadas en Fig. 6.15a, b, c. Se trazará
después los diagramas de dichos elementos a lo largo de las vigas.

Fig. 6. 15 Fig. 6.16

2) Calcular las reacciones, buscar las


expresiones analíticas de los M y T y construir
sus diagramas en las vigas sobre dos apoyos
representados en Fig. 6.16b y c. En el caso c se
destacarán las influencias de P y q.

3) La viga sobre dos apoyos simples


representada en Fig. 6.16a. está sometida a dos
cargas iguales. Se pide calcular las reacciones,
escribir las expresiones de M y T en las
distintas zonas y trazar los diagramas a lo largo Fig. 6. 17
de la viga en los casos siguientes:
1) a = b ; 2) a ≠ b ; 3) a = b pero con el esfuerzo P de la derecha actuando en
sentido contrario al indicado.

4) Trazar los diagramas de M, N y T en las tres


partes del pórtico de la Fig. 6.17 que está
empotrado en B y libre en A bajo la acción:
1. del esfuerzo To que actúa sólo en A.
2. del esfuerzo No que actúa sólo en A.
3. del momento Mo que actúa sólo en A. Fig. 6. 18

Estática Pag. 115


5) La viga de la Fig. 6.18 está sometida a una carga continua cuya intensidad crece
linealmente de qo = 0 a ql = 2 t/m se pide
1. escribir la expresión de la intensidad q(x)
2. calcular las reacciones Ro y R1
3. escribir las expresiones analíticas de Mx y de Tx
4. trazar los diagramas y destacar sus máximos.
La luz vale 10 m.

6) Trazar los diagramas de los elementos de reducción M, N y T en cada uno de los sistemas
de la Fig. 6.19

Fig. 6. 19

6.5. Adelanto del futuro.

Vamos abordar aquí un tema que se desarrollará en materias ulteriores pero que usado
aquí con buen sentido común puede llevar a que el alumno entienda mejor los diagramas de
momentos flectores y evite así gruesos errores. En estática, como lo vimos al principio se
consideran los cuerpos como indeformables, o mejor dicho despreciamos la deformación de
los mismos para establecer sus condiciones de equilibrio y esfuerzos interiores. No obstante
sabemos que los cuerpos se deforman, y sus deformaciones se estudiarán más adelante en el
estudio de las estructuras y son muy importantes. La deformación de las vigas que vamos a
considerar aquí se debe fundamentalmente a las solicitaciones de flexión, o sea al momento
flector y vamos a ver la relación entre el diagrama de momento flector y el diagrama de la
viga deformada llamado alguna vez la “elástica” de la viga. Usaremos aquí de manera
“intuitiva” la deformación de las vigas.

Estática Pag. 116


Para ello consideremos primero la Fig. 6.20 donde se trazaron varias elásticas de
diferentes vigas cargadas. Estas deformaciones son trazadas a “mano alzada” considerando
los apoyos, las articulaciones y las cargas.
Si comparamos ahora estas elásticas con los diagramas de momentos, y sobre todo con
los símbolos que indican los signos del momento y que recomendamos usar, notamos la
similitud entre el arco del símbolo y la forma de la elástica.
Otra característica es que los puntos donde la elástica cambia de curvatura (puntos de
inflexión) corresponden a los puntos donde el momento se anula. (Se demuestra en
Resistencia de Materiales o Mecánica de las Estructuras). Las articulaciones producen un
cambio brusco en la pendiente de la elástica con cambio de signo de la curvatura,
habitualmente.
Estas consideraciones hechas para vigas son valederas para cualquier sistema de vigas
como se ve en la Fig. 6.21.
Notamos en este caso que la columna de la derecha no soporta momento y queda recta
aún si se inclina.
Las uniones mantienen los ángulos de unión (rectos aquí). Con este pequeño adelanto
sobre la deformación de vigas queremos ayudar al alumno para que “visualice” mejor los
diagramas de momentos flectores.
Notar que sobre las Fig. 6.20 y 21 la magnitud de las deformaciones es sumamente
exagerada con respecto a la escala del dibujo de las vigas.

Fig. 6. 20
Estática Pag. 117
Fig. 6. 21

Estática Pag. 118


UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FISICAS Y NATURALES

DEPARTAMENTO DE ESTRUCTURAS

ESTATICA Y
RESISTENCIA DE MATERIALES

PARTE 2: RESISTENCIA DE MATERIALES

2008

Este apunte se imprimió con la colaboración de


la Asociación Cooperadora del Departamento de Estructuras.
CAPITULO 1 - Principios fundamentales.

1-1 – Objeto de la Mecánica de los materiales.

Las teorías de la Mecánica de los Materiales se encuentran en la base de la Teoría de las


Estructuras y del Cálculo de Máquinas. Estas últimas tienen como meta encontrar las mejores
formas de una construcción o de una máquina para resistir a la acción de las fuerzas actuantes
de la manera más económica posible.
De manera más precisa, consideremos un cuerpo sólido sometido a fuerzas exteriores
conocidas; la Mecánica de los Materiales nos permite determinar:
a) Los esfuerzos interiores engendrados en este cuerpo por las fuerzas dadas;
b) Las deformaciones resultantes.

Prácticamente, este estudio puede presentarse bajo dos aspectos diferentes:


a) Podemos conocer las fuerzas exteriores aplicadas y buscar cuales son las
dimensiones que debemos dar al cuerpo para que los esfuerzos internos o las deformaciones
no sobrepasen un límite fijado previamente: es un problema de dimensionamiento.
b) Conociendo las fuerzas exteriores y las dimensiones del cuerpo, podemos determinar
cuáles serán los esfuerzos interiores o las deformaciones resultantes de la aplicación de las
cargas, y verificar que dichos esfuerzos (o deformaciones) son inferiores a un límite conocido
previamente: es un problema de verificación.

La solución de estos dos problemas se apoya sobre los principios fundamentales que
siguen.

1-2 – El principio general del equilibrio.

Las diversas partes de una construcción están ligadas entre sí o toman apoyo sobre el
mundo exterior.
Consideremos primero un cuerpo en reposo. Para estudiarlo, es necesario conocer todas
las fuerzas exteriores que lo solicitan. Estas fuerzas consisten en cargas directamente
aplicadas, supuestas conocidas, y reacciones de apoyos, desconocidas.
Por los principios de Estática, se sabe que dichas reacciones deben equilibrar las cargas
aplicadas. En el espacio, dicha condición se traduce por seis ecuaciones generales de
equilibrio del cuerpo sólido. Estas son suficientes para determinar las reacciones si el cuerpo
esta vinculado isostáticamente. Caso contrario, de una vinculación hiperestática, serán
necesarias tener en cuentas otras ecuaciones (que veremos después), además de las de
equilibrio, para determinar correctamente las reacciones.
Podemos afirmar entonces: todo cuerpo sólido del cual se estudian los esfuerzos
internos y deformaciones, debe considerarse en equilibrio bajo el efecto de las cargas
exteriores. (Cargas directamente aplicadas y reacciones de apoyo).
Es el Principio general de equilibrio.

Si el cuerpo está en movimiento, el enunciado precedente permanece válido, a


condición de agregar a las fuerzas externas, las fuerzas de inercia, en virtud del principio de
d’Alembert.

Principios fundamentales - Pag. 119


1-3 – Principio del corte.

Fig. 1-1

Consideremos un cuerpo sólido en equilibrio (Fig. 1-1) bajo la acción de fuerzas


exteriores P1, P2, ...P5; cortamos dicho cuerpo en dos partes por una superficie (S) cualquiera.
Si el cuerpo esta en equilibrio, cada parte del cuerpo debe también estar en equilibrio. Las
fuerzas que actúan en la parte izquierda del corte (P1, P2, P3) necesitan de las que están a la
derecha del corte (P4, P5) para equilibrase. Si analizamos el trozo de la izquierda con sus
fuerzas exteriores, no esta en equilibrio si no exteriorizamos, sobre la sección S, las fuerzas
internas que la parte derecha produce sobre él (Fd). De la misma manera, el equilibrio de la
parte de la derecha, necesita en la sección S, fuerzas (Fi) para lograr su equilibrio. Las fuerzas
Fd, pueden considerarse como equilibrantes de las fuerzas de la izquierda (P1, P2, P3) o como
equivalentes a las de la derecha (P4, P5). Por el principio de Ación y Reacción, las fuerzas Fi y
Fd son iguales y opuestas. Podemos enunciar el:

PRINCIPIO DEL CORTE: En cualquier sólido en equilibrio baja la acción de las


fuerzas exteriores: 1° las fuerzas interiores que se ejercen de parte y otra de cualquier corte
ideal son iguales y opuestas; 2° las fuerzas interiores mencionadas, de un lado del corte
(Fd), equilibran todas las fuerzas exteriores aplicadas sobre el cuerpo, de ese lado del corte
(P1, P2, P3) y 3° son estáticamente equivalente a las fuerzas exteriores aplicadas sobre la
parte restante (P4, P5).

NOTAS:

1) Las fuerzas interiores repartidas sobre el corte S, junto con las fuerzas interiores
correspondientes, deben satisfacer necesariamente las seis ecuaciones de equilibrio de la
estática; pero dichas ecuaciones no son, en general, suficientes para determinar
completamente dichas fuerzas.

2) El corte indicado en la Fig. 1-1 separa el cuerpo en dos trozos distintos, pero
podemos evidentemente imaginar cortes de forma diferentes. Por ejemplo podemos separar
del interior del cuerpo un pequeño fragmento de forma cualquiera y expresar su equilibrio,
como lo veremos en el Capítulo 4.

Principios fundamentales - Pag. 120


1-4 – La noción de tensión.

Para poder estudiar más detalladamente las fuerzas interiores evidenciadas en el §1-3,
debemos definir primero en cada punto la intensidad de las mismas.
La evaluación de las fuerzas individuales entre los átomos en movimiento térmico que
constituyen un cuerpo sólido es un problema muy complicado, no resuelto aún.
Por lo tanto, en el estado actual de los conocimientos, la Mecánica de los Materiales se
limita en hallar los esfuerzos promedios que nacen en volúmenes que contienen un gran
número de moléculas. Se basa sobre la hipótesis fundamental de que los cuerpos sólidos
están formados por una materia continua. Sobre dicha base, se podrá admitir en este apunte
que todas las cantidades referentes a los desplazamientos, a las tensiones y a las
deformaciones en un cuerpo son funciones continuas de las coordenadas (x, y, z). Además, se
supone habitualmente que dicha materia es homogénea (es decir que tiene en todos sus
puntos las mismas propiedades) e isótropa (es decir que en un punto las propiedades son las
mismas en todas las direcciones).
Ahora, podemos considerar el
cuerpo estudiado en el §1-3 y lo
cortamos por un plano cualquiera γ
(Fig. 1-2). Trazamos en este plano,
alrededor de un punto O, un pequeño
contorno cerrado C con una superficie
∆A. La porción situada a la derecha de
la superficie rayada ejerce sobre la
porción situada a la izquierda un
esfuerzo ∆F y la fuerza media por
unidad de superficie sobre el área
rayada vale:
∆F
tm =
∆A
Fig. 1-2 Si, ahora, hacemos tender hacia cero el
área ∆A, la relación anterior, en virtud
de la continuidad supuesta del material, tienda hacia un límite determinado:

dF
t=
dA

que se llama el vector-tensión relativo a la faceta dA en el punto O.

Este vector-tensión es generalmente oblicuo con respecto a la normal al elemento dA;


existe entonces una componente σ normal a este elemento, que se llama la tensión normal, y
una componente τ tangencial, o sea situada en el plano mismo del elemento, que se llama la
tensión tangencial o tensión de corte.

Las tensiones σ y τ son fuerzas por unidad de área: tienen entonces las dimensiones FL-2.
Varían en general de un punto a otro del cuerpo sólido y, en un punto determinado, dependen
de la orientación de la faceta considerada. Caracterizan en su conjunto el estado de tensiones
en el cuerpo.

Principios fundamentales - Pag. 121


1-5 – La noción de viga.

Llamamos viga (Fig.1-3) al sólido engendrado por un área plana S que se mueve en el
espacio de manera que durante su movimiento, su centro de gravedad G recorre una línea ℓ y
que su superficie se mantiene permanentemente normal a dicha línea.
La línea ℓ , que se llama eje o fibra media de la viga, puede ser una línea cualquiera del
espacio, a condición de no presentar puntos angulosos. Habitualmente, es una curva plana, y
a menudo es una línea recta.

Fig. 1-3
La sección recta (S) puede variar de magnitud y de forma durante el movimiento, pero
solamente de manera lenta y continua. Frecuentemente se mantiene constante (viga
prismática). Tiene dimensiones pequeñas respecto a la longitud del eje.

1-6 – Los elementos de reducción de las fuerzas exteriores


en la sección recta de una viga. (Esfuerzos característicos).

Las fuerzas exteriores actuando sobre el tramo de viga que precede la sección S (Fig. 1-
1) pueden variar de una infinidad de maneras diferentes en cantidad, intensidad y posición de
sus líneas de acciones.
Para evitar el estudio de cada caso particular de las tensiones correspondientes, se
sustituyen dichas fuerzas por algunas solicitaciones estáticamente equivalentes. De esta
manera, el estudio se reduce al de algunos casos simples donde dichas solicitaciones actúan
separadamente.
Esta manera de proceder es de suma utilidad, pues como lo veremos en el Capítulo 8,
solicitaciones complicadas pueden a menudo estudiarse sumando los efectos producidos
separadamente por solicitaciones simples.
Para ello, consideramos una sección S de la viga (Fig. 1-3). Elegimos un sistema de ejes
locales, cartesianos, con el origen en el centro de gravedad G de la sección. El eje “x” es
normal a S, y entonces tangente a la fibra media. Los ejes “y” y “z” están situados en el
plano de la sección recta y coinciden con los ejes principales de inercia de dicha sección. El
sentido es elegido de manera que el triedro Gxyz sea dextrorsum.
Principios fundamentales - Pag. 122
Las solicitaciones que debemos colocar en G para equilibrar las fuerzas actuante en el
tramo izquierdo de la viga (o para ser equivalentes a las fuerzas en el tramo derecho
removido de la viga) se expresan generalmente mediante seis parámetros: la suma de las
componentes según los tres ejes y la suma de los momentos respecto de los mismos. Dichos
seis parámetros son los elementos de reducción de las fuerzas exteriores a la derecha en el
centro de gravedad de la sección S. (O esfuerzos característicos.)
La fuerza N se llama esfuerzo normal y su efecto es de traccionar o comprimir la viga.
Las fuerzas Ty y Tz se llaman esfuerzos de corte o cortantes, porque tratan de cortar la
viga según S.
La cupla de momento Mt se llama momento torsor, porque trata de torsionar la viga.
En fin, My y Mz se llaman momentos flectores, porque tratan de flexionar la viga.
Según el principio general del corte (§1-3), las fuerzas interiores tdA = dF deben
formar un sistema de fuerzas equivalentes al conjunto de las seis solicitaciones.
En la práctica, el número de solicitaciones es a menudo menor que seis. En el caso
frecuente en que el eje de la viga esta situado en un plano que contiene también las fuerzas
exteriores, el momento torsor se anula. Si además la sección S tiene su eje principal de inercia
“y” en este plano, Tz y My se anulan también.
En el caso particular de vigas rectas sometidas a fuerzas contenidas en un plano que
contiene también el
eje “y” de la sección,
y normales al eje de
la viga (Fig. 1-4),
solamente tenemos
Ty y Mz. Si, al
contrario, las fuerzas
están paralelas al eje
Fig. 1-4 de la viga recta, solo
existen N y Mz. En
fin si las fuerzas coinciden con el eje de la viga, únicamente existe N.
Por razones de claridad, se estudiarán primero las solicitaciones simples donde
interviene un solo elemento de reducción, después las solicitaciones compuestas, donde
varios elementos de reducción actúan juntos.
Podemos establecer así el plan de los temas que veremos:

Solicitaciones simples

N≠0 Tracción o compresión Capítulo 3


Mz ≠ 0 Flexión pura plana Capítulo 5
Mt ≠ 0 Torsión Capítulo 6
Ty ≠0 Corte Capítulo 7

Solicitaciones compuestas

N ≠ 0, Mt ≠ 0 Tracción y torsión
Mz ≠ 0, Mt ≠0 Flexión y torsión
Mz ≠ 0, Ty ≠ 0 Flexión y corte o Flexión simple plana
Mz ≠ 0, My ≠ 0 Flexión oblicua
N ≠ 0, Mz ≠ 0 Flexión y normal o flexión plana compuesta
N ≠ 0, Mz ≠ 0, My ≠ 0 Flexión oblicua compuesta
Etc...

Principios fundamentales - Pag. 123


CAPITULO 2 - Propiedades mecánicas de los materiales.

2-1 – Elasticidad.

Consideremos un cuerpo sólido al que aplicamos progresivamente fuerzas exteriores.


Debido a ellas, el cuerpo se deforma y dicha deformación continua hasta que el equilibrio se
establezca entre las fuerzas exteriores e interiores. Durante dicha deformación, las fuerzas
exteriores actuando sobre el cuerpo realizan un trabajo, y este trabajo se transforma parcial o
totalmente en energía potencial interna.
Ahora, si disminuimos gradualmente las fuerzas que provocan la deformación del
cuerpo, este último vuelve total o parcialmente a su forma inicial y, durante esta deformación
inversa, la energía potencial interna acumulada en el cuerpo puede recuperarse en forma de
trabajo exterior.
La propiedad de los cuerpos de recuperar, una vez descargado, su forma inicial, se
llama la elasticidad. Se dice que un cuerpo es perfectamente elástico, si recupera
completamente su forma inicial una vez suprimidas las fuerzas. Es parcialmente elástico si la
deformación producida por las fuerzas exteriores no desaparece completamente con la
descarga. En este último caso, se puede descomponer la deformación del cuerpo en dos
partes: una deformación elástica, que desaparece con la solicitación que la produjo, y una
deformación permanente o plástica que subsiste.
En el caso de un cuerpo perfectamente elástico, el trabajo realizado por las fuerzas
exteriores durante la deformación será completamente transformado en energía potencial
interna. En el caso de un cuerpo parcialmente elástico, una parte de este trabajo será disipada
en calor, que se desarrollará en el cuerpo durante la deformación no elástica.
En este curso, adoptaremos materiales como el acero, la madera, la piedra que pueden
considerarse como perfectamente elásticos, mientras la solicitación no sobrepase un cierto
límite que llamaremos límite de elasticidad.
Si queremos realizar obras duraderas, es generalmente necesario evitar deformaciones
permanentes en los materiales utilizados. En lo que sigue consideraremos que las
deformaciones de los cuerpos utilizados son perfectamente elásticas y veremos como
dimensionar los cuerpos para que así sea.

2-2 – Ley de Hooke.

La experiencia (Fig. 2-1 a, b) muestra que si medimos el desplazamiento de un punto A


de un cuerpo producido por una fuerza que crece gradualmente, este desplazamiento varía al
principio de manera prácticamente proporcional a la fuerza, y después mas rápidamente (Fig.
2-1c).
En consecuencia, si no sobrepasamos un cierto límite, llamado límite de
proporcionalidad, la deformación es proporcional a la fuerza actuante.
Esta Ley del comportamiento del material, enunciada por el Inglés Roberto Hooke en
1678 en los términos Ut tensio sic vis, constituye una base fundamental de la Mecánica de los
Materiales.

Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 124


Fig. 2-1
Es útil recalcar que el límite de elasticidad visto en el parágrafo anterior y el límite de
proporcionalidad son diferentes. Estos límites serán precisados en el ensayo de tracción del
§2-4.

2-3 – Principio de la superposición del efecto de las fuerzas.

Las fuerzas aplicadas a una estructura producen diversos efectos que podemos clasificar
en dos categorías:
1 - Efectos mecánicos: reacciones de apoyos, elementos de reducción N, M, T, Mt de las
fuerzas exteriores en una sección dada, tensiones sobre una faceta determinada de la
estructura;
2 - Efectos geométricos: los desplazamientos y rotaciones de los diversos puntos de la
estructura, las dilataciones y deslizamientos en estos puntos.
Suponemos que: (Teoría de primer orden)
1° El material utilizado sigue la Ley de Hooke;
2° Las condiciones son tales que los pequeños desplazamientos de la estructura producidos
por las cargas aplicadas no afectan la acción de dichas cargas y son despreciables para el
cálculo de las tensiones.
Esta segunda hipótesis nos permite, para la evaluación de las reacciones de apoyos y de
los elementos de reducción de las fuerzas exteriores, considerar el cuerpo en su geometría no
deformada, que es única y conocida, y de escribir las ecuaciones de la estática como si fuera
un cuerpo indeformable.
En virtud de la linealidad de las ecuaciones de equilibrio, las reacciones de apoyos son
funciones lineales de las cargas directamente aplicadas P1, P2, ..., Pn. Por la misma razón, los
elementos de reducción dependen linealmente de P1, P2, ..., Pn y de las reacciones de apoyos
R y son por lo tanto funciones lineales de P1, P2, ..., Pn.
Pasa lo mismo con las tensiones, pues los elementos de reducción son simplemente la
resultante de las tensiones y, como los veremos en los capítulos siguientes, las leyes de
distribución de las tensiones en la sección recta de una viga no dependen de la intensidad de
los elementos de reducción.
Por otro lado, en virtud de la Ley de Hooke, las deformaciones son proporcionales a las
tensiones, y son, ellas también, funciones lineales de las cargas aplicadas. Será lo mismo con
las rotaciones y los desplazamientos que son integrales de las deformaciones, porque la
integración es una operación lineal.

Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 125


En consecuencia, todos los efectos de las fuerzas definidos arriba son funciones lineales
de las cargas aplicadas.
Si suponemos además que el sistema estudiado no es sede de ninguna tensión inicial o
residual, tenemos que un efecto cualquiera (mecánico o geométrico) e de las fuerzas
aplicadas P1, P2, ..., Pn se expresa mediante una función lineal.
e = k1 P1 + k 2 P2 + ... + k n Pn (2-1)
donde los k representan constantes.
Podemos así enunciar el principio de superposición de los efectos de las fuerzas:

El efecto producido por varias fuerzas actuando


simultáneamente es igual a la suma de los efectos producidos por
cada una de las fuerzas cuando actúa sola.

Este principio que acabamos de establecer es de gran utilidad,


porque permite subdividir casos complejos en casos simples que se
obtienen haciendo actuar separadamente las diversas fuerzas o las otras
causas de solicitación (temperatura, retracción, movimiento de
apoyo...). Se encuentra en la base de la teoría de las líneas de
influencia.
Es importante destacar, desde ahora, que este principio no es
aplicable al cálculo del trabajo realizado por las fuerzas para deformar
la estructura, porque este trabajo, como lo veremos, no es proporcional
a las fuerzas aplicadas.
Además, el principio no es válido en los casos excepcionales en
los cuales no se puede despreciar los efectos de las deformaciones de la
construcción sobre el modo de acción de las fuerzas. Tal caso se
presenta en la Fig. 2-2. Las fuerzas P producen sobre la estructura no
deformada momentos flectores Pe; la deformación introduce un
aumento “y” del brazo de palanca y por lo tanto un aumento “Py” del
momento que llamamos efectos de segundo orden. Los casos más
simples de problemas de esta índole se estudian en el Capítulo 10.

Fig. 2-2

2-4 – Ensayo de tracción. Diagrama tensiones-deformaciones.

Es evidentemente fundamental conocer correctamente las características mecánicas de


los materiales utilizados en una estructura. El conocimiento de un material se realiza
mediante diferentes ensayos, y uno de los principales suele ser el ensayo de tracción sobre
una probeta del material en estudio.
Consideremos una barra prismática a la que sometemos en una máquina de ensayo, a un
esfuerzo de tracción N creciente de manera progresiva. (Fig. 2-4). Los dispositivos de fijación
de la barra en la máquina están concebidos de manera tal que la fuerza de tracción se aplica
sobre el eje de la barra para evitar cualquier efecto de flexión.
Suponemos por un instante que la barra sea infinitamente larga y consideremos una de
sus secciones rectas mn que, antes de la aplicación de las fuerzas N, es plana y perpendicular
al eje. Después de la aplicación de las fuerzas N, la sección mn deformada divide la barra en
dos tramos idénticos e indenticamente solicitados. Dichos tramos toman necesariamente la
misma deformación y deben entonces superponerse por rotación alrededor del eje transversal
Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 126
mn (Fig.2-3). Por otro lado, por continuidad, los dos tramos deben formar por yuxtaposición
una viga perfecta.
Esta doble condición solo se satisface si la sección recta mn permanece recta y
perpendicular al eje de la barra (Ley de conservación de las secciones planas de Bernoulli)1
La conclusión precedente permanece prácticamente valida para una barra de longitud
finita, siempre y cuando no
tengamos en cuenta las
porciones de la barra cercanas
a sus extremos, donde la
distribución de tensiones es
compleja, y que consideramos
solamente entonces la región
central de longitud ℓ y de
sección Ω.
Podemos afirmar
Fig. 2-3
que, durante el ensayo, todas las fibras
longitudinales de esta porción central de la
barra sufren el mismo alargamiento y que
las secciones rectas, inicialmente planas y
perpendiculares al eje, permanecen en las
mismas condiciones después de la
deformación. Dicha conclusión se verifica
por medidas directas que pueden realizarse
sobre la superficie lateral de la barra.
Consideramos ahora el equilibrio de
la porción de barra situada debajo de la
sección mn (Fig. 2-4).
Según el principio del corte, las
fuerzas interiores que nacieron en la
sección mn y que representan la acción de
la parte superior removida sobre la parte
inferior, exteriorizadas sobre la figura,
deben equilibrar a la fuerza N aplicada en
el extremo inferior de la barra.
En el caso actual en el cual todas las
fibras sufren el mismo alargamiento, la
distribución de las tensiones interiores
sobre la sección recta mn es uniforme; la
tensión σ vale entonces:
Fig. 2-4
N
σ= (2-1)

donde Ω representa el área de la sección recta de la barra. Sea δ el alargamiento del tramo de
barra de longitud ℓ . El alargamiento de este tramo por unidad de longitud será:
δ
ε= (2-2)

1
El resultado anterior fue propuesto como hipótesis por Jacques Bernoulli en 1705. La demostración que
acabamos de hacer muestra que más que una hipótesis es un teorema demostrado. Lo que se deducirá será
entonces riguroso.
Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 127
y se llama alargamiento unitario o dilatación unitaria. Es el cociente de dos longitudes
y por lo tanto adimensional.
Para pequeños valores de la fuerza de tracción N, las deformaciones ε crecen según la
Ley de Hooke proporcionalmente a las tensiones y podemos escribir:

σ = Eε (2-3)

el coeficiente E de proporcionalidad se llama módulo de elasticidad longitudinal (o módulo


de Young). Como ε es adimensional, E tiene las mismas dimensiones que la tensión σ, es
decir FL-2.
E es una característica fundamental del material estudiado y aumenta con la rigidez del
mismo.
Las ecuaciones (2-1), (2-2) y (2-3) pueden utilizarse también en el caso de la
compresión de barras prismáticas. En ese caso δ representa el acortamiento total, ε el
acortamiento unitario y σ la tensión de compresión. El módulo de elasticidad en compresión
es, para la mayoría de los materiales, el mismo que en tracción.
En los cálculos, las tensiones y deformaciones de tracción serán consideradas positivas,
las de compresión como negativas.
Para representar las propiedades resistentes de la barra durante el ensayo de tracción, es
cómodo trazar un diagrama con los alargamientos unitarios en abscisa y las tensiones en
ordenada. Es el diagrama tensiones-dilataciones.
Vamos analizar de manera simple el aspecto de este diagrama para algunos materiales.
Primero los materiales dúctiles que se alargan mucho antes de romperse, después para los
materiales rígidos que tienen poco alargamiento al romperse.

A. Materiales dúctiles.

Como ejemplo estudiaremos el acero dulce utilizado en la construcción (Fig. 2-5).


De O hasta A, la tensión es proporcional a la deformación (Ley de Hooke), y el
diagrama es una línea recta cuya ecuación es σ = Eε. Tiene como coeficiente angular al
módulo de elasticidad y se acerca tanto más a la vertical cuanto el material es más rígido.
Además, la experiencia muestra que, si eliminamos el esfuerzo, la barra retoma su forma
primitiva sin dejar ninguna deformación permanente. Pero estos dos fenómenos no se
prolongan necesariamente hasta el mismo límite; se concibe que no es indispensable que el
alargamiento sea proporcional al esfuerzo para que el metal sea elástico, es decir vuelva a su
forma primitiva cuando se suprimen las fuerzas que lo solicitan. Debemos por lo tanto
distinguir el punto A, a partir del cual el diagrama se aleja de la Ley de Hooke, y el punto B a
partir del cual el material ya no es elástico. La tensión en A se llama límite de elasticidad
proporcional Rp.
Si seguimos cargando la barra más allá del punto B, se produce un alargamiento brusco
de la barra sin aumento apreciable de la tensión. Este fenómeno, llamado plastificación o
fluencia del material, se marca sobre el diagrama por el tramo casi horizontal BD. La tensión
correspondiente al punto B se llama límite de estiramiento o límite aparente de elasticidad o
límite de fluencia y lo notaremos Re.
Para un alargamiento más allá del punto D, el metal vuelve a adquirir rigidez, como lo
indica el diagrama, la tensión aumenta con la deformación (zona de grandes alargamientos)
hasta el punto E donde dicha tensión alcanza su valor máximo llamado tensión de rotura del
material Rr. Término impropio pues la rotura no se produce en E sino en F.

Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 128


A partir del punto E. se observa un estrechamiento progresivo de la barra, en una
sección determinada, llamada estricción. El alargamiento de la barra sigue no obstante la
disminución de la tensión y finalmente, la fractura se produce en la sección de estricción, con
una tensión correspondiente al punto F del diagrama. La abscisa de este punto se llama
alargamiento de rotura.
Debemos notar que en la zona EF, el alargamiento de la barra se acompaña de una
disminución de sección en la zona de estricción, por lo tanto de un aumento de tensión real.
La disminución aparente de tensión en el diagrama se debe a que por convención calculamos
la tensión con la sección original Ω.

Fig. 2-5
Suponiendo ahora que, habiendo realizado el ensayo de tracción hasta el punto G,
descargamos lentamente la probeta. La experiencia muestra que la misma se acorta y que el
punto representativo del diagrama recorre la recta GH paralela a OA. Todo pasa entonces
para la descarga como si el material
fuera aún elástico y mantuviera su
módulo de elasticidad E.
Cuando la probeta está descargada
totalmente, conserva un alargamiento
permanente representado por el
segmento OH. Si cargamos de nuevo la
probeta, el punto representativo recorre
la recta HG, y después el tramo GEF,
como si el ensayo no se hubiera
interrumpido. Entonces, un acero
deformado plásticamente en tracción se
comporta elásticamente a la descarga.
Otros metales dúctiles (latón,
bronce, aleación de aluminio, etc.)
tienen diagramas análogos al de la Fig.
2-6, donde notamos que la fluencia no
existe. Se encuentra primero una zona
OA elástica lineal. Después entramos en
la zona plástica, la dilatación crece más
Fig. 2-6
rápidamente que la tensión. A partir de
E aparece la estricción y en F la rotura. Por otro lado, si hubiéramos descargado la probeta en
el punto G, se observaría, como en el acero, una descarga GH según una paralela a OA,
dejando un alargamiento permanente OH. Una nueva carga se realizaría según HGEF.
Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 129
Este diagrama difiere del de la Fig. 2-5 (Acero) por la ausencia de la zona de fluencia
CD. En este caso se define un límite de elasticidad a 0,2% (R0,2) que es la tensión
correspondiente a una deformación permanente de 0,2%. Para el acero, tenemos R0,2 = Re;
entonces R0,2 es una característica general que incluye Re como caso particular.
Podemos también realizar ensayos de compresión sobre materiales dúctiles. Los
diagramas (σ, ε) obtenidos en compresión son prácticamente idénticos a los obtenidos en
tracción, siempre que las deformaciones de la probeta permanezcan moderadas. En particular,
el modulo de elasticidad en compresión es el mismo que en tracción y el límite de elasticidad
(R’e o R’0,2) es prácticamente el mismo que en tracción, o sea Re o R0,2.
Pero, al contrario, la probeta en compresión no se rompe generalmente, sino que se
aplasta plásticamente ensanchándose en el sentido transversal, de manera que no se puede
determinar una tensión de rotura ni un alargamiento de rotura en compresión.

B. Materiales frágiles.

En el caso de materiales frágiles, tales como


madera, fundición, piedra, etc., el diagrama (σ, ε)
tiene la forma indicada en la Fig. 2-7. Presenta una
zona elástica lineal OA más o menos extensa según
el caso. La rotura se produce bruscamente y no está
precedida por los fenómenos precursores como en el
caso del acero.
Diagramas parecidos pueden obtenerse en
compresión y los puntos característicos, como el
límite de proporcionalidad R’p y la tensión de rotura
R’r pueden determinarse.
Si bien el módulo de elasticidad es
sensiblemente el mismo en tracción y en
compresión, no pasa lo mismo con las tensiones de
proporcionalidad y de rotura.

NOTA: Los problemas de la influencia del tiempo,


Fig. 2-7 de la velocidad de carga, de fatiga, de temperatura y
otros no se tienen en cuenta en este apunte.

2-5 – El coeficiente de seguridad.

Vamos a dar a continuación algunas nociones elementales sobre la seguridad de las


estructuras que serán ampliadas en materias ulteriores teniendo en cuenta los estados límites,
según los nuevos reglamentos.

2-5-1 Generalidades.

Veremos en los capítulos siguientes cómo determinar las tensiones interiores.


Suponiéndolas calculadas, debemos decidir si la estructura es o no es capaz de resistir a las
fuerzas exteriores aplicadas.

Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 130


Por definición, si los valores de las fuerzas exteriores de servicio son tales que sea
posible acrecentarlas todas proporcionalmente de 1 a s antes de la ruina, la estructura tiene
un coeficiente de seguridad s.
En principio, tendríamos que verificar esta condición experimentalmente, para
cualquier máquina o construcción, y para cualquier distribución previsible de las fuerzas
sobre la estructura, lo que tornaría inútil cualquier cálculo teórico, pero sería extremadamente
oneroso. Por ello se sustituye una condición equivalente relativa a las tensiones interiores, lo
que es lícito, ya que en la casi totalidad de los casos, las tensiones crecen proporcionalmente
a las fuerzas actuantes.2 El coeficiente de seguridad es ahora la relación entre las tensiones
de ruina y las tensiones máximas de servicio.

2-5 -2 Factores intervinientes en la elección de s.

Las tensiones de servicio deben, en todos los puntos, ser notablemente menores que las
que corresponden a la ruina, por los motivos siguientes:
1° Incertidumbre en la previsión de las fuerzas máximas actuantes y sobre su modo de
acción, pues dichas fuerzas pueden sobrepasar los valores previstos o actuar dinámicamente
en vez de estáticamente (ejemplo: efecto del viento sobre una construcción; terremoto; efecto
dinámico de un tren a gran velocidad sobre un puente...);
2° Dispersión estadística de las propiedades de resistencia y posibilidad de defectos
internos del material, que disminuyen la resistencia presumida;
3° Posibilidad de la disminución de la resistencia del material después de la ejecución
de la obra, por corrosión, desgaste, modificaciones químicas o estructurales, etc.;
4° Incertidumbre sobre el valor real de las tensiones, pues las mismas se calculan sobre
la base de hipótesis simplificadoras que representan imperfectamente la realidad;
5° Incertidumbre sobre las dimensiones de las piezas (ejemplo: tolerancia en los
perfiles laminados; posibilidad de errores sobre la posición de las armaduras en las
construcciones de hormigón armado, y desplazamientos de las mismas armaduras durante el
hormigonado).

Fig. 2-8

2
No obstante, tenemos que recalcar que de hecho, una vez dimensionada una máquina según las reglas de la
mecánica de los materiales, la seguridad real (nuevo motor, avión, auto, etc.) se determina frecuentemente por
ensayos directos hasta la ruina de la máquina.
Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 131
Así entonces, entre los valores admisibles de las tensiones y las que corresponden a la
ruina debe existir un margen más o menos grande, caracterizado por el coeficiente de
seguridad. Este coeficiente debe ser tanto más grande como inciertas son las previsiones
relativas a las cargas máximas, a las propiedades del material, a las condiciones de
conservación y a las hipótesis simplificadoras del cálculo. Debe ser mayor para la piedra, el
hormigón o la madera, que tienen propiedades muy variables y presentan a menudo defectos
escondidos, que para el acero, cuyas propiedades varían poco.
En ese contexto, se ejecuta habitualmente un gran número de ensayos idénticos para
trazar la curva de frecuencia relativa a las resistencias medidas. Como ejemplo damos en la
Fig. 2-8 las curvas de dispersión de la resistencia a rotura de dos hormigones, llamados A y B.
Es razonable elegir, no la resistencia media del material, sino (por ejemplo) la resistencia con
95% de probabilidad de seguridad, o sea:
Rrm − 2σ
donde σ es la desviación cuadrática estándar.
Vemos así sobre la Fig. 2-8 que el hormigón A, de calidad media pero muy regular, es
mejor que el hormigón B, cuya resistencia es superior, pero la dispersión mucho más grande.

2- 5 -3 Diferencia entre cuerpos frágiles y dúctiles.

Como lo vimos, el comportamiento de los materiales con cargas crecientes es bien


diferente para los materiales frágiles y para los dúctiles. Los primeros se comportan casi
elásticamente hasta la rotura, sin preaviso particular. En consecuencia, las tensiones de
servicio en estos cuerpos deben ser muy inferiores a la tensión de rotura (Rr). Los materiales
dúctiles, al contrario presentan un límite de elasticidad determinada (Re o R0,2) después de la
cual comienzan grandes deformaciones plásticas. Este límite de elasticidad corresponde a un
peligro que las tensiones de servicio no deben alcanzar. La seguridad relativa a Re, puede ser
menor que la relativa a los cuerpos frágiles.

2-5-4 Tensiones admisibles.

Las tensiones máximas calculadas (σ y τ) por los procedimientos que veremos más
adelante, deben limitarse. Dichas tensiones serán funciones de las cargas exteriores y no
deben sobrepasar Rr o Re según el material utilizado.

F ( P1 , P2 ...., Pn ) ≤ Rr o bien Re (a)

Según la definición dada al coeficiente de seguridad, debemos aumentar todas las


aciones en una proporción s para alcanzar la igualdad en la expresión (a). O sea:

F ( sP1 , sP2 ...., sPn ) ≤ Rr o bien Re (b)

En el caso de la teoría de primer orden (validez de la ley de Hooke), la función F será


lineal, y la ecuación (a) será de la forma:

k1 P1 + k 2 P2 + ... + k n Pn ≤ Rr o bien Re (a’)


y la (b):
k1 sP1 + k 2 sP2 + ... + k n sPn ≤ Rr o bien Re (b’)

Vemos que en este caso de linealidad es lo mismo pasar el coeficiente s al otro


miembro:
Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 132
Rr Re
k1 P1 + k 2 P2 + ... + k n Pn ≤ o bien (c)
s s
Llegamos así a definir una tensión admisible R:
R
σ adm = R = r para materiales frágiles
s

Re
σ adm = R =
para materiales dúctiles
s
No obstante debe quedar claro que dicho concepto solo vale en el caso de
comportamiento lineal.

2-5-5 Cálculo plástico.

En algunos casos es lícito considerar como carga de ruina de una estructura realizada
con un material dúctil, no la que produce la tensión máxima igual al límite de elasticidad,
sino aquella para la cual toda la estructura se derrumba por plastificación parcial de sus
elementos. Se necesita en este caso evaluar la seguridad como el cociente entre la carga de
derrumbe y la carga que actuará.

2-5-6 Estructuras inestables.

No siempre es suficiente asegurarse que las diversas partes de la estructura estén


suficientemente vinculadas entre sí y que las tensiones no sobrepasen en ningún punto las
tensiones admisibles. De hecho puede ocurrir en algunos casos que el equilibrio entre las
fuerzas exteriores y las tensiones sea inestable y que la estructura se deforme siempre más
hasta el colapso.
Veremos un ejemplo de ello en el Capítulo 10 en el caso de las vigas muy esbeltas con
cargas axiales.

Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 133


CAPITULO 3 - Tracción y Compresión.

3-1 – Viga prismática sometida a un esfuerzo normal constante.

Consideramos una viga rectilínea con sección recta constante, peso propio despreciable,
sometida únicamente a dos sistemas de fuerzas exteriores aplicados en las dos secciones
extremas y cuyas resultantes que pasan por el centro de gravedad estas secciones son iguales
y opuestas. (Fig. 3-1a y b).

Esta viga se encuentra exactamente en las mismas condiciones que la barra sometida a
un ensayo de tracción o sea a un esfuerzo N constante a lo largo de ella. Las fórmulas
establecidas anteriormente:
N
σ= (3-1)

δ
ε= (3-2)

σ = E.ε (3-3)

se aplican igualmente en este caso.

Reemplazando en (3-3) las expresiones de σ y ε dadas por (3-1) y (3-2), obtenemos:

σℓ Nℓ
δ =ε .ℓ = = (3-4)
E EΩ

Notas:

1 – La hipótesis del alargamiento uniforme


de las fibras y la repartición uniforme de las
tensiones σ deducida de ella son exactas
cuando las fuerzas exteriores N aplicadas
en las secciones extremas son ellas también
repartidas uniformemente. Como veremos
más adelante, la repartición será aún
prácticamente uniforme para cualquier
distribución de fuerzas exteriores

2 – Las fórmulas anteriores valen también


para una viga comprimida, a condición que
no sea muy larga con respecto a las
dimensiones de su sección recta. Caso
Fig. 3-1
contrario el equilibrio puede ser inestable.
(Ver Capítulo 10)

Tracción y compresión - Pag. 134


3-2 – Elección de la tensión admisible.

a) La solicitación por tracción o compresión es la que tiene la condición más simple de


resistencia y la más segura, porque el estado real de la viga coincide con él de las probetas de
ensayo que se usan para determinar las características del material.

b) Habiéndose determinado la tensión admisible (σadm o bien R) del material como se


ha explicado en el Capítulo anterior, la condición de resistencia será:

σ ≤R (3-5)

c) Notamos que en el caso de la tracción o de la compresión, el material es utilizado de


la mejor manera posible porque la tensión σ, siendo constante, puede alcanzar en cada punto
el valor R. En consecuencia todas las fibras del material trabajan igualmente para soportar la
carga externa.

d) Algunos materiales, como el acero, latón, bronce, aleación de aluminio, etc... tienen
casi la misma resistencia a tracción que a compresión; por lo tanto se tiene una sola tensión
admisible R, tanto en tracción como en compresión.

Al contrario, otros materiales tienen resistencias diferentes en los dos casos (Ver
Capítulo anterior). La mayoría resiste mejor a la compresión (por ejemplo la fundición rompe
a 70-80 kg/mm² a compresión y a 15-20 kg/mm² a tracción; piedras y hormigones se
consideran sin resistencia a tracción porque dicha resistencia es muy pequeña y muy
influenciada por defectos locales). No obstante, las maderas resisten mejor a tracción, ya que
rompen con 600-800 kg/cm² a tracción y 300-400 kg/cm² a compresión.

En estos casos debemos considerar dos tensiones admisibles diferentes: R a tracción


y R’ en compresión; la condición de resistencia será:

 R a tracción
σ ≤ (3-6)
R' a compresión

Las tensiones admisibles utilizadas habitualmente son:

Materiales R R’ Materiales R R’
kg/mm² kg/mm² kg/cm² kg/cm²
Acero A 37 16 Id. Maderas 80-100 60-75
Acero A 42 18 Id. Hormigón 0 40-150
Acero A 52 24 Id. Mampostería 0 8-15
Aluminio puro 5-6 Id.
Aleación AlMgSi 14 14
Aleación AlCu4Mg 21 21
Fundición ordinaria 2 10

Estas tensiones valen solamente para piezas cargadas estáticamente. Si las cargas
varían o son aplicadas bruscamente, como suele ser el caso en las piezas de máquinas,
debemos reducir considerablemente las tensiones admisibles.

Tracción y compresión - Pag. 135


3-3 – Deformaciones y desplazamientos.

3-3-1 - Deformación:

Las fórmulas (3-2) y (3-4) que dan el alargamiento unitario o dilatación específica (ε) y
el alargamiento de la barra (δ), valen si el esfuerzo N es constante. Si el esfuerzo normal varía
a lo largo de la abscisa x de la barra, la tensión σ varía también con x, la dilatación ε también
varía con x y para obtener el alargamiento δ, debemos escribir la fórmula (3-4) para un
elemento diferencial dx de la viga:

σ dx N dx
dδ = ε . dx = =
E EΩ

e integrando a lo largo de la viga, obtenemos el alargamiento total:

ℓ ℓ σ ℓ N
δ = ∫ ε . dx = ∫ dx = ∫ dx (3-7)
0 0 E 0 EΩ

Si el esfuerzo normal N, en vez de ser una función de x que necesita la integración


indicada por (3-7), varía siendo constante por tramos de la viga, la integral se transforma en
sumatoria y la expresión (3-7) puede escribirse, suponiendo n tramos:

n
Ni ℓ i
δ = ∑δ i = ∑ (3-8)
1 Ei Ω i

Estas fórmulas (3-7) y (3-8) dan el alargamiento total de la viga. Este alargamiento es
un fenómeno físico que se produce en la barra, independiente de cuales son sus puntos de
apoyo. Al contrario, los desplazamientos que pueden sufrir los diferentes puntos de la viga,
están íntimamente unidos a las condiciones de apoyo. Es fundamental diferenciar
correctamente deformaciones y desplazamientos.

3-3-2 - Desplazamiento:

Supongamos por ejemplo una barra AB, empotrada en A y sometida a tracción por una
fuerza P en B. (Fig. 3-2). El esfuerzo normal es constante a lo largo de la barra y vale P. El
alargamiento vale δ = Pℓ EΩ . El punto A no se desplaza por estar empotrada la barra en
dicho punto; el punto B se desplaza hacia la derecha de u B = δ . Pero evidentemente, un

punto que estaría en la mitad de la barra (C) se desplazará hacia la derecha de u C = δ ;


2
podemos graficar el desplazamiento u(x), es una función que varia desde cero en A (donde x
= 0) , a δ en B (donde x = ℓ ) Si ahora la misma barra fuera empotrada en B y traccionada en A
por P, el esfuerzo normal sigue siendo P y el alargamiento δ es el mismo, pero ahora el punto
B es el que no se mueve y el punto A que se desplaza de u = − δ , el signo menos indica que
se desplaza hacia la izquierda y el gráfico de u(x) sería como el indicado, desde -δ hasta cero.
Notamos bien que en ambos casos el alargamiento, o sea la deformación es la misma (δ) pero
que el desplazamiento u(x) es una función diferente ya que depende fundamentalmente de los
apoyos. u(x) se considera positivo en el mismo sentido que x.
Tracción y compresión - Pag. 136
Si bien una barra traccionada o
comprimida se alarga o se acorta según
su eje, los desplazamiento no siempre
serán según el mismo. Si consideramos
una estructura en enrejado articulado, o
sea constituida con barras articuladas en
sus extremos y exclusivamente
solicitadas a esfuerzos normales, cada
barra sufrirá una variación de longitud,
cada nudo de la estructura sufrirá en
consecuencia desplazamientos en el plano
de la estructura. El estudio de estos
desplazamientos puede hacerse por
medios analíticos, gráficos o matriciales.

Fig. 3-2

3-4 – Contracción lateral. Coeficiente de Poisson.


Vimos antes el alargamiento unitario de una barra sometida a tracción. La experiencia
muestra que dicho alargamiento axial está siempre acompañado de una contracción lateral de la
barra y que la relación entre el alargamiento lateral unitario εy y el alargamiento longitudinal
unitario εx es una constante para una barra dada, en el periodo elástico.
Tenemos así, Fig. 3-3:
ε y = − µε x (3-9)

Esta constante µ se llama


coeficiente de Poisson, según el
nombre del matemático francés
que lo determinó
analíticamente, utilizando una
teoría molecular de la estructura
de los materiales. Para los
materiales isótropos (es decir
los que tienen la misma
propiedad en todas las
direcciones), Poisson encontró
Fig. 3-3 el valor µ=1/4. su teoría se
abandonó hoy. El estudio
experimental de la contracción lateral muestra que µ vale generalmente 0,3; para la fundición
vale 0,25, para las piedras 0,20 aproximadamente y para el hormigón 0,15 más o menos. Por
considerar el material isótropo, la contracción se considera igual en la dirección “y” como en la
dirección “z”, ambas perpendiculares a “x”.
Tracción y compresión - Pag. 137
Conociendo el coeficiente de Poisson de un material, podemos calcular el cambio de
volumen de una barra traccionada, Fig. 3-3. Tenemos para el volumen inicial:

V = a.b.ℓ
y para el volumen final:

V ' = a(1 + ε y ).b(1 + ε z ).ℓ(1 + ε x ) = V .(1 + ε x ).(1 − µ .ε x ) 2


si notamos que εx es muy pequeño frente a 1, podemos despreciar εx2 y εx3 de manera que
obtenemos:
V ' = V .(1 + ε x − 2 µε x )

y la variación relativa de volumen o dilatación cúbica será:

V '−V
∆= = (1 − 2 µ )ε x (3-10)
V
Es difícil imaginar un material que disminuye de volumen cuando se estira; por lo tanto
debemos poner:
(1 − 2 µ )ε x ≥ 0 de donde µ ≤ 0,50
Para la goma o la parafina, µ se acerca a este límite superior y el volumen de dichos
materiales varía poco durante un ensayo de tracción. Al contrario, materiales como el
hormigón tienen un coeficiente de Poisson pequeño y para el corcho, µ puede considerarse
nulo.
Lo que acabamos de ver se aplica con los cambios necesarios a la compresión elástica.
Esta será acompañada de una contracción negativa, o sea un aumento de sección, y podemos
utilizar el mismo valor de µ.

3-5 – Efectos térmicos.


En caso que una barra este sometida a una variación de temperatura, se sabe que la
misma se dilata, o sea se alarga en una cantidad proporcional a la longitud inicial y al salto
térmico. El factor de proporcionalidad se llama coeficiente de dilatación térmica. Si llamamos
∆t (°C) al salto de temperatura, ℓ (cm) la longitud de la barra, δ (cm) al alargamiento y α
(1/°C) el coeficiente de dilatación térmica, tenemos:

δ = α ℓ∆t (3-11)

Por lo tanto el alargamiento unitario será:

δ
ε== α ∆t (3-12)

Si, además del salto térmico, la barra esta sometida a una tensión normal, la ley del
comportamiento del material será la ley de Hooke (3-3) completada con la anterior (3-12) o sea:

σ
ε = + α ∆t (3-13)
E

Tener cuidado que en dicha expresión tanto σ como ∆t tienen signo.

Tracción y compresión - Pag. 138


3-6 – Trabajo externo y energía interna de deformación.
Una fuerza P que tracciona una barra produce un alargamiento de la misma una
cantidad δ. Necesariamente la fuerza P produce un trabajo externo. Por la conservación de la
energía, este se transforma en energía interna de deformación de la barra.

El trabajo externo iguala siempre la energía interior


almacenada, por lo menos si despreciamos los efectos
dinámicos y térmicos eventuales. Se suele decir en este
caso en el cual cargamos lentamente la barra a fin de
evitar efectos dinámicos y caloríficos, “cargar
estáticamente” o también “cargar por sucesivos estados
de equilibrio”.

Se ha visto en los cursos de física que el trabajo de


una fuerza es el producto de la fuerza por el
desplazamiento de su punto de aplicación, siempre y
cuando estos sean colineales, caso contrario debemos
multiplicar dicho producto por el coseno del ángulo Fig. 3-4
comprendido entre la fuerza y el desplazamiento.
(Producto escalar de estos dos vectores.). Esta definición vale solamente si la fuerza es
constante durante el desplazamiento. En el caso de la tracción de una barra, sabemos, por la
Ley de Hooke, que el desplazamiento δ crece junto con la fuerza P que lo produce, o sea,
como la fuerza P crece desde cero hasta su valor final P, mientras δ crece desde cero hasta su
valor final δ, no podemos utilizar tal cual la fórmula del trabajo enunciada recién.

Para evaluar la energía interna (W) acumulada en una barra traccionada, vamos evaluar
el trabajo externo (T) realizado y sabemos que serán iguales. Consideremos entonces el
gráfico (N, δ) del esfuerzo normal interno y del alargamiento de la barra (Fig. 3-4). Para un
valor intermedio N’ del esfuerzo normal, corresponde un valor intermedio del alargamiento
δ‘. Durante el aumento dδ‘ del alargamiento, el esfuerzo N’ produce un trabajo elemental:

dT = N ' dδ ' (3-14)

(Durante dicho desplazamiento dδ‘, infinitamente pequeño, podemos considerar que el


esfuerzo N’ es constante y por lo tanto utilizar la expresión habitual del trabajo como
producto fuerza.desplazamiento.)

Notamos que dicho producto se representa por la parte rayada del gráfico de la Fig. 3-4.
Por lo tanto el trabajo total, correspondiente a la integración de la expresión anterior, será
representado por la superficie del diagrama triangular OAB, es decir:

1
T= N .δ (3-15)
2

Notamos así que el trabajo externo, en el caso de una barra traccionada, es la mitad del
producto del valor final del esfuerzo normal por el valor final del alargamiento de la barra.
(Notamos que, como N y δ tienen siempre el mismo signo, el trabajo es siempre positivo, aún
en compresión.)

Tracción y compresión - Pag. 139


La expresión de la energía interior de deformación siendo igual vale:

1
W= N .δ (3-16)
2

A menudo es conveniente expresar esta energía interna de deformación en función de


las dimensiones de la barra y del esfuerzo normal N. Reemplazando δ por su valor dado por
(3-4), obtenemos:

1 N 2ℓ
W= (3-16’)
2EΩ

o también en función del alargamiento δ:

EΩδ 2
W= (3-16”)
2ℓ

Según la conveniencia se utilizará la expresión (3-16) o (3-16’) o (3-16”)

Introduciendo el volumen V = Ω ℓ , podemos obtener de (3-16’):

σ2V
E ε 2V
W = = (3-17)
2E 2

Si no sobrepasamos el límite de elasticidad, el trabajo T proporcionado por la fuerza


exterior N, se transforma en energía potencial interna y se restituye completamente cuando la
fuerza deja de actuar. (Corresponde al trabajo realizado por las tensiones internas σ.)

La mayor cantidad de energía (Tmáx) que podemos almacenar en una barra sin provocar
deformaciones permanentes, se obtiene reemplazando en la ecuación (3-17) σ por el límite de
elasticidad del material. Obtenemos así:

Re2 V
Tmáx =
2E

y se llama resiliencia (r), la energía elástica máxima almacenada por unidad de volumen, o
sea:
Tmáx Re2
r= = (3-18)
V 2E

La resiliencia indica la capacidad de un material para almacenar energía elásticamente.

En el caso de un esfuerzo normal y/o una sección variable con x, la energía interna dada
por (3-16’) debe adaptarse de la manera siguiente; se supone dicha expresión válida para un
tramo dx de viga y después se integra:

1 ℓ N2
2 ∫0 EΩ
W = dx (3-16’”)

Tracción y compresión - Pag. 140


Las fórmulas anteriores se aplican también al caso de vigas curvas, con una
aproximación tanto mejor que el radio de curvatura es grande con respecto a las dimensiones
de la sección.

3-7 – Piezas con peso no despreciable.

Consideramos, Fig. 3-5, una viga prismática con eje vertical, peso específico γ, con un
extremo fijo y el otro libre y sometido a una fuerza axial P que actúa en tracción o en
compresión. Si el peso propio unitario de la viga, medido por p = γ.Ω, no es despreciable con
respecto a P, el esfuerzo normal varía de una sección a otra, y en una distancia x del extremo
libre, tenemos:

P + px
N = P + px σ=

y estas cantidades alcanzan sus máximos en la sección fija donde valen:

P + pℓ
N máx = P + pℓ σ máx = (3-19)

la condición de resistencia será entonces:

P + pℓ
=R

de la cual se deduce la sección necesaria:

P
Ω= (3-20)
R −γ ℓ

La fórmula (3-4) para el alargamiento δ no


puede aplicarse ya que el esfuerzo normal N es
variable, debemos utilizar la fórmula (3-7) que nos da:
Fig. 3-5

ℓ N 1 ℓ ( P + 1 pℓ).ℓ
δ =∫ 2
EΩ ∫0
dx = ( P + px).dx = (3-21)
0 EΩ EΩ

1
Es lo mismo que si el esfuerzo normal fuera constante e igual al valor promedio P + pℓ
2

Tracción y compresión - Pag. 141


3-8 - Repartición real de las tensiones.

La ley σ = N de repartición uniforme de las tensiones sobre toda la sección recta fue

establecida suponiendo:

a) Que la barra es prismática;


b) Que las fuerzas exteriores eran repartidas uniformemente sobre las caras extrémales
de la barra.

Si alguna de estas condiciones no se cumple, la distribución de tensiones se torna muy


compleja. La meta del presente parágrafo es dar algunas indicaciones al respecto.

3-8-1- Efecto del modo de aplicación de las fuerzas exteriores.


Consideremos por ejemplo una columna cargada con una fuerza vertical P sobre su cara
superior (Fig. 3-6). La placa de asentamiento de dicha fuerza la reparte solamente sobre la
zona central de la sección. Las fibras situadas a fuera de esta placa no están solicitadas. Las
fibras medianas, al contrario, están fuertemente comprimidas; tienden a acortarse y a deslizar
sobre las fibras externas. Nace entonces entre estas fibras tensiones tangenciales, que
transmiten progresivamente una parte de la fuerza hacia las fibras exteriores. Son dichas
tensiones que hemos representadas, sobre la Fig. 3-6a, con flechas verticales.

Más nos alejamos del extremo de la


columna, más esta transmisión es efectiva
(Fig. 3-6b). Se constata con mediciones
directas y por medios matemáticos más
elaborados, que en una distancia del
extremo igual al ancho de la columna, la
repartición de tensiones es prácticamente
uniforme.
De manera más general se ha
constatado experimentalmente que si la
distribución de fuerzas exteriores en el
extremo de la pieza no es uniforme, la
influencia de esta distribución solo se Fig. 3-6
hace sentir sobre un tramo corto
adyacente al extremo, y que más allá de este tramo la distribución de tensión es prácticamente
uniforme σ = N

Es gracias a dicha
conclusión que podemos, en
construcción metálica,
determinar las tensiones de
tracción en las barras
remachadas o bulonadas sin
preocuparse del efecto local
de los remaches o bulones.
Fig. 3-7 (Fig. 3-7).

Tracción y compresión - Pag. 142


3-8-2- Efecto de la variación de las secciones rectas.

a) Sección variable en continuo.- Como lo vimos en el parágrafo 3-1, se aplica aún la


ley σ = N para las piezas con sección que varia lentamente, como primera aproximación.

Es interesante evaluar el error cometida, en un caso
particular, comparando con la ley de repartición
exacta de las tensiones conocida por la Teoría de la
Elasticidad. Examinemos para ello una viga en
forma de cuña, es decir con el espesor b constante y
de ancho variable linealmente (Fig. 3-8). En las
secciones cilíndricas mn teniendo por eje el vértice
de la cuña existen tensiones puramente normales,
dirigidas según el radio r y que valen: (Fig. 3-8a)

2 P cos ϕ
σr = . (a)
α + sen α br

y la tensión σr máxima ocurre en el punto O sobre el


Fig. 3-8 a y b
eje (ϕ = 0) y la mínima en los puntos m y n.

Si, al contrario, calculamos la tensión en una sección plana m’n’ normal al eje y
distante r del vértice, (Fig. 3-8b), suponiéndola uniforme y normal a la sección, obtenemos el
valor medio:

P P
σm = = (b)
Ω 2br tg α
2
el valor σmáx dado por la fórmula (a) para ϕ = 0 sobrepasa σm tanto más que la abertura de la
cuña es grande.

La diferencia relativa esta dada por la tabla siguiente:

α= 10° 20° 30° 40° 50° 60°


dif. en % 0,52 2,05 4,71 8,58 13,8 20,7

Vemos que la fórmula elemental (b) da muy buenos resultados siempre y cuando α
permanece pequeño.

b) Sección variable bruscamente.- En las barras redondas o planas que presentan


entalladuras, las tensiones σ ya no se distribuyen uniformemente sobre toda la sección recta,
sino que se elevan fuertemente en la vecindad de los puntos m y n (Fig. 3-9 a 3-12) situados
al fondo de las entalladuras. En general, se puede expresar la tensión normal máxima en m y
n de la forma:

σ máx = k σ media (3-22)

donde σ media = N representa la tensión media en la sección entallada y k representa el



coeficiente teórico de concentración de tensión de la entalladura considerada.
Tracción y compresión - Pag. 143
Los coeficientes k pueden determinarse, sea por la Teoría de la Elasticidad, sea por
Fotoelasticidad, sea por extensómetros (Strain Gauges) con base de medida muy corta.

Existen tablas con estos coeficientes de concentración de tensiones muy completas y


que permiten el cálculo de las piezas entalladas.

En particular, si la entalla es
semicircular, se encuentra k =2 (Fig.
3-9)

En las barras redondas o planas


que presentan un cambio brusco de
sección con empalme, se produce en
la raíz del empalme (puntos m y n de
las Fig. 9 a 12) una concentración de
tensión tanto más grande que el radio
ρ del empalme es más pequeño y el
cambio de sección (D/d) más grande.

Para las barras redondas o


planas con entalladuras exteriores, Fig. 3-9 Fig. 3-10
Fig. 3-9, tenemos:

1
k = 1+ (3-23)
α ρ t + β ( ρ a)(1 + ρ a) 2

a medio ancho de la sección neta


t profundidad de la entalladura
ρ radio de curvatura de la entalla en su raíz
αyβ son constantes cuyos valores se definen en la tabla a continuación.

Para las barras redondas o planas con cambios bruscos de sección y empalme (Fig. 3-
10), la fórmula de aquí arriba se aplica aún pero con valores diferentes para las constantes.

Forma de Entalla según Entalladura según


la barra Fig. 3-9 Fig. 3-10
α β α β
Plana 0,25 0,62 0,6 1,5
Redonda 0,25 1,00 0,77 2,1

Un hueco circular practicado en una barra plana traccionada uniformemente (Fig. 3-11)
provoca fuertes concentraciones de tensiones en los bordes del hueco, en los extremos m y n
del diámetro perpendicular al eje de la barra.

Si el diámetro d del hueco es muy pequeño respecto al ancho b de la barra, se


demuestra en elasticidad que k = 3. Si esta condición no se cumple, la experiencia muestra
que:

Tracción y compresión - Pag. 144


3γ − 1
k=
γ + 0,3
con γ la relación b/d.
Si el hueco es elíptico con el eje 2a
perpendicular al eje de la barra y si la
elipse es muy pequeña con respecto al
ancho de la barra, tenemos (Fig. 3-12):
2a
k = 1+
b

Se ve que k puede sobrepasar


mucho el valor 3 si a es muy superior a
b. El interés principal del hueco elíptico
es que, para a/b que tiende al infinito,
degenera en una fisura perpendicular al
eje de la barra, para la cual encontramos
k=∞ . Al contrario, para a/b que tiende a Fig. 3-11 Fig. 3-12
cero, degenera en una fisura paralela al
eje de la barra, para la cual k = 1, lo que es sin peligro.

El precedente análisis muestra también que


podemos estimar que paramos una fisura normal al
eje de la barra taladrando dos huecos circulares en
sus extremos, pues, haciéndolo, cambiamos el valor k
= ∞ por k = 3.

Todos los resultados anteriores solamente


tienen validez si la tensión máxima no sobrepasa el
límite de proporcionalidad del material.

En los materiales rígidos, donde este límite es


vecino de la tensión de rotura, la concentración de
tensiones indicada se mantiene cuando las tensiones
aumentan, y puede producirse la rotura de la pieza
para valores pequeñas de la tensión media σm. En los
Fig. 3-13
materiales dúctiles al contrario, se produce un
estiramiento plástico del material cerca de la
entalladura o del hueco. Los estudios teóricos y experimentales han mostrado que bastan
deformaciones plásticas del orden de 5 milésimas para disminuir de mitad el coeficiente de
concentración de tensiones en los puntos m y n . Cuando el esfuerzo de tracción aumenta, el
diagrama de tensiones en la sección disminuida AmnB se modifica a medida que las zonas
plásticas se extienden, y toma sucesivamente las formas 1, 2, 3, 4, indicadas en la Fig. 3-13.

Es gracias a dicha aptitud de adaptación del acero dulce de construcción que podemos
dimensionar las piezas bulonadas sin tener en cuenta los factores de concentración de
tensiones. La repartición de tensiones en el momento de la rotura siendo prácticamente
uniforme, basta, en construcción metálica, deducir de la sección bruta de la barra, la sección
correspondiente a los bulones, (sección neta).

Tracción y compresión - Pag. 145


No obstante, dicha propiedad, solo sirve plenamente, en las piezas sometidas a
esfuerzos estáticos. Si los esfuerzos varían muchas veces (fatiga), como en las maquinas,
dichas consideraciones no valen.

3-9- Principio de Saint-Venant.


Hemos señalado en el parágrafo precedente que, si la distribución de las fuerzas
exteriores en el extremo de la viga no es uniforme, la influencia de dicha distribución
desigual solo se hace sentir sobre un tramo adyacente de longitud igual al ancho de la pieza.
Más allá la distribución de tensiones es uniforme σ media = N . Podemos dividir los efectos

de dicha distribución desigual en dos categorias:

a) Tensiones locales que solamente son sensibles en el extremo de la pieza.


b) Tensiones generales que se propagan en toda la pieza.

Dichas tensiones generales no cambian si reemplazamos la distribución desigual por


otra que tenga misma resultante.

Barré de Saint-Venant generalizó esta constatación experimental a todos los modos de


solicitación con el principio siguiente:

PRINCIPIO DE SAINT-VENANT.- Las tensiones generales provocadas en una viga por


un sistema de fuerzas aplicadas en un extremo no cambian si sustituimos estas fuerzas por
otras que tengan la misma resultante, es decir los mismos elementos de reducción N. M, T,
MT. Solamente dependen directamente de las cargas las tensiones locales en el tramo
terminal de la barra, sobre una longitud igual a su ancho.

Este principio tiene además verificaciones teóricas en Elasticidad.

Ahora, si cortamos una viga con una sección mn perpendicular a su eje y que
consideramos uno de los trozos así obtenido, las tensiones existentes en la sección mn pueden
considerarse ahora como fuerzas exteriores (esquema libre) aplicadas sobre este trozo.
Según el principio de Saint-Venant, podemos afirmar que la perturbación local, (fuerza
concentrada, entalladura, etc...) existiendo en la sección mn solo hace sentir su efecto en una
zona local, que se extiende de ambas parte de dicha perturbación sobre un largo igual al
ancho de la viga. Podemos entonces, en relación a las tensiones generales, reemplazar las
fuerzas exteriores que preceden a la sección S por sus elementos de reducción equivalentes,
lo que justifica su utilización en este curso.
Se constata también que la teoría elemental desarrollada en este curso no nos permite
analizar teóricamente las zonas con perturbaciones de tensiones. Se deberá para ellas utilizar
teorías más elaboradas o estudios experimentales.
Se tratará en toda construcción bien realizada de anular el efecto de dichas tensiones
locales, reforzando adecuadamente la estructura en estos puntos.
El principio de Saint-Venant es entonces muy útil ya que permite estudiar las vigas por
medio de teorías simples basadas sobre los elementos de reducción. No obstante dicho
principio puede estar en falta en vigas de paredes muy delgadas.

Tracción y compresión - Pag. 146


3-10- Anillos y tubos delgados. Tensión circunferencial y longitudinal.
Como tema anexo al de las barras en tracción y compresión se suele estudiar el

Fig. 3-14

problema del anillo también conocido como el de la caldera. Se justifica por dos razones:
primero porque fundamentalmente las tensiones que existen son de tracción y debidas a un
esfuerzo normal circunferencial y también uno longitudinal. En segundo lugar porque da pie
a la introducción del estado doble de tensiones.

Si las fuerzas actuando sobre un anillo son distribuidas radialmente y en forma


uniformes a lo largo de la circunferencia del anillo, ellas provocan una dilatación uniforme de
este anillo (Fig. 3-14a).

El caso de un tubo (caldera) se reduce al del anillo constituido por un tramo de tubo de
largo unitario.

Para determinar la fuerza de tracción N en el anillo, suponemos este cortado por un


plano diametral y realizamos el esquema libre de la mitad del anillo. (Fig. 3-14b).

Designamos por p la intensidad de la presión radial por unidad de longitud, sobre la


línea media del anillo de radio r.

La fuerza resultante sobre un elemento de anillo de abertura dα será prdα donde α es


el ángulo central fijando la posición de este elemento. La componente vertical de este
esfuerzo elemental vale pr senα. dα.

El equilibrio vertical del semi-anillo exige:

1
π
2
2 N = 2 ∫ pr sen α dα = 2 pr
0
de donde:
N = pr (3-24)

Tracción y compresión - Pag. 147


En el caso de un tubo de espesor e sometido a la presión interior p, la sección resistente
vale 1.e = e.

Si el tubo es delgado, lo que significa si e es pequeño frente a r, podemos admitir que


las tensiones circunferenciales se reparten uniformemente sobre el espesor del tubo y que
tenemos: N = e.σ c .

Reemplazando N en dicha relación, obtenemos:

pr
σc = (3-25)
e

Esta ecuación se llama a menudo fórmula de la caldera, pues es la que se utiliza para
determinar el espesor de las chapas de las calderas.

El alargamiento unitario de la línea media circular vale: ( en primera aproximación y


veremos en seguida porque):
σ pr
εc = c = (3-26)
E Ee

Como el radio se dilata en la misma proporción que la circunferencia, el aumento del


radio vale:
pr 2
∆r = r ε c = (3-27)
Ee

Estas fórmulas sirven


tal cual para un anillo
sometido a la presión p
uniforme. Para el caso de
una caldera, aparecen
también presión p en los
fondos que introducirá
tensiones de tracción en la
dirección longitudinal de la
caldera ( σ ℓ ). Vamos
Fig. 3-15
estudiar dichas segundas
tensiones de la caldera como introducción al estado doble de tensión que se vera en detalle en
el próximo capitulo.

La presión p sobre el fondo de la caldera (Fig. 3-15) produce una fuerza p π r 2 que
producirá una tensión de tracción en todo el contorna de la caldera y en sentido longitudinal.
Esta se obtiene dividiendo la fuerza que acabamos de obtener por la superficie sobre la cual
actúa y esta última, si el espesor es pequeño puede asimilarse al producto de la longitud de la
circunferencia ( 2π r ) por el espesor (e) o sea: 2π r e y así obtenemos:

pπ r 2 pr σ c
σℓ = = = (3-28)
2π re 2e 2

Notamos así que la tensión longitudinal es la mitad de la tensión circunferencial.


Tracción y compresión - Pag. 148
3-11- Ley de Hooke bidimensional.

Si consideramos un elemento de un cuerpo plano, sometido en la dirección x a la


tensión σx se produce en el mismo una dilatación unitaria εx que según la ley de Hooke
σx
unidimensional vale : ε x = y por el coeficiente de Poisson, en la otra dirección aparece
E
σx
una dilatación unitaria: ε y = − µ ε x = − µ . Si ahora aplicamos en la otra dirección
E
σ yx
ortogonal, y, una tensión σy, nace por la ley de Hooke también, ε y = y
E
σy
ε x = −µ ε y = −µ . Utilizando el principio de independencia de las acciones y
E
superposición de los efectos, cuando actúan ambas tensiones σx y σy tenemos la llamada ley
de Hooke bidimensional que sirve para materiales elásticos lineales y que obtenemos como
suma de las expresiones anteriores:

1
εx = (σ x − µ σ y )
E (3-29)
1
ε y = (σ y − µ σ x )
E

Si aplicamos dicha ley al caso de la caldera del parágrafo anterior, obtenemos:

1 σ µ pr
εc = (σ c − µ σ ℓ ) = c (1 − )=(2 − µ )
E E 2 2eE
(3-30)
1 σ 1 pr
ε ℓ = (σ ℓ − µ σ c ) = c ( − µ) = (1 − 2 µ )
E E 2 2eE

Notamos la diferencia con la fórmula (3-26). Los aumentos de diámetro y de longitud


de la caldera valen:

∆d = 2r ε c ; ∆ℓ = ℓ ε ℓ

El volumen de la caldera siendo: V = π r 2 ℓ obtenemos fácilmente la diferencial


relativa:
dV dr dℓ
=2 +
V r ℓ

Las deformaciones elásticas siendo muy pequeñas, obedecen prácticamente a las


mismas leyes que las diferenciales; tenemos así dr r = ε c y dℓ ℓ = ε ℓ y la variación
relativa del volumen de la caldera será:

dV
= 2ε c + ε ℓ (3-31)
V

Tracción y compresión - Pag. 149


CAPITULO 4 - Estado plano de tensiones.

El estado tensional obtenido en el caso de la caldera del capítulo anterior es un estado


bidimensional particular debido a que las tensiones obtenidas son perpendiculares a las facetas
donde actúan. Como lo vimos en el Capítulo 1, con la noción de tensiones, generalmente la
tensión total t que actúa en una faceta se descompone en una tensión normal σ y una tensión de
corte τ (Fig. 4-1). Vamos completar entonces el esquema
bidimensional anterior agregando las tensiones de corte para obtener
así el estado plano de tensiones completo.

4-1 - Definiciones y convenciones.


Equilibrio y reciprocidad del τ.

Si agregamos así las tensiones de corte τ en cada faceta de un Fig. 4-1


elemento diferencial (dx, dy) obtenemos la Fig. 4-2 que representa el
estado plano de tensión completo1. Debemos entender que lo llamamos estado plano porque
todas las tensiones se ubican en un mismo plano. Consideramos que el espesor del elemento
considerado es unitario para no tenerlo en
cuenta en las relaciones siguientes.

Utilizaremos un sistema de ejes con x


horizontal e y hacia abajo.

Las convenciones para estas


tensiones serán las siguientes:

Las tensiones normales σ se


consideran positivas en tracción. Ello no deja
lugar a dudas. Se utiliza un solo subíndice
que indica la dirección de la normal a la
faceta sobre las cuales actúan. Tenemos así
σx y σy.
Fig. 4-2
Las tensiones de corte τ llevan un
solo subíndice coincidiendo con el del σ que
actúa en la misma faceta. Tenemos así τx y τy. La convención del τ positivo, indicado en la Fig.
2, es la siguiente: El τx correspondiente a la faceta donde el σx tiene la dirección del eje x
positivo (a la derecha en nuestra Fig. 4-2) es positivo como el eje y. Los otros τ se deducen en
continuidad a partir del primero. En nuestro caso los τ son positivos cuando tratan de deslizar
alrededor del elemento en el sentido horario. Volveremos más adelante en estas convenciones

1
Lo llamamos completo si bien en la teoría de la elasticidad que se estudia en otra materia, se completará
este esquema con incrementos diferenciales y eventualmente fuerzas másicas. No obstante no son necesarios para el
alcance de esta materia.

Estado plano de tensiones - Pág. 150


pues son importantes.

El elemento representado en la Fig. 4-2, debe estar en equilibrio. Es un cuerpo en el


plano sometido a fuerzas cualesquiera, y por lo tanto tenemos a nuestra disposición tres
ecuaciones de equilibrio, dos de proyección y una de momento. Las de proyección se cumplen
en nuestro caso y no son de mayor interés en esta materia. No siendo así con la de momento que
dará un resultado muy importante. No olvidamos que escribimos el equilibrio de fuerzas y no de
tensiones. Se obtienen las fuerzas multiplicando las tensiones por las respectivas superficies
sobre las cuales actúan. La ecuación de momento con respecto al centro del elemento da lo
siguiente:
dx dy dx dy
τ x dy . + τ y dx . + τ x dy . + τ y dx . = 0
2 2 2 2
o sea:
τ x dy . dx + τ y dx . dy = 0
y simplificando:
τ x +τ y = 0

Esta relación muy importante se llama relación de reciprocidad de las tensiones de


corte.

Como τy = - τx, en las relaciones que siguen utilizaremos siempre el τx, o sea que en
todas las ecuaciones donde aparece el τy lo reemplazaremos siempre por - τx.

Notamos así que las tensiones de


corte o concurren a la arista común o se
alejan de ella como indicado en la Fig. 4-3.
Es evidente que en un punto de un
cuerpo, las tensiones σx, σy, τx dependen de la
orientación del sistema de ejes xy.

Vamos a ver a continuación el valor


de las tensiones en una faceta inclinada de un
cierto ángulo α en el punto considerado.
Fig. 4-3

4-2 - Tensiones en una faceta cualquiera.

Antes de abordar este tema necesitamos definir


correctamente las tensiones en una faceta inclinada con
respecto a los ejes coordenados. En la Fig. 4-4 vemos la
convención utilizada para la tensión normal σα y τα en una
faceta cuya normal hace el ángulo α con el eje de referencia x, α
siendo contado positivamente de x hacia y. (Sentido horario en
nuestro caso.) La tensión σα siempre se considera positiva en
tracción. La tensión de corte τα se considera positiva si trata de
deslizar sobre la faceta en el sentido del ángulo α creciente. (O
Fig. 4-4
sea de x hacia y, en el primer cuadrante.)

Estado plano de tensiones - Pág. 151


Notamos en la Fig. 4-5 los casos
particulares del ángulo α:

Si α = 0° la dirección α coincide con la


dirección x y las tensiones con σx y con τx.
Mientras que si α = 90° las tensiones
coinciden con σy y τy. La reciprocidad será
expresada como:

τ90° = τy = - τx = - τ0°
Fig. 4-5

Las convenciones de signo en ejes


inclinados (α) coinciden con las
convenciones en ejes xy, cuando las
direcciones coinciden.

La evaluación de las tensiones


en una faceta orientada con el ángulo α,
σα y τα, en un punto donde conocemos
las tensiones en el sistema de ejes
cartesianos σx, σy y τx, se realiza por
dos ecuaciones de equilibrio de
proyección de un elemento triangular
(dx, dy, ds) en este punto, cuyo
esquema libre se representa en la Fig.
4-6. Fig. 4-6
Nota: La ecuación de momento
devuelve la reciprocidad del corte que ya conocemos.

Las ecuaciones de equilibrio pueden escribirse proyectando según los ejes x e y o mejor
según los ejes normal a la faceta inclinada (n) y tangente a la misma faceta.

La ecuación de proyección según la normal nos da:

σ α ds = σ x dy cos α + σ y dx sen α + τ x dy sen α - τ y dx cos α


y teniendo en cuenta que:
d y dx
= cos α ; = sen α
ds ds
obtenemos:
σ α = σ x cos2 α + σ y sen2 α + 2 τ x sen α cos α

y con las relaciones trigonométricas:

1 + cos 2α 1 - cos 2α
cos α = ; sen2 α = ; 2 sen α cos α = sen 2α
2
2 2

podemos escribir el valor de σα como:

Estado plano de tensiones - Pág. 152


σ x +σ y σ x -σ y
σα = + cos 2α + τ x sen 2α (a)
2 2

es interesante calcular la tensión normal sobre una faceta ortogonal α, o sea orientada por α+90°.
Basta reemplazar α por α+90° en la expresión anterior y obtenemos:

σ x +σ y σ x - σ y
σ α + 90° = - cos 2α - τ x sen 2α
2 2

Obtenemos así muy fácilmente el primer invariante del estado tensional en un punto:
σ α + σ α +90° = σ x + σ y

o sea que la suma de las tensiones normales respecto a dos direcciones ortogonales no depende
de la orientación. Por ello se llama primer invariante.

Realizamos ahora la proyección sobre la tangente a la faceta, obteniendo:

τ α ds = σ y dx cos α - σ x dy sen α + τ x dy cos α + τ y dx sen α


y simplificando:
σ x -σ y
τα = - sen 2α + τ x cos 2α (b)
2

Obtenemos así en (a) y (b) las expresiones que buscábamos que nos proporcionan σα y
τα o sea las tensiones en una faceta cuya normal esta inclinada de α con respecto al eje x

Dejamos al lector verificar el segundo invariante que vale


σ α .σ α +90° - τ α2 = σ x .σ y - τ 2x

Notamos que las tensiones en la faceta α varían periódicamente con el ángulo 2α, o sea
que el período es de 180°, lo que podía preverse ya que para las tensiones interesa la dirección,
no su sentido, es decir que las tensiones en x o en - x son las mismas, en α y en α+180° son las
mismas.
La reciprocidad con respecto a la dirección α se expresa como:
τ α + 90° = - τ α

La reciprocidad del corte significa que la tensión de corte cambia de signo después de
girar de 90°, por lo tanto debe existir una dirección (ß) para la cual el corte se anula, y por
reciprocidad, si en esa dirección el corte se anula, en la dirección perpendicular (ß'= ß+90°)
también se anulará.

4-3 - Direcciones principales

Para encontrar las direcciones ß y ß'= ß+90 para las cuales el corte se anula, basta anular
la expresión (b), (haciendo α=ß) obtenemos:

Estado plano de tensiones - Pág. 153


2τ x
tg 2 β = (c)
σ x -σ y

Esta ecuación tiene dos raíces separadas de 90° que serán ß y ß' = ß±90°. Estas direcciones
ortogonales para las cuales el corte se anula se llaman direcciones principales de las tensiones.

Por otro lado si queremos saber para que direcciones las tensiones normales σα son
extremas, se obtiene con la ecuación: σ α = 0 y esta ecuación desarrollada da exactamente la
d

misma ecuación (c) y por lo tanto podemos decir que las direcciones principales donde el corte
se anula son también las direcciones para las cuales las tensiones normales son extremas,
máxima según una (σ1) y mínima según la otra (σ2). Estas tensiones reciben el nombre de
tensiones principales.

Convención: Para las dos raíces de la ecuación (c), cuidaremos de que en modulo estén siempre
inferior a 90°, (restando o sumando 180° si hace falta). Por ejemplo si las raíces son 25° y 115°,
las tomaremos como 25° y -75°, de tal manera que siempre habrá una positiva y la otra negativa.
Una vez realizado ello, se llamará siempre ß a la de estas dos raíces que tiene el mismo signo
que τx, y ß' a la otra. Ello significa que ß y τx siempre tendrán el mismo signo. Vamos a ver en
seguida la ventaja de esa elección que radica en el hecho que ß dará siempre la dirección de la
tensión normal máxima (σ1) y ß' la dirección de la mínima (σ2).

De la ecuación (c) sacamos trigonométricamente y respetando la convención que


acabamos de ver:

2τ x 2τ x
sen 2 β = sen 2 β ´ = -
(σ x - σ y )2 + 4 τ x2 (σ x - σ y )2 + 4 τ x2

σ x -σ y σ x -σ y
cos 2 β = cos 2 β ′ = -
(σ x - σ y )2 + 4 τ x2 (σ x - σ y )2 + 4 τ x2
y si calculamos la tensión en la dirección ß por medio de (a) donde reemplazamos α por ß, y
después en la dirección de ß', obtenemos:

σ x +σ y 1
(σ x - σ y )2 + 4 τ x2
σ = σ 1= +
2 2
(d)
σ x +σ y 1 (σ x - σ y )2 + 4 τ x2
σ ′=σ 2= -
2 2

donde es fácil darse cuenta que la tensión en la dirección de ß o sea σ1 será siempre superior a la
tensión en la dirección de ß', o sea σ2. Vemos además que la diferencia es siempre positiva por
ser una raíz cuadrada:
σ 1 - σ 2 = (σ x - σ y ) + 4 τ x ≥ 0
2 2

Estado plano de tensiones - Pág. 154


Las ecuaciones (c) y (d) permiten entonces obtener las direcciones principales y los
valores de las tensiones principales a partir de las tensiones en el sistema de ejes x, y. (σx, σy, τx).

Alguna vez se plantea el problema inverso, conocidos las tensiones principales (σ1 y σ2)
y sus direcciones (ß), determinar las tensiones en un sistema de ejes x, y. La inversión de las
ecuaciones (c) y (d) proporcionan:

σ x = σ 1 cos2 β + σ 2 sen2 β

σ y = σ 1 sen2 β + σ 2 cos2 β (e)

σ 1 - σ 2 sen 2 β
τ x=
2

Por otro lado si los ejes x e y, en vez de ser


cualesquiera, como sobre la Fig. 4-6, coinciden con
las direcciones principales 1 y 2 en un punto, ox
coincidiendo con la dirección 1, obtenemos la Fig.
4-7.

Una cara cualquiera se determina por el


ángulo que forma su normal con el eje 1; éste
ángulo será llamado φ.

Tenemos entonces:
Fig. 4-7
σ x=σ 1 ; σ y =σ 2 ; τ x=0

y las ecuaciones (a) y (b) se transforman en:

σ 1 + σ 2 + σ 1 - σ 2 cos 2φ
σφ =
2 2
(f)
σ 1 - σ 2 sen 2φ
τφ = -
2

Estas ecuaciones (f) pueden también obtenerse escribiendo las ecuaciones de equilibrio
proyección del triángulo de la Fig. 4-7, sobre la normal a la faceta inclinada y sobre la tangente a
ella.

La segunda de estas ecuaciones permite notar que el corte máximo (en valor absoluto)
vale (σ1 - σ2)/2 y ocurre cuando sen2φ = ±1, o sea sobre las facetas orientadas a φ = ± 45° de las
direcciones principales. Se deja al lector la verificación de que el corte máximo, en dichas
facetas, siempre esta orientado desde la dirección principal 2 hacia la dirección principal 1.

Estado plano de tensiones - Pág. 155


4-4 - Circulo de Mohr

El círculo de Mohr es un diagrama representativo de los resultados que acabamos de


ver. En él se obtienen los valores de σ φ y τ φ 1 sobre una cara cuya normal forma un ángulo φ
con la dirección 1. Este diagrama se traza en un sistema de ejes σ y τ, como lo indica la Fig. 4-9.

El traduce, de hecho, todas las formulas que hemos visto desde (a) hasta (f).
Recordaremos primero las definiciones exactas de los ángulos α, ß y φ.
En el punto O de la Fig. 4-8, situado en el plano de tensión, se ve que el ángulo α fija
una dirección cualquiera en relación con Ox. El ángulo se mide a partir de Ox hasta ésta
dirección, considerando como positivo el sentido de x hacia y, o sea sentido del reloj aquí, como
indicado en la figura.
El ángulo ß corresponde a un valor particular del ángulo α, cuando la normal a la faceta
considerada, coincida con la dirección principal 1. Este ángulo ß es medido a partir de Ox hacia
01, positivo como en el mismo sentido que α.
La dirección cualquiera se llama dirección φ pues el ángulo φ está formado por la
dirección principal 1 y esa dirección; es positivo en el mismo sentido que α.
En el plano de tensión, estos ángulos tienen entonces un origen bien determinado y son
todos positivos en el mismo sentido. (De x hacia y)
Si se imagina en O una faceta cuya normal coincida con la dirección φ, las tensiones
normales y tangenciales que actúan sobre ella se llamarán respectivamente σ φ y τ φ . Esto se ha
representado en la Fig. 4-8, no obstante para mayor claridad del esquema, la faceta ha sido
desplazada con respecto al origen. Este desplazamiento es ficticio pues se trata de una faceta
que contiene el punto O. Es evidente que la tensión σ φ es positiva cuando es de tracción, como
se indica. La tensión de corte τ φ es positiva en el sentido indicado, según las convenciones
anteriores.

Fig. 4-8.- La nomenclatura. Fig. 4-9.- El Círculo de Mohr de las tensiones.

Estado plano de tensiones - Pág. 156


En estas condiciones las formulas (f) dan los valores de σ φ y τ φ en función del ángulo
φ y de las tensiones principales. Si eliminamos φ entre éstas dos ecuaciones, tenemos:

2 2
 σ 1 +σ 2  + 2 =  σ 1 - σ 2 
σφ-  τφ  
 2   2 

Esto representa, en el sistema de ejes σ, τ, la ecuación del círculo de Mohr. Su centro se


encuentra ubicado sobre el eje de σ y a una distancia del origen expresada por (σ1 + σ2)/2, su
radio es (σ1 - σ2)/2, ver Fig. 4-9.

A cada valor de φ corresponde en el plano de las tensiones una faceta y, en el círculo de


Mohr, un punto, cuyas coordenadas son el σ φ y τ φ de la faceta. Para buscar el punto figurativo,
en el círculo de Mohr, que corresponde a un ángulo φ, cuyas coordenadas son σ φ y τ φ , hay que
trazar a partir de A un valor 2φ en el SENTIDO DE LAS AGUJAS DEL RELOJ. De esta
manera se halla un punto sobre el círculo que es por ejemplo el punto D, donde tenemos que:
σ φ = OE (aquí positivo) y que τ φ = DE (aquí negativo).
Para probar esto, se pueden calcular las longitudes OE y DE sobre el diagrama de Mohr,
y constatar que se cumplen las ecuaciones (f).
Si se considera una faceta perpendicular a la anterior, su normal formará un ángulo φ +
90° con O1, y tenemos sobre el círculo como punto representativo, el punto D' diametralmente
opuesto al punto anterior D.
La tensión normal sobre esta faceta está representada por OE', y la tensión tangencial por
D'E', que es igual a DE pero de signo contrario. (τφ+90° = - τφ)
Claro es que las tensiones principales σ1 y σ2 que corresponden a φ = 0° y a φ = 90°
están representadas por OA y OB respectivamente sobre el diagrama. No hay tensiones de corte
en estos puntos. Según nuestra convención, la tensión σ1 estará dada siempre por el punto que se
encuentra más a la derecha en el círculo de Mohr.
Se puede hacer notar también que la tensión de corte máxima está indicada por el radio
de la circunferencia.
Es decir:
σ1 -σ 2
τmx=
2
Este valor se produce para 2φ = ± 90°, o sea en todas
las facetas cuyas normales se encuentran a 45° de las dire-
cciones principales.

Otra observación se obtiene mirando las figuras 4-9 y 4-


10; se ve en ellas que la tensión total tφ, que actúa sobre la
faceta con orientación φ , es la resultante de σ φ y de τ φ . Esta
Fig. 4-10. El vector tensión resultante forma un ángulo θ con la normal al plano.
tensión total y su Este ángulo se encuentra también sobre el diagrama. Si el punto
inclinación. D es el punto representativo en el círculo de la normal en la
dirección φ, el ángulo entre OD y OA es θ. Eso se deduce de
las coordenadas mismas del punto D. Como se conocen los signos de σ y de τ, el sentido de θ no
es difícil de determinar.
El círculo de Mohr permite resolver gráficamente toda una serie de problemas entre los
cuales podemos distinguir tres fundamentales que vamos a estudiar. Para que este diagrama sea

Estado plano de tensiones - Pág. 157


verdaderamente útil, hay que tener en cuenta al usarlo, algunas reglas simples, bien
determinadas. (Es fundamental también no sobre cargarlo de propiedades que, si bien aumentan
sus posibilidades, aumentan también su complejidad y le restan así utilidad.)
Enunciaremos primero éstas reglas de una manera general y después las utilizaremos en
los tres problemas fundamentales.

REGLAS GENERALES:

a) En el diagrama, los τ positivos son hacia arriba, y los σ positivos hacia la derecha.
b) Cada ángulo medido a partir de un eje - (el eje x por ejemplo) - en el plano de tensión
(caso de α y de ß ) tiene que medirse en el círculo a partir del punto representativo de
dicho eje. (o sea a partir de la extremidad del τx dibujado con su signo en el extremo del
σx (y no del σy). Así se trabaja sobre el τx.)
c) Respetar las convenciones de los ángulos positivos, tanto en el plano de tensión como
sobre el diagrama de Mohr. Recordar que en el círculo de Mohr los ángulos son
duplicados.
d) Aunque el punto derecho del diagrama (A) representa siempre a σ1 , el extremo de σx
puede encontrarse en E o en E', o sea a la izquierda o a la derecha del extremo de σy.
El círculo de Mohr permite resolver con elegancia tres tipos de problemas esenciales que
se presentan a continuación:
1.- Se dan en un punto O los ejes x e y así como los valores de σx, σy e τx de las tensiones
correspondientes. Se piden los valores de las tensiones principales σ1 y σ2 con su orien-
tación ß.
2.- Se conocen las tensiones principales σ1 y σ2 con su orientación en un punto O. Se piden
las tensiones σx , σy e τx en relación con dos ejes ortogonales datos que pasan por O.
3.- Este último problema pide pasar de los ejes x e y en O a los ejes x' e y' en O. Buscar los
valores de σx' , σy' e τx' a partir de σx, σy e τx.
Se podrá hacer ejercicios prácticos en la resolución de estos problemas, sobre todo de
los dos primeros, haciendo uso de la tabla que se da a continuación, en ambos sentidos:

σx σy τx σ1 σ2 ß
+2 +4 +3 6,16 -0,16 54°
+3 -2 -3 4,4 -3,4 -25°
+2 -1 -1 2,3 -1,3 -17°
-3 -3 -3 0 -6 -45°

NOTAS PRÁCTICAS:

Para tratar de evitar errores frecuentes en el trabajo con


tensiones, ubicación de las direcciones principales y sentido del
corte máximo entre otros, damos a continuación "trucos" lógicos
que se deducen de las definiciones, fórmulas y convenciones.
1) Verificar siempre el primer invariante: σx + σy = σ1 + σ2 Fig. 4-11
2) ß (que da la dirección principal 1) y τx son siempre de
mismo signo.
3) En consecuencia del punto 2) anterior, el τ sobre cualquier faceta "indica" siempre con
su flecha la ubicación de la dirección principal 1. En la Fig. 4-11 sintetizamos ello.
4) La mayor tensión normal σ "atrae" siempre la dirección 1 hacia ella, o sea:

Estado plano de tensiones - Pág. 158


si σx > σy → │ß│<45°
si σx < σy → │ß│>45°
lo que sintetizamos en la Fig. 4-12, donde
respectando la conclusiones anterior en cuanto a
que el τ indica la dirección 1, vemos en (a) que
la dirección 1 es más cerca de σx, mientras que
en (b) es más cerca de σy.
Estas notas permiten ubicar "a ojo"
directamente y aproximadamente la dirección
principal 1 enseguida de planteado el problema.
Fig. 4-12

No todos los autores, libros o apuntes utilizan los ejes y convenciones presentadas aquí. No
obstante si nos atenemos a las reglas siguientes podemos ver que las fórmulas presentadas aquí
pueden utilizarse aún con otros ejes siempre que respetemos lo siguiente:

La convención del sistema de ejes (x, y)


La convención de los ángulos positivos.
La convención del τx positivo.
Son tres convenciones dependientes.

En la Fig. siguiente mostramos las convenciones relacionadas con el sistema de ejes. Para los
ángulos siempre hablamos "de x hacia y" y no de sentido del reloj o inverso para que nuestra
definición pueda utilizarse también en otro sistema de ejes.

Vemos que los sistemas de ejes no necesitan ser horizontal y vertical.


Vemos que los ángulos son positivos de x hacia y en cualquier sistema de ejes.
Vemos que el τx (correspondiente a la cara donde actúa σx orientado como el eje x) es positivo
como el eje y.
Vemos que la reciprocidad se escribe siempre τy = - τx.
El sentido positivo de los ángulos en el círculo de Mohr es siempre en el sentido del reloj.

Estado plano de tensiones - Pág. 159


Utilizando las notas anteriores podemos poner "a ojo" las direcciones principales 1 en
los esquemas siguientes: (Fig. 4-13)
Los valores de las tensiones no están indicados pero son unidades coherentes o sea
kg/cm² o bien kg/mm².

Fig. 4-13

Es interesante destacar algunas posiciones especiales o particulares del círculo de Mohr.


Las vemos en la Fig. 4-14.

Tenemos el caso donde las dos tensiones principales son de tracción. No existirá
ninguna dirección con compresión. O al revés, las dos de compresión y no existirá ninguna
dirección con tracción.

Tenemos la tracción pura y la compresión pura.

Estado plano de tensiones - Pág. 160


Tenemos los puntos singulares donde las dos tensiones principales son iguales. Es un
estado de compresión hidrostático o de " tracción" hidrostática.

Fig. 4-14

4-5 - Corte puro. p

p p
Existe otro caso particular muy importante de
ubicación del círculo de Mohr. Es cuando se encuentra
simétrico sobre el origen, Fig. 4-15. Las dos tensiones p

principales son iguales en valor absoluto pero de signo


contrario. Si analizamos un elemento girado de 45° con
respecto a las direcciones principales, encontramos que
sobre sus facetas actúan solamente tensiones de corte
numéricamente iguales a las tensiones principales. Este
estado de tensión de dicho elemento girado se llama
entonces de corte puro. Vamos a estudiar detenidamente
dicho estado para aprender que tipo de deformación
produce las tensiones de corte.

Fig. 4-15

Estado plano de tensiones - Pág. 161


Consideramos (Fig. 4-16) un
rectángulo plano solicitado por una tracción
uniforme (p) en la dirección x y una
compresión uniforme (-p) en la dirección y.
Según lo que hemos visto anteriormente en
este cuerpo nacen tensiones constantes σx =
p, σy = -p, τx = 0 y el estado tensional de
cualquier punto puede representarse con el
círculo de Mohr de la Fig. 15. Notaremos
que, como τx es nulo, las direcciones x e y
son principales, la x corresponde a la
dirección 1, la y a la 2.

Si utilizamos la Ley de Hooke


generalizada a dos dimensiones como la
vimos en el capítulo anterior, obtenemos las
deformaciones:

Fig. 4-16

εx=
1
(σ x - µ σ y )= 1 ( p + µ p )= p (1 + µ )
E E E

ε y=
1
(σ y - µ σ x )= 1 (- p - µ p )= - p (1 + µ )
E E E

Notamos así que este cuerpo se dilata en la dirección x y se contrae en la dirección y.

Si analizamos un elemento cuadrado infinitesimal (a, b, c, d), en el centro de


coordenadas y girado de 45° con respecto a las direcciones principales, notamos que desde el
punto de vista de las tensiones, como lo anticipamos antes, sobre las facetas de este elemento
actúan solamente tensiones de corte numéricamente iguales a p, y desde el punto de vista de las
deformaciones vemos que, como no esta sometido a tensiones normales, los lados no varían de
longitud, pero como lo acabamos de ver, las diagonales cambian de longitud. Por lo tanto si un
cuadrado se deforma según sus diagonales sin que cambie sus lados se transforma en rombo.
Deducimos que un elemento sometido a corte puro no tiene variación de longitud de sus lados
sino solamente una variación angular de sus ángulos. Notamos que los ángulos rectos situados
sobre el eje x (b y d) disminuyen un poco y que los situados sobre el eje y (a y c) aumentan de la
misma cantidad. (Para que la suma de los ángulos interiores siga siendo 360°, y que se
mantenga la simetría del problema.) Llamaremos γ la disminución del ángulo recto en b y por lo
tanto el aumento del ángulo recto en c será el mismo. γ se llamará la distorsión angular unitaria
o deslizamiento unitario o también distorsión específica.

Si queremos evaluar esta deformación γ para relacionarla con la tensión de corte τ que la

Estado plano de tensiones - Pág. 162


produce, trabajamos analizando el triángulo obc que se deformó en ob'c'.
Sabemos que ob se transformó en ob', según la dirección x, y que oc se transformó en oc', según
la dirección y, por lo tanto:
 p (1 + µ ) 
ob ' = ob.(1 + ε x ) = ob. 1 + 
 E 

 p (1 + µ ) 
oc ' = oc.(1 + ε y ) = oc. 1 - 
 E 

y por lo tanto, analizando el medio ángulo en b, que por definición se trasformó de 45° en 45°-
γ/2, tenemos (ob=oc):

π γ γ
p (1 + µ )
tg - tg 1- 1-
π γ 
tg  -  = 4 2 = 2 = o′c = E
 4 2  1 + tg π . tg γ 1 + γ o′b 1 + p (1 + µ )
4 2 2 E

donde se tiene en cuenta que el ángulo γ es muy pequeño.

Si ahora despejamos el valor de γ/2, obtenemos:

γ p (1 + µ )
=
2 E

y reemplazando p por su valor τ y definiendo G como:

E
G=
2 (1 + µ )

obtenemos:
τ
γ=
G

Por similitud con la ley ε = σ/E, se llama G el módulo de elasticidad transversal, o de


corte. Se expresa en las mismas unidades que el módulo de elasticidad longitudinal E, o sea en
unidades de tensiones.

Si tomamos el caso del acero, E = 21000 kg/mm², µ = 0,3, obtenemos G = 8077


kg/mm².

Algunas veces G se llama módulo de torsión ya como lo veremos más adelante se


utilizará en la teoría de la torsión.

4-6 - El corte con dos subíndice en el plano.

Algunas veces es útil y hasta recomendado utilizar otra definición para el corte, pero

Estado plano de tensiones - Pág. 163


exclusivamente en coordenadas cartesianas rectangulares. Las definiciones que hemos visto con
un solo subíndice se recomiendan para todos los desarrollos que hemos visto, estado plano,
círculo de Mohr, tensión de corte en faceta oblicua, etc... No obstante la notación que vamos a
presentar ahora es también útil en otras oportunidades y conviene conocerla ya que la usaremos
un poco más adelante.

Es por otro lado muy lógica y práctica para sus propósitos pero debe proscribirse en el
uso del círculo de Mohr por ejemplo o en el estudio de tensiones de corte en facetas inclinadas.

La definición del corte con dos subíndices es la siguiente: el primer subíndice es la


dirección de la normal a la faceta donde actúa, o sea es el mismo subíndice que la tensión
normal σ que le corresponde. El segundo es el del eje al cual es paralela. En cuanto a la
convención del corte positivo, será la siguiente: cuando la tensión normal que le corresponde es,
en su convención de positiva en tracción, positiva en el mismo sentido que el eje al cual es
paralela, la tensión de corte τ es positiva
como el eje al cual es paralela también y
viceversa. Por ejemplo, en la Fig. 4-17,
vemos que el τxy corresponde al σx de la
derecha es positivo como el eje y. El τyx
inferior es positivo como el eje x. Notamos
así que en su representación física, el τ
cumple automáticamente la reciprocidad del
corte, que se escribe aquí:

τ yx = τ xy

Debemos notar la diferencia


fundamental con la escritura anterior de la
reciprocidad. Con un solo subíndice, la
reciprocidad es con signo menos, con dos Fig. 4-17
subíndices es con signo más.

El paso de una convención a otra es elemental:

τ xy = τ x ; τ yx = - τ y

Es por el hecho de representar más directamente y más físicamente la reciprocidad que


esta convención de dos subíndices se utiliza. También porque en la generalización a tres
dimensión que vamos a ver es la única posible de utilizar.

4-7 - Introducción al estado triple tensión.

Si bien el estado plano de tensión que acabamos de ver es muy útil no podemos negar
que los problemas de tensiones se presentan siempre en cuerpos tridimensionales. El hecho de
que podamos a menudo simplificar el problema en un plano, no significa que el problema no
sea tridimensional. A continuidad damos simplemente una introducción al tema, como
generalización de lo que vimos en el plano, dando a conocer solamente las nociones que

Estado plano de tensiones - Pág. 164


precisamos en esta materia. La teoría completa del estado tensional se verá en la Teoría de la
Elasticidad.

Fig. 4-18

El estado tensional en el espacio se caracteriza por tres tensiones normales σx, σy, σz. Se
las considera positivas en tracción. Si consideramos un cubo elemental de dimensiones dx, dy,
dz, sobre cada cara aparecerán las tensiones normales, por pares iguales y opuestas. (Fig. 4-18).
En cada faceta tenemos una tensión de corte que descomponemos en sus dos componentes
paralelas a los ejes coordenados.

Las tensiones de corte se consideran positivas como las definiciones del corte con dos
subíndices. Notamos así como la reciprocidad del corte se exterioriza naturalmente en la Fig. 4-
18.

Estas tensiones forman, una vez multiplicadas por las superficies sobre las cuales
actúan, un conjunto de fuerzas en el espacio para las cuales la estática nos proporciona seis
ecuaciones de equilibrio. Las de proyecciones sobre los ejes se verifican fácilmente. Las de
momento devuelven la reciprocidad de las tensiones de corte y se escriben:

τ xy = τ yx ; τ yz = τ zy ; τ zx = τ xz

La teoría de la elasticidad muestra que en el espacio tendremos tres direcciones


principales ortogonales entre sí, para las cuales las tensiones de corte se anulan y las tensiones

Estado plano de tensiones - Pág. 165


normales σ son extremas. Se llaman principales estas tensiones y se escriben σ1, σ2 y σ3.

Habitualmente se toma la convención de que σ1 ≥ σ2 ≥ σ3 .


El corte máximo ocurre a 45° de las direcciones principales y vale:
σ1-σ3 ; σ 2 -σ3 ; σ1-σ 2
τ M x.13 = τ M x.23 = τ M x.12 =
2 2 2

El primero siendo el mayor de los


tres. Cada uno de estos ocurre en el plano de
las tensiones principales y en un plano a 45°
de ellas.
En la Fig. 4-19 se muestra su
ubicación y sentido real. (No se ha
representado ninguna tensión normal en la
Fig.4-19, para no sobrecargarla).

El círculo de Mohr también permite


representar el estado tensional triple. Será en
realidad un tricírculo de Mohr, uno para
plano se σ1 y σ2, otro para el plano de σ2 y σ3
y el tercero para el plano de σ1 y σ3. En la Fig. 4-19
Fig. 4-20 damos un ejemplo. Se ve en ella los
tres cortes máximos.

Sera importante recordar


que cuando trabajamos con
estados tensionales planos, la
tercera tensión si bien es cero
deberá tenerse en cuenta.
Volveremos sobre ello en el
estudio de los criterios de
plasticidad o de fluencia.

Damos a continuación la
generalización de la ley de
Hooke a tres dimensiones. Las
relaciones siguientes se dan sin
demostración, solamente como
generalización de las que vimos
en el plano. Fig. 4-20

εx=
1
[σ x - µ .(σ y + σ z ) ]
E

ε y=
1
[σ y - µ .(σ z + σ x ) ]
E

Estado plano de tensiones - Pág. 166


εz=
1
[σ z - µ .(σ x + σ y ) ]
E

τ xy
γ xy =
G

τ yz
γ yz =
G

γ zx = τ zx
G
con:
E
G=
2.(1 + µ )

4-8 - Introducción a la extensometría.

El acceso a las tensiones por caminos experimentales se realiza a través de mediciones


de deformaciones unitarias ε. Esta ciencia se llama extensometría. Se puede realizar por medios
mecánicos, ópticos o eléctricos. Todos los sistemas se basan en la definición de ε, o sea
variación unitaria de longitud. Se mide por diferentes medios la variación de longitud de una
base de medida, en un punto y una dirección bien determinada y se obtiene así el valor de la
dilatación ε en dicho punto y en dicha dirección.

Las tensiones y dilataciones siendo unidas por la ley de Hooke de proporcionalidad, todo
lo que vimos sobre las tensiones puede repetirse sobre las deformaciones. Es decir, dilatación y
distorsión en una dirección α, dilataciones principales, círculo de Mohr de las deformaciones,
etc. Habrá simplemente que tener en cuenta que si el círculo de Mohr de las tensiones se realiza
en el sistema de ejes (σ, τ), el de las deformaciones se realiza en el sistema de ejes (ε, γ/2). Es un
detalle importante a no olvidar.

Las mediciones más usuales actualmente se realizan por medio de "strain gauges", o sea
medidores de deformación eléctricos, formados por una resistencia pegada a la pieza, que
participa de la deformación de ella y dicha deformación modifica el valor de la resistencia
eléctrica. Esta variación de resistencia se mide por medio de un Puente de Weastone y da un
valor directamente proporcional al ε en este punto y según la orientación de la resistencia.

Estado plano de tensiones - Pág. 167


CAPITULO 5a - Propiedades de inercia de las superficies planas.

Las siguientes propiedades de las superficies


tienen una aplicación directa en la resistencia de
materiales y se relacionan con las vigas.
Habitualmente se toma el eje de la viga como eje x,
mientras que los ejes y z perpendiculares a x, en el

Fig. 5a-1
plano de la sección de la viga se toman
como indicado en la Fig. 5a-1. Por
dicha razón tomaremos para la teoría
que sigue estos ejes yz en el plano de la
superficie cuyas propiedades se
estudian. (Fig. 5a-2)

Fig. 5a-2

Definiciones:

Momento de orden cero: M 0 = ∫ dΩ = Ω Unidades: cm2 . Es simplemente la superficie.

Momento de orden uno: M 1, z = ∫ y dΩ = y G Ω Unidades: cm3 yG =


∫ ydΩ cm
∫ dΩ

Momento de orden uno: M 1, y = ∫ z dΩ = z G Ω Unidades: cm3 zG =


∫ zdΩ cm
∫ dΩ
Los momentos de orden uno o de primer orden, llamados también momentos estáticos,
se refieren siempre a una superficie y a un eje, y su resultado es siempre igual al valor de la
superficie multiplicada por una distancia ya que se expresan en cm3. Esta última proporciona
la definición del centro de gravedad de una superficie: es el punto donde podemos concentrar
la superficie para obtener el mismo momento de primer orden.

De igual manera se definen los momentos de orden dos o de segundo orden, que por su
similitud con definiciones de mecánica, se llaman también momentos de inercia.

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 168


Iz
Momento de orden dos: M 2, z = ∫ y 2 dΩ = i z2 Ω = I z Unidades: cm4 iz =

Iy
Momento de orden dos: M 2, y = ∫ z 2 dΩ = i y2 Ω = I y Unidades: cm4 iy =

Las distancias i se llaman radio de giro o radio de


inercia. Son nociones parecidas a las coordenadas del centro de
gravedad. Si colocamos la superficie Ω a la distancia iz del eje
z tendremos el mismo momento de inercia con respecto al eje
z, o mejor aún si colocamos Ω/2 a ambos lados del eje z. Lo
mismo pasa para iy con respecto al eje y. (Fig. 5a-3)
Fig. 5a-3
(Notaremos que los subíndices son “cruzados” con los
ejes o sea iz es perpendicular al eje z.)

Por extensión se introduce la noción de momento


centrífugo o producto de inercia: (El nombre centrífugo
proviene de equivalencia en mecánica.)

Producto de orden dos: M 2, yz = ∫ y.z dΩ = J yz Unidades: cm4

Además, por extensión también, se introduce el momento de inercia polar, o sea


respecto al eje x, perpendicular a la sección, como:

Momento polar de orden dos: M 2, x = ∫ ρ 2 dΩ = ∫ ( y 2 + z 2 ).dΩ = I z + I y = I p Unidades: cm4

donde ρ es el radio polar de un punto de coordenadas y, z.

Convenciones:

Existen varias convenciones que conviene utilizar para simplificar los desarrollos
teóricos siguientes y las interpretaciones de los resultados obtenidos tanto en el plano teórico
como práctico. Algunas son simples y evidentes, otras un poco más engorrosas o complicadas
pero todas son esenciales para evitar confusión y/o errores.

1) En lo que sigue, los ejes y se toman positivos hacia abajo y los ejes z positivos hacia la
derecha.

2) Los ángulos se tomarán positivos en el sentido de y hacia z, aún los que no tuvieran su
origen en el eje y.

(Preferimos decir de y hacia z en vez de sentido trigonométrico o inverso del reloj,


pues los que no respetan la convención 1, poniendo por ejemplo el eje y hacia arriba
positivo, pueden utilizar lo que sigue manteniendo la convención de ángulos positivos de y
hacia z, si bien para ellos será en el sentido del reloj.)

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 169


3) El subíndice de Iz , o sea z, indica el eje respecto al cual hemos tomado el momento de
inercia, pero, en su expresión analítica, es la distancia perpendicular que interviene o sea y,
además, interviene al cuadrado, y2.

4) Los momentos de inercia haciendo intervenir en su definición integral distancia al


cuadrado y elementos de superficie, ambos positivos, son cantidades siempre positivas.
(No es lo mismo para el producto de inercia.)

5) Si bien en la definición del producto de inercia, y e z juegan el mismo papel, no


aconsejamos utilizar la notación con dos subíndices como lo hicimos cuando escribimos:
Jyz.
Conviene utilizar un solo subíndice. Utilizaremos él del primer
eje, el otro es siempre perpendicular al primero en el sentido de los
ángulos positivos.
J y = ∫ y.z dΩ ver Fig. 5a-4

J z = ∫ z.(− y ) dΩ = − ∫ z. y dΩ = −J y ver Fig. 5a-4

Fig. 5a-4

J − y = ∫ (− y ).(− z ) dΩ = ∫ y.zdΩ = J y ver Fig. 5a-5

J − z = ∫ (− z ).y dΩ = − ∫ y.zdΩ = J z = − J y ver Fig. 5a-5

Con esta notación con un solo subíndice ponemos en evidencia la


relación siguiente llamada de reciprocidad de los productos de inercia: Fig. 5a-5

J z = −J y

En los cálculos siempre trabajaremos con el Jy

6) Tengamos cuidado que si se usa la notación con dos subíndices, las definiciones serán las
siguientes:

J yz = J y = ∫ y.zdΩ con los subíndices en el orden de los ángulos positivos


J zy = − J z = ∫ z. ydΩ = J y = J yz con los subíndices en orden inversa de los ángulos
positivos.

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 170


Y con estas definiciones la reciprocidad se escribe:

J yz = J zy

(La reciprocidad con un solo subíndice es con signo menos; con dos subíndices es con mismo
signo de por las definiciones.)

Es muy importante no confundirse en las notaciones que pueden parecer engorrosas al


principio pero que con el uso se clarifican y no prestan a confusiones o errores.

Transporte paralelos de los ejes. (Teorema de Steiner o del transporte) :

Si conocemos los momentos de inercia Iy e Iz respecto a los ejes y, z por el centro de


gravedad de una superficie, los momentos de
inercia respecto a ejes paralelos y’, z’, pueden
obtenerse de la manera siguiente, a partir de sus
definiciones:
I y ' = ∫ z ' 2 dΩ

I z ' = ∫ y ' 2 dΩ
y como tenemos:
z' = z − a
y' = y − b
reemplazando:
Fig. 5a-6

I y ' = ∫ z ' 2 dΩ = ∫ ( z − a ) 2 dΩ = ∫ z 2 dΩ − 2a∫ zdΩ + a 2 Ω = I y + a 2 Ω

esta integral es nula ya que el eje z pasa por el centro de gravedad.


Vemos así aparecer el término que llamamos de transporte: a2.Ω

De la misma manera obtenemos:

I z ' = ∫ y ' 2 dΩ = ∫ ( y − b) 2 dΩ = ∫ y 2 dΩ − 2b∫ ydΩ + b 2 Ω = I z + b 2 Ω

De este teorema del transporte, deducimos directamente una propiedad importante de


las inercias:

El momento de inercia respecto a un eje pasando por el centro de gravedad es


mínimo con respecto a cualquier otro momento de inercia respecto a ejes paralelos al
primero. La demostración es evidente ya que cuando un eje se aleja del centro de gravedad
debemos agregar a su inercia el transporte que es un término siempre positivo.

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 171


CUIDADO:
Si pasamos de un eje (a) a otro eje (b)
paralelo, ninguno de ellos por el C. de G., debemos
pasar necesariamente por el C. de G. (c) para
utilizar el teorema del transporte. (Fig. 5a-7)
Si Ia es conocido y queremos calcular Ib, debemos
hacer:

I por G: I c = I a − d 12 .Ω

y después:
I b = I c + d 22 .Ω = I a + (d 22 − d12 ).Ω
Fig. 5a-7
En conclusión para pasar de un eje a otro paralelo
debemos pasar por el C. de G.

Vemos ahora el producto de inercia con respecto a los ejes y’, z’:

J y ' = ∫ y '.z ' dΩ = ∫ ( y − b).( z − a ) dΩ = ∫ y.z dΩ − b∫ z dΩ − a ∫ y dΩ + ab ∫ d Ω = J y + ab Ω

aparece para el producto de inercia un transporte igual a: abΩ

CUIDADO: Las distancias “a” y “b” tienen signos. (a, b) son las coordenadas (y, z) del
nuevo centro de coordenadas en el sistema de ejes “viejos”. Por lo tanto el transporte puede
ser positivo o negativo.

Rotación de ejes.

Hemos visto que por definición los momentos de inercia I son siempre positivos, no así
los productos J. Lo vimos en la reciprocidad y lo recalcamos de vuelta ahora de la manera
siguiente:
Si realizamos una rotación de los ejes (y, z) de 90°
en (y’, z’), tenemos:

J y'z ' = J y' = ∫ y' z' dΩ = ∫ z.(−y)dΩ = −∫ yzdΩ = −J y = −J yz

o sea que para una rotación de 90° de los ejes el J cambia


de signo. Durante la rotación, debe haber una dirección
para la cual el J vale cero. Los dos ejes para los cuales J=0
se llamarán principales de inercia (centrales si se ubican en
el centro de gravedad de la figura.)
Fig. 5a-8
Notaremos que si un eje es de simetría, siempre el J
será cero cualquiera sea la posición del otro eje perpendicular al primero. Si los dos ejes son
de simetría, el J=0 y son los ejes principales centrales siempre.

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 172


Para buscar las direcciones principales, debemos primero establecer las propiedades de
inercia de una figura con respecto a ejes girados un cierto ángulo α y es lo que hacemos
ahora.

Busquemos las características de inercia


con respecto a los ejes y’z’ girados en un ángulo
α con respecto a los ejes yz , suponiendo
conocido Iy, Iz, Jy. Notaremos que el ángulo α se
define a partir del eje y, positivo en el sentido de
y hacia z.

Las fórmulas de cambios de ejes se


escriben:

y ' = y cos α + z sen α


Fig. 5a-9
z ' = − y sen α + z cos α

Con estas ecuaciones de cambios de ejes y las definiciones vistas anteriormente,


podemos escribir el valor de la inercia según el eje α, Iα o sea la inercia según y’, Iy’.

I y ' = I α = ∫ z ' 2 dΩ = I y cos 2 α + I z sen 2 α − 2 J y sen α cos α


o sea1:
Iy + Iz Iy − Iz
I α = I y cos 2 α + I z sen 2 α − J y sen 2α = + cos 2α − J y sen 2α (a)
2 2

Notamos: I 0° = I y , I 90° = I z
De la misma manera, obtenemos:

Iy + Iz Iy − Iz
I α + 90° = I z ' = I y sen 2 α + I z cos 2 α + J y sen 2α = − cos 2α + J y sen 2α (b)
2 2

Notamos la relación importante:


I α + I α + 90° = I y ' + I z ' = I y + I z = I p

que se llama el primer invariante de inercia. Significa que la suma de las inercias con
respecto a dos direcciones ortogonales no depende de dichas direcciones. O sea que la suma
es independiente de α. Por otro lado permite obtener el Ip, independientemente de las
direcciones ortogonales que consideramos en el plano.

J α ,α + 90° = J α = J y ' z ' = ∫ y ' z ' dΩ = I y sen α cos α − I z sen α cos α + J y (cos 2 α − sen 2 α )

o sea simplificando:
Iy − Iz
Jα = J y' = sen 2α + J y cos 2α (c)
2

1
Utilizamos en las diversas ecuaciones siguientes las relaciones trigonométricas conocidas:
1 + cos 2α 1 − cos 2α
cos 2 α = sen 2 α = sen 2α = 2 sen α cos α
2 2
Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 173
Notamos: J α +90° = − J α o sea que reencontramos la reciprocidad (expresada con un
solo subíndice) y además vemos que esta reciprocidad es general, para cualquier par de
direcciones ortogonales del plano.

Tenemos así las fórmulas de rotación de ejes.

Se deja como verificación el valor del segundo invariante:

I α .I α +90° − J α2 = I y .I z − J y2

Ejes principales de inercia.

Si llamamos β y β’= β + 90° las direcciones principales, ortogonales, para las cuales Jβ
es nulo, (y evidentemente Jβ’ = - Jβ también será nulo), obtenemos la dirección β con Jβ = 0 o
sea:
Iy − Iz
Jβ = sen 2 β + J y cos 2 β = 0 (d)
2
o sea:
2J y
tg 2 β = (e) (Cuidado al sentido de la resta en el denominador)
Iz − Iy

Esta ecuación tiene dos raíces separadas de 90° , son β y β’ .

Cuidado: Para evitar errores de interpretaciones después conviene especificar claramente


cual de estas raíces llamamos β y cual β’. Primero elegiremos siempre las raíces tal que en
módulo sean inferiores a 90° (β≤ 90°, β’≤ 90°). Ello significa que habrá siempre una
positiva (primer cuadrante) y otra negativa (cuarto cuadrante), y llamaremos β a la raíz que
tiene el mismo signo que Jy y β’ la otra. Por ejemplo, para aclarar las ideas, si las raíces son
25° y 115°, reemplazaremos la segunda por 115° - 180° = - 75°, de tal manera que las dos
raíces son ahora 25° y – 75°, ambas inferior a 90° en módulo. Verificamos que una es
positiva y la otra negativa. Si Jy es negativo, por ejemplo, β será – 75° y β’ será 25°. (Si Jy
fuera positivo sería al revés.). Veremos en seguida que con esta convención la raíz que
llamamos β dará siempre la orientación de la inercia mínima con respecto al eje y.
Si concretamos estas definiciones en un
pequeño gráfico tenemos (Fig. 5a-10):

Si buscamos ahora los extremos de Iα


dI α
realizando para ello : = 0 veremos que

obtenemos exactamente la misma ecuación (d).
Por lo tanto, las direcciones principales que
acabamos de obtener, y caracterizadas por la
Fig. 5a-10 anulación del producto de inercia, son también
las direcciones según las cuales las inercias serán extremas, una mínima y la otra máxima.
Ello refuerza la terminología de direcciones principales.

Si evaluamos las inercias según dichas direcciones reemplazando en (a), el ángulo α


por β obtenemos:

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 174


Iy + Iz Iy − Iz
Iβ = + cos 2 β − J y sen 2 β
2 2

Pero de la ecuación (e) sacamos, respetando las convenciones de signo:


2J y Iz − Iy
sen 2 β = ; cos 2 β =
( I z − I y ) 2 + 4 J y2 ( I z − I y ) 2 + 4 J y2
y reemplazando:
Iy + Iz 1
Iβ = − . ( I z − I y ) 2 + 4 J y2 = I m = I 2 (f)
2 2
y para la otra raíz β’:
Iy + Iz 1
Iβ' = + . ( I z − I y ) 2 + 4 J y2 = I M = I 1 (g)
2 2

Vemos claramente, (como lo hemos anticipado en la definición del ángulo β) debido a


que la raíz cuadrada que aparece es siempre positiva, que la inercia en la dirección de β es
siempre menor que en la dirección de β’ ya que el término con la raíz esta precedido de un
signo negativo para Iβ y de un signo positivo para Iβ’. Por ello introducimos la notación Im
para el mínimo e IM para el máximo. Muchas veces se utiliza también la notación I1 e I2 para
las inercia principales, utilizando en este caso el subíndice 1 para la mayor y 2 para la menor.

No es todo ubicar correctamente las direcciones principales, debemos también ubicar


claramente cual de los dos ejes corresponde a la inercia máxima y cual a la mínima.

La Fig. 5a-11 permite ubicar a “simple vista” el eje de inercia mínima según el signo
del Jy y la magnitud relativa de las inercias según y z. Entender claramente estos esquemas
permite evitar muchos errores.
Se indica solamente una posición cualitativa del eje de inercia mínima (m).

Con estas
indicaciones no
pueden ocurrir
errores graves
en la ubicación
de los ejes de
inercia máximo
y mínimo.

Fig. 5a-11

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 175


Tenemos así, con las ecuaciones (e), (f) y (g) la posibilidad de calcular los momentos
de inercia máximo y mínimo y de ubicarlos con el ángulo β.

Alguna vez es interesante realizar la operación al revés, es decir, conocidos los


momentos de inercia máximo (M) i mínimo (m), calcular las características de inercias según
los ejes y, z. Invirtiendo las ecuaciones mencionadas, obtenemos:

I y = I M sen 2 β + I m cos 2 β

I z = I M cos 2 β + I m sen 2 β (h)

IM − Im
Jy = sen 2 β
2

Circulo de Mohr de inercia.

Ya que sabemos que existen direcciones principales de inercia, conviene muchas veces
elegir estas como ejes coordenados de referencia. Además conviene que sean los ejes
principales centrales, lo que significa por el centro de
gravedad de la superficie considerada.

Si consideramos entonces una dirección


cualquiera φ con respecto al eje y coincidente con el eje
de inercia mínimo. (φ es positivo en el sentido de y
hacia z, o sea desde el eje de inercia mínima “m” hacia
el eje de inercia máxima “M”). Fig. 5a-12.

Si calculamos las características de inercia


respecto a la dirección φ, obtenemos:
(ello se puede hacer fácilmente utilizando las
Fig. 5a-12 expresiones (a) y (c) anterior, teniendo en cuenta las
diferencias entre las Fig. 5a-9 y 5a-12 y el hecho que el
producto de inercia respecto a las direcciones principales es nulo.)

Im + IM Im − IM I + Im IM − Im
Iϕ = + cos 2ϕ = M − cos 2ϕ (i)
2 2 2 2

Im − IM I − Im
Jφ = sen 2ϕ = − M sen 2ϕ (j)
2 2

Estas expresiones permiten calcular las características de inercia en una dirección


respecto φ con respecto al eje de inercia mínimo. (Hemos realizados unos cambios de signo
para que los numeradores sean positivos.)

CUIDADO: Para aclarar la nomenclatura utilizada: si una dirección cualquiera se ubica con
respecto a un eje y cualquiera, se llama α el ángulo y las fórmulas a utilizar son (a) y (c). Si la
dirección cualquiera se ubica a partir del eje de inercia mínimo el ángulo se llama φ se
utilizan las ecuaciones (i) y (j).

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 176


Si eliminamos el ángulo φ entre las relaciones (i) y (j), obtenemos:

I + Im   I − Im 
2 2

 Iϕ − M  + J ϕ2 =  M 
 2   2 

Esta relación debe existir siempre entre un momento de inercia respecto a un eje
cualquiera y el producto de inercia correspondiente. Como es independiente del ángulo φ,
vale para cualquier dirección y el subíndice φ podría eliminarse.

I + Im   I − Im 
2 2

I − M  +J2 = M  (k)
 2   2 

En el sistema de ejes (I, J) tenemos así la ecuación de una circunferencia, llamada


Circunferencia de Mohr o de manera más corta Círculo de Mohr. Es un círculo de centro:

 IM + Im  IM − Im
 , 0  y de radio
 2  2

En la Fig. 5a-13,
representamos dicho
círculo que sintetiza en
forma geométrica todas las
fórmulas anteriores:

Notaremos que las


coordenadas del punto
marcado φ son las
correspondientes a las
expresiones (i) e (j)
anteriores. A cada
dirección en el plano
corresponde un punto
sobre el círculo de Mohr.
Los ángulos se duplican en
el círculo y se miden a
partir del punto
correspondiente a la
dirección de referencia en
la Fig. Por ejemplo la
Fig. 5a-13
dirección cualquiera φ se
mide a partir del eje de inercia mínima y por lo tanto el ángulo 2φ se mide a partir del punto
m, representativo de la inercia mínima. Los puntos extremos donde el círculo corta el eje de
las I, corresponden a las inercias Máximas (M) y mínimas (m). Notamos que el J máximo
vale el radio del círculo y se produce a 45° de las inercias extremas. Las características de
inercia respecto de dos ejes perpendiculares, o sea separados de 90°, serán representadas en le
círculo por dos puntos separados de 180°, o sea diametralmente opuesto. Ello ocurre para (M)
y (m), y si consideramos el eje ortogonal a la dirección φ, o sea φ’= φ+90, su representación
será en φ’, opuesto a φ. Verificamos así de manera muy simple la reciprocidad de los
productos de inercia, ya que Jφ’; = - Jφ. Podemos también verificar fácilmente el primer
invariante: Iφ’ + Iφ = IM + Im .
Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 177
Por ejemplo si conocemos Iy, Iz e Jy y que los datos numéricos son tales que Iy<Iz e
Jy<0, obtenemos el círculo de Mohr de la Fig. 5a-14 de la manera siguiente:

Primero colocamos los


puntos correspondientes a las
inercias Iy e Iz, en medio de los
cuales se ubicará el centro del
círculo. Después trazamos Jy
con su signo en el extremo del
Iy obteniendo así el punto y del
círculo. Teniendo el centro y
el punto y del contorno
podemos trazar el círculo,
obteniendo los puntos z, M, m.

Notamos la reciprocidad
de Jz = - Jy reflejada en el
círculo.

El ángulo β se obtiene
por su definición entre la
Fig. 5a- 14
dirección y y la dirección m de
mínima inercia. Notamos
sobre la Fig. 5a-14 que dicho ángulo se encuentra trazado en sentido opuesto de la
convención positiva, por lo tanto el ángulo β es negativo y se comprueba que tiene el mismo
signo que Jy.

Obtenemos así del círculo la información buscada, o sea los valores de IM, Im, y β.

Elipse de Inercia.

Una vez conocidas las


características de inercia de un área, sus
direcciones principales y sus momentos
de inercia máximo y mínimo, es
interesante trazar la elipse de inercia que
da una idea gráfica de estos resultados.
Primero se calculan los radios de inercia
I
i= máximo y mínimo. La elipse se

traza en el sistema de ejes principales y
Fig. 5a-15 tiene por semiejes los radios de inercia
máximo y mínimo. Tendremos cuidado
en colocar el semieje mayor
perpendicularmente al eje de inercia máximo y el menor perpendicularmente al eje de
inercia mínimo. Esta elipse da una buena idea de las características de inercia de la figura. En
la Fig. 5a-15 representamos ejemplos. Si bien colocando la mitad de la superficie (Ω/2) en

ambos extremos del eje mayor, podemos obtener la inercia máxima como 2. .i M2 y de
2
manera semejante para la inercia mínima, esta propiedad no se mantiene para otras
direcciones.
Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 178
Ejercicios:

1) Evaluar la inercia de una sección rectangular con


respecto a un eje paralelo a la base por el C. de G. (Fig. 5a-
16)

Sol. Para el dΩ, considerar b.dy e integrar


sobre y desde -h/2 hasta +h/2. Se obtiene bh3/12.
h h
2 2
bh 3
∫ y dΩ = ∫ y bdy =
2 2

h h 12
− −
2 2

Fig. 5a-16
2) Evaluar la inercia de un triángulo con respecto a la base.
(Fig. 5a-17)

Sol. Se considera para dΩ también el ancho


multiplicado por dy, y se integra sobre y,
pero aquí el ancho b1 será función de y.
h− y
h h
bh 3
b1 = b. ; ∫ y dΩ = ∫ y b1 dy =
2 2

h 0 0
12
Nota 1: Es pura casualidad que el resultado sea
igual al del ejercicio anterior. Fig. 5a-17
Nota 2: Darse cuenta que el resultado no depende
de la posición horizontal del vértice.

3) Calcular la inercia de la superficie indicada Fig. 5a-18 con respecto a la base.

Sol. No olvidar considerar los momentos de inecia


con respecto de los centros de gravedad de cada
una de las figuras que componen la superficie
y de agregar el transporte correspondiente.
2 2 2
a bc 3 bc  c  bc  c
3
ba
I= + ba.  + − .  + . a + 
12 2 12 2 3 2  3
b
(
= . 4a 3 + 6a 2 c + 4ac 2 + c 3
12
)
4) Evaluar la inercia de la Fig. 5a-18 con respecto de un Fig. 5a-18
eje paralelo a la base, por el centro de gravedad.

b
Sol. I = (6a 4 + 12a 3 c + 12a 2 c 2 + 6ac 3 + c 4 )
36(2a + c)

Secciones delgadas:

Muchas veces en los cálculos estructurales que realizaremos más adelante,


necesitaremos las características de inercia de la sección de vigas llamadas de paredes

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 179


delgadas. Conviene definir aquí lo que se entiende por ello y que grado de aproximación
introduce este concepto.
Una sección se considera de pared delgada si para la evaluación de los diferentes
momentos (orden cero, uno, dos...) se puede estilizar la sección por su línea media y
concentrar la superficie sobre dicha línea.
Sea, Fig. 5a-19, una sección así de pared delgada, o sea una superficie constituida por
una línea media cualquiera, alrededor de la cual se reparte el espesor, constante o variable,
pero si varia debe ser lentamente.

Fig. 5a-19

Se puede así considerar una abscisa curvilínea s según la línea media para realizar las
integraciones.
Un elemento de superficie podrá asimilarse a un elemento de la línea media por el
espesor en ese punto: e.ds, o más riguroso, e(s).ds ya que el espesor puede variar.
Tenemos así sucesivamente las expresiones simplificadas siguientes:

Momento de orden cero: M 0 = ∫ dΩ = Ω = ∫ e( s )ds

Momento de orden uno: M 1, z = ∫ y dΩ = ∫ y ( s ).e( s )ds = y G Ω

Momento de orden dos: M 2, z = ∫ y 2 dΩ = iz2 Ω = I z = ∫ y 2 ( s ).e( s ).ds

Nota: Las integraciones se realizan a lo largo de la línea media.

La comparación de estos resultados con los resultados exactos sirve para dar el grado
de aproximación obtenido. Notaremos fácilmente que si el espesor es reducido frente a las
otras dimensiones en el plano de la superficie, el error es despreciable.

Por ejemplo para obtener el momento estático de la parte AB de la


superficie de la Fig. 5a-19, con respecto al eje z:
B
M 1, z = ∫ ydΩ = ∫ y ( s ).e( s ).ds
A so

En consecuencia con la definición, el momento de inercia con


respecto al eje z, de un rectángulo delgado, como indicado en la Fig. 5a-
20, será el propio (por el C. de G.) aumentado del transporte, o sea:
eh 3 Fig. 5a-20
+ eh.d 2
12

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 180


Si ahora tenemos la situación de la Fig. 5a-21, será:
eh.d 2
y notamos que en este segundo caso el momento de inercia propio
he 3 / 12 no aparece; dicho de otra manera, solamente si el momento de
inercia propio es despreciable frente al transporte, la sección puede
considerarse como delgada. En esta Fig. 5a-21, en el caso limite en que
la distancia d tiende a cero, o sea en que el rectángulo esta según el eje
z, la inercia tiende a cero según la fórmula indicada. Ello vale siempre
Fig. 5a-21
y cuando al lado de este término haya otro que no sea despreciable. Por
ejemplo para el caso de la cruz de la Fig. 5a-22, el momento de
inercia respecto al eje z será eh 3 / 12 es decir que solamente la
parte vertical se tiene en cuenta. Podemos fácilmente en este
caso estudiar el grado de aproximación.
eh 3 he 3 eh 3  e 2  eh 3
I exacto = + = 1 + 2  ; I aprox. =
12 12 12  h  12
y la diferencia porcentual será:
I exacto − I aprox. e2
.100 ≈ 2 .100
I exacto h
Fig. 5a-22 Vemos así que si e/h = 0,1, la diferencia alcanza 1%, si
vale 0,2 alcanza 4% ...

Consideramos ahora el rectángulo hueco de la Fig. 5a-23, la


inercia exacta y la aproximada serian:
5.10 3 3.83  1.9 3 
Ie = − = 288,6 ; I a = 2. + 1.4.4,5 2  = 283,5
12 12  12 
con una diferencia inferior a 1,8%

Nota: darse cuenta que para la inercia aproximada se trabaja sobre Fig. 5a-23
la línea media de la sección.

En muchos casos en las teorías de las vigas, tanto en flexión como en corte, se utilizan
secciones de paredes delgadas y más adelante veremos la utilización de dichos conceptos.

Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 181


CAPITULO 5b - Flexión pura plana.

5-1 – Viga prismática sometida a un momento flector constante (flexión pura).

5-1-1– Generalidades.
Consideramos una viga rectilínea infinitamente larga con sección recta constante y
aplicamos en sus extremos dos cuplas iguales y contrarias de momento M. Suponemos
además que la sección recta de la viga sea simétrica con respecto al plano de dichas cuplas.
(Fig. 5b-1 y 5b-2).

Como el momento flector M es constante, la deformación es la misma en cualquier


lugar de la viga. En consecuencia, el eje de esta se transforma necesariamente en una curva
con curvatura constante, es decir un arco de círculo con centro en O, contenido en un plano
que coincide con el plano de solicitación, a causa de la simetría de la sección recta.

Las fibras longitudinales se curvan todas según arcos de círculos paralelos. Analizando
la deformación se nota que las fibras ubicadas en la parte convexa se alargan y las de la parte
cóncava se acortan. Necesariamente existen fibras intermedias que mantendrán su longitud.
Resulta de ello que en la sección recta existirán zonas de tracción donde las fibras se alargan,
zonas de compresión donde se acortan y zonas sin tensiones, neutras, donde mantienen su
longitud.

5-1-2– Conservación de secciones planas y deformaciones.

Para precisar la repartición de tensiones en la viga, debemos examinar detalladamente


la deformación de las secciones rectas. Consideramos primero el trozo izquierdo (I) de la
viga. (Fig. 5b-1). La superficie recta S de la sección terminal se transforma, después de la
deformación, en una superficie S’.

Consideramos ahora el trozo


de la derecha (D). La misma
sección S se transforma en una
superficie S’’. Los dos trozos I e D
siendo idénticos entre sí, las dos
superficies S’ y S’’ deben ser
simétricas con respecto al plano
Fig. 5b-1 nn. Pero por otra parte, S’ y S’’
son deformadas de una misma
sección S de la viga. Deben poder superponerse en continuidad. Estas dos condiciones solo
son posibles simultáneamente si la sección recta deformada S es un plano. Debido a la
simetría, este plano debe pasar por el centro O de curvatura de la viga.

Podemos entonces afirmar que: durante las deformaciones de flexión, las secciones
rectas permanecen planas y normales a las fibras deformadas.

Flexión - Pág. 182


Este resultado, enunciado por J. Bernoulli en 1705, es habitualmente considerado como
una hipótesis cuya validez se confirma con mediciones directas sobre piezas flexionadas y
por la Teoría de la Elasticidad.

La demostración que acabamos de dar permite afirmar que la presente teoría de la


flexión es rigurosa y sus resultados necesariamente idénticos a los deducidos por la Teoría de
la Elasticidad.

En virtud de la ley que acabamos


de ver, cada sección gira con respecto a
una sección vecina alrededor de un eje,
llamado eje neutro, de manera que su
plano pase siempre por el centro de
curvatura O de la viga (Fig. 5b-2). Un
elemento infinitesimal de longitud dx,
después de deformado, toma la forma
indicada en la Fig. 5b-3.

Una fibra longitudinal cualquiera


de sección dA sufre un alargamiento,
antes la fibra cd tenía una longitud dx
Fig. 5b-2 y después, por definición del
alargamiento unitario, tiene una longitud (1+ε)dx. Vamos a ver que dicho alargamiento
unitario ε es proporcional a la distancia y de la fibra analizada al eje neutro. De hecho, según
la similitud de los sectores circulares de radio ρ y ρ + y podemos escribir:

cd (1 + ε ) dx ρ + y
= =
ab dx ρ
de donde despejamos:
y
ε= (1)
ρ

Obtenemos así la deformación unitaria o especifica de una fibra situada a la distancia y


del eje neutro. Para este último, y = 0 y por lo tanto ε = 0 (Razón por la cual se llama neutro.)

5-1-3– Tensiones en una viga elástica flexionada.


En un material elástico, la ley de Hooke permite escribir para la fibra considerada:
y
σ = Eε = E (2)
ρ
La distribución de estas tensiones se indica en la Fig. 5b-3. La tensión en una fibra
cualquiera es proporcional a su distancia al eje neutro. (Para este σ = 0).

La posición del eje neutro y el radio de curvatura ρ pueden ahora determinarse


exprimiendo que las fuerzas interiores σdA deben equilibrar la cupla exterior M. La resultante
de dichas fuerzas debe ser nula, lo que nos da:

Flexión - Pág. 183


E
∫ σ dA
A
= 0 o bien
ρ ∫ y dA
A
= 0

Fig. 5b-3

Esta condición significa que el eje neutro pasa por el centro de gravedad de la sección
recta.

Por otro lado, la suma de los momentos de dichas fuerzas con respecto al eje neutro,
(como con respecto a cualquier eje paralelo) debe ser igual al momento M de la cupla; de
donde:
E
∫ σ y dA ≡ ∫ y dA = M
2

A
ρ A

∫y
2
Como la integral dA es el momento de inercia I de la sección recta de la viga
respecto del eje neutro, la ecuación anterior se escribe:

1 M
χ= = (3)
ρ EI

Esta fórmula permite determinar el radio de curvatura del eje de la viga deformada.
Vemos que la curvatura χ varía como el momento flector e inversamente proporcional a la
cantidad EI, que se llama rigidez flexional de la viga.

Flexión - Pág. 184


La cantidad χ da también una medida del ángulo dφ, que es la rotación relativa de dos
secciones separadas dx (Fig. 5b-3):

dφ 1 M
= =
dx ρ EI
y la integración de dicha expresión permite obtener el ángulo relativo de rotación entre dos
secciones separadas de ℓ en una viga sometida a flexión pura:
Mℓ
φ= (4)
EI

Si ahora eliminamos ρ entre las ecuaciones (2) y (3), obtenemos:

My
σ = (5)
I

Llamada ecuación de Navier.

La teoría precedente fue establecida suponiendo que la viga tenía un plano longitudinal
de simetría en el cual actúa la cupla flectora. Esta simetría permite afirmar que el momento
de las fuerzas interiores alrededor del eje Gy se anula, Fig. 5b-3, porque los momentos de las
fuerzas situadas de un lado del eje equilibran exactamente los momentos de las fuerzas
correspondientes del otro lado.

En el caso en el cual no se tiene un plano de simetría, se debe examinar cuando el


momento de las fuerzas interiores alrededor del eje Gy se anula. Este momento vale:

E
M y = ∫ zσ dA =
ρ ∫A
y z dA
A
Se anula si:
∫ y z dA = 0
A
(6)

es decir si los ejes Gy , Gz son los ejes principales centrales de inercia de la sección recta.

Así entonces, la teoría de la flexión desarrollada es aún válida cuando la cupla flectora
no coincide con un plano de simetría, siempre y cuando contiene uno de los ejes principales
de inercia de la sección recta. Tales planos se llaman planos principales de flexión.

El modo particular de flexión estudiado aquí se caracteriza por el hecho que el plano de
solicitación coincide con el plano de flexión y que el eje neutro es normal a dicho plano. Es
lo que llamamos flexión plana.

Examinaremos en el capitulo 8 de solicitaciones compuestas el caso general de flexión


oblicua, cuando el plano de la cupla flectora (plano de solicitación) no coincide con un plano
de inercia principal.

Flexión - Pág. 185


5-1-4 – Dimensionamiento de una viga elástica en flexión pura.
En la mayoría de las vigas utilizadas en construcción, el centro de gravedad se ubica en
el medio de la sección recta y tenemos:
h
y máx =
2
y además, las tensiones admisibles R en tracción y R’ en compresión son a menudo iguales.
La fórmula (5) aplicada para las fibras extremas nos da entonces:

M y max M
σ máx = = ≤R (7)
I W

Esta expresión muestra que la resistencia de la viga flexionada se mide por la cantidad
W=I/ymáx, que se llama módulo de flexión; esta cantidad tiene como dimensión una longitud
al cubo.

La relación (7) permite verificar si una sección dada resiste a un momento flector dado.

Para calcular, al contrario, que momento flector máximo puede soportar una sección
dada, se aplica:
M ≤ R.W (8)

Si, al fin, queremos determinar la sección necesaria para resistir a un momento dado M,
se utilizará la relación:
M
W≥ (9)
R

Las fórmulas (7,8,9) son las ecuaciones de dimensionamiento a flexión; es siempre la


misma ecuación escrita en una u otra forma.

Para una sección rectangular de altura h y ancho b, tenemos:

bh 3 bh 2
I= , W = (10)
12 6

y para una sección circular de diámetro d:

π d4 π d3
I= , W = (11)
64 32

Para los perfiles habituales los valores de I y de W están dados por las tablas
proporcionadas por los fabricantes.

Si las tensiones admisibles R y R’ en tracción y en compresión son diferentes y si el


centro de gravedad de la sección recta no se ubica al medio de la altura, como en el caso de
una viga con sección en T o en U, designamos por y1 e y2 las distancias del eje neutro a las
fibras extremas inferior y superior de la sección, Fig. 5b-3. Si el momento flector M es
positivo, tenemos:

Flexión - Pág. 186


My1 M My 2 M
σ máx = = σ mín = − =− (12)
I W1 I W2

y la resistencia de la viga esta asegurada si tenemos:

M M
≤R ≤ R' (13)
W1 W2

Si el momento flector es negativo, tenemos al contrario:

M M
σ máx = − σ mín = (14)
W2 W1

y las condiciones de resistencia se escriben:

M M
≤R ≤ R' (15)
W2 W1

5-2 – Viga prismática sometida a un momento flector variable (flexión simple).


Cuando la viga esta sometida a un momento flector variable, este último esta
acompañado necesariamente de un esfuerzo de corte. Por lo tanto, la demostración que vimos
en el parágrafo 5-1 no tiene validez y ya no tenemos la conservación de las secciones planas.
No obstante, la experiencia y la teoría de la elasticidad muestran que el error es despreciable
si aplicamos la fórmula (5) para determinar las tensiones normales σ.

La flexión simple se encuentra en todas las vigas sometidas a fuerzas normales a su eje.

Si dichas fuerzas son fuerzas concentradas, en su vecindad inmediata, la repartición de


tensiones es en realidad más compleja. En este caso, la fórmula (5) solo se aplica en
secciones situadas en una cierta distancia de los puntos de aplicación de estas fuerzas
concentradas. (Distancia igual a la altura de la viga según el principio de Saint Venant.)

Si, al contrario, estas fuerzas están repartidas, se puede verificar por la teoría de la
elasticidad que la fórmula (5) da buenos resultados en toda la sección siempre y cuando la
altura de la viga sea pequeña con respecto a su longitud.

En el capitulo 8 referente a solicitaciones compuestas analizamos más en detalle la


flexión simple.

5-3 – Viga con sección variable.


Los resultados anteriores rigurosos para las vigas prismáticas, pueden utilizarse con
buena aproximación para las vigas cuyas secciones varían lentamente. Más adelante daremos
una idea del grado de aproximación.

Flexión - Pág. 187


Al contrario, los huecos y cambios bruscos de sección que ya vimos en el parágrafo 3-
8-2, provocan, en el caso de flexión también, concentraciones importantes de tensiones en su
vecindad. Los coeficientes de concentración que, en el caso de la tracción, multiplicaban la
tensión media, permanecen casi iguales, pero aquí debemos aplicarlos a las tensiones de
flexión que se producirían en el lugar de la singularidad si no existiese. Lo veremos en el
parágrafo 5-7-5

5-4 – Forma racional de las secciones rectas


de las vigas flexionadas.

En los puntos más alejados del eje neutro, la tensión σ no debe sobrepasar la tensión
admisible R. Resulta de ello que en los otros puntos tenemos σ<R, es decir que el material no
esta bien utilizado. Además, los esfuerzos σ dΩ tienen, con respecto al eje neutro, momentos
tantos menores que es menor el brazo y. Por estos motivos, los elementos dΩ vecinos del eje
neutro contribuyen poco para resistir al momento flector exterior M. Para utilizar de la mejor
manera posible el material, conviene diminuir la cantidad de material cerca del eje neutro y
concentrar el mismo en dos núcleos alejados de este eje, unidos entre sí por un alma delgada.
Se obtienen así vigas en doble T, sean simples (laminadas), sean compuestas (obtenidas
remachando o soldando entre sí un alma, eventualmente cuatro esquinas y dos o varias alas.)
(Fig. 5b-4)

Fig. 5b-4 Fig. 5b-5

Para dar una idea de la ventaja en utilizar este tipo de secciones, observamos que para
un rectángulo de altura h y base b tenemos:
I bh 2
W= = = 0,167 Ω h
y máx 6
mientras que, para un perfil laminado habitual, tenemos aproximadamente:
I
W= = 0,32 Ω h
y máx
En consecuencia, para igualdad de sección y de altura, el perfil puede soportar un
momento flector doble.
En el límite, si todo el material pudiera concentrarse en las alas del doble T,
tendríamos, Fig. 5b-5, despreciando el espesor propio de las alas:

Ω h 2 Ωh 2 I Ωh
I =2 ( ) = , W= =
2 2 4 y máx 2

y la viga podría resistir un momento flector triple que él de la viga con sección rectangular.
Flexión - Pág. 188
Las vigas compuestas de gran altura se acercan a este valor.

El calculo anterior muestra que: 1) se debe tratar de reducir al máximo el espesor del
alma; 2) hay interés en dar a la sección una altura tan grande como posible, ya que, para
sección constante, el módulo crece con la altura h. No obstante no podemos exagerar en ese
sentido, pues reduciendo la rigidez transversal de la viga, esta puede derrumbarse por
inestabilidad flexo-torsional transversal. Además el alma siendo muy delgada puede aparecer
inestabilidad lateral de pandeo local, perpendicularmente a su plano.
Hemos visto que las tensiones máximas en la viga son proporcionales a las distancias
y1 e y2 de las fibras extremas al eje neutro. En consecuencia, si el material tiene la misma
resistencia a tracción como a compresión, conviene adoptar secciones para las cuales el
centro de gravedad G esta en el medio de la altura.
Si, al contrario, el material tiene una baja resistencia a tracción y una resistencia
elevada a compresión (fundición o hormigón), es indicado elegir una sección para la cual las
distancias a las fibras extremas estén entre ellas como las tensiones admisibles en tracción y
compresión. De esta manera colocamos más material del lado donde tenemos menos
resistencia y se logra igualar la resistencia en tracción y en compresión.
Por ejemplo, en el caso de una sección en T, se puede ubicar el centro de gravedad G a
la altura deseada proporcionando correctamente el ala y alma del perfil (Fig. 5b-6a).

(a) (b) (c)


Fig. 5b-6

Notamos también que el aumento del área de la sección recta no tiene siempre como
efecto disminuir las tensiones de flexión. Si consideramos por ejemplo (Fig. 5b-6b) una
sección rectangular a la cual agregamos dos apéndices estrechos. Estos contribuyen más en
aumentar el ymáx que el momento de inercia I y en consecuencia el modulo de flexión W es
inferior al del rectángulo solo, sin apéndices.
Por otro lado, podemos mostrar fácilmente por el cálculo que, en el caso de una viga
cuadrada, flexionada en el plano de una diagonal, podemos aumentar W en un 5% cortando
los extremos marcados como indicado Fig. 5b-6c.
Las conclusiones precedentes, basadas sobre la ley σ=My/I de distribución elástica de
las tensiones, se aplican para los materiales rígidos ya que estos permanecen prácticamente
elásticos hasta la rotura. En el caso de materiales dúctiles, se aplican si el material esta
sometido a fatiga, pero no se aplican si tenemos solicitaciones estáticas como lo vamos a ver
más adelante.

Flexión - Pág. 189


5-5 – El trabajo de deformación y energía interior en las vigas flexionadas.
Suponemos que el momento flector se aplica gradualmente sobre la viga a fin de evitar
acciones dinámicas. Por razones explicadas anteriormente en el caso de la tracción, el trabajo
de deformación es la mitad del producto del momento flector M por la rotación relativa φ de
las secciones inicial y terminal. En consecuencia, teniendo en cuenta la fórmula (4), se
obtiene tres expresiones equivalentes del trabajo exterior de las cuplas aplicadas:

1 1 M 2 ℓ 1 EIϕ 2
T= Mϕ = = (16)
2 2 EI 2 ℓ

Si el momento flector varía de una sección a otra, tenemos:


1 M2
T= ∫ dx (17)
2 0 EI

Según la conservación de la energía, el trabajo exterior T será igual al la energía interior


acumulada por deformación de la viga W.

5-6 – Vigas de dos materiales diferentes.


Se utilizan a veces vigas constituidas de dos o varios materiales diferentes. La Fig. 5b-7
representa un caso simple, una viga de madera reforzada por una planchuela de acero
abulonada sobre la madera. Si suponemos que no hay rozamiento entre el acero y la madera,
se puede aplicar la teoría de las vigas homogéneas al caso actual. Basta reemplazar cada capa
elemental de madera por una capa ficticia de acero que trasmite el mismo esfuerzo, teniendo
en cuenta que el modulo de elasticidad de la madera Em es mucho más reducido que el del
acero Ea, de manera que la parte de madera de la viga flexionada será equivalente a un alma
de acero mucho más estrecha.
El esfuerzo trasmitido por una capa de madera de altura dy vale Em ε b dy; el trasmitido
por una capa de acero de misma altura y de ancho b1 vale Ea ε b1 dy. Para no modificar las
fuerzas interiores, debemos escribir:
E m ε bdy = E a ε b1 dy
de donde:
E
b1 = b m
Ea
De esta manera,
transformamos el problema en
uno de flexión de una viga
homogénea de acero que se trata
como indicado anteriormente.
Una vez resuelto este problema,
se determina la tensión máxima
en la madera multiplicando por
Em/Ea la tensión en el acero
Fig. 5b-7 ficticio.

Flexión - Pág. 190


5-7 – Repartición real de las tensiones
La meta del presente parágrafo es dar algunas informaciones suplementarias sobre la
repartición de las tensiones en las piezas flexionadas donde la fórmula de Navier no da
resultados correctos y conocer así el alcance de la teoría anterior.

5-7-1– Cargas repartidas.

Para apreciar el grado de aproximación de la formula de Navier σ = My/I cuando existe


un esfuerzo cortante, comparémosla con la solución exacta de la viga sobre dos apoyos, con
sección rectangular de altura h y con ancho
pequeño b, cargada uniformemente con p kg/m
(Fig. 5b-8).
La expresión exacta de σx (establecida en la
Teoría de la Elasticidad y dada aquí sin
demostración) vale:
p p 2 h2 
σx = x(ℓ − x) y +  y 3 − y
2I 2I  3 10 
El primer término es el dado por Navier ya Fig. 5b-8
que:
1
M = px(ℓ − x)
2
El segundo es un término corrector independiente de x, cuya importancia es tanto más
reducida que la altura h de la viga es pequeña respecto a la luz l. Por ejemplo, si l=10h, el
segundo término vale, en las fibras extremas de la sección del medio, 0,27% del primero.
Por ello podemos concluir que la fórmula de Navier da muy buenos resultados para las
tensiones longitudinales en flexión simple.
Además de las tensiones longitudinales σx, existen también tensiones de corte τxy
debidas al esfuerzo de corte, que estudiaremos en el Capitulo 7.
En fin existe una tensión σy de compresión, dirigida según el eje y y que vale:

p  1 3y 2 y3 
σy =−  − + 
b  2 2h h 3 
En la fibra superior (y = - h/2), ella coincide naturalmente con la presión -p/b ejercida
por la carga, mientras que en la fibra inferior (y = h/2), se anula.
En general, dicha tensión es despreciable; solamente tiene importancia si la carga es
concentrada. Este caso se analiza a continuación.

Flexión - Pág. 191


5-7-2– Cargas concentradas.

En la proximidad del punto de


aplicación de una carga concentrada, existe
una distribución de las tensiones locales
bastante compleja.
Por ejemplo, en el caso de una sección
rectangular estrecha, una carga P repartida
uniformemente sobre el ancho b (Fig. 5b-9)
engendra tensiones radiales expresadas por:
Fig. 5b-9

2 P cos ϕ
σr = −
π br

Según el principio de Saint-Venant, el efecto perturbador


de esta carga se extiende en la práctica sobre un largo de la viga
igual a dos veces su altura.
En la práctica, se esforzara en disminuir las tensiones
secundarias debidas a las cargas concentradas:
a) Intercalando entre la carga y la viga un elemento que
reparte la carga sobre un ancho suficiente (Fig. 5b-10);
b) Reforzando la viga misma con rigidizadores de alma,
diafragmas, etc... El estudio de estos elementos pertenece a
materias ulteriores.
Fig. 5b-10

5-7-3– Paredes portantes o vigas de gran altura.


Cuando la altura h de la sección es del mismo orden de magnitud que la luz l de la viga,
la distribución de tensiones difiere considerablemente de la repartición lineal. Se encuentra
este caso en las paredes portantes (Silos) o en vigas de gran altura. Tales piezas deben
estudiarse por la Teoría de la Elasticidad.

5-7-4– Vigas con sección variable.

Para apreciar la exactitud de la fórmula σ =My/I en el caso de vigas con sección


variable, comparamosla con la solución exacta dada por la Teoría de la Elasticidad para una
viga en forma de cuña de espesor b pequeña, cargada en su vértice con una fuerza
concentrada P normal a su eje (Fig. 5b-11). Sobre una sección cilíndrica mn con centro en O,
la tensión es puramente radial; vale en el punto de ángulo polar ϕ

2 P sen ϕ
σr =
α − sen α rb

Flexión - Pág. 192


|Dicha tensión es máxima en los puntos m
y n (ϕ = ± α/2). La comparamos con la tensión:

3 P cos α 2
σ x máx =
2 br sen 2 α 2

dada por la utilización de la fórmula de Navier


en los mismos puntos.

Fig. 5b-11

α= 10° 20° 30° 40°


σ r máx 4 sen 3 α 2
= 1,002 1,006 1,014 1,026
σ x máx 3 (α − sen α ) cos α 2

Vemos así que, aún para α = 40° la tensión máxima dada por la ecuación de Navier
difiere de la máxima real de sólo 2,6%.

5-7-5– Concentraciones de tensión.


Como en el caso de tracción se calcularán las tensiones de flexión cerca de un cambio
brusco de sección o de un agujero, multiplicando la tensión dada por Navier, σ = My/I por un
coeficiente de concentración de tensión k. Este último puede evaluarse con la fórmula (3-23)
del capítulo de tracción pero con los valores siguientes para las constantes α y β:

Forma de la Entalladura según Fig. 25 (Tracc.) Entalladura según Fig. 26 (Tracc.)


barra α β α β
Plana 0,25 1,40 0,60 4,00
Redonda 0,25 1,80 0,77 3,80

No obstante para la flexión de los ejes circulares con cambio brusco de sección (Fig. 26
Tracc.), se obtienen resultados más precisos con la expresión mejorada:
1
k = 1+
α ρ t + β ( ρ a)(1 + ρ a) 2 + γ ( ρ t ) n d D

con dos constantes suplementarias γ = 0,2 y n = 3.


Por supuesto que todo lo que se dijo en el capítulo de tracción referente al tipo de
solicitación (estática o dinámica) y al tipo de material (dúctil o rígido) mantiene su valor.

Flexión - Pág. 193


CAPITULO 6: TORSION

6-1.- Tensiones y deformaciones en una viga con sección circular.

6-1-1 Consideraciones iniciales.

Consideremos una viga infinitamente larga con eje recto y sección circular constante, sometida a
dos cuplas Mt iguales y opuestas, aplicadas en las dos secciones extrémales y actuando en los planos de
estas secciones. Fig. 6-1. El momento torsor es constante en todas las secciones e igual a Mt.
Podemos afirmar a priori que:

a) Todas las secciones rectas giran durante la torsión alrededor de sus centros
respectivos.

En hecho si una sección girará alrededor de un punto P distinto al centro 0,


el radio 0P tendría una situación privilegiada lo que es imposible, visto la compleja
simetría polar de la sección circular.

b) Todas las secciones rectas permanecen circular y planas después de la


deformación.

Fig. 6-1 En hecho, la simetría completa exige que las secciones deformadas tengan
simetría polar aún después de la deformación. Por lo tanto guardamos una forma de
revolución. Ahora si damos vuelta a la pieza de manera que B coincida con A y vice versa, el sentido del
momento es lo mismo, las deformaciones de las secciones rectas deben reproducirse para una rotación de
180° lo que exige que sean planas.

c) Un radio cualquiera trazado en una sección recta permanece rectilíneo durante la torsión.

En hecho, consideremos el extremo A de la viga fijo y que el radio considerado se curva en el


sentido de la cupla de torsión en B. Si consideramos ahora el extremo B como fijo y la cupla aplicada en el
extremo A, el radio debe curvarse en el sentido opuesto lo que es imposible salvo si permanece recto.

d) En fin, como ningún radio es privilegiado, el ángulo comprendido entre dos radios cualesquiera trazados
en una sección no puede variar durante la torsión.

Resumiendo los resultados (a-d) aquí arriba, podemos afirmar que, a causa de la simetría completa de la
sección circular y de la antisimetría de la solicitación de torsión, "cada sección recta de la viga gira
alrededor de su centro como un disco absolutamente rígido". Esta ley es rigurosa para la torsión elástica o
plástica de piezas hechas de un material isótropo cualquiera; ella se aplica también a la torsión de piezas
anisotrópicas cuyo eje de anisotropía es el eje de la viga.

Vamos aplicar dicha ley en el caso de un material elástico que obedece a la ley de Hooke. Según lo
que hemos visto los resultados que se deducirán, serán rigurosos.

Torsión – Pág. 194


Llamamos ψ(x) el ángulo de rotación de la sección de abscisa
x, contado con respecto a la sección superior de la viga. La sección
infinitamente vecina, distante de dx gira con respecto a la precedente en
ángulo elemental dψ (Fig.2).

Un elemento abcd situado sobre el cilindro de radio ρ, cuyos


lados eran verticales antes de la deformación, toma la forma abc'd'
representada en Fig. 6-2. El largo de los lados ab y cd no varía visto
que estos lados pertenecen a discos rígidos. Los lados ac y bd son
multiplicados por 1/cosγ. Como γ es muy pequeño obtenemos con el
desarrollo en serie de cosγ:
γ2 γ4
cos γ = 1 -+ ≈1
2! 4!
despreciando los términos a partir del segundo orden. Por lo tanto las
longitudes de los costados permanecen constantes y sólo varían los
Fig. 6-2 ángulos.

Este elemento está por lo tanto en estado de corte puro y el ángulo de deslizamiento se encuentra en
el triángulo acc' y vale:
c′c
γ= pero c′c = ρ d ψ ; y ac = d x
ac

de donde: γ=ρ
dx
La cantidad dψ/dx representa el ángulo de torsión por unidad de longitud; es una constante, que
llamaremos θ.
Tenemos entonces: γ = ρθ (1)

6-1-2 Tensiones en una viga circular elástica.

Las tensiones tangenciales τ que producen esta deformación del elemento abcd tienen las
direcciones indicadas sobre la Fig.6-2. Según la ley del comportamiento del material que usamos aquí,
ellas son proporcionales al deslizamiento γ y dadas por la fórmula: τ = Gγ con G = E/2(1+µ)

Por lo tanto: τ =G ρθ (2)

Vemos así que las tensiones tangenciales varían linealmente con la distancia ρ al centro de la
sección. La Fig. 6-3 muestra su distribución.

Para determinarlas completamente, aplicamos el principio del corte y


expresamos que la parte de la viga situada abajo de la sección mn está en
equilibrio de rotación alrededor de su eje.

Para el elemento de superficie dΩ marcado Fig.6-2, el esfuerzo


Fig. 6-3 tangencial vale τdΩ y su momento con respecto al eje vale:
τ ρ d Ω= Gθ ρ2 d Ω
El momento de todas estas fuerzas elementales debe ser igual al momento exterior Mt, de donde:

Torsión – Pág. 195


ρ=r ρ=r

Mt= ∫ Gθ ρ d Ω= Gθ
2
∫ ρ 2 dΩ = Gθ I p
ρ=0 ρ=0

donde Ip representa el momento de inercia polar de la sección circular:


π d 4 π r4
I p= =
32 2
32 2
o sea: θ = Mt = Mt = Mt
G Ip G π d 4
G π r4

Esta fórmula es parecida a la expresión:


1 M
= de la flexión pura.
ρ EI
y la cantidad GIp se llama rigidez de torsión (o torsional).

Si la viga es larga de ℓ , el ángulo total de torsión ψ vale


ℓ 32 ℓ 2 ℓ
ψ =θ ℓ = M t = M t 4 = M t 4 (4)
G I p Gπ d Gπ r
Reemplazando (3) en (2) hallamos la tensión tangencial:
ρ
τ = Mt (5)
Ip

Si la sección (el radio) y el momento torsor (Mt) varían (con x), la teoría precedente sigue valedera
si la variación es lenta. Se escribe entonces (3) de la forma

dψ = Mt d x
G Ip

e integrado para la longitud ℓ de la viga:



1 Mt d x
ψ= ∫ (6)
G 0 Ip

Si existen cambios bruscos de sección, aparecen concentraciones de tensiones. También ocurre lo


mismo cerca de perturbaciones locales tales como hueco de engrase, ranura de chaveta,... que se
encuentran en los ejes de maquinas. Más adelante volveremos sobre ello. En virtud del principio de B. de
Saint-Venant, las fórmulas rigurosas de parágrafo anterior, pueden aún aplicarse con buena aproximación
en las secciones situadas de ambos lados de dichas perturbaciones, en una distancia por lo menos igual al
diámetro del eje circular.

6-1-3 Seguridad de las vigas elásticas circulares sometidas a torsión.

Vemos así (fórmula 5) que la tensión de corte máxima se produce en las fibras superficiales
r 16 M t 2 M t
distantes del centro 0 del radio r y vale: τ Má x = M t = = ≤ R ′′ (7)
Ip π d3 π r3

Torsión – Pág. 196


llamando R" la tensión admisible al corte puro.
En particular, si deseamos evitar la plastificación, se definirá R'' dividiendo el límite de elasticidad
Re" en corte puro por un coeficiente de seguridad adecuado.
Si, por el contrario, se tiene un material frágil que resiste menos a la tracción que al corte
(fundición, piedra, hormigón), conviene limitar la mayor tensión principal.
Pero, como se sabe por el círculo de Mohr, en el caso de corte puro, la mayor
tensión se produce sobre una faceta a 45° y es igual a la tensión de corte, σ1 = - σ2 = τ.
En tales materiales, se observa una rotura helicoidal inclinada a 45° sobre el eje de la
viga, debida a las tensiones principales de tracción. (Fig. 6-4) Esta rotura es la
superficie envolvente de las facetas principales sobre las cuales actúan tensiones
principales de tracción. En este caso, se asegura la seguridad tomando R" = Rr/s,
donde s es un coeficiente de seguridad adecuado y Rr la tensión de rotura en tracción.
El momento torsor máximo admisible está dado por la relación:
Mt = Ip =π d =π r
3 3
(8)
Fig. 6-4 R′′ r 16 2
Todas estas fórmulas son muy parecidas a las fórmulas de la flexión pura. Por
analogía, la cantidad
I p π d 3 π r3
= = se llama módulo de torsión.
r 16 2

NOTAS:1. Es por un ensayo de torsión sobre una barra cilíndrica que se determina generalmente el valor
del módulo de deslizamiento G. Se deduce en hecho de la fórmula (4):
32 ℓ
G = M4 t
πd ψ
Las cantidades Mt y ψ pueden medirse con mucha precisión así como d y ℓ .
2. Para un material que resiste menos al corte en el sentido longitudinal que en el sentido
transversal (p. ej. una barra de madera cuyas fibras están paralelas al eje) las primeras grietas
serán producidas por las tensiones tangenciales actuando en las secciones axiales y aparecerán
en la superficie de la barra en el sentido longitudinal.

3) En las piezas de acero rotas por fatiga en torsión, se observa una rotura análoga a la de la Fig.
6-4. Para la seguridad, conviene limitar la mayor tensión principal. Se toma entonces R" =
σfatiga/s donde σfatiga es el límite a fatiga del material.

6-2.- Vigas circulares huecas elásticas.

La discusión hecha en el parágrafo precedente muestra que en una viga a sección circular llena, el
material está mal utilizado. En hecho, si la superficie exterior trabaja con la tensión admisible, las capas
interiores, al contrario, están poco solicitadas. Es por lo tanto indicado utilizar vigas
huecas en todos los casos donde la reducción del peso tiene importancia (auto, avión).

Sean d y d1 los diámetros exterior e interior de un tubo.


d1
Ponemos: =m (9)
d
La teoría anterior sigue valedera salvo que el momento de inercia polar Ip vale aquí Fig. 6-5
(Fig. 6-5)

Torsión – Pág. 197


π ( d 4 - d 14 ) π d 4
I p= = (1 - m4 ) (10)
32 32
El módulo de torsión vale:
I p π d3
= (1 - m4 ) (11)
r 16
Si el espesor e de la pared del tubo es pequeño en comparación con el diámetro exterior, tenemos
d + d1 d - d1 π d 3m e d 2m A
= dm ; = e y aproximativamente: I p ≈ ≈
2 2 4 4
donde A es la sección del tubo.

Para dichos tubos:


2 Mt d 4 2τ
τM x= 2
; θ = M2 t = M x (12)
dm A G dm A G d

6-3.- El trabajo de deformación en torsión.

La expresión del trabajo exterior, igual a la energía interior almacenada por deformación es:
M tψ M
2
t ℓ G I pψ 2
T= = = (13)
2 2G Ip 2ℓ
Si la sección y el Mt varían
ℓ 2
1 Mt d x
2 G ∫0 I p
T= (14)

6-4.- Vigas elásticas de sección cualquiera en torsión.

La teoría elemental de la torsión de las vigas con sección circular fue extendida erróneamente por
Navier a las vigas de sección cualquiera. Este autor supuso que la ley de conservación de secciones planas
seguía valedera en este caso. De ser así, cada sección recta tendría que rotar alrededor de su centro de
gravedad y las fórmulas establecidas para una barra de sección circular o sea:
ρ
θ = Mt y τ = Mt
G Ip Ip
permanecerían valederas. Además, las tensiones tangenciales en un punto serían perpendiculares al radio
polar por el centro de gravedad y
proporcionales a dicho radio. (Fig. 6-6a)

Dicha teoría está en desacuerdo


tanto con la experiencia como con las
condiciones necesarias de equilibrio
interior. Para darse cuenta de ello basta
considerar una barra de goma con sección
rectangular y trazar sobre su superficie
lateral una red de pequeños cuadrados
paralelos a las aristas, (Fig. 6-6b).
Fig. 6-6

Torsión – Pág. 198


Cuando se somete la barra a un momento torsor, se ve que las secciones rectas se deforman y se
transforman en superficies alabeadas (Fig. 6-6c). Los cuadraditos se transforman en rombos; esta distorsión
varía a lo largo de los costados de la sección. Ella alcanza su máximo en el medio de los lados y desaparece
en las esquinas. Debe pasar lo mismo para la tensión tangencial τ que está ligada a la distorsión por la
fórmula τ = G γ.
Por otra parte, las tensiones tangenciales no puede distribuirse como lo indica la Fig. 6-6a pues la
tensión τ en el punto F en el plano ABZG, siendo normal a GF, admite una componente τn normal a la
arista AB. Por el principio de reciprocidad de las tensiones tangenciales, tendría que existir en el punto F,
en el plano ABCD una tensión tangencial igual a la primera y dirigida hacia abajo, lo que es imposible
visto que la superficie lateral ABCD está libre de fuerzas.

Por lo tanto, la tensión τ en el punto F sólo puede ser tangente al contorno AB. y la teoría de
Navier es inexacta.

La solución completa del problema de la torsión para las vigas con sección no circular depende de
la teoría de la elasticidad.
En los parágrafos siguientes indicamos sin demostración algunos resultados de esta teoría que serán
de interés práctico. Después trataremos completamente el caso de las secciones cerradas de pared delgadas
que es el más importante en la práctica.
Cualquiera sea la forma de la sección recta, deducimos de la Ley de Hooke que el ángulo de torsión
por unidad de longitud es proporcional al momento torsor Mt.

θ = M t o bien ψ = θ ℓ = M t (15)
C C
C es un coeficiente de proporcionalidad que tiene como dimensión [FL2]. dicho coeficiente se
llama rigidez torsional y, en el caso particular de una sección circular llena o hueca, vale:
C=G Ip (16)
Para una sección no circular, C es siempre inferior a GIp. el trabajo de deformación puede entonces
escribirse para una sección cualquiera:
tψ Cψ 2
2
M M t ℓ
T= = = (17)
2 2C 2ℓ
si el momento torsor es constante de punta a cabo de la viga si no:

d x= ∫ θ d x
ℓ ℓ
M
2
C 2
T= ∫ t
(18)
0
2C 0
2
si la barra tiene una sección o/y un momento lentamente variables.

6-5.- Analogía hidrodinámica.

Para entender mejor la significación de los resultados dados en los parágrafos siguientes, es útil
conocer la analogía matemática descubierta por Greenhill entre el fenómeno de torsión y un movimiento
líquido plano.
Consideremos un recipiente con fondo horizontal cuya forma sea idéntica a la sección recta de la
viga sometida a torsión, con paredes laterales verticales, conteniendo un fluido perfecto (incompresible y
sin viscosidad) y sometido a un movimiento plano de rotación uniforme, es decir a un movimiento en el
cual el rotacional de la velocidad es el mismo en todos los puntos. Greenhill constató que las ecuaciones
diferenciales del movimiento de este fluido son formalmente idénticas a las ecuaciones deducidas de la
teoría de la elasticidad para la torsión. La única diferencia reside en el hecho que, en las primeras,

Torsión – Pág. 199


interviene la velocidad v del líquido y en las segundas, la tensión tangencial τ.
De ello se deduce que los dos fenómenos tienen el mismo comportamiento y que en dos puntos
correspondientes, la velocidad del fluido y la tensión tangencial tienen la misma dirección y valores
proporcionales. Se deduce directamente que las líneas de corriente (envolventes de los vectores v) y las
isostáticas de corte (envolventes de los vectores τ) son idénticas.
En particular, como el vector velocidad en un punto vecino del contorno está dirigido
tangencialmente a este último, debe ser lo mismo con la tensión τ, y ello lo hemos demostrado
directamente en el parágrafo anterior.
Además, si el recipiente tiene ángulos convexo C (Fig. 6-7a, ,c) se trata de zonas muertas y la
velocidad es nula; lo mismo pasa para la tensión τ.

En muchos casos, es fácil ver en que


puntos de la sección la velocidad es máxima.
Así en el caso de una sección elíptica o
rectangular, (Fig. 6-7b,c), estos puntos son
seguramente los puntos A. Se concluye (y la
teoría exacta lo confirma) que es en estos
puntos que la tensión τ es máxima. Vemos así
que contrariamente a la teoría de Navier los
puntos de tensión máx. son los puntos del
Fig. 6-7 contorno más cercano al centro de la sección.
La analogía hidrodinámica sola nos
informa cualitativamente (pues las mediciones experimentales son tan complicadas en hidrodinámica
como en torsión) no obstante es muy útil, pues los fenómenos hidráulicos son más intuitivos que los
fenómenos elásticos.
Existe además otra analogía que se verá en la teoría de la elasticidad llamada analogía de la
membrana de Ludwig Prandtl y que permite mediciones experimentales.

6-6.- Sección rectangular elástica.

Las líneas de tensiones (isostáticas de corte) tienen el aspecto representado a la Fig.6-7c.


La tensión τ es máxima en los puntos A. Si llamamos h el lado mayor y b el lado menor, la tensión
máxima será dada por la relación:
1 Mt
τM x= ≤ R′′ (16)
α h b2
donde α es un coeficiente que depende de la relación h/b y cuyos valores están en la tabla siguiente.
El ángulo de torsión por unidad de longitud será dado por:
θ = M t3 de donde C = c1 h b3 G (17)
h
c1 b G
con los valore de c1 de la tabla.
n = h/b 1,00 1,50 2,00 3,00 4,00 ∞
α = c1/c2 0,208 0,231 0,246 0,267 0,282 0,333
c1 0,141 0,196 0,229 0,263 0,281 0,333
c2 0,675 0,852 0,928 0,977 0,990 1,000
ß 0,208 0,270 0,309 00,354 0,379 0,448
µ = c1/c2² 0,310 0,270 0,266 0,276 0,288 0,334

Torsión – Pág. 200


Para n > 4 c1 y c2 = c1/α serán aproximativamente dados por:
1 630  1 65
c1 =  1 - 0, → c2 = 1 - 0, →1
3 n  3 1 + n3
La tensión τ en los puntos B, medio de los lados menores será:
1 Mt
τ= con los valores de ß de la tabla.
β h b2
En particular, para una sección cuadrada:
1 Mt 1 Mt
τM x= 3
; θ= 4
; C = 0,141 h4 G (18)
0,208 h 0,141 h G
Otro caso importante es él de un rectángulo muy delgado donde h/b es muy grande, α → c1 → 1/3
y tenemos:
3 Mt 3 t 1
τM x= 2
= Gθ b ; θ= M 3
; C = h b3 G (19)
bh hb G 3

6-7.- Secciones elásticas abiertas con paredes delgadas.

a) La teoría de la elasticidad y la experiencia demuestran que las


tensiones y el ángulo de torsión en una barra de sección rectangular
muy delgada no cambian mucho sí, sin cambiar el momento torsor Mt,
se dobla la sección como está indicado Fig. 6-8a, b, c, d.
Para dichas secciones, la tensión de corte Máx. τMáx y la rigidez
torsional C están dadas con buena aproximación por las fórmulas (19)
precedentes a condición de representar por h la longitud media
desarrollada de la sección y por b su espesor.
b) De manera más general, para todos los hierros perfilados o
Fig. 6-8
secciones abiertas compuestas con paredes delgadas como Fig. 6-8e, f,
g, (excluyendo las secciones cerradas en "cajón"), se pueden admitir
sin mucho error que los distintos rectángulos de dimensión h, b, que componen la sección resisten a la
G
torsión independientemente uno del otro. Podemos escribir entonces: C = k ∑ h b3 (20)
3
La Σ se extiende a todos los rectángulos que componen el perfil.

El coeficiente k es ligeramente 〉 1; sirve para tener en cuenta el aumento de


rigidez provocado por los empalmes cuando existen:

k = 1,0 para esquineros


Fig. 6-9 1,1 para U y T
1,25 para I

La tensión máx. tang. en cada rectángulo componiendo la sección será siempre dada por:
Mt
τ M x = G θ b donde θ = (21)
C

Notaremos que en los puntos cóncavos como A, en la unión de los rectángulos, suele haber
concentraciones de tensiones superiores a τMáx.

Torsión – Pág. 201


Los resultados anteriores solo valen en torsión uniforme, es decir si el momento torsor permanece
constante a lo largo de toda la barra y si, además, todas las secciones rectas pueden alabearse libremente. Si
una de estas condiciones no se cumple, se dice que la barra está sometida a torsión no uniforme, que sale
del alcance de estas notas.

6-8.- Viga tubular (o cajón) de paredes delgadas.

Las vigas de sección cerradas (Fig. 6-10a) con pared de espesor e constante o variable pero
suficientemente pequeña con respecto a las dimensiones de la sección, se prestan a una teoría elemental
suficientemente precisa, cualquiera sea la forma de la sección. Dicha teoría se debe a R. Bredt. (1896)

6-8-1 Conservación del flujo de corte.

En los puntos de los contornos exterior e interior


de la sección, sabemos que la tensión τ está dirigida
según la tangente al contorno. En consecuencia en los
puntos intermedios, las líneas de tensión permanecen
sensiblemente paralelas a los contornos. Además, se
puede admitir que τ permanece constante sobre todo el
espesor e, con una aproximación tanto mejor que el
espesor es más pequeño con respecto a las dimensiones
Fig. 6-10 de la sección. Ello es la única hipótesis simplificadora
que debemos hacer.

Ahora, vamos a demostrar fácilmente que el flujo de corte f=τ.e es constante, es decir τ varía a lo
largo del eje de la pared en razón inversa del espesor e y en particular es constante si el espesor es
constante.
En hecho, sean e y e1, los espesores, τ y τ1 las tensiones en dos puntos cualesquiera m y n. Si
trazamos por m y n dos secciones longitudinales normales al contorno, sabemos por el principio de
reciprocidad de las tensiones tangenciales que sobre estas secciones actúan tensiones iguales a τ y a τ1. En
consecuencia, sobre las porciones comprendidas entre dos secciones rectas separadas de una longitud
unitaria actúan las fuerzas τe y τ1e1.

El equilibrio vertical del elemento representado (Fig. 6-10b) exige:


f = τe = τ1e1 = constante (22)

La misma propiedad resulta inmediatamente de la analogía hidrodinámica, pues si consideramos un


recipiente anular con un fondo idéntico a la sección y con altura unitaria 1, la constancia del caudal da ve =
v1e1 y en consecuencia, por analogía τe = τ1e1.

6-8-2 Cálculo de las tensiones.

Sobre una faceta eds de la sección actúa una fuerza τeds, y el momento de esta fuerza con respecto
a un punto O cualquiera del plano de la sección vale τerds donde r es la distancia de O a la línea de acción
de la fuerza τeds. La suma de estos momentos, para todas las facetas del contorno, debe equilibrar el
momento torsor, de donde:

Torsión – Pág. 202


∫ τ e r ds = M t
y como el flujo de corte τe es constante:
τ e ∫ r ds = M t

La integral representa el doble de la superficie S delimitada por la línea media entre los dos
contornos y por lo tanto:
(Primera fórmula de Bredt) τ = Mt (23)
2eS

6-8-3 Cálculo de las deformaciones.

Habitualmente, e varia y por lo tanto la distorsión γ = τ/G no es la misma


para todos los elementos representados en la Fig. 6-11 y las secciones rectas de
la viga no permanecen planas.
El ángulo de torsión solo puede por lo tanto obtenerse por la
conservación de la energía, igualando el trabajo exterior de deformación de un
elemento de viga de largo unitario, es decir:
Mtθ
Te= (24)
2
Fig. 6-11
al trabajo interior en el mismo elemento. Si notamos que las fuerzas τeds
aplicadas en las facetas horizontales del elemento de volumen sufren un desplazamiento relativo γ, el
trabajo que producen es ½τeγds. Los esfuerzos τe sobre las facetas verticales del elemento se desplazan
perpendicularmente a su dirección y no proporcionan ningún trabajo. El trabajo interior de todo el
elemento vale por lo tanto:
1 1 τ2
T i = ∫ τ e γ ds = ∫ e ds
2 2 G
y con las fórmulas (23 y 24) tenemos:
M tθ 1 M t2 M t2 ds
2G ∫ 4 S 2 e 2 8GS 2 ∫ e
= e ds =
2

ds
de donde: θ = Mt 2 ∫ (25)
4G S e

y por consecuencia la rigidez torsional vale:


4 G S2
(Segunda fórmula de Bredt) C= (26)
ds
∫ e
La integral puede evaluarse con la precisión que uno desea dividiendo el contorno en partes ∆s.
Si e es constante, la fórmula (25) se reduce a:
ℓ f ℓ
θ = Mt 2 = (27)
4G S e 2G S e
donde ℓ es el perímetro de la línea media de la pared y f = τe es el flujo de corte.

Torsión – Pág. 203


Notas:
1.-Al principio de este parágrafo, hemos admitido implícitamente que no existía ninguna tensión normal
sobre las facetas de la sección recta. Esta suposición se justifica a posteriori por el hecho que la teoría
obtenida satisface a todas las leyes del equilibrio interior y de la Teoría de la Elasticidad.

2.-Si, en particular, la línea media es una circunferencia, las fórmulas (23) y (27) se reducen a las fórmulas
vistas anteriormente de las vigas circulares huecas con paredes delgadas.

3.-Si la viga tubular presenta paredes delgadas salientes como AB y CD (Fig. 6-12) se puede generalmente
despreciarlas en el cálculo de la torsión pues su rigidez torsional es considerablemente menor que la de
la parte tubular.

4.-En construcción metálica, se pueden realizar puentes cajones por soldadura o remaches, de la manera
indicada en las Fig. 6-13 y 6-14. En lo que concierne el cálculo
del cajon, notaremos:

a) Que las partes rayadas de la sección más allá del eje de la


hilera de los remaches o del cordón de soldadura deben
despreciarse en virtud de la nota 3 anterior.
Fig. 6-12
b) Que los órganos de unión deben dimensionarse para resistir a los esfuerzos de corte que el metal
interrumpido no puede soportar. Cada cordón de soldadura debe resistir por unidad de longitud al
esfuerzo de corte longitudinal (Fig. 6-14):
τ e= M t
2S
Si a es el espaciamiento de los remaches o bulones, Fig. 6-13, cada uno de ellos debe resistir al
esfuerzo de corte:
a
τ e a= M t
2S

5.-Algunos puentes de sección tubular (Fig.6-12)


tienen una sección compuesta por distintos
materiales, habitualmente hormigón y acero. Para
el cálculo del τ, la fórmula (23) permanece válida.
Al contrario, para determinar la rigidez torsional,
se puede aplicar la teoría anterior a condición de
reemplazar la parte efectiva BC de hormigón de
Fig. 6-13 Fig. 6-14 espesor b por una pared equivalente de acero de
espesor b1 tal que:
b1 = G H °
b G ac
donde GH° y Gac son los módulos de elasticidad transversal del H° y del acero respectivamente.

6-9.- Forma racional de las secciones rectas de las vigas torsionadas.

Resulta de los parágrafos 6-6 y 6-7 que las secciones abiertas con paredes delgadas resisten muy
mal a la torsión y deben proscribirse si la pieza está sometida a un momento torsor importante. Por otra

Torsión – Pág. 204


parte, la comparación de los parágrafos 6-1 y 6-2 muestra que las secciones tubulares son más económicas
que las secciones macizas. En fin, resulta de la fórmula (23) que, para utilizar al máximo el metal,
necesitamos tomar un tubo con espesor e constante.

Nos queda solamente determinar cual es la forma óptima que conviene dar a una viga tubular con
pared de espesor constante, de peso por metro lineal determinado, para que resista al mayor momento
torsor posible. La sección recta A = ℓe de esta viga será supuesta invariable en las consideraciones
siguientes.

A. Comparamos primero entre ellas diversas vigas tubulares de mismo espesor de pared e, entonces
con el mismo perímetro ℓ Se puede escribir la fórmula (23) en la forma Mt = 2Seτ, lo que muestra que la
resistencia de la pieza es proporcional a S. Pero, el contorno que da un S máximo para un perímetro dado
es el círculo; se deduce entonces que la forma ideal es la de un tubo circular. Necesitamos acercarnos a esta
forma tanto como podemos y elegir por ejemplo secciones cuadradas preferentemente a las rectangulares
alargadas.

B. La forma siendo elegida, necesitamos elegir sus dimensiones ℓ y e. Pero, con A = ℓe constante,
el momento torsor
2 SAτ
M t = 2 Seτ =

aumenta como la relación S ℓ , que crece con ℓ . En consecuencia, cuando no existe limitaciones al
volumen de las piezas, debemos dar a las secciones rectas los mayores anchos y alturas. No se puede no
obstante exagerar en este sentido, pues, reduciendo el espesor de las paredes, se expone al peligro de
pandeo local. Se debe entonces rigidizar dichas paredes con nervaduras longitudinales y transversales para
reducir este riesgo de pandeo local. Se debe también prever diafragmas transversales en las secciones de
aplicación de las cuplas de torsión exterior para permitir la difusión de dichas cuplas en toda la extensión
de la sección recta. Tales problemas se presentan a menudo en los fuselajes de avión.

6-10.- Repartición real de las tensiones.

6-10-1 Cambios bruscos de sección.

En los ejes con sección circular, se producen concentraciones de tensión en


los puntos m, n donde la sección pasa bruscamente del diámetro d a un diametro
mayor D, por un empalme de radio ρ, Fig. 6-15. El coeficiente de concentración k
por el cual se debe multiplicar la tensión nominal en la zona de Fig. 6-15
diámetro menor:
16 M t
τM x=
π d3
para obtener la tensión local máxima τMáx está dado por la
fórmula:
1
k = 1+
ρ ρ d
α + ( ρ/a) (1 + ρ/a )2 + γ ( )n
t t D

Fig. 6-16

Torsión – Pág. 205


con α = 3,4; ß = 13; γ = 1,0; n = 2,0

Dicha fórmula se representa en ábaque en la Fig. 6-16. Se notará que k aumenta


mucho cuando ρ/d disminuye, pero que no depende mucho de la relación D/d.

En el caso de una garganta semi-circular en un eje cilíndrico, Fig. 6-17, la tensión


máxima local es doble de la calculada en la sección estrecha por la teoría elemental.
Fig. 6-17

6-10-2 Singularidades locales.

En las vigas con sección no circular, la tensión τ sufre aumentos locales cerca de las zonas
entrantes de la sección y se torna teóricamente infinita en los ángulos entrantes agudos.

Por ejemplo, si se practica en una barra cilíndrica una garganta longitudinal semi-circular, o bien un
pequeño hueco longitudinal, Fig. 6-18a, la tensión es el doble con respecto a la que existiría en la barra
intacta. Ello resulta de la analogía hidrodinámica y del hecho bien conocido que, cuando un cilindro se
sumerge en una corriente fluida, la velocidad en los puntos A y B es doble que la velocidad uniforme de la
corriente lejos del cilindro. Fig. 6-18b.

La misma analogía muestra que en los ángulos a y b de


una ranura de chaveta, Fig. 6-19, se producen tensiones
sumamente grandes si los ángulos son agudos.
De la misma manera, en todas las
secciones representadas en la Fig. 6-8, se
producen concentraciones de tensiones en los
Fig. 6-18
ángulos entrantes. Dichas concentraciones se
atenúan rápidamente cuando uno se aleja del Fig. 6-19
punto singular que las provoca y no modifican las tensiones en el resto de la sección, ni
el ángulo de torsión θ. Ellas no son peligrosas si el material es dúctil y la carga estática, porque se producen
deformaciones plásticas locales que atenúan estos picos de tensión. Al contrario, presentan un peligro real
en el caso de materiales frágiles o dúctiles sometidos a esfuerzos repetidos, pues se transforman en puntos
de partidas de roturas. Es necesario en estos casos redondear dichos ángulos para aumentar la resistencia de
la pieza.

6-11.- Problemas.

6-11-1 Se quiere sustituir a un eje lleno de 200 mm de diámetro un eje hueco que tiene d = 2d1 y capaz de
soportar el mismo momento.
¿Cuál es el diámetro exterior que debemos elegir y cuál será la economía de material?

6-11-2 Dinamómetro de torsión. En un eje de transmisión de 60 mm de diámetro que gira a 800


vueltas/min, se ha medido un ángulo de torsión de 28' sobre la longitud de 50 cm. ¿Cuál es la potencia en
caballo (Hp) transmitida por el eje? G = 8000 Kg/mm2

Torsión – Pág. 206


6-11-3 La polea 1 transmite 500 Hp. de los cuales 200
Hp. están utilizados por la polea 2 y 300 Hp. por la
polea 3. Encontrar los diámetros d1 y d2 que
proporcionen la misma tensión máxima en las dos
partes del árbol. Encontrar la relación de los ángulos
de torsión de las dos partes. (Fig. 6-24)

6-11-4 Se limita a menudo la deformabilidad de los


ejes de máquinas de sección constante de manera que
Fig. 6-24 su torsión θ no alcanza ¼ de grado por metro líneal.
1. Hallar la fórmula que une el diámetro d del eje al
momento torsor Mt.
2. Hallar la fórmula que une d a Mt si limitamos la tensión de corte a 1,2 Kg/mm2 (tomada muy
pequeña por no tener en cuenta la solicitación de flexión.)
3. Expresar en los dos casos d en función del número de vueltas por minuto (n) y de la potencia W (Hp)
que se transmite.

6-11-5 El eje de un regulador de turbina tiene una longitud de ℓ = 6 m y debe efectuar un movimiento de
rotación α = 60° transmitiendo un momento torsor Mt = 150 kgm. La rotación relativa de las secciones
inicial y terminal no puede sobrepasar 1% de 60° a fin que el aparato de regulación funcione normalmente.
¿Cuál debe ser:
1. El diámetro de eje lleno si G = 8000 Kg/mm2 .
2. El diámetro si el eje es hueco de 8 mm de espesor.
3. Las tensiones máx. en ambos caso.

6-11-6 Problema hiperestático Una barra cilíndrica está


empotrada en sus dos extremos y sometida a una cupla de
torsión Mt aplicada en una sección intermedia. (Fig. 6-25).
Determinar los momentos de empotramientos y el ángulo
de torsión máximo.
Fig. 6-25
Indicación:
Escribir que los ángulos de torsión de los dos tramos AB y CB son los mismos, o bien que el
ángulo total de torsión es nulo.

6-11-7 Calcular la relación de las tensiones máxima y también la de los ángulos de


torsión producidos por el mismo momento torsor en una barra de sección
rectangular con h/b = 3 y una barra circular de superficie equivalente.

6-11-8 Qué relación debe haber entre una barra circular y una barra cuadrada para
que, soportando el mismo momento Mt , tengan el mismo τmax.?

6-11-9 Calcular τmax y θ en un perfil L (100 x 100 x 12mm) sometido a Mt = 72


Kgm. (G = 8000kg/mm2)

6-11-10 Qué momento torsor debe aplicarse a una viga PN 22 S representada (Fig.
6-26) para que el ángulo de torsión sea 4° por metro, y cuál será la tensión máxima? Fig. 6-26

Torsión – Pág. 207


6-11-11 Encontrar la relación entre los ángulos de torsión de un tubo delgado
cerrado y después abierto longitudinalmente, bajo la acción de un mismo Mt.
(Fig. 6-27)

6-11-12 Una viga de acero tiene una sección rectangular hueca representada
en la Fig. 6-28. Calcular el momento torsor admisible si la tensión admisible
Fig. 6-27
es R" = 9 Kg/mm2 y el ángulo de torsión sobre 2,20 m de largo si G = 8000
Kg/mm2

6-11-13 Se efectúa en una máquina de tracción un ensayo de torsión como lo indica


la Fig. 6-29a sobre una viga cajón de acero, cuya sección se indica en la Fig. 6-29b.
Se obtiene el diagrama carga-ángulo de torsión representado Fig. 6-29c. Se pide:

a) Expresión en función del esfuerzo de tracción P de la tensión de corte τ y


el ángulo de torsión total ψ .
b) Calcular el módulo de elasticidad transversal G, sabiendo que con un Fig. 6-28
esfuerzo P = 6 toneladas, el ángulo de torsión medido fue 0,0109 rad.
c) Calcular el límite aparente de elasticidad al corte R" si se alcanza para P = 13,3 tn.

Fig. 6-29 c

Fig. 6-29a-b Fig. 6-30

6-11-14 Una viga larga de 1m,50 con una sección definida Fig. 6-30 esta solicitada por torsión. La tensión
máxima en torsión vale R” = 4kg/mm2 y el modulo de elasticidad transversal vale G = 8000kg/mm2.
Se pide calcular:
a) El momento torsor máximo admisible.
b) El ángulo de torsión en grados entre las secciones rectas extremas de la viga.

Torsión – Pág. 208


CAPITULO 7: CORTE EN LAS VIGAS FLEXIONADAS

7 - 1.- Teoría elemental del corte.

Se dice que una sección S de una viga está sometida a corte cuando la resultante de todas las fuerzas
exteriores que preceden S está situada en el plano de S y pasa por su centro de gravedad. Esta resultante se
llama el esfuerzo de corte y lo designamos por la letra T.

Este caso de solicitación no puede existir sólo en toda una


viga, pues el esfuerzo cortante es la derivada del momento flector.
La existencia de un esfuerzo de corte distinto de cero necesita la de
un momento flector variable y dicho momento sólo puede anularse
en una sección determinada de la viga.
Fig. 7-1
Suponemos el esfuerzo de corte positivo en una sección S
cuando la resultante de las fuerzas que preceden S está dirigida hacia arriba y la de las fuerzas que siguen,
por consecuencia, hacia abajo, o también cuando el corte
trata de romper la viga como lo indica la Fig.7-1.

A primera vista, uno pensaría que las secciones


permanecen planas durante la deformación por corte. Por lo
tanto, cada sección CD bajaría con respecto a la sección AB
infinitamente vecina un desplazamiento vertical aa' (Fig. 7-2)
y el desplazamiento unitario vertical correspondiente sería:
dy aa '
Fig. 7-2 Fig. 7-3 γ = 1 =
dx dx

Los lados del elemento ABDC no cambian de longitud si despreciamos el segundo orden; este
elemento está en estado de corte puro. Aparecen por lo tanto sobre las caras AB y CD de la sección recta
tensiones tangenciales verticales.
τ = Gγ

uniformemente repartidas sobre toda la sección (Fig. 7-3)

Si escribimos que estas tensiones equilibran el esfuerzo de corte exterior T, se obtiene T = τ A de donde:

T T
τ= , γ = (1)
A GA

El trabajo elemental almacenado en el elemento de largo dx sería:

1 1 T2
dU = T .dy1 = dx
2 2 GA

y el trabajo por unidad de longitud vale:

Corte - Pág. 209


T2
Uo =
2GA

Esta teoría elemental no puede admitirse pues no está de acuerdo con las condiciones de equilibrio
interior del sólido, y en particular, con el principio de reciprocidad de las tensiones tangenciales.
Consideremos un elemento de la sección recta adyacente al contorno (Fig. 7-3). La tensión sobre este
elemento, siendo vertical, tendría que tener una componente normal al contorno τn, debido a la
reciprocidad de las tensiones tangenciales existiría entonces una tensión igual sobre la faceta ortogonal a la
primera y que pertenece a la superficie lateral de la viga, esto es imposible pues la superficie lateral es libre
de toda fuerza.

La tensión τ sobre una faceta adyacente al contorno, sólo puede ser tangente al contorno y la
teoría elemental que precede debe abandonarse y su hipótesis de base debe rechazarse: las secciones rectas
de las vigas sometidas a corte no permanecen planas.

Vamos a establecer a continuación una teoría más rigurosa del corte en las vigas flexionadas, que
satisface a todas las condiciones de equilibrio interior. No obstante señalamos que la teoría simple que
acabamos de ver se usa habitualmente para el cálculo de remaches, bulones y cordones de soldaduras. Para
llegar al corte vamos a ver primero:

7 - 2.- Fórmula fundamental del esfuerzo rasante. Importancia de este esfuerzo.

La repartición de los esfuerzos tangenciales en las piezas flexionadas se rige por una fórmula general
que vamos a establecer.

Consideremos una viga prismática de sección cualquiera, sometida a flexión simple (Fig. 7-4).
Aislamos en esta viga un elemento de largo dx entre dos secciones rectas infinitamente vecinas S y S'.

En la sección S actúan el esfuerzo de corte T y el momento flector M. En la sección S’ actúan el


esfuerzo de corte T + dT y el momento flector M + dM.

Si excluimos el caso en el cual una fuerza exterior concentrada actúa en el intervalo dx, el aumento
dM del momento flector a lo largo de la longitud dx se equilibra por la cupla de los dos esfuerzos de corte.
Por lo tanto:
dM = T .dx (2)

y vemos que la existencia del esfuerzo de corte tiene por consecuencia una variación obligatoria del
momento flector.

Cortamos este elemento en dos partes I y II por un corte cilíndrico de forma cualquiera, pero cuyas
generatrices son paralelas al eje de la viga (Fig. 7-4). Nos proponemos calcular el esfuerzo rasante dR que
tiende a hacer deslizar una de sus partes sobre la otra paralelamente al eje de la viga.

Corte - Pág. 210


σ σ+ σ

Fig. 7-4

En la sección (x) que limita a la izquierda el elemento considerado, el momento flector M provoca
tensiones de flexión repartida según la ley clásica.

My
σ=
I

La resultante de los esfuerzos elementales σdA sobre la cara vertical izquierda del elemento II es una
fuerza:
M
F = ∫ σ dA = ∫ y dA
AII
I AII

En la sección (x + dx) que limita a la derecha el elemento, el momento flector vale (M + dM) y, en
consecuencia, las tensiones valen:
( M + dM ) y
σ + dσ =
I

La resultante de los esfuerzos elementales (σ + dσ)dA sobre la cara vertical derecha del elemento II
es una fuerza:
M + dM
F + dF = ∫ (σ + dσ ) dA = ∫AII y dA
AII
I

Este esfuerzo es mayor que el esfuerzo F; la resultante de los dos esfuerzos es una fuerza dF dirigida
hacia la derecha, y que vale
dM
I ∫AII
dF = y dA

y con (2), tenemos:


Tdx
I ∫AII
dF = y dA

La integral que interviene en esta fórmula es el momento estático con respecto al eje neutro
general de la flexión, del área AII de la cara vertical que limita el elemento II. Llamaremos, para
simplificar, Sn este momento estático. O sea:

Corte - Pág. 211


TS n dx
dF =
I

El elemento II es una parte de viga en equilibrio, y está él también en equilibrio. Debemos admitir
por lo tanto que la fuerza horizontal dF se equilibra por un esfuerzo horizontal dR, dirigido hacia la
izquierda, aplicado sobre la superficie cilíndrica que separa el elemento I del elemento II y que representa
el efecto del elemento I sobre el elemento II. Por lo tanto:

TS n dx
dR = (3)
I

lo que es la fórmula general que queríamos establecer.

Notas:
- Hemos visto en la teoría de la flexión que el momento estático de toda la sección recta con respecto
al eje neutro de flexión es nulo. Podemos escribir entonces:

SnI = - SnII de donde d RI = - d RII

lo que significa que el esfuerzo rasante ejercido por la parte I sobre la II es igual y opuesto al ejercido por II
sobre I (acción y reacción).

- La existencia y la importancia de los esfuerzos rasantes pueden ponerse en evidencia por una
experiencia simple.

Apoyamos una viga de sección rectangular sobre dos apoyos y enduímos con grasa la superficie
superior, después colocamos encima de ella una segunda viga idéntica y cargamos el conjunto con fuerzas
transversales cualesquiera (Fig. 7-5).

Fig. 7-5

Si no hay rozamiento entre las dos vigas, ellas flexionan independientemente una de la otra y las
fibras inferiores traccionadas de la viga superior deslizan sobre las fibras superiores comprimidas de la viga
inferior.
El modulo de flexión del conjunto vale:

I bh 2 bh 2 2bh 2
W= = + =
v 6 6 6

En una viga de una sola pieza de altura 2h, al contrario, nacerán en el plano neutro nn, tensiones
tangenciales rasantes que impedirán todo deslizamiento de la mitad superior de la viga con respecto a su

Corte - Pág. 212


mitad inferior. Es gracias a la presencia de estas tensiones que la viga monobloc tiene un módulo de
flexión:
I b(2h) 2 4bh 2
W= = =
v 6 6

doble del módulo del conjunto de dos vigas de altura h.

- En la práctica, ocurre que uno dispone de vigas de


pequeñas alturas y que se necesita unirlas sea por chavetas
o colas (Fig. 7-6) (para madera) sea por remaches o bulones
(acero).

Se deben dimensionar estos conjuntos de manera que


resistan al esfuerzo rasante. Fig. 7-6
Por ejemplo, si la distancia entre chavetas es λ (Fig. 7-6)
el esfuerzo rasante total que solicita una chaveta al corte será:

TS n λ bh 3 bh 2 3 Tλ
R= ; con I = y Sn = o sea R= .
I 12 8 2 h

7 - 3.- Vigas con paredes delgadas y con sección abierta.

7 - 3 - 1 - Generalidades.

La fórmula fundamental del esfuerzo rasante establecida en el parágrafo anterior permite obtener con
precisión la repartición de las tensiones de corte en las vigas con paredes delgadas. En las vigas con
sección maciza, al contrario, la distribución exacta de las tensiones tangenciales sólo puede obtenerse por
la teoría matemática de la elasticidad. Por ello vamos a estudiar primero las piezas con paredes delgadas, y
después examinaremos de manera aproximada algunas piezas con sección maciza.

La Fig. 7-7 representa una viga prismática


con pared delgada y sección abierta, en la cual el
espesor "e" varía en general a lo largo de la línea
media de la sección recta. Un punto cualquiera de
esta sección se ubica por la abscisa curvilínea "s"
medida a lo largo de la fibra media, a partir del
extremo A de la sección y el espesor e es función
conocida de s.

Consideremos como en el parágrafo precedente un Fig. 7-7


elemento de largo dx, cortado en dos partes I y II
por una sección longitudinal BB' al nivel y, paralelamente al eje de la pieza y normalmente a la pared.

El esfuerzo rasante que tiende a hacer deslizar estas partes una sobre la otra vale según la fórmula
precedente:
TS dx
dR = n
I

Corte - Pág. 213


donde Sn es el momento estático con respecto al eje neutro Gz de la superficie rayada. Si consideramos el
área del perfil concentrada a lo largo de la fibra media, se encuentra para Sn la expresión aproximada:
so

S n = ∫ y ( s ).e( s )ds
o

donde so, representa el largo del arco entre A y B. Esta expresión es muy precisa si e es pequeño frente a s.

El esfuerzo rasante engendra sobre la sección BB tensiones rasantes τ


que podemos, sin mucho error, suponer uniformemente repartidas sobre el
espesor e visto que la pared es delgada.

dR TS n
Por lo tanto: τ= = (4)
edx eI

y el flujo de corte τe será:


so
TS T
τ e= n = ∫ yeds (5)
I I o
Fig. 7-8

A causa del principio de reciprocidad de las tensiones tangenciales, las tensiones rasantes actuando
sobre la sección BBB'B', están acompañadas de tensiones de corte igual τ actuando en el plano de la
sección recta según la dirección de la tangente a la línea media de la pared (Fig. 7-8).

Nota sobre convención de signo: Según la cara que analizamos el esfuerzo de corte tiene un sentido u
otro (acción y reacción). Para uniformizar el lenguaje, siempre hablaremos de las tensiones de corte en la
cara cuya normal positiva este orientada como el eje x de la viga. En la fórmula (4) T tiene entonces un
signo, e es siempre positivo así como la inercia I. Atribuiremos un signo a Sn: como es siempre el producto
de una superficie por una distancia, la superficie será considerada positiva y la distancia de su C.G. al eje
neutro tendrá el signo en correspondencia con los ejes coordenados. En conclusión de estas convenciones,
el τ positivo estará orientado en sentido contrario a la abscisa s curvilínea positiva elegida.

7 - 3 - 2 - Vigas de Sección U .

Como primer ejemplo de aplicación,


consideramos una viga en U flexionada con
fuerzas transversales paralelas a su alma (Fig.
7-9)

Llamamos h la altura del perfil medida


entre la línea media de las alas, b el ancho de
dichas alas medido desde la mitad del alma, e
el espesor constante de las alas, a el espesor
constante del alma. Fig. 7-9 Fig. 7-10

Calculamos la intensidad de la tensión de corte τ en el punto B del ala inferior situado a la distancia u
del borde libre A; el momento estático Sn que debemos considerar es el de la superficie indicada AB; vale:

Corte - Pág. 214


h
S n = ue
2

y reemplazando en (4), se encuentra:


Tuh
τ= (6)
2I

La tensión τ siendo positiva esta orientada en el sentido contrario a u positivo.


Las tensiones crecen entonces linealmente a lo largo del ala inferior desde cero hasta τmáx. = Tbh / 2I

Será lo mismo a lo largo del ala superior (Fig. 7-11) salvo


que las tensiones rasantes y cortantes tendrán sentido opuesto a
las del ala inferior visto que las tensiones de flexión que las
provocan son ahora tensiones de compresión (Fig. 7-9).

La resultante de los esfuerzos τ dA sobre un ala vale


entonces:

τ máx . eb Teb 2 h
H= = (7)
2 4I

Calculamos ahora las tensiones de corte en el alma y


estudiamos el punto C del alma situando una distancia v arriba
Fig. 7-11 del ala. El momento estático Sn que debemos considerar es el del
área indicada (Fig. 7-10)

Descomponemos dicha área en dos rectángulos como indicado e encontramos, concentrando las
áreas de los rectángulos sobre sus fibras medias:
 h v  beh av
+ .(h − v )
h
S n = be. + av. −  =
2 2 2 2 2
y reemplazando en (4)
Tbeh Tv(h − v)
τ= +
2aI 2I

La variación de τ será entonces parabólica sobre la altura del alma. (Fig. 7-11).

La tensión de corte Máx. se produce sobre el eje neutro (v=h/2) y vale:


Tbeh Th 2
τ Máx. = +
2aI 8I

Si nos recordamos que el área de un segmento de parábola vale los 2/3 del área del rectángulo
circunscripto, podemos calcular la superficie del diagrama abcd (Fig. 7-11) que multiplicado por a da la
resultante de las tensiones de corte en el alma:

Tah 3 Tbeh 2
V = +
12 I 2I

Corte - Pág. 215


Si notamos que el momento de inercia del perfil delgado vale:
ah 3 beh 2
I= +
12 2
despreciando la inercia propia de las alas como corresponde para un perfil delgado, se constata que V=T.
Ello significa que el alma de la viga en U soporta enteramente el esfuerzo de corte. (Ello resulta por
otro lado directamente del hecho que las resultantes en las alas son horizontales.)

Por lo tanto si dividimos el esfuerzo de corte T por la sección del alma entre el espesor medio de las
alas, se encuentra la tensión media de corte en el alma.

En la práctica, se mide siempre la altura h' del alma entre caras interiores de las alas y la sección del
alma es entonces ah'.

El cociente T/Aalma será entonces ligeramente superior a la tensión media en el alma. En los perfiles
U habitual este cociente da con buena aproximación la tensión máxima en el alma.

7 - 3 - 3 - Vigas en doble T.

El caso de la viga en doble T puede ahora resolverse directamente pues podemos considerar que una
viga así se obtiene uniendo dos perfiles en U. (Fig. 7-12)

El diagrama de las tensiones de corte está representado


en la Fig. y podemos calcular de manera aproximada la tensión
de corte máxima en el alma por la fórmula:

T
τ Máx. = (8)
Aalma

La diferencia de esta fórmula con la correcta es de 1 a 5%


por defecto en los perfiles laminados P.N.

Nota: En todo este parágrafo se despreciaron las componentes


de las tensiones tangenciales dirigidas en el sentido del espesor
de las paredes. Esto vale debido a que las paredes son muy
delgadas.
Fig. 7-12

7 - 4 - Vigas elásticas tubulares de paredes delgadas.

En el caso de un perfil con sección cerrada, no podemos aplicar


directamente la formula:
TS
τ= n (4)
eI
porque no existe más el borde libre a lo largo del cual las tensiones
tangenciales son nulas. Fig. 7-13

Corte - Pág. 216


Si las fuerzas transversales actúan en un plano de simetría del perfil, como en la Fig. 7-13, las
tensiones rasantes son nulas por simetría en los puntos A y A’; se puede entonces cortar la viga
longitudinalmente a lo largo de las generatrices correspondientes sin cambiar para nada la distribución de
esfuerzos.
En este caso particular, basta, para obtener la tensión τ en un punto B del arco s medido sobre la línea
media a partir de A, con aplicar la formula (4) tomando como S el momento estático de la zona rayada.

7 - 5.- Viga elástica con sección rectangular.

Consideremos una viga con sección rectangular, cuyas dimensiones son b, h y nos proponemos
determinar la tensión tangencial τ en un punto cualquiera A de una sección recta S en la cual actúa el
esfuerzo de corte T dirigido según el eje de simetría Gy.

Sabemos por el esquema de la Fig. 7-3, que sobre las facetas c,c, (Fig. 7-14) adyacentes al contorno,
las tensiones tangenciales están paralelas al borde. Lo mismo ocurre sobre el eje de simetría Gy. Es natural
por lo tanto admitir, para simplificar, que en todos los puntos de la recta cc, la tensión τ es paralela al
esfuerzo de corte T, es decir que se reduce a su componente vertical (τxy) y que su componente horizontal
(τxz) vale cero.

Admitamos además que la distribución de las tensiones verticales (τxy) es uniforme sobre el ancho
cc de la viga.

Gracias a dichas dos hipótesis simplificadoras, que son las mismas que las adoptadas para los
perfiles abiertos de pared delgada, es fácil encontrar el valor de las tensiones de corte (τ = τxy) en el nivel y.
de hecho, en virtud del principio de reciprocidad de las tensiones tangenciales, las tensiones de corte τxy
Aplicando la fórmula (4) a este caso obtenemos:

3T   2 y  
2

τ = τ xy = 1 −    (9)
2bh   h  

Fig. 7-14 Fig. 7-15

Corte - Pág. 217


El diagrama τ = f (y) es entonces una parábola (Fig. 7-17) cuyo máximo se encuentra sobre el eje
neutro (y = o) y vale:
3T 3 T
τ Máx = = . (10)
2bh 2 A

La tensión tangencial máxima es entonces 50% superior al valor de la tensión media. Notaremos que
τ se anula para las fibras extremas como corresponde.

Nota: El estudio de las tensiones tangenciales por la teoría de la elasticidad muestra que τ no es constante
en todos los puntos del eje neutro, sino que es máximo en los puntos extremos donde tenemos:

3T
τ Máx = α
2bh

α siendo un coeficiente mayor que 1, que depende de b/h y del coeficiente de Poisson ν. La teoría
muestra que para ν = 0.25,

h/b 2 1 0,5

α 1,033 1,126 1,396

Resulta por lo tanto que la teoría simple desarrollado en este parágrafo da buenas aproximaciones
siempre que la viga sea más alta que ancha.

7 - 6.- Sección elástica de forma cualquiera con un eje de simetría.

Consideremos una sección de forma cualquiera, pero simétrica con respecto al eje Gy según el cual
actúa el esfuerzo cortante T (Fig. 7-16). La tensión de corte τ en
un punto cualquiera A de la horizontal cc es en general oblicua
con respecto al eje Gy. Tiene dos componentes τxy y τxz .

Para la componente vertical τxy, de τ, el razonamiento


hecho en el parágrafo 7-5, permanece válido. Podemos escribir:
TS
τ xy = τ yx = n (11)
eI

donde e representa el espesor en el punto considerado de nivel y,


y S el momento estático con respecto al eje neutro de la parte
rayada de la sección.

En el caso actual, la tensión τxy varia en la sección recta


como la relación Sn/e. Es por eso que ella es en general máxima
en el eje neutro, salvo casos en los cuales el espesor crece
fuertemente cerca de dicho eje.

Fig. 7-16
Vamos analizar ahora la componente horizontal τxz de τ.

Corte - Pág. 218


Por el mismo razonamiento hecho para la torsión y repetido recientemente, sabemos que las
tensiones tangenciales en los puntos cc del contorno deben ser tangentes a éste.

Sea a el punto donde se encuentran dichas tangentes. Para poder determinar la componente τxz,
supondremos que la tensión τ en un punto cualquiera A se dirige también hacia a. Tenemos así:

τ xz = τ xy tgψ (12)
y
τ xy TS n
τ = τ xy2 + τ xz2 = = (13)
cosψ eI cosψ

En particular la tensión tangencial máxima ocurre en el contorno (puntos c) y vale:


τ xy
τ1 = (14)
cos ϕ

Esta tensión τ1 será máxima probablemente en el eje neutro, puntos n.

Nota: Si el esfuerzo de corte tiene una dirección cualquiera, y si la sección tiene dos ejes de simetría
perpendiculares, se descompone T en sus dos componentes Ty y Tz según los ejes principales de
inercia y se calcula separadamente las componentes de la tensión de corte que se combinan después
vectorialmente.

7 - 7.- Sección elástica circular.

Según la fórmula (11), tenemos:


r
T
τ xy = τ yx = ∫ ue' du
eI y
utilizando coordenadas polares, se ve, Fig. 7-17:
e = 2r cos α u = r sen ω e' = 2r cos ω du = r cos ω dω

de donde:
π π
T 2
Tr 2  cos 3 ω  2 Tr 2 cos 2 α
τ xy ω ω ω
2 Ir cos α α∫
= 2 r 3
cos 2
sen d = −  =
I cos α  3 α 3I

o, como I=πr4/4 :

4 T 4 T   y 2 
τ xy = τ yx = . cos α = . 1 −   
3 π r 2
3 π r2
  r  
La tensión tangencial en el contorno se conoce por la fórmula (14) y vale:
τ xy 4 T  y
2

τ1 = = . 1−  
cos α 3 π r 2 r

Corte - Pág. 219


El máximo de τxy y deτ1 tiene lugar para α = 0, es decir sobre el eje neutro y vale:
4 T 4T
τ 1Máx = τ xyMáx = . 2 =
3 π r 3A

es entonces 33% superior a la tensión media. O sea a la tensión


obtenida suponiendo una repartición uniforme.

Nota: La teoría rigurosa de la elasticidad muestra que la tensión


no es constante a lo largo del eje neutro, sino que es máxima en el
centro donde vale:
3 + 2ν T
τ Máx = .
Fig. 7-17 2(1 + ν ) A

Para ν = 0,3, τMáx = 1.385T/A mientras que la teoría de más arriba da τMáx = 1,333T/A. La solución
aproximada difiere entonces de 3,25% de la exacta.

7 - 8.- El centro de corte o centro de torsión.

7 - 8 - 1 - Posición del problema.

En el caso de la flexión pura, se puede desplazar


el plano de solicitación paralelamente a sí mismo,
gracias a la propiedad conocida de las cuplas, sin alterar
el estado de tensión y de deformación de la viga.

Al contrario, si la flexión está acompañada de


corte, el plano de solicitación ya no es indiferente pues,
Fig. 7-18 Fig. 7-19
desplazándolo, hacemos variar la distancia de las
fuerzas exteriores al eje de la viga y se produce así un
momento torsor.

Si la sección de la viga es simétrica con respecto a uno de sus ejes principales de inercia, y si este eje
está situado en el plano de solicitación S (Fig. 7-18) cada sección gira por simetría alrededor del eje neutro
normal a S y la viga flexiona sin torcerse.

Pero si, al contrario, este eje principal de inercia no es más eje de simetría del perfil, aparece un
fenómeno secundario de torsión (Fig. 7-19).

7 - 8 - 2 - Viga con sección U flexionada paralelamente a su alma.

Consideremos primero una viga con sección U (Fig. 7-20) simétrica con respecto al eje principal z
pero no con respecto al eje principal y, y buscamos la posición que debe tener el plano de solicitación S a
fin que la viga flexione paralelamente a Gy sin torcerse.

Según lo que hemos visto en el parágrafo 7-3-2, hemos indicado en la Fig. 7-20 las resultantes de los
esfuerzos de corte en los tres rectángulos que componen la sección recta:

Corte - Pág. 220


Teb 2 h
H=
4I

Las dos fuerzas H producen una cupla cuyo momento es:

Teb 2 h 2
Hh =
4I

Podemos entonces reemplazar el sistema de tres fuerzas H, H y T Fig. 7-20


por una resultante única vertical de amplitud T desplazada hacia la
izquierda una distancia t tal que Tt = Hh. O sea:

Hh b 2 h 2 e
t= = (15)
T 4I

Esta resultante única está representada en puntillado sobre la Fig. 7-20. Su línea de acción corta el eje
principal Gz en un punto 0.

Según el principio del equilibrio, esta fuerza interior debe ser estáticamente equivalente a la
resultante de las fuerzas exteriores.

Vemos así que para realizar en la viga en U un estado de flexión simple con el eje Gz como eje
neutro, se debe aplicar las fuerzas exteriores en el plano vertical que pasa por el punto 0. Este punto se
llama centro de corte o también centro de tensión, (pues es alrededor de este punto que gira la sección si se
la somete a torsión pura), y el lugar geométrico de los puntos 0 de cada sección será el eje de corte.

7 - 8 - 3 - Determinación correcta de los elementos de reducción de las fuerzas exteriores en una


sección recta.

La existencia de un centro de corte diferente del centro de gravedad, nos obliga a modificar la
determinación del momento torsor en una sección recta. Debemos:

a) Calcular los seis elementos de reducción de las fuerzas exteriores con


respecto al centro de gravedad de dicha sección.

b) Tener en cuenta que, en general, los esfuerzos de corte Ty y Tz


aplicados en el centro de gravedad producen no solamente corte sino también
momentos torsores adicionales Tyty y Tztz provenientes del transporte de Ty y
Tz del centro de gravedad al centro de corte.
Fig. 7-21

7 - 9 - Trabajo de deformación.

7 - 9 - 1 - Sección rectangular.

En las vigas con sección rectangular, las tensiones tangenciales τ se reducen a sus componentes

Corte - Pág. 221


verticales τxy. En virtud de la Ley de Hooke, todas las fibras de la capa a’a’’b’’b’ de espesor dy sufren el
mismo deslizamiento unitario vertical γ = τ/G.

La capa a’a’’b’’b’ tiene como superficie bdy


y la resultante de las tensiones de corte sobre ella
será τ b dy. Mientras esta resultante va creciendo
desde cero hasta su valor, la sección CD desliza
con respecto a AB γ dx = τ dx/G y el trabajo
elemental almacenado en la capa de fibras
a’a’’b’’b’ de largo dx vale:

1 τ 1τ2
d 2U = τ bdy dx = bdydx
2 G 2G

El trabajo dU almacenado por toda la


Fig. 7-22 rebanada ABCD se obtiene integrando sobre la
superficie. Se obtiene así:
h
+
2
dx
τ 2 dy
2G ∫h
dU = b

2

TS
y si reemplazamos τ por su valor: τ= n
Ib
+h 2
dx T 2 1
se obtiene: dU = 2 ∫ S n2 dy
2 GI b − h 2

dU 1 T 2 bI 2
o también: = (16) poniendo: A' = +h 2
(17)
dx 2 GA'
∫S
2
n dy
−h 2

La cantidad A’ sólo depende de las dimensiones de la sección. Ella tiene la dimensión de una
superficie y se llama sección reducida de la viga.

Recordarse que con la teoría elemental que hemos visto al principio:

dU T2
Uo = = (18)
dx 2GA

Vemos entonces que la expresión de la teoría elemental puede utilizarse reemplazando la


sección real A por la sección reducida A'.

Si en la fórmula (17), se reemplaza I y Sn por sus valores y si se realiza la integral, se encuentra:


5
A' = A (19)
6

Corte - Pág. 222


7 - 9 - 2 - Sección cualquiera con un eje de simetría.

Si la sección es cualquiera, pero con un eje vertical de simetría, las tensiones tangenciales tienen
componentes τxy y τxz; por lo tanto la energía almacenada en un volumen elemental dV vale:

1
(τ xy2 + τ xz2 )dV
2G

Reemplazando τxy y τxz por sus expresiones (11) y (12), e integrando sobre la sección de la viga, se
encuentra de nuevo la expresión (16) de la energía interna, a condición de tomar como sección reducida la
expresión siguiente, con las notaciones de la Fig. 7-16:
I2
A' = y2 2 (20)
S n  tg 2 ϕ 
∫y e 1 + 3 dy
2

27 A
Si aplicamos dicha fórmula para una sección circular, se encuentra: A' = A= (21)
32 1,185

A
mientras que el estudio riguroso del problema por la teoría de la elasticidad da: A' = (22)
1,175

7 - 9 - 3 - Piezas con paredes delgadas.

Podemos realizar para las piezas con paredes delgadas un razonamiento análogo al desarrollado en el
parágrafo 7-9-1, considerando en vez de la capa elemental de fibra de espesor dy, Fig. 7-22, un elemento
rectangular elemental de dimensión e.dx.ds, Fig. 7-7. Se obtiene finalmente para la sección reducida:
I2
A' = (23)
S n2
∫ e ds
donde Sn es el momento estático de la porción de sección recta comprendida entre el punto donde τ es nulo
y el punto del arco variable s.

7 - 9 - 4 - Sección en U o en doble T.

Según lo dicho en el parágrafo 7-3-2 y 7-3-3, se puede admitir sin mayor error que la tensión
tangencial es constante en el alma de dichos perfiles e igual a (Fig. 7-12):
T
τ xy. = (24)
Aalma
y despreciable en las alas. Resulta entonces que la sección reducida A’ es aproximativamente igual a la
sección del alma de la viga.

7 - 10 - Deformación de una viga debida al corte.

Debido al corte, las fibras de la viga sufren deslizamientos γ ligados a las tensiones tangenciales por
la Ley τ=Gγ . Como τ varia en la sección, el deslizamiento γ varía también de la misma manera en las

Corte - Pág. 223


diversas fibras.
Las secciones no pueden por lo tanto permanecer planas, sino que se alabean como lo indica la Fig.
7-23. Este alabeo es indispensable para que el ángulo
primitivamente recto existente entre las fibras y las secciones rectas
AB, CD, pueda mantenerse recto a lo largo de las fibras extremas
AC y BD para las cuales γ = 0 visto que τ = 0.
Al nivel del eje neutro, al contrario, este ángulo sufre su
variación máxima γMáx, medida por el ángulo que hace el eje
deformado GG1 de la viga con la normal en G a la sección
deformada.
Para el estudio de la deformación de la viga, lo que nos
interesa es el deslizamiento medio γm = dy1/dx de la sección recta, es
decir el ángulo del cual se desvía el eje GG1 con respecto a su
posición primitiva GH.
El trabajo exterior de deformación proporcionado por el
Fig. 7-23 esfuerzo de corte durante la deformación del elemento ABCD vale:
1 1
dWo = Tdy1 = Tγ m dx (25)
2 2

Igualando esta expresión con la (16) que da la energía interna de deformación, obtenemos:
dy T
γm = 1 = (26)
dx GA'

En la teoría elemental del parágrafo 7-1, habíamos obtenido:


dy T
γm = 1 = (1)
dx GA

En resumen, se ve que del punto de vista de las deformaciones, todo pasa como si las secciones
rectas permaneciesen planas, la sección real de la viga A, siendo reemplazada por la sección
reducida A’.

7 - 11 - Repartición real de las tensiones de corte.

7 - 11 - 1 - Carga repartida.

La formula fundamental del esfuerzo rasante fue


establecida para una viga prismática elástica en la cual el
momento flector y el esfuerzo de corte están ligados por
la ecuación dM = dT/dx. Como esta última es válida
cuando la viga esta sometida a una carga repartida, la
formula (3) debe dar resultados parecidos a los de la
Fig. 7-24
teoría de la elasticidad.
Si consideramos la viga sobre dos apoyos con carga uniforme, Fig. 7-24, la solución dada por la
teoría de la elasticidad, con un espesor de viga b pequeño, se escribe:

  2 y  
2
3p  ℓ
τ xy =  − x  1 −   
2bh  2    h  

Corte - Pág. 224


y coincide exactamente con la fórmula (11) ya que el esfuerzo de corte vale aquí:
ℓ 
T = p − x 
2 

7 - 11 - 2 - Carga concentrada.

La formula dM = T.dx no se aplica debajo de una carga concentrada. La formula fundamental del
esfuerzo rasante, y las que se deducen de ella, no se aplican. La repartición de tensiones depende de la
teoría de la elasticidad. La perturbación de una carga concentrada no se extiende más que sobre una
longitud de viga igual a dos veces su altura. (Principio de Saint-Venant).

7 - 11 - 3 - Viga con sección variable

La fórmula del esfuerzo rasante (3) fue establecida para un tramo de viga prismática y su aplicación a
una viga con sección variable puede llevar a resultados totalmente erróneos. Por ejemplo, en la viga en
forma de cuña de la Fig. 7-25, sobre una sección cilíndrica mn las tensiones son puramente radiales y
valen:
2 P sen ϕ
σr = (27)
α − sen α rb

A lo largo de una sección recta de


abscisa x, se tiene:

r = x2 + y2

y, por otro lado, aplicando las fórmulas del


estado plano de tensiones al esquema de la
Fig. 7-26, se encuentra:
Fig. 7-25 Fig. 7-26
σr
τ xy = − sen 2ϕ
2
Utilizando el valor de σr dada por (27) y expresando el ángulo ϕ en función de x e y, se obtiene:
− 2P xy 2
τ xy =
( )
b(α − sen α ) x 2 + y 2 2
La distribución de τxy sobre la
sección ab se representa Fig. 7-27. Es
totalmente diferente de la dada por (9). En
particular, τxy no es nulo en a y en b pues,
en virtud del principio de reciprocidad de
las tensiones de corte, τ es paralelo al borde
oblicuo de la viga y entonces admite una
componente vertical τxy.
En el eje neutro (y = 0), τxy es nulo;
no hay esfuerzo rasante en y = 0. Ello
puede verificarse fácilmente notando que el
Fig. 7-27 Fig. 7-28 elemento de viga de la Fig. 7-28 esta en
equilibrio con las tensiones σr1 y σr2.

Corte - Pág. 225


7 - 11 - 4 - Concentración de tensiones.

En la vecindad de un cambio brusco de sección o de una singularidad


local (entalladura, hueco, ...) se producen concentraciones de tensiones que
pueden tenerse en cuenta con un coeficiente de concentración de tensiones
k. Por ejemplo para la barra redonda entallada como en la Fig. 7-29, k se
obtiene de la fórmula siguiente:
1
k = 1+
αρ  ρ  ρ
2

+ β  1 + 
t  a  a

donde a es el medio ancho de la sección neta


t la profundidad de la entalla
ρ el radio de curvatura de la entalla en su raíz
α = 1
β = 6,7

Por supuesto dichas concentraciones se atenúan rápidamente si uno se


aleja del punto singular que las provoca y no son peligrosas en los
Fig. 7-29
materiales dúctiles solicitados estáticamente.

7 - 12 - Ejercicios.

7 - 12 - 1 - Calcular la tensión tangencial máxima en una viga doble T P.N.


16 sometida al esfuerzo de corte T = 6500kg. (las tablas dan I = 9,35 106
mm4)

7 - 12 - 2 - Una viga en voladizo tiene la sección representada Fig. 7-30 y


lleva en su extremo libre una carga vertical de 15 ton. Dibujar con escala
1Kg/mm2 = 2,5 mm el diagrama de la distribución de las tensiones
tangenciales en la sección, trazándolos perpendicularmente a los ejes ABC
y BD de las paredes. Fig. 7-30

7 - 12 - 3 - Se considera el perfil U representado en la Fig. 7-9 de la teoría, con a = e, y se lo supone


flexionado con fuerzas transversales perpendiculares al plano del alma. Trazar el aspecto del diagrama de
las tensiones tangenciales a lo largo de las paredes. Dar el valor de dicha tensión en la unión alma-ala.

7 - 12 - 4 - Una viga con perfil de ala ancha DIN 30, representada en la Fig. 7-31,
está apoyada sobre dos apoyos simples en sus extremos distantes de 4m. y
soporta en su medio una carga concentrada de 20 t.
a) Trazar el círculo de Mohr que representa el estado tensional en el punto
del alma situado a 1m. del apoyo de la izquierda y a 100mm. abajo del
eje de la viga.
b) Representar la cruz de las tensiones principales en este punto e indicar
los valores de las tensiones principales. Fig. 7-31

Corte - Pág. 226


Fig. 7-32
7 - 12 - 5 - Una viga Cantilever con sección en doble T tiene las dimensiones indicadas en la Fig. 7-32 y
esta sometida en su extremo libre a la acción de una fuerza concentrada vertical hacia debajo de 10tn.
Dibujar en perspectiva caballera, y tamaño natural, el bloque (rayado sobre la Fig.) comprendido entre las
secciones longitudinales AA, BB, CC y dos secciones rectas separadas respectivamente de 250 y de
300mm del extremo libre. Se indicará en magnitud, dirección y sentido los resultados en kg de los
esfuerzos actuantes sobre todas las caras de este bloque.

Solución: El momento de inercia de la sección vale: I = 44,5 106mm4; el esfuerzo rasante sobre un tramo
de largo ℓ = 50mm vale:
TS ℓ
R = n = 0,011236 S n kg
I
3
Para AA, S = 31.800 mm , R = 357,3 kg
Para BB, S = 91.500 mm3 , R = 1.028,9 kg
Para CC, S = 190.800 mm3 , R = 2.143,8 kg

Las tensiones de flexión a mitad del espesor del ala valen:


Sobre la cara de adelante del bloque: 5,955kg/mm2
Sobre la cara de atrás del bloque: 7,146kg/mm2
La superficie de dichas caras siendo de 636mm2, los esfuerzos de tracción sobre estas caras valen
respectivamente: 3.787,4 y 4.544,8kg.
Enfin, las tensiones tangenciales horizontales actuando sobre las caras DBBC adelante y atrás
(rayadas sobre la fig. en perspectiva), se hacen equilibrio, mientras que sobre las caras AADC la tensión
tangencial horizontal aumenta linealmente. Los esfuerzos horizontales sobre estas caras se calculan
entonces multiplicando la tensión τ en el punto medio F de ADCA, o sea τ=1,156kg/mm2, por el área de
esta cara, lo que da:
1,156x47x12 = 651,9kg
Se puede verificar que los esfuerzos representados forman bien un sistema en equilibrio.

7 - 12 - 6 - Calcular la resultante F de las tensiones tangenciales en las alas


de una viga en L de alas iguales, flexionada en el plano vertical AA. Fig. 7-
33.

7 - 12 - 7 - Determinar el centro de corte de la sección de una viga perfil


normal U n° 26.
Fig. 7-33
7 - 12 - 8 - Una viga U de dimensión 100x50x6 mm se utiliza como viga

Corte - Pág. 227


Cantilever de 600mm de largo y cargada en su extremo con una fuerza de 500kg, aplicada en su centro de
gravedad. Utilizando la teoría del centro de corte, encontrar el
ángulo de torsión del extremo. G = 8100 kg/mm².

7 - 12 - 9 - Determinar la posición del centro de corte de una viga


de pared delgada abierta, en el caso particular donde la sección es
simétrica respecto al eje Gz.

Sol: La suma de los momentos de los esfuerzos tangenciales τeds


con respecto a un punto cualquiera C, situado sobre el eje Gz,
equilibra el momento del esfuerzo de corte T aplicado en el
centro de corte O. (Fig. 7-34).

Se encuentra así: ∫ τ erds = T t
0

Designando por r la distancia del punto C a la tangente a la línea


Fig. 7-34
media de la sección recta y por t la distancia OC.
Reemplazamos en esta integral t por su valor (5):
ℓ s
1
t = ∫ rds ∫ yeds
I0 0

Observamos que rds representa el doble del área del triángulo elemental rayado sobre la figura e
s
introducimos la notación: ∫ rds = ω
0
s

que representa el doble del área barrida por el radio r cuando el arco, medido a lo largo de la línea media,
aumenta de s = o hasta s.
Integrando por partes tenemos:

ℓ s ℓ s s ℓ

∫ rds ∫ yeds = ∫ dω ∫ yeds = ω ∫ yeds


0 0 0
s
0
s
0
− ∫ ω s yeds
0
0

El término integrado es nulo de manera que la expresión de t se reduce a: t = − ∫ ω s yeds
0

En dicha formula se puede aumentar ωs de una constante arbitraria sin cambiar el resultado pues:

∫ yeds = 0
0

7 - 12 - 10 - Hallar el centro de corte de una sección cuya línea


media es un arco de circulo de radio a (Fig. 7-35)

Indicación: Tomar como punto C el centro del circulo y utilizar los


resultados del problema anterior.

Fig. 7-35
Corte - Pág. 228
7 - 12 - 11 - Trazar el diagrama de la repartición de las
tensiones tangenciales en la sección recta de la viga
representada Fig. 7-36. Dicha viga esta sometida a flexión y
corte en un plano vertical y el esfuerzo de corte vale 8 tn.
Encontrar después el centro de corte.

7 - 12 - 12 - El perfil de chapa plegada cuya sección recta se


indica en la Fig. 7-37, esta sometido a flexión con corte en
el plano vertical. Se solicita trazar a lo largo de la pared la
distribución de las tensiones tangenciales. Calcular las
resultantes parciales de los esfuerzos tangenciales sobre los
cinco rectángulos que componen la sección recta y controlar
el principio de equilibrio. Determinar la posición del Fig. 7-36 Fig. 7-37
centro de corte.

7 - 12 - 13 - Una viga de madera con sección


rectangular de 20 x 30 cm esta cargada como lo
indica la Fig. 7-38. Se supone que cortamos en
dicha viga el bloque rectangular de 5 x 15 x 20 cm
representado rayado sobre la Fig. Realizar el
esquema libre del bloque indicando el punto de
aplicación, la dirección y el sentido de todos los
esfuerzos resultantes actuando sobre sus caras y Fig. 7-38
producidos por las tensiones de corte y de flexión:
Se desprecia el peso propio de la viga.

Corte - Pág. 229


CAPITULO 8: Solicitaciones compuestas

8-1. Flexión y corte o flexión simple.

8-1-1. Generalidades.

La solicitación por flexión y corte se encuentra en todas las vigas sometidas a fuerzas normales
a su eje; se debe a un momento flector variable y la llamamos flexión simple para diferenciarla
de la flexión pura que vimos antes y producida por un momento constante.

Las tensiones normales σ


provocadas por el momento flector
se calculan aún por la fórmula
σ=Mv/I. Esta relación, rigurosa en
el caso de la flexión pura, es aún
exacta si existe un esfuerzo de
corte constante. De hecho, el Fig. 8. 1 Fig. 8. 2
esfuerzo cortante alabea las
secciones rectas pero dicho alabeo es el mismo para todas las secciones rectas (Fig. 8-1), de
manera que una fibra tal como AB se desplaza en bloque en A'B' sin alargarse ni acortarse y
todo pasa como si las secciones permanecieran rectas. Si T es variable, la expresión de σ ya no
es rigurosa, pero la teoría de la elasticidad muestra que es una buena aproximación.

8-1-2. Búsqueda del punto más solicitado de una sección determinada.

La determinación de los puntos más solicitados de la sección recta de una viga no es inmediata
como en el caso de la flexión y torsión en las vigas de sección circular, ya que la tensión normal
σ debida a M es máxima donde se anula la tensión τ debida a T, mientras que τ es máximo
donde σ se anula. Resulta que es posible que las tensiones de comparación sean máximas en
puntos intermediarios, lo que solo puede saberse en la práctica calculándolas en varios puntos
de la sección recta.

En el caso de vigas con sección rectangular o circular, Fig. 8-2, en las cuales la tensión τ varia
en forma continua sobre la altura de la viga, no suele ocurrir lo anterior, es decir que la tensión
σmáx., calculada para la fibra más alejada del eje neutro en la sección donde el momento flector
es máximo, será la tensión de comparación máxima que actúa en la viga. (La búsqueda indicada
más arriba podría resultar necesaria en las vigas donde σ y τ son del mismo orden de magnitud.)

En una viga en doble T, (Fig. 8-3), al contrario, donde


la tensión tangencial varía bruscamente en la unión
alma-ala, la tensión de comparación calculada en ese
punto puede ser superior a la tensión normal σ en las
fibras extremas, y alguna vez es ella que determina la
resistencia de la viga. Fig. 8. 3

Solicitaciones compuestas – Pág.230


8-1-3. Búsqueda de la sección peligrosa.

Fig. 8. 4

Notaremos que, las tensiones σ siendo más importantes que las tensiones τ, las tensiones
máximas se producen generalmente en las secciones rectas donde el momento flector es
máximo. En virtud de la relación T = dM/dx, el esfuerzo de corte pasa por cero en una sección
donde el momento es un máximo analítico. Entonces, en esta sección, el esfuerzo de corte, y por
lo tanto las tensiones de corte, son en general nulas.

Hay excepciones en dos casos:

a) La sección se sitúa abajo de una fuerza concentrada, pues entonces el esfuerzo de corte
cambia bruscamente de un valor finito a otro valor finito. (Fig. 8-4); ocurre habitualmente en las
secciones arriba de los apoyos en las vigas continuas.

b) El máximo del momento no es un máximo analítico, sino que es un máximo debido a una
discontinuidad del sistema; este caso se produce en una sección de empotramiento de una viga.

8-1-4. Criterios de Resistencia

Cuando el material esta sometido en un mismo punto a tensiones σ y τ, la condición de


resistencia ya no puede escribirse limitando separadamente los valores de las tensiones; de
hecho hemos visto en el estudio del estado plano que no son independientes.

Los criterios de resistencia que se aplican en estos casos, es decir cual es la combinación de las
tensiones σ y τ que no puede sobrepasarse para asegurar la resistencia del material, se
encuentran fuera de los alcances de este curso.

Solicitaciones compuestas – Pág.231


8-2. Flexión compuesta.

8-2-1. Generalidades.

Se dice que una viga esta sometida a flexión compuesta cuando esta sometida simultáneamente
a flexión y a tracción o compresión.

En el caso de la flexión simple estudiado


anteriormente, las fuerzas eran transversales y
provocaban únicamente flexión y corte.

En el caso actual, tienen componentes según el eje de


la viga.

Un caso simple de este tipo es él de la Fig. 8-5, que


representa una columna cargada por una fuerza
inclinada P. Esta fuerza puede descomponerse en una
componente longitudinal N, que engendra tracción, y
una componente transversal T, que produce flexión
con esfuerzo de corte.

En todo este capitulo, suponemos que las piezas son


suficientemente espesas para que podamos despreciar
su deformación en el estudio de las tensiones
producidas por N. Cuando dicha condición no se
cumple se estudia en el capítulo de pandeo.
Fig. 8. 5

8-2-2. Flexión plana compuesta.

Suponemos que todas las fuerzas exteriores aplicadas a la pieza están situadas en uno de sus
planos principales de flexión.

La estática nos permite determinar los valores del esfuerzo normal N, del esfuerzo de corte T y
del momento flector M en cualquier sección recta de la viga.

Según el principio de superposición de los efectos, la tensión normal en un punto cualquiera se


obtiene sumando la tensión de tracción producida por el esfuerzo normal N y la tensión de
flexión producida por el momento M. La tensión de tracción vale σt = N/A, donde A es el área
de la sección recta; la tensión de flexión vale σf = My/I, donde y es la distancia del punto
considerado al eje de flexión pura; de manera que la tensión total se escribe:

N M y
σ = σ t +σ f = + (1)
A I

Dicha tensión alcanza sus extremos en las fibras más alejadas del eje neutro:

N M N M
σ a= + ; σ b= - (2)
A Wa A Wb

Solicitaciones compuestas – Pág.232


Las tensiones tangenciales τ provocadas por el esfuerzo de corte pueden calcularse por las
fórmulas vistas anteriormente en el capitulo de corte. Como son nulas en los puntos donde las
tensiones normales son extremas, no juegan habitualmente ningún papel en la resistencia de la
pieza y, en lo que sigue, nos preocuparemos solamente de las tensiones normales.

Se debe no obstante verificar a parte si las tensiones de corte máximas son admisibles.

En una sección recta cualquiera de una viga o columna sometida a flexión compuesta, (Fig. 8-
6a), la resultante F de las fuerzas exteriores actuando de un lado de la sección es una fuerza
oblicua con respecto a la sección recta y excéntrica con respecto a su centro de gravedad. Pasa
por el centro de presión de la sección, punto donde el polígono de presiones traspasa la sección.

De acuerdo a lo que dijimos antes, podemos hacer abstracción de su componente tangencial T.


La fuerza F es entonces equivalente a una fuerza normal N con excentricidad e (Fig. 8-6a) y el
momento flector en la sección considerada vale M = N.e.

Si reemplazamos M por su valor en la fórmula (1), encontramos:

N Ney N A
σ= + = 1+ e y  (3)
A I A I

o bien introduciendo el radio de giro o de inercia i definido por i² = I/A:


N e y
σ = 1+ 2  (4)
A i 

El diagrama de distribución de esta tensión total se indica en la Fig. 8-6d, donde se supuso que
la tensión máxima de flexión es menor que la de tracción, tenemos así tensiones de tracción en
toda la sección recta de la pieza.

Si la tensión máxima de flexión es mayor que la de tracción, habrá una línea de tensión nula,
paralela al eje z, dividiendo la sección recta en dos zonas con tensiones de tracción en una y de
compresión en la otra, Fig. 8-6e.

La distancia yn de la línea de tensión nula al centro de G de la sección se obtiene igualando a


cero la expresión (4) de σ, lo que da:
2
i
yn = - (5)
e

Se constata que yn.e teniendo un valor negativo, la excentricidad y la posición del eje neutro
están en posiciones opuestas respecto a G. Vemos también que yn disminuye si la excentricidad
crece.

Si el esfuerzo normal es de compresión, simplemente será negativo, el resto queda igual.

Solicitaciones compuestas – Pág.233


Fig. 8. 6

Para una sección rectangular, Fig. 8-6a, la ecuación (4) se escribe:

N 12 N e y N  12 e y 
σ= + = 1+ 
bh b h3 bh h
2

Haciendo, en esta fórmula y = ± h/2, se obtiene:

N  6 e
σ Má x = 1+  (6')
bh h 

N  6 e
σ mín = 1 -  (6'')
bh h 

Vemos que, cuando e < h/6, no hay cambio de signo de la tensión en la sección recta. Si e = h/6,
la tensión máxima de tracción es 2N/bh y la tensión en el borde opuesto es cero. Si e > h/6, hay
cambio de signo de la tensión en la sección recta.

Solicitaciones compuestas – Pág.234


CAPITULO 9 - Deformación de las vigas rectas en flexión plana.

9-1 - Convenciones generales de signos.

Las confusiones de signos son una de las principales causas de errores e importa por lo
tanto insistir previamente sobre las convenciones siguientes.

9-1-1 - Ejes coordenados.


El eje x esta orientado según el eje de la viga y positivo hacia la derecha, el eje y es
positivo hacia abajo. (Ver Fig. 9-1)

9-1-2 - Angulos de rotación de las secciones de una viga.


La inclinación de la tangente a la curva v(x) que representa la deformada de una viga
esta dado por:
dv
= tg ϕ ( x) ≈ ϕ ( x)
dx
ya que los ángulos ϕ son muy pequeños.

Vemos así que ϕ es positivo cuando dv y dx son ambos positivos. De donde la regla:

Los ángulos ϕ medidos entre la dirección positiva del eje x y la tangente a la


deformada son positivos en el sentido de x hacia y.

En la Fig. 9-1, ϕA es positivo mientras que ϕB es negativo.

9-1-3 - Curvatura de la deformada.


El sentido de la curvatura es dado por la derivada segunda d2v/dx2; esta derivada es
positiva cuando el coeficiente angular crece con x, es decir cuando la curva es cóncava hacia
los y positivos. De donde la regla:

Cuando la curva es cóncava hacia arriba, la curvatura es negativa.

Fig. 9-1

Deformación en flexión - Pag. 235


9-2 - Ecuación diferencial de la elástica.
La ecuación establecida en la teoría de flexión pura:

1 M
χ= = (3 Cap. 5)
ρ EI

puede aplicarse con buena aproximación al caso de una viga sometida a flexión simple (T
diferente de cero y variable). Representa la curvatura en un punto de la deformada del eje de
una viga o línea elástica.

Claro esta que dicha fórmula proporciona solamente la deformación debida a la flexión;
se agrega a ella una deformación debida al esfuerzo de corte que veremos más adelante.

Se sabe por análisis matemático que, si una curva esta dada por su ecuación v(x), su
curvatura vale:
1 d 2 v dx 2
χ = =±
ρ [
1 + (dv dx) 2 ]
32

el signo para elegir depende de la orientación de los ejes coordenados.


dv/dx = tgϕ ≈ ϕ es la inclinación respecto de la horizontal de la tangente a la
deformada; en la práctica, ella es del orden de 1/1000. El término (dv/dx)2 interviniendo en el
denominador puede entonces despreciarse frente a la unidad y podemos escribir:

d 2v
1
χ = =± 2 (a)
ρ dx

Ello significa que hemos linealizado la curvatura de la viga. Es gracias a esta


simplificación que el principio de superposición puede aplicarse para el cálculo de los
desplazamientos v de las vigas hechas con un material que sigue la Ley de Hooke.
Igualando los valores de (3 Cap. 5) y (a) de χ, obtenemos:

d 2v M
± = (b)
dx 2 EI

La elección del signo resulta de las convenciones de signo siguientes:


Momentos M positivos producen una deformada con curvatura cóncava hacia arriba
(Fig. 9-1). Para esta curva, la derivada segunda d2v/dx2 es negativa y necesitamos elegir el
signo (-) en la fórmula (b) anterior, o sea:

d 2v M
= − (9-1)
dx 2 EI

Es la ecuación diferencial de la elástica.

Suponiendo que la rigidez flexional EI es constante, derivando sucesivamente dos


veces la ecuación anterior y teniendo en cuenta las relaciones de estática obtenemos, para la
ecuación de la elástica, dos otras formas:

Deformación en flexión - Pag. 236


d 3v T
3
=− (9-2)
dx EI

y después
d 4v p
4
= (9-3)
dx EI

Notas:

1) La aproximación realizada aquí arriba sobre el radio de curvatura conlleva, en los casos
habituales, un error absolutamente despreciable. No obstante, en el caso excepcional de
vigas muy flexibles, el error puede ser importante; es necesario en estos casos utilizar la
ecuación exacta de la deformada, o sea:

d 2 v dx 2 M
χ =− =
[1 + (dv dx) ]
2 32
EI

para la cual el principio de superposición ya no puede aplicarse.

2) El resto del Capítulo se consagra al estudio de diversos métodos para determinar la forma
de la línea elástica. Si el límite de elasticidad es sobrepasado en alguna zona de la viga, la
fórmula fundamental χ = M/EI sobre la cual estos métodos se basan ya no tiene validez;
debe ser reemplazada por la fórmula no lineal del tipo χ = F (M ) deducida del análisis del
comportamiento elasto-plástico de la viga.

3) Se vio en estática que cuando nos acercamos al extremo derecho de una viga suele ser
conveniente expresar el momento en función de una abscisa x’ que viene de la derecha. En
este caso, como dx’ = - dx, y llamando M’ el momento expresado en función de x’
tenemos las relaciones siguientes, que como lo vemos implican un cambio de signo a cada
derivada o a cada integral:

En función de x En función de x’

dM dM '
=T = −T'
dx dx'

dT dT '
=−p = p'
dx dx'

d 2v M d 2v M'
2
=− 2
=−
dx EI dx' EI

d 3v T d 3v T'
3
=− 3
=+
dx EI dx' EI

d 4v p d 4v p
4
= 4
=
dx EI dx' EI

Deformación en flexión - Pag. 237


9-3 - Integración.
a) La integración de la ecuación (9-1) solo puede realizarse fácilmente cuando el
segundo miembro M/EI tiene una expresión analítica simple, por lo tanto si la carga p varia
de manera simple y habitualmente si I es constante. La integral doble introduce dos
constantes de arbitrarias C y C’ que se determinan con las condiciones de apoyo de la viga.

b) Una primera integración da la expresión de dv/dx = tgϕ ≈ ϕ, es decir la inclinación


de la tangente a la línea elástica o también el ángulo en radianes del cual ha girado cada
sección. La segunda integración da la ordenada v de la elástica.
En particular, si M/EI es un polinomio de grado n en x, v es un polinomio de grado
n+2.

c) Si, en una sección cualquiera de la viga, tenemos M = 0, la línea elástica presenta en


esta sección un punto de inflexión,
debido a que en este punto la curvatura
1/ρ es nula.
d) Es evidente que la función v y
su derivada primera no pueden ser
discontinuas. Porque, en el primer
caso, el eje de la viga sería
interrumpido, y, en el segundo, sería
quebrado, lo que implicaría ρ = 0 y M
= ∞. Al contrario, la derivada segunda
d2v/dx2 = -χ puede ser discontinua en
todos los puntos donde M es
discontinuo (por la aplicación de una
cupla exterior) o bien I es discontinuo a
Fig. 9-2
causa de un cambio brusco de sección.
Geométricamente, esta discontinuidad corresponde a una variación brusca del radio de
curvatura.

De toda manera, si la expresión analítica del momento flector cambia, su integral


cambia también. Por ejemplo, en el caso representado en la Fig. 9-2, el momento tiene cuatro
expresiones analíticas diferentes y se necesitará integrar separadamente en las cuatro zonas
diferentes, AC, CD, DE y EB. Las cuatro expresiones diferentes de v, o sea v1, v2, v3, v4
incluirán ocho constantes de integración.

Estas constantes se determinarán expresando que:

a) Las condiciones de apoyo:

v=0 para x=0 y para x=ℓ

b) Las condiciones de continuidad en la unión de las diversas zonas; así en el punto C,


el eje de la viga no puede ni interrumpirse ni quebrarse lo que exige que:

dv1 dv 2
v1 = v 2 ; =
dx dx

Deformación en flexión - Pag. 238


Estas dos condiciones escritas en los tres puntos C, D, E, permiten escribir seis
condiciones.

Al total, necesitamos entonces para determinar las constantes de integración, resolver


un sistema de ocho ecuaciones con ocho incógnitas, lo que es laborioso.

El método de integración de la ecuación de la elástica no se recomienda salvo el caso


en que las discontinuidades sean muy pocas. Caso contrario se aplican otros métodos.

EJEMPLO DE APLICACION: -Buscar la elástica de una viga prismática sobre dos apoyos
en sus extremos y soportando una carga uniforme.

El momento flector tiene como


expresión, (Fig. 9-3):

px(ℓ − x)
M =
2

y la ecuación diferencial será


entonces:

d 2v px(ℓ − x)
EI 2
=−
dx 2

Integrando una primera vez,


Fig. 9-3 obtenemos:

dv p p  ℓx 2 x 3 
EI = − ∫ x(ℓ − x)dx = −  −  + C
dx 2 2 2 3
e integrando una segunda vez:

p  ℓx 3 x 4 
EIv = −  −  + Cx + C '
2  6 12 

Las dos constantes de integración C y C’ se determinan con las condiciones de


extremo; el desplazamiento v es nulo sobre los apoyos A y B, entonces:

v=0 para x=0 y para x=ℓ

La condición v x = 0 = 0 da C ' = 0

p  ℓ4 ℓ4 
La condición v x =ℓ = 0 da −  −  + Cℓ = 0
2  6 12 
pℓ 3
De donde sacamos: C =
24
Y reemplazando:

Deformación en flexión - Pag. 239


v=
p
24 EI
( x 4 − 2ℓ x 3 + ℓ 3 x ) =
p
24 EI
x(ℓ − x)(ℓ 2 + ℓx − x 2 ) (a)

La deformada debe evidentemente ser simétrica con respecto al medio de la viga. Se


puede verificar que el valor de v no cambia si reemplazamos x por ( ℓ − x ).

La flecha f o sea el v máximo se produce por razón de simetría en el medio y vale:

5 pℓ 4
f =v ℓ =
x= 384 EI
2

Los ángulos de rotación sobre los apoyos valen:

 dv  pℓ 3
ϕA =   = ϕ B = −ϕ A
 dx  x =0 24 EI

9-4 - Deformaciones debidas al corte


en las vigas con sección reducida constante.

Importancia relativa de dichas deformaciones.

9-4-1 - Generalidades.
Hemos visto en el parágrafo 7-10 que el esfuerzo de corte produce una deformación
v1= f1(x) definida por la ecuación:
dv1 T
=γm = (9-4)
dx GA'

Trabajaremos solamente en el caso de sección reducida A’ constante. Derivando esta


ecuación con respecto a x obtenemos:

d 2 v1 1 dT 1 d 2M
= = (9-5)
dx 2 GA' dx GA' dx 2

Esta expresión muestra que a la curvatura debida al momento flector, se debe agregar la
curvatura debida al esfuerzo de corte. La ecuación total de la elástica será entonces:

d 2 vtot M 1 d 2M
= − + (9-6)
dx 2 EI GA' dx 2

Si retomamos la viga de la Fig. 9-3, integrando (9-6) obtenemos:

vtot =
p
24 EI
(
x 4 − 2ℓx 3 + ℓ 3 x +
p
2GA'
)x (ℓ − x )

Deformación en flexión - Pag. 240


El primer término es la deformada debida al momento flector, el segundo constituye la
corrección aportada por el corte. En el medio de la viga, la flecha vale:

5 pℓ 4 pℓ 2
f tot = f M + f T = + (9-7)
384 EI 8GA'

En lo que sigue, aplicamos dicho resultado a una viga sobre dos apoyos simples,
primero en el caso de una sección rectangular, después en el caso de una sección doble T, a
fin de darse cuenta de la importancia relativa de las deformaciones de corte y de flexión.

9-4-2 - Viga con sección rectangular.

bh 3 5 5 pℓ 4 3 pℓ 2
I= ; A' = bh , fM = ; fT =
12 6 32 Ebh 3 20Gbh

Para µ=0,3, E/G = 2,6 y, entonces, para una misma carga uniforme p, obtenemos:
2 2
fT 96 E  h  h
=   = 2,5  (a)
f M 100 G  ℓ  ℓ

Si, en vez de una carga uniforme, la viga tuviera una carga concentrada en el centro, se
2
fT h
encontraría, por cálculos análogos: = 3,1  (b)
fM ℓ
Damos a continuación, para diversos valores habituales de la relación h / ℓ de la altura
de la sección de la viga sobre su luz la relación fT/fM calculadas por las fórmulas a) y b):

Valor de h / ℓ 1/12 1/10 1/8


Carga uniforme 1,8 2,5 3,8
Valor de fT/fM en %
Carga concentrada 2,2 3,1 4,9

Estos resultados muestran que, en el caso de una viga con sección rectangular, los
desplazamientos elásticos debidos al corte pueden, sin ningún problema, despreciarse frente a
los de flexión.

9-4-3 - Viga con sección en doble T.


En este caso fT es mucho más importante que en el primer caso ya que vimos antes que
todo pasa como si el alma soporta todo el esfuerzo de corte.
Suponiendo que la tensión de flexión alcanzó su máximo así como la tensión de corte,
se encuentra:
fT h h
= 1,5 o bien 3
fM ℓ ℓ
según la carga sea uniforme o concentrada. Se deducen los resultados siguientes:

Valor de h / ℓ 1/20 1/12 1/10 1/8


Carga uniforme 7,5 12,5 15 18,7
Valor de fT/fM en %
Carga concentrada 15 25 30 37,5

Deformación en flexión - Pag. 241


Vemos que, en el caso de una viga doble T, y contrario a la opinión habitual, los
desplazamientos elásticos debidos al esfuerzo de cortante no son siempre despreciables frente
a los de flexión, especialmente si la altura relativa h / ℓ es grande.
No obstante, remarcamos que el cálculo anterior supone que el alma trabaja con la
tensión máxima de corte, lo que ocurre muy raramente.

Conclusión:

En la mayoría de los casos, las deformaciones debidas al corte son despreciables


frente a las de flexión. Habitualmente dichas deformaciones no se tendrán en cuenta. En el
caso de las vigas doble T de gran altura y alma delgada lo anterior puede no ser verdadero.

9-5 - Vigas en voladizo. Teoremas de Mohr.

Consideramos una viga en voladizo (Fig. 9-4), generalmente con inercia variable,
sometida a una carga p(x) cualquiera que produce un diagrama de momento flector M(x).

9-5-1 - Determinación de las rotaciones ϕ.

Debido a que ϕ = dv/dx, se deduce de la ecuación de la elástica (9-1) :

Mdx
dϕ = −
EI

Para obtener la rotación ϕ de una sección cualquiera de abscisa x1, se integra la relación
anterior desde el empotramiento donde ϕ es nulo hasta la abscisa x1, y se obtiene:

x1 x1
M ( x)
ϕ 1 = ∫ dϕ = − ∫ dx (9-8)
o o
EI ( x)

Esta integral representa la superficie del diagrama de curvatura M/EI; tenemos así el
enunciado del Primer Teorema de Mohr:

La rotación de una sección cualquiera de una viga en voladizo es igual a menos la


superficie del diagrama de M/EI comprendida entre esta sección y la sección de
empotramiento.

Si llamamos S dicha superficie, escribiremos: ϕ1 = −S  M  (9-81)


 
 EI 

En los casos prácticos, se trata a menudo de viga prismática, EI es constante y el


S(M )
teorema se escribe, más simplemente: ϕ1 = − (9-82)
EI
donde S(M) es la superficie del diagrama de momento.

Deformación en flexión - Pag. 242


Nota: Generalmente, en las vigas en voladizo, los M son negativos y por lo tanto las ϕ son
positivas ya que S tiene el signo de M.

Fig. 9-4

9-5-2 - Determinación de los desplazamientos verticales.


Buscamos ahora el desplazamiento vertical v1 en un punto C de abscisa x1. Imaginamos
primero que la viga tenga un solo elemento elástico de largo dx, situado en el punto D de
abscisa x, y que el resto de la viga sea rígido, o sea indeformable. Debido a la deformación
del elemento dx el punto C baja de un desplazamiento elemental:
M ( x1 − x)
dv1 = ( x1 − x)dϕ = − dx
EI
Suponemos ahora que la viga sea elástica sobre toda su longitud; el desplazamiento del
punto C es un descenso obtenido haciendo la suma de todos los descensos elementales dv1 y
vale:
M ( x).( x1 − x)
x1

v1 = − ∫ dx (9-9)
o
EI ( x)

Esta integral es en realidad el momento estático de la superficie del diagrama de


curvatura M/EI, comprendida entre la sección de empotramiento y la sección considerada. De
donde el enunciado del Segundo Teorema de Mohr:

El desplazamiento vertical de una sección cualquiera de una viga en voladizo esta


dado por menos el momento estático, con respecto a la vertical por esta sección, de la
superficie del diagrama de M/EI comprendida entre la sección de empotramiento y la
sección considerada.

Deformación en flexión - Pag. 243


Por supuesto si buscamos la flecha en el extremo libre de la viga, será dada por menos
el momento estático de todo el diagrama de M/EI, con respecto a la vertical por el extremo
libre.

Si llamamos S a la superficie involucrada (es decir entre el empotramiento y la sección


de abscisa x1) y xG la abscisa de su centro de gravedad, escribiremos:
v1 = − S M .( x1 − xG ) (9-91)
( )
EI

En los casos prácticos, se trata a menudo de viga prismática, EI es constante y el teorema se


escribe, más simplemente:

S ( M ) .( x1 − xG )
v1 = − (9-92)
EI

9-5-3 - Tabla de los resultados más importantes en viga isostática en voladizo.


La tabla a continuación da los resultados de aplicación de los teoremas de Mohr a los 4
casos más frecuentes en la práctica.

Modo de solicitación ϕA f Modo de solicitación ϕA f


2 3
Mℓ Mℓ pℓ pℓ 4
− −
EI 2 EI 6 EI 8 EI
Pℓ 2 Pℓ 3 pℓ 3 pℓ 4
2 EI 3EI 24 EI 30 EI

Los casos no incluidos pueden calcularse directamente a partir de los teoremas de Mohr
o a partir de esta tabla por superposición. El ejemplo siguiente puede calcularse muy
fácilmente por los Teoremas de Mohr, lo solucionamos aquí por superposición pues es
importante entender claramente estas superposiciones.

Sea el caso fundamental


de una viga en voladizo con
una carga P en el punto C de
abscisa a (Fig. 9-5). El tramo
BC se curva y el tramo CA
permanece recto pero se
desplaza. Según el segundo
caso de la tabla:

Pa 2
ϕC = ϕ A =
2 EI

Fig. 9-5 y también:

Pa 3 Pa 2 b Pa 2
f A = vC + ϕ C .b = + = (3ℓ − a )
3EI 2 EI 6 EI

Deformación en flexión - Pag. 244


9-6 - Vigas sobre apoyos de extremos.

9-6-1 - Método de la viga auxiliar1.


En el caso de una viga sobre dos apoyos en sus extremos y en este caso solamente,
podemos establecer una analogía entre algunas ecuaciones de la estática de la viga y las
ecuaciones de la elástica de la misma viga.

Consideremos entonces una viga apoyada en sus extremos de manera isostática y


cargada con p(x). Podemos escribir las ecuaciones conocidas por estática y paralelamente las
que acabamos de ver para la elástica:

Estática Elástica
dT dϕ M ( x)
= − p( x) =−
dx dx EI ( x)

dM dv
=T =ϕ (9-10)
dx dx

d 2M d 2v M ( x)
= − p( x) =−
dx 2 dx 2
EI ( x)

Notamos así un perfecto paralelismo en las formulaciones diferenciales, lo que permite


hablar de analogía. No obstante para que una analogía sea completa, no es suficiente lo
parecido de las ecuaciones diferenciales, sino también sobre las condiciones de borde o de
contorno. En este caso, con una ecuación diferencial de segundo grado, la integración implica
la determinación de dos constantes de integración; en estática, en el caso de la viga
simplemente apoyada en sus extremos, las constantes se obtienen expresando que el M es
cero sobre los apoyos y en el caso de la elástica de la viga simplemente apoyada en sus
extremos, también el descenso v es nulo en los extremos. Notamos así que la analogía es
completa y también la razón por la cual esta analogía solamente puede hacerse cuando los
apoyos están en los extremos de la viga.

Podemos así introducir una viga llamada auxiliar, igual que la viga real en cuanto a su
geometría, pero cargada con una carga ficticia p* = M/EI, con un corte ficticio T* = ϕ y por
fin un momento ficticio M* = v.

Al estudio estático de dicha viga auxiliar, corresponderá por analogía la elástica de la


viga dada.

1
Conocido también como Método de la viga conjugada.
Deformación en flexión - Pag. 245
Estática viga auxiliar Elástica

dT * dϕ M ( x)
= − p * ( x) =−
dx dx EI ( x)

dM * dv
=T* =ϕ (9-10’)
dx dx

d 2M * d 2v M ( x)
= − p * ( x) =−
dx 2 dx 2
EI ( x)

La ventaja de esta analogía reside en la posibilidad de utilizar todos los conceptos


aprendidos en estática y considerados conocidos, tales como diagramas de corte y de
momentos flectores.
Tenemos así el enunciado del Teorema de la viga auxiliar:

El descenso v de una viga sobre dos apoyos en sus extremos, es igual al momento
flector M* de la viga auxiliar sobre dos apoyos en sus extremos y cargada con la carga
ficticia p*=M/EI del diagrama de curvatura de la viga. La rotación ϕ de una sección recta es
igual al esfuerzo de corte T* en la misma viga auxiliar.

Nota 1 - Como en una viga sobre dos apoyos en sus extremos (A y B) tenemos que el corte a
la izquierda es igual a la reacción (TA = RA) y que el corte a la derecha vale menos la reacción
(TB = - RB), en la viga auxiliar pasa lo mismo y: ϕA =T*A = R*A y ϕB = T*B = - R*B.

Nota 2 - Como en muchos casos la viga tiene un momento de inercia constante y es de un


mismo material (EI = constante), en vez del diagrama de curvatura se considera como carga
ficticia al diagrama de momento flector (p* = M) y en este caso el diagrama de M* será el de
EIv y el de T* será el de EIϕ.

Las ecuaciones de este caso serian las siguientes:

Estática viga auxiliar EI = Constante Elástica


dT * dϕ
= − p * ( x) EI = − M ( x)
dx dx

dM * dv
=T* EI =ϕ (9-10’’)
dx dx

d 2M * d 2v
= − p * ( x) EI 2 = − M ( x)
dx 2 dx

Deformación en flexión - Pag. 246


Primer ejemplo de aplicación:

Viga simplemente apoyada con una cupla en un extremo.

Consideramos, para una viga


bi-apoyada con EI constante, el caso
donde una cupla M actúa en un
extremo (Fig. 9-6); el diagrama de
momento se representa en la Fig. 9-
6-b.

Las cargas ficticias sobre la


viga auxiliar serán el triángulo
rectángulo abc cuya superficie vale
Mℓ / 2 .
Las reacciones R*A y R*B en
los apoyos A y B de la viga auxiliar
valen:
1 / 3.Mℓ / 2 y 2 / 3.Mℓ / 2
Fig. 9-6
respectivamente.

Dividiéndolas por EI obtenemos para las rotaciones:

Mℓ Mℓ
ϕA = ϕB = − (9-11)
6 EI 3EI
El desplazamiento vertical v de una sección recta mn de la viga real se obtiene
dividiendo por EI el momento flector M* de la viga auxiliar, lo que da:

1  Mℓx Mx x x  Mℓx  x 2 
v=  − = 1 −  (9-12)
EI  6 ℓ 2 3  6 EI  ℓ 2 

Segundo ejemplo de aplicación:

Viga simplemente apoyada con una carga concentrada.

Consideremos ahora una viga


sobre dos apoyos de extremos, cargada
con una fuerza concentrada en la
abscisa a. Fig (9-7)

El diagrama de momentos
flectores es el triángulo abc (Fig. 9-7-
b). Su área vale Pa(ℓ − a) 2 y su
centro de gravedad G esta en la
distancia (ℓ + a ) 3 del apoyo
izquierdo.

En virtud de la nota 1 anterior,


los ángulos de rotación en los extremos
Fig. 9-7 de la viga real valen respectivamente:
Deformación en flexión - Pag. 247
R *A Pa (ℓ − a )(2ℓ − a )
ϕA = =
EI 6ℓEI
(9-13)
R *
− Pa (ℓ − a ) 2 2
ϕB = − =B

EI 6ℓEI

El momento flector M* en la sección de abscisa x de la viga auxiliar vale:

x
M * ( x) = R A* .x − area (am1 n1 ).
3

Pa (ℓ − a )(2ℓ − a ) Pa (ℓ − a ) x x x
M * ( x) = x−
6ℓ ℓ a23
M * ( x) =
P (ℓ − a ) x
6ℓ
[
a ( 2ℓ − a ) − x 2 ]
y por el teorema:
v=
M * P (ℓ − a ) x
EI
=
6ℓEI
[
a ( 2ℓ − a ) − x 2 ] para ( x ≤ a) (9-14)

Para obtener la elástica en la porción derecha de la viga, basta, por razones de simetría,
reemplazar en la fórmula (9-14) x por (ℓ − x) y a por (ℓ − a ) . Tenemos así:

v=
Pa (ℓ − x) 2
6ℓEI
[
ℓ − a 2 − (ℓ − x ) 2 ] para ( x ≥ a) (9-15)

Para obtener el descenso del punto de aplicación de la fuerza P, (que salvo excepción no
es el máximo) debemos hacer x = a en (9-14) o (9-15). Se obtiene:

Pa 2 (ℓ − a ) 2
vC = (9-16)
3ℓEI
En particular, si la carga se aplica en el medio de la viga, a = ℓ 2 . El descenso del
medio es máximo y vale:

Pℓ 3
vx =ℓ / 2 = f = (9-17)
48 EI

Si a > ℓ 2 , el desplazamiento máximo o flecha de la viga se producirá a la izquierda de


la carga. La posición xm de la sección recta para la cual v es máximum se obtiene anulando la
derivada de v con respecto a x. Obtenemos así:

1
xm = a.(2ℓ − a ) (9-18)
3

Reemplazando x por este valor en (9-14), tenemos:

Deformación en flexión - Pag. 248


P(ℓ − a )[a (2ℓ − a )]
32
v máx = f = (9-19)
9 3EIℓ

El desplazamiento en el medio se obtiene reemplazando x por ℓ / 2 en (9-14), lo que


nos da:

Pb
v x =ℓ 2 = (3ℓ 2 − 4b 2 ) (9-20)
48 EI

La expresión (9-18) muestra que la sección donde se produce la flecha es siempre


próxima al medio de la viga. De hecho, cuando a = ℓ 2 , esta en el medio; en el caso extremo
donde a tiende hacia ℓ , xm tiende hacia ℓ 3 = ℓ 3 / 3 = 0,577ℓ o sea una sección distante
solamente del medio de la viga en 0,077ℓ .

Resulta de ello que se obtiene siempre una excelente aproximación de la flecha


tomando el desplazamiento vertical del medio de la viga. En el caso más desfavorable donde
a tiende hacia ℓ , la diferencia entre las expresiones (9-19) y (9-20) vale solamente 2,57%.

En virtud del principio de superposición, se puede afirmar que la conclusión precedente


permanece válida en el caso de una viga soportando numerosas cargas transversales actuando
en el mismo sentido.

9-6-2 - Tabla de los resultados más importantes de la viga isostática sobre dos
apoyos en sus extremos.
La tabla a continuación da los resultados de aplicación de la viga auxiliar a los 4 casos
más frecuentes en la práctica.

Modo de solicitación Mmáx ϕ f


Mℓ Mℓ 2
ϕA =
6 EI 16 EI
M
Mℓ Mℓ 2
ϕB = − para x = ℓ 3
3EI 15,588 EI
Pℓ Pℓ 2 Pℓ 3
±
4 16 EI 48 EI
pℓ 2 pℓ 3 5 pℓ 4
±
8 24 EI 384 EI
7 pℓ 3
ϕA = pℓ 4
pℓ 2 360 EI f = 0,0065
EI
9 3 8 pℓ 3
ϕB = − para x = 0,519ℓ
360 EI

Deformación en flexión - Pag. 249


Nota:

En una viga prismática apoyada en sus extremos, el momento flector en el medio y el


desplazamiento vertical de la sección del medio, no cambian si desplazamos algunas fuerzas
de su posición a la posición simétrica respecto del medio de la viga. Puede utilizarse esta
información para reemplazar una carga por otra simétrica que conduce a cálculos más
simples.
Sea por ejemplo los casos de la Fig. 9-8-a-b donde buscamos el momento y descenso en
el medio. No se cambia en nada los resultados buscados si repartimos la carga uniformemente
sobre toda la viga. Tenemos entonces:

M x =ℓ 2 =
( p 2)ℓ 2
8
5 ( p 2 )ℓ 4
v x =ℓ 2 =
384 EI

Fig. 9-8

Deformación en flexión - Pag. 250


CAPITULO 10 -PANDEO DE LAS VIGAS RECTAS
CARGADAS DE PUNTA

10-1. Generalidades

Para calcular las piezas elásticas comprimidas y flexionadas, se suman habitualmente


algebraicamente las tensiones de compresión y de flexión, como cuando se estudió las
solicitaciones compuestas. Este cálculo simple se basa sobre la suposición que la pieza
deformada coincide con la pieza no deformada.

Esta simplificación no tiene siempre validez. De hecho, consideramos como ejemplo una viga
cargada a la vez con fuerzas transversales y axiales. (Fig. 10-1). Suponemos primero que las
cargas transversales sean aplicadas solas; si la pieza es suficientemente esbelta, ellas provocan
una deformada transversal en flexión: v1 = f1(x) (Fig. 10-1). Aplicamos ahora las fuerzas axiales
de compresión; nacen así momentos flectores adicionales, de la forma M1 = Pv1.

Estos momentos tienen como efecto acrecentar la flexión de la pieza y darle una deformación
transversal adicional v2 = f2(x).

Nacen entonces nuevos momentos flectores M2 = Pv2 y así sigue. Si este proceso de
deformación es limitado, es decir si la serie:

Σv ≡ v1 + v2 + ....

es convergente, la viga toma un estado de deformación estable, bien determinado. Pero si, al
contrario, la serie es divergente, la viga es inestable con las fuerzas que la solicitan.

Este tema se diferencia netamente de todos los precedentes pues, por primera vez, vamos
analizar la acción de las fuerzas sobre la barra deformada y no sobre la configuración inicial,
teniendo así en cuenta los efectos de segundo orden que eran despreciados en los primeros
temas.

En general, se llama teoría de segundo orden, las teorías


en las cuales se parte de la configuración deformada del
sistema para el análisis de los esfuerzos internos. Una
teoría así es indispensable para el estudio de los
fenómenos de inestabilidad y en general recomendable si
la estructura es muy deformable (Puentes colgantes,
Fig. 10-1 puentes en arco muy flexibles, sistemas con cables, etc...).

Cuando se tienen en cuenta los efectos de segundo orden, el principio de superposición no


puede aplicarse. En hecho, los desplazamientos de la estructura afectan la acción de las fuerzas
que la solicitan, lo que viola una de las hipótesis de base de este principio.

Contrariamente a la convención habitual de signo, consideramos, en todo este capítulo, los


esfuerzos de compresión como positivos.

Pandeo - Pág. 251


10-2. Comportamiento de las piezas ideales. El caso fundamental de pandeo.
Noción de carga crítica de pandeo

Sea una viga idealmente recta prismática de largo ℓ comprimida por una fuerza P idealmente
centrada.

En la teoría que sigue, despreciaremos el acortamiento δ = Pℓ EA de la viga en compresión,


que es siempre pequeño frente a las deformaciones de flexión.

La solución del problema ideal fue descubierta por Euler en 1744. Ella es
mucho más simple que la de la pieza real imperfecta y se utiliza como
referencia para el cálculo práctico de las piezas al pandeo, lo que justifica el
estudio del problema. Examinemos primero el caso fundamental de una
viga recta prismática apoyada en sus dos extremos.

Se definirá carga crítica como la menor fuerza de compresión suficiente


para mantener la barra en una forma ligeramente curva. Basta entonces
admitir, como lo hizo Euler, que esta forma curva esta realizada y encontrar
bajo que condiciones la viga esta equilibrada en este estado.

Colocamos los ejes como lo indica la Fig. 10-2.


Fig. 10-2
Consideramos una sección de abscisa x donde el momento flector vale M =
Pv en magnitud y signo. Aplicando la ecuación simplificada de la elástica:

2
d v M
2
=-
dx EI

Tenemos entonces:
2
d v P
2
+ v=0
dx EI

Para simplificar los cálculos ulteriores, sea:


P
= k2 (1)
EI

la ecuación diferencial del fenómeno se escribe entonces:


2
d v
2
+ k2 v= 0
dx (2)

Esta ecuación lineal de segundo orden con coeficientes constantes, admite como integral
general:

v = A sen kx + B cos kx (3)

lo que puede verificarse fácilmente por substitución. Las constantes de integración A y B, se


determinan expresando el valor de la deformada v = f(x) en coincidencia con los apoyos, es
decir que v = 0 para x = 0 y para x = l. (Fig. 10-2)
Pandeo - Pág. 252
La primera condición, recordando que sen 0 = 0 y cos 0 = 1, nos da:

B=0

La solución (3) se reduce así a:

v = A sen kx (4)

Expresemos ahora la segunda condición: v = 0 para x = ℓ .

Obtenemos:
0 = A sen kℓ

Debemos tener, sea A = 0, sea sen kl = 0.

Suponemos primero A = 0; la deformada (4) se reduce a v = 0, lo que significa que la viga es


recta. Pero hemos supuesto al principio que la viga era flexionada. Debemos suponer por lo
tanto que A ≠ 0, y necesariamente:

sen kℓ = 0

Esta ecuación trigonométrica tiene como raíces:

kℓ = n π ( n entero )

Deducimos:
n π
2 2
2
k = 2

y reemplazando k por su valor, tenemos:

n π EI
2 2
P= 2

Para n = 0, la fuerza P es nula y la viga rectilínea. Para quedar flexionada, necesitamos que n
sea por lo menos igual a 1. El menor valor de P para el cual la viga flexionada esta en equilibrio
es entonces:
π 2 EI (5)
P cr = 2

Este valor se llama carga crítica de pandeo de Euler.

Notamos que la constante A no esta determinada. La deformada de la viga se representa


entonces por un arco senoidal:
πx
v = A sen kx = A sen

cuya flecha A es indeterminada.

Pandeo - Pág. 253


Para n = 2, 3, ..., se encuentra respectivamente:

(2) 4 π 2 EI (3) 9 π 2 EI
P =
cr 2
, P =
cr 2
...
ℓ ℓ

Los modos de pandeo correspondientes son representados


en la Fig. 10-3. No tienen significación física para el caso
analizado aquí, ya que la barra pandea cuando la carga P
alcanza:
Fig. 10-3 Fig. 10-4 (1)
=
π 2 EI
P cr 2

Pueden no obstante encontrarse en las barras comprimidas de los enrejados. Por ejemplo, en el
caso de la Fig. 10-4, la barra AB impide el desplazamiento transversal del punto B y es el
segundo modo de pandeo que se produce.

Hemos visto así la teoría de pandeo para la pieza apoyada en ambos extremos o biarticulada.

El fenómeno estudiado aquí se llama frecuentemente pandeo puro o pandeo por bifurcación del
estado de equilibrio.

Si representamos gráficamente la variación de la flecha f


en función de la fuerza P (Figura 10-5).

De hecho, para P < Pcr, la forma estable es la forma recta


simplemente comprimida (línea vertical desde 0 a Pcr)
mientras que, para P > Pcr, esta forma es inestable (línea
horizontal por Pcr) .

Las piezas reales poseen pequeñas imperfecciones y la


Fig. 10-5 carga además no está idealmente centrada, si se tienen en
cuenta dichas excentricidades, se obtienen curvas
parecidas a hipérbolas que admiten como asíntota la horizontal P = Pcr. (Fig. 10-5). La forma de
esta curva depende del valor adoptado para la excentricidad e. (este caso de pandeo se llama
frecuentemente pandeo por divergencia, para distinguirlo del pandeo por bifurcación)

La discusión realizada en el parágrafo precedente nos ha mostrado que existe, para las piezas
comprimidas de punta, una carga crítica tal que, cuando se le acerca, la viga se flexiona más sin
parar. Esta carga crítica conserva el mismo valor Pcr = π²EI/l², cualquiera sea la naturaleza de la
imperfección de la pieza o de su carga (excentricidad de la fuerza de compresión, fuerzas
transversales parásitas) y la pequeñez de esta imperfección.

La carga crítica tiene que ser considerada como una carga de ruina contra la cual hay que
prevenirse, sea por medio de un coeficiente de seguridad, sea por un coeficiente adecuado de
mayoración de carga. Si, como lo hemos supuesto más arriba, el material permanece elástico
hasta la ruina, esta carga crítica no depende del límite de elasticidad, sino solamente de su
modulo de elasticidad y de las dimensiones de la viga. Dos vigas, una de acero especial de alta
resistencia y la otra de acero común, pandean exactamente con la misma carga a pesar que la
resistencia del material sea muy diferente en ambos casos.

Pandeo - Pág. 254


10-3. Casos de pandeos que se deducen directamente del caso fundamental

Los otros modos de apoyos de las vigas prismáticas se tratan generalmente por el cálculo como
el caso fundamental visto aquí arriba. Pero podemos obtener directamente la carga crítica de
varios casos con un razonamiento simple.

Examinemos, por ejemplo, el caso de la viga empotrada en su base y


libre del otro lado. La tangente en la base es vertical (Fig. 10-6). Si
hacemos girar la figura alrededor de 0y, ella se reproduce entonces
simétricamente por abajo. El conjunto de las dos vigas es idéntico a la
viga simplemente apoyada en sus dos extremos. La carga crítica Pcr
vale entonces, en este caso:

π 2 EI = π 2 EI
Fig. 10-6 Pcr = (6)
(2ℓ )2 4 ℓ2

Consideramos ahora la viga empotrada en ambos extremos. La deformada tiene necesariamente


la forma indicada en la Fig. 10-7. La curvatura de la pieza en los empotramientos A y B, solo es
posible si existen en dichos puntos momentos flectores M exteriores. La combinación de la
fuerza de compresión P con estos momentos es equivalente a una fuerza P aplicada con una
excentricidad e = M/P.

La línea de acción de P debe entonces desplazarse al instante del pandeo de


manera a cortar la fibra media de la deformada en sus puntos de inflexión,
pues, en dichos puntos, el momento M es nulo. Las partes AC y BD de la
viga pueden asimilarse a vigas empotradas-libres y la parte CD a una viga
apoyada en sus extremos. Estas tres partes pandean simultáneamente;
entonces debemos tener:
π 2 EI = π 2 EI
P cr =
4 ℓ ′2 ℓ′′
2

de donde deducimos:

Fig. 10-7 ℓ′′ = 2ℓ ′


Eso solo es posible si: CD = 2 AC = 2 BD de donde: CD =
2

Reemplazando ℓ" por ℓ / 2 en la expresión de la carga crítica obtenemos:

π 2 EI = 4 π 2 EI
Pcr = 2 2
(7)
ℓ ℓ
 
2

Pandeo - Pág. 255


10-4. Otros casos de pandeo

10-4-1- Viga empotrada-apoyada cargada de punta

Hemos visto en el parágrafo anterior que, en el caso de una viga biempotrada, los momentos de
empotramientos tenían como efecto desplazar la línea de acción de la fuerza P paralelamente a
sí misma.

En el caso actual (Fig. 10-8), esta línea de acción tiende a desplazarse en la sección de
empotramiento A, pero sigue pasando por el apoyo B, visto que este apoyo es a rodillo.

La línea de acción tiene entonces que inclinarse como lo indica la Fig.


10-8 y nace una reacción lateral Q que tiene el sentido indicado sobre la
figura.

La ecuación diferencial de la deformada se escribe entonces:

2
d v
EI 2
= - M = - P v + Q( ℓ - x)
dx

La solución general de esta ecuación, poniendo como de costumbre: k² =


P/EI, se escribe:
Fig. 10-8 Q
v = A cos kx + B sen kx + ( ℓ - x)
P

Para determinar las constantes de integración A y B y la reacción desconocida Q, tenemos las


condiciones de extremo siguientes:

 dv 
(v )x = 0 = 0 , (v )x = ℓ = 0 ,   =0
 dx  x = 0

Y reemplazando v por su valor, se escriben:

Qℓ Q
A+ =0 , A cos kℓ + B sen kℓ = 0 , kB - =0
P P

Eliminando A y B entre estas ecuaciones, obtenemos la ecuación transcendental siguiente:

tg kℓ = k ℓ

Esta ecuación puede resolverse por aproximaciones sucesivas o gráficamente. Su menor raíz es
kl = 4,49. Entonces:
= 2
EI =
20,2 EI
=
π 2 EI (8)
P cr k 2 2
ℓ (0,7 ℓ )

Pandeo - Pág. 256


10-4-2-Otros casos

Varios otros casos pueden tratarse de la misma manera. Por ejemplo:

- Viga continua cargada de punta (Fig. 10-9),


- Viga empotrada elásticamente en ambos extremos (Fig. 10-10),
- Viga cargada de fuerzas axiales repartidas (Fig. 10-11),
- Viga compuesta de tramos con rigideces diferentes (Fig. 10-12),
- Viga con momento de inercia variable,
- etc...

El análisis de dichos casos no es la meta de este apunte. Un estudio detallado de dichos casos
puede encontrarse en la literatura sobre el tema.

Fig. 10-9 Fig. 10-10 Fig. 10-11 Fig. 10-12

10-5. Nociones de longitud de pandeo y de esbeltez

Para los diversos modos de apoyos de una pieza comprimida, se encuentran expresiones
diferentes de la carga crítica. Es deseable, para las aplicaciones prácticas, tener una fórmula
única para todos los casos. Para ello, se conviene en escribir la carga crítica de cualquier caso
relacionándola con la expresión de la carga crítica del caso fundamental biarticulado. Es decir
que una carga crítica que vale:
KEI
Pcr = 2 (9)

se escribirá en la forma:
π 2 EI
Pcr = 2 (10)
ℓp

por semejanza a la fórmula (5).

La magnitud ℓ p lleva el nombre de longitud de pandeo; por definición, es la longitud de la


pieza ficticia biarticulada que tendría misma carga crítica que la pieza propuesta. El valor de
ℓ p se obtiene igualando las expresiones anteriores (9) y (10), lo que da:

Pandeo - Pág. 257


π2
ℓp = ℓ (11)
K

Aplicando esta fórmula vemos que para una pieza empotrada-libre, tenemos ℓ p = 2ℓ y para una
pieza biempotrada ℓ p = ℓ .
2

De la misma manera, la longitud de pandeo de una pieza empotrada-apoyada cargada de punta


vale ℓ p = 0,7ℓ .

La tensión crítica de compresión en la pieza biarticulada, equivalente a la pieza real, vale:

Pcr = π EI
2
σ cr = 2
A ℓp A

I
Si utilizamos la notación: = i2 (12)
A

donde i es el radio de inercia o de giro del perfil, correspondiente al plano de pandeo


considerado; tiene dimensión de una longitud. Tenemos:

2
 i 
σ cr = π E  
2
(13)
 ℓp 
lo que puede escribirse:
π2 E
σ cr = (14)
λ2
a condición de poner:
ℓp
λ= (15)
i

La cantidad sin dimensión λ se llama grado de esbeltez, o, más sencillamente esbeltez de la


pieza. Esta denominación corresponde a la noción corriente de una pieza esbelta, pues, más
grande es λ, más grande es la longitud de la viga respecto de las dimensiones de la sección
recta.

Notamos que la esbeltez de una pieza depende del plano en el cual el pandeo puede producirse.
De hecho, según el plano de pandeo considerado, la inercia I cambia y, además, la longitud de
pandeo puede ser diferente pues las condiciones de apoyo de la pieza no son necesariamente las
mismas.

10-6. Pandeo de las vigas comprimidas más allá del límite de proporcionalidad

La teoría de Euler se basa sobre la ecuación de la elástica, es decir, en último análisis, sobre la
ley de Hooke. Ella tiene entonces validez si, en el momento del pandeo, el material que
constituye la pieza, obedece aún a la ley de Hooke. Ello exige que la tensión de compresión pura
(formula 14), que existe en ese instante, sea inferior al limite de elasticidad proporcional en
compresión del material R'p.
Pandeo - Pág. 258
La condición de validez de la formula de Euler se escribe entonces para todos los casos de
pandeo:
π2 E ≤
σ cr = R p′
2
λ
Se deduce:
E
λ ≥ λ lim = π (16)
R p′
Veamos a que esbeltez nos lleva esta formula para el acero dulce normal Fe360.

El modulo de elasticidad de este acero es E = 21.000 kg/mm². Su limite de elasticidad


proporcional en compresión es aproximativamente R'p = 19 kg/mm². Reemplazando E y R'p por
estos valores en la expresión (16), encontramos:

21.000
λ ≥ λ lim = 3,14 = 105
19

Se concluye de ello que, para el acero ordinario, la formula de Euler solamente tiene validez
para las piezas cuya esbeltez sobrepasa 105.

De manera general llamaremos esbeltez límite λlim, la esbeltez a partir de la cual la formula de
Euler tiene validez.

Para otros materiales, tales como madera, fundición, aceros especiales, hormigón, las constantes
E y R'p son diferentes, de manera que la esbeltez límite no es la misma que para el acero
ordinario. Se encontrará los valores de las esbelteces límites para los materiales de construcción
corrientes, en la tabla del parágrafo 10-7.

10-7. Cálculo practico de las piezas sometidas a pandeo

10-7-1. Generalidades

El estudio realizado en la primera sección nos ha mostrado que hasta las menores
imperfecciones de la pieza o de su carga podían disminuir considerablemente la fuerza
portante de una barra comprimida.

Visto la dificultad, o la imposibilidad, de establecer una teoría simple teniendo en cuenta


imperfecciones, numerosos prácticos prefirieron durante mucho tiempo basarse sobre
resultados experimentales que tienen en cuenta automáticamente la imperfección de las
piezas y dan así plena confianza.

Hoy en día, dichas experiencias pueden completarse útilmente por simulaciones numéricas
sobre computadoras que permiten obtener a poco costo resultados fiables, teniendo en cuenta
imperfecciones de piezas reales.

En el dominio de la mecánica, las piezas sometidas al pandeo están generalmente coladas o


forjadas (como las bielas por ejemplo) y su dimensionamiento es, en orden principal,
condicionado por el peligro de fatiga en vez que por el riesgo de pandeo. Para verificar su
Pandeo - Pág. 259
estabilidad, se utiliza la formula de Euler si se tratan de piezas largas, o a fórmulas empíricas
resultando de ensayos si se trata de piezas cortas.

10-7-2. Formulas empíricas para la tensión crítica de pandeo.

En Mecánica, se dimensiona aun las piezas al pandeo utilizando la noción de tensión


admisible. De hecho, a falta de un método más preciso, se puede prevenir el pandeo de las
piezas largas, adoptando, con respecto a la carga critica de Euler, un coeficiente de seguridad
conveniente (generalmente elevado). La tabla siguiente da la formula de Euler y la esbeltez
limite λlim mas allá del cual se aplica, para algunos materiales usuales.

Para las piezas cortas, los prácticos utilizan formulas empíricas basadas sobre experiencias y
que, por lo tanto, tienen en cuenta las imperfecciones de las barras reales.

La ley mas conocida en Europa es la de Tetmayer, deducida en 1903 a partir de varios


ensayos de pandeo. Ella establece entre la tensión crítica σcr y la esbeltez λ una relación
generalmente lineal de la forma:
σ cr = A - B λ (17)

donde A y B son constantes adecuadas.

Materiales Modulo E Formula de Euler λlim. Formula de Tetmayer

kN/mm² kN/mm² N/mm²

Fundición gris 100 987/λ² 80 776-12λ+0,053λ²


Acero Fe 360 210 2073/λ² 105 310-1,14λ
Acero Fe 510 210 2073/λ² 85 459,3-1,98λ
Acero al níquel
hasta 5%Ni 210 2073/λ² 86 470-2,3λ

Madera (pino) 10 98,7/λ² 100 29,3-0,194λ

La tabla mas arriba da la formula de Tetmayer para algunos materiales usuales. La formula
mas utilizada es la relativa al hierro dulce (Fe 360).

σcr = 310 - 1,14λ (18)

Si representamos gráficamente las leyes de Euler y de Tetmayer, obtenemos para la ley de


Euler una hipérbola de tercer grado valida a la derecha del punto A de abscisa limite λlim =
105 (Fig. 10-13)

Desde el punto A hacia el eje de las ordenadas, la ley uniendo σcr y λ es la recta de Tetmayer
que corta el eje al punto B de ordenada = 310 N/mm².

Dicha ley empírica solo fue establecida para el caso fundamental de la pieza apoyada en sus
dos extremos, que es el más importante. Por razones de simplificación, y a falta de datos
experimentales más precisos, se aplica también a los otros casos de pandeo utilizando la
noción de longitud de pandeo.

Pandeo - Pág. 260


En Estados Unidos, la ley empírica más utilizada es la parábola de Johnson, cuya ecuación es:
2
Re  Re 
σ cr R e
= - λ2  σ cr >  (19)
4π E
2
 2 

que se empalma tangencialmente a la


hipérbola cúbica de Euler:
π2 E
σ cr =
λ
2

para
Re 2E
σ cr = , es decir λJ =π ,
2 Re

sea λJ = 131,3 para Re = 240 N/mm², y


que, para λ que tiende a cero, tiende (con
una tangente horizontal para λ = 0) hacia
Fig. 10-13
el limite elástico Re). Esta ley fue la base
de los códigos americanos para las estructuras (AISC, 1969) y los puentes de acero
(AASTHO, 1963).

Por supuesto, conviene tomar un coeficiente de seguridad con respecto a las tensiones criticas
dadas por las formulas de Tetmayer o de Johnson. Este coeficiente debe ser variable pues
necesitamos una transición regular entre el valor elevado que toma para λ = λlim (o λJ) y su
valor limite so = Re/R para λ = 0 (de hecho, para λ = 0, no tenemos peligro de pandeo y
debemos adoptar la tensión admisible habitual).

10-7-3. Cálculo práctico. Coeficiente ω.

La elección del perfil de una barra capaz de resistir con seguridad a un esfuerzo de
compresión dado debe hacerse por aproximaciones sucesivas ya que σcr depende - por el
intermedio de λ - de las dimensiones del perfil, desconocidas a priori.

El método de cálculo más simple parece ser el que calcula la pieza a compresión con la
σ cr
tensión admisible reducida R ' pandeo = < R ' o sea se calcula la tensión de compresión y se
s
la limita a R' pandeo :

N
σ= ≤ R ' pandeo

Donde:
σ cr
R ' pandeo =
s

Como el calculista esta acostumbrado a limitar la tensión calculada a la tensión R' admisible,
R′
se transforma la ecuación anterior multiplicando ambos miembros por , obteniendo:
R' pandeo

Pandeo - Pág. 261


N R′ R′
. ≤ R ' pandeo .
Ω R' pandeo R' pandeo

y poniendo:
R′
ω= (20)
R' pandeo

N
. ω ≤ R′ (21)

lo que significa que en compresión se multiplica la tensión calculada, esfuerzo normal sobre
sección, por el coeficiente ω y se limita dicha tensión calculada a la tensión admisible en
compresión del material. El coeficiente ω depende del material y suele estar dado en las tablas
de perfiles para los materiales usuales.

La utilización del coeficiente ω, muy sencilla, tiende a ser reemplazada en los nuevos
Reglamentos normativos por formulas más sofisticadas.

Pandeo - Pág. 262

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