Apunte Teorico EyRdM IQ-IB - 2008 PDF
Apunte Teorico EyRdM IQ-IB - 2008 PDF
Apunte Teorico EyRdM IQ-IB - 2008 PDF
DEPARTAMENTO DE ESTRUCTURAS
ESTATICA Y
RESISTENCIA DE MATERIALES
2008
DEPARTAMENTO DE ESTRUCTURAS
ESTATICA Y
RESISTENCIA DE MATERIALES
PARTE 1: ESTATICA
2008
1.- Introducción
Estática Pag. 1
5.- Los enrejados articulados
5.1. Introducción.
5.2. Enrejados indeformables y enrejados isostáticos.
5.3. Método basado en el equilibrio de los nudos.
5.4. Los cortes de Ritter
Estática Pag. 2
1.- INTRODUCCION
Estática es una de las ramas de la Mecánica que trata las condiciones de equilibrio de cuerpos rí-
gidos en reposo bajo la acción de fuerzas.
MECANICA
Mecánica de los Sólidos Rígidos (los sóli- Estática (sólidos en reposo)
Es la ciencia que describe y predice las dos no son perfectamente rígidos, es una
condiciones de reposo o movimiento de idealización). Dinámica (sólidos en movimiento)
los cuerpos bajo la acción de fuerzas.
Resistencia de Materiales
El propósito de la Mecánica es explicar y Mecánica de los Sólidos Deformables. Elasticidad
predecir fenómenos físicos. Plasticidad
Algunos de los principios fundamentales de la Estática fueron conocidos por los Egipcios y Ba-
bilonios (35 siglos a de J.C.), quienes los usaron en la solución de problemas encontrados durante la
construcción de las famosas pirámides y viejos templos. No obstante si bien vemos sus realizaciones,
no sabemos nada de sus conocimientos.
Los escritos más antiguos sobre el tema fueron dejados por Arquímedes de Siracusa (287-212 a.
de J.C.). En uno de sus libros, "De Aequiponderantibus", formula las leyes de equilibrio de fuerzas ac-
tuando sobre una palanca: pesos conmensurables están entre sí en relación inversa a sus distancias al
apoyo. Dejó también algunos principios de hidrostática.
Sin embargo, los principios de base de la estática de hoy no son los de Arquímedes sino los de
Simón Stevin o Stevinus (Brujas 1548) quién fue el primero en introducir el paralelogramo para la
combinación de fuerzas, estudiando equilibrio sobre planos inclinados. Después, independientemente
uno del otro, Newton (1642-1727) en Inglaterra y Varignon (1654-1722) en Francia, tomaron el para-
lelogramo como axioma fundamental de base de la estática.
Del punto de vista de la estática pura y de su evolución hacia el principio de los Trabajos Virtua-
les, Simón Stevin, a fines del Siglo XVI, con el equilibrio de la polea anuncia implícitamente la anula-
ción del trabajo. Galileo (1564-1642), trabajando con planos inclinados, reconoce la validez de los tra-
bajos virtuales y los generaliza. La significación general de los trabajos virtuales se debe a Jean Ber-
noulli (1667-1748), quien la comunicó por carta a Varignon.
La composición de fuerzas por el paralelogramo invita a utilizar métodos gráficos. De hecho, di-
Estática Pag. 3
chos métodos han prevalecido durante varios siglos, llegando a su culminación, a mediado de este si-
glo, con la solución gráfica completa de la descomposición de una fuerza en el espacio en seis direc-
ciones cualesquiera. La preponderancia de los métodos gráficos sobre los analíticos fue evidente hasta
mediado de este siglo. Actualmente, las posibilidades abiertas por las herramientas de cálculo que son
las P.C., obligan a dar más énfasis a los métodos analíticos en la enseñanza.
En realidad siempre se enseñaron, si bien se utilizaban menos en la faz práctica. Hoy en día, los
poderosos métodos de cálculos existentes en los programas de P.C., tornan "perezoso" al hombre fren-
te a los métodos gráficos. Solucionar un gran número de ecuaciones ya no es un problema matemático
como antes; no obstante para que la solución tenga validez, el sistema debe ser correctamente escrito.
El alumno se encuentra, frente a los métodos analíticos, con una serie de ecuaciones y sus resultados, y
debe saber estimar si la solución es correcta. No es fácil si no tiene conocimientos físicos firmes de lo
que busca y calcula. Desde este punto de vista, los métodos gráficos suelen permitir verificaciones más
evidentes a "simple vista". Podríamos decir que los métodos gráficos siguen siendo más didácticos pa-
ra la enseñanza de las grandes líneas de fuerzas en una estructura.
Pero entonces el docente se ve enfrentado al dilema de enseñar un método, que si bien permite
formar en estática, no es el que utilizará el alumno en el futuro. A decir verdad, tampoco usará mucho
en el futuro el método analítico si utiliza programas "todo hecho"; salvo que se dedique a escribir los
programas. Por lo tanto es necesario enseñar los dos métodos, uno por su faz didáctica y formativa, y
el otro por su faz teórica y práctica. Se deberá probablemente insistir cada vez más en las grandes no-
ciones de la estática, como el equilibrio general, el corte, aislamiento y equilibrio de partes de estructu-
ras, para poder verificar con criterios de estática los resultados dados por programas; y para ello pe-
queños gráficos aún a "mano alzada", serán primordiales para la verificación y entendimiento de lo que
se hace. Pero para ello se debe dominar el método gráfico en sus conceptos. Se necesitará también es-
cribir una u otra ecuación de equilibrio para verificar algunos resultados o realizar algún predimensio-
namiento de la estructura; para ello es necesario saber manejar correctamente los conceptos analíticos
de la estática.
Al fin, conviene no oponer los dos métodos como si fueran adversarios "irreconciliables", como
muchas veces podría parecerlo según la persona con la cual se habla del tema. Ambos métodos persi-
guen el mismo fin y se ayudan mutuamente. En la formación del estudiante deben convivir necesaria-
mente.
No hay duda que la responsabilidad del profesional frente a uno de sus cálculos, lo obligará a ve-
rificar los resultados obtenidos por un método, utilizando las herramientas del otro método.
Volviendo a nuestra definición de la estática, dijimos que es la ciencia que trata el equilibrio de
cuerpos rígidos en reposo bajo la acción de fuerzas. Veamos entonces que son los cuerpos rígidos y
las fuerzas, para definir luego el concepto de equilibrio.
Los cuerpos o elementos físicos que el ingeniero utiliza en las estructuras, los mecanismos y
las máquinas, nunca son absolutamente rígidos ya que sufren pequeñas deformaciones bajo la ac-
ción de las cargas que soportan.
Estática Pag. 4
Bajo la acción de los dos pesos iguales, la barra se dobla un poco sobre el apoyo, y la distancia
"ℓ" decrece en una pequeña cantidad.
Al discutir el equilibrio de la barra sometida a dos pesos iguales ubicados a distancias iguales del
apoyo central, podemos con seguridad ignorar esta defor-
mación y suponer que la barra es un cuerpo rígido que per-
manece recto. Fig.1.1.(b)
Problemas que tratan las condiciones de equilibrio de cuerpos no rígidos, tales como gases y lí-
quidos, son estudiados en los cursos de Mecánica de los Fluidos.
1.3. Fuerza.
Del punto de vista de la estática: Fuerza es cualquier acción que tiende a cambiar el estado
de reposo de un cuerpo sobre el cual está aplicada. De manera general, en mecánica, la fuerza es la
causa de la modificación del movimiento. Este concepto de fuerza debido a Galileo y Huygens, reem-
plaza el concepto de Aristóteles que consideraba que la fuerza era la causa del movimiento mismo, o
sea que debía actuar siempre para mantener el movimiento. La ley de inercia de Galileo hizo abando-
nar dicho concepto. Como en estática no tenemos movimiento, se considera que la fuerza cambia las
condiciones de reposo. La noción de fuerza ha llevado entonces muchos años para llegar a su defini-
ción actual. Damos, por interés histórico, la definición de L. Da Vinci: "La fuerza es algo espiritual,
invisible; espiritual porque hay en ella una vida corpórea; invisible, puesto que el cuerpo de donde na-
ce la fuerza no cambia ni de peso ni de aspecto."
- Fricción
Existen distintos
Tipos de Fuerzas
- Gravitatorias
a distancia
- Magnéticas
- Eléctricas
Estática Pag. 5
La fuerza Gravitatoria es una de las que emplearemos
más a menudo.
Fig. 1.2
Fig. 1 3
Características de un vector:
_______________________
Punto de Aplicación:
_________________
Es el punto donde se supone está concentrada la fuerza. Físicamente es imposible concentrar la
fuerza en un único punto. En el ejemplo de la esfera, la fuerza actúa sobre toda la sección del hilo.
También la fuerza de la gravedad es una fuerza distribuida en todo el volumen del cuerpo, pero la
imaginamos concentrada en un punto: el Centro de Gravedad del cuerpo. (Lo veremos más adelante.)
En general, esta idealización puede ser hecha sin un cambio sensible en el efecto de la fuerza sobre
las condiciones de equilibrio del sistema.
Módulo:
_______
Es la magnitud de la fuerza, obtenida cuando se la compara con un cierto estándar, arbitraria-
mente tomado como Fuerza Unitaria.
Nosotros usaremos como unidad de fuerza el kilogramo (Kg.), que es el peso de un estándar de
platino guardado en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas en Sèvres.1
1
El S. I. (Sistema Internacional) utiliza el Newton (N).como unidad de fuerza:
1 kg. = 9,81 N ≈ 10 N
Estática Pag. 6
Dirección:
________
La dirección de una fuerza se define por su línea de acción y su sentido. La línea de acción es una
línea recta a lo largo de la cual actúa la fuerza, es decir, pasa por el punto de aplicación. Se caracteriza
por el ángulo que forma con cierto eje fijo.
El sentido indica hacia qué extremo de la línea de acción trata la fuerza de mover el cuerpo sobre
el cual actúa. Se representa por una flecha. La Fuerza Peso tiene dirección vertical y sentido hacia abajo.
Dos fuerzas con igual módulo y dirección, pero distinto sentido, tendrán efectos directamente opuestos.
Los vectores que poseen las cuatro propiedades que acabamos de ver (Punto de aplicación, mó-
dulo, línea de acción y sentido) suelen llamarse vectores ligados. Algunas veces el punto de aplica-
ción de un vector no esta definido sobre su línea de acción, o sea puede desplazarse sobre dicha línea,
y en este caso se llama vector deslizante. Tiene solamente tres de las propiedades (línea de acción,
sentido y módulo). Otras veces, el punto de aplicación puede desplazarse libremente, o sea no sola-
mente sobre su línea; estos vectores se llaman vectores libres y dependen de solo dos propiedades:
sentido y módulo. Son como vectores deslizantes cuya línea de acción puede desplazarse paralela-
mente a sí misma. Dos vectores aplicados en puntos diferentes pero de misma magnitud y sentido se
llaman equipolentes; sus direcciones son paralelas.
NOTA 1:
________
El hecho que las fuerzas que se utilizan en estática son vectores, abre la puerta a la utilización
no solo del simbolismo vectorial, sino también del "cálculo vectorial" (Gibbs). O sea que cuando se
trabaja analíticamente, siempre se puede elegir un método analítico basado
en las reglas de la geometría analítica o en las del cálculo vectorial. En Es-
tática plana se recomienda el primero de los dos, mientras que en el espa-
cio el segundo. Por lo tanto el alumno debe aprender a manejar los dos
métodos de cálculo. Se considera que el primer método (geométrico) per-
mite un mejor contacto con la estática del problema en sí y es por lo tanto
más formativo, mientras que el segundo (vectorial), es más apto eventual-
mente para consideraciones teóricas por su sistematización; además la ma-
yor complejidad de "ver" los problemas en el espacio lo hacen más ade-
cuado en esos casos. Esta obligación para el alumno de saber utilizar los
dos métodos, crea problemas evidentes. Para evitarlos, es fundamental en-
tender lo siguiente, que es una de las mayores causas de errores, tanto en
los alumnos como en los apuntes o libros referidos al tema:
NOTA 2:
________
Como inevitablemente debemos utilizar procedimientos gráficos para solucionar problemas de es-
tática, es necesario insistir sobre los procedimientos elementales de representación que se utilizan.
Como ya lo hemos dicho, la noción de fuerza esta ligada a la del cuerpo sobre el cual actúa. Para
realizar estudios gráficos, se debe representar sobre el dibujo, por una parte el cuerpo estudiado y por
Estática Pag. 7
otra parte las fuerzas que le son aplicadas. Para representar el cuerpo, se lo dibuja con una escala habi-
tualmente reducida, sobre la hoja de dibujo. Es elemental pero importante señalar que, sobre cada uno
de estos dibujos, debe indicarse la escala de longitudes. Los principiantes la olvidan casi siempre. Ade-
más, hay que recordar que una escala correctamente elegida simplifica mucho el trabajo. Una escala re-
produciendo las longitudes en 1/37 de sus valores es inutilisable pues el relevamiento de una longitud
cualquiera del dibujo y el cálculo de la magnitud real correspondiente necesitaría la multiplicación por
37, lo que es poco adecuado. Las escalas normales, usualmente utilizadas son las siguientes: 2/1, 1/1,
1/2,5, 1/5, 1/10, 1/25, 1/50, 1/100, etc... Pueden adoptarse otras escalas pero la elección, que depende
evidentemente del tamaño del papel y del objeto a representar, debe siempre realizarse de manera que
los cálculos sean simples. En el momento de la decisión de una escala, se indica la misma sobre la hoja
de dibujo. Para la escala de longitud llamaremos “n” la cantidad de cm. de la realidad que corresponden
a 1 cm. del dibujo, y se escribirá el valor de n arriba de cualquier plano de situación, por ejemplo n = 10
sobre un plano reducido un décimo.
Cuando el dibujo del cuerpo esta realizado, pueden colocarse las fuerzas que actúan. Para ello de-
bemos elegir una escala de fuerzas que definiremos por “k”, siendo k la cantidad de kilos de la realidad
representados por una longitud de 1 cm. Las consideraciones realizadas para la escala de longitudes va-
len para la escala de fuerzas cuya elección simple debe permitir el cálculo rápido de la magnitud de una
fuerza a partir de su medición sobre el dibujo. Tendremos para k valores usuales de 1, 10, 100, 1000 y el
valor k = 10, por ejemplo, debe figurar sobre el dibujo a pena adoptada.
Las fuerzas pueden ahora representarse. Se trazan primero sus líneas de acción. Como el punto de
aplicación no tiene importancia, así que lo veremos más adelante, se superpone a su línea de acción, en
cualquier lugar, un vector cuya longitud medida con la escala k represente la magnitud de la fuerza y
cuya flecha indica el sentido de acción. Si el punto de aplicación de la fuerza debe ser explícito, se tra-
zará el vector fuerza saliendo o llegando a este punto, según la mayor claridad del dibujo.
NOTA 3:
________
La práctica enseña que es más adecuado separar los dibujos en dos planos diferentes y no super-
puestos; uno con las características geométricas y otro con las características mecánicas.
La primera figura, es el plano de situación que contiene el dibujo del cuerpo y su emplazamiento
geométrico con las líneas de acciones de las fuerzas. Este dibujo se realiza con la escala n y debe incluir
la indicación n = ....
La segunda figura, vecina de la primera, es el plano de fuerzas que será habitualmente un polí-
gono de fuerzas como lo veremos.
Esta separación de los dibujos en plano de situación y plano de fuerzas es interesante para la
claridad del trabajo. Es evidente que para tener una representación más sugestiva, las fuerzas pueden
también indicarse en el plano de situación, pero ello se hace sin escala. Lo más práctico es colocar una
simple flecha indicadora del sentido sobre la línea de acción. Todo lo relativo a la magnitud de las fuer-
zas debe obtenerse del plano de fuerzas, lo que concierne a su posición relativa en el cuerpo se obtiene
del plano de situación.
Estática Pag. 8
Cualquier longitud medida en cm. del dibujo, debe multiplicarse por n si ella proviene del plano
de situación y da como resultado cm. de la realidad; y por k si proviene del plano de fuerzas y da como
resultado kg. de la realidad.
Si dos fuerzas P y Q actuando con un ángulo α entre ellas, Fig.1.6.(a), están aplicadas a un cuerpo
en un punto A, su acción es equivalente a la de una única fuerza R, obtenida como diagonal del parale-
Fig. 1. 6
logramo construido con las fuerzas P y Q, y dirigida como se muestra en dicha figura.
La fuerza R se llama Resultante de las dos fuerzas P y Q. Las fuerzas P y Q se denominan com-
ponentes de la fuerza R. Una fuerza es equivalente a sus componentes y viceversa.
En vez de construir el paralelogramo de fuerzas, la resultante puede también ser obtenida, cons-
truyendo el triángulo mostrado en la Fig.1.6.(b).
Estática Pag. 9
La fuerza R, cuando se obtiene de esta manera, se designa como suma geométrica de los segmen-
tos representativos de P y Q. Su punto de aplicación es A evidentemente.
El triángulo ABC se denomina Triángulo de Fuerzas. Notamos que el triángulo construido con las
fuerzas P y Q no depende del orden en que se tomen dichas fuerzas.
Si dos fuerzas, representadas por los vectores P y Q , actuando con un ángulo α entre ellas,
Fig.1.7.(a), están aplicadas a un cuerpo en un punto A, su acción es equivalente a la de una única fuerza
R , obtenida como suma vectorial de los vectores P y Q .
R= P+Q
La fuerza R , se llama resultante de las dos fuerzas P y Q Las fuerzas P y Q se denominan
componentes de la fuerza R . Una fuerza es equivalente a sus componentes y viceversa.
Fig. 1. 7
En vez de construir el paralelogramo de fuerzas, la resultante puede también ser obtenida, cons-
truyendo cualquiera de los triángulos mostrados en la Fig.1.7.(b).
El punto de aplicación, por supuesto, es también el punto A.
El triángulo ABC se denomina Triángulo de Fuerzas. La suma vectorial no depende del orden en
que se tomen dichos vectores, ya que la suma de vectores cumple con la propiedad conmutativa:
R= P+Q=Q+ P
En el resto del apunte trabajaremos de una u otra forma, es decir de manera analítica o de manera
vectorial. La diferencia se indicará con la barra sobre las letras si trabajamos vectorialmente. En el plano
utilizamos habitualmente la forma analítica. En el espacio se trabaja normalmente con la forma vecto-
rial.
Si las dos fuerzas P y Q forman un ángulo muy pequeño entre ellas, Fig.1.8.(a), el triángulo de
fuerzas es alargado, Fig.1.8.(b).
Podemos concluir que, en el caso límite, cuando dos fuerzas actúan a lo largo de la misma línea
y en el mismo sentido, su resultante es igual a la suma de las fuerzas y actúa en la misma dirección.
Estática Pag. 10
Fig. 1. 8
De igual manera, puede mostrarse que, si dos fuerzas actúan a lo largo de la misma línea y con
sentidos opuestos, su resultante es igual a la diferencia entre las fuerzas y actúa en el sentido de la mayor
de ellas.(Fig.1.9.)
Fig. 1. 9
Tomando un sentido como positivo y el otro como negativo a lo largo de la línea de acción, po-
demos decir que la resultante de dos fuerzas colineales, es igual a su suma algebraica. En este caso, si
la suma algebraica da como resultado cero, ello indica que la resultante es nula. Si la resultante, que
reemplaza la acción de las dos fuerzas, es nula, las fuerzas están en equilibrio, según el segundo prin-
cipio de la estática que vemos ahora.
Fig. 1. 10
Dos fuerzas concurrentes están en equilibrio si y solamente si son representadas por vectores igua-
les y opuestos. En consecuencia con el primer principio, su resultante es el vector 0 .
De la Fig.1.10.b obtenemos: R = P + P ' = P + (− P ) = P − P = 0
Consideremos un sólido rígido sobre el cual actúan dos fuerzas P y Q en un punto A y con un án-
gulo α. Su resultante es R. (Fig.1.11.)
Estática Pag. 11
Del principio de equilibrio, concluimos que para equilibrar estas dos fuerzas, debemos aplicar en
el punto A, una fuerza R' igual y opuesta a la resul-
tante R. Esta fuerza es llamada la equilibrante de
las dos fuerzas. R y R' no tienen resultante, ya que
forman un sistema de dos fuerzas en equilibrio.
En forma vectorial, como P y Q concurren-
tes en A tienen por resultante R , para que el cuer-
po esté en equilibrio, debemos agregar una fuerza
R ' tal que R + R' = 0 y entonces R' = − R
Fig. 1. 11 En conclusión, un sistema de dos fuerzas en
equilibrio no tiene resultante, no produce nada so-
bre el cuerpo donde actúan.
Consideremos un cuerpo rígido sometido a la acción de una fuerza P aplicada en A y actuando se-
gún BA, como se muestra en la Fig.1.13(a). El
principio de superposición nos permite aplicar en
el punto B, dos fuerzas P directamente opuestas,
iguales y colineales con P, que no alteran la acción
de esta última fuerza. Fig. 1.13 (b).
Entonces, la acción sobre el cuerpo de las
tres fuerzas mostradas en Fig.1.13.(b), es idéntica a
la acción de la fuerza única P de la Fig.1.13.(a)
Repitiendo el mismo razonamiento una vez
Fig. 1. 13
más, removemos del sistema de la Fig.1.13.(b), las
fuerzas iguales, opuestas y colineales P en A y P
en B, como un sistema en equilibrio. El resultado obtenido se muestra en la Fig.1.13.(c), donde en vez
de la fuerza original P aplicada en A, tenemos una fuerza igual P, aplicada en B.
Esto demuestra que el punto de aplicación de una fuerza puede ser deslizado a lo largo de su línea
de acción, sin cambiar el efecto que ejerce la fuerza sobre el cuerpo rígido donde está aplicada. Esta
Estática Pag. 12
afirmación se conoce como el teorema de la transmisibilidad de una fuerza. 2
Para estudiar las limitaciones de este teorema en sus aplicaciones, consideremos la barra prismá-
tica AB, Fig.1.14(a), sobre la que actúan dos fuerzas
P, iguales, opuestas y colineales con su eje axial. La
barra está en equilibrio y sometida a compresión.
Por el Teorema de transmisibilidad, podemos
transmitir P de la izquierda a lo largo de AB hasta
aplicarla en B, y de manera similar, transmitir P de
la derecha a lo largo de AB hasta el punto A. La
condición de la barra, mostrada en Fig.1.14.(b), está
todavía de equilibrio, pero ahora está sometida a
tracción.
Fig. 1. 14 Nuevamente transmitimos el punto de aplica-
ción de ambas fuerzas, llevándolas a un único punto
C en el centro de la barra. Las fuerzas están en equilibrio, pero la barra no soporta fuerzas internas. Fig.
1.14 (c).
Fig.1.15 Fig.1.16
Este ejemplo demuestra que, si bien el deslizamiento del punto de aplicación de una fuerza ac-
tuando sobre un cuerpo no cambia su condición de equilibrio, ello puede producir un cambio decisivo
en las fuerzas internas a que está sometido el cuerpo. Por lo tanto, la aplicación del teorema de la trans-
misibilidad de una fuerza está limitado a aquellos problemas de estática en los cuales estamos interesa-
dos únicamente en las condiciones de equilibrio de un cuerpo rígido y no en las fuerzas internas a que
está sometido. En las Fig. 1.15 y 1.16 se muestran otros ejemplos de la limitación de la transmisibilidad.
En la Fig. 1.15, se puede transmitir la fuerza, ello no cambia las condiciones de equilibrio del cuerpo,
pero si cambian fundamentalmente los esfuerzos internos en la viga. En el ejemplo Fig. 1.16 no se pue-
de realizar la transmisibilidad indicada pues la fuerza se aplicaría sobre otro cuerpo, lo que cambia las
condiciones de equilibrio.
Por el teorema de transmisibilidad, si dos fuerzas P y Q aplicadas en un sólido rígido en los pun-
tos A y B, Fig.1.17.(a), actúan a lo largo de líneas que se intersectan en un punto C, podemos transmitir
los puntos de aplicación de las fuerzas a dicho punto y luego reemplazarlas por su resultante,
Fig.1.17.(b).
2
La demostración que acabamos de dar no es del todo convincente si bien su conclusión no deja lugar
a duda. Por ello algunos autores consideran este enunciado como un principio anexo al principio de su-
perposición, y no como un teorema.
Estática Pag. 13
Si el punto de intersección C está afuera de los límites del cuerpo, Fig.1.17. (c), suponemos que el
punto está rígidamente unido al cuerpo por una ex-
tensión imaginaria del mismo, y procedemos como
antes para encontrar la resultanteR .
En conclusión de lo anterior, para las condi-
ciones de equilibrio estático de los cuerpos, las
fuerzas pueden considerarse como vectores desli-
zantes.
De manera similar, la esfera de la Fig. 1.2(a), puede oscilar como un péndulo, pero está restringi-
da para moverse hacia abajo por la cuerda AB.
En el caso de la esfera de la Fig.1.2(a), existe una fuerza de tracción aplicada en el extremo del
hilo AB.
Estática Pag. 14
De manera similar, la esfera de la Fig.1.19(a) ejerce una acción sobre el plano que la soporta en el
punto de contacto A. En el caso de la Fig.1.20(a), la esfera no solo tracciona el hilo BC, sino también
empuja hacia la izquierda contra la pared en A.
En todos los casos, estas acciones del cuerpo vinculado inducen reacciones de los soportes contra
el cuerpo.
Cualquier acción sobre un soporte causa una reacción del soporte, tal que acción y re-
acción son dos fuerzas iguales en magnitud, colineales en acción y opuestas en sentido.
Este último principio de la estática también se conoce como la tercera ley de Newton.
Así hemos procedido con la esfera de la Fig.1.20(a). Las fuerzas que actúan sobre este cuerpo son
el peso W en C y las dos fuerzas reactivas: S que reemplaza el vínculo del hilo BC y actúa en dicha di-
rección y está aplicada en C, y RA que reemplaza la acción de la pared vertical y está aplicada en el pun-
to de contacto A, siendo su línea de acción horizontal y pasante por C al ser la pared lisa.
Las magnitudes de S y RA no se conocen, pero sabemos que su resultante debe equilibrar el peso
W, o también que las tres fuerzas W, RA y S forman un sistema en equilibrio.
Siempre se procede como se ha indicado anteriormente, obteniendo dos clases de fuerzas que ac-
túan sobre el cuerpo:
Fuerzas activas que son normalmente las fuerzas dadas, como la fuerza de gravedad W, o
fuerzas exteriores aplicadas al cuerpo, y las
Fuerzas Reactivas que son las que reemplazan las acciones que ejercían los soportes sobre
el cuerpo, es decir, son las fuerzas de los vínculos eliminados (S, RA)
Para obtener el equilibrio del cuerpo, es necesario que las fuerzas activas y las fuerzas reactivas,
representen en conjunto un sistema de fuerzas en equilibrio.
Entonces, la construcción del esquema libre, debe ser el primer paso en el análisis de cada pro-
blema de estática, y es evidente que cualquier error u omisión aquí, se reflejará en el trabajo posterior.
Estática Pag. 15
Resumiendo, podemos decir que el problema esencial en estática, es el siguiente:
Fig. 1. 22
Estática Pag. 16
2.- FUERZAS CONCURRENTES EN EL PLANO.
Vamos a estudiar sistemas de fuerzas que actúan en un plano y cuyas líneas de acción concurren
en un punto del sólido rígido sobre el cual están aplicadas.
Consideremos varias fuerzas coplanares F1, F2, F3,... aplicadas a un cuerpo en un punto A, como
se muestra en la Fig.2.1(a).
Fig. 2. 1
Tenemos un sistema de fuerzas concurrentes en el plano. Este sistema puede reducirse a una
única fuerza resultante R cuyo efecto sobre el cuerpo, será equivalente al que producen las fuerzas
aplicadas.
Esta fuerza resultante R puede ser obtenida por la aplicación sucesiva del Principio del paralelo-
gramo, como se muestra en la Fig.2.1(b). La resultante de las dos primera será R1,2; la de esta con la ter-
cera será R1,2,3 y así sucesivamente.
Fig. 2. 2
Estática Pag. 17
Es conveniente para obtener dicha resultante, separar los planos de situación y de fuerzas como en
la fig. 2.2 donde en (a) vemos el plano de situación y en (b) el plano de fuerzas donde utilizamos sola-
mente la mitad de los paralelogramos y obtenemos así la línea poligonal ABCDE de la Fig. 2.2(b). Esta
línea poligonal se llama el POLIGONO DE FUERZAS y su lado de cierre (AB) que une el origen con el
extremo es llamado la resultante R, la cual, por supuesto, debe aplicarse en el punto A del cuerpo.
La construcción del polígono de fuerzas, para determinar la resultante, es mucho más directa, para
el caso de varias fuerzas actuantes, que la sucesiva aplicación del Principio del paralelogramo, y es pre-
ferible en la solución de los problemas.
Es evidente que la resultante R no depende del orden en que se sumen geométricamente las
fuerzas dadas. Tal es el caso mostrado en la Fig.2.2.(c), donde las fuerzas son sumadas en otro orden,
dando el lado de cierre AE del polígono de fuerzas, la misma resultante R del sistema.
En el caso particular en que todas las fuerzas dadas actúan a lo largo de una línea, los lados del
polígono de fuerzas estarán alineados y la suma geométrica será reemplazada por una suma algebraica.
Vimos que dos o más fuerzas concurrentes que actúan sobre un cuerpo, pueden reemplazarse
por una fuerza única R que produce el mismo efecto sobre el cuerpo. Recíprocamente, una fuerza F
que actúa sobre un cuerpo en un punto A, puede reemplazarse por dos o más fuerzas que en conjunto
produzcan el mismo efecto sobre el cuerpo. Estas fuerzas se llaman componentes de la fuerza origi-
nal.
Es evidente que para cada fuerza F dada, existe un número infinito de conjuntos posibles de com-
ponentes, Fig.2.3.
Estática Pag. 18
Fig. 2. 3
Los conjuntos más importantes y prácticos son aquellos de dos componentes P y Q. Aún así, el
número de formas en que una fuerza F puede descomponerse en dos componentes, es ilimitado, como
se ve en la Fig. 2.4.
Fig. 2. 4
Hay dos casos particulares de interés:
Fig. 2. 5
Estática Pag. 19
Ejemplos:
Ej.1. Si dos fuerzas dadas P y Q, actuando con un ángulo α, están aplicadas en un punto A de un cuer-
po, determine analíticamente su resultante R y los ángulos ß y γ que esta forma con las fuerzas
dadas.
Solución: La figura 2.7(a) muestra el plano de situación, mientras que la Fig.2.7(b) muestra el plano de
fuerzas. Si trabajamos gráficamente, se mide la fuerza resultante y los ángulos en la figura. Si trabaja-
mos analíticamente obtenemos: (en este último caso la figura puede realizarse a mano alzada)
R = P 2 + Q + 2 P Q cos α
2
Fig. 2. 7
Ej.2. Dos fuerzas, P y Q, casi paralelas, se aplican en los puntos A y B de un sólido rígido. Encuentre su
resultante gráficamente, Fig. 2.8.
Solución: Como el punto de intersección de las fuerzas P y Q no ocurre dentro de los límites del dibujo,
agregamos un sistema de dos fuerzas iguales, opuestas y colineales S de magnitud conveniente, en los
puntos A y B. Por la ley de superposición, el sistema agregado está en equilibrio y no cambia la acción
de las fuerzas P y Q. Se obtienen luego las resultantes R1 y R2 que son concurrentes en C. Se puede aho-
ra obtener la resultante R del sistema, en el punto C; se puede después deslizar dicha resultante sobre su
línea de acción.
Fig. 2. 8
Estática Pag. 20
2.3. Equilibrio de Fuerzas Concurrentes en el Plano.
Fig. 2. 9
En la Fig.2.9(a), consideremos nuevamente la esfera soportada en un plano vertical por un hilo
BC y una pared lisa AB. El diagrama de cuerpo libre de la esfera, se muestra en la Fig.2.9(b).
Las tres fuerzas concurrentes W, S y RA forman un sistema en equilibrio y por lo tanto, su polígo-
no de fuerza será cerrado, en este caso, es un triángulo.
Para construir este triángulo de fuerzas, colocamos primero el vector W cuya magnitud y direc-
ción son conocidos, eligiendo una escala k conveniente.
Nuestras incógnitas son las magnitudes y sentidos de las fuerzas reactivas S y RA de las cuales so-
lo conocemos sus respectivas líneas de acción. Por lo tanto, por los extremos de W trazamos paralelas a
dichas rectas de acción, conformando el triángulo de fuerzas, Fig.2.9.(c).
Se hace notar que en cualquier polígono de fuerzas cerrado, el origen de una fuerza coincide con
el extremo de la anterior. De esta manera, se recorre el polígono siguiendo el sentido conocido de una
fuerza dada y se pueden determinar los sentidos de las otras fuerzas incógnitas. Las magnitudes de estas
fuerzas, se obtienen también directamente del polígono de fuerzas, trazado en escala, y el problema
queda resuelto.
El procedimiento descrito, se conoce como la solución gráfica del problema.
Existe también una solución analítica del problema, llamada solución trigonométrica, y que con-
siste en determinar las magnitudes de las incógnitas por trigonometría, utilizando para ello el triángulo
de fuerzas, sin necesidad de que esté trazado a escala (un esquema es suficiente)
W AC
R A = W tan α ; S = ; α = sen -1
cos α BC
Como ya lo dijimos antes, este tipo de solución se emplea frecuentemente para comprobar los re-
sultados obtenidos gráficamente.
Debemos resaltar que el problema pudo ser resuelto pues solo existían dos incógnitas en este ca-
so: las magnitudes de las reacciones.
Un problema de equilibrio de fuerzas concurrentes en el plano, solo puede ser resuelto si el núme-
ro de incógnitas no es mayor de dos.
Estática Pag. 21
Consideremos el caso de la esfera mostrada en la Fig.2.10(a).
Fig. 2. 10
Ejemplos:
Ej.3. Una lámpara de 15 Kg. está suspendida como lo muestra la figura. Los cables AB y BC miden
10m c/u y los consideramos inextensibles y de peso despreciable. La distancia DB es de 4 m. Cal-
cule el esfuerzo en los cables. (Fig. 2.12a)
Fig. 2. 12
Solución: Tenemos un sistema de 3 fuerzas coplanares concurrentes en el punto B. Ellas son: el peso de
la lámpara y las tensiones en cada uno de los cables.
Como el sistema está en equilibrio y solamente desconocemos las magnitudes de las fuerzas, ya
que sus direcciones son conocidas, podemos resolver el problema.
Hagamos el diagrama de cuerpo libre del punto B (Fig. 2.12b) donde concurren las fuerzas y tra-
cemos luego el polígono de fuerzas (Fig. 2.12c).
Conociendo W en magnitud y dirección, trazamos por sus extremos paralelas a las direcciones de
los cables, obteniendo así un polígono cerrado, que por medio de la escala k adoptada para su trazado,
nos da las magnitudes de S1 y S2.
El problema puede ser resuelto trigonométricamente también:
Estática Pag. 22
DB 4
α = sen-1 = sen-1 = 23,58° ∴ β = 90 - α = 66,42°
BC 10
W
γ = 180 - 2 β = 47,16° ∴ S 1 = S 2 = ∴ S 1 = S 2 = 18,75Kg
senβ senβ senγ
Ej.4. Dos caños iguales, de radio r y peso W, están colocados en un canal horizontal de ancho b, como
muestra la Fig.2.13a. Encuentre las reacciones en los puntos de contacto A, B y D.
Datos: r = 10 cm; b = 36 cm; W = 100 Kg.
Fig. 2. 13
b
Solución: De los datos: b = 2 r + 2 r cos α ; cos α = - 1 ; α = 36,87°
2r
Como las superficies en contacto son lisas, las reacciones en los puntos de contacto, serán norma-
les a las superficies.
Si sacamos las paredes laterales y el piso, debemos reemplazarlas por las reacciones RA, RB y RD
Obtenemos el diagrama de cuerpo libre de ambas esferas. Fig. 2.13b
En el punto de contacto entre ambas esferas, tenemos dos fuerzas iguales y opuestas R actuando a
lo largo de la línea de los centros OC.
Si consideramos el diagrama de cuerpo libre de cada esfera, podemos resolver el problema co-
menzando por la esfera superior, ya que allí tenemos tres fuerzas coplanares y concurrentes W, RA y R,
de las cuales conocemos W en magnitud y dirección, y las direcciones de RA y R. Las magnitudes de es-
tas fuerzas se obtienen del polígono de fuerzas. Fig. 2.13c
W
RA= = 133,33 Kg
tan α
Podemos encontrar las magnitudes de RB y RD haciendo el polígono de fuerzas correspondiente a
la esfera inferior.
RB = R A = 133,33 Kg
R D = 2 W = 200 Kg
Notaremos que en los polígonos de fuerzas, Fig. 2.13c, la fuerza R de contacto aparece dos veces,
una en el triángulo superior con un sentido y la otra en el polígono inferior con el otro sentido (acción y
reacción). Muchas veces en las soluciones gráficas se unen dichos polígonos en uno solo como indicado
en la Fig. 2.13d donde vemos claramente que RD vale dos veces W, que RA = RB. En este caso el seg-
mento representativo de R debería tener flecha en ambos sentidos, lo que es lo mismo que no colocar
ninguna. Cada uno debe entonces saber interpretar el polígono según estudia el equilibrio de la esfera
superior, triángulo cerrado, o el inferior.
Estática Pag. 23
2.4 Equilibrio de tres fuerzas en un plano.
Si tres fuerzas no paralelas que actúan en un cuerpo plano están en equilibrio, sus líneas de acción
deben concurrir en un punto.
Fig. 2. 14
Para probar esta afirmación, supongamos que tres fuerzas P, Q y S, actuando sobre un cuerpo en
los puntos A, B y C, están contenidas en un plano y en equilibrio, Fig.2.14(a).
Componemos dos fuerzas, por ejemplo P y Q. Para ello prolongamos sus líneas de acción hasta
que se corten en el punto D. A continuación trasladamos las fuerzas a lo largo de sus líneas de acción
para que tengan el mismo punto de aplicación D y obtenemos su resultante por la ley del paralelo-
gramo.
Como las tres fuerzas están en equilibrio la fuerza S debe ser igual y opuesta a la resultante obte-
nida; por lo tanto S debe pasar por el punto D. Además, el polígono de fuerza debe cerrarse; P, Q y S
deben formar un triángulo cerrado.
Resumiendo:
Tres fuerzas no paralelas pueden estar en equilibrio
solamente cuando:
a) están contenidas en un plano,
b) se intersectan en un punto, y
c) su polígono de fuerzas forma un triángulo cerrado.
Ejemplos: Fig. 2. 15
Ej.5. Consideremos una barra AB sin peso, soportada en el punto C, por un pasador que no ofrece ro-
zamiento. Las fuerzas P y Q, aplicadas en los extremos, son tales que la barra está en equilibrio.
Se pide calcular la reacción que ejerce el perno sobre la barra en C, y la magnitud de P, conocien-
do la de Q. (Fig. 2.15)
Estática Pag. 24
Solución: La reacción Rc debe pasar por el punto D donde se interceptan P y Q, para que el sistema esté
en equilibrio.
2.5. Descomposición de una fuerza según tres direcciones dadas en el plano y no concurrentes.
Recta auxiliar de Culmann.
Culmann ha dado una solución gráfica muy simple a este problema que, desde el punto de vista
analítico, necesita la solución de un sistema de tres ecuaciones con tres incógnitas. No se trata de fuer-
zas concurrentes, pero el procedimiento de Culmann consiste en transformar este problema de cuatro
fuerzas, al anterior de tres fuerzas concurrentes, lo que justifica su presentación aquí.
Supongamos que la fuerza P de la Fig. 2.17 debe descomponerse en 3 fuerzas cuyas líneas de ac-
ción están dadas en el plano en 1, 2 y 3. Se debe entonces obtener según estos tres soportes respectivos,
fuerzas F1, F2 y F3 equivalentes a la fuerza dada P. Si
invertimos el sentido de dichas fuerzas, se obtienen en-
tonces las fuerzas F1, F2, F3 equilibrantes de la fuerza P.
Analizamos el conjunto de estas cuatro fuerzas en
equilibrio: P, F1, F2 y F3. La resultante de P y de F1 es
una fuerza pasando por el punto de concurrencia A de
sus líneas de acción. La resultante de F2 y F3 es una
fuerza pasando por el punto I de intersección de sus lí-
neas de acción. Estas dos resultantes parciales deben
equilibrarse. Su línea de acción común debe ser la re-
cta AI llamada recta de Culmann. Podemos también
considerar que si reemplazamos P y F1 por su resultan-
te en A, solamente quedan tres fuerzas que, para estar
en equilibrio, deben ser concurrentes, lo que impone Fig. 2. 17
la línea de acción AI para la resultante de P y F1.
Ahora es muy fácil trazar el plano de fuerzas; se descompone P según las direcciones 1 y AI, lo que da
un triángulo cerrado con tres fuerzas en equilibrio P, F1 y R2,3, resultante de F2 y F3. El problema se ter-
mina descomponiendo R2,3 en sus dos componentes F2 y F3. Las fuerzas F1, F2 y F3 obtenidas equilibran
P; si se trata de obtener las componentes de P bastaría invertir sus sentidos.
Claro esta que podemos operar de manera idéntica permutando los números de orden y podríamos
utilizar las tres rectas AI, BII o CIII como recta de Culmann indiferentemente y obtener el mismo resul-
tado.
Podemos adelantar que la descomposición de una fuerza según más de tres direcciones cuales-
Estática Pag. 25
quiera en el plano es un problema estáticamente indeterminado. Si tenemos cuatro direcciones por
ejemplo, podemos adoptar arbitrariamente una de las componentes y buscar las otras tres por descom-
posición.
Si un cuerpo esta en equilibrio bajo la acción de cuatro fuerzas coplanarias cuyas líneas de
acción están dadas, el conocimiento de la magnitud de una de las fuerzas permite encontrar las
magnitudes de las otras tres.
Ejemplos:
Estática Pag. 26
y RB. Estas últimas cortándose en O, la línea de acción de RA debe pasar por dicho punto y el triángu-
lo de fuerza se traza sin dificultades.
Si la parte CB del arco superaría también una fuerza, Q por ejemplo, se aplicaría dos veces el pro-
cedimiento precedente, una vez con P solo lo que daría las reacciones R’A y R’B, y después con Q solo
lo que daría las reacciones R’’A y R’’B. Las resultantes de las reacciones parciales en cada apoyo son las
reacciones buscadas debidas a la acción conjunta de P y Q.
Hasta ahora hemos resuelto todos los problemas de composición, descomposición y equilibrio de
fuerzas concurrentes en un plano, utilizando el método gráfico (polígono de fuerzas).
Estos mismos problemas también pueden ser solucionados por un método analítico de suma alge-
braica de las proyecciones de las fuerzas dadas, sobre un sistema de ejes coordenados rectangulares x y,
tomados en el plano de acción de las fuerzas.
Presentación vectorial:
Fig. 2. 21
Introducimos ahora
dos vectores de módulo unitario, orientados según las direcciones posi-
tivas x, y, (Fig.2.22)
Estos vectores se denominan VECTORES UNITARIOS y se re-
presentan respectivamente por i .e j ( Según la dirección z, tendríamos
k .)
Fig. 2. 22 Las componentes de F son ahora consideradas como vectores y se obtienen como
sigue:
F x = F x . i ( F x = escalar)
F y = F y . j ( F y = escalar)
Estática Pag. 27
Fx y Fy pueden ser positivos o negativos, según el sentido de Fx y Fy , y se denominan
COMPONENTES ESCALARES de la fuerza F , mientras que Fx y Fy se denominan
COMPONENTES VECTORIALES de la fuerza F .
El ángulo θ se mide a partir del eje x, en sentido antihorario. Por lo tanto:
F x = F. cos θ Fy
θ = tan -1
Fx
o bien
F = F 2x + F 2y
F y = F. sen θ
Para obtener la resultante de tres o más fuerzas coplanares y concurrentes, puede utilizarse una so-
lución analítica, descomponiendo cada fuerza en sus dos componentes rectangulares.
Si trabajamos en forma analítica, las componentes rectangulares de la resultante son las sumas
algebraicas de las componentes rectangulares de las fuerzas.
Fig. 2. 23
Consideremos por ejemplo tres fuerzas coplanares P, Q y S, que actúan en un punto O de un sóli-
do rígido, Fig.2.23(a). La resultante R de este sistema de fuerzas, tendrá como componentes rectangula-
res:
Rx = Px + Qx + S x = ∑ F x
Ry = Py + Qy + S y = ∑ F y
R= P+Q+ S
Estática Pag. 28
Expresando cada una de estas fuerzas, mediante sus dos componentes rectangulares, según un sis-
tema de ejes x y, tenemos:
R x .i + R y . j = ( P x .i + P y . j ) + ( Q x .i + Q y . j ) + ( S x .i + S y . j )
Rx i + R y . j = ( Px + Qx + S x ) i + ( P y + Q y + S y ) j
Rx = Px + Qx + S x = ∑ F x
Ry = Py + Qy + S y = ∑ F y
Hemos utilizado aquí simplemente las reglas del cálculo vectorial. (Suma e igualdad de vectores)
Fig. 2. 24
Estática Pag. 29
será nula porque el sistema está en equilibrio. Por lo tanto, el polígono de fuerzas es cerrado.
Algebraicamente, si la resultante es nula, sus componentes escalares son nulas y la condición de
equilibrio del sistema, se expresa como:
∑ Fx = 0
∑F y =0
Vectorialmente tenemos:
R= ∑ F = 0
R x i + R y j = ∑( F x i + F y j ) = ( ∑ F x ) i + ( ∑ F y ) j = 0
Es evidente que esta ecuación se puede satisfacer solamente si
∑ Fx=0
∑ Fy=0
Ejemplos:
Ej.9. Una carga P = 1000 Kg., está sostenida por dos barras articuladas en A y unidas a una pared verti-
cal por pasadores en B y C, co-
mo muestra la figura. Utilizando
el método de las proyecciones,
calcule las fuerzas axiales S1 y
S2 inducidas en las barras. Fig.
2.25
Ej.10. De un pequeño anillo B cuelga un peso P y está soportado por dos cables AB y BC, el último de
los cuales, en su extremo libre, lleva un peso Q de 10 Kg. Calcule magnitud del peso P y de la
tensión en el cable AB. Fig. 2.26. (Despreciando la fricción en la polea en C, el esfuerzo en el ca-
ble, en ambos lados de la polea, es el mismo.)
Solución: En el anillo B tenemos tres fuerzas coplanares y concurrentes, en equilibrio. Luego, tomando
un sistema de ejes xy con centro en B, tenemos:
Estática Pag. 30
∑ F x = 0 ∴ Q cos 30° - S cos 45° = 0
Presentación analítica:
La capacidad de una fuerza para producir la rotación de un cuerpo alrededor de un punto fijo, se
denomina Momento de la fuerza con respecto a ese punto; y este momento se mide de la siguiente ma-
nera:
∴
Para la posición dada por P7 :
MO = P7 . OD
Estática Pag. 31
tuación y la fuerza por la escala “k” del plano de fuerza. (Se supone aquí que los dos planos están su-
perpuestos.)
Unidades:
M o = P (Kg) . OD (cm) = P.d .n.k ( Kg - cm)
(La raya arriba de P y de d significa que dichas magnitudes están expresadas en cm. del dibujo.)
Presentación vectorial:
El momento de una fuerza con respecto a un punto O es un vector igual al producto vectorial del
vector posición de la fuerza con respecto al punto y el vector representativo de la fuerza.
(Llamamos el vector posición con respecto al punto el vector desde el punto O hasta el punto de aplica-
ción de la fuerza.)
Estática Pag. 32
vectores es complicada en el plano ya que dicho vector sería perpendicular a la
hoja de trabajo. Muchas veces se introduce una representación del momento por
medio de un vector curvo, Fig. 2.31, que suele colocarse en torno al centro de
momento.
Fig. 2. 31
b) Teorema de Varignon
Presentación analítica:
Para demostrar este teorema, tomemos el caso donde los momentos de dos fuerzas concurrentes
en A, P y Q, respecto a un punto 0, tienen el mismo signo.
En el plano de acción de las fuerzas, trazamos una línea cualquiera mn, perpendicular a OA, y
proyectamos sobre dicha línea, los puntos A, B, C y D respectivamente en a, b , c y d. (Fig.2.32.)
Estática Pag. 33
Presentación vectorial:
∑r ∧ F i =r ∧ ∑ F i = r ∧ R
i∧ j =k ; j ∧k = i ; k ∧i = j
j ∧ i = − k ; k ∧ j = −i ; i ∧ k = − j
i∧i = 0 ; j∧ j =0 ; k ∧k =0
Reencontramos como vector momento un vector perpendicular al plano y de modulo igual al an-
terior.
En caso de sumatoria de varias fuerzas reencontramos lo anterior también por la distributividad
del producto vectorial.
Hemos visto que el equilibrio de fuerzas concurrentes en el plano se obtiene con dos ecuaciones
de equilibrio de proyecciones sobre dos ejes del plano. No hay nunca más de dos ecuaciones posibles,
pero es interesante analizar si con ecuaciones de momento podríamos también establecer el equilibrio
de fuerzas concurrentes en el plano.
Por la definición del momento de una fuerza, sabemos que el momento es nulo si el centro de
momento se sitúa sobre la línea de acción de la fuerza o si la fuerza es nula. Gracias al Teorema de Va-
Estática Pag. 34
rignon, deducimos, para un sistema de fuerzas concurrentes en un plano, que si:
M o = ∑ ( M 0 )i = 0 o bien,
Estas dos conclusiones son útiles para analizar el equilibrio de un sistema de fuerzas concurrentes
en un plano.
∑ Fy=0
Es sumamente importante darse cuenta que si bien para un sistema de fuerzas concurrentes en el
plano tenemos dos y nada más que dos ecuaciones de equilibrio totalmente independientes, tenemos una
infinidad de posibilidad de escribir dichas ecuaciones. Deberemos tener cuidado que siempre la validez
del sistema de ecuaciones escritas depende del cumplimiento de condiciones. Por ejemplo para el
sistema de dos ecuaciones de proyección, los ejes de proyección pueden ser totalmente arbitrarios y no
necesitan ser ortogonales; pero no pueden ser paralelos. Para el sistema con dos ecuaciones de
momentos, los dos puntos de momentos no pueden estar alineados con el punto de concurrencia de las
fuerzas. Queda también la posibilidad de un sistema híbrido consistente en una ecuación de proyección
y una de momento. La ecuación de proyección igual a cero deja la posibilidad de una resultante nula
(equilibrio) o de una resultante perpendicular al eje de proyección y pasando por el punto A de
concurrencia de las fuerzas. Por lo tanto la ecuación de momento debe hacerse respecto de un punto
cualquiera, pero no situado sobre la recta que pasa por A y es perpendicular al eje.
Estática Pag. 35
Ejemplos:
2.8. Rozamiento.
En todos los problemas analizados hasta ahora, cuando tuvimos que calcular la fuerza de reacción
que se ejerce entre dos cuerpos en contacto directo, hicimos una idealización al considerar que ambos
cuerpos tenían superficies completamente lisas, de manera tal que la reacción era una fuerza normal a
dichas superficies en el punto de contacto.
Aunque esta suposición es completamente justificable en algunos casos, no siempre puede ser
hecha, ya que existen problemas en los cuales la resistencia al deslizamiento entre dos superficies en
contacto directo, será el factor dominante en la determinación del equilibrio.
Consideramos por ejemplo, dos placas mantenidas en contacto por fuerzas normales N (Fig.2.38)
Estática Pag. 36
Sabemos, por experiencia pro-
pia, que si intentamos mover una de
las placas con respecto a la otra, de-
bemos aplicar una fuerza F de un
cierto valor. Ello se debe a que entre
ambas superficies aparecen siempre
fuerzas tangenciales, llamadas
FUERZAS DE ROZAMIENTO, por
Fig. 2. 38 que realmente no existe ninguna su-
perficie completamente lisa. Estas
fuerzas de rozamiento son limitadas y no evitarán el movimiento si F es suficientemente grande.
El problema del rozamiento entre superficies limpias y secas, fue investigado por primera vez, de
una manera completa, por Coulomb en 1781. Los resultados de tales investigaciones, pueden resumirse
como sigue:
Para dos superficies secas dadas, que están en contacto directo, se cumplen las siguientes leyes
experimentales:
1) El rozamiento total que puede desarrollarse, es independiente de la magnitud del área de contacto.
2) El rozamiento total que puede desarrollarse, es proporcional a la fuerza normal.
3) La fuerza necesaria para iniciar el deslizamiento, es mayor que la necesaria para mantenerlo.
4) Para velocidades de deslizamiento pequeñas, el rozamiento total que puede desarrollarse, es prácti-
camente independiente de la velocidad.
Para poder comprender y analizar mejor los problemas en los cuales aparece el rozamiento entre
superficies limpias y secas, consideremos un bloque de peso W sobre una superficie plana, Fig.2.39(a).
Las fuerzas que actúan sobre el bloque son su propio W y la reacción N de la superficie. Como el
bloque está en equilibrio, ambas fuerzas son iguales en magnitud, colineales en acción y opuestas en
sentido.
Supongamos ahora que se aplica al bloque una fuerza horizontal Q, Fig.2.39(b). Si Q es pequeña,
el bloque no se moverá, debiendo existir una fuerza horizontal que equilibre a Q. Esta fuerza horizontal,
es la FUERZA DE ROZAMIENTO ESTATICO F, que en realidad es la resultante de un gran número
de fuerzas que actúan sobre toda la superficie de contacto; no se conoce con exactitud la naturaleza de
estas fuerzas, pero se supone que son debidas a las irregularidades de las superficies en contacto y tam-
bién, en cierta medida, a la atracción molecular.
Nótese que a la resultante P de las fuerzas activas W y Q, se opone la acción de R, que es la resul-
tante de las fuerzas reactivas N y F. Como existe equilibrio, ambas resultantes son iguales en magnitud,
colineales en acción y opuestas en sentido. (Notaremos que, debido a la aparición de Q, la fuerza de re-
acción N tuvo que desplazarse hacia la derecha para que R esté opuesta a P.)
Estática Pag. 37
que comienza a moverse. (El problema se transforma en un problema dinámico.)
Fig. 2. 39
Cuando el bloque está en movimiento, el módulo de F desciende de Fm hasta un valor menor Fk,
Fig.2.39(d). Esto se debe a que hay menos interpenetración entre las irregularidades de las superficies en
contacto cuando están en movimiento la una con respecto a la otra.
A partir de ese momento, el bloque continúa deslizándose con aumento de su velocidad, mientras
Fk, llamada FUERZA DE ROZAMIENTO CINETICO, permanece aproximadamente constante.
Estática Pag. 38
tan φ s = µ s ∴ φ s = arc tan µ s = tan −1 µ s
Este ángulo límite, igual al arcotangente del coeficiente de rozamiento estático, es llamado
ANGULO DE ROZAMIENTO ESTATICO.
En la discusión anterior, la resultante de las fuerzas activas fue tomada en el plano de la figura.
Sin embargo podemos hacer más general esta discusión, llegando a la siguiente conclusión: mientras la
resultante P de las fuerzas activas se encuentre adentro de un cierto cono, generado por una línea que
tenga el ángulo de rozamiento estático φs con la normal a la superficie de contacto y teniendo su vértice
en esta superficie, el bloque permanecerá en equilibrio, independientemente de la magnitud de la fuerza
aplicada. Este cono se denomina CONO DE ROZAMIENTO ESTATICO.
Resumiendo:
Siempre que el movimiento sea inminente, la reacción total R producida por la superficie portan-
te, está inclinada con respecto a la normal, el ángulo de rozamiento estático φs, y actúa de manera tal que
se opone al movimiento, Fig.2.39(c).
Cuando el movimiento no es inminente, la reacción total R está inclinada respecto a la normal, lo
necesario para mantener equilibrio, Fig.2.39(b).
Si suponemos que tenemos una superficie ideal lisa, para la cual el coeficiente de rozamiento es
cero, el ángulo de rozamiento es cero y la reacción total R es normal a la superficie.
En la solución de los problemas en los que interviene el rozamiento, podemos trabajar, ya sea
con la reacción R, o con sus componentes rectangulares F y N. Usualmente es más cómodo trabajar con
las componentes F y N cuando se emplean métodos analíticos como el de las proyecciones, pero resulta
sin duda más ventajoso trabajar con R cuando el problema se plantea gráficamente.
La tabla 2.1 da valores aproximados de coeficientes de rozamiento estático para superficies secas.
Los valores correspondientes a los coeficientes de rozamiento cinético, podrían ser un 25% meno-
res.
µ k ≅ 0,75 µ s
Fk
tan φ k = µ k =
N
Cuando no se especifica especialmente, siempre se considera el coeficiente de rozamiento estáti-
co.
TABLA 2.1
SUPERFICIES µS
METAL SOBRE METAL 0.15 - 0.60
METAL SOBRE MADERA 0.20 - 0.60
METAL SOBRE PIEDRA 0.30 - 0.60
METAL SOBRE CUERO 0.30 - 0.60
MADERA SOBRE MADERA 0.25 - 0.50
MADERA SOBRE CUERO 0.25 - 0.50
PIEDRA SOBRE PIEDRA 0.40 - 0.70
TIERRA SOBRE TIERRA 0.20 - 1.00
CAUCHO SOBRE CONCRETO 0.60 - 0.90
Estática Pag. 39
Ejemplos:
El equilibrio impone:
F = Q y N =W
F = µ s N = µ s .W = 0.20 x 150 = 30 Kg ∴ Q = 30 Kg
W ℓ 150
h= . = .1= 5 m luego h max .= 5 m
Q 2 30
Solución: Si (Q/W) es muy pequeño, el bloque W se desliza hacia abajo y levanta a Q. Si (Q/W) es muy
grande, el peso Q baja y arrastra a W hacia arriba. Por lo tanto existirá una relación:
Los diagramas de cuerpo libre para ambos casos se representan respectivamente, Fig. 2.43, donde
notamos en el caso (a), en que el cuerpo tiende a bajar, la fuerza de rozamiento se dirige hacia arriba y
Estática Pag. 40
en el caso (b) en que el cuerpo tiende a subir, la fuerza de rozamiento se dirige hacia abajo. En resumen
la fuerza de rozamiento siempre debe dirigirse en dirección opuesta al movimiento inminente.
Fig. 2. 43
Ecuaciones de equilibrio:
Caso (a):
∑ F x = 0 ∴ Q + µ N - W.sen α = 0
Q
( ) = sen α - µ cos α
W min
∑ F y = 0 ∴ N - W. cos α = 0
Caso (b):
∑ F x = 0 ∴ Q - µ N - W sen α = 0
Q
( ) = sen α + µ cos α
W max
∑ F y = 0 ∴ N - W .cos α = 0
Nota: Una análisis detallado de los esquemas libres y de los resultados muestran que el caso (b) puede
deducirse del caso (a) simplemente invirtiendo la fuerza de rozamiento, lo que vuelve a modificar el
signo del coeficiente µ. Dejamos al lector además investigar el porqué en el enunciado tuvimos que
agregar: α ≻ φ = tan -1 µ
b) Cuñas.
La cuña es un elemento mecánico simple, utilizado para elevar grandes cargas, mediante la apli-
cación, a la cuña, de una fuerza considerablemente menor que la carga (o peso del objeto) a elevar.
Además, debido al rozamiento existente entre las superficies en contacto, una cuña permanecerá en su
lugar después de haber sido obligada a introducirse bajo la carga, si tiene la forma apropiada. Esta carac-
terística permite utilizar las cuñas para realizar pequeños ajustes en la posición de pesadas piezas de
máquina.
Estática Pag. 41
Consideremos como ejemplo, el bloque A de peso W, Fig.2.44(a), el cual está junto a un muro
vertical B y ha de elevarse unos centímetros mediante la introducción de una cuña C entre el bloque A y
una segunda cuña D.
Fig. 2. 44
Se desea calcular el valor mínimo de la fuerza P que debe aplicarse a la cuña C para mover el blo-
que, si el coeficiente de rozamiento estático para todas las superficies en contacto es µ.
Para iniciar el análisis del problema, se dibujan los diagramas de cuerpo libre del bloque A y de la
cuña C, Fig.2.44(b) y (c), respectivamente.
Como debe iniciarse el movimiento del bloque, escribimos las fuerzas de rozamiento como:
F1= µ N1 y F 2 = µ N 2
El sentido de estas fuerzas de rozamiento es el que se opone al movimiento relativo del cuerpo
analizado.
Para que el bloque A esté en equilibrio, las 3 fuerzas que sobre él actúan, deben ser concurrentes
en un punto y formar un triángulo cerrado, Fig.2.44(d).
Sobre una cuña C, actúan la fuerza aplicada P y las reacciones R2 y R3. Despreciemos el peso pro-
pio de la cuña, ya que es pequeño comparado con las otras fuerzas. De nuevo, el sentido de las fuerzas
de rozamiento, es el opuesto al del movimiento relativo; y las 3 fuerzas son concurrentes y forman un
triángulo cerrado, Fig.2.44(e). El número total de incógnitas para estos dos diagramas de cuerpo libre, es
cuatro: R1, R2, R3 y P.
Estática Pag. 42
- Gráficamente
Con el trazado, a escala, de los polígonos de fuerzas.
- Trigonométricamente
Aplicando la ley de los senos en los triángulos de fuerzas.
- Analíticamente
Por el método de las proyecciones (2 ecuaciones para cada cuerpo, para obtener las 4 incógnitas: R1, R2,
R3 y P.
Estática Pag. 43
3.- FUERZAS PARALELAS EN EL PLANO.
La resultante de dos fuerzas paralelas no se puede obtener por la aplicación de la ley del parale-
logramo ya que sus líneas de acción no se intersectan. Por lo tanto es necesario encontrar nuevas reglas
para esta situación. Se presentan tres casos:
CASO DE DOS Caso 2: Las fuerzas actúan en sentido contrario y son de distinta
FUERZAS magnitud.
PARALELAS EN
EL PLANO Caso 3: Las fuerzas actúan en sentido contrario y son de igual
magnitud. (Cupla)
Las dos fuerzas S se anulan entre sí y nos quedan solamente P y Q actuando a lo largo de la línea
DC. La resultante R de estas dos fuerzas colineales es la resultante de las fuerzas dadas P y Q actuando
en A y B.
R = P+Q (a)
Estática Pag. 44
La resultante R actúa a lo largo de la línea DC, paralela a las líneas de acción de las fuerzas da-
das P y Q, y divide la distancia AB en una relación inversamente proporcional a la relación de las
magnitudes de las fuerzas dadas, como demostraremos a continuación.
El Teorema de Varignon fue demostrado para fuerzas concurrentes y no puede aplicarse así para
fuerzas paralelas. No obstante la demostración que sigue amplia su alcance para dichas fuerzas.
Refiriéndonos a la Fig. 3.1, hacemos el mismo procedimiento de agregar las fuerzas S y obtener
las fuerzas P1 y Q1 que se interceptan en D. Para estas dos fuerzas concurrentes P1 y Q1, aplicamos el
teorema de Varignon: La suma de los momentos de las fuerzas componentes P1 y Q1 es igual al
momento de su resultante R.
Observemos ahora que para cualquier centro de momentos, la suma de los momentos de las
fuerzas agregadas S, es siempre cero; por lo tanto la suma de los momentos de las fuerzas paralelas
dadas P y Q, es igual a la suma de los momentos de las fuerzas concurrentes P1 y Q1, el cual es a su
vez igual al momento de la resultante R. Luego, el teorema de Varignon es también válido para fuerzas
paralelas. Enunciemos este teorema: "La suma algebraica de los momentos de dos fuerzas paralelas
con respecto a cualquier centro de momentos en su plano de acción, es igual al momento de su
resultante con respecto al mismo centro."
Por otro lado, ya sabemos que la resultante R = P + Q tiene que tener la misma dirección y senti-
do que P y Q, estando su línea de acción ubicada entre ambas fuerzas, digamos que pasa por el punto
Estática Pag. 45
C.
P . AO + Q . BO = R . CO = ( P + Q ) . CO = P . CO + Q . CO
P . ( AO − CO ) = Q . (CO − BO )
P . ( AC ) = Q . ( BC )
Q AC
=
P BC
Sintetizando los resultados anteriores notamos primero que el valor de la resultante de dos fuer-
zas paralelas de un mismo sentido vale la suma de ellas. Esto puede considerarse también como el
resultado de una ecuación de proyección sobre la dirección común de las fuerzas: La proyección de la
resultante es igual a la suma de las proyecciones de las fuerzas. (En este caso las proyecciones son
iguales a las fuerzas.) Para la posición de dicha resultante, tenemos la ecuación (d) de más arriba o, lo
que es equivalente como lo acabamos de ver, una ecuación de momento respecto de cualquier punto.
En total tenemos a nuestra disposición dos ecuaciones para dos incógnitas: valor y posición de la
resultante. Las dos ecuaciones son una de proyección y una de momento.
Se puede mostrar muy fácilmente que dos ecuaciones de momentos respecto a dos puntos no
alineados sobre una paralela a la dirección común de las dos fuerzas P y Q, también permiten obtener
el valor y posición de la resultante de dos fuerzas paralelas de igual sentido. (Dejamos la demostración
como ejercicio para el lector.) En este caso de dos ecuaciones de momentos, es conveniente a menudo
elegir el centro de momento sobre la línea de acción de una de las fuerzas para simplificar la ecuación.
Por lo tanto, para obtener la resultante de dos fuerzas paralelas de un mismo sentido, tenemos
dos ecuaciones a nuestra disposición, una de proyección y
una de momento, o bien dos de momento. (Dejamos al
lector la demostración que no pueden ser dos de proyec-
ción.)
- Dibujamos una perpendicular a las líneas de acción de las fuerzas determinando los puntos A, B y C.
Estática Pag. 46
- Primera ecuación: Aplicamos Varignon, tomando B como centro de momentos:
BC
P . BA = R . BC ∴ P = R
BA
AC
Q . AB = R . AC ∴ Q = R
AB
- Verificación con una ecuación de proyección: Sumando las ecuaciones anteriores, verificamos:
BC + AC
P+Q = R ∴ P+Q = R
AB
Sean P aplicada en B y Q aplicada en A, (P > Q) las fuerzas dadas. (Fig. 3.4) Para encontrar su
resultante R, podemos proceder como en el caso anterior agregando fuerzas S iguales y opuestas;
dejamos este camino de demostración al lector. Usamos aquí otra demostración:
o sea: ( P − Q ) . AC = P . AB
P . ( AC − AB ) = Q . AC
P . BC = Q . AC
Q BC
=
P AC
Como P fue reemplazada, nos queda la fuerza R y dos fuerzas Q iguales y opuestas en A que
pueden removerse, dejando como resultante del sistema solamente la fuerza R igual a la diferencia de
las fuerzas iniciales P y Q, actuando paralela a ellas, en el sentido de la mayor, en una distancia de la
mayor dada por la ecuación anterior, y afuera del espacio comprendido entre las líneas de acción
iniciales.
Notaremos que en este caso también podemos obtener el valor y posición de la resultante con
dos ecuaciones: una de proyección permite obtener el valor R=P-Q y si tomemos como segunda
Estática Pag. 47
ecuación el momento de las fuerzas P y Q respecto de cualquier punto reencontramos la relación
anterior que permite posicionar la resultante, verificando así la ampliación de la validez del Teorema
de Varignon para este caso de dos fuerzas paralelas de sentido opuesto y valor diferente.
Comprobamos así que en este caso, también necesitamos dos relaciones para obtener el valor y
la posición de la resultante, y que dichas relaciones pueden obtenerse por una ecuación de proyección
y una de momento. Dejamos al lector la verificación que con dos ecuaciones de momentos respecto a
dos puntos no sobre una paralela a las fuerzas dadas, también puede solucionarse el problema.
(También dejamos al lector la demostración que no pueden ser dos de proyección.)
Resolvamos ahora el problema inverso, esto es, descomponer una fuerza dada R en dos fuerzas
componentes P y Q, que actúan en la misma dirección pero que son de sentido opuesto entre sí.
Como en el Caso 1 anterior, suponemos conocidas las líneas de acción de P y Q, quedando por
determinar sus magnitudes, teniendo dos ecuaciones y dos incógnitas.
Es fácil comprobar que en este caso el trabajo que hemos realizado en el caso 2 anterior no pue-
de realizarse. El sistema de dos fuerzas iguales en magnitud, paralelas en acción y opuestas en sentido,
no puede reducirse a una fuerza resultante y, no
obstante, no esta en equilibrio ya que las dos
fuerzas no están directamente opuestas. (Fig.
3.6)
Estática Pag. 48
La distancia entre las fuerzas, medida perpendicularmente a ellas, se denomina BRAZO DE LA
CUPLA.
2) La suma algebraica de los momentos de las dos fuerzas de la cupla, es independiente de la posición
que tenga el centro O de momentos en el plano de la cupla, y es siempre igual al producto de la
magnitud de una de las fuerzas multiplicada por el brazo de la cupla.
Esto es:
∑M O = M = P . OD − P . OC = P . (OD − OC ) = P . a
Se obtiene el mismo resultado si el punto O está ubicado entre las líneas de acción de las fuer-
zas. Notamos que la posición del punto O no aparece en el resultado.
3) La acción de una cupla sobre un cuerpo rígido no cambiará, si su brazo es girado en el plano de la
cupla un ángulo α alrededor de uno de sus extremos.
Tomamos un segmento AC = a, de
igual longitud que AB, y que forme un
ángulo cualquiera α con éste. En cada
extremo de AC, aplicamos dos fuerzas
iguales y opuestas Q y Q’, perpendiculares a
AC y de mismo valor que P. Por el
principio de superposición, sabemos que la
acción de la cupla no se ve alterada por el
agregado de estos sistemas en equilibrio.
Las fuerzas P y Q concurrentes en A y
D se componen para obtener las resultantes
R. Estas resultantes R dividen los ángulos en Fig. 3. 7
A y D en mitades, por lo tanto ellas actúan a
lo largo de la misma línea AD, y como además son iguales y opuestas, pueden ser sacadas del sistema,
quedando únicamente las fuerzas Q’, iguales en magnitud a P. Estas fuerzas forman una cupla de
brazo AC igual a AB y que forma un ángulo α con este último. Esto demuestra que el brazo de una
cupla puede ser girado alrededor de uno de sus extremos sin cambiar la acción de la cupla sobre el
cuerpo en el que actúa.
Por sucesivas rotaciones del brazo de una cupla en su plano, primero alrededor de un extremo y
luego alrededor del otro, la cupla puede ser ubicada en cualquier posición deseada en su plano. Por lo
tanto podemos mover la cupla en su plano sin que cambie su acción sobre el cuerpo que actúa.
Estática Pag. 49
4) La acción de una cupla sobre un
cuerpo no cambia si cambiamos,
tanto la magnitud de la fuerza como
el brazo de la cupla, de tal manera
que el momento de la cupla
permanezca invariable.
Si restamos ahora la fuerza S de la fuerza P aplicada en A, se obtiene en A una fuerza Q hacia arriba
como indicado.
Hemos así, sin cambiar el efecto sobre el cuerpo, reemplazado la cupla dada por otra con fuerzas
y brazos diferentes, pero de mismo momento: Q .b = P . a
Resumiendo las propiedades anteriores, podemos decir que una cupla en un plano dado esta to-
talmente definida con su momento, (magnitud y signo). Dos cuplas que actúan en el mismo plano son
equivalentes si ellas tienen igual momento.
Para sumar dos cuplas, simplemente hacemos la suma algebraica de sus momentos y obtenemos
el momento de la cupla resultante que no necesita definirse con más precisión.
Para demostrar lo anterior, consideremos las cuplas P.a y Q.b, como se muestra en la Fig. 3.9a.
Para sumar ambas cuplas, podemos desplazar la cupla P.a para que el punto A coincida con el
punto C y que la dirección de su brazo AB coincida con la de CD, Fig. 3.9b. La cupla P.a puede
a
ahora transformarse en una cupla de brazo b y de fuerza P , Fig. 3.9c. La suma de las fuerzas en C
b
Estática Pag. 50
a
y D da la cupla de fuerzas P. + Q cuyo momento es:
b
P.a
( + Q).b = Pa + Qb
b
Vemos que el momento de la cupla resultante es igual a la suma algebraica de los momentos de
Fig. 3. 9
las dos cuplas dadas. Se llega a la misma conclusión cuando los momentos de las cuplas dadas tienen
sentidos opuestos o sea cuando restamos cuplas.
Aplicando en forma sucesiva este procedimiento, podemos reemplazar varias cuplas dadas en un
plano, por una única cupla actuando en el mismo plano, cuyo momento es igual a la suma algebraica
de los momentos de las cuplas dadas.
Conclusiones:
- Dos cuplas que actúan en un mismo plano estarán en equilibrio, si ellas tienen momentos de igual
magnitud y signo contrario.
- Una cupla puede ser equilibrada solamente por otra cupla, de igual momento, pero opuesto y
coplanar.
- Por sucesivas aplicaciones del método de sumar dos cuplas se puede probar que un sistema de cuplas
actuando en un plano está en equilibrio, si la suma algebraica de sus momentos es igual a cero.
- Es posible descomponer una cupla dada en varias cuplas componentes eligiendo dichas cuplas de tal
manera que la suma algebraica de sus momentos sea igual al momento de la cupla dada.
- La representación de la cupla por dos fuerzas separadas una cierta distancia es convencional. Hemos
visto que no importa ni el valor de las fuerzas, ni la del brazo, sino que es el producto de ambos que
importa y que este producto es lo que hemos llamado el momento. Muchas veces una cupla se
representa por una flecha curva con indicación del valor o del nombre de la cupla. Esta flecha indica el
Estática Pag. 51
sentido. (Fig. 3.10, con M = P.a)
- Una fuerza puede deslizarse sobre su línea de acción, produciendo el mismo efecto sobre el
cuerpo.
Una fuerza P actuando sobre un cuerpo en un punto A, puede siempre ser reemplazada por una
fuerza igual (magnitud, dirección y sentido) aplicada en un punto B más una cupla. Ambos sistemas
serán estáticamente equivalentes, como lo demostramos:
Fig. 3.11b: En el punto B, aplicamos dos fuerzas P iguales en magnitud, colineales en acción y
opuestas en sentido, y que son paralelas a la línea de acción de la fuerza aplicada en A. Por la Ley de
superposición, los sistemas de las figuras a) y b) son estáticamente equivalentes. Sin embargo, la
fuerza original P aplicada en A y la fuerza opuesta P aplicada en B, forman una cupla cuyo momento
es M = P.a.
Resumiendo: La fuerza P aplicada en A, puede trasladarse paralela a si misma hasta un punto elegido
B si se agrega una cupla M = P.a, momento de la fuerza en su primera posición, con res-
pecto a su nuevo punto de aplicación.
Estática Pag. 52
3.3 Caso General de fuerzas paralelas en el plano.
Consideremos ahora el caso general de varias fuerzas paralelas que actúan en un plano, como se
representa en la Fig. 3.12.
Podemos encontrar la resultante R1, de las fuerzas F1, F2, F3,... que actúan en un mismo sentido,
y la resultante R2 de las fuerzas F4, F5,... que actúan en sentido opuesto.
El sistema queda reducido a dos fuerzas paralelas R1 y R2 que tienen sentidos opuestos.
La línea de acción de esta fuerza resultante se define por la condición que su momento con res-
pecto a un punto cualquiera del plano es igual a la suma algebraica de los momentos de cada una de las
fuerzas individuales con respecto a este punto.
Si la suma algebraica de las fuerzas es nula, la posibilidad de una fuerza resultante desaparece;
quedan dos casos posibles:
Para diferenciar estos dos casos, se debe calcular la suma algebraica de los momentos de las
fuerzas con respecto a un centro O cualquiera del plano. Si dicha suma es diferente de cero, el sistema
se reduce a una cupla resultante; el momento de dicha cupla es el que se acaba de calcular.
Si dicha suma se anula, la posibilidad de una cupla desaparece también, el sistema esta en equi-
librio.
Estática Pag. 53
Los criterios analíticos, para n fuerzas paralelas en el plano F1, F2, ... Fn, se elaboran entonces de
la manera siguiente: Se elige un centro de momento O en el plano de las fuerzas, llamando di el brazo
de la fuerza Fi y d el brazo de la resultante.
n
R = ∑F i
1
(a)
n
∑F d i i
d = 1
n
∑F 1
i
∑F i = 0
1
(b)
n
M = ∑F d i i ≠ 0
1
∑F i = 0
1
(c)
n
∑F d i i = 0
1
Si elegimos, como es frecuente, un sistema de
ejes ortogonales x y, con el eje y paralelo a la
dirección de las fuerzas dadas, (Fig. 3.13), y si
elegimos el origen como centro de momento, los tres
casos precedentes se presentan analíticamente como
sigue:
∑Y i xi
x = 1
n
∑Y 1
i
Estática Pag. 54
en la primera ecuación las Y se consideran por ejemplo positivas en la dirección positiva del eje y
negativas al revés. En la segunda, con la misma convención sobre las Y, y con las x positivas como el
eje x, los productos Yixi son positivos cuando el momento con respecto a O tiene el sentido contrario a
las agujas del reloj. Ello no tiene mayor importancia; es una convención que depende además de la
convención arbitraria del sentido positivo de los ejes.
∑Y i = 0
1
n
M = ∑Y i xi
1
- Tenemos equilibrio:
n
∑Y i = 0
1
∑Y i xi = 0
1
Estas últimas dos ecuaciones son las ecuaciones de equilibrio de un sistema de fuerzas paralelas
del plano. Si la primera de estas se satisface, la posibilidad de una fuerza resultante desaparece. Si la
segunda se satisface, la posibilidad de una cupla resultante desaparece también. El sistema esta
entonces en equilibrio si se cumplen ambas ecuaciones.
Estas mismas condiciones de equilibrio pueden también expresarse con dos condiciones de mo-
mento.
De hecho, si la condición de anulación del momento se cumple, la única resultante posible sería
una resultante que pasa por el punto O.
Si la suma algebraica de los momentos se anula con respecto a un segundo punto O1, tal que
OO1 no esta paralelo a la dirección de las fuerzas, la posibilidad de una resultante desaparece también
y el sistema esta en equilibrio.
∑Y i xi = 0
1
∑Y i x'i = 0
1
donde las x’i son los brazos con respecto a O1.
Existe siempre un único punto del cuerpo a través del cual Fig. 3. 15
pasa la resultante de un sistema dado de fuerzas paralelas aplicadas
en un sistema dado de puntos de un sólido rígido, cualquiera sea la dirección que tienen las fuerzas y
se denomina CENTRO DE FUERZAS PARALELAS, para el sistema dado de fuerzas y sus
respectivos puntos de aplicación.
Para determinar el centro C de las fuerzas paralelas determinadas F1, F2, ... Fn, aplicadas en
dichos puntos, suponemos primero que dichas fuerzas actúan paralelamente al eje de las y. Podemos
utilizar las ecuaciones (d), que dan el brazo de la resultante:
n
∑ F .x i i
xc = 1
n
∑F 1
i
Si, ahora, giramos todas las fuerzas en el plano de la figura, hasta que actúen en la dirección del eje x,
tendremos de igual manera:
Estática Pag. 56
n
∑ F .y i i
yc = 1
n
∑F 1
i
Como el centro de un sistema dado de fuerzas paralelas, aplicadas en un sistema dado de puntos,
es independiente de la dirección en la cual
actúan las fuerzas, concluimos que las dos
ecuaciones anteriores, definen las coordenadas
de dicho punto. (En las Σ anteriores, tener en
cuenta el signo de las Fi)
Fig. 3. 16 En conclusión:
El centro de un sistema dado de fuerzas paralelas, actuando en un sistema dado de puntos con-
tenidos en un plano, depende únicamente de las posiciones de los puntos y de las magnitudes relativas
de las fuerzas.
El centro de gravedad (C.G.) de un cuerpo, es aquel punto donde está aplicada la resultante de
las fuerzas distribuidas de gravedad, independientemente de la orientación del cuerpo en el espacio.
Como estas fuerzas siempre actúan verticalmente hacia abajo, es evidente que cualquier rotación
del cuerpo de un ángulo α, es equivalente a una rotación del mismo ángulo α, de todas las fuerzas de
gravedad alrededor de sus respectivos puntos de aplicación.
Todos los cuerpos son tridimensionales, entonces, las fuerzas de gravedad que actúan en las dis-
tintas partículas, representan un sistema de fuerzas paralelas en el espacio.
Sin embargo, hay casos que podemos ignorar una o dos dimensiones, asumiendo que las partícu-
Estática Pag. 57
las que conforman el sólido, están confinadas en un plano o en una línea plana. Limitaremos la
discusión actual a estos casos particulares.
Consideremos primero
una placa homogénea de
espesor uniforme. Fig. 3.17a.
La imaginamos subdivi-
dida en pequeños elementos
prismáticos y consideramos
que la placa está colocada
verticalmente. Las fuerzas de
gravedad de estos elementos
Fig. 3. 17 representan un sistema de
fuerzas verticales paralelas,
actuando en el plano medio de la placa.
El CENTRO de estas fuerzas paralelas de gravedad, estará en este mismo plano y es el C.G. de
la placa.
En el caso de un alambre homogéneo de sección transversal uniforme y cuyo eje esté contenido
en un plano, procedemos de igual manera; lo dividimos en pequeños elementos y suponemos que el
plano del eje es vertical. (Fig. 3.17b) Las fuerzas de gravedad que actúan en los distintos elementos
representan un sistema de fuerzas paralelas actuando en un plano. El centro de este sistema, estará en
dicho plano y es el C.G. del alambre.
La importancia de esta observación reside en la nota que termina el parágrafo anterior donde se
indica que el centro de fuerzas paralelas no se mueve si las fuerzas se multiplican por un mismo factor.
donde
γ = peso específico del material [ Kg/cm3 ]
t = espesor de la placa [ cm ]
xc =
∑ ∆F .x
i i
=
∑ (γ .t )∆A .xi i
=
∑ ∆A .x
i i
∑ ∆F i ∑ (γ .t ).∆A i ∑ ∆A i
(e)
yc =
∑ ∆F . y
i i
=
∑ (γ .t )∆A . y
i i
=
∑ ∆A . y
i i
∑ ∆F i ∑ (γ .t ).∆A i ∑ ∆A i
Fig. 3. 18
Por lo tanto, para determinar el centro de gravedad de una placa homogénea de espesor unifor-
me, basta dividir la superficie de su plano medio en pequeños elementos ∆Ai y suponer que fuerzas
paralelas proporcionales a dichos ∆Ai están aplicadas en el centro de dichos elementos. Las ecuaciones
anteriores definen el C.G. de la placa independientemente de su espesor y de su material. (Fig. 3.18a)
Esta discusión nos lleva a la noción de centro de gravedad del área de una figura plana. Al
lado de la identidad que existe con el centro de gravedad de la placa correspondiente, esta noción
tiene significación en sí misma en algunos problemas de mecánica. Dado que las figuras planas no
tienen propiedades gravitatorias, la denominación “centro de gravedad” no es adecuada. La
utilizaremos no obstante. (Centro geométrico sería probablemente más adecuado.)
El método empleado es aproximado, ya que los elementos de área ∆Ai son finitos; sin embargo,
a medida que disminuye el tamaño de los mismos, la aproximación será mejor. En el límite cuando
∆Ai se vuelve infinitesimal en tamaño dA (e infinito en cantidad), las expresiones anteriores se
vuelven exactas, transformándose las sumatorias en integrales:
xc = =
∫ x.dA yc = =
∫ y.dA
∫ dA ∫ dA
Estas ecuaciones implican el conocimiento analítico de la forma de la figura.
Estática Pag. 59
b) Alambre homogéneo de sección transversal uniforme "a" contenido en un plano.
xc =
∑ ∆F .x
i i
=
∑ (γ .a)∆L .xi i
=
∑ ∆L .x
i i
∑ ∆F i ∑ (γ .a).∆L i ∑ ∆L i
(f)
yc =
∑ ∆F . y
i i
=
∑ (γ .a)∆L . y
i i
=
∑ ∆L . y
i i
∑ ∆F i ∑ (γ .a).∆L i ∑ ∆L i
Definen el C.G. del alambre, dependen solamente de la forma del mismo.(Fig. 3.18b)
∫ x.dL ∫ y.dL
xc = yc = (g)
∫ dL ∫ dL
- Se dice que una línea L es simétrica respecto a un eje BB', si satisface las mismas condiciones.
Fig. 3. 19
Estática Pag. 60
- Cuando un área A o una línea L posee un eje de simetría BB', el C.G. debe estar situado sobre dicho
eje.
Si se elige al eje "y" como eje de simetría, la coordenada xc del C.G. es cero, ya que los produc-
tos x.dA ó x.dL, se anulan por simetría.
- Si un área o línea posee dos ejes de simetría, el C.G. está situado en la intersección de ambos ejes.
(En este caso los ejes son perpendiculares entre sí, caso contrario existe por lo menos un tercer eje de
simetría. Fig. 19b))
Esta propiedad nos permite determinar directamente el C.G. de áreas o líneas que tienen for-
mas simétricas: Fig. 3.19(b), (c) y (d). círculo, rectángulo, elipse, polígono regular...
- Cuando un área A o línea L posee un centro de simetría O, el punto O debe ser el C.G.
NOTAS:
a)Figuras con centro de simetría, no poseen habitualmente un eje de simetría. (Fig. 3.20)
b)Figuras con dos ejes de simetría, no poseen necesariamente un centro de simetría: Fig.19b.
c)Sin embargo, figuras con dos ejes de simetría ortogonales, tienen un centro de simetría que es la
intersección de ambos: Fig. 19c y 19d
La posición del C.G. de las figuras y curvas planas más comunes como ser triángulos, sectores
circulares o elípticos, curvas parabólicas, etc., se encuentra dado en tablas, como las mostradas en la
Tabla siguiente.
Estática Pag. 61
El problema más común es ubicar el C.G.
de áreas y curvas compuestas, que son aquellas
que se pueden dividir en partes o componentes de
forma geométrica conocida para las cuales el C.G.
es conocido. (Fig. 3.22).
S1 x1 + S 2 x2
Caso a: xc =
S1 + S 2
S1 y1 + S 2 y 2
yc =
S1 + S 2
Fig. 3. 23
L1 x1 + L2 x 2 + L3 x3
xc =
L1 + L2 + L3
L1 y1 + L2 y 2 + L3 y3
yc =
L1 + L2 + L3
Fig. 3. 24
Estática Pag. 62
Area o
Forma Figuras x y
Longitud
h bh
Area triangular
3 2
4r 4r π r2
Cuadrante de área circular
3π 3π 4
4r π r2
Area semicircular 0
3π 2
4a 4b π ab
Cuadrante de área elíptica
3π 3π 4
4b π ab
Area semielíptíca 0
3π 2
Area 3a 3h 2ah
semiparabólica 8 5 3
3h 4ah
Area parabólica 0
5 3
3a 3h ah
Acartelamiento parabólico
4 10 3
n +1 n +1 ah
Acartelamiento general a h
n+2 4n + 2 n +1
2r sen α
Sector circular 0 α r2
3α
2r 2r πr
Cuarto de arco circular
π π 2
2r
Arco semicircular 0 πr
π
r sen α
Arco de círculo 0 2α r
α
Estática Pag. 63
Ejemplos.
Solución:
∫ y dL
Yc= (1)
∫ dL
2
dy 2 2
Fig. 3. 25 Sabemos que dL = (dx ) + (dy ) = 1 + dx (2)
dx
dy
Para encontrar debemos conocer y = f(x)
dx
dy x
Diferenciando (3): 2.x.dx + 2. y.dy = 0 ⇒ =−
dx y
2
x 2
y + x2 r
2
r
Reemplazando en (2) dL = 1 + dx = 2
dx = 2
dx = dx
y y y y
Reemplazando dL en (1)
r r
r
∫
0
y.
y
dx r ∫ dx
0 2 r2 2 r
Yc= = = =
r
2πr πr π
∫
0
dL
4
Xc = Yc por simetría.
(Corresponde al resultado de la Tabla anterior.)
∫ xel dA
X c= dA = y dx
∫ dA
∫ y el dA y
Yc= x el = x ; y el =
∫ dA 2
3
X c = 0a = a = a0 = 43 = a
b 2 a 4
∫0 y.dx ∫0 a 2 x dx ∫0 x dx 3
2
a a 2
y 1 b 4 2 5
∫
0
2
.ydx
2 ∫0 a4 x dx 2ba4 a5 3
Yc= a
= = = b
b a3 ba 10
∫ y.dx
0
2
a 3
.
3
(Resultados que también corresponden a los de la tabla anterior.)
3) Determine el C.G. del área del sector circular OBD de radio "r" y ángulo "α". (Fig. 3.27)
∫ xel .dA 2r
X c= xel = cos θ
∫ dA 3
2
Yc=0 Por simetría dA = r dθ
2
Fig. 3. 27
α α
2 2 3 2
2r
cos θ . r dθ 2. r cos θ .dθ α
2 ∫
0
3 2 3 ∫
o r
sen
2
X c= = =2
α
2
α
2
3 α
2 2
r dθ 2r dθ
2 ∫
0
2 2 ∫
0
2
El factor 2, en denominador y numerador proviene de que integramos sobre la mitad del sector
(de 0 a α/2).
4 r α
X c= sen
3α 2
Para un semicírculo α = π
4 r
X c=
3π
Estática Pag. 65
3.6 Teoremas de Pappus o de Guldin1.
Una superficie de revolución es una superficie que puede engendrarse por la rotación de una
curva plana alrededor de un eje fijo no intersectante en su plano. Por ejemplo, Fig. 3.28:
Superficie esférica: rotación de una semi circunferencia ABC alrededor del diámetro AC
" tórica : " " " circunferencia alrededor de un eje que no la corte
Fig. 3. 28
Se puede obtener un cuerpo (o volumen) de revolución haciendo girar un área plana alrededor de un
eje fijo no intersectante en su plano. Por ejemplo:
Fig. 3. 29
66
1
Regla indicada por Pappus, matemático de Alejandría, fin del siglo IV D.C. y reencontrada por
GULDIN al principio del Siglo XIV.
Estática Pag. 66
TEOREMA I. El área de la superficie engendrada por la rotación de una curva plana cualquiera que
gira alrededor de un eje situado en su plano, y que no la corta, es igual al producto de la
longitud L de la curva generatriz por la distancia recorrida por el C.G.
TEOREMA II. El volumen del sólido engendrado por la rotación de una superficie plana cualquiera
que gira alrededor de un eje situado en su plano, y que no la corta, es igual al producto
del área S de la superficie generatriz por la distancia recorrida por el centro de grave-
dad.
Demostración del primero: Sea AB, una curva plana cualquiera, de longitud L, que se encuentra en el
plano xy y que no corta el eje x. Fig. 3.30. Dividimos esta curva en partes infinitesimales dL.
Llamamos y la ordenada del medio de un elemento dL, y sea yc la ordenada del centro de gravedad C
de la curva entera. Imaginamos ahora que el plano de la curva gira alrededor del eje x un ángulo
infinitesimal dα medido en radianes. Es evidente que la distancia recorrida por el medio del elemento
dL es (dα.y), y el área de la superficie elemental rectangular curva (pero casi plana) engendrada por
este elemento es dL.dα.y. El área engendrada por la curva entera AB es entonces la integral de dicha
expresión para el ángulo α y para la longitud AB de la curva:
d 2 S = y.dL.dα
α
dS = ∫ y.dL.dα = α . ydL
0
B
S =α ∫ y dL = α . y c . L
A
Fig. 3. 30
Debe observarse que la curva
generatriz no debe cortar al eje
alrededor del cual gira; si lo hiciera, las
dos secciones a cada lado del eje engendrarían áreas de signos opuestos y no puede aplicarse el
teorema.
Demostración del segundo: Dividimos el área total A de la figura plana, Fig. 3.31, en superficies
infinitesimales dA. Llamamos y la ordenada del medio de un elemento dA y yc la ordenada del
Estática Pag. 67
centro de gravedad de la superficie. Si la superficie plana realiza una rotación alrededor del eje x un
ángulo dα medido en radianes, es evidente que la distancia recorrida por el medio del elemento dA es
dα.y, y el volumen del prisma elemental (casi recto) engendrado por el elemento dA durante la
rotación será (dA.dα.y). El volumen engendrado por la superficie entera A es entonces la integral de
dicha expresión para el ángulo α y para el área A de la curva:
d 2 V = y.dA.dα
α
dV = ∫ y.dA.dα = α . y.dA
0
V =α ∫ y dA = α . y c . A
A
En los puntos anteriores, hemos estudiado el equilibrio de cuerpos bajo la acción de fuerzas con-
centradas. Sabemos que no existen dichas fuerzas ya que necesariamente las fuerzas deben distribuirse
sobre una superficie, por pequeña que sea o dentro
de un volumen. Es cómoda la simplificación que
consiste en concentrar una fuerza en un punto. A
veces sin embargo esta simplificación no es
permitida y tenemos que trabajar con fuerzas
distribuidas tales como la presión del agua sobre la
pared de un dique.
Esta carga, en conjunto con el peso de la viga, representa una distribución uniforme de la fuerza
de gravedad que puede ser representada por el diagrama de carga rectangular AabB de la Fig. 3.34(b).
Consideremos ahora un caso cualquiera de carga distribuida en un plano, como se representa por
el diagrama de carga de la Fig. 3.36
dQ = q dx
Sumando todos estos elementos de fuerza y los correspondientes elementos de área del diagrama
de carga, concluimos que la fuerza resultante Q es representada gráficamente por el área AabB del
diagrama de carga.
B B
Q. X c = ∫
A
x.dQ = ∫ q.x.dx
A
B B
∫ A
q.x.dx ∫ q.x.dx
A
de donde X c= = B
Q
∫ q.dx
A
Por lo tanto, podemos concluir diciendo que la fuerza resultante actúa a través del centro de gra-
vedad del área del diagrama de carga.
Resumiendo: el diagrama de carga determina tanto la magnitud como la línea de acción de la fuerza
resultante.
Si la distribución de fuerzas en el plano es tal que la curva envolvente del diagrama de carga es
discontinua, cada porción del diagrama puede ser tratada por separado y las resultantes Q1 y Q2
Estática Pag. 70
trabajadas como fuerzas individuales.
Fig. 3. 37
Estática Pag. 71
4.- CASO GENERAL DE FUERZAS EN EL PLANO.
Si varias fuerzas aplicadas a un mismo cuerpo se encuentran todas situadas en un mismo plano
pero no son ni todas paralelas ni todas concurrentes, nos enfrentamos al caso general de fuerzas en el
plano.
Cuando queremos componer varias fuerzas del plano cuyas líneas de acción no se cortan en un
punto, podemos proceder por aplicaciones sucesivas del principio del paralelogramo de fuerzas. No
obstante, no alcanza ahora si realizamos construcciones en el plano de fuerzas, debemos realizar trazos
en el plano de situación como lo vamos a ver.
Consideremos por ejemplo el sistema de cuatro fuerzas coplanares F1... F4 aplicadas en los puntos
A. . . D de un cuerpo, Fig. 4.1
Cuando varias fuerzas coplanares actúan sobre un cuerpo, su resultante tiene la misma magnitud y
dirección que si todas tuvieran el mismo punto de aplicación. El hecho que no fueran concurrentes
influye únicamente sobre la posición de la línea de acción de la resultante que debe buscarse realizando
un trazado correspondiente en el plano de situación.
Claro esta también que el orden en el cual incorporamos las fuerzas F1, ... F4 en el trazado influye
sobre la forma de las figuras pero de ninguna manera sobre el resultado final.
Estática Pag. 72
Podemos constatar directamente que en el caso general de n fuerzas coplanares F1, ... Fn, el traza-
do precedente puede conducir a tres casos distintos:
1) El sistema de las n fuerzas se reduce a una fuerza resultante. Es el caso de la Fig. 4.1.
2) El sistema de n fuerzas se reduce a una cupla resultante. En ese caso, la resultante de las n-1
primeras fuerzas es igual, paralela y de sentido contrario a la nma fuerza; su composición ya no
es posible.
3) El sistema de n fuerzas esta en equilibrio. La resultante de las n-1 primeras fuerzas es igual y
directamente opuesta a la nma.
Para distinguir gráficamente los tres casos, se considera primero el polígono de fuerzas.
Si este polígono de fuerza es abierto (origen y extremo que no coinciden), el sistema se reduce a
una resultante que se encuentra como lo hemos visto. (Valor, dirección y sentido en el polígono de
fuerzas, línea de acción como último lado del polígono de presiones.)
Siempre queda la posibilidad de dividir las fuerzas en dos grupos arbitrarios con resultante R1 y
R2 cada cual. Si el polígono de fuerza esta cerrado, estas son iguales y opuestas. Si son paralelas,
forman una cupla resultante, si son colineales, proporcionan el equilibrio.
El procedimiento gráfico que hemos visto para composición de fuerzas coplanares será completa-
do y perfeccionado en el capítulo sobre polígono funicular. Vamos a ver ahora la composición
analíticamente.
La traducción analítica del método gráfico que acabamos de ver proporciona ecuaciones parecidas
a las que vimos para fuerzas concurrentes y muy adecuadas para resolver estos problemas.
Acabamos de ver que la magnitud y dirección de la resultante (cuando existe) en el caso general
de n fuerzas del plano, se obtienen de la misma manera que para fuerzas concurrentes del plano.
Por lo tanto, si llamamos X1, X2, ...Xn y Y1, Y2, ...Yn las proyecciones respectivas sobre los ejes x
e y de las fuerzas dadas F1, F2, ...Fn, y si llamamos X e Y las proyecciones correspondientes de su
resultante R, podemos escribir de nuevo como para las fuerzas concurrentes:
n
X = ∑ Xi
1
(a)
n
Y = ∑ Yi
1
Estática Pag. 73
Estas ecuaciones (a) traducen simplemente la situación presentada por el polígono de fuerzas.
La magnitud y dirección (cosenos angulares) de la resultante pueden entonces obtenerse por las
ecuaciones siguientes como antes:
R= X2 +Y2
X
cos α =
X 2 +Y 2
(b)
Y
cos β =
X 2 +Y2
La posición de la línea de acción introduce aquí una incógnita suplementaria que puede obtenerse
con una ecuación de momento ya que el momento de la resultante con respecto a un punto es igual a la
suma de los momentos de las fuerzas Fi con respecto al mismo punto. Este teorema presentado con el
nombre de Varignon en el caso de fuerzas concurrentes y después paralelas, se generaliza directamente
para el caso de las fuerzas cualesquiera del plano. Este caso se trata por aplicaciones sucesivas del
principio del paralelogramo de fuerzas y basta con aplicar a cada etapa el teorema de Varignon en el
caso de dos fuerzas, conservando el mismo centro de momentos.
Llamando entonces (Mo)1, (Mo)2, (Mo)n los momentos de las fuerzas dadas respecto al origen O
y Mo el de la resultante R, podemos escribir:
n
R.d o = M o = (M o )1 + (M o ) 2 + ...(M o ) n = ∑ (M o ) i (c)
1
n
como (M o ) i = (x.Y - y.X) i ∴ Mo = ∑ (x.Y - y.X)
1
i
Mo
do= (d)
R
Cuando las sumas de las proyecciones dadas por las ecuaciones (a) son ambas nulas, no existen
evidentemente ninguna fuerza resultante y el sistema se reduce a una cupla o esta equilibrado. Dicha
situación traduce evidentemente el caso del polígono de fuerzas cerrado.
Para distinguir entonces analíticamente entre los dos casos posibles se considera la ecuación (c).
Si la suma de momentos es diferente de cero, el sistema se reduce a una cupla cuyo momento es igual a
Mo.
Estática Pag. 74
Si la suma de momentos es nula, el sistema esta en equilibrio.
Resulta de ello que las condiciones analíticas de reducción de un sistema plano a una cupla son:
n n n
∑X
1
i =0 ∑Y 1
i =0 ∑ (M
1
) = Mo
o i (e)
∑ X =0
1
i
∑Y =0
1
i (f)
n
∑(M ) =0
1
o i
Dichas ecuaciones (f) que son las ecuaciones de equilibrio en el caso general de fuerzas cuales-
quiera en el plano, son, por ese mismo hecho, aplicables para los dos casos particulares anteriores, o sea
el caso de fuerzas concurrentes en el plano y el de fuerzas paralelas.
En el caso de fuerzas concurrentes, la tercera de las ecuaciones (f) es una identidad si las dos pri-
meras se cumplen. Reencontramos así las dos ecuaciones del parágrafo 2.6.
En el caso de fuerzas paralelas, si tomamos por ejemplo el eje y paralelo a sus líneas de acción, no
existe ninguna proyección sobre el eje de las x, y la primera de las ecuaciones (f) es una identidad.
Tenemos así un sistema de dos ecuaciones que son las del parágrafo 3.3.
Algunas veces es ventajoso reemplazar las ecuaciones (f) por ecuaciones de momentos como lo
hicimos en los casos particulares anteriores.
En el caso general de fuerzas en el plano, se puede probar que si la suma de los momentos de to-
das las fuerzas respecto a tres centros de momentos A, B, C situados en el plano y no colineal son las
tres nulas, el sistema de fuerzas esta en equilibrio.
En hecho, si la suma algebraica de los momentos de todas las fuerzas con respecto al punto A es
nula, el sistema no puede evidentemente reducirse a una cupla; puede solamente reducirse a una
resultante pasante por el punto A o al equilibrio.
Si las sumas de los momentos con respecto a A y a otro punto B son ambas nulas, la fuerza resul-
tante – si existe – debe pasar por A y por B.
En fin si la suma de los momentos es también nula con respecto a C, la resultante debería pasar
por A, B y C lo que es imposible ya que los tres puntos no están colineales. Tenemos equilibrio.
Estática Pag. 75
n
∑(M ) =0
1
Ai
∑(M ) =0
1
Bi (g)
n
∑(M ) =0
1
C i
Según lo que hemos visto, las ecuaciones de equilibrio de un sistema de fuerzas cualesquiera en el
plano son:
n n n
∑ X =0
1
i ∑Y =0
1
i ∑(M ) =0
1
o i (f)
Estas tres ecuaciones permiten determinar tres incógnitas. Son dos de proyección sobre ejes orto-
gonales y una de momento respecto a un punto cualquiera del plano.
Si el sistema esta en equilibrio, la resultante es nula y, cualquiera sea el eje adoptado, la suma
algebraica de las proyecciones debe ser nula. Se podrá entonces elegir libremente una recta cualquiera
del plano como eje de proyección. Una elección juiciosa de ejes, no necesariamente ortogonales, puede
así contribuir a simplificar el trabajo proporcionando ecuaciones que no contengan todas las incógnitas.
El centro de momento también debe elegirse juiciosamente por la misma razón. El artificio más
usual consiste en colocarlo sobre la línea de acción de una incógnita para que la misma no aparezca en
la ecuación; o mejor aún en la intersección de las líneas de acción de dos incógnitas para obtener así una
ecuación con una sola incógnita que se explícita directamente.
El interés de dicho procedimiento es tal que se lo generaliza a menudo; ello conduce reemplazar
las ecuaciones (f) por las (g):
n n n
∑(MA)i =0
1
∑(MB)i =0
1
∑(M ) =0
1
Ci (g)
Claro debe ser que si se utilizaron las (f), las (g) no nos enseñaran nada nuevo. No tratemos de
sacar cuatro incógnitas allá donde solamente existen tres.
En todos los casos particulares – fuerzas concurrentes o paralelas – como una de las ecuaciones
degenera, solamente se puede encontrar dos incógnitas.
En toda la Mecánica, en su sentido más amplio, las ecuaciones de equilibrio juegan un papel pre-
ponderante y es importante reconocerlo.
En Estática, ellas constituyen de por sí sola la clave de la solución. Las estructuras que así pueden
Estática Pag. 76
solucionarse, se llaman “Isostáticas”. Si el problema es “Hiperestático”, ellas no bastan para solucionar
el problema, no obstante siguen en la base de la solución.
Los ejercicios prácticos son para ello fundamentales. La práctica reclama soluciones cifradas y
controladas por el sentido común. Ello esta en la base de la formación del juicio sano. No se debe
tampoco ligar estrechamente las ecuaciones de equilibrio al clásico sistema de ejes x e y con direcciones
positivas. Las ecuaciones pueden escribirse de manera muy independiente y poseen una adecuación muy
grande a los problemas a resolver.
Notamos primero que si realizamos una ecuación de proyección de todas las fuerzas sobre un eje
cualquiera, el segundo miembro de tal ecuación es siempre nulo lo que implica que el sentido positivo
eventual del eje no tiene importancia. Por otro lado como sabemos que la suma de las proyecciones vale
la proyección de la resultante, cuando dicha suma es cero, ello implica que la resultante o es perpendicu-
lar al eje, o es nula, o que el sistema de fuerzas se reduce a una cupla que no tiene proyección.
En cuanto al resultado de una ecuación de equilibrio momento de todas las fuerzas respecto de un
punto cualquiera, como el segundo miembro de la ecuación también es nulo, no importa el sentido
positivo adoptado para escribir la ecuación. Por otro lado, si dicha suma da cero, es que la resultante
pasa por el punto donde se tomó el momento, o que la resultante es nula. La existencia de una cupla se
descarta en ese caso ya que el momento de dicha cupla, si existiera, no depende del punto respecto al
cual se toma.
Analíticamente expresamos las tres condiciones de la siguiente manera, en el caso de dos pro-
yecciones y un momento:
R ⊥ al eje X
1) si ΣXi = 0 óR=0
puede haber cupla R=0
puede haber cupla
R ⊥ al eje Y (si los ejes x e y
2) si ΣYi = 0 óR=0 no son paralelos)
puede haber cupla
R=0
R pasa por o Cupla = 0
3) si ΣMoi = 0 óR=0 EQUILIBRIO
cupla nula
Esta manera de interpretar las ecuaciones de equilibrio es fundamental y es una de las base de la
Estática.
Estática Pag. 77
R ⊥ al eje X
1) si ΣXi = 0 óR=0
puede haber cupla R ⊥ X por A
óR=0
R pasa por A Cupla nula
2) si ΣMAi = 0 óR=0
cupla nula
R=0
R pasa por B Cupla = 0
3) si ΣMBi = 0 óR=0 EQUILIBRIO
cupla nula (si AB no ⊥ X)
R pasa por A
1) si ΣMAi = 0 óR=0
cupla nula R por AB
R=0
R pasa por B Cupla nula
2) si ΣMBi = 0 óR=0
cupla nula
R=0
R pasa por C Cupla = 0
3) si ΣMCi = 0 óR=0 EQUILIBRIO
cupla nula (si ABC no
colineales)
Notamos que en todos los casos existen condiciones, algunas veces tan elementales que uno se
olvida de comentarlas, como en el primer caso de no tomar los ejes X e Y paralelos; es evidente, pero
lo importante es destacar que no necesitan ser perpendiculares, si bien a menudo se usan así.
Antes de abordar este tema, parece útil precisar las ideas con relación a las condiciones de apo-
yo de los cuerpos. Ya hemos encontrado varios casos sin problemas. Es aconsejable no obstante
aclarar los diferentes vínculos de las estructuras con la fundación o entre ellos.
En los ejemplos y ejercicios vistos anteriormente, encontramos varias veces el caso de cuerpos
indeformables soportados por barras articuladas en ambos extremos (bielas) o dispositivos equivalen-
tes.
Estática Pag. 78
Solo consideramos evidentemente cuerpos sometidos a fuerzas situadas todas en un mismo
plano; cuerpos simétricos con respecto a ese plano de manera que la figura determinada por su
intersección con el plano no tenga ninguna tendencia a salir de él. Cuando hablaremos de un punto
del cuerpo, siempre será un punto de esa figura plana. También podemos considerar que se trata de
un cuerpo plano llamado disco.
Nos proponemos aquí analizar de manera más detallada los diferentes tipos de apoyos utilizados
en la práctica. Refiriéndonos a la Fig. 4.2a nos damos cuenta fácilmente que si el cuerpo esta ligado a
la fundación por la sola articulación A, puede aún girar alrededor de dicho punto. Durante dicha
rotación otro punto tal como B gira alrededor de A y, para una pequeña rotación, se desplaza sobre
una perpendicular a AB. En consecuencia, si se coloca en el punto B un apoyo a rodillo que solo
permite al punto B desplazarse paralelamente al plano de apoyo de los rodillos, no compatible con el
desplazamiento permitido por la articulación A, se elimina cualquier posibilidad de desplazamiento
del cuerpo en el plano. El cuerpo esta completamente vinculado. La vinculación completa de un
cuerpo a la fundación puede entonces realizarse por medio de una articulación y de un apoyo a rodillo
llamado apoyo simple; para que esta atadura sea correcta necesitamos que el plano de los rodillos en
B no pase por el centro A de la articulación. Evidentemente la articulación representada en A sobre la
Fig. 4.2a, puede reemplazarse idénticamente por dos barras articuladas como indicado Fig. 4.2b, en
AD y AE. Estas dos barras juegan el mismo papel que la articulación. Por su lado el apoyo a rodillo
en B puede reemplazarse por la barra articulada BF que, como él, se opone al desplazamiento según
su eje y deja libre el desplazamiento perpendicular. Llegamos así a vincular completamente el cuerpo
en el plano mediante tres barras articuladas, la condición de vinculación correcta siendo que las tres
barras no sean ni concurrentes, ni paralelas. Así es que la disposición representada Fig. 4.2c es aún
Fig. 4. 2
correcta; las dos barras en A y B si estuvieran solas, permitieran aún una leve rotación alrededor del
punto de concurrencia de sus ejes; en dicha rotación en efecto, los puntos A y B tienen desplazamien-
tos perpendiculares a los ejes de las barras y estas no pueden impedirlos. Si el eje de la tercera barra
CF no pasa por O, es esta barra que se va oponer a la rotación mencionada y que completará la
Estática Pag. 79
vinculación del cuerpo. En el caso particular en el cual el cuerpo esta soportado por tres barras
paralelas, Fig. 4.2d, evidentemente este puede desplazarse lateralmente (perpendicularmente a las
barras) y la vinculación no es correcta. De la misma manera, el cuerpo de la Fig. 4.2e, atado por tres
barras cuyos ejes se cortan en el mismo punto O es libre de girar un poco alrededor de este punto O y
no esta completamente fijado.
La conclusión general de las consideraciones precedentes, es que, para fijar completamente un
disco rígido en el plano, son necesarias y suficientes tres barras articuladas cuyos ejes no sean ni
concurrentes ni paralelos.
Cualquier barra agregada además de estas tres estrictamente necesarias para realizar la vincula-
ción completa es llamada sobreabundante; en el caso de la Fig. 4.2f por ejemplo el cuerpo es sin duda
bien fijado en el plano pero podríamos sacar cualquiera de estas barras sin comprometer su estabili-
dad. En el caso de la Fig. 4.2g una cualquiera de las barras paralelas puede considerarse como sobre
abundante; pero es evidente que la barra horizontal es necesaria ya que sin ella el cuerpo podría
desplazarse horizontalmente.
Si el sistema de apoyo comporta una o varias barras sobreabundantes, Fig. 4.2f o g, las tres
ecuaciones de la estática son insuficientes para determinar las incógnitas y el sistema se llama
estáticamente indeterminado o hiperestático. En este caso, la manera como las cargas se reparten
entre las barras de apoyo depende de las propiedades elásticas de las barras y del cuerpo y las
reacciones solo pueden determinarse considerando dichas propiedades.
Los casos particulares tales como los de las Fig. 4.2 d o e, son también casos hiperestáticos aún
si solo tienen tres barras. Se trata de hecho de disposiciones anormales, el equilibrio siendo imposible
para las posiciones que ocupan las barras, se establecerá durante la carga una nueva posición, por
deformación (alargamiento o acortamiento) de las barras, para la cual el equilibrio debe ser posible,
los ejes de las barras no siendo ya concurrentes. En este caso la configuración de equilibrio final del
sistema de fuerzas con las reacciones desarrolladas en las barras de apoyo, depende de las propieda-
des elásticas del sistema y tenemos aún un sistema hiperestático.
El análisis de los vínculos estáticos de los cuerpos planos hecho en el parágrafo precedente nos
permite clasificar fácilmente los apoyos esenciales que se utilizan en la práctica para atar las
estructuras tales como vigas, puentes, enrejados etc... a su fundación. Fundamentalmente se dividen
en tres grupos.
Estática Pag. 80
1.- Apoyo simple o apoyo a rodillo:
También llamado apoyo de primera especie o de dilatación. La Fig. 4.3a representa este tipo de
apoyo. Tal vínculo permite el desplazamiento del punto de apoyo según el plano de los rodillos pero
se opone a cualquier desplazamiento perpendicularmente a dicho plano1. El apoyo simple se
representa muy a menudo convencionalmente como indicado Fig. 4.3b y c. La Fig. 4.3d representa el
vínculo con una barra articulada (biela) que equivale a un apoyo simple ya que solo permite el
desplazamiento del punto de apoyo según la perpendicular a la barra. La barra articulada constituye
así en realidad un apoyo simple y sirve a menudo para representarlo en los esquemas. En las Fig. 4.3
el desplazamiento permitido es horizontal; claro esta que podemos imaginar apoyos simple permi-
tiendo el desplazamiento según cualquier dirección. La razón de ser fundamental de este tipo de
apoyo es de permitir la libre dilatación de las estructuras.
La reacción de la
fundación sobre la
estructura tiene siempre en
ese tipo de apoyo, una
línea de acción conocida;
se trata de la perpendicular
Fig. 4. 3
al plano de los rodillos o al
eje de la barra articulada. Solamente la magnitud de la reacción es desconocida y del punto de vista
de la Estática, el apoyo simple introduce entonces una sola
incógnita.
2.- Articulación:
3.- Empotramiento:
1
Cada vez sea necesario, el apoyo simple deberá realizarse de manera bilateral, es decir debe ser capaz de impedir el
desplazamiento tanto hacia arriba como hacia abajo. Las Fig. 4.3, salvo el caso d, son de este punto de vista convenciona-
les.
Estática Pag. 81
Hemos analizado así y clasificado los apoyos que en realidad ya se habían utilizado en los capí-
tulos anteriores y ya hemos visto anteriormente como determinar analítica o gráficamente algunas
reacciones. Damos a continuación una tabla resumen de los apoyos en el plano. Haremos ahora
algunas consideraciones fundamentales para la escritura correcta de las ecuaciones de equilibrio.
Tabla de apoyos en el plano.
Estática Pag. 82
4.6 El esquema del cuerpo liberado o esquema libre.
Si las ecuaciones de equilibrio deben ser primeramente escritas, importa evidentemente que
sean correctamente escritas. En su simplicidad elemental presentan no obstante dificultades que
hacen tropezar a menudo los debutantes.
Los errores pueden evitarse no obstante si se considera que no se escriben condiciones de equi-
librio de un sistema de fuerzas “en el aire”. Se expresa el equilibrio de un cuerpo, o de una parte de
un cuerpo, bajo la acción de todas las solicitaciones que actúan sobre él.
Importa entonces, de manera esencial, para escribir las ecuaciones de equilibrio, definir de que
cuerpo se expresa el equilibrio y cuales son las solicitaciones que actúan efectivamente sobre el. La
escritura correcta de las ecuaciones y la interpretación sana de los resultados obtenidos necesitan de
manera categórica una respuesta neta a esos dos interrogantes: ¿equilibrio de que y bajo la acción de
que?
Estas preguntas se resuelven con la máxima claridad si tenemos cuidado de ejecutar siempre,
antes de escribir las ecuaciones, un “esquema del cuerpo liberado” que representa, aislado de todo,
el cuerpo del cual queremos establecer el equilibrio, o la parte del cuerpo estudiado. Se hace
abstracción de todo lo que le es exterior pero se figura con precisión todas las solicitaciones que
debemos considerar.
Estas solicitaciones pueden ser de dos especies: un cuerpo puede estar sometido a cargas exte-
riores directamente aplicadas como el peso propio por ejemplo o fuerzas dadas que actúan sobre él, y
a cargas también exteriores pero llamadas indirectamente aplicadas pues nacen solamente por razón
de la existencia de las primeras; son las reacciones de los cuerpos vecinos o de los apoyos sobre el
cuerpo que estudiamos.
Si el cuerpo esta en equilibrio, es bajo la acción de todas estas fuerzas exteriores, directamente
o indirectamente aplicadas. El esquema del cuerpo libre representará el cuerpo cuyo equilibrio se
quiere expresar (o parte del cuerpo), habiéndose sacados todos sus apoyos y cuerpos vecinos. Se
representará con flechas las solicitaciones directas e indirectas dándole un nombre. Para las
solicitaciones indirectas, ello significa exteriorizar la acción sobre el cuerpo de los apoyos sacados.
Como dichas acciones son habitualmente desconocidas tanto en magnitud como en sentido, se deberá
en el esquema suponerle un sentido.
El cálculo realizado a partir de ese sentido supuesto dará el resultado: si una incógnita se en-
cuentra positiva es que tiene efectivamente el sentido supuesto sobre el esquema; si se encuentra
negativa es que tiene el sentido contrario. En regla general, la cuestión de signos se resume al
procedimiento simple: Suponer un sentido, encontrar un signo, deducir si el sentido real es el que
fue supuesto o el contrario.
Para fijar las ideas sobre el esquema libre y su importancia, razonaremos sobre un caso particu-
lar fácil y corriente. Consideremos la viga sobre dos apoyos simples representada Fig. 4.6a. De hecho,
Estática Pag. 83
dicha viga no esta completamente ligada en el plano y solamente esta en equilibrio porque las cargas
que le son aplicadas son todas verticales. Existen entonces dos incógnitas de reacción de apoyo, y las
ecuaciones de equilibrio se reducen a dos, la ecuación de proyección sobre la horizontal siendo aquí
una identidad. El sentido efectivo de la reacción de apoyo en A sobre la viga puede intuirse
fácilmente si la carga P1 actuará sola y también si la carga P2 actuará sola. En el caso en que actúan
ambas este sentido ya no es evidente y debe determinarse por el cálculo. Sería lo mismo si hubiera un
tren de cargas, es decir varias cargas. En muchos sistemas más complejos, la resolución de las
ecuaciones de equilibrio es el único medio para saber el sentido de una reacción, saber si una barra
esta traccionada o comprimida, si una viga esta flexionada en un sentido o en otro, etc... Pero la
escritura misma de las ecuaciones sólo puede hacerse si hemos supuesto un sentido a las incógnitas
que intervienen; este sentido puede elegirse arbitrariamente pero una vez adoptado debe conservarse
igual en todas las ecuaciones, caso contrario estas no serian concordantes y darían errores. Una vez
solucionadas las ecuaciones, para interpretar los resultados deberemos basarnos sobre el sentido que
hemos atribuido a las incógnitas para la escritura de las ecuaciones. Como lo hemos dicho, si una
incógnita se encuentra con valor negativo, ello significa que esta dirigida en sentido inverso del
supuesto. En otras palabras es como si de las dos últimas características de un vector que son sentido
y magnitud, consideramos una sola, la magnitud a la cual atribuimos un signo que indicará el sentido.
En la practica, aceptamos vector con modulo negativo, ello significa simplemente que el vector actúa
en sentido opuesto al elegido como positivo.
Estas aclaraciones muestran claramente la importancia
del trazado del esquema libre que permite no solo de definir
correctamente el cuerpo del cual expresamos el equilibrio, sino
también de precisar el conjunto de solicitaciones que debemos
considerar, de dar una “personalidad” a las incógnitas y de
interpretar los resultados.
R A ℓ − P1 a + P2 b = 0
RB ℓ − P1 (ℓ − a) − P2 (ℓ + b) = 0
Estática Pag. 84
Notamos que procediendo de esa forma, nos liberamos de hecho de cualquier vinculación a un
sistema de ejes coordenados.
La Fig. 4.7 muestra otro ejemplo de esquema libre. Se trata de una escalera apoyada sobre un
piso sin rozamiento. La Fig. corresponde al esquema que debemos realizar cuando buscamos las
reacciones sobre del suelo sobre la escalera. Notamos que en este esquema los esfuerzos internos no
figuran, tampoco en las ecuaciones de equilibrio.
NOTA: Si realizamos convenciones generales sobre el signo de algunas incógnitas, es evidente que
el esquema libre debe respetar dichas convenciones y representar todas las incógnitas con su sentido
positivo. Así es que si suponemos que en las barras articuladas (bielas) las tracciones son positivas y
las compresiones negativas, se deberá suponer todas las barras traccionadas en los esquemas y figurar
su acción como tirando en sus puntos de vínculo, en ambos extremos. Tales convenciones no
dispensan de trazar el esquema; solamente además tienen ventajas en el caso de varias incógnitas de
misma naturalezas como las barras articuladas precisamente.
Estática Pag. 85
4.7 Algunos ejemplos de esquemas libres.
Damos a continuación seis ejemplos de cuerpo vinculado, sometido a fuerzas y los correspon-
dientes esquemas de cuerpo liberado o más simplemente esquemas libres. Para simplificar conside-
ramos que el cuerpo es un rectángulo rígido plano sometido a fuerzas cualesquiera T, Q, S y a su peso
propio P. Vamos a corroborar y aplicar aquí lo que vimos en los parágrafos anteriores.
Ejemplo 1.
∑M A = 0 → Obtenemos By
∑F x =0 → Obtenemos Ax
Fig. 4. 10
∑M A =0 → Obtenemos By
∑M B =0 → Obtenemos Ay
∑F x =0 → Obtenemos Ax
donde cada ecuación tiene una sola incógnita, lo que resulta ventajoso y es por lo tanto el sistema
recomendado. Se puede evidentemente reemplazar la ecuación de proyección horizontal (sobre x) por
una ecuación de momento en C por ejemplo pero de nuevo, si bien es correcto y permite determinar
las incógnitas reencontramos una ecuación con dos incógnitas, lo que no es aconsejable cuando se
puede evitar.
Como las tres ecuaciones de la estática permiten determinar las tres incógnitas del problema
decimos que el problema es “estáticamente determinado” o “estáticamente vinculado” o
“isostático”.
Estática Pag. 86
Ejemplo 2.
∑F x =0 → Obtenemos Dx
∑M C =0 → Obtenemos By
∑M D =0 → Obtenemos Ay
Ejemplo 3.
Soportamos ahora el rectángulo por dos apoyos dobles o sea dos articulaciones, y el esquema
libre correspondiente, Fig. 4.12a y b. Notamos que tenemos 4
incógnitas y sabemos que la estática solo nos proporciona 3
ecuaciones de equilibrio, por ejemplo:
∑M A =0 → Obtenemos By
∑M B =0 → Obtenemos Ay
∑F x =0 → Obtenemos Ax + Bx
Estática Pag. 87
Ejemplo 4.
∑M A =0 → Obtenemos By
∑M B =0 → Obtenemos Ay
Ejemplo 5.
∑F x =0 → Tx + Qx + Sx = 0
∑M A =0 → Ecuación con By e Ey
∑M B =0 → Ecuación con Ay e Ey
Fig. 4. 14
Estática Pag. 88
Notamos que con la primera ecuación no existe equilibrio sin condición sobre las cargas exte-
riores, las otras dos dan un sistema de dos ecuaciones con tres incógnitas. Comprobamos así que las
reacciones son estáticamente indeterminadas y que reacciones paralelas producen un sólido
impropiamente ligado.
Ejemplo 6.
exteriores.
∑ Fx = 0 → Obtenemos Ax + Bx
∑F y =0 → Obtenemos Ay + By
Fig. 4. 15
Estática Pag. 89
5.- LOS ENREJADOS ARTICULADOS
5.1. Introducción.
Podemos notar que estas estructuras están formadas con barras articuladas (bielas) las unas
sobre las otras, todas situadas en un mismo plano llamado "plano del enrejado". Estos
sistemas rígidos pueden soportar cargas situadas en su plano, tales como el peso propio,
viento, nieve, cargas móviles...
Se supone que las cargas sobre un enrejado actúan exclusivamente sobre los extremos
articulados o nudos de la estructura. El peso de las barras, así como cualquier carga que
actuaría entre dos nudos, debe reemplazarse por dos fuerzas paralelas equivalentes que se
consideran aplicadas en los nudos extremos de la barra. Las barras se suponen idealmente
articuladas entre si y resulta de estas hipótesis que serán sometidas a esfuerzos axiales de
tracción o de compresión exclusivamente. Estos esfuerzos producidos así en las barras se
llamarán esfuerzos principales en oposición con los esfuerzos secundarios o adicionales que
se introducirán en el futuro debido a las discordancias entre las hipótesis enunciadas y las
realizaciones efectivas. El problema esencial de los enrejados es la determinación de los
esfuerzos en las barras; este problema se soluciona de manera muy simple por la estática si se
adopta las hipótesis señaladas: solicitación en el plano de la estructura; cargas exclusivamente
en los nudos; nudos idealmente articulados.
Estas hipótesis necesitan una justificación. Es cierto que en las realizaciones habituales se
adoptan dispositivos que transmiten efectivamente las cargas fundamentales a los nudos. La
Figura 5.2, que muestra la perspectiva esquemática de un puente de ferrocarril y la
nomenclatura de los órganos principales, indica cómo el peso del convoy se transmite
finalmente a los nudos de los largueros por intermedio de los elementos del tablero. La Figura
Estática Pag. 90
5.3 indica por su lado la perspectiva esquematizada de una nave industrial. Se constata que
por el intermediario de la cubierta, tirantes y correas, la cabriada está cargada en sus nudos. El
transporte de las cargas principales a los nudos es una condición de buena ejecución de una
armadura en enrejado.
En el caso en el cual no se puede evitar la aplicación de una carga importante sobre una barra,
se deberá descomponerla en dos cargas paralelas en los nudos extremos para calcular los
esfuerzos principales y después se realizarán las correcciones debidas a la flexión entre nudos.
1. Columna
2. Cabriada
3. Cordón inferior
4. Cordón superior
5. Correas
6. Tirantes
7. Cubierta
En los nudos, las barras están a menudo remachadas sobre placas metálicas llamadas cartelas
como está mostrado en Figura 5.4. Un nudo así no es evidentemente una articulación sin
rozamiento, y su rigidez, que produce un cierto grado de empotramiento de las barras entre si,
es una fuente de solicitaciones secundarias. Estas últimas debidas a la rigidez del conjunto
fueron estudiadas y se constató que si las barras están cuidadosamente unidas, de tal manera que
sus ejes se cortan en un solo punto en cada nudo. Estas solicitaciones no modifican
prácticamente en nada la magnitud de los esfuerzos principales de tracción o de compresión.
Estática Pag. 91
Fig. 5. 4
La teoría que supone las barras articuladas tiene entonces la gran ventaja de simplificar
considerablemente el problema y de dar resultados perfectamente suficientes. Solamente si las
barras son muy cortas y anchas en el plano de la armadura se hará sentir el efecto de la rigidez
de los nudos.
Las cargas que actúan sobre el enrejado serán datos de los problemas. No obstante, en un
puente por ejemplo, si la carga útil máxima para la cual se construye el puente se conoce, no
ocurre lo mismo con el peso propio que aumenta con la importancia de la carga útil pues a
mayor carga, mayor peso propio. Se tiene no obstante una experiencia suficiente en puentes y
techos para estimar los pesos propios de antemano. El peso muerto se distribuye en los
distintos nudos lo que permite realizar los cálculos de los esfuerzos en las barras según los
métodos expuestos a continuación. Se puede después controlar la estimación del peso propio
y es raro que se deba corregir el error pues las solicitaciones debidas al peso propio suelen ser
una fracción muy reducida de la carga útil.
Estática Pag. 92
Un enrejado así debe, evidentemente, constituir un conjunto
indeformable. Si consideramos el cuadro rectangular de la
Figura 5.5a, formado por cuatro barras articuladas entre sí
en sus extremos, se reconoce enseguida que tenemos un
sistema sin rigidez que puede transformarse en
paralelogramo. Pasará lo mismo con cualquier polígono
articulado constituido con cuatro barras o más.
Fig. 5. 5
Si hemos procedido así, claro está que se obtendrá un sistema indeformable. Si llamamos "b"
el número de barras de un enrejado y "n" el número de nudos, tenemos en el caso de la célula
triangular b = 3 y n = 3. Si agregamos "p" nudos, tendremos que agregar "2p" barras y
obtendremos:
b = 3 + 2p n=3+p
b=2n-3 (1)
relación que debe verificar cualquier enrejado estrictamente indeformable. La Figura 5.1 da
ejemplos de tales enrejados simples y se podrá controlar que para cada uno la relación (1) se
verifica. No obstante esta relación no es suficiente para asegurar la rigidez del conjunto.
Mirando la Figura 5.6 lo vemos claramente; el número de nudos es 8 y el de barras es 13, la
relación b = 2 n - 3 se verifica.
Claro está que el enrejado no es indeformable. Una de sus barras no está correctamente
colocada, el panel de la izquierda tiene una barra demás y al de la derecha le falta una pues es
deformable. En algunos casos el error de disposición es menos aparente y siempre se deberá
verificar cuidadosamente que el enrejado proyectado es realmente indeformable. En los
enrejados simples, esta verificación es habitualmente superflua; su elaboración por adición
sucesiva de nudos a un triángulo de base por medio de dos barras para cada nudo constituye
una garantía de indeformabilidad.
Fig. 5. 6
Estática Pag. 93
Cuando buscamos el número "b" de barras que puede contener un enrejado de "n" nudos para
poder calcularse por la estática sola, se llega también a la relación (1). En hecho, debemos
expresar que el número de ecuaciones de equilibrio es igual al número de incógnitas. Cada
nudo del enrejado está en equilibrio bajo la acción de fuerzas concurrentes y para expresar el
equilibrio de un nudo disponemos de dos ecuaciones de proyección. Para los "n" nudos del
enrejado tenemos:
2n ecuaciones
Las incógnitas, por su lado, son los esfuerzos en las "b" barras y las reacciones de apoyo, por
ejemplo R, o sea
b+R incógnitas
Si igualamos:
b+R=2n (2)
El hecho que reencontramos así la misma relación muestra simplemente que el enrejado
estrictamente indeformable es también el que puede calcularse exactamente por la estática.
En el caso donde hay barras o apoyos en exceso, es decir cuando b + R > 2 n, tenemos más
incógnitas que ecuaciones de equilibrio y no podemos solucionar el sistema si no se agregan
otras ecuaciones que consideran las deformaciones elásticas de las barras. Estos problemas
son hiperestáticos y no nos interesan aquí. Si al contrario b + R < 2 n, el enrejado no tiene
rigidez, no constituye un sistema portante sino un mecanismo cinemáticamente desplazable.
(Hipostático)
GRAFICAMENTE:
Sea la cabriada de la Figura 5.8a. constituida por un enrejado simple articulado sobre un
apoyo en A y un apoyo con rodillo en C. Los nudos D, B y E soportan cargas verticales
exteriores Q, 2Q y Q como se ha indicado.
Estática Pag. 94
Q Q
k= A
D 5 E
n= F3 RA= 2Q
α
3 4 6 7
α β (b) F1
A 1 2 C
B
D Q
2Q
RA= 2Q RC= 2Q F3
F4
α β
F5
(a) (c)
Fig. 5. 8
Por simetría las reacciones que son también verticales valen 2Q y el enrejado en su conjunto
está en equilibrio bajo la acción de las cinco fuerzas verticales dibujadas sobre la figura.
Sabemos que las barras están sometidas a esfuerzos según sus ejes y que reaccionan sobre
sus nudos de extremos ejerciendo sobre estos nudos esfuerzos iguales y opuestos que tienen
el eje de la barra como línea de acción. Pondremos número a las barras y llamaremos Fi el
esfuerzo en la barra i.
Queremos explicar claramente que si una barra está comprimida, por reacción ella empuja
sobre sus nudos extremos. Veremos que es el caso de la barra 3 de la Figura 5.8a. Ella actúa
entonces sobre sus nudos extremos A y D como se ha indicado cerca de estos nudos sobre la
figura. Estos dos esfuerzos tienen por valor común el esfuerzo F3 en la barra. Al contrario,
una barra traccionada tira por reacción sobre sus nudos de extremos. Es el caso de la barra 1
como lo indicará el estudio siguiente; la barra 1 actúa entonces sobre sus nudos extremos
como se ha indicado en A y B. Sabremos entonces inmediatamente que una barra que
empuja sobre un nudo está comprimida y que una barra que tira sobre un nudo está
traccionada.
Para realizar el estudio del enrejado se considerará que, como está en equilibrio, cada nudo
también está en equilibrio. Si hacemos el esquema libre de un nudo cualquiera está sometido
a un sistema de fuerzas concurrentes que deben entonces constituir un polígono de fuerzas
cerrado. La aplicación de estos principios se hará empezando por el nudo A.
Estática Pag. 95
en un sentido continuo para cerrarlo, se ve que la barra 1 tira sobre el nudo y está traccionada
entonces, mientras que la barra 3 empuja sobre el nudo y está comprimida. Las flechas
indicando esta situación pueden entonces dibujarse sobre el plano de situación del nudo A.
Podemos ahora considerar el equilibrio del nudo D donde encontramos las dos nuevas
incógnitas F4 y F5. El polígono de fuerzas concurrentes en equilibrio en el nudo D se
empieza (Figura 5.8c) por la fuerza exterior Q que actúa en D y después F3, igual y opuesto
al F3 de la Figura 5.8b. Conociendo las líneas de acción de F4 y F5 se completa fácilmente el
polígono de fuerza que, cerrado, da las incógnitas en magnitud y sentido. La barra 4 está aquí
traccionada y la 5 comprimida, lo que permite colocar las flechas en el nudo D del plano de
situación.
ANALITICAMENTE:
La realización del equilibrio de los sucesivos nudos, que acabamos de hacer a partir de
polígonos de fuerzas construidos uno después del otro, y cada uno a partir del precedente, puede
también hacerse a partir de las dos ecuaciones de equilibrio de fuerzas concurrentes en un punto
en el plano. Este procedimiento es sobre todo útil si los ángulos son tales que las proyecciones
de las fuerzas se calculan fácilmente.
Fig. 5. 9
Para aplicar las ecuaciones de equilibrio a los distintos nudos necesitamos realizar esquemas
libres de estos nudos. Para simplificar realizamos aquí estos esquemas de manera convencional
sobre la Figura 5.9, se trazaron círculos alrededor de los nudos simbolizando el aislamiento del
nudo. Las flechas dibujadas dentro de los círculos representan los esfuerzos de las barras sobre
el nudo. En un caso como este es cómodo suponer, al principio, que todas las barras están
traccionadas en los esquemas. Entonces, automáticamente, los resultados con el signo más (+)
indicarán una tracción, mientras que las con el signo menos (-) corresponderán a una
compresión. Ello permite una uniformidad de lenguaje con la convención:
Estática Pag. 96
Pero una convención así presupone realizar todos los esquemas libre de acuerdo con este
sentido positivo para todas las incógnitas.
Colocamos un número a cada barra de la Figura 5.9 y el esfuerzo que una barra "i" ejerce
sobre uno de sus nudos extremos será designado por Fi.
Empezando por el nudo A supuesto libre, vemos que está sometido a la acción de tres fuerzas,
P; F1 y F2 y presenta entonces DOS INCOGNITAS. Igualando a cero la suma algebraica de
las proyecciones de dichas fuerzas sobre los ejes rectangulares "x” “y" obtenemos:
2
F1 + F2 =0
F1 + F2 cos 45° = 0 2 F2 = − P 2
en A: ⇒ de donde:
P + F2 sin 45° = 0 2 F1 = P
P + F2 =0
2
La barra 1 está entonces traccionada con el esfuerzo P y la barra 2 está comprimida por el
esfuerzo 1,41P. Estos resultados deberán utilizarse en los cálculos siguientes y el signo
deberá considerarse como parte integrante del resultado.
Pasamos después al nudo B que presenta DOS NUEVAS INCOGNITAS, y las ecuaciones de
proyección proporcionan:
2
− F2 + F6 = 0
− F2 cos 45° + F6 = 0 2
en B: ⇒
− F2 sin 45° − F3 = 0 2
− F2 − F3 = 0
2
Para el nudo C, al cual debemos pasar ahora porque es el nudo que sólo presenta dos
incógnitas nuevas F4 y F5 se tendrá:
2
− F1 + F4 + F5 =0
− F1 + F4 + F5 cos 45° = 0 2
en C: ⇒
F3 + F5 sin 45° − P = 0 2
F3 + F5 −P=0
2
Podemos seguir así de nudo en nudo; en nuestro caso podemos pasar al nudo D o al nudo E.
Claro está que en el último nudo las ecuaciones de equilibrio deberán satisfacerse
Estática Pag. 97
automáticamente y ello podrá servir de control del trabajo.
El procedimiento que acabamos de exponer puede siempre aplicarse, sea gráficamente, sea
analíticamente para el estudio de un enrejado simple, es decir cuyas barras están colocadas,
como lo hemos dicho, a partir de una célula triangular de base y colocando cada nuevo nudo
por medio de dos nuevas barras. Ello se debe al hecho que en estos enrejados debe existir por
lo menos un nudo (el último agregado) donde sólo dos barras se encuentran. Los esfuerzos en
estas pueden determinarse a partir de las dos condiciones de equilibrio del nudo y por ello
debe existir otro nudo (por ejemplo el anteúltimo colocado según la regla) donde se
encontrará solamente dos barras con esfuerzos desconocidos, y estas fuerzas pueden
determinarse.
Así, considerando los nudos del enrejado uno por uno, en el orden inverso en el cual fueron
construidos, se encuentra en cada nudo solamente dos barras cuyos esfuerzos son
desconocidos y el estudio avanza sin dificultades.
Claro está, como lo vimos en el ejemplo de la Figura 5.9 que se necesita, habitualmente,
escribir primero las ecuaciones de equilibrio del conjunto y determinar así las reacciones de
apoyos antes de poder empezar el estudio del enrejado en sí:
NOTAS IMPORTANTES:
- Si tenemos dos barras concurrentes a un nudo no cargado, Figura 5.10b; los esfuerzos en
estas dos barras son nulos, de manera evidente.
- Suponemos, por último, que, en la Figura 5.10a, se agrega en el plano una cuarta barra en el
nudo central. Los esfuerzos en las dos barras no alineadas están unidos por la ecuación de
equilibrio ante dicha. El conocimiento de uno de estos esfuerzos permitirá conocer el otro
pero los esfuerzos en las barras alineadas ya no serán iguales. Claro está también que si las
dos barras fuera de la alineación están del mismo lado del eje de las otras, una será
comprimida y la otra traccionada: es como si existiera un "rebote" del esfuerzo con cambio de
signo. Los esfuerzos tienen el mismo valor absoluto en la hipótesis de misma oblicuidad
sobre el eje. Si las barras están situadas por ambos lados del eje serían las dos traccionadas o
las dos comprimidas.
Estas notas elementales son muy importantes en la práctica pues permiten evitar de antemano
mucho trabajo inútil.
Estática Pag. 98
Ejercicios:
1) Encontrar sin calcular cuales barras del enrejado representado en la Figura 5.11 están sin
esfuerzo para la carga P indicada. Dar la razón.
Sol. Todas las barras interiores.
Fig. 5. 11 Fig. 5. 12
2) En el enrejado de la Figura 5.12 varias barras están a priori sin esfuerzos. ¿Cuáles son?
¿Cuáles son al contrarío las barras cuyo esfuerzo se conoce directamente?
Sol. Sin esfuerzo: 1, 4, 9, 13, 17, 21, 25, 26
Además F5 = P en tracción; F29 = RB en compresión.
4) Hallar los esfuerzos en las barras del enrejado de la Figura 5.11 por medio analítico si
además de la carga P indicada actúan otras fuerzas P verticales en los dos nudos vecinos
sobre la horizontal.
5) Justificar la relación (2) para el enrejado de la Figura 5.14 y realizar su estudio completo
por el método de los nudos si las barras están inclinadas a 45° respecto a la horizontal.
Estática Pag. 99
6) Realizar el estudio completo del enrejado de la Figura 5.15. Las barras oblicuas están
inclinadas a 45°. Controlar b + R = 2 n.
7) En el enrejado de la Figura 5.16, hallar las reacciones de apoyo por funicular. Hallar
después los esfuerzos en las barras usando el método de los nudos gráficamente.
Fig. 5. 16 Fig. 5. 17
Como método de resolución de los enrejados articulados, hemos visto hasta ahora el método
de los nudos que expresa el equilibrio de estos con siderando sucesivamente cada articulación.
Este método puede realizarse analíticamente o gráficamente. El método que vamos a exponer
permite la determinación directa del esfuerzo en una barra determinada, entonces con
exclusión, si queremos, de los esfuerzos en todas las otras barras.
El Corte de Ritter consiste en realizar una cortadura de la estructura de tal manera que esta se
encuentre realmente dividida en dos partes y que dicho corte no corte efectivamente más de
tres barras.
Se realiza entonces el equilibrio de una de las partes así obtenida, cualquiera de las dos, sea
gráficamente (Culmann) sea analíticamente (Ritter).
Fig. 5.18
Consideremos aquí la parte situada a la izquierda de la sección mn. El esquema libre de esta
parte está dibujado en la Figura 5.18b. Esta parte está sometida a la fuerza P1, a la reacción
RA y después a tres fuerzas incógnitas, S1 S2 y S3 que representan los esfuerzos en las barras
cortadas por la sección “mn”. La dirección de estas fuerzas debe evidentemente coincidir con
el eje de las barras; solamente su magnitud es desconocida. El esquema libre de la Figura
5.18b debe, como siempre, suponer un sentido a las incógnitas; el sentido aquí supuesto es,
por razón de uniformidad, de tracción en las tres barras.
Normalmente las fuerzas exteriores actuantes y conocidas (P1 aquí) junto con la o las
reacciones que se pueden calcular (RA aquí) tienen una resultante que puede calcularse tanto
en valor como en posición. El cuerpo esta entonces sometido a una fuerza conocida que
acabamos de mencionar, y a tres otras fuerzas desconocidas (S1, S2, S3) pero de líneas de
acción conocidas, típico problema de la recta auxiliar de Culmann.
Para expresar el equilibrio de la parte del enrejado aislada la Figura 5.18b, se considera
primero el punto E, dónde se cortan las barras 2 y 3, como centro de momento y se escribe
Σ(ME) = 0, y esta ecuación que contiene S1 como sola incógnita darla así el esfuerzo en la
barra 1 directamente. Como en el caso que estudiamos se tratan de triángulos de base "a" y
altura "d", obtenemos:
3a a
RA . − P1. − S1.d = 0
2 2
de donde:
S1 =
a
(3R A − P1 ) (tracción)
2d
El punto G, donde se cortan las barras 1 y 2 se toma ahora como centro de momento y
tenemos:
RA .2a − P1.a + S3 .d = 0
o sea:
S3 = −
a
(2 R A − P1 )
d
S2 =
2. 3
(R A − P1 )
3
Muy a menudo, para el cálculo del esfuerzo en una diagonal o un montante, la ecuación de
momento se reemplaza por una ecuación de proyección sobre un eje vertical. En hecho, aún si
los cordones inferior y superior no son paralelos su punto de intersección se encuentra
habitualmente muy lejos lo que dificulta la escritura de la ecuación de momento. En cuanto a
las fuerzas exteriores, reacciones incluidas, la suma de las componentes verticales puede
obtenerse directamente del polígono de fuerzas realizado para poder trazar el funicular que
proporciona las reacciones.
Este método que acabamos de ver se llama frecuentemente método de las secciones o de los
cortes de Ritter. Si se desea conocer el esfuerzo en una sola barra sin que importe el esfuerzo
en las otras, entonces, el método de Ritter es el más conveniente.
Ejercicios:
10) Determinar por el método de los cortes los esfuerzos en las barras del larguero de la
Figura 5.20.
Fig. 5. 20
Solución:
Fig. 5.21
Fig. 5.22
13) Calcular los esfuerzos en las barras del voladizo de la Figura 5.23 y destacar el interés de
los cortes de Ritter en estos enrejados.
Fig. 5.23
Sea, Fig. 6.1a un cuerpo sólido apoyado y cargado en su plano. Debido a las cargas P
directamente aplicadas se
producen reacciones RA y RB que
son fuerzas exteriores
indirectamente aplicadas y que se
evalúan por métodos que ya
hemos visto y que expresan el
equilibrio del cuerpo entero. Se
conoce entonces en su conjunto
el sistema de fuerzas exteriores
aplicadas al cuerpo.
Las nociones que preceden se utilizan sobre todo en los sólidos muy alargados,
llamados vigas, sometidas a cargas transversales.
Una viga es el sólido engendrado por un área plana cuyo centro de gravedad recorre una
línea llamada fibra media, de tal manera que el área sea siempre normal a dicha línea.
Frecuentemente el área es constante y la viga es prismática. La fibra media puede ser
curvilínea pero con radio de curvatura suficientemente grande con respecto a la sección
transversal y sin presentar singularidades.
Las vigas son mantenidas y cargadas en un plano de simetría. Los elementos de
reducción M, N y T se definen en las vigas relativamente a las secciones rectas, es decir las
secciones transversales perpendiculares a la fibra media. Estos elementos de reducción
definen, de manera completa el flujo de fuerza que atraviesa la sección analizada cualquiera
sean las cargas que actúan sobre la viga. Se podría también definirlos como las solicitaciones
M, N y T que tendríamos que colocar sobre los labios de una cortadura transversal de la viga,
(como se indica en la Fig. 6.2) para mantener dichos labios en contacto después de la
cortadura, y asegurar el equilibrio del conjunto.
Fig. 6. 2
Para escribir estas ecuaciones hay que hacer el esquema libre de la parte elegida; la Fig.
6.2 muestra precisamente los esquemas libres de las dos partes y se obtienen los mismos
valores de M, N y T escribiendo las ecuaciones de equilibrio de una u otra. Si se representa la
acción de la parte izquierda sobre la parte derecha, tenemos que dar a los M, N y T los
sentidos representados a la derecha sobre la Fig. 6.2 e inversamente para la parte izquierda.
Por lo tanto si hacemos el esquema libre de un elemento “ds” no cargado de la viga,
tendremos que realizar el dibujo como representado en la Fig. 6.3.
Fig. 6. 3
Se tratará de concebir bien claramente que un elemento “ds” de viga está sometido a
elementos de reducción positivos cuando tienen el sentido indicado Fig. 6.3 y que, en
consecuencia, el esfuerzo normal es considerado positivo en tracción; el esfuerzo cortante es
positivo cuando tiende a hacer girar el elemento en el sentido de las agujas del reloj, y el
momento flector es positivo cuando arquea la viga provocando una concavidad hacia arriba
como se ha indicado. (Símbolo ψ)
Volvemos otra vez a la Fig. 6.2; como los elementos dibujados sobre la parte izquierda
equilibran todas las otras solicitaciones exteriores de esta parte hay necesariamente
“equivalencia mecánica” entre dichas solicitaciones exteriores aplicadas a la izquierda de la
sección y los elementos M, N y T actuando sobre la parte derecha.
Los diagramas del esfuerzo cortante y del momento flector están dados sobre la Fig.
6.5; el primero es lineal y el segundo parabólico. El máximo del esfuerzo de corte es − qℓ y
qℓ 2
el máximo del momento flector es −
2
CASO DE LAS VIGAS SOBRE DOS APOYOS. Vamos a estudiar, Fig. 8.6, el caso de la
viga sobre dos apoyos del mismo nivel,
sometida a una carga vertical centrada. En los
ejemplos precedentes, hemos utilizado, para
expresar los valores de los elementos de
reducción en una sección, las ecuaciones de
equilibrio de la parte de la viga situada a la
izquierda de esta sección. Insistimos otra vez
sobre el hecho que podemos también obtener
estas expresiones si escribimos que el
esfuerzo normal y el esfuerzo de corte en una
sección son respectivamente las sumas
algebraicas de las proyecciones sobre la fibra
media y sobre su perpendicular, de todas las
fuerzas situadas de un lado de esta sección, a Fig. 6. 6
su izquierda por ejemplo. En cuanto al momento flector, es evidentemente la suma algebraica
de los momentos de dichas fuerzas con respecto al centro de gravedad de la sección
estudiada.
Se podría igualmente utilizar las fuerzas a la derecha de la sección; según se utilicen las
fuerzas a la izquierda o a la derecha, habrá que adoptar como positivos los sentidos indicados
a la izquierda o a la derecha de la Fig. 6.3.
Vamos a razonar aquí a partir de las fuerzas a la izquierda. En el esquema de la Fig. 6.6
las reacciones RA y RB actúan hacia arriba y valen P/2. Habrá que distinguir dos zonas 1 y 2 y
tendremos:
P P ℓ
T1 = M1 = x 0≤x≤
2 2 2
P P P ℓ P ℓ
T2 = − P = − M 2 = x − P ( x − ) = (ℓ − x ) ≤x≤ℓ
2 2 2 2 2 2
lo que nos da los diagramas de la Fig. 6.6. Vemos por ejemplo que el momento flector
máximo se produce abajo de la carga, en el medio de la viga y que vale: Pℓ / 4
P1 (ℓ − α 1 ) P1α 1
RA = RB =
ℓ ℓ
Pi (ℓ − α i ) Piα i
RA = ∑ RB = ∑
ℓ ℓ
claro está que dichas expresiones se alargan a medida que avanzamos sobre la viga y, a partir
de una zona mediana, hay ventaja en utilizar las fuerzas a la derecha en lugar de las fuerzas a
la izquierda para expresar los elementos de reducción de la sección. Así es como en el caso
estudiado, si ubicamos la abscisa de la sección con “x” a partir de B, como se indica y la
posición de las cargas también a partir de B (p. ej. α’3 para P3), tendremos:
T3 = − RB + P3
T4 = − RB
M 3' = RB .x'− P3 ( x'−α 3' )
M 4' = RB .x'
Fig. 6. 9
Estas expresiones son idénticas a las
precedentes pero es mucho más rápido
escribirlas en un caso concreto. Las
ecuaciones de equilibrio del conjunto de la
viga demuestran las identidades de las
expresiones aquí arriba. (Nota: ponemos un ‘
al momento M’ para recordarnos que se
utilizó una abscisa x’ desde la derecha, pero
es exactamente el mismo momento.)
Los diagramas representativos de estos
resultados tienen la forma indicada sobre la
Fig. 6.8. El esfuerzo cortante baja en escalera
y el momento flector tiene una forma
poligonal.
Lo que acabamos de ver para tres
cargas en una viga sobre dos apoyos en sus
extremos se generaliza fácilmente para
cualquier número de cargas.
Como último ejemplo de viga recta, consideremos la viga con voladizo de la Fig. 6.10a.
Debido a la carga uniformemente repartida de intensidad qo, sobre el voladizo solo, el
momento flector en la zona 1 sería directamente:
1
M 1 = − qo x 2
2
1
En A valdría − q o a 2 y después sigue lineal anulándose en B, para la parte 2. Este
2
diagrama se indica en Fig.6.10a. Si la misma viga soporta una carga concentrada P en el
medio de la luz como se ha indicado en la Fig. 6.10b, el voladizo está sin flexión (se
desprecia el peso propio de la viga). El diagrama de momento se compone de dos rectas
indicadas en la Fig. 6.10b con ordenada común, máxima Pℓ
4
Al fin, si la viga soporta la carga repartida y la concentrada, se puede obtener su
diagrama de momentos flectores superponiendo simplemente los diagramas de las Fig. 6.10a
y b como se ha indicado en la Fig. 6.10c que da el resultado y la manera de obtenerlo de dos
maneras diferentes pero equivalentes.
Se puede trabajar de la misma manera para el esfuerzo cortante cuyo trazado se deja
como ejercicio.
FIBRA MEDIA NO LINEAL. En el caso de vigas rectas que hemos visto hasta ahora,
no teníamos esfuerzos normales. Claro está que cuando las cargas tienen componentes según
el eje de la viga, existe un esfuerzo
normal cuyo diagrama se trazaría
fácilmente. En regla general, los tres
elementos de reducción son distintos
de cero en una sección cualquiera
cuando la fibra media es curvilínea.
Si consideramos una ménsula
con fibra media circular de radio R y
cargada como lo indica la Fig. 6.11,
una sección cualquiera mn será
fácilmente definida por el ángulo ϕ
medido a partir de un origen OA. Fig. 6. 11
Las expresiones de los elementos de
reducción en esta sección pueden escribirse fácilmente. El esfuerzo normal es la proyección
sobre la perpendicular a mn de la fuerza P, el esfuerzo cortante es la proyección de P sobre
mn y el momento flector es el momento de P con respecto al centro C de la sección, tenemos.
N ϕ = − P sen ϕ Tϕ = − P cos ϕ M ϕ = − PR sen ϕ
Notaremos también, con mucho cuidado, que estas expresiones se encuentran también
expresando el equilibrio de la parte AC de la viga cuyo esquema libre está indicado sobre la
figura.
Estas expresiones permiten por supuesto trazar los diagramas de los elementos de
reducción a la largo de la fibra media; vemos por ejemplo que el esfuerzo normal pasa de cero
Estática Pag. 112
a -P de A a B y que el esfuerzo de corte inversamente de P a cero. El momento flector
máximo se produce en B y vale (Mf)máx = -PR. Este momento flector en un empotramiento se
llama frecuentemente momento de empotramiento. La Fig. 6.12 da estos diagramas en
representación polar. Notaremos que el diagrama de momento puede también representarse
linealmente teniendo en cuenta que el momento puede escribirse: M = -px (con x = R senϕ)
Fig. 6. 12
La Fig. 6.13 da un último ejemplo de diagrama de
momento flector. La barra ABC soporta una carga P en
A. El diagrama del momento crece linealmente de A a B
desde cero a -P.d En la parte vertical BC el momento
flector permanece constante e igual a -Pd En ejemplos
como este, el sentido de la flexión se representa mejor
por el pequeño símbolo indicando la curvatura que por
el signo más o menos.
6.3. Relación entre los elementos de reducción de la sección recta de una viga.
Las expresiones (1) y (3) muestran que si tenemos la curva de carga q(x) de una viga
rectilínea, el esfuerzo de corte T(x) en la viga es una integral primera de la función q(x) y el
momento flector M(x) es una integral segunda. Así es también cuando existen cargas
concentradas que introducen en el diagrama de carga singularidades correspondientes a un
salto doble. Todo lo que se puede decir con respecto a las integraciones numéricas o gráficas
puede aplicarse por lo tanto.
En el caso de una fibra media curvilínea, el análisis del esquema libre mostraría que la
expresión (2) es aún valedera y tenemos entonces de manera totalmente general que el
esfuerzo de corte da la tasa de variación del momento. Para las fibras curvilíneas
escribiremos:
Estática Pag. 114
dM
T= (2’)
ds
6.4. Ejercicios.
1) Se pide escribir las expresiones analíticas del momento flector y del esfuerzo de corte en
las diferentes zonas de las vigas en voladizo representadas en Fig. 6.15a, b, c. Se trazará
después los diagramas de dichos elementos a lo largo de las vigas.
6) Trazar los diagramas de los elementos de reducción M, N y T en cada uno de los sistemas
de la Fig. 6.19
Fig. 6. 19
Vamos abordar aquí un tema que se desarrollará en materias ulteriores pero que usado
aquí con buen sentido común puede llevar a que el alumno entienda mejor los diagramas de
momentos flectores y evite así gruesos errores. En estática, como lo vimos al principio se
consideran los cuerpos como indeformables, o mejor dicho despreciamos la deformación de
los mismos para establecer sus condiciones de equilibrio y esfuerzos interiores. No obstante
sabemos que los cuerpos se deforman, y sus deformaciones se estudiarán más adelante en el
estudio de las estructuras y son muy importantes. La deformación de las vigas que vamos a
considerar aquí se debe fundamentalmente a las solicitaciones de flexión, o sea al momento
flector y vamos a ver la relación entre el diagrama de momento flector y el diagrama de la
viga deformada llamado alguna vez la “elástica” de la viga. Usaremos aquí de manera
“intuitiva” la deformación de las vigas.
Fig. 6. 20
Estática Pag. 117
Fig. 6. 21
DEPARTAMENTO DE ESTRUCTURAS
ESTATICA Y
RESISTENCIA DE MATERIALES
2008
La solución de estos dos problemas se apoya sobre los principios fundamentales que
siguen.
Las diversas partes de una construcción están ligadas entre sí o toman apoyo sobre el
mundo exterior.
Consideremos primero un cuerpo en reposo. Para estudiarlo, es necesario conocer todas
las fuerzas exteriores que lo solicitan. Estas fuerzas consisten en cargas directamente
aplicadas, supuestas conocidas, y reacciones de apoyos, desconocidas.
Por los principios de Estática, se sabe que dichas reacciones deben equilibrar las cargas
aplicadas. En el espacio, dicha condición se traduce por seis ecuaciones generales de
equilibrio del cuerpo sólido. Estas son suficientes para determinar las reacciones si el cuerpo
esta vinculado isostáticamente. Caso contrario, de una vinculación hiperestática, serán
necesarias tener en cuentas otras ecuaciones (que veremos después), además de las de
equilibrio, para determinar correctamente las reacciones.
Podemos afirmar entonces: todo cuerpo sólido del cual se estudian los esfuerzos
internos y deformaciones, debe considerarse en equilibrio bajo el efecto de las cargas
exteriores. (Cargas directamente aplicadas y reacciones de apoyo).
Es el Principio general de equilibrio.
Fig. 1-1
NOTAS:
1) Las fuerzas interiores repartidas sobre el corte S, junto con las fuerzas interiores
correspondientes, deben satisfacer necesariamente las seis ecuaciones de equilibrio de la
estática; pero dichas ecuaciones no son, en general, suficientes para determinar
completamente dichas fuerzas.
2) El corte indicado en la Fig. 1-1 separa el cuerpo en dos trozos distintos, pero
podemos evidentemente imaginar cortes de forma diferentes. Por ejemplo podemos separar
del interior del cuerpo un pequeño fragmento de forma cualquiera y expresar su equilibrio,
como lo veremos en el Capítulo 4.
Para poder estudiar más detalladamente las fuerzas interiores evidenciadas en el §1-3,
debemos definir primero en cada punto la intensidad de las mismas.
La evaluación de las fuerzas individuales entre los átomos en movimiento térmico que
constituyen un cuerpo sólido es un problema muy complicado, no resuelto aún.
Por lo tanto, en el estado actual de los conocimientos, la Mecánica de los Materiales se
limita en hallar los esfuerzos promedios que nacen en volúmenes que contienen un gran
número de moléculas. Se basa sobre la hipótesis fundamental de que los cuerpos sólidos
están formados por una materia continua. Sobre dicha base, se podrá admitir en este apunte
que todas las cantidades referentes a los desplazamientos, a las tensiones y a las
deformaciones en un cuerpo son funciones continuas de las coordenadas (x, y, z). Además, se
supone habitualmente que dicha materia es homogénea (es decir que tiene en todos sus
puntos las mismas propiedades) e isótropa (es decir que en un punto las propiedades son las
mismas en todas las direcciones).
Ahora, podemos considerar el
cuerpo estudiado en el §1-3 y lo
cortamos por un plano cualquiera γ
(Fig. 1-2). Trazamos en este plano,
alrededor de un punto O, un pequeño
contorno cerrado C con una superficie
∆A. La porción situada a la derecha de
la superficie rayada ejerce sobre la
porción situada a la izquierda un
esfuerzo ∆F y la fuerza media por
unidad de superficie sobre el área
rayada vale:
∆F
tm =
∆A
Fig. 1-2 Si, ahora, hacemos tender hacia cero el
área ∆A, la relación anterior, en virtud
de la continuidad supuesta del material, tienda hacia un límite determinado:
dF
t=
dA
Las tensiones σ y τ son fuerzas por unidad de área: tienen entonces las dimensiones FL-2.
Varían en general de un punto a otro del cuerpo sólido y, en un punto determinado, dependen
de la orientación de la faceta considerada. Caracterizan en su conjunto el estado de tensiones
en el cuerpo.
Llamamos viga (Fig.1-3) al sólido engendrado por un área plana S que se mueve en el
espacio de manera que durante su movimiento, su centro de gravedad G recorre una línea ℓ y
que su superficie se mantiene permanentemente normal a dicha línea.
La línea ℓ , que se llama eje o fibra media de la viga, puede ser una línea cualquiera del
espacio, a condición de no presentar puntos angulosos. Habitualmente, es una curva plana, y
a menudo es una línea recta.
Fig. 1-3
La sección recta (S) puede variar de magnitud y de forma durante el movimiento, pero
solamente de manera lenta y continua. Frecuentemente se mantiene constante (viga
prismática). Tiene dimensiones pequeñas respecto a la longitud del eje.
Las fuerzas exteriores actuando sobre el tramo de viga que precede la sección S (Fig. 1-
1) pueden variar de una infinidad de maneras diferentes en cantidad, intensidad y posición de
sus líneas de acciones.
Para evitar el estudio de cada caso particular de las tensiones correspondientes, se
sustituyen dichas fuerzas por algunas solicitaciones estáticamente equivalentes. De esta
manera, el estudio se reduce al de algunos casos simples donde dichas solicitaciones actúan
separadamente.
Esta manera de proceder es de suma utilidad, pues como lo veremos en el Capítulo 8,
solicitaciones complicadas pueden a menudo estudiarse sumando los efectos producidos
separadamente por solicitaciones simples.
Para ello, consideramos una sección S de la viga (Fig. 1-3). Elegimos un sistema de ejes
locales, cartesianos, con el origen en el centro de gravedad G de la sección. El eje “x” es
normal a S, y entonces tangente a la fibra media. Los ejes “y” y “z” están situados en el
plano de la sección recta y coinciden con los ejes principales de inercia de dicha sección. El
sentido es elegido de manera que el triedro Gxyz sea dextrorsum.
Principios fundamentales - Pag. 122
Las solicitaciones que debemos colocar en G para equilibrar las fuerzas actuante en el
tramo izquierdo de la viga (o para ser equivalentes a las fuerzas en el tramo derecho
removido de la viga) se expresan generalmente mediante seis parámetros: la suma de las
componentes según los tres ejes y la suma de los momentos respecto de los mismos. Dichos
seis parámetros son los elementos de reducción de las fuerzas exteriores a la derecha en el
centro de gravedad de la sección S. (O esfuerzos característicos.)
La fuerza N se llama esfuerzo normal y su efecto es de traccionar o comprimir la viga.
Las fuerzas Ty y Tz se llaman esfuerzos de corte o cortantes, porque tratan de cortar la
viga según S.
La cupla de momento Mt se llama momento torsor, porque trata de torsionar la viga.
En fin, My y Mz se llaman momentos flectores, porque tratan de flexionar la viga.
Según el principio general del corte (§1-3), las fuerzas interiores tdA = dF deben
formar un sistema de fuerzas equivalentes al conjunto de las seis solicitaciones.
En la práctica, el número de solicitaciones es a menudo menor que seis. En el caso
frecuente en que el eje de la viga esta situado en un plano que contiene también las fuerzas
exteriores, el momento torsor se anula. Si además la sección S tiene su eje principal de inercia
“y” en este plano, Tz y My se anulan también.
En el caso particular de vigas rectas sometidas a fuerzas contenidas en un plano que
contiene también el
eje “y” de la sección,
y normales al eje de
la viga (Fig. 1-4),
solamente tenemos
Ty y Mz. Si, al
contrario, las fuerzas
están paralelas al eje
Fig. 1-4 de la viga recta, solo
existen N y Mz. En
fin si las fuerzas coinciden con el eje de la viga, únicamente existe N.
Por razones de claridad, se estudiarán primero las solicitaciones simples donde
interviene un solo elemento de reducción, después las solicitaciones compuestas, donde
varios elementos de reducción actúan juntos.
Podemos establecer así el plan de los temas que veremos:
Solicitaciones simples
Solicitaciones compuestas
N ≠ 0, Mt ≠ 0 Tracción y torsión
Mz ≠ 0, Mt ≠0 Flexión y torsión
Mz ≠ 0, Ty ≠ 0 Flexión y corte o Flexión simple plana
Mz ≠ 0, My ≠ 0 Flexión oblicua
N ≠ 0, Mz ≠ 0 Flexión y normal o flexión plana compuesta
N ≠ 0, Mz ≠ 0, My ≠ 0 Flexión oblicua compuesta
Etc...
2-1 – Elasticidad.
Las fuerzas aplicadas a una estructura producen diversos efectos que podemos clasificar
en dos categorías:
1 - Efectos mecánicos: reacciones de apoyos, elementos de reducción N, M, T, Mt de las
fuerzas exteriores en una sección dada, tensiones sobre una faceta determinada de la
estructura;
2 - Efectos geométricos: los desplazamientos y rotaciones de los diversos puntos de la
estructura, las dilataciones y deslizamientos en estos puntos.
Suponemos que: (Teoría de primer orden)
1° El material utilizado sigue la Ley de Hooke;
2° Las condiciones son tales que los pequeños desplazamientos de la estructura producidos
por las cargas aplicadas no afectan la acción de dichas cargas y son despreciables para el
cálculo de las tensiones.
Esta segunda hipótesis nos permite, para la evaluación de las reacciones de apoyos y de
los elementos de reducción de las fuerzas exteriores, considerar el cuerpo en su geometría no
deformada, que es única y conocida, y de escribir las ecuaciones de la estática como si fuera
un cuerpo indeformable.
En virtud de la linealidad de las ecuaciones de equilibrio, las reacciones de apoyos son
funciones lineales de las cargas directamente aplicadas P1, P2, ..., Pn. Por la misma razón, los
elementos de reducción dependen linealmente de P1, P2, ..., Pn y de las reacciones de apoyos
R y son por lo tanto funciones lineales de P1, P2, ..., Pn.
Pasa lo mismo con las tensiones, pues los elementos de reducción son simplemente la
resultante de las tensiones y, como los veremos en los capítulos siguientes, las leyes de
distribución de las tensiones en la sección recta de una viga no dependen de la intensidad de
los elementos de reducción.
Por otro lado, en virtud de la Ley de Hooke, las deformaciones son proporcionales a las
tensiones, y son, ellas también, funciones lineales de las cargas aplicadas. Será lo mismo con
las rotaciones y los desplazamientos que son integrales de las deformaciones, porque la
integración es una operación lineal.
Fig. 2-2
1
El resultado anterior fue propuesto como hipótesis por Jacques Bernoulli en 1705. La demostración que
acabamos de hacer muestra que más que una hipótesis es un teorema demostrado. Lo que se deducirá será
entonces riguroso.
Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 127
y se llama alargamiento unitario o dilatación unitaria. Es el cociente de dos longitudes
y por lo tanto adimensional.
Para pequeños valores de la fuerza de tracción N, las deformaciones ε crecen según la
Ley de Hooke proporcionalmente a las tensiones y podemos escribir:
σ = Eε (2-3)
A. Materiales dúctiles.
Fig. 2-5
Suponiendo ahora que, habiendo realizado el ensayo de tracción hasta el punto G,
descargamos lentamente la probeta. La experiencia muestra que la misma se acorta y que el
punto representativo del diagrama recorre la recta GH paralela a OA. Todo pasa entonces
para la descarga como si el material
fuera aún elástico y mantuviera su
módulo de elasticidad E.
Cuando la probeta está descargada
totalmente, conserva un alargamiento
permanente representado por el
segmento OH. Si cargamos de nuevo la
probeta, el punto representativo recorre
la recta HG, y después el tramo GEF,
como si el ensayo no se hubiera
interrumpido. Entonces, un acero
deformado plásticamente en tracción se
comporta elásticamente a la descarga.
Otros metales dúctiles (latón,
bronce, aleación de aluminio, etc.)
tienen diagramas análogos al de la Fig.
2-6, donde notamos que la fluencia no
existe. Se encuentra primero una zona
OA elástica lineal. Después entramos en
la zona plástica, la dilatación crece más
Fig. 2-6
rápidamente que la tensión. A partir de
E aparece la estricción y en F la rotura. Por otro lado, si hubiéramos descargado la probeta en
el punto G, se observaría, como en el acero, una descarga GH según una paralela a OA,
dejando un alargamiento permanente OH. Una nueva carga se realizaría según HGEF.
Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 129
Este diagrama difiere del de la Fig. 2-5 (Acero) por la ausencia de la zona de fluencia
CD. En este caso se define un límite de elasticidad a 0,2% (R0,2) que es la tensión
correspondiente a una deformación permanente de 0,2%. Para el acero, tenemos R0,2 = Re;
entonces R0,2 es una característica general que incluye Re como caso particular.
Podemos también realizar ensayos de compresión sobre materiales dúctiles. Los
diagramas (σ, ε) obtenidos en compresión son prácticamente idénticos a los obtenidos en
tracción, siempre que las deformaciones de la probeta permanezcan moderadas. En particular,
el modulo de elasticidad en compresión es el mismo que en tracción y el límite de elasticidad
(R’e o R’0,2) es prácticamente el mismo que en tracción, o sea Re o R0,2.
Pero, al contrario, la probeta en compresión no se rompe generalmente, sino que se
aplasta plásticamente ensanchándose en el sentido transversal, de manera que no se puede
determinar una tensión de rotura ni un alargamiento de rotura en compresión.
B. Materiales frágiles.
2-5-1 Generalidades.
Las tensiones de servicio deben, en todos los puntos, ser notablemente menores que las
que corresponden a la ruina, por los motivos siguientes:
1° Incertidumbre en la previsión de las fuerzas máximas actuantes y sobre su modo de
acción, pues dichas fuerzas pueden sobrepasar los valores previstos o actuar dinámicamente
en vez de estáticamente (ejemplo: efecto del viento sobre una construcción; terremoto; efecto
dinámico de un tren a gran velocidad sobre un puente...);
2° Dispersión estadística de las propiedades de resistencia y posibilidad de defectos
internos del material, que disminuyen la resistencia presumida;
3° Posibilidad de la disminución de la resistencia del material después de la ejecución
de la obra, por corrosión, desgaste, modificaciones químicas o estructurales, etc.;
4° Incertidumbre sobre el valor real de las tensiones, pues las mismas se calculan sobre
la base de hipótesis simplificadoras que representan imperfectamente la realidad;
5° Incertidumbre sobre las dimensiones de las piezas (ejemplo: tolerancia en los
perfiles laminados; posibilidad de errores sobre la posición de las armaduras en las
construcciones de hormigón armado, y desplazamientos de las mismas armaduras durante el
hormigonado).
Fig. 2-8
2
No obstante, tenemos que recalcar que de hecho, una vez dimensionada una máquina según las reglas de la
mecánica de los materiales, la seguridad real (nuevo motor, avión, auto, etc.) se determina frecuentemente por
ensayos directos hasta la ruina de la máquina.
Propiedades mecánicas de los materiales - Pág. 131
Así entonces, entre los valores admisibles de las tensiones y las que corresponden a la
ruina debe existir un margen más o menos grande, caracterizado por el coeficiente de
seguridad. Este coeficiente debe ser tanto más grande como inciertas son las previsiones
relativas a las cargas máximas, a las propiedades del material, a las condiciones de
conservación y a las hipótesis simplificadoras del cálculo. Debe ser mayor para la piedra, el
hormigón o la madera, que tienen propiedades muy variables y presentan a menudo defectos
escondidos, que para el acero, cuyas propiedades varían poco.
En ese contexto, se ejecuta habitualmente un gran número de ensayos idénticos para
trazar la curva de frecuencia relativa a las resistencias medidas. Como ejemplo damos en la
Fig. 2-8 las curvas de dispersión de la resistencia a rotura de dos hormigones, llamados A y B.
Es razonable elegir, no la resistencia media del material, sino (por ejemplo) la resistencia con
95% de probabilidad de seguridad, o sea:
Rrm − 2σ
donde σ es la desviación cuadrática estándar.
Vemos así sobre la Fig. 2-8 que el hormigón A, de calidad media pero muy regular, es
mejor que el hormigón B, cuya resistencia es superior, pero la dispersión mucho más grande.
Las tensiones máximas calculadas (σ y τ) por los procedimientos que veremos más
adelante, deben limitarse. Dichas tensiones serán funciones de las cargas exteriores y no
deben sobrepasar Rr o Re según el material utilizado.
Re
σ adm = R =
para materiales dúctiles
s
No obstante debe quedar claro que dicho concepto solo vale en el caso de
comportamiento lineal.
En algunos casos es lícito considerar como carga de ruina de una estructura realizada
con un material dúctil, no la que produce la tensión máxima igual al límite de elasticidad,
sino aquella para la cual toda la estructura se derrumba por plastificación parcial de sus
elementos. Se necesita en este caso evaluar la seguridad como el cociente entre la carga de
derrumbe y la carga que actuará.
Consideramos una viga rectilínea con sección recta constante, peso propio despreciable,
sometida únicamente a dos sistemas de fuerzas exteriores aplicados en las dos secciones
extremas y cuyas resultantes que pasan por el centro de gravedad estas secciones son iguales
y opuestas. (Fig. 3-1a y b).
Esta viga se encuentra exactamente en las mismas condiciones que la barra sometida a
un ensayo de tracción o sea a un esfuerzo N constante a lo largo de ella. Las fórmulas
establecidas anteriormente:
N
σ= (3-1)
Ω
δ
ε= (3-2)
ℓ
σ = E.ε (3-3)
σℓ Nℓ
δ =ε .ℓ = = (3-4)
E EΩ
Notas:
σ ≤R (3-5)
d) Algunos materiales, como el acero, latón, bronce, aleación de aluminio, etc... tienen
casi la misma resistencia a tracción que a compresión; por lo tanto se tiene una sola tensión
admisible R, tanto en tracción como en compresión.
Al contrario, otros materiales tienen resistencias diferentes en los dos casos (Ver
Capítulo anterior). La mayoría resiste mejor a la compresión (por ejemplo la fundición rompe
a 70-80 kg/mm² a compresión y a 15-20 kg/mm² a tracción; piedras y hormigones se
consideran sin resistencia a tracción porque dicha resistencia es muy pequeña y muy
influenciada por defectos locales). No obstante, las maderas resisten mejor a tracción, ya que
rompen con 600-800 kg/cm² a tracción y 300-400 kg/cm² a compresión.
R a tracción
σ ≤ (3-6)
R' a compresión
Materiales R R’ Materiales R R’
kg/mm² kg/mm² kg/cm² kg/cm²
Acero A 37 16 Id. Maderas 80-100 60-75
Acero A 42 18 Id. Hormigón 0 40-150
Acero A 52 24 Id. Mampostería 0 8-15
Aluminio puro 5-6 Id.
Aleación AlMgSi 14 14
Aleación AlCu4Mg 21 21
Fundición ordinaria 2 10
Estas tensiones valen solamente para piezas cargadas estáticamente. Si las cargas
varían o son aplicadas bruscamente, como suele ser el caso en las piezas de máquinas,
debemos reducir considerablemente las tensiones admisibles.
3-3-1 - Deformación:
Las fórmulas (3-2) y (3-4) que dan el alargamiento unitario o dilatación específica (ε) y
el alargamiento de la barra (δ), valen si el esfuerzo N es constante. Si el esfuerzo normal varía
a lo largo de la abscisa x de la barra, la tensión σ varía también con x, la dilatación ε también
varía con x y para obtener el alargamiento δ, debemos escribir la fórmula (3-4) para un
elemento diferencial dx de la viga:
σ dx N dx
dδ = ε . dx = =
E EΩ
ℓ ℓ σ ℓ N
δ = ∫ ε . dx = ∫ dx = ∫ dx (3-7)
0 0 E 0 EΩ
n
Ni ℓ i
δ = ∑δ i = ∑ (3-8)
1 Ei Ω i
Estas fórmulas (3-7) y (3-8) dan el alargamiento total de la viga. Este alargamiento es
un fenómeno físico que se produce en la barra, independiente de cuales son sus puntos de
apoyo. Al contrario, los desplazamientos que pueden sufrir los diferentes puntos de la viga,
están íntimamente unidos a las condiciones de apoyo. Es fundamental diferenciar
correctamente deformaciones y desplazamientos.
3-3-2 - Desplazamiento:
Supongamos por ejemplo una barra AB, empotrada en A y sometida a tracción por una
fuerza P en B. (Fig. 3-2). El esfuerzo normal es constante a lo largo de la barra y vale P. El
alargamiento vale δ = Pℓ EΩ . El punto A no se desplaza por estar empotrada la barra en
dicho punto; el punto B se desplaza hacia la derecha de u B = δ . Pero evidentemente, un
Fig. 3-2
V = a.b.ℓ
y para el volumen final:
V '−V
∆= = (1 − 2 µ )ε x (3-10)
V
Es difícil imaginar un material que disminuye de volumen cuando se estira; por lo tanto
debemos poner:
(1 − 2 µ )ε x ≥ 0 de donde µ ≤ 0,50
Para la goma o la parafina, µ se acerca a este límite superior y el volumen de dichos
materiales varía poco durante un ensayo de tracción. Al contrario, materiales como el
hormigón tienen un coeficiente de Poisson pequeño y para el corcho, µ puede considerarse
nulo.
Lo que acabamos de ver se aplica con los cambios necesarios a la compresión elástica.
Esta será acompañada de una contracción negativa, o sea un aumento de sección, y podemos
utilizar el mismo valor de µ.
δ = α ℓ∆t (3-11)
δ
ε== α ∆t (3-12)
ℓ
Si, además del salto térmico, la barra esta sometida a una tensión normal, la ley del
comportamiento del material será la ley de Hooke (3-3) completada con la anterior (3-12) o sea:
σ
ε = + α ∆t (3-13)
E
Para evaluar la energía interna (W) acumulada en una barra traccionada, vamos evaluar
el trabajo externo (T) realizado y sabemos que serán iguales. Consideremos entonces el
gráfico (N, δ) del esfuerzo normal interno y del alargamiento de la barra (Fig. 3-4). Para un
valor intermedio N’ del esfuerzo normal, corresponde un valor intermedio del alargamiento
δ‘. Durante el aumento dδ‘ del alargamiento, el esfuerzo N’ produce un trabajo elemental:
Notamos que dicho producto se representa por la parte rayada del gráfico de la Fig. 3-4.
Por lo tanto el trabajo total, correspondiente a la integración de la expresión anterior, será
representado por la superficie del diagrama triangular OAB, es decir:
1
T= N .δ (3-15)
2
Notamos así que el trabajo externo, en el caso de una barra traccionada, es la mitad del
producto del valor final del esfuerzo normal por el valor final del alargamiento de la barra.
(Notamos que, como N y δ tienen siempre el mismo signo, el trabajo es siempre positivo, aún
en compresión.)
1
W= N .δ (3-16)
2
1 N 2ℓ
W= (3-16’)
2EΩ
EΩδ 2
W= (3-16”)
2ℓ
σ2V
E ε 2V
W = = (3-17)
2E 2
La mayor cantidad de energía (Tmáx) que podemos almacenar en una barra sin provocar
deformaciones permanentes, se obtiene reemplazando en la ecuación (3-17) σ por el límite de
elasticidad del material. Obtenemos así:
Re2 V
Tmáx =
2E
y se llama resiliencia (r), la energía elástica máxima almacenada por unidad de volumen, o
sea:
Tmáx Re2
r= = (3-18)
V 2E
En el caso de un esfuerzo normal y/o una sección variable con x, la energía interna dada
por (3-16’) debe adaptarse de la manera siguiente; se supone dicha expresión válida para un
tramo dx de viga y después se integra:
1 ℓ N2
2 ∫0 EΩ
W = dx (3-16’”)
Consideramos, Fig. 3-5, una viga prismática con eje vertical, peso específico γ, con un
extremo fijo y el otro libre y sometido a una fuerza axial P que actúa en tracción o en
compresión. Si el peso propio unitario de la viga, medido por p = γ.Ω, no es despreciable con
respecto a P, el esfuerzo normal varía de una sección a otra, y en una distancia x del extremo
libre, tenemos:
P + px
N = P + px σ=
Ω
P + pℓ
N máx = P + pℓ σ máx = (3-19)
Ω
P + pℓ
=R
Ω
P
Ω= (3-20)
R −γ ℓ
ℓ N 1 ℓ ( P + 1 pℓ).ℓ
δ =∫ 2
EΩ ∫0
dx = ( P + px).dx = (3-21)
0 EΩ EΩ
1
Es lo mismo que si el esfuerzo normal fuera constante e igual al valor promedio P + pℓ
2
La ley σ = N de repartición uniforme de las tensiones sobre toda la sección recta fue
Ω
establecida suponiendo:
2 P cos ϕ
σr = . (a)
α + sen α br
Si, al contrario, calculamos la tensión en una sección plana m’n’ normal al eje y
distante r del vértice, (Fig. 3-8b), suponiéndola uniforme y normal a la sección, obtenemos el
valor medio:
P P
σm = = (b)
Ω 2br tg α
2
el valor σmáx dado por la fórmula (a) para ϕ = 0 sobrepasa σm tanto más que la abertura de la
cuña es grande.
Vemos que la fórmula elemental (b) da muy buenos resultados siempre y cuando α
permanece pequeño.
En particular, si la entalla es
semicircular, se encuentra k =2 (Fig.
3-9)
1
k = 1+ (3-23)
α ρ t + β ( ρ a)(1 + ρ a) 2
Para las barras redondas o planas con cambios bruscos de sección y empalme (Fig. 3-
10), la fórmula de aquí arriba se aplica aún pero con valores diferentes para las constantes.
Un hueco circular practicado en una barra plana traccionada uniformemente (Fig. 3-11)
provoca fuertes concentraciones de tensiones en los bordes del hueco, en los extremos m y n
del diámetro perpendicular al eje de la barra.
Es gracias a dicha aptitud de adaptación del acero dulce de construcción que podemos
dimensionar las piezas bulonadas sin tener en cuenta los factores de concentración de
tensiones. La repartición de tensiones en el momento de la rotura siendo prácticamente
uniforme, basta, en construcción metálica, deducir de la sección bruta de la barra, la sección
correspondiente a los bulones, (sección neta).
Ahora, si cortamos una viga con una sección mn perpendicular a su eje y que
consideramos uno de los trozos así obtenido, las tensiones existentes en la sección mn pueden
considerarse ahora como fuerzas exteriores (esquema libre) aplicadas sobre este trozo.
Según el principio de Saint-Venant, podemos afirmar que la perturbación local, (fuerza
concentrada, entalladura, etc...) existiendo en la sección mn solo hace sentir su efecto en una
zona local, que se extiende de ambas parte de dicha perturbación sobre un largo igual al
ancho de la viga. Podemos entonces, en relación a las tensiones generales, reemplazar las
fuerzas exteriores que preceden a la sección S por sus elementos de reducción equivalentes,
lo que justifica su utilización en este curso.
Se constata también que la teoría elemental desarrollada en este curso no nos permite
analizar teóricamente las zonas con perturbaciones de tensiones. Se deberá para ellas utilizar
teorías más elaboradas o estudios experimentales.
Se tratará en toda construcción bien realizada de anular el efecto de dichas tensiones
locales, reforzando adecuadamente la estructura en estos puntos.
El principio de Saint-Venant es entonces muy útil ya que permite estudiar las vigas por
medio de teorías simples basadas sobre los elementos de reducción. No obstante dicho
principio puede estar en falta en vigas de paredes muy delgadas.
Fig. 3-14
problema del anillo también conocido como el de la caldera. Se justifica por dos razones:
primero porque fundamentalmente las tensiones que existen son de tracción y debidas a un
esfuerzo normal circunferencial y también uno longitudinal. En segundo lugar porque da pie
a la introducción del estado doble de tensiones.
El caso de un tubo (caldera) se reduce al del anillo constituido por un tramo de tubo de
largo unitario.
1
π
2
2 N = 2 ∫ pr sen α dα = 2 pr
0
de donde:
N = pr (3-24)
pr
σc = (3-25)
e
Esta ecuación se llama a menudo fórmula de la caldera, pues es la que se utiliza para
determinar el espesor de las chapas de las calderas.
La presión p sobre el fondo de la caldera (Fig. 3-15) produce una fuerza p π r 2 que
producirá una tensión de tracción en todo el contorna de la caldera y en sentido longitudinal.
Esta se obtiene dividiendo la fuerza que acabamos de obtener por la superficie sobre la cual
actúa y esta última, si el espesor es pequeño puede asimilarse al producto de la longitud de la
circunferencia ( 2π r ) por el espesor (e) o sea: 2π r e y así obtenemos:
pπ r 2 pr σ c
σℓ = = = (3-28)
2π re 2e 2
1
εx = (σ x − µ σ y )
E (3-29)
1
ε y = (σ y − µ σ x )
E
1 σ µ pr
εc = (σ c − µ σ ℓ ) = c (1 − )=(2 − µ )
E E 2 2eE
(3-30)
1 σ 1 pr
ε ℓ = (σ ℓ − µ σ c ) = c ( − µ) = (1 − 2 µ )
E E 2 2eE
∆d = 2r ε c ; ∆ℓ = ℓ ε ℓ
dV
= 2ε c + ε ℓ (3-31)
V
1
Lo llamamos completo si bien en la teoría de la elasticidad que se estudia en otra materia, se completará
este esquema con incrementos diferenciales y eventualmente fuerzas másicas. No obstante no son necesarios para el
alcance de esta materia.
Como τy = - τx, en las relaciones que siguen utilizaremos siempre el τx, o sea que en
todas las ecuaciones donde aparece el τy lo reemplazaremos siempre por - τx.
τ90° = τy = - τx = - τ0°
Fig. 4-5
Las ecuaciones de equilibrio pueden escribirse proyectando según los ejes x e y o mejor
según los ejes normal a la faceta inclinada (n) y tangente a la misma faceta.
1 + cos 2α 1 - cos 2α
cos α = ; sen2 α = ; 2 sen α cos α = sen 2α
2
2 2
es interesante calcular la tensión normal sobre una faceta ortogonal α, o sea orientada por α+90°.
Basta reemplazar α por α+90° en la expresión anterior y obtenemos:
σ x +σ y σ x - σ y
σ α + 90° = - cos 2α - τ x sen 2α
2 2
Obtenemos así muy fácilmente el primer invariante del estado tensional en un punto:
σ α + σ α +90° = σ x + σ y
o sea que la suma de las tensiones normales respecto a dos direcciones ortogonales no depende
de la orientación. Por ello se llama primer invariante.
Obtenemos así en (a) y (b) las expresiones que buscábamos que nos proporcionan σα y
τα o sea las tensiones en una faceta cuya normal esta inclinada de α con respecto al eje x
Notamos que las tensiones en la faceta α varían periódicamente con el ángulo 2α, o sea
que el período es de 180°, lo que podía preverse ya que para las tensiones interesa la dirección,
no su sentido, es decir que las tensiones en x o en - x son las mismas, en α y en α+180° son las
mismas.
La reciprocidad con respecto a la dirección α se expresa como:
τ α + 90° = - τ α
La reciprocidad del corte significa que la tensión de corte cambia de signo después de
girar de 90°, por lo tanto debe existir una dirección (ß) para la cual el corte se anula, y por
reciprocidad, si en esa dirección el corte se anula, en la dirección perpendicular (ß'= ß+90°)
también se anulará.
Para encontrar las direcciones ß y ß'= ß+90 para las cuales el corte se anula, basta anular
la expresión (b), (haciendo α=ß) obtenemos:
Esta ecuación tiene dos raíces separadas de 90° que serán ß y ß' = ß±90°. Estas direcciones
ortogonales para las cuales el corte se anula se llaman direcciones principales de las tensiones.
Por otro lado si queremos saber para que direcciones las tensiones normales σα son
extremas, se obtiene con la ecuación: σ α = 0 y esta ecuación desarrollada da exactamente la
d
dα
misma ecuación (c) y por lo tanto podemos decir que las direcciones principales donde el corte
se anula son también las direcciones para las cuales las tensiones normales son extremas,
máxima según una (σ1) y mínima según la otra (σ2). Estas tensiones reciben el nombre de
tensiones principales.
Convención: Para las dos raíces de la ecuación (c), cuidaremos de que en modulo estén siempre
inferior a 90°, (restando o sumando 180° si hace falta). Por ejemplo si las raíces son 25° y 115°,
las tomaremos como 25° y -75°, de tal manera que siempre habrá una positiva y la otra negativa.
Una vez realizado ello, se llamará siempre ß a la de estas dos raíces que tiene el mismo signo
que τx, y ß' a la otra. Ello significa que ß y τx siempre tendrán el mismo signo. Vamos a ver en
seguida la ventaja de esa elección que radica en el hecho que ß dará siempre la dirección de la
tensión normal máxima (σ1) y ß' la dirección de la mínima (σ2).
2τ x 2τ x
sen 2 β = sen 2 β ´ = -
(σ x - σ y )2 + 4 τ x2 (σ x - σ y )2 + 4 τ x2
σ x -σ y σ x -σ y
cos 2 β = cos 2 β ′ = -
(σ x - σ y )2 + 4 τ x2 (σ x - σ y )2 + 4 τ x2
y si calculamos la tensión en la dirección ß por medio de (a) donde reemplazamos α por ß, y
después en la dirección de ß', obtenemos:
σ x +σ y 1
(σ x - σ y )2 + 4 τ x2
σ = σ 1= +
2 2
(d)
σ x +σ y 1 (σ x - σ y )2 + 4 τ x2
σ ′=σ 2= -
2 2
donde es fácil darse cuenta que la tensión en la dirección de ß o sea σ1 será siempre superior a la
tensión en la dirección de ß', o sea σ2. Vemos además que la diferencia es siempre positiva por
ser una raíz cuadrada:
σ 1 - σ 2 = (σ x - σ y ) + 4 τ x ≥ 0
2 2
Alguna vez se plantea el problema inverso, conocidos las tensiones principales (σ1 y σ2)
y sus direcciones (ß), determinar las tensiones en un sistema de ejes x, y. La inversión de las
ecuaciones (c) y (d) proporcionan:
σ x = σ 1 cos2 β + σ 2 sen2 β
σ 1 - σ 2 sen 2 β
τ x=
2
Tenemos entonces:
Fig. 4-7
σ x=σ 1 ; σ y =σ 2 ; τ x=0
σ 1 + σ 2 + σ 1 - σ 2 cos 2φ
σφ =
2 2
(f)
σ 1 - σ 2 sen 2φ
τφ = -
2
Estas ecuaciones (f) pueden también obtenerse escribiendo las ecuaciones de equilibrio
proyección del triángulo de la Fig. 4-7, sobre la normal a la faceta inclinada y sobre la tangente a
ella.
La segunda de estas ecuaciones permite notar que el corte máximo (en valor absoluto)
vale (σ1 - σ2)/2 y ocurre cuando sen2φ = ±1, o sea sobre las facetas orientadas a φ = ± 45° de las
direcciones principales. Se deja al lector la verificación de que el corte máximo, en dichas
facetas, siempre esta orientado desde la dirección principal 2 hacia la dirección principal 1.
El traduce, de hecho, todas las formulas que hemos visto desde (a) hasta (f).
Recordaremos primero las definiciones exactas de los ángulos α, ß y φ.
En el punto O de la Fig. 4-8, situado en el plano de tensión, se ve que el ángulo α fija
una dirección cualquiera en relación con Ox. El ángulo se mide a partir de Ox hasta ésta
dirección, considerando como positivo el sentido de x hacia y, o sea sentido del reloj aquí, como
indicado en la figura.
El ángulo ß corresponde a un valor particular del ángulo α, cuando la normal a la faceta
considerada, coincida con la dirección principal 1. Este ángulo ß es medido a partir de Ox hacia
01, positivo como en el mismo sentido que α.
La dirección cualquiera se llama dirección φ pues el ángulo φ está formado por la
dirección principal 1 y esa dirección; es positivo en el mismo sentido que α.
En el plano de tensión, estos ángulos tienen entonces un origen bien determinado y son
todos positivos en el mismo sentido. (De x hacia y)
Si se imagina en O una faceta cuya normal coincida con la dirección φ, las tensiones
normales y tangenciales que actúan sobre ella se llamarán respectivamente σ φ y τ φ . Esto se ha
representado en la Fig. 4-8, no obstante para mayor claridad del esquema, la faceta ha sido
desplazada con respecto al origen. Este desplazamiento es ficticio pues se trata de una faceta
que contiene el punto O. Es evidente que la tensión σ φ es positiva cuando es de tracción, como
se indica. La tensión de corte τ φ es positiva en el sentido indicado, según las convenciones
anteriores.
2 2
σ 1 +σ 2 + 2 = σ 1 - σ 2
σφ- τφ
2 2
REGLAS GENERALES:
a) En el diagrama, los τ positivos son hacia arriba, y los σ positivos hacia la derecha.
b) Cada ángulo medido a partir de un eje - (el eje x por ejemplo) - en el plano de tensión
(caso de α y de ß ) tiene que medirse en el círculo a partir del punto representativo de
dicho eje. (o sea a partir de la extremidad del τx dibujado con su signo en el extremo del
σx (y no del σy). Así se trabaja sobre el τx.)
c) Respetar las convenciones de los ángulos positivos, tanto en el plano de tensión como
sobre el diagrama de Mohr. Recordar que en el círculo de Mohr los ángulos son
duplicados.
d) Aunque el punto derecho del diagrama (A) representa siempre a σ1 , el extremo de σx
puede encontrarse en E o en E', o sea a la izquierda o a la derecha del extremo de σy.
El círculo de Mohr permite resolver con elegancia tres tipos de problemas esenciales que
se presentan a continuación:
1.- Se dan en un punto O los ejes x e y así como los valores de σx, σy e τx de las tensiones
correspondientes. Se piden los valores de las tensiones principales σ1 y σ2 con su orien-
tación ß.
2.- Se conocen las tensiones principales σ1 y σ2 con su orientación en un punto O. Se piden
las tensiones σx , σy e τx en relación con dos ejes ortogonales datos que pasan por O.
3.- Este último problema pide pasar de los ejes x e y en O a los ejes x' e y' en O. Buscar los
valores de σx' , σy' e τx' a partir de σx, σy e τx.
Se podrá hacer ejercicios prácticos en la resolución de estos problemas, sobre todo de
los dos primeros, haciendo uso de la tabla que se da a continuación, en ambos sentidos:
σx σy τx σ1 σ2 ß
+2 +4 +3 6,16 -0,16 54°
+3 -2 -3 4,4 -3,4 -25°
+2 -1 -1 2,3 -1,3 -17°
-3 -3 -3 0 -6 -45°
NOTAS PRÁCTICAS:
No todos los autores, libros o apuntes utilizan los ejes y convenciones presentadas aquí. No
obstante si nos atenemos a las reglas siguientes podemos ver que las fórmulas presentadas aquí
pueden utilizarse aún con otros ejes siempre que respetemos lo siguiente:
En la Fig. siguiente mostramos las convenciones relacionadas con el sistema de ejes. Para los
ángulos siempre hablamos "de x hacia y" y no de sentido del reloj o inverso para que nuestra
definición pueda utilizarse también en otro sistema de ejes.
Fig. 4-13
Tenemos el caso donde las dos tensiones principales son de tracción. No existirá
ninguna dirección con compresión. O al revés, las dos de compresión y no existirá ninguna
dirección con tracción.
Fig. 4-14
p p
Existe otro caso particular muy importante de
ubicación del círculo de Mohr. Es cuando se encuentra
simétrico sobre el origen, Fig. 4-15. Las dos tensiones p
Fig. 4-15
Fig. 4-16
εx=
1
(σ x - µ σ y )= 1 ( p + µ p )= p (1 + µ )
E E E
ε y=
1
(σ y - µ σ x )= 1 (- p - µ p )= - p (1 + µ )
E E E
Si queremos evaluar esta deformación γ para relacionarla con la tensión de corte τ que la
p (1 + µ )
oc ' = oc.(1 + ε y ) = oc. 1 -
E
y por lo tanto, analizando el medio ángulo en b, que por definición se trasformó de 45° en 45°-
γ/2, tenemos (ob=oc):
π γ γ
p (1 + µ )
tg - tg 1- 1-
π γ
tg - = 4 2 = 2 = o′c = E
4 2 1 + tg π . tg γ 1 + γ o′b 1 + p (1 + µ )
4 2 2 E
γ p (1 + µ )
=
2 E
E
G=
2 (1 + µ )
obtenemos:
τ
γ=
G
Algunas veces es útil y hasta recomendado utilizar otra definición para el corte, pero
Es por otro lado muy lógica y práctica para sus propósitos pero debe proscribirse en el
uso del círculo de Mohr por ejemplo o en el estudio de tensiones de corte en facetas inclinadas.
τ yx = τ xy
τ xy = τ x ; τ yx = - τ y
Si bien el estado plano de tensión que acabamos de ver es muy útil no podemos negar
que los problemas de tensiones se presentan siempre en cuerpos tridimensionales. El hecho de
que podamos a menudo simplificar el problema en un plano, no significa que el problema no
sea tridimensional. A continuidad damos simplemente una introducción al tema, como
generalización de lo que vimos en el plano, dando a conocer solamente las nociones que
Fig. 4-18
El estado tensional en el espacio se caracteriza por tres tensiones normales σx, σy, σz. Se
las considera positivas en tracción. Si consideramos un cubo elemental de dimensiones dx, dy,
dz, sobre cada cara aparecerán las tensiones normales, por pares iguales y opuestas. (Fig. 4-18).
En cada faceta tenemos una tensión de corte que descomponemos en sus dos componentes
paralelas a los ejes coordenados.
Las tensiones de corte se consideran positivas como las definiciones del corte con dos
subíndices. Notamos así como la reciprocidad del corte se exterioriza naturalmente en la Fig. 4-
18.
Estas tensiones forman, una vez multiplicadas por las superficies sobre las cuales
actúan, un conjunto de fuerzas en el espacio para las cuales la estática nos proporciona seis
ecuaciones de equilibrio. Las de proyecciones sobre los ejes se verifican fácilmente. Las de
momento devuelven la reciprocidad de las tensiones de corte y se escriben:
τ xy = τ yx ; τ yz = τ zy ; τ zx = τ xz
Damos a continuación la
generalización de la ley de
Hooke a tres dimensiones. Las
relaciones siguientes se dan sin
demostración, solamente como
generalización de las que vimos
en el plano. Fig. 4-20
εx=
1
[σ x - µ .(σ y + σ z ) ]
E
ε y=
1
[σ y - µ .(σ z + σ x ) ]
E
τ xy
γ xy =
G
τ yz
γ yz =
G
γ zx = τ zx
G
con:
E
G=
2.(1 + µ )
Las tensiones y dilataciones siendo unidas por la ley de Hooke de proporcionalidad, todo
lo que vimos sobre las tensiones puede repetirse sobre las deformaciones. Es decir, dilatación y
distorsión en una dirección α, dilataciones principales, círculo de Mohr de las deformaciones,
etc. Habrá simplemente que tener en cuenta que si el círculo de Mohr de las tensiones se realiza
en el sistema de ejes (σ, τ), el de las deformaciones se realiza en el sistema de ejes (ε, γ/2). Es un
detalle importante a no olvidar.
Las mediciones más usuales actualmente se realizan por medio de "strain gauges", o sea
medidores de deformación eléctricos, formados por una resistencia pegada a la pieza, que
participa de la deformación de ella y dicha deformación modifica el valor de la resistencia
eléctrica. Esta variación de resistencia se mide por medio de un Puente de Weastone y da un
valor directamente proporcional al ε en este punto y según la orientación de la resistencia.
Fig. 5a-1
plano de la sección de la viga se toman
como indicado en la Fig. 5a-1. Por
dicha razón tomaremos para la teoría
que sigue estos ejes yz en el plano de la
superficie cuyas propiedades se
estudian. (Fig. 5a-2)
Fig. 5a-2
Definiciones:
De igual manera se definen los momentos de orden dos o de segundo orden, que por su
similitud con definiciones de mecánica, se llaman también momentos de inercia.
Iy
Momento de orden dos: M 2, y = ∫ z 2 dΩ = i y2 Ω = I y Unidades: cm4 iy =
Ω
Convenciones:
Existen varias convenciones que conviene utilizar para simplificar los desarrollos
teóricos siguientes y las interpretaciones de los resultados obtenidos tanto en el plano teórico
como práctico. Algunas son simples y evidentes, otras un poco más engorrosas o complicadas
pero todas son esenciales para evitar confusión y/o errores.
1) En lo que sigue, los ejes y se toman positivos hacia abajo y los ejes z positivos hacia la
derecha.
2) Los ángulos se tomarán positivos en el sentido de y hacia z, aún los que no tuvieran su
origen en el eje y.
Fig. 5a-4
J z = −J y
6) Tengamos cuidado que si se usa la notación con dos subíndices, las definiciones serán las
siguientes:
J yz = J zy
(La reciprocidad con un solo subíndice es con signo menos; con dos subíndices es con mismo
signo de por las definiciones.)
I z ' = ∫ y ' 2 dΩ
y como tenemos:
z' = z − a
y' = y − b
reemplazando:
Fig. 5a-6
I por G: I c = I a − d 12 .Ω
y después:
I b = I c + d 22 .Ω = I a + (d 22 − d12 ).Ω
Fig. 5a-7
En conclusión para pasar de un eje a otro paralelo
debemos pasar por el C. de G.
Vemos ahora el producto de inercia con respecto a los ejes y’, z’:
CUIDADO: Las distancias “a” y “b” tienen signos. (a, b) son las coordenadas (y, z) del
nuevo centro de coordenadas en el sistema de ejes “viejos”. Por lo tanto el transporte puede
ser positivo o negativo.
Rotación de ejes.
Hemos visto que por definición los momentos de inercia I son siempre positivos, no así
los productos J. Lo vimos en la reciprocidad y lo recalcamos de vuelta ahora de la manera
siguiente:
Si realizamos una rotación de los ejes (y, z) de 90°
en (y’, z’), tenemos:
Notamos: I 0° = I y , I 90° = I z
De la misma manera, obtenemos:
Iy + Iz Iy − Iz
I α + 90° = I z ' = I y sen 2 α + I z cos 2 α + J y sen 2α = − cos 2α + J y sen 2α (b)
2 2
que se llama el primer invariante de inercia. Significa que la suma de las inercias con
respecto a dos direcciones ortogonales no depende de dichas direcciones. O sea que la suma
es independiente de α. Por otro lado permite obtener el Ip, independientemente de las
direcciones ortogonales que consideramos en el plano.
J α ,α + 90° = J α = J y ' z ' = ∫ y ' z ' dΩ = I y sen α cos α − I z sen α cos α + J y (cos 2 α − sen 2 α )
o sea simplificando:
Iy − Iz
Jα = J y' = sen 2α + J y cos 2α (c)
2
1
Utilizamos en las diversas ecuaciones siguientes las relaciones trigonométricas conocidas:
1 + cos 2α 1 − cos 2α
cos 2 α = sen 2 α = sen 2α = 2 sen α cos α
2 2
Propiedades de inercia de las superficies planas - Pág. 173
Notamos: J α +90° = − J α o sea que reencontramos la reciprocidad (expresada con un
solo subíndice) y además vemos que esta reciprocidad es general, para cualquier par de
direcciones ortogonales del plano.
I α .I α +90° − J α2 = I y .I z − J y2
Si llamamos β y β’= β + 90° las direcciones principales, ortogonales, para las cuales Jβ
es nulo, (y evidentemente Jβ’ = - Jβ también será nulo), obtenemos la dirección β con Jβ = 0 o
sea:
Iy − Iz
Jβ = sen 2 β + J y cos 2 β = 0 (d)
2
o sea:
2J y
tg 2 β = (e) (Cuidado al sentido de la resta en el denominador)
Iz − Iy
La Fig. 5a-11 permite ubicar a “simple vista” el eje de inercia mínima según el signo
del Jy y la magnitud relativa de las inercias según y z. Entender claramente estos esquemas
permite evitar muchos errores.
Se indica solamente una posición cualitativa del eje de inercia mínima (m).
Con estas
indicaciones no
pueden ocurrir
errores graves
en la ubicación
de los ejes de
inercia máximo
y mínimo.
Fig. 5a-11
I y = I M sen 2 β + I m cos 2 β
IM − Im
Jy = sen 2 β
2
Ya que sabemos que existen direcciones principales de inercia, conviene muchas veces
elegir estas como ejes coordenados de referencia. Además conviene que sean los ejes
principales centrales, lo que significa por el centro de
gravedad de la superficie considerada.
Im + IM Im − IM I + Im IM − Im
Iϕ = + cos 2ϕ = M − cos 2ϕ (i)
2 2 2 2
Im − IM I − Im
Jφ = sen 2ϕ = − M sen 2ϕ (j)
2 2
CUIDADO: Para aclarar la nomenclatura utilizada: si una dirección cualquiera se ubica con
respecto a un eje y cualquiera, se llama α el ángulo y las fórmulas a utilizar son (a) y (c). Si la
dirección cualquiera se ubica a partir del eje de inercia mínimo el ángulo se llama φ se
utilizan las ecuaciones (i) y (j).
I + Im I − Im
2 2
Iϕ − M + J ϕ2 = M
2 2
Esta relación debe existir siempre entre un momento de inercia respecto a un eje
cualquiera y el producto de inercia correspondiente. Como es independiente del ángulo φ,
vale para cualquier dirección y el subíndice φ podría eliminarse.
I + Im I − Im
2 2
I − M +J2 = M (k)
2 2
IM + Im IM − Im
, 0 y de radio
2 2
En la Fig. 5a-13,
representamos dicho
círculo que sintetiza en
forma geométrica todas las
fórmulas anteriores:
Notamos la reciprocidad
de Jz = - Jy reflejada en el
círculo.
El ángulo β se obtiene
por su definición entre la
Fig. 5a- 14
dirección y y la dirección m de
mínima inercia. Notamos
sobre la Fig. 5a-14 que dicho ángulo se encuentra trazado en sentido opuesto de la
convención positiva, por lo tanto el ángulo β es negativo y se comprueba que tiene el mismo
signo que Jy.
Obtenemos así del círculo la información buscada, o sea los valores de IM, Im, y β.
Elipse de Inercia.
h h 12
− −
2 2
Fig. 5a-16
2) Evaluar la inercia de un triángulo con respecto a la base.
(Fig. 5a-17)
h 0 0
12
Nota 1: Es pura casualidad que el resultado sea
igual al del ejercicio anterior. Fig. 5a-17
Nota 2: Darse cuenta que el resultado no depende
de la posición horizontal del vértice.
b
Sol. I = (6a 4 + 12a 3 c + 12a 2 c 2 + 6ac 3 + c 4 )
36(2a + c)
Secciones delgadas:
Fig. 5a-19
Se puede así considerar una abscisa curvilínea s según la línea media para realizar las
integraciones.
Un elemento de superficie podrá asimilarse a un elemento de la línea media por el
espesor en ese punto: e.ds, o más riguroso, e(s).ds ya que el espesor puede variar.
Tenemos así sucesivamente las expresiones simplificadas siguientes:
La comparación de estos resultados con los resultados exactos sirve para dar el grado
de aproximación obtenido. Notaremos fácilmente que si el espesor es reducido frente a las
otras dimensiones en el plano de la superficie, el error es despreciable.
Nota: darse cuenta que para la inercia aproximada se trabaja sobre Fig. 5a-23
la línea media de la sección.
En muchos casos en las teorías de las vigas, tanto en flexión como en corte, se utilizan
secciones de paredes delgadas y más adelante veremos la utilización de dichos conceptos.
5-1-1– Generalidades.
Consideramos una viga rectilínea infinitamente larga con sección recta constante y
aplicamos en sus extremos dos cuplas iguales y contrarias de momento M. Suponemos
además que la sección recta de la viga sea simétrica con respecto al plano de dichas cuplas.
(Fig. 5b-1 y 5b-2).
Las fibras longitudinales se curvan todas según arcos de círculos paralelos. Analizando
la deformación se nota que las fibras ubicadas en la parte convexa se alargan y las de la parte
cóncava se acortan. Necesariamente existen fibras intermedias que mantendrán su longitud.
Resulta de ello que en la sección recta existirán zonas de tracción donde las fibras se alargan,
zonas de compresión donde se acortan y zonas sin tensiones, neutras, donde mantienen su
longitud.
Podemos entonces afirmar que: durante las deformaciones de flexión, las secciones
rectas permanecen planas y normales a las fibras deformadas.
cd (1 + ε ) dx ρ + y
= =
ab dx ρ
de donde despejamos:
y
ε= (1)
ρ
Fig. 5b-3
Esta condición significa que el eje neutro pasa por el centro de gravedad de la sección
recta.
Por otro lado, la suma de los momentos de dichas fuerzas con respecto al eje neutro,
(como con respecto a cualquier eje paralelo) debe ser igual al momento M de la cupla; de
donde:
E
∫ σ y dA ≡ ∫ y dA = M
2
A
ρ A
∫y
2
Como la integral dA es el momento de inercia I de la sección recta de la viga
respecto del eje neutro, la ecuación anterior se escribe:
1 M
χ= = (3)
ρ EI
Esta fórmula permite determinar el radio de curvatura del eje de la viga deformada.
Vemos que la curvatura χ varía como el momento flector e inversamente proporcional a la
cantidad EI, que se llama rigidez flexional de la viga.
dφ 1 M
= =
dx ρ EI
y la integración de dicha expresión permite obtener el ángulo relativo de rotación entre dos
secciones separadas de ℓ en una viga sometida a flexión pura:
Mℓ
φ= (4)
EI
My
σ = (5)
I
La teoría precedente fue establecida suponiendo que la viga tenía un plano longitudinal
de simetría en el cual actúa la cupla flectora. Esta simetría permite afirmar que el momento
de las fuerzas interiores alrededor del eje Gy se anula, Fig. 5b-3, porque los momentos de las
fuerzas situadas de un lado del eje equilibran exactamente los momentos de las fuerzas
correspondientes del otro lado.
E
M y = ∫ zσ dA =
ρ ∫A
y z dA
A
Se anula si:
∫ y z dA = 0
A
(6)
es decir si los ejes Gy , Gz son los ejes principales centrales de inercia de la sección recta.
Así entonces, la teoría de la flexión desarrollada es aún válida cuando la cupla flectora
no coincide con un plano de simetría, siempre y cuando contiene uno de los ejes principales
de inercia de la sección recta. Tales planos se llaman planos principales de flexión.
El modo particular de flexión estudiado aquí se caracteriza por el hecho que el plano de
solicitación coincide con el plano de flexión y que el eje neutro es normal a dicho plano. Es
lo que llamamos flexión plana.
M y max M
σ máx = = ≤R (7)
I W
Esta expresión muestra que la resistencia de la viga flexionada se mide por la cantidad
W=I/ymáx, que se llama módulo de flexión; esta cantidad tiene como dimensión una longitud
al cubo.
La relación (7) permite verificar si una sección dada resiste a un momento flector dado.
Para calcular, al contrario, que momento flector máximo puede soportar una sección
dada, se aplica:
M ≤ R.W (8)
Si, al fin, queremos determinar la sección necesaria para resistir a un momento dado M,
se utilizará la relación:
M
W≥ (9)
R
bh 3 bh 2
I= , W = (10)
12 6
π d4 π d3
I= , W = (11)
64 32
Para los perfiles habituales los valores de I y de W están dados por las tablas
proporcionadas por los fabricantes.
M M
≤R ≤ R' (13)
W1 W2
M M
σ máx = − σ mín = (14)
W2 W1
M M
≤R ≤ R' (15)
W2 W1
La flexión simple se encuentra en todas las vigas sometidas a fuerzas normales a su eje.
Si, al contrario, estas fuerzas están repartidas, se puede verificar por la teoría de la
elasticidad que la fórmula (5) da buenos resultados en toda la sección siempre y cuando la
altura de la viga sea pequeña con respecto a su longitud.
En los puntos más alejados del eje neutro, la tensión σ no debe sobrepasar la tensión
admisible R. Resulta de ello que en los otros puntos tenemos σ<R, es decir que el material no
esta bien utilizado. Además, los esfuerzos σ dΩ tienen, con respecto al eje neutro, momentos
tantos menores que es menor el brazo y. Por estos motivos, los elementos dΩ vecinos del eje
neutro contribuyen poco para resistir al momento flector exterior M. Para utilizar de la mejor
manera posible el material, conviene diminuir la cantidad de material cerca del eje neutro y
concentrar el mismo en dos núcleos alejados de este eje, unidos entre sí por un alma delgada.
Se obtienen así vigas en doble T, sean simples (laminadas), sean compuestas (obtenidas
remachando o soldando entre sí un alma, eventualmente cuatro esquinas y dos o varias alas.)
(Fig. 5b-4)
Para dar una idea de la ventaja en utilizar este tipo de secciones, observamos que para
un rectángulo de altura h y base b tenemos:
I bh 2
W= = = 0,167 Ω h
y máx 6
mientras que, para un perfil laminado habitual, tenemos aproximadamente:
I
W= = 0,32 Ω h
y máx
En consecuencia, para igualdad de sección y de altura, el perfil puede soportar un
momento flector doble.
En el límite, si todo el material pudiera concentrarse en las alas del doble T,
tendríamos, Fig. 5b-5, despreciando el espesor propio de las alas:
Ω h 2 Ωh 2 I Ωh
I =2 ( ) = , W= =
2 2 4 y máx 2
y la viga podría resistir un momento flector triple que él de la viga con sección rectangular.
Flexión - Pág. 188
Las vigas compuestas de gran altura se acercan a este valor.
El calculo anterior muestra que: 1) se debe tratar de reducir al máximo el espesor del
alma; 2) hay interés en dar a la sección una altura tan grande como posible, ya que, para
sección constante, el módulo crece con la altura h. No obstante no podemos exagerar en ese
sentido, pues reduciendo la rigidez transversal de la viga, esta puede derrumbarse por
inestabilidad flexo-torsional transversal. Además el alma siendo muy delgada puede aparecer
inestabilidad lateral de pandeo local, perpendicularmente a su plano.
Hemos visto que las tensiones máximas en la viga son proporcionales a las distancias
y1 e y2 de las fibras extremas al eje neutro. En consecuencia, si el material tiene la misma
resistencia a tracción como a compresión, conviene adoptar secciones para las cuales el
centro de gravedad G esta en el medio de la altura.
Si, al contrario, el material tiene una baja resistencia a tracción y una resistencia
elevada a compresión (fundición o hormigón), es indicado elegir una sección para la cual las
distancias a las fibras extremas estén entre ellas como las tensiones admisibles en tracción y
compresión. De esta manera colocamos más material del lado donde tenemos menos
resistencia y se logra igualar la resistencia en tracción y en compresión.
Por ejemplo, en el caso de una sección en T, se puede ubicar el centro de gravedad G a
la altura deseada proporcionando correctamente el ala y alma del perfil (Fig. 5b-6a).
Notamos también que el aumento del área de la sección recta no tiene siempre como
efecto disminuir las tensiones de flexión. Si consideramos por ejemplo (Fig. 5b-6b) una
sección rectangular a la cual agregamos dos apéndices estrechos. Estos contribuyen más en
aumentar el ymáx que el momento de inercia I y en consecuencia el modulo de flexión W es
inferior al del rectángulo solo, sin apéndices.
Por otro lado, podemos mostrar fácilmente por el cálculo que, en el caso de una viga
cuadrada, flexionada en el plano de una diagonal, podemos aumentar W en un 5% cortando
los extremos marcados como indicado Fig. 5b-6c.
Las conclusiones precedentes, basadas sobre la ley σ=My/I de distribución elástica de
las tensiones, se aplican para los materiales rígidos ya que estos permanecen prácticamente
elásticos hasta la rotura. En el caso de materiales dúctiles, se aplican si el material esta
sometido a fatiga, pero no se aplican si tenemos solicitaciones estáticas como lo vamos a ver
más adelante.
1 1 M 2 ℓ 1 EIϕ 2
T= Mϕ = = (16)
2 2 EI 2 ℓ
ℓ
1 M2
T= ∫ dx (17)
2 0 EI
p 1 3y 2 y3
σy =− − +
b 2 2h h 3
En la fibra superior (y = - h/2), ella coincide naturalmente con la presión -p/b ejercida
por la carga, mientras que en la fibra inferior (y = h/2), se anula.
En general, dicha tensión es despreciable; solamente tiene importancia si la carga es
concentrada. Este caso se analiza a continuación.
2 P cos ϕ
σr = −
π br
2 P sen ϕ
σr =
α − sen α rb
3 P cos α 2
σ x máx =
2 br sen 2 α 2
Fig. 5b-11
Vemos así que, aún para α = 40° la tensión máxima dada por la ecuación de Navier
difiere de la máxima real de sólo 2,6%.
No obstante para la flexión de los ejes circulares con cambio brusco de sección (Fig. 26
Tracc.), se obtienen resultados más precisos con la expresión mejorada:
1
k = 1+
α ρ t + β ( ρ a)(1 + ρ a) 2 + γ ( ρ t ) n d D
Consideremos una viga infinitamente larga con eje recto y sección circular constante, sometida a
dos cuplas Mt iguales y opuestas, aplicadas en las dos secciones extrémales y actuando en los planos de
estas secciones. Fig. 6-1. El momento torsor es constante en todas las secciones e igual a Mt.
Podemos afirmar a priori que:
a) Todas las secciones rectas giran durante la torsión alrededor de sus centros
respectivos.
Fig. 6-1 En hecho, la simetría completa exige que las secciones deformadas tengan
simetría polar aún después de la deformación. Por lo tanto guardamos una forma de
revolución. Ahora si damos vuelta a la pieza de manera que B coincida con A y vice versa, el sentido del
momento es lo mismo, las deformaciones de las secciones rectas deben reproducirse para una rotación de
180° lo que exige que sean planas.
c) Un radio cualquiera trazado en una sección recta permanece rectilíneo durante la torsión.
d) En fin, como ningún radio es privilegiado, el ángulo comprendido entre dos radios cualesquiera trazados
en una sección no puede variar durante la torsión.
Resumiendo los resultados (a-d) aquí arriba, podemos afirmar que, a causa de la simetría completa de la
sección circular y de la antisimetría de la solicitación de torsión, "cada sección recta de la viga gira
alrededor de su centro como un disco absolutamente rígido". Esta ley es rigurosa para la torsión elástica o
plástica de piezas hechas de un material isótropo cualquiera; ella se aplica también a la torsión de piezas
anisotrópicas cuyo eje de anisotropía es el eje de la viga.
Vamos aplicar dicha ley en el caso de un material elástico que obedece a la ley de Hooke. Según lo
que hemos visto los resultados que se deducirán, serán rigurosos.
Este elemento está por lo tanto en estado de corte puro y el ángulo de deslizamiento se encuentra en
el triángulo acc' y vale:
c′c
γ= pero c′c = ρ d ψ ; y ac = d x
ac
dψ
de donde: γ=ρ
dx
La cantidad dψ/dx representa el ángulo de torsión por unidad de longitud; es una constante, que
llamaremos θ.
Tenemos entonces: γ = ρθ (1)
Las tensiones tangenciales τ que producen esta deformación del elemento abcd tienen las
direcciones indicadas sobre la Fig.6-2. Según la ley del comportamiento del material que usamos aquí,
ellas son proporcionales al deslizamiento γ y dadas por la fórmula: τ = Gγ con G = E/2(1+µ)
Vemos así que las tensiones tangenciales varían linealmente con la distancia ρ al centro de la
sección. La Fig. 6-3 muestra su distribución.
Mt= ∫ Gθ ρ d Ω= Gθ
2
∫ ρ 2 dΩ = Gθ I p
ρ=0 ρ=0
Si la sección (el radio) y el momento torsor (Mt) varían (con x), la teoría precedente sigue valedera
si la variación es lenta. Se escribe entonces (3) de la forma
dψ = Mt d x
G Ip
Vemos así (fórmula 5) que la tensión de corte máxima se produce en las fibras superficiales
r 16 M t 2 M t
distantes del centro 0 del radio r y vale: τ Má x = M t = = ≤ R ′′ (7)
Ip π d3 π r3
NOTAS:1. Es por un ensayo de torsión sobre una barra cilíndrica que se determina generalmente el valor
del módulo de deslizamiento G. Se deduce en hecho de la fórmula (4):
32 ℓ
G = M4 t
πd ψ
Las cantidades Mt y ψ pueden medirse con mucha precisión así como d y ℓ .
2. Para un material que resiste menos al corte en el sentido longitudinal que en el sentido
transversal (p. ej. una barra de madera cuyas fibras están paralelas al eje) las primeras grietas
serán producidas por las tensiones tangenciales actuando en las secciones axiales y aparecerán
en la superficie de la barra en el sentido longitudinal.
3) En las piezas de acero rotas por fatiga en torsión, se observa una rotura análoga a la de la Fig.
6-4. Para la seguridad, conviene limitar la mayor tensión principal. Se toma entonces R" =
σfatiga/s donde σfatiga es el límite a fatiga del material.
La discusión hecha en el parágrafo precedente muestra que en una viga a sección circular llena, el
material está mal utilizado. En hecho, si la superficie exterior trabaja con la tensión admisible, las capas
interiores, al contrario, están poco solicitadas. Es por lo tanto indicado utilizar vigas
huecas en todos los casos donde la reducción del peso tiene importancia (auto, avión).
La expresión del trabajo exterior, igual a la energía interior almacenada por deformación es:
M tψ M
2
t ℓ G I pψ 2
T= = = (13)
2 2G Ip 2ℓ
Si la sección y el Mt varían
ℓ 2
1 Mt d x
2 G ∫0 I p
T= (14)
La teoría elemental de la torsión de las vigas con sección circular fue extendida erróneamente por
Navier a las vigas de sección cualquiera. Este autor supuso que la ley de conservación de secciones planas
seguía valedera en este caso. De ser así, cada sección recta tendría que rotar alrededor de su centro de
gravedad y las fórmulas establecidas para una barra de sección circular o sea:
ρ
θ = Mt y τ = Mt
G Ip Ip
permanecerían valederas. Además, las tensiones tangenciales en un punto serían perpendiculares al radio
polar por el centro de gravedad y
proporcionales a dicho radio. (Fig. 6-6a)
Por lo tanto, la tensión τ en el punto F sólo puede ser tangente al contorno AB. y la teoría de
Navier es inexacta.
La solución completa del problema de la torsión para las vigas con sección no circular depende de
la teoría de la elasticidad.
En los parágrafos siguientes indicamos sin demostración algunos resultados de esta teoría que serán
de interés práctico. Después trataremos completamente el caso de las secciones cerradas de pared delgadas
que es el más importante en la práctica.
Cualquiera sea la forma de la sección recta, deducimos de la Ley de Hooke que el ángulo de torsión
por unidad de longitud es proporcional al momento torsor Mt.
ℓ
θ = M t o bien ψ = θ ℓ = M t (15)
C C
C es un coeficiente de proporcionalidad que tiene como dimensión [FL2]. dicho coeficiente se
llama rigidez torsional y, en el caso particular de una sección circular llena o hueca, vale:
C=G Ip (16)
Para una sección no circular, C es siempre inferior a GIp. el trabajo de deformación puede entonces
escribirse para una sección cualquiera:
tψ Cψ 2
2
M M t ℓ
T= = = (17)
2 2C 2ℓ
si el momento torsor es constante de punta a cabo de la viga si no:
d x= ∫ θ d x
ℓ ℓ
M
2
C 2
T= ∫ t
(18)
0
2C 0
2
si la barra tiene una sección o/y un momento lentamente variables.
Para entender mejor la significación de los resultados dados en los parágrafos siguientes, es útil
conocer la analogía matemática descubierta por Greenhill entre el fenómeno de torsión y un movimiento
líquido plano.
Consideremos un recipiente con fondo horizontal cuya forma sea idéntica a la sección recta de la
viga sometida a torsión, con paredes laterales verticales, conteniendo un fluido perfecto (incompresible y
sin viscosidad) y sometido a un movimiento plano de rotación uniforme, es decir a un movimiento en el
cual el rotacional de la velocidad es el mismo en todos los puntos. Greenhill constató que las ecuaciones
diferenciales del movimiento de este fluido son formalmente idénticas a las ecuaciones deducidas de la
teoría de la elasticidad para la torsión. La única diferencia reside en el hecho que, en las primeras,
La tensión máx. tang. en cada rectángulo componiendo la sección será siempre dada por:
Mt
τ M x = G θ b donde θ = (21)
C
Notaremos que en los puntos cóncavos como A, en la unión de los rectángulos, suele haber
concentraciones de tensiones superiores a τMáx.
Las vigas de sección cerradas (Fig. 6-10a) con pared de espesor e constante o variable pero
suficientemente pequeña con respecto a las dimensiones de la sección, se prestan a una teoría elemental
suficientemente precisa, cualquiera sea la forma de la sección. Dicha teoría se debe a R. Bredt. (1896)
Ahora, vamos a demostrar fácilmente que el flujo de corte f=τ.e es constante, es decir τ varía a lo
largo del eje de la pared en razón inversa del espesor e y en particular es constante si el espesor es
constante.
En hecho, sean e y e1, los espesores, τ y τ1 las tensiones en dos puntos cualesquiera m y n. Si
trazamos por m y n dos secciones longitudinales normales al contorno, sabemos por el principio de
reciprocidad de las tensiones tangenciales que sobre estas secciones actúan tensiones iguales a τ y a τ1. En
consecuencia, sobre las porciones comprendidas entre dos secciones rectas separadas de una longitud
unitaria actúan las fuerzas τe y τ1e1.
Sobre una faceta eds de la sección actúa una fuerza τeds, y el momento de esta fuerza con respecto
a un punto O cualquiera del plano de la sección vale τerds donde r es la distancia de O a la línea de acción
de la fuerza τeds. La suma de estos momentos, para todas las facetas del contorno, debe equilibrar el
momento torsor, de donde:
La integral representa el doble de la superficie S delimitada por la línea media entre los dos
contornos y por lo tanto:
(Primera fórmula de Bredt) τ = Mt (23)
2eS
ds
de donde: θ = Mt 2 ∫ (25)
4G S e
2.-Si, en particular, la línea media es una circunferencia, las fórmulas (23) y (27) se reducen a las fórmulas
vistas anteriormente de las vigas circulares huecas con paredes delgadas.
3.-Si la viga tubular presenta paredes delgadas salientes como AB y CD (Fig. 6-12) se puede generalmente
despreciarlas en el cálculo de la torsión pues su rigidez torsional es considerablemente menor que la de
la parte tubular.
4.-En construcción metálica, se pueden realizar puentes cajones por soldadura o remaches, de la manera
indicada en las Fig. 6-13 y 6-14. En lo que concierne el cálculo
del cajon, notaremos:
Resulta de los parágrafos 6-6 y 6-7 que las secciones abiertas con paredes delgadas resisten muy
mal a la torsión y deben proscribirse si la pieza está sometida a un momento torsor importante. Por otra
Nos queda solamente determinar cual es la forma óptima que conviene dar a una viga tubular con
pared de espesor constante, de peso por metro lineal determinado, para que resista al mayor momento
torsor posible. La sección recta A = ℓe de esta viga será supuesta invariable en las consideraciones
siguientes.
A. Comparamos primero entre ellas diversas vigas tubulares de mismo espesor de pared e, entonces
con el mismo perímetro ℓ Se puede escribir la fórmula (23) en la forma Mt = 2Seτ, lo que muestra que la
resistencia de la pieza es proporcional a S. Pero, el contorno que da un S máximo para un perímetro dado
es el círculo; se deduce entonces que la forma ideal es la de un tubo circular. Necesitamos acercarnos a esta
forma tanto como podemos y elegir por ejemplo secciones cuadradas preferentemente a las rectangulares
alargadas.
B. La forma siendo elegida, necesitamos elegir sus dimensiones ℓ y e. Pero, con A = ℓe constante,
el momento torsor
2 SAτ
M t = 2 Seτ =
ℓ
aumenta como la relación S ℓ , que crece con ℓ . En consecuencia, cuando no existe limitaciones al
volumen de las piezas, debemos dar a las secciones rectas los mayores anchos y alturas. No se puede no
obstante exagerar en este sentido, pues, reduciendo el espesor de las paredes, se expone al peligro de
pandeo local. Se debe entonces rigidizar dichas paredes con nervaduras longitudinales y transversales para
reducir este riesgo de pandeo local. Se debe también prever diafragmas transversales en las secciones de
aplicación de las cuplas de torsión exterior para permitir la difusión de dichas cuplas en toda la extensión
de la sección recta. Tales problemas se presentan a menudo en los fuselajes de avión.
Fig. 6-16
En las vigas con sección no circular, la tensión τ sufre aumentos locales cerca de las zonas
entrantes de la sección y se torna teóricamente infinita en los ángulos entrantes agudos.
Por ejemplo, si se practica en una barra cilíndrica una garganta longitudinal semi-circular, o bien un
pequeño hueco longitudinal, Fig. 6-18a, la tensión es el doble con respecto a la que existiría en la barra
intacta. Ello resulta de la analogía hidrodinámica y del hecho bien conocido que, cuando un cilindro se
sumerge en una corriente fluida, la velocidad en los puntos A y B es doble que la velocidad uniforme de la
corriente lejos del cilindro. Fig. 6-18b.
6-11.- Problemas.
6-11-1 Se quiere sustituir a un eje lleno de 200 mm de diámetro un eje hueco que tiene d = 2d1 y capaz de
soportar el mismo momento.
¿Cuál es el diámetro exterior que debemos elegir y cuál será la economía de material?
6-11-5 El eje de un regulador de turbina tiene una longitud de ℓ = 6 m y debe efectuar un movimiento de
rotación α = 60° transmitiendo un momento torsor Mt = 150 kgm. La rotación relativa de las secciones
inicial y terminal no puede sobrepasar 1% de 60° a fin que el aparato de regulación funcione normalmente.
¿Cuál debe ser:
1. El diámetro de eje lleno si G = 8000 Kg/mm2 .
2. El diámetro si el eje es hueco de 8 mm de espesor.
3. Las tensiones máx. en ambos caso.
6-11-8 Qué relación debe haber entre una barra circular y una barra cuadrada para
que, soportando el mismo momento Mt , tengan el mismo τmax.?
6-11-10 Qué momento torsor debe aplicarse a una viga PN 22 S representada (Fig.
6-26) para que el ángulo de torsión sea 4° por metro, y cuál será la tensión máxima? Fig. 6-26
6-11-12 Una viga de acero tiene una sección rectangular hueca representada
en la Fig. 6-28. Calcular el momento torsor admisible si la tensión admisible
Fig. 6-27
es R" = 9 Kg/mm2 y el ángulo de torsión sobre 2,20 m de largo si G = 8000
Kg/mm2
Fig. 6-29 c
6-11-14 Una viga larga de 1m,50 con una sección definida Fig. 6-30 esta solicitada por torsión. La tensión
máxima en torsión vale R” = 4kg/mm2 y el modulo de elasticidad transversal vale G = 8000kg/mm2.
Se pide calcular:
a) El momento torsor máximo admisible.
b) El ángulo de torsión en grados entre las secciones rectas extremas de la viga.
Se dice que una sección S de una viga está sometida a corte cuando la resultante de todas las fuerzas
exteriores que preceden S está situada en el plano de S y pasa por su centro de gravedad. Esta resultante se
llama el esfuerzo de corte y lo designamos por la letra T.
Los lados del elemento ABDC no cambian de longitud si despreciamos el segundo orden; este
elemento está en estado de corte puro. Aparecen por lo tanto sobre las caras AB y CD de la sección recta
tensiones tangenciales verticales.
τ = Gγ
Si escribimos que estas tensiones equilibran el esfuerzo de corte exterior T, se obtiene T = τ A de donde:
T T
τ= , γ = (1)
A GA
1 1 T2
dU = T .dy1 = dx
2 2 GA
Esta teoría elemental no puede admitirse pues no está de acuerdo con las condiciones de equilibrio
interior del sólido, y en particular, con el principio de reciprocidad de las tensiones tangenciales.
Consideremos un elemento de la sección recta adyacente al contorno (Fig. 7-3). La tensión sobre este
elemento, siendo vertical, tendría que tener una componente normal al contorno τn, debido a la
reciprocidad de las tensiones tangenciales existiría entonces una tensión igual sobre la faceta ortogonal a la
primera y que pertenece a la superficie lateral de la viga, esto es imposible pues la superficie lateral es libre
de toda fuerza.
La tensión τ sobre una faceta adyacente al contorno, sólo puede ser tangente al contorno y la
teoría elemental que precede debe abandonarse y su hipótesis de base debe rechazarse: las secciones rectas
de las vigas sometidas a corte no permanecen planas.
Vamos a establecer a continuación una teoría más rigurosa del corte en las vigas flexionadas, que
satisface a todas las condiciones de equilibrio interior. No obstante señalamos que la teoría simple que
acabamos de ver se usa habitualmente para el cálculo de remaches, bulones y cordones de soldaduras. Para
llegar al corte vamos a ver primero:
La repartición de los esfuerzos tangenciales en las piezas flexionadas se rige por una fórmula general
que vamos a establecer.
Consideremos una viga prismática de sección cualquiera, sometida a flexión simple (Fig. 7-4).
Aislamos en esta viga un elemento de largo dx entre dos secciones rectas infinitamente vecinas S y S'.
Si excluimos el caso en el cual una fuerza exterior concentrada actúa en el intervalo dx, el aumento
dM del momento flector a lo largo de la longitud dx se equilibra por la cupla de los dos esfuerzos de corte.
Por lo tanto:
dM = T .dx (2)
y vemos que la existencia del esfuerzo de corte tiene por consecuencia una variación obligatoria del
momento flector.
Cortamos este elemento en dos partes I y II por un corte cilíndrico de forma cualquiera, pero cuyas
generatrices son paralelas al eje de la viga (Fig. 7-4). Nos proponemos calcular el esfuerzo rasante dR que
tiende a hacer deslizar una de sus partes sobre la otra paralelamente al eje de la viga.
Fig. 7-4
En la sección (x) que limita a la izquierda el elemento considerado, el momento flector M provoca
tensiones de flexión repartida según la ley clásica.
My
σ=
I
La resultante de los esfuerzos elementales σdA sobre la cara vertical izquierda del elemento II es una
fuerza:
M
F = ∫ σ dA = ∫ y dA
AII
I AII
En la sección (x + dx) que limita a la derecha el elemento, el momento flector vale (M + dM) y, en
consecuencia, las tensiones valen:
( M + dM ) y
σ + dσ =
I
La resultante de los esfuerzos elementales (σ + dσ)dA sobre la cara vertical derecha del elemento II
es una fuerza:
M + dM
F + dF = ∫ (σ + dσ ) dA = ∫AII y dA
AII
I
Este esfuerzo es mayor que el esfuerzo F; la resultante de los dos esfuerzos es una fuerza dF dirigida
hacia la derecha, y que vale
dM
I ∫AII
dF = y dA
La integral que interviene en esta fórmula es el momento estático con respecto al eje neutro
general de la flexión, del área AII de la cara vertical que limita el elemento II. Llamaremos, para
simplificar, Sn este momento estático. O sea:
El elemento II es una parte de viga en equilibrio, y está él también en equilibrio. Debemos admitir
por lo tanto que la fuerza horizontal dF se equilibra por un esfuerzo horizontal dR, dirigido hacia la
izquierda, aplicado sobre la superficie cilíndrica que separa el elemento I del elemento II y que representa
el efecto del elemento I sobre el elemento II. Por lo tanto:
TS n dx
dR = (3)
I
Notas:
- Hemos visto en la teoría de la flexión que el momento estático de toda la sección recta con respecto
al eje neutro de flexión es nulo. Podemos escribir entonces:
lo que significa que el esfuerzo rasante ejercido por la parte I sobre la II es igual y opuesto al ejercido por II
sobre I (acción y reacción).
- La existencia y la importancia de los esfuerzos rasantes pueden ponerse en evidencia por una
experiencia simple.
Apoyamos una viga de sección rectangular sobre dos apoyos y enduímos con grasa la superficie
superior, después colocamos encima de ella una segunda viga idéntica y cargamos el conjunto con fuerzas
transversales cualesquiera (Fig. 7-5).
Fig. 7-5
Si no hay rozamiento entre las dos vigas, ellas flexionan independientemente una de la otra y las
fibras inferiores traccionadas de la viga superior deslizan sobre las fibras superiores comprimidas de la viga
inferior.
El modulo de flexión del conjunto vale:
I bh 2 bh 2 2bh 2
W= = + =
v 6 6 6
En una viga de una sola pieza de altura 2h, al contrario, nacerán en el plano neutro nn, tensiones
tangenciales rasantes que impedirán todo deslizamiento de la mitad superior de la viga con respecto a su
TS n λ bh 3 bh 2 3 Tλ
R= ; con I = y Sn = o sea R= .
I 12 8 2 h
7 - 3 - 1 - Generalidades.
La fórmula fundamental del esfuerzo rasante establecida en el parágrafo anterior permite obtener con
precisión la repartición de las tensiones de corte en las vigas con paredes delgadas. En las vigas con
sección maciza, al contrario, la distribución exacta de las tensiones tangenciales sólo puede obtenerse por
la teoría matemática de la elasticidad. Por ello vamos a estudiar primero las piezas con paredes delgadas, y
después examinaremos de manera aproximada algunas piezas con sección maciza.
El esfuerzo rasante que tiende a hacer deslizar estas partes una sobre la otra vale según la fórmula
precedente:
TS dx
dR = n
I
S n = ∫ y ( s ).e( s )ds
o
donde so, representa el largo del arco entre A y B. Esta expresión es muy precisa si e es pequeño frente a s.
dR TS n
Por lo tanto: τ= = (4)
edx eI
A causa del principio de reciprocidad de las tensiones tangenciales, las tensiones rasantes actuando
sobre la sección BBB'B', están acompañadas de tensiones de corte igual τ actuando en el plano de la
sección recta según la dirección de la tangente a la línea media de la pared (Fig. 7-8).
Nota sobre convención de signo: Según la cara que analizamos el esfuerzo de corte tiene un sentido u
otro (acción y reacción). Para uniformizar el lenguaje, siempre hablaremos de las tensiones de corte en la
cara cuya normal positiva este orientada como el eje x de la viga. En la fórmula (4) T tiene entonces un
signo, e es siempre positivo así como la inercia I. Atribuiremos un signo a Sn: como es siempre el producto
de una superficie por una distancia, la superficie será considerada positiva y la distancia de su C.G. al eje
neutro tendrá el signo en correspondencia con los ejes coordenados. En conclusión de estas convenciones,
el τ positivo estará orientado en sentido contrario a la abscisa s curvilínea positiva elegida.
7 - 3 - 2 - Vigas de Sección U .
Calculamos la intensidad de la tensión de corte τ en el punto B del ala inferior situado a la distancia u
del borde libre A; el momento estático Sn que debemos considerar es el de la superficie indicada AB; vale:
τ máx . eb Teb 2 h
H= = (7)
2 4I
Descomponemos dicha área en dos rectángulos como indicado e encontramos, concentrando las
áreas de los rectángulos sobre sus fibras medias:
h v beh av
+ .(h − v )
h
S n = be. + av. − =
2 2 2 2 2
y reemplazando en (4)
Tbeh Tv(h − v)
τ= +
2aI 2I
La variación de τ será entonces parabólica sobre la altura del alma. (Fig. 7-11).
Si nos recordamos que el área de un segmento de parábola vale los 2/3 del área del rectángulo
circunscripto, podemos calcular la superficie del diagrama abcd (Fig. 7-11) que multiplicado por a da la
resultante de las tensiones de corte en el alma:
Tah 3 Tbeh 2
V = +
12 I 2I
Por lo tanto si dividimos el esfuerzo de corte T por la sección del alma entre el espesor medio de las
alas, se encuentra la tensión media de corte en el alma.
En la práctica, se mide siempre la altura h' del alma entre caras interiores de las alas y la sección del
alma es entonces ah'.
El cociente T/Aalma será entonces ligeramente superior a la tensión media en el alma. En los perfiles
U habitual este cociente da con buena aproximación la tensión máxima en el alma.
7 - 3 - 3 - Vigas en doble T.
El caso de la viga en doble T puede ahora resolverse directamente pues podemos considerar que una
viga así se obtiene uniendo dos perfiles en U. (Fig. 7-12)
T
τ Máx. = (8)
Aalma
Consideremos una viga con sección rectangular, cuyas dimensiones son b, h y nos proponemos
determinar la tensión tangencial τ en un punto cualquiera A de una sección recta S en la cual actúa el
esfuerzo de corte T dirigido según el eje de simetría Gy.
Sabemos por el esquema de la Fig. 7-3, que sobre las facetas c,c, (Fig. 7-14) adyacentes al contorno,
las tensiones tangenciales están paralelas al borde. Lo mismo ocurre sobre el eje de simetría Gy. Es natural
por lo tanto admitir, para simplificar, que en todos los puntos de la recta cc, la tensión τ es paralela al
esfuerzo de corte T, es decir que se reduce a su componente vertical (τxy) y que su componente horizontal
(τxz) vale cero.
Admitamos además que la distribución de las tensiones verticales (τxy) es uniforme sobre el ancho
cc de la viga.
Gracias a dichas dos hipótesis simplificadoras, que son las mismas que las adoptadas para los
perfiles abiertos de pared delgada, es fácil encontrar el valor de las tensiones de corte (τ = τxy) en el nivel y.
de hecho, en virtud del principio de reciprocidad de las tensiones tangenciales, las tensiones de corte τxy
Aplicando la fórmula (4) a este caso obtenemos:
3T 2 y
2
τ = τ xy = 1 − (9)
2bh h
La tensión tangencial máxima es entonces 50% superior al valor de la tensión media. Notaremos que
τ se anula para las fibras extremas como corresponde.
Nota: El estudio de las tensiones tangenciales por la teoría de la elasticidad muestra que τ no es constante
en todos los puntos del eje neutro, sino que es máximo en los puntos extremos donde tenemos:
3T
τ Máx = α
2bh
α siendo un coeficiente mayor que 1, que depende de b/h y del coeficiente de Poisson ν. La teoría
muestra que para ν = 0.25,
h/b 2 1 0,5
Resulta por lo tanto que la teoría simple desarrollado en este parágrafo da buenas aproximaciones
siempre que la viga sea más alta que ancha.
Consideremos una sección de forma cualquiera, pero simétrica con respecto al eje Gy según el cual
actúa el esfuerzo cortante T (Fig. 7-16). La tensión de corte τ en
un punto cualquiera A de la horizontal cc es en general oblicua
con respecto al eje Gy. Tiene dos componentes τxy y τxz .
Fig. 7-16
Vamos analizar ahora la componente horizontal τxz de τ.
Sea a el punto donde se encuentran dichas tangentes. Para poder determinar la componente τxz,
supondremos que la tensión τ en un punto cualquiera A se dirige también hacia a. Tenemos así:
τ xz = τ xy tgψ (12)
y
τ xy TS n
τ = τ xy2 + τ xz2 = = (13)
cosψ eI cosψ
Nota: Si el esfuerzo de corte tiene una dirección cualquiera, y si la sección tiene dos ejes de simetría
perpendiculares, se descompone T en sus dos componentes Ty y Tz según los ejes principales de
inercia y se calcula separadamente las componentes de la tensión de corte que se combinan después
vectorialmente.
de donde:
π π
T 2
Tr 2 cos 3 ω 2 Tr 2 cos 2 α
τ xy ω ω ω
2 Ir cos α α∫
= 2 r 3
cos 2
sen d = − =
I cos α 3 α 3I
o, como I=πr4/4 :
4 T 4 T y 2
τ xy = τ yx = . cos α = . 1 −
3 π r 2
3 π r2
r
La tensión tangencial en el contorno se conoce por la fórmula (14) y vale:
τ xy 4 T y
2
τ1 = = . 1−
cos α 3 π r 2 r
Para ν = 0,3, τMáx = 1.385T/A mientras que la teoría de más arriba da τMáx = 1,333T/A. La solución
aproximada difiere entonces de 3,25% de la exacta.
Si la sección de la viga es simétrica con respecto a uno de sus ejes principales de inercia, y si este eje
está situado en el plano de solicitación S (Fig. 7-18) cada sección gira por simetría alrededor del eje neutro
normal a S y la viga flexiona sin torcerse.
Pero si, al contrario, este eje principal de inercia no es más eje de simetría del perfil, aparece un
fenómeno secundario de torsión (Fig. 7-19).
Consideremos primero una viga con sección U (Fig. 7-20) simétrica con respecto al eje principal z
pero no con respecto al eje principal y, y buscamos la posición que debe tener el plano de solicitación S a
fin que la viga flexione paralelamente a Gy sin torcerse.
Según lo que hemos visto en el parágrafo 7-3-2, hemos indicado en la Fig. 7-20 las resultantes de los
esfuerzos de corte en los tres rectángulos que componen la sección recta:
Teb 2 h 2
Hh =
4I
Hh b 2 h 2 e
t= = (15)
T 4I
Esta resultante única está representada en puntillado sobre la Fig. 7-20. Su línea de acción corta el eje
principal Gz en un punto 0.
Según el principio del equilibrio, esta fuerza interior debe ser estáticamente equivalente a la
resultante de las fuerzas exteriores.
Vemos así que para realizar en la viga en U un estado de flexión simple con el eje Gz como eje
neutro, se debe aplicar las fuerzas exteriores en el plano vertical que pasa por el punto 0. Este punto se
llama centro de corte o también centro de tensión, (pues es alrededor de este punto que gira la sección si se
la somete a torsión pura), y el lugar geométrico de los puntos 0 de cada sección será el eje de corte.
La existencia de un centro de corte diferente del centro de gravedad, nos obliga a modificar la
determinación del momento torsor en una sección recta. Debemos:
7 - 9 - Trabajo de deformación.
7 - 9 - 1 - Sección rectangular.
En las vigas con sección rectangular, las tensiones tangenciales τ se reducen a sus componentes
1 τ 1τ2
d 2U = τ bdy dx = bdydx
2 G 2G
TS
y si reemplazamos τ por su valor: τ= n
Ib
+h 2
dx T 2 1
se obtiene: dU = 2 ∫ S n2 dy
2 GI b − h 2
dU 1 T 2 bI 2
o también: = (16) poniendo: A' = +h 2
(17)
dx 2 GA'
∫S
2
n dy
−h 2
La cantidad A’ sólo depende de las dimensiones de la sección. Ella tiene la dimensión de una
superficie y se llama sección reducida de la viga.
dU T2
Uo = = (18)
dx 2GA
Si la sección es cualquiera, pero con un eje vertical de simetría, las tensiones tangenciales tienen
componentes τxy y τxz; por lo tanto la energía almacenada en un volumen elemental dV vale:
1
(τ xy2 + τ xz2 )dV
2G
Reemplazando τxy y τxz por sus expresiones (11) y (12), e integrando sobre la sección de la viga, se
encuentra de nuevo la expresión (16) de la energía interna, a condición de tomar como sección reducida la
expresión siguiente, con las notaciones de la Fig. 7-16:
I2
A' = y2 2 (20)
S n tg 2 ϕ
∫y e 1 + 3 dy
2
27 A
Si aplicamos dicha fórmula para una sección circular, se encuentra: A' = A= (21)
32 1,185
A
mientras que el estudio riguroso del problema por la teoría de la elasticidad da: A' = (22)
1,175
Podemos realizar para las piezas con paredes delgadas un razonamiento análogo al desarrollado en el
parágrafo 7-9-1, considerando en vez de la capa elemental de fibra de espesor dy, Fig. 7-22, un elemento
rectangular elemental de dimensión e.dx.ds, Fig. 7-7. Se obtiene finalmente para la sección reducida:
I2
A' = (23)
S n2
∫ e ds
donde Sn es el momento estático de la porción de sección recta comprendida entre el punto donde τ es nulo
y el punto del arco variable s.
7 - 9 - 4 - Sección en U o en doble T.
Según lo dicho en el parágrafo 7-3-2 y 7-3-3, se puede admitir sin mayor error que la tensión
tangencial es constante en el alma de dichos perfiles e igual a (Fig. 7-12):
T
τ xy. = (24)
Aalma
y despreciable en las alas. Resulta entonces que la sección reducida A’ es aproximativamente igual a la
sección del alma de la viga.
Debido al corte, las fibras de la viga sufren deslizamientos γ ligados a las tensiones tangenciales por
la Ley τ=Gγ . Como τ varia en la sección, el deslizamiento γ varía también de la misma manera en las
Igualando esta expresión con la (16) que da la energía interna de deformación, obtenemos:
dy T
γm = 1 = (26)
dx GA'
En resumen, se ve que del punto de vista de las deformaciones, todo pasa como si las secciones
rectas permaneciesen planas, la sección real de la viga A, siendo reemplazada por la sección
reducida A’.
7 - 11 - 1 - Carga repartida.
2 y
2
3p ℓ
τ xy = − x 1 −
2bh 2 h
7 - 11 - 2 - Carga concentrada.
La formula dM = T.dx no se aplica debajo de una carga concentrada. La formula fundamental del
esfuerzo rasante, y las que se deducen de ella, no se aplican. La repartición de tensiones depende de la
teoría de la elasticidad. La perturbación de una carga concentrada no se extiende más que sobre una
longitud de viga igual a dos veces su altura. (Principio de Saint-Venant).
La fórmula del esfuerzo rasante (3) fue establecida para un tramo de viga prismática y su aplicación a
una viga con sección variable puede llevar a resultados totalmente erróneos. Por ejemplo, en la viga en
forma de cuña de la Fig. 7-25, sobre una sección cilíndrica mn las tensiones son puramente radiales y
valen:
2 P sen ϕ
σr = (27)
α − sen α rb
r = x2 + y2
+ β 1 +
t a a
7 - 12 - Ejercicios.
7 - 12 - 4 - Una viga con perfil de ala ancha DIN 30, representada en la Fig. 7-31,
está apoyada sobre dos apoyos simples en sus extremos distantes de 4m. y
soporta en su medio una carga concentrada de 20 t.
a) Trazar el círculo de Mohr que representa el estado tensional en el punto
del alma situado a 1m. del apoyo de la izquierda y a 100mm. abajo del
eje de la viga.
b) Representar la cruz de las tensiones principales en este punto e indicar
los valores de las tensiones principales. Fig. 7-31
Solución: El momento de inercia de la sección vale: I = 44,5 106mm4; el esfuerzo rasante sobre un tramo
de largo ℓ = 50mm vale:
TS ℓ
R = n = 0,011236 S n kg
I
3
Para AA, S = 31.800 mm , R = 357,3 kg
Para BB, S = 91.500 mm3 , R = 1.028,9 kg
Para CC, S = 190.800 mm3 , R = 2.143,8 kg
Observamos que rds representa el doble del área del triángulo elemental rayado sobre la figura e
s
introducimos la notación: ∫ rds = ω
0
s
que representa el doble del área barrida por el radio r cuando el arco, medido a lo largo de la línea media,
aumenta de s = o hasta s.
Integrando por partes tenemos:
ℓ
ℓ s ℓ s s ℓ
En dicha formula se puede aumentar ωs de una constante arbitraria sin cambiar el resultado pues:
ℓ
∫ yeds = 0
0
Fig. 7-35
Corte - Pág. 228
7 - 12 - 11 - Trazar el diagrama de la repartición de las
tensiones tangenciales en la sección recta de la viga
representada Fig. 7-36. Dicha viga esta sometida a flexión y
corte en un plano vertical y el esfuerzo de corte vale 8 tn.
Encontrar después el centro de corte.
8-1-1. Generalidades.
La solicitación por flexión y corte se encuentra en todas las vigas sometidas a fuerzas normales
a su eje; se debe a un momento flector variable y la llamamos flexión simple para diferenciarla
de la flexión pura que vimos antes y producida por un momento constante.
La determinación de los puntos más solicitados de la sección recta de una viga no es inmediata
como en el caso de la flexión y torsión en las vigas de sección circular, ya que la tensión normal
σ debida a M es máxima donde se anula la tensión τ debida a T, mientras que τ es máximo
donde σ se anula. Resulta que es posible que las tensiones de comparación sean máximas en
puntos intermediarios, lo que solo puede saberse en la práctica calculándolas en varios puntos
de la sección recta.
En el caso de vigas con sección rectangular o circular, Fig. 8-2, en las cuales la tensión τ varia
en forma continua sobre la altura de la viga, no suele ocurrir lo anterior, es decir que la tensión
σmáx., calculada para la fibra más alejada del eje neutro en la sección donde el momento flector
es máximo, será la tensión de comparación máxima que actúa en la viga. (La búsqueda indicada
más arriba podría resultar necesaria en las vigas donde σ y τ son del mismo orden de magnitud.)
Fig. 8. 4
Notaremos que, las tensiones σ siendo más importantes que las tensiones τ, las tensiones
máximas se producen generalmente en las secciones rectas donde el momento flector es
máximo. En virtud de la relación T = dM/dx, el esfuerzo de corte pasa por cero en una sección
donde el momento es un máximo analítico. Entonces, en esta sección, el esfuerzo de corte, y por
lo tanto las tensiones de corte, son en general nulas.
a) La sección se sitúa abajo de una fuerza concentrada, pues entonces el esfuerzo de corte
cambia bruscamente de un valor finito a otro valor finito. (Fig. 8-4); ocurre habitualmente en las
secciones arriba de los apoyos en las vigas continuas.
b) El máximo del momento no es un máximo analítico, sino que es un máximo debido a una
discontinuidad del sistema; este caso se produce en una sección de empotramiento de una viga.
Los criterios de resistencia que se aplican en estos casos, es decir cual es la combinación de las
tensiones σ y τ que no puede sobrepasarse para asegurar la resistencia del material, se
encuentran fuera de los alcances de este curso.
8-2-1. Generalidades.
Se dice que una viga esta sometida a flexión compuesta cuando esta sometida simultáneamente
a flexión y a tracción o compresión.
Suponemos que todas las fuerzas exteriores aplicadas a la pieza están situadas en uno de sus
planos principales de flexión.
La estática nos permite determinar los valores del esfuerzo normal N, del esfuerzo de corte T y
del momento flector M en cualquier sección recta de la viga.
N M y
σ = σ t +σ f = + (1)
A I
Dicha tensión alcanza sus extremos en las fibras más alejadas del eje neutro:
N M N M
σ a= + ; σ b= - (2)
A Wa A Wb
Se debe no obstante verificar a parte si las tensiones de corte máximas son admisibles.
En una sección recta cualquiera de una viga o columna sometida a flexión compuesta, (Fig. 8-
6a), la resultante F de las fuerzas exteriores actuando de un lado de la sección es una fuerza
oblicua con respecto a la sección recta y excéntrica con respecto a su centro de gravedad. Pasa
por el centro de presión de la sección, punto donde el polígono de presiones traspasa la sección.
N Ney N A
σ= + = 1+ e y (3)
A I A I
El diagrama de distribución de esta tensión total se indica en la Fig. 8-6d, donde se supuso que
la tensión máxima de flexión es menor que la de tracción, tenemos así tensiones de tracción en
toda la sección recta de la pieza.
Si la tensión máxima de flexión es mayor que la de tracción, habrá una línea de tensión nula,
paralela al eje z, dividiendo la sección recta en dos zonas con tensiones de tracción en una y de
compresión en la otra, Fig. 8-6e.
Se constata que yn.e teniendo un valor negativo, la excentricidad y la posición del eje neutro
están en posiciones opuestas respecto a G. Vemos también que yn disminuye si la excentricidad
crece.
N 12 N e y N 12 e y
σ= + = 1+
bh b h3 bh h
2
N 6 e
σ Má x = 1+ (6')
bh h
N 6 e
σ mín = 1 - (6'')
bh h
Vemos que, cuando e < h/6, no hay cambio de signo de la tensión en la sección recta. Si e = h/6,
la tensión máxima de tracción es 2N/bh y la tensión en el borde opuesto es cero. Si e > h/6, hay
cambio de signo de la tensión en la sección recta.
Las confusiones de signos son una de las principales causas de errores e importa por lo
tanto insistir previamente sobre las convenciones siguientes.
Vemos así que ϕ es positivo cuando dv y dx son ambos positivos. De donde la regla:
Fig. 9-1
1 M
χ= = (3 Cap. 5)
ρ EI
puede aplicarse con buena aproximación al caso de una viga sometida a flexión simple (T
diferente de cero y variable). Representa la curvatura en un punto de la deformada del eje de
una viga o línea elástica.
Claro esta que dicha fórmula proporciona solamente la deformación debida a la flexión;
se agrega a ella una deformación debida al esfuerzo de corte que veremos más adelante.
Se sabe por análisis matemático que, si una curva esta dada por su ecuación v(x), su
curvatura vale:
1 d 2 v dx 2
χ = =±
ρ [
1 + (dv dx) 2 ]
32
d 2v
1
χ = =± 2 (a)
ρ dx
d 2v M
± = (b)
dx 2 EI
d 2v M
= − (9-1)
dx 2 EI
y después
d 4v p
4
= (9-3)
dx EI
Notas:
1) La aproximación realizada aquí arriba sobre el radio de curvatura conlleva, en los casos
habituales, un error absolutamente despreciable. No obstante, en el caso excepcional de
vigas muy flexibles, el error puede ser importante; es necesario en estos casos utilizar la
ecuación exacta de la deformada, o sea:
d 2 v dx 2 M
χ =− =
[1 + (dv dx) ]
2 32
EI
2) El resto del Capítulo se consagra al estudio de diversos métodos para determinar la forma
de la línea elástica. Si el límite de elasticidad es sobrepasado en alguna zona de la viga, la
fórmula fundamental χ = M/EI sobre la cual estos métodos se basan ya no tiene validez;
debe ser reemplazada por la fórmula no lineal del tipo χ = F (M ) deducida del análisis del
comportamiento elasto-plástico de la viga.
3) Se vio en estática que cuando nos acercamos al extremo derecho de una viga suele ser
conveniente expresar el momento en función de una abscisa x’ que viene de la derecha. En
este caso, como dx’ = - dx, y llamando M’ el momento expresado en función de x’
tenemos las relaciones siguientes, que como lo vemos implican un cambio de signo a cada
derivada o a cada integral:
En función de x En función de x’
dM dM '
=T = −T'
dx dx'
dT dT '
=−p = p'
dx dx'
d 2v M d 2v M'
2
=− 2
=−
dx EI dx' EI
d 3v T d 3v T'
3
=− 3
=+
dx EI dx' EI
d 4v p d 4v p
4
= 4
=
dx EI dx' EI
dv1 dv 2
v1 = v 2 ; =
dx dx
EJEMPLO DE APLICACION: -Buscar la elástica de una viga prismática sobre dos apoyos
en sus extremos y soportando una carga uniforme.
px(ℓ − x)
M =
2
d 2v px(ℓ − x)
EI 2
=−
dx 2
dv p p ℓx 2 x 3
EI = − ∫ x(ℓ − x)dx = − − + C
dx 2 2 2 3
e integrando una segunda vez:
p ℓx 3 x 4
EIv = − − + Cx + C '
2 6 12
La condición v x = 0 = 0 da C ' = 0
p ℓ4 ℓ4
La condición v x =ℓ = 0 da − − + Cℓ = 0
2 6 12
pℓ 3
De donde sacamos: C =
24
Y reemplazando:
5 pℓ 4
f =v ℓ =
x= 384 EI
2
dv pℓ 3
ϕA = = ϕ B = −ϕ A
dx x =0 24 EI
9-4-1 - Generalidades.
Hemos visto en el parágrafo 7-10 que el esfuerzo de corte produce una deformación
v1= f1(x) definida por la ecuación:
dv1 T
=γm = (9-4)
dx GA'
d 2 v1 1 dT 1 d 2M
= = (9-5)
dx 2 GA' dx GA' dx 2
Esta expresión muestra que a la curvatura debida al momento flector, se debe agregar la
curvatura debida al esfuerzo de corte. La ecuación total de la elástica será entonces:
d 2 vtot M 1 d 2M
= − + (9-6)
dx 2 EI GA' dx 2
vtot =
p
24 EI
(
x 4 − 2ℓx 3 + ℓ 3 x +
p
2GA'
)x (ℓ − x )
5 pℓ 4 pℓ 2
f tot = f M + f T = + (9-7)
384 EI 8GA'
En lo que sigue, aplicamos dicho resultado a una viga sobre dos apoyos simples,
primero en el caso de una sección rectangular, después en el caso de una sección doble T, a
fin de darse cuenta de la importancia relativa de las deformaciones de corte y de flexión.
bh 3 5 5 pℓ 4 3 pℓ 2
I= ; A' = bh , fM = ; fT =
12 6 32 Ebh 3 20Gbh
Para µ=0,3, E/G = 2,6 y, entonces, para una misma carga uniforme p, obtenemos:
2 2
fT 96 E h h
= = 2,5 (a)
f M 100 G ℓ ℓ
Si, en vez de una carga uniforme, la viga tuviera una carga concentrada en el centro, se
2
fT h
encontraría, por cálculos análogos: = 3,1 (b)
fM ℓ
Damos a continuación, para diversos valores habituales de la relación h / ℓ de la altura
de la sección de la viga sobre su luz la relación fT/fM calculadas por las fórmulas a) y b):
Estos resultados muestran que, en el caso de una viga con sección rectangular, los
desplazamientos elásticos debidos al corte pueden, sin ningún problema, despreciarse frente a
los de flexión.
Conclusión:
Consideramos una viga en voladizo (Fig. 9-4), generalmente con inercia variable,
sometida a una carga p(x) cualquiera que produce un diagrama de momento flector M(x).
Mdx
dϕ = −
EI
Para obtener la rotación ϕ de una sección cualquiera de abscisa x1, se integra la relación
anterior desde el empotramiento donde ϕ es nulo hasta la abscisa x1, y se obtiene:
x1 x1
M ( x)
ϕ 1 = ∫ dϕ = − ∫ dx (9-8)
o o
EI ( x)
Esta integral representa la superficie del diagrama de curvatura M/EI; tenemos así el
enunciado del Primer Teorema de Mohr:
Fig. 9-4
v1 = − ∫ dx (9-9)
o
EI ( x)
S ( M ) .( x1 − xG )
v1 = − (9-92)
EI
Los casos no incluidos pueden calcularse directamente a partir de los teoremas de Mohr
o a partir de esta tabla por superposición. El ejemplo siguiente puede calcularse muy
fácilmente por los Teoremas de Mohr, lo solucionamos aquí por superposición pues es
importante entender claramente estas superposiciones.
Pa 2
ϕC = ϕ A =
2 EI
Pa 3 Pa 2 b Pa 2
f A = vC + ϕ C .b = + = (3ℓ − a )
3EI 2 EI 6 EI
Estática Elástica
dT dϕ M ( x)
= − p( x) =−
dx dx EI ( x)
dM dv
=T =ϕ (9-10)
dx dx
d 2M d 2v M ( x)
= − p( x) =−
dx 2 dx 2
EI ( x)
Podemos así introducir una viga llamada auxiliar, igual que la viga real en cuanto a su
geometría, pero cargada con una carga ficticia p* = M/EI, con un corte ficticio T* = ϕ y por
fin un momento ficticio M* = v.
1
Conocido también como Método de la viga conjugada.
Deformación en flexión - Pag. 245
Estática viga auxiliar Elástica
dT * dϕ M ( x)
= − p * ( x) =−
dx dx EI ( x)
dM * dv
=T* =ϕ (9-10’)
dx dx
d 2M * d 2v M ( x)
= − p * ( x) =−
dx 2 dx 2
EI ( x)
El descenso v de una viga sobre dos apoyos en sus extremos, es igual al momento
flector M* de la viga auxiliar sobre dos apoyos en sus extremos y cargada con la carga
ficticia p*=M/EI del diagrama de curvatura de la viga. La rotación ϕ de una sección recta es
igual al esfuerzo de corte T* en la misma viga auxiliar.
Nota 1 - Como en una viga sobre dos apoyos en sus extremos (A y B) tenemos que el corte a
la izquierda es igual a la reacción (TA = RA) y que el corte a la derecha vale menos la reacción
(TB = - RB), en la viga auxiliar pasa lo mismo y: ϕA =T*A = R*A y ϕB = T*B = - R*B.
dM * dv
=T* EI =ϕ (9-10’’)
dx dx
d 2M * d 2v
= − p * ( x) EI 2 = − M ( x)
dx 2 dx
Mℓ Mℓ
ϕA = ϕB = − (9-11)
6 EI 3EI
El desplazamiento vertical v de una sección recta mn de la viga real se obtiene
dividiendo por EI el momento flector M* de la viga auxiliar, lo que da:
1 Mℓx Mx x x Mℓx x 2
v= − = 1 − (9-12)
EI 6 ℓ 2 3 6 EI ℓ 2
El diagrama de momentos
flectores es el triángulo abc (Fig. 9-7-
b). Su área vale Pa(ℓ − a) 2 y su
centro de gravedad G esta en la
distancia (ℓ + a ) 3 del apoyo
izquierdo.
EI 6ℓEI
x
M * ( x) = R A* .x − area (am1 n1 ).
3
Pa (ℓ − a )(2ℓ − a ) Pa (ℓ − a ) x x x
M * ( x) = x−
6ℓ ℓ a23
M * ( x) =
P (ℓ − a ) x
6ℓ
[
a ( 2ℓ − a ) − x 2 ]
y por el teorema:
v=
M * P (ℓ − a ) x
EI
=
6ℓEI
[
a ( 2ℓ − a ) − x 2 ] para ( x ≤ a) (9-14)
Para obtener la elástica en la porción derecha de la viga, basta, por razones de simetría,
reemplazar en la fórmula (9-14) x por (ℓ − x) y a por (ℓ − a ) . Tenemos así:
v=
Pa (ℓ − x) 2
6ℓEI
[
ℓ − a 2 − (ℓ − x ) 2 ] para ( x ≥ a) (9-15)
Para obtener el descenso del punto de aplicación de la fuerza P, (que salvo excepción no
es el máximo) debemos hacer x = a en (9-14) o (9-15). Se obtiene:
Pa 2 (ℓ − a ) 2
vC = (9-16)
3ℓEI
En particular, si la carga se aplica en el medio de la viga, a = ℓ 2 . El descenso del
medio es máximo y vale:
Pℓ 3
vx =ℓ / 2 = f = (9-17)
48 EI
1
xm = a.(2ℓ − a ) (9-18)
3
Pb
v x =ℓ 2 = (3ℓ 2 − 4b 2 ) (9-20)
48 EI
9-6-2 - Tabla de los resultados más importantes de la viga isostática sobre dos
apoyos en sus extremos.
La tabla a continuación da los resultados de aplicación de la viga auxiliar a los 4 casos
más frecuentes en la práctica.
M x =ℓ 2 =
( p 2)ℓ 2
8
5 ( p 2 )ℓ 4
v x =ℓ 2 =
384 EI
Fig. 9-8
10-1. Generalidades
Esta simplificación no tiene siempre validez. De hecho, consideramos como ejemplo una viga
cargada a la vez con fuerzas transversales y axiales. (Fig. 10-1). Suponemos primero que las
cargas transversales sean aplicadas solas; si la pieza es suficientemente esbelta, ellas provocan
una deformada transversal en flexión: v1 = f1(x) (Fig. 10-1). Aplicamos ahora las fuerzas axiales
de compresión; nacen así momentos flectores adicionales, de la forma M1 = Pv1.
Estos momentos tienen como efecto acrecentar la flexión de la pieza y darle una deformación
transversal adicional v2 = f2(x).
Nacen entonces nuevos momentos flectores M2 = Pv2 y así sigue. Si este proceso de
deformación es limitado, es decir si la serie:
Σv ≡ v1 + v2 + ....
es convergente, la viga toma un estado de deformación estable, bien determinado. Pero si, al
contrario, la serie es divergente, la viga es inestable con las fuerzas que la solicitan.
Este tema se diferencia netamente de todos los precedentes pues, por primera vez, vamos
analizar la acción de las fuerzas sobre la barra deformada y no sobre la configuración inicial,
teniendo así en cuenta los efectos de segundo orden que eran despreciados en los primeros
temas.
Sea una viga idealmente recta prismática de largo ℓ comprimida por una fuerza P idealmente
centrada.
La solución del problema ideal fue descubierta por Euler en 1744. Ella es
mucho más simple que la de la pieza real imperfecta y se utiliza como
referencia para el cálculo práctico de las piezas al pandeo, lo que justifica el
estudio del problema. Examinemos primero el caso fundamental de una
viga recta prismática apoyada en sus dos extremos.
2
d v M
2
=-
dx EI
Tenemos entonces:
2
d v P
2
+ v=0
dx EI
Esta ecuación lineal de segundo orden con coeficientes constantes, admite como integral
general:
B=0
v = A sen kx (4)
Obtenemos:
0 = A sen kℓ
sen kℓ = 0
kℓ = n π ( n entero )
Deducimos:
n π
2 2
2
k = 2
ℓ
n π EI
2 2
P= 2
ℓ
Para n = 0, la fuerza P es nula y la viga rectilínea. Para quedar flexionada, necesitamos que n
sea por lo menos igual a 1. El menor valor de P para el cual la viga flexionada esta en equilibrio
es entonces:
π 2 EI (5)
P cr = 2
ℓ
(2) 4 π 2 EI (3) 9 π 2 EI
P =
cr 2
, P =
cr 2
...
ℓ ℓ
Pueden no obstante encontrarse en las barras comprimidas de los enrejados. Por ejemplo, en el
caso de la Fig. 10-4, la barra AB impide el desplazamiento transversal del punto B y es el
segundo modo de pandeo que se produce.
Hemos visto así la teoría de pandeo para la pieza apoyada en ambos extremos o biarticulada.
El fenómeno estudiado aquí se llama frecuentemente pandeo puro o pandeo por bifurcación del
estado de equilibrio.
La discusión realizada en el parágrafo precedente nos ha mostrado que existe, para las piezas
comprimidas de punta, una carga crítica tal que, cuando se le acerca, la viga se flexiona más sin
parar. Esta carga crítica conserva el mismo valor Pcr = π²EI/l², cualquiera sea la naturaleza de la
imperfección de la pieza o de su carga (excentricidad de la fuerza de compresión, fuerzas
transversales parásitas) y la pequeñez de esta imperfección.
La carga crítica tiene que ser considerada como una carga de ruina contra la cual hay que
prevenirse, sea por medio de un coeficiente de seguridad, sea por un coeficiente adecuado de
mayoración de carga. Si, como lo hemos supuesto más arriba, el material permanece elástico
hasta la ruina, esta carga crítica no depende del límite de elasticidad, sino solamente de su
modulo de elasticidad y de las dimensiones de la viga. Dos vigas, una de acero especial de alta
resistencia y la otra de acero común, pandean exactamente con la misma carga a pesar que la
resistencia del material sea muy diferente en ambos casos.
Los otros modos de apoyos de las vigas prismáticas se tratan generalmente por el cálculo como
el caso fundamental visto aquí arriba. Pero podemos obtener directamente la carga crítica de
varios casos con un razonamiento simple.
π 2 EI = π 2 EI
Fig. 10-6 Pcr = (6)
(2ℓ )2 4 ℓ2
de donde deducimos:
ℓ
Eso solo es posible si: CD = 2 AC = 2 BD de donde: CD =
2
π 2 EI = 4 π 2 EI
Pcr = 2 2
(7)
ℓ ℓ
2
Hemos visto en el parágrafo anterior que, en el caso de una viga biempotrada, los momentos de
empotramientos tenían como efecto desplazar la línea de acción de la fuerza P paralelamente a
sí misma.
En el caso actual (Fig. 10-8), esta línea de acción tiende a desplazarse en la sección de
empotramiento A, pero sigue pasando por el apoyo B, visto que este apoyo es a rodillo.
2
d v
EI 2
= - M = - P v + Q( ℓ - x)
dx
dv
(v )x = 0 = 0 , (v )x = ℓ = 0 , =0
dx x = 0
Qℓ Q
A+ =0 , A cos kℓ + B sen kℓ = 0 , kB - =0
P P
tg kℓ = k ℓ
Esta ecuación puede resolverse por aproximaciones sucesivas o gráficamente. Su menor raíz es
kl = 4,49. Entonces:
= 2
EI =
20,2 EI
=
π 2 EI (8)
P cr k 2 2
ℓ (0,7 ℓ )
El análisis de dichos casos no es la meta de este apunte. Un estudio detallado de dichos casos
puede encontrarse en la literatura sobre el tema.
Para los diversos modos de apoyos de una pieza comprimida, se encuentran expresiones
diferentes de la carga crítica. Es deseable, para las aplicaciones prácticas, tener una fórmula
única para todos los casos. Para ello, se conviene en escribir la carga crítica de cualquier caso
relacionándola con la expresión de la carga crítica del caso fundamental biarticulado. Es decir
que una carga crítica que vale:
KEI
Pcr = 2 (9)
ℓ
se escribirá en la forma:
π 2 EI
Pcr = 2 (10)
ℓp
Aplicando esta fórmula vemos que para una pieza empotrada-libre, tenemos ℓ p = 2ℓ y para una
pieza biempotrada ℓ p = ℓ .
2
Pcr = π EI
2
σ cr = 2
A ℓp A
I
Si utilizamos la notación: = i2 (12)
A
2
i
σ cr = π E
2
(13)
ℓp
lo que puede escribirse:
π2 E
σ cr = (14)
λ2
a condición de poner:
ℓp
λ= (15)
i
Notamos que la esbeltez de una pieza depende del plano en el cual el pandeo puede producirse.
De hecho, según el plano de pandeo considerado, la inercia I cambia y, además, la longitud de
pandeo puede ser diferente pues las condiciones de apoyo de la pieza no son necesariamente las
mismas.
10-6. Pandeo de las vigas comprimidas más allá del límite de proporcionalidad
La teoría de Euler se basa sobre la ecuación de la elástica, es decir, en último análisis, sobre la
ley de Hooke. Ella tiene entonces validez si, en el momento del pandeo, el material que
constituye la pieza, obedece aún a la ley de Hooke. Ello exige que la tensión de compresión pura
(formula 14), que existe en ese instante, sea inferior al limite de elasticidad proporcional en
compresión del material R'p.
Pandeo - Pág. 258
La condición de validez de la formula de Euler se escribe entonces para todos los casos de
pandeo:
π2 E ≤
σ cr = R p′
2
λ
Se deduce:
E
λ ≥ λ lim = π (16)
R p′
Veamos a que esbeltez nos lleva esta formula para el acero dulce normal Fe360.
21.000
λ ≥ λ lim = 3,14 = 105
19
Se concluye de ello que, para el acero ordinario, la formula de Euler solamente tiene validez
para las piezas cuya esbeltez sobrepasa 105.
De manera general llamaremos esbeltez límite λlim, la esbeltez a partir de la cual la formula de
Euler tiene validez.
Para otros materiales, tales como madera, fundición, aceros especiales, hormigón, las constantes
E y R'p son diferentes, de manera que la esbeltez límite no es la misma que para el acero
ordinario. Se encontrará los valores de las esbelteces límites para los materiales de construcción
corrientes, en la tabla del parágrafo 10-7.
10-7-1. Generalidades
El estudio realizado en la primera sección nos ha mostrado que hasta las menores
imperfecciones de la pieza o de su carga podían disminuir considerablemente la fuerza
portante de una barra comprimida.
Hoy en día, dichas experiencias pueden completarse útilmente por simulaciones numéricas
sobre computadoras que permiten obtener a poco costo resultados fiables, teniendo en cuenta
imperfecciones de piezas reales.
Para las piezas cortas, los prácticos utilizan formulas empíricas basadas sobre experiencias y
que, por lo tanto, tienen en cuenta las imperfecciones de las barras reales.
La tabla mas arriba da la formula de Tetmayer para algunos materiales usuales. La formula
mas utilizada es la relativa al hierro dulce (Fe 360).
Desde el punto A hacia el eje de las ordenadas, la ley uniendo σcr y λ es la recta de Tetmayer
que corta el eje al punto B de ordenada = 310 N/mm².
Dicha ley empírica solo fue establecida para el caso fundamental de la pieza apoyada en sus
dos extremos, que es el más importante. Por razones de simplificación, y a falta de datos
experimentales más precisos, se aplica también a los otros casos de pandeo utilizando la
noción de longitud de pandeo.
para
Re 2E
σ cr = , es decir λJ =π ,
2 Re
Por supuesto, conviene tomar un coeficiente de seguridad con respecto a las tensiones criticas
dadas por las formulas de Tetmayer o de Johnson. Este coeficiente debe ser variable pues
necesitamos una transición regular entre el valor elevado que toma para λ = λlim (o λJ) y su
valor limite so = Re/R para λ = 0 (de hecho, para λ = 0, no tenemos peligro de pandeo y
debemos adoptar la tensión admisible habitual).
La elección del perfil de una barra capaz de resistir con seguridad a un esfuerzo de
compresión dado debe hacerse por aproximaciones sucesivas ya que σcr depende - por el
intermedio de λ - de las dimensiones del perfil, desconocidas a priori.
El método de cálculo más simple parece ser el que calcula la pieza a compresión con la
σ cr
tensión admisible reducida R ' pandeo = < R ' o sea se calcula la tensión de compresión y se
s
la limita a R' pandeo :
N
σ= ≤ R ' pandeo
Ω
Donde:
σ cr
R ' pandeo =
s
Como el calculista esta acostumbrado a limitar la tensión calculada a la tensión R' admisible,
R′
se transforma la ecuación anterior multiplicando ambos miembros por , obteniendo:
R' pandeo
y poniendo:
R′
ω= (20)
R' pandeo
N
. ω ≤ R′ (21)
Ω
lo que significa que en compresión se multiplica la tensión calculada, esfuerzo normal sobre
sección, por el coeficiente ω y se limita dicha tensión calculada a la tensión admisible en
compresión del material. El coeficiente ω depende del material y suele estar dado en las tablas
de perfiles para los materiales usuales.
La utilización del coeficiente ω, muy sencilla, tiende a ser reemplazada en los nuevos
Reglamentos normativos por formulas más sofisticadas.