Casos Clínicos JP

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE SANTIAGO

UTESA

PRESENTADO A:

Dra. Rosa Peralta

PRESENTADO POR:

Juliana Pérez De León

MATRICULA:

1-17-0026

ASIGNATURA:

Psicopatología clínica

GRUPO:

008 (J7)

TEMA:

Casos clínicos (CIE-10)


CASOS CLINICOS
Después de leer cuidadosamente cada caso clínico trate de diagnosticarlos. Para que
puedan auxiliarse les anexo el CIE10, también pueden hacer uso de sus folletos para hacer
sus diagnósticos. CADA CASO TIENE UN VALOR DE TRES (3) PUNTOS.
Encontraras 15 casos solo debes completar 10.

#1
Se trata de un obrero de fábrica de 35 años. Es casado y tiene tres hijos de 7, 9 y 11 años.
Problema: Al caerse de una escalera y romperse una pierna, el paciente fue internado en
la sala de traumatología de un hospital general. Al tercer día se lo notó nervioso y
comenzó a temblar. Se lo interrogó acerca de sus hábitos, pero negó tener algún problema
de bebida de alcohol en exceso. Dijo a los médicos que sólo ocasionalmente tomaba un
vaso de cerveza. A la noche no podía dormir y las enfermeras se preocupaban porque
hablaba con incoherencia y estaba muy ansioso.
Antecedentes: Según lo manifestado por su esposa, el paciente hacía más de tres años
que tomaba grandes cantidades de cerveza. El año anterior, había faltado al trabajo varias
veces y lo habían amenazado con despedirlo. Todos los días, comenzaba a beber cuando
volvía del trabajo a la tarde y no dejaba hasta no quedar dormido. La tarde en que se lo
internó volvió a su casa como de costumbre, pero se cayó en la escalera y se quebró la
pierna antes de comenzar a beber. Por lo tanto, no había tomado nada antes de ser
internado. Su esposa estaba avergonzada del problema de alcoholismo de su marido, por
lo que no dijo nada cuando su esposo fue internado. Tres días más tarde cuando se lo
preguntaron directamente, les contó toda la historia. La señora dijo que su esposo había
comido muy poco en las últimas semanas. Había notado que en varias ocasiones no podía
recordar ni siquiera eventos importantes que habían sucedido el día anterior. Había tenido
un accidente de autos dos años antes, estando alcoholizado, pero no sufrió lesiones graves.
El paciente no había tenido problemas de salud graves en el pasado. La relación con su
esposa, sin embargo, se había vuelto extremadamente difícil desde que comenzó a beber
por lo que ella pensaba seriamente en divorciarse. Su relación con los hijos era tensa.
Solía discutir con ellos, pero en la actualidad éstos trataban de evitar a su padre lo más
posible. Según la esposa, el padre de su esposo había sido un alcohólico crónico y murió
de cirrosis cuando éste tenía 24 años.

Datos actuales: Al examinarlo, su discurso era desordenado e incoherente. Pensaba que


aún estaba en la fábrica y que tenía que terminar un trabajo. A veces reconocía algunos
médicos y enfermeras que lo habían atendido los días anteriores, pero otras veces creía
que eran compañeros de la fábrica. En varias ocasiones sacaba insectos que veía en su
sábana. Estaba desorientado con relación al tiempo y se asustaba del menor ruido que
proviniera de afuera de su habitación. Transpiraba abundantemente y no podía sostener
un vaso sin volcar casi todo su contenido. Constantemente trataba de salir de la cama y
no se daba cuenta de que su pierna derecha estaba enyesada.

PROBABLE DIAGNOSTICO: SINDROME DE ABSTINENCIA POR


ALCOHOLISMO (F10.40)

#2
Se trata de un joven soltero de 25 años.
Motivo de consulta: El paciente fue persuadido por su hermano para que busque ayuda
en un hospital psiquiátrico porque tenía reacciones violentas y pensamientos suicidas.
Cinco semanas antes había atacado a su madre sin advertencia y pegándole salvajemente,
hasta que su hermano fue en su ayuda. Durante las semanas siguientes tuvo una cantidad
de explosiones agresivas y varias veces amenazó con quitarse la vida. Explicó el ataque
a su madre diciendo que ella había tratado de perjudicarlo y que había recibido
instrucciones de una fuerza extraterrestre para pegarle. Después del ataque se encerró en
sí mismo, absorbido por sus propios pensamientos, y a menudo hablaba solo aún cuando
otras personas estuvieran alrededor. A veces su familia tenía la impresión de que
escuchaba voces que otras personas no podían oír. Le dijo a su hermano mayor que tenía
miedo de atacar a alguien, o de matarse; temía perder control de sus propios actos.

Antecedentes: El paciente creció en la zona rural del país. Era el segundo de 10 hijos. Su
padre tenía tierras, pero era adicto al opio y trabajaba muy poco. La madre trabajaba la
granja, sembrando cereales y criando algunos animales con la ayuda de sus hijos más
chicos. El paciente dejó la escuela en el noveno grado para seguir estudiando música. Se
fue de su casa y pasó los últimos años de su adolescencia en la casa de un músico, un
viejo amigo de su padre quien le enseñó a tocar la guitarra. Aprendió a tocar bastante bien
y se convirtió en un apasionado por la música. Tocó la guitarra en varios conciertos, pero
nunca pudo conseguir un trabajo fijo o ganar suficiente dinero como para mantenerse. Su
hermano mayor, un maestro, lo ayudaba financieramente. Eventualmente a los 23 años el
paciente se mudó con él. Se llevaban razonablemente bien siempre y cuando su hermano
no interfiriera con su voluntad de estar solo. Antes de enfermarse había sido bastante
ambicioso con respecto a su actividad, quería convertirse en un gran músico. Solía
sentarse durante horas solo en su habitación, para tocar la guitarra. Sin embargo, no le
gustaba tocar en presencia de otros y se mostraba indiferente a las alabanzas o críticas.
Su interés por la música era abrumador y tenía poco contacto social. No se lo veía
interesado en tener novia ni tenía amigos íntimos de su mismo sexo.
Datos actuales: El paciente era un joven bien parecido y estaba vestido apropiadamente.
Al ser examinado estaba tenso, hablaba rápido y en forma excitada. Tenía tendencia a
agitar la mano sin razón aparente. Su conversación estaba interrumpida por
interpolaciones, y de vez en cuando se volvía incoherente e incomprensible. Se sonreía
superficial e inapropiadamente. En la expresión de sus afectos era cerrado y se enojaba al
hablar de su madre. Decía que ella lo hubiera querido muerto. Expresaba temor porque
un poder extraterrestre llevaría su mente a otro planeta. Explicaba que este poder
controlaba sus pensamientos y le daba órdenes para lastimar a otras personas.
Aparentemente el poder extraterrestre hablaba sobre la situación de Ibrahim. Le decía que
su madre lo quería ver muerto y le había dado instrucciones para matarla. Los últimos
días antes de la internación, Ibrahim consideró la idea de matarse para impedir que el
poder extraño tomara total control de él.
PROBABLE DIAGNOSTICO: ESQUIZOFRENIA PARANOIDE (F20.09)

#3
La paciente es una mujer divorciada de 52 años. Tiene una hija y es maestra en una escuela
primaria; nivel socioeconómico medio.
Motivo de consulta: Se quejaba de cansancio extremo al tener que permanecer despierta
toda la noche para impedir que alguien entrara a su casa a robar. Cuando tenía 35 años,
comenzó a lamentarse de ser el blanco de una discriminación proveniente de las
autoridades de la escuela. Decía que las maestras mayores intentaban perjudicarla debido
a su diferente religión. Sentía que la espiaban y que trataban de sacarla de su puesto de
maestra. Algunos años después comenzó a quejarse de que sus vecinos querían tener
relaciones sexuales con ella. Los acusó de perseguirla y de tenderle trampas para violarla.
Hizo instalar trabas de seguridad en las puertas y ventanas y nunca salía después del
anochecer. Gradualmente se volvió ansiosa e irascible, y varias veces dio parte a lo
policía. Casi nunca se animaba a dormir de noche, por lo que se cansaba cada vez más.
Antecedentes: La paciente era la segunda de seis hijos. Tenía cinco hermanos. Su
infancia había transcurrido sin mayores problemas. Se había casado pasados los veinte
años y se divorció a los 34, aunque las razones del divorcio son poco claras. Tenía una
hija que vivía con el padre. La paciente había enseñado en la misma escuela durante más
de 20 años. Solía hablar de Dios o expresar conceptos religiosos, pero raramente concurría
a un templo.
Siempre tuvo menstruaciones largas y dolorosas, hasta que hace poco tiempo cesaron
completamente. Al nacer su hija tuvo un episodio de depresión leve manifestada por
ingesta excesiva de alimentos y problemas para dormir. Cuando se estaba divorciando se
la notó nerviosa y preocupada. A pesar de lo cual había logrado permanecer calma y
trabajar como de costumbre.
Era una persona pusilánime, indecisa y cautelosa. Sus colegas la caracterizaban como
meticulosa y bastante estricta como maestra.
Uno de sus hermanos tenía una condición mental extraña. Abandonó su trabajo y su
familia para vivir en un taller que él mismo construyó. Aseguraba que dedicaría su vida
al estudio de la física y que inventaría una máquina capaz de funcionar sin combustible.
Datos actuales: Durante la consulta la paciente parecía bastante normal. Su conversación
era coherente y acertada. Acusó a una cantidad de personas de querer hacerle daño y de
que buscaban la oportunidad de forzarla para que tenga relaciones sexuales con ellos.
Negó tener alucinaciones. Le desagradaba tener que hablar de estos problemas y parecía
estar cansada por sus preocupaciones persistentes. Estaba absolutamente convencida de
que sus inquietudes eran reales. Aunque en realidad nunca le había pasado nada, estaba
segura de que tenía razón suficiente para creer que podría pasarle. El examen físico sólo
determinó obesidad leve.

PROBABLE DIAGNOSTICO: TRASTORNO DE IDEAS DELIRANTES


PERSISTENTES (F22.0)

#7
La paciente es una mujer de 38 años, casada. Tiene dos hijos de 6 y 2 años.
Motivo de consulta: Ella comenzó a estar mal después de su segundo embarazo, hace
tres años. Este embarazo no era querido y hasta se pensó en un aborto, pero su esposo la
convenció de que no lo hiciera. Se había estado sintiendo deprimida e irritable,
constantemente preocupada por las tareas del hogar y los chicos. Se sentía insuficiente e
incapaz de llevar a cabo las responsabilidades de ser madre de dos niños.
Antecedentes: La paciente creció en un pequeño pueblo. Su infancia estuvo marcada por
la enfermedad de su madre, de quien sólo se acuerda que estaba enferma. De niña, tenía
que hacer las cosas de la casa y era resentida porque los otros niños no tenían este deber.
Su madre murió cuando ella tenía 12 años y recuerda haber estado muy triste. Su padre
era afectuoso con ella, pero bebía demasiado y era violento con su mamá. Había dos
hermanos en la familia -uno 20 años mayor que la paciente y el otro, 12 años mayor.
Después de la muerte de la madre, el hermano mayor se mudó con su esposa a la casa
paterna. La esposa de su hermano le hizo a la paciente la vida particularmente difícil
porque le exigía cosas y la criticaba siempre por ser perezosa. A los quince años se fue
de la casa para trabajar como niñera durante dos años, hasta que fue lo suficientemente
grande para estudiar enfermería. Dos meses antes de terminar sus estudios, y nunca los
completó. Había dejado de asistir por algún tiempo por enfermedad y se le dijo que
debería repetir parte del curso.

Conoció a su esposo durante este curso. Él era de otra cultura y 13 años mayor que ella.
Después de salir durante tres años se fueron a vivir juntos. No quiso casarse en ese
entonces porque él decía que no podía mantenerla al no tener un trabajo permanente.
Aparte de ello, su familia en su pueblo natal esperaba que él se case con alguien de su
propia cultura y no sabían nada de esta relación. Al quedar embarazada, su compañero la
convenció de que se hiciera un aborto, también porque no podía mantener un niño.
Después que consiguió un trabajo permanente se casaron, pero no le dijeron a la familia
de él hasta que pasaron dos años. Su relación fue tormentosa. La paciente describió a su
marido como de buen corazón, pero poco razonable. Era autoritario, exigía que ella
hiciera todo el trabajo de la casa y no quería cuidar de los niños.
Datos actuales: La paciente era una mujer delgada, limpia y prolija, pero parecía no
importarle para nada su apariencia. Estaba tensa y frecuentemente rompía en lágrimas.
Su conversación era normal en tono y forma. Respondía apropiadamente, pero hablaba
mucho. Estaba preocupada por el hecho de no poder resolver sus dificultades domésticas,
y se afligía por el futuro de sus niños, si ella muriera, como lo había hecho su propia
madre. No tenía creencias o percepciones anormales. Su capacidad cognitiva estaba
intacta y estaba globalmente orientada. Sus recuerdos inmediatos, y su memoria reciente
y remota eran buenas. Su percepción del problema era moderada, si bien reconocía que
tenía un problema, no sabía cómo la podían ayudar. Los exámenes físicos y las pruebas
de laboratorio no revelaban nada anormal.
Evolución: Se internó a la paciente para liberarla del estrés de la casa. Gradualmente se
relajó y comenzó a interesarse por su apariencia otra vez. A pesar de las presiones para
que regresara a la casa donde su esposo tenía dificultad para cuidar los niños permaneció
en la sala durante casi dos semanas. En este tiempo su estado de ánimo mejoró y ella y su
esposo pudieron conversar sobre algunos de los problemas que tenían. Se le dio el alta,
pero con un plan de seguimiento para pacientes externos para ella y su marido. Ambos
llegaron a un acuerdo para aumentar la ayuda en la casa y para estar un tiempo solos, sin
los hijos, cada semana.
PROBABLE DIAGNOSTICO: DISTIMIA (F34.1)

#8
La paciente es una mujer de 33 años. Es casada y trabaja como secretaria en el estudio de
abogacía de su esposo.
Motivo de consulta: visitó una clínica especializada en ansiedad, después de leer en una
revista un artículo sobre la hipocondría. Durante los años previos se había sometido a
numerosos exámenes médicos porque creía que estaba teniendo una afección cardíaca. El
problema comenzó después de dar a luz a su único hijo. Durante una clase de gimnasia
postparto de pronto notó un incremento en los latidos de su corazón. Sentía puntadas
fuertes en su pecho y tenía dificultad para respirar. Comenzó a transpirar y temblar, se
sintió mareada, sentía un hormigueo en su brazo izquierdo y temío morir de un ataque al
corazón. Inmediatamente dejó al bebé en la clase y fue a la sala de urgencias para que la
atiendan. Se le hizo un electrocardiograma, pero no se le detectaron anormalidades. Desde
entonces tiene crisis de ese tipo durante 15-30 minutos alrededor de cuatro veces por mes.
Solía pedir ayuda y buscó consejo médico. Durante diez años ha tenido demasiados
exámenes médicos, cada uno asegurándole que no tenía ninguna enfermedad física.
Después de las primeras crisis, comenzó a tener miedo de tener una lejos de su casa o
estando en lugares donde no se puede conseguir asistencia médica. La paciente sólo sale
de su casa si lleva su teléfono celular, lo que le permite comunicarse con el servicio de
emergencia si fuera necesario. Aún de esa manera evita lugares aglomerados, shoppings
y cines donde no podría escapar rápidamente. Los ataques han continuado, pero ocurren
en los lugares donde ella más teme. Reconoce que tanto los síntomas como su manera de
evitarlos son poco razonables y excesivos, pero de todas maneras han dominado su vida.
Se siente medianamente deprimida, inquieta y tiene dificultad para dormir. Se siente
insegura y también tiene dificultad para concentrarse.
Inicialmente la paciente fue tratada con una variedad de betabloqueantes para el “eretismo
cardíaco". Su médico de familia le prescribió diazepam, y ha tomado 5mg tres veces por
día durante los últimos ocho años, pero con escaso resultado.
Antecedentes: La paciente creció en una gran ciudad. Su padre era empleado público y
su madre era maestra. Tenía un hermano dos años menor, ingeniero. Dejó la escuela
secundaria para asistir a un instituto para secretarias y más tarde trabajó como secretaria
en una firma de abogados. A los 22 años se casó con un abogado diez años mayor que
ella, y al año siguiente tuvo un hijo. Debido a sus crisis dejó su trabajo de tiempo completo
y comenzó a trabajar medio día para su marido. Tienen buenos ingresos y tienen un buen
nivel de vida.
La paciente se describió a sí misma como de “tipo tranquila, pero nerviosa” y aunque a
veces se sentía tensa y aprensiva en situaciones inusuales. Siempre fue tímida, sensible a
las críticas y reacia a las relaciones con otras personas, a menos que las conociera bien.
Desde su infancia tuvo temor a las situaciones de riesgo y como resultado desarrolló
miedo a viajar en aviones y tuvo dificultad para conseguir su licencia para conducir.
Siempre ha sido insegura y tiene tendencia a sentirse inferior a otras personas. Su humor
ha sido inestable y con tendencia a reacciones depresivas cuando tiene que enfrentar
decepciones o críticas.
Su padre fue descrito como introvertido y con poco humor, pero no tuvo contacto con
servicios psiquiátricos. Una de sus hermanas fue internada en una sala de psiquiatría por
“nervios”, los que posiblemente representaban episodios de depresión.
En su infancia la paciente era considerada como de constitución débil. Parecía resfriarse
a menudo y tuvo gripe varias veces. Tuvo licencia por enfermedad en repetidas ocasiones
por malestares pasajeros, dolores de estómago, o dolores por tensión en su cuello y
espalda. Los exámenes médicos nunca encontraron ningún tipo de perturbación somática.
Su único embarazo fue sin complicaciones excepto por una leve preeclampsia algo antes
del parto, y que fue tratada con éxito. Su presión arterial es normal y no se detectó ningún
mal funcionamiento cardíaco.

Datos actuales: La paciente no parecía deprimida, pero estaba tensa y hablaba muy
rápido como si tuviera alguna urgencia. Describía sus problemas vívidamente, en forma
espontánea, y parecía querer lograr la ayuda del facultativo. Impresionaba como
inteligente y no se detectaron síntomas psicóticos.
El examen físico, incluyendo la evaluación neurológica, no revelaron ningún problema
somático. Los ECG, EEG y exámenes serológicos dieron resultados normales y no se
detectaron anormalidades de la función tiroidea.
PROBABLE DIAGNOSTICO: AGORAFOBIA (F40.01)

#9
La paciente es una alumna de escuela secundaria de 17 años.
Motivo de consulta: Durante los últimos seis meses, la paciente comenzó a tenerle tanto
terror a la escuela que se la derivó a un servicio de psiquiatría para la consulta externa.
Cada vez que la profesora le hacía una pregunta en la clase, se le confundía todo. Su
corazón comenzaba a latir más fuerte y se mareaba tanto que tenía la sensación de que se
iba a desmayar. Dejó de participar en el coro de la escuela. Durante cuatro meses antes
de la derivación no había podido reunirse con otros estudiantes para almorzar en la cantina
porque se sentía terriblemente ansiosa. Temblaba de arriba abajo y tenía tanto miedo de
perder el control de su de su vejiga, que en ocasiones anteriores había tenido que irse en
la mitad del almuerzo. Los últimos dos meses se había sentido progresivamente infeliz y
perdió todo interés en la escuela. Se sentía muy cansada, especialmente a la mañana y le
costaba mucho concentrarse. Su nivel en la escuela decreció mucho. Dormía poco y se
despertaba por lo menos dos horas antes de lo que necesitaba para levantarse. Nunca tuvo
gran apetito, pero los últimos meses éste se había deteriorado más aún. Sentía que su
futuro era deprimente y varias veces deseó estar muerta. Su momento más feliz era la
tarde cuando habían pasado los problemas diarios y estaba sola en su habitación.
Antecedentes: La paciente nació y creció en un pequeño pueblo donde su padre era
albañil. Vive con sus padres y tiene cuatro hermanos y hermanas menores. Tiene
dormitorio propio. Describió la relación de sus padres como armoniosa, aunque su padre
solía estar enojado de vez en cuando con su esposa porque era demasiado sobreprotectora
con la paciente. La niña se desarrolló normalmente durante su infancia y se mostró feliz
y sociable hasta los 14 años. Desde ese entonces, pareció cambiar. Se volvió
progresivamente tímida y preocupada por saber lo que los demás pensaban de ella.
Siempre se sintió como si se estuviera escondiendo de los otros. Se sentía inferior, no
tenía confianza en sí misma y tenía miedo de actuar de forma rara o tonta. A los 15 años
comenzó a asistir a una escuela secundaria en un pueblo vecino y logró resultados
razonables hasta cinco meses antes de ser derivada al servicio de consulta externa. Desde
el comienzo de la escuela secundaria se sentía incómoda cuando debía estar con otros
estudiantes. Nunca pudo hacer amigos íntimos. Siempre fue de pequeña estatura para su
edad y nunca comió muy bien. A los 15 años recibió un tratamiento con hormonas porque
sus menstruaciones eran irregulares. De acuerdo con su mamá, una de sus tías también
era muy nerviosa y tímida y fue internada en un servicio psiquiátrico por depresión.

Datos actuales: La paciente era de contextura frágil y pequeña. Al principio del examen
se sonrojó y estaba tensa, se mostraba tímida y reticente. Más tarde, sin embargo, se
volvió más segura y relajada. Impresionaba como anhedónica, pero no deprimida. No
había sentimientos de reproche personal, inhibición psicomotriz, ni signos de
pensamiento desordenado o características psicóticas. No se observaron intentos de tomar
ventaja, llamar la atención de forma neurótica o tendencia a dramatizar. Admitió, aunque
dubitativamente, que sus temores eran excesivos.
PROBABLE DIAGNOSTICO: FOBIA SOCIAL (F40.1)

#10
El paciente tiene 24 años, es soltero y trabaja de empleado. Vive solo.
Motivo de consulta: Durante casi dos años, el paciente ha sufrido de tensión y le
resultaba imposible relajarse. Ocasionalmente se lo derivó a una clínica psiquiátrica como
paciente externo porque estaba tenso y preocupado, no podía dormir y estaba lleno de
sentimientos de inferioridad. A menudo se sentía aprehensivo, tenía palpitaciones y
comenzaba a temblar sin una razón aparente. No podía concentrarse y se irritaba
fácilmente. A la noche sus constantes preocupaciones lo mantenían despierto. En
particular se preocupaba por su aptitud sexual. Tenía miedo de no poder desempeñarse
sexualmente si se casaba. A los 14 años, estando de visita en la casa de unos amigos,
había espiado en el dormitorio de la hermana mayor de su amigo cuando ella se estaba
cambiando. Al ver a la joven de 19 años en ropa interior se excitó inmensamente y a
menudo recordaba la experiencia. Desde entonces hacía lo imposible para espiar mujeres
cuando se cambiaban o bañaban. Cada vez que lo hacía se excitaba y se masturbaba. El
miedo a ser encontrado lo llevaba a hacerlo rápidamente, lo que aumentaba su excitación.
A los 22 años estuvo con una prostituta por primera vez y después siguió haciéndolo
bastante regularmente. Sin embargo, en los meses anteriores a la consulta no pudo lograr
la erección, lo que al principio lo hizo sentir ansioso y luego lo sintió que era inferior.
Estaba incómodo en compañía de mujeres y creía que no sería capaz de casarse. Comenzó
a evitar a sus amigos y se mantuvo solitario en sus ratos libres, aunque continuó
trabajando.
Antecedentes: El paciente era el tercero de tres hijos de un taxista. Sus dos hermanos
mayores fueron bastante exitosos en la escuela y en sus carreras. Él aprobó la escuela
secundaria con notas normales y a los 18 años comenzó a trabajar como empleado en una
empresa de su tío. Luego, se mudó a vivir solo.
Antes de su enfermedad el paciente era considerado sociable y extrovertido. En la
escuela, y más tarde en el trabajo se llevaba bien con sus compañeros. Tenía muchos
amigos, pero no amigos íntimos. Era físicamente normal y no tenía ninguna enfermedad
seria. Tampoco había información sobre alguna enfermedad mental o trastornos de
conducta en su familia directa.

Datos actuales: Al ser examinado estaba tenso. No quería hablar de su comportamiento


sexual pero aparte de ello era educado y cooperaba bien. Su estado de ánimo era neutral
y tenía respuestas emocionales adecuadas. No se sospecharon síntomas psicóticos. A
medida que la entrevista avanzaba, comenzó a hablar más y a referirse a su sentimiento
de inferioridad. Parecía estar preocupado por sus experiencias de impotencia. Los
exámenes físicos, incluyendo el neurológico no revelaron anormalidades.
PROBABLE DIAGNOSTICO: TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA
(F41.1), además FRACASO DE LA RESPUESTA GENITAL (F52.2)

#11
El paciente es un joven de 23 años, soltero y que trabaja sin sueldo en la granja familiar.
Motivo de consulta: Este paciente fue derivado al servicio de siquiatría debido a su
extrema lentitud e indecisión. Su condición había empeorado los últimos cinco años.
Durante este tiempo había estado atormentado con ideas de que podría haber hecho algo
malo sin pensar o que podría haber perjudicado a otras personas. Sentía la necesidad de
controlar su comportamiento para estar seguro de que no había causado daño a nadie. La
primera vez que notó este problema fue cuando estaba estudiando en la universidad. Vivía
allí y permanentemente tenía el pensamiento, cuando lavaba la ropa, de que podría haber
mezclado la ropa suya con la de otros compañeros. También temía haber usado dinero
que le habían prestado o que les había sacado a otros estudiantes, aunque en realidad
nunca pedía prestado y siempre se aseguraba de pagar todo lo que debía. Se sentía con la
obligación de controlar permanentemente si había cerrado la canilla o apagado la luz y
los artefactos eléctricos. De lo contrario pensaba que alguien podría verse afectado o que
podía causar algún daño. Al final pasaba tanto tiempo controlando las cosas que tenía
poco tiempo para estudiar y dejó la universidad sin aprobar nada. Al año siguiente fue
convocado al servicio militar donde se le dio tanto para hacer que no tuvo oportunidad de
controles. Al regresar a su casa la necesidad de controlar todo volvió aún más fuerte que
antes. Casi no podía conducir un auto porque si pasaba personas o animales en la ruta,
debía pararse para ver si no estaban lastimadas. No podía salir a cazar con su padre porque
después de cada tiro se tenía que asegurar de que nadie a su derecha, izquierda o aún
detrás hubiera sido herido. Lo hacía aun sabiendo que esto no era posible. Su capacidad
de trabajo disminuyó porque tenía que pensar en cada tarea antes de poder hacerla. Y
debía controlar cada una; después de terminarla. se lo veía parado, inmóvil con ojos bajos,
absorbido en sus pensamientos. Durante las conversaciones comunes decía muy poco
porque se trababa en el medio de las oraciones, o en el medio de las palabras. Cuando
decía algo debía reconsiderarlo y controlarlo antes de continuar. Trató de sobreponerse a
la necesidad de controlar todo, pero no lo logró. Gradualmente perdió la confianza en sí
mismo, se sintió sin ganas y fatigado, perdió toda iniciativa y pasaba mucho tiempo
descansando o durmiendo. No sentía la sensación de que estaba siendo controlado o
influenciado desde afuera, y nunca tuvo alucinaciones.
Antecedentes: El paciente nació y se crió en una granja. Le fue bastante bien en la escuela
y luego tuvo varios trabajos como granjero y realizó estudios posteriores. Los dos años
anteriores a la consulta, trabajó sin sueldo en la granja de la familia. Cuando tenía 16 años
su madre se suicidó en el curso de un estado depresivo. Según el médico de la familia,
ella sufría de trastorno bipolar. En el momento de ocurrido el hecho el paciente no mostró
problemas aparentes en aceptar su muerte. Tiene un hermano y una hermana que viven
en la misma casa. Su padre se casó nuevamente y su esposa parece ser bien aceptada por
los hijos.
Datos actuales: El paciente parecía reservado y algo distante con movimientos duros y
desgarbados. Estaba vestido de manera simple y correcta. Hablaba muy lento y respondía
preguntas después de largas pausas. Se lo veía un tanto deprimido y su autoestima era
baja. La comunicación no tenía colorido emocional, pero aparte de eso su conversación
no parecía perturbada. No se sospecharon síntomas psicóticos y no mostró formas de
llamar la atención ni trató de sacar partido de la entrevista. Al final de la segunda
entrevista tuvo cierta dificultad para retirarse y luchaba contra la compulsión de verificar
si no se estaba llevando algo que no le pertenecía.

PROBABLE DIAGNOSTICO: TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO CON


PREDOMINIO DE ACTOS COMPULSIVOS (F42.1)

#12
El paciente es un chofer de 32 años que trabajó anteriormente en Kuwait.
Motivo de consulta: fue llevado a la clínica por consultorio externo en un estado agudo
de pánico. El paciente había trabajado en Kuwait durante cinco años para tener un sueldo
permanente y poder mantener a su familia y pagar la educación de sus hijos. Durante la
invasión Iraquí a Kuwait el paciente sufrió un trauma severo cuando su hermana fue
violada delante suyo. Se lo envió a prisión y fue objeto de torturas graves, en las cuales
se le introducía palos de madera en el ano. Después de su liberación al finalizar la guerra
del Golfo fue devuelto a su país donde se le practicaron varias operaciones para
reconstituirle el ano. Desde entonces el paciente experimenta pesadillas y recuerdos
vívidos de su tortura y de la violación de su hermana, también tenía crisis de ansiedad
durante los que gritaba y se volvía agresivo. El estado de pánico actual se desató después
de mirar un documental sobre la Segunda Guerra Mundial.
Antecedentes: El desenvolvimiento del paciente era bastante normal y el informe de su
trabajo satisfactorio. Completó nueve años de escuela básica pero luego su padre murió
durante una operación de corazón y dejó la escuela para conseguir un trabajo para
mantener a sus dos hermanos y su hermana menores que él. Se casó a los 22 años y se
divorció a los 28. Tuvo tres hijos que se quedaron con su mamá cuando él se fue a Kuwait.
Se lo reconocía como sociable, extrovertido y solidario con los vecinos. Su hermano lo
describió como terco e impulsivo pero muy bondadoso y cálido. Había sido un fumador
empedernido desde los 20 años, pero no consumía drogas.
Datos actuales: Durante la entrevista su estado de ánimo y su comportamiento
fluctuaron. Por momentos, estaba ansioso, con momentos de transpiración e
hiperventilación, y con irrupciones de hostilidad y agresión, manifestada con golpes en el
escritorio o golpes de puño en la pared. En otras secuencias su expresión facial se volvía
vacía, se parecía indiferente y se quejaba de pérdida de sentimientos. Claramente
expresaba un estado de desesperación. Decía que no podía olvidarse de recuerdos terribles
y de las imágenes que le habían dejado en la mente. Estos recuerdos parecían atormentarlo
todo el tiempo y se sentía triste cada vez que un sonido, una foto o una historia -le
recordaban el trauma original. No quería hablar acerca de sus experiencias en Kuwait y
evitaba todo lo que le recordara estos hechos tan estresantes. También se perturbaba
porque no podía recordar algunos eventos de la tortura. “No puedo aclarar la historia
completa en mi mente” se quejaba, “Y aún así hay sonidos e imágenes que parecen no
dejarme”. Se sentía culpable y avergonzado y no había podido mirar al resto de su familia
a los ojos cuando regresó a su casa, ya que había sido incapaz de defender el honor de su
hermana. Si no hubiera sido por sus tres hijos y su familia, que dependían de él, hubiera
tratado de quitarse la vida.
PROBABLE DIAGNOSTICO: TRASTORNO DE ESTRÉS POST-
TRAUMÁTICO (F43.1)

#13
La paciente es un ama de casa de 43 años casada con un vendedor.
Motivo de consulta: Había sido derivada al servicio de psiquiatría, desde el servicio de
neurología donde había sido internada para su estudio por tercera vez en seis meses
porque temía tener un tumor cerebral. Durante los últimos ocho meses había sufrido
dolores de cabeza y mareos, además de sentirse cansada. Desde el principio había
consultado a su médico general en reiteradas veces. Después de dos meses fue internada
en una sala de neurología. Los estudios realizados, que incluían EEG y TAC, no revelaron
nada anormal. La paciente sintió alivio inmediato, pero no logró sentirse segura. Tenía
miedo de tener una enfermedad grave, probablemente un tumor cerebral maligno. Aún
tenía dolores de cabeza, en especial en el cuello y creía que quizá los estudios no habían
considerado el total de su cerebro. Por esa razón volvió a ir a su médico general quien
trató de persuadirla de que no tenía nada malo. Finalmente, se dio por vencido y la derivó
al departamento neurológico para otra evaluación. El neurólogo primero trató de
convencerla, pero ella presionó para que le hagan nuevos estudios y se la internó para
ello. Luego el neurólogo le explicó que nada era anormal. Aceptó las explicaciones, pero
unos pocos días después de ser dada de alta volvió a dudar de los resultados. Volvió a
sentirse preocupada con la idea previa de que posiblemente tenía un tumor maligno. No
podía pensar en nada más que en sus dolores de cabeza y en sus mareos causados por el
tumor maligno que le causaría la muerte irremediable. La paciente hizo planes para su
funeral y los cantos religiosos que le gustaría que se canten. Convirtió la vida de su esposo
y de sus hijos en una tortura, al hablar sólo de su condición. No podía hacer las tareas de
la casa y pasaba en cama casi todo el día. No le importaba casi nada su apariencia. Varias
veces por semana llamaba a su médico para pedirle que la ayude prescribiéndole
calmantes o si fuera posible internándola de nuevo en el departamento de neurología. Éste
trató de convencerla de que viera a un psiquiatra, pero casi se enfureció con esta
sugerencia, diciendo que su condición no tenía nada que ver con los “nervios”. Las
últimas semanas anteriores a su internación, entró en un estado de depresión que iba en
aumento, parecía haber perdido todas las esperanzas, y dijo que sería mejor que se
suicidara para evitar los últimos dolorosos meses de su enfermedad. Tenía dificultad para
dormir y no tenía apetito. Una semana antes de la internación notó que su vista se había
nublado. Se sintió aterrada y creyó que su muerte era inminente. Llamó a su médico
inmediatamente y lo convenció de que la internara nuevamente en la sala de neurología
por tercera vez. Los exámenes, que incluyeron un estudio oftalmológico y una nueva
TAC, no revelaron absolutamente nada anormal. Ella lloraba, estaba agitada y finalmente
aceptó ser transferida al departamento psiquiátrico.

Antecedentes: La paciente creció en una ciudad. Era la mayor de tres hermanos. Su padre
trabajaba como empleado público y su madre como secretaria. Tenían un buen nivel
económico y después de terminar la escuela secundaria se le ofreció concurrir a la
universidad, pero ella no estaba interesada. Poco tiempo después se casó con un vendedor
cinco años mayor y se mudó a otra ciudad. La pareja tuvo tres hijos, vivía en una casa
propia y estaban en buena situación económica. La paciente era eficiente en las tareas del
hogar.
Cuidaba muy bien de los hijos, realizaba tareas en la iglesia y en un club de mujeres.
Describió su matrimonio como armonioso, aunque luego se reveló que su esposo había
tenido un asunto con otra mujer dos veces, la última vez unos meses antes de la
enfermedad de la esposa. Los dos hijos más chicos aún concurrían a la escuela secundaria
y el hijo mayor había comenzado a trabajar en el banco.

El padre de la paciente y dos de sus hermanos habían recibido tratamiento por trastornos
afectivos con depresiones recurrentes, pero no había otro antecedente de enfermedad
mental en la familia. Su salud somática siempre había sido buena. Nunca había sufrido
dolores de cabeza u otros males.
Datos actuales: Al ser examinada, la paciente estaba algo contrariada. Repetía que estaba
convencida de que derivarla a un servicio de psiquiatría era un error y que, con seguridad
no tenía ningún desorden mental. Negó haber tenido alteraciones de la percepción, o ideas
raras, pero admitió que recientemente se había sentido cansada y sin ganas de nada y dijo
que había perdido todas las esperanzas debido a su tumor en el cerebro. Aparte de ello
negó tener otros síntomas mentales. Estaba globalmente orientada y lúcida, sin ningún
indicio de deterioro cognitivo.
PROBABLE DIAGNOSTICO: TRASTORNO HIPOCONDRIACO (F4502)

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