Via Lucis Juvenil
Via Lucis Juvenil
Via Lucis Juvenil
"Dio media vuelta y ve a Jesús; pero no lo reconoció. Le dice Jesús: Mujer ¿por qué lloras?¿a quién
buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le dice -- Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has
puesto y yo iré a recogerlo. Le dice Jesús: --¡María! Ella se vuelve y le dice: --Rabbuni (que significa
maestro) Le dice Jesús: Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y
vuestro Dios. Y María Magdalena anunció a los discípulos: --He visto al Señor y me ha dicho esto”.
Comentario
¿Has amado a alguien hasta sentir que te cambiarías por esa persona? María amaba
profundamente a Jesús. Él la había sacado de las calles y le había enseñado a creer en sí misma. Él
la miraba como una persona. Su mirada la reparaba. Todos los demás la despreciaban, pero Él no.
Él era diferente. Y, ahora, de repente, él está muerto. Todo el sueño se había desvanecido. Por
eso, aquella mañana no dejaba de llorar, desesperada. ¿Qué podía hacer? Todo lo que amaba
estaba, todo el sentido de su vida estaba allí enterrado bajo aquella enorme piedra. Por eso
parece un chiste de humor negro que el Ángel le pregunte porqué llora. María no entiende. Pero le
da igual. ¡Tantas veces la han humillado! ¡Una más! Ella quiere que le devuelvan el cuerpo de su
amigo. Por eso cuando Jesús habla con ella no lo conoce. Ella sigue lamentándose. Se parece a
nosotros cuando no sabemos ver nada más que lo negativo de nuestra vida. Solo nos focalizamos
en nuestros defectos y fracasos, cuando ahí fuera, Dios nos espera para llamarnos por nuestro
nombre y ofrecernos la vida. Abre los ojos. Cristo ha resucitado y te ofrece la vida. La vida con
mayúsculas, la vida que no acaba. ¿La aceptas?
Oración
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, la tradición cristiana nos dice que la primera visita
de tu Hijo resucitado fue a ti, no para fortalecer tu fe, que en ningún momento había decaído, sino
para compartir contigo la alegría del triunfo. Nosotros te queremos pedir que, como María
Magdalena, seamos testigos y mensajeros de la Resurrección de Jesucristo, viviendo contigo el
gozo de no separarnos nunca del Señor.
Padrenuestro. Canto.
SEGUNDO ENCUENTRO. PEDRO Y JUAN CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACÍO.
"Llega Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Observa los lienzos en el suelo y el sudario
que había envuelto la cabeza no en el suelo con los lienzos, sino enrollado en lugar aparte.
Entonces entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Hasta
entonces no habían entendido lo escrito, que había de resucitar de la muerte."
Comentario
Dos discípulos, incrédulos salen corriendo para comprobar si lo que dicen las mujeres es cierto.
Pedro ya sabemos que era bastante impulsivo. Juan, es el discípulo amado, el único que
permaneció con Jesús hasta el final en la cruz. Uno corre por cabezón. El otro porque el amor le
dice que algo está pasando. Juan llega primero, era más joven. No entra. Al llegar sabe que el amor
ha triunfado sobre la muerte. No lo podrá explicar porque esas cosas no son fáciles de contar.
Pero lo sabe. Solo lo sabe quien ama. Nadie enamorado sabe explicar porqué siente lo que siente,
pero está más seguro de ello que de su propia existencia. Pero ¿y Pedro? ¿Qué hace allí el que lo
negó? ¿Cómo se atreve a entrar en el sepulcro aquel que lo abandonó cuando más lo necesitaba?
Pues él entra, ve y cree. Hasta ahora no había entendido nada. Ya a sabemos que era un poco
cabezón. Pero ahora ya no hay dudas. No le va a volver a fallar. Ahora ya no. Cristo ha resucitado y
eso el pasado ya no importa. Cristo ha resucitado y lo que tenemos es futuro, mucho futuro. ¿Eres
tú como Juan, de los que no necesitan ver, sino que les basta sentir? ¿O eres cabezón como Pedro,
que no se acaba de creer estas cosas de la fe y necesitan pruebas? En cualquier caso, ¡entra!
¡Admite que Cristo ha resucitado y que te espera.
Oración
Señor Jesús, también nosotros como Pedro y Juan, necesitamos encaminarnos hacia Ti, sin dejarlo
para después. Por eso te pedimos ese impulso interior para responder con prontitud a lo que
puedas querer de nosotros. Que sepamos escuchar a los que nos hablan en tu nombre para que
corramos con esperanza a buscarte.
Padrenuestro. Canto.
TERCER ENCUENTRO. JESÚS MUESTRA SUS LLAGAS A LOS APÓSTOLES.
"Se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: -- La paz esté con vosotros.
Temblando de miedo, pensaban ver un fantasma. Pero Él les dijo: -- ¿Por qué estáis
turbados?,¿por qué se os ocurren esas dudas? Mirad mis manos y mis pies, que soy yo
mismo. Tocad y ved, que un fantasma no tiene carne y hueso, como veis que yo tengo.
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y, como no acababan de creer, de puro gozo
y asombro, les dijo: -- ¿Tenéis algo de comer?
Le ofrecieron un trozo de pescado asado. Lo tomó y lo comió en su presencia."
Comentario
¿Por qué tienen miedo? ¿Por qué tienen dudas? Hoy también se aparece Cristo resucitado a
nosotros aquí y nos pregunta lo mismo. ¿De qué tienes miedo? -¡Miedo yo! ¡Yo no tengo miedo a
nada! Muchos podéis pensar eso pero es mentira. Tenemos miedo a fracasar, miedo a defraudar,
miedo a equivocarnos, miedo a que nos traicionen, miedo a no ser aceptados… estamos muertos
de miedo. Por eso necesitamos que Cristo resucitado venga a nosotros y nos resucite: nos quite el
miedo. ¿Por qué tenéis dudas? Hay cosas que no vas a resolverlas por mucho que las pienses.
Basta que creas. Basta que creas en la vida. Basta que creas que Cristo ha resucitado por ti, para
que tú superes el miedo y enfrentes la vida con alegría.
Oración: Señor Jesús, danos la fe y la confianza para descubrirte en todo momento, incluso
cuando no te esperamos. Que seas para nosotros no una figura lejana que existió en la historia,
sino que, vivo y presente entre nosotros, ilumines nuestro camino en esta vida y, después,
transformes nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el tuyo.
Padrenuestro.
Canto.
CUARTO ENCUENTRO. JESÚS APARECE EN EL CAMINO DE EMAÚS.
"Jesús les dijo: –¡Qué necios y torpes sois para creer cuanto dijeron los profetas!
Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a Él en la
Escritura. Ya cerca de la aldea, Él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le dijeron: -- "Quédate
con nosotros porque atardece y el día termina ". Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la
mesa, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo
reconocieron. Pero Él desapareció. Y comentaban: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos
hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?."
Comentario
Lo que les pasa a los discípulos de Emaús, nos pasa a nosotros también. A veces vamos caminando
desesperanzados, parece que nuestros problemas no tienen solución. Pero, de repente se acerca
Jesús. Se nos acerca a través de personas, de acontecimientos, de su Palabra. Se pone a nuestra
altura, y nos pregunta ¿qué pasa? Se hace el tonto, ¡cómo si no supiera Él lo que pasa! Pero quiere
oírlo de nuestra boca. Se hace compañero de camino, sencillo, humilde, sin adornos ni cosas
espectaculares. Pero de repente, cuando estamos contando la retahíla de nuestros fracasos, Él nos
dice “¡Pero qué torpe! No te das cuenta de que todo esto ha tenido que suceder para que tú
madures! ¡No te das cuenta de que yo he estado ahí cuidándote todo este tiempo sin que te dieras
cuenta! ¡No te das cuenta de que he resucitado, que todo tiene solución, y tú sigues sin levantar la
vista de tus problemas!” Ellos lo reconocieron al compartir el pan. ¿Por qué nosotros no lo vemos
en cada Eucaristía, en cada persona que nos habla de Él? Ábrele la puerta, dile: “Quédate con
nosotros. La tarde está cayendo. Comparte nuestra vida sencilla”. No lo dudes, si se lo pides se
quedará a vivir contigo y tu vida brillará de alegría.
Oración: Señor Jesús, ¡cuántas veces estamos de vuelta de todo y de todos! ¡tantas veces
estamos desengañados y tristes! Ayúdanos a descubrirte en el camino de la vida, en la lectura de
tu Palabra y en la celebración de la Eucaristía, donde te ofreces a nosotros como alimento
cotidiano. Que siempre nos lleve a Ti, Señor, un deseo ardiente de encontrarte también en los
hermanos. Padrenuestro. Canto.
QUINTO ENCUENTRO. JESÚS RESUCITADO EN EL LAGO DE GALILEA
Comentario
La vida cotidiana a veces parece un embolr. Acaba con la esperanza de cualquiera. ¿Valdrá para
algo todo este esfuerzo que estoy haciendo? ¿No estaría mejor haciendo otra cosa? ¿Cuándo
llegarán las vacaciones, cuándo terminarán los exámenes, cuándo llegará el verano? Pedro y los
discípulos están ya en Galilea y se aburren. No pasa nada. Pensaban que Jesús resucitado llegaría
otra vez con ellos a retomar la vida de antes. Pero no llega. Se empiezan a desanimar. Pedro,
harto, decide hacer algo para matar el tiempo. ¡Qué pueden hacer sino pescar! ES lo único que
saben hacer. Y precisamente allí, en medio de la vida cotidiana, Jesús se les aparece como un
personaje extraño y les invita a comer. Ellos tardan, pero al final lo reconocen. Y nadie dijo nada
porque, en el fondo, todos sabían que era Él. Jesús también se nos acerca en la mitad de nuestra
vida cotidiana a través de personajes extraños, de ofertas raras, de acontecimientos un poco
chocantes. ¿Seríamos capaces de aceptarlo, de acogerlo? Te invito a que hagas como Pedro. Tírate
al agua, nada hasta él. Mójate. Da un paso.
Oración: Señor Jesús, haz que nos sintamos orgullosos de estar subidos en la barca de Pedro, en la
Iglesia. Que aprendamos a amarla y respetarla como madre. Enséñanos, Señor, a apoyarnos no
sólo en nosotros mismos y en nuestra actividad, sino sobre todo en Ti. Que nunca te perdamos de
vista, y sigamos siempre tus indicaciones, aunque nos parezcan difíciles o absurdas, porque sólo
así recogeremos frutos abundantes que serán tuyos, no nuestros.
Padrenuestro.
Canto.
SÉPTIMO ENCUENTRO. JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR.
"Cuando terminaron de almorzar, dice Jesús a Simón Pedro: -- Simón de Juan, ¿me quieres más que
éstos? Le responde: -- Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dice: -- Apacienta mis corderos. Le
pregunta por segunda vez: --Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Le responde: -- Sí, Señor, tú sabes
que te quiero. Le dice: -- Apacienta mis ovejas. Por tercera vez le pregunta -- Simón, hijo de Juan,
¿me quieres? Pedro se entristeció de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le dijo: --
Señor, tú lo sabes todo, tú lo sabes que te quiero.”
Comentario
Pedro, el impulsivo, el cabeza dura, queda a solas con el Señor. Pero Jesús no le reprocha su
cobardía: el amor es más grande que todas nuestras miserias. Sin embargo, le pregunta tres veces
si le ama. ¿Por qué hace eso? Porque quiere decirle: “sé que me negaste tres veces, pero no me
importa, te doy la oportunidad de que me ames otras tres veces”. La respuesta de Pedro es
impresionante. “Tú sabes que te amo”. No dice: “Sí, Señor, te amaré, descuida.” No lo dice porque
él bien sabe que no va a ser capaz de cumplir su palabra, que es débil y a la mínima falla. Igual que
nosotros. Por eso dice: “Tú lo sabes, tú sabes que te amo”. ES como si dijera: “Señor, yo soy un
inútil, pero tú conoces mi corazón y sabes que está lleno de ganas de amar. No te fíes de mí, pero
fíate de mi corazón”. ¡Qué respuesta más humilde y más chula! ¿Serías capaz de responder tú así?
Oración: Señor Jesús, que sepamos reaccionar antes nuestros pecados, que son traiciones a tu
amistad, y volvamos a Ti respondiendo al amor con amor. Ayúdanos a estar muy unidos al sucesor
de Pedro, al Santo Padre el Papa, con el apoyo eficaz que da la obediencia, porque es garantía de
la unidad de la Iglesia y de la fidelidad al Evangelio.
Padrenuestro.
Canto.