Conceptos de Forma
Conceptos de Forma
Conceptos de Forma
Carlos Martí Arís, en Las variaciones de la identidad, ensayo sobre el tipo en arquitectura,
plantea una interpretación estructuralista de la arquitectura a partir de la estructura
profunda de la misma a través de la noción de tipo. Es así como “un tipo arquitectónico
es un concepto que describe una estructura formal”, adicionalmente, el autor amplía
mediante tres corolarios este concepto:
- El tipo comporta una descripción por medio de la cual es posible reconocer a los
objetos que lo constituyen: es un enunciado lógico que se identifica con la forma general
de dichos objetos.
Desde la perspectiva tipológica, el autor rescata la vigencia del valor de la forma como
contenido fundamental de la arquitectura, “pero la forma es vista ahora en su condición
más esencial, como algo afín a la propia estructura de la mente humana. La forma, pues,
como portadora de sentido”.
LA INVENCIÓN DE LA FORMA
1 ARGAN, Giulio C., “Sobre el concepto de tipología arquitectónica”, Ediciones ETSAB , Barcelona, 1974.
El principio básico o forma-estructura interna es susceptible de innumerables
variaciones en el momento de la invención. Tal principio es enunciado así:
“En el proceso de comparar y formular formas individuales para determinar el tipo, las
propiedades específicas del edificio individual quedan eliminadas, mientras se
conservan única y exclusivamente todos aquellos elementos que componen la unidad
de la serie. De esta manera, el tipo puede ser expresado como un diagrama, al que se
llega por un proceso reductivo, de estilización de todas las variaciones formales posibles
sobre una forma básica común. Si el tipo es el resultado de este proceso regresivo, la
forma básica representada no puede ser concebida como un marco puramente
estructural, aunque sí como una forma-estructura interna o como un principio que lleva
dentro de sí mismo el potencial de un sinfín de variaciones formales e incluso de
ulteriores modificaciones estructurales del propio tipo”.
“Todo problema de diseño se inicia con un esfuerzo por lograr un ajuste entre dos
entidades: la forma en cuestión y su contexto… la forma es la solución para el problema,
el contexto define el problema”.
La forma, de acuerdo con Alexander, es un problema de lógica formal pues ésta “se
ocupa de las estructuras abstractas y en ella está en juego el momento en que tomamos
imágenes de la realidad y luego tratamos de manipular dichas imágenes con el fin de
poder escudriñar más adentro en la misma realidad”. Y es tarea de la lógica inventar
estructuras puramente artificiales de elementos y relaciones.
2 CHRISTOPHER, Alexander, “Ensayo sobre la síntesis de la forma”, Ediciones Infinito, Buenos Aires, 1976.
3 BAKER, Geoffrey, “Análisis de la forma”, Gustavo Gili, Barcelona, 1991.
estado original: la forma fundamental es generalmente cuadrada, cúbica o rectilínea)
que sufre sucesivas evoluciones en su encuentro el lugar y el programa.
Los aspectos de la forma están determinados por conceptos tales como la tensión y la
armonía, la armonía a través de la geometría, el estatismo central, el dinamismo lineal,
las fuerzas y la organización entre otros. El lugar a su vez está determinado por la cultura,
el genius loci y la naturaleza.
Este libro centra su interés en la forma como portadora de significado y explora el efecto
de las formas físicas sobre el sujeto, apoyado en el análisis de la arquitectura del pasado
especialmente Manierismo, Barroco y Rococó y algunas obras de Le Corbusier, Mies y
Aalto.
“La mayoría de los ejemplos serán difíciles de “leer”, pero la arquitectura oscura es
válida cuando refleja las complejidades y contradicciones del contenido y significado. La
Esto último evidencia que el arquitecto norteamericano se ha ocupado más del carácter
de la arquitectura, que de la forma en el sentido de estructura formal o de una
estructura organizadora abstracta.
“Cuando los arquitectos discuten la forma, por lo general se contentan con describirla
como forma física. No se han preocupado explícitamente del problema psicológico de
cómo puede la forma transmitir significado espiritual”.
“La forma -afirma Fonatti- en su existencia autónoma y absoluta, representa una idea y,
de este modo, es idéntica al arte mismo”.
La anterior afirmación –que resuena a Fiedler- no comparte del todo la noción del
teórico alemán toda vez que Fonatti se ocupa más de la figura que de la forma. No
obstante, constituye una tentativa por definir sus principios más elementales.
5 ARNHEIM, Rudolf, “La forma visual de la arquitectura”, Gustavo Gili, Barcelona, 1978.
6 FONATTI, Franco, “Principios elementales de la forma en arquitectura”, Gustavo Gili, Barcelona, 1988.
LA FORMA Y SUS SIGNIFICADOS
Wladislaw Tatarkiewicz en Historia de seis ideas7 define la forma como aquello que
“designa casi siempre, no las cosas en sí mismas, sino como se combinan las partes y su
relación mutua; no obstante, a veces es un término que designa un objeto visible y
tangible que puede cogerse con la mano”.
“Es la forma de materiales ordenados con el fin de habitar, producir y revelar lugares
como cosas. Su función es dar significado a la totalidad del ambiente físico. Proyectar
significa, pues, ordenar la peculiar complejidad de los sistemas de materiales de que se
compone la arquitectura.
Hemos llegado así a una idea que parece central en nuestra manera de pensar la
proyectación: que la naturaleza de ésta es fundamentalmente formal. Cualquier otro
aspecto (estilístico, ideológico, técnico, económico) es sólo un material, aunque como
tal material sea particularmente decisivo”.
“La palabra “forma” lleva implícita entre otras cosas, una ambigüedad de significado que
conviene poner en evidencia. La forma arquitectónica de un fenómeno, es por una
parte, la manera como las partes y los estratos están dispuestos en el objeto, pero
también el poder de comunicar aquella disposición”.
Helio Piñon9 apela a otra disciplina –la música- para precisar la noción de forma.
Dicha manifestación supone la acción de una mente ordenadora: por bello que sea el
paisaje, el arte no se manifiesta en él, sino que requiere de la acción de un pintor que
revele algunos aspectos de esa realidad –escogiendo el punto de vista, el encuadre, la
luz, el cromatismo- en función de una forma preconcebida.
La forma es, pues, producto de la acción del sujeto; un árbol, en sentido estricto, no
tiene forma, sino una estructura orgánica que vincula sus elementos; la manifestación
de dicha estructura por parte de un pintor o un fotógrafo alcanzará la condición de arte
precisamente por lo que tiene de revelación de algo que es irreducible a la mirada
común.
La forma, por tanto, no tiene existencia real, sino que es el resultado de la proyección
de un apriorismo del sujeto sobre la realidad, de modo que la transforma con criterios
artísticos. Este apriorismo subjetivo tiene una parte universal –innata- y una parte
convencional –aprendido-, que varía según la competencia visual con que cada uno se
aproxima a las obras de arte. La forma, en tanto que mirada subjetiva, revela algún
atributo constitutivo de la realidad sin que pueda identificarse de ningún modo con ella.
“Nunca jamás debe considerarse la forma como acabamiento, como resultado, como
fin, sino como génesis, como devenir y esencia. La forma en tanto que apariencia es un
fantasma malvado y peligroso. Buena es la forma como movimiento y acción, buena es
la forma activa. La forma como quietud o como final es mala, y es mala la forma sufrida
y realizada. Bien está el formar y mal la forma. La forma es fin, es muerte. El formar es
movimiento, es acción. El formar es la vida”.10
10KLEE, Paul, Unendliche Naturgeschichte, Basilea, 1970. En SUBIRATS, Eduardo, “La Flor y el Cristal, ensayos sobre
arquitectura y arte modernos”, Anthropos, Barcelona, 1986, pág. 69.