Tema 9 - Caracteres Del Acto Administrativo
Tema 9 - Caracteres Del Acto Administrativo
Tema 9 - Caracteres Del Acto Administrativo
CARAC
TERES
DEL
PROFESOR:
INTEGRANTES:
CRISOSTOMO MONROE
CI:
.- MARYORI
ACTO
DE CARREÑO 10.936.377
.- TRINO ADMINI
CARREÑO 24.228.290
MALAVÉ 10.936.526
.- LENIN STRATI
SILVA 28.623.580
.- ANGIE
VO
.- CARLOS
CARREÑO 20.739.750
Artículo 7. Se entiende por acto administrativo, a los fines de esta ley, toda
declaración de carácter general o particular emitida de acuerdo con las formalidades y
requisitos establecidos en la ley, por los órganos de la administración pública.
Artículo 89. El órgano administrativo deberá resolver todos los asuntos que se
sometan a su consideración dentro del ámbito de su competencia o que surjan con
motivo del recurso aunque no hayan sido alegados por los interesados.
Por lo tanto, el Acto Administrativo es toda declaración, disposición o decisión de la
autoridad estatal, ejecutiva, legislativa, judicial, independiente, centralizada o no,
autónoma o semiautónoma, nacional o local, etc.- emitida en ejercicio de funciones
administrativas, generadora de un efecto de derecho que incide en la esfera jurídica de
los administrados, y susceptible de control jurisdiccional.
B) LA Ejecutoriedad.
El acto que ha sido emitido sin observar los requisitos exigidos por el
ordenamiento jurídico vigente no es válido; y, ya sea que tal invalidez surja en
forma manifiesta del acto mismo, o que resulte de la prueba que se aporte al
efecto, perderá su presunción de legitimidad.
Debiendo el acto:
1.-FUNDAMENTO:
A partir del Principio de la Separación de Poderes (Art. 136 CRBV), toda
la actividad de la Administración Pública quedó sometida al derecho, y en
términos más precisos, al Principio de Legalidad. Eso, aunado al conjunto de
garantías y controles que establece la Constitución y la Ley, respecto a la
actividad de la Administración en un Estado de Derecho y particularmente en la
emisión de actos administrativos que son la piedra angular de aquella actuación,
lo que constituye el fundamento de la “presunción de legitimidad” que caracteriza
a dichos actos. En efecto, tal presunción se basa en que la Administración debe
sujetarse a las exigencias requeridas, al hablar de los elementos del acto, la
presunción de legitimidad del acto administrativo, consiste en la suposición de
que dicho acto ha sido emitido conforme al derecho, es decir, que su emisión
responden a todas las exigencias pertinentes, requeridas por el ordenamiento
jurídico.
2.-RAZÓN:
El acto administrativo regular se presume legítimo, mientras su posible
nulidad no haya sido declarada por autoridad competente.
3.-CONSECUENCIAS JURÍDICAS:
La presunción de que el acto es legítimo, genera trascendentales
consecuencias jurídicas como son:
a) El acto se reputa legítimo desde el momento que es emitido, sin
necesidad de que tal legitimidad sea declarada judicialmente.
d) Por ello, tal ilegitimidad o nulidad solo puede ser declarada a instancia
de la propia Administración Pública, o del particular a quien interese esa
declaratoria.
B) LA EJECUTORIEDAD:
La Ejecutoriedad consiste en la potestad que tiene la Administración
Pública, de ejecutar o hacer cumplir por sí misma y con sus propios medios, los
actos administrativos que emite. Esa facultad que asiste a la propia
Administración corresponde a una de sus múltiples “potestades”: la potestad
imperativa o de mando
.
Esta deriva del concepto mismo de poder público o imperium, donde
los intereses generales necesitan ser satisfechos en forma inmediata, para cuyo
efecto deben evitarse los eventuales obstáculos y fundamentar en el carácter
público de la actividad que realiza la Administración por medio del acto
administrativo, cuya emisión responde a la prontitud con la que deben ser
alcanzado los fines del Estado. Tanto la presunción de legitimidad como la
ejecutoriedad del acto son dos caracteres totalmente independientes que derivan
de la naturaleza pública de la función administrativa, a tal grado que puede darse
el caso de un acto válido pero ineficaz, así como el de un acto que siendo
ejecutorio resulte posteriormente ilegitimo por haberlo declarado así la justicia.
B.1.- FUNDAMENTO:
La ejecutoriedad de los actos administrativos tiene un fundamento político
o jurídico, que consiste en la necesidad de que la satisfacción de los fines
generales, para los cuales los actos administrativos son dictados, no sea
obstaculizada por la voluntad contraria de los particulares, y que tal obstáculo,
donde debe ser superado, no importa algún retardado a la realización de los
fines antes dichos. De acuerdo a lo establecido en los artículos 78 y 79 de la
LOPA.
Artículo 20.- cierra la idea disponiendo que “Los vicios de los actos
administrativos que no llegaren a producir la nulidad de conformidad con el
artículo anterior, los harán anulables”.
Todo acto administrativo que haya sido dictado por funcionarios u órganos
incompetentes, sea en razón de la materia, del lugar, del tiempo u otra
condición, por no estar revestido de la correspondiente atribución legal, carece
de validez y, por tanto, de Ejecutoriedad.
2.- EFICACIA:
El segundo de los requisitos que debe cumplir todo acto administrativo para
estar dotado de ejecutoriedad, es el de La Eficacia. Para que un acto jurídico,
dentro de los cuales se encuentra como especie el acto administrativo, cause
ejecutoria, es decir, esté investido de la facultad de ser ejecutado produciendo
todos los efectos jurídicos que le dan razón de ser, no basta con que sea válido.
La validez es una condición necesaria pero no suficiente para que el acto
despliegue sus previsiones del ordenamiento jurídico.
La Eficacia es también denominada Principio de Ejecutividad, y consiste en
el cumplimiento de ciertos requisitos que podríamos encuadrar como foráneos,
externos o ajenos a la constitución interna del acto administrativo, el cual a pesar
de ser perfecto desde el punto de vista de su validez, no puede ser ejecutado
por carecer de la fuerza necesaria para producir sus efectos, en razón de estar
pendiente el cumplimiento de ciertos extremos legales. La exigencia que el
ordenamiento jurídico positivo hace en relación al deber de cumplir con estos
extremos, a fin de dotar a los actos emenados de la Administración de eficacia o
ejecutividad, se basa en razones de seguridad jurídica y conlleva al
fortalecimiento del sistema de protección a los derechos y garantías
fundamentales, consagrados y amparados por nuestra Constitución, frente al
correlativo ejercicio de la prerrogativa de poder por parte de la Administración
Pública. El Principio de Publicidad de la Ley, entendida ésta en su concepción
más amplia, como norma o disposición jurídica, no tendría ningún sentido, sino
se estableciera la obligatoriedad en cabeza del ente público de informar y dar a
conocer plenamente el contenido de las normas por él dictadas.
Los extremos que deben ser cumplidos para dotar de eficacia o ejecutividad
a los actos administrativos, pueden ser clasificados de la siguiente manera:
4. B.- LIMITES:
Cuando se trata de actos administrativos de efectos generales, los
reglamentos son siempre de carácter sublegal, es decir, sometidos a la ley, por
lo que su límite esencial deriva de la reserva Legal, sobre la cual la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo ha dicho que viene dada por la
consagración a nivel constitucional de determinadas materias que, debido a la
importancia jurídica y política que tienen asignadas, sólo pueden ser reguladas
mediante ley, desde el punto de vista formal, y ello excluye la posibilidad de que
tales materias sean desarrolladas mediante reglamentos o cualquier otro
instrumento normativo que no goce de dicho rango legal.
NULIDAD:
La administración pública puede ratificar la decisión inicial o puede
modificarla anulando la decisión de forma definitiva.
Los efectos del Acto Administrativo, como los de todo acto jurídico, son
estrictamente jurídicos: afectan de una u otra forma la esfera jurídica del
administrado o de la propia Administración Pública; su principal objeto es crear,
modificar o extinguir situaciones jurídicas particulares –acto administrativo de
contenido concreto- o generales de los administrados –reglamentos- o que
traducen auto-limitaciones de la propia Administración.
Una vez que nacen los efectos del acto, éstos se proyectan
indefinidamente hacia el futuro. Esta es la regla general. Debe tenerse en
cuenta, que la duración de los efectos del acto dependen del contenido u objeto
del mismo: así, si éste es de contenido u objeto instantáneo, los efectos jurídicos
del mismo durarán mientras así lo demande dicho contenido u objeto. Por otra
parte, cuando en virtud de una cláusula facultativa o accidental de sus efectos,
de acuerdo a las razones que determinaron la inclusión de dicha cláusula
accidental.
Debido a que existen actos unilaterales y bilaterales, los efectos del acto
se producen en principio, sobre los sujetos que actúen como “partes” en la
formación del mismo: la Administración Pública, que ineludiblemente debe
intervenir en la formación de todo acto, sea éste unilateral o bilateral; y los
demás entes públicos y los administrados que intervengan en la formación del
acto.
Sin embargo, un acto puede incidir, además, sobre terceros es decir,
sujetos de derecho ajenos a su formación, afectándoles su esfera jurídica. Esta
eventual incidencia sobre la esfera jurídica de terceros es bastante frecuente en
materia de concesiones y permisos. Tal ocurre, por ejemplo, en la Concesión
para la Explotación de una Obra Pública, mediante la cual, los efectos jurídicos
que producen dicha concesión no sólo afectan al concedente y al concesionario,
sino que también pueden incidir sobre sujetos terceros, como serían los
usuarios, cuando éstos deben pagar determinadas tarifas por el uso de esa obra
cuya explotación corresponde al concesionario.
Artículo 42.- Los términos o plazos se contarán siempre a partir del día
siguiente de aquel en que tenga lugar la notificación o publicación. En los
términos o plazos que vengan establecidos por días, se computarán
exclusivamente los días hábiles, salvo disposición en contrario. Se entenderá por
días hábiles, a los efectos de esta Ley, los días laborables de acuerdo con el
calendario de la Administración Pública. Los términos y plazos que se fijaren por
meses o años, concluirán en día igual al de la fecha del acto del mes o año que
corresponda para completar el número de meses o años fijados en el lapso. El
lapso que, según la regla anterior, debiera cumplirse en un día de que carezca el
mes, se entenderá vencido el último de ese mes. Si dicho día fuere inhábil, el
término o plazo respectivo expirará el primer día hábil siguiente.