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Palacios Gómez, Daniel “Nos veremos en la necesidad de ir a vuscar la paz i el sosiego en las vastas soledades que

nos rodean”: disolver, enajenar y resistir. Indios en Antioquia en el marco de las reformas liberales, 1845-1863
Vol. VI, No. 6, enero-junio 2018

“Nos veremos en la necesidad de ir a vuscar la paz i el sosiego


en las vastas soledades que nos rodean”
Disolver, enajenar y resistir. Indios en Antioquia, 1845-1863
Dissolve, alienate and resist. Indigenous in Antioquia,
1845-1863
“Recibido el 13 de Junio del 2018, aceptado el 6 de Julio del 2018”

Daniel Palacios Gómez*

Resumen
El presente artículo tiene como objetivo analizar de qué manera las políticas
republicanas promulgadas a mediados del siglo XIX, puntualmente entre 1845
y 1863, afectaron a los indígenas en Antioquia en lo tocante a la disolución de
los resguardos y a la libre enajenación de sus tierras. Se sostiene que la élite
dirigente antioqueña jerarquizó a la población para lograr un dominio efectivo
sobre la misma; a los indígenas, en consecuencia, se les tildó de salvajes e inci-
vilizados con el propósito de privatizar sus terrenos de resguardo e insertarlos en
el paradigma civilizatorio de la época. Los indígenas, lejos de ser actores pasivos
frente a tales situaciones, apelaron a distintas formas de resistencia y agenciaron
respuestas desde su forma mentis.

Palabras clave: Indígenas, Antioquia, Reformas de Medio Siglo, resguardos,


resistencia.

*
Estudiante noveno semestre, Historia, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín.

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Vol. VI, No. 6 Revista Ciencias y Humanidades Enero-junio 2018

Abstract
The purpose of this article is to analyze how the republican policies promul-
gated in the mid-nineteenth century, punctually between 1845 and 1863, affected
the indigenous people in Antioquia as regards of the dissolution of the “resguar-
dos” and the free alienation of their lands. The article argues that the ruling elite
hierarchized the population to achieve effective control over it; the indigenous,
as a result, were labeled as savage and uncivilized with the purpose of privatizing
their “resguardos” and inserting them into the civilizing paradigm of the time.
But them, far from being passive actors before such situations, appealed to diffe-
rent forms of resistance and answered from their own forma mentis.

Keywords: Indigenous, Antioquia, mid-nineteenth century reforms, “resguar-


dos”, resistance.

Introducción particularizante  de continuidad co-


lonial, que se materializó en la pro-
En Latinoamérica, desde los al-
tección de derechos particulares y, de
bores del siglo XIX, el concepto de
igual forma, en la demarcación e in-
“nación” ha sido utilizado como uno
tervención de los sujetos en la nación,
de los coeficientes explicativos para
entre ellos, los indígenas, quienes fue-
comprender, por una parte, los diver-
ron representados como excedentes y
sos procesos que caracterizaron la Mo-
remanentes de tiempos remotos1. Así
dernidad, y, por otra, las implicaciones
pues, la tensión en las nacientes repú-
en la sociedad de los nuevos sistemas
blicas decimonónicas  en términos
de referencias y valores que surgie-
de Partha Chatterjee  estaba dada
ron como consecuencia de la ruptura
entre una homogeneidad utópica y
con la metrópoli. Estos fenómenos, a
una heterogeneidad real2. Esta última,
su vez, remiten a una serie de trans-
formaciones en el marco de procesos
de individuación que revisten una re- 1
Álvaro Villegas, “Civilización, alteridad y anti-
levancia insoslayable, por ejemplo: la güedades: el territorio, el pasado y lo indígena en
Colombia: 1887-1920” en Prácticas, territorios
emergencia de la idea de comunidad y y representaciones (Medellín: Universidad Na-
su correlato artificioso y ficcional de cional, 2009), 33.
unidad. De ahí que se diese la coyun- 2
Homogeneidad utópica en tanto proyecto de
tura aporética entre un proyecto tota- nación fundamentado en las idead de unidad e
lizante de confirmación de Estado-na- igualdad entre ciudadanos, y heterogeneidad real
en tanto existencia de castas y jerarquizaciones
ción, encarnado en la escenificación raciales. Ver: Partha Chatterjee, La nación en
de una ciudadanía “universal” y otro tiempo heterogéneo y otros estudios subalternos

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es decir, la excepcional heterogenei- petencia, y, por otro, servir al poder re-


dad, fundamentó una jerarquización gional en desmedro del poder central.
de la población según las “diferencias Sin embargo, en este contexto no sólo
raciales y sociales” y, de esta manera, fueron trastocadas las estructuras eco-
las relaciones entre los distintos pue- nómicas, sino también la organización
blos y sus territorios fueron entendidas estatal y la configuración del campo
únicamente desde la diferencia3. social; así, se consideró el federalis-
Lo enunciado anteriormente con- mo como el mejor derrotero hacia el
sistió en una realidad tendencial que, “progreso” y la “civilización”, y se dio
para el caso colombiano y su proceso libre circulación a la tierra y a la mano
de construcción como nación, tam- de obra indígena y esclava, facilitan-
bién es posible tipificar. Para efectos do la instauración de la libre actividad
del presente artículo, la temporalidad económica e igualando, por lo menos
comprendida entre 1845 y 1863, se en teoría, a todos los hombres de la
enmarca en el periodo de las Reformas nación en sus derechos como ciuda-
de Medio Siglo, mediante las cuales se danos.
trató de desmontar los remanentes del
Estado colonial, tales como la tenen- De los Austrias a los Borbones:
cia de grandes monopolios rentísticos “Que se nos deje quietos y
centralizados y un excesivo protec- pacificos”5
cionismo económico; frente a esto,
Desde que comenzó a respirar y a
se puso en práctica el laissez faire,
alimentarse hasta la invención de
laissez passer, que, directamente, iba
los instrumentos termonucleares
en contravía de lo pregonado en lo to-
y atómicos, pasando por el
cante a la economía por la Colonia4. descubrimiento del fuego —y salvo
De ahí que estas reformas liberales de cuando se reproduce a sí mismo—
mediados de siglo buscasen, por un el hombre no ha hecho nada más
lado, acoplarse a las nuevas realidades que disociar alegremente millares
del capitalismo mundial de libre com- de estructuras para reducirlas a un

(Buenos Aires: CLACSO, 2006), 59-88. 5


Alegaban los indios del pueblo de San Antonio
3
Julio Arias Vanegas, Nación y diferencia en el de Pereira, en 1757, para que no fuesen trasla-
siglo XIX colombiano. Orden nacional, racialis- dados al pueblo del Peñol. “Superior despacho
mo y taxonomías poblacionales (Bogotá: Univer- para que se suspenda la traslación de los indios
sidad de los Andes, 2007), 66 del pueblo de San Antonio de Pereira al del Pe-
4
Álvaro Tirado Mejía, “El estado y la política en ñol que se había mandado hacer por otro superior
el siglo XIX”, Manual de Historia de Colombia. despacho, interín se oyen las defensas” A.H.A,
Tomo II (Bogotá: Editorial Printer Colombiana, Sección Colonia, Reales Provisiones, T.11, doc.
1979), 344. 433, f.263v.

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estado donde ya no son susceptibles de surgió en el territorio americano bajo


integración. dos características complementarias:
como modalidad proteccionista para
Claude Levi-Strauss, Tristes Trópicos. los indios y como institución restric-
tiva ante los abusos de los coloniza-
Con el propósito de comprender dores”7. Así pues, tanto los pueblos de
el problema acaecido con la tenencia indígenas, como sus terrenos comu-
de la tierra por parte de los indígenas nes, se repartieron a cada indio (y su
durante el siglo XIX en Antioquia, es familia) para que habitaran allí, y asi-
necesario remitirse, por lo menos so- mismo, para que trabajasen la tierra.
meramente, a la historia colonial. En A grandes rasgos, la fundación de
este sentido, cabe destacar que para el los pueblos de indios debía ser reali-
periodo colonial hispanoamericano se zada por un visitador, quien elegía un
distinguen dos monarquías: la de los sitio adecuado, en concordancia con la
Austrias y la de los Borbones, respec- opinión del misionero y los caciques
tivamente. La primera se caracterizó de indios. Dicho visitador también de-
por inscribirse en un marco de protec- bía repartir las tierras, divididas entre:
cionismo materializado en la “Recopi- las de los caciques, las de los indios en
lación de Leyes de los Reynos de las general y las poseídas en común por la
Indias” (1680); leyes que, en gran me- reducción. Las tierras del común —las
dida, pretendieron frenar el abuso de de resguardo— eran inalienables, esto
los colonizadores perpetuados desde implicaba que no podían ser vendidas
una época tan temprana como la con- bajo ningún motivo; mientras que sus
quista. Uno de los aspectos más rele- propios lotes sí los podían transar con
vantes de dicha política proteccionista otros indios, pero nunca con españoles
consistió en la congregación de natu- u otros libres. Sumado a esto, las fun-
rales mediante la creación de pueblos daciones de pueblos se tenían que guiar
y resguardos6, los cuales, básicamen- por una estricta separación entre dos re-
te, se trataban de extensiones de tie- públicas; es decir, la de españoles y la de
rras adjudicadas a los indígenas para indios8 y, por tanto, una vez realizada la
su evangelización, protección y, en
general, para sacarlos de su estado de
salvajismo: “el resguardo, entonces, 7
Lina Marcela González Gómez, “Indios y ciu-
dadanos en Antioquia, 1800-1850” (Tesis de
pregrado en Historia, Universidad Nacional de
6
En este punto se manifiesta el carácter aporéti- Colombia, 1993), 15.
co del régimen colonial; por un lado, permitió y 8
De hecho, la ley 21 del título III libro VI, reza-
propició atropellos a las comunidades indígenas, ba que: “Prohibimos y defendemos, que en las
y, por otro lado, dispuso de un aparto legal y bu- Reducciones y Pueblos de indios puedan vivir o
rocrático para la protección de los mismos. vivan Españoles, Negros, Mulatos o Mestizos,

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fundación, la última debía conservarse De este modo, durante esta visita He-
como un pueblo de indios únicamente9. rrera Campuzano trasladó a la pobla-
Por su parte, la política de congre- ción indígena del territorio hacia los
gación de indios se efectuó en la pro- nuevos pueblos (y resguardos) que
vincia de Antioquia a partir de 1614, fundó, los cuales eran: San Antonio de
por encargo hecho al visitador Fran- Buriticá, San Juan del Pie de la Cuesta
cisco Herrera Campuzano; a dicho (después designado con el nombre de
visitador se le ordenó que fuera a la San Jerónimo de los Cedros), Nuestra
mencionada provincia para que com- Señora de Sopetrán y San Lorenzo de
pusiera encomiendas, controlara a los Aburrá, en jurisdicción de Santafé de
encomenderos y redujera a los indios Antioquia; en Cáceres, Santiago de
en pueblos. El proceso de reducción Arete y San Sebastián de Ormaná (los
incluyó “la creación de doctrinas, la dos últimos fueron despoblados más
erección de un sistema de jefatura ét- tarde, en 1632); Tacu, en jurisdicción
nica, que combinaba los cargos here- de San Jerónimo del Monte y Córcora
ditarios (caciques y capitanes) con los en Guamocó (tanto Tacú como Córcora
elegidos por las autoridades ibéricas fueron fundaciones fracasadas). Más
(gobernadores, alcaldes), y la adjudi- tarde, en el siglo XVIII, se crearon los
cación de tierras de resguardo a cada resguardos de San Antonio de Pereira,
una de las parcialidades reunidas”10. Nuestra Señora de la Purificación de
Sabaletas y San Antonio del Peñol, en
porque se ha experimentado, que algunos Espa- torno a los ejes mineros de Rionegro
ñoles, que tratan, trajinan, viven y andan entre y Marinilla; de igual forma, en 1777
los Indios, son hombres inquietos, de mal vivir, se creó el resguardo de Cañasgordas,
ladrones, jugadores, viciosos, y gente perdida, y
por huir los Indios de ser agraviados, dexan sus
el cual nació como resultado de los
Pueblos, y Provincias, y los Negros, Mestizos y múltiples intentos por pacificar a los
Mulatos, además de tratarlos mal, se sirven de indios chocoes11.
ellos, enseñan sus malas costumbres y ociosidad, Precisamente, durante el siglo
y también algunos errores, y vicios, que podrán
estragar y pervertir el fruto que deseamos en or- XVIII se dio la coyuntura del cam-
den a su salvación, aumento y quietud”. Recu- bio monárquico de los Austrias a los
perado de: http://www.gabrielbernat.es/espana/ Borbones; las razones de este cambio
leyes/rldi/indice/indice.html
exceden las pretensiones de la pre-
9
Magnus Morner, La Corona Española y los sente investigación12, sin embargo, es
foráneos en los pueblos de indios de América
(Estocolmo: ALMQVIST, 1970), 49.
10
Juan David Montoya Guzmán y José Manuel
González Jaramillo, Indios, poblamiento y traba-
11
Lina González Gómez, “Indios y ciudadanos
jo en la provincia de Antioquia siglos XVI y XVII en Antioquia, 1800-1850”, 21.
(Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 12
Para tener información detallada de los proce-
2010), 142. sos ocurridos en la península que desembocaron

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menester tener en cuenta que los Bor- y Velarde, recorriese la provincia de


bones, lejos de ser “proteccionistas” Antioquia a finales del siglo XVIII —
—como los Austrias en relación con exactamente en 1785—, con el fin de
los indígenas—, propusieron desinte- alcanzar varios objetivos, entre ellos:
grar las tierras que habían sido asigna- el mejoramiento de la agricultura, el
das a los mismos para que perdiesen, comercio, y sobre todo, de la Real Ha-
evidentemente, su carácter inalienable cienda, poniendo a circular las tierras
y para que, posteriormente, entraran vacantes. Con estas miras, y respecto
a circular en el mercado en beneficio a los indígenas, dicho visitador fue en-
de la Corona13; así: “durante el refor- fático en tres puntos: el primero, sobre
mismo borbón, el principal argumen- la prohibición del establecimiento de
to para justificar la destrucción de libres en los pueblos de indios, sin un
los resguardos, fue la desproporción debido permiso. El segundo, que ha-
existente entre la tierra y el número biendo algún pueblo con menos de diez
de indios, debido al descenso de la tributarios debía trasladarse o agregar-
población indígena”14. Este argumen- se en otro. Y, finalmente, que una vez
to con razones económicas de fondo, un pueblo estuviese vacante, las tierras
condujo, por lo demás, a otra oleada pasaban a la Corona, para que pudie-
de visitas que tenían como propósito sen ser vendidas libremente15.
la desintegración de varios pueblos de Es notorio que la prohibición de
indios y el reagrupamiento de los ha- habitar personas libres dentro de los
bitantes de dos o más de ellos en uno resguardos se fue haciendo cada vez
solo. Para el caso de Antioquia, el afán más flexible, pues para ese momento
de los borbones por “liberar” las tie- los libres que quisiesen establecerse
rras que le habían sido asignadas a los en un pueblo de indios, debían obte-
indígenas para que las mismas circula- ner solamente un permiso16. De igual
ran libremente en el mercado, llevó a
que el funcionario Juan Antonio Mon
15
Emilio Robledo, Bosquejo biográfico del se-
ñor oidor Juan Antonio Mon y Velarde (Bogotá:
Imprenta del banco de la república, 1953), 271.
en el cambio de monarquías, consultar: John Ly-
nch, La España del siglo XVIII (Barcelona: Li-
16
Quizás eso fue debido a la “segregación de lo
bros de Historia, 2010). imposible” tal como lo llamarían los historiado-
res Carmen Barnad y Serge Gruzinski, pues las
13
Con este motivo, y mediante la Real Cédula de fronteras de las repúblicas de indios que preten-
1770, se ordenó a las autoridades del virreinato dieron ser herméticas, ciertamente, resultaron
de la Nueva Granada (creado en 1739), que co- ser una entelequia producto de las abstracciones
rregimientos con poca población indígena podían teóricas preconizadas por la monarquía de los
ser unidos a otros pueblos. Austrias. Situación que, en últimas, conduciría
14
González Gómez, “Indios y ciudadanos en An- bajo la monarquía de los Borbones, a una indis-
tioquia 1800-1850”, 18. criminada política de erección de parroquias de

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forma, Mon y Velarde también ale- de la antigua sociedad estamental y


gaba que se debían insertar en la vida corporativa; la nueva sociedad, una
civilizada a los indígenas que se ha- sociedad contractual, surgida de un
llasen dispersos en los montes y en nuevo pacto social; la nueva política,
las chozas, incentivándoles a vivir en la expresión de un nuevo soberano, el
pueblos. Sobre este último punto, tam- pueblo.
bién señaló que la tierra debía ser con-
cedida en común a todos los indios, François Xavier Guerra, Modernidad e
pero que el usufructo era particular de Independencias.
quien lo beneficiara. Así pues, se pue-
de argüir que el visitador asumió una Lejos de establecer una genealo-
posición esencialmente pragmática; gía de los diferentes procesos inde-
si bien hacía énfasis en cómo debían pendentistas en Latinoamérica que se
efectuarse los traslados, a su vez, en- dieron al despuntar el siglo XIX18, es
tendía a los resguardos como centros menester sobre este punto —y para
de producción y abastecimiento a las efectos de la investigación— retener
minas, y, por ende, instruía que en la algunos aspectos puntuales, como el
medida de lo posible los mismos no advenimiento de la idea de “nación”
fuesen desintegrados17; sin embargo, enmarcada en una comunidad y la
durante el siglo XIX aquellas medidas emergencia del nuevo sistema de re-
que los Borbones habían empezado ferencias en el que la figura del indivi-
a implementar sobre la disolución de duo como ciudadano se encontraba en
dichos resguardos, volverían con más el centro de la discusión.
fuerza pero ahora en el marco de la En este sentido, en 1808 con la cri-
República. sis de la monarquía española, y con
las subsecuentes revoluciones inde-
La “victoria” del individuo en la pendentistas latinoamericanas, se dio
primera mitad del siglo XIX una serie de procesos sin precedentes
en territorio americano, a saber: el
Ese hombre nuevo es un hombre surgimiento de naciones hispanoame-
individual, desgajado de los vínculos ricanas donde otrora sólo había colo-

blancos allí donde se encontraban los pueblos 18


Francois Xavier Guerra realiza un interesante
con “corto número de yndios”. Ver: “La segre- análisis tanto de la revolución liberal española
gación imposible” en: Carmen Bernand y Serge como de las revoluciones de independencia en
Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo (tomo II) Hispanoamérica, estableciendo un paralelismo
(México, D.F: Fondo De Cultura Económica, entre dichas revoluciones y la Revolución Fran-
1999), 230-258. cesa. Ver: Guerra, Modernidad e Independencias.
17
Lina González Gómez, “Indios y ciudadanos Ensayos sobre las revoluciones hispánicas (Mé-
en Antioquia 1800-1850”, 60-80. xico D.F: Fondo de Cultura Económica, 1993).

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nias. Como consecuencia de la ruptura mogéneo, defendió formas de diferen-


con la metrópoli, y durante la fase de ciación arraigadas desde la Colonia19.
la consolidación de la independencia En este orden de ideas, es necesario
(1810-1821), se empezó a abordar el entender que, para pensar el proceso
problema de qué era la nación y por de construcción de la nación colom-
quienes estaba compuesta. En este biana, de la identidad colombiana, del
sentido, la nación, en su afán por es- sentimiento de pertenencia a un grupo,
bozar una comunidad compuesta por se requiere un necesario ejercicio crí-
ciudadanos con una historia y una tico en el que se esboce qué y quiénes,
identidad en común, surgió como un históricamente han quedado al margen
conjunto cultural limitado, particular y de dicha “colombianidad”.
autocontenido creado desde las élites. Ahora bien, la conciencia criolla,
Aquella ficción de unidad, que duran- por su parte, fue el primer pilar para
te la Colonia fue sustentada en la mo- la formación de una identidad de éli-
narquía y en los reinos, las naciones te nacional; si bien se trataba de una
decimonónicas se vieron abocadas a conciencia fundada en el rechazo de la
re-crearla desde un nuevo sistema de dominación española, al mismo tiem-
referencias con el propósito de estruc- po, estaba marcada y era plausible por
turar sentimientos de pertenencia y ór- su herencia. De ahí que para los crio-
denes de interioridad/exterioridad. llos constituirse, luego de la indepen-
En Colombia en el siglo XIX, di- dencia, como élite nacional, era parte
chos sentimientos de igualdad y per- esencial de su lucha autodeterminarse
tenencia estuvieron condicionados por y diferenciarse del pueblo bajo, de los
la construcción de una unidad como negros, y los indios. Esta naciente éli-
orden, la cual, estrictamente, jerar- te, a grosso modo, tuvo dos grandes
quizó, contuvo e intentó controlar a la desafíos: el primero —ya anunciado
población. En este sentido, la mencio- anteriormente— consistió en introyec-
nada unidad fue pensada desde y con tar en la población un sentido de perte-
las diferencias; así pues, más que pro- nencia a la abstracción escenificada en
pugnar por una igualdad efectiva, las la “nación”; así, la retórica nacionalis-
élites neogranadinas prorrumpieron ta y la propaganda política les trazaba
en la creación de proyectos que tenían a las élites el desafío de mantener las
como fin unificar, instituir y fijar lo jerarquías diferenciadoras en medio
normal-nacional, como una linealidad de un discurso que igualaba a la ma-
vertical generadora de clasificaciones yoría al estatus de ciudadanos:
jerárquicas internas, la cual, aunque
en teoría pretendía construir y mode-
19
Arias Vanegas, Nación y diferencia en el siglo
lar un pueblo único, particular y ho-
XIX colombiano, 22.

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[…] este reto era particularmente de los indígenas y sus formas comu-
importante para los grupos dominan- nales de existencia eran incompatibles
tes, que habían fundado su distancia con dicho afán civilizatorio. A raíz
frente al pueblo bajo un orden aris-
tocrático-cortesano proveniente de la
de esto último se dieron varios fenó-
tradición hispánica y de la sociedad menos de innegable relevancia, entre
estamental del régimen colonial20. ellos: la declaratoria de ciudadanía a
los mismos indígenas, la disolución y
El segundo reto estribaba en hacer repartimiento de sus resguardos, y, fi-
frente al proyecto civilizador ya que, nalmente, la posibilidad de que dichos
en el fondo, las nuevas élites naciona- indígenas pudiesen vender o enajenar
les no pudieron pensarse por fuera de (privatizar) la tierra otorgada a causa
los referentes esbozados por Europa del repartimiento.
de lo que era ser civilizado, en este
sentido: Convertir a los salvajes en
ciudadanos en el marco del
Las naciones hispanoamericanas se paradigma civilizatorio
constituyeron en proyectos localiza-
dos de la civilización, en proyectos La continua presencia de indivi-
cosmopolitas de ser parte del mundo duos de castas en tierras de indios y el
moderno. La lucha de la civilización crecimiento del mestizaje suscitaron
contra la barbarie fue una cruzada conflictos antiquísimos por el territo-
transnacional, nacionalizada por las rio. Así pues, —tal como se ha seña-
élites locales, que validaban su posi-
ción por medio de esta lucha21.
lado anteriormente— desde mediados
del siglo XVIII, y a lo largo del siglo
XIX, dichas situaciones fueron usa-
De este modo, el deseo civilizador
das como argumentos para consolidar
también operó como generador de je-
una política contra la existencia de los
rarquías internas, permitiendo a la éli-
resguardos, hecho que tomó fuerza
te marcar y definir distancias frente al
durante los primeros años de la Repú-
pueblo, utilizando para ello ejercicios
blica, pues la tenencia comunal (o cor-
de gobierno sobre los otros, justifica-
porativa de la tierra) iba en contravía
dos en que dicha élite se tenía a sí mis-
de las ideas liberales sobre la circula-
ma como la imagen de lo civilizado en
ción de la tierra, y, en especial, iba en
tanto europeo-descendientes. En este
detrimento de la idea de civilización
contexto dicotómico entre barbarie y
preconizada por las élites nacionales.
civilización, se propuso que la vida
En este contexto, en diciembre de
1811, el Supremo Poder Legislati-
20
Ibíd., 44. vo del Estado de Antioquia acordó y
21
Ibíd., 20.

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sancionó la “Superior Declaratoria en bilidades: los indios debían cancelar


favor de la libertad de los indios tri- los tributos atrasados, pagar por su
butarios” mediante la cual los mismos propia cuenta los servicios del cura, y
quedaban elevados a la categoría de renunciar a la parte de los resguardos
ciudadanos22. A través de esta declara- que no se encontraba cultivada; de este
toria, a su vez, se intentó dejar atrás modo, desaparecía la propiedad comu-
los principales elementos de la política nal y cada familia obtenía un lote de
indigenista colonial de los Austrias y terreno para abastecer sus necesidades
los Borbones, tales como: el tributo, el básicas, sobre el cual se les prohibió
cura doctrinero, el corregidor, las pro- ceder su dominio por ocho años, tan-
piedades comunales enmarcadas en la to por donaciones como por ventas23.
figura del resguardo y el cabildo indí- En lo tocante a las tierras vacantes, es
gena. No obstante, tales “prerrogati- decir, las que no estaban cultivadas,
vas” venían aparejadas con responsa- se decidió asignar una parte a la es-
cuela de letras primarias. Asimismo,
la Superior Declaratoria autorizó los
22
Este acto no se realizó de forma inédita en An-
tioquia. En septiembre de 1810 la Junta Suprema enlaces matrimoniales de los indios
de Santafé, había acordado, mediante el decreto con otras castas y permitió su libre cir-
de 24 de septiembre, artículo 2: “consiguiente a culación a otros pueblos y parroquias:
la referida igualación y ciudadanato concedido a
con esta disposición se pretendió eli-
los indios con restitución plena de sus derechos
en cuyo goce va a entrar, se les repartirán en minar aquella demarcación colonial
propiedad las tierras de sus resguardos distribu- entre república de blancos y república
yéndoseles a cada pueblo según su justo valor y de indios —aunque, en esencia, dicha
en suertes separadas con proporción a sus fa-
milias para que las disfruten aprovechándose de
demarcación siempre fue una entele-
todas sus producciones naturales e industriales, quia—.
con la sola condición de que por ahora no pue- De este modo, alegando la nece-
da enajenar, donar o deprenderse por otra vía saria igualdad entre los hombres en
de la porción de tierra que les tocare en la distri-
bución hasta que pasados veinte años, hayan to- la naciente república, los legisladores
mado apego al dominio y versándose en la admi- y la élite en general en su “cruzada”
nistración de modo que no sea fácil engañarlos contra la barbarie, se arrogaron el po-
ni reducirlos valiéndose de su natural sencillez
para despojarlos de su pertenencia territorial” [la
der de civilizar a los indios, pues su
negrilla y la cursiva son mías]. Ver: Roque Rol- “natural sencillez”, sus formas de re-
dan Ortega y Alfonso Flórez Esparragoza, Fuero
indígena (Bogotá: Editorial Presencia, 1983), 37.
Sobre este apartado llama la atención que a la par 23
Yoer Javier Castaño, “De menores de edad a
que se elevaba al indio a calidad de ciudadano, ciudadanos: los indígenas de Antioquia y otras
también les eran divididas las tierras de resguar- zonas neogranadinas frente a los postulados li-
do, las cuales no podían enajenar de forma in- bertarios de la primera república, 1810 – 1816”
mediata, como sí pasaría más adelante, con las Anuario de Historia Regional y de las Fronteras
Reformas de Medio Siglo. Vol:13: n.o 1 (2008):3.

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Palacios Gómez, Daniel “Nos veremos en la necesidad de ir a vuscar la paz i el sosiego en las vastas soledades que
nos rodean”: disolver, enajenar y resistir. Indios en Antioquia en el marco de las reformas liberales, 1845-1863
Vol. VI, No. 6, enero-junio 2018

lacionarse con la naturaleza y con el Del buen salvaje al homo


mundo social, era un remanente del economicus
Antiguo Régimen. Es importante acla-
Pero si se trata de comprobar cuál
rar, no obstante, que dicha declaratoria
es, en realidad, la función general que
de igualdad traslucida en la ciudada-
cumple el concepto de civilización
nía siguió perpetuando las jerarquías
y cuál es la generalidad que se
internas diferenciadoras, pues ya que pretenden designar con estas acciones
ser ciudadano, realmente, implicaba y actitudes humanas al agruparlas bajo
ser libre, tener derechos políticos en la el término de civilizadas, llegamos
vida constitucional y poder participar a una conclusión muy simple: este
del poder político; y para ejercer esos concepto expresa la autoconciencia
derechos, había que estar inscrito en de occidente. También podría
ciertas tramas de significación social, denominarse “conciencia nacional”.
cultural, y económica, de las cuales El concepto resume todo aquello que
los indígenas estaban excluidos por la sociedad occidental de los últimos
su “natural ignorancia”. Por lo demás, dos o tres siglos cree llevar de ventaja
la mayoría de los indios de la provin- a las sociedades anteriores o las
cia no acogieron de buena manera los contemporáneas más “primitivas”.
nuevos decretos debido a los perjui-
cios económicos, y, como consecuen- Norbert Elias, El proceso de la
cia de ello, en algunos casos pidieron Civilización.
la revocación de la sanción de libertad
para que se les dejara en su antiguo es- Más tarde, los liberales de me-
tado24. diados de siglo XIX en la República
de la Nueva Granada, en palabras de
Brooke Larson, “al atisbar dentro del
abigarrado corazón de las tinieblas de
24
Se puede afirmar en este punto que, siguiendo a su nación”25 produjeron un corpus de
la historiadora Elizabeth Karina Salgado, durante
los primeros años de la república en los indígenas
pensamiento económico, político y
no hubo una unanimidad patriota o realista, y sí social profundamente prescriptivo e
existió, en cambio, un deseo a preservar un status impositivo. En consecuencia, dichos
quo: “si retomamos la propuesta de ver más allá liberales propugnaron por desmontar
del binomio clásico que opone un indio resisten-
te a un indio colaborador, es posible compren- los remanentes del Estado colonial
der que estas poblaciones elaboraron respuestas
estratégicas y creativas ante la legislación inde-
pendentista. Ver: Elizabeth Karina Salgado, “In-
dios, ciudadanía y tributo en la Independencia 25
Brooke Larson, Indígenas, élites y estado en
neogranadina. Antioquia (1810-1816)” Trashu- la formación de las repúblicas Andinas (Lima:
mante. Revista americana de Historia Social no Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo
4 (2014): 39. Editorial, 2002), 6.

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que aún existían para la época26; y así Estos cambios que tuvieron su
fue como se puso en práctica el lais- momento inicial entre 1845 y 1863,
sez faire, laissez passer, en otras pala- iniciaron, tímidamente, con el gobier-
bras, el librecambismo económico con no de Tomás Cipriano de Mosquera
ideas tomadas del liberalismo clásico (1845-1849), pues, aunque fue elegido
inglés, pero con matices nacionales y en nombre del ala conservadora, con-
regionales27. tribuyó a imponer ciertos principios li-
En este contexto, emergieron dis- berales en lo tocante al manejo del Es-
cursos contra el proteccionismo eco- tado. Durante su gobierno, se empezó
nómico a favor del libre mercado, a hablar, por un lado, de la convenien-
cuestionando así, las regulaciones cia de desmontar los sistemas tributa-
prohibitivas de las importaciones, y, rios coloniales centrados en el tabaco
en general, el sistema de impuestos y el aguardiente, los cuales impedían
existente para la época. Además de el libre manejo de la actividad privada,
esto, cada individuo-ciudadano debía y, por otro, de potenciar el sistema de
ser productivo, y su forma de existen- libre cambio a través de la reducción
cia tenía que responder a las deman- de los derechos de importación para el
das del comercio y la industria, ejes consumo nacional. De igual manera,
subsidiarios de las lógicas capitalistas se impuso la idea de que el desarro-
de libre competencia tan en boga por llo económico estaba estrechamente
aquella época. ligado al comercio internacional, para
lo cual era indispensable propiciar la
26
Lázaro Mejía Arango, Los radicales. Historia producción de bienes agrícolas y mi-
política del radicalismo del siglo XIX (Bogotá: neros que pudiesen ser vendidos en
Universidad Externado de Colombia, 2007), 19. el mercado internacional; para alcan-
27
En palabras de Mauricio Andrés Ramírez Gó- zar este último cometido, también era
mez: “es pertinente mencionar que estas teorías sumamente importante mejorar las
de libre cambio, para el caso colombiano, adqui-
rieron un sentido diferente en su aplicación con vías de comunicación con el exterior
respecto al contexto europeo. Mientras que en debido al notorio aislamiento geo-
Europa surgieron en un ambiente de pragmatis- gráfico que se vivía para la época y
mo mercante acompañado del auge del comer-
cio, la navegación y la monetarización creciente
al deficiente sistema de transporte28.
durante los siglos XIV a XVIII, en el contexto Sin embargo, fue con la presidencia
colombiano se mostró como un discurso que de José Hilario López (1849-1853),
cuestionó las estructuras y la institucionalidad en donde se aceleraron los esfuerzos
colonial impuesta por los españoles, las cuales
consideraron como perseguidoras y demasiado
complejas para el buen mercado interno”. Ver: 28
Según esto, se podría afirmar que el gobierno
Mauricio Andrés Ramírez, “Pensadores econó- de Mosquera aportó a la Revolución del Medio
micos de la segunda mitad del siglo XIX en Co- Siglo la doctrina de libre cambio y las primeras
lombia” Ecos de economía No. 19 (2004): 130. transformaciones del sistema de rentas.

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Palacios Gómez, Daniel “Nos veremos en la necesidad de ir a vuscar la paz i el sosiego en las vastas soledades que
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por tener una ruptura efectiva con el mico enarbolado por las reformas lle-
pasado colonial, no solo en un sentido vadas a cabo a mediados de siglo, se
económico al propiciar el librecambio, definieron a los indígenas y sus formas
la eliminación de monopolios de ren- comunales de existencia como lo an-
tas y descentralización de las mismas, titético a la figura del homo economi-
sino también en un plano social y reli- cus, el actor económico racional dota-
gioso: se extinguió la pena de muerte, do de los valores de la Modernidad y
se instauró la libertad de imprenta, se de las normas culturales y económicas
abolió la esclavitud, se reiteró la ne- liberales31 y, por tanto, debían ser inte-
cesaria eliminación de los resguardos grados a las nuevas realidades econó-
y la enajenación de las tierras de los micas, políticas y culturales. De ahí
indígenas, y se separaron, finalmente, que en 1851, y con el propósito de dar
a la Iglesia del Estado29. Por lo demás, libre circulación a la propiedad terri-
el punto de cierre de la presente inves- torial, se expidió la ley 30 sobre la re-
tigación es 1863, precisamente porque dención de censos32. Un año antes, en
durante ese año con la nueva Consti- 1850, mediante la ley 22, se autorizó
tución, se da inicio a la época federal a las cámaras provinciales para pro-
en donde se radicalizaron las medidas ceder a la división, repartición y libre
encarnadas en las Reformas de Medio enajenación de los resguardos33, pues
Siglo en el marco de una fuerte auto- la tenencia comunal-corporativa de la
nomía por parte de los estados, lo cual tierra por parte de los indios, seguía
comporta otro tipo de consideraciones siendo, desde cualquier punto de vista,
a las tratadas en este artículo30. un óbice para el progreso económico,
Ahora bien, en este marco de pre- y sus condiciones materiales, éticas y
ponderancia del liberalismo econó- simbólicas, una traba al individualis-
mo primigenio propuesto por el imagi-
nario social moderno, defendido, a su
29
Jorge Orlando Melo, “las vicisitudes del mode- vez, por el liberalismo.
lo liberal (1850-1899)” en Historia Económica
de Colombia (Bogotá: Siglo XXI, 1987), 146-
147.
30
Esta última afirmación, desde luego, se debe
matizar para el caso de Antioquia, en donde, a
partir de 1856, al crearse el Estado Federal de
Antioquia, se dio paso a la materialización de las
aspiraciones del conservatismo antioqueño pro- 31
Brooke Larson, Indígenas, élites y estado, 6.
fundamente religioso y con un ethos socio-cul-
tural particular. Ver: Luis Javier Ortiz Mesa, Tirado Mejía, “El estado y la política en el siglo
32

“Antioquia durante la federación, 1850-1855”, XIX”, 345.


Anuario de Historia Regional y De Las Fronte- 33
Lina González Gómez, “Indios y ciudadanos
ras Vol 13: no 1 (2008): 59-80. en Antioquia, 1800-1850”, 104.

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Indios en Antioquia durante la pathos de la distancia34 con esos otros


segunda mitad del siglo XIX que consideraba más “primitivos”, in-
civilizados, y, en general inferiores.
Así fue como se dio la desintegra- Llama la atención, por ejemplo, que,
ción legal de los resguardos a mitad en 1847 el gobierno de la provincia de
del siglo XIX en territorio antioqueño, Antioquia le señalase al director de ca-
entre ellos: el de Sopetrán, Sabanalar- minos que35:
ga y Buriticá, en el occidente, El Pe-
ñol, San Antonio de Pereira, Nuestra En el territorio casi decierto que me-
Señora de la Estrella, y el pueblo de dia entre los llanos de Frontino i el
Sabaletas, en el oriente, y solo uno de puerto a donde debe ir a terminar el
estos logró sobrevivir hasta los albores camino nacional cuya direccion esta
del siglo XX, el de Cañasgordas (lla- encargada a u[sted] hai muchos in-
mado resguardo de Murrí en el siglo dijenas en el estado salvaje i poco
distantes de él, que es necesario ha-
XX). Y si bien las medidas de elimi- cer con ellos una poblacion. Estoi
nación y enajenación de los resguar- informado que algunos individuos
dos de las tierras de los indígenas que de los que hai establecidos en aque-
adoptaron las provincias —entre ellas lla parte, o que se introducen con
Antioquia— fueron producto del afán motivo de rescates o de buscar minas
civilizatorio de los liberales; lo cierto en aquellas montañas, despojan a los
indíjenas de lo que poseen, los ame-
es que —tal como se verá más adelan-
nazan e intimidad, valiéndose para
te— dichas medidas trastocaron, de esto muchas veces del nombre de la
manera negativa, las condiciones de
existencia de los indígenas. 34
Concepto originalmente acuñado por de Frie-
En este punto, cabe señalar que la drich Nietzsche para explicar el sentimiento
élite antioqueña también sostuvo una duradero de una especie “superior” dominadora
línea vertical generadora de clasifica- sobre una “inferior”. Ver: Friedrich Nietzsche, La
genealogía de la moral. (México: Alianza Edito-
ciones jerárquicas internas soterrada rial, 1989). En el presente artículo, dicho concep-
en la pretensión de moldear un pue- to, guardando las distancias con su momento y
blo homogéneo. Se suponía que, en contexto de emergencia histórico, es usado para
teoría, todos los sujetos a partir de explicar cómo la élite antioqueña decimonónica
defendió formas de distancia y diferenciación
1850 habían alcanzado la categoría arraigadas desde la Colonia.
de ciudadanos en el terreno jurídico, 35
Se debe recordar que, en general, durante el
y que, por tanto, eran iguales entre sí. siglo XIX colombiano siempre estuvo en el cen-
Empero, dicha élite clasificó, segmen- tro de la discusión la necesidad de comunicar las
tó y diferenció a la población con el regiones del país entre sí, y a su vez, con el ex-
terior. Esta preocupación aumentaría en el marco
propósito, por un lado, de intervenirla, de los gobiernos liberales, pues se creía que la
y por el otro, de sostener una suerte de única forma de potenciar la producción regional
dependía de su inserción en mercados externos.

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Palacios Gómez, Daniel “Nos veremos en la necesidad de ir a vuscar la paz i el sosiego en las vastas soledades que
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Vol. VI, No. 6, enero-junio 2018

autoridad pública; con lo que hace ideas modernizantes y económicas,


que aquellos indíjenas procuren re- signadas, en el fondo, por intenciones
montarse, i huir del contacto de la civilizatorias. Si bien aquella prefigu-
jente civilizada, con notable perjui-
ración del otro como salvaje fue —y
cio suyo i del país, he resuelto lo que
sigue: Encomiéndese al señor subdi- sigue siendo— un mecanismo esen-
rector de caminos, encargado de la cialmente discursivo —y ontológi-
direccion del que sigue al golfo de co—, no se debe perder de vista que
Urabá, al procurar por medios sua- los discursos, y en general, las formas
ves hacer i fijar los indijenas que hai de decir y enunciar desde posiciones
en aquellas montañas, en los lugares hegemónicas tienen una materialidad
mas convenientes. Al efecto habrá de
inspirarles confianza, persuadiéndo-
real, es decir, afectan concretamente a
les que el Gobierno de República i aquellos sobre los que se dice. En este
sus autoridades no pretenden de nin- caso, la asimilación discursiva del in-
gun modo perjudicar, imponerles pe- dígena como salvaje propició y justifi-
chas, ni causarles esaccion alguna; có acciones e intervenciones sobre los
sino antes por el contrario, protejer- mismos.
los i defenderlos de los que intentan
Asimismo, en esta línea de ideas
despojarlos o perseguirlos36.
se puede distinguir que, una cosa era
aquellos indios que rehuían del poder
Con un tono aparentemente protec-
del Estado y que durante el siglo XIX
tor, se señala, en el fragmento anterior-
seguían sin reducirse a poblados en-
mente citado, la necesidad de reducir a
marcados en la institución del resguar-
los indígenas “salvajes” del Llano de
do, y otra, aquellos que se encontraban
Frontino y formar con ellos población,
reducidos en poblaciones; los prime-
para que de este modo no estén ale-
jados de la “jente civilizada”. De ahí ros eran concebidos como salvajes in-
que la labor que la Colonia se había dómitos que necesitaban ser atraídos
arrogado y defendido insaciablemente al campo de poder de la República; los
siguiese presente como un fenómeno segundos, por su parte, los “buenos
inscrito en la larga duración: aquella salvajes”, es decir, los resguardados,
de reducir, proteger de intrusos y ci- estaban “más cerca” del paradigma
vilizar a los indígenas, solo que ahora civilizatorio siempre y cuando termi-
dicha labor era efectuada por los di- naran de insertarse en las lógicas eco-
rigentes de la República guiados por nómicas y culturales propuestas por el
liberalismo. En consecuencia, y desde
una perspectiva a escala, se podría
36
AHA, República, Junta Administrativa, Tomo aducir que los indígenas, en un nivel
1117, Documento 4, “Copiador de oficios del amplio, habían sido diferenciados y
subdirector del camino nacional”, 6 de julio de
jerarquizados con relación al resto de
1847, f.294r-v. (La cursiva es mía)

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la población, y aun así, dentro de los era mediante la libre enajenación de


mismos grupos indígenas recayeron los terrenos de resguardo que ya ha-
otras diferenciaciones y segmentacio- bían sido repartidos entre los indíge-
nes particulares, tal como expone un nas a lo largo del siglo XIX. De hecho,
funcionario de la época: antes de que se promulgase la ley del
22 de junio de 185039, seguían pesan-
Peculiares son las circunstancias en do algunas restricciones para que los
que se encuentran los indijenas que indígenas pudiesen “vender, cambiar
moran en estos estensos territorios:
y disponer de los resguardos del modo
compuestos de diferentes tribus, mas
selváticas i anomadas, otras domes-
que lo juzguen útil a sus intereses”,
ticadas i estacionarias, i algunas en- las cuales venían de tiempo atrás; por
teramente urañas i bozales; diversifi- ejemplo, en 1821 la ley del 11 de oc-
cándose su carácter e inclinaciones, tubre señalaba, precisamente, que “los
por sus costumbres i oficios; por ma- resguardos y tierras asignados a los in-
nera que es imposible amalgamar los dígenas por las leyes españolas, y que
intereses, compaginar las pretensio-
ahora han poseído en común, o en por-
nes, i domeñas los instintos cerriles
de aquella raza.37 ciones distribuidas a su familias (…)
se les repartirá en pleno dominio de
En cualquier caso, para lograr salir propiedad”40, más tarde, mediante la
de aquella ignominia que se le adju- ley del 6 de marzo de 1832, se rectifica
dicaba al indígena era imprescindible, la manera en que debe hacerse la dis-
en primer lugar, reducirlos38, y luego, tribución de los resguardos, y se acla-
siendo un indio “domesticado i esta- ra que, art.7: “ningún indígena podrá
cionario”, insertarse en la concepción vender la porción de tierra que se le
de la libre circulación de la tierra (pri- haya adjudicado antes del término de
vatización de esta) y de la mano de
obra; la forma para lograr eso último
39
En un sentido lato, dicha ley arregló “la medi-
da, repartimiento, adjudicación y libre enajena-
37
AHA, República, Cámara Provincial, Tomo ción de los resguardos de indígenas, pudiendo
1785, Documento 2, “Contiene informes del en consecuencia, autorizar a éstos para disponer
gobernador y tesorero de la Provincia”, 1852, de sus propiedades del mismo modo y por los
f.152r. propios títulos que los demás granadinos”
38
Decreto de 11 de julio de 1826, sobre civili- (Colombia, Ley de 22 de junio de 1850: art.
zación de los indígenas. Artículo 1: “Para pro- 4). Ver: Isabela Figueroa, “Legislación marginal,
mover eficazmente la civilización de los indíge- desposesión indígena, civilización en proceso:
nas se irán estableciendo en el territorio en que Ecuador y Colombia” Nómadas 45 (octubre de
vagan, nuevas poblaciones a las que por medios 2016): 45.
suaves se reduzcan a vivir”. Ver: Roldan Ortega y 40
Roldan Ortega y Flórez Esparragoza, Fuero
Flórez Esparragoza, Fuero indígena, 47. indígena, 38.

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nos rodean”: disolver, enajenar y resistir. Indios en Antioquia en el marco de las reformas liberales, 1845-1863
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diez años”41, posterior a esto, según la los indijenas de los distritos parro-
ley del 23 de junio de 1843, art.1, las quiales de Buriticá, Córdoba , la Es-
tierras de los indígenas no podían ser trella, Peñol, Sabanalarga i Sopetrán,
a quienes se ha repartido terrenos de
enajenables en un lapso de 20 años42. resguardos, son capaces de manejar
Esta última medida de protección du- sus bienes. Ordena: Art. Único –
raría hasta le mencionada ley de 1850. Los terrenos de resguardos reparti-
Es interesante, sobre este asunto, dos hasta esta fecha en los distritos
las distintas estrategias y mecanismos parroquiales arriba espresados son
preconizados por los gobernadores y enajenables por los que los posean,
como los demas bienes inmuebles43.
funcionarios de la República, y que
tenían como fin último que los indí-
genas pudiesen enajenar los terrenos Así pues, para poder privatizar
de resguardo que les habían sido re- las tierras de los indígenas, se les re-
partidos; en algunos casos, se alegaba conocía cierta capacidad de manejar
la capacidad de dichos indígenas de sus bienes como cualquier otro ciu-
manejar sus propios bienes, y en otros, dadano de la nación. Se buscaba, me-
por el contrario, se argüía la inutilidad diante este tipo de ordenanzas, que el
de los mismos, y por ende, se llega- indígena pudiese acceder a los modos
ba a la conclusión de que era mejor de acción y pensamiento propios de
que sus terrenos estuvieran en manos una vida civilizada escenificada en el
de terceros que pudiesen contribuir al homo economicus, cambiando así las
progreso y prosperidad agrícola, dos formas en que otrora se relacionaban
preocupaciones, por lo demás, muy re- con el espacio; sin embargo, dicho
currentes en los liberales de mediados campo de acción propio de un ciuda-
de siglo. En lo tocante al primero caso, dano era anulado para estos indígenas,
es diciente una ordenanza expedida el por ejemplo, en la representación polí-
20 de septiembre de 1848, que rezaba tica, y en general, en las posibilidades
lo siguiente: —o imposibilidades— de acceso al
poder. Ahora bien, en lo respectivo a
La Cámara de la provincia de Antio- la segunda estrategia mencionada an-
quia, usando de la atribución 7ma del teriormente, en un informe dirigido a
art, 3.de la lei de 3 de junio último, la cámara provincial por el gobernador
orgánica de la administración i reji- Miguel de La Rota, este señalaba que:
men municipal; i considerando: que

41
Ibíd., 56. 43
AHA, República, Ordenanzas, Tomo i 175,
42
Isabela Figueroa, “Legislación marginal, des- “Permitiendo a los indijenas a quienes se han
posesión indígena...”, Nómadas 45 (octubre de repartido terrenos de resguardo, el que puedan
2016): 44. enajenarlos”, 20 de septiembre 1848, f.5.

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Careciendo la Gobernacion de noti- terrenos indígenas proindivisos45; se


cias oficiales sobre la pocitiva situa- podría suponer, a manera de hipóte-
ción de este negocio [es decir, sobre sis, que el fragmento citado hace re-
el estado de los resguardos, su divi-
sión y enajenación], privome de la
ferencia, particularmente, a las tierras
complacencia de sujeriros ideal pro- pertenecientes al resguardo de Cañas-
cesos acerca de él; pero sabiendo lo gordas, pues la disolución de dicho
q[u]e algunos terrenos de indígenas resguardo fue un proceso lento, plaga-
están proindivisos, he creido de mi do de conflictos e intrigas, que se pro-
obligacion, exitar la solicitud patrió- longaría hasta el siglo XX46. Sin em-
tica de la Cámara, a fin de que dig-
bargo, lo más importante del informe
ne consagrar algunos momentos al
ecsamen de aquel. Si la prohibicion estriba en los recursos utilizados para
de enajenar los resguardos es de fu- argumentar la necesaria privatización
nesto detrimento a los indígenas i a la de la tierra de los indígenas: en primer
prosperidad agrícola de la prov[inci] lugar, se apela a la supuesta inexpe-
a, el mantener esos terrenos estanca- riencia de dichos indígenas para usu-
dos, en manos inertes e inespertas es fructuar sus propias tierras ya que “en
lo mismo q[u]e impedir el fomento i
sus manos inertes e inespertas es lo
simetría de las poblaciones, su hor-
nato i progeso; pues en en lugar de mismo impedir el fomento i simetría
huertos i dehezas q[u]e proporcio- de las poblaciones”, en segundo lu-
nen gozes i comodidades a los ha- gar, se apela a las ideas de progreso y
bitadores de aquellos, solo existirán prosperidad, ejes estructurantes del es-
terrenos eriales improductivos q[u]e píritu de la época. El informe termina
quedaran sin perspectiva i denuncia replicando que, si se les concede a los
el abandono i negligencia de los po-
seedores44.
indígenas libertad absoluta para ven-
der los resguardos, sería una “decisión
eminentemente benéfica a esa raza
Por un lado, es inquietante la poca
desgraciada, además de consultar los
comprensión que la Gobernación te-
principios económicos i avances gra-
nía del estado de los resguardos, pues
duales de la agricultura e industria”47.
no se tenía información exacta de sus
linderos, reparticiones y títulos de pro-
piedad. Por otro, llama la atención que 45
Expresión jurídica de origen latino que hace
para 1851 aún subsistiesen algunos referencia a algo que pertenece a varias personas
en común sin estar dividido.
46
Lina Marcela González Gómez, “Territorio,
44
AHA, República, Asamblea, Tomo 2270, poblamiento y presencia indígena en el occidente
Doc.3, “Informe que el gobernador de la provin- antioqueño durante el siglo XIX” (Tesis de maes-
cia de Antioquia dirije a la camara de ella en sus tría en Ciencias Sociales, Universidad de Antio-
sesiones extraordinarias de 1851”, 1851, f.55r. quia, 1997), 74.
(La cursiva es mía). 47
AHA, República, Asamblea, Tomo 2270,

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De este modo, es evidente una vez más los dirigentes de la naciente nación de
cómo la tarea civilizadora de la élite privatizar las tierras de resguardo para
antioqueña de siglo XIX se justificó que pudiesen entrar en el mercado.
en las jerarquías internas existentes en Lo paradójico estriba en que, final-
aquel momento; así, aquella raza “in- mente, cuando durante el siglo XIX
ferior y desgraciada” encarnada en los se lograron disolver los “agonizantes”
indígenas, debía incorporarse a “los resguardos para poder enajenarlos,
principios económicos i avances gra- dicho proceso no dejó de estar pla-
duales de la agricultura e industria”48 gado de problemas, pues en general,
vendiendo sus terrenos, y a su vez, los repartimientos se hicieron de una
siendo productivos a la economía. manera sumamente descontrolada
y lejos del control efectivo del Esta-
“En una palabra, es un desorden” do republicano; en este sentido, y tal
como se ha señalado, era común que
Según se ha señalado, los indíge- se desconociese los linderos de cada
nas fueron confinados territorialmente repartimiento, qué porciones de tierras
desde la Colonia en la institución del se les había adjudicado a los indígenas
resguardo; de esta manera, la segmen- y mediante qué títulos. Esto, sumado a
tación y diferenciación que recayó so- la cambiante política sobre los indíge-
bre los indígenas no solo pasó por lo nas y sus derechos en lo relativo a la
racial y lo moral, sino también por lo tenencia de la tierra.
espacial. Desde las primeras reduccio- Para 1845, el funcionario Concep-
nes y congregaciones, la institución no ción Martínez, respecto a los resguar-
dejó de tener problemas; el primero y dos de Buriticá, Sopetrán, Córdoba,
más recurrente, fue el carácter poroso Sabanalarga, y Cañasgordas, asegu-
de sus fronteras, toda vez que las mis- raba que se debían verificar los repar-
mas se pretendían herméticas con rela- timientos hechos de los mismos con
ción a las otras castas. El segundo tuvo suma “claridad e inteligencia” pues de
que ver con el deseo de los Borbones lo contrario, “no podrá saberse jamas
por acaparar la tierra de los resguar- lo que corresponde al area de la po-
dos en la que hubiese pocos indígenas, blacion, ni a la escuela, ni a la misma
estimulando así las agregaciones entre parte que toque a los indijenas, en una
pueblos; el tercero, al despuntar la vida palabra, es un desorden”49. Respecto a
republicana, fue el profundo deseo de Buriticá, Martínez señalaba que:

Doc.3, “Informe que el gobernador de la provin-


cia de Antioquia dirije a la camara de ella en sus 49
AHA, República, Gobierno Provincial, Tomo
sesiones extraordinarias de 1851”,1851, f.55r. 1546, Doc. 1, “Repartimiento de resguardos de
48
Ibíd. Buriticá”, 25 de abril de 1845, f.99r-v.

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[…] es perjudicial a los indiejnas la exactamente en 1856, el procurador


distribución personal de los resguar- parroquial de Frontino dirigió la pa-
dos. Es cierto que, el repartimiento labra ante la Asamblea Constituyente,
se verificó pero contiene varios de-
fectos q[u]e hasta ahora no ha sido
para denotar que:
aproado por la g[oberna]cion y los
indijenas se deniegan a dar el papel
p[ar]a las cartas de entrega sobre lo En el año de 1838 fueron divididos
cual espero que us[ted] se sirva re- los terrenos de los indijenas de Ca-
solver si debe o no obligarles a esto50. ñasgordas como los comprenden
este distrito, una parte de ellos que
fueron entregados a aquellos indi-
La situación que era denunciada
genas y manifiesto: que habiendose
para este resguardo también era bas- entregado a mucha parte de estos la
tante común en los demás resguardos porcion que les correspondia por una
de la región antioqueña; no obstante, papeleta dada por Martin Agudelo,
es importante resaltar que la forma en como protector nombrado por el go-
que se señala que dichos indígenas vierno para verificacion del reparto
se “deniegan a dar el papel p[ar]a las de dichos terrenos, caresio de poner
en el libro de resguardo la copia de
cartas de entrega”, se podría asumir
unas papeletas las cuales hoi si vo-
como si fuese una forma subrepticia so[tros] hoi como que está en nues-
de resistencia frente al fenómeno de tras manos no dais una ordenanza
repartimiento y enajenación de sus te- que favoresca a tantos desgraciados:
rrenos. sin duda perderian el único bien que
Entonces, lo recurrente debido a la poseen cual es sus terrenos cuando
profunda confusión reinante a raíz de no ha sido el defecto del agraciado
sino del funcionario que les entrego
los primeros repartimientos, era que no hayarse sentada su partida de po-
se volviesen a hacer los mismos, o secion en el libro de rejistro teniendo
por lo menos a rectificar. Un caso que hoy una simple papeleta que no sirve
señala esto último, es el resguardo de como un documento por carescer de
Cañasgordas, para el cual, en 1848, aquella formalidad que debio llenar
se dictó ordenanza “para rectificar el Agudelo asentando en el libro espre-
sado pues estaba ganando su salario
repartimiento de los terrenos de los in-
el cual le indinisaron con terrenos
dígenas de Cañasgordas” con el fin de que pertenencian a ellos mismos los
que “todos tengan derecho a los terre- cuales fueron tributarios segun se bé
nos”51, sin embargo, años más tarde, por los resibos que aun conserban al-
gunos de los agraciados52.

50
Ibíd.
51
AHA, República, Asamblea, Tomo 2298, Doc. no”, 1 de septiembre de 1856, f.593r.
6, “Petición de procurador parroquial de Fronti- 52
Ibíd.

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Palacios Gómez, Daniel “Nos veremos en la necesidad de ir a vuscar la paz i el sosiego en las vastas soledades que
nos rodean”: disolver, enajenar y resistir. Indios en Antioquia en el marco de las reformas liberales, 1845-1863
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Si bien el proceso de desintegra- en torno a dichos sujetos53; y, en este


ción y reparto definitivo del resguar- sentido, se ha caído en el craso error
do de Cañasgordas concluyó en el de creer que estos indígenas no tuvie-
siglo XX y no en 1838, es relevante ron formas de resistencia, o supervi-
la información que trae a colación el vencia alternativa, en oposición a los
procurador parroquial de Frontino en discursos hegemónicos republicanos
tanto que señala que, al momento del y liberales que pretendían fragmentar
primer repartimiento, no se les hizo a sus resguardos y potenciar el ejercicio
los indígenas partida de posesión que de la actividad económica individual,
legitimase los terrenos que recibieron nunca comunal.
en dicho repartimiento. Más allá de Sobre este punto es importante te-
ser un error particular cometido por ner en cuenta que la resistencia como
Martín Agudelo, el mismo es dicien- respuesta al ejercicio de poder sobre
te de lo sintomático de la situación de el cuerpo, los grupos, las afecciones,
completo desorden y desconocimiento etc., es constitutiva, precisamente de
en que se encontraban los repartimien- las relaciones de poder, debido a que
tos al llegar la mitad del siglo XIX. En “en el momento mismo en el que se
este sentido, es posible afirmar que el da una relación de poder, existe la po-
afán civilizatorio escenificado por los sibilidad de resistencia”54, y por tanto,
liberales de mediados de siglo no sólo también es crucial poner en el centro
trastocó los marcos en los que los in- de la discusión el hecho de que los re-
dígenas podían pensarse a sí mismos gímenes hegemónicos más que anular
—pues ahora lo debían hacer en tanto el conflicto con los otros, lo que bus-
homo economicus—, sino que tam- can es establecer los campos de posi-
bién modificó sus relaciones con el bilidades para el conflicto; lo cual, en
espacio, la tierra y el entorno social. últimas, no implica que, por ejemplo,
los indígenas no pudiesen organizarse
Resistencias de los indígenas: y reclamar; más bien, lo hacían en los
procesos de conflicto en relación términos que establecía la hegemonía,
con los límites hegemónicos
Buena parte de la historiografía an- 53
Juan David Montoya, “Los hijos del desierto:
tioqueña les ha asignado a los indíge- indígena, poblamiento y violencia en el occiden-
nas, generalmente, el papel de actores te de Antioquia, 1776-1887”, en Los “otros de
las independencias, los “otros” de la nación, ed.
pasivos y receptivos de la historia en
María Eugenia Chaves (Medellín: Universidad
relación a los proyectos “civilizado- Nacional de Colombia, 2015), 231.
res”, que, desde el periodo colonial, 54
Renaldo Giraldo Díaz, “Poder y resistencia en
y hasta nuestros días, han operado Michel Foucault”, Tabula Rasa No.4 (enero-ju-
nio de 2006): 117.

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en este caso, política y económica. de estas y no tengo otra cosa que las
Esto último, tampoco significa que tierras repartidas de los resguardos,
los grupos y movimientos indígenas pocuro al juez parroquial que cono-
ce del negocio y no me atiende, so-
siempre debieron limitar su accionar licito del protector de indijenas que
a las fronteras establecidas por la he- me destingen segun la dispocicion
gemonía, pues la misma es un cons- de la misma ley y no encuentro pro-
tructo dinámico, y en algunos casos, tección. La ley anuló en su articulo
con brechas abiertas desde abajo55. En 5º todos los contratos rejuntandonos
consecuencia, es menester distinguir sin personeria y en este caso ocurro
a u[ste]d suplicando que ordene al
los procesos de conflicto que trabajan
señor jefe político del canton de Rio
dentro de los límites hegemónicos de Negro, que obligue al señor perso-
los que trabajan en la frontera de la nero municipal a defenderme prohi-
hegemonía sobre esos mismos límites, biendo cuanto sea legal en mi perjui-
buscando transformarlos de manera cio y que de cuenta a us[ted]es. Pues
radical. alli todo de contar fuese y tenemos el
Es ilustrativo, en este caso, que más deplorable estado.57
el 19 de mayo de 1845, en Medellín,
el indígena Sacramento Blandón del De este último apartado, es im-
pueblo de San Antonio, se dirigiese al portante centrar la atención sobre va-
gobernador de la provincia, arguyendo rios aspectos. En primera instancia,
que, por comunicación de la ley de 23 comporta una relevancia innegable el
de junio de 1843, se anularon las ven- hecho de que el indígena se esté diri-
tas de las tierras que le repartieron56, giendo directamente al gobernador sin
y según aseguraba el mencionado in- ningún otro intermediario, porque, tal
dígena: como lo explica Blandón, ni el juez
parroquial, ni el protector de indíge-
[…] algunos de los compradores re- nas atienden a sus llamados para que
claman la devolucion de las cantida- lo defiendan ante aquellos comprado-
des que dieron por ellas, yo di una res que habían adquirido sus tierras,
pero que por efectos de la ley 1843,
55
Alejandro Grimson, Los límites de la cultura.
se habían anulado las mismas ventas.
Críticas a la teoría de la identidad (Buenos Ai- El segundo punto que vale la pena
res: Siglo Editores, 2011), 46. destacar, es el conocimiento que tiene
56
Esta ley llamada “sobre protección a los indí- de la mencionada ley el indígena Sa-
genas”, y mencionada anteriormente, estipulaba
entre varias cosas, que los resguardos se podían
enajenar únicamente pasados 20 años. De igual 57
AHA, República, Gobierno Provincial, Tomo
forma, también se argüía en dicha ley la nece- 1539, Doc. 1, “Contiene solicitudes de varios
saria protección de los indígenas por parte de la individuos dirigidas al gobernador de la Provin-
República. cia”, 19 de mayo de 1845, f. 00015r.

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nos rodean”: disolver, enajenar y resistir. Indios en Antioquia en el marco de las reformas liberales, 1845-1863
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cramento Blandón; pues no sólo seña-


la los efectos negativos que le había Y continúa pidiendo, de la misma
causado la ley de 1843 en cuanto a manera que Blandón, que se dictase
la tenencia de la tierra, sino que tam- providencia para que el jefe político
bién pide que “se le distinga según la instase al protector a que —valga la
disposición de la misma ley”, la cual, redundancia— protegiese a Morales.
como su nombre lo indica, estaba des- Estos casos mencionados remiten
tinada a la protección de los indíge- a dos consideraciones. La primera es
nas. Además de esto, dicho indígena que la resistencia, en ambos casos, no
denuncia que dicha ley, en su artículo iba dirigida al Estado en sí, sino hacia
5, los rejuntó sin personería y, en con- unos terceros que se querían apropiar
secuencia, pide que se le obligue al se- de sus tierras. La segunda, es que di-
ñor personero municipal a defenderlo; chos indígenas se movieron hábilmen-
en sus palabras: “prohibiendo cuanto te dentro del campo de posibilidad es-
sea legal en mi perjuicio”. bozado por el poder; y no solo esto,
El hecho de que un indígena pida pues realmente aprovecharon su lugar
protección del Estado señalando las le- de “indio indefenso”, para que así, el
yes que se han dictado sobre su propia mismo poder que los jerarquizó, les
comunidad, consiste, a nuestro juicio, ayudase a resistir.
en una estrategia de resistencia, si bien Por el contrario, otras formas de
no dirigida directamente hacía el poder resistencia iban dirigidas directamente
gubernamental como tal, por lo me- hacia el poder del Estado; por ejem-
nos sí lo estaba hacia los compradores plo, retomando el tema de los repar-
de sus tierras. En esta misma línea de timientos, se tiene de nuevo a Cañas-
ideas, Hermógenes Morales, indígena gordas y los múltiples problemas que
del pueblo del Peñol, cantón de Mari- surgieron en torno a su repartimiento.
nilla, el 6 de agosto de 1845, argumen- En un primer momento, el 3 de enero
ta que desde abril del año anterior de 1852, los indios lenguaraces59 Pe-
dro Domicó, José Domicó y José Si-
Ocurrimos al señor jefe político pi- niguá, vecinos de Cañasgordas, elevan
diendo que obligase al personero una protesta ante el gobernador de la
municipal a sostener mis derechos a provincia de Antioquia debido a que,
causa de que el señor José de Jesús
en sus terrenos, es decir, en los del res-
Soluaga se a apropiado mi terreno
de los resguardos adjudicados a los
indijenas y que le correspondio a mi
familia en el repartimiento.58 1539, Doc. 1, “Contiene solicitudes de varios
individuos dirigidas al gobernador de la Provin-
cia”, 19 de mayo de 1845, f. 000128.
58
AHA, República, Gobierno Provincial, Tomo 59
Que podían hablar español.

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guardo, los otros vecinos del pueblo con mejor facilidad de nuestro idio-
los molestan invadiendo sus tierras:, ma i materia i costumbres; con fiel
y que ovediencia y subordinamiento siem-
pre a las voces i respectivas ordenes
de u[ste]d i a las mismas de n[ues]
[…] con todos estos procedimien-
tra jefatura política respectiva, y sin
tos causan graves males, males que
separacion de las ordenes que por
u[ste]d debe tratar de evitar, pues
la alcaldia respectiva del distrito se
nosotros nos veremos en la necesi-
nos comuniquen, en observancia de
dad de abandonar la sociedad, para
las leyes respectivas a que relijiosa-
ir a vuscar la paz i el sosiego en las
mente somos constituidos todos los
vastas soledades que nos rodean.
granadinos.61
De esta manera se perderia el fruto
de tantos años de trabajos para civi-
lisarnos i convertirnos a la verdadera De igual forma, dichos indígenas
religión”.60 argumentaban que el nuevo reparti-
miento de sus tierras de resguardo, se
Más tarde, el 18 de agosto de 1852, debía hacer siguiendo los siguientes
dirigiéndose al señor gobernador de la requerimientos:
provincia, “Nos los indijenas lengua-
races del antiguo pueblo de Cañasgor- 1º que sea un agrimensor que sea de
das por medio del s[eño]r juez parro- nuestro agrado que en caso tenga las
capacidades suficientes como su ser
quial, ante u[ste]d respestua[men]te desinteresado a los resguardos, como
con la devida solenidad representamos hay muchos que decean poner pleitos
i esponiendo nu[est]ros pedimentos” con contrarios n[ues]tros, desapro-
en lo tocante a la verificación de la re- piarnos en muchas haciones del caso
partición de sus resguardos, en primer injustamente.
lugar, señalaban a dicho gobernador: 2º que para d[ic]ho reparimiento
buelban a ponerse al tronco jeneral
A u[ste]d pedimos, se sirva proveer, todos los resguardos del distrito, con
si a bien tiene se nos ponga n[uest]ro todas las propiedades que muchas
cabildo pequeño que en otros tiem- personas particulares gosan hoy por
pos disfrutamos con tranquilidad, remates o por muchos modos que
firma como esa caían de los mismos hoy se hayan mesclados en nuestros
de n[uestr]a nación, las autoridades resguardos con perjuicio de nosotros
naturales de un gobernador y juez y (…) y que igualmente no seamos es-
comisarios, para que estos entiendan trechados por darles placer a muchos

60
AHA, República, Baldíos, Tomo 2540, Doc.11, 61
AHA, República, Gobierno Provincial, Tomo
“Sobre repartición de resguardos a los indígenas 1887, Doc.1, “Expediente sobre repartimie[ent]o
de Cañasgordas, Frontino y Dabeiba”, 3 de enero de los distritos de Cañasgordas, Dabeiba i Fronti-
de 1852, f.180r. no”, julio de 1852, 83r.

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particulares que lo decean y que que- En un primer momento, los indíge-


de igualmente separadas las veredas nas lenguaraces de Cañasgordas uti-
correspondientes a cada naciones de lizaron un recurso sumamente intere-
las que ocupamos el distrito pedimos.
sante para que el Estado interviniera a
3º que el agrimensor al no ser el que su favor; a diferencia de los casos cita-
hemos pedido por conducto del s[eñ] dos de Sacramento Blandón y Hermó-
or alcalde del distrito, sea una perso-
genes Morales, quienes se enunciaron
na que tenga conocimiento de toda
la demarcacion de los resguardos de desde una postura aparentemente más
nuestro pueblo, y que bajo una medi- suplicante, dichos indios de Cañasgor-
da o cálculos arreglados verdadera- das apelaron a una estrategia y a una
mente, no se quede ni una vereda ni forma de resistencia que, directamen-
cañada sin repartir ni indijena alguno te, desafiaba la relación mutuamente
sin que le toque regularmente lo que constitutiva de barbarie-civilización.
le corresponda, advirtiendose que en
el reparimiento primero, hubo mu-
Al argüir que se irían a vivir a las “so-
chas faltas desagradables e injustas, ledades”, es decir, que se despobla-
en comparacion de las consecuencias rían, y que así “se perderia el fruto de
que esponemos, pues de cuyos moti- tantos años de trabajos para civilisar-
vos, han resultado graves prejuicios, nos i convertirnos a la verdadera reli-
con desajenos i menosprecios de los gión”, arremetían directamente contra
d[e]r[ch]os que reclamamos.
el proyecto civilizador que se venía
4º pedimento, que de no ser el repar- gestando desde la Colonia; ideas que,
to anunciado de n[uest]ros espresa- por lo demás, permearon a la Repúbli-
dos resguardos, bajo las condiciones
ca. Pues tal como se señaló, la distin-
espresadas, se nos suelten n[uestr]os
resguardos comunes para los indije- ción entre buenos indios, es decir, los
nas como dueños y que en antiguo reducidos, y los indios salvajes, seguía
tiempos prosperabamos i poceiamos vigente en el siglo XIX.
sin facultades de que por particula- No obstante, en el segundo mo-
res pudiesemos ser molestados en mento tocante a la verificación del re-
ninguna clase de n[uest]ros d[e] partimiento hecho a los indígenas de
r[ech]os: o que en el caso se que-
Cañasgordas, estos mismos vuelven
den asi como actualmente se hayan
los terrenos, pues aunque suframos a interpelar al Estado, solo que desde
perjuicios, no estamos inconformes, una posición diferente. En este caso,
que así sufriremos, en considerar pedían prerrogativas que otrora tuvie-
que se evitan movimientos que talves ron, como su propio cabildo, para ser
nos resulten en peoria a como nos
hayamos.62
1887, Doc.1, “Expediente sobre repartimi[ent]o
de los distritos de Cañasgordas, Dabeiba i Fronti-
62
AHA, República, Gobierno Provincial, Tomo no”, julio de 1852, 88v-89r.

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gobernados, en parte, por sujetos de su pios intereses. Y si bien sus maneras


grupo étnico; sin embargo, no signifi- de resistir no transgredieron las fron-
caba que por dicha prerrogativa deja- teras de la hegemonía, esto no las hace
rían de observar las órdenes y leyes a menos válidas o relevantes en tanto
las que “relijiosamente somos consti- posibilidades de disputar —o al menos
tuidos todos los granadinos”. Llama la interpelar— el poder.
atención, que a la vez que pedían pre-
rrogativas especiales que en tiempos Consideraciones finales
coloniales tenían, también se declara-
ban ciudadanos neogranadinos. Es menester entender, por tanto,
En este sentido, se puede afirmar que las propuestas de “des-indianizar”
que las categorías adjudicadas a los a los indígenas, es decir, convertirlos
indígenas no fueron estáticas, como en ciudadanos según la acepción li-
tampoco lo fueron sus formas de re- beral del término, desestructurando
sistencia. Estos, por su parte, “juga- sus formas comunales de tenencia de
ron” con la clasificación jerárquica la tierra y sus formas tradicionales de
ambivalente a la cual estaban inscri- vida, lejos de ser una problemática que
tos a favor de sus intereses, pues al se agotó en el siglo XIX, se trata, en
tiempo que eran indios, también eran cambio, de un fenómeno transhitórico,
ciudadanos. En particular, los indíge- o, en otras palabras, de un fenómeno
nas de Cañasgordas no sólo pedían un que se inscribe en la larga duración, tal
“pequeño cabildo”, sino que también como sus formas de resistencia frente
estipulaban la manera en que se les a tales afrontas.
debía hacer el repartimiento, denun- En esta línea de ideas, el artículo
ciando, entre otras cosas, la necesidad intentó mostrar cómo la élite republi-
de un agrimensor justo, la expulsión cana en Antioquia se arrogó el poder
de particulares de sus resguardos y la de “civilizar” a los indígenas, justi-
repartición justa de las tierras, y si no ficándose, para ello, en jerarquías de
se seguían dichas condiciones, pedían tradición colonial. En este contexto,
que “se nos suelten n[uestr]os resguar- no sólo los indígenas, sino también
dos comunes para los indijenas como sus propias tierras, fueron las super-
dueños y que en antiguo tiempos pros- ficies donde se inscribieron las políti-
perabamos i poceiamos sin facultades cas del progreso liberal de mediados
de que por particulares”. Así es como de siglo. Y estos últimos, por su par-
dentro del campo de posibilidad esbo- te, dentro de su campo de posibilidad,
zado por la hegemonía, los indígenas entablaron disputas con el poder en lo
defendieron sus tierras, sus formas de relativo a los agravios que se cernían
vida tradicional, y, en general, sus pro- sobre ellos.

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nos rodean”: disolver, enajenar y resistir. Indios en Antioquia en el marco de las reformas liberales, 1845-1863
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