El Museo de La Inocencia

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13 RA. Revista de Arquitectura ISSN: 1138-5596 Recibido: 14 de febrero de 2019 169


Núm. 21 – 2019 DOI: 10.15581/014.21.168-179 Aceptado: 15 de marzo de 2019
P. 168-179

El museo de la inocencia.
La construcción de un relato
Ana Isabel Santolaria
Jaime Ramos
El Museo de la Inocencia es una novela y un museo del premio nobel Ana Isabel Santolaria Castellanos
Orhan Pamuk, donde se narra la historia de amor de dos jóvenes en Arquitecta, estudiante de doctorado,
Universitat Politècnica de Catalunya. Ar-
Estambul a través de los objetos de la vida cotidiana. El proyecto de El quitecta por la Escuela Técnica Superior de
Museo de la Inocencia es una colección de objetos en forma de novela Arquitectura de Barcelona (2013). Máster
y expuestos en un museo, que pone de manifiesto la importancia del en Teoría y Práctica del Proyecto Arquitec-
relato tanto para construir la colección como para dar forma espacial tónico en la ETSAB (2014). Beca de colabo-
ración MECD (2012-13) para la realización
al museo. Es la historia de una pasión, contada mediante los objetos del proyecto: Rehabitar. Aprovechamiento
que van provocando los recuerdos de los personajes en los diferentes de los edificios singulares de Barcelona.
lugares de la ciudad. Por eso, es también la historia de una época y de Beca FI-DGR AGAUR (2015) con contrato
predoctoral en el Dpto. de Proyectos
una ciudad. Y, especialmente, es una reflexión sobre la importancia de Arquitectónicos para la realización de la
nuestras casas, de quienes las habitan, sus objetos y sus historias; y de tesis Casa, relato, colección; y colaboración
cómo podrían convertirse en museos. en el proyecto competitivo MINECO Atlas
del re-uso en Barcelona, publicado en 2018.
Docente asistente en el Departamento de
Proyectos Arquitectónicos (ETSAB) en las
asignaturas Rehabitar, la casa y la calle (2013-
PALABRAS CLAVE 17) y Escenarios Urbanos (2016-17). Miembro
Museo, colección, objeto, casa, relato del Grupo de Investigación HABITAR (UPC).
KEYWORDS Actualmente, docente asistente en la Cátedra
Museum, Collection, Object, House, Narrative Blanca Madrid (ETSAM) en el taller expe-
rimental I Materia y Espacio y II Hormigón
Concreto (2018-19).
Orcid ID 0000-0001-5377-2205

- “Tía Nesibe, usted sabe que me he pasado años llevándome cosas de


esta casa – le dije con la tranquilidad de un antiguo enfermo que puede Jaime Ramos Alderete
reírse de la enfermedad de la que se ha curado -. Ahora me gustaría conse- Arquitecto, estudiante de doctorado,
Universidad Politécnica de Madrid. Arqui-
guir la casa en sí, el edificio entero.
tecto por la Escuela Técnica Superior de
(…) Arquitectura de Madrid (2013) (Matrícula
- Kemal, hijo mío, no puedo dejar esta casa y sus recuerdos… de Honor). Máster en Proyectos Arquitec-
- Entonces convertiremos la casa en un sitio donde exponer nuestros tónicos Avanzados en la ETSAM (2015).
Profesor mentor de Proyectos VII y VIII en
recuerdos, tía Nesibe”1. la ETSAM (2014-2015). Miembro del Grupo
de Investigación Cultura del Hábitat (UPM).
(fig. 01) Kemal Basmaci, el protagonista de la novela El Mu-
seo de la Inocencia, es un joven hombre de negocios, procedente de una
familia adinerada. Su prima lejana Füsun Keskin, en cambio, es una chica
de familia humilde, hija de un profesor retirado y una costurera. Al prin-
cipio de la historia, una tarde de 1975, Kemal se encuentra con su prima
Füsun, quien se ha convertido en una joven muy atractiva, y se enamora Fig. 01
completamente. Interior del Museo de la Inocencia.
170 RA 21 Ana Isabel Santolaria Castellanos
Jaime Ramos Alderete

Colaboración en el proyecto de investiga-


ción internacional Master Plan y Proyecto El Museo de la Inocencia (2008), obra del consagrado
Arquitectónico edificios para la UNCUYO escritor turco Orhan Pamuk, ganador del Nobel de Literatura en 2006,
(Mendoza). Actualmente realiza su tesis narra la obsesiva relación entre estos dos jóvenes de Estambul, descri-
doctoral El studiolo. Hacia un espacio
de la mente bajo la dirección de Alberto
biendo así el paisaje social y cultural de una época a través de los objetos
Campo Baeza. Ha impartido conferencias de la vida cotidiana. El Museo de la Inocencia es la historia de una vida
en varias universidades y tiene diversos y de una pasión, contada mediante los objetos que van provocando los
premios en concursos internacionales. recuerdos de los personajes en los diferentes lugares de la ciudad. Por
Colabora frecuentemente con el estudio
Vicens+Ramos a la vez que desarrolla su eso, en realidad, es también la historia de una época y de una ciudad.
actividad profesional por cuenta propia.
Orcid ID 0000-0002-9577-7925 UNA HISTORIA Kemal Basmaci y Füsun Keskin empiezan su
DE AMOR apasionada historia de amor, prohibido, reunién-
dose regularmente en secreto en un pequeño
apartamento propiedad de la madre de él. El
apartamento del edificio Compasión es usado
por la familia como almacén de muebles viejos,
antigüedades, ropa y otros objetos domésticos polvorientos que llenan el
espacio; un conjunto cargado de recuerdos de una niñez y un pasado
común, cuya singular atmósfera se convierte desde las primeras páginas
en escenario de su romance. Sin embargo, la relación acaba bruscamen-
te tras la celebración del compromiso de Kemal con su prometida oficial,
y Füsun desaparece.
A partir de este momento, Kemal entiende que Füsun no
va a volver, e inicia una búsqueda desesperada de su prima o cualquier
cosa que le recuerde a ella. Los siguientes veinticuatro capítulos des-
criben con detalle cómo Kemal deambula por la ciudad recorriendo las
calles y plazas que solía frecuentar con ella, mirando los escaparates
de las tiendas donde se detenían o comprando los bollos que más le
gustaban en la pastelería, con la esperanza de encontrársela. En su ob-
sesión, Kemal visita muy a menudo el edificio Compasión para recordar
los momentos felices vividos con Füsun, y descubre así el consuelo que
le proporcionan los objetos allí reunidos y las memorias que evocan “al
tomar en la mano cada uno de aquellos objetos, y así me consolaba”2.
Durante un breve periodo de tiempo, Kemal intenta olvidar a
su prima y recuperar su vida. Para lograrlo, decide dejar de ir al apartamen-
to a “coger los objetos que había allí para recordarla”, además de “borrar
del mapa de su mente ciertas calles y lugares”3, creando un mapa de calles
rojas, naranjas y amarillas según el grado de recuerdo que le provocan y así
evitar pasar por ellas (fig. 02). Sin embargo, a pesar del esfuerzo, no consigue
superar su obsesión. Así, 339 días después de verla por última vez, Kemal
consigue la nueva dirección donde vive Füsun con sus padres, Tarik Bey y
tía Nesibe, y va a visitarla. A su llegada a la casa de Çukurcuma, descubre
con gran frustración que su prima se ha casado con otro y comprende
que, desde este momento, para volver a verla tendrá que enmascarar sus
visitas como un viejo pariente lejano amigo de la familia.
Durante exactamente siete años y diez meses Kemal visita
regularmente la casa de los Keskin para ver a Füsun; a la vez que satisface
su obsesiva pasión por coleccionar todos los objetos que ella haya tocado.
El afán coleccionista de Kemal había nacido en el edificio Compasión al
02 descubrir las cualidades intangibles de los objetos y su relación con las
memorias y sensaciones que despiertan, –pues, como dice Walter Benja-
min, “al sostenerlos en sus manos, (el coleccionista) parece estar viendo
Fig. 02 a través de ellos su pasado distante como si estuviera inspirado”4,– hasta
Vitrina n. 31: Calles que me la recordaban. el punto de obsesionarse con la idea de coleccionar los objetos pertene-
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La construcción de un relato

Fig. 03
Vitrina n. 68: 4.213 colillas (detalle).

03

cientes a la persona amada para preservar los recuerdos de los momen-


tos junto a ella. Al principio, Kemal empieza por coger del baño el lápiz de
labios rojo de Füsun, una horquilla que se le ha caído del pelo, un bolígrafo…
Pero poco a poco, en cada una de sus visitas se lleva otras cosas que va
almacenando con cuidado en el apartamento del edificio Compasión: un
salero, una cucharilla, unas cartas, un perrito de porcelana, una caja de
cerillas, un frasco de perfume, … hasta el extremo de llegar a acumular,
incluso, 4.213 colillas de cigarrillo que había fumado Füsun (fig. 03).
Al final de la novela, un trágico accidente supone la muerte
de Füsun. En medio de su sufrimiento, Kemal se da cuenta al observar su
colección que “si podía contar (su) historia se aliviaría (su) dolor. Para eso
debía exponer públicamente (su) colección”5. Comprende “que tenía que
reunir en un mismo lugar todo lo que se relacionara con Füsun, tanto lo
que había ido acumulando a lo largo de nueve años sin saberlo al princi-
pio, como lo de su dormitorio, como todo lo que contenía la casa, pero no
sabía dónde podía ser”6. Esta determinación le lleva a viajar por todo el
mundo visitando hasta 5.723 ‘pequeños museos’ y casas museo “en cuyo
interior se incrustan los objetos del pasado como si fueran su alma”7, y
donde encuentra inspiración para el suyo propio.
Así pues, decide comprar la casa familiar a su tía y conver-
tirla en un museo donde exhibir su colección de objetos, porque las po-
sesiones y la vida de Füsun merecían exponerse “con la misma brillantez,
profundidad y potencia”8 que cualquier historia nacional. Una casa llena
de recuerdos transformada en un ‘museo sentimental’ donde mostrar
“vitrina por vitrina y caja por caja, (…) cómo contemplaba a Füsun durante
las cenas a lo largo de ocho años y la atención que le prestaba a todo,
a su mano, a su brazo, a su sonrisa, a cómo se retorcía el pelo, a cómo
aplastaba la colilla del cigarrillo, a su fruncimiento de cejas, a sus pañue-
los, a sus horquillas, a sus zapatos, a la cucharilla que tenía en la mano…”
de modo que “al mirar las piezas, quienes paseen por el museo sentirán
respeto (…) y mezclarán sus propios recuerdos con nuestro amor”9.
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LA COLECCIÓN “Quería coleccionar y exponer los objetos


COMO RELATO ‘reales’ de una historia ficticia en un museo y
escribir una novela basada en esos objetos”10. El
Museo de la Inocencia es, en realidad, una
historia sobre una colección. Principalmente una
colección de objetos –el pendiente, los zapatos
amarillos, el bolso de Jenny Colon, las horquillas del pelo, las colillas, la
cucharilla del café– procedentes de la vida cotidiana, personales, con
una gran carga emocional. Pero no sólo eso, es también una colección de
escenarios donde transcurre la historia –el apartamento del edificio
Compasión, la casa de los Keskin, la boutique Champs Élysées, la
pastelería Inci– que dibujan una ciudad subjetiva, catalogándola y
haciéndola propia. Todo ello entrelazado por los acontecimientos que
narra la novela, el argumento detrás de ellos, que es el que da un sentido
al conjunto. Se pone de manifiesto aquí la capacidad de centrarse en
detalles periféricos convirtiéndolos en esenciales, poniendo la mirada de
forma inspiradora sobre “todo cuanto nos hemos acostumbrado a no
mirar”11; describiendo, como en las obras de Georges Perec, lo ordinario
de forma extraordinaria.
Orhan Pamuk concibió al principio su novela como
un catálogo, “una especie de diccionario enciclopédico en el que las
entradas fueran no solo objetos y lugares sino también conceptos”12. Su
idea original era escribir “una novela a base de notas sobre cada objeto
expuesto en un museo”, como si se “presentara al visitante cada objeto, y
luego se expresaba los sentimientos que el objeto despertaba en nuestro
protagonista”, sin embargo, luego “irrumpió en ella una historia de amor”13
que le hizo reordenarlo todo.
El secreto del éxito de su obra está en el vínculo emocio-
nal con las cosas que se coleccionan, es decir, “sólo podemos concebir
una novela con la yuxtaposición de objetos que despiertan en nosotros
una reacción emocional y poética”14. “Una relación con los objetos que no
enfatiza su valor funcional, utilitario, sino que los estudia y los ama como
el escenario de su destino. (…) Cada cosa recordada y pensada, todo lo
consciente, se convierte en el pedestal, en el marco, la base, el candado
de sus propiedades”15. Por eso, cuando el protagonista de la novela des-
cubre el poder de los objetos para desencadenar memorias y sentimien-
tos, ésta se convierte en su principal motivación. El autor tenía la convic-
ción de que centrarse en los objetos para contar una historia a través de
ellos era lo que convertiría a sus protagonistas en personajes mucho más
reales. Por ello, desde el principio, era imprescindible que esos objetos
fueran auténticos, que existieran.
Aquí radica lo más relevante e interesante del Museo de
la Inocencia: la colección de objetos es real. Y se expone en un auténtico
museo que abrió sus puertas en Estambul en 2012. En realidad, se puede
considerar que el proyecto del Museo de la Inocencia nace esencialmen-
te de la colección. El proyecto es la colección. Luego, la novela narra una
ficción a su alrededor y el museo la acaba exhibiendo. Orhan Pamuk con-
cibió desde el inicio un proyecto en el que coleccionar y exponer objetos
reales que formaban parte de una ficción. Para ello, lo primero que hizo
fue empezar a reunir esos pequeños objetos que, después, tenían que
formar parte de su historia. Crear el universo de objetos que llenarían el
museo y la novela (fig. 04). Desde mediados de la década de los noventa,
mucho antes de empezar a escribir, Pamuk fue coleccionando las cosas
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La construcción de un relato

Fig. 04
que la familia Keskin usaría, imaginando al mismo tiempo cómo queda- Vitrina n. 58: Tombala.
rían algún día en un museo.

“A veces divisaba una taza de té que deseaba en casa de algún conocido o


dentro de los viejos armarios donde mi madre guardaba las ollas y las sarte-
nes que ya no usaba, su porcelana, sus azucareros, y sus baratijas de adorno,
y un día me lo llevaba sin decir a nadie que estaba destinado a mi museo”16.

Muchas de las cosas que quería para su novela eran po-


sesiones de su vida y su familia, objetos que le habían dejado huella y que
se podían integrar en la historia: las viejas corbatas de su padre para el
padre de Kemal o las agujas de tejer de su madre para la tía Nesibe. Pero,
principalmente, pasó muchos años recorriendo mercadillos y tiendas de

04
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Jaime Ramos Alderete

Fig. 05
Esbozos de proyecto de las vitrinas n. 25
y 73.

Fig. 06
Exterior del Museo de la Inocencia.

Fig. 07
Planta de la casa de los Keskin (izquierda)
y del Museo de la Inocencia (derecha).

05

antigüedades, en Estambul y otras ciudades, buscando objetos que le


entusiasmaran y pudieran formar parte de la novela. “Colocaba el objeto
delante de mí y contaba una parte de mi relato”17; así, a medida que colec-
cionaba objetos para su museo, iba progresando la historia en su mente.
Pamuk no se consideraba un coleccionista tradicional,
pues no estaba tratando de reunir ninguna serie, en cambio, “(su) entu-
siasmo era el de un diseñador, que convierte cada pieza en elemento
de una novela y un museo: esa era la visión que (le) rondaba la cabeza”18.
En este sentido, son muy significativos los dibujos donde Pamuk esbo-
za cómo serán las vitrinas del museo, llenos de anotaciones sobre los
objetos que van en cada una de ellas, su posición, iluminación, etc. (fig. 05).
Son dibujos de proyecto de una colección. Su propia obra es, en realidad,
una demostración de que el auténtico coleccionista es como un curator,
un proyectista, cuya creación es precisamente ese relato que hace que
un conjunto de objetos aparentemente banales y ordinarios cobren valor
y se conviertan en colección. Del mismo modo que, como dice Pamuk,
“al seleccionar una serie de cosas por instinto, convertirlas en un relato
e imaginar cómo podrían encajar en las vidas de los protagonistas, ya
hemos empezado la novela”19, así, se ha creado la colección.
Ese relato se va tejiendo como un hilo fino alrededor de to-
das las piezas de la colección, estableciendo infinitas relaciones entre ellas.
Es realmente sugerente “la manera en que objetos sacados de cocinas,
dormitorios, y mesas de comedor donde una vez fueron utilizados conver-
gen para formar una nueva textura, una involuntaria y sorprendente red de
relaciones”20. El protagonista de la novela, como el propio autor, son plena-
mente conscientes de esta realidad. Kemal traslada todas las posesiones
que ha ido acumulando durante años y une “en la casa museo de Çukurcu-
ma aquellos objetos con los demás, con los que había encontrado en (sus)
viajes, con los de la casa de los Keskin, con los que había conseguido en las
casas basurero o gracias a conocidos que se mezclaron en (su) historia”21.
Entonces se da cuenta de que, aun habiendo sido desarraigados de sus
orígenes y separados de las vidas de que formaban parte, como las aves
migratorias que en silencio se esparcen por el mundo, todos esos objetos
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La construcción de un relato

se comunicaban entre ellos e iban a acabar juntos en un mismo lugar. Y con


un valor añadido, ya que, al colocarlos de forma cuidadosa y apasionada,
reimaginándolos como piezas procedentes de una historia real, en las
vitrinas de un museo, alcanzaban una relevancia que antes no tenían. Los
objetos habían salido, de una casa, como cosas ordinarias; y ahora regresa-
ban, a un museo, convertidos en una delicada colección.

EL RELATO “La casa era parte de mi colección –su pieza


EN EL ESPACIO más grande, más cara y más visible”22. La casa
es, en el fondo, la pieza clave de la colección (fig.
06). Tenía que jugar un papel primordial tanto en
la ficción como en la vida real. Orhan Pamuk
dedicó años de largos paseos por los distintos
barrios de Estambul hasta que dio con ella. Incluso antes de empezar a
escribir la novela, encontrar la pieza que haría de escenario para el hogar
de los Keskin y que luego se convertiría en museo, era una decisión vital.
Decidir su situación también significaba decidir dónde estaría el museo.
En el verano de 1999, finalmente, Pamuk compró una casa
antigua en el barrio de Çukurcuma. Un pequeño edificio de dos plantas, 06
elegante pero decadente, en una parcela de 55 m2 con un patio. Lo que
más le atraía era su situación en esquina con fachada y balcones a dos
calles, su escalera sinuosa, e “incluso su pequeñez”23. Cuando la vio, estu-
vo seguro de que “Füsun ciertamente había vivido aquí”24. En ella imaginó
la vida de los Keskin en detalle, en la primera planta: la sala de estar, la
cocina y la habitación donde cosía la tía Nesibe y leía el periódico Tarik
Bey; en la segunda: el dormitorio de los padres, el de Füsun y su marido
y el baño. Imaginó con toda precisión las historias de los objetos reales
que habitarían la casa durante la novela, y que luego iban realmente a
exponerse allí.
Durante varios años, debido a presiones políticas, Pamuk
tuvo que aparcar el proyecto del museo, hasta que, en 2008, terminada
la novela, pudo retomarlo. Sin embargo, siempre había tenido claro cómo
convertir la pequeña casa de Çukurcuma en un museo y el carácter que
éste debía transmitir, unas indicaciones que pone en boca del protago-
nista de su historia. 07
La idea principal consistía en preservar la cáscara del
edificio y adecuar el interior al nuevo uso, haciendo una nueva escalera
longitudinal y abriendo un hueco central que atravesara toda la casa,
con el objetivo de permitir contemplar toda la colección desde cualquier
punto de la exposición (fig. 07). Kemal Bey, inspirado por esas casas en
las que se vive con sus colecciones y, tras la muerte, se convierten en
museos, se traslada con su colección a vivir en el desván de la casa de
los Keskin mientras se convierte en museo. “Estaba intentando, con mi
cama, mi cuarto y mi presencia, convertir de nuevo en un hogar una casa
transformada en museo. ¡Qué puede haber más bonito que dormir por las
noches en el mismo espacio que unos objetos a los que estás ligado por
los recuerdos y por profundas relaciones sentimentales!”25. Desde su si-
tuación en el desván, Kemal quiere mirar hacia abajo y ver todos los obje-
tos que ha coleccionado, sentir cada una de las piezas en la profundidad
del espacio y “notar como se agitaban en su interior sus historias”26. De
algún modo, como en la inspiradora historia del príncipe Ali Vâsib Efendi27,
el propio Kemal aun siendo el protagonista y creador de la colección, se
convierte en un elemento más de la exposición.
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El Museo de la Inocencia se puede considerar como un


espacio en espiral estrechamente ligado a un relato. Una espiral que está
dibujada en el suelo del actual museo a los pies del hueco que atraviesa
el edificio. Pamuk se da cuenta de que la línea que conecta los momentos
–el Tiempo, en la filosofía de Aristóteles– no puede ser una línea recta
sino una espiral. De forma que el visitante que mira hacia abajo en el Mu-
seo de la Inocencia, viendo todos los objetos de la colección flotando en
el espacio, comprende que igual que la línea que une los momentos es el
Tiempo, la que une los objetos crea una historia. Y esta es, para el autor,
“la mayor felicidad que puede proporcionar un museo: ver que el Tiempo
se convierte en Espacio”28.
Por esta razón, el propio museo está organizado como un
relato. Los objetos se exponen en vitrinas ordenadas siguiendo los capí-
tulos de la novela, cada capítulo es una vitrina. Así, uno puede recorrer
el museo como en el libro, recreando la ficción. Las vitrinas son cajas de
madera independientes unas de otras, cada una de las cuales muestra
los objetos pertenecientes a un capítulo concreto. Su composición es
exquisita, en cada una se representa una pequeña y delicada escenogra-
fía cuidada al detalle. Cada objeto colocado está perfectamente pesado
y medido, algunos son protagonistas mientras que otros forman parte del
atrezo de la escena, pero todos en un equilibrio estático preciso. Pasear
por el museo contemplando las vitrinas es como ir viendo cuadros tridi-
mensionales, naturalezas muertas del siglo XXI mezcladas con el collage,
el diorama o los teatrinos del XIX. No se puede evitar recordar la sala de
los juguetes del Museo Frederic Marès29 de Barcelona, con su conjunto de
teatrinos en cajas de madera que se iluminan de pronto y dan vida a una
maravillosa colección de escenas; o ver en esas vitrinas la fascinación de
Pamuk por los escaparates de las tiendas de Estambul con los artículos
expuestos en perfecta composición (figs. 08, 09 y 10).
Asimismo, juega un papel muy importante el sistema de
iluminación, pues la luz es lo que da vida a los objetos expuestos: “cada
uno de los objetos debe iluminarse con una luz suave desde el interior de
las vitrinas de forma adecuada a la atención que les he prestado”30, dice
Kemal. El conjunto resultante es una especie de Cámara de las Mara-
villas, donde se contemplan de una vez todos los objetos más o menos
iluminados en un ambiente oscuro, pareciendo que flotan en el espacio
triplicado por el hueco central. El visitante se mueve en un espacio de ob-
jetos flotantes que le envuelven, y al mirarlos se activa su imaginación de
forma que puede “leer lo nunca escrito”, es decir, “percibir las relaciones
íntimas y secretas de las cosas, las correspondencias y las analogías”31, o
dicho de otra forma, descubrir el hilo conductor que relaciona las piezas
de la colección. “Esta nueva forma de relacionar las imágenes se mues-
tra, no se explica, por eso, (…) es inagotable y tendrá tantas lecturas como
visitantes”32.
El museo que propone Pamuk busca deliberadamente ser
diferente de los grandes centros de arte de muchas ciudades. Su objetivo
es expresar a través de los personajes y sus objetos una historia perso-
nal, que muestra la realidad cotidiana de la ciudad de Estambul durante
los años setenta. Es decir, un museo íntimo, a escala humana. Un museo
que, en lugar de construir relatos históricos nacionales, se centra en las
historias individuales; ya que el verdadero reto está en contar con la mis-
ma calidad la historia de un país que la de las personas que viven en él.
Aunque la historia y significado de los objetos del museo es individual, al
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La construcción de un relato

08

Fig. 08
Vitrina n. 25: El dolor de la espera.

Fig. 09
Vitrina n. 38: La fiesta de fin de verano.
09
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Jaime Ramos Alderete

Fig. 10
Vitrina n. 14: Las calles de Estambul.
Puentes, cuestas, plazas.

10

mismo tiempo es compartida, puesto que se trata de piezas cotidianas y


comunes con las que cualquiera se siente identificado. Por eso, el Museo
de la Inocencia cuenta una historia –la de Kemal y Füsun– pero al mismo
tiempo cuenta la historia de muchos, de la ciudad de Estambul y la de
todos los visitantes que se sienten identificados.
Por otra parte, el museo de la inocencia es un museo do-
méstico. Es un museo, pero está situado en una casa, y lleno de objetos
completamente ordinarios. Es decir, se trata de un espacio doméstico
en el que se exponen objetos de historias cotidianas, en su contexto, por
lo que los mismos objetos explican ya una historia y se convierten en
‘exposición’. Esto propone una reflexión también sobre nuestras casas,
especialmente sobre la importancia de quienes las habitan, sus objetos,
sus historias. Y de cómo nuestras casas podrían ser en realidad museos.
“Necesitamos imaginar un tipo de museo más humilde,
más modesto, que se centre en las historias de los seres humanos como
individuos, que no arranca objetos del entorno al que pertenecen, y que
es capaz de convertir los barrios y las calles en los que están situados,
así como las casas y las tiendas de alrededor, en parte integral de sus
exposiciones. Todos ganaremos una comprensión más profunda de la
humanidad cuando los comisarios modernos desvíen la mirada de la
rica “alta” cultura del pasado –como aquellos primeros novelistas que
se cansaron de escribir sagas sobre reyes– y observen, en cambio, las
vidas que llevamos y las casas en las que vivimos, especialmente fuera
del mundo occidental. El futuro de los museos está dentro de nuestras
propias casas”33. RA
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La construcción de un relato

Notas Referencias
bibliográficas
01. Pamuk, O., El Museo de la Inocencia, 24. Ibid., p. 31. Allmer, A., “Orhan Pamuk’s ‘Museum
Debolsillo, Barcelona, 2017, p. 604. of Innocence’: on architecture, narrative
25. Pamuk, O., El Museo de la Inocencia, and the art of collecting”, Architectural
02. Ibid., p. 196. op. cit., p. 618. Research Quarterly, vol. 13, n.o 02, 2009,
Cambridge University Press, disponible
03. Ibid., p. 206. 26. Ibid., p. 620. en http://www.journals.cambridge.org/
abstract_S135913550999025X
04. Benjamin, W., Desembalo mi biblioteca. 27. El príncipe Ali Vâsib Efendi,
El arte de coleccionar, Centellas, Palma, descendiente de la dinastía otomana, volvió Benjamin, W., Libro de los pasajes, Akal,
2015. a Turquía después de un exilio de cincuenta Madrid, 2005.
años buscando un trabajo que le permitiera
05. Pamuk, O., El Museo de la Inocencia, quedarse. Orhan Pamuk lo conoció en 1982 Benjamin, W., Desembalo mi biblioteca.
op. cit., p. 596. en una reunión familiar, en la que se sugirió El arte de coleccionar, Centellas, Palma,
que podría encontrar empleo como guía 2015.
06. Ibid., p. 599. de museo en el Palacio de Ihlamur, donde
había vivido de pequeño. Podría explicar su Didi-Huberman, G., Atlas : ¿cómo llevar
07. Ibid., p. 607. propia vida enseñando a los visitantes las el mundo a cuestas?, Museo Nacional
habitaciones donde había pasado el tiempo Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2010.
08. Pamuk, O., “A modest manifesto for de niño, rodeado de sus cosas.
museums”, en The innocence of objects, Özmen, M., Construction of “physical”
Abrams, New York, 2012. pp. 54-57. 28. Pamuk, O., The innocence of objects, and “dream” spaces through things/
op. cit., p. 253. objects in the selected works of Georges
09. Pamuk, O., El Museo de la Inocencia, Perec and Orhan Pamuk, M. Arch.,
op. cit., p. 633. 29. El ‘Museo sentimental’ del Museo F. Department of Architecture, Middle East
Marès de Barcelona es una inspiración Technical University, 2014.
10. Pamuk, O., The innocence of objects, directa para el Museo de la Inocencia.
Abrams, New York, 2012, p. 11. Orhan Pamuk lo visitó numerosas veces, Pamuk, O., “A modest manifesto for
llegando a afirmar que fue el lugar donde museums”, en The innocence of objects,
11. Didi-Huberman, G., Atlas : ¿cómo mejor comprendió cómo tenía que ser su Abrams, New York, 2012.
llevar el mundo a cuestas?, Museo Nacional propio museo.
Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2010, Pamuk, O., El Museo de la Inocencia,
p. 274. 30. Pamuk, O., El Museo de la Inocencia, Debolsillo, Barcelona, 2017.
op. cit., p. 633.
12. Pamuk, O., The innocence of objects, Pamuk, O., “Los objetos viajan por rutas
op. cit., p. 15. 31. Didi-Huberman, G., op. cit., p. 15. misteriosas”, El País, 2012, [en línea].

13. Pamuk, O., “Una mirada a mis fuentes 32. Ibid., p. 15 Pamuk, O., The innocence of objects,
de inspiración”, El País, 23 mar 2015, [en Abrams, New York, 2012.
línea]. 33. Pamuk, O., “Los objetos viajan por rutas
misteriosas”, El País, 17 nov 2012, [en línea]. Pamuk, O., “Una mirada a mis fuentes de
14. Ibid. inspiración”, El País, 2015, [en línea].

15. Benjamin, W., Desembalo mi


biblioteca. El arte de coleccionar, cit., p.

16. Pamuk, O., The innocence of objects,


op. cit., p. 21.

17. Pamuk, O., “Una mirada a mis fuentes


de inspiración”, cit.

18. Ibid.

19. Ibid.

20. Pamuk, O., The innocence of objects,


op. cit., p. 52.

21. Pamuk, O., El Museo de la Inocencia, op.


cit., p. 617.

22. Pamuk, O., The innocence of objects,


op. cit., p. 33. RA. Revista de Arquitectura
Núm. 21 – 2019
23. Ibid., p. 30. P. 168-179

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