CONTEMPLATIO - Javier Carricajo (MLC)

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Texto de la muestra de Javier Carricajo

Sala Trillas del Teatro El Círculo de Rosario – 2019

CONTEMPLATIO
Javier Carricajo: Un bloque de sensaciones

Desnudos y bodegones son, indiscutiblemente, dos grandes temas de la historia


del arte que siguen siendo recurrentes en la plástica contemporánea. En esta
muestra, Javier Carricajo aborda estos tópicos poniéndolos en diálogo a partir
de una serie de situaciones habitadas por la incomodidad y el desconcierto,
reforzando estas sensaciones por el uso que hace de una luz decididamente
artificial que genera una paleta cromática en clave sordina.
Las texturas de los cuerpos y de las cosas que interactúan con ellas son objeto
de la misma obsesión del artista que recurre a la pintura interpelando el pasado
a través de una de sus tradiciones más sólidas en el tiempo. Esta serie también
incluye un autorretrato y un espejo que aparece en lugar del bastidor sobre un
atril y, en otra ocasión, sobre una pared pero, por su reflejo metálico anula su
carácter refractario. Por otro lado, la carnadura de las figuras femeninas
evidencia las singularidades propias de mujeres reales a diferencia del cuerpo
masculino que, más allá de su tratamiento verista, responde a cánones de
belleza de raigambre clásica.
En sus pinturas y dibujos, Carricajo obtura la genitalidad masculina
enmascarándola con ánforas, jarrones o potiches de líneas minimalistas que
funcionan como una metáfora fálica que genera una ambigua extrañeza. De la
misma manera funcionan bananas, manos o hilos de perlas que interactúan con
bocas y culos en situaciones que oscilan entre el rechazo y el placer. Este tema,
el placer, quizás sea central en la mayoría de las obras de la muestra y la
complejidad de su constitución sea el motivo de las escenas representadas. La
forma de pintar del creador refuerza esta idea en la medida que se advierte el
trabajo obsesivo que traslucen sus superficies a partir de múltiples texturas con
las que construye sus imágenes de factura preciosista que dan indicios de una
satisfacción cuasi orgásmica como la que prefiguran varios de sus personajes.
La conexión con el proceso pictórico deviene en un cuerpo de obra que recala
sobre cuerpos humanos y la sensibilidad que construye es específica y proyecta
al futuro su permanencia. Como plantean Deleuze y Guattari en Percepto1,
afecto y concepto:

“La joven conserva la pose que tenía hace cinco mil años, un ademán que ya no
depende de lo que hizo. El aire conserva el movimiento, el soplo y la luz que
tenía aquel día del año pasado, y ya no depende de quien lo inhalaba aquella
mañana. […] La cosa se ha vuelto desde el principio independiente de su
«modelo», pero también lo es de los demás personajes eventuales, que son a su
vez ellos mismos cosas-artistas, personajes de pintura que respiran esta
atmósfera de pintura. Del mismo modo que también es independiente del
espectador o del oyente actuales, que no hacen más que sentirla a posteriori, si
poseen la fuerza para ello. ¿Y el creador entonces? La cosa es independiente del
creador, por la auto-posición de lo creado que se conserva en sí. Lo que se
conserva, la cosa o la obra de arte, es un bloque de sensaciones, es decir un
compuesto de preceptos y de afectos.”
Si el arte es la construcción de una sensibilidad artificial, el poder de su estética
puede modificar la percepción y generar una perplejidad donde el lenguaje
escrito queda descolocado. Cuando se produce una obra el sujeto no vive en
ella, es un territorio de combate con su existencia y como espectadores
tratamos de interpretarla superponiendo nuestro bloque de sensaciones.

1
Percepto es un término acuñado por el filósofo Gilles Deleuze con el que trata de establecer
una diferencia con respeto a las nociones más conocidas de concepto y percepción.

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