Historia de Lucho Banchero
Historia de Lucho Banchero
Historia de Lucho Banchero
(Crónica sobre un hombre de empresa)
Hola amigos de Oannes; en 1986 IPAE organizo un concurso periodístico llamado "Concurso
IPAE 1986". Este concurso fue ganado por el Sr. Luis Alberto Guerrero Uchuya, que hizo esta
Crónica sobre un hombre de empresa "Se llamaba Luis Banchero", la misma que se publico en
un suplemento especial del Diario Ojo, por esas fechas. Este articulo será retransmitido gracias
a la gentileza del Ing. Eduardo Pastor, gran coleccionador de bibliografía relacionada con los
temas marítimos. Seguramente a muchos les gustara.
Francisco J. Miranda Avalos Administrador de la lista Oannes.
SE LLAMABA LUIS BANCHERO / Crónica sobre un hombre de empresa.
Se llamaba Luis Banchero Rossi y fue, para muchos, el más grande empresario que ha tenido
el Peru. El 1ro de enero de 1972, Banchero murió asesinado en su propia residencia de
Chaclacayo, en circunstancias aun no totalmente aclaradas. De entonces acá, su nombre
empezó a ser leyenda.
Luis Banchero Rossi fue, en su tiempo, el huracán que sacudió la inmemorial modorra de los
negocios. Hecho y forjado a la fuerza de su talento y de su audacia, Banchero desbordo
fronteras, se resistió a ser maniquí de otros intereses que no fueran los suyos, y en el duro y
frió mundo de las finanzas compitió de igual a igual con los especuladores de Hamburgo y Wall
Street, buscando siempre nuevas posibilidades mejores horizontes.
La vida de Banchero es, para todo aquel que se interese en los negocios, un libro abierto y una
lección permanente. No fue un empresario clásico sino un revolucionario. Jugo en grande, y
gano y perdió en grande; se movió en los mas altos y en los más bajos estratos de la sociedad
de su tiempo, y siendo halagado como pocos, también como pocos fue satanizado y envidiado.
Quienes lo conocieron de cerca dicen, generalmente, que fue un hombre bueno. Fe de ese
testimonio pueden darle las lagrimas que a su muerte se vertieron, por parte de miles de
humildes pescadores que constituyeron su ejercito privado.
En el Perú, antes de el, murió mas de un poderoso, inclusive capitanes de imperios
económicos, pero jamás ni un hombre del pueblo derramo una lagrima gratuita.
Fue eso y mucho más.
O acaso no puso Banchero los colores de Italia en sus muchas naves que conquistaban para
Perú una nueva región natural el mar que a partir de el ya figura en los mapas? O no fue en
Tacna donde abrió el primer diario del imperio periodístico que quiso formar? O no fue para
Chacalla, Chiroca o Charol, los rudos capitanes de sus lanchas, algo mas que un patrón?
Como están los muchachos? Preguntaba Banchero dirigiéndose a Chacalla, que lo había
abordado al final de una ceremonia en el Callao, en medio de ministros de la época
velasquista, funcionarios y otras personalidades oficiales. "Recordándolo siempre, don Lucho",
le había respondido Chacalla.
Luis Banchero Rossi fue hablando con toda justicia, el primer empresario moderno que tuvo el
Perú. El primero que supo visualizar, y aprovechar en parte, el inmenso potencial que guarda
nuestro mar; el primero en dejar el escritorio y escoger como escenario de sus triunfos y
agonías el muelle, la pampa, la larga carretera, en una lucha permanente contra el Reloj.
Su identificación con el mar no fue cosa de un día. Fue un largo proceso cuyas raíces hay que
rastrear, de seguro, en sus años formativos de la Universidad de Trujillo.
El jabón era maloliente y blando; su color negruzco no invitaba a lavarse con él. Me lo
regalas? pregunto Lucho Banchero a su primo Mario Rossi, interesándose en el resultado de
sus practicas de química. "Claro llévatelo" fue la respuesta, sin imaginarse para que lo quería.
Había una aguda escasez de jabón no solo en Trujillo sino en el resto del país. Era el año 1946
y Banchero cursaba el primer año de Ingeniería química en la universidad norteña. Habiendo
vendido el jabón de las practicas de su primo, que se encontraba mas adelantado en la misma
materia, Banchero vio el negocio y pidió más. Parte de la casa de su tío en Trujillo se convirtió
de pronto en una minifabrica en la cual humeaban la soda cáustica y el sebo; una vez
solidificado el rustico jabón era cortado con una guillotina hecha de cuerdas de guitarra, y
Lucho se encargaba de convertirlo en dinero vendiéndolo a la bodega de los chinos.
Alicia, en este país la plata esta botada, solo hay que recogerla, si solo me lo dejaran hacer...
Se lo decía su prima Alicia Rossi en esos años aurorales. Buscaba definirse en los negocios,
soñaba con mil ideas, desde poner una cadena de lavanderías o dedicarse al contrabando
fronterizo. Ella le instaba a pensar en grande: "Algún DIA, Lucho, vendrán a proponértelo todo"
le decía; y el contestaba: "No puedo esperar, no puedo esperar" Banchero encontró su camino
tras una búsqueda penosa.
Es posible que todo empresario empiece así, viendo el amplio panorama de la oferta y la
demanda, decidiéndose al cabo de 100 opciones por algo especifico. No habría tenido tiempo
entonces de averiguar que en el Diccionario de la Real Real Academia Española en su primera
acepción de "empresa" que remite al latín "inprehensa", la define como "acción ardua y
dificultosa que valerosamente comienza"
Formar empresa en el Perú, sobre todo es una acción verdaderamente dificultosa y hay que
tener valor para abordarla. Así fue antes, y así lo es hoy. Para ser empresario hay que ser
arriesgado y, si uno quiere tener éxito pronto, hay que ser también audaz. Hay que tener
talento y una innata capacidad para el trabajo. Y aparte, una imprescindible capacidad de
valorar el bien y el mal, de saber la verdad de los demás, sean amigos o adversarios. Hay que
tener también sentido de lo factible. Ir bordeando dificultosamente entre el camino seguro de lo
posible y el abismo del sueño o de la fábula. "Cada cosa a su tiempo" también podría ser una
de los mandamientos que quien la acción del empresario.
Hay que llevarlo a donde tenga un mejor precio. Con esta enfática frase se inicio en el
comercio de alcohol. Del pequeño comercio que tenia su prima Alicia hizo una distribución en
grande, llevándolo inclusive en cilindros hasta Puno y las serranías de Trujillo, Huancayo y
Arequipa. Banchero y un ayudante cargaban los cilindros en Laredo sobre una crujiente
camioneta, desaparecían un DIA o dos, y volvían cargados de billetes. En poco tiempo agoto
las existencias de alcohol de la entonces gran hacienda trujillana.
Otra de las cualidades que forjan a un empresario es la constancia, el no desanimarse ante la
adversidad, e inclusive sacar partido de ella. La crucial diferencia ente el éxito y el fracaso,
quizás se encuentra en este minuto aparentemente perdido que pone a prueba la paciencia, y
atiza la rebeldía.
Cuando yo vendía alcohol en las haciendas de la sierra, a veces tropezaba con un japonés que
me hacia esperar dos horas bajo el sol antes de abrir su tambo. Mientras sudaba bajo el sol me
preguntaba cuál seria la mejor manera de joderlo, Y sabes cual era? No. Venderle el doble
de alcohol y mas caro. Se lo decía el propio Banchero a Carlos Sotomayor, con quien viajaba
por los años sesenta por los países de Europa buscando compradores para la harina de
pescado peruana que era entonces de una feroz lucha especulatoria internacional.
Tras la aventura del jabón y su exitosa incursión en el negocio de alcohol, Banchero puso el ojo
en otro u subproducto de Laredo : La melaza. Le resulto difícil creer que no tuviera aplicación
practica, hasta que el administrador de la hacienda Isidoro Loebl, de regreso de un viaje a los
Estados Unidos, le dijo que allá se utilizaba como alimento de ganado mezclada con el forraje.
Fue la revelación que necesitaba, y Lucho Banchero se metió de lleno en la empresa. Tras las
primeras experiencias exitosas, en las que comprobó que nada engordaba mejor a las reses
que la chala, la alfalfa o las corontas de maíz mezcladas con melaza, formo Productos y
Forrajes, en sociedad con su prima Alicia. Los pozos de melaza de Laredo quedaron al poco
tiempo vacíos, y con ello surgió su fama de vendedor.
Ha vendido piedras. Lo decía Isidoro Loebl a un amigo, comentando los éxitos de Banchero.
Ese amigo era Donald Proussman. En 1951 representaba Proussman a los desconocidos
lubricantes "Kendall", cuya distribución había entregado en el norte a su amigo Carlos Manucci.
En todo un año Manucci no había logrado vender mas de tres mil galones, y estaba a la
búsqueda de un hombre de empuje. Según Loebl, ese hombre era Banchero.
Era 1952 y el joven Banchero apenas si había cumplido los 22. La reunión con Manucci,
Proussman y Fortunato Eleorraga, amigo de Banchero, dio como resultado la conformación de
Importadora Trujillo S.A. con un capital de 200 mil soles de esa época (hoy una verdadera
fortuna.
Banchero asumió el cargo de Director Gerente, pues con el Dr. Ignacio de la Riva, esposo de
su prima Alicia, había cubierto 110 de las 200 acciones de la nueva empresa. Los lubricantes lo
pusieron en camino de la pesca. Vendió "Kendall" como pocos, y a Chimbote, que después
seria la meca de su imperio llego precisamente vendiéndole "Kendall" a Coishco, la más
importante envasadora de pescado en conserva, para la cual ya trabajaba su primo Mario.
Yo no sirvo para depender. Quiero mi propio negocio. Ante su rotundo éxito con los lubricantes
Kendall en 1954 solo La Libertad había vendido 25 mil galones Carlos Manucci le habia
propuesto que asumiera la gerencia de su negocio en Chiclayo, como base de operaciones
para el resto del norte.
Las conservas de pescado eran, entonces, un rico filón. Durante un cuarto de siglo, la
incipiente industria conservera habia enlatado atunes y bonitos para consumo interno o la
exportación. Desde 1947 se exportaba también harina de pescado.
Luis Banchero Rossi ya tenia entre ceja y ceja el negocio del mar, y así se lo propuso a
Manucci. Ni hablar! dijo el maduro empresario cualquier cosa menos eso!, recordando los dos
descalabros que habia sufrido con la pesca. Pero la insistencia y la fama de Banchero,
convencido de sus propias posibilidades, doblegaron la resistencia de Manucci quien accedió a
poner su dinero. Nació así "Florida", con un 64 % de participación de Banchero y de Ignacio de
la Riva y un 36 % de accionariado por parte de Manucci. Banchero empezaba su carrera hacia
la cumbre.
Fue por esta época en que Banchero conoció a Daniel Santos Castro, pescador propietario de
tres lanchas, a quien en Chimbote mas conocían como "Cara de Pa...." el primero de una lista
de amigos y conocidos que tendría en ese mundo rudo y violento al cual no eran ajenos
inclusive algunos desadaptados. Banchero, en efecto era un conocedor de la naturaleza
humana, mas de un ángel caído con intención de regenerarse con un trabajo honrado en las
planillas de "Florida", y más tarde de las de "Humbolt", "Los Ferroles" y sus otras empresas,
acogerían a nombre y apellidos que antes solo figuraban en comisarías y juzgados.
El 22 de octubre de 1955 "Florida" empezó a producir, tras superar una serie de contratiempos.
No era época de abundancia de bonito, la materia prima de la actividad conservera, pero a
fuerza de habilidad y coraje habia logrado asegurar su abastecimiento.
Pero su audacia, que incluya mejoras en los precios que pagaban las otras envasadoras,
provoco la cólera de los viejos industriales. Que quería hacer este loco? Pretendía acaso
malograr el mercado?.
Estos viejos cree que el negocio es producir poco y caro. Hay que hacer números: la mano de
obra no llega al quince por ciento de los costos. Se debe producir mas y pagar más; y sobre
todo, trabajar todo el año, no detenerse nunca. Se lo decía a Juan Sagarvarria, quien trabajaba
para Envasadora Chimbote y con quien habia hecho buenas migas desde un principio, al punto
de confesarse ante él en voz alta.
Y es que un nuevo estilo de hacer empresa habia llegado a Chimbote. El estilo de alguien que
apuntaba mas alto, que pretendía no solo vivir el momento sino proyectarse al mañana, que no
podía estar tan distante. El secreto de Banchero no era otro que trabajar agotadoramente, de
sol a sol, y más allá. "La única forma de crear riqueza es trabajando" era su máxima; y al
mismo tiempo que encauzaba "Florida" seguía manejando aun "Productos y Forrajes", tenia en
traspaso el negocio de lubricantes y, cuando era necesario, cobraba inclusive sus facturas o
compraba personalmente el pescado para alimentar las líneas de producción de su
envasadora.
Y tu? No rezas? Le preguntaba a Sagarvarria, quien a su lado, sucio y con la barba crecida, lo
acompañaba cayéndose de sueño en la primera misa matutina de una iglesia de Miraflores.
Habían llegado de Chimbote para pasar el domingo en Lima, en uno de esos quincenales
respiros que se daban, y lo primero que habia hecho Banchero era parar su camioneta, a las
seis de la mañana, frente a la iglesia. Sagarvarria, que en camino habia consumido media
botella de whisky, no tuvo otra cosa que contestarle: "No puedo...se me siente el tufo".
Es que el "estilo Banchero" no desdeñaba la diversión, cuando era necesaria. Hasta hoy se
recuerda en el norte su duelo de tragos con el hacendado Carlos Aramburu, en el cual venció
sin ser un bebedor de diaria practica. O la vez que cerro el Mickey Mouse, el más famoso club
nocturno del litoral peruano, para celebrar con sus pescadores la botadura de la segunda de
sus grandes bolicheras. O cuando en su casa de Chaclacayo reunía a poetas, compositores y
otros conocidos, para matizar los negocios con un trago o un piscinazo. Banchero habia traído
al mundo de los negocios el concepto de que quien trabaja a conciencia merece ser
recompensado, e inclusive disculpado de sus pecadillos.
Lo que yo pregunto es: Chiroca viene con anchoveta, verdad?; "Sí señor Banchero". Y hace
tres viajes diarios, no es verdad? ; "sí señor Banchero". Y también trabajo los domingos? "Si
señor Banchero", entonces tiene derecho a beberse unas cervezas de vez en cuando? ; "Sí
señor Banchero". Le recriminaba a un empleado de Humbolt, que acudía con la noticia de que
Chiroca embarcaba en su bolichera cajas de cerveza además de víveres.
Estaba en estas actitudes el secreto de la productividad? En un mundo tan sui generis como el
de la pesca, quizás. Y aunque Banchero no hubiera conocido de teorías para estimular la
producción, bien que lo lograba en cada una de sus empresas. La gente lo entendía, y
trabajaba; y trataba de ser, él, no solo el mejor sino de rodearse de los mejores, de todo aquel
que supiese hacer bien, y rápido, su propio trabajo. En junio de 1956 Banchero da otro gran
paso: planea instalar su fabrica de harina. Forma la Compañía Industrial Pesquera del Pacifico
Sur, de la mitad de cuyo capital es propietario. Su socio es Wilbur Ellis, un experimentado
inversionista de la pesca industrial, propietario de otras fabricas en el litoral. Mas tarde le
cambiara el nombre a "Pesquera Humboldt".
Fue por entonces que personalmente empieza a formar su equipo de pesca. Recluta a Lucho
Barrera, a Angel Balazar, mas conocido como "Charol", a Manuel Guerrero Balazar, a quien
mejor se identifica como "Chiroca"; todos ellos pescadores de leyenda. Surgen la "Roxana", la
"fiorina" y la "Marilu", bolicheras que se identificaban con los colores verde, blanco y rojo; Y
más tarde vendrían la "Ana Maria", la "Mariella" y la "Giuliana", bautizadas siempre con los
nombres de sus sobrinas.
Esta lancha es de mi hijo. En el muelle del Callao, frente a la "Fiorina", habla doña Florentina
Rossi Vda. de Banchero. Su hijo le ha dicho que en el muelle tiene una lancha en la cual puede
dar un paseo. Charol, quien le ha dicho que la bolichera es "de un señor Banchero Rossi", le
responde cortésmente: "Entonces esta lancha es también suya señora" y la hace subir para
darle el paseo.
Pero no todo iba a caminar bien. Hay momentos en que los socios no entienden las
proyecciones, y no comparten las urgencias. Banchero era uno de esos empresarios que no
dejan para mañana lo que pueden hacer hoy. A su juicio, Wilbur Ellis marchaba lentamente, no
daba paso a su iniciativa de duplicar la producción, instalar mas fabricas en Chimbote y en el
Callao, comprar nueva maquinaria, crecer, crecer. El empresario no vacilo en buscar nuevos
negocios, y entablo negociaciones con el yugoeslavo norteamericano Martin Bogdanovich,
épico pesquero internacional, propietario de Star Kist, quien ya tenia participación importante
en la industria nacional.
No se habían cumplido tres meses de que Humbolt operaba, cuando ya Banchero formaba su
tercera gran empresa de la pesca; Compañía Pesquera Los Ferroles, con un modesto capital
de un millón doscientos mil soles. Su socio principal: Star Kist Peruana, pero siempre él
controlando el negocio, como el Gerente General, aunque Bogdanovich estaba representado
por George Goglo en la presidencia del directorio.
A fines de 1957, "Los Ferroles" aumentaría su capital a diez millones de soles, mitad pagado y
mitad en cartera, y pronto seria la fabrica más moderna del litoral. Humboldt entretanto se
rezagaba, y llego el momento de tomar una gran decisión.
“Yo no nací para tener socios”. Se lo decía Banchero a Juan Sagarvarria, en uno de esos
instantes de confidencia. "No puedo continuar con Wilbur Ellis" decía, y la respuesta del amigo
no se hizo esperar; "o vendes o compras". Eso pienso hacer dijo él y en futuro donde veas mi
nombre ten la seguridad de que soy el único dueño.
En el ínterin Banchero había asumido, a la muerte de su socio Carlos Manucci, el control total
de "Florida". No fue una maniobra especulativa, sino simple y llanamente el resultado de la
ignorancia de los deudos con relación a la perspectiva de los negocios del empresario fallecido.
Fue, en este caso, la viuda de Manucci quien cedió las acciones de su difunto marido en
"Florida" por la ilusoria seguridad del plato de lentejas de los negocios de Kendall. El 30 de
marzo de 1956. Laura Vega Vda. De Manucci trocó su participación legal en "Florida" (36 %),
de lo que pronto seria el más grande imperio del mundo en materia de pesca, por el negocio de
los lubricantes, que no tardaron en irse a pique sin una mano que los promoviera, y vendiera
adecuadamente.
Ya como único dueño de "Florida", pues Banchero también habia cedido a su socio De La Riva
su parte de Productos y Forrajes a cambio del resto de acciones de la envasadora de pescado,
la segunda empresa de su genero, después de Coishco y delante de otras cuarentaicuatro más
antiguas. El propio Lucho Banchero luchaba el pescado en el muelle, garantizando la materia
prima de la envasadora.
Que pasa muchachos? Hablando se entiende la gente!. Frente a un grupo de enardecidos
pescadores que avanzaba amenazador en el muelle, Banchero trataba de ganar terreno.
Querían mejores precios y les habían dicho que Banchero trataba de poner precios ruines,
pese a los acuerdos logrados entre el Sindicato y armadores. "Yo no he puesto precio, ni
siquiera he hablado" dijo Banchero a la masa, pidiéndoles traer al culpable. Y mientras el autor
del infundió fugaba, Banchero apaciguaba la protesta y compraba todo el pescado.
Luego vinieron los tiempos difíciles. No solo la anchoveta empezó a escasear sino que tuvo
que vérselas con los especuladores internacionales de la harina, dueños y señores de un
negocio en el cual el Perú solo habia aportado la materia prima, colocando desordenadamente
su producción. Tuvo que llegar el momento que tenia que enfrentarse con Joaquín Peña, el
hombre de Comergeral, que controlaba el comercio mundial de la harina.
Los peruanos le estamos estropeando el negocio, verdad? Se lo decía Banchero cara a cara a
Peña, cuando este visito Lima, desesperado por el ímpetu con que actuaban los pesqueros
peruanos liderados por él. "Mas o menos" fue la respuesta, a lo cual Banchero replico: "Mas
que menos". Los peruanos están arruinando el negocio a todo el mundo tuvo que conceder
Peña
Banchero aprendía rápido. Un empresario tiene que asimilar lo bueno y lo malo, y de la
confrontación con Peña saco el mejor partido. Fueron días intensos en los cuales el magnate
español pudo calibrar a Banchero, y este a su vez a el.
He sido vendedor casi de todo. También soy ingeniero. Así se definía Banchero ante Peña en
una de esas madrugadas insomnes, cuando el español le comentaba: "me dicen que usted se
ha hecho solo “. " Tengo la impresión que llegara muy lejos le decía y prefiero que sea mi
amigo". "Yo también lo prefiero" respondió Banchero.
Luis Banchero fue un un hombre sensitivo. Solo así puede calificarse su aventura en el mundo
periodístico. Hay quienes sostienen que fue porque quería ser Presidente, y sintiéndose ya
dueño de un imperio económico quiso ser también dueño de un periódico, como lo eran Pedro
Beltrán en "La Prensa" o Luis Miro Quesada en "El Comercio". Para entender esta etapa de la
vida de Banchero hay que recordar que en los años sesenta la propiedad de un periódico no
era simplemente la propiedad de una empresa; era de tentar un poder que escapaba, y
superaba, la índole de cualquier otro negocio. Siguiendo su costumbre, Banchero llamo a este
empeño a quienes consideraba más capaces. Pero no tuvo en cuenta que, aun siendo capaces
también podrían ser derrochadores.
El diario "Correo" nació modestamente en Tacna, con Raúl Villaran Pasquel como director.
Este "genio" absolutista y temperamental habia descollado como editor "primadonna" de
"Ultima Hora" y "Expreso" y a punta de escándalo y amarillismo se habia encumbrado en el gris
panorama del periodismo de su tiempo, con ampulosos titulares, despliegues gráficos
inverosímiles y gastos astronómicos que desafiaban cualquier presupuesto. Aun el de
Banchero.
Banchero edito su primer "Corro" en su ciudad natal, llevado evidentemente por la gratitud.
Posiblemente fue cuando tuvo en sus manos el primer numero, fresco de tinta y de actualidad
en que prendió en el gusanillo del periodismo, para planear, junto a la febril fantasía de Villaran,
la más grande cadena periodística que el Perú tuvo: con aviones, con barcos, con teletipos
instantáneos, rotativas, periodísticas por docenas y una fabrica de las más elucubrantes
primicias.
Raúl, he puesto una fortuna en sus manos. Por eso mismo don Luis, le voy a pedir que no
venga a "Correo" hasta que yo le avise. Era el principio del fin. "Correo" hacia agua, Villaran se
aislaba, expulsaba en su temperamentalismo inclusive a los dueños. Era el más grande fracaso
que Banchero habia experimentado jamás.
Es acaso que fantasía y empresa no tienen un común denominador? Por lo menos en el caso
de la relación BancheroVillaran no tuvo éxito, quizás por que el primero no entendía la
especial forma de conseguir lectores (y hacer negocio) que tienen algunos periodistas, o
porque a Villaran se le fue la mano, creyendo a Banchero el mecenas omnipotente de todos
sus desvaríos. Fue, sin embargo, Raul Villaran Pasquel quien hizo de Luis Banchero su más
rotunda semblanza humana.
Era un jugador solitario. Casi un enfermo, que en ratos de pesadumbre golpeaba la mesa con
los puños y blasfemaba. Despreciaba el dinero, y su desprecio también incluya a quienes lo
codiciaban. Lo embriagaba el poder. Era duro, frió y también mezquino, capaz de falsedad.
Cargado de titubeos, sensual lleno de culpas. Así como movía montañas para ayudar a un
amigo también volvía las espaldas para siempre. Villaran decía esto y mucho más en un
"Memorando Confidencial para un Juez Instructor" que escribió para el juez adhoc José
Santos Chichizola, cuando se investigaba su muerte.
Cuando vinieron los tiempos difíciles, Banchero tuvo que poner en juego toda su capacidad. Ya
habia asumido el pleno control de Humbolt, habían nacido Pescamar y Astilleros Picsa, y para
gobernar a todas las demás empresas habia surgido Oyssa, una organización administrativa
matriz, con un verdadero banco de cerebros. Banchero tenia conciencia de que estaba
sumergido en negocios muy grandes. "Así es la pesca" decía a Isidoro Loebl, a quien habia
reclutado para Oyssa junto a compañeros de otros tiempos. "Si ganas, ganas mucho; si
pierdes, pierdes todo", sentenciaba.
A veces los nervios se me quiebran. Confesaba Banchero cuando le preguntaban "Como
resistes?", y agregaba: "Debo inspirar confianza. Los bancos no prestan a los asustados".
Las dificultades con la pesca lo orientaron a la diversificación. Modernizaba, pero no era
suficiente. Entro al negocio de enlatar jugos y hortalizas, comprando para ello la Cadena
Envasadora San Fernando, una conservera en Trujillo que estaba al borde de la quiebra. Con
racional decisión cerró sus fabricas envasadoras de atún y bonito en Chimbote, y las traslado a
Trujillo, donde además de jugos enlataba pescado.
Que proyectaba Banchero para el futuro? tal vez enlatar la cocona y el maracuya? Se hicieron
los estudios, pero no habia dinero para instalar la conservera en Pucallpa. Una mejor utilización
de la anchoveta para consumo humano? Empezaron a guisarla ensayándola como escabeche.
Una harina que engordara seres humanos en vez de pollos europeos? No hubo capitalistas
que impulsaran una fabrica piloto.
Le preocupaba sobretodo, el hambre, cada vez más creciente, cada vez más agobiante e
insufrible. No llego a saber quizás que en Taiwán las galletas habían dejado de ser fantasía de
paladar para ser alimento y proteína. Tuvo quizás atisbos de que los japoneses
experimentaban un bife marino o una salchicha de anchoveta. También le preocupaba el
progreso. Su visión de Chimbote era la de un gran astillero como Hamburgo, donde los barcos
surgieran como herramientas de progreso, cada vez mas y más grandes.
Todo el futuro esta en el mar. Pero primero hay que ocuparlo; no basta decir que es nuestro. Lo
decía inflamado de una visión futurista, que no se negaba a compartir con otros empresarios.
Esa visión del mañana murió con el primer DIA del año 1972. Era sábado y no hacia mucho
que habia cumplido los 42. El poderoso empresario murió masacrado y apuñalado por la
espalda, no se sabe aun ciertamente por culpa de que mano artera, de que resentimiento
maligno, de que envidia no satisfecha, de que complot aun subterráneo. Las mujeres que amo,
y que lo amaron, lo recuerdan como un niño grande que quería ser protegido.
Era una persona introvertida, hasta se podría decir que era un hombre solitario. Era un hombre
sumamente tierno con los niños, sumamente tierno al extremo de sonrojarse o llenársele los
ojos de lagrimas cuando acariciaba uno. Era completamente honesto y sincero...En el fondo
era como un niño, un niño dulce y amoroso, a quien con ternura y cariño podías tener como
quisieras... Era tremendamente sensible, casi infantil ... Tenia un excesivo pudor. Tenia unas
manos tan divinas, tan largas, de dedos angulosos. Sus manos eran bellísimas, perfectas, y
abarcaban 12 teclas del piano. Habia armonía en sus movimientos. Su vitalidad era
extraordinaria; nunca tomaba remedios, ni siquiera una aspirina.
Los empresarios que lo conocieron dicen que era un pionero, un tipo fuera de serie.
Era tremendamente audaz; lo arriesgaba todo. Parecía que no le quedaba tiempo para nada
más; si no para trabajar. Hubiera llegado a donde se lo propusiera. Sus crisis eran pasajeras;
sabia como salir. Con él nació el empresario moderno. Amaba al Perú y a su gente. Mucho
tenemos que aprender de el...
Que hubiera sido del Perú si aun viviera Lucho Banchero Rossi? Hubiéramos dominado antes
que nadie la posibilidad de convertir la anchoveta en harina digerible por humanos, logrando
una verdadera revolución en la lucha contra el hambre? Su flota se habría dedicado a pescar
para la mesa al igual que para la industria? Chimbote habría sido el Hamburgo de sus sueños
futuristas?.
Cualquiera que sea la respuesta, ya no esta en él. Pero las preguntas están allí; los desafíos
aun subsisten. Existe hambre, un mar irracional explotado, un país que necesita una industria
propia, seria, consciente de su rol frente al mañana.
Si Banchero hubiera dejado testamento, ese, y no otro, seria seguramente su desafió a quienes
lo siguen hoy, mañana y pasado mañana.