El documento resume el cuarto domingo de Pascua. Habla sobre cómo Pablo y Bernabé predicaron el evangelio a los gentiles que lo recibieron con alegría, expandiendo la Iglesia. También describe las lecturas del día que celebran la universalidad de la fe, incluyendo el salmo que invita a toda la tierra a alabar al Señor y el Apocalipsis que describe a una multitud de todas las naciones ante Dios. Finalmente, examina el evangelio que presenta a Jesús como el Buen Pastor que da vida eterna a sus ovejas y las protege en
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
45 vistas1 página
El documento resume el cuarto domingo de Pascua. Habla sobre cómo Pablo y Bernabé predicaron el evangelio a los gentiles que lo recibieron con alegría, expandiendo la Iglesia. También describe las lecturas del día que celebran la universalidad de la fe, incluyendo el salmo que invita a toda la tierra a alabar al Señor y el Apocalipsis que describe a una multitud de todas las naciones ante Dios. Finalmente, examina el evangelio que presenta a Jesús como el Buen Pastor que da vida eterna a sus ovejas y las protege en
El documento resume el cuarto domingo de Pascua. Habla sobre cómo Pablo y Bernabé predicaron el evangelio a los gentiles que lo recibieron con alegría, expandiendo la Iglesia. También describe las lecturas del día que celebran la universalidad de la fe, incluyendo el salmo que invita a toda la tierra a alabar al Señor y el Apocalipsis que describe a una multitud de todas las naciones ante Dios. Finalmente, examina el evangelio que presenta a Jesús como el Buen Pastor que da vida eterna a sus ovejas y las protege en
El documento resume el cuarto domingo de Pascua. Habla sobre cómo Pablo y Bernabé predicaron el evangelio a los gentiles que lo recibieron con alegría, expandiendo la Iglesia. También describe las lecturas del día que celebran la universalidad de la fe, incluyendo el salmo que invita a toda la tierra a alabar al Señor y el Apocalipsis que describe a una multitud de todas las naciones ante Dios. Finalmente, examina el evangelio que presenta a Jesús como el Buen Pastor que da vida eterna a sus ovejas y las protege en
Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 1
CUARTO DOMINGO DE PASCUA
La oración colecta define la resurrección de Jesucristo como un don de gozo
inmenso regalado por el Padre Dios a la Iglesia. Esta alegría tiene un rostro, el de Jesucristo como Pastor que nos cuida, caminando con nosotros y permitiéndonos llegar al Padre, la fuente de la vida. Celebramos en este Domingo la imagen del Buen Pastor y a todo aquel que, cuidando a las personas con la Palabra y con los gestos concretos, reproduce en su misión el vivir de Jesús. En los Hechos de los Apóstoles (13,43-52), Pablo y Bernabé recorren el mundo predicando en medio de las comunidades judías. Pero la misión es, en muchas ocasiones, espacio del rechazo: los pueblos judíos no los aceptan y los dos misioneros deben ir más allá, hacia los no judíos, los «gentiles». Estos últimos reciben la Palabra del Señor con alegría, la mejor forma para acoger a Dios. Pablo y Bernabé se dedicaron a los gentiles como los pastores a sus rebaños, convirtiéndolos en parte del «nosotros» de la fe. Es así como la misión de los discípulos amplía las fronteras de la pequeña Iglesia naciente llevándola a ser «católica», es decir, «universal», para todos. Pablo y Bernabé enseñan una característica humana de la misión: cuidar a las personas, pastorearlas en la fe. Las siguientes lecturas celebran el sentido universal de la fe: el Salmo 99 invita a toda la tierra a aclamar al Señor y a reconocerse como rebaño que el Buen Pastor cuida con misericordia y fidelidad perpetua; en el Apocalipsis (7,9.14b-17), Juan contempla una muchedumbre de todos los orígenes en pie ante la presencia de Dios y de Jesucristo (visto como Cordero). Pueden estar allí porque creyeron contra toda desesperanza, muriendo por su fe en Cristo y «ya no pasarán hambre ni sed» pues el Cordero será para ellos Pastor y los guiará a una fuente inagotable de vida. La imagen del «Pastor» llega al Evangelio de Juan (10,27-30): Él conoce a sus ovejas y les da la vida eterna. Nada podrá arrebatarlas de sus manos porque están asidas a Él con el mismo amor que tiene el Padre Dios por su Hijo. ¿Vivimos como si estuviéramos en sus manos? Las ovejas conocen su voz: la voz de Él se escucha en nosotros y la misión de la Iglesia tiene como propósito hacerla resonar. La fe, en este contexto, es el reconocimiento de la voz del «Pastor» y solo quienes pertenecen a Jesús saben identificar esta voz vivificadora. Y no es vida cualquiera: es vida eterna que ni siquiera el poder terrible de la muerte ha podido destruir para siempre. Cuando lo escuchemos, ¿reconoceremos su voz? Si es así, el sonido de su hablar nos conducirá hacia donde están las fuentes del agua viva, en donde el Padre Dios y su Hijo se aman. Allí, nosotros podremos pacer alimentándonos de este amor vital e imperecedero.