El Peligro Del Resentimiento o Autocompasion
El Peligro Del Resentimiento o Autocompasion
El Peligro Del Resentimiento o Autocompasion
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La autocompasión no es otra cosa que el resentimiento volteado al revés. La autocompasión es el tipo
llena de autocompasión.
Resentimiento se deriva del latín “re” y “sentire”. “Sentire” quiere decir sentir, y “re”, nuevamente, o sea que
el resentimiento nace de volver a sentir una lesión al orgullo o una lesión al propio ego. Cuando hay algo
que lesiona nuestro orgullo, nos enojamos, molestamos. Esta lesión sería leve de no ser porque con el
Estamos lastimados e infectamos la herida porque volvemos a ‘rascarla’, volvemos a sentirla, y una vez
infectada, un antibiótico positivo podrá curarla y eliminarla. El único en el área del odio, hacia el que todo
resentimiento se dirige, es el amor. De este pequeño análisis resultan tres verdades importantes y
aparentes:
- Nosotros obtendremos resentimientos del orgullo. Tendremos siempre esta tendencia, ya que el orgullo
lo llevaremos hasta la muerte; pero podemos aminorarlo y eliminar mucho de él, por medio de su
antónimo: LA HUMILDAD.
Nosotros tenemos siete pasiones básicas, siete impulsos a la acción, siete tendencias fundamentalmente
humanas. Es la ley de la carne peleando contra la ley del espíritu, mencionada por San Pablo, pero estas
tendencias no pueden ser eliminadas. Son necesarias para la vida, para la acción. Son buenas por sí
mismas, pero cuando tienden a salirse de su cauce normal es nuestra obligación controlarlas.
Cerrar los ojos a ellas es lo que en psiquiatría se llama represión, y es responsable de muchas neurosis.
Veamos un ejemplo: Todos tendemos a enojarnos. Sin embargo se dice que existen quienes jamás se
irritan o enojan, y también se dice que existen personas tan tontas en este mundo, que no cometen
pecado. Pero, amigos, nosotros no pertenecemos a esta clase, y esta es una buena tendencia: Nos da el
impulso, el empuje, la iniciativa y todas las cosas necesarias para una buena vida. Pero cuando damos
rienda suelta al enojo como puerta a la frustración, al resentimiento, entonces está fuera de la razón y
Estas tendencias estarán con nosotros hasta la muerte. Pero podemos gradualmente controlarlas y
dirigirlas practicando la virtud opuesta: La Humildad. Por lo tanto, el corolario práctico a la verdad
anterior será aprender a disminuir el número de veces de dar cabida al resentimiento con relación a la
verdadera humildad que adquirimos día a día.
- Los resentimientos se ahondarán y crecerán dentro de nosotros, si volvemos a sentir las heridas. No se
quedarán ni crecerán si los dejamos ir y nos rehusamos a pensar y a volver a sentir la irritación. La
mayoría de las irritaciones se evaporarían rápidamente si en todas las ocasiones que nos sintamos
incidente. Pero… ¿cuántas veces es lo contrario? En lugar de olvidarlo nos lo guardamos, pensamos en él,
volvemos a sentirlo una y otra vez, y en sólo 24 horas, lo que era herida leve, se vuelve un hondo,
profundo y peligroso resentimiento. “¿Qué es lo que dijo?”; “Ah, sí, quiso decir…”; “¡El tal por cual!”; “¡Me la
va a pagar!”; “Me voy a desquitar”. ¿Qué hacer?. Olvídelo… Él dijo tal y tal cosa, y ¿qué?. Rehúse volver a
sentir. Y, ¿sabe algo?. Si alguien nos dice que somos tal o cual, ¿lo somos o no lo somos?. Y si lo somos,
¿qué vamos a hacerle?. Y si no lo somos, ¿por qué vamos a enojarnos por ello?
-Eliminaremos los resentimientos que ya hemos adquirido no deseando solamente quitárnoslo, sino
practicando actos positivos de Amor. Nosotros debemos hacer el bien a aquellos que nos causan
resentimientos. Debemos practicar actos positivos de Amor por ellos, y Amor es la buena voluntad de
hacerlo. De otra forma, continuaremos odiando, sin importar por cuánto tiempo o qué tanto queramos no
resentir u odiar. Y aquí también, entre más consistente sea el hábito de amar en nuestro diario vivir,
problema. Las palabras nunca nos herirán ni nos cambiarán, a menos que lo deseemos. No nos afectarán
si estamos ocupados en ver lo que estamos haciendo y cómo vamos, en vez de escuchar lo que la gente
Los golpes y las pedradas podrán rompernos los huesos, pero las palabras no pueden hacerlo. ¿Alguien
nos critica? Bueno, que lo haga. Simplemente nosotros seguiremos nuestra ruta hacia una vida mejor,