Las Cuatro Caidas de Satanas

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Las Cuatro Caidas De Satanás

El tema que quiero compartir con ustedes quiero comenzarlo con una
cita que a creado dudas a muchos hermanos, y al igual que a mí por no
entenderla correctamente.

Siempre había creído que Dios había arrojado a Satanás a la tierra en el


momento que se reveló contra él en los cielos. Pero no fue así. Veamos
lo que nos dice la Palabra de Dios, el Espíritu de profecía y los
comentarios bíblicos Adventista.

Dice la cita:

“Y hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron


al dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron; pero éstos no
prevalecieron, ni se halló más lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado
fuera ese gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y
Satanás, que engaña a todo el mundo. Fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él.” (Apoc.12: 7-9).

¿Cuántos creen que Satanás fue arrojado directo a la tierra en el


momento que se reveló contra Dios en el cielo? Esta cita si no la
analizamos bien nos da a entender algo erróneo. Porque dice: Satanás
fue arrojado a la tierra. ...

¿Fue echado a tierra Satanás cuando se reveló contra Dios? NO, veamos
lo que paso.

Es importante conocer cuando Satanás fue arrojado a la tierra, y porque


fue arrojado y en qué ocasión. Esta batalla comenzó cuando Lucifer se
reveló contra Dios en los cielos y terminará cuando sea arrojado al fuego
ardiente después de los mil años.

Analicemos las cuatro caídas de Satanás.

“PRIMERA CAÍDA DE SATANÁS”

La batalla en el cielo

“Cuando fuiste ungido, yo te puse junto con los querubines protectores.


Estabas en el santo monte de Dios, y andabas en medio de piedras de
fuego. Eras perfecto en tus caminos desde el día en que fuiste creado
hasta que se halló en ti maldad. "A causa de tu gran comercio te
llenaron de violencia, y pecaste. Por eso, te expulsé del monte de Dios, y
un querubín protector hizo que desaparecieras de en medio de las
piedras de fuego. Tu corazón se enalteció debido a tu hermosura; a
causa de tu esplendor se corrompió tu sabiduría. “Yo te he arrojado en
tierra; te he puesto como espectáculo ante los reyes.” (Eze.28:14-17)
(RVA).

Tú has dicho en tu corazón: "Subiré al cielo en lo alto; hasta las estrellas


de Dios levantaré mi trono y me sentaré en el monte de la asamblea, en
las regiones más distantes del norte. Subiré sobre las alturas de las
nubes y seré semejante al Altísimo.' (Isa. 14: 13, 14) (RVA).

EN EL CIELO, antes de su rebelión, Lucifer era un ángel honrado y


excelso, cuyo honor seguía al del amado Hijo de Dios. Su semblante, así
como el de los demás ángeles, era apacible y denotaba felicidad. Su
frente alta y espaciosa indicaba su poderosa inteligencia. Su forma era
perfecta; su porte Noble y majestuoso. Una luz especial resplandecía
sobre su rostro y brillaba a su alrededor con más fulgor y hermosura que
en los demás ángeles. Sin embargo, Cristo, el amado Hijo de Dios, tenía
la preeminencia sobre todas las huestes angélicas. Era uno con el Padre
antes que los ángeles fueran creados. Lucifer tuvo envidia de él y
gradualmente asumió la autoridad que le correspondía sólo a Cristo.

Entonces hubo guerra en el cielo. El Hijo de Dios, el Príncipe celestial y


sus ángeles leales entraron en conflicto con el archí rebelde y los que se
le unieron. El Hijo de Dios y los ángeles fieles prevalecieron, y Satanás y
sus seguidores fueron expulsados del cielo. Toda la hueste celestial
reconoció y adoró al Dios de justicia. Ni un vestigio de rebeldía quedó en
el cielo. Todo volvió a ser pacífico y armonioso como antes. Los ángeles
lamentaron la suerte de los que habían sido sus compañeros de felicidad
y bienaventuranza. El cielo sintió su pérdida.

El Padre consultó con el Hijo con respecto a la ejecución de su propósito


de crear al hombre para que habitara la tierra.

La cita nos deja ver que después de ser echado Satanás fuera viene la
creación del hombre. Dice: El Padre consultó con el Hijo con respecto a
la ejecución de su propósito de crear al hombre para que habitara la
tierra. Así fue como comenzó la batalla en el cielo.

¿Dónde fue echado Satanás cuando se reveló contra Dios?


También a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que
abandonaron su propia morada, los ha reservado en oscuridad, en
prisiones eternas, para el juicio del gran día. (Judas 6)

Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó
al abismo, a prisiones tenebrosas, para ser reservados para el juicio; (2
Pedro 2:4)

"Abismo" Usado como adjetivo en el griego clásico, este vocablo


significa "insondable", "ilimitado", "sin fondo" “oscuro”

En otras palabras, Satanás no fue echado a la tierra. Fue lanzado fuera


del cielo, al abismo.

Satanás y sus ángeles fueron expulsados del cielo en las edades


pasadas (2 Ped. 2: 4), antes dé la creación de este mundo (P.P. 14-23;

¿Qué hizo Satanás después de ser arrojado del cielo?

“El gobierno de Dios no incluía sólo a los habitantes del cielo sino
también a los de todos los mundos que él había creado; y Satanás pensó
que si podía arrastrar a los ángeles del cielo en su rebeldía, podría
también arrastrar a los habitantes de los demás mundos.

Después que Satanás y los que cayeron con él fueron echados del cielo,
y él se dio cuenta de que había perdido para siempre toda la pureza y
gloria de aquel lugar,...

Cuando Satanás se dio plena cuenta de que no había posibilidad de que


regresase al favor de Dios, su malicia y su odio comenzaron a
manifestarse. Consultó a sus ángeles, y trazó un plan para seguir
obrando contra el gobierno de Dios. Cuando Adán y Eva fueron puestos
en el hermoso huerto, Satanás estaba haciendo planes para destruirlos.

A la tierra:

El conflicto en el cielo comenzó debido a los planes para la creación del


hombre. Cuando la tierra fue creada y entregada a Adán, Satanás se
esforzó para hacer que cayera el hombre que acababa de ser creado.
Cuando consiguió que Adán y Eva cayeran, reclamó la posesión de la
tierra (ver com. Mat. 4: 8-9); pero no limitó sus esfuerzos a esta tierra
sino que también tentó a los habitantes de otros mundos

Adán y Eva tentados.


Seguramente lucifer o Satanás se dirigió a Eva con mucha amabilidad y
dulzura diciéndole:

1- ......... ¿Así que Dios os dijo que no comáis de ningún árbol del huerto?

2- La mujer respondió a la serpiente: "Del fruto de los árboles del huerto


podemos comer,

3- "pero del fruto del árbol que está en medio del huerto Dios dijo: 'No
comáis de él, ni lo toquéis, para que no muráis' ".

4- Entonces la serpiente replicó a la mujer: "No es cierto. No moriréis.

5- "Sino que Dios sabe que el día que comáis de él serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal".

6- Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, agradable a
los ojos y codiciable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió.
Y también dio a su esposo, que comió igual que ella.

7- Entonces se abrieron sus ojos, y al darse cuenta que estaban


desnudos, cosieron hojas de higuera y se las ciñeron. (Génesis 3: 1-7)

Cuando nuestros primeros padres cayeron en la desobediencia, Dios se


hizo cargo de pagar la desobediencia del hombre. Allí mismo les rebelo
el plan de salvación y les dijo:

"Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente


suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú te herirás en el calcañal". (Gén. 3:
15)

Los ángeles celestiales explicaron más completamente a nuestros


primeros padres el plan que había sido concebido para su redención. Se
les aseguró a Adán y a su compañera que a pesar de su gran pecado, no
se los abandonaría a merced de Satanás. El Hijo de Dios había ofrecido
expiar, con su propia vida, la trasgresión de ellos. Se les otorgaría un
tiempo de gracia, y mediante el arrepentimiento y la fe en Cristo,
podrían llegar a ser de nuevo hijos de Dios. (Cristo en el santuario p. 25).

Jesús rebela el plan de salvación a los ángeles.

"El único plan que podía asegurar la salvación del hombre afectaba a
todo el cielo en su infinito sacrificio. Los ángeles no podían regocijarse
mientras Cristo les explicaba el plan de redención, pues veían que la
salvación del hombre iba a costar indecible angustia a su amado jefe.
Llenos de asombro y pesar, le escucharon cuando les dijo que debería
bajar de la pureza, paz, gozo, gloria y vida inmortal del cielo, a la
degradación de la tierra, para soportar dolor, vergüenza y muerte. . . .

Los ángeles se postraron de hinojos ante su soberano y se ofrecieron


ellos mismos a sacrificarse por el hombre. Pero la vida de un ángel no
podía satisfacer la deuda; solamente Aquel que había creado al hombre
tenía poder para redimirlo. No obstante, los ángeles iban a tener una
parte que desempeñar en el plan de redención. . . . Los ángeles habían
de ser espíritus auxiliadores, enviados para ayudar a los que fuesen
herederos de la salvación. Guardarían a los súbditos de la gracia del
poder de los malos ángeles y de las tinieblas que Satanás esparciría
constantemente alrededor de ellos.". (Patriarcas y Profetas p.49, 50)

En otras palabras, los ángeles iban a tener una parte que desempeñar
en esta gran batalla que se iba enfrentar Jesús en este mundo.

La batalla más grande que se ha tenido este mundo fue la que Jesús
enfrentó contra Satanás. La batalla del bien y del mal.

Dice la cita: “Y hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles
combatieron al dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron;” Apoc.
12: 7.

En otras palabras, esta batalla que comenzó en el cielo, continuo en la


tierra.

Cuando Jesús dijo: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha


acercado. "Mat 3:2

Quiso decir: El reino de los cielos esta entre vosotros.

Cristo representa el reino de los cielos en la tierra.

“Cuando Jesús nació, Satanás tembló”.

Al nacer Jesús, Satanás supo que había venido un Ser comisionado


divinamente para disputarle su dominio. Tembló al oír el mensaje del
ángel que atestiguaba la autoridad del Rey recién nacido. Satanás
conocía muy bien la posición que Cristo había ocupado en el cielo como
amado del Padre. El hecho de que el Hijo de Dios viniese a esta tierra
como hombre le llenaba de asombro y aprensión. No podía sondear el
misterio de este gran sacrificio. Su alma egoísta no podía comprender
tal amor por la familia engañada. La gloria y la paz del cielo y el gozo de
la comunión con Dios, eran débilmente comprendidos por los hombres;
pero eran bien conocidos para Lucifer, el querubín cubridor. Puesto que
había perdido el cielo, estaba resuelto a vengarse haciendo participar a
otros de su caída. Esto lo lograría induciéndolos a menospreciar las
cosas celestiales, y poner sus afectos en las terrenales. (Deseado p. 90).

Jesús vino a enfrentar la batalla más grande en la historia de este


mundo. Vino a disputar el dominio a Satanás.

En esta batalla Jesús no utilizó ningún tipo de armas como las que utiliza
el hombre en las batalla. Solo utilizó la espada de dos filos que es la
Palabra de Dios.

En el libro de San Mateo 4: 1-7, pueden leer los tres ataques que
Satanás se lanza contra Jesús para tentarlo y hacerlo caer. Pero Jesús
utilizó la espada de dos filos que es la Palabra de Dios para vencerlo y lo
venció.

En cierta ocasión Jesús dijo:

Ahora es el juicio de este mundo. Ahora será echado fuera el príncipe de


este mundo. Juan 12: 31.Cuando Satanás hizo caer al hombre en pecado
se consideró el príncipe de este mundo.

Siempre afirmaba que los mandamientos de Dios, que son el trasunto de


su carácter, nadie podía guardarlos. Jesús vino como hombre sin pecado
a desenmascarar a Satanás, mostrar a los mundos no caídos y al
hombre que había caído, que si podemos guardar sus mandamientos a
través de él.

Cristo vino hacer juicio en este mundo, y en el momento indicado


Satanás será echado fuera, en otras palabras, cuando dijo: “Ahora será
echado fuera el príncipe de este mundo”(como príncipe) se refería en el
momento de su muerte en la cruz. Cristo lo venció con su muerte en la
cruz y se hizo príncipe de este mundo. Lo echo fuera como príncipe con
su muerte en la cruz.

¿Cuándo ocurrió esto?

Cuando Jesús ascendió a los cielos como príncipe de este mundo,


Satanás fue echado del cielo.

Veamos como ascendió Jesús a los cielos.


“Levantad, oh puertas, vuestras cabezas! Levantaos, oh puertas
eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria?
¡Jehová, el fuerte y poderoso! ¡Jehová, el poderoso en la batalla!
¡Levantad, oh puertas, vuestras cabezas! Levantaos, oh puertas eternas,
y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? ¡Jehová de los
Ejércitos! ¡Él es el Rey de gloria!” (Salmo 24: 7- 10).

Cristo vino a la tierra como Dios revestido de humanidad. Ascendió a los


cielos como el Rey de los santos. Su ascensión fue digna de su elevado
carácter. Fue como quien es poderoso en batalla, un vencedor, que llevó
cautiva a la cautividad. Fue escoltado por la hueste celestial, entre
exclamaciones y aclamaciones de alabanza y cánticos celestiales... Todo
el cielo se unió en su recepción. (Manuscrito 134, 1897) (A fin de
conocerle 74).

Allí está el trono, y en derredor el arco iris de la promesa. Allí están los
querubines y los serafines. Los comandantes de las huestes angélicas,
los hijos de Dios, los representantes de los mundos que nunca cayeron,
están congregados. El concilio celestial delante del cual Lucifer había
acusado a Dios y a su Hijo, los representantes de aquellos reinos sin
pecado, sobre los cuales Satanás pensaba establecer su dominio, todos
están allí para dar la bienvenida al Redentor. Sienten impaciencia por
celebrar su triunfo y glorificar a su Rey.

Oí, de parte de los ángeles y de los santos redimidos, exclamaciones de


triunfo que resonaban como diez mil instrumentos músicos, porque ya
no se verían ellos molestados ni tentados por Satanás, y porque los
habitantes de otros mundos quedaban libres de él y de sus tentaciones.
(Primeros Escritos Pág. 290)

Dios le permitió a Satanás desarrollar su carácter, para que pudiera


presentarse ante el universo del cielo, ante los mundos no caídos, y ante
el mundo caído, con sus verdaderos atributos, como un engañador, el
acusador de los hermanos, un asesino de corazón. (Testimonios para los
Ministros Pág. 418).

¿Qué más hacia el tentador?

“Porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los


acusaba día y noche delante de nuestro Dios. U. P. (Apoc. 12:10)

Era un acusador en el cielo. Veamos:


“Aconteció cierto día que vinieron los hijos de Dios (representantes de
otros mundos) para presentarse ante Jehová, y entre ellos vino también
Satanás. Y Jehová preguntó a Satanás: ¿De dónde vienes? Satanás
respondió a Jehová diciendo: De recorrer la tierra y de andar por ella. Y
Jehová preguntó a Satanás: ¿No te has fijado en mi siervo Job, que no
hay otro como él en la tierra: un hombre íntegro y recto, temeroso de
Dios y apartado del mal? Y Satanás respondió a Jehová diciendo: ¿Acaso
teme Job a Dios de balde? ¿Acaso no le has protegido a él, a su familia y
a todo lo que tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y sus
posesiones se han aumentado en la tierra. Pero extiende, por favor, tu
mano y toca todo lo que tiene, ¡y verás si no te maldice en tu misma
cara! (Job 1:6-11).

La primera caída de Satanás fue cuando fue echado del cielo al abismo
oscuro.

Yo imagino ese abismo oscuro que es el espacio vacío y oscuro que está
entre los mundos creados.

SEGUNDA CAÍDA DE SATANÁS.

“Y fue hecha una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles pelearon
contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles pelearon, pero no
prevalecieron, ni fue hallado más el lugar de ellos en el cielo. Y fue
arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama diablo y
Satanás, el cual engaña a todo el mundo. Fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados junto con él. (Versos 7-9).

Es importante analizar estas citas antes de continuar:

Juan esta mencionando a una serpiente antigua que engaña a todo el


mundo. Antigua porque en el momento que fue echado del cielo a la
tierra tenía cuatro mil años de viejo engañando al mundo.

Y fue arrojado a la tierra con sus ángeles porque este fue el único lugar
donde logro engañar al hombre y establecer su reino.

Cuando Lucifer fue echado del cielo no era una serpiente antigua,
estaba comenzando hacer sus planes, y tampoco engañaba al mundo.
Todavía el hombre no había sido creado. Así que no podemos aplicar
esta cita como muchos la aplican de que Satanás fue echado a la tierra
en el momento en que este se revelo contra Dios en los en los cielos.
Esta es la segunda vez que Satanás es echado fuera pero ocurrió en el
momento en que Jesús ascendió a los cielos, veamos las siguientes citas.

Oí una gran voz en el cielo que decía: "¡Ahora ha llegado la salvación y


el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo! Porque
ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba
día y noche delante de nuestro Dios. Por esto, alegraos, oh cielos, y los
que habitáis en ellos. ¡Ay de la tierra y del mar! Porque el diablo ha
descendido a vosotros y tiene grande ira, sabiendo que le queda poco
tiempo."

Y cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la


mujer que había dado a luz al hijo varón. Entonces el dragón se
enfureció contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra los demás
descendientes de ella, quienes guardan los mandamientos de Dios y
tienen el testimonio de Jesucristo”. (Apoc. 12: 7 - 17)

Analicemos Apocalipsis 12: 7-12,

Batalla en el cielo.

Juan presenta ahora brevemente la historia del gran conflicto que hubo
en el cielo entre Satanás y Cristo, desde su origen hasta el momento en
que Cristo triunfó en la cruz (Apoc. 12: 7-9 cf. Col. 2: 14-15), cuando
Satanás fue arrojado definitivamente del cielo a la tierra (Apoc. 12: 10-
12), y el desarrollo de ese conflicto en la tierra hasta el tiempo del fin
(Apoc. 12: 13-16; ver com. Dan. 11: 35). Esta breve reseña queda como
trasfondo de la extensa descripción del desarrollo del conflicto durante
el tiempo del fin, por medio del cual esa lucha finalmente termina con
éxito (Apoc. 12: 17 a 20: 15).

En el cap. 12:9-11 Juan habla más particularmente de la fase del


conflicto librado en el cielo en relación con la muerte de Cristo en la
cruz. En cuanto a la evidencia del contexto que apoya esta conclusión,
ver com. vers. 9.

Aunque el revelador enfoca primordialmente su atención sobre el punto


culminante del conflicto, que tuvo lugar en la cruz, la frase "hubo una
gran batalla en el cielo" también puede entenderse como que se refiere
al tiempo anterior a la creación de la tierra, cuando la hostilidad del
dragón comenzó porque Lucifer aspiraba a ser semejante a Dios (ver
com. Isa. 14: 13-14; Eze. 28: 12-16). En ese tiempo Satanás fue
expulsado del cielo junto con los ángeles que simpatizaban con él (ver 2
Ped. 2:4; Jud. 6). Los ángeles leales no entendieron plenamente
entonces todas las consecuencias que estaban implicadas; pero cuando
Satanás vilmente derramó la sangre de Cristo, quedó completa y
eternamente desenmascarado delante del mundo celestial. Desde ese
momento sus actividades fueron aún más restringidas.

Miguel.

Gr. Mija'l, una transliteración del Heb. mika'el, que significa "¿quién
semejante a Dios?" Miguel es mencionado como "uno de los principales
príncipes" (Dan. 10: 13), como "el gran príncipe" (Dan. 12: 1), y también
como "el arcángel" (Jud. 9). La literatura judía describía a Miguel como el
más encumbrado de los ángeles, el verdadero representante de Dios, y
lo identificaba como el ángel de Jehová (Gén. 18:3; Exo. 3:2). Según,
Miguel fue el ángel que vindicó a Israel contra las acusaciones de
Satanás. Un examen cuidadoso de las referencias bíblicas a Miguel
permite concluir que no es otro sino nuestro bendito Señor y Salvador
Jesucristo ( Dan. 10: 13; Jud. 9).

Sus ángeles.

Es decir, los ángeles leales, los "espíritus ministradores, enviados para


servicio a favor de los que serán herederos de la salvación" (Heb. 1: 14).

Dragón.

Ver com. vers. 3.

Sus ángeles.

Es decir, los ángeles que apoyaron a Satanás en su guerra contra Cristo


(ver com. vers. 4).

verso 8

No prevalecieron.

Como la frase "batalla en el cielo" (vers. 7) puede tener una doble


aplicación cuando se describe tanto el conflicto inicial en el cielo entre
Lucifer y Dios como el que comenzó en la tierra entre Satanás y el Cristo
encarnado, las palabras "no prevalecieron" pueden aplicarse
apropiadamente a ambas etapas del conflicto, pues Satanás no tuvo
éxito en ninguna de las dos.

Ya lugar.
Estas palabras pueden entenderse como una referencia al lugar que una
vez poseyeron u ocuparon, o se les había asignado. Lucifer fue una vez
el querubín "protector" (ver com. Eze. 28: 14), y los ángeles que se
unieron con él en la rebelión ejercían diversas funciones de
responsabilidad. Lucifer y sus ángeles perdieron esas funciones cuando
fueron arrojados del cielo.

verso 9

Fue lanzado fuera.

Satanás y sus ángeles fueron expulsados del cielo en las edades


pasadas (2 Ped. 2: 4), antes de la creación de este mundo. Sin embargo,
parece que hasta el momento del drama de la cruz podía llegar hasta los
seres celestiales, y en un grado limitado, posiblemente como "príncipe
de este mundo" (Juan 12:31; Luc. 4:6), pero no como habitante del cielo,
podía entrar en los recintos celestiales. Esta puede ser, sin embargo, la
expulsión definitiva que ocurrió en la cruz, como lo declaró nuestro
Señor (Juan 12:31-32;). Es evidente por el contexto (vers. 10-13) que
Juan se está refiriendo más específicamente a los sucesos relacionados
con el triunfo de Cristo en la cruz. Pueden notarse los siguientes puntos:

1. La proclamación que hace una "gran voz en el cielo" (vers. 10-12) es


más o menos un paréntesis, cuyo propósito es explicar el significado de
la expulsión de Satanás (vers. 9), en primer lugar a los habitantes del
cielo, y luego a los de esta tierra. Después de este paréntesis
explicatorio, el vers. 13 continúa la narración de las actividades de
Satanás a partir del lugar donde había quedado en el vers. 9. Por
consiguiente, los vers. 10-12 constituyen, principalmente, una
declaración relativa al estado del plan de salvación en el momento en
que Satanás fue "arrojado a la tierra".

2. La primera declaración de la "gran voz" consiste en una serie de


hechos relacionados con el triunfo de Cristo en la cruz sobre Satanás: se
aseguró el plan de la "salvación", se dio "poder" para resistir los
engaños de Satanás, se aseguró el "reino" de Cristo y fue confirmado su
"poder" literalmente "autoridad" de ser el Salvador del hombre, el sumo
sacerdote y rey (Mat. 28:18; CS 558).

3. La razón que se da en Apoc. 12: 10 para esta cuádruple victoria es


muy específica: que "ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros
hermanos", lo cual relaciona claramente lo que se ha hecho con la
expulsión del vers. 9.

4. En el tiempo de la expulsión de los vers. 9-10, 13, "el acusador de


nuestros hermanos" ya los había estado acusando activamente "delante
de nuestro Dios día y noche". Es obvio que esta caída ocurrió después
de que Satanás había estado acusando durante cierto tiempo a "los
hermanos"; por lo tanto, según parece ésta no puede ser la expulsión
original de Satanás, la cual fue, por supuesto, antes de la creación de la
tierra y de Adán y Eva.

5. El vers. 11 declara específicamente que fue "la Sangre del Cordero"


-la muerte de Cristo en la cruz- la que había hecho posible la victoria
sobre "el acusador de nuestros hermanos".

El gran dragón.

Ver com. vers. 3.

Serpiente.

Una referencia a la serpiente que engañó a Eva (Gén. 3: 1).

Antigua.

Gr. arjáios, "antiguo", "viejo", de arj', "principio". "Arcaico" deriva de


arjáios. Cf. Juan 8: 44.

Diablo.

Gr.Diábolos, "calumniador" (ver com. Mat. 4: 1).

Satanás.

Gr. Satanás, transliteración del Heb. Sátan, que significa "adversario"


(Zac. 3: 1).

Engaña.

Gr. PlanáÇ, "hacer errar", "descarriar". "engañar" (Mat. 18: 12).

Mundo.

Gr. oikoumén' "el mundo habitado", de oikéÇ, "morar" (Mat. 4: 8).


A la tierra.

El conflicto en el cielo comenzó debido a los planes para la creación del


hombre. Cuando la tierra fue creada y entregada a Adán, Satanás se
esforzó para hacer que cayera el hombre que acababa de ser creado.
Cuando consiguió que Adán y Eva cayeran, reclamó la posesión de la
tierra (Mat. 4: 8-9); pero lo limitó sus esfuerzos a esta tierra sino que
también tentó a los habitantes de otros mundos. No será sino hasta la
segunda venida de Cristo cuando Satanás será completamente
confinado a esta tierra durante mil años (Apoc. 20: 3).

verso 10

Una gran voz.

Hay gran regocijo en las cortes celestiales por la expulsión de Satanás y


de su hueste.

Ahora ha venido.

El punto crucial de la historia es la cruz (vers. 7, 9). Los habitantes del


cielo bien podían regocijarse porque ahora estaba asegurada la
destrucción de Satanás. Ya antes había sido así en el plan de Dios, pero
ahora los seres celestiales se unían al canto porque habían visto
revelada en el Calvario la malignidad de Satanás contra Cristo.

Salvación.

Gr. sÇt'ría, "liberación", "salvación"; aquí posiblemente "victoria".

Poder.

Gr. dúnamis, "poder", "fuerza". Sin duda se hace referencia a la


manifestación de poder que produjo la caída del dragón.

Reino.

Satanás había pretendido que él era el gobernante legítimo de este


mundo; pero cuando no pudo conseguir que pecara el Hijo de Dios,
quedó asegurado el reino de Cristo.

Su Cristo.

O "su Ungido". Cristo significa "ungido" (ver com. Mat. 1: 1).

El acusador.
Satanás era el acusador de los hermanos en los días del AT (Job 1: 8-12;
Zac. 3:1), y ha continuado desempeñando este papel después de la cruz,
pero en escala limitada (Juan 12:31). Los escritos rabínicos
frecuentemente presentan a Satanás como el gran acusador Exo. 32: 2).

Hermanos.

cap. 6: 11.

Día y noche.

O siempre que se presentaba la oportunidad.

verso 11

Ellos le han vencido.

La mente del profeta está absorta en la contemplación de los que han


sido acusados por el instigador del mal. Piensa en cuánto han sufrido y
en las indignidades a las cuales han sido expuestos. Recuerda cómo
vencieron a pesar de las dificultades, no por su propia fuerza sino "por
medio de la sangre del Cordero".

Por medio de la sangre.

O "en virtud de la sangre", "debido a la sangre". Los santos vencieron a


causa de la victoria del Calvario. En cuanto al significado de la "sangre",
(Apoc. 1: 5; com. Rom. 5: 9).

Cordero.

Ver com. Juan 1: 29.

De la palabra.

"A causa de la palabra", o "debido a la palabra".

Del testimonio.

Es decir, su testimonio personal respecto a Jesús y el Evangelio.

Menospreciaron sus vidas. ¡Qué fidelidad! Preferían morir antes que


desobedecer a Dios. (Juan 12: 25).

verso 12

Alegraos, cielos.
Había regocijo en el cielo porque los ángeles y los habitantes de otros
mundos sabían que Satanás estaba condenado por la victoria de Cristo
en el Calvario.

¡Ay!

Para la iglesia aún habría persecución, por eso sus miembros no podían
regocijarse todavía.

Gran ira.

El diablo está airado por su derrota. En vez de sentir remordimiento y


pesar por el mal, se sumerge cada vez más profundamente en la
iniquidad; sigue adelante con una malignidad intensificada y renovada
en sus esfuerzos por perseguir a la iglesia del Dios viviente. (1 Ped. 5: 8)

Poco.

Gr. olígos, "poco", "pequeño", "escaso", cuando se refiere a un número,


cantidad o tamaño; "corto", cuando se refiere a tiempo. Olígos es un
término relativo; describe aquello a que se refiere según el sentido del
contexto. Olígos se usa para referirse a "unos pocos pececillos" en el
relato de la alimentación de los 4.000, en comparación con la cantidad
que habría sido necesaria para alimentar a esa multitud (Mat. 15: 34). El
número de los que hallan el camino de la vida son "pocos" (olídos),
comparado con el número de los que escogen el camino de la
destrucción (Mat. 7: 14). Jesús puso sus manos sobre "pocos" (olídos)
enfermos, en comparación con el número de los que podrían haber sido
sanados si no hubiera habido tanta incredulidad (Mar. 6: 5).

Olígos se usa ocho veces en el NT con referencia al tiempo. En cinco


casos el tiempo está implícito en la palabra (Mar. 6: 31; Sant. 4: 14; 1
Ped. 1: 6; 5: 10; Apoc. 17: 10); en tres casos, el tiempo se expresa
mediante una palabra modificada por olígos (Hech. 14: 28 dice
literalmente "no poco tiempo"; Heb. 12: 10; Apoc. 12: 12). La duración
del tiempo expresada por olígos depende de aquello con lo cual se
compara; por ejemplo, el reposo descrito en Mar. 6: 31 que durará
olígos, probablemente continuó sólo por pocos días, o a lo sumo pocas
semanas. Pero en Sant. 4: 14 olígos describe la duración de la vida de un
hombre. En Apoc. 12:1 2 olígos define el período desde la expulsión de
Satanás cuando Cristo fue crucificado (ver com. "Fue lanzado fuera"),
hasta el fin de la tiranía de Satanás sobre los habitantes de la tierra.
Este período se describe como olígos en comparación con el lapso de
más de 4.000 años que transcurrieron antes de la crucifixión.

Puede parecer que los 2.000 años que han transcurrido desde la
crucifixión, durante los cuales Satanás ha estado trabajando
activamente contra la iglesia, no es "poco tiempo", ya sea en sentido
absoluto o cuando se compara con los 4.000 años que precedieron a la
crucifixión; sin embargo, esta expresión debe entenderse dentro del
contexto de todo el contenido del libro de Apocalipsis, que presenta la
segunda venida de Cristo como cercana (cap. 1: 1; cap. 22: 20). Si Jesús
viene "presto", entonces el tiempo que Satanás tiene para obrar es
"poco". cap. 17: 10.

"TERCERA CAÍDA DE SATANÁS"

La tercera caída de Satanás surgirá en la segunda venida de Jesús a


este mundo.

Vi a un ángel que descendía del cielo y que tenía en su mano la llave del
abismo y una gran cadena.

El prendió al dragón, aquella serpiente antigua quien es el diablo y


Satanás, y le ató por mil años.

Lo arrojó al abismo y lo cerró, y lo selló sobre él para que no engañase


más a las naciones, hasta que se cumpliesen los mil años. Después de
esto, es necesario que sea desatado por un poco de tiempo. (Apoc. 20:
1-3)

Aquí es donde, con sus malos ángeles, Satanás hará su morada durante
mil años. Limitado a la tierra, no podrá ir a otros mundos para tentar e
incomodar a los que nunca cayeron. En este sentido es cómo está atado:
no queda nadie en quien pueda ejercer su poder. Le es del todo
imposible seguir en la obra de engaño y ruina que por tantos siglos fue
su único deleite.

El profeta Isaías, mirando hacia lo por venir, ve en lontananza el tiempo


en que Satanás será derrocado, y exclama: "¡Cómo caíste de los cielos,
oh Lucero, hijo de la aurora! ¡Has sido derribado por tierra, tú que
abatiste las naciones! . . . Tú eres aquel que dijiste en tu corazón: ¡Al
cielo subiré; sobre las estrellas de Dios ensalzaré mi trono!" "¡Seré
semejante al Altísimo! ¡Pero ciertamente al infierno serás abatido, a los
lados del hoyo! Los que te vieren clavarán en ti la vista, y de ti se
cerciorarán, diciendo: ¿Es éste el varón que hizo temblar la tierra, que
sacudió los reinos; que convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus
ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a
casa?" (Isaías 14: 12-17, V.M.)

Durante seis mil años, la obra de rebelión de Satanás "hizo temblar la


tierra." El "convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y
a sus prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a casa." Durante
seis mil años, su prisión [la tumba] ha recibido al pueblo de Dios, y lo
habría tenido cautivo para siempre, si Cristo no hubiese roto sus
cadenas y libertado a los que tenía presos.

Hasta los malos se encuentran ahora fuera del poder de Satanás; y


queda solo con sus perversos ángeles para darse cuenta de los efectos
de la maldición originada por el pecado. "Los reyes de las naciones, sí,
todos ellos yacen con gloria cada cual en su propia casa [el sepulcro];
¡más tú, arrojado estás fuera de tu sepulcro, como un retoño
despreciado! . . . No serás unido con ellos en sepultura; porque has
destruido tu tierra, has hecho perecer a tu pueblo." (Vers. 18-20.)

Durante mil años, Satanás andará errante de un lado para otro en la


tierra desolada, considerando los resultados de su rebelión contra la ley
de Dios. Todo este tiempo, padece intensamente. Desde su caída, su
vida de actividad continua sofocó en él la reflexión; pero ahora,
despojado de su poder, no puede menos que contemplar el papel que
desempeñó desde que se rebeló por primera vez contra el gobierno del
cielo, mientras que, tembloroso y aterrorizado, espera el terrible
porvenir en que habrá de expiar todo el mal que ha hecho y ser
castigado por los pecados que ha hecho cometer.

CUARTA CAÍDA DE SATANÁS

La cuarta caída de Satanás será después los milenios y la segunda


resurrección de los impíos.

7- Cuando se cumplan los mil años, Satanás será soltado de su prisión

8- y saldrá para engañar a las naciones que están sobre los cuatro
puntos cardinales de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de congregarlos
para la batalla. El número de ellos es como la arena del mar.

9- Y subieron sobre lo ancho de la tierra y rodearon el campamento de


los santos y la ciudad amada, y descendió fuego del cielo y los devoró.
10 -Y el diablo que los engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre,
donde también están la bestia y el falso profeta, y serán atormentados
día y noche por los siglos de los siglos. (Apoc. 20: 7-10)

Fuego del cielo

Entonces se cumplieron las palabras del profeta: "Porque Jehová está


airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de
ellas; las destruirá y las entregará al matadero" (Isa. 34: 2). "Sobre los
malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será la
porción del cáliz de ellos" (Sal. 11: 6).

Descendió fuego del cielo. La tierra se resquebrajó. Aparecieron las


armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras
irrumpieron de los abismos. Hasta las rocas ardieron. Había llegado el
día "ardiente como un horno" (Mal. 4: 1).

Los elementos se fundieron por el calor, y también se quemaron la tierra


y las obras que había en ella. (2 Ped. 3: 10.) El fuego de Tofet estaba
preparado para el rey, el jefe de la rebelión; su pira era profunda y
ancha, y "el soplo de Jehová, como torrente de azufre, la enciende" (Isa.
30: 33). La superficie de la tierra parecía una masa fundida, un vasto e
hirviente lago de fuego.

Era el momento del juicio y la perdición de los hombres impíos, "es día
de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sión" (Isa.
34: 8).

Los impíos recibieron su recompensa en la tierra. "Serán estopa; aquel


día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Mal. 4: 1).
Algunos fueron destruidos en un momento, mientras que otros sufrieron
muchos días. Todos fueron castigados según sus acciones. Los pecados
de los justos fueron transferidos a Satanás, el originador del mal, quien
debió sufrir su castigo.* Tuvo que sufrir entonces, no solamente por su
propia rebelión, sino por todos los pecados que hizo cometer a los hijos
de Dios. Su castigo, entonces, será mucho mayor que el de aquellos a
quienes engañó. Después que perezcan todos los que cayeron por causa
de sus engaños, deberá seguir viviendo y sufriendo. Las llamas
purificadoras finalmente destruyeron a los impíos, raíz y ramas, Satanás
la raíz, sus seguidores las ramas.

La justicia de Dios fue satisfecha, y los santos y toda la hueste angélica


dijeron en alta voz. "¡Amén!"
Mientras la tierra quedará envuelta por el fuego de la venganza de Dios,
los justos morarán seguros en la Santa Ciudad. Para los que tuvieron
parte en la primera resurrección, la segunda muerte no tendrá poder
alguno. (Apoc. 20: 6.) Mientras Dios será para los impíos un fuego
consumidor, para su pueblo será un sol y un escudo.

"¿Cuál era el significado y propósito de las ‘tentaciones’ de Jesús?"

Respuesta: Después de Su bautismo. Jesús “… fue llevado por el Espíritu


en el desierto por cuarenta días, siendo tentado por el diablo…” (Lucas
4:1-2). Las tres tentaciones en el desierto fueron un intento por seducir
la lealtad de Jesús a Dios y rendirla a Satanás. Vemos una tentación
similar en Mateo 16:21-23 donde Satanás, a través de Pedro, intenta que
Jesús renuncie a la cruz para la que fue destinado. Lucas 4:13 nos dice
que después de las tentaciones en el desierto, Satanás “…se alejó de Él
esperando un tiempo oportuno.” Lo que parece indicar que Jesús
posteriormente fue tentado por Satanás, aunque los siguientes
incidentes no quedaron registrados. El punto importante es que, a pesar
de las varias tentaciones, Él jamás pecó.

Es claro que Dios tenía un propósito al permitir que Jesús fuera tentado
en el desierto, de acuerdo a la declaración de “fue llevado por el Espíritu
en el desierto”. Un propósito era asegurarnos que tenemos un Sumo
Sacerdote quien es capaz de compadecerse de todas nuestras
debilidades (Hebreos 4:15) porque Él fue tentado en todas las áreas, al
igual que nosotros somos tentados. La naturaleza humana de nuestro
Señor, le permite que Él pueda compadecerse de nuestras debilidades,
porque Él también fue sometido a debilidad. “Pues en cuanto Él mismo
fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son
tentados.” (Hebreos 2:18). La palabra griega traducida aquí como
“tentado” significa “poner a prueba.” Así que, cuando somos puestos a
prueba y atribulados por las circunstancias de la vida, podemos asegurar
que Jesús comprende y se compadece como alguien que ha pasado por
las mismas pruebas.
Las tentaciones de Jesús siguen tres patrones que son comunes para
todos los hombres: La primera tentación tiene que ver con los deseos de
la carne (Mateo 4:3-4), lo cual incluye toda clase de deseos físicos.
Nuestro Señor estaba hambriento, y el diablo lo tentó a convertir las
piedras en panes, pero Él respondió citando Deuteronomio 8:3. La
segunda tentación fue concerniente al orgullo de la vida (Mateo 4:5-7), y
aquí el diablo trató de usar un pasaje de la Escritura contra Él (Salmo
91:11-2) pero el Señor nuevamente respondió con la Escritura de
manera opuesta (Deuteronomio 6:16), declarando que sería un error que
Él abusara de Sus propios poderes.

La tercera tentación es respecto al deseo de los ojos (Mateo 4:8-10), y si


hubiera una ruta rápida por la que el Mesías pudiera cumplir su misión
evitando la pasión y crucifixión para lo que Él originalmente vino, sería
ésta. El diablo ya tenía control sobre los reinos del mundo (Efesios 2:2),
pero estaba listo para cederle todo a Cristo a cambio de Su lealtad. El
solo pensarlo casi causa que la divina naturaleza del Señor se
estremeciera, y Él contesta bruscamente, “AL SEÑOR TU DIOS
ADORARÁS, Y SOLO A ÉL SERVIRÁS.” (Mateo 4:10; Deuteronomio 6:13).

Hay muchas tentaciones en las que caemos porque nuestra carne es


débil por naturaleza, pero “fiel es Dios, que no permitirá que vosotros
seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la
tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis
resistirla.” (1 Corintios 10:13). Por tanto podemos obtener la victoria y
agradecerle a Dios por librarnos de la tentación. La experiencia de Jesús
en el desierto, nos ayuda a ver estas tentaciones comunes que nos
impiden servirle a Dios eficazmente.

Más aún, de las respuestas de Jesús a las tentaciones, aprendemos


exactamente cómo debemos responder – con la Escritura. Las fuerzas
del mal vienen a nosotros con miríadas de tentaciones, pero todas ellas
contienen las mismas tres cosas en su esencia: la pasión de la carne, la
pasión de los ojos y la arrogancia de la vida (1 Juan 2:16). Solo podemos
reconocer y combatir estas tentaciones, saturando nuestros corazones y
nuestras mentes con la verdad. La armadura del soldado cristiano en la
batalla espiritual, incluye solo una arma ofensiva, la espada del Espíritu,
la cual es la Palabra de Dios (Efesios 6:17). El conocer la Biblia
íntimamente pondrá la espada del espíritu en nuestras manos y nos
permitirá salir victoriosos de las tentaciones.

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