Tema Iv Particion
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CLASES DE PARTICION
MEDIDAS PREVENTIVAS
El Partidor
Partir los bienes del acervo hereditario y además hacer las adjudicaciones a
los fines de llevar acabo la partición, el partidor podrá ordenar levantamientos
topográficos, mandar a efectuar o realizar peritajes y cualquier otro trabajo que
sea necesario para cumplir su misión. Como todo funcionario será designado por
las partes, deberá prestar juramento, el Juez le fijará un término para que el
partidor presente el documento de partición, este término podrá prorrogarse por
una sola vez. Podríamos decir que el partidor es un arbitro.
Documento de Partición
Hay que tener en cuenta que es necesaria la aprobación del tribunal cuando
se trata de incapaces.
Si la partición no es objeto de oposición esta debe ser homologada.
a.) Reparos Leves
b.) Reparos Graves
a.) Reparos Leves
b.) Reparos Graves
Artículo 787 del CPC en concordancia con el artículo 1120 del CC. Son
aquellos que suponen una lesión que exceda del cuarto de la parte del objetante
de la partición. Este reparo requiere entonces de un tratamiento distinto
presentado el mismo, el Juez ordenará a las partes que efectúen una reunión
haber si allí llegan a un arreglo con respecto al reparo, si no es así, el Juez
decidirá dentro de los diez días siguientes y de esta decisión se oirá la apelación
en ambos efectos. Homologada la partición deberá registrarse a fin de que surta
efectos frente a terceros.
PARTICION AMIGABLE
“… El juicio de partición está conformado por dos fases o etapas: una, que se
tramita por el procedimiento del juicio ordinario y, la otra, que es la partición
propiamente dicha.-
Aún cuando este proceso debe promoverse por los trámites del juicio ordinario, sin
embargo, esta vía solo se abre si hubiere oposición a la partición o se discutiera el
carácter o la cuota de los interesados. En el caso de que se contradiga la
demanda, el proceso continuará su curso hasta dictarse sentencia definitiva y el
supuesto de que ello no ocurriera comenzarán a practicarse las actuaciones
necesarias para el nombramiento del partidor, fase esta en la que se ejecutarán
las diligencias de determinación, valoración y distribución de los bienes…”.
Del contenido de las normas transcritas y la sentencia parcialmente aludida, se
puede colegir, que el juicio de partición se ve caracterizado por dos etapas bien
determinadas inequívocamente por el legislador, cuyos aspectos lo distingue el
acto de contestación de la demanda, y cada una tiene aspectos que la distinguen,
a saber:
1) Contestación sin oposición a la partición; en este primer supuesto, si no se
presenta oposición a la partición con respecto a algún o algunos bienes, o
discusión sobre el carácter o cuota de los comuneros, a los términos que se
planteó la partición en el correspondiente libelo, y la partición estuviere
fundamentada en instrumento fehaciente que acredite la comunidad, el Tribunal
declarará con lugar la partición, y en consecuencia, emplazará a las partes para el
nombramiento del partidor; en el décimo día siguientes, y estos casos no procede
recurso alguno.
2) Contestación con oposición a la partición, la cual puede ser total y parcial, que
recaiga sobre en algún o algunos bienes, o discusión sobre el carácter o cuota de
los comuneros, en los términos que se planteó la partición en el correspondiente
libelo, aun cuando no estuviere fundamentada en instrumento fehaciente que
acredite la comunidad, el Tribunal, con respecto a los bienes, carácter o cuota no
discutidas, declarará con lugar la partición, y en consecuencia emplazará a las
partes para el nombramiento del partidor; en el décimo día siguientes, y estos
casos no procede recurso alguno, y con respecto a la contradicción u oposición
continuará su sustanciación, por los mismos tramites del procedimiento ordinario
con el cual inicio, en cuaderno separado, a los fines de resolver sobre la partición
y nombramiento del partidor, contra las decisiones que se produzcan en esta
segunda hipótesis, se conceden tanto el recurso subjetivo procesal de apelación
como el extraordinario de casación. Este ha sido el criterio sostenido en forma
reiterada por nuestro Máximo Tribunal. Así se establece.
Entonces, llegada la oportunidad procesal para hacer oposición y los interesados
no la efectúan, ni discutan sobre el carácter o cuota de los interesados, se
entiende que están de acuerdo con los términos en que se demandó la partición;
en otras palabras, al no hacerse oposición, ni haber discusión sobre el carácter o
cuota de los interesados, no hay controversia, por lo que ante este supuesto el
legislador le dio facultades al juez para proferir un pronunciamiento, mediante el
cual declare procedente la partición, emplazando a las partes para que nombren
partidor, en el término señalado en el artículo 778 de la ley adjetiva procesal.
El contenido de esta norma rectora del procedimiento de partición (778 C.P.C), no
ofrece ninguna duda, el legislador le da a los interesados la oportunidad procesal
para que discutan los términos de la partición demandada, bien sea haciendo
oposición o discutiendo sobre el carácter o cuota de los interesados. Si los
interesados no hacen uso de este medio de defensa o lo ejercen
extemporáneamente o inequívocamente, no hay controversia, no hay discusión y
el Juez debe considerar declarar con lugar la partición por no haber objeciones
relacionadas con los supuestos indicados por la Ley.
En el caso de marras, se tiene que la parte demandada compareció dentro del
lapso para dar contestación a la demanda, en la oportunidad procesal prevista
para ello, dimanándose que, sobre los hechos alegados y el derecho invocado por
el demandante en el escrito libelar, presentó escrito de cuestiones previas
conforme el artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, las cuales por la
naturaleza del juicio de partición, resultaron inadmisibles, asimismo se evidencia
que la parte demandada no realizó oportunamente acción alguna que exprese con
claridad si conviene, contradice en todo o en parte, ni alegando razones, ni
excepciones que creyera conveniente, resultando posible verificar tanto del escrito
que presentó la parte demandada, que no existe oposición total o parcial sobre las
plusvalía que ganó el inmueble en el cual tenia fijada el domicilio conyugal con el
demandante, ni discusión sobre el carácter o cuota que corresponde a los
comuneros.
No obstante, la parte demandante solicita la partición de la plusvalía generada
sobre un bien inmueble del cual es propietario del 50%, adquirido antes del
matrimonio, y en ese sentido los artículos 148, 149, 151 y 163 del Código Civil
expresan:
“…(…)
Artículo 148. Entre marido y mujer, si no hubiere convención en contrario, son
comunes, de por mitad, las ganancias o beneficios que se obtengan durante el
matrimonio.
Artículo 149. Esta comunidad de los bienes gananciales comienza precisamente el
día de la celebración del matrimonio; cualquiera estipulación contraria será nula.
Artículo 151. Son bienes propios de los cónyuges los que pertenecen al marido y a
la mujer al tiempo de contraer matrimonio, y los que durante éste adquieran por
donación, herencia, legado o por cualquier otro Título lucrativo. Son también
propios los bienes derivados de las acciones naturales y la plusvalía de dichos
bienes, los tesoros, bienes muebles abandonados que hallare alguno de los
cónyuges, así como los vestidos, joyas y otros enseres u objetos de uso personal
o exclusivo de la mujer o el marido
Artículo 163. El aumento de valor por mejoras hechas en los bienes propios de los
cónyuges, con dinero de la comunidad, o por industria de los cónyuges, pertenece
a la comunidad…”
En este orden de ideas, el autor EMILIO CALVO BACA, en su obra Código Civil
Venezolano comentado, en relación con la comunidad de bienes, expresa:
“… Para Escriche, es la ‘sociedad que por disposición expresa de la Ley, existe
entre marido y mujer desde el momento de la celebración del matrimonio hasta su
disolución, en virtud del cual se hacen comunes de ambos los bienes gananciales,
de modo que después se partan por mitad entre ellos o sus herederos, aunque el
uno hubiese traído más capital que el otro’.
‘La comunidad conyugal es una sociedad universal de ganancias’, éste es el
concepto de nuestro legislador, puesto que el Código Civil en su Art. 1650 al
prohibir expresamente toda sociedad a título universal exceptúa de este
prohibición de la sociedad de ganancias entre cónyuges. La comunidad de bienes
o comunidad conyugal es régimen supletorio de la voluntad de los contrayentes,
por disposición del Art. 148.
Régimen de Gananciales. Indicamos que entre los ‘efectos del matrimonio’ está
también su régimen patrimonial, o sea el conjunto de normas referentes al
patrimonio de cada cónyuge, anterior a la celebración del matrimonio; el destino
de los bienes adquiridos durante el matrimonio o los adquiridos en ese mismo
periodo por uno solo de los esposos; con cuales bienes se han de solventar las
cargas del matrimonio y el destino de dichos bienes, una vez disuelta la sociedad
conyugal.
En doctrina se han planteado diferentes sistemas y el adoptado por nuestra ley se
llama régimen de gananciales o comunidad de gananciales, o sea que por la
celebración del matrimonio se constituye entre marido y mujer una sociedad en
que puede haber bienes propios de cada cónyuge y bienes comunes. Ninguno de
los cónyuges puede renunciar a esta sociedad ni a sus efectos.
Los esposos no pueden convenir un régimen distinto al fijado por la ley, por ser
éste de orden público…”
De las norman transcrita se puede colegir el régimen jurídico que ha de aplicarse a
los bienes habidos durante y hasta la disolución del matrimonio, y en ese sentido
se infiere que los derechos de propiedad sobre el 50% el bien inmueble, respecto
del cual se pretende la plusvalía, fue adquirido antes del matrimonio en el año
1.989, es decir, que pertenece únicamente al cónyuge que lo obtuvo, lo cual se
desprende de la propia afirmación del demandante y se corrobora de la copia
simple de la certificación de gravamen. Así se establece.
En virtud de los razonamientos anteriores, se puede concluir que el 50% de los
derechos sobre el bien inmueble respecto del cual se plantea la plusvalía,
corresponde al demandante y no a la comunidad conyugal que existe entre el
demandante y la demandada, lo cual es suficiente y fehaciente elemento de
convicción que lleve al Juzgador a concluir que no existe plusvalía respecto de la
cual deba procederse a la partición y liquidación conforme a lo estatuido en el
articulo 168 del Código Civil, lo cual debe realizarse conforme a las reglas
comunes dispuestas en el Libro Primero, Capitulo XI del Código Civil, en una
proporción correspondiente, y en consecuencia, debe forzosamente declararse sin
lugar la demanda de partición. Así se decide.
http://caracas.tsj.gov.ve/DECISIONES/2013/AGOSTO/2116-13-AP11-V-2013-
000213-.HTML