Que Es La Violencia
Que Es La Violencia
Que Es La Violencia
para lograr objetivos que van contra la voluntad del violentado o víctima. Pero la violencia puede
proyectarse no solo contra personas, sino contra animales (crueldad hacia los animales), plantas,
objetos artísticos o religiosos (iconoclastia) o no y entornos naturales o medioambientales
(contaminación ambiental). Puede incitarse con diversos estímulos y puede manifestarse también
de múltiples maneras asociada igualmente a los variados procedimientos de la humillación, la
amenaza, el rechazo, el acoso o las agresiones verbales, emocionales, morales o físicas. La
consecuencia puede ser y es casi en todos los casos la lesión o destrucción en parte o en todo de
un ser o grupo humano, por un lado; de un animal o de una especie natural, por otro; o de
objetos, bienes y propiedades raramente propios y más frecuentemente ajenos o comunes.
Aparte de la violencia física, hay que mencionar también la violencia emocional independiente o
que la suele acompañar, según la índole de la agresión. Es el daño en forma de desconfianza o
miedo sobre el que se construyen algunas relaciones interpersonales insanas y se halla en el
origen de problemas en las relaciones grupales bajo formas como la polarización, el resentimiento,
el odio, etcétera; algo que, a su vez, ocultan, disimulan y potencian las redes sociales en la
tecnológica sociedad moderna.
Otro aspecto de la violencia para tener en cuenta es que no necesariamente se trata de algo
consumado y confirmado; la violencia puede manifestarse también como una amenaza latente,
sostenida y constante en el tiempo, que causa, sin embargo, daños psicológicos severos en
quienes la padecen, así como repercusiones negativas sobre la sociedad. Pues, en efecto, la
violencia posee también un componente social.
En otro orden de cosas, cuando la violencia es la expresión contingente de algún conflicto social,
puede darse de manera espontánea sin una planificación previa minuciosa. La violencia puede
además ser encubierta o abierta; estructural o individual.
Origen
La violencia generada por los seres humanos ha sido estudiada desde muy antiguo; hay dos teorías
modernas de sesgo evolucionista, la hipótesis del cazador, mayoritaria, y la del mono asesino de
Raymond Dart y Robert Ardrey. Pero desde el punto de vista de la antropología cultural, al menos
para el antropólogo René Girard (La violencia y lo sagrado, 1972) la violencia es consecuencia de
un proceso de mímesis social que termina disfrazándose como mito religioso pagano. La produce
un deseo que no se dirige al bien, sino hacia aquello que desea el otro y solo puede tener él,
porque no es divisible. Posee, pues, tres elementos: el uno, el otro y lo que desea el otro. La
evolución de este deseo, en el deseo de todos contra todos, acaba por destruir ese tercer
elemento a fin de salvar la sociedad y lo que sí podemos compartir. Eso produce una rivalidad,
competencia o envidia y una violencia dañina de la que la sociedad solo se libera mediante el uso
del llamado chivo expiatorio o víctima injusta-inocente, que luego es divinizada o mitificada para
disimular el violento fundamento social y político de la comunidad. El sacrificio expiatorio es el
fundamento violento de todas las religiones paganas con una finalidad sociopolítica; pero en el
caso del cristianismo, sin embargo, se invierte este fundamento mediante el amor y el
autosacrificio: ya no se adopta la perspectiva de la sociedad, sino la de la víctima del sacrificio: es
una religión sin violencia.8
Girard propone una lectura del Edipo rey sofocleo desde esa clave hermenéutica. La desgracia
tebana aparece representada por la peste (símbolo, según la interpretación propuesta, de una
reciprocidad violenta que se adueña del todo social), pero la culpa es transferida a las faltas
individualizadas (parricidio e incesto) de Edipo, convertido en chivo expiatorio. A Creonte y Tiresias
les corresponde el papel de acusadores; su éxito logra que el bellum omnium contra omnes dé
paso al todos contra uno, cuyo odio unánime restablece el vínculo comunitario y permite, en
consecuencia, eludir la anomia que resultaría del enfrentamiento generalizado9
Pero Girard generaliza el mecanismo victimario: no solo es fundamento de la religión, sino que de
él surge el proceso de hominización, la cultura y las instituciones; todos los mitos contendrían un
linchamiento fundador escondido.
Tipologías
Violencia representada en el teatro
Según Johan Galtung, existen diferentes tipos de violencia: directa, estructural y cultural. Puede
ser ejercida contra otros, pero también autoinfligida (autolesiones, suicidio). Además, se considera
como tal cualquier forma de ella que lesione o sea susceptible de dañar la dignidad, honor,
integridad o libertad de las personas. Puede presentarse prácticamente en cualquier ámbito: en la
pareja, familia, escuela, trabajo, comunidad o instituciones y puede llegar en último extremo a la
muerte. La violencia puede ser:
Física. Cuando se ejerce contra el cuerpo de otros seres humanos, animales o cosas.
La violencia intelectual es tal vez, por ello, la más peligrosa a largo plazo, pudiendo acarrear
incluso genocidios. Otras formas de violencia intelectual consisten en enmascararla
superficialmente con estrategias de rebranding, por ejemplo los llamados «lavados de cara»
(pinkwashing, purplewashing, redwashing, greenwashing...)
Los muchos tipos de violencia distinguibles varían (y sus definiciones) según las épocas, los lugares,
los medios, las culturas, los ordenamientos legales, las distintas evoluciones sociales y
tecnológicas, etcétera.
Violencia interpersonal
Es la conducta de dominio o asertividad que emplea la fuerza física (golpes, violación, tortura…),
verbal o psicológica (injurias, doble vínculo, hostigamiento, acoso, estrés, gaslighting, privación de
derechos humanos y jurídicos o libertad, abuso de posición dominante…). Estos comportamientos
pueden ser conscientes o no. Esta categoría incluye la violencia de pareja, violencia en el noviazgo,
violencia contra la mujer, violencia contra el varón, violencia doméstica contra el varón, violencia
psicológica en la pareja, la violencia doméstica, de género, de padres a hijos (y viceversa), así como
diferentes formas de adoctrinamiento; las violencias externas son las cometidas en el contexto
laboral por parte de elementos externos a su organización (clientes, usuarios, alumnos...). En
efecto, parece ser que los trabajos en que se trata con gente en forma directa suelen ser
especialmente duros psicológicamente y más expuestos a este tipo de violencia (sanidad,
periodismo, enseñanza, policía...).
Violencia de Estado
Desde antiguo se constata la preferencia del mal menor sobre el bien y la utopía para gobernar,
doctrina conocida como razón de Estado y sostenida desde El Príncipe de Maquiavelo. Los Estados
practican discretamente o reivindican, según la célebre definición de Max Weber, un «monopolio
de la violencia legítima», para ejecutar las decisiones judiciales, asegurar el orden público o, en
caso de guerra o riesgo de guerra (se intenta entonces legitimarla con las doctrinas de la «guerra
justa»). Esta última puede degenerar en terrorismo de Estado u otras formas de violencia más
extremas como el genocidio. El periodista Dan Rather dijo al respecto: «Si matas a un hombre, te
envían a la silla eléctrica; si matas a diez, te llaman asesino en serie y ruedan una película; y si
matas a cien mil, te invitan a Ginebra, a negociar». Y Stalin: «La muerte de un hombre es una
tragedia; la de cien mil, una estadística». Véase banalidad del mal.
También puede considerarse como violencia de Estado cuando se trata de un Estado fallido,
porque en esas condiciones, según Abel Pérez Rojas, los ciudadanos tratan de «sobrevivir y
humanizarse, individual y colectivamente, en contextos dominados por la descomposición y el
desmembramiento del tejido social».11
También se ha usado la violencia como método educativo para niños, esto es, correctivo, en forma
de castigo corporal en mayor o menor grado desde la más remota antigüedad en el ámbito
escolar, familiar e incluso militar. Michel Foucault ha sido el filósofo moderno que más ha
estudiado este tipo de represión, por ejemplo, en Vigilar y castigar / Surveiller et Punir (1975).
Fustigar y azotar a los alumnos y a los marinos díscolos ajenos a la disciplina y la autoridad ha sido
una costumbre habitual entre los británicos hasta bien avanzado el siglo XIX (en Francia se abolió
en 1845), aunque también había asociaciones opuestas a estos procedimientos en Gran Bretaña,
como la Liga Humanitaria, creada en 1891 y disuelta en 1919 a causa de la oposición general al
pacifismo de entonces. Existen otro tipo de castigos más saludables y que cumplen con el fin de
corregir mucho mejor, siempre que cumplan tres puntos: la norma debe ser previa y conocida y el
castigo debe ser proporcionado e inmediato, no diferido. Por otra parte existen técnicas de
corrección como el compromiso, la sobrecorrección (rehacer lo malhecho), la saciación, la
negociación o los sistemas de recompensas y puntos.12
Un estudio de Unicef recogía en 2014 que el 80 % de los niños del mundo de entre 2 y 14 años ha
recibido algún tipo de castigo físico.13 Miles de trabajos en el área de la psicología han llegado al
muy amplio consenso de que el castigo físico «pone a los niños en riesgo de sufrir daños físicos y
emocionales, así como problemas de salud mental, de conducta y cognitivos»;14 de hecho, se ha
demostrado que el castigo es contraproducente e incrementa las conductas no deseadas, no tanto
a corto como a largo plazo: la violencia genera violencia;15 en 1989 la ONU prohibió los castigos
corporales a los niños por medio de la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por 192
países, pero no por EE. UU. y Somalia;16 por otra parte, la ceguera de los docentes ante las
conductas de acoso y bullying entre alumnos es también un tipo de violencia por omisión. Resulta
curioso que en la modernidad muchas veces la violencia escolar se haya invertido y se ejerza
contra los propios docentes. En el seno de la educación familiar, se comprueba también que la
orfandad (ausencia de padres) o la violencia contra los hijos genera a la larga efectos
insatisfactorios; grandes genocidas de la historia han tenido casi siempre padres abusadores,
alcohólicos y siempre violentos: Mao Zedong, Stalin, Hitler, Francisco Franco, y más a pequeña
escala, numerosos asesinos en serie o delincuentes de menor fuste.
La castración estuvo de moda en algunos países de ideología totalitaria no solo por eugenesia, sino
por movedizos criterios morales y correctivos en forma de castración química de homosexuales,
que padecieron incluso lumbreras como Alan Turing; durante un tiempo estuvo de moda evitar la
epilepsia y algunas otras enfermedades mentales con lobotomías que dejaban reducido al
enfermo a un estado vegetal más cómodo para sus familiares y cuidadores. La sharia autoriza el
uso de castigos corporales a través de hadices o declaraciones de Mahoma, el Profeta, en el islam:
«¡Que Alá se apiade del hombre, que cuelga el zurriago en casa y lo usa para educar a su mujer!»,
dice Abdulá bin Dinar, citado por Al-Zamajari, quien a su vez evoca el famoso hadiz «cuelga el
zurriago donde tu mujer pueda verlo», que transmite Al-Bujari. En el islam es habitual el uso de
procedimientos violentos de castigo como el fustigamiento, la violación punitiva o cortar la mano
a los ladrones, o se recurre a procedimientos de ejecución como la lapidación, o arrojar desde un
balcón o encerrar en vida en el caso de las lesbianas. Inversamente, a veces esta violencia
correctora es autoinfligida y verdaderamente educativa cuando se trata de una forma de expiación
religiosa o penitencia.
Violencia criminal
El crimen espontáneo u organizado, puede tener unas causas sociales y económicas (anomia,
pobreza, exclusión social) o psicológicas (paranoia, esquizofrenia, etc.). Se manifiesta en formas
penalizadas por la ley como la violación y el asesinato, entre muchas otras. Esta forma de violencia
constituye según algunos autores el anverso de una violencia estática y/o simbólica. Sus causas
identificadas son el urbanismo, los conflictos (violencia institucional, estructural, sistémica,
patronal, interpersonal…); la pobreza y las desigualdades.
Violencia política
Agrupa todos los actos violentos por parte del Estado (véase antes violencia de Estado) o de sus
súbditos contra él que sus autores legitiman en nombre de un objetivo político (revolución,
resistencia a la opresión, derecho a la insurrección, tiranicidio, «causa justa», terrorismo...). En su
forma intelectual consiste en distintos tipos de mentira, propaganda y manipulación. Ciertas
formas de respuesta violenta pero proporcionadas (y de resistencia o servicio al restablecimiento
del Estado de derecho), cuando otras soluciones no son ya posibles son corrientemente admitidas
por la moral, por el derecho y por la doctrina de los derechos del hombre; en caso de legítima
defensa, por ejemplo, o de estado de necesidad, o en caso de resistencia a la opresión de un
tirano.
Violencia simbólica
Es la tesis de Pierre Bourdieu, quien designa numerosas variedades de violencias: verbal (eventual
primera etapa antes de pasar al hecho); o invisible, institucional: es también la violencia
estructural (Johan Galtung) cara a la cual los individuos parecen impotentes. Esta última designa
numerosos fenómenos diferentes que favorecen el dominio de un grupo sobre otro y la
estigmatización de pueblos, y puede conducir hasta la creación de un chivo expiatorio o «cabeza
de turco».
Violencia económica
Es cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad psicológica y puede consistir en: negligencia,
abandono, descuido reiterado, celotipia, insultos, humillaciones, devaluación, marginación,
indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la
autodeterminación... Ciertos desórdenes mentales se acompañan de raptos de violencia; en el
ámbito sexual, por ejemplo, el sadismo. En el psicoanálisis también puede manifestarse como un
tipo de represión aprendida patógena, esto es, que origina enfermedades nerviosas o mentales.
Sigmund Freud afirma de hecho que una pulsión de muerte o tánatos se opone destructivamente
a un segundo principio vital que llama libido o eros. Pero Erich Fromm, por otra parte, hablando
sobre la pulsión de muerte en El miedo a la libertad (1941), afirma que ese principio tiene un
origen exterior o social:
El impulso de vida y el de destrucción no son factores mutuamente independientes, sino que son
inversamente proporcionales. Cuanto más el impulso vital se ve frustrado, tanto más fuerte
resulta el que se dirige hacia la destrucción; cuando más plenamente se realiza la vida, tanto
menor es la fuerza de la destructividad. Esta es "producto de la vida no vivida"19
El etólogo Konrad Lorenz, por otra parte, en su obra Sobre la agresión (1963), demostró que el
origen genético de la agresividad humana provenía del comportamiento observado en muchos
animales cuando éstos defienden su territorio (territorialidad), lo que le valió los ataques
académicos de los aferrados a las doctrinas de lo "políticamente correcto". La superpoblación hace
necesaria la defensa del espacio y la guerra, mientras que la desertización hace inversamente
necesaria la cooperación y el comercio.
La toxina es idéntica a la que se encuentra entre las bufotoxinas (alucinógenos que provocan
síntomas como una psicosis de tipo esquizofrenia) del veneno de numerosas especies de sapos.
Pero se ignora aún si este proceso está implicado en los dos casos22 y en determinar si esta
molécula está en el origen de los trastornos mentales en el hombre,23 o si ella misma es un
subproducto de otro proceso patológico. Unos indicios argumentan en todo caso en favor de
ciertas similitudes entre la acción de la bufotoxina sobre el cerebro, y en particular sobre la
degradación de la serotonina y unos procesos que intervienen en los desórdenes mentales.24
Violencia natural
Es la violencia de las fuerzas de la naturaleza; de las tempestades, inundaciones, seísmos,
incendios forestales, tsunamis y otras catástrofes naturales. Es a veces la violencia que el ser
humano percibe del mundo animal (el instinto de caza, rituales de dominación, etc). Para el
filósofo Jean-François Malherbe, no se podría propiamente hablar de violencia en este último
caso:
25
Estos son también por otra parte otros tipos de violencia que tienen por característica la ausencia
aparente de conciencia o de voluntad. También puede hablarse de un tipo de violencia que se
ejerce contra el entorno natural: la vida vegetal de los bosques, las especies animales, etc.
Ciberviolencia
Violencia que consiste en que una persona use la violencia (física o verbal) para ridiculizar a alguno
y haga un vídeo, una publicación o cualquier otra forma de comunicación y la divulgue por
Internet o en sus redes sociales. El 7 % de los vídeos publicados por Youtube en 2010, esto es,
50.000, pertenecen a ciberviolencia. Y hay una escalada notable en importancia de la popularidad
de este agresivo y agresor fenómeno estimada en un aumento de más del 57 %.
Violencia de género
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define la violencia contra la mujer como todo acto
que cause «un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales
actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como
en la privada». Esto es, violencia doméstica, asaltos o violaciones sexuales, prostitución forzada,
discriminación laboral, el aborto selectivo por sexo, violencia física y sexual contra personas que
ejercen la prostitución, infanticidio con base en el género, feminicidio, castración parcial o total,
ablación de clítoris, tráfico de personas, violaciones sexuales en guerras o situaciones de represión
estatal, acoso y hostigamiento sexual —entre ellos el sadismo y el acoso callejero—, patrones de
acoso u hostigamiento en organizaciones masculinas, represión de la sexualidad heterodoxa y
ataques homofóbicos y transfóbicos hacia personas o grupos o su tolerancia, entre otras. La
erradicación de la violencia de género puede ser llevada a cabo bajo la transmisión de información
y modelos de vida. Las dependencias gubernamentales, el sector empresarial y los medios de
comunicación tienen un papel de suma importancia en esta acción así como la constante
participación de la sociedad.
Cultura de violencia
Es la que se ejerce sobre el individuo y la colectividad heterodoxa por medio de una cultura
ortodoxa acrítica, autorizándola como una respuesta legítima a cualquier forma de conflicto
moral, social o político e imponiéndola por medio de una ideología, una religión, una cultura, una
moral, una conducta, una educación o simplemente un rol. Según Johan Galtung crea un marco
legitimador de la violencia y se concreta en actitudes. Se divulga por medio de prejuicios y se
plasma en juguetes, narraciones, películas, dibujos animados, series de televisión y deportes
violentos (caza, toreo, boxeo...) o mediante el fomento y protección del coleccionismo de armas o
la permisividad ante estas por parte de los estados (venta libre de armas sin control en los Estados
Unidos, uso de minas antipersonales y de armas de destrucción masiva, etc.) o de las redes
sociales de Internet (ciberviolencia). La educación además interviene en autorizar o asumir unos
roles o conductas violentas u hostiles determinadas hacia animales, personas, razas o sexos.
Impregna la literatura generando incluso estructuras narrativas que se repiten incesantemente en
culturas como la occidental y dan lugar a lo que Walter Wink ha llamado el «mito de la violencia
redentora».26 La facilita el soslayamiento o evitación de conductas empáticas como los modales o
urbanidad. Otro aspecto de esta violencia es la creación de posverdad o propaganda invisible por
medio de la manipulación, por parte de los medios de comunicación de masas, del pensamiento
colectivo, común o gregario, generando la llamada por Antonio Gramsci hegemonía cultural. Este
tipo de violencia puede ser tácita o implícita, cuando se ejerce como persecución subliminal, la
censura implícita o en forma de autocensura y autocontrol que se espera generar en diferentes
individuos sin que se pida abiertamente.
Violencia religiosa
Entre las creadas por el fenómeno denominado ideología, es la que inspiran las distintas religiones
o creencias exclusivistas contra aquellos (casi siempre en proporción minoritaria) que no son de su
fe o credo o no comparten similares ritos, a causa de no haberse desarrollado en su sociedad un
grado suficiente de tolerancia humana y social. Véase ortodoxia y heterodoxia.