La Función de La Iglesia en La Edad Media

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INSTITUTO POLITECNICO NACIONAL

“Escuela Superior de Comercio y


Administración”
Unidad Académica Santo Tomas
Licenciatura: Comercio Internacional
Seminario de Investigación
Proyecto de investigación

La Iglesia feudal como institución,


religiosa, social, política y económica.

La función de la iglesia en la Edad Media.

Asesora: M en C. González Esparza Silvia


Alumno: Hernández Santana Antonio de Jesús
Boleta: 20190A0694
Contenido

Introducción........................................................................................................... 3

Capítulo I ................................................................................................................ 4
La formación de la sociedad ................................................................................ 4

Capítulo II ............................................................................................................... 7
El poder de la iglesia ............................................................................................. 7

Capítulo III .............................................................................................................. 9


La influencia de la iglesia ..................................................................................... 9

Conclusiones ....................................................................................................... 11

Bibliografía........................................................................................................... 12
Introducción

La Edad Media es un período que se caracteriza fuertemente por la existencia del


Sistema Feudal o Feudalismo. Un mundo de nobles, campesinos, tributos,
vasallos, feudos, y monarquías debilitadas; más allá de esto, el mundo medieval
estuvo dominado por la Iglesia católica o cristiana. Por eso es esencial que para
entender el desarrollo de la edad media; la iglesia católica tuvo influencia en todos
los órdenes de la vida de la edad medieval, y ningún sector de la sociedad se
mantuvo ajeno a dichas influencias.
Durante esa época fue mayor el esplendor de la Iglesia y en concreto de la Iglesia
Católica, ya que esta tenía mucha influencia sobre la sociedad y, aunque existían
otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte cristiana.
La Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; por ello la Iglesia era
un gran poder feudal, ya que poseía la tercera parte de la propiedad territorial del
mundo católico y entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima
parte de las cosechas de toda la gente.
En la Edad Media, la Iglesia Cristiana tuvo un rol decisivo y fue la única institución
que logró ejercer su poder a lo largo de una Europa fragmentada políticamente.
La vida cotidiana en la Edad Media y la forma de pensar de nobles y campesinos
estaban muy influenciadas por los principios y creencias de la Iglesia Cristiana, por
esto, las acciones de la gente se hallaban estrechamente ligadas a las normas
religiosas.
La Iglesia era al mismo tiempo el centro de la vida intelectual. Desde este rol
preeminente, posibilitó el afianzamiento de una particular interpretación del
mundo, diseñado y ordenado según los designios Dios. Se cristalizó así una
mentalidad medieval basada en preceptos religiosos que perduró durante siglos
El sistema político que reino en Europa tras la desaparición del estado carolingio
se designa con el nombre de feudal.
Capítulo I

La formación de la sociedad

Durante los siglos V y hasta el siglo VII la influencia moral de la iglesia es casi
imperceptible; sin embargo mantiene su jerarquía y su incalculable fortuna
territorial y sin tener enemigos; por interés político e imitación de costumbres
romanas se pasan al cristianismo aunque en esa época la Iglesia no interviene en
nada.
La iglesia era la gran fuerza, o mejor dicho, la única fuerza civilizadora de aquel
tiempo. (Pirenne, 1995, pág. 42)
Por la iglesia se perpetuo la tradición romana evitando a que Europa recayese en
la barbarie, es por eso que el poder laico no hubiera podido ser capaz de
salvaguardar su preciosa herencia si hubiese abandonado a sus fuerzas. En
aquellos tiempos la administración civil iba en declive y la administración
eclesiástica seguía inquebrantable
El movimiento global de afirmación del edificio eclesiástico en el paisaje social
representa, de hecho, una prodigiosa inversión de los valores, que afecta a largo
plazo al cristianismo. (Iogna-Prat, 2010, pág. 14).
La iglesia antigua recibe del mundo romano tardo-antiguo categorías jurídicas de
primordial importancia para pensar la relación con el mundo especialmente los
calificativos “santo”, “sagrado” y “religioso”. Fuera de estas nociones para el
derecho civil y el derecho canónico, es conveniente insistir en que el cristianismo
de los primeros siglos se caracteriza por una voluntad manifiesta de ruptura con
toda forma de sacralidad antigua, se trate tanto de los templos como de las
múltiples formas de panteísmo pagano. Los discípulos de Cristo son poseedores
de una religión “desterritorializada” que implica la mínima relación posible con el
mundo terrestre.
Desde los primeros siglos del cristianismo a las iglesias se les reconoce por parte
de la autoridad pública; en 438 se promulgan leyes dedicadas a fijar el destino de
esclavos y fugitivos que se refugiaban en las iglesias. La legislación otorga a las
iglesias la calidad de “templos del Dios altísimo” y declara los altares “sacro
santos” y toda infracción es castigada al asilo como “sacrilegio”; es así como en el
terreno del derecho civil es donde se realiza el primer reconocimiento de la
sacralidad de los lugares cristianos.
En los siglos XI y XII la Iglesia representa un momento importante en la definición
de una doctrina del lugar de culto; es donde el clero gregoriano tiene el proyecto
de la construcción de una sociedad cristiana y es en ese momento donde se
declaraba que para ser de la Iglesia, conviene estar en la iglesia; pero es
necesario pasar por el edificio de piedra para así poder acceder al templo
espiritual.
En las sumas escolásticas la Escritura es tratada como una gran catedral y los
monumentos bíblicos como el Arca de Noé, el Tabernáculo de Moisés, el Templo
de Ezequiel, el Templo de Salomón y de David, son como prototipos de la Iglesia,
los cuales fueron concebidos, según la hermenéutica de los tres sentidos, no
solamente como edificios representables, sino también como marcos necesarios
para pensar la sociedad cristiana e incluso la vida espiritual de cada uno de los
fieles. Una sociedad no se trataba entonces de describir el conjunto de la sociedad
como una catedral, también, de dotar de una arquitectura al conjunto de la
creación como lo hace Hugo de Saint-Víctor en su De sacramentis, una obra
capital en la reflexión doctrinal llevada a cabo entre los años 1050-1150 en torno a
la cuestión del lugar de culto.
A medida que los términos Iglesia y sociedad son coextensivos y que no existen,
en la Edad Media occidental, un criterio laico de pertenencia, es un capítulo de la
historia de la sociedad e incluso un capítulo esencial en la definición a largo plazo
de la noción de territorio; por ello la necesidad de pasar del dominio de las
doctrinas eclesiales al de las prácticas sociales.
La especialización de lo sagrado en el Occidente medieval es parte de una historia
global de la sociedad, una historia en la que los paradigmas fueron profundamente
renovados hace unos cincuenta años gracias a los aportes de la arqueología del
hábitat, los cuales obligan al medievalista, a retomar el conjunto de sus reflexiones
sobre la “sociedad feudal” y el rol de la Iglesia en el seno de esta sociedad.
La política territorial se llevaba a cabo siguiendo el ejemplo de la Republica de san
Pedro efectuada por los monjes cluniacenses; esta política viene a incluir bienes
de naturaleza muy diferente, como tierras, iglesias, castillos o molinos, todo en una
estructura eclesial común con la puesta en funcionamiento de una red de
obediencias o “decanías”, que son lugares plurifuncionales, es decir centros de
explotación agrícola, lugares de transacción y negociación, ermitas, iglesias de
peregrinaje, entre otros.
En la edad media a los monjes tenían una relación privilegiada por lo que se les
veía como un sabio por antonomasia, en el siglo IX inicio el ambiente benedictino
el cual es consistía en que los monjes no estuvieran en el nivel más humilde, sino
que estos empezaron a ocupar el nivel superior de la sociedad cristiana, este
ambiente más bien era una revolución eclesiástica y sociológica. Los monjes no
eran pobres por las circunstancias de la vida, sino por su propia voluntad.
Entre los siglos VIII y IX los monjes desarrollaron un papel muy importante ya que
en este periodo se identificaron con la virgen en el nivel del ascetismo personal, ya
que para ellos la virgen era como un modelo a lo cual ellos se asumían como
vírgenes y se consideraban como una excepción dentro de la comunidad cristiana.
Durante la Alta Edad Media se crearon distintos modelos de diferenciación dentro
de la comunidad cristiana: los milites; los mediocres; los potentes o por los
criterios morales como los vírgenes que son quienes nunca tuvieron relaciones
sexuales; los continentes que fueron quienes habían decidido renunciar a la vida
sexual; y los coniugati que eran los casados. Esta división fue desarrollada en los
tiempos de Gregorio Magno, figura importante para la elaboración teórica de la
tripartición de fieles y fue producto de una reflexión realizada en época carolingia,
sobre lo que era la sociedad cristiana.
Los monjes al ser los más puros y al mismo tiempo sacerdotes fueron los
auténticos guías de la sociedad, los monjes fungieron como mediadores y fueron
muy indispensables para la sociedad cristiana ya que fueron mediadores
sacramentales y transformadores es de los bienes de este mundo al mundo del
más allá. El papel doctrinal y el control social que tuvieron los monjes en la Edad
Media fue un papel natural dentro de la Iglesia entre los siglos XI y XII.
La sociedad que vivía en aquella época se caracterizaba por la existencia de un
orden de estados consagrados por la iglesia, en el cual cada uno se encuentra en
el lugar que la naturaleza y el creador le han asignado. (Magallon Ibarra, 2002,
pág. 83).
En el siglo X el feudalismo alcanzó su apogeo convirtiéndose en una forma de
organización vigente en buena parte del continente europeo. A partir del siglo
siguiente, la mejora de técnicas agrícolas y el crecimiento poblacional
proporcionaron mejores condiciones para la reactivación de las actividades
comerciales. Los centros urbanos volvieron a florecer y las poblaciones salieron de
la estructura hermética que marcó gran parte de la Edad Media.
La sociedad feudal del Medioevo era fundamentalmente rural. En ella se
distinguían dos grandes clases sociales, que constituían el modo de producción
feudal:
La aristocracia militar, compuesta por terratenientes que administraban social,
política y jurídicamente sus territorios.
Los siervos del campesinado empobrecido, quienes trabajaban la tierra en
provecho del señor feudal, y en segundo lugar, del propio, recibiendo a cambio
seguridad y orden.
Capítulo II

El poder de la iglesia

Ya hemos dicho como la Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. El principal
motivo lo encontramos en su riqueza, y como no, en una clara organización así
como en la importancia cultural, y en la influencia sobre la vida social. La iglesia se
contraponía al desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal. Todos
los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero
secular y el clero regular. El jefe espiritual de todos era el Papa.
La Edad Media fue una época donde la sociedad se caracterizó por la gran
desigualdad de clases. Solamente había un grupo reducido de personas que eran
libres; el resto se encontraba sometido y no podía abandonar la tierra donde había
nacido, sistema que se conoció como servidumbre.
Las clases sociales eran tres: la nobleza, el clero y la población campesina.
El primer grupo o nobleza lo constituía el rey, el señor y sus vasallos. Estaba
constituida en su mayoría por personas de origen franco o germánico.
El segundo grupo, o clero. Además de las funciones religiosas, tuvo un papel
trascendental en la sociedad y la cultura, debido a que sus miembros recibían una
instrucción superior que les capacitaba para dirigir la sociedad. Un aspecto
interesante de la constitución clerical del Medioevo es que, si bien a menudo se
conformaba con nobles, no excluía que humildes campesinos pudieran también
ordenarse sacerdotes.
El tercer grupo, o población campesina, era la base de la pirámide social. Sus
integrantes, salvo unos pocos que habían permanecido libres dependían de algún
señor, ya fuera por nacimiento o por herencia. El campesino o siervo no era dueño
de su persona, pues formaba parte de la gleba o tierra, y no podía abandonarla sin
el consentimiento del señor. Tal vez su mayor ventaja era la de no poder ser
arrancado de la hacienda, pues estaba unido a ella prácticamente como
arrendatario perpetuo.
En la edad media no había clases sociales sino estamentos, simplemente no
había movilidad social y el que nacía pobre moría pobre. En esa época existían
tres estamentos: los caballeros que eran los que luchaban, los sacerdotes que
eran quien rezaban y los campesinos que básicamente era la gente trabajadora.
Los campesinos eran el sostén económico de los sacerdotes y de los caballeros.
Se suponía que este orden era divino, que Dios lo había dispuesto así; por lo
tanto, de acuerdo a la concepción de la época, quien se oponía a este orden, se
oponía a Dios.
La Iglesia contaba con otros recursos para aumentar su patrimonio. Los señores
eclesiásticos, los obispos desde las catedrales en las ciudades y los abades desde
los monasterios en el campo; ambos utilizaron los mismos métodos que los
señores laicos y también acapararon propiedades, tanto de los campesinos como
de los señores, por medio de donaciones. En sus prédicas y escritos, los
sacerdotes difundían el temor al infierno, el miedo al mundo después de la muerte.
Según los eclesiásticos, para evitar que el alma del difunto cayera en el infierno,
era necesario hacer el bien en vida, y una de las maneras de lograrlo era donar
sus propiedades a los monasterios o a las catedrales para que los monjes o los
sacerdotes rezaran por el ascenso de su alma al cielo.
Las creencias difundidas entre todas las clases sociales durante la Edad Media,
proporcionaron grandes cantidades de tierras y bienes a la Iglesia y a medida que
los señores aumentaban sus propiedades y la cantidad de campesinos
dependientes de ellos, se hacían más ricos y poderosos y se desligaban del
servicio al Estado. Para los monarcas, era cada vez más difícil controlar a estos
poderes locales que se extendían gradualmente. Condes, obispos y abades fueron
convirtiéndose así en la nueva clase del poder feudal.
Esta nueva clase construía su poder sometiendo a los campesinos, apropiándose
de sus tierras e imponiendo así un nuevo orden social. Poco a poco, dejaron de
actuar como funcionarios del rey y comenzaron a considerar como propios los
poderes que provenían de sus funciones. Luego, transmitieron en herencia los
cargos a sus hijos o los traspasaron a otros señores, en porciones de territorios
denominadas feudos, a cambio de fidelidad y algún servicio.
Los señores feudales no pagaban impuestos ni rentas, construían castillos, se
adueñaban de las iglesias que había en los territorios bajo su control, dictaban sus
propias leyes y cobraban rentas a los campesinos que trabajaban sus tierras y fue
así como fueron constituyendo la nobleza, tanto la laica como la eclesiástica. Al
mismo tiempo, los campesinos perdían su independencia y se convertían en
siervos. El siervo medieval era, entonces, el campesino sujeto a obligaciones y al
pago de rentas. El nuevo orden social se asentaba sobre bases diferentes de las
que predominaban en el Imperio Romano.
En la sociedad feudal, la riqueza y el poder ya no se basaban en el servicio al
Estado, sino en la propiedad de la tierra y en el poder político de los señores sobre
los campesinos que las trabajaban.
Los clérigos por medio de su poder político y su manera de convencimiento
efectivo, metieron ideologías equivocadas en la mente y pensamiento de cada
persona que seguía a la religión católica, pero su acción no solo quedaba ahí, sino
que también intentaban que su predicación sea más extensa y obtengan más
seguidores.
Capítulo III

La influencia de la iglesia

En medio de la anarquía ambiente y a pesar de la acción disolvente que esta


ejerció sobre ella, la iglesia permaneció de pie a despecho de su decadencia
momentánea; el clero fue protegido por el poderoso edificio que lo abrigaba y por
la disciplina que, a pesar de todo, se lo imponía; por ignorantes negligentes e
inmorales que fuesen algunos obispos, les era imposible eximirse de los deberes
esenciales de su función.
Junto a la catedral se crearon escuelas para la formación de los jóvenes alumnos,
mientras que la instrucción laica desaparecía, por ello ejerció en la sociedad
secular una preponderancia irresistible poseyendo así y sin haberlo querido ni
buscado el monopolio de la ciencia.
Durante el transcurso de la alta Edad Media y a medida que se acentuaba el
regionalismo feudal la autoridad de los papas romanos creció y se afirmó
decididamente, (Romero, 1979)
El surgir de la iglesia cristiana en Occidente y su elevada ética, su atracción
universal y su gloriosa promesa de su dicha inmortal, que fue acogida con
entusiasmo.
El gran poder espiritual y moral manifestado con tanta fe y vigor, constituyó una
profunda fuerza espiritual y moral que se manifestó espléndidamente en la Edad
Media, al apreciarse como una culminación de las ideas filosóficas, puesto que
Platón y otros grandes pensadores paganos buscaban el Cristo oculto y
germinativo que permitió incorporar a la doctrina cristiana una buena dosis del
humanismo natural de aquellos tiempos.
El papel predominante que desempeñó la Iglesia, al convertirse en la heredera de
la sociedad y del Estado romano y al participar activamente en el tránsito de la
Antigüedad a la entonces nueva Edad. Los obispos llegaron a acumular notoria
influencia en las cuestiones sociales, políticas, económicas y aún en las militares,
prestando enormes servicios tanto en la dirección de asuntos públicos como en la
administración de justicia; esto se traducía en que las artes del gobierno y de la
administración pública se encontraran depositadas en manos de la Iglesia, dentro
de la cual se manifestaban las mismas fuerzas que anteriormente habían forjado
al Imperio romano.
De ahí que tal doctrina no se encontrara diseñada solamente como una fe
católica-romana, sino como la doctrina de un humanismo secularizado, con
dimensiones universales, aun cuando no puede soslayarse que la temprana
manifestación de esa peculiar época apreciaba a la Antigüedad como un todo, sin
que pudiera distinguirla en cuanto a sus manifestaciones paganas ni en su
devoción cristiana.
En la Edad Media, todos los aspectos de la vida estaban influidos por la religión y
la Iglesia era una institución con un fuerte poder político. El Papa afirmaba que su
poder se hallaba por encima de cualquier otro, incluso del de los reyes y solía
mediar en los enfrentamientos entre los señores feudales. Al mismo tiempo, la
Iglesia era propietaria de grandes extensiones de tierras y señoríos, los que,
distribuidos por toda Europa crecían cada vez más gracias a las donaciones y a
los impuestos que recolectaban, otorgándole, un importante poder económico.
El poder y la influencia de la Iglesia en la Edad media se extendieron al ámbito
cultural. Los monasterios, más allá de su función religiosa, cumplieron un
importante papel cultural, porque sus monjes los únicos que sabían leer y escribir
confeccionaban los libros de la época, escasos y muy valiosos. Fueron ellos
quienes conservaron las obras de la antigüedad clásica y traducían del griego o
romano al latín los manuscritos y los textos que eran empleados en los oficios
religiosos. El clero también estaba a cargo de la educación, enseñando lectura,
escritura, doctrina cristiana y canto.
Las personas que eran seducidas por las palabras de los sacerdotes se ponían al
servicio pleno e inmediato de la iglesia. Además los clérigos eran vistos como
personas distinguidas, y los habitantes de cualquier ciudad europea en la que se
encontraran obtenían respeto eficaz y duradero.
En aquella época la iglesia se encontraba a la par del rey, en el hábito político, por
lo tanto los clérigos tenían tanta autoridad de cambiar, mover o incluso hacer
nuevas leyes para la sociedad. El rey como no podía oponerse, y en la mayoría de
acciones que hacía la iglesia él estaba de acuerdo, no existía poder alguno que le
impidiese al clero dejar de hacer estas acciones políticas y pertenecientes al
soberano que estuviese reinando
En la edad media la influencia de la iglesia era tan grande que la ideología de las
personas de ese tiempo era que preferían morir rápido para gozar una verdadera
vida después de su muerte. Por eso no hubo mucho adelanto en la ciencia en
esa época; la iglesia obtuvo aún más poder cuando Carlomagno le concedió
además del poder religioso también le otorgo el poder político.
Toda la población, laicos o clérigos, hombres o mujeres, letrados o analfabetos,
podían disfrutar potencialmente una experiencia mística. Concebida ésta como un
don divino de carácter personal, resultaba totalmente independiente del rango
social o del nivel de educación pues era indescriptible, irracional y privada.
Conclusiones

En la Edad Media, la iglesia tuvo un rol decisivo ya que fue la única institución que
logro ejercer su poder a lo largo de una Europa fragmentada políticamente.
La vida en la Edad Media y la forma de pensar de los nobles y campesinos
estaban muy influenciados por los principios y creencias de la Iglesia Cristiana.
Como consecuencia de ello las acciones de la gente se encontraban
estrechamente ligadas a las normas religiosas.
Durante toda la edad media surge el sistema feudal. Este sistema era político,
económico y social y se encontraba dividido, los esclavos personas sin derechos;
los campesinos y artesanos; el clero; los nobles, señores feudales y el rey.
Los señores feudales tenían siervos o esclavos a quienes les concedían tierras
pero éstos debían rendir absoluta fidelidad por toda la vida hacia ese señor.
El feudalismo tuvo una base alemana y se presentó como alternativa frente al
poder absoluto de los reyes.
La iglesia era la única institución europea con carácter universal; la iglesia católica
tenía un poder amplio e importante no solo sobre los campesinos sino también
sobre la vida política y social de la edad media. Los sacerdotes, en su mayoría,
estaban conformados por personas de la nobleza, aunque los campesinos
también podían acceder al grado de sacerdotes.
La iglesia católica se componía de un Papa como figura eclesiástica de
autoridad y por obispos quienes regían el poder en cada zona o sitio feudal. En el
centro de toda actividad se encontraba Dios y la Biblia.
Bibliografía

Iogna-Prat, D. (10 de Diciembre de 2010). IGLESIA Y SOCIEDAD EN LA EDAD


MEDIA (formato PDF). (I. d. Historicas, Ed.) Mexico, Mexico: Universidad
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http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/518/iglesia
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Jaeger, W. (2009). Cristianismo primitivo y paideia griega. Mexico: Fondo de
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Magallon Ibarra, J. M. (2002). Biblioteca Juridica UNAM. Obtenido de
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/379-el-renacimiento-
medieval-de-la-jurisprudencia-romana
Pirenne, H. (1995). Historia de Europa desde las invasiones hasta el siglo XVI.
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