Familia Jurídica Mixta o Híbrida

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FAMILIA JURÍDICA MIXTA O HÍBRIDA

1.- CONCEPTO.-

SE ENTIENDE POR MIXTO, EL SISTEMA JURÍDICO POSITIVO EN EL CUAL COEXISTEN EN MAYOR O MENOR MEDIDA
COMO DERECHO VIGENTE, INSTITUCIONES O PRÁCTICAS QUE PROVIENEN DE DOS O MÁS FAMILIAS JURÍDICAS
PRINCIPALES QUE SE APLICAN DE MANERA ACUMULATIVA O DE INTERACCIÓN, Y EN ALGUNOS CASOS PRODUCE
UNA SOBREPOSICIÓN DE SISTEMAS DADO QUE LOS MISMOS SE APLICAN SIMULTÁNEAMENTE SOBRE
DIFERENTES MATERIAS E INSTITUCIONES DEL DERECHO.

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SISTEMAS MIXTOS DE DERECHO CIVIL Y DE COMMON LAW
* Botsuana* Chipre* Escocia (R-U) * Filipinas *Guyana* Luisiana (Eua) *Malta* Mauricio* Namibia* Puerto Rico (As. Eua) *
Quebec (Cd) * Santa Lucía* Seychelles * Sudáfrica *Colombia

SISTEMAS MIXTOS DE DERECHO CIVIL Y DE DERECHO CONSUETUDINARIO


* Burkina Faso* Burundi* Chad* China (Cn) (Menos H-K Y Macao) *Congo* Congo, República Democrática* Corea,
República Popular Democrática* Corea, República De* Cote D'ivoire *Togo* Etiopía* Gabón* Guinea* Guinea Bissau* Guinea
Ecuatorial* Japón* Madagascar* Mali* Mongolia* Mozambique* Níger* Rwanda* Santo Tomé Y Príncipe* Senegal*
Swazilandia* Taiwán

SISTEMAS MIXTOS DE DERECHO CIVIL Y DE DERECHO MUSULMÁN


* Argelia * Comoras * Egipto * Irán * Iraq * Líbano * Libia * Marruecos * Mauritania * Palestina * Siria * Túnez

SISTEMAS MIXTOS DE COMMON LA W Y DE DERECHO CONSUETUDINARIO


* Bhután *Ghana* Hong Kong (Cn) * Islas Salomón* Liberia* Malawi* Micronesia* Myanmar* Nepal* Papua Nueva Guinea
Samoa * Sierra Leone * Tanzania * Uganda * Zambia

SISTEMAS MIXTOS DE COMMON LAW Y DE DERECHO MUSULMÁN *


Bangladesh * Pakistán * Singapur * Sudán

SISTEMAS MIXTOS DE DERECHO CIVIL, DE DERECHO MUSULMÁN Y DE DERECHO CONSUETUDINARIO *


Djibouti * Eritrea * Indonesia * Jordania * Kuwait * Omán * Timor Oriental

SISTEMAS MIXTOS DE COMMON LA W, DE DERECHO MUSULMÁN Y DE DERECHO CONSUETUDINARIO i


Brunei * Gambia * India * Kenya * Malasia * Nigeria

SISTEMAS MIXTOS DE COMMON LAW, DE DERECHO CIVIL Y DE DERECHO CONSUETUDINARIO *


Camerún * Lesoto * Sri Lanka * Vanuatu * Zimbabwe

SISTEMAS MIXTOS DE DERECHO CIVIL, COMMON LA W, DE DERECHO MUSULMÁN Y CONSUETUDINARIO *


Bahrein * Qatar * Somalia * Yemen
SISTEMA MIXTO DE DERECHO CIVIL, DE COMMON LAW, DE DERECHO JUDÍO Y DE DERECHO MUSULMÁN
* Israel
SISTEMA MIXTO DE DERECHO MUSULMÁN Y DE DERECHO CONSUETUDINARIO
* Emiratos Árabes Unidos

COLOMBIA COMO PAÍS CON SISTEMA JURÍDICO MIXTO O HÍBRIDO


CIVILISTA ROMANO GERMÁNICO, COMMON LAW Y CONSUETUDINARIO

En observancia de su estirpe de familia jurídica civilista romano germánica, dispone el artículo 230 de la Constitución Política, que "Los
jueces, en sus providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley. La equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho y la
doctrina son criterios auxiliares de la actividad judicial." Advierte la Sentencia C-836 de 2001 sobre el particular, que "Para interpretar
correctamente el concepto de sometimiento de los jueces a la ley y establecer el nivel de autonomía que tienen para interpretar el
ordenamiento, el juez constitucional debe partir de la premisa de que las potestades y prerrogativas otorgadas a las autoridades estatales en la
parte orgánica de la Constitución están sometidas a un principio de razón suficiente. En esa medida, la autonomía e independencia son
garantías institucionales del poder judicial, que se legitiman constitucionalmente en tanto que son necesarias para realizar los fines que la
Carta les asigna."

Añade este fallo que "En su aspecto subjetivo, la seguridad jurídica está relacionada con la buena fe, consagrada en el artículo 83 de la
Constitución, a partir del principio de la confianza legítima. Esta garantía sólo adquiere su plena dimensión constitucional si el respeto del
propio acto se aplica a las autoridades judiciales, proscribiendo comportamientos que, aunque tengan algún tipo de fundamento legal formal,
sean irracionales, según la máxima latina venire contra factum proprium non valet. El derecho de acceso a la administración de justicia
implica la garantía de la confianza legítima en la actividad del Estado como administrador de justicia. Esta confianza no se garantiza con la
sola publicidad del texto de la ley, ni se agota en la simple adscripción nominal del principio de legalidad.

Comprende además la protección a las expectativas legítimas de las personas de que la interpretación y aplicación de la ley por parte de los
jueces va a ser razonable, consistente y uniforme. En virtud de lo anterior, el análisis de la actividad del Estado como administrador de
justicia no se agota en el juicio sobre la legalidad de cada decisión tomada como un acto jurídico individual, pues no se trata de hacer un
estudio sobre la validez de la sentencia, sino de la razonabilidad de una conducta estatal, entendida ésta en términos más amplios, a partir de
los principios de continuidad y de unidad de la jurisdicción."
Pero la Corte Constitucional en Sentencia C 816 de 2011 afirmó que la jurisprudencia constitucional ha considerado el valor de las
resoluciones judiciales de los órganos judiciales de cierre de las respectivas jurisdicciones frente a decisiones posteriores que deban adoptar
los jueces y tribunales, es decir, su condición de 'precedente'. Este asunto plantea la antigua discusión sobre la fuerza obligatoria de las
sentencias, más allá de las causas para cuya resolución fueron dictadas. En otras palabras, si determinadas fallos judiciales han de erigirse en
una especie de regla general para la posterior solución de casos semejantes. En la sentencia C- 836 de 2001, la Corte abordó, entre otros, el
problema jurídico que el caso presente plantea: si los jueces en una jurisdicción deben regirse por los precedentes reconocidos por el órgano
de cierre de la misma. Con base en el deber constitucional de igualdad de trato, la Corte asumió que: ( ... )en lo que respecta a la actividad
judicial, la igualdad de trato que las autoridades deben otorgar a las personas supone además una igualdad en la interpretación y aplicación
de la ley"; por ello, "cuando no ha habido un tránsito legislativo relevante, los jueces están obligados a seguir explícitamente la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia en todos los casos en que el principio o regla jurisprudencial sigan teniendo aplicación" ..

Luego la Corte Constitucional, en la sentencia C-335 de 2008, refiriéndose en general a las decisiones de todos los órganos judiciales de
cierre jurisdiccional, reitera el carácter vinculante de la jurisprudencia de los órganos de cierre y, al respecto, afirma:
Reconocerle fuerza vinculante a la jurisprudencia sentada por la Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y
la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, redunda en una mayor coherencia del sistema jurídico colombiano, lo cual no se
contradice con imperativos de adaptación a los cambios sociales y económicos. De igual manera, la vinculatoriedad de los precedentes
garantiza de mejor manera la vigencia del derecho a la igualdad ante la ley de los ciudadanos, por cuanto casos semejantes son fallados de
igual manera. Así mismo, la sumisión de los jueces ordinarios a los precedentes sentados por las Altas Cortes asegura una mayor seguridad
jurídica para el tráfico jurídico entre los particulares. Según este Tribunal Constitucional, la fuerza normativa de la doctrina dictada por la
Corte Suprema, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de la Judicatura -sala disciplinaria- y la Corte Constitucional, como órganos de
cierre de sus jurisdicciones, proviene fundamentalmente:
(i) de la obligación de los jueces de aplicar la igualdad frente a la ley y de brindar igualdad de trato en cuanto autoridades que son; (ii) de la
potestad otorgada constitucionalmente a las altas corporaciones, como órganos de cierre en sus respectivas jurisdicciones y el cometido de
unificación jurisprudencial en el ámbito correspondiente de actuación; (iii) del principio de la buena fe, entendida como confianza legítima
en la conducta de las autoridades del Estado; (iv) de la necesidad de seguridad jurídica del ciudadano respecto de la protección de sus
derechos, entendida como la predictibilidad razonable de las decisiones judiciales en la resolución de conflictos, derivada del principio de
igualdad ante la ley como de la confianza legítima en la autoridad judicial.
La fuerza vinculante de las decisiones de las denominadas altas cortes surge de su naturaleza constitucional como órganos jurisdiccionales de
cierre, condición que les impone el deber de unificación jurisprudencial en sus respectivas jurisdicciones. El mandato de unificación
jurisprudencial, únicamente dirigido a las cortes jurisdiccionales de cierre, se erige en una orden específica del Constituyente para brindar
cierta uniformidad a la interpretación y aplicación judicial del derecho en desarrollo del deber de igualdad de trato debido a las personas,
mediante la fuerza vinculante de sus decisiones judiciales superiores. Así, de la condición de "máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria",
de "tribunal supremo de lo contencioso administrativo", de "guarda de la integridad y supremacía de la Constitución" que les fija la
Constitución a la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Corte Constitucional, respectivamente, surge el encargo de unificar la
jurisprudencia en las respectivas jurisdicciones, tarea implícita en la atribuciones asignadas a la primera como tribunal de casación, en la de
cierre jurisdiccional de lo contencioso administrativo del segundo, y en la función de guardián de la Constitución y de revisor de las
decisiones judiciales de tutela de los derechos fundamentales que tiene la Corte Constitucional.

Y de tal deber de unificación jurisprudencial emerge la prerrogativa de conferirle a su jurisprudencia un carácter vinculante. En otras
palabras, el valor o fuerza vinculante, es atributo de la jurisprudencia de los órganos de cierre, quienes tienen el mandato constitucional de
unificación jurisprudencial en su jurisdicción. Así, el inciso primero y el inciso séptimo del artículo 102 de la ley 1437 de 2011 ordenan a las
autoridades extender los efectos de las sentencias de unificación jurisprudencial dictadas por el Consejo de Estado e interpretar las normas
constitucionales base de sus decisiones, observar con preferencia los precedentes de la Corte Constitucional que interpreten las normas
constitucionales aplicables a la resolución de los asuntos de su competencia (Sentencia C 816 de 2011). Todo esto se traduce en un respeto
por el precedente jurisprudencial de las altas cortes, pero una supremacía, ya no legal (Artículo 4º Constitución Política) sino jurisprudencial,
dentro de la cual debe seguirse el precedente siempre que no contraríe el precedente de la Corte.

Ahora bien, en relación con el Derecho Consuetudinario de los Indígenas, la Corte Constitucional ha sido conciente de la dificultad que para
los jueces de la República conlleva su intervención en los asuntos de competencia de las autoridades indígenas, dada la particular relación
existente entre los integrantes de las comunidades indígenas con su entorno cultural del cual dichas autoridades son parte fundamental, y
debido a la tendencia generalizada de las personas ajenas a tal entorno a adoptar una actitud patemalista hacía dichas comunidades, basada
en que "( .. ) no son partícipes del mundo de valores prevaleciente en el país y que pudiera comprenderse bajo el rubro genérico de "cultura
occidental" ( .. )", porque de una intervención de las autoridades ordinarias, sopesada, mesurada y específica, en los asuntos relativos a los
pueblos indígenas y a sus integrantes, depende en gran medida que la protección a la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana,
reconocida en el artículo 7º de la Constitución Política, sea una realidad.
El Convenio 169 de la OIT, sobre pueblos indígenas y tribales independientes, asegura la protección de las prácticas y valores, sociales,
culturales y religiosos de estos pueblos, dentro de los límites que implica el respeto de los derechos fundamentales de sus miembros,
como lo disponen los artículos que a continuación se transcriben:
"Artículo 8º.
1. Al aplicar la legislación nacional a los pueblos interesados deberán tomarse debidamente en consideración sus costumbres o su
derecho consuetudinario.
2. Dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que éstas no sean
incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos
internacionalmente reconocidos. Siempre que sea necesario, deberán establecerse procedimientos para solucionar los conflictos que
puedan surgir en la aplicación de este principio.
3. La aplicación de los párrafos 1 y 2 de este artículo no deberá impedir a los miembros de dichos pueblos ejercer los derechos
reconocidos a todos los ciudadanos del país y asumir las obligaciones correspondientes.
Artículo 9º.
1. En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los derechos humanos internacionalmente
reconocidos, deberán respetarse los métodos a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de
los delitos cometidos por sus miembros.
2. Las autoridades y los tribunales llamados a pronunciarse sobre cuestiones penales deberán tener en cuenta las costumbres de dichos
pueblos en la materia.

La Corte ha sentado reglas de interpretación que recuerdan a los jueces la necesidad de detenerse, en cada caso concreto en los rasgos
característicos de la comunidad indígena a la que pertenece el individuo que demanda protección, para marcar la diferencia que es dable
establecer entre la comunidad y sus integrantes, porque a mayor grado de conservación cultural mayor es el vínculo de los individuos
con las decisiones colectivas, y mayor es la autonomía que requieren sus autoridades para tomar decisiones, las que, a su vez, no
pueden quebrantar los derechos individuales fundamentales, en cuanto éstos conforman "( .. ) el mínimo obligatorio de convivencia
para todos los particulares( .. )"

Lo anterior porque los derechos fundamentales materializan principios constitucionales que prevalecen sobre el reconocimiento a la
diversidad étnica y cultural de la nación colombiana; por ello se ha visto la necesidad de conformar un bloque de constitucionalidad
entre las disposiciones constitucionales que desarrollan los artículos 2º y 7º de la Carta y los tratados y convenios internacionales
ratificados por el Congreso de la República, que reconocen los derechos humanos de los pueblos indígenas y que prohíben su
limitación.
En la sentencia en cita fueron declarados inexequibles los artículos 1 º, 5, y 40 de la Ley 19 de 1890 en cuanto los integrantes de las
comunidades indígenas eran tratados como incapaces relativos y en la sentencia T-496 de 1996 la Corte se detuvo en el trato dado a los
mismos como inimputables, por el simple hecho de pertenecer a una comunidad con una cosmovisión diversa a la de la mayoría,
calificándolo como "( .. ) inadecuado e incompatible con la filosofía de la Carta Política del 1991, que reconoce la existencia de rasgos
diferenciales y particulares de las personas, no de manera despectiva o discriminatoria, si no dentro del marco de una sociedad multiétnica y
multicultural, donde el reconocimiento de las diferencias contribuye al desarrollo de los principios de dignidad humana, pluralismo y
protección de las minorías.

Tampoco sería admisible pretender equiparar al indígena con los demás miembros de la sociedad, como podría derivarse de la actitud
paternalista que el Estado está obligado a brindar a los inimputables, pues en una nación que reconoce constitucionalmente la diversidad
cultural, ninguna visión del mundo puede primar sobre otra y menos tratar de imponerse". Según la sentencia T-250 de 1994. M. P. Carlos
Gaviria Díaz son también reglas de interpretación, que deben ser tenidas en cuenta por los jueces ordinarios cuando les corresponda aplicar
la ley ordinaria a las decisiones de las comunidades indígenas -artículos 7 y 246 C.P.-, que las normas imperativas priman sobre los usos y
costumbres de las autoridades indígenas, siempre que protejan valores constitucionales superiores, y que dichos usos y costumbres
prevalecen sobre las normas legales dispositivas.

Colombia como Estado de Derecho, democrático, participativo y pluralista se desarrolla en los artículos 1 Oº, 63, 70, 171, 17 6, 246, 286,
287 y 330 constitucionales, en cuanto las lenguas y los dialectos de los grupos étnicos tienen la condición de oficiales en sus territorios, las
tierras comunales de grupos étnicos y de resguardo son inalienables, imprescriptibles e inembargables, todas las culturas que conviven en el
país y sus manifestaciones son igualmente dignas, las comunidades indígenas conforman una circunscripción nacional especial que les
permite designar dos representantes al Senado de la República, la ley puede establecer una circunscripción especial para que los grupos
étnicos aseguren su participación en la Cámara de Representantes, las autoridades indígenas pueden aplicar justicia dentro de sus territorios,
de acuerdo a sus normas, usos y costumbres, los territorios indígenas conforman entidades territoriales, con autonomía administrativa y
presupuestal, que pueden ser representadas
judicial y extrajudicialmente, y que se gobiernan por consejos conformados y reglamentados según sus usos y costumbres.

Además, los integrantes de los grupos indígenas, individualmente considerados, gozan de todos los derechos que se reconocen a los
asociados, los que deben ser respetados por las autoridades indígenas, por la comunidad étnica a la que pertenecen y por la sociedad en
general, porque el artículo 13 constitucional proscribe toda forma de discriminación por razones de raza, origen, lengua o religión.
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Mapa de los países y sus sistemas de derecho


Derecho Continental
Common law (Derecho anglosajón)
Mixto de Derecho Continental y Common law

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