Léon Duguit
Léon Duguit
Léon Duguit
SOCIEDAD EN TRANSFORMACIÓN
SUMARIO
[1] Para mayor detalle de información biográfica vid. la plaquette À la memoire de Léon
Duguit , Cadoret, Bourdeaux, 1929, las diversas contribuciones presentadas a “Le
Congrès Léon Duguit“, que aparecen reunidas en Revue juridique et politique du Sud-
Ouest , 1959, y noticia del mismo por M. VIRALLY: “Le Congrès Léon Duguit
(Bordeaux, 29-30, mai 1959) “, Archives de Philosophie du Droit , 1959, pp. 243-246.
También N. ROUSSELIER, “Léon Duguit”, en JULLIARD, J.-WINOCK, M.
(dir.) : Dictionnaire des intellectuels français, Seuil, Paris, 1996, y J.L. REQUEJO,
“Léon Duguit”, en DOMINGO, R. (ed.): Juristas Universales, 3. Juristas del s. XIX ,
Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, Madrid-Barcelona, 2004, pp. 719-722.
[2] Vid. LUKES, S.- SCULL, A. (eds.): Durkheim aand the Law , Basil Blackwell,
Oxford , 1984.
[3] Vid. E. PISIER-KORCHNER, “La sociologie durkheimienne dans l´oeuvre de
Duguit“, L´Année sociologique , 3, 28, 1977, pp. 95-114.
[4] A. COMTE, Cours de philosophie positive (1839), J. B. Baillière et Fils, Paris, t. IV,
1893, pp. 269 y ss.
[5] E. DURKHEIM, Règles de la méthode sociologique (1895), PUF, Paris, 1963, pp.
121-122.
[6] Vid. M. PESET REIG, “Notas para una interpretación de Léon Duguit (1859-1928).
Dimensión psicológica y sociológica de su obra jurídica », Revista de Estudios
Políticos , 157, 1968, pp. 169-207, « Philosophie et science dans l´oeuvre de Léon
Duguit », Revue du Droit Public et de la Science Politique en France et à l´Étranger ,
mars-avril 1971, pp. 353- 386. Ha de señalarse que el nutrimiento con aportaciones
procedentes de la Psicología fue en la época producto del intento de aproximar las
doctrinas jurídicas a las científicas. Vid. en este sentido, C. RUÍZ DEL CASTILLO,
“Un schéma de la doctrine de la personnalité de l´Etat selon la méthode juridico-
psychologique d´Hauriou”, en Mélanges Hauriou , Sirey, París, 1929, pp. 91 y ss.
[7] Véase, entre nosotros la preocupación era similar, F.E. GIDDINGS, Principios de
sociología. Análisis de los fenómenos de asociación y de organización social, traducido
y anotado significativamente por Adolfo Posada, La España Moderna (Biblioteca de
Jurisprudencia, Filosofía e Historia), Madrid, s/f. Vid. al respecto J.L. MONEREO
PÉREZ, J. L.: La reforma social en España: Adolfo Posada, MTAS, Madrid,
2003, passim .
[8] En realidad, correspondió a este editor la publicación en España de todas las
traducciones de las obras de Léon Duguit, y que en adelante se mencionarán.
Vid. infra , apart. 4.
[9] Vid. J.I. LASCATA ZABALZA, Cultura y gramática del Leviatán
portugués, Universidad de Zaragoza, 1988, p. 413.
[10] El movimiento solidarista realzó la unidad e interdependencia existente en la
sociedad. Este movimiento de ideas floreció durante el último cuarto de siglo. Es el
caso, entre otros, de L. BOURGEOIS, La Solidarité , Armand Colin, Paris, 1896, C .
BOUGLÉ, Le solidarisme (1907) o G. L. DUPRAT, La solidarité sociale (1907), obra
esta última traducida al castellano ( La solidaridad social: sus causas, su evolución, sus
consecuencias ) con pref. de G. Richard por F. Peyró Carrio, Daniel Jorro, Editor,
Madrid, 1913. Más extensamente J.-G. BELLEY, “Le romantisme juridique : la
réception du droit social dans la pensée juridique traditionnelle en France et au
Québec“, en J. LAMOUREUX, J. (dir.): Droits, liberté, democratie, ACFAS, Montréal,
1991, pp. 33-43, y NIORT, J.-F.: “La naissance du concept de droit social en France:
une problématique de la liberté et de la solidarité“, Revue de la Recherche Juridique.
Droit Prospectif , 1994-3, pp. 773-794 (también en Chaiers Dikè UQAM , 1993-1994,
série 1, pp. 18-33)
[11] L. DUGUIT, Leçons de Droit public général, E. D-------e Boccard , Paris, 1926, p.
36 : « Je suis de ceux qui pensent que la science sociale positive n´est point impuisante
à définir un ideal et à formuler les regles de conduite pour le réaliser, mais cet ideal, il
est sur terre, il est humaine, pleinement humanine (...) Il se résume en un mot: solidarité
sociale ».
[12] Véase E. DURKHEIM, La división del trabajo social (1866) , 2 vols., trad. de C.
G. Posada (Daniel Jorro, Madrid, 1928), Editorial Planeta-De Agostini, Barcelona,
1993, realzando la existencia de una “preponderancia progresiva de la solidaridad
orgánica y sus consecuencias” (Caps. V y VI). En contextualización de presente vid. J,
HABERMAS: Teoría de la acción comunicativa , trad. de M. Jiménez Redondo.
Cátedra, Madrid, 1989, vol. 2. Por una crítica de la razón funcionalista.
[13] Pedro de Vega ha calificado justamente a Duguit como el gran representante
del realismo sociológico . Cfr., el excelente y clarificador ensayo de P. DE VEGA
GARCÍA, “Apuntes para una historia de las doctrinas constitucionales del siglo XX“,
Separata de la obra colectiva La ciencia del derecho durante el siglo XX , Universidad
Autónoma de México, México, s/f., p.25. De Vega observa que el excesivo positivismo
sociológico –que califica de “radicalismo sociológico”- de Duguit determinó un ataque
sistemático a las categorías fundamentales de la dogmática del positivismo jurídico-
formalista, y en gran medida una pérdida de influencia posterior de sus concepciones
(solidaristas, señaladamente) en el campo del Derecho constitucional (Ibídem, p.26).
[14] La soberanía nacional es para Duguit un mito, un dogma, objeto durante mucho
tiempo de una fe religiosa, que se deshace ante la crítica positiva de los hechos
históricos. Vid. L. DUGUIT, Las transformaciones del Derecho público, en Las
transformaciones del Derecho (Público y Privado), trad. A. G. Posada y R. Jaén,
Heliasta, Buenos Aires, 1975, pp. 15 y ss. Según Duguit, la noción del servicio público
sustituye al concepto de soberanía como fundamento del Derecho
público ( Ibídem, cap.II, pp. 27 y ss.). Así, en opinión de L. RECASENS
SICHES, Panorama del pensamiento jurídico en el siglo XX , Porrua, México, 1963, p.
109: “Duguit no cree en la soberanía del Estado”.
[15] Noción que remontando a la Revolución francesa y al código napoleónico “es de
orden puramente metafísico, lo que está en contradicción indudable con las tendencias
de las sociedades modernas, y con el realismo; digamos la palabra: con el positivismo
de nuestra época”, L. DUGUIT, Las transformaciones generales del Derecho privado
desde el Código de Napoleón , trad. de C. G. Posada, Francisco Beltrán, Madrid, 1921,
p. 25. Para un análisis crítico de su posición vid. H.J, LASKI, “La conception de l´État
de Léon Duguit”, Archives de Philosophie du Droit et de la sociologie juridique,1932,
1-2, en espc. p. 127.
[16] Vid. A. JARDÓN, Las teorías políticas de Duguit, Reus-Biblioteca de la “Revista
general de Legislación y Jurisprudencia”, vol.XIV, Madrid, 1919, pp. 1-2. La crítica de
A. Jardón (Catedrático de Derecho Político de la Universidad de Valencia) a Duguit se
realiza desde la asunción de los postulados del Derecho natural. Jardón fue cotraductor
de la obra de v. CATHEREIN, Filosofía del Derecho,trad. A. Jardón y C. Barja, Reus,
Madrid, 1916. Jardón incluye a Duguit dentro de la nueva tendencia realista del
Derecho, centrando su ensayo crítico sobre la doctrina filosófico-jurídica de Leon
Duguit, que considera como enteramente contraria al Derecho natural (Ibídem,págs.4 y
sigs., espec.) y concluye afirmando la “ineficacia de los ataques de Duguit”. Piensa que
Duguit no ha logrado hacer mella en el Derecho político clásico, nacido del viejo
Derecho natural. Subsiste el Estado –afirma-, subsisten los Derecho naturales, la
Soberaía , la Representación y todo permite pensar que mientras la naturaleza humana
no varíe, estas instituciones no se extinguirán (Ibid.,págs.73 y sigs.). Por razones
análogas critica el pensamiento político de Adolfo Posada por su reflexión crítica ante la
que considera crisis del Estado derivada de la descomposición de sus instituciones, de la
pugna de corrientes ideológicas, y de misma puesta en cuestión de concepto de Estado
(se refiere, en particular, a los Prólogos de Posada a las obras de Duguit, La
Transformación del Estado, y a la de Wilson, El Estado ). Para Jardón, por el contrario,
el Estado como hecho no está en crisis, como tampoco lo está el Derecho político
clásico con la vigencia de sus categorías conceptuales principales (Ibid.,págs.77 a 80).
El planteamiento que hace Jardón sobre el pensamiento de Posada es superficial, puesto
–aparte de no tomar en consideración obras relevantes ya publicadas por él antes de
1919- ignora la riqueza de matices con la cual Posada emprende una reflexion sobre la
crisis del Estado contemporáneo y la misma crisis del Derecho político, que ya en su
época veía muy cuestionada algunas de sus categorías fundamentales (soberanía,
representación, teoría de los partidos, teoría de los derechos, con la emergencia de los
derechos sociales, económicos y culturales, etcétera). Un estudio sobre el pensamiento
político-jurídico de Posada, y, en particular, su teoría del Estado, en J.L. MONEREO
PÉREZ, La reforma social en España: Adolfo Posada, MTAS, Madrid,
2003, passim. Más ponderada es la crítica de J. DE SANGRAN Y GONZÁLEZ
(Marqués de los Ríos), El origen y los fundamentos racionales del poder
legítimo, Escelicer, Madrid-Cádiz-Buenos Aires, 1944. Señala que lo que le separa de
Duguit es su positivismo radical, su obstinación en rechazar todo principio de orden
metafísico, su realismo exagerado que le lleva a negar la existencia de la persona
jurídica como sujeto de derecho y el derecho subjetivo. Pero hay, sin embargo, ciertos
puntos de vista en su doctrina, que no pueden sino alabarse. Descata dos afirmaciones
que juzga de sumo interés. Primera, que el poder surge siempre como una fuerza
superior que se impone. Y segunda, que esta fuerza sólo es legítima cuando se conforma
con una regla de derecho basada en la justicia, que es anterior al Estado y que éste tiene
siempre el deber de respetar (Ibídem,cap.III, “La teoría de León Duguit.-Examen y
crítica de esta teoría”, pp.51 a 66).
[17] Vid. H. BERGSON, L´evolution créative (1907), Félix Alcan, Paris, 1913 (13 ème
ed.). La trad. española es de C. Malagarriga, Renacimiento, Madrid, 1912. Al idealismo
realista o espiritualismo de Hauriou lo denomina “objetivismo metafísico” G.
GURVITCH, L´idée de drot social. Notion et système du droit social. Histoire
doctrinale depuis XVII siècle jusqu'à la fin du XIX siècle , Recueil Sirey, París, 1932
(reimp. alemana de la ed. de 1932, Scientia Verlag Aalen, 1972) , pp. 647 y 710. Vid.
también M. HAURIOU, “Le point de vue de l´ordre et l´equilibre», Recueil de
Législation de Toulouse , 1909, pp. 17-19.
[18] Vid. J. CALVO GONZÁLEZ: La institución jurídica. Interpretación y análisis del
lenguaje jurídico, Dpto. Derecho Natural y Filosofía del Derecho, Universidad de
Málaga, 1986, pp. 44-53.
[19] Vid. L. DUGUIT, El pragmatismo jurídico (Conferencias pronunciadas en la
Universidad de Madrid), con Estudio preliminar de Q. Saldaña (“El pragmatismo
jurídico de M. Duguit”, pp. 13-56), Madrid, Francisco Beltrán, 1924, pp. 99 y ss. El
estudio preliminar apareció publicado también en el Boletín del Colegio de Abogados
de Madrid , VIII, 1924, pp. 1-28. Sobre la relación de Quintiliano Saldaña con Duguit
vid. su necrológica “Ha muerto Léon Duguit”, aparecida en el dirio ABC (Madrid), ed.
de 11 de enero de 1929. Saldaña desarrolló la concepción que denominaría
como pragmatismo penal, de significación positivista y metodología empiricista.
Fue criticada en su dimensión específicamente criminológica por F . GRISPIGNI, “Il
pragmatismo nel diritto penale”, Revista Internazionale di Filosofia del Diritto , 1925,
pp. 107-112, y desde la filosofía del derecho por E. LUÑO PEÑA, “Il pragmatismo
giuridico di Q. Saldana”, trad. de T. A. Castiglia, Revista Internazionale di Filosofia del
Diritto , 1931, pp. 181-205, en esp. pp. 193-202, objetando sobre todo a enfoque
jurídico-subjetivista y empirista, asi como a la ausencia de consideraciones
deontológico-jurídicas, si bien eludía pronunciarse en concreto sobre la doctrina
duguitiana del derecho objetivo. Siendo clara la ascendencia de Duguit sobre Saldaña,
su pensamiento aprovecha con originalidad asimismo otras fuentes. Divulgó sus tesis,
además de en el Est. Prel. cit., en las publicaciones siguientes: SALDAÑA. Q.:
“Prólogo” a J. SÁNCHEZ-RIVERA DE LA LASTRA , El utilitarismo. Estudio de las
doctrinas de Jeremías Bentham, su expositor en España , Reus, Madrid, 1922, pp. III-
XV, en esp. pp. XIV-XV; Moderne Strafrechtsauffassungen in Spainen , A. Pocwitz,
Hamburgo, 1922 (2ª ed., Winter editor, Heidelberg , 1923), o Modernas ideas
penales. Conferencias dadas en la Universidad de Hamburgo, trad. de A. Castañs y
Bonelli, Imp. de José Góngora, Madrid, 1922; Teoría pragmática del Derecho penal .
Conferencia, Secretaría Gral. De la Universidad de Madrid (Imp. Colonial), Madrid,
1923; “ La Justicia del Prof. Del Vecchio y la Justicia pragmática”, Prólogo a G. DEL
VECCHIO La Justicia , trad. de L. Rodríguez-Camuñas y C. Sancho, Centro Editorial
de Góngora, Madrid, 1925 (Col. Biblioteca de Derecho, Sociología y Política), pp. IX-
CXLII; “Le Pragmatismo pénal”, en Scritti in onore di Enrico Ferri, Utet, Torino, 1930,
pp. 431-442; “Les limites du Pragmatismo pénal”, en Scritti in onore di Ugo Conti, Tip.
Art. Graf., Città di Castello, 1932, pp. 193-208; Die pragmatische Gerechtigkeit ,
Verlag für Staatwissenschaften und Geschichte G. m. b. H., Berlin-Grunewald, 1935, y
“Die pragmatische Schule in Rechtsphilosophie und Strafrecht”, Monastsschrift für
Kriminal psychologie und Strafrechtsreform , XXVI, 1934, pp. 434, 441-446 u 453-457.
Vid. también los trabajos de sus discípulos CASTAÑS, A.: ”¿Qué significa
el pragmatismo jurídico ?”, en Boletín del Colego de Abogados de Madrid , X, 1926,
pp. 1- 3, F . CASTEJON, La obra científica del Profesor Saldaña (en el XXV año de su
profesorado) , Libros Ibéricos, Madrid, 1934, y J. MASAVEU,Nueva dirección
española en Filosofía del derecho penal. Estudio y ficha bibliográfico-crítica del
Profesor Saldaña , Ministerio de Justicia, Madrid, 1943.
[20] Ibídem, pp. 100-101.
[21] Vid. L. DUGUIT, ” Jean-Jacques Rousseau, Kant et Hegel ” , Revue du Droit
Public , 1918, pp. 173-211 y 325-377, en espec. p. 341.
[22] Vid. L. DUGUIT, L´Etat, le droit objectif et la loi positive . (Études de droit public
I) , Fontemoing, Paris, 1901, pp. 40-49.
[23] Vid. L. RECASENS SICHES, Panorama…, cit., pp. 108-110.
[24] DUGUIT, L.: L´Etat, le droit objectif et la loi positive , cit., p. 26.
[25] Vid. F.GÉNY, Método de interpretación y fuentes en Derecho privado
positivo (1892) , ed. y Est. Prel., “El pensamiento científico jurídico de Gény: El
problema del método” (pp.XVII-LXXV), a cargo de J. L. Monereo Pére z , Edit.
Comares (Colección Crítica del Derecho) , Granada, 2000. Vid. del mismo autor,
específicamente, F. GÉNY, “Les bases fondamentales du droit civil en face des théories
de L. Duguit”, Revue trimestrielle de Droit civil, XXI (1922), pp. 779-829. Muy en
síntesis, puede decirse que la categoría de donné es para Geny aquella que se revela por
la naturaleza social y debe formular la regla de derecho, en tanto que la
de construit corresponde a una determinación jurídico-subjetiva y formal de tal regla.
Así, en Science et technique en droit privé positif (1913), Sirey, Paris, 1922 (2 ème ed.),
T. I, núm. 33 y ss., donde arraiga la distinción entre science y technique del Derecho.
[26] Para él afirmar que una norma es obligatoria como norma jurídica, es decir
simplemente que en un momento dado, en el grupo considerado, si esta norma es
violada, la masa de los espíritus comprenden que es justo –según el sentimiento de
justicia que poseen en este momento-, que es necesario para el mantenimiento de la
interdependencia social, que la fuerza consciente que existe en el grupo debe intervenir
para reprimir esta violación”. Cfr. L. DUGUIT, Traité de Droit constitutionnel, t. I. (3
ème ed.) , E. De Boccard , Paris, 1927-1928, p.144.
[27] Con referencia crítica específica a éste en System der öffentlichen subjektiven
Rechte (1892), vid. L. DUGUIT, Traité... , t. I. , cit., p. 549, reenviando a una primera
crítica ya en L´Etat, le droit objectif et la loi positive, cit.
[28] Vid. L. DUGUIT, L´État, le droit objectif et la loi positive , cit., p. 91.
[29] A. JARDÓN, op. cit., pp. 4-7; H.P. PAJARES, Ideas políticas. El concepto de
Derecho según M. Léon Duguit. El pragmatismo jurídico. La representación por
clases, Imp. del Real Monasterio de El Escorial, Madrid, 1925.
[30] L. DUGUIT, Traité de Droit constitutionnel , t. I, E. De Boccard , Paris, 1930 (3
ème ed.) , pp. 81, 89 y ss. y 93-94.
[31] Siendo éste un punto de confluencia y anticipación de la llamada “Escuela del
Derecho Libre” y de la misma filosofía política de Frierich von Hayek. Vid. F.
HAYEK, Derecho, legislación y libertad, 3 vols., Unión Editorial, Madrid, 1978 (vol.I),
especialmente, 1988 (vol.II), 1982 (vol.III). Según Duguit el Derecho se basa en la
solidaridad social, siendo un producto natural (espontáneo) del desarrollo de la vida
social. Cfr. L. DUGUIT, L'Etat, le droit objectif et la loi positive , cit., p. 23.
[32] Para un detenido examen de la doctrina de Derecho internacional duguitiana y el
ascendente teórico de Duguit sobre las construcciones desarrolladas por su discípulo
George Scelle (1878-1961), vid. F. MELLERAY, “Léon Duguit et Georges
Scelle”, Revue d´Histoire des Facultés de Droit et de la Science Juridique , 2000, 21,
pp. 45-88.
[33] Según Duguit la Nación es sencillamente el medio en que se produce el fenómeno
Estado; es decir, el fenómeno de diferenciación entre gobernantes y gobernados. Tan
sólo en este sentido puede decirse que la nación es un elemento del Estado moderno.
Cfr. L. DUGUIT, Manual de Derecho Constitucional (1911, 2ª ed.) , trad., con prólogo
y apéndice sobre “La representación proporcional”, de J. G. Acuña, Francisco Beltrán,
Madrid, 1926 (2ª ed.), p. 56.
[34] Desde un punto de vista no sólo semántico lo expresado por Duguit acerca de la
soberanía en Traité… , t. I, 2 ème ed. 1921, pp. 431 y ss. se presta a ser considerado
como un planteamiento de cierta relativización conceptual, por el que en algún caso
cabría estar produciendo un efecto confundente entre aquello que concierna a su noción
y lo relativo a la de “jurisdicción”. En tal sentido, con notable acogida en la doctrina
sudamericana, vid. V.M. FLORES OLEA, Ensayo sobre la soberanía del
Estado, UMAN, México, 1956, pp. 100 y ss. En cuanto a la noción de servicio y la que
da en denominarse doctrina “servicialista” de la Administración en Duguit, los
especialistas en ese campo han señalado que la fórmula duguitiana resulta ineficiente
desde la perspectiva técnica, pues si se considera que toda Administración es servicio
público, a qué entonces respondería sensu stricto la noción de “servicio público” y
cómo habrían de quedar definidos los actos administrativos desenvueltos por la
Administración en el desempeño de sus servicios públicos y para con el ejercicio de sus
derechos. Entre nosotros, la literatura de especialidad es abundante sobre esta cuestión,
inclinada también por lo general hacia la posición de Hauriou (M. HAURIOU, La
gestion administrative, Larose, Paris, 1900) antes que a la defendida por Duguit. Vid.
así los trabajos de E. PEREZ BOTIJA, “Sur la notion de service public”,Revue
Francaisse de Droit Public et de la Science Politique , 1971, 3, pp. 335-386; L.
MARTIN RETORTILLO, “De nuevo sobre el servicio público. Planteamientos
ideológicos y funcionalidad técnica”, Revista de Administración Pública , 100-102,
enero-diciembre 1983, pp. 2471-2542; A. MARTÍNEZ MARTÍN, El buen
funcionalimiento de los servicios públicos. Los principios de continuidad y
regularidad , Tecnos, Madrid, 1990, en esp., cap. I, pp. 23-41, y J.M. SOUVIRON
MORENILLA, La actividad de la Administración y el servicio público , Comares,
Granada, 1997. Sobre la recepción en España de la concepción institucional del orden
jurídico, en sus direcciones francesa e italiana (ordinamentalista), en el ámbito del
Derecho administrativo, vid., ampliamente, J. CALVO GONZALEZ, La institución
jurídica , cit., pp. 93-97. Para un ordenado análisis de la noción de servicio público en
Hauriou y Duguit, vid. respec. J. RIVERO, “Hauriou et l´avênement de la notion de
service public“, en Mélanges Achille Mestre , Sirey, Paris, 1956, pp. 461-471 y E.
PISIER-KORCHNER, Le service public dans la théorie de l´État de Léon
Duiguit, LGDJ, Paris, 1972. Con referencia también a la dimensión del droit
constitutionnel como parte lato sensu de la teoría del servicio público en los
planteamientos de la École du Service Public posteriores a Duguit, según se presentan
por su discípulo G. Scelle frente a los sostenidos por la École de la Puissance Publique ,
vid. P. DUBOUCHET, “Pour une théorie normative de l´institution“, Revue de la
Recherche Juridique. Droit Prospectif , 1993-3, pp. 739-756, en espc. pp. 750-756. No
daña conocer la postura de A. POSADA, Tratado de Derecho Administrativo, vol. I, 2ª
ed., V. Suarez, Madrid, 1923.
[35] Vid. J.G. ACUÑA, “Prólogo” al libro de L. DUGUIT, Soberanía y
libertad (Lecciones dadas en la Universidad de Columbia), Francisco Beltrán, Madrid,
1924, pp. 24-25.
[36] L. DUGUIT, Soberanía y libertad, cit., p. 69.
[37] L. DUGUIT, Soberanía y libertad , cit., pp. 91-92. La solidaridad por similitud,
dirá en otro lugar, está a la base del Estado, y es la que une a los miembros de una
misma Nación. Cfr. L. DUGUIT, L´Etat, le droit objetctif et la loi positive , cit., p. 72.
[38] L. DUGUIT, Manual de Derecho Constitucional, cit., p.71. En el mismo sentido
en Traité…, t. II (2 ème ed.), cit, p.54. [39] Su criterio es contundente desde sus
primeras obras. Así indica que para muchos bien intencionados, la separación de
poderes es la condición esnecial de cualquier gobierno ponderado, el principio mismo
de cualquier régimen representativo basado en la soberanía popular, la garantía
necesaria y común de los intereses colectivos y de los derechos individuales; es, en
definitiva, el ideal político que los pueblos y legisladores deben perseguir sin tregua. He
aquí, a mi parecer, una singular ilusión. En teoría, esta separación absoluta de poderes
no puede concebirse. El cumplimiento de cualquier función del Estado se traduce
siempre en el dictado de una orden o en la adopción de un acuerdo, es decir, en un acto
de voluntad, en una manifestación de su personalidad. Implica, pues, el concurso de
todos los órganos que constituyen la persona del Estado.Lo que es verdad teóricamente
lo es también de hecho. El gobierno parlamentario, que hasta ahora es la forma política
mejor adaptada a la democracia representativa, el gobierno parlamentario, que esl único
que, a pesar de lo que se diga, puede garantizar en un gran país a la vez los derechos de
la colectividad y del individuo, no reposa sobre la separación de poderes, sino, por el
contrario, sobre su colaboración y su solidaridad . No es muy difícil, entiende, mostrar
que en este régimen todos los órganos del Estado participan siempre en el cumplimiento
de cada función. Agrega después, que a pesar de estas restricciones, lo que queda de
esta teoría artificial de los tres poderes separados es suficiente para falsear los resortes
de la vida social y política del país. Colocar a la cabeza del Estado poderes sin vínculo
entre ellos, sin interdependencia, sin solidaridad, es condenarlos fatalmente a la lucha; y
como de estos poderes alguno estará necesariamente peor armado que su rival, el más
fuerte acabará por absorber a los demás. Cfr. L. DUGUIT, “ L es fonctions de l'Etat
moderne “ , Revue internationale de sociologie , 1894, pp. 161-197, en esp. p. 165, y La
separación de poderes y la Asamblea Nacional de 1789, Present. y trad. de P. Pérez
Tremps, CEC, Madrid, 1996, pp. 3 y 132 (en la “Conclusión”). Puede verse, al respecto
y contemporáneamente, M. ARTUR, “Séparation des pouvoirs et séparation des
fonctions”, en la Revue du droit public et de la science politique, XIII (1900), XIV
(1901), XVII (1902), XX (1903).
[40] L. DUGUIT, La transformaciones del Derecho público, cit., cap.II (“El servicio
público”), p. 27.
[41] Ibídem, p. 31.
[42] Ibídem, pp. 34-37.
[43] Ibídem, pp. 37 y ss.
[44] Ibídem, pp. 167-168.
[45] Se reconocería esa influencia por G. JÉZE, “L'influence de Léon Duguit sur le
droit administratif français”, Archives de Philosophie du Droit et de la Sociologie
juridique, 1-2, 1932, pp. 135- 151. A Gaston Jéze (1869-1953) puede en efecto
considerársele discípulo de Duguit. Así en trabajos como “Essai d´une théorie générale
des fonctionnaires de fait”, y “La notion de travaux publics et le domaine public”,
ambos en Revue du Droit Public et de la Science Politique , 1914, pp. 48-144 y 1921,
pp. 361-377, respc., y Cours de Droit Public , G. Giard & E. Briere, Paris, 1923. Vid.
asimismo J.H. LASKI, “La conception de l'Etat de León Duguit”, cit. Duguit influyó
también sobre la corriente americana de juristas sociólogos y pragmatistas, encabezada
por Roscoe Pound (1870-1964); sobre algunas entre las varias derivaciones
estadounidenses R.S. SUMMERS, “Lo strumentalismo pragmatico e la teoria americana
del diritto“, trad. de C. Faralli, Revista di Diritto e Procedura Civile, 1983, 3, pp. 1083-
1093. Su influjo se advierte asimismo en diversas manifestaciones el movimiento del
Derecho libre. Influencia que es igualmente apreciable sobre otros autores realistas y
pluralistas europeos como Laski, y en autores del socialismo guildista como H. Cole, S.
G. Holson; todos ellos extraordinariamente receptivos a la crítica al concepto de la
soberanía, el pluralismo basado en la “función”, la función social de la propiedad
privada, la concepción de la democracia funcional, etc. Vid. J.L. MONEREO PÉREZ,
“Estudio preliminar” a A. MENGER, El derecho civil y los pobres, trad. A. Posada,
Edit. Comares (Colección Crítica del Derecho) , Granada, 1998, e ID.: Fundamentos
doctrinales del derecho social del derecho social en España, Trotta, Madrid,1999, pp.
134 y ss., passim .
[46] El caso de Adolfo Posada es emblemático; de ahí su interés en la traducción de sus
obras como en las de otros renovadores de la ciencia política, así Wilson, Burges, etc.
Vid. ampliamente J.L. MONEREO PÉREZ, La reforma social en España: Adolfo
Posada, cit., passim . Pero la actitud crítica (que por cierto mantiene también Posada,
aunque por motivos distintos a los aducidos desde el pensamiento más conservador; su
“Estudio preliminar” sobre “La nueva orientación del Derecho político” es una crítica
severa a la obra Duguit La transformación del Estado , por el mismo traducida:
Francisco Beltrán, Madrid, s/f. (c. 1909) ), bien desde el catolicismo, o bien desde los
partidarios del Derecho natural, fue especialmente acusada en los círculos de
pensamiento más conservador, como es el caso de P.H. PAJARES, Ideas política de
León Duguit, cit.. También hizo observaciones críticas, aunque con signo ideológico-
jurídico diferente, Q. SALDAÑA en su Est. prel. “ El pragmatismo jurídico de M.
Duguit”, cit. Por lo demás, la influencia del sociologismo juridico de Duguit, asi como
de su teoría de la función social, es concretamente apreciable en Ramiro de Maeztu
(1874-1936). Así, R. MAEZTU, La crisis del humanismo. Los principios de autoridad,
libertad y función a la luz de la guerra (Una crítica de la autoridad y de la libertad
como fundamentos del Estado moderno y un intento de basar las sociedades en el
principio de función) (1916, 1ª ed. en inglés), Minerva, Barcelona, 1919 (para otras eds.
disponibles: La crisis del humanismo , ed. de M. de Maeztu, Sudamericana, Buenos
Aires, 1948, y la más recientemente La crisis del humanismo, Estudio Preliminar a
cargo de P. C. González Cuevas (pp. 11-72), Eds. Almar ( Colección Biblioteca del
pensamiento conservador ), Salamanca, 2001), e ID.: “La función como norma del
Derecho”, Anales de la Universidad de Valencia, IV (1923), Separata, lo es también en
ID.: Liberalismo y socialismo , ed., de E. I. Fox, Madrid, CEC, 1984. Maeztu asimiló
las ideas de Duguit cuando teoriza el socialismo guildista sobre base jurídica, y
contando igualmente con la influencia del socialismo guildista inglés. En el pról. a la
primera de las obras mencionadas, que es traducción del texto primeramente publicado
en inglés, se señala: “Aunque esta teoría objetiva de las sociedades humanas es nueva,
el autor no habría podido concebirla sin el ideal de objetividad que anima las más
poderosas especulaciones contemporáneas. A M. León Duguit, de la Universidad de
Burdeos, debe la idea de derecho objetivo”. Otros débitos intelectuales fueron G. E
Moore (Univ. Cambridge) (bien objetivo); E. Husserl (Univ. de Götingen) (lógica
objetiva); A. R. Orage (director de The New Age ) (gremialismo); T. E. Hulme
(trascendencia social y política del pecado original). Vid. al respecto, L. OLARIAGA,
“Cómo era y cómo pensaba Ramiro de Maeztu en su etapa de Inglaterra”, pp. 45-61, e
IBISATE A. ALTUNA, “Leyendo La crisis del humanismo de Ramiro de Maeztu”, pp.
135-169, en esp. pp. 164-167, ambos en VV.AA., En torno a Ramiro de Maeztu, Obra
Cultural de la Caja de Ahorros Municipal de la Ciudad de Vitoria (Biblioteca Alavesa
`Luis de Ajuría´), Vitoria, 1974. Maeztu lleva a cabo durante su estancia en Inglaterra
una autocrítica liberal, proponiendo un “nuevo liberalismo” o “liberalismo socialista”, a
modo de alternativa “reformista”, cuyo programa formulaba la nacionalización de los
servicios públicos, la expansión de la instrucción pública, el impuesto sobre las grandes
fortunas, los subsidios y el salario mínimo. Es esa revisión filosófico-política
demoliberal la que le lleva a recuperar las doctrinas de Duguit, que con anterioridad
había rechazado sin ahorro de críticas por su contenido “antiliberal” para, calificando el
proyecto corporativo duguitiano de intento de retorno a la Edad Media y rechazando
frontalmente la reducción del individuo a mera categoría profesional, inclinarse hacia un
corporativismo de signo armonicista (krausista), diferenciador y racionalizador del
pluralismo social (vid. R. MAEZTU, Un ideal sindicalista , Editora Nacional, Madrid,
1961, pp. 49-50, 83 y ss., y 128). Sobre ello, vid. P.C. GONZALEZ CUEVAS, Acción
Española. Teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-1936) ,
Tecnos, Madrid, 1998, pp. 67-70, e ID.: “Estudio Preliminar” (en la ed. de La crisis del
humanismo de 2001), en esp. pp. 33-48. Vid. asimismo J.L. MONEREO
PÉREZ, Fundamentos doctrinales del Derecho social en España , cit., e ID.: La
reforma social en España: Adolfo Posada, cit.
[47] L. DUGUIT, Soberanía y libertad , cit., p. 110. Indica que “la soberanía es una
voluntad, pero una voluntad que tiene en sí misma y sólo ella el carácter propio de no
determinarse jamás sino por ella misma, una voluntad que tiene la competencia de su
competencia, que es, por consiguiente, independiente de toda otra voluntad; una
voluntad que tiene derechos, pero no deberes, una voluntad que interviene siempre
como voluntad de mando” ( Ibídem, p.150).
[48] Ibídem, p.172. Es en esta materia y particular de ideas donde se situa gran parte de
los profundos y sostenidos desacuerdos entre Duguit y Hauriou. Vid. M. HAURIOU,
”Les idées de M. Duguit ou le fondement du pouvoir politique”, Recueil de L´Académie
de Législation de Toulouse, 2ª série, t. 7, 1911, pp. 1-40, y La souveraineté nationale ,
Sirey, Paris, 1912, en espc. pp. 129-152. Vid. también M. WALINE, ”Les idées
maitresses de deux grans publicistes français : Léon Duguit et Maurice Hauriou”, Année
Politique Francaise et Etrangère , núm.16, novembre 1929, pp. 39 y 41-42, y núm. 17,
mars, 1930, pp. 55 y ss., C. EISENMANN, ”Deux théoriciens du droit : Duguit et
Hauriou”, en Revue Philosophique, 1930, pp. 231- 279, A . DE LAUBADÈRE, ”Le
Doyen Maurice Hauriou et Léon Duguit”, en VV.AA.: La pensée du Doyen Maurice
Hauriou et son influence (Journées Hauriou. Toulouse, mars 1968), Éditions A.
Pédone, Paris, 1969, pp. 209-228, y J. DONZELOT, L'invention du social. Essai sur le
déclin des passions politiques , Fayard, Paris, 1984, pp. 86-108 . Asimismo, más
recientemente, D. SALAS, ”Droit et Institution : Léon duguit et Maurice Hauriou”, en
P. BOURETZ La force du droit. Panorama des débats contemporaines , Esprit, 1991,
pp. 193-279, y M. MILET ”L. Duguit et M. Hauriou, quarante ans de controverse
juridico-politique (1889-1929). Essai d´analyse socio-rhétorique”, en C.M. HERRERA
(dir.), Les juristas face au politique. Le Droit, la gauche, la doctrine sous la IIIe
République , Kimé, Paris, 2003 , pp. 85-121.
[49] Ibídem, pp. 238 y ss.
[50] Ibídem, pp. 248-249.
[51] Ibídem, pp. 265 y ss.
[52] M. HAURIOU, Précis de droit administratif , Paris, 1903 (5 ème ed.), pp. 216 y
799 y ss. Asimismo ID., La gestion administrative , Paris, 1899.
[53] Vid. J. RIVERO, “Maurice Hauriou et le Droit Administratif“, en VV.AA., La
pensée du Doyen Maurice Hauriou et son influence , cit., pp. 141-155; L. SFEZ, Essai
sur la contribution du doyen Hauriou au droit administratif , LGDJ, Paris, 1966, y
“Maurice Hauriou et l´avênement des exécutifs forts dans les démocraties occidentales
modernes“, en VV.AA., La pensée du Doyen Maurice Hauriou et son influence , cit.,
pp. 111-125 ; E. MILLARD, “Hauriou et la théorie de l´institution“, Droit et Société ,
30-31, 1995, pp. 381-412. Muy crítico con la circularidad del argumento de la
Administración como organismo institucional, concepto que por su amplio significado
acabaría convertiéndose en un indovinello , M.S. GIANNINI, “Profili storici della
Scienza del diritto administrativo”,Quaderni Fiorentini per la storia del pensiero
giuridico moderno , 1973, 2, p. 207.
[54] G. GURVITCH, L´idée de droit social , cit., pp. 707-708.
[55] M. HAURIOU, Leçons sur le mouvement social , Larose, Paris, 1899, p. 139.
[56] M. HAURIOU, Principes de droit public , Larose et Tenin, Paris, 1916 (2 ème .
ed.), pp. 189 y ss. y 383 y ss., e ID.: Précis de droit constitutionnel , vol. 1, Librairie du
Recueil Sirey, Paris, 1929 (2 ème . ed.), pp. 65 y 67.
[57] Una respuesta ciertamente poco favorable a Hauriou la ofrece G. SACRISTE,
“Droit, histoire et politique en 1900. Sur quelques implications politiques de la méthode
du droit constitutionnel à la fin du XIXè siècle“, en Revue d´histoire des sciences
humaines , avril 2001, pp. 69-94.
[58] Reafirmado por la preocupación duguitiana hacia la sistematización de la función
reglamentaria y cuasi-legislativa del sindicalismo a través de convenciones colectivas,
vía situación extra-contractual, y, en tanto que ordenaciones particulares de un grupo
profesional, alternativas y sustitutorias de la autoridad jurídica del Estado. L.
DUGUIT, Las tranformaciones generales del derecho privado , cit, pp. 145 y ss. Vid.
también J. LE GOLF, “ Juristes de gauche et Droit social dans les années 1880-1920 “ ,
en C.M. HERRERA (dir.): Les juristas face au politique. Le Droit, la gauche, la
doctrine sous la IIIe République , Kimé, Paris, 2003, pp. 13-33.
[59] Vid. M. HARIOU, “L´institution et le droit statutaire“, en Recueil de Législation de
Toulouse , 1906, pp. 134-182, y “La teoría del riesgo imprevisible y los contratos
influidos por instituciones sociales“, Revista de Derecho Privado, 148, 1926, pp. 1-13.
[60] Vid. L. DUGUIT, Le droit constitutionnel et la sociologie“, Revue internationale
de l´enseignement , 1889, pp. 484-505, en espc. pp. 495 y 498, y “ Des fonctions de
l'Etat moderne “ , Revue internationale de sociologie , 1894, pp. 161 y ss, en espc. pp.
167 y 191.
[61] Vid. R. BONNARD, “Léon Duguit. Ses oeuvres. Sa doctrine“, Revue de Droit
Public et de la Science Politique en France et à l'étranger, XLVI, 1929, pp. 5 y ss., y p.
8-13, P. CINTURA, “La pensée politique de Léon Duguit“, Revue juridique et
économique du Sud-Ouest (série juridique) , 1968, 1-2, pp. 67 y ss., y 3-4, pp. 151 y ss,
en espc. pp. 75-80 , y E. PISIER-KORCHNER, Le service public dans la théorie de
l´État de Léon Duguit, cit., p. 87.
[62] Según Duguit para que un sistema de derecho sea socialmente eficaz, para que
tenga un valor pragmático, es preciso que permita realizar tres objetivos: 1º. Que con la
ayuda de sus sistemas de derecho puedan establecerse los fundamentos sólidos de las
limitaciones jurídicas, que deben oponerse al poder del Estado. 2º Que permita proteger
eficazmente todas las situaciones privadas legítimas dignas de ser protegidas, es decir,
que correspondan a una necesidad social y a un sentimiento de justicia. Puede haber
divergencias entre lo que es un fin y una necesidad social, pero todas las situaciones que
respondan a esa necesidad y a ese sentimiento deben ser protegidas por un derecho. 3º.
Este sistema jurídico debe tener tal naturaleza, que facilite y sancione las relaciones
jurídicas entre los individuos. Que sea –según Hauriou- sanción del comercio jurídico.
En tal sentido considera que la doctrina individualista no es capaz de realizar este
triple desidertum . Con estas ideas Duguit trata de responder al formalismo jurídico de
su tiempo mediante la propuesta de una ciencia positiva y antimetafísica, formulada, al
menos, en términos de principio.
[63] Vid. ampliamente, G.L. DUPRAT, La solidarité sociale, 1907. Para Duprat, la
solidaridad social es la condición de la existencia y del conocimiento científico de los
fenómenos sociales (ID.: La solidaridad social: sus causas, su evolución, sus
consecuencias , cit., p. 199). Vid. también la Conferencia en el Ateneo de Madrid de
Victoriano García Martí (1881-1966), V. GARCÍA MARTÍ,Ensayo sobre la
solidaridad social , Tip. Revista de Archivos, Madrid, 1909.
[64] L. DUGUIT, Soberanía y libertad , cit., pp. 229-230.
[65] L. BOURGEOIS, Le solidarité , cit.
[66] F. GENY, Science et Technique en droit privé positif, IIª parte, Recueil Sirey,
Paris, 1927, cap.VII, “El sistema crítico (realista y positivo) de L.Duguit”, pp. 191 y ss.
[67] L. DUGUIT, Traite... , t. I, 3 ème ed., cit., pp. 105 y ss.
[68] L. DUGUIT, L´Etat, le droit objectif et la loi positive , cit., pp. 543 y 560.
[69] N. ARNAUD, “Une doctrine de l'État tranquilisante: le solidarisme
juridique”, Archives de Philosophie du Droit, 21, 1976, pp. 131-151, y Les juristes face
à la société du XIXe siècle à nous jours , PUF, Paris, 1975, pp. 75 y ss.
[70] Vid., ya tempránamente, C. BOUGLÉ, Le solidarisme , Girad et Brière, Paris,
1907, p. 1. Del mismo, La science sociale contemporaine , Hachette, Paris, 1880 ;
“Solidarisme et morale scientifique”,RPL , 10, 1905, p. 310 ; “Individualisme et
sociologie”, RPL, 18-19, 1905 , pp. 553-555 y 587-589; “Solidarisme et
socialisme”, RPL, 25, 1905 ; ”Solidarisme et socialisme”, Revue bleue, 16 décembre
1905, pp. 780 y ss., y “L´esprit nouveau de la science du droit “, Revue bleue, 12 mai
1906, p. 589. Vid. También, para consulta de elencos bibliográficos más recientes,
VV.AA.: La solidarité, un sentiment Républicain? , PUF-Publications du CURAPP,
Paris, 1992.
[71] En este sentido el definido posicionamiento de Duguit en contra de la doctrina de la
lucha de clases y a favor de actitudes cooperativas y de integración social de clases.
Vid. L. DUGUIT, Soberanía y libertad , cit.
[72] Vid. J.F. NIORT, op. cit. , pp. 782-784.
[73] Vid. en general, sobre su influencia en el reformismos social, para Francia, F.
EWALD, Histoire de l'État-providence: les origines de la solidarité (1986), Grasset,
Paris, 1996 . Para España, J.L. MONEREO PÉREZ, La reforma social en España:
Adolfo Posada, cit.
[74] La exposición más acabada de su contribución al respecto se encuentra en el propio
L. DUGUIT, Traité de droit constitutionnel, t. III, E. De Boccard, Paris, 1930, 3ª éd.,
pp. 596 y ss. Puede consultarse en el sugerente ensayo de C. COUSIN, “La doctrine
solidariste de Léon Duguit”, Revue de la Recherche Juridique , Droit Prospectif , 2001-
4 (2), pp. 1931 y ss.
[75] L. DUGUIT, Soberanía y libertad, cit., p . 221.
[76] Ibídem, pp. 221-223, reclamando en apoyo de su pensamiento la concepción
positiva de Comte y Durkheim, especialmente su libro La división del trabajo
social. Respecto a este último afirma, significativamente, que acepta, con algunas
reservas, sin embargo, las principales conclusiones ( Ibídem, p. 228).
[77] L. DUGUIT, Traité… , t. I, cit., p. 112.
[78] Vid. l. RECASENS SICHES, “Il concetto di diritto subiettivo innanzi alla Filosofia
giuridica”, Rivista internazionale di Filosofia del Diritto , 1926, pp. 473-501. Asimismo
A. RODRIGUEZ DE QUIÑONES Y DE TORRES, “Algunas consideraciones sobre la
negación del derecho subjetivo en L. Duguit”, Anuario de Filosofía del Derecho , T. I,
1984, pp. 301-330.
[79] L. DUGUIT, Traité… , t. I, cit., p. 133.
[80] L. DUGUIT, Manual de Derecho constitucional , cit., p. 12.
[81] Sobre la fundamentalidad de la distinción situaciones jurídicas
objetivas/situaciones jurídicas subjetivas L. DUGUIT, Traité… , t. I (3 ème ed.), cit., p.
314, y Leçons de droit public général , cit., p. 68.
[82] L. DUGUIT, Traité… , t. I, cit., pp. VIII-IX.
[83] Existe en esto un cierto paralelismo con la construcción luhmaniana de sociedad
sin sujeto. Vid. obras de N. LUHMANN, Sistemas Sociales. Lineamientos para una
teoría general , trad. de S. Pape et al., Anthropos Editorial del Hombre, Barcelona,
1998; Sistema y dogmática Jurídica, trad. de I. de Otto Pardo, CEC, Madrid,
1983; Ciencia de la Sociedad , trad. de S. Pape et al., Anthropos Editorial del Hombre,
Barcelona, 1996, y Teoría política en el Estado de Bienestar , trad. e introd. de F.
Vallespín (pp. 9-28), Alianza, Madrid, 1993, en todo lo relacionado con el principio de
diferenciación social funcional.
[84] Cfr. L. DUGUIT, Las transformaciones del Derecho privado, en Las
transformaciones del Derecho (Público y Privado), cit., cap.I, pp. 171 y ss.
[85] Las discrepancias de Hauriou son en este punto muy profundas, calificando esa
tendencia de “anarquismo doctrinal”. Vid. La recensión A. HAURIOU, M.- MESTRE,
”Duguit, L´Etat, le droit objectif et la loi positive”, Revue de Droit Public et de la
Science Politique en France et à l'étranger, XVII (1902), pp. 346-366. Por lo demás,
este compte-rendu utiliza idéntica calificación expresamente mencionando a Pedro
Dorado Montero (1861-1919). Varias son en efecto las obras de Dorado en que se
expresa un ideario individualista y proximidad al pensamiento de Lev N. Tolstoy (1828-
1910). Vid. P. DORADO MONTERO, El Derecho y sus sacerdotes , Hijos de Reus,
Editores (Biblioteca Jurídica de Autores Españoles y Extranjeros), Madrid, 1891,
o Valor social de las leyes y autoridades , Soler, Barcelona, 1903. Así, Luis Jiménez de
Asua (1889-1970) señaló que « Dorado Montero sentía en el fondo de su ser el
anarquismo y para mirar a la persona con aquellos ojos de amor tenía que ser
individualista », L. JIMENEZ DE ASUA, Tratado de Derecho Penal I. Concepto del
Derecho penal y de la Criminología , Histora y legislación comparada , Losada,
Buenos Aires, 1977 (4ª ed.), p. 876; M. COBO DEL ROSAL, “4 penas de muerte, 4“,
en Teoría , 1973, 81, p. 194, consideró a Dorado como un “anarcocristiano” ; G.
SÁNCHEZ-GRANJEL SANTANDER, Pedro Dorado Montero: un penalista
salmantino , Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Bienestar Social ,
Valladolid, 1990, pp. 152-162, lo sostiene atraído por la ideología anarquista y habiendo
mostrado preocupación por el problema social hasta el punto de adoptar posiciones
próximas al socialismo militante. En Duguit aquella eventual adscripción operó como
un estigma deslegitimante, vid. M. MILET, ”L. Duguit et M. Hauriou, quarante ans de
controverse juridico-politique (1889-1929). Essai d´analyse socio-rhétorique”, cit., p.
102.
[86] L. DUGUIT, Las transformaciones del Derecho privado, en Las transformaciones
del Derecho (Público y Privado), cit., pp. 178 y 180 y ss.
[87] Ibídem, pp. 186 y ss.
[88] L. DUGUIT, Manual de Derecho Constitucional, cit., pp. 277 y ss.
[89] L. DUGUIT, Las transformaciones del Derecho privado, cit., pp. 199 y ss.
[90] Ibídem, p. 211. Vid. igualmente, L. DUGUIT, Manual de Derecho Constitucional,
cit., pp. 3 y ss., donde contrapone las doctrinas del derecho individual a las doctrinas del
derecho social. Para él las doctrinas del derecho social parten de la sociedad para llegar
al individuo, del derecho objetivo para llegar al derecho subjetivo, de la regla social
para llegar al derecho individual; todas las que afirman la existencia de una regla
impuesta al hombre que vive en sociedad y que hacen derivar sus derechos subjetivos de
sus obligaciones sociales; todas las doctrinas que afirman que el hombre, ser
naturalmente social, se halla, por esto mismo, sometido a una regla social, que le
impone obligaciones respecto a los demás hombres, y que sus derechos no son otra cosa
que derivados de sus obligaciones, los poderes o facultades de que dispone para cumplir
libremente y plenamente sus deberes sociales. Las doctrinas que hemos llamado del
derecho social deberían llamarse con más exactitud doctrinas socialistas, por oposición
a las doctrinas individualistas ( Ibídem, p.7).
[91] L. DUGUIT, Traité.., t. I, cit., p. 15.
[92] Ibídem, pp. 22 y ss.
[93] L. DUGUIT, Soberanía y libertad , cit., p. 218.
[94] Sobre la concepción del derecho, y en particular del derecho subjetivo en Duguit,
véase M. RÉGLADE, “Théorie générale du droit dans l´oeuvre de Duguit”, en Archives
de philosophie et de sociologie juridique, 1932, pp. 1-67 y “Essai sur le fondement du
droit”, en id ., 1933, 3-4, pp. 160 y ss.; F. GÉNY, Science et Technique en droit privé
positif, LGDJ, Paris, 1919, t. II, pp. 126-127, con el cual mantiene –a pesar de las
diferencias- una coincidencia en la crítica al antiformalismo y a los planteamientos
metafísicos imperantes; DAVY, Le droit, l'idéalisme et l'expérience, París, 1922, pp. 60
y ss.; H.J. LASKI, “La concepción del Estado de Leon Duguit”, cit.; M. WALINE, L'
individualisme et le Droit, Editions Domat, Montchrestien, 1949; DABIN, J.: El
derecho subjetivo, trad. F. J. Osset, Edersa, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1955,
pp. 9 y ss., y 41 y ss. En el caso de Louis Le Fur, alineado con las posiciones de
catolicismo social, existe además de una crítica a la doctrina general del Derecho en
Duguit, y a la específica construcción acerca del derecho subjetivo/objetivo, asimismo
un juicio negativo frente a la contrucción del “hecho social” jurídico que allí se
defiende, pues entiende que la renuncia a la valoración de éste genera riesgos para la
libertad y dignidad humanas. Vid. L. LE FUR, “Droit individuel et droit social“,
en Archives de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique , 1931, pp. 286 y ss., “Le
fondement du droit dans la doctrine de Léon Duguit”, Archives de Philosophie du Droit
et de la sociologie juridique, 1932, pp. 175-211, y “Léon Duguit et le droit subjectiv”,
en Les grands problèmes du droit, París, 1937. Sobre el debate entorno a la noción de
derecho subjetivo en Gény y Duguit, entendiendo éste que la comprensión del derecho
subjetivo únicamente desde la dimensión del procedimiento técnico (« le contruit »)
arruinaría el subjetivismo edificando una pura doctrina objetivista, vid. L.
DUGUIT, Traité, cit., pp.30 y ss, A.M. LÓPEZ LÓPEZ, « Gény, Duguit y el derecho
subjetivo : evocación y nota sobre una polémica », en Quaderni Fiorentini per la storia
del pensiero giuridico moderno, 1991, 20, pp.161-179. Sobre el pensamiento de Gény
en una perspectiva de conjunto y su entorno intelectual, puede consultarse J.L.
MONEREO PÉREZ, « El pensamiento científico jurídico de Gény », Est. Prel., a la
obra de F. GÉNY, Método de interpretación y fuentes en Derecho Privado
Positivo, Comares, Granada, 2000.
[95] J. DABIN, El derecho subjetivo, cit., pp. 25-26, con apoyo en Gény.
[96] Se ha objetado a esta construcción separadora de Derecho y Moral que “la tesis
sería verdadera si el orden jurídico estuviera separado del moral. (…) precisamente el
orden jurídico es regla de la vida social, y por consiguiente, en la medida en que la
“sociabilidad” es natural al hombre, regla de la vida humana. Su fuerza obligatoria la
saca por tanto de la regla moral que le da facultad, competencia y autoridad para
ordenar la vida de los hombres en sociedad. De ahí el carácter absolutamente
obligatorio, aunque a título derivado, de la regla de derecho objetivo”. Por otra parte,
estimando que “la idea de derecho subjetivo y de obligación subjetiva nada evocan que
sea más metafísico que aquella idea de “situación jurídica” activa o pasiva: derecho
subjetivo o situación jurídica activa, siempre se trata de la realidad, que no es física ni
metafísica, sino que es jurídica, de un individuo revestido de una prerrogativa que está
capacitado para hacerla valer. ¿Por qué, pues, no continuar hablando de derecho
subjetivo?”. Cfr. J. DABIN, El derecho subjetivo, cit., pp. 45-47. Este autor considera
que desde cualquier perspectiva en que se le mire y examine, en sí mismo y aparte del
derecho objetivo, o bien en el marco y a partir del derecho objetivo, el derecho subjetivo
es una noción no sólo defendible, sino indispensable. La sociedad y la regla social no
suprimen el derecho subjetivo. El movimiento es doble. De una parte, el derecho
subjetivo, en el sentido moral, que es anterior a la sociedad, pasa a la regla social
garantizada: se trata de los “derechos del hombre”, convertidos, gracias a esa mutación,
en derechos subjetivos jurídicos. Por otra parte, en cumplimiento de su misión de
coordinación y de armonía, la regla social se ve llevada a establecer íntegramente unos
derechos subjetivos puramente jurídicos, que sólo en ella tienen su base. Pero de todas
formas el sentido de la intervención de la regla, el resultado a que tiende, es la colación
de derechos. No se refiere solamente a individuos que van a beneficiarse del juego de
una regla; se trata de individuos investidos por esa regla de prerrogativas que les son
propias y de las que son reconocidos como dueños. Del derecho objetivo sale un
derecho subjetivo ( Ibídem, p.64).
[97] Los entrecomillados son de J. DABIN, El derecho subjetivo, cit., p. 54. Vid. l.
DUGUIT, Manual de Derecho Constitucional, cit., pp. 8 y ss., donde puntualiza su
concepción de la solidaridad o interdependencia social, y afirma que la solidaridad es el
verdadero fundamento del Derecho; la solidaridad no subsiste más que por la
solidaridad que enlaza entre sí a los individuos que la componen (Ibídem, p. 11).
[98] Vid. L. DUGUIT, Traité , t. I, 2 ème ed. (1921) p. 147 en relación a la 1ª ed.
(1912), p. 17 y ss. Asimismo P.H. RAYNAUD, “Léon Duguit et le droit natural”, Revue
D´Histoire des Facultés de Droit et de la Science Juridique , 4, 1987, pp. 169 y ss.
[99] A. POSADA, Tratado de Derecho Político , edición íntegra en un sólo volumen y
Est. prel. a cargo de J. L. Monereo Pérez (“El pensamiento político-jurídico de Adolfo
Posada”, pp. VII-CLXIII), Edit.Comares (Colección Crítica del Derecho), Granada,
2003, pp. 37-38.
[100] C. RUÍZ DEL CASTILLO, “Estudio preliminar” a M. HAURIOU, Derecho
público y constitucional , trad. C. Ruíz del Castillo, Ed. Reus, Madrid, 1927, pp. XVIII-
XIX (Reeditado en Editorial Comares, Granada, 2003). Carlos Ruiz del Castillo y
Catalán de Ocón (1896-1984) fue catedrático de Derecho Político en la Universidad de
Santiago de Compostela. Este planteamiento da entrada a un enfoque corporativista,
como así muestra en C. RUIZ DEL CASTILLO, I ntegración de la democracia en una
doctrina corporativista del Estado , Tip. Suc. De Paredes, Santiago, 1925. Vid. también
M. PESET REIG, “Leyendo los Principes de Droit Public de Maurice Hauriou”, en
VV. AA.: Filosofía y Derecho. Estudios en honor del Prof. José Corts
Grau, Universidad de Valencia, 1977, T. II, pp. 207-238.
[101] A. POSADA, La crisis del Estado y el Derecho Político , C. Bermejo, Madrid,
1934, p. 25.
[102] Vid. L. DUGUIT, "De la situation du particulier faisant usage d'un service public"
en Mélanges Hauriou , Sirey, París, 1929, pp. 256 y ss., vinculando la doctrina del
servicio público con la concepción institucional de M. Hauriou.
[103] El punto de vista realista de Duguit es realzado, y asumido, por Posada:
"Interpretadas en términos de un realismo sociológico, las ideas generadoras de la
filosofía social de Krause podría traducirse diciendo que la humanidad -las sociedades
en el espacio y en el tiempo- se produce y evoluciona por obra de la
esencial interdependencia de sus miembros -hombres y mujeres, niños y mayores,
fuertes y débiles, hábiles de muy diverso modo- y se mantiene unidad en sus núcleos
intensos de vida, merced al sentimiento de solidaridad social , y añade que debe
recordarse "el punto de vista realista de Duguit, en su explicación del derecho
objetivo, L'Etat, Transformación del Estado, etc.". Cfr. A. POSADA, Principios de
sociología (2 ? ed., 1929), vol.1, cit., p. 214. En realidad León Duguit influyó de modo
determinante en todo el primer tercio del siglo veinte, y en las corrientes más dispares.
Es el caso, como ya se apuntó, del funcionalismo del primer Ramiro de Maeztu,
proclive hacia una suerte de "socialismo gremialista" o basado en un sistema de
corporaciones profesionales como asociaciones autónomas e independientes del Estado
aunque insertas en su realidad, y en la que se organizan todas las clases sociales y
grupos de interés. Vid. R. MAEZTU, La crisis del humanismo , cit., en espc. cap. sobre
“Los principios gremiales: limitación y jerarquía” .
[104] Vid. supra n. 71.
[105] El concepto individualista puro no corresponde ya, ni a los hechos ni a las ideas
de nuestra época. La conciencia moderna está impregnada de la idea de que hay un
deber de trabajar, que se impone rigurosamente a todos, y que la participación en las
ventajas sociales debe hallarse en razón directa de la suma de trabajo que cada uno
aporta a la colectividad. La propiedad capitalista ya no se entiende hoy como el derecho
intangible del titular, sino como una situación que le impone obligaciones, así como el
interés se considera como la remuneraicón de la función social cumplida por el
capitalista. Es incontestable también que la noción de una potencia de mando,
imponiéndose como tal a los gobernados, tiende a desaparecer para dejar paso a
la noción de deber imponiéndose a los gobernantes . La diversas clases sociales, que
responden a las diferentes categorías de las labores realizadas en el vasto taller social,
tienden a estructurarse jurídicamente de manera definida, a organizarse y a coordinar
sus esfuerzos para el mejor cumplimiento y realización del trabajo social". Cfr. L.
DUGUIT, La transformación del Estado , cit., p. 54. Para Duguit la propiedad
capitalista no es un derecho, es una función... El Estado puede legítimamente intervenir
para obligar directa o indirectamente al propietario de un capital a hacerle producir. El
Estado puede reglamentar esta producción o sustituir al propietario para organizarla, o,
por último, gravar con onerosos impuestos al propietario de un terreno urbano no
edificado, al propietario que no quiera aprovechar el crecimiento de valor que
automáticamente se produce en las grandes ciudades. Existe aquí un principio de
legitimaidad de la intevención del Estado. Cfr. L. DUGUIT, Soberanía y libertad, cit.,
pp . 238-239.
[106] L. DUGUIT, La transformación del Estado , cit., pp. 54-55.
[107] El papel de los gobernantes debe forzosamente disminuir de día en día y reducirse
a la vigilancia y a la intervención, porque todas las funciones económicas y sociales van
poco a poco distruyéndose entre las diferentes clases sociales, que adquieren, por el
desenvolvimiento del sindicalismo, una estructura jurídica definida, y así podrán, con la
intervención de los gobernantes, dar impulso y dirección a la parte de trabajo social que
les incumbe. Cfr. L. DUGUIT, La transformación del Estado , cit., p. 97. Su
organicismo social se apoyo en las elaboraciones de Durkheim, sobre la división del
trabajo social: "La idea de división del trabajo social, tan magistralmente puesta de
relieve por M.Durkheim, es, en definitiva, muy sencilla; puede resumirse en esta
proposición: la interdependencia que une a los hombres que pertencen a un mismo
grupo social resulta, sobre todo, de la parte diferente, que cada cual pone, en el trabajo
destinado a realizar la satisfacción de las necesidades de todos y cada uno". Con base a
lo cual se distribuyen las clases sociales con arreglo a las funciones sociales que
asumen ( Ibídem, pp. 168-170). He aquí el reclamo de la noción fundamental
de función , tan relevante para el solidarismo y para su asunción desde el
krausopositivismo o krausoinstitucionismo de Adolfo Posada.
[108] Afirma que en un régimen político fundado sobre la concepción del derecho
objetivo, el deber de la asistencia, de la enseñanza, del seguro contra el paro, se
imponga a los gobernantes, bien se comprende. Cfr. L. DUGUIT, La transformación del
Estado , cit., p. 119. Esta problemática es objeto de desarrollo en dos de sus principales
obras, Las transformaciones del Derecho privado y Las transformaciones del Derecho
público.
[109] L. DUGUIT, La transformación del Estado , cit., p. 171.
[110] Ibídem, p. 174.
[111] Ibídem, pp. 178 y 183 y ss.
[112] L. DUGUIT, "La représentation syindicale au Parlament", en Revue politique et
parlamentaire , juillet 1911. Cit. por M. HAURIOU, La Souveraineté nationale , cit.,
p.141.
[113] L. DUGUIT, La transformación del Estado , cit., p. 200.
[114] Vid. L. DUGUIT, Ibídem, cap.VII ("Conclusiones generales"), pp. 199-203.
Adviertánse las confluencias de pensamiento organicista e institucionista y la
oportunidad de la traducción de esta obra cuyo texto origina data de 11 de marzo de
1908 y Posada la introduce en la doctrina española sólo un año después. Es una fecha
emblemática de orientación hacia un reformismo político y social posibilista.
[115] A. POSADA, La nueva orientación del Derecho político, (1ª versión 1909, 2ª
1929 levemente modificada), p. 250-251. Nótese, por otra parte, que Hauriou mantiene
una posición altamente crítica respecto a todas las ideas fundamentales de León Duguit,
como es fácilmente perceptible en el desarrollo de todo el tratamiento doctrinal de su
obra M. HAURIOU, Principios de Derecho Público y Constitucional, trad., Est.prel.,
Notas y Adiciones de Carlos Ruiz del Castillo, Comares, Granada, 2003, passim.
[116] Ibídem, cit., p. 255.
[117] P. ZANCADA, Los problemas constitucionales de España , Compañía Ibero-
Americana de Publicaciones, Madrid, 1930, pp. 43-44. Ilustrativo de toda esta época y
de los tránsitos y evoluciones que en España se experimentan desde posiciones
inicialmente situadas en el “socialismo jurídico”, al reformismo social y democrático
llegando a una denominable “utopía social corporativa”, vid. J.L. MONEREO,–J.
CALVO GONZALEZ, “Ricardo Oyuelos Pérez: del reformismo democrático-social a la
utopía social corporativa”, Civitas. Revista española de Derecho del Trabajo , 121,
2004, pp. 5-26; también bajo el título “De cuánto en la memoria durmiente… Ricardo
Oyuelos Pérez: del socialismo jurídico a la utopía social corporativa”, Revista de
Estudios Políticos , 125, 2004, pp. 349-372.
[118] En este sentido es expresiva su reflexión crítica, al indicar que "es de lamentar
que las Constituyentes españolas de la Segunda República no hayan querido considerar
la realidad nacional sobre la que debía asentarse el Estado oficial del nuevo régimen. No
se dieron cuenta los constituyentes del momento en que actuaban, tan lejano
históricamente de 1789, tan impropio par expansiones de jacobinos, y tan oportuno, en
cambio, para intentar introducir en la Constitución política la representación específica
de los intereses sociales organizados , creando al lado de la Cámara popular ,
representativa del conjunto numérico y de asiento geográfico de los ciudaanos, una
Cámara sindical representativa de aquellos intereses, Cámara que ya echan de menos
algunas gentes, incluso los que impidieron que la Constitución de 1931 fuera hoy
argumento vivo que oponer a una crítica fascista ". Cfr. A. POSADA, La crisis del
Estado y el Derecho Político, cit., p. 166. La idea había sido acariciada desde hace
tiempo desde las filas del organicismo social krausista y del reformismo político social
en él inspirado. Basta agregar que una de las leyes sociales estimadas como más
necesarias en el marco de la tarea que se propondría el proyectado Instituto del Trabajo
era la destinada a fomentar la organización obrera creando Cámaras obreras,
otorgando á éstas una representación política en el Senado ". Cfr. A. BUYLLA, A.
POSADA, y L. MOROTE, El Instituto del Trabajo (1902). El Instituto del Trabajo.
Datos para la historia de la reforma social en España, Discurso preliminar de José
Canalejas y Méndez, Memoria acerca de los Institutos del Trabajo en el Extranjero, por
J.Uña y Sarthou, Prólogo a la nueva edición por S.Castillo, MTSS, 1986, p. 12.
[119] No sólo lo tradujo, sino que lo utilizo ampliamente como referente de sus
reflexiones sobre el sindicalismo y, más ampliamente, sobre el Derecho constitucional.
Vid., por ejemplo, A. POSADA,Tratado de Derecho Político , edición íntegra en un
sólo volumen, cit., pp. 503 y ss. Vid., al respecto, J.L. MONEREO PÉREZ, La reforma
social en España: Adolfo Posada, cit., passim.
[120] Vid. L. DUGUIT, La transformación del Estado , cit., p. 48, para quien debería
establecerse en la organización del Estado moderno al lado de la representación
numérica, una representación no numérica, una representación política de todos los
grupos sociales, no sólo de los sindicatos obreros, sino de todos los sindicatos, o, por
mejor decir, de todas las clases profesionales organizadas, precisamente, para defender
la representación profesional. Pero esto se halla en las antípodas de la fórmula
sindicalista-bolchevista: "El taller sustituirá al Gobierno", Ibídem, pp.178 y ss. Señala
Duguit que sólo una Cámara compuesta por los elegidos de los grupos sindicales puede
constituir un contrapeso al poder de una Cámara que representa a los individuos, aunque
esté elegida por el sistema de la representación proporcional ( Ibídem, p. 180). En su
opinión “ corresponde al legislador organizar el sistema electoral que mejor asegure y
garantice la representación de las grandes fuerzas sociales; esto es estableciendo una
representación profesional, cuyo advenimiento se produce en sí como hecho de
solidaridad, fundamento de la organización política, y que será esencialmente
representación sindical. En realidad, el movimiento sindical tiende a dotar de una
estructura jurídica definida a las diferentes clases sociales; esto es, a los grupos
formados por la igualdad de necesidades en la división del trabajo social” . Cfr . L.
DUGUIT, Manual de Derecho Constitucional, cit., Apéndice sobre “La representación
proporcional”, pp. 170-171.
[121] En este sentido A. POSADA, La Nouvelle Constitucion Espagnole. Le Regime
constitutionnel en Espagne , Prèface de MM. Joseph Barthelemy et B. Mirkine-
Gnetzvitch, Sirey París, 1932, pp. 124 y ss. La idea de una cámara profesional se estaba
forjando en el pensamiento de Posada desde hacía tiempo: "Los que defiende, o los que
defendemos la reforma del Senado, aspiramos a poner su estructura representativa en
consonancia con las exigencias de los tiempos, y con la diferenciación real de las
fuerzas sociales... Importa, en suma, que el Senado deje de ser una Cámara alta, de
nobles y de altas categorías oficiales, para convertirse en alto Cuerpo de base "sindical"
y "política", en el que "todos" los elementos sociales organizados puedan hacerse
escuchar, y colaborar, en la obra de la ley, y en las tareas de regir la vida económica del
país y de marcar el rumbo político de la Nación ". Su enfoque era indudablemente
complementario y no sustitivo de la cámara de representación política general. Cfr. A.
POSADA, España en crisis , Caro Raggio, Madrid, 1923, p. 166.
[122] Lúcidamente, había hecho notar Kelsen en la década de los veinte, cuando ese
debate fue particularmente intenso, los inconvenientes, difíciles de salvar para el
mantenimiento de los valores de la democracia, de la llamada "representación
profesional". La crítica se dirige, ante todo, a los que pretenden una sustitución del
régimen parlamentario: "Hay muchos que aspiran a más que una simple reforma del
sistema parlamentario democrático, y piden con espíritu conservador sus sustitución por
una organización profesional, de tal modo que el pueblo no se articule de manera
"mecánica", sino "orgánica", y la formación de la voluntad estatal no responda al azar
de la mayoría, sino que todo grupo del pueblo -organizado por profesiones- tenga en
ella la participación que le corresponda según el papel que desempeñe en el conjunto
nacional". Sin embargo, entre otras cosas, objeta Kelsen que "la organización
profesional no puede contraponer un principio de integración, a la tendencia de
diferenciación, cada vez más amplia, consiguiente a su propia naturaleza. Con gran
justicia se ha subrayado que para la formación de la voluntad del Estado, siempre que
no se trate de asuntos puramente internos confiados a la autonomía de los grupos
profesionales, sólo podría estatuirse, como principio de una Constitución
profesionalista, el de la unanimidad entre el conjunto de los grupos o entre los
interesados en cada decisión, lo que prácticamente resultaría imposible. Ello
demuestra lo vacuo e inaplicable de la fórmula con que el principio profesionalista
pretende superar al principio parlamentario democrático ". Por otra parte, "si la
articulación profesional aspira a ser una organización integral a base de comunidades de
intereses, no puede mantener ninguna esperanza de convertirse en un factor concluyente
en la formación de la voluntad del Estado, por inspirarse ésta en otros intereses más
poderosos que los puramente profesionales". Con planteamiento de puro realismo
político , observa conclusivamente que "mientras los proletarios de las profesiones más
diversas -con razón o sin ella- se sientan unidos entre sí por una comunidad de intereses
más efusiva que con los patronos capitalistas del mismo grupo profesional, y mientras
ante esta realidad innegable se inclinen también los patronos a una solidaridad que
supere las barreras profesionales, no podrá brotar de las circunstancias sociales una
organización profesional capaz de acabar con la actual forma parlamentariodemocrática
de Estado, si no es aproximándose a un régimen autocrático, y erigiendo, en definitiva,
un poder dictatorial de una clase sobre las restantes". Cfr. H. KELSEN, Esencia y valor
de la democracia , trad. R. Luengo Tapia y L. Legaz Lacambra, y Est. prel., "La
democracia en el pensamiento de Kelsen" (pp.XI-LX), a cargo de J. L. Monereo Pérez,
Edit. Comares (Colección Crítica del Derecho), Granada, 2002, cap. V ("La
representación profesional"), pp. 57-61. No puede obviarse, sin duda, que las
experiencias históricas de corporativización de las estructuras representativas han dado
toda la razón a Kelsen, el cual, como se ve, nunca cayó en la ingenuidad de un
armonicismo corporativista substraido de la dinámica del conflicto social subyacente y
de la exigencia de una representación parlamentaria para la formación de decisiones
basadas en reglas de juego no precisamente "mecánicas".
[123] A. POSADA, Fragmentos de mis Memorias , Universidad de Oviedo, Cátedra
Aledo, 1983, p. 256.
[124] Vid. J.L. MONEREO PÉREZ, Fundamentos doctrinales del Derecho social en
España , cit. Vid. F. GONZÁLEZ VICEN, "La teoría del Derecho y el problema del
método jurídico en Otto von Gierke", Estudios de Filosofía del Derecho , Facultad de
Derecho-Universidad de la Laguna , Santa Cruz de Tenerife, 1979, pp. 96 y ss.
[125] A. POSADA, Teoría social y jurídica del Estado. El sindicalismo, Lib. J. Méndez
ed., Buenos Aires, 1922, p. 105.
[126] Aparte de su obra esencial, Principios de sociología. Introducción (Daniel Jorro
ed. (Col. Biblioteca Cintífico-Filosófica), Madrid, 1908; 2 ? ª ed. 1929), vid desde la
reflexión crítica, la noticia a L´Anné Sociologique , dirigido por Durkheim, A.
POSADA, “El año sociológico 1897” , La España Moderna , 115, 1898, pp. 42-69.
Ahora bien, conviene matizar que lo que influyó en Posada fue elideario solidarista de
orientación reformista, pero no así algunos de los postulados fundamentales del
solidarismo social de Duguit , especialmente respecto de la obligatoriedad de las
normas. En tal sentido señala Posada que "Nada más quebradizo o inseguro que el
fundamento en que el realismo jurídico quiere cimentar la obligatoriedad de la norma,
que es, a mi juicio, como veremos, el problema mismo del Estado. No basta el concepto
de la solidaridad social a que Duguit acude, para explicar con el hecho de la
interdependencia entre los hombres que forman el núcleo social, pueblo o nación, la
obligatoriedad del llamado derecho objetivo, incluso, como se ha recordado, para los
gobernantes". Cfr. A. POSADA, La crisis del Estado y el Derecho Político , cit., p. 66.
En general, Posada plantea una actitud altamente crítica respecto a lo que denomina
"realismo jurídico" ( Ibídem, Lección 4ª, pp. 42 y ss.); actitud que no debe confundirse
con su método realista en el análisis de la teoría del Estado y del Derecho.
[127] Es significativo que Posada tradujese sólo con un año de diferencia la obra de L.
DUGUIT, Le droit social, le droit individual et la transformation de l'État, París, 1908;
L. DUGUIT, La transformación del Estado, cit.
[128] A. POSADA, La crisis del Estado y el Derecho Político , cit., pp. 64 y
ss. Asimismo supra n. 99.
[129] Duguit continúa la línea marcada por Alfred Fouillée, desde el organicismo social
y que le condujo a afirmar que la solidaridad jurídifica la fraternidad. Vid. A.
FOUILLÉE, Science social contemporaine , Hachette, Paris, 1879, en castellano por
trad., pról. y not as de A. Posada La ciencia social contemporánea , Madrid, La España
Moderna , 1894, libro V. Como se ha dicho existe una línea de continuidad entre los
organicistas de finales del siglo diecinueve con los solidaristas del primer tercio del
siglo veinte. Vid. asimismo A. POSADA, “La filosofía y la pedagogía de Alfredo
Fouillée”, enBILE , 15, 1891, pp. 289-296 y 305-314.
[130] E. DURKHEIM, La división del trabajo social (1893), trad. de C. G. Posada,
Planeta-Agostini, Barcelona, 1993. Él se detiene en la solidaridad que tiene su fuente en
la división social del trabajo, diferenciándola respecto de las demás especies de
solidaridad; y subraya también la necesidad de estudiar la solidaridad a través del
sistema de reglas jurídicas ( Ibídem, pp. 84 y ss.).
[131] E. DURKHEIM, La división del trabajo social , cit., cap.III.
[132] En su opinión, el socialismo se afirma como una actitud histórica
de protesta contra la injusticia del régimen social, y actúa como una reacción contra el
dolor de los pobres, explotados por los más fuertes. Por otra parte, el socialismo
funciona como una aspiración encaminada a extirpar las miserias, las desigualdades, las
injusticias, para producir un régimen más equitativo y más justo. Finalmente, el
socialismo puede ser considerado como un método para conseguir la transformación
social del régimen de desigualdades en un régimen equitativo y justo, merced a la
socialización de los medios de producción y a la difusión del disfrute de
los goces humanos. Es manifiesto que expresa su simpatía por el socialismo reformista
de S.y B.Webb, Schmoller, Fichte, Schäffle, Menger, F. de los Ríos, etc., en los que
realza la dimensión ética y su compromiso con la justicia social. Cfr. A.
POSADA, Tratado de Derecho Político , cit., pp. 243 y ss.
[133] Ya es significativa su coincidencia, en numerosos aspectos, con la "ciencia
positiva moral" puesta en práctica por los "economistas sociales", los "socialístas de
cátedra", especialmente Wagner y Schmoller. En ello apreciaba su crítica de los
economistas de la Escuela de Manchester por no tener en cuenta el contexto socila y
referirse única a los individuos como su estuvieran socialmente aislados. Sin embargo,
les criticaba por tener demasiada fe en las posibilidades de la legislación, así como en
presentar ciertas inclinaciones autoritarias, además de por su tendencia a simplificar los
fenómenos sociales al infravalorar o prescindir de las causas profundas, los sentimientos
y motivos inconscientes, ocultos tras los procesos sociales, y desligarlos de los efectos
que producen. Sin embargo, valoraba en Schäeffle la corrección de esta desviación al
reconocer el carácter orgánico del Derecho y la moral. Para la posición originaria de
Durkheim, el cual más adelante renegaría de toda influencia del "socialismo de cátedra",
vid. S. LUKES, Émile Durkheim. Su vida y su obra. Estudio histórico-crítico , Madrid,
CIS-Siglo XXI, 1984, pp. 89-90. Vid. E. DURKHEIM, "La science positive de la
morale en Allemagne", enRevue Philosophique , XXIV, pp. 33-58, 113-142 y 275-284;
ID.: "Le programme économique de M. Schaeffle", en Revue d'Economie Politique , II,
pp. 3 -7. Tampoco puede decirse que Duguit coincidiera propiamente con el llamado
"socialismo jurídico". Desde luego existe sin duda una semejanza de interés
problemático con los representantes de esta corriente, pero es lo cierto que Duguit omite
a lo largo de todo su Traité cualquier referencia a los autores a ella adscritos. En el resto
de su obra sólo incidentalmente resulta mencionado Antón Menger, refutando sus tesis;
vid. L. DUGUIT, Discours lors du Congrès nacional de la propiété bâtie de France , G.
Delmás, Bourdeaux, 1905, p. 15. Hauriou, no menos crítico, dedicó sin embargo un
extenso comentario a la edición francesa de L´Etat socialistaen 1904; vid. M.
HAURIOU, “Le régime d´Etat”, en La Revue socialiste , 233, mai 1904, pp. 564-581.
Cfr., de ambos, M. MILET, ”L. Duguit et M. Hauriou, quarante ans de controverse
juridico-politique (1889-1929). Essai d´analyse socio-rhétorique”, cit., pp. 96 y 116 n.
74 in fine . No obstante, parece no haberse reparado en la referencia, a nuestro juicio
signifcativa, que Duguit hace de André Mater en Les transformations générales du
Droit privé depuis le code Napoléon y Le droit social, le droit individuel et la
transformation de l'Etat . En este sentido, N. y A-J. ARNAUD, “Le socialismo
juridique à la belle époque : visages d´une aberration”, Quaderni Fiorentini per la
storia del pensiero giuridico moderno , 1974-1975, I/3-4, pp. 36-40. En la recopilación
de C.-M. HERRERA (dir.), Par le droit, au-delà du droit : textes sur le socialisme
juridique , Kimé, Paris, 2003, se incluyen dos de MATER,: ”L´Etat socialiste de la
gestion et la théorie juridique” (1903), y ”Sources et origines juridiques du socialisme”
(1903). Vid. también la recensión de E. RADNITZKI, “André Mater. Socialismo
conservateur ou municipal” (G. Giard & E. Brière, Paris, 1909), Archiv des öffentlichen
Rechts , 27, 2, 1911, pp. 355-356.
[134] Bourgeois se había ocupado específicamente de cuestiones sociales, vid. L
BOURGEOIS La solidarité , cit., y La politique de la prévoyance sociale , E. Fasquelle,
París, 1914. Es también el caso de Charles Secrétan (1815-1895); vid. CH.
SECRÉTAN, L'assurance contre les accidents , París, 1906. Obras que, es de significar,
se recogen como referencia de bibliografía recomendable en L. MARTÍN-GRANIZO, y
M. GONZÁLEZ-ROTHVOSS Y GIL, Derecho social , 1 ? ª ed., Reus, Madrid, 1932,
pp. 302-303. En realidad, la escuela solidarista (llamada en su tiempo "escuela nueva"),
fue fundada por Bourgeois en 1889, incorporando la idea de fraternidad republicana en
una sociedad interdependiente. Deben establecerse mecanismos de que atenúen la
desigualdad social y permite el pleno reconocimiento y disfrute de los derechos de
ciudadanía. Con todo, en base a la solidaridad de las distintas clases sociales, y su
confluencia en el Estado social; un Estado social que debe de promover la cooperación
social y suprimir los obstáculos que impidan la igualación social. La proximidad entre
la corriente del solidarismo jurídico de Bourgeois con la tendencia del socialismo
jurídico, puede apreciarse -con expresa indicación- en F. COSENTINI, La reforma de la
legislación civil y el proletariado , Est. prel., de G. de Azcárate e introd. de G. Salvioli,
versión castellana por A. Aguilera y Arjona, Franciso Beltrán, Madrid, 1921, pp. 215 y
ss. Bien es cierto que se Cosentini se muestra crítico, señalando que "el solidarismo no
podrá ser más que un paliativo, no un ideal; corresponde a una pereza del espíritu, a un
quietismo político a quien las encuestas sociales asustan por la audacia de sus
consecuencias y la perspectiva de las revueltas que presienten. Por eso es por lo que los
partidos conservadores han acogido esta doctrina; pues de este modo, la justicia social
se cumple sin ocasionar perjuicios a las situaciones adquiridas" ( Ibídem, p. 220). Vid.
J.L. MONEREO PÉREZ, Fundamentos doctrinales del derecho social en España, cit.
[135] Cfr. S. LUKES, Émile Durkheim. Su vida y su obra. Estudio histórico-crítico ,
cit., pp. 348 y ss.; J.E. HAYWARD, "Solidarity: the social history of an idea in
mineteenth century France ",International Review of Social History, IV, 1959, pp. 261-
284.
[136] Vid. J.E.S HAYWARD, "The official social philosophy of the French Third
Republic : León Bourgeois and solidarism", International Review of Social History , IV,
1961, págs.19 a 48. También, R. CASTEL, Las metamorfosis de la cuestión social. Una
crónica del salariado , Paidós, Barcelona, 1997, p. 319.
[137] Aunque Bourgeois se declaraba "socialista liberal". Vid. L. BOURGEOIS, La
politique de la prèvoyance sociale , vol.I, Bibliothéque Charpentier, Paris, 1919, p. 34.
[138] Vid. A. FOUILLÉE, La ciencia social contemporánea , cit. Para el estudio de su
pensamiento, J.E.S. HAYWARD, "Solidarity, and the reformist sociology of Alfred
Fouillée", American Journal of Economics and Sociology , 22,1963, pp. 205-222 y 305-
312. El ideario de Fouillé, entre cuyos lemas figura el de “Socialismo y Derecho
criminal”, halló eco en España a través de la corriente criminológica que inspirada en
las doctrinas del “socialismo juridico” postuló la construcción de un “derecho penal
socialista”. Vid. así A. NAVARRO DE PALENCIA, Las prisiones extranjeras
(Francia, Bélgica, Italia) , Imp. José Góngora Alvarez, Madrid, 1916, De rastrillos
adentro. (Historietas y perfiles). Estudios de la vida penal , Prol. de R. Salillas, March y
Samarán, Madrid, 1918, y especialmenteSocialismo y Derecho criminal , Reus, Madrid,
1919. También C. BERNALDO DE QUIROS – A. NAVARRO DE
PALENCIA, Teoría del código penal, s.i., Alcalá de Henares, 1911.
[139] Vid. G. RIPERT, Aspectos jurídicos del capitalismo moderno , trad.J.Quero
Morales, y Est. prel., "La organización jurídico-económica del capitalismo: El Derecho
de la economía" (pp.XIII-CL), de J. L. Monereo Pérez, Comares (Colección Crítica del
Derecho), Granada, 2000.
[140] Quien se ocupó de la materia social, véase CH. GIDE, et al.: La droit de grève ,
París, 1909, y su recepción como obra de referencia doctrinal en L. MARTÍN-
GRANIZO, y M. GONZÁLEZ-ROTHVOSS Y GIL, Derecho social , cit., p. 307. Es
relevante señalar la importancia otorgada al pensamiento de Gide en las obras de
"construcción" del Derecho social, vid. G. BRY, Cours Élémentaire de Législation
Industrielle: lois du travail et de la prévoyance social: questions ouvrières , 5ème ? éd.,
Librairie de la Société du Recueil Sirey, París, 1912, passim , y especialmente sobre su
encuadramiento en la "escuela cooperativa", que intenta dirigir la acción del Estado
hacia el fomento y desarrollo, por la cooperación, de la libertad individual en un interés
general y común ( Ibídem, pp. 44-46). Charles Gide, desde el solidarismo construyó su
propuesta a través del fomento del cooperativismo; la extensión de éste conduciría hacia
la supresión progresiva del régimen "externo" del trabajo asalariado. A través de la
cooperación organizada el trabajador es elevado a la condición de productor autónomo,
eliminando la figura del empresario capitalista. Vid. también C.M. RAMA, Las ideas
socialistas en el siglo XIX, Edit. Laila, Barcelona, 1976. Más en particular CH.
GIDE, La coopération , Tenin, Paris, 1900, y Le coopérativisme , Sirey, Paris, 1929, en
esp. su decálogo cooperativista, pp. 130-156; Historique des ASS. Coopetives de
production, Ass. L' enseignement Coopératio, leçons du Cours sur la Coopération Au
Collège France , 1922; Le programme cooperatiste et les ecoles socialiste, Ass. l'
enseignement Coopérations, leçons du Cour sur la Cooperátion Au Collège de France,
Janvier 1924; Les cooperatives de Construction, Ass. l` enseignement Coopératio 1924,
leçons du Cours sur la Coopération Au Collège de France, Févbrier-Mars 1924; Les
douze vertus de la cooperation, Fed. Nationale de Coopératives, Bibiothèque de l' école
cooperative, 1924. La recepción en nuestro país fue significativa. Véase, en tal sentido,
las traducciones, realizadas durante la Segunda República española, de CH. GIDE, La
historia de la cooperación desde hace un siglo, Conferencia pronunciada en la escuela
cooperativa internacional de Estocolmo en el año 1927, Publicación de la Federación
Regional de Coopeativas del Centro. Gráfica Socialista, Madrid, 1933; ID: El porvenir
de la cooperación, Mº. de Trabajo y Asistencia Social, trad. y prefacio de Rafael Heras,
Cooperativa Popular, Barcelona, 1938.
[141] Pertenece a la llamada "escuela solidarista", que preconiza la unión por la vida en
los grupos voluntarios y libres, en la cooperación sustitutiva del asalariado; y
preconizan la "acción armónica entre los hombres" y "atracción mutua". Vid. G.
BRY, Cours Élémentaire de Législation Industrielle, cit., pp. 46-47, que la califica de
"vaga", residiendo en ello el factor explicativo de su gran extensión y gran número de
discípulos. Pero en su flexibilidad permitió superar la excesiva rigidez y operatividad
práctica de otras doctrinas sociales.
[142] No se olvide que el republicanismo progresista estaba especialmente próximo al
socialismo reformista. En sus inicios "el republicanismo segregó, a veces en duras
condiciones de clandestinidad, una marcada orientación populista, que frecuentemente
se nutría de los mismos o parecidos elementos ideológicos que los grupos socialistas...
Por otra parte, la organización misma que el partido democrática -o republicano- se dio
estaba perfectamente capacitada para integrar a amplios grupos de procedencia social
muy diversa". Cfr. J. MALUQUER DE MOTES BERNET, Los orígenes del
movimiento obrero español 1834-1874 , en Historia de España , t.XXXIV. La Era
Isabelina y el sexenio democrático (1834-1874) , fundada por R. Menéndez Pidal y
dirigida por J. Mª. Jover Zamora, España-Calpe, Madrid, 1981, pp. 801-802.
[143] Respecto a la propia "invención" doctrinal y político-jurídica de la solidaridad
social y su instalanción como ideología jurídico-social durante la III República francesa,
vid. J. DONZELOT, L'invention du social , cit.
[144] Vid. J.E.S. HAYWARD, "Solidarist syndicalism: Durkheim and
Duguit", Socioligical Review , 8, 1960, pp. 17-36 y 185-202, en espc. p. 191; y el
mismo L. DUGUIT, "Un séminaire de sociologie",Revue Internationale de
l'Enseignement , 1, 1893, pp. 201-208.
[145] L. DUGUIT, Las transformaciones del Derecho privado , en L. DUGUIT, Las
transformaciones del Derecho público y privado , trad. C. G.Posada, Heliasta, Buenos
Aires, 1975, p.181.
[146] L. DUGUIT, Las transformaciones del Derecho privado , en L. DUGUIT, Las
transformaciones del Derecho público y privado, cit, pp.181-183.
[147] L. DUGUIT, Las transformaciones del Derecho privado , cit., pp. 191 y ss. La
idea de la solidaridad informa su concepción del derecho de asociación y su concepción
de los "contratos colectivos de trabajo" ( Ibídem, pp. 81 y ss.).
[148] Puede verse para un intento de tecnificación de esta corriente de pensamiento
jurídico, G. GURVITCH, L' idée du droit social , cit., pp. 567 y ss., el cual la
circunscribe al movimiento filosófico francés entre los dos siglos (señaladamente,
Charles Secrétan, Louis Bourgeois, Alfred Fouillée), que pretendía hacer penetrar la
fraternidad en la Justicia , rectificar o incluso modificar la Justicia por el principio de
solidaridad, alargando la noción habitual de Derecho, y establecer jurídicamente la
"deuda social" con pretensiones de reorganizar el Derecho sobre base colectiva. De esta
manera las doctrinasposteriores de la escuela francesa del objetivismo jurídico (con
Duguit a la cabeza) pueden ser consideradas como una respuesta eficaz a las cuestiones
que los partidarios del principio de la solidaridad habían formulado, sin resolverlas. Vid.
G. RICHARD, Le question sociale et mouvement philophique au XIXe siècle, 1914, pp.
244 y ss., cit., por G. GURVITCH, op.cit ., p. 569. También del mismo A., L´origine de
l´idée de droit , Thorin, Paris, 1892.
[149] No es determinante, pero sí un hecho significativo, la reedición avanzado el
primer tercio del siglo veinte de obras de los solidaristas como L.
BOURGEOIS, Solidarité (1896), cit. (9 ème ed., 1922), y A. FOUILLÉE, La
démocratie politique et sociale en France , 2 ème ed., 1923; ID.: La sociologie et le
socialisme réformiste , Alcan, Paris, 1909. Para influencia de esta dirección de
pensamiento como corriente intermedia entre Proudhon y Duguit, vid. G.
GURVITCH, L' idée du droit social , cit., pp. 567 y ss., y su influencia en la "escuela
francesa del objetivismo jurídico" (Duguit, Saleilles, Hauriou, que son los grandes
teóricos del derecho social en Francia), pp. 591-710 (escuela francesa del "objetivismo
jurídico" a la cual, como puede comprobarse, dedica una especial atención por su
contribución a la sedimentación de la "idea del Derecho social"). Gurvitch era un
profundo conocedor de la cultura jurídica francesa.
[150] Los famosos "Informes Beveridge" se construyeron sobre la base de ese principio
solidarista que progresivamente se iría instalando en los textos constitucionales de la
segunda postguerra mundial. Véase, en términos generales, F. EWALD, Histoire de
l'État-providence: les origines de la solidarité, cit. En esa dirección beveridgeana se
había señalado que la Seguridad Social es la garantía otorgada a cada hombre de que en
cualquier circunstancia podrá asegurar en condiciones satisfactorias su propia
subsistencia y la de las personas que están a su cargo. Aparece así la Seguridad Social
como mecanismo socializado de liberación de las necesidades humanas. Cfr. P.
LAROQUE, "De l'assurance à la Sécurité sociale", en Revue internationale du travail ,
LVII, 6, 1948, p. 567.
[151] Nótese que Gierke había diferenciado las asociaciones de colaboración y las
asociaciones de dominación. Sobre esta distinción y su significación técnica y político-
jurídica, vid. G. GURVITCH, L' idée du droit social , cit., pp. 552 -563.
[152] Vid. G. GURVITCH, L' idée du droit social , cit., p. 570 (Secrétan), p. 581
(Fouillée).
[153] Sobre Duguit, vid. G. GURVITCH, L' idée du droit social , cit., pp. 595 y ss.,
quien oportunamente recuerda que Duguit caracterizaba a su doctrina como un "sistema
realista, socialista y objetivista", pretendiendo darle una base positivista o a menudo
"sensualista" (L. DUGUIT, Les transformations du droit public , 2 ème ed., 1921, p.
281).
[154] No se olvide que, verificando confluencias y comunidades de pensamiento,
Posada paulatinamente fue también inclinándose hacia el transpersonalismo.
[155] Vid. L. DUGUIT, Soberanía y libertad , cit.
[156] Así lo manifesta expresamente en sus memorias, A. POSADA, Fragmentos de
mis Memorias , cit., p. 268.
[157] Vid. J. RAWLS, El liberalismo político , trad. de A. Domènec, Crítica, Barcelona,
1996, e, insistiendo especialmente en el valor de la tolerancia, ID.: El derecho de gentes
y una revisión de la “razón pública” , trad. de H. Valencia Villa, Paidós, Barcelona,
2001.