Repensar La Psicologia y Lo Comunitario 2014 87 104 PDF
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Maritza Montero
Universidad Central de Venezuela
88 Repensar la psicología y lo comunitario en América Latina
Qué es analéctica.
La analéctica, según la plantea Dussel, es un método, y más precisamente, una
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del método dialéctico que da prioridad a lo que está más allá de la totalidad,
es decir a la exterioridad que es la esfera fuera de ella. La analéctica considera
que toda persona, grupo o pueblo está siempre situado más allá de la esfera de
la totalidad. Y es en esa exterioridad donde reside lo único que no es conocido
ni puede ser conocido desde la totalidad cerrada al Otro.
Un resumen de los elementos que componen el método analéctico
muestra una primera condición: se trata de un método práctico y político,
que es responsabilidad de todos. Su aspecto fundamental es la inclusión
del Otro incorporado desde la opresión que lo reduce a la exterioridad. Esa
exterioridad incluida niega la opresión, o en palabras de Dussel es la negación
de la negación, por lo cual la liberación de ese Otro es una categoría afirmativa
de base. La analogía que permite trabajar con la distinción y la innovación
es otro principio de este método, que afirma la inclusión del conocimiento
popular a la par que la de la ciencia, que reflexiona y delibera, que permite la
toma de decisiones y el llevar a cabo lo decidido, y que es un proyecto con fines
estratégicos que hace de aquellos que habían sido excluidos plenos sujetos de
derecho y de ciudadanía.
Estudiando la obra de Dussel podemos darnos cuenta de algo muy
interesante: el reclamo crítico hecho por Dussel no es parte de una teoría
abstracta, por el contrario, para quienes hemos trabajado desde la praxis
en la psicología social comunitaria, el eje fundamental correspondiente a la
inclusión de esos Otros ignorados y reducidos a más allá del cinturón marginal
de la totalidad, ha sido el punto de partida de esa psicología social comunitaria
que comenzó a ser hecha, con ese nombre, entre fines de los 70 e inicios de los
80. La praxis psicológica comunitaria ilustra lo que una frase dusseliana señala
respecto de la condición del método analéctico, diciendo que asciende de lo
abstracto a lo concreto, yendo de un horizonte de seres a otro, hasta encontrar
una fundamentación. En lo que sigue, señalaré cómo el desarrollo de métodos
psicológico-comunitarios se ha alimentado de prácticas metodológicas
desarrolladas en la segunda mitad del siglo XX en ciencias sociales tales
como la sociología y la antropología críticas, en la educación popular, en la
etnometodología, y también a partir de la hermenéutica, pero porque en su
constitución inicial esa psicología se estructuró sobre la base de una conciencia
ética y política. Veremos cómo se expresa esa base que ejemplifica la condición
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El diálogo.
La primera herramienta que llena las condiciones analécticas es el diálogo.
Señalado por Freire (1970, 1973, 1984) como pilar metodológico y punto
de partida para la relación de producción de conocimiento, el diálogo es
reconocido y utilizado en muchos países del mundo, cuando se quiere trabajar
con el Otro. El diálogo supone un mínimo de dos personas que se escuchan,
que se preguntan y responden una a la otra u otras, tratando temas de mutuo
interés.
La escucha en particular ya fue señalada por Freire a lo largo de toda
su amplia obra. Si no escuchamos estamos ignorando al Otro. No escuchamos
cuando damos respuestas que no aluden a lo que los Otros dicen, cuando
Jorge Mario Flores Osorio 95
La participación.
La participación es otro de los pilares analécticos desarrollados por las ciencias
sociales latinoamericanas y en particular por la psicología comunitaria
generada en esta parte del continente. Es ella la que introduce al Otro
exilado/a de la totalidad, puesto que ya no es sólo palabra sino que es además
la multiplicación de la acción y con ella la toma de decisiones y la puesta en
práctica de las reflexiones. Una característica de la participación con sentido
analéctico está claramente explicada por esa psicología al afirmar, a partir
de la praxis, que la participación transforma a las personas que participan
para transformar algo que les interesa o que es necesario hacer. Ella es “una
condición para el fortalecimiento y para la libertad” (Montero, 2004, p. 227),
además de ser incluyente (Sánchez, 2000, p. 41).
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como los planes y recomendaciones que llevamos las agentes externas pueden
ser vistos como las peculiaridades propias de nuestras profesiones.
La problematización y su especificidad.
Los aspectos específicos de la problematización son los siguientes: la
consideración de que el proceso problematizador, que conducirá a la
concientización, comienza en el diálogo pero se desarrolla en la conciencia
de las personas. No hay respuestas buenas o malas, precisas o imprecisas, lo
importante es que revelen las contradicciones y relaciones hasta entonces no
percibidas por las personas.
Otra condición específica es que la problematización tiene que
referirse a situaciones reales o hechos concretos existentes en el entorno
de las personas, ya que va siempre unida a acciones y cogniciones
realizadas o expresadas en la vida cotidiana de las personas participantes.
Recordando a Lucien Goldmann, el filósofo húngaro de la Escuela de París,
la problematización permite el desarrollo de la conciencia posible que lleva
a la transformación, ya que otorga a la situación o hecho problematizado la
condición de inaceptable o insoportable. En ese sentido es posible definirla
como el desarrollo dialógico de una situación límite (para una vez más invocar
a Freire, 1970), ya que en el momento en que la duda causa la ruptura con
la creencia antes habida, ya no es posible volver atrás. Al saber no se puede
seguir actuando como si todo fuese igual, aunque sí puede haber la adopción,
a sabiendas, de una posición indeseable, lo cual genera nuevos traumas a la
persona que tal cosa hace.
La problematización, al mostrar las contradicciones de una
situación específica, motiva las acciones de cambio necesarias para
lograr transformaciones destinadas a superar los aspectos negativos. Los
resultados no dependerán sólo de la conciencia y motivación liberadora y
transformadora, ya que la transformación puede ser parcial o más o menos
lenta, según las condiciones que rodean a cada caso y según los recursos que
pueden movilizarse.
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Conclusión.
Las premisas para generar métodos para la conciencia deben ser vistas como
apenas un apoyo para su movilización, lo que conduce a la liberación respecto
de ideas heredadas, aquellas que impiden transformar aspectos que nos hacen
dependientes de creencias y juicios que sesgan nuestras relaciones. Ellas nos
permiten poner en movimiento la crítica, el darnos cuenta, el contrastar y
medir y decidir. Pero todo el proceso ocurre en la mente de cada persona. No
es “inyectado”, ni “instilado” en el cerebro de un pasivo. Es generado por esa
persona. La problematización es sólo el catalizador que permite mostrar los
elementos de base en un todo que parecía homogéneo, por lo tanto surgen
nuevas ideas, nuevas acciones. Y eso ocurre en la persona.
La base ética de estos métodos y estrategias no permite que el/la
sujeto externo corrija e imponga, ni insinúe o insista. Sólo puede preguntar
y mostrar. Si insistiese y obligase, toda liberación estaría dejada de lado, no se
habría avanzado en el proceso de conocer, de decidir, de entender por sí misma.
El respeto del Otro impide la imposición de ideas. Por el contrario, genera el
derecho a la discusión, a la diversidad de opiniones, a la inclusión del Otro
desde la conciencia; que cada una/o dialogue, participe y que colectivamente
se construyan nuevas formas individuales de conocimiento que puedan ser
conocidas por todos. Saber qué se hace, por qué se lo hace, para qué y para
quién se lo hace.
Diálogo
Compromiso Construcción colectiva del conocimiento
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