Una Generacion Profetica
Una Generacion Profetica
Una Generacion Profetica
ELABORADO POR:
YHESMIN RODRIGUEZ
V-15.417.174
INTRODUCCION
TEMAS
1. UNA GENERACION PROFETICA
CONCLUSION
INTRODUCCION
Los protagonistas son gente muy sencilla pero sumamente obediente a la dirección del
Señor. Ciento veinte empezaron el reto. Los milagros aquí abundan, gente hablando
más de un idioma, y un pescador llamado Pedro, hombre sin cultura ni estudios siendo
tomado por el milagro de la sabiduría de la revelación y del don de la palabra.
Lo vemos brillar como si fuera un hombre versado, como lo fue Pablo.
Para conocer nuestro presente hay que saber de nuestro pasado: hoy en día hay
muchas personas que han entre mezclado el ministerio profético, con la adivinación, y
esto son cosas muy distintas. Y nosotros tenemos que hacer diferencia de estas dos
cosas para ejercer el ministerio profético según Dios lo estableció.
Este es el inicio de varios temas que nos ayudara a comprender y ejercer el ministerio
profético, oremos a dios para que nos de la sabiduría y nos guie, en este camino para
desarrollar efectivamente el llamado que ha colocado en nosotros como profetas.
DESARROLLO
Esta generación profética de la que hablo se caracteriza por tres cosas. La primera
es que la mano de Dios irá sobre ellos y los cubrirá. El enemigo sabrá que mayor es el
que está de nuestro lado y eso nos hará poseedores de una unción que hará temblar
hasta al infierno.
La segunda característica es que tendrán por objetivo caminar entre los muertos para
salvarlos de la perdición. Con esto quiero decir que si eres pastor no te andes fijando
en si alguien tiene tatuajes, si es vanidoso o tiene vicios porque Dios no hace acepción
de personas. La iglesia debe parecer más a un hospital de rehabilitación que un museo
de santos. Si ves que afuera de tu iglesia hay gente fumando marihuana, esa es muy
buena señal porque significa que Dios está obrando en ellos. A las iglesias llegan
borrachos, prostitutas, drogadictos y toda clase de personas, pero cuando el Señor
los toca, son nuevas criaturas. ¿Acaso tú eras perfecto cuando llegaste al Señor?
Dios nos está levantando en este tiempo para que seamos entendidos e implantemos su
gobierno aquí en la tierra como lo establece efesios 4: 11.
Alguien que primero recibía instrucciones de Dios y luego las transmitía a la gente.
Estos 2 aspectos de su obra se reflejaban en los nombres con que se los conocía:
vidente (jôzeh o rôeh) y profeta (nâbî). El 1º fue más común en el período temprano
de la historia hebrea (1 S. 9:9). El término que se usa con mayor frecuencia es nâbî,
pues lo designa como vocero de Dios. Como "vidente" discernía la voluntad de Dios, y
como "profeta" la trasmitía a otros.
El profeta es uno de los cinco ministerios instituidos por Cristo. La palabra profeta
viene de la raíz hebrea (נְִ ב אי, Nabi) que significa mensajero o porta voz.
Los profetas poseen don de profecía, así como otros dones espirituales que son señal
de su llamado ministerial.
No todo aquel que opera en el don de profecía es profeta.
La profecía es una manifestación del Espíritu en cualquier creyente lleno del Espíritu,
es un don.
Los profetas son los representando de Dios ante el pueblo. Si sientes que Dios te ha
llamado como profeta tienes que estar dispuesto a rendir tu vida entera en obediencia
a él para cumplir su propósito aquí en la tierra. El profeta entiende que su vida ya no
le pertenece a él, que él va a donde Dios lo envié, el habla lo que Dios le diga que
hable, así se gane el oprobio de las gente; el ora cuando Dios le dice que ore.
Samuel fue uno de los mayores profetas del pueblo de Israel. Se lo puede considerar
como fundador del oficio profético; iba de lugar en lugar como maestro de Israel
(1 Sam. 10:10-13; cf 1 Sam 7:16, 17).
Samuel habría fundado lo que se conoce como "las escuelas de los profetas". Los
jóvenes que recibían su educación en estas escuelas (1 Sam. 19:20) eran conocidos
como los "hijos de los profetas" (2 Rey. 2:3-5).
La profecía es una manifestación del Espíritu en cualquier creyente lleno del Espíritu,
es un don. Cuando la iglesia camina en lo profético se adelantas a lo humano.
5. Son gente ubicada con un espíritu humilde sabiendo cuál es su lugar en el Reino de
Dos. Rom. 12: 3
6. Son personas que saben que el éxito es trabajar en equipo Rom. 12: 4
14. Saben que el éxito esta en bendecir a los que los maltratan. Rom. 12: 14
15. Manifiestan el gozo con el que prospera y sienten dolor por el que sufre.
Rom. 12:15
1. Es un intercesor nato. Génesis, 18: 23 / Éxodo 15: 25; 32: 11/ 1 Samuel, 12: 23
/ 1º Re.17:17-24 / 2º Re.4:18-
facilidad de colocarse en el lu
es revelada la necesidad, dispone su corazón para pedir a favor.
2. Su mensaje está respaldado por la palabra de Dios (en nuestro tiempo la Biblia).
Deuteronomio, 13; 1-4. La profecía más certer
dar.
3. Es un fiel atalaya de los principios de Dios. Éxodo, 32: 19- 20. / 1 Samuel, 7:
3- sean establecidos en el lugar
no
están tomando su posición. Como profetas tenemos que tomar nuestro lugar y
comenzar a edificar el cuerpo de Cristo. Proverbios, 29: 18.
4. Son reformadores, la misma pasión que los lleva a guardar los principios del Reino
de Dios, los lleva a traer reforma cuando el pueblo se desvía de los principio del
Reino.
5. Tienen una visión más amplia que cualquiera y advierte al pueblo de una posible
apostasía o desviación. Jeremías, 25: 8-
le plazca revelarte cosas, ojo, no es cuando
hay un grupo de profetas en una congragación, es aún mejor porque dios tiene a más
hijos para revelar su propósito.
haya profetas.
7. Dela misma manera que tiene la capacidad de amonestar, tiene la capacidad para
consolar y exhortar. 1 Samuel, 12: 22, 24- 25. / 1 Corintios, 14: 3 / Isaías, 40:
1-
os de misericordia, aun cuando el pueblo tenga que pagar
5) Explique porque una iglesia que No es profética Es como leer un periódico viejo?
(1 punto)
Porque cuando abre los ojos, habla o acciona sobre algo que para ella es nuevo, es un
acontecimiento que una iglesia profética le ha sido previamente revelado y ha estado
trabajando en pos de ello. En otras palabras es una iglesia que camina sin revelación.
2 Pedro 1:19 "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien
en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día
esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones". Aquí hallamos dos
razones por las cuales Dios nos da la palabra profética.
La primera es que Dios conoce, desde el principio, todo lo que sucederá hasta
el final. En esto no necesitamos ser instruidos, pues todo alcanzará su
cumplimiento aun cuando nosotros no fuéramos informados.
Por lo tanto, hay algo más aquí, algo que es mucho más personal. Dios nos
explica por qué nos ha dado la palabra profética anticipadamente. Él no
necesitaba hacer esto. Bastaba con que Él nos dijera: «Esperad la venida del
Señor», ¡y conocer sólo esto hubiera sido maravilloso! Pero no, Dios nos ha
dado la palabra profética, la cual, como hemos visto, abarca gran parte de las
Escrituras. En nuestro pasaje hallamos el porqué de esta decisión de Dios.
Lo no profético se acomoda para agradar y reacciona ante lo que el sistema del mundo
demanda, mas no acciona conforme a lo que se nos ordena en los estatutos bíblicos,
de llevar una vida conforme a la voluntad de Dios, y trabajando arduamente a tiempo
y fuera de el para establecer los diseños del reino en la tierra ¿No es acaso mi
palabra como fuego, y como martillo que pulveriza la roca? —afirma el Señor—. Por
eso yo estoy contra los profetas que se roban mis palabras entre sí —afirma el
Señor—. Yo estoy contra los profetas que sueltan la lengua y hablan por hablar—
afirma el Señor—. Yo estoy contra los profetas que cuentan sueños mentirosos, y que
al contarlos hacen que mi pueblo se extravíe con sus mentiras y sus presunciones —
afirma el Señor—. Yo no los he enviado ni les he dado ninguna orden. Son del todo
inútiles para este pueblo—afirma el Señor—. (Jer 23.29-33)
Uno de los problemas más graves que enfrentaba el profeta Jeremías era que sus
colegas habían diluído el mensaje, le habían quitado el poder. Predicaban paz cuando
no existía paz alguna (Jer 8.11). Predicaban un evangelio de prosperidad, un evangelio
barato, un evangelio “positivo”, en suma, una mentira y una irrealidad. En definitiva,
lo que hacían era “domesticar” la Palabra de poder para que no doliera, ni desafiara,
ni desestabilizara, ni produjera cambio.
Este peligro se presenta también hoy. Cuando la iglesia, el cuerpo de Cristo, se deja
absorber por la cultura dominante—con su humanismo, su materialismo y su
individualismo—, corre el peligro de ser domesticada al punto de presentar un mensaje
débil, “suavizante”, algo que todo el mundo pueda escuchar sin sentirse incómodo. Este
tipo de «palabra» sirve tanto como una aspirina para curar el cáncer. La herida de la
sociedad es profunda y seria. La realidad del ser humano sin Dios es crítica. Por lo
tanto, si la iglesia ha de tener un ministerio profético, deberá proclamar lo que Dios
le ha confiado, y no lo que la sociedad prefiere escuchar.
¿Qué significa esto? ¿Cómo hacerlo? ¿A través de un nuevo sistema político, o una
reforma social, o una estrategia militar? ¡No! El recurso profético es la proclamación.
“Derrumbar mundos viejos y crear mundos nuevos” implica una tarea de reescribir el
mundo. ¿Quiénes describen el mundo hoy? La sociedad está dominada por una serie de
ideologías, incluyendo un materialismo extremo, que determina la realidad de la
mayoría de la gente. La juventud representa hoy, el sector de consumo más
importante para los poderes económicos. Ahora bien, estas ideologías son transmitidas
sutilmente por los medios de comunicación y terminan por implantar lo que debe regir
en la sociedad.
En este sentido, debemos tener presente que nuestras iglesias pertenecen a una
cultura específica, la occidental, que se caracteriza por su individualismo y su sed
insaciable de consumo. Debemos ser capaces de percibir que nuestras iglesias están
insertas en el marco de estilos de vida y maneras de pensar que representan ciertos
valores bien definidos, mientras que otros valores brillan por su ausencia. No podemos
escapar al hecho de que nuestras iglesias existen dentro de una sociedad de consumo.
Vivimos en una sociedad que nos bombardea con propagandas que nos convencen y, aún
más, nos taladran el cerebro con la idea de que necesitamos ciertas cosas para ser
felices. Creemos que la felicidad se hace realidad sólo cuando compramos ciertos
productos. Los ejemplos abundan. ¡Cuántas personas necesitan salir a comprar “algo”
cuando se deprimen! Todo este contexto afecta, y yo diría incluso que define el
ministerio profético de la iglesia hoy, o hace evidente su total ausencia.
—El versículo 20 habla de muerte para los que invierten el sentido de lo malo y lo
bueno, de las tinieblas y la luz, de lo amargo y lo dulce. El profeta denuncia este
mundo al revés, esta inversión total de la realidad.
—El versículo 23 habla de muerte para los que mantienen un sistema económico que
asegura el bienestar a unos pocos, y para quienes justifican al culpable por una coima
y le quitan su derecho al indefenso.
Ahora bien, un estudio de los profetas de Israel debe tomar en cuenta seriamente
tanto el mensaje profético dirigido a Israel como la situación contemporánea de la
iglesia. Es de suma importancia que lo que entendemos acerca del Antiguo Testamento
esté conectado de alguna manera con la realidad de la iglesia, en general, y con la
realidad de la iglesia local, en particular.
La realidad de hoy reclama alternativas que solamente una iglesia comprometida con un
ministerio profético y con la Palabra de poder puede ofrecer. Sin duda, Dios está
llamándonos como comunidades cristianas a derribar mundos viejos, idolátricos e
inoperantes, y a crear un mundo nuevo, basado en su amor, su justicia y su
misericordia. Dios desafía a las comunidades que se autodenominan “iglesia” a poner en
conflicto el egoísmo de su entorno por medio de su generosidad, a proponerse crecer
hacia afuera en lugar de vivir metidas adentro.
Como comunidades cristianas tenemos el gran tesoro y vivimos con los beneficios que
nos da la Palabra de poder y verdad. Somos los receptores de una alternativa nueva
basada en un Nuevo David, un Nuevo Pacto, una Nueva sanidad integral. La pregunta
que exige nuestra respuesta hoy es: ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a atesorar la
alternativa sin compartirla? ¿Vamos a asegurar nuestra existencia hasta que el Señor
venga? ¿O estaremos listos para proponerle a un mundo necesitado e incrédulo algo
nuevo que puede cambiar su realidad, una alternativa genuina y llena de poder “para
derribar y construir, arrancar y plantar”?
Para cumplir esto necesitamos el coraje para abandonar nuestro egoísmo, que acapara
y secuestra la verdad. La exigencia profética de hablar la verdad exige coraje. La
cobardía no tiene cabida en la perspectiva del Calvario. El ministerio profético de la
iglesia implica sacrificio y valentía para enfrentar la corrupción, la injusticia y la
violencia de nuestra sociedad.
En definitiva, hemos sido llamados no sólo a proclamar la verdad sino a ser agentes de
verdad en este mundo de falsedad y autoengaño. La verdad es la única esperanza que
tiene nuestro prójimo sumergido en el mundo de la mentira. La pregunta que debemos
contestar es la siguiente: ¿estamos dispuestos a involucrarnos en un ministerio
profético que proclama la verdad?
CONCLUSION
Dios lo que hace es preparar su casa, su novia, su amada, su Sion, para la Gloria que
viene, y esto se dará en parte por la activación de este ministerio unido a lo
apostólico.
Una verdadera profecía es aquella donde solamente el Espíritu Santo inspira a alguien
a que comunique las palabras exactas y puras que Dios dice a un individuo o grupo. Él
habla por medio de uno de sus profetas o gente profética sin que este vaso añada o
suprima algo de lo que Dios le dice.
Para que la profecía sea efectiva de manera máxima es necesario que se cumplan dos
requisitos: 1- El tiempo de Dios, 2- y que el vaso que tomó la profecía, tenga
actitud, espíritu, hechos adecuados y contundentes para que se dé su cumplimiento.
Existen dos tipos de profetas hoy día: 1- Profetas que ponen fundamento en la
Iglesia. Hechos 11: 19- 26 2- Profetas llamados Videntes por su capacidad de tener
vista espiritual. Hechos 11: 25- 30. Observe esto: todos los videntes son profetas,
más no todos los profetas son videntes. I: Crónicas 29: 29 “Y los hechos del Rey
David y los postreros están escritos en las crónicas de Samuel, el vidente y en las
crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente”. El profeta habla lo
que oye de Dios. El vidente habla lo que ve.
Pedro: Apóstol, pastor y profeta: experimentó un éxtasis cuando vio los cielos
abiertos y oyó una voz que le decía: “Levántate mata y come. Y no llames inmundo ni
común lo que Dios ha limpiado”.
Pablo: Apóstol, maestro y profeta: fue arrebatado al tercer cielo, vio y escuchó
cosas inefables. Predicó el Reino de Dios.
Juan: Apóstol, profeta y vidente: en el libro de las revelaciones dice repetidas veces:
“Miré, vi, oí”.
Los profetas son individuos por medio de los cuáles Dios se puede comunicar y hablar
a su pueblo. Son canales de comunicación de Dios.