HIJUELA Cfotos
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Luis Vildósola B.
(Responsable del texto)
Ya sembramos amor
Ternura y perdón.
Hoy queremos ser felices
Sin ninguna condición.
Buby Torres.
(Una amiga de las letras y, vecina de Hijuelas Grandes)
ÍNDICE
PRESENTACIÓN Página
CAPÍTULO UNO 7
CAPÍTULO DOS 10
CAPÍTULO TRES 17
CAPÍTULO CUATRO 25
CAPÍTULO CINCO 34
CAPÍULO SEIS 42
El Quiero Mi Barrio
ANEXOS 47
PRESENTACIÓN
El texto que presentamos tiene un enfoque de historia oral, e intenta dar cuenta del proceso
de poblamiento del barrio Hijuelas Grandes, desde su origen, hasta nuestros días, a partir
del relato que aportan los habitantes de este sector, del área sur de Villa Alemana.
En este trabajo damos cuenta del origen social y geográfico de los habitantes del sector, su
trayectoria de vida, el nacimiento de la comunidad de Hijuelas Grandes, su poblamiento, y
los principales procesos de asimilación y transformación de identidades que los acompañan.
Igualmente, esta historia local, pretende dar cuenta de algunos de los hitos relevantes que
expresa la vida actual de los vecinos y vecinas. Entre ellos, el impacto del Programa
Quiero Mi Barrio en la comunidad de Hijuelas Grandes.
Descubrí un barrio donde los vecinos y las vecinas conversan y se saludan. Y se preguntan en serio:
¡¿Cómo está usted, vecino?! Déle mis saludos a la vecina.
Un lugar, donde cada casa tiene su estilo y la gente dice con orgullo: ¡Ésta casa, la construyeron mis
padres! Por eso la quieren y la cuidan, porque saben del sentimiento que lleva adentro.
Encontré un bello barrio donde los patios son lugares especiales, pensados para vivir.
- Allí se juntan familias, amigas y los niños juegan con alegría.
- En ellos se puede ver gallinas, patos, perros, y gansos.
- Y se arreglan bicicletas y se venden helados a bajo precio.
- Y en sus jardines abundan rosas, crisantemos y bugambilias.
Es un lugar en Villa Alemana, donde todavía se percibe un aire de campo.
- Donde la gente tiene parrones que rememoran antiguas Viñas.
- Y se respira aroma a hortalizas, porque aún siembran acelgas y plantan tomates.
1
P P A propósito del tema: Bello Barrio, del cantautor chileno, Mauricio Redolés.
Descubrí un barrio, donde se reconoce el aporte de sus vecinos fundadores.
- Como don Raúl Guerra, primer presidente de la Junta Vecinal.
- O don Alfonso Gallardo y su señora, María Luisa que enseñaba a los niños.
- O, don Jorge Vergara, que hizo de su hogar un centro de amistad vecinal.
- O, a “Rojitas”, el papá de Miriam, que sembraba y hacia talabartería en su sitio.
- O, a los amigos Cepeda y el mejicano, que entonaban canciones rancheras.
- Y, a Guillermo Torres (el Willy), que bautizó al club deportivo.
Un barrio que quizás estuvo un poco dormido, y dolido. Pero bastó un buen soplo para encender las
brazas del reencuentro. Quiero Mi Barrio, fue la chispa para el “Renacer de Hijuelas Grandes”.
2
PEl barrio Hijuelas Grandes tiene una población de 1.192 habitantes. El número de viviendas es de 333.
P
Con una media de personas por hogar de 4 integrantes. El ingreso familiar promedio alcanza a $ 166.028.
Datos, Informe: Programa Quiero Mi Barrio. I. Municipalidad de Villa alemana, 2009.
CAPÍTULO DOS
Sin embargo, la complejidad del proceso aumentó las tensiones en la urbe. “Cuando la
inmigración creció en los años ’50, los problemas de habitación popular, que eran de
antigua data, se hicieron más agudos. Y se transformó en “el problema social más grave
del país”. El Censo Nacional de Viviendas de 1952, indicó que en Chile: el 30 % de los
chilenos carecía de vivienda digna.”. 4 Fue en este contexto, que comenzaron a desplazarse
FP PF
- Diversas procedencias
Cuando revisamos nuestras trayectorias de vida a lo largo del tiempo, nos damos cuenta
que nuestro origen geográfico-familiar y cultural, es variado. En realidad, somos parte de
quienes arribaron a la zona de Valparaíso procedentes del norte, centro, y sur del país.
Aunque también hallamos familias con una larga data en Valparaíso. Mi mamá era
santiaguina, fue maestra de cocina. Y mi padre de Valparaíso. Fue administrador de la Viña
Serena, en Viña del Mar. Los abuelos de Chillán Viejo. (Alfonso)
3
P Garcés, Mario” Tomando Su Sitio. El Movimiento de pobladores de Santiago, 1957 - 1970”. LOM
P
Mi papá se llamaba Jorge Vergara y mi mamá Carmen Rosa Levigñanco. Ella nació
en Chiloé, se vino a los 21 años. Me hablaba del Caleuche, de cómo era la gente en la
Isla. Quedó huérfana a los 8 años. Mi abuelo tenía terrenos, cosechaba papas. (Luisa)
Los lugares habitados por nuestras familias de origen, durante la etapa anterior a su arribo
en Hijuelas Grandes, nos reportan antecedentes sobre formas de vida rural que permanecen
en nuestros recuerdos. “Mi papá era del Retiro, de Quilpué. Allá se buscaba el agua en el
sector de Las Pataguas. Ellos cultivaban la tierra. La abuela era de Limache se llamaba
Amelia González. Mi mamá era de Ovalle”. (Patricia)
Mi abuelita Esilda, era una mujer trabajadora, inteligente. Tejía a telar, criaba ovejas
hacía verduras y frutas en conservas En el campo se sembraba y había de todo.. Por
acá no he visto persona similar a ella. Unas comadres la visitaban. Pasaban de la
Unión, a Río Ranco. Mi abuelo, Francisco Imilpan, tejía mimbre. (Teresa)
Mi abuelo: Juan de Dios Figueroa, era huaso, patrón con inquilinos. De esos viejos
gordos con cinturón de cuero. Era de Confluencia (Octava Región). En la mañana a
todos los trabajadores les daba la “choca”, que era caldo de papas y una porción de
harina tostada. Y en la tarde, a la hora de almuerzo, iban a buscar la vianda con
comida. Que eran porotos, o charquicán, y una porción de cebollas. (Clara)
Durante toda la primera mitad del siglo veinte, vivimos cambios importantes en nuestras
identidades de origen. Hoy día, al recrear imágenes sobre nuestra niñez percibimos aspectos
importantes de esta historia de transformación. “Nací en Llay Llay. Cuando estaba en la guatita
de mi mamá, mi padre se fue. No lo conocí. Después de grande lo fui a conocer. Mi mamá luchó
mucho; vendíamos flores, pan amasado. A mí no me gustaría ser niña otra vez. Me sentía mal, me
quería ir. Trabajé desde los ocho años, ayudaba en la cocina, de empleada”. (Adriana)
Nací en Río Bueno. Tengo recuerdos muy bonitos de mi infancia. Me crié con mis
abuelos/as porque era hija de padres separados. (Teresa)
Nací en Tomé, en 1932, tengo 77 años. Crecí con mi abuela: Maria Santos Espinoza.
Era amorosa. Quedó viuda joven. Crió 5 hijos. Soy de familia numerosa. Mi madre se
llamaba Gumersinda Sepúlveda, y mi padre: Nicanor Torres. Poco puedo hablar de él
porque se separaron cuando yo nací. Mis abuelos paternos eran de Mulchen, y la
materna también. Mi abuelo, Fidel Sepúlveda, creo que era mueblista. (Buby)
Cuando mi abuelita dio a luz (en su casa), viene mi abuelo a caballo y se mete en su
pieza. Con el susto le vino una hemorragia, duró tres días, y murió. Como su padre
era un hombre que andaba de un lado para otro, mi papá quedó ahí. La tía juanita
lo vio llorando y se lo entregaron. Ahí empezó a cambiar la vida de mi papá. (Luisa)
Nuestra relación con la escuela en este tiempo, es débil todavía. Reconocemos eso sí, que
las situaciones son dispares entre nosotros. “Fui a la escuela Nº 2 de mujeres de Tomé.
Después fui a un colegio particular. Ahí estuve hasta cuarto. No fui al Liceo, porque (decían que)
las niñas salían embarazadas. Me mandaron a estudiar de modista. Y trabajé de modista”. (Buby)
A la escuela fui muy poco. Una por la lejura, y había que trabajar. Los mayores
estudiaron poco Yo empecé a trabajar a los siete años. Andábamos a patita pelada. Es
que éramos pobres. La vida era muy dura. Faltaba la goma, el lápiz. Yo fui a la
escuela 159, en calle Díaz de Villa Alemana. (Carlos)
En muchos casos, nuestro camino a la ciudad fue un proceso con escalas. De hecho, antes
de llegar a la Quinta Región y de asentarnos en Villa Alemana, transitamos como un grupo
disperso de peregrinos que fue desplazándose por distintas ciudades. “Cuando nos fuimos
de Llay Llay, nos vinimos a Los Andes, a orillas del río porque no teníamos donde vivir.
Después nos fuimos a Valparaíso, y vivimos en una rancha”. (Adriana)
En la Décima Región (en Río Bueno), estuve hasta los 19 años. De ahí a Osorno. Y
después, a Santiago. Más tarde a Viña del Mar. (Teresa)
De niña yo vivía en Concepción. Me acuerdo que había unos carros en vez de micro.
Mi papá salió de allá y llegamos a Quillota. Después trabajó en el agua potable.
Vivimos en Limache. (Madre de Patricia)
En este tiempo, como grupo humano estamos siendo parte de procesos -más o menos
acelerados- de transición cultural. Nos vamos convirtiendo en parte de la historia de los
nuevos rostros que poblaron las ciudades de la Región de Valparaíso en el siglo veinte.
“Mis padres son más “campechas”. Mi madre era de Doñihue, y mi padre de Navidad, cerca de
Pichilemu. Vivía entre la mar y el campo. Después se vino a Valparaíso Yo nací en Valparaíso, en
1954, vivimos en el cerro Yungay, calle San Juan de Dios, cerca de la avenida Alemania.”(Pedro)
En Hijuelas Grandes, aún cuando hallamos vecinos con residencia anterior a la década del
cincuenta en Villa Alemana, sabemos que el arribo a la comuna lo hicimos, sobre todo, de
mitad del siglo XX, en adelante. A partir de entonces, pasamos a formar un referente de
población que aportó trabajo y desarrollo a una ciudad que por largo tiempo mantuvo un
bajo crecimiento demográfico en la Provincia de Valparaíso. 5 FP PF
5
P El gran crecimiento demográfico es más bien un fenómeno del último cuarto del siglo XX. “Hasta 1982 la comuna de
P
Villa Alemana contaba con poco más de 55.000 habitantes. En 1992, superaba los 77.000 habitantes. El año 2002 se
acercaba a los 100.000 habitantes”. En: http. // es.wikipedia.org/wiki/Villa Alemana. 21 /12/2009.
Hacia mitad del siglo XX, Villa Alemana es una localidad que está alejada del dinamismo y
progreso que hace atractivas a ciudades como Viña del Mar y Valparaíso. Y durante gran
parte de este siglo, la comuna se posiciona en el imaginario regional como un lugar de
“buen clima”, benéfico para la salud, y como “ciudad dormitorio”. 6 FP
Llegamos de Reñaca. Nos vinimos por razones de salud a Villa Alemana. Llegué acá
por un asma crónica, el médico dijo que teníamos que irnos a 20 kilómetros de Viña.
Ahí se acordaron que tenían este terreno. Llegamos donde un familiar. De ahí mi papá
empezó a construir. Yo soy hijo único, porque mis padres se casaron viejos. Era
enfermizo. Nací el 52, y llegamos el 59. Tenía ocho años. (Alfonso)
En todo caso, la motivación de fondo estuvo dada, sobre todo, por la posibilidad concreta
de acceder a un terreno “propio” donde vivir. Porque ello significaba asentar bases para
realizar un proyecto familiar más definitivo. “Mi papá después conoció a mi mamá (en
Valparaíso). Y de ahí, se vinieron a Villa Alemana. Mi mamá conoció a un caballero que
vendía terrenos. Se comunicó con él, y como ella anhelaba tener su propio lugar.” (Luisa).
Hacia fines de los años cuarenta, muchas de nuestras familias ya se habían desplazado por
el país, y habían experimentado alguna reconversión laboral. En este periodo se masifica la
población urbana y se genera una situación en que, a partir de una inserción laboral, más o
menos estable, la gente de trabajo decide proyectarse con familia propia en la ciudad. “Nos
conocimos aquí en Villa Alemana. El tenía 16 y yo, 17 años Yo trabajaba como empleada, mi
esposo era panificador. Trabajó en Villa Alemana y en Viña del Mar”. (Adriana)
Mi papá se llamaba Manuel Leiva, era de Salamanca, y mi mamá Juana Calderón, era
de Olmué. Ellos se conocieron en Viña del Mar. Ambos trabajaban en Viña. Mi papá
trabajaba en una fábrica de aceite. Mi mamá, trabajó con la familia Fontaine, de
mayordoma, había estudiado en las pasionistas de Limache. (Héctor)
6
P “Villa Alemana, hasta la década del setenta, era reconocida como ciudad dormitorio, en donde el clima era el principal
P
atractivo para recibir visitantes (o eventuales residentes)” En: http. // es.wikipedia.org/wiki/Villa Alemana. 21 /12/2009.
El modelo familiar que siguieron fue el de tipo nuclear, donde el hombre asumió el rol del
proveedor, que sale a laborar fuera del hogar, mientras que la mujer se quedó como “dueña
de casa”. “¡Así es, esto! uno se casa y sigue al marido. La vida de casada fue sacrificada., pero a
la vez había momentos de alegría. Tuve suerte con mis hijos, son tranquilos”. (Hildita)
Mi papá era todo para nosotros. Trabajaba de noche y dormía de día, entonces no
participaba mucho en el barrio. Era dirigente en el sindicato panificador. (Gloria)
Yo no salía a ninguna parte cuando estaba mi esposo. Le tenía todo listo, su ropa,
todo. Cincuenta años sirviéndole. Antes paseaba con mi marido, lo acompañaba a
jugar a la pelota. También a Los Quillayes. A La Campana fuimos una vez. Mi marido
me traía los sacos de harina. Yo los lavaba y hacía sabanas, todo a mano. (Adriana)
Pero hubo experiencias distintas. Es el caso de hombres que ejercieron oficios o actividades
económicas en forma independiente, a veces en su propio hogar. Aquí, los varones adultos
fueron figuras muy presentes en las vidas de sus hijos/as. “Él trabajaba el cuero de las vacas,
hacía todo lo del caballo, la montura, los estribos, los lazos. Mi papá hacía los premios de los
rodeos. Teníamos una pileta, echaba el cuero cortado, para que se ablandara y con jabón gringuito
lo lavaba. Incluso lo amarraba, los colgaba y los limpiaba”. (Miriam)
Mi papá tenía problemas a las piernas, tenía que estar en la casa. Él nos cuidaba a
nosotras en casa. Somos seis hermanos. Mi papá tenía panales, criaba abejas en la
casa. Sacaba miel y cera. Esa la vendía a los zapateros en Valparaíso. (Luisa).
De todos modos, la mención al rol productivo de las mujeres en nuestra historia debe ir más
allá de lo que habitualmente se dice. 7 De hecho, en nuestro barrio, hallamos a mujeres que
FP PF
Valparaíso, en diferentes partes. Trabajaba en dos casas particulares, hacía aseo, lo que le pedían.
Trabajaba a los restaurantes, hoteles. A las cinco estaba lavando. ¡Usted hubiera visto los
cordeles!. Se bajaba en el paradero ocho, y se venía pa’ acá. En ese tiempo había pocas casas,
ella nos llamaba y partíamos a buscarla. Siempre, las primeras frutas del año, eran pa’ nosotros.
Nunca he visto mujer más trabajadora que mi mami”. (Luisa)
7
P Porque, en términos históricos, reconocemos que “en Chile, la “clase obrera” fue siempre una fracción de la clase
P
popular, y que un amplio grupo de mujeres de pueblo permanecieron durante gran parte del siglo veinte, como
lavanderas de ropa ajena y del planchado, o sirvientas y nunca alcanzaron la condición obrera en sentido estricto”.
Garcés, Mario: “Tomando Su Sitio”. LOM Editorial, Santiago de Chile, 2002
8
P En la historia social de Chile, muchas mujeres fueron también “protagonistas del movimiento de
P
pobladores/as, en los años sesenta. Algo parecido ocurrió con los “trabajadores por cuenta propia”,
maestros en oficios o, trabajadores temporales. Muchos de ellos fueron dirigentes vecinales de los años ’60 y
‘70”. Ver en: Garcés, Mario: “Tomando Su Sitio”. LOM Editorial, Santiago de Chile, 2002
Familia de Hijuelas Grandes, años sesenta.
CAPÍTULO TRES
“Mi padre se vino a Huanhualí en 1935. Llegamos donde ahora está la población
Dinamarca. Eso era un viñedo, de Eliseo Jara y de Carlos Valera. Todos llegábamos
al fundo Huanhuali, de Julio Aparicio S., Ministro de la Corte de Apelaciones.
Después, don Julio vendió al señor Cordero, y éste, a Olivarí. Yo le trabajé a don
Vittorio Olivarí en las bodegas. Me emplearon para cuidar animales”. (Carlos)
“En ese tiempo, para arriba, pasaban muchos ‘linguera’, o ‘andantes’, que pedían
agua, y comida. Iban a trabajar a los fundos. Estaba el fundo: Lo Moscoso, Los
Molles, La Retuca. Aquí (Hijuelas Grandes) era un peladero no más, Rosenquist:
viñedo, Riseto: viñedo, toda esa parte era de Gustavo Lamper. Estaba la Quinta
Martínez, que era una casona, una bodega, hacían vinos. Para acá, el señor
Schroeders que compró todo este predio hacia el fundo Huanhualí. Era un alemán
que arrancaba de la guerra. Yo conocí a las hermanas. Todo esto eran viñedos. Junto
con nosotros llegaron familias árabes, eran como cinco hermanos”. (Carlos)
En las imágenes primeras del sector, hallamos un paisaje, una actividad, y una forma de
vida, de tipo rural. Una producción ligada al sistema de peonaje. “Yo empecé a trabajar a los
siete años, recogía ‘sarmientos’ (de parras). Así gané mis primeros ocho pesos. Andábamos a patita
pela’. Antes la vida era muy dura. Había trillas. Andaba a caballo. En la noche no se podía salir
porque era una boca de Lobo. Nos bañábamos en los esteros y jugábamos a la pelota. (Carlos)
Durante la primera mitad de la década del cincuenta, todavía vemos en el sector cierta
producción hortofrutícola y vitivinícola en los predios. “Don Vitttorio explotaba el fundo y
vivía allí. Se cultivaba de todo: verduras, tomates, cebollas, uvas, y tenía trigo. Iba a
vender al puerto” (Héctor). Aunque se observa también la producción de auto-sustento en
pequeñas parcelas. “Mi papá fue agricultor, compró un terreno de cuatro mil metros y se
hizo un ranchito, con barro. Éramos 10 hermanos”. (Carlos)
Este es el tiempo donde aparecen los primeros colonos, que inician el poblamiento del lugar
Las descripciones que realizan vecinos antiguos del sector nos ilustran sobre el paisaje y la
gente que había: “Hijuelas Grandes es una población donde la gente empezó a llegar en los años
cincuenta. Mi familia llegó en 1953. Esto estaba en altura, era como un oasis. La gente fue sacando
los espinos y empezó a construir sus casas. En lo que es hoy la Población Dinamarca, había una
parcela de una familia árabe. Al otro lado, el fundo de los Prado. Al Oeste, Rosenquist. Hacia
abajo, los Faúndez. (Héctor). Poco a poco, el lugar empezaba a cambiar.
En este ambiente rural, con vegetación nativa, conejos, y aves de campo, se instalan las
primeras familias de colonos. 9 “En esos años, íbamos al cerro a buscar leña. Como oscurecía
FP PF
temprano, no había electricidad, y los caminos eran muy solitarios, las personas que trabajaban
fuera de la comuna, trataban de regresar a sus hogares lo más pronto posible”. (Héctor)
Al conversar con gente antigua del barrio nos enteramos que, al principio, fueron sólo cinco
familias las que llegaron al sector. Dicen que las casas eran modestas, casi todas de adobe.
Pero que hubo una gran riqueza humana y vecindad. Por eso, cuando llegaron después otras
familias, “todas se abocaron a darles la bienvenida. Les decían: yo le guardo sus cosas. Ellos se
ayudaron a construir sus casas. Y cuando salía la mamá a trabajar afuera, las mismas vecinas les
cuidaban a los niños. Hay muchos recuerdos de gente así” (Taller de Mosaico)
- El Acceso al terreno
Según las memorias del barrio, no fuimos al principio un núcleo homogéneo concertado de
antemano para poblar el sector, sino, más bien, un conjunto de personas que, de modo
particular, o, a través de sus redes laborales y de amistad, se animó a comprar un terreno
para contar con un lugar propio donde vivir. El encuentro grupal vino después.
El hecho de adquirir un terreno no fue algo menor, pues, como señala el historiador Mario
Garcés: “El tener la propiedad de un sitio ha sido una estrategia histórica de los sectores
populares a lo largo de nuestro país. Constituye una reivindicación básica, resolver dónde vivir.
Algo que nunca les ha sido facilitado en nuestras ciudades. Por tal razón, han debido confiar en
sus capacidades para auto-organizarse, hasta lograr un “sitio” en la ciudad, y también en la
sociedad” 11 En el caso de Hijuelas, la compra de sitios nace en el marco de una provincia
FP PF
que concentró una gran masa laboral, sobre todo, en Valparaíso y Viña del Mar, donde una
parte importante de la gente requiere de una solución urgente a su problema habitacional. 12 FP
9
P Se dice que las primeras familias que llegaron a vivir a la población fueron: Julio Aparicio, Familia Dadman, Manuel
P
Araya, Sr. Schroder, Victorio Olivares, de la Sra. Maria Aguilera, Faúndez-Correa, Ponce-Vidal, Briceño-Oróstica, Mora
Marambio, Mayer-, Vergara-Lerviñanco, Leiva-Calderón, Aros-Ravelo, Cepeda –Galdamez, Guzmán-Garabito, del Sr.
Ricardo Olivares, Gallardo-Martínez, Bustos-Palominos, Valdebenito-Cepeda, Araneda-Reyes, Díaz-García, Torres-
Torres, Guerra-Prado, Bascur-Vera, Araneda-Henríquez, Fernández-Ugalde, Benito Estay y Familia, Sra. Ana Arancibia y
Familia, entre otras. Después; llegaron las familias: Núñez-Azócar, Contreras-General, Fuentes-Garrido, Ponce-
Quezada, González-Baeza, Hernández- Pajarito, Páez-Cádiz, Lillo-Ramírez, Aguilera-Santander, Beyler-Bravo, Juan
Galvez y Familia, Chila-Valenzuela, Julio Reyes y Familia, Ramón Núñez y Sra., entre otras. Ver en : texto de Héctor
Leiva. “por Los Orígenes de Mi Barrio Hijuelas Grandes y de sus Organizaciones. Deportivo “La Cruz del Sur. s/r.
10
P P Corresponde a la denominación que aparece en documento de compra venta de los lotes parcelados.
11
P Garcés, Mario: Prólogo a estudio: “Toma de terreno de Viña del Mar: los poblantes del siglo XXI”. I. Municipalidad de
P
“En Viña del Mar hay 80.000 personas aproximadamente, de las cuales, según antecedentes de las juntas vecinales y el
Frente de la Vivienda, 10.000 personas se encuentran viviendo de allegados a otros arrendatarios, o bien, en las partes
casi inhabitables de los cerros”Diario “El Mercurio de Valparaíso”, 4 de junio de 1947
El vendedor del suelo fue; “Carlos Villalobos Quesada, dueño de la parcela ubicada en el sector
Sur de la Población Huanhualí, cuyos deslindes eran: al Sur con la parcela de la familia de María
Mafut, al Oriente con el fundo Rosenquist, al Poniente con el fundo de la familia Schroeders, al
Norte con la población Huanhualí” (Héctor). Villalobos, había adquirido la propiedad en
1948, a doña Elena Solar, viuda de Brice. Ese mismo año, ofertó lotes de 300 metros 2. 13 FP PF
En verdad, este hecho fue una práctica común entre quienes vieron en esto, un lucrativo
negocio, en que se especula con la compra/venta de terrenos -sin urbanizar-. Ello se dio en
varias comunas de la provincia. 14 El destinatario principal de esta oferta fue la gente de
FP PF
trabajo que buscaba un sistema que les permitiera pagar en cuotas el sitio. La oferta de los
terrenos se hizo sobre todo en Viña del Mar y Valparaíso.
compra del sitio dejó a cargo de nuestras familias el costo de la urbanización. Tal como lo
dice el contrato de la señora María Luisa: “El comprador se obliga a cancelar por su cuenta,
cuando sea oportuno, todos los gastos que demanda la urbanización del terreno y los servicios de
luz, agua y alcantarillado, o cualquier otro tributo o reglamento municipal vigentes”. 16 FP PF
La forma que tomó el proceso de compra/venta de sitios en la fase original del poblamiento
de Hijuelas Grandes, estableció el hecho de que nuestras familias habían sido objeto de una
estafa. Para entonces, nuestra población se hallaba en la condición de “loteos brujos”, lo
cual significaba que no nos daban los títulos de dominio ‘en forma’, y, por ello; teníamos
limitaciones para gestionar la urbanización ante los organismos públicos.
En esta dinámica se hizo presente también, la figura del ‘intermediario’. “Mi hermano loteó
esto. Pero, qué pasó. Pasó que el ‘Pepe’ vendía y costaba un siglo que Carlos Villalobos le
entregara la escritura y el que compraba tenía problemas con mi hermano. La alcaldesa de ese
tiempo, Delia Salinas, decía que no había impedimento. Los lotes eran de 300 metros, pero sin luz,
agua, alcantarillado, vereda, nada. Yo le compré a mi hermano, José Araya Cabello, él fue dueño
de 7000 metros de terreno, le compró a María Faúndez. Él era dueño de este lado y Las Mercedes.
Don Carlos le pasaba terrenos a mi hermano, que era corredor. (Carlos)
13
P Según escritura de 1948, ante el Notario, don Jorge Alemparte.
P
14
P En Viña del Mar, casi todo el poblamiento original del cerro Forestal, y otros, se produjo en base a la venta de terrenos
P
(sin urbanizar) que hicieron particulares a grupos de familias trabajadores de la zona, durante las décadas del ’40, y ‘50.
Ver, entre otros: Achupallas, historia de Muchas Manos, CICU, Viña del Mar 1998. También en: “Toma de terreno de
Viña del Mar: Los Poblantes del siglo XXI”. Ilustre Municipalidad de Viña del Mar. Dirección de Desarrollo
Comunitario. Mayo, 2004.
15
P Contrato de compra de terreno de la señora María Luisa Martínez P.. Propiedad que se denomina Hijuela Grande. El
P
sitio, fue inscrito en el Registro de Propiedad A F/s. 945, Nº 1371. Firmada en Limache, el 6 de septiembre de 1955.
Anotada en el Repertorio con el Nº 2382.
16
P Ibíd.
P
En realidad estábamos en ‘zona verde’. Y todavía éramos un lugar alejado de los sistemas
de urbanización de la comuna. Según antiguos vecinos, todo esto, se tradujo en una larga
disputa judicial. “Después que compran se dan cuenta que eran “loteos brujos”. Hay un juicio
contra Villalobos. Comienzan a pelearlo judicialmente. Contratan al abogado González, que ayudó
a la gente. Se gana el juicio y ahí pudieron legalizar estos lotes, de 10 x 30” (Alfonso).
Visto a la distancia, fue este hecho el que motivó a los primeros colonos a organizarse. La
lucha por los títulos de dominio estimuló su movilización. “En esa época eran unas batallas
campales contra los dueños, que tenían oficina en el centro. Se le hacían “funas”. Hasta que se
aburrieron. Fue una labor constante contra los dueños que hicieron una estafa. De eso, hablamos
de los años 50. Cuando nos vinimos ya estaba en proceso de legalizarse las escrituras” (Alfonso).
Y en torno a esta experiencia, se forjaron amistades que perduraron en el tiempo. “Mi padre
con don Oscar Saavedra, se hicieron amigos en las peleas por los terrenos. La familia de don
Pedro Faúndez, que vive en Porvenir Sur, estuvo metida en esta lucha. Ahí, en el negocio de la
señora Elvira, vive su hijo. Era parte de la directiva. Mi padre era secretario”. (Alfonso)
Hasta mediados de los años sesenta, Hijuelas Grandes, todavía mantiene cierto aislamiento
respecto a los referentes de progreso urbano. “No había locomoción. Lo que es Huanhualí, era
un camino de tierra. Uno bajaba en el centro y, a patita pa’ arriba. Donde está la Población
Kennedy, era cerro”. (Alfonso) En el caso de las ‘dueñas de casa’, la vida resultó muy difícil
para efectos de cuidar y criar a los hijos. “Cuando nos tocaba médico, teníamos que salir
caminando. Nos íbamos a pié a Peñablanca, a Puente Negro, era lejos. Me sacrifiqué harto por mis
niños. Todo era más sacrificado: lavar, cocinar”. (Adriana)
El rasgo histórico que dio su carácter a nuestro barrio fue la auto-gestión de vivienda y
espacio urbano. Dicho carácter, se sustentó en el esfuerzo propio, la acción colectiva, y la
forma en que dispusimos nuestros recursos para el éxito del proyecto.”La casa de adobe la
hizo mi papá y mis hermanos. El venía con la idea de allá porque en el norte siempre han existido
casas de adobe. Vino un hermano mayor y la hicieron. (Miriam)
La casa antigua de mis papás, esa era de adobe, nosotros hacíamos, barro con agua y
pasto. Todos ayudamos a pisar el barro, los seis hermanos. Después del terremoto
(1985) la casa se sentó, vinieron de la municipalidad y mi marido la echó abajo.
Después mi marido comenzó a construir. Esta casa la hicimos nosotros. (Luisa)
La casa la hizo mi esposo. Él fue parando los ladrillos. El día sábado le ayudaba su
papá. Todos fueron aprendiendo a pegar ladrillos. (Adriana)
- El déficit urbano
Tal como se dio el desarrollo en Hijuelas Grandes, implicó no sólo resolver el problema de
vivienda, sino, que, también; una serie de necesidades de urbanización. “Para el agua
teníamos pozo, como de 15 metros de profundidad. Pero el agua no servía para la comida, sólo
para las plantas. La sacábamos con baldes, para lavar, y las plantas. Había un vecino con pozo de
buena agua, Juan Bustos (ya fallecido). También se buscaba agua donde Benito Estay. No había
luz. Nos alumbrábamos con lámparas de parafina”. (Hildita)
Trabajábamos los sábados y domingos y ayudábamos a los vecinos. En esa época nos
colgábamos porque no había luz en los domicilios. Después se normalizó. Todas las
casas teníamos pozos de agua. Mi papá hizo el pozo y nunca encontró agua. Hasta que
un día trajo a un amigo y con estas varillas de sauce encontró agua. (Alfonso)
Pese a que nuestro sentido de arraigo pareció buscar la ciudad, reconocemos que en
Hijuelas Grandes hicimos un guiño a este movimiento manteniendo, por largo tiempo, un
marcado aire de campo. De hecho, casi toda la etapa fundacional es reconocida por nuestros
vecinos como: más rural que urbana. “Mi padre me arregló una bicicleta, era el único medio de
transporte Él también tenía una y viajaba al centro a tomar el tren a Valparaíso”. (Alfonso)
En ese tiempo uno se demoraba media hora, o tres cuartos de hora, para llegar al
centro de Villa Alemana. Todo a pié, no había locomoción colectiva. Era la población
más alejada del centro hacia el sur. Junto con la Población Prat. (Héctor).
Las peleas de gallos: “Aquí había un ruedo para “peleas de gallo” donde don Carlos Briceño,
que vivía en calle Independencia. Era todo un suceso los días domingos, cada quince días. Yo era
cabro, iba a mirar. Llegaban autos de Limache, Quillota, El Belloto, Valparaíso. Yo miraba a los
gallos como si fueran actores de cine: ¿Se podrán tocar? decía yo. Ya después fui aprendiendo. Es
bonito sacar un gallo bueno”. (Pedro)
Bañarse en el Tranque: “En verano, las familias iban a pie a bañarse y a pasear al Tranque
Recreo. Era un lugar hermoso, rodeado de áreas verdes: eucaliptos, boldos, sauce. Se aprovechaba
de buscar yerbas para curar enfermedades estomacales. De regreso nos pillaba la oscuridad, lo
que era muy agradable, ya que el resplandor de la luna nos permitía contemplar la soledad y
tranquilidad de las noches en los parajes del cerro”. (Héctor)
Aves y animales: “En las casas tenían gallinas, patos, chanchos, caballos. La familia Mora tenía
Vacas, antes había que buscar el sustento pa la leche, había gente que iba a buscar leña al cerro
para hacer pan amasado en hornos de barro. Era una vida rural, incluso era la población más
lejos del centro hacia el sur, junto con la Prat”. (Héctor)
Nuestra transformación a la vida urbana, fue lenta y gradual. Al principio no hubo apuro.
“La señora de la familia Mora, tenía unas vacas, íbamos a comprar leche, a esa casa. Y conocí lo
que era tomar leche al pié de la vaca” (Alfonso). Esto fue así, hasta fines de los sesenta,
porque imperó cierta lógica de auto-sustento. “Aquí mi papá compraba animales, los mataba,
los colgaba, los limpiaba. Se mataba chancho, siempre se hacían prietas, arrollados”. (Miriam)
Hacia fines de la década ‘50 y comienzos del ’60, en Hijuelas Grandes somos testigos de
algunos adelantos en el equipamiento del lugar. “Antes, ponían luz en las esquinas, era un
palo con cuatro medidores. Eran medidores colectivos. Ahí había problemas con los famosos
tambores. Cuando llovía se metía el agua por las cajas de maderas” (Miriam). Su expresión es
modesta todavía, si lo vemos con los ojos de hoy. Pero, para nosotros, fueron un gran
acontecimiento. “El primer negocio fue “El Pensamiento” de don Braulio Ponce. Quedaba en
Gómez Carreño. Después, fue “El Curicano”. Era Restaurante y Quinta de Recreo”. (Héctor)
Comenzamos a transformar nuestro territorio, abriendo relaciones con actores públicos que
apoyaban nuestras demandas urbanizadoras. “Se creó la junta de vecinos y se hicieron
contactos a nivel regional porque en la municipalidad no había plata. Todo era regional, incluso
había que ir a Santiago. El que cooperó mucho con la población fue Luis Guastavino, y los
alcaldes Galleguillos, Muñoz Vega, Composto. Y don Vittorio Olivarí” (Héctor)
Partió primero la lucha por el alumbrado de calle. Luis Guastavino, que en esa época
era diputado, hizo mucho por el alumbrado de calle. Después se luchó por el agua.
Recuerdo a los pobladores a chuzo y pala para la zanja de la red del agua. (Alfonso)
Por gestiones de la Junta de Vecinos de la época, presidida por don Raúl Guerra, en
Santiago, ante el Presidente de la República, Eduardo Freí Montalva, con apoyo de
Diputados del distrito, y de Vittorio Olivarí, se logró recursos para alumbrar las
calles principales de la población, y agua potable. Trabajos efectuados por los propios
vecinos, salvo las conexiones. 17
FP PF
En todo caso, hacia fines de los años sesenta la expresión social de nuestra cultura local,
todavía era reconocida como rural. “El Club jugó con el Hogar (Van Buren) de Peñablanca.
Teníamos buenos jugadores, y ganó La Cruz del Sur. Entonces ellos decían: ¡oye! los huasos
juegan bien a la pelota”. (Pedro). Pero esto fue algo que siempre supimos sobrellevar, pues,
como dice Pedro: “Uno no tiene porque renegar. Me siento orgulloso de ser huaso”.
17
P Entre los dirigentes están: Guillermo González, Ulises Mora, Jorge Vergara, Luis Fuentes, Manuel Muñoz
P
y señora, Reinero Fernández, Pedro Maturana, señora Clara, Guillermo Torres, Milton Muñoz, Irma Benítez,
Enrique Alarcón, Manuel Gómez, Manuel Muñoz, Pedro Aros, entre otros. (Héctor Leiva)
CAPÍTULO CUATRO
- El espíritu comunitario
Algo destacable en nuestra historia local, es el carácter participativo y comunitario que tuvo
el proceso de poblamiento que hicimos en las décadas del cincuenta y sesenta. A la matriz
de este espíritu colectivo, concurren: la movilización para exigir la entrega de los títulos de
dominio, el modo en que enfrentamos el aislamiento geográfico-cultural, la forma de
encarar la urbanización; el contexto nacional que promueve la participación popular, y,
nuestra temprana organización vecinal. “Se fundan organizaciones que reflejan la concreción de
la vida barrial y de acceso a equipamiento básico de educación y culto. En 1958 se funda la
Escuela Particular Gabriela Mistral Nº 151. A comienzos de la década del ´60 se funda la capilla
San José Obrero y el Club de Rayuela Estrella Polar. En esa misma década nace el Centro de
Madres Francisco Velasco y el Club Deportivo Cruz del Sur”. 19 FP
En todo caso, la comprensión del espíritu comunitario del barrio, en su fase germinal, no
debe pasar por alto la presencia de expresiones que reproducen valores como la solidaridad,
la organización y la acción colectiva. Entre ellas, entidades religiosas y políticas, así como
experiencias de una vida rural tradicional. “Allá en Salamaca, dicen que mi mamá (Emilia del
Carmen) siempre que mataban animales, repartía a todos los conocidos y vecinos de ahí” (Miriam)
Este barrio siempre fue comunitario. Nos juntamos y decimos: ¡Oye! los viejos que
hacían buenas fiestas. La Estrella Polar era gente más de izquierda. Los cumpleaños
que celebrábamos con ellos, y el Dieciocho. Íbamos a marchas. De repente don Ulises
decía: vamos a acompañar al “Chicho”. Y la gente acompañaba. (Pedro)
18
P “Por la inmigración campo ciudad (entre los años ‘50 y ’70), y por la erradicación de campamentos desde
P
la capital, en los ochenta, Villa Alemana se empieza a poblar en sectores que antes no eran urbanos”.
Actualmente la comuna tiene una densidad de 1.197,7 habitantes por kilómetro2. Posee una población
masculina de 56.191 habitantes y femenina de 59.378. Es la tercera ciudad a nivel nacional con mayor
crecimiento demográfico. Ver en: Villalemaninos.cl. Miércoles 28 de enero de 2009, 16:22 hrs.
19
P Informe Programa Quiero Mi Barrio. I Municipalidad de Villa Alemana, 2009.
P
- Felicinda: primera estudiante de la Escuela Gabriela Mistral
La Escuela Gabriela Mistral fue gestión de los vecinos: Bustos, Mora, Vergara,
Guerra, y Briceño. Éramos chicos, y las escuelas estaban lejos, había que viajar al
centro. Por eso se formó la escuela. Felicinda Bustos, fue la primera alumna. Mi
hermana mayor partió ahí. La escuela funcionó unos años, después se fue a calle
Huanhualí. Fue como subvencionada. Con aporte de los vecinos y del Gobierno. Los
vecinos aportaban. Se hacían actividades para reunir plata. Para comprar los
‘asientitos’ Vittorio Olivarí hizo un préstamo, y después se le devolvió. (Héctor)
Bajo esta lógica nuestro barrio logró una notable singularidad, afirmada en la iniciativa
propia y el carácter participativo de los vecinos. A medida que consolidamos nuestro
proyecto, incrementamos nuestra conciencia de soberanía. Por eso, quienes vivimos este
periodo, recordamos nuestra inserción en la dinámica y los espacios que generamos.
- La Junta Vecinal: “Era gente preparada” 20 : Fue ésta, un pilar fundamental en fase de
FP PF
desarrollo del sector y la comunidad durante las primeras décadas del poblamiento.“Ya
instaladas las familias en 1955, se organiza la Junta Vecinal Hijuelas Grandes. Por su capacidad
de gestión logra obras de adelanto en la comunidad. En 1963 se instalan luminarias y servicios
básicos de agua potable, siendo los vecinos partícipes con su mano de obra”. 21 FP
- El Club de Fútbol La Cruz del Sur: “El que le puso el nombre fue el Wily Torres.
Estábamos conversando, y el estaba mirando el cielo y dijo: ¿Por qué no le ponemos La Cruz del
Sur?. Se propuso, y así quedó. Ahí jugaban los Ponce, Los Núñez, los Cofré, los Fuentes. Muchas
veces se ganaron campeonatos de la comuna”. (Alfonso)
Aquí el que la llevaba era el Cruz del Sur. Acá se celebraba el 18 de Septiembre, se
hacía reinado. Lo más importante fue el Cruz del Sur. Don Lalo Ponce fue un gran
incentivador del Club. La familia Fuentes, también. Y los Cofré., Después pasamos a
la Asociación de Fútbol. (Pedro)
20
P Se organizan como Junta Vecinal, Población Hijuelas Grande. Eligen como dirigentes a: Raúl Guerra, Víctor
P
Valdebenito, Juan Bustos, Alfonso Gallardo, Carlos Briceño y otros. De ese tiempo se recuerda también por su aporte a:
Guillermo González, Ulises Mora, Jorge Vergara, Luis Fuentes, Manuel Muñoz, Reinero Fernández, Pedro Maturana,
Señora Clara, Guillermo Torres, Milton Muñoz, Señora Irma Benítez, Enrique Alarcón, Manuel Gómez, Manuel Muñoz,
Pedro Aros, entre otros. En: “Por los Orígenes Históricos de Mi Barrio Hijuelas Grandes”. Héctor Leiva. s/r.
21
P P Informe Programa Quiero Mi Barrio. I Municipalidad de Villa Alemana, 2009
Capilla San José Obrero: “La capilla San José Obrero, se le puso así porque era gente de
trabajo la que participó. Los días domingo, después de misa, se hablaba de “los varios”. Se decía,
por ejemplo, hay que terminar tal parte, y traían tres planchas, y otro, tres ladrillos. Era como ir a
la misa y, después, una gran conversación de algo del barrio”. (Luisa)
En ese tiempo, no eran muchos los católicos. Los varones se nombraban ateos.
Primero se hacían misa en la escuela Huanhualí. La primera capilla era una ramada.
Mis padres se hacen conocidos de los Faúndez, que donan un terreno con el propósito
de crear una capilla. (Alfonso)
El Club de Rayuela: “Se llamaba Estrella Polar. Recuerdo que mi papi recibía a la gente con
esa copa, la tomaba de abajo y la llenaba de vino con frutilla, era famoso porque era dulcecito, él
ponía bancas y mesa y aquí se sentaba la gente. Yo me acuerdo que mi papá iba a jugar afuera, o
sea, venían a practicar y de ahí salía a los torneos”. (Luisa)
En ese período todos eran una familia. Los jóvenes eran del club deportivo, en la
Junta de Vecinos, la gente mayor; y las mujeres en el Centro de Madres. Había
también un Club de Rayuela: “La Estrella Polar”. Lo constituía la gente mayor que le
gustaba la rayuela. Funcionaba donde la familia Mora, en Porvenir Sur. (Héctor).
Así fue naciendo una comunidad que en los recuerdos actuales, la reflejamos plena de
valores y matices afectivos. “Me acuerdo que hacían reuniones del Cruz del Sur aquí. Mi
hermano Jorge fue presidente del Club. En la casa mi mamá les prestaba el living”
(Luisa). Esta cercanía cotidiana cimentó una cultura solidaria que trascendió en la vida de
aquellas generaciones. “En esos años la gente del barrio, era muy unida y solidaria, por lo que
cada vez que una familia tenía problemas., todos los vecinos colaboraban para llevarle una ayuda
económica, ya que: todos éramos una sola familia” .(Héctor)
Todos nos fuimos a atender ahí. Venía aquí a ver al paciente. En ese entonces,
hacíamos una colita chica y nos atendía el doctor. Atendía a todos. Este era uno de los
barrios que tenía atención médica. A nosotros nos atendía el doctor Velasco. (Pedro)
- Memoria e identidad
En Hijuelas Grandes fuimos constructores de un modo de vida que nos generó experiencias
inolvidables. “La escuela Gabriela Mistral, era como una escuela hecha de la nada, era
casi una ruca. Así de precaria. La señora Felicinda, nos dijo que era importante
recordarla. Entonces se hizo un mural para recordarla”. (Taller/Mosaico).
Fuimos protagonistas de una identidad auto-construida. De una cultura que hicimos a pulso,
y, a punta de amistad. “Para el agua y el alcantarillado, cada vecino tuvo que hacer la
excavación frente de su casa. Tuvimos que hacer a pala y chuzo las zanjas en el sector.
Después la población se organizó para el recorrido de buses a Valparaíso. (Héctor).
Y pese a las carencias y nuestra lejanía inicial con el centro de Villa Alemana, surgimos
como genuinos constructores de barrio y ciudad. Por eso, nuestros recuerdos del tiempo
fundacional, casi siempre, son alegres. “El Dieciocho era un acontecimiento. Aquí lo que
más se daba eran las cuecas. Era también la época de los Blue Splendor y Los Tigres.
Participaban hombres y mujeres, todo lo que era la familia se reunía”. (Pedro)
Aquí la primera locomoción fue “La Pituca”. Y los González los primeros choferes.
Fue todo un suceso ver ese recorrido. Cuando se inauguró, era como en las películas
del Oeste, cuando viene una Diligencia. La micro, paraba en el Mercado, venía por
calle Huanhualí, salía a calle Porvenir,-nuestra principal arteria, se iba por calle
Hipódromo, pasaba por calle Prat. Y de allá, volvía al Mercado, al centro de Villa
Alemana. (Pedro)
- Memorias juveniles
El barrio se llenaba de música: “Donde Moroco, venían compadres a cantar boleros. Había
una pérgola. Llegaban, y Moroco los acompañaba. Era buen guitarrista. Como él era enfermo de
una mano, nosotros le armábamos los equipos. Después éramos los invitados. La música era:
¡olvidate!. Un día llegó Lucho Zapata a cantar, que era el boom. Todo un suceso. Tocaba igual que
los Ángeles Negros. Moroco acompañó a Cecilia, Ramón Aguilera, Jorge Farías. Así teníamos
acceso a la música de entonces. ¡Como era campito! venían pa’ acá puh”. (Pedro)
El Teatro Pompeya: “En esos años los jóvenes bajaban en grupos, especialmente los fines
de semana, a ver películas al Teatro Pompeya. A consumir y escuchar música en los
wurlitzer, en la famosa Fuente de Soda “La Eva”. A fiestas en locales. A altas horas de la
madrugada regresaban haciendo travesuras en las casas por las que se pasaba”. (Héctor)
Radio y fogata: “Hacíamos fogatas en la calle. Cualquier día, cuando se reunía un grupo y tenía
un comentario. Ahí era novedoso llegar con una radio. Y el típico reloj, porque no era común tener
reloj. Había que estar atento a la hora, en la noche, pa’ llegar a la casa. Uno llegaba y los viejos
ya estaban durmiendo. Así que, con la vela y tratando de no meter ruido.. Era el tiempo del
radioteatro “Los Ofensores”. Uno andaba con una radio encima”. (Pedro)
Tenía puros siete cuando iba al colegio. Salí de Octavo con 13 años. Mi papá quería
que yo estuviera en la casa. No quería que yo fuera para el colegio. En el campo
todavía se ve así. Me hubiera gustado haber seguido porque era buena para leer, tenía
buena memoria. Estudié hasta Segundo Medio. Ahí conocí a mi marido. Él iba en
Cuarto Medio. (Miriam)
Los niños y niñas que vivimos en la época de esplendor de nuestro barrio, siempre
llevaremos en nuestros recuerdos las vivencias que pasamos en nuestra infancia y
adolescencia junto a nuestros padres, vecinos y amigos., La amistad y cariño que nos
entregamos, siempre perdurará. (Héctor)
- Nuestras memorias solidarias
Don Ulises Mora era muy generoso, muy solidario. Se le recuerda como un caballero muy
simpático con los niños del barrio. Trabajaba en la Polla de Beneficencia, en Valparaíso. Y
cuando jubiló, compró una micro que transformó en camión con barandas. En ese camión
llevaba de paseo a los vecinos al Tranque Recreo, al cerro La Campana, a diversos lugares.
Don Ulises cumplió una labor importante en la historia del barrio. Participó del Club de
Rayuela, y del Club, La Cruz del Sur. Según Héctor Leiva; él habilitó una multicancha, de
básquet y baby. A don Ulises le gustaba cantar. Igual que al Cepeda y al mexicano. 22
FP
La señora María, hacía catecismo. Conversaba con nosotros y nos daba tareas. Decía:
¿Saben que hay que hacer? Hay que limpiar la capilla, lavar los pañitos. Y preguntaba:
¿Quién se ofrece? A lo que nosotros decíamos: ¡Yo!, ¡Yo!, y nos daba para que laváramos.
Y los cabros chicos nos sentíamos importantes por eso. Era como bien didáctica en su
forma con las personas. Y su esposo, don Alfonso Gallardo era una persona muy amable. 23 FP PF
22
P P Relato de varios vecinos. Entrevista grupal. Diciembre 2009.
23
P P Relato de varios vecinos. Entrevista grupal. Diciembre 2009.
- Don Luis Alfonso Gallardo y la señora María Luisa. 24 FP
García Márquez dice que cuando el hombre se parece a su padre es porque se está poniendo
viejo. Mis lejanos recuerdos de infancia y juventud, se relacionan con mis padres. En lo
físico y afectivo. Mi padre, Luis Alfonso, mi madre María Luisa me contaban que nunca
pensaron en vivir tan lejos. Eran de Viña del Mar. Nunca dejaré de darles las gracias, por
darme la libertad de estudiar (creo que esto lo entiendo sólo yo).
Llegamos a Villa Alemana en abril del 59, una fría y lluviosa noche. Descargaron un
inmenso camión que incluso quedó pegado en el barro. Esas huellas duraron muchos años.
Los caminos eran de tierra seca o barro según el genio del tiempo. Mis recuerdos se centran
en la figura seria de mi padre, junto con la dulzura y paciencia de mi madre.
Él tenía gran destreza manual especialmente en los fierros. Estudió en la Santa María,
egresó como Mecánico Tornero. Decía que estudió fierrería, pero su madre adoptiva opinó
que los fierros eran para los curados. Y además, que era una profesión muy cochina, decía
mi abuela Mercedes. Resultado: mi padre terminó como empleado particular, pero con esa
habilidad innata de la gente que trabaja con sus manos. En realidad su nombre era Luis
Alfonso, pero todos lo conocían por don Alfonso. Tenía una letra muy hermosa y pareja.
Eso le valió que en la junta de vecinos, muchas veces fuera elegido como secretario.
Mi madre, más conocida por señora María, a pesar de todas las Marías de la población
"Hijuela Grande", según las escrituras de su terreno, se fue integrando y conociendo a
vecinas como la señora Emilia que vendía leche al pie de la vaca "Pinta". La señora
Vergara, Ponce, Gálvez, García, Valdebenito, Cofré, Fuentes, Olivares, Núñez y otras.
Ellas formaron el Centro de Madres: doctor Francisco Velasco. Funcionó en casa de la
señora Vergara. Empanadas, ramadas, fiestas, eran el pretexto para reunir fondos y
desarrollar la vida social. Primero compraron un terreno y luego la sede.
Era la década del 60, un día llegaron a mi casa unas señoras buscando a don Alfonso y a la
señora María. Alguien les había dicho que este matrimonio era católico. Recuerdo a la
señora Gazmuri y su hija Rosita quien se hizo monja. Años después, la visitamos en la
población José María Caro. Era la época de la dictadura. Se conversó la idea de contar en
la población con una capilla. Papel importante jugó el padre Wenche, y la directiva de la
capilla. En esa época, llegaron unos sacerdotes alemanes del Oratorio San Felipe Neri, y se
hicieron cargo. Entre ellos: Jorge, Aurelio, José, Gustavo. Y los diáconos Guillermo
Cornejo y Gustavo Quiroz. Recuerdo al asesinado padre Miguel Woodward 25 que también FP PF
venía a decir misa, viajaba de Peña Blanca en su motoneta Vespa. Era altísimo y delgado.
24
P Escrito como Crónicas con Memorias del Barrio, por don Alfonso Gallardo Martínez.
P
25
P Miguel Woodward nació en Valparaíso en 1930, hijo de madre chilena y padre ingles. Según informes de
P
la OEA, y Amnistía Internacional, figura entre las 110 personas que fueron detenidas en el buque escuela
Esmeralda, donde Miguel Wodward aparece como muerto a causa de tortura. Tal como lo señala el Informe
Rettig. http:// es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Woodward_Iribarri. (25-01-2010).
CAPÍTULO CINCO
Cuando un historiador local llega hoy día a Hijuelas Grandes, se sorprende gratamente y se
emociona al ver que, en las esquinas y en las paredes del barrio, un grupo de hábiles
mujeres instaló mosaicos con hermosas figuras de color. Al observarlos con detención, se
advierte una obra maestra de recreación de la memoria local pues, las imágenes refieren a
fragmentos del tiempo de mayor protagonismo de las vecinas y vecinos. 26 FP PF
¿Y qué paso con la historia de las últimas tres o cuatro décadas?; ¿Por qué no emerge con la
intensidad de la otra época?. Aquí, la Historia Oral que permite contar los hechos tal y
como se recuerdan hoy, aparece disminuida. No concita un relato de identidad festiva y
participativa como en la etapa fundacional (1950-1968).
En las últimas cuatro décadas, los vecinos de Hijuelas Grandes, tomamos distancia
respecto al vigor comunitario que tuvimos durante nuestra etapa fundacional. Y al hablar de
este periodo nuestras memorias palidecen, pierden el brillo que hallamos en la etapa de
‘colonos’. Nuestros recuerdos de las últimas décadas parecen algo borrosos, y temerosos.
No fluyen con espontaneidad. Y establecen “zonas de olvido”.
Por otra parte, las respuestas que damos para explicar nuestro retroceso comunitario,
quedan en deuda. El problema fundamental es que falleció la gente antigua, nuestros
padres. Y la gente de mi generación: se fue de la población: por trabajo, o se casaron. Y
la gente que se quedó a vivir ahí, se estancó” (Héctor). La otra tendencia, pone el acento en
la gente que arribó ‘después’ (al barrio, o sector aledaño). Porque: “antes se vivía tranquilo,
después cambió mucho por las poblaciones arriba. Llegaron nuevos, y cambió”. (Hildita)
Como resultado de esta pérdida del sentido comunitario, la imagen de identidad que
devolvemos sobre este periodo, no parece trascender en nosotros. No al menos como una
identidad favorable que quisiéramos resaltar. A diferencia de lo que sucede con el tiempo
en que fuimos protagonistas. Las relaciones entre nosotros, cambiaron. Se modificaron
porque rompimos con una historia de confianza y participación.
26
P El Taller de Mosaico, surgió en el marco del Programa Quiero Mi Barrio aplicado en el sector (2008/2009.
P
Entre sus integrantes se cuentan a: Miriam, Clara, Luisa, Marina, Vicki, Patricia, y Maggi.
- En relatos de intimidad se dice que el diablo metió la cola
Entre los vecinos más antiguos de Hijuelas Grandes se da por cierta la historia de que,
antes, se escuchaba muy tarde en la noche el paso de una carreta. Pero que nadie se atrevió
nunca a salir y mirar porque era el mismo diablo que pasaba. La señora Adriana,
reconstruyó este relato en el marco de las Crónicas con Memorias del Barrio.
“Cuenta la señora Marta que, cuando se inició la población, no había ni luz, ni agua. La
mayoría de la gente hizo un pozo en sus casas. Así obtenían agua. Cuando sacaba agua del
pozo se le aparecía un hombre de negro, pero nunca logró verle el rostro. Y dice que como
a las once o doce de la noche pasaba una carreta que metía mucho ruido-, pero nadie se
atrevía a salir a mirar, sólo se escuchaban los ladridos de los perros. Muchos dicen que
era el “malulo de cola larga”. (Adriana)
Este tipo de narraciones fue común durante las primeras décadas del poblamiento de
nuestro sector, cuando todavía los niños como Pedro, y su hermano Arcadio, se cobijaban
cerca del bracero y escuchaban con asombro y curiosidad “Las historias que contaban los
‘viejos’ de ese entonces. Y que se echan de menos hoy día”. Tales relatos, formaron parte
de nuestros aprendizajes infantiles, y se dieron en espacios de mucha cercanía.
Después, algo cambió; extraños vientos invadieron nuestros sitios de buena vecindad.
Nubes negras oscurecieron nuestro puro cielo azulado. Como diría la vecina, Adriana:
apareció de noche “el malulo de cola larga”. Sólo que ahora, ‘el mal’, la maldad, vestía de
uniforme militar. Y la cola larga se transformó en el fusil con que apuntaron y golpearon a
varios vecinos, dejándoles dolidos y violentados en su dignidad. A don Jorge, le rompieron
las costillas. El Infierno se había instalado en la Base Aeronaval El Belloto. Y esto, sin
duda, mató buena parte de nuestra inocente alegría comunitaria.
Como a las dos la mañana, sentimos golpear la puerta con fuerza. Estaban los milicos.
Yo tenía como diez, once años. Los milicos nos decían: ¡cálmense!. Cualquier cosa
comuníquese con la base del Belloto. ¡Que fuerte! (......) y se lo llevan. Al otro día mi
mamá va a buscarlo. Llevábamos tres meses buscando y no lo encontrábamos. A los
tres meses y medio, un día, vemos desde el sitio a tres personas que venían a lo lejos.
Y uno de esos era mi papá. ¡Chiquillas! -dijo mi mamá-, es su papá. Y salimos a
buscarlo, lo abrazamos, lo besamos. Venía flaquito, y con las costillas rotas. Venían
otros vecinos que fueron detenidos con él. Acá le preguntamos, pero no dio detalles. A
mi mamá le conversaba. Fue terrible. Lo golpeaban, decía que tenían que tomarse el
pipí. Lo golpeaban en la mañana y en la noche. No se habló más del tema. (Luisa)
El secuestro y vejamen que sufrieron nuestros vecinos: “Raúl Guerra, un caballero que
hacia bolsos, maletas, y zapatos, Hernández (El Mejicano), don Jorge Vergara, y don
Ulises Mora”(Pedro), fue un mal presagio para los tiempos que venían en nuestra
comunidad. La cola del diablo, envenenó las aguas solidarias.
- Nos fuimos hacia adentro
En los años setenta y ochenta perdimos lazos asociativos y encuentros cotidianos. Surgió el
temor a juntarse con otros, a participar, a expresar ideas. Apareció la desconfianza. Fuimos
abandonando nuestros lugares comunes. No supimos bien como actuar el libreto en este
nuevo escenario. Nos fuimos ‘hacia adentro’, a lo más íntimo. Las cosas del barrio ya no
significaron lo mismo que antes. El espíritu comunitario se había sumergido.
Esta “ida hacia adentro” no significó en todo caso que la historia del barrio se detuvo. Nada
de eso. Es sólo que cambió el giro de su movimiento. De hecho, Hijuelas Grandes siguió
poblándose. Llegaron nuevos vecinos y vecinas. Y se dieron algunos adelantos: “En los
años, 78, u 80, empezó el sistema de alcantarillado. Y lo último, el año pasado, estuvimos
luchando por la pavimentación participativa” (Alfonso).
También; siguió funcionando el Club Deportivo, y la capilla. Aunque con variantes. “Iba a
la capilla gente de la población Kennedy. Y hubo peleas con los carabineros jubilados
porque querían mandar. Igual la capilla tomó cuerpo hasta lo que es hoy” (Alfonso). Pero
la Junta de Vecinos no logró recuperar el reconocimiento que había tenido. Y nuestra vida
comunitaria cambió. A ello refiere la señora Hildita: “Antes, éramos todos muy unidos y
honrados. La gente se juntaba a trabajar por los adelantos. Ahora ya no es igual”.
- La dispersión cultural
La ruptura histórica, llegó de la mano de los profundos cambios culturales que vivimos
como sociedad, en las últimas cuatro décadas. En Hijuelas Grandes, observamos que se va
imponiendo una nueva forma de ver y vivir la vida, donde somos espectadores y
reproductores de actitudes menos colectivas y más centradas en el individuo.
Conforme a los hechos que verificamos, podemos decir que; a pesar de que durante todo
este largo periodo hemos recibido, por arriba, el mensaje de que estamos más integrados al
mundo, con mejores perspectivas para ‘nuestras’ exportaciones, e, incluso, con mucho
mayor ingreso per cápita, por abajo, percibimos que nuestras expectativas personales y
sociales no han ido necesariamente a la par de tales éxitos.
Es cierto que en este periodo encontramos a quienes -de diferentes maneras- les ha ido bien.
O, como se dice acá: a personas que han “progresado”. “Llevé a mi hijo a la Quiriquina. Y
‘Pinocho’ lo mandó pa’ la Esmeralda a estudiar. Ahora es comandante. De aquí, se fue
con primero medio. (Carlos). En esta forma de recordar, la memoria busca retener
situaciones específicas de “éxito”, por sobre otras consideraciones. Los logros propios, de
parientes, y/o amistades, sirven para evaluar/se ‘individualmente’. “Ricardo Ponce Vidal
fue mejor negociante, más emprendedor. Es el dueño de los buses locales Huanhualí, se fue
superando y ahora es empresario de micros. (Pedro)
Pero lo más extendido entre vecinos/as, en este periodo, lo observamos en las memorias
que tienden a asimilar los problemas sociales como deficiencias personales o, familiares.
Aquí, la historia pierde su carácter comunitario porque se privatizan las deudas sociales.
Una de las realidades que mejor refleja esta parte de nuestra historia es la que refiere a
nuestra experiencia con el mundo laboral, en las últimas cuatro décadas. En este lapso,
hemos sufrido los efectos de cuatro crisis económicas sucesivas en el país: 1975; 1982,
1997; 2009; y hemos pagado sus costos sociales. Sin embargo, rara vez nos hemos
reunido para revisar la conexión y la complejidad de estos hechos que nos han jugado en
contra. Nos hemos quedado sólo con fragmentos de esas experiencias.
Hacia mitad de la década del setenta funcionaba una serie de industrias ligadas a una
variada gama productiva en la Provincia de Valparaíso. La apertura económica al mercado
mundial, y la crisis de 1975, derrumbaron a varias industrias de la zona. 27 Entre los vecinos FP PF
A comienzos de los años ochenta, quiebra la Compañía Refinadora de Azúcar de Viña del
Mar (CRAV). Su desaparición dejó a cientos de familias sin fuente de empleo. Sucumbió
en 1981, pero su impacto fue mucho más allá de la ciudad. Y sus efectos trascendieron en
el tiempo. El relato de Teresa, vecina de Hijuelas Grandes, nos ilustra al respecto: “Mi
suegro trabajó 42 años, en la CRAV de Viña del Mar. Tenían muchos beneficios. Tenían
casa, casino donde almorzaban, pulpería. La casa está en el plan de la ciudad. Y en Villa
Dulce hay una población con muy buenas casas para trabajadores. Mi esposo estuvo cerca
de la CRAV. Había tres hermanos en la refinería”.
27
P P Entre 1981 y 1989 quebraron 282 empresas en la V región (I.N.E.)
28
P En apoyo a la fase de reconstrucción pos-terremoto de 1971, la URSS entregó a Chile una planta de prefabricación
P
para viviendas en altura, la KPD, instalada en El Belloto, cerca de Quilpué en la Región de Valparaíso. Durante el
gobierno de la Unidad Popular, esta unidad operaba en dependencia del Ministerio de Economía a través de la
Corporación de Fomento de la Producción, CORFO. Luego, en dictadura militar, fue ocupada por la Armada, que intentó,
sin mayor éxito, mantener su capacidad de producción de unas 400 viviendas al año. Ver en: Sugranyes, Ana: “La
política habitacional en Chile, 1980-2000: un éxito liberal para dar techo a los pobres”. Ver en: “Los con techo: un desafío
para la política de vivienda social”. Editado por Rodríguez, Alfredo y Sugranyes, Ana. Ediciones SUR, Santiago de Chile,
2006.
El cierre de la CRAV fue un hecho de gran impacto en la región y, el anuncio de una crisis
económico-social que afectó la vida de muchas familias. 29 De algún modo, esta, se hizo
FP PF
presente en nuestro barrio. “Con mi esposo vivíamos en Canal Beagle (Viña del Mar). Él
trabajaba poniendo alfombras y nos vino un bajón, una crisis. De ahí, llegamos acá, con
un bebé, y un hijo de dos años. (Teresa)
En 1982 se produjo una crisis económica profunda a nivel mundial. En Chile, fue muy
grave, la peor de América Latina. En ese tiempo, el desempleo superó el 30 % del total de
población económicamente activa. 30 La cifra, incluye a quienes se incorporan en
FP PF
programas como: El Plan de Empleo Mínimo (PEM), y el Plan de Ocupación para Jefes de
Hogar (POJH). Ambos, se presentaron en las familias de Hijuelas Grandes. “Acá harta
gente trabajó en eso. Incluso yo estuve. El alcantarillado llegó con el POJH”. (Pedro)
Según datos aportados por el entonces Alcalde Raúl Bustamante, en Junio de 1984, en Villa
Alemana se estaban ejecutando 12 proyectos POJH, en 30 sectores de la ciudad. A la fecha,
se desempeñaban unas 500 personas en ellos. 31 En varios de estos, hubo vecinos/as del
FP PF
Para muchos/as su paso por el PEM, lesionó su dignidad. “Yo soy Técnico en Servicio Social y
trabajé en el Liceo de Niñas, (Viña del Mar). El tiempo del PEM fue humillante porque uno
trabajaba lo mismo que una persona contratada y te pagaban una miseria, $1.500 quincenales. Y
porque a la hora de cancelarme tenía que ir a los estadios, hacíamos la fila a todo sol, a veces se
acababa la plata y teníamos que ir otro día. Eran colas, no había ningún respeto” (Clara)
Hacia fines de 1980 se verificó que en Chile, había: casi cinco millones de pobres. De ellos,
un porcentaje significativo vivía en situación de indigencia. En esa época, se reconoció
también que Chile tenía un déficit de vivienda que alcanzaba un millón de unidades. Entre
quienes no tenían vivienda, la mitad vivía en calidad de allegados. 32 FP PF
Una década más tarde, el alto nivel de desempleo no había bajado en forma suficiente, ni
tampoco los contrastes del país. 33 Hacia fines de los años ’90, vemos que vecinos/as del
FP PF
barrio son afectados por la “crisis” del momento. “A nosotros nos afectó la crisis asiática.
Estuvimos los cuatro años que Megavisión transmitió el Festival de Viña del Mar. Mi marido era
de iluminación, tenía que ver con electricidad. Y yo, la parte administrativa. Éramos una pequeña
empresa de servicios. Teníamos cinco trabajadores. Estábamos bien la temporada de verano. Y
durante el año había que buscar otras empresas. Hasta que llegó la crisis”. (Clara)
29
P “Debido a su incapacidad para adaptarse a la apertura comercial externa y al fracaso de sus especulaciones en mercados
P
a futuro, el año 1981, la centenaria Compañía Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV) cerró definitivamente sus
viejos portalones, augurando una severa crisis en el modelo de desarrollo neoliberal”. Ver en: Lira, Robinson: “Modelo
de relaciones industriales y orientación sindical; el caso de la Refinería de Azúcar de Viña del Mar, 1930-1973”, revista
Proposiciones Nº 27, Ed. SUR, Santiago de Chile, 1996.
30
P El Producto Interno Bruto (PIB), cayó en un 14 %, y la producción industrial en un 23 %. Orlando Caputo: en Revista
P
32
P Ver en: “Tomas de Terrenos de Viña del Mar”. D. Desarrollo Comunitario, I. Municipalidad de Viña del Mar, 2004.
P
33
P Mientras el índice de desempleo volvió a crecer y en comunas pobres como Lota alcanza al 22 %, el sector financiero
P
consigue utilidades fabulosas que en enero alcanzaron a 67 mil millones de pesos. La rentabilidad anual de la banca llegó
así al 21 %, el porcentaje más alto de la historia como se consigna en la portada del diario de negocios “Estrategia”. En
Revista Punto Final, Nº 515, marzo, 2002.
Ya durante la década del dos mil, vemos que el problema del desempleo y del subempleo,
permanecen como una amenaza a la estabilidad personal, familiar y social de la gente de
trabajo del país, y de nuestra zona. Según datos del INE., para el trimestre móvil febrero-
abril de 2009, Villa Alemana tiene un desempleo que llega al 12,7 %. 34 FP
Al revisar nuestra historia local en las últimas cuatro décadas, reconocemos que hemos
vivido cambios importantes como grupo humano. Ya no somos los mismos, ni las mismas,
que fundamos la comunidad de los años ’50 y ’60. Y como reza el dicho popular, desde ese
entonces, ha pasado mucha agua bajo el puente. Si hubiera que resaltar algunos aspectos de
estos cambios habría que mencionar al menos dos que cruzan la dinámica local, hoy.
En primer término, hoy caminamos con dos tipos de memoria social a cuestas. Una, que
aparece fracturada por la historia de las últimas cuatro décadas, y donde nos fuimos “hacia
adentro”. Y, otra, de recuerdos de un tiempo de protagonismo social. Cuando apelamos a
ésta última, y superamos la pura mirada nostálgica, volvemos al territorio, pensamos en
organizarnos y, creamos nuevos espacios de participación en el barrio.
En segundo lugar, el grupo humano que encarna el protagonismo histórico a nivel local en
la actualidad es, lejos, el de las mujeres adultas. Según los hechos, somos las mujeres
quienes en mayor medida estamos asumiendo la tensión entre las nuevas identidades que se
imponen, y aquellas que nosotras vamos construyendo. Entramos a formar parte de una
redefinición estratégica del espacio comunitario. “Hay gente que tiene más memoria de los
hechos pasados, no por ser más antigua, sino porque participó más, porque tomó
conciencia de lo que se estaba haciendo en el barrio. A mi mamá le pasaba lo mismo que a
la mamá de la Gloria, que sabía cosas, pero muy pocas, porque ellas eran de la casa para
adentro. No participaban igual que los papás. Antes, era más cuestión de hombres andar
metidos en estas cuestiones. Ahora no, ahora somos las mujeres”. (Taller de Mosaico)
Junto a lo anterior, vemos también que han sido las mujeres quienes en mayor medida han
cambiado de actitud frente la idea de superarse por medio de la formación técnica y
profesional. Hoy, a diferencia de las primeras décadas de nuestra historia local, somos
muchas las mujeres que estudiamos. “Mi hija mayor es profesora, y la menor va en último
año de la Universidad de Playa Ancha, estudia con crédito” (Teresa).
34
P El desempleo en la V Región llegó a 10,7 %. Las cifras de desempleo en las principales ciudades fueron: Quillota (16,4
P
%); Quilpué (14,1 %); La Calera (13,2 %), Villa Alemana (12, 7 %), Viña del Mar (11 %); San Antonio (9, 6 %); Los
Andes (9, 3 %); y Concón (9,1 %). Diario: La Estrella de Valparaíso, 29, 05, 2009
Pero no sólo a nivel de estudio formal, sino que, también, en los espacios comunitarios
hemos sido mayoritariamente las mujeres quienes hemos acudido a los talleres y las
capacitaciones en variados temas vinculados al desarrollo personal, social y cultural. Desde
esta posición, las mujeres hemos ido fortaleciendo nuestro rol en lo local.
Tenemos muchos desafíos por delante. Y una de las claves para abordarlos está en nuestra
auto-educación, dentro de la cual, el capital principal es la memoria social. Parte de esto ya
lo adelantaron las vecinas del Taller de Mosaico. Y, a su modo, también lo han abordado
los vecinos del Club Deportivo. “Hicimos una convivencia del recuerdo, fue relacionado
con el club deportivo. Hicimos un partido de fútbol, y después, una comida. Vino gente de
Valparaíso, personas que hacía quince años que no se veían, fue inolvidable. (Héctor)
Estoy desde el inicio del Quiero Mi Barrio. Cuando mandan una plata y dicen:
¡piensen que quieren hacer! Yo veía que la gente, antes, luchaba por conseguir
algo por el barrio. Pero aquí no, aquí nos daban una plata para que
dispusiéramos. Sólo había que decidir en qué la íbamos a ocupar. Y es difícil
ponerse de acuerdo con la gente. (Clara)
Pero una vez que el Programa hizo contacto con aquellos circuitos más sensibles de nuestra
memoria local, de inmediato se activó el caudal participativo que subyace en la identidad
afirmativa de Hijuelas Grandes. Comenzaron a movilizarse las hijas de los fundadores.
“Cuatro personas hicimos la ficha, nos dividimos la población. Como delegada, empecé
entregando un folleto en calle Porvenir. De veinte casas, una persona me recibía la
invitación, las demás no querían saber nada. Después, eran cuatro. Ahora llevo ocho, me
las voy ganando de a poquito” (Luisa). La cara del programa fue mejorando.
Entre los herederos de los fundadores del barrio, el mensaje comunitario adquiere distintos
significados. Así hallamos a quienes se reencuentran con su barrio: “Tenía las redes de los
años 60, después crecimos, estudiamos, muchos se casaron. Así que ya conocía a poca
gente. Hasta que llegó este programa nuevo y ha reconstruido esta red. (Alfonso). Y
también a aquellos que ven aquí, un puente con la historia local. ”Pienso que es como que
le agradecieron a la vieja guardia. Porque eso era lo que querían los viejos, que fuera un
barrio bonito. Mi padre hizo hartas cosas por este barrio, con los viejos antiguos. Así que,
si es que existe un más allá…, es bonito por esos viejos. (Pedro)
35
P P Informe Equipo Quiero Mi Barrio, Hijuelas Grandes. I. Municipalidad de Villa Alemana. 2009.
36
P P Ibíd.
Encontramos, también, a vecinas que ponen el acento en temas y preguntas relevantes para
la proyección: “Lo ideal sería que esto siga funcionando. Nos enseñaron cosas nuevas,
como liderazgo. Hay que ir rotando las directivas, integrar ideas nuevas”. (Miriam) Y por
cierto, hallamos a una buena parte de nuestras vecinas y vecinos Adultos Mayores que han
visto en esta iniciativa una oportunidad de salir a participar. 37 FP PF
En muchos sentidos, esta experiencia ha sido una alternativa válida para conectar a las
distintas generaciones de Hijuelas Grandes. Nos dio la posibilidad de reconocer y revalorar
el aporte de nuestras madres y padres: “Conversé con una abuelita que me dijo: No, pa’
que voy a ir, ¡No tengo nada que aportar! Yo le dije: pero tiene que vivir. Aquí hay
abuelitas que han estado encerradas toda su vida, no han disfrutado nada”. (Luisa)
A nivel general, el programa significó una conexión palpable con el viejo ideal de progreso,
que tanto sentido tuvo en la historia inicial de las familias de Hijuelas Grandes. Porque en
ese tiempo: “La gente de la población quería progresar, ese era el lema. Todos querían
que sus hijos fueran más que ellos”. (Héctor). Y con la concreción del progreso que hoy día
tiene como foco importante el mejoramiento del entorno: “La gente se abrió al Quiero Mi
Barrio, al ver veredas, calles pavimentadas, salón multiuso, tele-centro, plaza” (Luisa).
37
P Actualmente es el grupo más numeroso (hasta cuarenta personas) en la dinámica local. Y sin duda, el que
P
se muestra más feliz de participar. Su espacio se denomina: El Renacer de Hijuelas Grandes”. Realizan entre
otros: juego de Lota, baile, paseos, gimnasia. Se ven muy apoyados por sus hijas e hijos. Son un ejemplo.
En segundo lugar, porque el cruce entre, “identidad participativa” y “adelantos concretos”,
implicó movilizar la oralidad recordatoria que activó, por un lado, la memoria nostálgica:
“El barrio se caracteriza por un fuerte sentido de identidad y una añoranza por un pasado
rural” 38 , y, por otra parte, alentó la memoria que predispone a la acción. “Yo Celebré en la
FP PF
En tercer lugar, porque comenzó a relacionarse con los cambios culturales profundos que
vivimos como sociedad. Por ejemplo, en el tema de los Adultos Mayores. Al respecto, la
vecina Hildita (82 años de edad), expresa muy bien el significado del programa:“¡Estoy
contentísima!. Yo asisto a todas las reuniones, estoy al día con las cosas. Estoy en la
gimnasia para el adulto mayor. También voy al Centro de Madres, una vez a la semana. Se
hacen onces, bordado, mosaico. Es muy bonito. Ahora van hacer algo de computación”. El
grupo de Adultos Mayores fue bautizado como: “El Renacer de Hijuelas Grandes”.
Pero, también se liga con los intereses de las mujeres adultas del barrio, y sus experiencias
de vida actual. Entre ellos, ampliar su espacio social. “El Quiero Mi Barrio, me enseñó que
la vida no es sólo la casa, hay más gente alrededor de las personas” (Luisa). Igualmente,
el interés de entrar en dinámicas de nuevos aprendizajes que alientan el desarrollo personal
y cultural. “He aprendido que puedo entregar a los demás. He aprendido de desarrollo
sustentable, a cuidar para el futuro. Presenté el taller de lombricultura. Y lo hicimos con
15 personas. Fue buenísimo, la gente aprendió a trabajar con desechos orgánicos de su
casa y mejorar el suelo. Fuimos a un huerto orgánico, y a una viña orgánica”. (Clara)
No caben dudas, que nuestro reencuentro con la memoria participativa del barrio, en estos
últimos meses, ha mejorado nuestra disposición a la acción colectiva. Estamos llevando
adelante una importante recomposición en las redes locales. Y según hemos visto, podemos
avanzar mucho más. Como en los temas que sirven para una buena organización, y para la
expresión de todos/as: niños, niñas, jóvenes y adultos. Para hacer que nuestros grupos se
hagan acogedores, e inviten a participar. Y que faciliten nuestro desarrollo.
Mientras tanto, nuestro reencuentro con la identidad local nos confirma como barrio, y nos
alegra. Por eso, hemos podido expresarla en forma colorida en nuestras señaléticas de las
esquinas, y en los mosaicos con memorias de infancia en los muros de nuestro barrio. Con
ello, estamos renovando nuestra historia local. “Me gustó el mosaico que pusieron en la
esquina. Enseña a gente nueva que desconoce la historia del barrio. Y ha unido.” (Pedro)
38
P P Informe Equipo Quiero Mi Barrio, Hijuelas Grandes. I. Municipalidad de Villa Alemana. 2009
El graffiti permite que las personas accedan de forma gratuita al arte. El pintor
en la calle genera eso, que pueden expresar lo que quieran, con el color que
quieran. El Taller permite salir, juntarse con otros, conversar, atreverse a
expresar, y poder decir: “esto lo hice yo”. Representarse a sí mismo, respetar
al amigo que está pintando. Permite ganar espacios en la calle”. (Daniel)
- CAPITULO ANEXOS
Escuela Huanhualí
Los hermanos Fuentes, los Cofré, los Ponce, los Nuñez. Símbolos del Club