Ritual de Consagración de Altar y Dedicación de Iglesia

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 RITOS INICIALES 

Monitor: Bienvenidos hermanos y hermanas a esta celebración eucarística en la que


se dedicará esta iglesia a la Exaltación de la Santa Cruz y se consagrará su altar. Es
motivo de alegría profunda el poder participar de este importante momento de
nuestra vida cristiana.
Damos inicio a la Santa Eucaristía que es presidida por su Excelencia Reverendísimo
Mons. Luis Gerardo Cabrera Herrera, Arzobispo de Guayaquil.
Los fieles se congregan delante de la puerta de la iglesia que se va a dedicar. En ésta se habrán
colocado antes, privadamente, las reliquias de los santos.
Precedidos por el crucífero, el Celebrante y los presbíteros concelebrantes, los diáconos y
ministros, revestidos con sus respectivas vestiduras litúrgicas, se acercan a la puerta de la
iglesia, donde está reunido el pueblo. Conviene que la iglesia esté cerrada y que el Celebrante,
los concelebrantes, los diáconos y ministros lleguen a ella desde fuera.
El Celebrante deja el báculo, se quita la mitra y saluda al pueblo con estas palabras:

Celebrante: La gracia y la paz estén con todos ustedes, en la Santa Iglesia de


Dios.
R/. Y con tu espíritu
Entonces, los delegados de quienes edificaron la iglesia (fieles de la parroquia, donantes,
arquitectos, obreros) hacen entrega del edificio al Celebrante, presentándole, según las
circunstancias, o las escrituras de posesión del nuevo edificio, o las llave, o el plano del edificio.
Uno de los delegados se dirige brevemente al Celebrante y a la comunidad, para ilustrar, si es
el caso, el significado de la arquitectura de la iglesia. Luego, si las puertas están cerradas, el
Celebrante pide al presbítero que habrá de gobernar pastoralmente la iglesia que abra las
puertas de la iglesia.
Entonces, el Celebrante recibe el báculo e invita al pueblo a entrar en la iglesia, con estas
palabras:

Entrad por las puertas del Señor con acción de gracias,


por sus atrios con himnos.
CANTO
IGLESIA PEREGRINA

Todos unidos formando un solo DE AMOR: PAZ PARA LAS GUERRAS


cuerpo un pueblo que en la pascua Y LUZ ENTRE LAS SOMBRAS,
nació miembros de Cristo en sangre IGLESIA PEREGRINA DE DIOS
redimidos, Iglesia peregrina de Dios.
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu Rugen tormentas y a veces nuestra
que el Hijo desde el Padre envió barca parece que ha perdido el timón
él nos empuja nos guía y alimenta miras con miedo y no tienes confianza
Iglesia peregrina de Dios Iglesia peregrina de Dios.
Una esperanza nos llena de alegría
SOMOS EN LA TIERRA, SEMILLAS DE presencia que el Señor prometió
OTRO REINO, SOMOS TESTIMONIO vamos cantando el viene con nosotros.

1
Todos unidos en un solo bautismo Todos prendidos en una misma suerte
ligados a la misma comunión ligados a la misma salvación
todos viviendo en una misma casa somos un cuerpo y Cristo es la cabeza
Iglesia peregrina de Dios. Iglesia peregrina de Dios.

El Celebrante, sin besar el altar, va a la sede; los presbíteros concelebrantes, los diáconos y
ministros van a sus puestos en el presbiterio. Las reliquias de los santos se colocan en un sitio
adecuado del presbiterio, en medio de antorchas.

BENDICIÓN Y ASPERSIÓN DEL AGUA

Terminado el rito de entrada, el Celebrante bendice el agua para rociar al pueblo en señal de
penitencia y en recuerdo del bautismo, y para purificar los muros y el altar de la nueva iglesia.
Los ministros llevan el agua al Celebrante, que está de pie en la sede. El Celebrante invita a
todos a orar con estas u otras palabras parecidas.

Queridos hermanos, al dedicar a Dios nuestro Señor


esta casa, supliquémosle que bendiga esta agua,
creatura suya, con la cual seremos rociados,
en señal de penitencia y en recuerdo del bautismo,
y con la cual se purificarán los muros y el nuevo altar.
Que el mismo Señor nos ayude con su gracia,
para que, dóciles al Espíritu Santo que hemos recibido,
permanezcamos fieles en su iglesia.

Todos oran, por unos instantes, en silencio. Luego, el Celebrante continúa.

Dios, Padre nuestro, fuente de luz y de vida,


que tanto amas a los hombres
que no solo los alimentas con solicitud paternal
sino que los purificas del pecado con el rocío de la caridad
y los guias constantemente hacia Cristo, su Cabeza;
y así has querido, en tu designio misericordioso,
que los pecadores, al sumergirse en el baño bautismal,
mueran con Cristo y resuciten inocentes,
sean hechos miembros suyos
y coherederos del premio eterno;
SANTIFICA CON TU BENDICIÓN ✠ ESTA AGUA, CREATURA TUYA,
para que, rociada sobre nosotros
y sobre los muros de esta iglesia,
sea señal del bautismo,
por el cual, lavados en Cristo,
llegamos a ser templos de tu Espíritu;
concedenos a nosotros
y a cuantos en esta iglesia celebran los divinos misterios
llegar a la celestial Jerusalén.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.

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El Celebrante, acompañado por el diácono o un ministro, rocía con agua bendita al pueblo y
los muros de la iglesia, pasando por la nave de la misma; de regreso al presbiterio, rocía el
altar. Se entona mientras tanto el siguiente canto:

Ilumíname, Señor, con tu Espíritu, Espíritu, resucítame y


transfórmame, Señor, con tu conviérteme, Señor.
Espíritu. Ilumíname, Señor, con tu /Y déjame sentir el fuego de tu
Espíritu, ilumíname y amor aquí en mi corazón,
transfórmame, Señor. Señor./
/Y déjame sentir el fuego de tu
amor aquí en mi corazón, Fortaléceme, Señor, con tu
Señor./ Espíritu, conviérteme, Señor, con
tu Espíritu. Fortaléceme Señor, con
Resucítame, Señor, con tu Espíritu, tu Espíritu, Fortaléceme y
conviérteme, Señor, con tu conviérteme, Señor
Espíritu. Resucítame, Señor, con tu

Después de la aspersión, el Celebrante regresa a la sede y, terminado el canto, de pie, con las
manos juntas dice:

Celebrante: Dios, Padre de misericordia,


esté presente en esta casa de oración
y, con la gracia del Espíritu Santo,
purifique a quienes somos templo vivo para su gloria.
R/. Amén

Monición: En compañía del coro de los ángeles y santos, entonemos, llenos de alegría,
el himno de alabanza invocando a Dios Uno y Trino.

Se recita o (canta) el Gloria.


GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, Tú que quitas el pecado del
y en la tierra paz a los hombres mundo, ten piedad de nosotros;
que ama el Señor. Tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestras
Por tu inmensa gloria súplicas; Tú que estás sentado a
te alabamos, te bendecimos, la derecha del Padre,
te adoramos, te glorificamos, ten piedad de nosotros;
te damos gracias,
Porque sólo tú Señor,
Señor Dios, Rey Celestial, sólo tú Altísimo, Jesucristo,
Dios Padre Todopoderoso, con el Espíritu Santo
Señor, Hijo único, Jesucristo; en la gloria de Dios Padre.
Señor Dios, Cordero de Dios, Amén.
Hijo del Padre;

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno,

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derrama tu gracia sobre este lugar de oración
y socorre a cuantos en él invocan tu nombre;
que la fuerza de tu palabra
y la eficacia de tus sacramentos
fortalezcan el corazón de tus fieles
que aquí se congregan.

Por nuestro Señor Jesucristo


tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios. Por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

 LITURGIA DE LA PALABRA 
Monitor: Nos mantenemos de pie. En este momento, el Celebrante hará la entrega
del leccionario a los respectivos lectores y salmistas, quienes darán inicio a la
Liturgia de la Palabra.

Los lectores y el salmista se acercan al Celebrante que entrega el leccionario diciéndoles:

Resuene siempre en esta casa la palabra de Dios,


para que conozcáis el misterio de Cristo
y se realice vuestra salvación dentro de la Iglesia.

R/. Amén.

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Éxodo. 32, 7-11. 13-14

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “Anda, baja del monte, porque tu pueblo, el
que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No tardaron en desviarse del camino que yo
les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se han postrado ante él y le
han ofrecido sacrificios y le han dicho: ‘Éste es tu Dios, Israel; es el que te saco de
Egipto’ ”.

El Señor le dijo también a Moisés: “Veo que éste es un pueblo de cabeza dura. Deja
que mi ira se encienda contra ellos hasta consumirlos. De ti, en cambio, haré un gran
pueblo”.

Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole: “¿Por qué ha de encenderse tu


ira, Señor, contra este pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa
mano? Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste
por ti mismo, diciendo: ‘Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y
les daré en posesión perpetua toda la tierra que les he prometido’ ”.
Y el Señor renunció al castigo con que había amenazado a su pueblo.

Palabra de Dios
R/. Te alabamos, Señor

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SALMO RESPONSORIAL
R/. Me levantaré y volveré a mi padre.

Por tu inmensa compasión y misericordia,


Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos
y purificame de mis pecados.

R/. Me levantaré y volveré a mi padre.

Crea en mí, Señor, un corazón puro,


un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
No me arrojes, Señor, lejos de ti,
ni retires de mí tu santo espíritu.

R/. Me levantaré y volveré a mi padre.

Señor, abre mis labios


y cantará mi boca tu alabanza.
Un corazón contrito te presento,
y aun corazón contrito, tú nunca lo desprecias.

R/. Me levantaré y volveré a mi padre.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo. 1, 12-17

Querido hermano: Doy gracias a aquel que me ha fortalecido, a nuestro Señor


Jesucristo, por haberme considerado digno de confianza al ponerme a su servicio, a
mí, que antes fui blasfemo y perseguí a la Iglesia con violencia; pero Dios tuvo
misericordia de mí, porque en mi incredulidad obré por ignorancia y la gracia de
nuestro Señor se desbordó sobre mí al darme la fe y el amo que proviene de Cristo
Jesús.

Puedes fiarte de lo que voy a decirte y aceptarlo sin reservas: que Cristo Jesús vino
a este mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero Cristo
Jesús me perdonó, para que fuera yo el primero en quien él manifestara toda su
generosidad y sirviera yo de ejemplo a los que habrían de creer en él, para obtener
la vida eterna.

Al rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los
siglos. Amén.

Palabra de Dios
R/. Te alabamos, Señor

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ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, Aleluya.
Dios reconcilió al mundo consigo por medio de Cristo, y a nosotros nos confió el
mensaje de la reconciliación.
R/. Aleluya, Aleluya.

V/. El Señor este con ustedes


R/. Y con tu espíritu

Proclamación del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según


San Lucas. 15, 1-32

R/. Gloria a ti Señor

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para


escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Éste recibe
a los pecadores y como con ellos”.

Jesús les dijo entonces esta parábola:”¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le
pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le
perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros,
lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice:
‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’. Yo les
aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte,
que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse.

¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego
una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la
encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya
encontré la moneda que se me había perdido’. Yo les aseguro que así también se
alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte”.

También les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le
dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca’. Y él les repartió
los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano
y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo
todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad.
Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus
campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los
cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.

Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre


tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré
a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco
llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.

Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando
su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los

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brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el
cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.

Pero el padre les dijo a sus criados: ’¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela;
pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y
mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.

El hijo mayor estaba en el campo, y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la


música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba.
Éste le contestó: ‘Tu hermano ha regresado, y tu padre mandó matar el vecero gordo,
por haberlo recobrado sano y salvo’. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.

Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ‘¡Hace tanto tiempo
que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un
cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que
despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.

El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era
necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’ ”.

Palabra del Señor


R/. Gloria a ti Señor Jesús

Monitor: Ahora, escuchemos con atención la homilía del Celebrante.

HOMILÍA
Monitor: Nos ponemos de pie. Confesemos nuestra fe, recordando las
intervenciones maravillosas de Dios en la historia de la salvación: la Creación, la
Encarnación, la Pascua, la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia y la promesa de
la vida eterna.

CREDO
Creo en Dios, Padre subió a los cielos
todopoderoso, y está sentado a la derecha de
Creador del cielo y de la tierra. Dios, Padre todopoderoso.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Desde allí ha de venir a juzgar a
nuestro Señor, que fue vivos y muertos.
concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de santa Creo en el Espíritu Santo,
María Virgen, padeció bajo el la santa Iglesia católica,
poder de Poncio Pilato, fue la comunión de los santos,
crucificado, muerto y sepultado, el perdón de los pecados,
descendió a los infiernos, la resurrección de la carne
al tercer día resucito de entre y la vida eterna. Amén.
los muertos,

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Monitor: Entonemos con profunda devoción las letanías de los santos, para que,
como auténticos amigos de Dios, intercedan por la protección y cuidado de esta
iglesia, así como a todos sus fieles congregados.

ORACIÓN DE DEDICACIÓN Y UNCIONES


LETANÍAS DE LOS SANTOS
El Celebrante invita al pueblo a orar

Oremos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, quien de los


corazones de los fieles ha hecho para si templos espirituales, y juntemos
nuestras voces con la súplica fraterna de los santos.

Monitor: Nos ponemos de rodillas

Señor, ten piedad Señor, ten piedad.


Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad Señor, ten piedad.

Santa María, Madre de Dios ruega por nosotros.


San Miguel Arcángel ruega por nosotros.
Santos Ángeles de Dios rueguen por nosotros.
San Juan Bautista ruega por nosotros.
San José ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo rueguen por nosotros.
San Andrés ruega por nosotros.
San Juan, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena ruega por nosotros.
San Esteban, ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía ruega por nosotros.
San Lorenzo, ruega por nosotros.
San Sebastián ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad, rueguen por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
San Gregorio, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.
San Atanasio, ruega por nosotros.
San Basilio, ruega por nosotros.
San Benito, ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo, rueguen por nosotros.
San Francisco Javier ruega por nosotros.
San Juan María Vianney ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús ruega por nosotros.
Santa Faustina Kowalska ruega por nosotros.
Santa Mariana de Jesús ruega por nosotros.
Santo Hermano Miguel ruega por nosotros.
Santa Narcisa de Jesús ruega por nosotros.
Beata Mercedes de Jesús Molina ruega por nosotros.
San Juan Pablo II ruega por nosotros.
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Santos y santas de Dios rueguen por nosotros
Muéstrate propicio líbranos, Señor.
De todo mal líbranos, Señor.
De todo pecado líbranos, Señor.
De la muerte eterna líbranos, Señor.
Por tu encarnación líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores te rogamos, óyenos.
Para que gobiernes y conserves
a tu santa Iglesia te rogamos, óyenos.
Para que asistas al Papa y a todos
los miembros del clero en tu
servicio santo, te rogamos, óyenos.
Para que concedas paz y
concordia a todos los pueblos de
la tierra. te rogamos, óyenos.
Para que nos fortalezcas y
asistas en tu servicio santo, te rogamos, óyenos .
Para que consagres esta iglesia, te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos Cristo, óyenos.
Cristo, escuchanos Cristo, escuchanos.

Monitor: De pie y nos mantenemos en silencio.

El celebrante de pie, y con las manos extendidas dice:

Presidente: Te pedimos, Señor,


por intercesión de la santa Virgen María
y de todos los santos, aceptes nuestras suplicas,
para que este lugar, que va a ser dedicado a tu nombre,
sea casa de salvación y de gracia,
donde el pueblo cristiano, reunido en la unidad,
te adore en espíritu y en verdad,
y se construya en el amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.

COLOCACIÓN DE LAS RELIQUIAS


Monición: Nos ponemos de pie. Ahora el celebrante, procederá a la colocación de las
reliquias de los santos en el altar. Las reliquias nos recuerdan que todos los que han
sido bautizados en la muerte de Cristo y particularmente los que han derramado su
sangre por el Señor participan de la pasión de Cristo.

CANTO
/Te consagro lo más mío, lo más El que Tú ya conoces, el que no
íntimo, lo más cálido, mi quiere y se rebela, el que te necesita
corazón./ y te llama y te ama, el que conoce
tus latidos y los comienza a seguir.
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El que Tu ya conoces con su pobreza Aseméjale al tuyo, amplio y libre
y su riqueza, el que te pide sin para amar; fuente pura de vida,
temor, que acrisoles sus impurezas. amor ardiente, puerta del cielo,
Rompe tu su estreches y destruye hogar para el mundo, y consuelo
sus barreras. para la Iglesia.

Si se van a colocar debajo del altar algunas reliquias de mártires o de otros santos, el
celebrante va al altar. Un diacono o un presbítero lleva las reliquias al celebrante, quien las
coloca en el sepulcro preparado para recibirlas. Seguidamente, un albañil cierra el sepulcro y
el celebrante regresa a la sede.

ORACIÓN DE DEDICACIÓN
Después de la colocación de las reliquias de los santos, el celebrante de pie y sin mitra, junto a
la sede o junto al altar, dice en voz alta la oración de dedicación:

Monitor: En silencio, escuchemos atentamente la oración de dedicación.

El Celebrante dice:

Oh Dios, santificador y guia de tu Iglesia,


celebramos tu nombre con alabanzas jubilosas,
porque en este día tu pueblo quiere dedicarte,
para siempre, con ritos solemnes,
esta casa de oración,
en la cual se honra con amor,
se instruye con tu Palabra
y se alimenta con tus sacramentos.

Este edificio hace vislumbrar el misterio de la Iglesia,


a la que Cristo santifico con su Sangre,
para presentarla ante sí como Esposa llena de gloria,
como Virgen excelsa por la integridad de la fe,
y Madre fecunda por el poder del Espíritu.

Es la Iglesia santa, la viña elegida de Dios,


cuyos sarmientos llenan el mundo entero,
cuyos renuevos, adheridos al tronco,
son atraídos hacia lo alto, al Reino de los cielos.

Es la Iglesia feliz, la morada de Dios con los hombres,


el templo santo, construido con piedras vivas,
sobre el cimiento de los Apóstoles,
con Cristo Jesús como suprema piedra angular.

Es la Iglesia excelsa,
la ciudad colocada sobre la cima de la montaña,
accesible a todos, y a todos patente,
en la cual brilla perenne la antorcha del Cordero
y resuena agradecido el cantico de los bienaventurados.

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Te suplicamos, pues, padre santo,
que te dignes impregnar con santificación
celestial este templo y este altar
para que sean siempre lugar santo
y una mesa siempre lista para el sacrificio de cristo.

Que en este lugar el torrente de tu gracia


lave las manchas de los hombres,
para que tus hijos, Padre, muertos al pecado,
renazcan a la vida nueva.

Que tus fieles, reunidos junto a este altar,


celebren el memorial de la Pascua
y se fortalezcan con la Palabra y el Cuerpo de Cristo.

Que resuene aquí la alabanza jubilosa


que armoniza las voces de los ángeles y de los hombres,
y que suba hasta Ti la plegaria por la salvación del mundo.

Que los pobres encuentren aquí misericordia,


los oprimidos alcancen la verdadera libertad,
y que todos los hombres sientan la dignidad de ser hijos tuyos,
hasta que lleguen gozosos, a la Jerusalén celestial.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,


que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
R/. Amén

UNCIÓN DEL ALTAR Y DE LOS MUROS DE LA IGLESIA

Monitor: A continuación, el Celebrante procederá a la unción del altar y luego a los


muros de la Iglesia. El altar es símbolo de Cristo que es llamado y es, por excelencia,
“el Ungido”; en efecto, el Padre por el Espíritu Santo lo ungió y lo constituyo Sumo
Sacerdote, que en el altar de su cuerpo ofreció el sacrificio de su vida para la
salvación de todos los hombres.

El Celebrante se quita la casulla y toma un gremial, va al altar con los ministros, uno de los
cuales lleva el recipiente con el santo crisma y procede a la unción del altar y de los muros de
la Iglesia.

El Celebrante, de pie ante el altar, dice en voz alta:

El Señor santifique con su poder este altar


y esta casa que vamos a ungir,
para que expresen con una señal visible
el misterio de Cristo y de la Iglesia.

Luego, vierte el crisma en el medio y en los cuatro ángulos del altar. Terminada la unción del
altar, entrega los recipientes con crisma a dos sacerdotes para ungir las cruces que están en
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los muros de la Iglesia. Luego, el celebrante regresa a la sede y se sienta. Durante las unciones
se canta:

//Espíritu Santo, ven, ven// en el nombre del Señor.


en el nombre del Señor.
3. Fortaléceme y consuélame en
1. Acompáñame y condúceme, mis pesares: Resplandéceme y
toda la vida. Santifícame y libérame, Espíritu Santo, ven.
transfórmame. Espíritu santo, //Espíritu Santo, ven, ven//
ven en el nombre del Señor.
//Espíritu Santo, ven, ven//
en el nombre del Señor. 4. Ilumíname y levántame
cuando decaiga. Purifícame y
2. Resucítame y conviérteme, ayúdame, Espíritu Santo, ven.
todos los días. Glorifícame y //Espíritu Santo, ven, ven//
renuévame, Espíritu Santo, ven. en el nombre del Señor.
//Espíritu Santo, ven, ven//

INCENSACIÓN DEL ALTAR Y DE LA IGLESIA

Monitor: En estos instantes se realizará la incensación del altar y luego del templo.

Después del rito de la unción, se coloca sobre el altar un brasero para quemar incienso. El
Celebrante echa incienso diciendo:

Suba, Señor, nuestra oración,


como incienso en tu presencia
y, así como esta casa se llena de suave olor,
que en tu Iglesia se aspire el aroma de Cristo.

El Celebrante echa incienso en el incensario e inciensa el altar. Luego vuelve a la sede, es


incensado y se sienta. Los ministros, pasando por la nave de la iglesia, inciensan al pueblo y los
muros.

ILUMINACIÓN DEL ALTAR Y DE LA IGLESIA


Monitor: Ahora, se efectuará primero el revestimiento del altar, y luego la
iluminación de esté y de la iglesia. El revestimiento indica que el altar cristiano es el
arca del sacrificio eucarístico y la mesa del Señor. La iluminación del altar recuerda
que Cristo es la “Luz para iluminar a las naciones”, con cuya claridad resplandece la
Iglesia y por ella la familia humana.

Terminada la incensación, algunos ministros secan con toallas la mesa del altar y lo tapan;
luego, cubren el altar con el mantel y lo adornan, colocan adecuadamente los candelabros con
los cirios.

Después, el diácono o un sacerdote se acercan al celebrante, el cual de pie, le entrega


un pequeño cirio encendido, diciendo en voz alta.

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Brille en la Iglesia la luz de Cristo
para que todos los hombres
lleguen a la plenitud de la verdad.

Luego el celebrante se sienta. El diácono o el sacerdote van al altar y enciende los cirios para
la celebración de la eucaristía. Se encienden todos los cirios, las candelas colocadas donde se
han hecho las unciones y todas las lámparas de la iglesia, en señal de alegría.

Monitor: Se ha concluido con el rito de dedicación de la Iglesia y consagración del


altar. Continuamos ahora con la Liturgia Eucarística. Pueden sentarse.

 LITURGIA EUCARÍSTICA 
Mientras la asamblea canta, El celebrante toma la patena con el pan y, manteniéndola un
poco elevada sobre el altar, dice en secreto.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del
hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para
nosotros pan de vida.

Después deja la patena sobre el corporal. Si hay Diácono, éste vierte vino y un poco de agua
en el cáliz, diciendo en secreto:

Por el misterio de esta agua y este vino,


haz que compartamos la divinidad
de quien se ha dignado
participar de nuestra humanidad.

Después el celebrante toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en
secreto:

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del
hombre, que recibimos, de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para
nosotros bebida de salvación.

Después deja el cáliz sobre el corporal. A continuación, El celebrante, inclinado, dice en secreto.

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy
nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

El celebrante inciensa las ofrendas y el altar. Luego, si hay diácono, éste inciensa al celebrante,
a los Sacerdotes concelebrantes, y a la asamblea. Después el celebrante se lava las manos
diciendo en secreto.

Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Terminada la incensación de los fieles, el celebrante extendiendo y juntando las manos dice.

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El celebrante
Oren, hermanos, para que este sacrificio,
mío y de ustedes, sea agradable a Dios,
Padre todopoderoso.

R/. El Señor reciba de tus manos este sacrificio,


para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien
y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

El celebrante
Recibe compasivo, Señor, las ofrendas de tus siervos,
y concédeles que,
configurados más perfectamente con tu Hijo,
crezcan incesantemente en su testimonio
por la participación en el memorial de su redención
que nos alcanzó, también a nosotros, el Espíritu Santo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/.Amén.

PREFACIO

El Celebrante
El Señor esté con ustedes.
R/.Y con tu espíritu.

El Celebrante
Levantemos el corazón
R/.Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El Celebrante
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/.Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo nuestro Señor.

Porque en esta casa visible que hemos construido,


donde reúnes y proteges sin cesar
a esta familia que hacia ti peregrina,
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manifiestas y realizas de manera admirable
el misterio de tu comunión con nosotros.

En este lugar, Señor,


tú vas edificando aquel templo que somos nosotros,
y así la Iglesia, extendida por toda la tierra,
crece unida, como cuerpo de Cristo,
hasta llegar a ser la nueva Jerusalén,
verdadera visión de paz.

Por eso, Señor, te celebramos en el templo de tu gloria,


y con todos los ángeles
te bendecimos y te glorificamos, diciendo:

Canto
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PLEGARIA EUCARÍSTICA I

El Celebrante, con las manos extendidas, dice.

CP Padre misericordioso,
te pedimos humildemente,
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,

Junta las manos y dice.

que aceptes

Traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo.

y bendigas ✠ estos dones,


este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,

Con las manos extendidas, prosigue:

ante todo, por tu Iglesia santa y católica,


para que le concedas la paz, la protejas,
la congregues en la unidad
y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor el Papa Francisco,

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conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad,
promueven la fe católica y apostólica.

CONMEMORACIÓN DE LOS VIVOS

El primero de los Concelebrantes.

C1 Acuérdate, Señor,
de tus hijos y (los fieles de esta parroquia)

Junta las manos y ora por ellos unos momentos. Después, con las manos extendidas, prosigue.

y de todos los aquí reunidos,


cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
te ofrecemos,
y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza,
a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

CONMEMORACIÓN DE LOS SANTOS

El segundo de los Concelebrantes.

C2 Reunidos en comunión para celebrar el domingo,


día en que Cristo ha vencido a la muerte
y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal,
veneramos la memoria,
ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor;
la de su esposo, san José;
la de los santos apóstoles y mártires
Pedro y Pablo, Andrés,
(Santiago y Juan,
Tomás, Santiago, Felipe,
Bartolomé, Mateo,
Simón y Tadeo;
Lino, Cleto, Clemente, Sixto,
Cornelio, Cipriano,
Lorenzo, Crisógono,
Juan y Pablo,
Cosme y Damián)
y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones
concédenos en todo tu protección.
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Con las manos extendidas El Celebrante prosigue:

Acepta, Señor, en tu bondad, y santifica esta ofrenda


de tus siervos y de tus hijos,
que con trabajo constante
han edificado esta iglesia en honor de la Exaltación de la Santa Cruz.
y te la ofrecen fielmente.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

Junta las manos.

Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice, junto con los Concelebrantes.

CC Bendice y santifica esta ofrenda, Padre,


haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti:
que se convierta para nosotros
en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos.

En las fórmulas que siguen las palabras del Señor han de pronunciarse con claridad, como lo
requiere la naturaleza de éstas.

El cual, la víspera de su Pasión,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó pan en sus santas y venerables manos,

Eleva los ojos.

y, elevando los ojos al cielo,


hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión.

Después prosigue:
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Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó este cáliz glorioso


en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice.

CP Éste es el Sacramento de nuestra fe.

R/.Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

El Celebrante, con las manos extendidas, dice, junto con los Concelebrantes.

CC Por eso, Padre,


nosotros, tus siervos,
y todo tu pueblo santo,
al celebrar este memorial
de la muerte gloriosa de Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor,
de su santa resurrección del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo:
pan de vida eterna
y cáliz de eterna salvación.
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Mira con ojos de bondad esta ofrenda
y acéptala,
como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura
de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Inclinados, con las manos juntas, prosiguen:

Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso,


que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo,
por manos de tu ángel,
para que cuantos recibimos
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
al participar aquí de este altar,

Se enderezan y se signan, diciendo:

seamos colmados de gracia y bendición.


CONMEMORACIÓN DE LOS DIFUNTOS.

El tercero de los concelebrantes:

C3 Acuérdate también, Señor,


de tus hijos y (los fieles de la parroquia),
que nos han precedido con el signo de la fe
y duermen ya el sueño de la paz.

Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar. Después, con
las manos extendidas, prosigue:

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,


concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.

Junta las manos.

El cuarto de los Concelebrantes, con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo:

C4 Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,

Con las manos extendidas prosigue:

que confiamos en tu infinita misericordia,


admítenos en la asamblea

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de los santos apóstoles y mártires
Juan el Bautista, Esteban,
Matías y Bernabé,
(Ignacio, Alejandro,
Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua,
Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,)
y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos,
sino, conforme a tu bondad.

Junta las manos.

Por Cristo, Señor nuestro.

El Celebrante prosigue:

Por quien sigues creando todos los bienes,


los santificas, los llenas de vida, los bendices
y los repartes entre nosotros.

El Celebrante toma la patena mientras que el diácono toma el cáliz y, elevándolos, dice junto con los
Concelebrantes.

CP POR CRISTO, CON ÉL Y EN ÉL,


A TI, DIOS PADRE OMNIPOTENTE,
EN LA UNIDAD DEL ESPÍRITU SANTO,
TODO HONOR Y TODA GLORIA
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.

R/. Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
El Celebrante

Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y


vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Padre nuestro, que estás en el cielo,


santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
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a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

El Celebrante

Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para
que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y
protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de
nuestro Salvador Jesucristo.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre Señor.

El Celebrante

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu
palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos.

R/. Amén.

El Celebrante

La paz del Señor esté siempre con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

Diácono: En el Espíritu de Cristo Resucitado, dense fraternalmente la paz.

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz

El Celebrante

Este es el Cordero de Dios,


que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

R./Señor, no soy digno de que entres en mi casa,


pero una palabra tuya bastará para sanarme.

Monitor: Ahora, el Buen Pastor desea venir a nosotros y hacer morada en nuestros
corazones. Dispongámonos a preparar un digno trono para él. Cantemos

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CANTOS DE COMUNIÓN

DIOS ESTÁ AQUÍ Milagro de amor tan infinito en


Dios está aquí, está aquí, tan que tú mi Dios te has hecho tan
cierto como el aire que respiro, pequeño y tan humilde para
tan cierto como la mañana se entrar en mí.
levanta, tan cierto que cuando le Milagro de amor tan infinito en
hablo, él me puede oír. que tú mi Dios te olvidas de tu
gloria y de tu majestad por mí.
Lo puedes sentir, moviéndose entre
los que ama; lo puedes oír, cantando Yo hoy vengo, lleno de alegría a
con nosotros aquí; lo puedes recibirte en esta Eucaristía te doy
guardar, cuando por esta puerta gracias por llamarme a esta cena
salgas; lo puedes llevar muy dentro porque aunque no soy digno, visitas
de tu corazón. tú mi alma.

Dios está aquí, está aquí, y él se Gracias, Señor, por esta comunión
goza en la alabanza de su pueblo;
pues se que nos esta hablando y GRACIAS QUIERO DARTE
transformando hoy, nos manda su Gracias quiero darte. Por amarme,
mensaje de amor. gracias quiero darte yo a ti, Señor,
hoy soy feliz, porque te conocí,
Dios está aquí, está aquí, se siente gracias por amarme a mí también.
fuerte su presencia entre nosotros;
más fuerte y más brillante que la luz Yo quiero ser, Señor amado,
del sol; por medio de su espíritu de como el barro en manos del
amor. alfarero, toma mi vida, hazla de
nuevo, yo quiero ser un vaso
MILAGRO DE AMOR nuevo.
Jesús, aquí presente en forma real te
pido un poco más de fe y de Te conocí y te ame, te pedí perdón y
humildad quisieras poder ser digna me escuchaste, si te ofendí,
de compartir contigo el milagro perdóname Señor, pues te amo y
más grande de amor. nunca te olvidaré.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

El Celebrante

OREMOS
Acompaña con tu bendición, Señor,
a los ungidos por el Espíritu Santo
y alimentados con el sacramento de tu Hijo,
para que, superadas todas las dificultades,
alegren a tu Iglesia con la santidad de su vida,
y, por sus obras y por la fuerza de su caridad,
la hagan crecer en todo el mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

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Monitor: Ahora, se procederá a la firma de las actas de la dedicación de la Iglesia.

BENDICIÓN FINAL Y DESPEDIDA

El Celebrante toma la mita y dice:

El Señor esté con ustedes.

R/.Y con tu espíritu.

Seguidamente, el Celebrante, con las manos extendidas sobre el pueblo, lo bendice diciendo:

El Dios, Señor del cielo y de la tierra,


que ha querido congregarlos hoy
para la dedicación de esta iglesia
los enriquezca con sus bendiciones.
R/.Amén.

Él, que quiso reunir en Cristo


a todos los hijos dispersos,
haga de ustedes templos suyos
y morada del Espíritu Santo.
R/. Amén.

Para que así, purificados de toda mancha,


gocen de Dios, que viene a ustedes
y en ustedes hace morada, y alcancen un día,
con todos los santos, la heredad del reino eterno.
R/. Amén.

El Celebrante toma el báculo y prosigue:

Y la bendición de Dios Todopoderoso,


Padre, Hijo, y Espíritu Santo
descienda sobre ustedes.

R/. Amén.

Celebrante: Pueden ir en paz.

R/.Demos gracias Dios.

Palabras de agradecimiento

CANTO DE SALIDA

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