Ritual de Consagración de Altar y Dedicación de Iglesia
Ritual de Consagración de Altar y Dedicación de Iglesia
Ritual de Consagración de Altar y Dedicación de Iglesia
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Todos unidos en un solo bautismo Todos prendidos en una misma suerte
ligados a la misma comunión ligados a la misma salvación
todos viviendo en una misma casa somos un cuerpo y Cristo es la cabeza
Iglesia peregrina de Dios. Iglesia peregrina de Dios.
El Celebrante, sin besar el altar, va a la sede; los presbíteros concelebrantes, los diáconos y
ministros van a sus puestos en el presbiterio. Las reliquias de los santos se colocan en un sitio
adecuado del presbiterio, en medio de antorchas.
Terminado el rito de entrada, el Celebrante bendice el agua para rociar al pueblo en señal de
penitencia y en recuerdo del bautismo, y para purificar los muros y el altar de la nueva iglesia.
Los ministros llevan el agua al Celebrante, que está de pie en la sede. El Celebrante invita a
todos a orar con estas u otras palabras parecidas.
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El Celebrante, acompañado por el diácono o un ministro, rocía con agua bendita al pueblo y
los muros de la iglesia, pasando por la nave de la misma; de regreso al presbiterio, rocía el
altar. Se entona mientras tanto el siguiente canto:
Después de la aspersión, el Celebrante regresa a la sede y, terminado el canto, de pie, con las
manos juntas dice:
Monición: En compañía del coro de los ángeles y santos, entonemos, llenos de alegría,
el himno de alabanza invocando a Dios Uno y Trino.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno,
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derrama tu gracia sobre este lugar de oración
y socorre a cuantos en él invocan tu nombre;
que la fuerza de tu palabra
y la eficacia de tus sacramentos
fortalezcan el corazón de tus fieles
que aquí se congregan.
LITURGIA DE LA PALABRA
Monitor: Nos mantenemos de pie. En este momento, el Celebrante hará la entrega
del leccionario a los respectivos lectores y salmistas, quienes darán inicio a la
Liturgia de la Palabra.
R/. Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Éxodo. 32, 7-11. 13-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “Anda, baja del monte, porque tu pueblo, el
que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No tardaron en desviarse del camino que yo
les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se han postrado ante él y le
han ofrecido sacrificios y le han dicho: ‘Éste es tu Dios, Israel; es el que te saco de
Egipto’ ”.
El Señor le dijo también a Moisés: “Veo que éste es un pueblo de cabeza dura. Deja
que mi ira se encienda contra ellos hasta consumirlos. De ti, en cambio, haré un gran
pueblo”.
Palabra de Dios
R/. Te alabamos, Señor
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SALMO RESPONSORIAL
R/. Me levantaré y volveré a mi padre.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo. 1, 12-17
Puedes fiarte de lo que voy a decirte y aceptarlo sin reservas: que Cristo Jesús vino
a este mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero Cristo
Jesús me perdonó, para que fuera yo el primero en quien él manifestara toda su
generosidad y sirviera yo de ejemplo a los que habrían de creer en él, para obtener
la vida eterna.
Al rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los
siglos. Amén.
Palabra de Dios
R/. Te alabamos, Señor
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ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, Aleluya.
Dios reconcilió al mundo consigo por medio de Cristo, y a nosotros nos confió el
mensaje de la reconciliación.
R/. Aleluya, Aleluya.
Jesús les dijo entonces esta parábola:”¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le
pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le
perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros,
lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice:
‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’. Yo les
aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte,
que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego
una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la
encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya
encontré la moneda que se me había perdido’. Yo les aseguro que así también se
alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte”.
También les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le
dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca’. Y él les repartió
los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano
y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo
todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad.
Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus
campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los
cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando
su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los
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brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el
cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.
Pero el padre les dijo a sus criados: ’¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela;
pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y
mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ‘¡Hace tanto tiempo
que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un
cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que
despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.
El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era
necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’ ”.
HOMILÍA
Monitor: Nos ponemos de pie. Confesemos nuestra fe, recordando las
intervenciones maravillosas de Dios en la historia de la salvación: la Creación, la
Encarnación, la Pascua, la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia y la promesa de
la vida eterna.
CREDO
Creo en Dios, Padre subió a los cielos
todopoderoso, y está sentado a la derecha de
Creador del cielo y de la tierra. Dios, Padre todopoderoso.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Desde allí ha de venir a juzgar a
nuestro Señor, que fue vivos y muertos.
concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de santa Creo en el Espíritu Santo,
María Virgen, padeció bajo el la santa Iglesia católica,
poder de Poncio Pilato, fue la comunión de los santos,
crucificado, muerto y sepultado, el perdón de los pecados,
descendió a los infiernos, la resurrección de la carne
al tercer día resucito de entre y la vida eterna. Amén.
los muertos,
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Monitor: Entonemos con profunda devoción las letanías de los santos, para que,
como auténticos amigos de Dios, intercedan por la protección y cuidado de esta
iglesia, así como a todos sus fieles congregados.
CANTO
/Te consagro lo más mío, lo más El que Tú ya conoces, el que no
íntimo, lo más cálido, mi quiere y se rebela, el que te necesita
corazón./ y te llama y te ama, el que conoce
tus latidos y los comienza a seguir.
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El que Tu ya conoces con su pobreza Aseméjale al tuyo, amplio y libre
y su riqueza, el que te pide sin para amar; fuente pura de vida,
temor, que acrisoles sus impurezas. amor ardiente, puerta del cielo,
Rompe tu su estreches y destruye hogar para el mundo, y consuelo
sus barreras. para la Iglesia.
Si se van a colocar debajo del altar algunas reliquias de mártires o de otros santos, el
celebrante va al altar. Un diacono o un presbítero lleva las reliquias al celebrante, quien las
coloca en el sepulcro preparado para recibirlas. Seguidamente, un albañil cierra el sepulcro y
el celebrante regresa a la sede.
ORACIÓN DE DEDICACIÓN
Después de la colocación de las reliquias de los santos, el celebrante de pie y sin mitra, junto a
la sede o junto al altar, dice en voz alta la oración de dedicación:
El Celebrante dice:
Es la Iglesia excelsa,
la ciudad colocada sobre la cima de la montaña,
accesible a todos, y a todos patente,
en la cual brilla perenne la antorcha del Cordero
y resuena agradecido el cantico de los bienaventurados.
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Te suplicamos, pues, padre santo,
que te dignes impregnar con santificación
celestial este templo y este altar
para que sean siempre lugar santo
y una mesa siempre lista para el sacrificio de cristo.
El Celebrante se quita la casulla y toma un gremial, va al altar con los ministros, uno de los
cuales lleva el recipiente con el santo crisma y procede a la unción del altar y de los muros de
la Iglesia.
Luego, vierte el crisma en el medio y en los cuatro ángulos del altar. Terminada la unción del
altar, entrega los recipientes con crisma a dos sacerdotes para ungir las cruces que están en
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los muros de la Iglesia. Luego, el celebrante regresa a la sede y se sienta. Durante las unciones
se canta:
Monitor: En estos instantes se realizará la incensación del altar y luego del templo.
Después del rito de la unción, se coloca sobre el altar un brasero para quemar incienso. El
Celebrante echa incienso diciendo:
Terminada la incensación, algunos ministros secan con toallas la mesa del altar y lo tapan;
luego, cubren el altar con el mantel y lo adornan, colocan adecuadamente los candelabros con
los cirios.
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Brille en la Iglesia la luz de Cristo
para que todos los hombres
lleguen a la plenitud de la verdad.
Luego el celebrante se sienta. El diácono o el sacerdote van al altar y enciende los cirios para
la celebración de la eucaristía. Se encienden todos los cirios, las candelas colocadas donde se
han hecho las unciones y todas las lámparas de la iglesia, en señal de alegría.
LITURGIA EUCARÍSTICA
Mientras la asamblea canta, El celebrante toma la patena con el pan y, manteniéndola un
poco elevada sobre el altar, dice en secreto.
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del
hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para
nosotros pan de vida.
Después deja la patena sobre el corporal. Si hay Diácono, éste vierte vino y un poco de agua
en el cáliz, diciendo en secreto:
Después el celebrante toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en
secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del
hombre, que recibimos, de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para
nosotros bebida de salvación.
Después deja el cáliz sobre el corporal. A continuación, El celebrante, inclinado, dice en secreto.
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy
nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
El celebrante inciensa las ofrendas y el altar. Luego, si hay diácono, éste inciensa al celebrante,
a los Sacerdotes concelebrantes, y a la asamblea. Después el celebrante se lava las manos
diciendo en secreto.
Terminada la incensación de los fieles, el celebrante extendiendo y juntando las manos dice.
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El celebrante
Oren, hermanos, para que este sacrificio,
mío y de ustedes, sea agradable a Dios,
Padre todopoderoso.
El celebrante
Recibe compasivo, Señor, las ofrendas de tus siervos,
y concédeles que,
configurados más perfectamente con tu Hijo,
crezcan incesantemente en su testimonio
por la participación en el memorial de su redención
que nos alcanzó, también a nosotros, el Espíritu Santo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/.Amén.
PREFACIO
El Celebrante
El Señor esté con ustedes.
R/.Y con tu espíritu.
El Celebrante
Levantemos el corazón
R/.Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El Celebrante
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/.Es justo y necesario.
Canto
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
PLEGARIA EUCARÍSTICA I
CP Padre misericordioso,
te pedimos humildemente,
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,
que aceptes
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conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad,
promueven la fe católica y apostólica.
C1 Acuérdate, Señor,
de tus hijos y (los fieles de esta parroquia)
Junta las manos y ora por ellos unos momentos. Después, con las manos extendidas, prosigue.
Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice, junto con los Concelebrantes.
En las fórmulas que siguen las palabras del Señor han de pronunciarse con claridad, como lo
requiere la naturaleza de éstas.
Se inclina un poco.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión.
Después prosigue:
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Del mismo modo, acabada la cena,
Se inclina un poco.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice.
R/.Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
El Celebrante, con las manos extendidas, dice, junto con los Concelebrantes.
Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar. Después, con
las manos extendidas, prosigue:
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de los santos apóstoles y mártires
Juan el Bautista, Esteban,
Matías y Bernabé,
(Ignacio, Alejandro,
Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua,
Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,)
y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos,
sino, conforme a tu bondad.
El Celebrante prosigue:
El Celebrante toma la patena mientras que el diácono toma el cáliz y, elevándolos, dice junto con los
Concelebrantes.
R/. Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN
El Celebrante
El Celebrante
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para
que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y
protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de
nuestro Salvador Jesucristo.
El Celebrante
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu
palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos.
R/. Amén.
El Celebrante
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz
El Celebrante
Monitor: Ahora, el Buen Pastor desea venir a nosotros y hacer morada en nuestros
corazones. Dispongámonos a preparar un digno trono para él. Cantemos
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CANTOS DE COMUNIÓN
Dios está aquí, está aquí, y él se Gracias, Señor, por esta comunión
goza en la alabanza de su pueblo;
pues se que nos esta hablando y GRACIAS QUIERO DARTE
transformando hoy, nos manda su Gracias quiero darte. Por amarme,
mensaje de amor. gracias quiero darte yo a ti, Señor,
hoy soy feliz, porque te conocí,
Dios está aquí, está aquí, se siente gracias por amarme a mí también.
fuerte su presencia entre nosotros;
más fuerte y más brillante que la luz Yo quiero ser, Señor amado,
del sol; por medio de su espíritu de como el barro en manos del
amor. alfarero, toma mi vida, hazla de
nuevo, yo quiero ser un vaso
MILAGRO DE AMOR nuevo.
Jesús, aquí presente en forma real te
pido un poco más de fe y de Te conocí y te ame, te pedí perdón y
humildad quisieras poder ser digna me escuchaste, si te ofendí,
de compartir contigo el milagro perdóname Señor, pues te amo y
más grande de amor. nunca te olvidaré.
El Celebrante
OREMOS
Acompaña con tu bendición, Señor,
a los ungidos por el Espíritu Santo
y alimentados con el sacramento de tu Hijo,
para que, superadas todas las dificultades,
alegren a tu Iglesia con la santidad de su vida,
y, por sus obras y por la fuerza de su caridad,
la hagan crecer en todo el mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
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Monitor: Ahora, se procederá a la firma de las actas de la dedicación de la Iglesia.
Seguidamente, el Celebrante, con las manos extendidas sobre el pueblo, lo bendice diciendo:
R/. Amén.
Palabras de agradecimiento
CANTO DE SALIDA
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