Ensayo Esequibo

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


U.E. PADRE DOMINGO SEGADO
SAN JOAQUIN EDO. CARABOBO

SITUACION HISTORICA Y LIMITROFE EN EL ESEQUIBO VENEZOLANO

DOCENTE: INTEGRANTES:
ADRIAN GARCIA ANGEL MOSQUERA
HILLARY MORILLO
WALESKA MANAURE
LUCIA GONZALEZ

San Joaquín, 14 de noviembre del 2019


INDICE

INTRODUCCIÓN 3

SIGLO XIX DE LA GRAN COLOMBIA A LA REPÚBLICA DE VENEZUELA 4

SIGLO XX DESPUÉS DEL LAUDO 8

ÚLTIMA PARTE DE LA GUAYANA ESEQUIBA 9

CONCLUSION 14

REFERENCIAS 15
INTRODUCCION

La Guayana Esequiba es un territorio de 159.500 Km2 al oeste del Rio Esequibo


que nos pertenece por derecho, y en justicia corresponde a Venezuela en atención a su
condición de primer ocupante según las Bulas del Papa Alejandro VI que concedió a
España la posesión de estas tierras; este territorio nos fue usurpado por un laudo nulo
e irrito dictado en París el 3 de octubre de 1899 para satisfacer las apetencias
expansionistas del Imperio Británico. El territorio poseído por Inglaterra debía ser el
mismo que ocupaba la antigua colonia holandesa, que había heredado el Reino Unido
de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte mediante el Tratado de Londres en 1814. Los
holandeses se habían establecido en Demerara, Esequibo y Berbice en 1627, territorio
que perteneció a España hasta 1648, cuando la propia España se los cedió por el
Tratado de Munster conocido como la Paz de Westfalia, pero como este tratado no les
daba derechos sobre ninguna parte del oeste del río Esequibo, España los desalojó de
los sitios que habían usurpado. Finalmente, por el ya mencionado Tratado de Londres
de 1814, las posesiones de Holanda pasaron a ser colonias inglesas, dando origen a la
Guayana Británica.

Durante la época colonial España no mostró gran interés por esta porción de
nuestro territorio, lo que favoreció la penetración británica estimulada por las
expectativas de explotar las riquezas de la región.
SITUACION HISTORICA Y LIMITROFE EN EL ESEQUIBO VENEZOLANO

Siglo XIX de la Gran Colombia a la República de Venezuela

Al comenzar el siglo XIX entra en crisis el Imperio Español en América.


La conformación de estos nuevos Estados nacionales implica que deben delimitar su
territorio. La antigua Capitanía General de Venezuela se une al extinto Virreinato de la
Nueva Granada y forma la República de Colombia. En la Ley Fundamental de su
creación, sancionada por el Congreso reunido en Angostura el 17 de diciembre de
1819, los legisladores consagran el Principio del “Uti Possidettis Iure” en el
Artículo 2º que textualmente dice “Su territorio será el que comprendían la antigua
Capitanía General de Venezuela y el Virreinato del Nuevo Reino de Granada,
abrazando una extensión de 115 mil leguas cuadradas, cuyos términos precisos se
fijarán en mejores circunstancias…” En 1822 el Libertador Simón Bolívar, por
intermedio de su Ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Gual, gira instrucciones al
doctor José Rafael Revenga en Londres, para que denuncie ante las autoridades de la
Gran Bretaña el avance de colonos ingleses en territorio Esequibo.

“Los colonos de Demerara y Berbice tienen usurpada una gran porción de tierra
que según los últimos Tratados entre España y Holanda nos pertenecen, del
lado Oeste del Río Esequibo. Es absolutamente indispensable que dichos
colonos o se pongan bajo jurisdicción y disposición de nuestras Leyes o se
retiren a sus antiguas posesiones”

El 22 de junio de 1826 tiene lugar la instalación del Congreso Anfictiónico de Panamá


y uno de los temas a discutir, invocado por el Libertador Simón Bolívar, fue la fijación
de las fronteras nacionales para la justa y cabal delimitación del territorio de las nuevas
repúblicas hispanoamericanas de acuerdo con el principio del “Uti Possidetis Iure” lo
cual fue aceptado en principio por éstas. Lamentablemente el “Tratado magnífico
titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación perpetua”, convenido en Panamá
omitió el cese de los pleitos territoriales, cuestión que el proyecto de Bolívar
consideraba fundamental. El Congreso Constituyente de Venezuela, reunido en la
ciudad de Valencia, declaró la separación definitiva de Venezuela de la Gran
Colombia y sancionó el 22 de septiembre de 1830 la Constitución que consagró en su
Artículo 5° el principio del “Utti Possidetti Juris” cuando estableció que “el territorio de
Venezuela comprende todo lo que antes de la transformación política de 1810 se
denominaba capitanía general de Venezuela. Para su mejor administración se dividirá
en provincias, cantones y parroquias, cuyos límites fijará la ley”. Venezuela ahora un
Estado independiente debía definir sus límites con sus vecinos; la delimitación con la
Guayana Inglesa es la que ha generado mayor controversia.

El diferendo de límites con la Gran Bretaña surge en 1834 cuando la Royal


Geographical Society y el Gobierno británico le encargan al naturalista prusiano Robert
Shomburgk la exploración y delimitación, mediante el levantamiento de un mapa, de la
región. Shomburgk realiza dos expediciones en 1835 y 1843 respectivamente, en el
territorio comprendido entre el río Esequibo y una línea que partiendo del río Amacuro,
afluente del Orinoco, seguía por la Sierra Imataca, y cruzando el Cuyuní continuaba por
el Roraima y el río Cotinga. Tal es a grandes rasgos, la famosa “Línea Shomburgk” con
la cual se inicia la expansión británica hacia el oeste en un movimiento de usurpación
territorial con dos objetivos bien determinados, uno geopolítico, el control del Orinoco
como vía de penetración y otro económico para la explotación de los recursos naturales
de la Guayana venezolana. La primera “Línea Shomburgk” (1835) daba a Inglaterra
4.290 km2; la Segunda ampliaba la aspiración al incorporar a esa colonia 141.930 km2
(en 1839 Shomburgk le escribe a un alto funcionario del Ministerio de Colonias “… sea
cual sea la resolución del Gobierno, confió que no abandonará a Punta Barima, que
indudablemente es la llave de Colombia”). No por casualidad el Cónsul Británico en
Venezuela, Sir Robert Kerr Porter, había solicitado a nuestro gobierno en 1835 la
construcción de un faro en Punta Barima para facilitar la navegación. En 1841
Venezuela inició gestiones diplomáticas ante Gran Bretaña a través de su ministro en
Londres, Alejo Fortique, quien con la colaboración del historiador Rafael María Baralt
presenta los títulos de Venezuela y logra que se eliminen los postes colocados por
Schomburgk, posteriormente se llega al acuerdo de 1850, mediante el cual ambos
gobiernos se comprometen a no ocupar el territorio en disputa que, comprendía desde
la línea trazada por Schomburgk hasta el río Esequibo.

La opinión pública se pronunció contra la pretensión británica de apoderarse de


la Guayana cuando esta se intensificó a raíz de la aprobación en 1848 por parte del
Congreso venezolano de la Ley de Espera, que concedía una moratoria a los deudores
en el pago de las acreencias contraídas con extranjeros. La campaña publicitaria
difundió la versión, no sin fundamentos, de que Gran Bretaña iba a apoderarse del
Orinoco a fin de obligar a Venezuela al pago de las deudas a los súbditos británicos.
Ese año coincidió con el hallazgo de las minas de oro en la cuenca del Yuruari. El
Cónsul Británico Kenneth Mathison en Ciudad Bolívar informó del hallazgo al Ministro
Británico en Caracas, B, H. Wilson, quien las transmitió a su Ministro de Relaciones
Exteriores, Lord Palmerston,

“…Si la línea de la frontera británica va del Amacuro a la horqueta del Cuyuní,


donde le entra el Yuruari, el territorio Aurífero caerá dentro del territorio inglés”.

En 1887 ocurre un grave incidente que obliga a Venezuela a romper relaciones


con Gran Bretaña. Inglaterra publica en 1886 un mapa adulterado con una espúrea
“Línea Shomburgk”, con fronteras más ambiciosas que abarcaban 167.830 Km2 al
oeste del río Esequibo, muy cerca de la cuenca del Yuruari, sus aspiraciones eran
anexarse la Villa de Upata, las minas del Callao y acercarse al Orinoco. Diego Bautista
Urbaneja, Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, en representación del
Gobierno fija posición:

“…el presidente de la República reclama de S.M.B. la evacuación del territorio


venezolano desde las Bocas del Orinoco hasta el Pomerón, que indebidamente
ella ha ocupado; en la inteligencia de que, si para el 20 de febrero próximo,
época de la reunión del Congreso, a quien el gobierno debe dar cuenta de todo,
no se hubiere contestado, o se hubiere contestado negativamente, desde
entonces quedarán cortadas las relaciones diplomáticas entre los dos países…”

Los Estados Unidos, como imperio emergente, intervinieron en el conflicto de


manera pública desde 1895 cuando Richard Olney, Secretario de Estado del presidente
Grover Cleveland, “…considerando los ‘avances’ británicos en tierra venezolana como
verdaderas usurpaciones, justifica la aplicación de la Doctrina Monroe”, ya que se
trataba de la agresión de una potencia europea contra un país americano. La nota de
Olney se conoce con el nombre de “Cañón de 20 Pulgadas”. Cleveland declaró ante el
Congreso de los Estados Unidos en diciembre de 1895 que de no aceptar el gobierno
británico el arbitramiento solicitado por Venezuela investigarían exhaustivamente sobre
los límites en disputa y luego se opondrían por todos los medios a su alcance, como si
se tratara de un ataque directo a sus derechos e intereses, a la apropiación de
cualquier territorio por parte de Inglaterra que perteneciera a Venezuela. La posición de
Estados Unidos conduce a la firma del Tratado de Arbitraje de Washington en 1897.
Venezuela se verá obligada a hacerse representar en el Tribunal Arbitral por los
Estados Unidos de América, el resultado fue el Laudo Arbitral de 1899 producto de
una acuerdo entra Inglaterra y Rusia.

El Tribunal Arbitral sesionó en París entre junio y septiembre de 1899 y emite


Sentencia el 3 de octubre, favorable, por unanimidad, al Reino Unido en la controversia
que sostenía con Venezuela desde 1841. El Tribunal del Arbitraje estuvo compuesto
por cinco miembros: Melville Winston Fuller y David Josiah Brewer, miembros de la
Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos de América en representación de
Venezuela, Lord Rusell of Kilowen y Lord Henn Collins en representación del Reino
Unido de la Gran Bretaña y el quinto miembro como parte imparcial sería el juez o
árbitro Federic de Martens de nacionalidad rusa. Luego de sesionar durante escasos
seis días continuos de los tres meses que disponían según lo contemplaba el Tratado
de Washington. El fallo solo favoreció a Venezuela en conservar las bocas del río
Orinoco y una porción de territorio adyacente a este, mientras que al Reino Unido se le
adjudicaba una gran porción al oeste de los mil kilómetros del río Esequibo, la cual
posteriormente sería delimitada por una comisión mixta venezolano-británica,
desconociendo así los justos títulos de Venezuela y despojándola de 159.500 Km2 al
oeste del río Esequibo; es lo que actualmente conocemos como la Zona en
Reclamación. El doctor José María de Rojas, Agente de Venezuela ante el Tribunal
Arbitral, en nota dirigida a su Gobierno informa su “sorpresa inexplicable” por “el
proceder del presidente del Tribunal señor de Martens” y añadía “lo que no podremos
saber jamás es el motivo que haya tenido el señor De Martens para proceder así”.
Venezuela inmediatamente denunció que el tratado estaba viciado de nulidad. La
opinión internacional también se manifestó al particular, la conocida Revista “Punch”
publica en su portada, a los pocos días del Laudo de París, una caricatura muy
ilustrativa en la que aparece Lord Salisbury saliendo precipitadamente de la Sala de
sesiones llevándose consigo los documentos del litigio, la “línea Somburgk”, las minas
y los bosques de las 60.000 millas arrebatadas a Venezuela mientras en tono burlón
exclamaba “I like arbitration —in The Proper Place!”; la revista Inglesa Rewiew of
Rewiews añadía que el territorio otorgado por la sentencia a Venezuela no valía ni un “
billete de cinco libras”. La prensa venezolana de la época protestó vigorosamente
contra la injusticia. Lamentablemente la situación de inestabilidad política de
Venezuela durante el siglo XIX, particularmente en la fase final de la invasión de los
andinos encabezados por Cipriano Castro para derrocar el gobierno de Ignacio
Andrade, no fue la más apropiada para hacer valer nuestros derechos. La Revolución
Liberal Restauradora tomó el poder en Caracas apenas veinte días después de la
emisión del Laudo. Mientras los venezolanos estaban ocupados en disputarse el
poder, el Imperio Británico se fue a los hechos, ocupando el territorio, haciendo
exploraciones, elaborando mapas, colocando postes. El colonialismo más crudo en
acción.

Siglo XX Después del Laudo…

En 1948 de da a conocer el Memorándum, póstumo, de Severo Mallet Prevost


escrito en 1944 con la voluntad de que se hiciera público después de su muerte.
Consejero de nuestro país en el arbitraje de 1899, en dicho documento, publicado en la
acreditada revista americana “The American Journal of International Law” (Vol. 43, n° 3,
julio 1949) revela que el laudo arbitral fue una componenda política donde los dos
jueces británicos y el ruso que supuestamente era neutral y que tenían la mayoría
absoluta dispusieron del territorio de Venezuela. Supuestamente le dijeron los dos
magistrados estadounidenses que tenían dos opciones: aceptar de forma unánime la
entrega del Esequibo, conservando las Bocas de Orinoco, o aceptar 3 contra 2 una
decisión más dañina que incluía más territorio y las mencionadas Bocas. Obviamente
no quedó más remedio que ir por la primera opción. La zona en disputa entre
Venezuela y Gran Bretaña abarcaba un área de 50.000 millas cuadradas, un poco
mayor que la del Estado de Nueva York y un poco menor que la de Inglaterra,
Venezuela la reclamaba en virtud de sus títulos como sucesora de España y, Gran
Bretaña en razón de su conquista a los holandeses, cuyos derechos provenían a su
vez de la ocupación de territorio español. Esta publicación causó gran impacto y
repercusión no sólo en Venezuela sino a nivel internacional, entre los comentarios cabe
destacar la declaración de nuestro canciller Luis Emilio Gómez Ruiz: “Es evidente que
la sentencia a que nos referimos fue la injusta consagración de la política imperialista
que siguieron las potencias europeas en el siglo XIX en su afán de agrandar sus
territorios coloniales a expensas de los países débiles” (El Nacional 14 de enero de
1951).

Última parte de la Guayana Esequiba

El 17 de Febrero de 1966 se firmó en Ginebra, Suiza, el “Acuerdo para


Resolver la controversia entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
sobre la Frontera entre Venezuela y Guayana Británica”, más conocido como “Acuerdo
de Ginebra”, con este instrumento se concreta el Reclamo de Venezuela que, obliga a
las partes: Venezuela, Gran Bretaña y Guyana (de conformidad con lo previsto en el
Artículo VIII Guyana pasa a ser parte de este Acuerdo el 26 de mayo de ese mismo
año, fecha en la cual fue declarada su independencia) a buscar soluciones
satisfactorias para resolver su controversia. Establece en su Artículo 1 la creación de
una Comisión Mixta con el encargo de buscar soluciones satisfactorias para el arreglo
práctico de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido; de no llegar a una
solución, la Comisión referiría el asunto a sus respectivos gobiernos; estos estaban
obligados a escoger uno de los medios de solución pacífica previstos en el artículo 33
de la Carta de las Naciones Unidas. Si dentro de los tres meses siguientes no se
hubiere llegado a un acuerdo satisfactorio, ambos gobiernos podían acudir a un
organismo internacional apropiado; y de no alcanzar este punto, al Secretario General
de las Naciones Unidas, quien escogería otro de los procedimientos pacíficos
estipulados en el mencionado artículo 33. Por otra parte el artículo 5 contempla dos
provisiones: 1) El Acuerdo no podía ser interpretado como una renuncia o disminución
de nuestra reclamación territorial. 2) Ningún acto o actividad desarrollada en el territorio
reclamado por Venezuela conllevaba o representaba menoscabo alguno de nuestros
derechos, ni apoyo a las pretensiones de Gran Bretaña o de Guyana. Se reconocía así
cualquier reserva venezolana sobre concesiones otorgadas o que pudieran adjudicarse
en la zona en reclamación. El Gobierno de Venezuela en representación de la nación
venezolana se reservó los derechos sobre los territorios de Guayana Esequiba en nota
del 26 de mayo de 1966, al momento de reconocerse la creación del nuevo Estado de
Guyana:
“… por lo tanto Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se
sitúa al este de la margen derecha del Río Esequibo y reitera ante la comunidad
internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial
sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado río; en
consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se
reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo
Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su
nacimiento hasta su desembocadura en el océano Atlántico…”

En el marco del Acuerdo de Ginebra Inglaterra se lava las manos y le concede


la independencia a su colonia, en consecuencia la República de Guyana sustituye al
Reino Unido en la reclamación, se invierten los papeles ahora es una pequeña
república independiente que quiere ser despojada de su territorio por un país más
grande y fuerte. Para Guyana, el Acuerdo de Ginebra era innecesario, Cheddi Jagan, el
ya desaparecido expresidente de la República y líder fundador del Partido Progresista
del Pueblo (PPP), como jefe de la entonces oposición guyanesa, se opuso a la firma
del Acuerdo de Ginebra y, en su obra “The West on Trial”, escribe al respecto: “El
gobierno de coalición PNC-UF firmó conjuntamente con los gobiernos venezolano y
británico el Acuerdo de Ginebra…y creó una Comisión Mixta (Guyana-Venezuela). Así
se concedió reconocimiento a la espuria reclamación territorial venezolana y lo que era
un caso cerrado desde 1899 fue reabierto.” Con estas palabras Jagan reconoce que,
con la firma del Acuerdo de Ginebra, Guyana concede reconocimiento a la reclamación
venezolana y acepta reabrir el caso que supuestamente había sido cerrado con el
Laudo de 1899.

El 14 de octubre de 1966 Venezuela ejerce su soberanía sobre la isla de


Anacoco; Anacoco es una isla fluvial administrada por Venezuela como parte del
Estado Bolívar ubicada al Norte del río Cuyuní y se forma por un caño llamado Brazo
Negro que se desprende del cauce principal del río hacia el Norte y se reincorpora más
adelante, la misma estaba siendo asediada por topas guyanesas y Venezuela en
ejercicio de su soberanía la ocupa con personal civil y militar e inicia la construcción de
una pista de aterrizaje, una oficina postal, una escuela y puestos militares y policiales.
El Estado Guyanés lo consideró como un acto de agresión por parte de Venezuela
dado que entendía que la mitad oriental de la isla estaba dentro del territorio en disputa
y por lo tanto bajo administración guyanesa como lo estipulaba el Acuerdo de Ginebra
hasta tanto no hubiera una solución satisfactoria. El Primer Ministro guyanés Forbes
Burnhan envió a Venezuela una nota de protesta el 14 de octubre de 1966 exigiendo la
retirada de los militares y la destrucción de las instalaciones. La responde el 18 de
octubre Ignacio Iribarren Borges, Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, en
los siguientes términos: “…el Gobierno de Venezuela rechaza la referida protesta, por
cuanto la isla de Anacoco es territorio venezolano en su integridad y la República de
Venezuela siempre ha estado en posesión de ella” con respecto a la isla de Anacoco,
considera que “…en 1966 Venezuela ejerció soberanía sobre la totalidad de la isla de
Anacoco dado que se encuentra fuera del área en litigio”. Actualmente en la isla no
existen asentamientos civiles, sólo funciona un puesto militar del ejército venezolano; y
Guyana no reconoce que la totalidad de la isla queda fuera del área en disputa, en sus
publicaciones oficiales sostiene que la isla de Anacoco estuvo dividida entre los dos
países desde el Laudo Arbitral de 1899 y que Venezuela “ocupó” y “anexó” la mitad
guyanesa en 1966.

Entre 1968 y 1969 ocurrió un alzamiento de la población del Rupununi, ubicada


al sur de la Guayana Esequiba. Valerie Hart, quien lideraba el movimiento rebelde se
encontraba en Caracas para pedir la protección de Venezuela, pues consideraban que
los habitantes del Rupununi en la Guayana Esequiba eran ciudadanos venezolanos por
nacimiento. La insurrección fue sometida por las fuerzas militares de Guyana, quien
acuso a Venezuela de haber suministrado armas y fomentado el alzamiento. Venezuela
rechazó categóricamente esta acusación de acuerdo con las declaraciones de Valerie
Hart, lideresa del movimiento, quien manifestó que de las entrevistas realizadas con
los ministros venezolanos del Exterior e Interior no le habían hecho ningún
ofrecimiento, pues estos le manifestaron que eran asuntos muy delicados de política
internacional. El 18 de junio de 1970 Venezuela firmó el “Protocolo de Puerto España”
con la República Cooperativa de Guyana e Inglaterra mediante el cual se congelaban
las negociaciones contenidas en el Acuerdo de Ginebra por un lapso de 12 años. De
conformidad con el artículo 4 del mismo que estipulaba si, en un plazo de 4 años la
Comisión Mixta, contados a partir de la fecha de su firma, no había llegado a ningún
arreglo los gobiernos de Venezuela y Guyana escogerían uno de los medios de
solución pacífica previstos en el Artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas y si,
dentro de los tres meses siguientes a la recepción del informe final de la Comisión
Mixta no hubiesen llegado a un acuerdo con respecto a la elección de uno de los
medios de solución previstos en el Artículo 33 de la Carta, referirían la decisión sobre
dichos medios a un organismo internacional y de no llegar a un acuerdo sobre este
punto, al Secretario General de las Naciones Unidas. La Comisión Mixta creada a raíz
del Acuerdo de Ginebra celebró 17 reuniones y concluye sus labores el 17 de febrero
de 1970 sin haber logrado el acuerdo deseado. El Gobierno de Venezuela ante los
buenos oficios el Primer Ministro de Trinidad y Tobago Eric Williams buscando un
compás de espera, a fin de que ambos gobiernos pudieran dialogar, reflexionar y
buscar un mejor momento para la solución de la controversia suscribe en Trinidad el
“Protocolo de Puerto España” el plazo previsto en este Protocolo se venció en junio de
1982 y el Gobierno de Venezuela decidió no renovarlo y llevar el conflicto al
Secretario de las Naciones Unidas, quien designó al “Buen Oficiante” tal como lo
establece el Acuerdo de Ginebra de 1966 y el Artículo 33 de la Carta de las Naciones
Unidas para el Arreglo Pacífico de Controversias.

En 1987 ambos países decidieron aceptar el mecanismo de “Buenos Oficios”


previsto en el Artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas propuesto por el
Secretario General de la ONU. En 1989 fue designado un Buen Oficiante en la
controversia, responsabilidad esta que recayó en el granadino Allister McIntyre,
vinculado a la Commonwealth británico, un anglo-antillano, economista de profesión y
de amplia trayectoria. Después de una década sin resultados tangibles, McIntyre fue
sustituído el 26 de octubre de 1999 por otro anglo antillano, el Dr. Oliver Jackman quien
nació en Barbados en 1929, hizo sus estudios de abogado en Cambridge y se
desempeñó como magistrado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Jackman falleció en 2007 sin cumplir con su cometido y, finalmente, ambas naciones
postularon al profesor jamaiquino Norman Girvan para actuar como Buen Oficiante,
quien fue designado el 19 de abril de 2010. Girvan inició las consultas entre ambos
gobiernos el 25 de octubre de ese mismo año con una visita a Georgetown, luego se
reunió en Caracas con el entonces canciller Nicolás Maduro y acordaron realizar
encuentros periódicos y mantener informado al Secretario General de ONU Ban Ki
Moon. Hasta ahora estas gestiones no han avanzado.
CONCLUSIÓN

El Esequibo es un cofre que guarda grandes riquezas naturales, agua abundante


para generación eléctrica, así como minerales: petróleo, cobre, níquel, hierro, oro y
coltán. Y sobre uno de estos tesoros, el petróleo, los ojos de interesados de la
ExxonMobil se han posado, constituyéndose en la chispa que puede encender el fuego
en cualquier momento. Contrariando lo que las normas dictan en estos casos, el
gobierno guyanés otorgó una concesión a cambio de USD 200 millones a la citada
ExxonMobil para la exploración y explotación del bloque Stabroek de 26.000 km² en el
océano Atlántico, lo que prendió las alarmas en Caracas acompañada del reclamo
correspondiente. Las primeras investigaciones señalan que la zona en cuestión en el
Atlántico alberga reservas de petróleo por el orden de los 700 millones de barriles. El
valor de dicha reserva según los primeros cálculos podría alcanzar los USD 40 mil
millones. El hallazgo petrolero se ubica en la “cuenca Guyana-Surinam (de 459.450
kilómetros cuadrados, casi 10 veces más grande que la Faja Petrolífera del Orinoco) es
uno de los depósitos inexplorados de hidrocarburos más importantes del mundo,
certificado por el Servicio Geológico de EE. UU. Se calcula que pueda tener unos
12.800 millones de barriles de petróleo (10% de la región), estimaciones equivalentes a
5,44% del existente en la Faja Petrolífera del Orinoco, cuyas reservas certificadas son
de 235.000 millones de barriles. Muy probablemente, el área es una extensión de la
Faja”. Y mientras Guyana sostiene que el bloque Stabroek se encuentra en su
jurisdicción, Venezuela reclama que se trata de aguas en litigio y que la administración
guyanesa no puede autorizar exploraciones y explotaciones económicas en esa zona ni
en el Esequibo, por tratarse de una zona en reclamación territorial.

Pero el trato con la Exxon no es el único, aunque sí tal vez el más notable, pues
el gobierno guyanés ha otorgado con concesiones ilícitas a empresas de Estados
Unidos, China, Canadá, Australia, la India y Malasia. El diferendo territorial parece,
entonces, haber iniciado una cuenta regresiva que podría traer terribles consecuencias
para Venezuela, pues estaría consolidando la política de despojos de que ha sido
víctima a lo largo de su historia.
REFERENCIAS

Federico MARTENS: Rusia e Inglaterra en Asia Central Traducción y Estudio


Preliminar de Héctor Gros Espiell, Ediciones de la Academia Nacional de la Historia,
Presidencia de la República. Caracas 1981.

Hermann GONZÁLEZ OROPEZA S.J. / Manuel Donis Rios Historia de las fronteras
de Venezuela. Cuadernos Lagoven, Editado por el Departamento de Relaciones
Públicas de Lagoven S.A. Caracas 1989.

Pablo OJER: Robert H. SHOMBURGK. Explorador de Guayana y sus Líneas de


Frontera. Editado por la Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades
y Educación, Instituto de Estudios Hispanoamericanos. Caracas 1969.

Pablo OJER: Sumario histórico de la Guayana Esequiba Editado por Biblioteca


Corpozulia, Universidad Católica del Táchira y el Fondo Editorial del Estado Táchira,
Colección Sumario. Maracaibo y San Cristóbal 1982.

Pompeyo TORREALBA .R Coronel (Ej,): A un siglo del despojo/ Esequibo la Historia


de Una Reclamación, Enciclopedia del Esequibo, Torre-Alba Editores C.A.
Caracas 2003.

Rafael Armando ROJAS: Venezuela limita al este con el Esequibo Informes


Especiales de la Carta de Venezuela Oficina Central de Información (OCI). Septiembre
1965.
Los liberales amarillos en la caricatura venezolana. Publicaciones del Instituto
Autónomo Biblioteca Nacional y Fundación para el Rescate Del Acervo Documental
venezolano. Caracas 1981

La reclamación venezolana sobre la Guayana Esequiba. Varios Autores, Serie


Eventos, Ciclo de Conferencias Academia Nacional de la Historia y Academia de
Ciencias Políticas y Sociales, Segunda Impresión Caracas 2009.

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