Este documento narra la historia de Pepe el mono y Estrellita Arcoíris, quienes se aburren en el aula vacía hasta que encuentran un gran libro de cuentos. Al abrirlo, una pequeña mancha de tinta llamada Tinta cobra vida y les invita a visitar los cuentos, donde descubren que los personajes han evolucionado desde sus historias originales. Pepe, Estrellita y Tinta visitan los cuentos de Blancanieves, Caperucita Roja, Los tres cerditos y Pinocho, aprendiendo sobre sus nuevas
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Este documento narra la historia de Pepe el mono y Estrellita Arcoíris, quienes se aburren en el aula vacía hasta que encuentran un gran libro de cuentos. Al abrirlo, una pequeña mancha de tinta llamada Tinta cobra vida y les invita a visitar los cuentos, donde descubren que los personajes han evolucionado desde sus historias originales. Pepe, Estrellita y Tinta visitan los cuentos de Blancanieves, Caperucita Roja, Los tres cerditos y Pinocho, aprendiendo sobre sus nuevas
Este documento narra la historia de Pepe el mono y Estrellita Arcoíris, quienes se aburren en el aula vacía hasta que encuentran un gran libro de cuentos. Al abrirlo, una pequeña mancha de tinta llamada Tinta cobra vida y les invita a visitar los cuentos, donde descubren que los personajes han evolucionado desde sus historias originales. Pepe, Estrellita y Tinta visitan los cuentos de Blancanieves, Caperucita Roja, Los tres cerditos y Pinocho, aprendiendo sobre sus nuevas
Este documento narra la historia de Pepe el mono y Estrellita Arcoíris, quienes se aburren en el aula vacía hasta que encuentran un gran libro de cuentos. Al abrirlo, una pequeña mancha de tinta llamada Tinta cobra vida y les invita a visitar los cuentos, donde descubren que los personajes han evolucionado desde sus historias originales. Pepe, Estrellita y Tinta visitan los cuentos de Blancanieves, Caperucita Roja, Los tres cerditos y Pinocho, aprendiendo sobre sus nuevas
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TINTA Y LA MAGIA DE LOS CUENTOS
Aquella tarde estaba siendo especialmente aburrida para
nuestro querido e inquieto mono Pepe, el aula tenía un aspecto muy distinto sin todos los niños de clase cumpliendo con las rutinas diarias, la asamblea estaba muy silenciosa, los rincones perfectamente ordenados, las sillas encajadas en sus correspondientes mesas y la pizarra extrañaba las manchas de tiza en su interior. Estrellita Arcoíris, como solía hacer de costumbre, no quitaba ojo a Pepe, siempre había sido su mejor amigo , y le conocía muy muy bien, así que , antes de que el aburrimiento le llevara a cometer alguna travesura, decidió intervenir. -“Pepe ¿te apetece leer un cuento?”-preguntó la estrella. -“¿leer un cuento dices? Mejor no, yo no sé leer demasiado bien y no me parece que sea algo divertido, total, ya me sé de memoria todos los cuentos que tenemos en clase”- refunfuñó el monito. -“No seas protestón Pepe, así nunca vas a aprender, a leer sólo se aprende leyendo y cuando lo consigas podrás vivir muchas y variopintas aventuras, ya verás, te vas a divertir muchísimo.”- exclamó con entusiasmo Arcoíris. -“Bueno, vale, no insistas más, vamos a buscar algo para leer, pero yo lo elijo eh!”- -“A ver , a ver, este no, este tampoco, este no me gusta, qué rollo parece este…”-iba murmurando entre dientes, a la vez que lanzaba por los aires, uno tras otro, todos los libros que cogía de la estantería. Había tirado ya tantos ejemplares que , en medio del aula, se apilaban a modo de montaña esperando ser escalada. El último libro de la librería era enorme, unas robustas e impactantes tapas escondían un secreto que, hasta ahora, había pasado desapercibido. A pesar de que, en un primer instante, nuestro peludo amigo se había sentido algo intrigado, decidió enviarlo a la cumbre como había hecho con todos los demás. Ayudándose de su ágil cola, lo agarró con gran maestría a la vez que lo lanzaba por encima de su cabeza. -“¡Ay¡ Qué dolor!¿Quién ha sido el bruto que me ha dado ese golpetazo?- dijo quejándose una pequeña mancha de tinta, que había salido disparada, desde una de las páginas del accidentado libro. Extrañados y sin poder pronunciar palabra alguna, Arcoíris y Pepe se giraron hacia la enorme montaña buscando con la mirada a ver de dónde salía esa peculiar voz. -“Sí si, ahora no os hagáis los sorprendidos”- exclamó Tinta-“¿Acaso no sabéis que a los libros hay que tratarlos bien? Les duelen mucho los golpes, como al que más, y cada vez que una de sus paginas se rompe…..uy, uy…mejor no, mejor no quiero ni pensarlo” -“Perdón”- se disculparon titubeantes nuestros personajes-“No queríamos causar ningún daño”-dijo Pepe mientras cambiaba su rostro de preocupación por una gran expresión de curiosidad. -“De acuerdo, os perdono, pero que no se vuelva a repetir ehhh”- pronunció con autoridad el manchurrón negro. –“Yo me llamo Tinta, vivo en las letras, las palabras y las frases. También me divierte formar parte de las imágenes que ilustran las páginas, e incluso, cuando más inspirada me siento, soy capaz de crear verdaderas obras de arte junto a mis amigos acuarela, óleo y carboncillo. Encantada de conoceros” La estrella y el mono no salían de su asombro ¡una mancha de tinta estaba hablando con ellos! Habían escuchado alguna vez decir a los adultos que las historias de los libros cobraban vida en nuestra imaginación, pero esto, esto no se lo hubieran imaginado nunca. Tinta, hablaba sin parar, conocía tantas y tantas anécdotas de todos los personajes de los relatos, que era apasionante escucharla. Mientras la observaban atónitos y emocionados, no se dieron cuenta de que , casi por arte de magia, aquella fastuosa y enorme obra , abanderando la montaña creada por Pepe , comenzaba a agitarse impaciente. -“Pequeña Tinta, ese libro se está moviendo”- murmuró Estrellita- Y así era, el manuscrito se estaba volviendo impaciente, sin tan siquiera sospecharlo, Pepe había tirado un ejemplar muy especial, aquel volumen contenía una selección de cuentos populares, cuyas historias continuaban al cerrar el libro, los personajes de nuestras fábulas favoritas , una vez que nadie les observaba, seguían con sus vidas mostrándose tal y como eran en realidad. ¿O acaso pensabais que Blancanieves no tenía otra cosa que hacer que quedarse escondida en casa? ¿o qué la abuelita era una anciana indefensa? Quizás así había sido en un principio, pero después de tanto abrir y cerrar el libro de cuentos, después de haberlos leído una y otra vez, estos habían evolucionado de forma sorprendente. El libro no paraba de agitarse impaciente, necesitaba que Tinta regresará a sus páginas, de no hacerlo pronto, los cuentos se quedarían estancados sin poder avanzar. -“He de darme prisa, debo volver pronto a mis cuentos ¿os apetecería acompañarme un ratito?”- preguntó nuestra negruzca amiga. -“Sí, si, si”-aplaudieron muy contentos. El pequeño manchurrón se ofreció encantada para hacer de guía turística, le entusiasmaba la idea de incluir a personajes nuevos dentro del texto. Seguro que Caperucita se sorprendería mucho al ver a un mono, ya que en el bosque donde vivía, nunca se había visto uno ¿y Pinocho? A Pinocho le apasionaban los misterios, conocer en vivo y en directo a una estrella de verdad ¡iba a ser alucinante!. Sin perder ni un instante , nuestros amigos cogieron el libro, lo colocaron encima de una de las mesas de la clase y abrieron las tapas, las páginas parecían ser cuadros de un museo, muchos dibujos e ilustraciones las adornaban. Tinta se acercó a saludar a Libro, disculpándose en nombre de Pepe por haberlo lanzado por los aires. Tras una breve conversación con disculpas incluidas, Tinta llamó en voz alta a nuestro primer personaje: - “BLANCANIEVES, Blancanieves!- exclamó- deja los negocios un momento y sal, quiero presentarte a unos nuevos amigos que he conocido”.- De un salto y sin hacerse de rogar, una guapísima y decidida Blancanieves surgió del libro al oír la llamada de Tinta. El cuento de Blancanieves relata la historia de una bella princesa a la que su malvada madrasta no quería ni ver y por ese motivo, se ve obligada a refugiarse en una casa, nada más y nada menos, que con siete enanitos, pero, lo que no nos han contado, es lo que sucede una vez que , terminado el cuento , Blancanieves se enfrenta a su destino. Para averiguarlo, Estrella Arcoíris, El mono Pepe , Tinta y Blanca, saltaron dentro de las páginas que contaban su historia, una historia que continuaba así: “Y Blanca, ante la inminente ruina de la explotación de diamantes…………” -“Pasa la página Tinta, pasa la página”- le rogó Estrellita de nuevo fuera del libro-“queremos visitar más cuentos”-suplicó. Ante tal insistencia, un apuesto lobo, nada feroz, surgió de otra de las páginas . Aquel lobo era, nada más y nada menos, que el de Caperucita Roja, una niña que tenía que adentrarse en el bosque para ir a visitar a su abuelita , ya que era mayor y estaba enferma. Pero después de que la anciana recuperara la salud y se fuera de viaje con las hadas mágicas de Cenicienta, Caperu se hizo muy amiga del lobo, y juntos recorrieron un nuevo camino: “una vez que el feroz lobo había aprendido a controlar su agresividad……..”
Pepe y Arcoíris no querían cambiar de cuento, tenían tanta
hambre que habían dejado la cocina del restaurante del lobo, a penas sin existencias. Pero llegaba la hora de recoger, y eso, eso ya no les apetecía tanto. De nuevo fuera del libro, tocaba el turno de saber qué había sucedido con Los tres cerditos, sí, sí, aquellos hermanos que construyeron tres casas, de paja, de madera y de ladrillo, pero que a causa de sus riñas, tuvieron que regresar de nuevo al hogar familiar, junto a su madre. El más pequeño de todos, el cerdito trabajador, salió en busca de nuestros protagonistas para llevarles dentro de nuevo y presentarle a sus hermanos y a su paciente madre: “Esta, harta ya de las peleas constantes de los tres hermanos………” Pepe y Arcoíris fueron a buscar a Perezoso a la tienda de campaña donde a penas había podido dormir nada durante el campamento de verano que acababa de terminar, así pudieron ayudar a el cerdito glotón, con la recolección de las manzanas y los tomates. Exhaustos por el trabajo, decidieron descansar un rato antes de que Pinocho viniera en su busca. Pinocho era un niño de madera al que su padre, Gepetto, quería con locura y juntos habían vivido muchísimas aventuras, pero una vez que Pinocho se hizo mayor, se independizó y no podrían ni imaginar a qué se dedicaba en la actualidad, para averiguarlo, tenían que entrar, nuevamente y por última vez, en el libro cerrado. Una vez dentro se quedaron atónitos al observar como : “Pinocho se había hecho mayor, había desarrollado un olfato……..” Nuestros amigos le acompañaron en varios de sus casos, y pudieron comprobar , en primera persona, sus grandes cualidades detectivescas , todos los habitantes de los cuentos podían estar tranquilos y seguros sabiendo que, el Capitán Pinocho, velaba por la seguridad de todos ellos. Sin darse cuenta, la tarde había pasado volando, tanto, que ya se había hecho de noche y era la hora de regresar casa, bueno, más bien de que cada uno regresase a su cuento. La pequeña mancha de Tinta , debía volver también al interior del libro, con las palabras y los dibujos, ya que aún, quedaban muchas páginas en blanco y no se iban a escribir solas. ¿Cuál sería la siguiente historia en escribirse? ¿Qué cuento visitarían la próxima vez? Muchas eran las preguntas que surgieron de esta aventura , pero gracias a Tinta y a el Libro de las fábulas sin acabar, las posibilidades eran tantas que a Pepe no le quedó más remedio que esforzarse en aprender a leer.