El Equipo Liturgico

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EL EQUIPO LITURGICO

El equipo litúrgico es, sin duda, una necesidad real y un medio muy eficaz para
preparar mejor nuestras celebraciones. Son muchas las parroquias y comunidades
que han dado el importante paso, de contar con un equipo de personas que se
reúnen, para reflexionar y preparar la Eucaristía dominical y otras celebraciones más
especiales.

En el Misal Romano se contempla la existencia del equipo litúrgico aunque sin


recibir nombre alguno: “La preparación efectiva de cada celebración litúrgica hágase
con ánimo concorde entre todos aquellos a quienes incumbe, tanto en lo que toca al
rito como al aspecto pastoral y musical, bajo la dirección del que está a cargo de la
iglesia (párroco), y oído también el parecer de los fieles en lo que a ellos directamente
atañe” (OGMR Nº 73).
Y en otra parte del Misal queda legítima la existencia de equipos litúrgicos. Dice: “La
eficacia de la celebración aumentará sin duda, si se saben elegir, dentro de lo que cabe, los
textos apropiados, lecciones, oraciones y cantos que mejor respondan a las necesidades y a
la preparación espiritual y modo de ser de quienes participan en el culto… El sacerdote, por
consiguiente, al preparar la Misa, mirará más bien al espíritu común de la asamblea que a
sus personales preferencias. Tenga además presente que una elección de este tipo
estará bien hacerla de común acuerdo con los que oficiarán con él y con los demás que
habrán de tomar parte en la celebración, sin excluir a los mismos fieles en la parte que a
ellos más directamente corresponde”. (OGMR Nº 313).

1.1 Muchos más que gente de buena


voluntad
Para formar el equipo litúrgico en una comunidad, es necesario contar con la
presencia del párroco como principal responsable y con personas que realmente
tengan capacidad, tiempo e interés para preparar mejor las celebraciones de su
comunidad. Ojalá esté integrado por aquellos que funcionan en la liturgia: lectores,
guitarristas, ministros de la comunión, animadores (monitores).

Además es posible incorporar gente de los distintos grupos de la parroquia, para que
también se sientan representados en la celebración. Quizás se pueda dar el caso que
la preparación de la Eucaristía dominical esté bajo la responsabilidad de los grupos
existentes en la comunidad. Un domingo le corresponde a uno, otro domingo a otro,
y así se van rotando. Claro está que todo esto supone la coordinación del equipo
litúrgico.

1.1 Un equipo organizado


La organización del equipo litúrgico va más allá de la mera preparación de la misa.
Es importantísimo que las personas que lo integran se vayan formando y
adquiriendo una mejor capacitación doctrinal, pastoral y técnica. Para ello el ideal
es que sus componentes hayan realizado algunos cursos de formación,
especialmente en lo que se refiere a la liturgia.

“Otro tema propuesto a la atención de la plenaria es la formación litúrgica, componente


fundamental de la preparación de los futuros presbíteros y de los diáconos, de los ministros
instituidos y de los religiosos; pero también una dimensión permanente de la catequesis para
todos los fieles. Es urgente que en las comunidades parroquiales, en las asociaciones y
movimientos eclesiales se aseguren itinerarios de formación adecuada para que la liturgia
se conozca mejor en la riqueza de su lenguaje y se viva plenamente. En la medida en que se
realice esto, se experimentarán efectos benéficos en la vida personal y comunitaria.” (Carta
de Juan Pablo II al prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina
de los Sacramentos. 3 de marzo de 2005).
“El fiel laico que es llamado para prestar una ayuda en las celebraciones litúrgicas debe
estar debidamente preparado y ser recomendable por su vida cristiana, fe, costumbres y su
fidelidad hacia el Magisterio de la Iglesia. Conviene que haya recibido la formación
litúrgica correspondiente a su edad, condición, género de vida y cultura religiosa. No se
elija a ninguno cuya designación pueda suscitar el sombro de los fieles.” (Redemptionis
Sacramentum Nº 46).
Este equipo litúrgico debe tener una presencia asegurada en el Consejo Pastoral de
la parroquia, ya que necesita estar abierto a los otros campos de la acción pastoral:
Catequesis Familiar, Pastoral Juvenil, Pre-matrimonial, etc. Además, ha de
participar activamente en la elaboración de los planes pastorales de la parroquia.

1.2 Algunos aspectos importantes que el


equipo litúrgico debe tener presente
Sea cual sea la composición de este equipo, vale la pena detenerse en algunos
criterios que permitan realizar un mejor servicio a la comunidad. Veamos:

1. DESEO DE COLABORACIÓN: El quipo ha de trabajar con un espíritu de colaboración


fraternal en el que cada persona tiene su responsabilidad de acuerdo a su vocación y sus
capacidades. La unidad del grupo es fundamental para llevar a cabo las tareas que se
proponen.
2. SER REPRESENTATIVO DE LA ASAMBLEA: Una de las tantas preocupaciones del
equipo litúrgico es hacer oír la voz de la asamblea, o mejor dicho, sus voces, ya que la
asamblea es diversa. Para esto es necesario conocer la realidad de las personas que asisten
a las celebraciones y estar atentos a sus inquietudes y sugerencias. Las personas que
integran el equipo litúrgico no son dueñas de las liturgias, muy por el contrario,
escuchan a la asamblea, cumpliendo así un servicio inestimable ante la comunidad.
3. DARLE CALIDAD A LAS CELEBRACIONES: Con el Concilio Vaticano II y la
reforma litúrgica, se han hecho importantes cambios en nuestras celebraciones,
especialmente en la Eucaristía. Muchos han sido aportes valiosísimos y han acercado la
liturgia a los fieles. Esto mismo ha hecho notar algunas deficiencias a la hora de llevar la
celebración a la práctica. Se nota, por ejemplo, poco espacio para el silencio, mucha
palabra, algunos signos que son difíciles de entender resultando poco significativos para
la comunidad, falta de profundidad en los momentos claves de la celebración, etc.
4. NO OLVIDAR QUE CADA CELEBRACIÓN ES DISTINTA: A la hora de comenzar
los preparativos de una celebración el equipo litúrgico debe tener presente que cada una
de ellas posee características diferentes de acuerdo al tipo de personas que asiste. En
muchas comunidades no es lo mismo una Eucaristía dominical a las 8 de la mañana, donde
la mayoría de los participantes son personas mayores, que una Misa a las 11 o 12 del día
con alta presencia juvenil. En el primer caso todo será más lento, pausado; en cambio con
gente joven el ritmo de la celebración será más vivo, con más signos y cantos festivos.
Se trata entonces de preocuparse por responder a los diversos estilos de gente, buscando
cantos más o menos vivos, mayores silencios, y algunos signos y gestos expresivos… lo
fundamental es ser siempre fiel a la asamblea, no imponerle cosas que le incomoden, por
ejemplo: hacerlos levantar las manos, hablar en las homilías, obligarlos a cantar cantos
muy rítmicos, etc. Tal vez esto sea bueno para algún tipo de asamblea, pero para otras se
habrá de usar otros recursos.
En síntesis, de lo que se trata es de tener sensibilidad litúrgica y de lograr una buena
sintonía con la asamblea.
5. TENER CREATIVIDAD: Es ineludible que después del Concilio Vaticano II, se ha
logrado una mayor creatividad en las celebraciones litúrgicas. El equipo litúrgico ha de
tener una especial sensibilidad para darle más creatividad a las celebraciones, que sean
más vivas y participadas, más interesantes y profundas y adaptadas a cada comunidad.
Ser creativos en la liturgia no significa necesariamente originalidad y cambio.
Muchos grupos que preparan la Eucaristía dominical se imaginan que la creatividad
es algo fuera de lo normal, novedoso, audaz. Extremando el ejemplo es pensar en
rezar el Padre Nuestro acostados o saldando o darse la Comunión unos a otros… No
es exacta esta perspectiva, como tampoco resulta que ser creativos consista en
cambiar los textos o el abrazo de la paz o la liturgia penitencial, aunque en algunos
casos resulte conveniente. El esfuerzo creativo estará en hacer que la Palabra de Dios
sea viva, ayudándose con algunas técnicas de lectura o algunos recursos pastorales
que veremos más adelante. Creatividad es darle vida a la celebración, potenciar cada
momento, es darle vida a los signos, y crear actitudes interiores en la asamblea. Estas
actitudes no se consiguen solo con lo que está escrito en los libros, pronunciando tan
cual lo que aparece. El equipo litúrgico ha de ir buscando la mejor manera de que la
asamblea pueda relacionarse con Dios y con los demás, ya sea en la entrada, en el
acto penitencial, las ofrendas, la comunión… Aquí no se trata de cumplir al pie de la
letra lo que dicen los libros litúrgicos, sino de darle vida. Se necesita expresar la
creatividad a través de lo que ya esta y también buscar otros recursos que hayan
significado una experiencia significativa en otras comunidades. La clave está en
ayudar a los fieles a sentir el paso del Señor por sus vidas.
Todos estos criterios han de servirnos para realizar celebraciones creativas, vivas y
auténticas.

1.3 Las tareas del equipo litúrgico


Sin duda que una de las principales tareas es la buena preparación de las
celebraciones que se hagan en la comunidad.

Si pensamos objetivamente, en muchas comunidades es bien poca la importancia y


el tiempo que se da a la preparación de las liturgias. Un profesor antes de sus clases,
se prepara, un cantante, un actor, u otra artista, antes de salir al escenario se prepara,
dedican muchas horas y despliegan un gran esfuerzo. Nosotros, si tenemos que dar
una prueba, nos preparamos, pero… ¿Qué pasa con nuestras Eucaristías? ¿Puede
resultar profunda y significativa si nadie la ha preparado?

El equipo litúrgico tiene que tomarse muy en serio esto de la preparación, ya que la
Eucaristía es el momento privilegiado en la vida de la comunidad cristiana. Para ello
es imprescindible tener cuanta lo siguiente:

1. CLARIDAD DEL OBJETIVO: En cada celebración lo más importante es “que se


celebra”, mientras que “el como” se puede variar y adaptar con cierta facilidad. En el
equipo habrá que reflexionar acerca de lo que queremos conseguir, cual es la finalidad de
la celebración y de cada uno de sus momentos. Buscar su sentido profundo, tomando en
cuenta el tema central de la fiesta o de las lecturas, así como los hechos o acontecimientos
que suceden en la sociedad o dentro de la misma comunidad.
2. ¿CÓMO CONSEGUIR LOS OBJETIVOS?: Esa es la pregunta que nos hacemos luego
de tener claro el objetivo de la celebración. Es fundamental tener una visión de conjunto
de la liturgia y el tipo de asamblea que va a participar. También habrá que ver en qué
condiciones se desarrollara la celebración en cuanto al espacio, la decoración, los cantos,
los signos, las palabras, los gestos. Lo importante es, a fin de cuentas, conseguir
celebraciones autenticas y significativas.
3. ¿CUÁL MOMENTO RESALTA MÁS?: Está clarísimo que la Eucaristía no podemos
entenderla como una repetición mecánica de ritos y palabras: es una estructura viva que
tiene su ritmo propio y una fuerza interior que va desde procesión de entrada hasta que el
equipo litúrgico se preocupe de ver a qué momentos le darán mayor énfasis en la
Eucaristía: ¿las lecturas? ¿el abrazo de paz? ¿las ofrendas? ¿la fracción del pan? ¿los
silencios? ¿el envió final?…Siempre será muy útil tener esto presente en la liturgia. Así
se dará más sentido y significación a cada momento.
4. EVALUAR: Tan importante como preparar cada celebración es la tarea de evaluar.
Lamentablemente, muchas veces, esto se descuida o simplemente se toma a la ligera. La
evaluación ayudará a enriquecer aun más cada liturgia y a darnos cuenta de la llegada que
tiene en los fieles. Es bueno analizar los momentos de la celebración, como estuvo la
procesión de entrada (¿se hizo?), el acto penitencial (¿fue un momento significativo para
la asamblea?), la fracción del pan (¿se noto?), la comunión (¿hubo mucho desorden?). la
actitud de la gente en la celebración, fue de entusiasmo, apatía, incomodidad.
También sería bueno consultar, de vez en cuando, a los fieles a la salida de la misa
acerca de los momentos de la celebración, lo que más les ayudo a vivir la Eucaristía,
lo que más les distrajo, etc.

Tampoco estaría mal llevar a la práctica esto de “hacer oír la voz de la asamblea”,
pidiendo a los fieles unas cuantas sugerencias.
1.4 Preparación concreta de la Eucaristía.
Una de las tareas que más realiza un equipo litúrgico es la preparación de la Misa
dominical. Para ello es imprescindible tener claro cuáles son los servicios que se
requieren y las personas que han de intervenir en los distintos momentos de la
celebración, para luego integrarlos a la coordinación y a la planificación. Estos
servicios son los siguientes:

 SERVICIO AL ALTAR: Son personas que entraran a realzar un servicio concreto y


especifico en el altar:
1. Diáconos
2. Acólitos instituidos
3. Ayudantes acólitos
4. Encargado de preparar los elementos que se van a usar antes de la celebración.
 SERVICIO LA PALABRA: Son personas que asumen un papel relacionado con la
proclamación de los textos, locuciones, introducciones, oraciones y otras lecturas que se
requieran:
1. Diáconos
2. Lectores
3. Salmistas
4. Animador (Monitor)
 SERVICIO DEL CANTO: Son personas que tiene directa relación con la elección y
ejecución de los cantos:
1. 1. Coro
2. 2. Salmista
3. 3. Instrumentales

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