Que - Es - El - Inconsciente - Juan Carlos Cosentino - 2009 PDF
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JCC
3. Este ejemplo del filósofo escéptico Sexto Empírico es citado por Émile
18 • Uno
Bréhier en su estudio sobre la filosofía estoica (É. Bréhier, La théorie des incor-
porels dans l’ancien stoïcisme, París, J. Vrin, 1987).
4. Ibid., p. 12.
El Uno y el Padre • 19
5. Ibid, p. 20.
6. Jacques Lacan, Psicoanálisis, Radiofonía & Televisión, Barcelona, Anagrama,
1980, p.19 (el subrayado es nuestro).
7. Ibid, pp. 18-19.
20 • Uno
Sigue Lacan,
“Dije que el significante representa un sujeto para otro sig-
nificante. ¿En el signo, de qué se trata? […] El signo no es
pues signo de algo, es signo de un efecto que es lo que se su-
pone como tal a partir del funcionamiento del significante.
Este efecto es lo que nos enseña Freud, el punto de partida
del discurso analítico, o sea del sujeto”.8
8. Jacques Lacan, El Seminario, libro 20, Aun, Buenos Aires, Paidós, 1981, pp.
63-64.
9. Henri Meschonnic, La poética como crítica del sentido, Buenos Aires, Mármol-
Izquierdo, 2007, pp. 47-48.
El Uno y el Padre • 23
Bibliografía
Marcelo Boeri, Los estoicos antiguos, Santiago de Chile, Ed. Universitaria, 2004.
Émile Bréhier, La théorie des incorporels dans l’ancien stoïcisme, París, J. Vrin, 1987.
Jean Brun, El estoicismo, Bs. As, Eudeba, 1977.
Jacques Lacan, “Conferencia en la Universidad de Yale”, 24 de noviembre de
1975, Scilicet 6/7, París, Seuil.
— “La dirección de la cura”, en Escritos 1, México, Siglo XXI, 1980, pp. 217-
275.
—“Observación sobre el informe de Daniel Lagache”, en Escritos 2, México,
Siglo XXI, 1980, pp. 269-306.
—Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión, Barcelona, Anagrama, 1980.
—Reseñas de enseñanza, Buenos Aires, Manantial, 1984.
—El Seminario, libro XXII, RSI (1974-75), inédito.
Henri Meschonnic, La poética como crítica del sentido, Buenos Aires, Mármol-
Izquierdo, 2007.
Problemas económicos
en el Psicoanálisis1
David Krapf
Aires, en agosto del 2009. Al consultar el motivo a “uno entre noventa” (ya
que el evaluador es anónimo), éste escribió: “El trabajo se inscribe dentro del
campo de la lógica, lo cual no excluiría su pertinencia en las jornadas de inves-
tigación que nos ocupan si no fuera porque su articulación con desarrollos
psicoanalíticos son extremadamente insuficientes y forzados”. Como el regla-
mento no contempla el derecho a réplica (por motivos de organización tem-
poral me ha contestado la Secretaria de Investigación) aprovecho esta ocasión
para informarle a ese “uno entre noventa” que lo “insuficiente” no tiene extre-
mos, simplemente es un límite. Y por lo “forzado” del argumento, considero a
este trabajo como suficiente para responderle. Esta respuesta no implica que
“pueda tener el tiempo” para leerlo o releerlo. Yo tampoco lo tendría.
2. Clarice Lispector, La manzana en la oscuridad, Madrid, Siruela, 2003.
3. Guillermo Martínez, Gustavo Piñeiro, Gödel para todos, Buenos Aires,
Emece, 2009.
4. Alan Sokal, Jean Bricmont, Imposturas intelectuales, Buenos Aires, Paidós,
1999.
5. Descarto para este desarrollo el supuesto uso “oportunista” de una crítica
a “J. Lacan”, y la tomo en un sentido positivo como una interrogación al pensar
propio del psicoanálisis. Para tener una aproximación al llamado affaire Sokal se
puede consultar:
http://www.psiconet.com/foros/psa-ciencia/eidelberg2.htm
http://antieleia.blogspot.com/2006/10/sokal-y-lacan.html
http://www.alpoma.net/tecob/?p=252
http://www.sauval.com/articulos/sokal3.htm
En estas páginas encontrarán una serie de trabajos y reacciones con dife-
rentes posiciones respecto a lo que desató Sokal. Lo interesante es que a pesar
de éstos, podemos decir que 10 años después el malestar reaparece en Gödel
para todos. Por otro lado existen otras críticas (K. Popper, G. Klimovsky, por
nombrar algunas) que no he tomado en cuenta, y que también merecerían una
atención. Para consultas acerca del tecnicismo específico del teorema de Gödel,
se puede consultar en http://www.godelparatodos.blogspot.com.
6. No nos corresponde a nosotros sino un único capítulo, el cuatro y espe-
cíficamente el §5, al que se refieren las imprudencias. Casi inevitable para
Problemas económicos en el psicoanálisis • 29
aquellos que proviniendo de las ciencias exactas (o no) intentan hacer un “ana-
logismo” inverso al que ellos mismos critican: esperar de todo pensamiento de-
finiciones axiomáticas tal como opera el suyo. En el campo de la epistemología
suele llamarse “positivismo lógico” aquel pensamiento que tomando a la “ver-
dad” de la estructura de la lógica, debe luego plasmarse en la “realidad” y así lo-
grar su verificación. El hecho, o mejor “lo visto” (incluso la demostración debe
ser vista), da la garantía suficiente a la verdad pretendida. Posición que tam-
poco es unánime en el ámbito de las ciencias. El psicoanálisis no puede encon-
trar un lugar en esta epistemología al proponer como su fundamento un “su-
jeto del inconsciente” que no tiene un referente en alguna realidad posible. Tanto
los actos, las conductas, como toda creación cultural, que sí son externas, son
expresiones mediatizadas por el lenguaje, de dicha subjetividad. Toda supuesta
“interioridad” no contiene ninguna “causa”, sino una parte de dicha subjetivi-
dad como representación. Afirmar la existencia del inconsciente no como causa
eficiente es quizás todo el problema teórico del psicoanálisis. Razón suficiente
para no estar comprendido (en sus dos acepciones) por aquella epistemología.
La idea de lo verdadero y lo demostrable en ciencias formales no es “análoga”
a la del psicoanálisis.
7. Es difícil precisar esta afirmación ya que no corresponde a un grupo en
particular de tal o cual escuela con cierta orientación lacaniana. Pero sí podemos
decir que son ámbitos en los cuales no es difícil encontrarse con desarrollos ma-
temáticos (fundamentalmente extraídos de la topología) como forma de escapar
de la máxima de Sokal: “un texto, cuanto más oscuro y hermético, más profundo es”.
8. Nació en Estagira, Macedonia en el 384 aC y murió en Calcis Eubea,
Grecia en el 322 aC. El Organon representa la primera sistematización del
pensamiento lógico, donde se establecen sus primeras leyes de composición.
Es condición para los desarrollos de Lacan el conocimiento de los silogismos
aristotélicos.
9. Nació en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, el 10 de septiem-
bre de 1839, y murió en Milford el 19 de abril de 1914. Tal vez lo más intere-
sante de Peirce aún no se conozca, ya que dejó 80.000 páginas sobre lógica no
30 • Uno
editados. Lacan ha tomado el llamado “círculo de Peirce” para efectuar una crí-
tica a Aristóteles, en el Seminario IX.
10. Nació en Omaha, Nebraska, Estados Unidos en 1940. Es filósofo y ló-
gico, actualmente profesor emérito de la Universidad de Princeton. Lacan ha
tomado fundamentalmente los desarrollos de lógica modal.
11. Nació en Pisa el 15 de febrero de 1564, y murió en Florencia el 8 de enero
de 1642. En su libro Il Saggiatore (1623), rico en reflexiones acerca de la natura-
leza de la ciencia y el método científico, contiene su famosa idea de que “el
Libro de la Naturaleza está escrito en lenguaje matemático”. Así le da Galileo a
las matemáticas el lugar desde donde la naturaleza se hace legible.
12. Nació el 31 de marzo de 1596 en La Haya (hoy Descartes), Turena, Francia
y murió el 11 de febrero de 1650 en Estocolmo, Suecia. En su libro Reglas para
la Dirección del Espíritu (1628), en la regla II dice “sólo la Aritmética y la Geometría
están libres de todo defecto de falsedad e incertidumbre” y un poco más ade-
lante “los que buscan el camino recto de la verdad no deben ocuparse de ningún
objeto sobre el que no puedan tener una certidumbre semejante a las demostra-
ciones de la Aritmética y de la Geometría”. Al igual que Galileo, Descartes en-
cuentra en el algoritmo matemático la fundamentación del “método” para el co-
nocimiento. En el mismo sentido M. Heidegger en la Pregunta por la Cosa co-
menta sobre este libro de Descartes: “Sólo quien haya pensado real y detenida-
mente este escrito, radicalmente parco, hasta en sus rincones más recónditos y
fríos, está en condiciones de tener una idea de lo que pasa en la ciencia mo-
derna”. No debemos olvidar que en geometría su nombre genera el espacio R3:
“coordenadas cartesianas”.
13. Nació el 25 de diciembre de 1642 (correspondiente al 4 de enero de
1643 del nuevo calendario) en Woolsthorpe, Lincolnshire, Inglaterra, y murió
el 31 de marzo de 1727 (calendario gregoriano). Su obra Philosophiae Naturalis
Principia Mathematica marca el comienzo de la ciencia tal como la conocemos
hoy en día. La obra comenzada por Galileo y Descartes se ve ahí plasmada, un
estudio de la naturaleza (de ahora en más Física) desde la formalización mate-
mática, su famosa expresión Hypotheses non fingo, da cuenta además que dichas
formalizaciones no son meras hipótesis o especulaciones.
Problemas económicos en el psicoanálisis • 31
17. Tomada en sentido amplio como ϕυσις (física) para los griegos.
18. Dejo para otro lugar la discusión acerca del uso de estas categorías
“acto” (en griego: εργον) y “potencia” (en griego: δυνατον) en Aristóteles.
19. La continuidad se relaciona con un concepto de las matemáticas: el de
compacidad. La idea sería si existen “todos” los elementos cuando decimos
“infinito en potencia” sin el hueco de alguno que no entró en la cuenta. Pero
como la cuenta se debe hacer sobre la “potencia”, entonces ¿cómo saberlo? Este
es uno de los problemas, que se llama “hipótesis del continuo”, a los que se ha
abocado las matemáticas desde fines del siglo XIX (varios problemas están
aquí implicados: axioma de elección, teoría de conjuntos de Zermelo-Fraenkel,
la prueba de consistencia de Gödel y su contraria por Paul Cohen en 1963).
Problemas económicos en el psicoanálisis • 33
20. Hesíodo, Parménides, Zenón de Elea, como para nombrar algunos de los
pensadores que se han encontrado con las dificultades que plantea el infinito.
21. En matemáticas las estructuras isomórficas (igual forma) son aquellas
que suponen una correspondencia biunívoca entre dos conjuntos, en la que a cada
elemento del primer conjunto corresponde, a lo sumo, uno del segundo, y a cada
elemento del segundo conjunto corresponde, a lo sumo, uno del primero. Esta
relación también se la llama biyectiva. Esto garantiza que las operaciones en un
conjunto se conservan en el otro. Vemos la distancia de este razonamiento con el
pensar en el campo filosófico en donde Hegel discute.
22. No debe pensarse por esta restricción que el campo matemático está
clausurado en su saber, lejos de eso. Existen infinidad de problemas no resuel-
tos, paradojas, conjeturas, etc. Pero estas indagaciones se efectúan siempre so-
bre relaciones estrictamente regladas, incluso si se llegara a alguna solución con
nuevas relaciones.
34 • Uno
23. Las llamadas “lógicas débiles” no excluyen los principios que más ade-
lante expongo, por ejemplo el de no contradicción. Entendemos por “lógica” a
aquella lista de enunciados que no establecen contradicción entre ellos. Una ló-
gica contradictoria no es absurda, simplemente no es lógica. Los intuicionistas,
Peirce, y Kripke, han tratado con lógicas débiles, incluso Kripke ha propuesto
identidades contingentes, o necesidades a posteriori, pero nunca la no contrac-
ción estuvo amenazada.
24. Del griego αναλογια, proporción, semejanza.
25. Algunas por cierto son muy desagradables, sobre todo en el campo de la po-
lítica.
26. Del griego μεταϕορα, traslación. Tropo que consiste en trasladar el
sentido recto de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tá-
cita; por ejemplo: “las perlas del rocío”, “la primavera de la vida”, “refrenar las
pasiones”. Hay que entender que la sustitución que se realiza en una metáfora
es fallida respecto a la analogía que pretende. La relación misma está ausente
en lo enunciado, permitiendo que lo tácito tenga “existencia”.
Problemas económicos en el psicoanálisis • 35
27. El supuesto que las “interdisciplinas” suman sus aportes, no siempre sería
cierto.
28. En griego αξιομα; puede leerse como “dignidad”, “honor”, “considera-
ción”. Al enunciar el axioma, éste toma el valor de aquello que pasará a ser su
función. El valor se confunde con la función, por no tener valor en sí mismo.
36 • Uno
32. Del griego δογμα: fundamento o punto capital de todo sistema, ciencia,
doctrina o religión.
33. La palabra “álgebra” viene del árabe al-Jabr: “reducción”. Lo algebraico
es una operación en donde la semántica se reduce a su mínima expresión, tal que
su sentido pase a ser único. Por ejemplo si digo que “Pedro es mayor que Juan”,
38 • Uno
37. Complejo proceso que va desde Homero a Aristóteles. Para seguir este
desarrollo recomiendo los trabajos de Jean-Pierre Vernant, especialmente: Los
orígenes del pensamiento griego, Buenos Aires, Paidós, 2005.
38. Para una mejor comprensión del concepto de estructura en ciencias for-
males, recomiendo la lectura de Marc Barbut, “Sobre el sentido de la palabra es-
tructura en matemáticas” (Problemas del Estructuralismo, México, Siglo XXI, 1978).
40 • Uno
39. Aristóteles se encuentra con este problema cuando tiene que definir el
concepto de “definición” (oροι). Ella debe contener “lo mismo” (το αυτο o
“idem” en latín) que trata de definir. Esta misma palabra (definición) es utili-
zada años más tarde por Euclides para sus “postulados”. El problema de la iden-
tidad ya estaba planteado en las obras de Platón.
40. Es habitual considerar este como el segundo principio. Pero no sería
imposible pensar siquiera en la contradicción, si no contáramos ya con el ter-
cer principio.
41. Los valores de verdadero y falso, “1” o “0”, sí y no, son parte de lo que
llamo estructura de valor minimal. Dicho de otra manera la diferencia binaria
es condición suficiente de toda estructura. Las lógicas trivalentes o superiores
no cambian esencialmente lo que plantea el principio, que en él los valores es-
tán ya “determinados”.
42. El principio es conocido por la formulación de Leibniz: “nihil est sine ra-
tione”. Heidegger le ha dedicado varios cursos y conferencias a este principio
(recogidos en Der Satz vom Grund, 1957). En ellos insiste en la diferencia entre
“ser” y “ente”, abriéndole otra lectura de la “ratio”, ya no como cálculo sino como
fundamento. Nuestro examen no sigue esos cursos, sino los propios de la lógica.
Que a diferencia de Heidegger, supongo que no únicamente “calcula”, sino que
también piensa. Sobre todo cuando se encuentra con problemas.
Problemas económicos en el psicoanálisis • 41
46. Por una vía análoga Russell encuentra estas paradojas en el intento de
Frege de fundamentar la aritmética.
47. El famoso tetragrámaton de la biblia.
44 • Uno
Nn Rn
N1 ➞ 0,3490125…
N2 ➞ 0,0857007…
N3 ➞ 0,1739431…
N4 ➞ 0,4145829…
N5 ➞ 0,2387901…
N6 ➞ 0,9374572…
N7 ➞ 0,5975430…
… ➞ …
N∞ ➞ R∞
Nn Rn Rcantor
N1 ➞ 0,3490125… 3+1=4
N2 ➞ 0,0857007… 8+1=9
N3 ➞ 0,1739431… 3+1=4
N4 ➞ 0,4145829… 5+1=6
N5 ➞ 0,2387901… 9+1=0
N6 ➞ 0,9374572… 7+1=8
N7 ➞ 0,5975430… 0+1=1
… ➞ …
N∞ ➞ R∞
52. Aquí también está involucrada la idea de progreso, porque la idea de po-
tencia supone el desarrollo en más que “alcanzará” en algún momento al “todo”.
53. Nota 19.
48 • Uno
Trabajar es razonable
65. Sería interesante, en otro lugar, discutir por qué el Alto Mando tiene
un mensaje escrito y el Emperador uno oral.
66. Sigmund Freud, “Lección XXXI: Disección de la personalidad psíquica”
(1931), en Obras Completas, Vol. VIII, Madrid, BN, 1974.
54 • Uno
67. Sigmund Freud, “El yo y el ello” (1923), en Obras Completas, vol. VII,
Madrid, BN, 1974.
68. No sería en vano recordar aquí que en el texto freudiano “Las Pulsiones
y destinos pulsionales” (1915) se suele omitir el primer renglón del famoso:
“pulsión como un concepto límite entre lo psíquico y lo somático”, que dice:
“desde el punto de vista biológico”. No sé el porqué de este pequeño olvido,
pero creo que deberíamos prestarle cierta atención a esa frase omitida.
Problemas económicos en el psicoanálisis • 55
Sigue:
Cuerpo hablante
Señalo que parece que esta vez se encontró con algo nuevo.
Cuenta que su padre nuevamente tomó una decisión que favo-
rece a su hermana menor, “no hay con quien hablar, no escu-
chan, decidí poner distancia pero me provoca mucho dolor, ¡¿no
se dan cuenta todos, que piden mucho?!”. Digo que tal vez es
tiempo de pensar qué otra cosa podría hacer con estos pedi-
dos. “Me dejo arrastrar, me da vergüenza decir basta”, concluye.
Vuelve de las vacaciones y cuenta que se va a cumplir un
año del nuevo tratamiento, “un año sin pasar por el quiró-
fano”. El marido estuvo muy mal, tuvo un infarto.
Bibliografía
Jacques Lacan, “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, en Intervenciones y
textos 2, Buenos Aires, Manantial, 1988.
—El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos
Aires, Paidós, 1986.
Françoise Samson, Pulsión y ficción, Buenos Aires, Mármol-Izquierdo, 2008.
Patrick Valas, “Un fetiche para los ignorantes: la psicosomática”, en Psicoanálisis
con Niños, hoy, 2, Buenos Aires, Imago Mundi, 2007.
2. Frase tomada de la intervención del Dr. Pierre Benoit en: Juan David
Nasio, Los gritos del cuerpo, Buenos Aires, Paidós, 1996, p.104.
76 • Cuerpo
Bibliografía
Pierre Benoit, Crónicas médicas de un psicoanalista, Bs. As, Nueva Visión, 1990.
Sigmund Freud, Correspondencia de Sigmund Freud, Carta a Fliess, 17 de mayo
de 1896, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997.
——24a conferencia, El estado neurótico común, AE, XVI.
——25a conferencia, La angustia, AE, XVI.
——26a conferencia, La teoría de la libido y el narcisismo, AE, XVI.
——Inhibición, síntoma y angustia, AE, XX.
——“Manuscrito G”, AE, I.
——Más allá del principio del placer, AE, XVIII.
——“Más allá del principio del placer”, en El giro de 1920, Buenos Aires, Imago
Mundi, 2003, pp. 9-69.
——Proyecto de una psicología para neurólogos, AE, I.
——Sobre la dinámica de la transferencia, AE, XII.
——El yo y el ello, AE, XIX.
——“El yo y el ello”, en El problema económico, Buenos Aires, Imago Mundi,
2005, pp. 11-67.
Jean Guir, Psicosomática y cáncer, Buenos Aires, Catálogos, 1984.
Jaques Lacan, El Seminario, libro 2, El yo en la teoría de Freud y en la técnica psi-
coanalítica, Buenos Aires, Paidós, 1988.
——El Seminario, libro 7, La ética del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1988.
——El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
Buenos Aires, Paidós, 1987.
——El Seminario, libro 5, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós,
1999.
Juan David Nasio, La voz y la interpretación, Bs. As, Nueva Visión, 1980.
——Los gritos del cuerpo, Buenos Aires, Paidós, 1996.
Patrick Valas, “Un fetiche para los ignorantes: la psicosomática”, en Psicoanálisis
con niños, hoy, 2, Buenos Aires, Imago Mundi, 2007, pp. 99-121.
El terror conformista:
un real entre hermanos
Jorge Dorado
los celos y poder hacer algo más con ellos que quedarse pá-
lido contemplando el espectáculo amargo de un hermano de
leche.4 Por ello es que Lacan considera a los celos infantiles
en la génesis de la sociabilidad y los toma como arquetipo de
los sentimientos sociales.
Pero, todavía dice un poco más; los sitúa como un factor
determinante para el conocimiento humano. Plantea que los
bebés de hasta 2 años encuentran en el semejante a un rival
y que entre ellos se ponen en juego reacciones, posturas,
gestos, que se manifiestan en términos de comunicación.
“Se bosqueja el reconocimiento de un rival, es decir de un
«otro» como objeto”.5
En esas etapas iniciales de la vida, la rivalidad con el se-
mejante es un modo de comunicación y quizá es uno de los
primeros conocimientos adquiridos por los seres humanos.
En este sentido puede decirse que lo que desconcierta a San
Agustín es que no se puede adquirir el lenguaje sin que an-
tes haya que pasar por los celos y la rivalidad. Es llamativo
que fuera un religioso, encima un santo, quien se percatara
de ello por primera vez en la historia. Si la rivalidad está en
los orígenes de la cultura, qué sentido tendrá andar poniendo
la otra mejilla.
Por otra parte, Lacan destaca que los celos representan
una identificación mental y no son la consecuencia de al-
guna rivalidad vital. La agresividad es secundaria a la “iden-
tificación mental” en la fratría.
4. Ver la cita que Lacan toma de las Confesiones de San Agustín (“toda-
vía no hablaba y no podía mirar sin palidecer el espectáculo amargo de su her-
mano de leche”).
5. Jacques Lacan, La familia, op. cit., pp. 30-31.
86 • Versiones
6. Ibid, p. 31.
El terror conformista: un real entre hermanos • 87
12. Sigmund Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, AE, XVIII, p 96.
13. Sigmund Freud, El tabú de la virginidad, AE, XI, p. 195.
92 • Versiones
16. Jacques Lacan, El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis, Buenos
Aires, Paidós, 1986, p. 121.
17. Sigmund Freud, El malestar en la cultura, AE, XXI, p. 112.
94 • Versiones
Introducción
1. Juan Carlos Cosentino, “La hendidura del Ich y una nota sobre el feti-
chismo”, trabajo presentado en las Jornadas “¿Qué es el inconsciente?”, 18 de
abril de 2009, Biblioteca Nacional, e incluido en este libro.
Las versiones del padre en Freud: de Edipo a Moisés • 97
2. Idem.
3. Esta pregunta que Freud se realiza en el historial del pequeño Hans es
retomada y trabajada por Juan Carlos Cosentino en Angustia, fobia, despertar,
Buenos Aires, Eudeba, 1998.
98 • Versiones
4. Sigmund Freud, Sobre las teorías sexuales infantiles, AE, IX, p. 193. En
este artículo, producto del análisis del pequeño Hans, se menciona por pri-
mera vez el “complejo de castración”.
5. Término introducido por Jacques Lacan en referencia a la horda primi-
tiva postulada por Freud en Tótem y tabú, en El Seminario, libro 4, La relación de
objeto, Buenos Aires, Paidós, 1996, p. 212.
100 • Versiones
Bibliografía
Juan Carlos Cosentino, Angustia, fobia, despertar, Buenos Aires, Eudeba, 1998.
——Lo siniestro en la clínica psicoanalítica, Buenos Aires, Imago Mundi, 2001.
Juan Carlos Cosentino, Carlos Escars y otros, El giro de 1920: más allá del prin-
cipio del placer, Buenos Aires, Imago Mundi, 2004.
——El problema económico: yo-ello-súper-yo-síntoma, Buenos Aires, Imago Mundi,
2005.
Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, AE, IV y V.
——Tótem y tabú, AE, XIII.
——“La represión”, en Trabajos sobre metapsicología, AE, XIV.
——“Lo inconsciente”, en Trabajos sobre metapsicología, AE, XIV.
——Más allá del principio del placer, AE, XVIII.
——El yo y el ello, AE, XIX.
——La organización genital infantil, AE, XIX.
——El sepultamiento del complejo de Edipo, AE, XIX.
——El problema económico del masoquismo, AE, XIX.
——32ª Conferencia, Angustia y vida pulsional, AE, XXII.
——Construcciones en el análisis, AE, XXII.
——Moisés y la religión monoteísta, AE, XXIII.
Sófocles, Edipo Rey, Antígona. Tragedias, Buenos Aires, Ciordia, 1971.
Versiones del vacío1
Cynthia Acuña
2. La imagen del Tubo (lo escribo con mayúsculas, para marcar algo del
orden del Mito) la tomé de la literatura. Ver Amélie Nothomb, Metafísica de los
tubos, Barcelona, Anagrama, 2001.
3. Sigmund Freud, Proyecto de psicología para neurólogos, AE, I, p. 340.
4. Destaco la idea de que puede haber una nada que no está vacía. Amélie
Nothomb, op. cit., p. 7.
Versiones del vacío • 107
5. Idem.
6. Amélie Nothomb, op. cit, pp. 14-15.
7. Veáse Sigmund Freud, Proyecto de psicología para neurólogos, AE, I, p. 341.
108 • Versiones
8. Sigmund Freud, Más allá del principio de placer, AE, XVIII, p. 54.
9. En China se designa la obra completa de un filósofo con el nombre de
dicho filósofo. Así, la obra de Lao Tze se conoce como Daodejing o Tao Te
King.
10. François Cheng, Vacío y plenitud. El lenguaje de la pintura china, Madrid,
Siruela, 2004, p. 68.
Versiones del vacío • 109
Shitao (1642-1707)
Título: «Les monts Jinting en automne»
Versiones del vacío • 111
Bibliografía
François Cheng, Vacío y plenitud. El lenguaje de la pintura china, Madrid, Siruela,
2005.
Sigmund Freud, 31a Conferencia, La descomposición de la personalidad psíquica,
AE, XXII.
——El yo y el ello, AE, XIX, pp. 2-66.
——“El yo y el ello”, en El problema económico, Buenos Aires, Imago Mundi,
2005, pp. 11-67.
——Proyecto de psicología para neurólogos, AE, I, pp. 323-463.
——Más allá del principio de placer, AE, XVIII.
Lao Tze, Tao Te Ching, Buenos Aires, Pluma y papel, 2004.
Amélie Nothomb, Metafísica de los tubos, Barcelona, Anagrama, 2001.
Massimo Recalcati, Clínica del vacío. Anorexias, dependencias, psicosis, Madrid,
Síntesis, 2003.
El arte y los sueños
Vanina Kalniker
A diferencia del sueño la obra de arte incluye la activi- Podemos pensar en las operaciones del trabajo del sueño
dad motora. De este modo puede encontrar un lugar efec- como operando en el arte, en el sentido en que muchas veces
tivo en la realidad. En el sueño, esta actividad se haya im- al artista le aparece como ajeno e incomprensible su trabajo.
pedida, por lo cual el contenido manifiesto del sueño ad- Freud toma el método de interpretación de los sueños de
quiere vividez alucinatoria. los profanos, que consiste en tratar al sueño como una escri-
El trabajo del sueño traspone el contendido latente en ma- tura cifrada. Lo esencial es que no se dirige a la totalidad del
nifiesto. Para eso se sirve de tres operaciones: la condensa- relato del sueño, sino a cada uno de los fragmentos por sí mis-
ción, el desplazamiento y, la tercera, la trasposición de pensa- mos. La clave será pedirle asociaciones al soñante, en rela-
mientos en imágenes. Aunque Freud aclara “retengamos que ción a los elementos del sueño. De la misma forma que se
no todo en los pensamientos oníricos experimenta esa traspo- trata al síntoma, y así podría suceder con la obra de arte.
sición; es mucho lo que conserva su forma y aparece también Según Fairbairn, ambos tienen como función suminis-
en el sueño como pensamiento o como saber...”.3 De todo trar algunos medios de expresión a los impulsos inconscien-
esto se desprende el carácter absurdo que encuentra el soñante tes, y de esta forma reducir la tensión psíquica.
a su sueño. Apareciendo ideas aisladas, inconexas. La elaboración del sueño permite llegar a un compromiso
La elaboración secundaria, como pieza del trabajo del sueño entre la satisfacción de los impulsos reprimidos y la necesi-
tiene la función de producir “algo como un todo más o menos dad de descanso. De esta manera las fantasías reprimidas son
entramado”.4 Será el contenido manifiesto, el texto del sueño, disfrazadas para escapar de la represión y expresarse aluci-
el que posibilite su interpretación. Se puede pensar el trabajo natoriamente en sueños.
del artista como análogo al trabajo del sueño en el sentido de La elaboración artística, al igual que el sueño, modifica
trasponer sus pensamientos latentes en imágenes. las fantasías reprimidas para que puedan eludir la vigilan-
Fairbairn en su libro Psicología del artista, sostiene: “toda cia del superyó, dando lugar tanto a la pulsión de vida como
creación artística involucra el descubrimiento y la perpetua- de muerte. Así, para Fairbairn:
ción de un objeto simbólicamente significativo...”.5 Aseme-
jando dicho carácter al sueño, en tanto pieza simbólica y sig- “dado que la principal fuente de tensión interior se en-
nificativa. cuentra en la presión de impulsos destructivos, y dado
que la actividad artística alivia esta tensión interna, es esen-
cialmente creadora, se justifica el concluir que el princi-
pio de restitución es el principio rector en arte”.6
3. Sigmund Freud, 11ª Conferencia. El trabajo del sueño, AE, XV, pp. 159-160.
4. Ibidem, p. 166.
5. William Fairbairn, La psicología del artista, Buenos Aires, Rodolfo Alonso
Editor, 1973, p. 71. 6. Ibidem, p. 82.
124 • Intervalo El arte y los sueños • 125
Ambos procesos son actividad del yo en tanto se modifi- En los sueños de angustia o sueños traumáticos, la función
can fantasías engendradas en los impulsos del ello en aten- del sueño falla. En 1920, al cambiar su teoría Freud dirá que
ción a las demandas del superyó. El artista en su obra repre- los sueños son un “intento” de realización de deseo. Estos
sentaría sus necesidades emocionales inconscientes. no hallan las representaciones para ligar la transferencia de
Con el espectador ocurre algo similar en tanto pueda excitación inconsciente del sueño.
actuar simbólicamente como un medio de satisfacción de Por último, luego de haber recorrido la teoría freudiana
sus necesidades emocionales inconscientes. La elaboración de los sueños y tomado como contrapunto a Fairbairn, (en
artística fracasaría cuando la censura del superyó es rigu- tanto seguidor de la teoría kleiniana), voy a referirme a la pos-
rosa de modo que la desfiguración es extrema y así la obra tura de Lacan.
queda privada de significación simbólica para el receptor. Una de las diferencias fundamentales de Lacan con Klein
O cuando hay un fracaso de la censura en tanto el superyó es en relación al concepto de sublimación. Ambos acuerdan
del artista es débil, los impulsos son expresados con un en que el vacío tiene una función central. Pero su función no
mínimo de artificio. El objeto no es suficientemente sim- es la misma. Para él procede de lo simbólico, como produc-
bólico como para sortear la censura del superyó, apare- ción significante; significante que crea la falta.
ciendo sin velo. La experiencia estética entonces depen- El vacío designa el lugar del significante de la castración,
derá de la resolución del funcionamiento de los impulsos del falo. “El falo designa un goce sexual radicalmente forcluido.”8
de vida y los de muerte. Entonces no se trataría de destruir o restaurar el objeto.
Con respecto al sueño, éste falla cuando se interrumpe su Lacan en El Seminario XIV dice en relación al artista:
función, la del dormir. Falla la realización de deseo como an-
helo (deseo preconciente, diurno). Este deseo necesita del de- “Parte de la falta, y con ayuda de ésta construye su obra, que
seo inconsciente para generarse, de él toma su fuerza. Es el es siempre la reproducción de esa falta. Esto implica en el in-
terior del acto una repetición”.9
que le va a transferir su fuerza pulsionante, que hace trabajar
a las huellas mnémicas.
Quedando de este modo la sublimación del lado de la cre-
Freud dice en relación al deseo inconsciente que:
ación. En diferenciación de la teoría kleiniana, la que hace re-
“[...] si ese intentado cumplimiento de deseo se agita en el ferencia a la reparación o restauración.
preconciente con tanta intensidad que éste ya no puede man-
tener su reposo, el sueño ha roto el compromiso [...] es in-
terrumpido y sustituido por el despertar pleno”.7 8. Juan Carlos Cosentino, Angustia, fobia, despertar, Buenos Aires, Eudeba,
1998, p. 9.
9. Jaques Lacan, El Seminario XIV, La lógica del fantasma, lección del 8 de
7. Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, AE, V, p. 571. marzo de 1967, inédito.
126 • Intervalo El arte y los sueños • 127
3. Ibid., p. 593.
4. Sigmund Freud, Apéndice B, Fragmento de la Carta 39, del 1 de enero de
1896, AE, I, p. 438 (ver nota 5).
Inconsciente estructural • 131
Bibliografía
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Juan Carlos Cosentino, Lo siniestro en la clínica psicoanalítica, Buenos Aires, Imago
Mundi, 2004.
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——El yo y el ello, AE, XIX.
——“El yo y el ello”, en El problema económico, Buenos Aires, Imago Mundi,
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——Escritos 2, México, Siglo XXI, 1966.
Michael Pepiatt, Francis Bacon. Anatomía de un enigma, Buenos Aires, Gedisa,
1999.
Torsiones de una mirada
Marcela Lombán
«Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras.
Los hombres en su emigración hacia oriente hallaron una llanura en
la región de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros:
“Ea, hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego”. Se sirvieron de los la-
drillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa. Luego
dijeron: “Ea, edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue
hasta el cielo. Hagámonos así famosos y no estemos más dispersos
sobre la faz de la Tierra”. Mas Yahvé descendió para ver la ciudad y
la torre que los hombres estaban levantando y dijo:“He aquí que to-
dos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo
este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo
todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo
confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con
los otros”. Así,Yahvé los dispersó de allí sobre toda la faz de la Tierra
y cesaron en la construcción de la ciudad. Por ello se la llamó Babel,
porque allí confundió Yahvé la lengua de todos los habitantes de la
Tierra y los dispersó por toda la superficie.»
Génesis. Cap.11
2. Ibid., p. 153.
Trauma y otredad • 165
1. La fotografía
2. Familiar / Unheimlich
3. Espejo
4. Lo hipernítido
5. Lo imposible
Bibliografía
Sigmund Freud, Construcciones en análisis, AE, XXIII.
——Lo ominoso, AE, XI.
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—— Jacques Lacan, El Seminario, libro XIX, ... ou pire (1971-1972), inédito.
——Roland Barthes, La cámara lucida, Barcelona, Paidós, 1980.
Complejo de hermanos
y saber inconsciente
M. Lucía Silveyra
7. Sigmund Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, AE, XVIII, p. 113.
184 • Saber
11. Idem.
Complejo de hermanos y saber inconsciente • 187
13. Sigmund Freud, Das Ich und das Es, borrador del capítulo 4, “El yo y el
superyó”, inédito. (El manuscrito del borrador, comparado con el correspon-
diente capítulo III de la versión impresa, ha sido establecido en alemán por
Susana Goldmann. A partir de la transcripción, junto con Juan Carlos Cosentino,
realizaron la traducción al castellano.)
Complejo de hermanos y saber inconsciente • 189
Bibliografía
Paul-Laurent Assoun, Fréres et Sœurs, Tome 1, París, Anthropos, 1998.
Jacques Lacan, Los complejos familiares, Buenos Aires, Homo Sapiens, 1977.
——El Seminario, libro 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, 1981.
Henri Wallon, Los orígenes del carácter en el niño, Buenos Aires, Nueva Visión,
1972.
¿Ex-siste el inconsciente?
Eduardo Vidal
4. Jacques Lacan, El Seminario, libro XXIV, L’insu que sait de l’une-bevue s’aile
à mourre (1976-77), lección del 16 de noviembre de 1976, inédito.
¿Ex-siste el inconsciente? • 197
1. En el original alemán (Das Ich und das Es) Freud diferencia el término
“auflassen” (dejar vacante, abierto, libre, disponible) del vocablo “aufgeben” (aban-
donar, resignar).
2. Sigmund Freud, “El yo y el ello” (capítulo V), en El problema económico,
Buenos Aires, Imago Mundi, 2005, p. 64 y 31ª conferencia. La descomposición de
200 • Saber
la personalidad psíquica, AE, XXII, pp. 71-72. La traducción del alemán remite
a Gesammelte Werke (GW), Frankfurt am Main, Fischer Verlag, 1999. Las
remisiones en castellano corresponden, salvo aclaración, a OC, Buenos Aires,
Amorrortu Editores (AE), 1978-85.
3. Futuro capítulo III del escrito publicado.
4. Sigmund Freud, El yo y el ello (capítulo III), AE, XIX, p. 32: “den
Objektidentifizierungen des Ichs”.
5. Sigmund Freud, 32ª conferencia, Angustia y vida pulsional, AE, XXII, p.
84: “Identifizierungen als Niederschläge aufgelassener Objektbeziehunen”.
6. Sigmund Freud, Das Ich und das Es (Entwurf [borrador], Kapitel 4, pp.
12-13), inédito. La temporalidad que inauguran las identificaciones de objeto,
como dejó asentado en el borrador del capítulo 4, es la de un “tiempo-ulte-
rior” (spätere Zeiten) que reescribe el comienzo que falta, designado como Vorzeit,
“tiempo anterior” o, aun, “antes-de-tiempo”. Los manuscritos del borrador y
de la copia en limpio de Das Ich und das Es, comparados con la versión impresa,
han sido establecidos en alemán por Susana Goldmann. A partir de esta trans-
cripción hemos realizado la traducción al castellano de los párrafos utilizados.
La hendidura del Ich y una nota sobre el fetichismo • 201
7. Sigmund Freud, Das Ich und das Es (Entwurf, Kapitel 4, p. 18), inédito.
8. Sigmund Freud, Das Ich und das Es (Reinschrift [copia en limpio], Kapitel
III, p. 15), inédito.
9. El párrafo (9’) del borrador tiene un decurso curioso. Una parte, la pri-
mera oración, ha pasado al parágrafo [9] de la copia y otra parte, la segunda
oración, a la nota que lo acompaña. A su vez, una tercera parte, constituida por
las dos frases siguientes, fue algo modificada y luego tachada, y una última parte,
formada por las dos últimas oraciones, se desplazó a un nuevo párrafo, el [16],
en el pasaje a la copia. Véase Comentario (I).
202 • Saber
15. Sigmund Freud, Lo ominoso (parte II), AE, XVII, p. 235, nota 10.
16. Sigmund Freud, “El yo y el ello” (capítulo I), en El problema econó-
mico, op. cit., p. 21.
204 • Saber
19. Sigmund Freud, Neurosis y psicosis, AE, XIX, p. 159: “Sin nuevas indaga-
ciones no puede darse una respuesta, pero su contenido debería ser, como el de
la represión, una sustracción [Abziehung] de la investidura enviada por el yo”.
20. En el Prólogo a la cuarta edición de los Tres ensayos, justamente, el aná-
206 • Saber
lisis de los llamados perversos como el análisis de los niños vuelve necesaria
para Freud la “extensión” del concepto de sexualidad. Y en el apartado Desviaciones
con respecto a la meta sexual encontramos, además de la nota anexada en 1920,
dos notas, una agregada en 1910 y otra en 1915, todas referidas al objeto feti-
che y al fetichismo (AE, VII, pp. 140-141).
21.Sigmund Freud, Tratamiento psíquico, AE, I, p. 128.
22. Sigmund Freud, Psicopatología de la vida cotidiana, op.cit., pp. 255-256.
23. Sigmund Freud, Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños,
AE, XIV, p. 231, n. 30.
La hendidura del Ich y una nota sobre el fetichismo • 207
24. Para Freud hay problemas topológicos en ese espacio euclidiano del di-
bujo del capítulo II de El yo y el ello. ¿Por qué vertical? Al contrario de lo que su-
cede allí, el capítulo II de La cuestión del análisis profano nos abre otra perspectiva
cuando le informa a su interlocutor acerca de la representación de la estructura
del aparato anímico, precisando a qué llama aparato psíquico y con qué está cons-
truido. Con la referencia a la extensión, al volumen, a la grandiosidad, a la oscu-
ridad y a la profundidad –como un sentido ficcionado– aparece en juego la impene-
trabilidad de este otro espacio, que no puede terminar de construir conceptual-
mente. De este modo, el ello es impenetrable en el espacio euclidiano. El sujeto
se enfrenta con esa profundidad cerrada que da lugar a algo que no se circuns-
cribe al espacio en que se produce: un punto fuera de la superficie del yo. Aquel
punto en el que el borde de la cuna, en el momento inaugural del fort, produce
una ruptura del espacio y lo vuelve heterogéneo. El ello, en la profundidad del
interior del esquema, pasando por los giros de la gramática, ajustado a una ló-
gica que se sostiene de sus aspiraciones singulares se vuelve afuera-ajeno-enemigo.
Véase J. C. Cosentino, “El Inconsciente no-todo reprimido”, en El problema eco-
nómico, Buenos Aires, Imago Mundi, 2005, pp. 37-52.
25. En el párrafo (8) del borrador dice: “Aún ahí, donde esta escarpadura
vertical (siguiendo una observación acertada del Dr. Frink) no llega tan lejos,
surge el tema de los conflictos entre las diferentes identificac[io]nes en las que
se disemina el yo, conflictos que no deberían denominarse neuróticos”. En el
mismo parágrafo de la copia en limpio, donde en el margen izquierdo aparece
la F (Fall, caso), leemos: “Pero incluso sin llegar tan lejos, surge el tema de los
conflictos entre las diferentes identificaciones en las que se disemina el yo, con-
flictos que en definitiva no pueden calificarse completamente de patológicos”
(Das Ich und das Es [borrador, capítulo 4, y copia en limpio, capítulo III, pá-
rrafo 8], p. 12 y p. 15, inédito.
208 • Saber
“el punto de vista que postula una escisión del yo en todas las
psicosis no tendría títulos para reclamar tanta consideración
si no demostrara su acierto en otros estados más semejantes
a las neurosis y, en definitiva, en las neurosis mismas”.32
Comentarios
(I) Reproducimos el párrafo (9’) del borrador cuya tercera parte [t↔t],
como anticipamos, fue modificada y luego tachada en la copia en lim-
pio. Sigmund Freud, Das Ich und das Es [Entwurf, Kapitel 4], pp. 12-13,
inédito: “Porque detrás del ideal del yo se esconde la primera y la más signifi-
cativa identificac[ión] del individuo: la identificación con el padre del «tiempo
anterior» personal [dem Vater der persönlichen Vorzeit]. Acaso sería más
prudente decir: con los padres, ya que padre y madre no se valoran como distin-
tos antes del conocimiento de la diferencia de los sexos —la falta de pene. X)
Esta primera identificación –para simplificar, digamos con el padre- no parece
ser el resultado ni desenlace de una investidura de objeto, sino una [identifica-
ción] directa e inmediata; es más temprana que cualquier investidura erótica
de objeto. Sin embargo, las dos in elecciones de objeto, que se refieren al padre y
a la madre, propias del primer período sexual, parecen tener desenlace, en un
2. Idem.
3. Véase Eduardo Romero, “Hacia el primer centenario del psicoanálisis en
la Argentina”(<http:/www.descartes.org.ar>), e-texts, Buenos Aires, Fundación
Descartes.
Nota introductoria • 219
JCC