Movimientos Estudiantiles y Juveniles
Movimientos Estudiantiles y Juveniles
Movimientos Estudiantiles y Juveniles
y juveniles
Roberto García Salgado de hoy y de antaño. La lucha común en fcpys-unam, en la ents-unam y en la
Angélica Montellano García contra de un sistema autoritario y represor, edpa a.c. Pertenece al sni nivel 1. Es
José Luis Chávez García la permanente búsqueda de causas y demandas miembro fundador de la Red Mexi-
Valeriano Ramírez Medina simultáneamente estructurales y de relevancia cana de Estudios de los Movimientos
Agustín Ávila Romero
Guadalupe Olivier Téllez
Sergio Tamayo
coyuntural, los movimientos juveniles como espacios
para la liberación personal y el aprendizaje político, las
variadas estrategias utilizadas por el poder para des-
en México: Sociales (rmems). Es autor del libro
Autonomía, cultura política y demo-
cracia en el movimiento zapatista,
activar, cooptar e intimidar a los movimientos y la falta de
Hugo Sánchez Gudiño
Luis E. Gómez Sánchez
Alma B. León Mejía
comprensión de las instituciones hegemónicas hacia las sensibi-
lidades y las necesidades de las nuevas generaciones, son algunas
de las temáticas claves abordadas. El libro tiene la gran ventaja de
del M68 rmems, 2018; coordinó el libro Movi-
mientos sociales en México. Apuntes
teóricos y estudios de caso, uam-a/
a Ayotzinapa
Octavio Solís Trovamala evitar tanto la excesiva idealización como el injusto pesimismo con rmems /Conacyt/Colofón Ediciones
respecto a las características y los impactos de los movimientos estu- Académicas, México, 2016; autor del
diantiles en México. Los textos del volumen también movilizan una rica artículo “Poder y comunicación en
diversidad de metodologías y disciplinas interpretativas, incluyendo los movimientos sociales: una apro-
la sociología, la historia y la ciencia política, así como conmovedores Miguel Ángel Ramírez Zaragoza ximación desde el neozapatismo y el
testimonios de protagonistas directos del movimiento de 1968 #YoSoy132”, en Cuadernos America-
(M68). Después de haber culminado la lectura del presente (Coordinador) nos, Centro de Investigaciones sobre
volumen, el lector queda plenamente convencido de la gran América Latina y el Caribe-unam,
importancia y la fuerza viva del movimiento estudiantil
Nueva Época, No. 152, Año xxix, Vol.
en su conjunto, particularmente del M68 en el marco
2, abril-junio de 2015.
de sus cincuenta años. Los diferentes capítulos de
este texto revelan cómo los movimientos univer-
sitarios de 1986 y 1999, así como #YoSoy132
en 2012 y la movilización en apoyo a los
(Coordinador)
libre y democrático.”
John M. Ackerman
Movimientos
estudiantiles
y juveniles
en México:
del M68
a Ayotzinapa
Movimientos
estudiantiles
y juveniles
en México:
del M68
a Ayotzinapa
Miguel Ángel Ramírez Zaragoza
(Coordinador)
Ilustración
Ilustración dede portada:
portada: Diseño
Diseño yy Cuidado
cuidad editorial:
Editorial:
Alejandra Joselevitz1968-2018
Protesta estudiantil: Núñez (2018) Literatura
Literatura yyAlternativas
Alternativasen
Protesta estudiantil:
(técnica mixta), 1968-2018
Alejandra Joselevitz en Servicios
Servicios Editoriales
Editoriales S. C.s.c.
Melchor
Técnica mixta
Núñez, 2018. Melchor Ocampo
Ocampo 379, Col. 379,
Romero de
Fotografía: Yampa
Fotografía: Yampa Col. Romero
Terreros, de Terreros,
Delegación Coyoacán
Coyoacán, C.P.
c.p. 04310,
04310, Ciudad
Ciudad de México,
de México, 2018
2018.
isbn: 978-607-8529-31-5
ix Agradecimientos y dedicatoria
xiii Prólogo
La juventud y su lucha por la democracia
en México a cincuenta años del M68
John Ackerman
Testimonios
Agradecimientos y dedicatoria
Prólogo
La juventud y su lucha por la democracia
en México a cincuenta años del M68
John M. Ackerman1*
7 Por sólo citar los casos más sonados al cierre de la edición de este libro
podemos mencionar: –además del drástico caso de la desaparición de los
43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014, cuyo
caso es conocido mundialmente– los casos de la muerte de tres estu-
diantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México asesinados
con disparos de armas de fuego en abril del 2018; el caso del atentado
en una escuela de nivel medio superior en Tamaulipas que dejó a cinco
estudiantes gravemente heridos con una ametralladora también en
abril de 2018; el caso de los tres estudiantes de cine asesinados por el
crimen organizado en Jalisco a través de la siniestra forma de disolver
sus cuerpos en ácido, hechos ocurridos en el mismo mes de abril de 2018;
y el caso de la agresión de grupos de porros a estudiantes del Colegio
de Ciencias y Humanidades, plantel Azcapotzalco, de la unam que se
manifestaban pacíficamente en la torre de Rectoría en Ciudad Univer-
sitaria el 3 de septiembre de 2018, cabe señalar que las demandas de
los jóvenes incluían la exigencia del esclarecimiento del asesinado de la
alumna del cch-Oriente Miranda Mendoza que fue secuestrada el 20 de
agosto de 2018 y asesinada días después. De estos y otros tantos actos
de violencia que terminan en la agresión y muchas veces muerte de miles
de jóvenes se deduce para algunos autores que nos encontramos ante lo
que podemos llamar un “juvenicidio” (Valenzuela, 2015), aunados a los
casos preocupantes de feminicidio también en aumento. Al cierre de la
edición del libro se daba a conocer otra escalofriante e indignante noticia
“Las juventudes, las principales víctimas de la violencia de los últimos 2
sexenios. Sin oportunidades de estudio o de trabajo, quedaron a merced
de la delincuencia. En 10 años de ‘guerra’ contra el narcotráfico, murieron
por violencia 118 mil niños, adolescentes y jóvenes” (Camacho, 2018).
El M68 y su herencia en la movilización juvenil y estudiantil en México ⎖ 23
universal a los jóvenes bajo el lema “becarios sí, sicarios no” y que el
proyecto de morena también contemple un modelo educativo que
garantice educación a sus jóvenes en todos sus niveles, destacando la
propuesta de crear 100 universidades en todo el país.
En este escenario, reflexionar sobre la capacidad de organiza-
ción y movilización que han tenido los jóvenes –particularmente los
estudiantes, para defender sus derechos y los del pueblo– resulta
trascendental toda vez que los jóvenes han sido, son y seguirán siendo
un sector fundamental en el objetivo de construir una sociedad demo-
crática con igualdad y justicia social. Sin embargo, para no idealizar
a los estudiantes y a los jóvenes como actores políticos inherentes o
imprescindibles, a pesar de las experiencias históricas que los han
visto emerger con cierta presencia y/o protagonismo, debemos pre-
cisar que no todos los estudiantes son potencialmente activistas, de
la misma manera que un joven no necesita ser estudiante para tener
una participación política activa y consciente. No todos los jóvenes
y estudiantes tienen el ideal de cambio o son revolucionarios natos
como algunos pretenden, ni no todos deberían serlo como pregonan
quizá justificadamente otros, sin embargo, en momentos coyuntu-
rales ha sido evidente y oportuna la participación de los jóvenes y
de los estudiantes. Las expresiones políticas de los estudiantes y de
los jóvenes son extremadamente diversas e incluso contradictorias,
lo mismo que sus formas de abstencionismo o su alejamiento de la
política en general, o de los partidos políticos en particular, incluso de
los propios movimientos sociales. A pesar de ello, el ciclo de protesta
iniciado por el movimiento #YoSoy132 dio pie a la conformación de la
denominada “generación indignada” y “postzapatista” que permitió
valiosas experiencias de politización, organización y movilización
(Modonesi, 2017). En este sentido, siguiendo la investigación “Cultura
política de los jóvenes en México” que dio origen a la Encuesta Nacional
de Cultura Política de los Jóvenes podemos decir que actualmente
[…] hay un debate teórico sobre el papel de los jóvenes en la política
que ha cobrado renovada visibilidad en los últimos años porque
los jóvenes posmodernos (millennials) han demostrado no ser tan
individualistas y desafectos a la participación en organizaciones
colectivas como se había pensado; en varios movimientos sociales
recientes han logrado una considerable eficacia al organizarse para
protestar, por lo que en países de varios continentes han asumido un
El M68 y su herencia en la movilización juvenil y estudiantil en México ⎖ 25
país después del M68 –y hasta nuestros días– han sido víctimas de la
represión del Estado. Cabe señalar –a manera de ejemplos– los casos
de la irrupción de la Policía Federal Preventiva a las instalaciones
de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) en febrero
de 2000 para romper, de manera violenta, la huelga que habían sos-
tenido durante más de diez meses los estudiantes que se oponían
al aumento de cuotas, así como el caso de la violenta represión a la
manifestación –mayoritariamente estudiantil y juvenil– que se llevó
a cabo el 1 de diciembre de 2012 en protesta a la toma de posesión de
Enrique Peña Nieto. Ambas acciones tuvieron como objetivo central
la desmovilización de los estudiantes y de sus aliados en coyuntu-
ras donde, por ejemplo, en el caso del movimiento del cgh-unam de
1999-2000 el acercamiento del proceso electoral del año 2000 ponía
en riesgo las elecciones mismas, constituyendo además un problema
de carácter nacional que iba en detrimento de las aspiraciones del
candidato oficial –en este caso Francisco Labastida del pri– quien a
la postre perdería la elección presidencial frente al candidato del pan
Vicente Fox Quesada. En el caso de la represión del 2012 el mensaje
fue claro para los estudiantes y jóvenes que se habían organizado
en torno al movimiento #YoSoy132 en el sentido de que el triunfo
del pri significaría el regreso del sistema represivo que criminaliza
particularmente a los jóvenes. Cabe acotar que la expresión “regreso
del sistema represivo” debería acotarse al adjetivo “de cuño priista”
debido a que los doce años de alternancia política (2000-2012) donde
gobernó el Partido Acción Nacional (pan) también existió un gobierno
represor, de “cuño panista” que reprimió fuertemente a movimientos
sociales como el de los ejidatarios de San Salvador Atenco y el de la
Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (Cfr. Ramírez Zaragoza,
2016). Ese “sistema represivo de cuño priista” no sólo ha recrudecido
la violencia estatal contra los jóvenes, particularmente contra los
que se organizan y movilizan, sino que ha propiciado el aumento de
la violencia y la acción del crimen organizado cuyas repercusiones
recaen, muchas de las veces, sobre el sector juvenil de la sociedad.
El M68 y su herencia en la movilización juvenil y estudiantil en México ⎖ 35
11 Entre los ecos y resonancias del movimiento de Córdoba, del M68 y del
cgh 1999-2000 se encuentra una legítima aspiración democratizadora en
los tres y un impacto tanto en el sector estudiantil como en otros sectores
de la sociedad. Esos ecos y resonancias se escuchan fuertemente en el
2018 en el naciente movimiento estudiantil universitario.
El M68 y su herencia en la movilización juvenil y estudiantil en México ⎖ 41
dejar los que tenían que ver con los movimientos estudiantes y juveniles
para un segundo volumen, el mismo que ahora presentamos con gusto
a los lectores y que se enmarca en la conmemoración de los cincuenta
años del memorable movimiento estudiantil popular del año 1968.
El libro inicia con el capítulo “Apuntes teóricos y políticos sobre
movimientos estudiantiles” escrito por Marco Antonio Aranda Andra-
de, en él su autor discurre teóricamente sobre la importancia de los
movimientos estudiantiles para comprender la dinámica de cambio
que experimentan las sociedades a partir de la irrupción de estos
actores colectivos en sus deseos de democracia y justicia social. El
texto sirve de marco inicial de la obra para interpretar algunos de
los efectos positivos que la acción de los movimientos estudiantiles
genera en la sociedad. Para Aranda los movimientos estudiantiles
han sido históricamente esfuerzos colectivos de denuncia de formas
autoritarias de poder que “minan las exigencias democratizadoras
de la sociedad”. “La politización de una masa de jóvenes a lo largo de
décadas de movilización, el aprendizaje de la democracia como forma
organizativa, la solidaridad y el acompañamiento a otras luchas socia-
les, representan una serie más de logros que hacen del movimiento
estudiantil un actor fuerte en las luchas por la democracia, los derechos
y la posibilidad de vislumbrar mundos mejores, más justos y dignos,
afirma el autor” afirma el autor. Bajo estas premisas, el texto explora
algunos aspectos políticos, históricos y teóricos con el propósito de
legitimar a este actor colectivo en una era de creciente privatización y
precariedad que amenaza a amplias capas de la población con la muerte
social y física. En el texto se puede apreciar la manera en que el movi-
miento estudiantil y sus luchas han trascendido la esfera educativa
y laboral para situarse en el cuestionamiento a un sistema que reza
que no hay alternativa, mostrándonos salidas colectivas a alcanzar
mediante nuevas metas, visiones, valores, formas de organización,
solidaridad y acompañamiento que descansan en memorias y legados
que han sobrevivido a la represión y a los intentos de desaparición
provenientes desde el Estado y el mercado, acota Aranda.
El capítulo dos se titula “Jóvenes y movimientos sociales en
México. La conformación de un sujeto político” en el que Roberto
García Salgado, su autor, discute sobre el movimiento estudiantil
como sujeto autónomo moderno caracterizando a la juventud como
una perspectiva teórica al analizar al concepto de juventud como algo
46 ⎖ Miguel Ángel Ramírez Zaragoza
Bibliografía
La universidad empresa
y el papel de la universidad moderna
Cuesta decirlo pero, frente a gran parte de los discursos que circulan
tanto en las voces de la clase política como en las opiniones de las
empresas mediáticas que rezan que las protestas son hechas por
desadaptados, peligrosos anarquistas, retrógradas populistas o
inconscientes que afectan el derecho de terceros, debemos recordar
que los movimientos sociales –los estudiantiles incluidos– forman
parte integral del funcionamiento normal de las sociedades y son
expresiones legítimas, junto con otras, de procesos de transformación
social más amplios, por lo que su presencia política es del todo desea-
ble y convencional (Della Porta y Diani, 2006). Decimos esto dada la
relevancia que implica el legitimar a estos actores colectivos de cara
a los cambios de carácter empresarial que están siendo impulsados
en las universidades públicas de todo el mundo.
Hay una tendencia en las últimas décadas que busca convertir a
las universidades en empresas, gobernadas cada vez más bajo la lógica
de los rankings, instrumentos de la era neoliberal que determinan
qué facultades, programas, sistemas de becas, perfiles de egreso,
pedagogías, cuerpos docentes y visiones para resolver los problemas
más acuciantes de nuestro tiempo deben ser prioritarias (Brown,
2016). Es cada vez menos una sorpresa, acogida por cierta comodidad
o por el miedo a perder el empleo o el lugar en la matrícula, que los
criterios para decidir sobre el rumbo de la universidad se relacionen
con aquello que genera más rentabilidad, valor o sinergias con las
empresas. Existe, como dice González Casanova (2017), una visión
dogmática que homologa los intereses particulares de las empresas
con el interés general de la sociedad.
En efecto, el mantra que acosa a las universidades públicas de
esta época se expresa en los imperativos del autofinanciamiento y la
competencia, enarbolados en la lucha contra -se dice- el gigantismo
burocrático y la masividad en el acceso a estas instituciones, ataques que
identificó bien González Casanova (2017). Delegada la responsabilidad
de la productividad máxima, los gobiernos neoliberales se retiran del
financiamiento público a las universidades, orillando a que los ingresos
de éstas crezcan por dos vías: la del cobro de cuotas y la de la búsqueda
Apuntes teóricos y políticos sobre los movimientos estudiantiles ⎖ 63
Consideraciones históricas
y políticas de los movimientos estudiantiles
colectivas (Della Porta y Diani, 2006). En esta otra parte del campo
de estudios, las dimensiones organizacional y cultural de la acción
se entrecruzan para dar lugar a movimientos sociales que enfrentan
distintos dilemas que tienen que resolverse al interior de ellos, en
sus procesos organizacionales y de construcción normativa, como
fuera, en su confrontación con adversarios o en el tejido de alianzas
con otros actores (Jasper, 2014). En cierto sentido, esta visión meso
dialoga con la mirada microsocial encargada del estudio de circuns-
tancias grupales e individuales que se desenvuelven en la vida de los
movimientos (Aranda y Urbina, 2012).
Además del estudio de las dimensiones organizacional y cultu-
ral están otras miradas que buscan medir los efectos que generan
ciertos contextos sociales, políticos y culturales en las oportunidades
de “éxito” de los movimientos, así como las formas que toman (Della
Porta y Diani, 2006). La atención a los reacomodos o cambios insti-
tucionales se enfoca en las concurrencias coyunturales relacionadas
con los movimientos (Aranda y Urbina, 2012). Sea de forma aislada
o imbricada, el empleo de estas miradas implica poner atención en
tres momentos temporales que componen la vida de los movimientos
sociales: las precondiciones que anteceden a la acción colectiva o
las circunstancias de origen, eventos, instituciones o entornos que
anteceden a su emergencia; el punto de algidez, que incluye el curso
de la acción colectiva desde su desarrollo hasta su cenit; y la desem-
bocadura, referente a la institucionalización de ciertos elementos
del accionar colectivo o la disolución de los propios movimientos
(Aranda y Urbina, 2012). En este punto vale la pena realizar algunas
distinciones que preparen el terreno para definir lo que podemos
entender propiamente como un movimiento social. Es cierto que los
movimientos son un tipo de acciones particulares en el campo de lo
social. La acción colectiva refiere, de acuerdo con Della Porta y Dia-
ni (2006), a individuos que comparten recursos para buscar metas
colectivas. En esta búsqueda, existe un tipo contencioso en el que los
actores elaboran demandas e interactúan públicamente, de manera
recurrente, con adversarios y aliados. La dirección colectiva que estos
actores movilizados y organizados dan a sus demandas debe involucrar
a gobiernos o a otros actores que verían perjudicados sus intereses en
el caso que las demandas se consiguieran. Para que estas acciones se
conviertan en movimientos sociales, deben entonces necesariamente
76 ⎖ Marco Antonio Aranda Andrade
acción que las más de las veces han encontrado, en éstas, la represión
o desacreditación como respuesta. Si atendemos a las aportaciones
de Tilly y Wood (2010), notaremos que estos movimientos han hecho
manifestaciones públicas de valores (honestidad, solidaridad multi-
sectorial, pacifismo), unidad en la acción pública (pancartas, mantas,
escudos, cánticos y consignas universitarias), número importante
de manifestantes (contingentes, marchas, bloqueos) y compromiso
con la lucha (desafiar la presencia policial y militar, mostrar orgullo
de ser estudiante).
A manera de cierre podemos afirmar que la movilización y
organización estudiantil han alcanzado muchas veces la forma de
movimiento social. El movimiento estudiantil ha sido, entre otras
cosas, la respuesta a los cambios en el sistema capitalista tendientes
a la flexibilización y la precariedad, ha impactado en contextos polí-
ticos al frenar intentos de privatización y denunciar el autoritarismo
de los regímenes que se dicen democráticos, ha politizado a una
vasta cantidad de jóvenes, ha construido alianzas y solidaridad con
otros movimientos, ha sostenido demandas políticas, económicas y
culturales amplias, ha roto y negociado con autoridades estatales,
ha empujado frentes anticapitalistas como el representado por el
zapatismo chiapaneco, y ha mantenido afectos intersectoriales
que han refrescado las luchas en México, de manera particular. Si
bien podemos decir que el sector estudiantil ha sido víctima de la
tendencia sistémica a la reproducción de la división del trabajo y
a la diferenciación aspiracional que otorgan el capital cultural y la
nobleza que dan los títulos universitarios, cosas que Bourdieu clari-
ficó de manera bastante ilustrativa, sus movimientos también han
sido fundamentales en luchas liberadoras que subordinan o dejan
de lado estas preocupaciones en pos de alcanzar el reconocimiento
y la garantía de derechos. Las luchas por mundos mejores, más igua-
litarios y democráticos, opacan la desacreditación que han recibido
estos movimientos a lo largo de la historia reciente, incluso a aquella
que proviene de un sector académico que erróneamente tiende a ver
en estos actores amenazas, cuando en realidad representan peligros
para sus privilegios y posiciones de poder. Lo que estos movimientos
muestran es que la lucha por democratizar la universidad continúa
en ciernes y que es tan urgente hoy como lo fue en sus inicios.
78
Bibliografía
Introducción
El “halconazo” de 1971
que este gobierno es una basura sin serlo. Sobre todo tratando de
convencer a la sociedad ignorante. Estas organizaciones sindicales
quieren y buscan a toda costa, convertir a México en un gobierno
totalitario. Y se nota que esta vez no se darán por vencidos. Ya inven-
taron que esta desgracia es culpa del Gobierno Federal. Ya inventaron
que la Secretaría de Gobernación tampoco puede y que la pgr menos.
Estimados comemierdas:
Maldigo la hora en que se convirtieron en sindicato. Maldigo la hora
en que nacieron. Son unos asesinos. Odian a México. Ya para terminar,
les recuerdo que la violencia genera violencia. No se espanten si el
Gobierno federal reacciona.
Discursos de odio, más odio que ni el anarquista Bakunin le podría
tener a dios y al Estado. Justificando represión y desarticulando desde
lo discursivo la organización política ya la criminalización de todo
participante, atribuyéndole la crisis de inestabilidad que vive el país,
y despojando de una identidad política a las y los jóvenes participan-
tes en movimientos sociales, instaurándoles una identidad virtual
criminal. De la criminalización de la protesta a la criminalización
del cuerpo mismo, tomando en cuenta los actos y pensamientos del
joven en este caso, el principal enemigo público del Estado mexicano.
Ahora no solo las y los jóvenes simpatizantes tendrán que cargar
con la maquinaria encargada de desarticular el movimiento social,
sino que ahora cargar con el pecado de ser terroristas y anarquistas,
dicho sea de paso, apodo con un propósito político de desprestigiar el
movimiento social anarquista que hace más de un siglo resiste desde
sus acciones muy particulares a las redes del poder.
Si bien la Guerra Sucia, tenía tintes geopolíticos muy claros, era
así como se justificaba la intervención estatal represiva y violenta, en
complicidad con los medios de comunicación. Ahora con los actuales
medios de comunicación alternativos como lo es el internet y sus
derivados, resulta complicado que pase de lado una notica como los
43 normalistas desaparecidos. En tiempos de Miguel de la Madrid
nadie lo habría mentado, como lo fue con muchas y muchos jóvenes
organizados. Ahora los principales mecanismos son la deslegitimación,
desacreditación y la objetivación de un sujeto que históricamente
ha sido político, que día a día ha formado identidad. Identidad que
no se podría pensar sin la presencia de los distintos movimientos
sociales a lo largo de la historia. Como colofón a esta reflexión sobre
98 ⎖ Roberto García Salgado
Bibliografía
Introducción
estudio sobre la cultura cívica en cinco países, uno de ellos fue México,
los resultados de su investigación se publicaron en un texto llamado
The Civic Culture. De este estudio se desprendió una tipología sobre el
concepto de Cultura política, resultando tres tipos: a) el parroquial; b)
el súbdito y c) el participativo. México quedó clasificado en el segun-
do tipo, que se caracteriza por desarrollarse en un ambiente donde
predomina el control total o parcial de las instituciones.
El súbdito tiene conciencia de la existencia de una autoridad guber-
nativa especializada: está afectivamente orientado hacia ella (…)
Pero la relación con el sistema se da en un nivel general y respecto
al elemento administrativo (…) consiste, esencialmente, en una rela-
ción pasiva (…) Estamos hablando de nuevo de una orientación pura-
mente subjetiva que se dará de un modo preferente en una sociedad
donde no existe una estructura política diferenciada. La orientación
del súbdito en sistemas políticos que han desarrollado instituciones
democráticas será afectiva y normativa antes que cognitiva (Almond
y Verba, 2001: 184).
La cultura política súbdito, se caracteriza porque los ciudadanos están
conscientes del sistema político nacional, pero se consideran a sí mis-
mos subordinados del gobierno, más que participantes del proceso
político y por tanto sólo se involucran con las medidas y políticas del
gobierno y no con la formulación y estructuración de las decisiones y
de las políticas públicas. La organización fuera de las instituciones;
la demanda de diálogo con la autoridad; así como un trato de respeto
hacía las instituciones educativas, hacia los estudiantes y maestros
son ejemplo de un cambio en la forma de pensar la política entre los
estudiantes. Empiezan a promover una cultura política que buscaba un
cambio en la relación entre gobierno y población, la cual no debía estar
mediada por el miedo y la represión, sino por el respeto a las formas
organizativas de la sociedad y el diálogo entre autoridades y sociedad. La
incorporación del punto 7 al pliego petitorio hace referencia este punto,
que hace referencia a la exigencia de diálogo público. Los primeros seis
puntos estaban dirigidos contra la represión, no sólo contra las leyes y
sus instrumentos, como lo mencionamos arriba, sino también contra
los funcionarios represores y hablaban también sobre los efectos de la
represión. Algunos testimonios recopilados por Elena Poniatowska en
La noche de Tlatelolco (1970), nos hablan de un proceso de politización
de los estudiantes que participaron en el movimiento.
112 ⎖ Angélica Montellano García
Conclusiones
Bibliografía
Introducción
como lo hubiera hecho Luis XIV: “el estado soy yo”, en otras palabras,
la respuesta se apegó al mejor estilo del absolutismo europeo de los
siglos xvii y xviii. Por esto, el discurso oficial incluyó una retórica
intimidatoria, que pretendió aislar al adversario clave del resto de
la sociedad, es decir, a los estudiantes. Vale la pena recordar que la
responsabilidad del Estado mexicano, como una consecuencia directa
de su responsabilidad en la represión estudiantil, incluyó una amplia
gama de violaciones a las garantías constitucionales (habeas corpus):
espionaje, desapariciones, golpizas, presos políticos, asesinatos, etc.;
por ende, la vulneración al estado de derecho fue evidente; sin embar-
go, el gobierno en todo momento justificó la represión porque de esa
manera se garantizaba supuestamente el orden y la paz social en el
país, sin omitir su dudoso afán de defender la soberanía nacional de
intereses externos (Cuba, eua, Francia y urss); aunque, en realidad,
el gobierno estigmatizó la lucha social a través de un chovinismo
demencial. Por otra parte, la represión estudiantil fue silenciada por
los medios masivos de comunicación, que por cierto deben refrendar
periódicamente la concesión de los mismos frente al el Estado. Así,
la tónica en los medios –antes y después del 2 de 1968– fue linchar
pública y sistemáticamente a los estudiantes en particular y al movi-
miento social en general; pero la encomienda principal impuesta por
el gobierno a los medios fue que deslegitimaran a cualquier costo las
demandas del movimiento; conque éstos se convirtieron en una espe-
cie de gran corte de justicia, paralela a la oficial, ya que enjuiciaron a
los estudiantes, no les brindaron espacios para escuchar su voz y les
impusieron penas que los convertían en el principal enemigo público.
Además, el hecho de aislar a los jóvenes, deslegitimar sus deman-
das y convertirlos en culpables ipso facto, etc., tenía otro fin específico:
infundir miedo en la población para conservarla inmóvil, de ahí que
los jóvenes fueran tratados por los medios de comunicación masiva
como rebeldes sin causa, desadaptados o locos (Foucault, 2012), ya
que el propósito del gobierno era conservar el poder; por esto puso en
movimiento la estructura de incentivos corporativistas y clientelistas
para impedir que más sectores sociales se incorporaran al movimiento,
a través de sindicatos blancos y sus líderes charros, los cuales cerraron
filas con la clase política y presionaron a sus agremiados para que
no se solidarizaran con los estudiantes. Vale la pena destacar que el
Poder judicial en México (Tena, 1988), en la época referida, no brilló
134 ⎖ José Luis Chávez García
El ejército
La lucha contrainsurgente
parte del derecho que poseen las sociedades a soñar en nuevos mundos
posibles (Van Dijk, 1991). Consecuentemente, las reformas políticas y
electorales instrumentadas en el país promovieron la apertura de los
canales de participación y representación política; además, permitieron
la participación de más partidos, como fue el caso de la Ley Federal de
Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales (lofppe) de 1977,
la cual incorporó a los partidos políticos de oposición a la lucha por el
poder político, sobre todo a los ubicados en el espectro ideológico de
izquierda, que previo a la reforma permanecieron en la clandestinidad;
así, el gobierno mexicano optó por garantizarles representación legis-
lativa en la Cámara de Diputados a cambio de canalizar sus demandas
a través de las instituciones gubernamentales.
El contexto internacional
en la época contemporánea
Canadá, Alemania, India, Irán, Brasil, etc., que antes tenían un bajo
perfil y que ahora han diversificado los temas de la agenda mundial
(Requeijo, 2006; Brom, 2003). Por este motivo, los movimientos juve-
niles en el mundo son ubicados teóricamente dentro del marco de los
Nuevos Movimientos Sociales (MacAdam, 1999: pp. 21-46), los cuales
luchan en contra del neoliberalismo, para proteger el calentamiento
global, la diversidad sexual, la reivindicación de los pueblos indíge-
nas, defienden el derecho el acceso a la información y el uso de las
Tecnologías de la Información y Comunicación (tic), etc.; aunque, en
la agenda de los movimientos juveniles todavía persiste la lucha en
contra de los regímenes autocráticos y para favorecer el respeto a
los derechos humanos.
24 Para un análisis de los movimientos sociales en los gobiernos del pan puede
verse (Ramírez Zaragoza, 2016).
140 ⎖ José Luis Chávez García
Conclusiones
Bibliografía
31 Idem
160 ⎖ Valeriano Ramírez Medina
Bibliografía
Hemerografía
en una sola de sus fases y creer que ese es el tamaño de la luna para
siempre, teniendo en cuenta aún que cuando la luna es llena existe
una parte que no iluminan los rayos del sol. Con este trabajo inicial
se pretende hacer visible brevemente a través de una Epistemología
de la Visión (Santos, 2009) la diversidad de prácticas y experiencias
que envolvieron el movimiento estudiantil de 1999-2000 del Consejo
General de Huelga.
La luna creciente
Después de la presentación de la propuesta de modificaciones al
Reglamento General de Pagos de la unam comenzó a estructurarse
la respuesta estudiantil, la primera reunión se llevó acabo en el
salón 104 de la Facultad de Economía de la unam donde diferentes
El Consejo General de Huelga de la unam 1999-2000. La lucha estudiantil de las 13 lunas ⎖ 185
La luna en primavera
Cuadro 1
Marchas del cgh 1999-2000
Año 2000
Marcha 28 15 mil
del Casco de Santo Tomas al Zócalo de enero personas
Marcha por la libertad de los detenidos 4 20 mil
del Ángel de la Independencia al Zócalo de febrero personas
Marcha de estudiantes 6 15 mil
y padres de familia de febrero participantes
del Ángel de la Independencia
al Monumento a la Revolución
Marcha por la libertad 9 De 100 mil
de los presos del CGH de febrero a 120 mil
personas
Mitin 12 3 mil
afuera del Reclusorio Norte de febrero personas
Fuente:
Elaboración propia con base en Calendario cgh. Página informativa
Cuadro 2
Consultas del cgh
Por ello, cuando la huelga estalla los estudiantes tienen como refe-
rente las ideas de horizontalidad y mandar obedeciendo que habían
nacido de las dinámicas de las asambleas comunitarias indígenas de
Chiapas. En el mismo mes de marzo de 1999 cuando se aprobaron
las cuotas en la unam, una delegación de cinco mil zapatistas (dos
mil 500 hombres y dos mil 500 mujeres) salieron a visitar todos los
municipios del país para impulsar una consulta sobre los derechos de
los pueblos indígenas, parte de ellos visitaron varias de las escuelas
y facultades mostrando de forma palpable a miles de estudiantes
que existía otra forma de hacer política más allá de los caminos
tradicionales e innovando en los mecanismos de resistencia de los
movimientos sociales.
Cuando al Asamblea Estudiantil Universitaria (aeu) realizó su
primera consulta universitaria en la que participo el grueso de la
comunidad estudiantil de la unam, el ezln respondió el 16 de abril
con un comunicado de apoyo a nombre de la Sociedad de Exalumnos
Zapatudos de la unam (sexzu como afirmaba el texto) (ezln, Carta
16 de abril de 1999). Ya iniciada la huelga una amplia representación
de estudiantes acude al encuentro de balance sobre la consulta que
impulsaron los delegados zapatistas que salieron a recorrer el país.
En dicho encuentro del 7 al 9 de mayo de 1999, el entonces subcoman-
dante Marcos pide a los participantes del movimiento estudiantil que
le platiquen las perspectivas de la huelga universitaria. Ya en julio
convocó a los miembros del Frente Zapatista de Liberación Nacio-
nal (fzln) –que era la parte de la sociedad civil que llevaba a cabo
proyectos de organización y lucha social acordes a los postulados
zapatistas– para que actuarán conjuntamente con los estudiantes
de la unam y a los que formaban parte del cgh a que no lo hicieran
dispersos entre diferentes corrientes estudiantiles, sino apoyando
desde la base la lucha estudiantil. Ello va tener efectos diversos en
dinámicas de varias escuelas de la unam e indudablemente requiere
otro espacio para una reflexión más amplia. Lo relevante es que a
partir de Mayo diferentes estudiantes de la unam y de otras escue-
las construirán una relación mutua y respetuosa con el ezln. Como
resalta Marcela Meneses:
En el cgh resaltaban las constantes referencias al ezln expresadas
en los resolutivos de las asambleas estudiantiles, en los manifiestos
de apoyo a la lucha zapatista, y en los pronunciamientos en contra del
196 ⎖ Agustín Ávila Romero
La luna encarcelada
Bibliografía
#YoSoy132.
Ciclos de protesta en el marco
de las elecciones presidenciales de 201233
Introducción
33 Esta es una versión revisitada, a partir del enfoque de los ciclos de pro-
testa, del texto “Tensiones políticas en el proceso de movilización-desmo-
vilización. El movimiento #YoSoy132”, publicado en Iztapalapa, revista
de ciencias sociales, julio-diciembre 2015.
34 Profesora-Investigadora de Sociología Educativa de la Universidad Peda-
gógica Nacional, Ciudad de México; [email protected]
35 Profesor-Investigador del Área de Teoría de la Política, Departamento de
Sociología, Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco,
ciudad de México; blog: www.sergiotamayo.wordpress.com
212 ⎖ Guadalupe Olivier y Sergio Tamayo
Consideraciones finales
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248
Testimonios en Web
Documentales
Anexo
Tabla 1
Población con acceso a internet
2000-2010
Fuente:
Elaboración propia con datos de González F (2002: 24).
253
Tabla 2
Instituciones de educación superior participantes
en el movimiento #YoSoy132
Privadas
Institución Plantel
Universidad Iberoamericana
Instituto Tecnológico ·· Campus Ciudad de México
de Estudios Superiores ·· Campus Santa Fe
Monterrey ·· Campus Estado de México
·· Campus Nuevo León
Instituto Tecnológico
Autónomo de México
Universidad Anáhuac
Universidad La Salle
Universidad Panamericana
Universidad Intercontinental
Universidad del Valle de México
Universidad de ·· Campus Estado de México
Las Américas ·· Campus Puebla
Universidad del Claustro
de Sor Juana
Totales 16
254
Públicas
Institución Plantel
Universidad Autónoma
de la Ciudad de México
Instituto Nacional de Bellas Artes ·· Escuela Nacional
de Artesanías
Centro de Investigación
y Docencia Económicas
Benemérita Universidad de Puebla
Universidad Autónoma
de Ciudad Juárez
Universidad Autónoma de Guerrero
Universidad Autónoma de Sinaloa
Universidad Autónoma de Tamaulipas
Universidad Intercultural de Chiapas
Totales 37
Internacionales
Institución Plantel
Totales 3
Fuente:
Elaboración propia con datos de los documentos emitidos en las diversas
Asambleas Interuniversitarias.
256
Tabla 3
Instituciones de educación media superior
participantes en el movimiento #YoSoy132
Públicas
Institución Plantel
Totales 7
Privadas
Institución
Colegio Madrid
Totales 1
Fuente:
Elaboración propia con datos de los documentos emitidos en las diversas
Asambleas Interuniversitarias
257
El movimiento #YoSoy132
y la democratización de los medios:
¿rebeldes de starbucks o indignados aztecas
de la primavera mexicana?
Consideraciones finales:
¿Resurgirá otro #YoSoy132 en la elección presidencial
de 2018? o será ¿El regreso al café de la juventud perdida?
saltó de las redes sociales a las calles para enfrentarse con las
fuerzas del orden y con los cárteles del narco. El caso de los 43
Normalistas Desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero ilustra lo
anterior. (Poy Solano, 2013; Rojas, 2013; Muñoz, 2014
Al cumplirse cincuenta años del M68: Millenialls, Ninis, Blogueros,
Youtubers y los jóvenes de la Generación Z apuntan a un Movimiento
de lo efímero y lo banal. Generación Multimedia (utilizan los medios
y las tecnologías simultáneamente) cuya praxis mediática es inte-
gral (al mismo tiempo ven televisión, escuchan música, navegan
por internet, se comunican por celular y hacen activismo en favor
de una causa): forman parte de una batería más amplia de signos
y metáforas de lo etéreo, en un mundo de la modernidad líquida.
Los sólidos que han sido sometidos a la disolución y que se están
derritiendo en este momento, el momento de la modernidad fluida
son los vínculos entre Elecciones individuales y los proyectos y las
acciones colectivas, las estructuras de comunicación y coordina-
ción entre las políticas de vida individuales y las acciones políticas
colectivas (Bauman,2002:12)…la presteza para cambiar de tácticas
y estilos en un santiamén para abandonar compromisos y lealtades
sin arrepentimiento, y para ir en pos de las oportunidades según la
disponibilidad del momento, en vez de seguir las propias preferencias
consolidadas.(Bauman,2007:11).
Ante una sociedad bulímica que traga a sus jóvenes y luego los vomi-
ta (Reguillo, 2012:152).Las alternativas que se vislumbran trazan y
anticipan una Creciente Rebelión de los blogueros. Los Protagonistas
Juveniles hacen su propia autocrítica y enfilan hacia nuevas Batallas,
pero la que dieron los del #YoSoy132 por la Democratización de los
Medios es una herencia crítica que debe retomarse.
271
Bibliografía
Hemerografía
Páginas Web
Introducción
Movimientos estudiantiles,
movimientos sociales y movimientos populares
El movimiento estudiantil
del Consejo Estudiantil Universitario 1986-1987
El movimiento estudiantil-popular
del Consejo General Huelga 1999-2000
El movimiento #YoSoy132
Bibliografía
Luis E. Gómez2
todo presente tiene sus determinaciones, que las luchas y los obje-
tivos políticos de la conciencia social cambian y que el gran desafío
es no solamente tener los elementos analíticos para caracterizar el
presente, sino además ver las capacidades que se pueden generar
para trasformar la sociedad, yo pienso que el cambio social es una
tarea que no tiene fin y que exige mucha responsabilidad en todos y
cada uno de los que queremos que la sociedad pueda ser mejor, que
somos capaces de construir, un mundo diferente y con él un México
distinto. El M68 ya hizo su parte, les corresponde a las nuevas gene-
raciones hacer la suya.
345
Mi iniciación teórico-poética
El Casco de Sto. Tomás, una de las sedes del Politécnico, fue tomado
por el ejército, el 23 de septiembre. El gobierno tenía que hacer lim-
pieza, pues ya se aproximaban las Olimpiadas. La situación se volvió
crítica, ya no teníamos un espacio para organizarnos y realizar las
asambleas. La brigada en la que estaba trabajando empezó a operar
desde la casa de una de las compañeras, y así pasamos a una supuesta
clandestinidad. La compañera Claudia (obviamente es un seudónimo)
vivía con su madre y sus hermanos en un modesto departamento en
un cuarto piso de uno de tantos edificios donde se venden muebles,
en “La Lagunilla”. En nuestra brigada había compañeros de diferen-
tes escuelas: Prepa 1, Facultad de derecho, Arquitectura del Poli y
Chapingo. Acordamos medidas de seguridad, que no fuimos capaces
de seguir. Usábamos seudónimos, que la mayoría olvidaba utilizarlos
y nos desenmascarábamos cada vez que hablábamos por teléfono.
Mi detención
Epílogo
que también eran nuestros. Recuerdo entre otras: “Fidel, seguro, a los
yankis dales duro”, “Yankis go home”, “Cuba, que linda es Cuba, quien
la defiende la quiere más, que linda es Cuba”, “Un Fidel que vibra en
la montaña, un rubí, cinco franjas y una estrella, Cuba que linda es
Cuba”, “Presos políticos, libertad”.
Estábamos jubilosos, fraternos, combativos, a pesar de la amena-
za latente de ser reprimidos por el cuerpo de granaderos y la tenebrosa
Federal de Seguridad, lo mismo que el Servicio Secreto del Distrito
Federal (DF) y sus mazmorras en los separos del edificio de la Plaza
de Tlaxcoaque, hoy desaparecido. Sabíamos que los grupos porriles
financiados por Gobernación, el gobierno del departamento del DF, y la
inteligencia militar, estarían infiltrados para ser usados como grupos
de choque y así amedrentar, golpear y secuestrar a los militantes de
izquierda; sumado a esto los grupos de ultraderecha como el MURO
(Movimiento Universitario de Renovadora Orientación) que tenía su
origen en lo más conservador de la iglesia católica, estaban entrenados
para atacar como lo hicieron en varias ocasiones, incluso sin reparar
en denigrar a sacerdotes progresistas como lo hicieron con el obispo
Don Sergio Méndez Arceo, hombre digno, al lanzarle pintura roja en
el aeropuerto cuando regresaba de su viaje a Cuba.
Nuestro contingente esa tarde del 26 de julio, al llegar frente a
la torre Latinoamericana hizo un alto, para diferenciarnos de otro
contingente de la FNET (Federación Nacional de Estudiantes Técnicos)
que estaba en el Hemiciclo a Juárez y con el cual teníamos diferencias,
porque para nosotros representaban al igual que las FUSAS (Federa-
ción Universitaria de Sociedades de alumnos) en la UNAM; la burocracia
mediatizada que manejaba el Estado para mantener el control del
sector estudiantil e impedir su autonomía por la vía de la cooptación y
corrupción de los representantes de las sociedades de alumnos. Estas
estructuras tuvieron que ser rebasadas y derrotadas en la lucha, lo que
fue en múltiples momentos motivo de confrontaciones y agresiones
físicas. Así nacieron los comités de lucha del M68. Entre la tarde y la
noche de aquel 26 de julio, nos enteramos que unos estudiantes de las
vocacionales habían sido reprimidos en los alrededores del Zócalo, y
recuerdo claramente que en esos momentos nos pusimos al frente y
conminamos a los que estaban en el Hemiciclo a encadenar nuestros
brazos y arrancar hacia el Zócalo para darles apoyo a los reprimidos.
Así sellamos la unidad entre politécnicos y universitarios. Para mí ahí
¿Por qué el 2 de octubre de 1968 no se olvida? ⎖ 361
informar a los salones sobre lo que había ocurrido el día anterior y los
convocamos a una asamblea en el jardín de la Facultad. Nuestro com-
pañero Rendón empezó diciendo “¿Es que hemos perdido la capacidad
de indignación? Tenemos que seguir luchando y organizarnos ya”.
Algo de mucha fortaleza para el M68 fue haber superado las
diferencias provocadas por el Estado para impedir la unidad del sector
estudiantil e inhibir sus demandas en común, con el apoyo popular.
Los grupos porriles, que después se fueron convirtiendo en grupos
parapoliciacos o paramilitares, actuaron al verse rebasados por la
acción y organización de las masas; actuaron primero solapadamente
y más tarde con descaro. Eran y son instrumentos de sabotaje en las
asambleas, mítines y marchas; se replegaron en principio por el ascenso
y después se envalentonaron en el reflujo posterior al 2 de octubre,
fecha del genocidio en la Plaza de las Tres Culturas, en el corazón del
de Tlatelolco. Desde el día en que ejército y la policía ocuparon varias
escuelas y destruyeron la puerta barroca de la entrada principal de la
Preparatoria 1 de San Ildefonso, la ofensa estaba hecha, al violarse la
autonomía universitaria, lograda en 1929 también con un movimiento
estudiantil que tuvo líderes con gran visión política; para consolidar
la libertad de cátedra, piedra angular para la formación académica y la
conciencia crítica. Con celeridad se dieron más marchas de protestas
como la del 1° de agosto encabezada por el Rector Ing. Javier Barros
Sierra. La del 13 de agosto que fue imponente porque se enarbolaba
el “pliego petitorio” que planteaba esencialmente varias demandas
democráticas. Por su importancia lo cito a continuación:
1. Libertad a los presos políticos; 2. Destitución de los generales Luis
Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, jefe y subjefe Policía capitalina, así
como del teniente coronel Armando Frías, comandante de los grana-
deros; 3. Extinción del Cuerpo de Granaderos, instrumento directo de
la represión, y no creación de cuerpos semejantes; 4. Derogación de
los arts. 145 y145 bis del Código Penal Federal (que tipifican el delito
de Disolución Social), instrumentos jurídicos de la agresión a quien
manifieste puntos de vista políticos discrepantes de los oficiales; 5.
Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos víctimas de
la agresión desde el viernes 26 de julio; 6. Deslinde de responsabilidades
de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a
través de la policía, granaderos y ejército.
Los estudiantes más comprometidos tomamos las instalaciones y
¿Por qué el 2 de octubre de 1968 no se olvida? ⎖ 363