Ciudades y Comunidades Sostenibles Objetivo 11
Ciudades y Comunidades Sostenibles Objetivo 11
Ciudades y Comunidades Sostenibles Objetivo 11
Objetivo 11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros,
resilientes y sostenibles
Objetivo 11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros,
resilientes y sostenibles
11.1 De aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos
11.2 De aquí a 2030, proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles
y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del
transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de
vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad
Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible A/RES/70/1 25/40
11.4 Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo
11.5 De aquí a 2030, reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres,
incluidos los relacionados con el agua, y de personas afectadas por ellos, y reducir
considerablemente las pérdidas económicas directas provocadas por los desastres en comparación
con el producto interno bruto mundial, haciendo especial hincapié en la protección de los pobres y
11.6 De aquí a 2030, reducir el impacto ambiental negativo per capita de las ciudades, incluso
prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro
tipo
11.7 De aquí a 2030, proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros,
inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas
con discapacidad
11.a Apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas,
humanos que adoptan e implementan políticas y planes integrados para promover la inclusión, el
uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia
ante los desastres, y desarrollar y poner en práctica, en consonancia con el Marco de Sendai para la
Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, la gestión integral de los riesgos de desastre a todos
los niveles
11.c Proporcionar apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante asistencia financiera y
técnica, para que puedan construir edificios sostenibles y resilientes utilizando materiales locales
Ahora bien, son muchos los problemas que existen para mantener ciudades de manera que se sigan
creando empleos y prosperidad sin ejercer presión sobre la tierra y los recursos. Los problemas
comunes de las ciudades son la congestión, la falta de fondos para prestar servicios básicos, la
escasez de vivienda adecuada y el deterioro de la infraestructura.
Los problemas que enfrentan las ciudades se pueden vencer de manera que les permita seguir
prosperando y creciendo, y al mismo tiempo aprovechar mejor los recursos y reducir la
contaminación y la pobreza. El futuro que queremos incluye a ciudades de oportunidades, con
acceso a servicios básicos, energía, vivienda, transporte y más facilidades para todos.
Datos y cifras:
La mitad de la humanidad, 3,500 millones de personas, vive hoy día en las ciudades.
Para 2030, casi 60% de la población mundial vivirán en zonas urbanas.
Un 95% de la expansión urbana en los próximos decenios se producirá en el mundo en desarrollo.
828 millones de personas viven en barrios marginales y el número sigue aumentando.
Las ciudades del mundo ocupan apenas el 2% del planeta, pero representan entre 60 y 80% del
consumo de energía y 75% de las emisiones de carbono.
La rápida urbanización está ejerciendo presión sobre el abastecimiento de agua dulce, las aguas
residuales, los medios de vida y la salud pública.
Pero la densidad relativamente alta de las ciudades pueden lograr un aumento de la eficiencia y
la innovación tecnológica y al mismo tiempo reducir el consumo de recursos y de energía.
Metas del objetivo 11:
Para 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados,
seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales
Para 2030, proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y
sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del
transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación
vulnerable, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad
Para 2030, aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para una planificación
y gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los
países
Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo
Para 2030, reducir de forma significativa el número de muertes y de personas afectadas por los
desastres, incluidos los relacionados con el agua, y reducir sustancialmente las pérdidas
económicas directas vinculadas al producto interno bruto mundial causadas por los desastres,
haciendo especial hincapié en la protección de los pobres y las personas en situaciones
vulnerables
Para 2030, reducir el impacto ambiental negativo per capita de las ciudades, incluso prestando
especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo
Para 2030, proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos
y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con
discapacidad
Apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas,
periurbanas y rurales mediante el fortalecimiento de la planificación del desarrollo nacional y
regional
Para 2020, aumentar sustancialmente el número de ciudades y asentamientos humanos que
adoptan y ponen en marcha políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso
eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia
ante los desastres, y desarrollar y poner en práctica, en consonancia con el Marco de Sendai
para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, la gestión integral de los riesgos de
desastre a todos los niveles
Proporcionar apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante la asistencia financiera y
técnica, para que puedan construir edificios sostenibles y resilientes utilizando materiales locales
La implementación total de la Agenda 2030 será liderada por los Estados Miembros, pero
representa una situación de “ganancia-ganancia” para todos los actores involucrados, para
las generaciones de hoy y las que vendrán mañana.
Para hacer este compromiso una realidad, los Estados Miembros aprobaron 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas asociadas a ellos, que dan cuenta del alcance y la
ambición de este plan universal. Los ODS reflejan la complejidad del desarrollo, haciendo
énfasis en sus dimensiones sociales, económicas y ambientales; por ello, son integrados e
indivisibles – Avanzar en el cumplimiento de uno de ellos es virtualmente imposible sin
avanzar en todos los demás.
Por: Rosalía Gutiérrez Macalupú
CEO & Process Manager de Independiente DAS
Sin embargo, existe un gran reto que afrontar: la ciudad. La mayor parte de
edificaciones sostenibles que busca una certificación, debe considerar
dentro de su calificación al entorno, (esto se refiere a la conectividad,
cercanía de servicios e infraestructura), pues la importancia de lo que rodea
al edificio, es primordial en el desarrollo y uso del mismo, llegando a
multiplicar exponencialmente su efectividad para la reducción de su huella
de carbono y ahorro energético. Es por ello, que la ciudad juega un papel
protagónico en la construcción sostenible, más allá de las certificaciones,
para el habitante mismo.
Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y
sostenibles.
¿Por qué?
La mitad de la humanidad, esto es, unos 3.500 millones de personas, viven actualmente en
ciudades, y esta cifra seguirá en aumento. Dado que para la mayoría de personas el futuro será
urbano, las soluciones a algunos de los principales problemas a que se enfrentan los seres
humanos —la pobreza, el cambio climático, la asistencia sanitaria y la educación— deben
encontrarse en la vida de la ciudad.
¿Cuáles son los retos más urgentes a que se enfrentan actualmente las ciudades?
La desigualdad es motivo de gran preocupación. Hay 828 millones de personas que viven en
barrios marginales y esta cifra sigue aumentando. Los niveles de consumo de energía y de
contaminación en las zonas urbanas son también preocupantes. Aunque las ciudades ocupan solo
el 3% de la superficie terrestre, representan entre un 60% y un 80% del consumo de energía y el
75% de las emisiones de carbono. Muchas ciudades son también más vulnerables al cambio
climático y a los desastres naturales debido a su elevada concentración de personas y su
ubicación, por lo que reforzar la resiliencia urbana es crucial para evitar pérdidas humanas,
sociales y económicas.
Estos problemas afectan, en última instancia, a todos los ciudadanos. La desigualdad puede
provocar disturbios e inseguridad, la contaminación deteriora la salud de todos y afecta a la
productividad de los trabajadores y por tanto a la economía, y los desastres naturales pueden
alterar el estilo de vida general.
El costo de una deficiente planificación urbanística puede apreciarse en los enormes barrios
marginales, el intricado tráfico, las emisiones de gases de efecto invernadero y los extensos
suburbios de todo el mundo. Los barrios marginales son un lastre para el PIB y reducen la
esperanza de vida.
Al optar por actuar de manera sostenible decidimos construir ciudades donde todos los
ciudadanos disfruten de una digna calidad de vida y formar parte de la dinámica productiva de la
ciudad generando prosperidad compartida y estabilidad social sin perjudicar el medio ambiente
El costo es mínimo en comparación con los beneficios. Por ejemplo, la creación de una red de
transporte público funcional es costosa, pero los beneficios son enormes en términos de actividad
económica, calidad de la vida, medio ambiente y éxito general de una ciudad intercomunicada
Abogar por el tipo de ciudad que, a tu juicio, necesitas. • Desarrollar una visión de futuro para tu
edificio, calle y vecindario y actuar conforme a la misma. ¿Hay suficientes puestos de trabajo?
¿Tienes fácil acceso a asistencia sanitaria? ¿Pueden tus hijos ir andando a la escuela de forma
segura? ¿Puedes ir a dar un paseo por la noche con tu familia? ¿A qué distancia está el transporte
público más cercano? ¿Cómo es la calidad del aire? ¿Cómo son los espacios públicos? Cuanto
mejores sean las condiciones que crees en tu comunidad, mayor será el efecto sobre la calidad de
vida.
Para obtener más información sobre el Objetivo 11 y los demás Objetivos de Desarrollo
Sostenible, consúltese la web: http://www.un.org/ sustainabledevelopment/es/
En los próximos decenios, el 95% de la expansión urbana tendrá lugar en países en desarrollo.
ODS 11
El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza,
proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada
objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años.
Objetivo de Desarrollo Sostenible 11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros,
resilientes y sostenibles.
Kampala. Foto:
TYPSA/COWI
La dimensión del crecimiento urbano y de la proporción de la población que vive en ciudades en el siglo XX y en el futuro
inmediato está descrita suficientemente. Y es abrumadora: En 2015, cerca de 4000 millones de personas (el 54% de la
población mundial) vivía en ciudades y, según las proyecciones, ese número aumentará hasta aproximadamente 5000 millones
para 2030#(1). 1000 millones en 15 años; y en la Nueva Agenda Urbana, según las previsiones, la población urbana mundial
prácticamente se duplicará para 2050#(2).
La dimensión social y productiva de las sociedades contemporáneas se ha consolidado en lo urbano. A pesar de que la
tecnología y la digitalización nos unen y nos unifican, ofreciendo en gran parte de los territorios rurales el acceso homogéneo
a gran parte de la información disponible, la ciudad ha reforzado su papel central en la sociedad contemporánea. Las
ciudades acumulan la mejor y más competitiva posición organizativa, financiera y cultural; la organización de las ciudades
produce fuertes sinergias por la cercanía y aglomeración de conocimiento, por el contacto directo entre los grupos y personas
que ostentan un papel predominante.
La ciudad aglutina la población en núcleos cada vez más poblados, en situaciones homogéneas en todo el planeta, y en formas
que se extienden por el territorio; a la urbanización de los nodos de comunicación se ha unido la urbanización del litoral y las
ciudades se ordenan en modelos similares. Entre otros, los de crecimiento en baja densidad, en los que la contracción de los
sistemas de asentamiento humano conlleva, contradictoriamente, la expansión difusa por el territorio.
El volumen global de población (mundial, nacional o regional) se concentra, mientras que cada nodo dispersa su crecimiento
por un territorio difuso alrededor del centro. Y fuera de esos sistemas, ¿la nada?: “La capacidad de control de los sistemas
urbanos sobre ciertos flujos de materiales y energía, también de información, en cualquier parte del planeta permite que estos
se mantengan organizados a expensas de la explotación de otros ecosistemas, que se verán simplificados”#(3). De la colisión
entre la simplificación del espacio rural, profundamente afectado por las duras condiciones de los mercados globales, el cambio
climático, la explotación de recursos y la compleja pero esperanzadora visión de la vida en la ciudad, surge la migración
continua e imparable, en muchos casos el paso de una pobreza a otra.
Si los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible están encabezados por la urgencia y el ímpetu de finalizar con los
desequilibrios más graves, la pobreza, el hambre, la salud, los argumentos de otros objetivos están imbricados con nuestra
responsabilidad cercana. El ODS 11 relata y vincula situaciones opuestas del desarrollo de las más altas cotas de organización
civil: la cultura y la capacidad de resolver problemas colectivos, con la coexistencia de situaciones diversas en un mismo
espacio, la marginalidad, la ausencia de recursos y oportunidades, la desigualdad.
El Objetivo 11 es profundamente espacial. Si para Baltasar Gracián#(4) la arquitectura es el artificio que mide el espacio,
para Naciones Unidas la ciudad parece ser el sistema que mide la distancia entre los habitantes del planeta; habitantes que
dejan de estar mayoritaria e históricamente unidos al medio y las formas de vida rurales, para coexistir bajo un modelo
urbano. La dura vida de la ciudad de la revolución industrial europea se ha trasladado con nuevas condiciones a los países en
vías de desarrollo en el siglo XXI, y la escala del crecimiento es tan grande que se relaciona con el equilibrio de los sistemas
naturales.
Recortar las distancias, acotar las diferencias, tender las estructuras que vinculen el futuro de los vulnerables, parece ser el
primer objetivo de la lista.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, elaborada “en más de dos años de consultas públicas, interacción con la
sociedad civil y negociaciones entre los países” es un documento de pacto y diálogo político, un “compromiso común y
universal”#(5). Cada país enfrenta retos específicos, y se encuentra en un marco político distinto. La firma de acuerdos es
compleja, y de ahí la posible ambigüedad e indeterminación de algunos diagnósticos y propuestas; probablemente el propio
orden algo deslavazado de la redacción provenga del momento del acuerdo.
Las metas del ODS 11 se establecen para un universo de ciudades en situaciones diferentes; el orden de exposición de las
metas parece mantenerse ajeno a la gravedad comparada de las situaciones de vulnerabilidad. Fijando el acceso a la vivienda
como la primera meta, las demás se mueven entre la ordenación de los sistemas urbanos (servicios, transporte, patrimonio)
y la relación con el medio ambiente (sostenibilidad, cambio climático, desastres naturales).
Es llamativo que definiendo las ciudades como “hervideros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad, desarrollo social
y mucho más”, las metas no incluyan ideas sobre el desarrollo del soporte urbano para la educación, el intercambio de
conocimiento, el empleo y la producción, estableciendo sin embargo las acciones sobre el soporte y los servicios básicos, que
se entienden como el espacio de partida para el desarrollo integral. Ni siquiera una indicación sobre una estructura de pasos
sucesivos que aumenten la capacidad transformadora de la ciudad, una vez que se inicia la resolución de problemas básicos,
o que supongan el germen de los mismos.
ONU Habitat ha defendido la urbanización como actividad de mejora del entorno humano. Su Director Ejecutivo Joan Clos
hizo en esta misma revista#(6)una espléndida cita de Sófocles: “Hacer urbanismo es una capacidad humana, tal y como ya
lo advirtió Sófocles en el Coro de Antígona, cuando decía que ¨muchas cosas asombrosas existen pero ninguna más que el
ser humano (…) Se enseñó a sí mismo el lenguaje, el pensamiento alado, y la furia constructora de ciudades”.
La furia constructora de ciudades implica la ocupación del territorio, frecuentemente considerada una grave afección del
crecimiento, y sin embargo, la resolución de necesidades complejas y afanes colectivos.
El equilibrio entre las partes es una de las artes del urbanismo clásico, mientras que el reparto organizado de cargas y
beneficios lo fue del urbanismo moderno. La ciudad, su expansión y conservación, da forma al territorio y a la sociedad de
cada época, a su capacidad para resolver o incrementar los problemas de unas organizaciones imperfectas. Frecuentemente
la valoración del urbanismo reciente es negativa por los primeros herederos de la ciudad y sus nuevas técnicas de ordenación,
olvidando que la evolución no es el resultado de una planificación perfecta, sino la suma del deseo y la razón, del tiempo y el
azar.
Otras citas son posibles para entender el alcance de la utilización del término urbanización como sinónimo de organización
sostenible del proceso que da respuesta a las necesidades de crecimiento poblacional#(7) .
“He aquí las razones filológicas que me indujeron y decidieron a adoptar la palabra urbanización, no sólo para indicar cualquier
acto que tienda a agrupar la edificación y a regularizar su funcionamiento en el grupo ya formado, sino también el conjunto
de principios, doctrinas y reglas que deben aplicarse, para que la edificación y su agrupamiento, lejos de comprimir, desvirtuar
y corromper las facultades físicas, morales e intelectuales del hombre social, sirvan para fomentar su desarrollo y vigor y para
acrecentar el bienestar individual, cuya suma forma la felicidad pública.”
El ODS 11 se desarrolla en la Nueva Agenda Urbana, que señala bien los numerosos antecedentes a su formulación#(8). Una
versión más simplificada de los hitos está en la Plataforma de conocimiento sobre Desarrollo Sostenible#(9).
La Nueva Agenda Urbana supone un cambio, no solo por la profundidad del desarrollo, sino por lo que se puede considerar un
cambio de escenario: la urbanización pasa de ser un proceso con impactos negativos (“La rápida urbanización conlleva
enormes dificultades…”; “el número absoluto de residentes en zonas urbanas que viven en barrios marginales sigue
aumentando, en parte debido a la aceleración de la urbanización,…”) a tener un valor extraordinariamente positivo en la Nueva
Agenda Urbana (es necesario aprovechar las oportunidades que presenta la urbanización como motor de impulsor de un
crecimiento sostenido e inclusivo, el desarrollo social y cultural y la protección del medio ambiente, así como de sus posible
contribuciones al logro de un desarrollo transformador y sostenible#(10)).
Para entender el proceso de creación del Objetivo 11 y la Nueva Agenda Urbana tiene que ponerse en relación con el entorno
creado por otras instituciones internacionales, como los organismos multilaterales. Se trata no solo de las organizaciones que
han participado en la redacción de la Agenda 2030 y la Nueva Agenda Urbana, sino de los numerosos antecedentes de
organismos que están actuando en la creación y regeneración de la ciudad, con programas que se desarrollan en distintos
países y regiones.
Los programas del Banco Interamericano de Desarrollo o del Banco Asiático de Desarrollo, por ejemplo, forman un compendio
planificador de la rehabilitación urbana y la sostenibilidad de las ciudades que alimentan el planteamiento de las metas y la
Nueva Agenda Urbana. Sin estas experiencias en la planificación de ciudades, ONU-Habitat no podría haber planteado un
conjunto de medidas tan cercano al terreno, a la resolución real de conflictos en la ciudad.
PLANIFICACIÓN Y URBANIZACIÓN
Posiblemente la meta más novedosa, la que articula de forma activa el diagnóstico de la situación, el resto de las metas y la
que está protagonizando el desarrollo posterior del ODS 11 es la planificación.
• Situación 2017: Se necesita mejorar la planificación y la gestión urbanas para que los espacios urbanos del mundo sean
más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
• Meta 11.3 De aquí a 2030, aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión
participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países.
• Meta 11.b De aquí a 2020, aumentar considerablemente el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan e
implementan políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio
climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres, y desarrollar y poner en práctica, en consonancia con el Marco
de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, la gestión integral de los riesgos de desastre a todos los
niveles.”
Batam. Foto: Fernando Fernández para Typsa
La planificación se asocia a la capacidad organizativa de las naciones y especialmente de las ciudades y asentamientos
humanos, es de decir, de estructuras de gobierno muy cercanas a la población y el lugar. Y por cierto, con un alto grado de
complejidad en sus principios y alcances, necesarios pero de difícil formulación inicial en países en desarrollo.
La planificación pasa en la Nueva Agenda Urbana a estructurar el proceso de Urbanización: “La Nueva Agenda Urbana presenta
un cambio de paradigma basado en la ciencia de las ciudades; establece normas y principios para la planificación, construcción,
desarrollo, gestión y mejora de las zonas urbanas en sus cinco pilares de aplicación principales: políticas urbanas nacionales,
legislación y normativas urbanas, planificación y diseño urbano, economía local y finanzas municipales e implementación
local.”#(11)
Y eso a pesar de algunos retos clave / lecciones aprendidas que se señalaban en procesos que se situaron a caballo entre los
17 objetivos y la cumbre de Quito: “Planificación deficiente, a menudo utilizando enfoques obsoletos y rígidos que son
superados por la realidad que conduce a la congestión de la expansión urbana, la contaminación y el uso derrochador de la
tierra, el agua y la energía que exacerban el cambio climático”.#(12)
La planificación se destina ahora a un papel de equilibrio y arbitrio, con el medio y la sociedad, partiendo de situaciones de
riesgo y desigualdad. Desde mi punto de vista, el ODS 11 y la Agenda Urbana se convierten en documentos trascendentales
de cara al futuro de las ciudades cuando, además de expresar principios generales (asegurar que nadie se quede atrás,…
poniendo fin a las epidemias del SIDA la tuberculosis, la malaria…), trasladan el peso de las acciones al desarrollo de
instrumentos de ordenación.
La Nueva Agenda Urbana reconoce la realidad de los asentamientos informales: los objetivos de planificación y urbanización
van en paralelo a al compromiso de “asegurar que nadie se quede atrás, … y promover el acceso equitativo a las oportunidades
a las oportunidades y los beneficios que puede ofrecer la urbanización y que permiten a todos los habitantes,
independientemente de si viven en asentamientos formales o informales, llevar una vida digna y plena y realzar todo su
potencial humano”.#(13)
La planificación y gestión del desarrollo espacial urbano, junto con el desarrollo de infraestructuras, cumple objetivos
multisectoriales: la ordenación del espacio urbano y el territorio, el fortalecimiento de la resiliencia de las ciudades, el
desarrollo de economías urbanas dinámicas, sostenibles e inclusivas, más productivas e innovadoras…
Centro y suburbio son dos de los espacios más frágiles en las ciudades de los tres grandes tipos de ciudades, emergentes,
globales y maduras. El soporte de la ciudad tradicional, abandonado por las clases altas y los sectores productivos, degradado
por el uso intensivo de la movilidad en vehículos privados, la degradación del espacio público, está sometido a fuertes
dinámicas de obsolescencia. Esta puede estar reforzada por la propia fragilidad de su construcción inicial, tanto de la
urbanización como de la edificación, y la vulnerabilidad frente a fenómenos climáticos.
Los fenómenos migratorios y la población más vulnerable o directamente en situación de extrema pobreza, se sitúan en esos
dos extremos. Entre un centro disponible para ser comercializado a precios baratos, aprovechando la degradación de la
edificación y el espacio público, o la periferia que ha estado disponible para acoger a las enormes tasas de la población
creciente, sin inversión en urbanización, transportes, redes de equipamientos.
El compromiso es ahora la reconstrucción de un soporte digno, disminuyendo la vulnerabilidad provocada por la obsolescencia
y la localización informal en situaciones aisladas o con riesgos ambientales y de catástrofes.
El ODS 11 y la Nueva Agenda Urbana proponen la actuación en los sistemas que estructuran la ciudad y el territorio, tanto
desde el crecimiento como de la regeneración urbana.
Los sistemas son conocidos, y probablemente el valor de ambos documentos es crear, o reforzar, una transición hacia un
modelo más igualitario entre los habitantes del planeta urbano, incluyendo el compromiso en las políticas de género y
generación.
El acceso a una vivienda asequible y adecuada se realizaría en un modelo urbano mixto, resultado del relleno de la ciudad
madura pero no consolidada en su totalidad, en la ciudad tradicional rehabilitada, o en la ciudad planificada para su expansión.
El modelo urbano resultante es complejo; lejos de un modelo de transición, destinado a resolver la situación de pobreza
inicialmente señalado, se trata de la suma de iniciativas que inciden sobre las situaciones de riesgo, pero también sobre las
condiciones que forman la ciudad en toda su complejidad, creadora de oportunidades en un escenario de mezcla social. Las
acciones y los compromisos se esfuerzan en señalar los componentes destinados a la creación de empleo, de lugares para la
formación y la educación, los servicios y equipamientos para la innovación e condiciones de igualdad.
El sistema territorial de la Agenda propone la creación de vínculos comerciales y de obtención de recursos en buena
coexistencia entre la ciudad y el espacio rural.
Uno de los capítulos con mayor desarrollo es el del transporte y la movilidad, con un “desarrollo orientado al tránsito”
equitativo, que reduzca al mínimo los desplazamientos, en particular el de los pobres. El objetivo es la eficacia y la reducción
del consumo energético y de suelo; la movilidad se une a la planificación urbana de forma coordinada, junto con las llamadas
a la inversión en infraestructuras de abastecimiento de agua y energía, y la gestión de residuos.
El planteamiento optimista de la posibilidad de desarrollar ciudades para todos se basa en mecanismos de desarrollo
sostenible, en la eficiencia en el uso de la energía y los recursos, apoyados en la tecnología, la gestión de datos y la reducción
de consumos. Esta ciudad integrada con el medio se relaciona también con la agricultura de proximidad, en el entorno rural
y periurbano, y la integrada en el espacio urbano.
La preocupación por la captación de plusvalías asociadas al desarrollo de la parcelación, urbanización y edificación, y el reparto
entre mecanismos de inversión en los sistemas públicos, que permitan la financiación del crecimiento, regeneración y
equipamiento urbano, ha sido común en las políticas de desarrollo urbano de las ciudades emergentes#(14). La enorme
distancia entre el crecimiento inmobiliario de estas y el traspaso de su valorización a los ciudadanos y la administración, con
sistemas adecuados de reparto de cargas y beneficios, está presente en los procesos de implementación de la Agenda.
La implementación del ODS 11 sigue adelante en un continuo sistema de foros y reuniones, como el reciente Worl Urban
Forum 9 de Kuala Lumpur, que se ocupan del seguimiento de los compromisos, y la elaboración de guías e instrumentos de
planificación y evaluación. Algunos de ellos se situaron a caballo entre los antecedentes y la declaración de Quito sobre
Ciudades y asentamientos humanos para todos de 2016, en la Conferencia Habitat III, mientras que otros, de carácter local,
trasladan la implementación de la Agenda a compromisos políticos y técnicos cercanos.
Los documentos de análisis sobre la implementación de las Guías Internacionales sobre Planificación urbana y territorial de
UN-Habitat#(15) contienen información sobre los avances y acuerdos, la participación de distintos sectores, agentes y países,
en un acercamiento de múltiples escalas. Las trasferencias, en este caso, de conocimiento y experiencias con países africanos
en desarrollo o el ajuste de algunos focos de un proceso abierto, que en casos como este se adentra con más fuerza en
estrategias relacionadas con la salud, son un ejemplo significativo de las consecuencias de la aprobación de documentos de
pacto y diálogo.
Notas
(3).-Un nuevo urbanismo para una ciudad más sostenible. Salvador Rueda Palenzuela. Encuentro de Redes de Desarrollo
Sostenible y de Lucha contra el Cambio Climático
(4).-Esta cita es probablemente errónea, pero útil en un mundo digital que ha perdido muchos de sus proporciones
racionalmente mensurables.
(6).-Revista Ambienta, nº 115, junio 2016. Ciudades del futuro: habitables, inteligentes y sostenibles.
(7).-Quizás es oportuno un recuerdo de Ildefonso Cerdá y su “Teoría general de la urbanización y aplicación de sus principios
y doctrinas a la reforma y ensanche de Barcelona”
(9).-https://sustainabledevelopment.un.org/topics/sustainablecities
(11).- Guía Metodológica. Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles. BID, 2016, Tercera Edición.
(12).-Green Cities Book. Asian Development Bank Urban Development Series. 2012. Editado por Michael Lindfield y Florian
Steinberg
OD11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y
sostenibles