Catecismo 302-305
Catecismo 302-305
Catecismo 302-305
Un cordial saludo a todos los oyentes de Radio María. Un dia más, con la Gracia del Señor,
proseguimos el comentario del catecismo de nuestra madre la Iglesia.
Punto 302:
La creación tiene su bondad y su perfección propias, pero no salió plenamente
acabada de las manos del Creador. Fue creada "en estado de vía" ("In statu
viae") hacia una perfección última todavía por alcanzar, a la que Dios la
destinó. Llamamos divina providencia a las disposiciones por las que Dios
conduce la obra de su creación hacia esta perfección:
Dios guarda y gobierna por su providencia todo lo que creó, "alcanzando con
fuerza de un extremo al otro del mundo y disponiéndolo todo con dulzura" (Sb
8, 1). Porque "todo está desnudo y patente a sus ojos" (Hb 4, 13), incluso lo
que la acción libre de las criaturas producirá (Cc. Vaticano I: DS 3003
Comenta Monseñor que la Creación es hermosa, es bella, y que Dios vio que era buena. Pero esto no
quiere decir que haya sido una bondad que haya alcanzado su meta. Era bueno lo que Dios había creado,
pero estaba inconcluso. Lo ha creado con una capacidad de desarrollo. Al mismo tiempo de hacerlo con
un acto creador, lo ha hecho con una potencialidad de desarrollo, de plenitud que no ha alcanzado aún.
El mundo no es estático, sino que “está en camino” hacia la perfección. Si nosotros tenemos algo de
peregrinos, el mundo también. El mundo está en “estado de vía”, de camino hacia una perfección última
que está por alcanzar. Dios creó este mundo queriendo llevarlo hacia una consumación donde serán los
cielos nuevos, la tierra nueva, la cuál veremos alcanzado sólo en la Parusía.
El fin del mundo no es el término de la creación, sino es la consumación de la creación. Las imágenes de
destrucción, no suponen el fin, sino el nacimiento de un nuevo mundo. Como “unos dolores de parto”.
Las leyes de la Naturaleza evocan esta verdad de fe, pues tienen un orden que tiende al desarrollo,
científicamente llamadas leyes evolutivas. Hay un camino hacia un orden superior impactante. La
creación tiende a la perfección. La meta de la Creación es que “todo se recapitule en Cristo” y que sea
ofrecida por Cristo al Padre y sea para alabanza y gloria del Padre.
La maravilla de la Creación, el desarrollo de la evolución, nuestro propio camino hacia la perfección,
hacia la santidad, forman parte de ese camino, de ese “statu viae” en el que se encuentra el mundo. Somos
peregrinos, y la meta de esa peregrinación es la plena consumación del mundo en Cristo.
1 I. 2018
Catecismo 302 - 305 CREO EN DIOS PADRE CREADOR Dios realiza su designio: La divina providencia
Continúa el punto 302 con una explicación: “Llamamos divina providencia a las disposiciones
por las que Dios conduce la obra de su creación hacia esta perfección”
Monseñor comenta que en este camino que va “in crescendo” hacia Dios, hay muchos vaivenes y curvas.
El refrán “Dios escribe derecho con líneas torcidas” se adapta bien a lo que se quiere explicar. La
concepción oriental del tiempo habla de un eterno retorno, representado por un círculo. No es así en la
concepción cristiana del tiempo, que es una línea con una meta. Pero no sería una línea recta, sino una
línea con sus ondulaciones pero que va apuntando a la meta. Las ondulaciones están motivadas por
nuestros pecados y por el influjo del pecado en la Creación. La tentación nos empuja a creer que estamos
en un círculo vicioso sin salida y cerrado, y la esperanza cristiana nos hace ver que estanos en una línea
hacia un fin, que puede ser ondulante (hay crisis), pero apunta a una meta. Dios puede reconducir todo
hacia la meta plena de la creación y de nuestra santidad, por la divina providencia.
Recalca Monseñor la frase “especialmente atrevida” que el Concilio Vaticano I dice. Lo más
impresionante no es que las leyes de la creación estén sometidas a la providencia de Dios, sino que hasta
nuestra libre acción y autonomía en el obrar está sometida a la divina providencia. Sin que por eso
dejemos de ser libres. La omnipotencia de Dios se manifiesta en esto, en que es capaz de crear al hombre
libre, respetar ese ejercicio de libertad (hasta el punto de negarlo, de poder pecar...) y poderlo reconducir
en su providencia, queriendo sacar bien del mal. Esto es un gran mensaje de esperanza que nos da el
cristianismo, que Dios en su omnipotencia, pueda “reutilizar” el pecado del hombre en su camino de
providencia. Muchas personas, a semejanza del hijo pródigo, hasta que no tocaron fondo, no se abrieron a
la misericordia del Padre. “Todo coopera para bien en aquellos que confían y esperan en Dios” (San
Pablo)
Punto 303:
El testimonio de la Escritura es unánime: la solicitud de la divina providencia es
concreta e inmediata; tiene cuidado de todo, de las cosas más pequeñas hasta l
os grandes acontecimientos del mundo y de la historia. Las sagradas Escrituras
afirman con fuerza la soberanía absoluta de Dios en el curso de los
acontecimientos: "Nuestro Dios en los cielos y en la tierra, todo cuanto le place
lo realiza" (Sal 115, 3); y de Cristo se dice: "Si Él abre, nadie puede cerrar; si
Él cierra, nadie puede abrir" (Ap 3, 7); "hay muchos proyectos en el corazón
del hombre, pero sólo el plan de Dios se realiza" (Pr 19, 21).
Esta última frase “hay muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo el plan de Dios se realiza"
(Pr 19, 21) podríamos escribirla con letras de oro en nuestra vida, comenta Monseñor, y comprenderla y
meditarla sería para nosotros fuente de salud y de confianza.
La providencia no es metafórica ni algo simbólico, sino que es “concreta e inmediata”. Sin embargo se
advierte que hay una manera insana de interpretar los acontecimientos, de tipo supersticioso, ante todo
lo que ocurre. Eso conlleva una religiosidad poco sana: “Me ha pasado esto, Dios ha querido decir
aquello”. Que la providencia de Dios sea concreta e inmediata, no quiere decir que haya que sacar un
2 I. 2018
Catecismo 302 - 305 CREO EN DIOS PADRE CREADOR Dios realiza su designio: La divina providencia
mensaje concreto de cada cosa que sucede, porque va a faltar una clave de interpretación de muchas
cosas.
Lo correcto es confiar en que todo está integrado en la providencia de Dios, sin pretender ser yo el que
haga una lectura de cada “cosita” que me ocurre. Porque si no, se caerá con toda probabilidad en
supersticiones y en visiones un tanto infantiles de lo que acontece.
Las teorías interpretativas deben dejarse a Dios. Lo que tiene que derivarse en mi vida cotidiana es que
yo viva con confianza, en abandono en Dios, con alegría interior... Porque sé que Dios cuida de mí, me
guía.
"Nuestro Dios en los cielos y en la tierra, todo cuanto le place lo realiza" (Sal 115, 3) No es caprichoso,
sino por amor. El amor de Dios es el motor del mundo. Saber esto, cambia la existencia.
"Si Él abre, nadie puede cerrar; si Él cierra, nadie puede abrir" (Ap 3, 7) Dios no es sólo bueno, sino
poderoso, lo cual nos da una profunda confianza.
"Hay muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo el plan de Dios se realiza" (Pr 19, 21). La
providencia de Dios va cribando nuestros pensamientos, nuestras intenciones, y lo que es de Dios, sale
adelante. Y lo que no es de Dios, “yo no lo quiero”. Discernir ensoñaciones nuestras de la voluntad de
Dios. Sólo el plan de Dios se realiza. Por eso la felicidad consiste no en que mis sueños se realicen, sino
en que la providencia de Dios se desarrolle en mi vida.
Al no conocer cómo se irá desarrollando la providencia de Dios, el problema que tenemos es que
queremos saber antes de tiempo, dominar un poco el futuro. Pero no, nuestra fe en la providencia
nos recuerda que no tenemos control del futuro, pues eso está en manos de Dios. Lo que se nos pide es
vivir el momento presente en intensidad de amor, sabiendo que la mejor manera de preparar el futuro
es vivir el momento presente con intensidad de amor.
Punto 304:
Así vemos al Espíritu Santo, autor principal de la sagrada Escritura, atribuir
con frecuencia a Dios acciones sin mencionar causas segundas. Esto no es "una
manera de hablar" primitiva, sino un modo profundo de recordar la primacía de
Dios y su señorío absoluto sobre la historia y el mundo (cf Is 10,5-15; 45,5-7;
Dt 32,39; Si 11,14) y de educar así para la confianza en Él. La oración de los
salmos es la gran escuela de esta confianza (cf Sal 22; 32; 35; 103;
138).
Dios en su providencia se vale de las causas segundas para actuar. Causas segundas que “somos
nosotros mismos, las leyes de la Naturaleza...” Pero vemos en la Sagrada Escritura ocasiones en las que
Dios habla en primera persona, sin causas segundas. Afirma Monseñor que es una manera de hablar, un
género literario, pero que no es mentira. Lo que se quiere resaltar es la primacía, soberanía y señorío
absoluto de Dios, quien aunque se valga de las causas segundas para actuar, es Él quien actúa. En la vida
las cosas tienen su autonomía de acción, de las que Dios se vale.
3 I. 2018
Catecismo 302 - 305 CREO EN DIOS PADRE CREADOR Dios realiza su designio: La divina providencia
6 Contra gente impía voy a guiarlo, contra el pueblo de mi cólera voy a mandarlo, a saquear
saqueo y pillar pillaje, y hacer que lo pateen como el lodo de las calles.
7 Pero él no se lo figura así, ni su corazón así lo estima, sino que su intención es arrasar y
exterminar gentes no pocas.
8 Pues dice: «¿No son mis jefes todos ellos reyes?
9 ¿No es Kalnó como Karkemis? ¿No es Jamat como Arpad? ¿No es Samaría como Damasco?
10 Como alcanzó mi mano a los reinos de los ídolos - cuyas estatuas eran más que las de
Jerusalén y Samaría -
11 como hice con Samaría y sus ídolos, ¿no haré asimismo con Jerusalén y sus simulacros?»
12 Pues bien, cuando hubiere dado remate el Señor a todas sus empresas en el monte Sión y en
Jerusalén, pasará revista al fruto del engreimiento del rey de Asur y al orgullo altivo de sus ojos.
13 Porque dijo: «Con el poder de mi mano lo hice, y con mi sabiduría, porque soy inteligente, he
borrado las fronteras de los pueblos, sus almacenes he saqueado, y he abatido como un fuerte a
sus habitantes.
14 Como un nido ha alcanzado mi mano la riqueza de los pueblos, y como se recogen huevos
abandonados, he recogido yo toda la tierra, y no hubo quien aleteara ni abriera el pico ni piara.»
15 ¿Acaso se jacta el hacha frente al que corta con ella? ¿o se tiene por más grande la sierra que
el que la blande? ¡como si la vara moviera al que la levanta! ¡como si a quien no es madera el
bastón alzara!
Comenta Monseñor de esta escritura, que es como si Dios mismo se atribuyera en primera persona los
acontecimientos que han ocurrido. Y nos da una lección, y está conduciendo el hilo de la Historia en
todo.
Deuteronomio 32,39
39 Ved ahora que yo, sólo yo soy, y que no hay otro Dios junto a mí. Yo doy la muerte y doy la
vida, hiero yo, y sano yo mismo (y no hay quien libre de mi mano).
Sirácida 11,14:
14 Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor.
¿Cómo se conjuga el que haya unas leyes naturales que tienen su autonomía con que Dios se pueda
atribuir en primera persona lo que acontece? Pues es que Dios está por encima de las causas segundas,
y es el autor de nuestra historia. La espiritualidad católica distingue entre lo que Dios quiere, y lo que
Dios permite. La voluntad positiva o la voluntad permisiva de Dios. Y en la medida en que las ha
permitido, también las ha querido, pues ha querido que de ellas –aunque sean malas-, nosotros
podamos extraer bienes.
Punto 305:
Jesús pide un abandono filial en la providencia del Padre celestial que cuida de
las más pequeñas necesidades de sus hijos: “No andéis, pues, preocupados
diciendo: ¿qué vamos a comer? ¿qué vamos a beber? [...] Ya sabe vuestro
Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su
justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 31-33; cf Mt
10, 29-31
Esto es como una conclusión a la que llega el Evangelio de esa fe y esa soberanía de Dios en el mundo,
en la historia de la humanidad, y en nuestra historia concreta. En última instancia Dios conduce todo lo
que acontece en el mundo a través de las causas segundas, por lo que la conclusión última es que todo
está en manos de Dios. Hay que buscar el reino de Dios, y todo se dará por añadidura.
4 I. 2018
Catecismo 302 - 305 CREO EN DIOS PADRE CREADOR Dios realiza su designio: La divina providencia
El gran error de nuestra vida suele consistir en vivir una angustia como si en la vida no hubiera una
Providencia. San Ignacio de Loyola dijo: “Haz las cosas como si sólo dependiesen de ti, y luego espera y
confía como si sólo dependiesen de Dios”. Es una frase importante para la espiritualidad, pues no hay
que quedarse sin actuar esperando sólo a la providencia. Otra forma incorrecta de interpretarlo es
actuar como si no se confiase en la providencia. El hombre no puede dar lo mejor de sí mismo si al
mismo tiempo no confía en la providencia. No desarrollamos nuestros talentos al margen de Dios, sino
que Él los inspira y los conduce.
5 I. 2018