Habilidades Socioemocionales

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Dirección de Formación Docente en Servicio (DIFODS)

Programa de Inducción Docente

MÓDULO II UNIDAD 1 LECTURA BÁSICA

El desarrollo de las habilidades socioemocionales

1. Identificación y análisis del estado socioemocional actual

¿Qué son las emociones?


Son una manera automática y particular de valorar y responder, tanto fisiológica como
psicológicamente ante un evento. Su función radica en ayudarnos a lidiar con dicha situación.
Existen dos partes del cerebro que se encargan de la expresión y la regulación de las emociones:
el sistema límbico y la corteza prefrontal.
Las emociones son parte del mundo interno, pero no siempre se es consciente de que están ahí
y de cuál es la influencia que tienen sobre uno. Cuando uno no identifica las emociones, se tiene
mayor probabilidad de que, influenciado por ellas, se tomen decisiones de las cuales uno puede
arrepentirse luego. Las emociones influyen en la forma en que se percibe y se interactúa con el
mundo.

Identificar las emociones


Aprender a reconocer las emociones que se sienten puede ayudar a activar la corteza prefrontal,
y así analizar la situación con el fin de que las acciones posteriores ayuden a sobrellevarla de la
mejor manera para uno y los otros.

“Las emociones tienen dos aspectos fundamentales íntimamente relacionados y que impactan
en nuestra conducta: por un lado, el aspecto afectivo, que corresponde a lo que sentimos en el
cuerpo. Por otro, el aspecto cognitivo, que se refiere a lo que pensamos y las imágenes que
surgen durante la experiencia emocional”.
Según Hernández, Trejo y Hernández, 2018.

¿Cómo gestionar las emociones?

a. Identificarlas. Al identificar las emociones, así como los estados y sensaciones fisiológicas
y cognitivas, seremos capaces de expresar adecuadamente las emociones y las necesidades
asociadas a estas, en el momento oportuno y de la manera más saludable.

b. Decidir. Las emociones nos sirven para modelar y mejorar el pensamiento al dirigir nuestra
atención hacia la información significativa, facilitando el cambio de perspectiva y la
consideración de nuevos puntos de vista.

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c. Analizar. Conocer los diferentes tipos de emociones que existen nos ayuda a reconocer en
qué categoría se agrupan. Asimismo, podremos conocer las causas que las generan y las
posibles futuras consecuencias de nuestras acciones.

d. Regular. La regulación consciente de las emociones incluye la apertura para sentirlas, sean
consideradas “positivas” como “negativas”. Regular las emociones implica moderar las
“negativas” e intensificar las “positivas”, sin reprimir ni exagerar la información que
comunican.

2. Autocuidado, autoprotección y resiliencia

Afianzar la identificación de las emociones


Una emoción es un estado afectivo que se experimenta; una reacción subjetiva al ambiente que
viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos
por la experiencia. Las emociones tienen una función adaptativa del organismo a lo que le rodea.
Se trata de un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis, la que es
relativamente violenta y pasajera.
Las personas crecen y construyen su identidad de forma dinámica en diversas dimensiones:
cognitiva, biológica, psicológica, afectiva, social y moral. A lo largo de la vida, se aprende a
desarrollarla y complementarla de tal forma que el ser humano se vuelve más capaz de hacer y
aplicar saberes distintos en diversas situaciones y ambientes.
Las emociones están relacionadas directamente con las experiencias, las personas con las que
se convive, las oportunidades que se presentan y el impacto que ellas mismas tienen en la
formación personal y profesional.
Las formas en que se experimentan y expresan las emociones pueden ser muy variadas. Existen
emociones que sirven como base para otras más complejas y particulares, que componen la
experiencia humana. Algunas emociones, por ser muy intensas, no permiten actuar como se
quisiera, y hacen que la persona se vuelva “torpe”.
Hay otras que, aunque puedan ser incluso “negativas”, provocan acciones que responden más
a las necesidades del entorno. Por ejemplo, si se siente ansiedad ante una presentación de
trabajo, esto puede llevar a que haya un bloqueo y no se desarrolle la presentación que se debe
realizar. Si la emoción es de preocupación porque se debió llevar a cabo la presentación, es más
probable que ello lleve a prepararse con anticipación para no fallar.

• Conducta emocional. Las emociones generan cambio en los dominios de la experiencia


subjetiva, el comportamiento y la fisiología periférica. Usualmente, son vistas como algo
que surge de pronto, como “en segundos”.

• Regulación emocional. Se puede regular las emociones haciendo uso de diversas


estrategias, tales como concentrarse en la respiración, ir a pasear, salir a correr, golpear
una almohada, conversar con un amigo, tomar una siesta, leer un libro, morderse las
uñas o “pensar en la situación de manera diferente”.

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La conducta emocional se inicia en el momento en el que la situación (S), entendida como la


propuesta del entorno o suceso que escapa de nuestro control, dispara un pensamiento
automático (P), es decir, lo primero que pasa por la mente al evaluar la situación.
• Este pensamiento automático lleva directamente a sentir una emoción (E), que surge
de esa lectura o interpretación que se le da a la situación. Lo que esta emoción haga
sentir impacta directamente en la acción (A) que se realizará en respuesta a la situación
que se presentó. Mientras más intensa es la emoción, más fuerte e intensa será la
acción.

• El pensamiento alternativo propone que la persona se detenga a atender la situación y


analizarla, para comprender qué es lo que está originando las emociones que se están
sintiendo. De esta manera, se tiene control sobre las acciones que se tomarán a
continuación.

Establecer estrategias emocionales, como las anclas, que permitan regular las
emociones

Las “anclas emocionales” son actividades que se disfrutan y que al realizarlas hacen que la
persona se sienta relajada, bajando los niveles de estrés. Estas actividades pueden ser de
cualquier tipo, como realizar una actividad física, un pasatiempo, algún oficio paralelo, etc.
Estas actividades se convierten en un ancla, no solo porque se disfrutan y desestresan, sino
porque se realizan de manera periódica. Por ejemplo, bailar o practicar un deporte será un ancla,
no cuando se haga de manera esporádica, sino cuando se haga dos o tres veces en la semana.
El reto, entonces, está en encontrar cuál es la actividad que a cada uno lo desestresa y establecer
un plan para realizarla de manera periódica durante la semana.
Esto no es una receta, no existe un solo tipo de actividad que a todos desestrese por igual.

¿Cómo cuidarse y ser más resilientes a partir de la regulación de emociones?

Luego de conocer acerca del pensamiento alternativo, se ejecutan acciones que ayudaran a
manejar con mayor asertividad la situación complicada. Sin embargo, como esto es un proceso,
se identifica que muchas veces las reacciones se deben a la carga emocional y el estrés en el
trabajo. Por ello, para regular sus emociones, se deben identificar las anclas emocionales y
organizar la agenda de tal forma que se tenga espacios durante la semana para ejecutarlas.
Es importante percatarse de las situaciones vividas y este aprendizaje permiten ser resiliente en
la vida personal y laboral, promoviendo una vida más tranquila. A pesar de que algunas
situaciones del entorno no cambian, la respuesta ante ellas sí pueden hacerlo.

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3. Generación de un óptimo clima a partir de la base de su identidad docente

Las metas personales

Los objetivos personales son metas o deseos que se proponen las personas a sí mismas. Son
desafíos que se plantean las personas porque consideran que, de alguna forma, la vida mejorará
si son logrados. Estas metas pueden estar asociadas a diferentes aspectos de la vida, como la
salud, la educación, las relaciones interpersonales o el trabajo.
Se pueden plantear al corto, mediano o largo plazo. Por ejemplo, aprender a cocinar es un
objetivo a mediano plazo, dominar un idioma nuevo es una meta a largo plazo.
Una meta puede ser más o menos abstracta; por ejemplo “vivir en paz” es una meta abstracta.
Por otro lado, “quiero hacer todos los días algo que me guste”, es una meta más concreta
(medible y evaluable). Las metas abstractas son más difíciles de conseguir, ya que no se tiene
instrucciones sobre cómo “vivir en paz” o “ser inteligente” o “ser independiente”.
Para conseguir las metas, es necesario ser realistas con respecto a los recursos con los que se
cuenta, así como con el tiempo que se tiene para conseguirla.
Las metas deben ser específicas, medibles, alcanzables, relevantes y a tiempo

El efecto de las emociones en la consecución de las metas

Todo lo que se hace o decide genera un impacto en las personas y en su entorno. Por ello, es
muy importante ser conscientes de los factores que favorecen u obstaculizan la toma de
decisiones. Las emociones desempeñan un papel significativo por la fuerza y frecuencia con la
que afectan el comportamiento. Si se ignora la manera en la que impactan en la persona será
más fácil que la impulsividad determine el quehacer, generando circunstancias que puedan
dañar a la persona en sí misma y a las que le rodean (Construye T, 2018).

Colaboración y convivencia

Se entiende que la colaboración es la consecuencia de un sentido de pertenencia a la


comunidad, como sustento de la vida social y como parte del ejercicio del derecho a participar
en la construcción de la comunidad. A través de la colaboración se es capaz de resolver
problemas y realizar acciones de beneficio colectivo.
Cuando se interactúa con otras personas, se entra en contacto con diferentes formas de pensar
y de sentir. Por ello, las experiencias personales influyen en la perspectiva sobre una situación o
problema, permitiendo que se desarrolle la capacidad de identificar y entender las necesidades,
emociones y otros puntos de vista e intereses de los demás.

El uso de estrategias de regulación emocional y la toma de perspectiva permiten prevenir, evitar


y resolver conflictos. La identificación de los propios sentimientos y emociones, así como las de

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los demás, la verbalización de estos, la empatía, la búsqueda de soluciones adecuadas a


diferentes problemáticas, el mejoramiento de la actitud prosocial y armoniosa en el trabajo en
equipo y el mejoramiento de la cooperación dentro de este contribuyen con la consecución de
las metas personales y profesionales, fortaleciendo las acciones y reforzando el rendimiento y
relaciones personales y laborales.
Como se ha visto, el cambio solo puede venir de uno mismo. Es necesario salir de la zona de
confort, soñar con un espacio de crecimiento y bienestar. ¡Pongamos manos a la obra para
lograrlo!

EL

REFERENCIAS

AECC. (2010). Las emociones. Comprenderlas para vivir mejor. Madrid: AECC.

Construye T. (2018) [Portal web]. Las habilidades socioemocionales. Recuperado de


www.construye-t.org.mx

Fros, F. (2013). Ciencia de las emociones. Los secretos del cerebro y sus sentimientos.
Buenos Aires: Ediciones B.

Gross, J. (2015). Emotion Regulation: Current Status and Future Prospects. Psichological
Inquiry, 26(1), pp. 1-26. Recuperado de
https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/1047840X.2014.940781

Hernández, M., Trejo, Y., Hernández, M. (2018). El desarrollo de habilidades


socioemocionales de los jóvenes en el contexto educativo. Red, 9, pp. 88-97.
Recuperado de https://www.inee.edu.mx/wp-content/uploads/2018/12/Red09.pdf

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