Acto Juridico Simulacion
Acto Juridico Simulacion
Acto Juridico Simulacion
1. INTRODUCCIÓN
La manifestación de voluntad, constituye la esencia misma del acto jurídico por cuanto
mediante ella se da a conocer la voluntad interna. Sabemos que la voluntad interna no es
suficiente pues necesita de la manifestación, de la misma manera como esta requiere de
ella para la formación del acto jurídico, ya que entre ambas es imprescindible que exista
una correlación máxima si la manifestación tiene por contenido la voluntad interna, De
ahí, entonces, que en los actos bilaterales, la manifestación de voluntad de cada una de
las partes debe ser la exteriorización de su respectiva voluntad interna, esto es, expresión
de su verdadera y real intención.
Pero puede ocurrir que los actos jurídicos sean simulados. Como nos señala el
autor: “Puede ocurrir que los actos revistan carácter ficticio: en la idea de las partes
no están destinados a recibir ejecución, por lo menos en los términos en que se
presentan visiblemente”. (FERRARA, La simulación de los negocios jurídicos, pág. 1).
La idea de la simulación del acto jurídico parte, por eso, de una disconformidad entre
lo que se declara y lo que se quiere, de una discordancia entre la voluntad interna y su
manifestación, con la deliberada finalidad de presentar un acto jurídico inexistente cuyos
aparentes efectos no desean las partes, o que, en realidad lo que ella quiere es presentar
apariencias que tampoco coincidan con su interno querer.
2. ACTO JURÍDICO
Se denomina acto jurídico al acto humano, voluntario y consciente que tiene como
finalidad establecer relaciones de tipo jurídico entre las personas, como ser, entre otras,
crear, modificar, regular y extinguir derechos. A través de este acto se producirá, ya sea
en las cosas o en el mundo exterior, una modificación, porque así lo dispone el
ordenamiento jurídico que corresponda, generando lo que se conoce como consecuencias
jurídicas, entonces, básicamente, un acto jurídico será la manifestación de la voluntad con
el claro objetivo de generar consecuencias de derecho. Se encuentra regulado en nuestro
código civil de 1984 en su artículo 140° El acto jurídico es la libre manifestación de
voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas.
3. LA SIMULACIÓN
En las relaciones jurídicas diarias los seres humanos, realizan una diversidad de actos
simulados. Algunos por el simple gusto de mentir otros con relevancia jurídica. En el
ámbito de los actos jurídicos, la simulación es muy frecuente. Se usa para engañar a
terceros con los más diversos fines: aparentar solvencia o insolvencia económica,
defraudar a los acreedores, engañar a un pariente lejano, eludir prohibiciones legales,
protegerse contra la delincuencia, evitar herir susceptibilidades, evitar el pago de
impuestos, beneficiar a unos hijos antes que, a otros, facilitar la realización de ciertos
negocios, etc.
La simulación del acto jurídico es una figura típica, nominada y autónoma. Sus
caracteres la hacen inherente a la Teoría del Acto o del Negocio Jurídico. Como lo
señala el autor Ferrara “Negocio simulado es el que tiene una apariencia contraria a
la realidad, porque no existe en absoluto o porque es distinto como aparece”.
(FERRARA, La simulación de los negocios jurídicos, pág. 43). También el autor
Messineo destaca “Que simular importa mentir, o porque se oculta en todo o en parte
una verdad, o porque se hace aparecer como verdadera una mentira, o porque se hace
aparecer los ojos de los terceros una verdad diversa de la efectiva”. (MESSINEO, pág.
446 y 447).
El concierto entre las partes viene a ser lo que hemos denominado como
acuerdo simulatorio el acuerdo simulatorio consiste en establecer cuál será el
alcance jurídico efectivo que deben tener la declaraciones de voluntad,
emitidas simultanea o sucesivamente por las partes para la formación del
negocio bilateral, alcance jurídico que, de cualquier manera, es diverso del
que esas declaraciones tendrían si se las considera en su tenor literal y
objetivo, o bien, en el caso de un acto unilateral destinado a persona
determinada que sea simulado por acuerdo entre el declarante y el destinatario
de la declaración que el acuerdo simulatorio consista en atribuir al acto
alcance jurídico diverso del que tendría por sí. En ambos casos sostiene el
tratadista italiano un acuerdo simulatorio prevé agregados o sustracciones o
modificaciones al contenido del negocio, o bien en absoluto la sustitución del
mismo por otro contenido, pero de todos modos un acuerdo simulatorio debe
existir ya que, sin él, la simulación no sería eficiente, ni siquiera entre las
partes, teniéndose, en cambio, dos declaraciones con reserva mental.
El acto jurídico puede ser lícito o ilícito, ya que como advierte Ferrara, no
debe confundirse la intención de engañar con la intención de dañar, porque la
simulación en sí misma no es lícita ni ilícita, pudiendo ser el acto ilícito por
su finalidad, esto es si mediante el acto simulado se persigue perjudicar a un
tercero.
Por lo que hasta ahora queda expuesto, puede pensarse que la simulación se configura
solo en los actos bilaterales, desde que es indispensable el acuerdo simulatorio. Sin
embargo, nada obsta para que también puedan simularse actos jurídicos unilaterales
cuando son recepticios pues en ellos el acuerdo simulatorio se concierta entre quien va a
manifestar la voluntad y quien la va a recepcionar. Así, por ejemplo, si se quiere reconocer
una deuda inexistente para engañar a acreedores que lo son realmente.
La doctrina hace derivar del negocio indirecto el negocio fiduciario, también llamado
fidecomiso, que viene a ser un acto por el cual se transfiere un derecho para una finalidad
realmente querida por las partes, pero, una vez alcanzada esa finalidad, el derecho es
transferido retorna al transferente o se trasmite a la persona que este haya designado. El
nomen iuris viene de fiducia, que significa fe en el sentido de confianza, y, por eso lo
celebran el fiduciante, que es el que transfiere el derecho, y el fiduciario, que es el que lo
recibe y se obliga a devolverlo al fiduciante o a transferirlo a la persona que le haya sido
designada.
Como puede apreciarse, se trata de un acto jurídico real y verdaderamente celebrado
cuya ejecución corresponde a los efectos queridos por las partes. Se basa en la confianza
depositada por el fiduciante en el fiduciario, quien actúa como verdadero titular del
derecho porque lo es hasta alcanzar la finalidad perseguida de común acuerdo con el
fiduciante. Así, ad exemplum, la cesión de un derecho de crédito para que el fiduciario
exija la prestación a cargo del deudor y el importe de lo cobrado lo entregue luego al
propio cedente, que es el fiduciante, o a la persona designada.
8. CLASIFICACIÓN DE LA SIMULACIÓN
Ejemplo:
- Simulación Total
- Simulación Parcial
Ejemplo:
“Pablo vende su casa a Jacinto, ambos convienen en asignar el precio de
dicho bien en la suma de 50 mil dólares americanos cuando en realidad
el valor corresponde a 70 mil dólares americanos."
Se presenta cuando existe una tercera persona distinta de aquella sobre la que
habrá de recaer los efectos definitivos del negocio. Esta tercera persona aparenta
asumir un carácter definitivo, derechos y obligaciones a su nombre, cuando en
realidad pertenece o habrán de pertenecer a un tercero oculto.
Ejemplo:
“Matías decide vender su casa a Juana, por razones de diversa índole (de orden
fáctico o legal) no pueden hacerlo de manera directa entre ellos, pero existe la
firme convicción entre ambos para celebrar tal transferencia, con la finalidad
de viabilizar, facilitar y permitir tal traslación de dominio, pueden acudir donde
Andrés para que éste también participe en la simulación. Entonces Matías
deberá en un primer momento vender la casa a Andrés, una vez que esto ocurra,
Andrés deberá realizar otra venta de dicha casa a Juana."
Como se podrá observar ambos actos jurídicos son simulados y, es una
interpósita persona la que está facilitando la finalidad de Matías y Juana (la que
inicialmente no pudo plasmarse de manera directa y efectiva).
Ejemplo:
“Andrés está enamorado de María y, para ello decide regalarle a esta dama el
departamento recién estrenado que tiene, pero ambos convienen que ante los
demás harán aparecer como si fuere de una compraventa, cuando en realidad
se trata de una donación, precisando además que Andrés y María son solteros,
el departamento de Andrés es de su propiedad, donde no existe ninguna
limitación para ello."
El ejemplo señalado se puede apreciar que estamos ante una simulación lícita,
donde el acto celebrado no contraviene la ley y tampoco perjudicar derechos de
terceros.
El artículo 193º del Código Civil señala al respecto: "La acción para solicitar la
nulidad del acto simulado puede ser ejercitada por cualquiera de las partes o por
el tercero perjudicado, según el caso".
Ejemplo:
“Alfredo (padre de Alfredito), decide donar a Antonio (su mejor amigo) la
totalidad de sus bienes, empero acuerda con este último que se presentará ante
los demás como una compraventa, cuando en realidad se trata de una
donación."
Por lo que hemos dejado expuesto, la simulación puede ser licita o ilícita y, siendo
posible que la primera sea menos frecuente que la segunda, pues no es normal que deba
recurrirse al engaño para un propósito sano, la simulación es susceptible de reputarse
ilícita. Sin embargo, como en principio la simulación no es reprobable, es conveniente
precisar que su licitud o ilicitud dependen del fin para el cual sea empleada pues, hasta
tanto no sea puesta en evidencia, el acto simulado surte sus efectos. Por ello, debemos
advertir.
La cuestión a dilucidar es, entonces, si la simulación tiene eficacia jurídica, esto es, si
el acto jurídico simulado despliega los efectos que le serian inherentes de ser un acto real
y verdadero.
La eficacia jurídica entre las partes del acto simulado, para su determinación,
requiere que se tome en consideración de si se trata de simulación absoluta o de
simulación relativa.
Si el acto jurídico ha sido simulado con simulación absoluta, en la que existe
solo un acto aparente, irreal, que carece de contenido, pues la voluntad de las
partes quedo contenida únicamente en el acuerdo simulatorio convenido,
precisamente, para no producir un acto verdadero, el acto jurídico así simulado
no produce eficacia alguna.
El acto simulado con simulación absoluta no tiene, pues, eficacia entre las partes,
aun cuando haya servido para poner en funcionamiento el aparato jurisdiccional
del Estado, como seria el caso de una compraventa por la que los simulantes, en
virtud del acuerdo simulatorio, solo persiguen que el simulante comprador pueda
oponer una tercería a los acreedores del simulante vendedor. Como ya lo hemos
dejado establecido, en la simulación absoluta nada se modifica ni se altera, pues
en el ejemplo propuesto, el simulante vendedor sigue siendo el propietario y el
simulante vendedor no ha adquirido nada.
Los terceros, como lo hemos conceptuado, son los sujetos que no son parte en la
relación jurídica entablada por el acto jurídico, por no haber intervenido en él.
En el caso de la simulación son los que toman conocimiento del acto aparente
sin saber que se trata de un acto simulado, pues a ellos va dirigido el engaño y
por eso son terceros relativos.
Además de los terceros antes indicados, en relación con el simulado puede haber
otros terceros, que son también terceros relativos, por tener una expectativa o ser
causahabientes del titular aparente de un supuesto derecho generado por el acto
simulado.
La acción de nulidad con el acto simulado es incoable tanto al simulado con simulación
absoluta como al simulado con simulación relativa.
La simulación absoluta, como ya lo hemos precisado, hace del acto jurídico un acto
inexistente, lo que lleva a concluir que la acción de nulidad le es innecesaria. Sin embargo,
debe tenerse en consideración que uno de los simulantes frente al otro puede desconocer
el acuerdo simulatorio y pretender que el acto simulado sea un acto real y verdadero, o
que ambos simulantes lo pretendan frente a terceros. De ahí, que la acción de nulidad sea
necesaria a fin de que la nulidad se declare por sentencia emanada de órgano
jurisdiccional.
Tratándose de la simulación relativa, como ella produce un acto aparente que es
inexistente desde que no refleja la voluntad real de las partes, pues ellas quedan
vinculadas por el acto oculto, la situación creada mantendrá su eficacia mientras no se
produzca una declaración de órgano jurisdiccional que la haga cesar. Tal declaración, que
es una sentencia, requiere del correspondiente ejercicio de nulidad, o si se quiere, con más
precisión, de anulabilidad contra el acto oculto. Pues el acto aparente por inexistencia, es
nulo por si simulación absoluta.
Si la simulación relativa es parcial y son las clausulas ocultas las que rigen y no las
aparentes, la acción de anulabilidad se hace valer contra las ocultas, pues las aparentes
son también, por inexistentes, nulas por su simulación absoluta. Y si la simulación relativa
es por interpósita persona la acción que corresponde es también la de anulabilidad.
El código civil en su art. 193 concede a las partes del acto simulado y a los terceros
perjudicados por la simulación:” La acción para solicitar la nulidad de acto simulado
puede ser ejercida por cualquiera de las partes o por el tercero perjudicado, según el caso”.
Como puede apreciarse, el acotado articulo 193 hace referencia a la acción de nulidad,
sin distinguirla de la anulabilidad, por lo que la acción de nulidad debe entenderse en
sentido genérico, pudiendo ejercitarla los propios simulantes del acto, en cuyo caso uno
será el demandante y el otro el demandado, y también los terceros perjudicados con la
simulación, en cuyo caso estos serán los demandantes y ambos simulantes los
demandados.
Según la más generalizada doctrina, el acto simulado no es siempre nulo para los
terceros. Al respecto, Al respecto, el autor Betti considera “Que la simulación, mantenido
suscrita su influencia a las relaciones internas entre los simulantes, no puede oponerse a
los terceros de buena fe que adquieran la cosa o el derecho de quien, respecto a ellos,
aparece legitimado para disponer.” (Betti, pág. 306).
El artículo 191 del Código Civil consagra la confianza de los terceros sub-adquirentes
de buena fe y a título oneroso. Los terceros de buena fe son tutelados mediante la
oponibilidad de las pretensiones procesales formuladas por las partes o por los terceros
perjudicados. Se tutela el interés de los terceros de buena fe haciendo prevalecer la
apariencia (negocio jurídico simulado) sobre la realidad cuando hayan adquirido
situaciones jurídicas subjetivas del titular aparente. Así se podrá decir que el negocio
simulado es eficaz respecto de los terceros de buena fe. Aquí se tutela la confianza basada
en la apariencia y el aparente titular es considerado como titular efectivo.
El dolo es el engaño que utiliza una de las partes o un tercero para inducir a otro a
celebrar un acto jurídico. En cambio, en la simulación las partes se ponen de acuerdo para
llevar a cabo un acto. La simulación puede ser lícita, en cambio el dolo siempre será
ilícito.