Conceptos y Tipos de Inteligencia
Conceptos y Tipos de Inteligencia
Conceptos y Tipos de Inteligencia
Este capítulo relaciona una amplia taxonomía de la inteligencia, que abarca las
dimensiones que puede presentar (a qué se puede referir el concepto inteligencia:
producto, proceso u organización); las clases que puede presentar el producto
según el nivel de decisión de sus destinatarios; la identificación de ese mismo
producto según su finalidad; los tipos de dicho producto según la necesidad de
información que satisface; las formas de determinar el producto según el medio en
el que se encuentre la información de la que parte; la identificación del mismo
producto en función del método de obtención de la información de partida; las
modalidades de la inteligencia según el territorio sobre el que se elabora; y cómo
se la puede identificar en función de la materia o campos del conocimiento.
*****
1. Dimensiones de la inteligencia
Antes de abordar la clasificación de los tipos de inteligencia es preciso referirse a
las dimensiones o conceptos que se pueden expresar con el término inteligencia.
Para ello, la inteligencia estratégica debe identificar los actores que intervienen en
ese entorno, sus características y cómo pueden evolucionar. De esta manera presta
una atención especial a los indicios que pueden significar riesgos y derivar en
amenazas, o proporcionar oportunidades para la Nación.
Esta inteligencia tiene un grado de permanencia mayor que cualquier otra y a ella
se incorpora la que se extrae de la inteligencia estratégica que se ha elaborado
durante el desarrollo de la actividad de la organización, por lo que también suele
recibir la denominación de inteligencia general de la organización, convirtiéndose
en un activo informacional de esta.
Suele ser la más demandada por los gobernantes, cuyos plazos de previsión y
decisión son generalmente cortos.
Los productos más habituales durante la gestión de crisis son alertas e informes de
situación sobre la evolución de los acontecimientos. La forma de materialización
de dichos informes se convierte muchas veces en modo de gráficos, mapas,
esquemas, croquis, etc., que, convenientemente ilustrados, permiten un rápido
conocimiento de dicha evolución de la situación.
La obtención de información por medios humanos, para que sea valiosa, debe
superar dos momentos críticos: a) la captación o infiltración de la fuente en el
lugar donde pueda acceder a la información deseable; y, b) la valoración de la
información adquirida por parte del oficial de relación y de los analistas; el
primero es responsable de evaluar la fiabilidad de la fuente, de la que debe conocer
su formación, capacidades, vulnerabilidades, intereses, posibilidades, condiciones
(facilidades y riesgos) en las que actúa, etc.; mientras que los segundos, los
analistas que reciban el fruto de su adquisición, son los principales responsables
de evaluar la calidad de la información proporcionada, así como de remitir al
órgano de obtención donde se encuentre el oficial de relación su valoración de la
información recibida y, unida a ella, la percepción sobre la fiabilidad de la fuente
que la ha proporcionado.
Por fuente abierta se entiende todo documento con cualquier tipo de contenido,
fijado en cualquier clase de soporte que se transmite por diversos medios y al que
se puede acceder en modo digital o no, puesto a disposición pública, con
independencia de que esté comercializado, se difunda por canales restringidos o
sea gratuito.
Son las que contienen información original, de primera mano y que, por tanto, no
han recibido ningún tipo de tratamiento. Dentro de este grupo se suele distinguir:
fuentes de información primaria editadas, que forman parte de los circuitos
habituales de publicación y distribución y cuya existencia queda verificada por
procedimientos legales (ISSN, ISBN, NIPO), entre las que destacan los libros, las
revistas, las películas o los discos; y las fuentes de información primaria inéditas,
que pertenecen a lo que se ha dado en llamar literatura gris, y que está compuesta
por tesis doctorales, presentaciones, pre-prints, actas de congresos o informes
científico-técnicos, entre otras, que por lo general tienen una visibilidad menor y
suelen carecer de control bibliográfico.
Generalmente, los países desarrollados tienden a contar con dos o más servicios de
inteligencia de nivel nacional, mientras que la mayor parte de los países sólo
cuentan con uno que atiende las necesidades del Gobierno de su país en todo el
mundo. Una clasificación de la inteligencia según el territorio del que se ocupa es
la siguiente:
[1] Kent, Sherman: Strategic Intelligence for American World Policy. Princeton,
NJ, 1949. Edición en castellano: 4ª Edic. Buenos Aires, Editorial Pleamar, 1986.