La Química Cerebral Del Enamoramiento y Del Amor
La Química Cerebral Del Enamoramiento y Del Amor
La Química Cerebral Del Enamoramiento y Del Amor
AUTOR
ABSTRACT
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Sintetizar los elementos que participan a nivel químico dentro del ser humano, tanto
en el estado de enamoramiento, como en las sensaciones provocadas por la
música.
Determinar que, tanto la música como el amor, reporta placer y poseen un carácter
reconstituyente a nivel emocional que va ligado a reacciones bioquímicas.
MARCO TEORICO
Para el efecto de este artículo, citaré para comenzar las etapas que comprende el
enamoramiento.
Nuestros sentidos son la puerta de entrada para todo lo que ocurre fuera de
nosotros, en el amor no hay excepción: una vez dentro, comienza la batalla química
y hormonal. Encontrar a la persona que nos atraiga es el primer paso, y es también
una responsabilidad que suele atribuirse al sentido de la vista. No en vano se afirma
que “el amor entra por los ojos”; sin embargo, como también se dice “el amor es
ciego”, ya que entra por las fosas nasales. Esta afirmación se debe al
descubrimiento de sustancias, que atraen o repelen a ciertos animales, llamadas
feromonas, moléculas de bajo peso, que son lo suficientemente volátiles y
resistentes como para viajar por el aire distancias cortas en humanos o largas como
en los animales.
Anteriormente se creía que los seres humanos no producían feromonas, hoy está
comprobado que efectivamente las poseemos y que son secretadas principalmente
por las glándulas sudoríparas de la axila y, sobre todo, por la piel de la entrepierna.
La composición formada produce el llamado aroma humano y cada uno tenemos
una combinación personal. Constantemente, los receptores olfativos del órgano
vomeronasal del ser humano reciben diferentes mezclas de feromonas sin que le
llamen la atención, hasta que el aroma de la persona adecuada comienza a ser
inquietante en un proceso que no se registra racionalmente. La mezcla específica
se distingue de las demás porque la señal en el receptor olfativo genera una
agitación y se tiene la necesidad de buscar con la vista el origen de la perturbación.
Cuando se tiene al blanco en la mira y se produce el contacto visual, una descarga
eléctrica pone al cerebro en un estado especial que despierta a un conjunto de
células en el sistema límbico, que secretan a su vez una sustancia conocida como
feniletilamina (FEA).
El cerebro sabe que debe controlar las variaciones de temperatura y sobre todo de
azúcar, por lo cual el páncreas secreta insulina, de esa manera se transporta la
glucosa a los tejidos para metabolizarse, y así el organismo se tranquiliza. Sin
embargo cuando bajan los niveles de glucosa hay una nueva señal: serotonina,
traducida como la necesidad de algo dulce. En los hombres, la señal es casi
imperceptible, y a la larga produce baja de peso; en cambio, para las mujeres, la
necesidad de azúcar es imperiosa y puede provocar un aumento de peso.
Cuarta Etapa
Etapa: Pasión (fase neuroendocrina)
El proceso amoroso es como una bola de nieve que rueda por una pendiente: cada
vez más grande y menos contenible; eventualmente, el ciclo se cerrará, para
culminar con las relaciones sexuales; para ello los impulsos eróticos serán cada vez
más intensos y con intervalos más cortos. Las glándulas suprarrenales aumentaran
su producción de testosterona tanto en hombres como en mujeres. En el caso de
los hombres, la cantidad de testosterona aumentará mucho, ya que se sumará a la
aportada por los testículos, ocasionando la llamada “valentía territorial” que servirá
contra posibles contrincantes y una veloz iniciativa para presionar a la pareja. Para
las mujeres esa pequeña diferencia en el aumento de testosterona provoca una
especie de ceguera en el juicio y toma de decisiones, motivo por el cual no se oyen
consejos y lo único en mente es estar con la pareja, aumentar el contacto físico y
tener relaciones sexuales, con esto se cierra el ciclo amoroso.”i
Por otra parte, ¿en que se puede relacionar la música con la química o la biología?,
a primera instancia no parece que sean doctrinas relacionadas, la bioquímica es la
ciencia que estudia el comportamiento de las biomoléculas, y la música son un
conjunto ondas de diferentes frecuencias que se combinan entre sí formando una
armonía de sonidos que oscilan hacia altas frecuencias (sonidos agudos) y hacia
frecuencias bajas (sonidos graves) formando una melodía. Algo que si tiene la
música es que se basa en la pura matemática, un ejemplo las cuerdas de un arpa,
que varían de longitud, cuanto más larga es la cuerda, más grave es el sonido.
El espectro audible por los humanos está entre los 20 Hz y los 20 kHz (un rango
equivalente a 10 octavas completas), sin embargo, este margen cambia de una
persona a otra, con la edad, y con el entrenamiento. Por encima de ese margen
entran los ultrasonidos y por debajo los infrasonidos, ondas acústicas fuera de
nuestro espectro y que no podemos escuchar.
Los síntomas del enamoramiento que muchas personas hemos percibido alguna
vez, si hemos sido afortunados, son el resultado de complejas reacciones químicas
del organismo que nos hacen a todos sentir aproximadamente lo mismo, aunque a
nuestro amor lo sintamos como único en el mundo.
El affaire de la feniletilamina con el amor se inició con la teoría propuesta por los
médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto Psiquiátrico de Nueva York,
que sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contenía grandes
cantidades de feniletilamina y que sería la responsable de las sensaciones y
modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando estamos enamorados.
Es cierto, no se puede negar, es un hecho científico que existe una química interna
que se relaciona con nuestras emociones y sentimientos, con nuestro
comportamiento, ya que hasta la más sublime acción está conectada a la
producción de alguna hormona.
Dopamina
Los principales efectos que esta hormona produce y que son clave en el
enamoramiento son: alta atención (no se deja de pensar en el amado), motivación
y una conducta orientada a un objetivo. También hemos de mencionar que está
relacionada con el aprendizaje de estímulos novedosos, la preferencia y, por
supuesto, el éxtasis. Se relaciona también con la adicción y ¿no es la fase de
enamoramiento, en cierto modo, una adicción? Y, cómo no, es la precursora del
deseo sexual, pues a mayores niveles de dopamina, mayores niveles de
testosterona.
Norepinefrina
Derivada de la dopamina, produce efectos prácticamente idénticos. Igualmente,
tiene un especial papel en la capacidad de recordar nuevos estímulos, lo que puede
explicar el que cuando estamos enamorados recordamos hasta los más nimios
detalles.
Serotonina
Al contrario que las dos anteriores hormonas, cuyo papel en el amor es su aumento,
el de la serotonina en su descenso. Cuanto mayores son los niveles de dopamina y
norepinefrina, menores son los de serotonina lo que explica la habitual conducta
propia de los enamorados: ritmo cardiaco acelerado, fantasías casi continuas, etc.
Sin embargo, no todo es tan sencillo. Los niveles de cada una de estas sustancias
variarán a lo largo de la relación amorosa o de si se vive con felicidad o si ha sido
rechazado, así como que también variarán sus efectos dependiendo de la zona
cerebral en la que actúen.
El amor entraña estos otros dos impulsos para el emparejamiento. Cada uno de
ellos actúa de forma diferente en el cerebro y con diferentes sustancias químicas:
Deseo
Su función es hacernos elegir una pareja y procrear con ella. influyen en los niveles
de testosterona, lo que quiere decir que si aumentan los niveles de testosterona
aumenta el impulso sexual, y si desciende, el impulso sexual también. Esta hormona
afecta por igual a hombres y mujeres en lo que a deseo sexual se refiere. Por
ejemplo, las mujeres tienen más apetito sexual en el periodo de ovulación, pues es
cuando sus niveles de testosterona aumentan, al igual que con la edad, la
testosterona desciende y así el deseo. El amor estimula el deseo porque, en
general, la dopamina y la norepinefrina estimulan la liberación de testosterona.
Apego
Los primeros síntomas de la fase de enamoramiento (si la relación persiste) se
convierte con el paso del tiempo en apego, caracterizado por sentimientos de
seguridad, tranquilidad y unión con la otra persona. Se cree que la principal
estructura cerebral relacionada con el apego es el hipotálamo y que las principales
hormonas que segregan son la vasopresina y la oxitocina, segregada esta última
también por las gónadas (los testículos y los ovarios). La oxitocina se libera en todas
las mujeres durante el parto, ayuda a las contracciones del útero y a la fabricación
de leche, así como a la unión emocional de la madre con el hijo. También se cree
que está relacionada con los sentimientos de apego con los adultos. Durante una
relación sexual, estas dos hormonas se segregan en dos momentos clave: durante
la estimulación de los genitales y durante el orgasmo, cuando aumentan los niveles
de vasopresina en los hombres y los de oxitocina en las mujeres, y son gracias a
ellas que experimentamos esos sentimientos de cercanía y apego tras un orgasmo
o una agradable relación sexual.
Conclusiones
Cómo afecta la dopamina (amor) a la oxitocina y la vasopresina (apego), todo
depende. La dopamina y norepinefrina pueden estimular a la liberación de
vasopresina y oxitocina, con lo que el apego aumenta. Sin embargo, también puede
pasar que la oxitocina interfiera en la dopamina y la noradrenalina, de forma que
disminuye el amor, esa motivación para buscar la recompensa.
Desde el punto de vista evolutivo, todo esto tiene lógica, pues el amor está para
buscar pareja y copular con ella para la reproducción y así a la supervivencia de la
especie humana. Más tarde, una vez nacen los hijos se necesitan de otras
sustancias para que madre y padre los críen juntos, y de ello se encarga la química
del apego.
arpa heather
El espectro audible por los humanos está entre los 20 Hz y los 20 kHz (un rango
equivalente a 10 octavas completas), sin embargo, este margen cambia de una
persona a otra, con la edad, y con el entrenamiento. Por encima de ese margen
entran los ultrasonidos y por debajo los infrasonidos, ondas acústicas fuera de
nuestro espectro y que no podemos escuchar.
La música tiene un poderoso efecto sobre nosotros, nuestro cerebro, que es el que
procesa toda la información que nos rodea, ha reservado una zona en particular
para interpretar los sonidos, durante nuestro aprendizaje a edades tempranas,
nuestro cerebro va recibiendo todas las cosas nuevas y creando nuevas conexiones
con respecto a éstas, la corteza auditiva es la zona a la que llegan todas las señales
enviadas por nuestro oído al cerebro, sin embargo, nuestra mente es mas compleja
que eso, y todo esta interconectado, tanto con la memoria como con las emociones
(el hipotálamo y el sistema límbico), y, es por eso que la música es un factor que
ayuda mucho al desarrollo de la memoria.
(destacar que no solo la audición tiene este efecto, nuestro olfato, tacto y vista
también)
Esto cobra mayor sentido si tenemos en cuenta los trabajos realizados por Jim
Clark, jefe de la División de Aprendizaje Preescolar y Educación Artística y Helen
Taylor, jefe de Educación Musical, de la Universidad de Northumbria, Reino Unido
que, tras realizar un programa durante 3 años con 600 niños de entre 1 mes y 5
años, comprobaron cómo el contacto temprano con la música mejora la respuesta
a estímulos, la concentración y la capacidad de aprendizaje. (De ahí la creencia de
que es bueno ponerle música a las embarazadas)
descarga
Hace unos años, un grupo de científicos decidió constatar la teoría de que la música
ayuda a nuestro cerebro a liberar endorfinas. Tomaron dos grupos de personas a
las que ofrecieron naloxona o placebo, respectivamente. La nalaxona es un fármaco
utilizado para tratar adicciones agudas porque bloquea los receptores cerebrales. A
ambos conjuntos se les dio a escuchar música de su agrado. “Al final se constató
que los que tomaron el placebo disfrutaron de la audición como siempre lo habían
hecho, mientras que el grupo que ingirió nalaxona reportó una disminución drástica
del placer al escuchar música” afirma el profesor Victor J. Arroyos, licenciado en la
Escuela Superior de Música de Caracas en un artículo para la revista digital En
Plenitud.
Una zona del oído interno conocida como sáculo estimula el cerebro para producir
endorfinas.
Correlación_estructural_entre_las_encefalinas_y_la_morfina.svg
-John Sloboda
Además de lo dicho por este hombre, para que la música tenga cierto efecto sobre
nosotros, esta debe poseer cierta Armonía (el equilibrio entre las distintas partes de
la melodía que siempre connota belleza cuando se cumple), Nunca habéis
escuchado una canción que os ha gustado mucho, y inmediatamente después la
habéis vuelto a poner para sentir lo mismo que habéis sentido hace un rato al
escucharla por primera vez, es algo que no solo sucede con la música, cuando un
estímulo nos provoca esa sensación placentera, resulta normal que queramos
repetir esa sensación. Esto también ocurre cuando se canta una canción a coro
junto con otras personas.
-Es motivacional
-Es relajante
Resumen:
Desde 1990, el estudio del amor recayó en manos de científicos como biólogos,
bioquímicos, neuroquímicos y neurobiólogos. Hoy se sabe que en el sentimiento
amoroso intervienen una serie de factores químicos que promueven una conducta
explosiva llamada enamoramiento. Para poder conocer la química del amor,
presentaremos un conjunto de eventos, denominado “La fórmula química de
cupido”, en cual tiene 4 etapas: tres de las cuales son comunes al amor y la amistad,
y la última es exclusiva para el enamoramiento o amor erótico
Introducción
Nuestros sentidos son la puerta de entrada para todo lo que ocurre fuera de
nosotros, en el amor no hay excepción: una vez dentro, comienza la batalla química
y hormonal. Encontrar a la persona que nos atraiga es el primer paso, y es también
una responsabilidad que suele atribuirse al sentido de la vista. No en vano se afirma
que “el amor entra por los ojos”; sin embargo, como también se dice “el amor es
ciego”, ya que entra por las fosas nasales. Esta afirmación se debe al
descubrimiento de sustancias, que atraen o repelen a ciertos animales, llamadas
feromonas, moléculas de bajo peso, que son lo suficientemente volátiles y
resistentes como para viajar por el aire distancias cortas en humanos o largas como
en los animales.
Anteriormente se creía que los seres humanos no producían feromonas, hoy está
comprobado que efectivamente las poseemos y que son secretadas principalmente
por las glándulas sudoríparas de la axila y, sobre todo, por la piel de la entrepierna.
La composición formada produce el llamado aroma humano y cada uno tenemos
una combinación personal. Constantemente, los receptores olfativos del órgano
vomeronasal del ser humano reciben diferentes mezclas de feromonas sin que le
llamen la atención, hasta que el aroma de la persona adecuada comienza a ser
inquietante en un proceso que no se registra racionalmente. La mezcla específica
se distingue de las demás porque la señal en el receptor olfativo genera una
agitación y se tiene la necesidad de buscar con la vista el origen de la perturbación.
Cuando se tiene al blanco en la mira y se produce el contacto visual, una descarga
eléctrica pone al cerebro en un estado especial que despierta a un conjunto de
células en el sistema límbico, que secretan a su vez una sustancia conocida como
feniletilamina (FEA).
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Etapa: Atracción (primera fase neuroquímica)
La feniletilamina se esparce por todo el cerebro y orquesta el caos llamado amor.
Inicialmente, provoca un estado de semi-inconciencia, en el cual se suspenden
todas las acciones cerebrales: la vista, que generalmente es periférica, se vuelve
central, afocando como entre nubes al objeto causante del caos; se pierde el oído
y, por ende, el habla; no hay sensación térmica en la piel ni equilibrio y se turba la
coordinación de ideas y de movimiento. El cerebro juega trucos, al dejar de oír, sólo
se distinguen sonidos internos, como las palpitaciones o los ruidos intestinales. Sin
embargo, nuestro cerebro no puede quedarse así, todo el caos dura menos de un
segundo (caeríamos por la falta de equilibrio), es momento de que el cerebro tome
las riendas del cuerpo.
El cerebro sabe que debe controlar las variaciones de temperatura y sobre todo de
azúcar, por lo cual el páncreas secreta insulina, de esa manera se transporta la
glucosa a los tejidos para metabolizarse, y así el organismo se tranquiliza. Sin
embargo cuando bajan los niveles de glucosa hay una nueva señal: serotonina,
traducida como la necesidad de algo dulce. En los hombres, la señal es casi
imperceptible, y a la larga produce baja de peso; en cambio, para las mujeres, la
necesidad de azúcar es imperiosa y puede provocar un aumento de peso.
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El péptido de la fidelidad
En algunos animales como los cisnes, gansos y lobos, existe una hormona llamada
vasopresina o “péptido de la fidelidad”. Ésta provoca que, después del encuentro
sexual, permanezcan juntos en cada ciclo de apareamiento. La muerte de la pareja,
lleva a estos animales al suicidio o a una vida en solitario. Por otro lado, aunque los
humanos secretamos esta hormona, no lo hacemos en cantidad suficiente y de
manera constante, lo cual deja abierta la puerta para buscar otra u otras parejas.
Lo cierto es que la música que más nos gusta siempre nos genera placer,
gracias a la dopamina, un neurotransmisor que está presente en distintas
áreas del cerebro, que activa diversas funciones de nuestro organismo, y
está directamente relacionada con la alegría, el entusiasmo y hasta el gozo.
Asimismo, este químico cerebral también tiene otros efectos importantes
en nuestro comportamiento, el rendimiento físico, y hasta en nuestra
capacidad para estudiar, aprender o tomar decisiones.
Por ejemplo, el ritmo musical activa los córtex parietal y frontal izquierdo,
además del cerebro derecho, simplemente por el flujo sonoro de la música,
o las imágenes asociadas al ritmo en un video clic.
Asimismo, la tonalidad musical, es decir, los acordes y escalas asociados en
torno a la cual giran las frases y progresiones musicales, tiene un efecto
directo en el cerebelo, el lóbulo temporal y el córtex prefrontal.
arpa heather
El espectro audible por los humanos está entre los 20 Hz y los 20 kHz (un rango
equivalente a 10 octavas completas), sin embargo, este margen cambia de una
persona a otra, con la edad, y con el entrenamiento. Por encima de ese margen
entran los ultrasonidos y por debajo los infrasonidos, ondas acústicas fuera de
nuestro espectro y que no podemos escuchar.
La música tiene un poderoso efecto sobre nosotros, nuestro cerebro, que es el que
procesa toda la información que nos rodea, ha reservado una zona en particular
para interpretar los sonidos, durante nuestro aprendizaje a edades tempranas,
nuestro cerebro va recibiendo todas las cosas nuevas y creando nuevas conexiones
con respecto a éstas, la corteza auditiva es la zona a la que llegan todas las señales
enviadas por nuestro oído al cerebro, sin embargo, nuestra mente es mas compleja
que eso, y todo esta interconectado, tanto con la memoria como con las emociones
(el hipotálamo y el sistema límbico), y, es por eso que la música es un factor que
ayuda mucho al desarrollo de la memoria.
(destacar que no solo la audición tiene este efecto, nuestro olfato, tacto y vista
también)
Esto cobra mayor sentido si tenemos en cuenta los trabajos realizados por Jim
Clark, jefe de la División de Aprendizaje Preescolar y Educación Artística y Helen
Taylor, jefe de Educación Musical, de la Universidad de Northumbria, Reino Unido
que, tras realizar un programa durante 3 años con 600 niños de entre 1 mes y 5
años, comprobaron cómo el contacto temprano con la música mejora la respuesta
a estímulos, la concentración y la capacidad de aprendizaje. (De ahí la creencia de
que es bueno ponerle música a las embarazadas)
descarga
Hace unos años, un grupo de científicos decidió constatar la teoría de que la música
ayuda a nuestro cerebro a liberar endorfinas. Tomaron dos grupos de personas a
las que ofrecieron naloxona o placebo, respectivamente. La nalaxona es un fármaco
utilizado para tratar adicciones agudas porque bloquea los receptores cerebrales. A
ambos conjuntos se les dio a escuchar música de su agrado. “Al final se constató
que los que tomaron el placebo disfrutaron de la audición como siempre lo habían
hecho, mientras que el grupo que ingirió nalaxona reportó una disminución drástica
del placer al escuchar música” afirma el profesor Victor J. Arroyos, licenciado en la
Escuela Superior de Música de Caracas en un artículo para la revista digital En
Plenitud.
Una zona del oído interno conocida como sáculo estimula el cerebro para producir
endorfinas.
Correlación_estructural_entre_las_encefalinas_y_la_morfina.svg
(Aquí tenéis la semejanza entre las dos moléculas, la zona internacionalizada es la
que reacciona en nuestras neuronas)
-John Sloboda
Además de lo dicho por este hombre, para que la música tenga cierto efecto sobre
nosotros, esta debe poseer cierta Armonía (el equilibrio entre las distintas partes de
la melodía que siempre connota belleza cuando se cumple), Nunca habéis
escuchado una canción que os ha gustado mucho, y inmediatamente después la
habéis vuelto a poner para sentir lo mismo que habéis sentido hace un rato al
escucharla por primera vez, es algo que no solo sucede con la música, cuando un
estímulo nos provoca esa sensación placentera, resulta normal que queramos
repetir esa sensación. Esto también ocurre cuando se canta una canción a coro
junto con otras personas.
-Es motivacional
-Es relajante
El poder de la música
Confianza, placer, sensación de unidad con los demás y el mundo, amor por la
Naturaleza, euforia, tranquilidad, ganas de hacer cosas y acercarnos a los demás.
También el recuerdo de momentos y lugares bellos, sensaciones de apertura
espiritual, elevación del nivel de consciencia, alegría sin causa, lágrimas… .
Estas son sólo algunas de las variadas e intensas emociones y sensaciones que
provoca en los seres humanos la música, esa singular combinación de melodía,
ritmo y armonía, que para el filósofo griego Platón “es para el alma lo que la gimnasia
para el cuerpo”, y que según el dramaturgo y novelista irlandés Oscar Wilde era “el
arte más cercano a las lágrimas y los recuerdos...”.
En el primer ensayo, se tocaron piezas breves para piano compuestas según los
principios de la música europea ante un grupo de ‘mafas’ (una etnia de Camerún
que compone su propia música sin haber tenido contacto con la occidental) y otro
grupo de control formado por oyentes occidentales.
Tras escuchar cada pieza musical, los ‘mafas’ debían relacionarla con una serie de
reproducciones de expresiones faciales que ya se sabe que tienen una
interpretación universal. Así se comprobó que los ‘mafa’ podían reconocer con éxito
las tres emociones expresadas en la música occidental. La música con un ritmo
rápido, tiende a ser identificada con la alegría, en tanto que para la tristeza o el
miedo el ritmo es menos decisivo que la tonalidad, según ha explicó el doctor Fritz.
Según el doctor Fritz, “los cameruneses también mostraron una clara preferencia
por las consonancias, aunque la diferencia entre la percepción de la disonancia y la
consonancia no es tan marcada como entre los occidentales. Cuando a un ‘mafa’ le
gusta una pieza musical, suele gustarle también una versión disonante de la misma,
aunque menos".
Según la investigación, dirigida por el doctor Robert Zatorre, los sonidos placenteros
inducen la liberación de dopamina, una sustancia necesaria para generar las
emociones y sensaciones de disfrute que acompañan la ingestión de determinados
alimentos y que producen las drogas o el sexo.
En el estudio, liderado por Zatorre, se comprobó que los niveles de dopamina eran
hasta un 9 por ciento más elevados en los participantes cuando escuchaban música
que les agradaba.
"Esto demuestra que las personas obtenemos placer de la música, una recompensa
abstracta, la cual es comparable con la que logramos con estímulos biológicos más
básicos", según los investigadores canadienses.
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Confirman que cerebro libera una sustancia química al escuchar música
Autor: AP
10/01/2011 | 11:31 AM
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quimica-al-escuchar-musica/
Así se trate de una melodía de los Beatles o una sinfonía de Beethoven, a la gente
le gusta la música por la misma razón que le gusta comer o tener relaciones
sexuales: hace que el cerebro libere una sustancia química que da placer, afirmó
un nuevo estudio.
MÚSICA INSTRUMENTAL
El vínculo con la dopamina ayuda a explicar por qué la música es tan popular en las
diversas culturas, escribieron los investigadores Robert Zatorre y Valorie Salimpoor
de la Universidad McGill de Montreal en un artículo publicado en internet por la
revista Nature Neuroscience.
El estudio utilizó únicamente música instrumental, lo cual indica que las voces no
son necesarias para producir una respuesta de dopamina, afirmó Salimpoor. Se
necesitará una investigación más amplia para estudiar cómo pueden contribuir las
voces al sentido del placer, agregó.
Las tomografías mostraron que los cerebros de los participantes bombeaban más
dopamina en una región cerebral llamada cuerpo estriado al escuchar piezas
favoritas de música que al escuchar otras melodías. Estudios de resonancia
magnética funcional mostraron por su parte, en qué partes y en qué momentos
ocurrieron esas liberaciones de dopamina.
Los voluntarios del estudio eligieron una amplia gama de música, desde clásica y
jazz hasta punk, tango e incluso gaitas. Entre las melodías estuvieron el “Adagio
para cuerdas” de Barber, el segundo movimiento de la “Novena sinfonía” de
Beethoven y el “Claro de Luna” de Debussy.
UNA BUENA DOSIS DE MOTIVACIÓN
Los efectos de la música en el cuerpo también son cuestión de química y tienen
nombre propio: ¡dopamina! Es habitual que, cuando escuchamos una canción, los
estímulos neurológicos que acabamos de mencionar generan respuestas
fisiológicas como la liberación de esta hormona, conocida como ‘la hormona del
placer’, que tiene múltiples beneficios: regula el sueño, el humor, la memoria, la
atención… Sin duda, su nombre es bien merecido: ¡es el centro del placer y la
motivación!
https://www.musicnexo.com/blog/es/efectos-de-la-musica-cuerpo/
i
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La fórmula química de cupido.
”http://www.revista.unam.mx/vol.9/num11/art90/int90.htm