Biogénesis

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Biogénesis: características y

teoría
Por
Mariana Gelambi

La teoría de la biogénesis propone el origen de la vida partiendo de seres


vivientes preexistentes. Se opone a las ideas antiguas de generación
espontánea, donde los organismos vivos podían “nacer” a partir de materia
inanimada – incluyendo barro, carne en descomposición y hasta ropa sucia.

Las primeras ideas relacionadas a la biogénesis empezaron a desarrollarse


en el siglo XVII. Los experimentos más importantes que apoyaron a la
teoría de la biogénesis fueron ideados por Francesco Redi y Louis Pasteur.


Todo lo vivo proviene de otro ser vivo preexistente
Fuente: pixabay.com
Índice [Ocultar]
 1 ¿De dónde provienen los organismos vivos?
o 1.1 Teoría de la creación especial
o 1.2 Teoría de la abiogénesis
 2 Biogénesis: teoría y características
 3 Experimentos que apoyaron la teoría de la biogénesis
o 3.1 Experimentos de Francesco Redi
o 3.2 Experimentos de Louis Pasteur
o 3.3 Resultados: el fin de la generación espontánea
 4 Pero, ¿de dónde se originó el primer ser vivo?
 5 Referencias

¿De dónde provienen los organismos vivos?


El objetivo principal de la biología es el estudio de la vida. Por esta razón,
una de las incógnitas más apasionantes – e intrigantes – para los biólogos
es proponer teorías y formular de hipótesis para revelar cómo ocurrió el
origen de este fenómeno.

Existe un sinfín de teorías que buscar resolver este enigma. A continuación


describiremos dos de las teorías sobre el origen de la vida que precedieron
a la teoría de la biogénesis, para lograr una perspectiva histórica del tema.

Teoría de la creación especial

Inicialmente, se pensaba que la vida había sido creada por un creador


divino. Las formas creadas eran perfectas e inmutables. Esta visión, basada
estrictamente en el pensamiento religioso, empezó a dejar de ser
convincente para los investigadores de la época.
Teoría de la abiogénesis

Posteriormente, se desarrolló la idea de la generación espontánea o


abiogénesis. Esta idea fue retenida por los científicos desde los tiempos
griegos y luego fue modificada hasta el siglo XIX.

Era común pensar que la vida surgió de materia no viva. Así, esta idea
donde la vida surge de materia inanimada se llamó “generación
espontánea”.

Entre los postulados más llamativos de la teoría está el origen de animales


como caracoles, peces y anfibios a partir del barro. Increíblemente, se llegó
a pensar que los ratones podían originarse de ropa sucia, luego de dejarla
al aire libre por unas tres semanas.

Es decir, la teoría no se limitaba al origen de la vida en tiempos


ancestrales. Esta pretendía, además, explicar el origen de los seres
orgánicos actuales partiendo de sustancias inanimadas.

Biogénesis: teoría y características


De acuerdo con la teoría de la biogénesis, la vida se originó partiendo de
otras formas de vida que ya existían.

Esta teoría fue respaldada por varios científicos, entre ellos Francisco Redi,
Louis Pasteur, Huxley y Lazzaro Spallanzani; todos estos investigadores
resaltan por sus enormes contribuciones a las ciencias biológicas.

Sin embargo, la teoría de la biogénesis supone que toda la vida aparece de


vida. Entonces debemos preguntarnos, ¿de dónde apareció o cómo surgió
esa primera forma de vida?
Para lograr este argumento débil – y circular – debemos recurrir a las
teorías de cómo surgió la vida. Esta interrogante fue resuelta por varios
investigadores, entre ellos A.I Oparin y J.B.S Haldane. Primero discutiremos
los experimentos que lograron apoyar la biogénesis y luego volveremos a
esta interrogante.

Experimentos que apoyaron la teoría de la


biogénesis
Los experimentos que apoyaban la generación espontánea no se
preocupaban por la esterilización del material usado o por mantener
cerrado el recipiente en el que se llevaba a cabo la experiencia.

Por ello, llegaban moscas u otros animales (ratones, por ejemplo) y


depositaban sus huevos, lo cual era erróneamente interpretado como
generación espontánea de la vida. Estos investigadores pensaban que eran
testigos la generación de seres orgánicos vivos a partir de materia sin vida.

Entre los experimentos más destacados que lograron desacreditar a la


abiogénesis están las contribuciones de Francesco Redi y de Louis Pasteur.

Experimentos de Francesco Redi

Francesco Redi era un médico oriundo de Italia que sintió curiosidad por la
generación espontánea de la vida. Para intentar desaprobar esta creencia,
Redi ideó una serie de experiencias controladas para demostrar que la vida
solo podía aparecer de vida ya existente.

El diseño experimental incluía una serie de frascos con trozos de carne en


el interior y sellados con gasas. El papel de la gasa era permitir la entrada
de aire, excluyendo a cualquier insecto que pudiese ingresar y depositar
sus huevos.
Efectivamente, en los frascos tapados con gasa no se encontró indicio de
animales y los huevos de las moscas quedaron atrapados en la superficie
de la gasa. Sin embargo, para los defensores de la generación espontánea
esta evidencia no fue suficiente para descartarla – hasta la llegada de
Pasteur.

Experimentos de Louis Pasteur

Uno de los experimentos más famosos fue ideado por Louis Pasteur a
mediados del siglo XIX, logrando eliminar completamente el concepto de
generación espontánea. Estas evidencias lograron convencer a los
investigadores de que toda la vida proviene de otro ser vivo preexistente y
apoyó la teoría de la biogénesis.

El ingenioso experimento usaba botellas con cuello de cisnes. A medida que


subimos en el cuello del matraz en forma de “S”, este se va haciendo cada
vez más angosto.

En cada uno de estos matraces, Pasteur incluyó cantidades iguales de caldo


nutritivo. El contenido fue calentado hasta hervir para lograr la eliminación
de los microorganismos allí presentes.

Resultados: el fin de la generación espontánea

Con el paso del tiempo, ningún organismo fue reportado en los matraces.
Pasteur cortó el tubo en uno de los matraces y rápidamente empezó un
proceso de descomposición, contaminándose de microorganismos
provenientes del ambiente circundante.

Así, pudo ser probado con evidencia contundente, gracias a Redi y


finalmente a Pasteur, que la vida proviene de la vida, principio que se
resumen en la famosa frase en latín: Omne vivum ex vivo (“toda vida
procede de vida”).
Pero, ¿de dónde se originó el primer ser
vivo?
Volvamos a nuestra interrogante inicial. Hoy es ampliamente conocido que
los organismos vivos provienen solo de otros organismos – por ejemplo, tú
vienes de tu madre y tu mascota, igualmente, nació de su respectiva
madre.

Pero llevemos el asunto hasta el ambiente primitivo donde ocurrió el inicio


de la vida. “Algo” debió dar origen al primer o a los primeros seres vivos.

Actualmente, los biólogos apoyan la hipótesis que la vida en la tierra se


desarrolló partiendo de sustancias no vivas que formaban agregados
moleculares. Estos agregados lograron replicarse de manera adecuada y
desarrollaron un metabolismo – características notables de los seres que
consideramos “vivos”.

Sin embargo, ya habíamos planteado evidencia que lo vivo no podía surgir


de materia no viva. Entonces, ¿cómo resolvemos esta aparente paradoja?

La atmósfera primitiva de la Tierra era muy diferente a lo que es ahora. La


concentración de oxígeno era extremadamente baja, había rayos, actividad
volcánica, bombardeo de meteoritos constante y la llegada de radiación
ultravioleta era más intensa.

En estas condiciones pudo ocurrir una evolución química que, tras un


periodo de tiempo significativo, llevó a las primeras formas de vida.

Referencias
1. Bergman, J. (2000). Why abiogenesis is impossible. Creation
Research Society Quarterly, 36(4).
2. Pross, A., & Pascal, R. (2013). The origin of life: what we know,
what we can know and what we will never know. Open
Biology, 3(3), 120190.
3. Sadava, D., & Purves, W. H. (2009). Vida: la ciencia de la
biología. Ed. Médica Panamericana.
4. Sagan, C. (1974). On the terms ‘biogenesis’ and
‘abiogenesis’. Origins of Life and Evolution of Biospheres, 5(3),
529–529.
5. Schmidt, M. (2010). Xenobiology: a new form of life as the
ultimate biosafety tool. Bioessays, 32(4), 322–331.
6. Serafino, L. (2016). Abiogenesis as a theoretical challenge: Some
reflections. Journal of theoretical biology, 402, 18–20.

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