Banco - Galicia Contra DGDyPC
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V.2. Por otro lado, tampoco surge del recurso explicación que evidencie el
estricto cumplimiento de lo dispuesto por la Ley 25.065.
V.2.a. Respecto de esta cuestión, cabe señalar que la norma regula las
relaciones entre las partes involucradas en un contrato de tarjeta de crédito,
instituyendo un sistema complejo que se instrumenta a través de una serie de
contratos vinculados, unidos por una finalidad, cual es: “a) Posibilitar al usuario
efectuar operaciones de compra o locación de bienes o servicios u obras, obtener
préstamos y anticipos de dinero del sistema, en los comercios e instituciones
adheridos. b) Diferir para el titular responsable el pago o las devoluciones a fecha
pactada o financiarlo conforme alguna de las modalidades establecidas en el
contrato. c) Abonar a los proveedores de bienes o servicios los consumos del
usuario en los términos pactados” (art. 1º).
En ese marco, se define como emisor a “… la entidad financiera,
comercial o bancaria que emita Tarjetas de Crédito, o que haga efectivo el pago”
(art. 2º, inc. a).
En lo que aquí interesa, prescribe que “[e]l emisor debe acusar recibo de la
impugnación dentro de los siete (7) días de recibida y, dentro de los quince (15)
días siguientes, deberá corregir el error si lo hubiere o explicar claramente la
exactitud de la liquidación, aportando copia de los comprobantes o fundamentos
que avalen la situación. El plazo de corrección se ampliará a sesenta (60) días en
las operaciones realizadas en el exterior” (art. 27).
En orden a esta cuestión, se ha sostenido que “[p]roducida la impugnación
privada en término, la entidad emisora tiene dos obligaciones impuestas por la
norma, cuyo incumplimiento puede denunciarse por ante la autoridad de
aplicación: (i) acusar recibo de la impugnación efectuada por el usuario dentro de
los 7 días, y (ii) en los 15 días subsiguientes deberá dar explicaciones
circunstanciadas y documentadas de ser posible de la liquidación […] se da en el
presente el llamado ‘silencio calificado’ que autoriza a presumir en el silente una
voluntad concordante con el acto a que se refiere. Así el silencio de la entidad
emisora al cuestionamiento por el usuario implicará admitir tácitamente la
impugnación, en cualquiera de los dos supuestos en que la ley le impone
expedirse, aunque la norma sólo haga referencia al silencio del usuario frente a la
contestación de la entidad” (cfr. Muguillo, María Teresa y Muguillo, Roberto
Alfredo, “Contrato y Sistema de Tarjeta de Crédito”, en Kabas Martorell, María
Elisa, directora, Tratado de Derecho Bancario, Tomo II, Primera Edición, Santa
Fe: Rubinzal-Culzoni, 2011, pp. 95-97).
En ese marco, existiendo una obligación de expedirse, entiendo que la
entidad financiera no explicó al cliente, dentro de los quince días siguientes a la
recepción de reclamo, la liquidación ni aportó copia de los comprobantes.
Abona, asimismo, lo precedentemente señalado, el peritaje contable
presentado en autos, en el que se informó que no surge de la documentación
examinada por el experto que el consumo impugnado fuera legítimamente
rechazado (v. fs. 173).
Al respecto, del informe surge que “[e]l consumo impugnado fue
acreditado en resumen cerrado el 29/03/12 mediante el crédito por $ 1449,07
(U$S 333,89 x 4,34) y por U$S 651,12. Luego fue nuevamente liquidado en
resumen cerrado el 30/08/12 y no fue abonado por el denunciante” (cfr. fs. 173).
Ello resulta coincidente con la prueba documental acompañada por la parte
actora en su descargo, donde se advierte que en el resumen con vencimiento de
fecha 12 de abril de 2012 surge que el consumo “Sony Mar del Plata” se
encontraba cuestionado y en el resumen con vencimiento de fecha 13 de
septiembre de 2012 se incluyó nuevamente la suma total del consumo (v. fs. 53 y
55 vta.).
V.2.b. En el mismo orden de ideas, cuadra agregar que aun teniendo por
cierto que Visa Argentina S.A. –en su carácter de administradora del sistema– fue
quien denegó el pedido de anulación de cargo, ello no eximía al Banco –en su
carácter de emisor de la tarjeta– de la obligación impuesta por el art. 27, ni
tampoco lo habilitaba a desligarse de la eventual resolución del reclamo.
Adviértase en este punto, que existe una vinculación directa entre cliente y
entidad emisora, perfeccionada a través de un contrato de tarjeta de crédito. En ese
contexto el denunciante dirigió los reiterados reclamos a través de los canales de
atención a los usuarios que ofrecía el Banco (conf. fs. 2/3).
En ese entendimiento, el servicio brindado por el recurrente le impone
obligaciones en el marco de la LDC frente al titular de la tarjeta. De allí que el
incumplimiento de dichos deberes lo haga pasible de las sanciones previstas en
dicho régimen.
En el escenario descripto, dado que no surge el cabal cumplimiento de los
plazos dispuestos por la norma mencionada para la resolución de la impugnación
deducida por el consumidor, se puede concluir que la recurrente no dio respuesta a
la misma en tiempo y modo oportuno, por lo que este planteo también será
rechazado.
VII Las costas de esta instancia se impondrán a la parte actora, por haber
resultado vencida (cfr. art. 62, 1º párrafo, CCAyT).
Adhiero al voto del Dr. Carlos F. Balbín por los fundamentos allí
expuestos.
Mariana Díaz
Jueza de Cámara
Contencioso Administrativo y Tributario
Ciudad Autónoma de Buenos Aires