Sing Apur
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CONSTRUCCIÓN
La isla Sakeng se amplió para la edificación de instalaciones auxiliares como el muelle, los
generadores, la planta de tratamiento de lixiviados y aguas residuales y, el edificio de la
administración y taller. La realización del muelle y la estación de transferencia sobre la base del
vertedero de residuos incluyó trabajos en aguas profundas. Se colocaron tapas como pilotes, vigas
prefabricadas y se ubicaron losas, todas elaboradas de hormigón en cubiertas. El apoyo del tejado
se levantó mediante la utilización de grúas flotantes. Con una sólida estructura, las barcazas
pudieron ser atracadas en condiciones de seguridad en el edificio para una eficaz operación de
transferencia de los residuos.
El perímetro de siete kilómetros fue revestido con una geomembrana impermeable y una capa de
arcilla marina, lo que garantizó que los residuos lixiviados permanezcan dentro de la zona de
vertedero y así mantener las aguas libres de contaminación. Se utilizaron 20 millones de metros
cúbicos de arena, 2,5 millones de de roca y dos millones de metros cuadrados de membrana
geofabricada.
CUIDADO AMBIENTAL
Con el fin de gestionar la operación de manera eficaz, el espacio de vertido al mar está dividido,
internamente, por muros de arena en dos mitades. La primera tiene 11 celdas de depósito
húmedo y la otra, cuando no esté en uso, estará conectado al mar abierto a través de tuberías de
concreto y la apertura de una brecha (de alrededor de 160 metros de ancho) en el extremo sur del
perímetro para mantener el agua de mar limpia. Antes de que el depósito entre en
funcionamiento, los tubos de hormigón se sellan y el agua de mar en el interior se bombea para
crear el espacio vacío cóncavo en el que los residuos se vierten.
El proyecto se completó con éxito y en abril de 1999 la estación marina de transferencia inició su
operación de eliminación de residuos gestionados por la Agencia Nacional de Medio Ambiente de
Singapur (NEA).
FUNCIONAMIENTO DE LA PLANTA
Al final del día, la escotilla traspasa la carga de barcazas antes de que los remolcadores las
empujen a Semakau, ubicada a unos 30 kilómetros. La escotilla ayuda a prevenir que los residuos
sean soplados por el viento durante el viaje y caigan en el mar. La operación se lleva a cabo en la
noche para aprovechar al máximo el uso de buques de la marina.
CAPACIDAD
El viaje desde la estación marina de transferencia tarda aproximadamente tres horas. Cuando las
barcazas arriban a Semakau son aseguradas en el edificio adjunto de transferencia para la
operación de descarga. Las excavadoras, que son de gran tamaño e intercambiables, descargan
directamente en grandes volquetes de 35 toneladas de capacidad, y posteriormente son cargados
en camiones. Asimismo, a pleno funcionamiento el barco se puede vaciar en seis horas.
En el sitio de depósito, los residuos se descargan desde el camión y las topadoras lo compactan.
Cuando el recipiente se llena hasta el nivel del suelo, se aplica una capa de tierra de unos 20
centímetros de espesor y sobre ella se coloca césped y vegetación.
Durante la operación, es necesario que el vertedero esté limpio, libre de olor y el agua de sus
alrededores no sea contaminada. Como tal, el ecosistema marino y vertido de desechos en torno a
Semakau está muy bien conservado y protegido. Además, se realiza un gran esfuerzo para
embellecer y mejorar el medio ambiente mediante la plantación y jardinería.
ACTIVIDADES RECREATIVAS
En julio de 2005, el Dr. Yaacob Ibrahim, ministro de Medio Ambiente y Recursos Hídricos de
Singapur, inauguró oficialmente el vertedero de residuos de Semakau para actividades recreativas.
El Museo Raffles de Investigación de la Biodiversidad, la Sociedad de la Naturaleza y la Asociación
de Pesca Deportiva fueron invitados a la isla a realizar caminatas, observación de aves y pesca
deportiva, respectivamente.
Para aumentar el atractivo, se llevó a cabo un plan de energía renovable que incluye un sistema de
turbina eólica y paneles solares, instalados con éxito en julio de 2006. El sistema aprovecha la
energía solar y eólica para generar electricidad limpia. El éxito de la instalación del sistema
muestra el compromiso de promover el uso de este tipo de energía renovable.
Este mecanismo, por un lado, desempeña un papel clave en el mantenimiento de Singapur limpio,
pero Semakau también es una solución innovadora para la problemática de la escasez de tierra.
Sin embargo, para sostener estás características ambientalmente a largo plazo, se deben aplicar
todas las estrategias de forma agresiva para aumentar el reciclaje y reducir al mínimo la
generación de desechos. Esto es, tanto para ampliar al máximo las posibilidades de su vida útil,
como para reducir la necesidad de construir nuevas instalaciones de incineración o de otro tipo de
tratamiento. Para un país pequeño, con una superficie de sólo unos 700 kilómetros cuadrados,
lograr la sostenibilidad del manejo de residuos sólidos en la mayor brevedad posible, no es una
elección, sino el único camino a seguir para mantener la prosperidad del desarrollo económico y
para sobrevivir sin agotar a la madre tierra.
Singapur tiene una población de 5,3 millones, una alta densidad de población de 7.800 habitantes
por km2 y recursos naturales muy limitados, escenario que ha servido como incentivo para la
búsqueda de ideas que hagan más eficiente el manejo de los residuos. Los esfuerzos han dado
frutos y hoy cuenta con una de las tasas de reciclaje más altas del mundo -60%- y suma
constantemente nuevas iniciativas y políticas con miras a optimizar aún más el sistema.
Cuando se adoptó el Plan Verde 2012 (Singapore Green Plan) en el año 2006, el país comenzó una
estrategia de jerarquización de residuos para garantizar que los "no valorizables" (que no sean
reutilizables) se redujeran al mínimo absoluto y que el resto sea reciclado, especialmente en el
caso de los hogares.
Para ello, lo primero que se hizo fue llegar a un acuerdo voluntario con la industria de alimentos,
de bebidas y de embalaje para reducir la cantidad de envases generados, lo que sirvió como
primer paso para la creación del "Programa Nacional de Reciclaje", de carácter voluntario para
hogares y locales comerciales. Este consistía en la clasificación de la basura en bolsas y
contenedores que se recogen cada dos semanas.
Uno de los mayores problemas de las recolecciones quincenales de desechos reciclables por hogar
fue la predominancia de rascacielos en Singapur, lo que conllevó tiempo y el esfuerzo extra. Para
incentivar que los recolectores no dejaran edificios sin "reciclar", se comenzó a pagar por el
tonelaje de residuos recogidos y además se le entregó una pequeña comisión a los hogares.
En el caso de los desechos industriales y comerciales, hay una variedad de iniciativas de reciclaje
que han sido desarrollados por empresas locales, incluyendo el compostaje de residuos hortícolas.
Los residuos de madera además son triturados para hacer tableros que permiten alcanzar una tasa
de reciclado del 37%, y de un 12% en el caso de los plásticos.
Para retirar estos desechos, Singapur cuenta con 3 tipos de vehículos, cada uno de los cuales
necesita un permiso especial para circular:
Clase A: Los residuos inorgánicos (desechos de construcción, tierra, troncos de árboles, muebles
usados, electrodomésticos, cajas de madera, paletas y otros artículos voluminosos) y reciclables de
propiedades residenciales y otras instalaciones.
Clase B: Los residuos orgánicos (alimentos y otros residuos perecibles de instalaciones domésticas,
comerciales e industriales, mercados y centros de comida).
Clase C: lodos y grasas (lodos de plantas de tratamiento de agua, los interceptores de grasa,
letrinas de cierre hidráulico, plantas de tratamiento de aguas residuales, tanques sépticos y
residuos procedentes de instalaciones sanitarias en los buques y aeronaves).
Para el 2006, la tasa global de reciclado de Singapur fue de 51%, que ascendió al 54% en 2007 y
actualmente ronda el 62%, lo que ha sido complementado con la eliminación de impuestos a los
vertederos y una serie de políticas públicas tendientes a educar a la población en el manejo de la
basura.
A incinerar se ha dicho
Luego que los desechos se reducen al 10% de su volumen original, son transportados al vertedero
Semakau. Este el primer y único relleno sanitario costero del país, abarca un área total de 3,5
kilómetros cuadrados, tiene una capacidad de 63 millones de m³ y se encuentra totalmente
"forrado" y cuidadosamente diseñado, por lo que se espera que perdure hasta el 2045. La
transferencia se hace a través de la estación de transbordo marítimo Tuas que está integrada
además con el incinerador Sur Tuas.
En líneas generales, Singapur tiene un sistema de gestión de residuos envidiable. Sin embargo,
parece no haber descanso en los intentos por optimizarlo y subir las tasas de reciclaje:
recientemente el Gobierno anunció un castigo ejemplar para los ciudadanos que tiren basura en la
calle -lo más común es arrojar cigarros-, consistente en obligar a los sorprendidos en esta acción a
trabajar como basureros en zonas concurridas vistiendo un traje naranja fluor, tras una tercera
advertencia infructuosa.
Las multas para quienes infrinjan la disposición pueden llegar a las US$3.500 y todas ellas se
enmarcan en una nueva ofensiva gubernamental "contra la suciedad" que incluye patrullas
policiales en los puntos donde suele haber más desechos orgánicos y la instalación de
contenedores nuevos y más grandes.
"El año 2008 intentamos incorporar una legislación que abordara esta materia, considerando que
el reciclaje ya se incorpora dentro de los procesos industriales e, incluso, se ha ido considerando
crecientemente en lo que se refiere a residuos de carácter doméstico. Por ejemplo, el 60 u 80 por
ciento de los residuos de los hogares que hoy se botan corresponden a materia orgánica que
perfectamente se puede reciclar y convertir en tierra de hoja, humus, que tiene un alto valor. Lo
mismo sucede con los vidrios, metales, cartones, papeles y plásticos. Dicho asunto obedece más
bien a una política que requiere fomento y por esto valoro lo que ha hecho Singapur, ya que se ha
preocupado de fomentar el reciclaje, y no ha dejado cabos sueltos ya que además ha
concientizado a la población para que no bote basura en las calles, y al mismo tiempo ha invertido
fuertemente en infraestructura", declaró el senador Antonio Horvath.
El parlamentario añadió que "la creación de un Plan Verde es imprescindible para que en Chile el
crecimiento sea sustentable, ya que la toma de conciencia no solo debe ser por parte de los
ciudadanos, sino que también de las empresas, y para eso debe existir, tal como en Singapur, toda
una estrategia encaminada al mejor manejo de nuestros residuos", concluyó.