El Peritaje Psicologico
El Peritaje Psicologico
El Peritaje Psicologico
SEMANA
SIETE
EL
PERITAJE
PSICOLÓGICO:
UN
INSTRUMENTO
PARA
ADMINISTRAR
JUSTICIA
A
LAS
VÍCTIMAS
Angela
C.
Tapias
Saldaña
Un
proceso
judicial
sin
pruebas
es
como
una
máquina
sin
energía,
aunque
sepamos
cual
es
la
verdad
ello
no
es
suficiente
porque
se
hace
necesario
demostrarlo,
tal
vez
estemos
seguros
de
que
una
persona
es
una
víctima
y
eso
debería
ser
suficiente
para
que
ella
fuera
protegida
por
el
Estado
y
pudiera
impulsar
toda
la
acción
del
aparato
judicial,
pero
tenemos
que
evidenciar
que
hubo
un
delito,
sustentar
que
hay
una
persona
afectada
en
sus
bienes
jurídicos,
justificar
que
hay
una
víctima
a
través
de
alguno
de
los
medios
probatorios
previstos
por
el
estatuto
procesal
penal
entre
los
que
se
encuentra
el
peritaje.
El
peritaje
debe
ser
practicado
de
manera
imparcial,
lo
que
aparentemente
contradice
el
título
de
este
documento,
pero
al
comprender
que
independientemente
de
si
se
dictamina
sobre
el
sujeto
activo
o
pasivo
del
delito,
es
decir,
independiente
de
si
se
es
evaluado
por
un
psicólogo
forense
desde
el
estado
de
posible
víctima
o
agresor
y
al
margen
de
las
creencias
o
actitud
personales
del
perito;
es
un
procedimiento
que
se
realiza
para
descubrir
la
verdad
y
si
ello
sucede
siempre
se
estará
haciendo
justicia
y
favoreciendo
a
la
víctima,
es
decir,
a
quien
haya
padecido
el
delito
o
a
quien
sea
inculpando
injustamente.
Estos
dos
elementos
el
de
establecer
la
verdad
y
hacer
justicia
son
parte
de
la
triada
que
propone
Sampedro
(2.001)
para
que
podamos
vivir
felices
y
con
dignidad,
de
manera
que
el
psicólogo
forense
ejerce
un
papel
fundamental
en
la
construcción
social.
Según
este
planteamiento
el
peritaje
psicológico
es
un
procedimiento
matizado
con
responsabilidad
social
para
auxiliar
a
las
víctimas
(porque
todo
delito
causa
varias
víctimas
según
Beristain
2.001)
y
uno
auxiliar
de
la
justicia;
la
norma
indica
que
puede
ser
realizado
desde
el
ámbito
oficial
art.249
CPP
no
oficial
o
privado
Art.250
CPP,
aunque
tradicionalmente
los
profesionales
del
Derecho
han
recurrido
al
Instituto
oficial
encargado,
tal
vez
por
la
percepción
de
mayor
respaldo
institucional
o
por
el
desconocimiento
de
que
existen
otros
peritos
tanto
o
más
confiables
que
los
oficiales
o
por
el
pequeño
índice
de
profesionales
capacitados
en
el
área
o
por
la
poca
difusión
del
peritaje
psicológico
como
una
práctica
privada,
como
sea
es
una
necesidad
incrementar
desde
todas
las
disciplinas
el
uso
de
este
medio
probatorio.
A
continuación
deseo
presentar
anecdóticamente
casos
en
los
cuales
resulta
evidente
y
relevante
esta
intervención
profesional,
como
es
la
frecuente
situación
de
niños
(as)
abusados
sexualmente
que
no
presentan
evidencia
física
del
delito,
ya
sea
porque
fueron
abusados
por
medio
de
caricias
o
de
exhibición
del
abusador
o
porque
ha
pasado
demasiado
tiempo
al
momento
de
denunciar
y
de
presentarse
a
la
práctica
del
examen
sexológico
medico-‐legal,
en
estos
casos
es
destacable
el
papel
del
testimonio
del
niño
y
el
dictamen
pericial
del
psicólogo
de
la
credibilidad
de
su
relato.
Una
de
las
razones
para
dudar
del
testimonio
que
rinde
el
(la)
niño(a)
ante
autoridad
competente
es
la
creencia
popular
de
que
los
niños
son
mentirosos,
actúan
y
hablan
de
acuerdo
con
su
fantasía,
son
sugestionables
etc,
argumentos
todos
que
han
sido
estudiados
científicamente
y
llegan
a
la
conclusión
de
que
los
niños
son
testigos
competentes,
que
el
profesional
que
reciba
su
declaración
debe
capacitarse
en
específicas
técnicas
de
entrevista,
que
existen
estrategias
forenses
para
evaluarlos
y
para
emitir
un
dictamen
sobre
la
credibilidad
de
sus
contenidos.
Todos
estos
conocimientos
pueden
asesorar
decisiones
judiciales
en
casos
de
abuso
sexual
infantil
si
se
recurre
a
ellos.
Al
caso
que
me
refiero
en
particular
es
un
tanto
grotesco,
por
lo
cual
pido
excusas
al
lector,
se
trata
de
un
niño
que
informó
haber
sido
abusado
y
el
defensor
del
imputado
argumentó
mitomanía
infantil,
razón
por
la
cual
solicitó
un
peritaje
psicológico.
Durante
la
evaluación
forense
el
niño
informó
que
el
señor
X
“lo
molestaba”
y
que
le
había
metido
“el
pipi”
en
la
boca
y
se
había
“orinado”.
A
su
declaración
añadió
detalles
del
lugar,
de
la
interacción,
reprodujo
conversaciones
entre
ambos,
interrupciones
inesperadas
y
otros
más
aspectos
que
coinciden
con
los
criterios
de
realidad
establecidos
por
la
técnica
de
Análisis
de
Contenido
Basado
en
Criterios
Steller
y
Koenhken
(
sf
)que
es
una
técnica
de
evaluación
psicológica
forense
que
se
utiliza
con
frecuencia
en
varios
países,
pero
que
aún
no
ha
sido
validada
(estudiada
psicométricamente)
ni
aplicada
con
población
colombiana,
según
conocimiento
de
la
autora,
razón
por
la
cual
esta
adelantando
investigaciones
académicas
al
respecto.
Otra
circunstancia
que
se
debería
asociar
indefectiblemente
con
el
peritaje
psicológico
es
la
presencia
o
presunción
de
lesiones
cerebrales,
ya
que
hay
que
establecer
con
precisión
el
diagnóstico,
el
pronóstico,
la
causa
y
el
abordaje
medico-‐legal
de
estas
patologías.
Para
realizar
este
diagnóstico
Sierra,
Jiménez
y
Bunce
(2.001)
sugieren
recurrir
siempre
al
uso
de
pruebas
neuropsicológicas
que
permitan
identificar
los
déficits
con
exactitud.
Recurriendo
a
la
fuerza
de
lo
narrativo
enunciaré
el
caso
de
un
joven
que
tras
un
trauma
craneoencefálico
como
consecuencia
de
un
accidente
de
tránsito
padeció
un
trastorno
poco
evidente
y
no
diagnosticado
del
control
de
los
impulsos,
trastorno
que
lo
llevó
a
cometer
un
homicidio
y
que
después
de
cumplir
con
las
medidas
de
protección
impuestas
por
ser
menor
de
edad,
regresa
acudiendo
a
la
justicia
para
ser
evaluado
y
así
justificar
que
el
sistema
de
seguridad
social
le
brinde
el
tratamiento
que
requiere.
Con
una
evaluación
neuropsicológica
forense
se
habría
podido
establecer
el
diagnóstico
a
tiempo
y
justificar
el
tratamiento
neurológico?
Se
habría
podido
evitar
el
homicidio?
Por
qué
el
joven
tiene
que
suplicar
se
le
brinde
un
tratamiento?
No
es
apenas
un
deber
de
los
profesionales
de
la
administración
de
la
justicia
aportar
todos
los
conocimientos
de
la
ciencia
para
evitar
dramas
como
este?
El
peritaje
psicológico
también
encuentra
justificación
cuando
se
trata
de
establecer
las
perturbaciones
psicológicas
(Art.115
CP)
posteriores
a
situaciones
violentas,
por
ejemplo
el
vigilante
de
un
Banco
que
desencadena
una
agorafobia
(temor
a
los
espacios
abiertos)
tras
presenciar
un
hurto
violento
en
el
que
se
cometió
homicidio
y
haber
padecido
el
ser
amenazado,
golpeado
y
apuntado
con
un
arma
de
fuego
durante
varias
horas.
La
psicopatología
es
apenas
comprensible
y
obviamente
le
incapacita
para
desempeñarse
laboralmente
razón
por
la
cual
el
sistema
de
riesgos
profesionales
y/o
el
de
seguridad
social
le
debe
algunos
beneficios
protectores
y
parciales,
ya
que
el
perito
también
debe
informar
que
es
una
psicopatología
que
se
supera
con
tratamiento,
de
manera
que
no
se
requiere
una
indemnización
o
pensión
para
toda
la
vida.
Aportar
estas
informaciones
adicionales
tiene
implicaciones
éticas
y
de
justicia
por
parte
del
psicólogo
forense.
Otras
situaciones
victimizantes
como
las
de
violencia
intrafamiliar
ameritan
la
intervención
del
peritaje
psicológico,
por
ejemplo
cuando
el
padre
de
familia
ejerce
violencia
conyugal
y
maltrato
infantil
y
es
denunciado
en
una
oportunidad
en
la
cual
no
existen
evidencias
medico-‐legales
del
abuso,
entonces
se
puede
recurrir
a
la
evaluación
psicológica
para
establecer
el
perfil
de
las
víctimas,
según
Echeburúa
y
Corral
(1.998)
es
muy
probable
que
la
mujer
presente
estrés
postraumático,
que
tenga
altos
índices
de
ansiedad
y
depresión,
además
de
bajos
índices
de
autoestima
y
de
funcionamiento
global.
A
través
de
este
peritaje
se
puede
dictaminar
con
bajísimo
margen
de
error
que
esta
padeciendo
violencia
intrafamiliar
y
dar
paso
a
las
medidas
de
protección
o
judiciales
elegidas
con
consentimiento
de
la
víctima
y
asesoradas
por
la
pericia
del
psicólogo
forense.
Pero
hay
que
aclarar
que
no
solo
cuando
se
evalúa
a
las
víctimas
se
les
puede
auxiliar,
también
el
adecuado
dictamen
psicológico
forense
de
los
transgresores
puede
ser
una
manera
de
proteger
a
las
víctimas
o
de
prevenir
situaciones
victimizantes
con
otras
personas;
lo
que
sucede
cuando
se
evalúa
a
un
homicida
sexual
serial
del
que
se
presume
es
psicópata
(que
es
diferente
del
psicótico,
del
antisocial,
del
sociópata
y
del
trastorno
antisocial
de
la
personalidad)
según
los
criterios
de
Hare
(1.999)
a
través
del
PCL-‐R
que
es
otra
estrategia
de
la
evaluación
psicológica
forense.
Si
en
la
evaluación
se
confirma
el
diagnóstico
de
psicopatía
se
debe
informar
que
este
cuadro
diagnóstico
no
tiene
correlación
con
la
inimputabilidad
y
que
la
medida
recomendada
es
de
máxima
seguridad
en
el
tratamiento
penitenciario,
debido
a
que
los
tratamientos
psicológicos
existentes
no
muestran
eficacia.
Esta
intervención
pericial
solo
podría
realizarla
un
psicólogo
forense
debidamente
capacitado
y
actualizado
con
el
conocimiento
mundial
y
redundaría
en
el
bienestar
de
las
víctimas
y
de
la
sociedad
en
general.
Y
para
finalizar
escribo
una
nota
especificando
que
el
peritaje
psicológico
se
interesa
por
personas
que
no
necesariamente
son
víctimas
de
delitos,
pero
que
en
todo
caso
pueden
ser
personas
desprotegidas
que
requieren
de
apoyo
estatal
como
en
los
procesos
de
Interdicciones,
que
son
procesos
civiles
fundamentados
con
frecuencia
en
la
existencia
de
un
trastorno
mental
que
incapacita
a
la
persona
a
ejercer
sus
derechos
y
sus
deberes.
Es
decir,
la
evaluación
psicológica
forense
trasciende
el
ámbito
penal
y
puede
incursionar
en
el
Derecho
Civil,
el
de
Familia,
el
Administrativo,
el
Disciplinario,
el
Militar,
etc.
Y
para
que
se
haga
una
realidad
cada
vez
más
frecuente
que
las
víctimas
sean
apoyadas
por
este
medio
probatorio
se
requiere
que
los
profesionales
de
la
Psicología
y
del
Derecho
den
a
conocer
sus
aportes.
Referencias
Beristain,
A.
(2001)
Algo
mejor
que
la
desacralización
de
la
pena
kantiana
(protagonismo
de
las
víctimas)
En
Universitas
Diciembre
de
2.001
(102)
9-‐16.
Colombia.
Código
Penal.
Ley
599
de
2000.
Legis
Editores
S.A.
Colombia.
Código
de
Procedimiento
Penal.
Ley
600
de
2.000.
Legis
Editores
S.A.
Echeburúa,
E.;
Corral,
Paz
de
(1998)
Manual
de
violencia
familiar.
España:
Siglo
XXI
Hare,
R.
(1999)
La
naturaleza
de
los
psicópatas:
algunas
observaciones
para
entender
la
violencia
depredadora
humana.Trabajo
presentado
en
la
Carta
reunión
internacional
sobre
biología
y
sociología
de
la
violencia.
Psicópatas
y
asesinos
en
serie.
Centro
Reina
Sofía
para
el
Estudio
de
la
violencia.
Valencia
15-‐16
de
Noviembre
de
1.999.
Sampedro,
J.A.
(2001)
La
memoria
de
las
víctimas:
un
instrumento
en
la
superación
del
terrorismo.
En
Universitas
Diciembre
de
2.001
(102)
17-‐27.
Sierra,
J.;
Jiménez,
E.
y
Bunce,
D.
(2001)Técnicas
de
evaluación
en
psicología
jurídica
y
forense.
Documento
elaborado
para
el
Máster
Internacional
en
Psicología
Forense.
Universidad
de
Granada.
Steller,
M.;
Koehnken,
G.
(sf)
Análisis
de
declaraciones
basado
en
criterios.
En
Raskin,
D.
(1.994)
Métodos
psicológicos
en
la
Investigación
y
pruebas
criminales.
Bilbao:
DDB.
Para
citar
este
artículo
según
las
normas
APA,
escribir:
Tapias,
A.
(febrero,
2010).
El
peritaje
psicológico:
un
instrumento
para
administrar
justicia
a
las
víctimas.
Recuperado
de
http://psicologiajuridica.org/archives/236.